Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
presunciones científicas.
Introducción.
Es, por ende, de vital importancia trascender más allá de las relaciones peso-talla y poder
cuantificar los tres tejidos de mayor importancia en el campo de la salud y la actividad
física: adiposo, muscular y óseo. Necesitamos servirnos de un modelo válido que nos
permita estimar estos tejidos, así mismo como describir su regionalización corporal. Este
modelo debe estimar tejidos anatómicos en lugar de componentes químicos de difícil
asociación con la actividad física: no es lo mismo correlacionar niveles de fuerza o de
consumo de oxígeno con mili-moles de nitrógeno que con kilogramos de músculo.
El tejido adiposo estimado por los modelos de fraccionamiento físico está compuesto no
sólo por grasa, sino también por el agua, electrolitos y proteínas que se hayan dentro de los
adipocitos. La fracción lípida del tejido adiposo suele variar significativamente entre
sujetos, y guarda cierta correlación positiva con el sobrepeso y la obesidad.
La Hidrodensitometría nace en la década del 1940 gracias a los estudios de Albert Behnke,
un fisiólogo de la armada naval estadounidense que trabajaba con buzos al regresar a la
superficie. Su preocupación era la retención de nitrógeno en la grasa, poniendo en riesgo la
salud de los buzos. Buscó cuantificar la grasa mediante el cálculo de la densidad corporal,
ya que especulaba que su densidad era diferente de la de la MLG. Utilizó el principio de
Arquímedes para calcular el volumen corporal, restando la diferencia de peso de los sujetos
al ser pesados en tierra y bajo agua.
1. Que las densidades de GC y MLG son 0.9 g/cm3 y 1.1 g/cm3 respectivamente en
todos los individuos.
2. Que los componentes de la MLG existen en proporciones fijas en todos los
individuos.
3. Que las densidades de los componentes de la MLG son fijas en todos los individuos.
Con estas presunciones se derivaron las famosas ecuaciones de Siri (1961) y Brozek
(1963) para calcular el porcentaje de GC a partir de la densidad corporal (DC).
GC = 100 - % MLG
El método de Agua Corporal Total (ACT) presume que el agua sólo se encuentra en la
MLG y que representa el 73.2%. El ACT se determina con el conteo centellográfico de
agua tritiada o con espectroscopía de absorción infrarroja y especroscopía de masa de
cociente isootópico, que miden los niveles de trazadores tritio, deuterio y H218O. Para esto
es necesario la ingestión de agua enriquecida.
Similar es el método de Potasio Corporal Total (PCT), que mide los niveles de 40K ra-
dioactivo con contadores corporales. Este método presume que el contenido de potasio se
encuentra únicamente en la MLG y en una proporción fija entre individuos de 68.1
mmol/kg.
La Absorciometría Fotónica por Rayos-X (conocida por las siglas DEXA en inglés) es una
técnica que permite diferenciar, por medio de diferentes niveles de atenuación de rayos,
tejidos con un alto contenido de minerales pesados de aquellos (como la grasa) carentes de
estos elementos. Particiona al cuerpo en tres componentes: tejido mineral óseo, y tejidos
“blandos”, que a su vez se subdividen en tejidos blandos con electrolitos (masa-libre-de-
grasa-y-hueso) y libre de ellos (grasa). Ciertos expertos lo postulan como el nuevo “Gold
Standard”, en reemplazo de la Hidrodensitometría.
El análisis por bioimpedancia eléctrica presume que los electrolitos que conducen elec-
tricidad sólo se encuentran en la MLG, y en consecuencia la resistencia al paso de una
corrien-te leve a través del cuerpo sería indicativo de la MLG. La GC se calcula por
defecto. Los resul-tados de la BIE tienen una alta correlación con la HD.
Por último, una de las estrategias más utilizadas para la estimación de la densidad corporal
y a su vez el % GC, es la utilización de la antropometría, sobre todo pliegues cutáneos de
grasa y piel. Las ecuaciones de regresión para predecir la densidad corporal incluyen
aquellos pliegues que mayor correlación tienen con la HD, y son muy específicas a la
muestra. Esta técnica presupone que los pliegues cutáneos en diferentes partes del cuerpo
son indicativos de la grasa corporal total.
Validación.
La única validación directa de un método sería realizar una disección luego de medir la
composición corporal con ese método en particular. Las obvias consecuencias bio-éticas lo
imposibilitan su práctica para sujetos in-vivo, pero sí se puede realizar en cadáveres
humanos intactos que no hayan sufrido emaciaciones. Los métodos indirectos son aquellos
que miden algún parámetro asociado a la composición corporal e infieren su cuantificación,
con disección cadavérica, como la HD, AGT, PCT, y DEXA. Si bien se han realizado
estudios cadavéricos para determinar la densidad o el grado de atenuación a los rayos-x de
ciertos componentes como la grasa, nunca se ha medido el cadáver previo a su análisis por
disección. En el tercer nivel encontramos los métodos doblemente-indirectos, que están
“validados” con métodos indirectos. Entre ellos están la BIE, II, Pletismografía y
Antropometría, todos “validados” con HD. Debemos recordar que, metodológicamente, no
podemos validar un método con otro que no ha sido validado en el primer lugar nos
distanciemos de la validación directa. El cúmulo de errores es mayor cuando más alto sea el
nivel de validación.
La ausencia total de validación directa, frente a la proliferación de los métodos para estimar
la composición corporal, llevó a Albert Behnke a preguntar, al final del mayor congreso
sobre composición corporal en 1963: “tenemos todas las técnicas, ¿dónde están los
hechos?”.
Métodos y sujetos.
El estudio llevaba unos tres días por cadáver: el primer día el cadáver era marcado y
medido antropométricamente. Luego éste era pesado hidrostáticamente y fotografiado con
rayos-X. El segundo día y durante 10 a 14 horas tenía lugar la disección anatómica en
tejidos cutáneo, adiposo, muscular, residual (órganos y vísceras) y óseo. En el tercer día
estos tejidos eran pesados “en tierra” e hidrostáticamente para determinar sus densidades.
Resultados e implicancias.
Esto invalida también todos los métodos que apoyan su “validez” en la HD. Paralelamente
fueron invalidados los métodos de fraccionamientos de 4 componentes de Matiegka (1921)
y Drinkwater y Ross (1988).
Uno de los autores del estudio sobre cadáveres, el Dr. Alan Martin, desarrolló ecuaciones
de regresión para la estimación de las masas muscular y ósea. Argumentó que en muchas
ocasiones, como el deporte de elite, es más indicativo del rendimiento la masa muscular
que la adiposa. Por ser ecuaciones de regresión, los datos que calcula son representativos de
la muestra (ancianos belgas), y al medir atletas musculados se tiende a sobre-estimar la
masa muscular. Tras analizar minuciosamente la problemática de la estimación de tejido
adiposo a partir de la toma de pliegues cutáneos, el Dr. Martin decidió no diseñar una
ecuación para este tejido.
Algunos años más tarde, en 1988, la Dra. Deborah Kerr (al igual que los Dres. Martin y
Drinkwater también alumna del Dr. William Ross de la Sion Fraser University, Canadá)
publica en su tesis de maestría una nueva versión de modelo de Fraccionamiento anatómico
en cinco componentes. Se basa en la estrategia de proporcionalidad, tomando el modelo
metafórico de referencia humana unisexuado (el Phantom), y calculando las masas
corporales a partir de desvíos en relación al modelo. Permite una cuantificación total, pero
no regional de los tejidos. Para probar el modelo, calculó las masas y el peso estructurado
(suma de las cinco masa) a partir de datos antropométricos de 1669, sujetos de ambos sexos
de edades entre 6 y 77 años, nivel de actividad física y morfología diferentes. Su fórmula
fue capaz de predecir el peso balanza con un error de sobre-estimación del 1.8% en varones
y 1.3% en mujeres, un coeficiente de correlación (peso balanza vs peso estructurado) de
0.987, y un error de estimación estándar (SEE) de 3.0 kg. Dentro de estas muestras se
encontraban los 25 cadáveres de Bruselas.
Unos pocos años más tarde, el neocelandéz Michael Marfell-Jones, también alumno de Bill
Ross, realizó otras seis disecciones cadavéricas (3 varones y 3 mujeres) en Bélgica junto
con Jan Clarys. Esta vez la disección fue diferente: se realizó una segmentación de los
componentes menores de los miembros superiores e inferiores con el fin de aportar datos
para utilizar en biomecánica. De este estudio resultaron ecuaciones de regresión para la
estimación de masas segmentarias.
En el año 2000 Lee y colegas publicaron una nueva ecuación antropométrica para el cálculo
de la masa muscular.
Presunciones de los pliegues cutáneos.
La toma de pliegues cutáneos con calibres es una de las prácticas más difundidas para la
estimación de la grasa o adiposidad corporal. Sin embargo los estudios sobre la validez de
esta práctica no son alentadores. En primer lugar no pueden medir la adiposidad visceral,
asociada con varios problemas de salud. En segundo lugar, para la estimación del tejido
adiposo a partir de pliegues cutáneos se deben presumir varios aspectos de constancia
biológica(19):
Todas estas presunciones de constancia biológica han sido refutadas con estudios
cadavéricos(16) (23).
Ingresamos al siglo XXI con un arsenal de avances tecnológicos pero sin un método preciso
y válido para la estimación de la composición corporal humana. Ante la creciente dificultad
de disponer de cadáveres jóvenes en buen estado para analizar (se debe priorizar la
donación de órganos), la validación directa de los métodos por esta vía se encuentra cada
vez más lejana. Sin embargo disponemos de técnicas de diagnóstico por imágenes como la
RMN que pueden proveer el respaldo para la validación. El problema es un elevado costo
debido a la cantidad de cortes transversales necesarios para estimar la composición
corporal.
Los países en vías de desarrollo deben hacer uso de herramientas de bajo costo como la
antropometría, y solventar sus limitaciones; por ejemplo se podría cuantificar el grado de
compresibilidad del pliegue cutáneo mediante calibres con sensores o resortes de diferente
resistencia. Es también importante que los caminos del futuro desarrollo en este área sean
con tecnología de bajo costo y accesibilidad, y que permitan un análisis regionalizado de
los tejidos.