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y significación de
"Pedro Páramo"
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Estructura, ambiente y significación de Pedro Páramo Esther Martínez López
ÍNDICE
RESUMEN……………………………………………………….. 4
1. INTRODUCCIÓN………………………………………………5
2. DESARROLLO
2.2.2. LA NARRACIÓN…………………………………………….8
3. CONCLUSIÓN………………………………………………...19
4. BIBLIOGRAFÍA………………………………………………20
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Estructura, ambiente y significación de Pedro Páramo Esther Martínez López
RESUMEN
Una única novela y un libro de cuentos han sido suficientes para convertir a Juan
Rulfo en el escritor mexicano más importante del siglo XX y en uno de los clásicos más
destacados de la literatura hispanoamericana de todos los tiempos.
Quizá el Llano en llamas (libro de cuentos, 1953) no tuvo, tras su aparición, el éxito
esperado, pero con la publicación, dos años más tarde, de Pedro Páramo, Rulfo se
insertó de lleno en la corriente literaria de mayor auge del momento: el realismo
mágico.
Pedro Páramo es la historia de un pueblo que, sometido al poder despótico del
cacique Pedro Páramo, ha quedado reducido a cenizas. Cuando Juan Preciado,
protagonista de la novela e hijo de Pedro Páramo, llega a Comala, movido por el deseo
de conocer a su padre, se encuentra con la cara más amarga del abandono y la
desolación. Y es que, en realidad, en Comala ya no queda nadie, sólo lamentos y quejas;
las ánimas de los muertos que murieron sin saberlo.
Gracias a estos murmullos, Juan Preciado va reconstruyendo la historia del pueblo,
pero, cuando quiere darse cuenta, ya es demasiado tarde para salvarse; es así como
Rulfo lo presenta enterrado en el subsuelo, murmurando junto al resto de los personajes
sobre sus intenciones frustradas.
La novela se presenta como un confuso mundo donde la distinción entre la vida y la
muerte no es del todo clara, donde la historia del padre se entremezcla con la del hijo y
donde la ficción y la realidad conviven en una aparente armonía. Para ello, Rulfo se
sirve de una sintaxis sencilla, depurada, pleonástica y de una estructura compleja en la
que sorprendentes vacíos y continuos saltos cronológicos transmiten esa idea de pecado
que ahoga a los habitantes de Comala.
Al igual que Comala, Juan Preciado muere sin haber alcanzado sus propósitos, pues
son precisamente las ilusiones frustradas las que anulan la esperanza de seguir viviendo
y matan a quien cae en el desánimo. Incluso el cacique todopoderoso, vencido por el
odio y la soledad, caerá desde lo más alto “como si fuera un montón de piedras”1.
1
Pedro Páramo, ed. Cátedra, Madrid, 1983, secuencia 70, p. 195.
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Estructura, ambiente y significación de Pedro Páramo Esther Martínez López
1. INTRODUCCIÓN
Pedro Páramo, única novela de Juan Rulfo, ha convertido al escritor mexicano en
uno de los maestros del realismo mágico. Con su publicación en 1955, Rulfo dejó
constancia de su habilidad en la renovación de las técnicas narrativas.
“Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo”2.
En efecto, Juan Preciado, narrador de Pedro Páramo, dice vine y no fui, pues se dirige
al lector desde lo más profundo de Comala. Además, en el transcurso de la novela, nos
damos cuenta de que lo que estamos leyendo, escuchando, procede de los labios de un
muerto.
Juan Preciado llega a Comala para rastrear la verdad sobre su padre, el cacique Pedro
Páramo, pero terminará pagando su osadía con su propia vida. Entrará en Comala para
no volver a salir y, desde allí, nos dará a conocer la estremecedora historia de Comala y
sus habitantes.
Pedro Páramo no es sólo una de las mejores obras de la literatura hispanoamericana
del siglo XX, sino también la cumbre de la narrativa mexicana de todos los tiempos,
pues nos muestra las claves del alma mexicana. Por ello la he elegido para hacer la
monografía.
El estudio que a continuación se presenta pretende investigar cómo está hecha la
novela para que produzca en el lector esa sensación de obra artística profunda, auténtica
y superior. Para ello, se analizará en qué medida la singularidad de su estructura, su
desacostumbrado espacio narrativo y sus peculiares técnicas narrativas sirven a Rulfo
eficazmente para contar la desoladora historia de Pedro Páramo.
2
Frase inicial de la novela.
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Estructura, ambiente y significación de Pedro Páramo Esther Martínez López
2. DESARROLLO
2.1. ESTRUCTURA DE “PEDRO PÁRAMO”
El propio Rulfo sentenció que Pedro Páramo es una “novela difícil”3 y aconsejó que
“se necesitaba leerla tres veces para entenderla”4, y, en efecto, Pedro Páramo es una de
las novelas más complejas de la literatura hispanoamericana.
En este apartado estudiaremos la distinción entre la historia contada por la obra y la
narración o manera de contarla. Sin embargo, comentaremos previamente la estructura
interna y externa de la obra.
En cuanto a la ESTRUCTURA EXTERNA, la obra consta de 70 secuencias breves
que se distinguen unas de otras por un simple espacio tipográfico. El lector deberá hilar
dichas secuencias, como si de un rompecabezas se tratase, para así dar sentido a la
historia narrada. Los continuos saltos cronológicos, así como la brusca alternancia entre
monólogos interiores y diálogos, explican la necesaria relectura recomendada por el
autor.
Por otro lado, la ESTRUCTURA INTERNA atiende a dos líneas narrativas, las
cuales van desarrollándose gracias al entrecruce entre ambas.
La primera de ellas se corresponde con Juan Preciado, está narrada en primera
persona y sigue un orden cronológico. La segunda gira en torno a Pedro Páramo, está
narrada en tercera persona y carece de orden cronológico5.
Pero, sin duda, lo que más sorprende al lector es que, en la secuencia 36, se da cuenta
de que Juan Preciado está muerto y enterrado junto a Dorotea, a quien narra su historia
en primera persona; historia que el lector pensaba que narraba para sí mismo.
Atendiendo a esto último, podemos situar las secuencias 1-36 (ó 37) en la línea
primera, referente a Juan Preciado, y el resto (38-70) en la segunda línea, en la cual Juan
Preciado y Dorotea conocen la historia de Pedro Páramo a través de los murmullos.
Esta complicada estructura no es casual, sino fruto de una meditada elaboración
basada en la eliminación, condensación e incansable autocorrección por parte del autor;
tal y como confesó Rulfo, llevó a cabo una profunda supresión de aquello que
constituían posibles intromisiones del autor. Esta supresión favorece el avance abrupto
entre secuencias, esto es, una elipsis narrativa de sucesos que sumergen al lector en un
desorden cronológico difícil de reconstruir, y que recuerda a la narrativa de Faulkner.
Este desconcierto inicial, acentuado por el vacío entre las secuencias 5 y 6, se va
suavizando poco a poco con una serie de enlaces que permiten interrelacionar
secuencias y organizar el relato6. El lector debe permanecer atento y abierto a las pistas
que le permitan hilvanar las secuencias y comprender, por tanto, la historia. Es esta
participación del lector en la trama la que Rulfo persigue con su renovación de las
técnicas narrativas hispanoamericanas.
Ha llegado el momento, pues, de profundizar en la distinción entre historia y
narración.
3
Entrevista de Rulfo con J. Soler Serrano. Programa “A Fondo”, RTVE, 17 de abril de 1977.
4
Entrevista citada de Soler Serrano.
5
A pesar de esta división, es necesario señalar la presencia de secuencias mixtas que albergan referencias
a ambas líneas.
6
Tal es el caso de las primeras palabras de la secuencia 20 “tocó con el mango del chicote” (Pedro
Páramo, ed. Cátedra, Madrid, 1983, p. 100); palabras que reaparecen en la secuencia 24 -“tocó
nuevamente con el mango del chicote” (Pedro Páramo, ed. Cátedra, Madrid, 1983, p.107)- tras un salto
de retroceso narrativo durante las secuencias 21-23.
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2.1.1. LA HISTORIA
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2.1.2. LA NARRACIÓN
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LA HISTORIA
ACONTECIMIENTO SECUENCIA
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LA NARRACIÓN
EPISODIO SECUENCIA
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8
Pedro Páramo, ed. Cátedra, Madrid, 1983, secuencia 9, p. 83.
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9
Luis Harrs, “Juan Rulfo o la pena sin nombre”, en Los nuestros, Buenos Aires, ed. Sudamericana, 1973,
p. 30.
10
Pedro Páramo, ed. Cátedra, Madrid, 1983, secuencia 45, p. 151.
11
Pedro Páramo, ed. Cátedra, Madrid, 1983, secuencia 40, p. 137.
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rechaza la bendición del padre Rentería. Y es que la religión no es suficiente para salvar
a Susana, al igual que tampoco lo es-como argumenta Rulfo- para salvar a Comala.
Así como Pedro Páramo personaliza la muerte, Susana San Juan representa la vida.
Pedro Páramo sobrevive a la muerte de su abuelo, de su padre, de su hijo Miguel, y,
poco a poco, va endureciéndose. Pedro Páramo y la muerte van íntimamente unidos; y
de él se dice: “Dio un golpe seco contra la tierra y se fue desmoronando como si fuera
un montón de piedras”12, dejando ver su concepción más mortuoria.
En el lado opuesto, Susana San Juan rehuye la muerte; una muerte que amenaza
constantemente con destruirla, pero a la cual ella logra hacerle frente. Tras la muerte de
su madre, no llora y el fallecimiento de su padre supone para ella la liberación suprema.
En último lugar, y, ya frente a su propia muerte, rechaza la religión como vía de
salvación y se refugia en los recuerdos de su amor idílico por Florencio. Además, la
muerte de Susana, al adoptar una postura fetal, parece indicar un anhelo de vuelta al
origen de la vida: “después sintió que la cabeza se le clavaba en el vientre. Trató de
separar el vientre de su cabeza; de hacer a un lado aquel vientre que le apretaba los ojos
y le cortaba la respiración…”13.
El otro eje es Juan Preciado. En el extremo opuesto a Pedro Páramo, Juan Preciado
encarna al personaje abandonado en busca del padre y del paraíso idealizado por su
madre.
Dos únicos personajes, Dolores y Abundio, sirven de unión entre padre e hijo.
Por un lado, Dolores representa la expolición de Comala, la cual la lleva a encargar
la venganza a su hijo: “Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a darme y nunca me
dio… El olvido en que nos tuvo cóbraselo caro”14. Pero no será esta venganza la que
mueva a Juan a visitar Comala, sino la ilusión: “No pensé cumplir mi promesa. Hasta
que ahora pronto comencé a llenarme de sueños, a darle vuelo a las ilusiones. Y de este
modo se me fue formando un mundo alrededor de la esperanza que era aquel señor
llamado Pedro Páramo, el marido de mi madre. Por eso vine a Comala”15. Además, más
adelante confiesa a Dorotea: “Vine a buscar a Pedro Páramo, que según parece fue mi
padre. Me trajo la ilusión”16. Y será el fracaso de esta ilusión la que le conduzca a la
muerte en la secuencia 36.
Por otra parte, otro de los hijos del desalmado cacique es Abundio. Este enigmático
personaje se deja ver por primera vez en la segunda secuencia, introduciendo a Juan
Preciado en Comala, y no volverá a aparecer -con una estudiada simetría- hasta la
secuencia penúltima. Será en esta secuencia donde, borracho, asesine a Pedro Páramo,
trasladando así a Juan Preciado a un segundo plano y convirtiéndolo en un personaje
positivo al quedar claro lo ya referido: Juan no es el vengador de Pedro Páramo.
Además, podemos establecer una oposición entre Dolores y Abundio. Mientras
Dolores se limita a despotricar contra su marido, Abundio toma la venganza por su
mano.
Damiana Cisneros, Eduviges Dyada y Dorotea la Cuarraca son las tres mujeres que
acompañan a Juan Preciado en su viaje al mundo de los muertos y en su reposo, y cuyo
papel principal es el de informar a dicho personaje.
El hecho de que Rulfo haya elegido a estos personajes como informadores de Juan
Preciado tiene una sencilla explicación: al no estar totalmente sujetos a la violencia del
cacique, son los personajes más objetivos.
12
Pedro Páramo, ed. Cátedra, Madrid, 1983, secuencia 70, p. 195.
13
Ibíd., secuencia 64, p. 185.
14
Ibíd., secuencia 1, p. 64.
15
Pedro Páramo, ed. Cátedra, Madrid, 1983, secuencia 1, p. 65.
16
Ibíd., secuencia 37, p. 128.
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Por otro lado, estas mujeres establecen con Juan Preciado una curiosa relación de
madre-hijo difícilmente visible. Esta relación emana de uno de los mayores temas de
obsesión en Juan Rulfo -el tema de la madre- y puede observarse en los siguientes
textos.
Respecto a Damiana, Juan recuerda: “mi madre me habló de una tal Damiana que me
había cuidado cuando nací”17; En cuanto a Eduviges, ésta reconoce: “te considero como
mi hijo. Sí, muchas veces dije: el hijo de Dolores debió haber sido mío”18 y, por último,
Dorotea argumenta: “me enterraron en tu misma sepultura y cupe muy bien en el hueco
de sus brazos”19.
Para terminar, queda el padre Rentería. Este personaje no está del todo supeditado a
Pedro Páramo y representa el mundo espiritual. Al igual que Susana, es un personaje a
través del cual se critica la religión y la Iglesia.
Si Pedro Páramo encarnaba la violencia física, el padre Rentería significa la máxima
expresión de la violencia espiritual, ya que a pesar de su gran influencia en la religión
negará todo tipo de ayuda al pueblo. Esta negación del apoyo espiritual, como método
de salvación, refleja la idea que del pecado presentan los habitantes de Comala. El padre
Rentería es el único que posee el poder necesario para dotar al pueblo de la ayuda que
éste solicita; sin embargo, no lo hará. Al igual que no intercederá por Miguel Páramo: “-
¡Padre, queremos que nos lo bendiga! -¡No!-dijo moviendo negativamente la cabeza. -
No lo haré. Fue un mal hombre y no entrará en al Reino de los Cielos. Dios me tomará a
mal que interceda por él”20, tampoco otorgará la salvación a Dorotea: “júzgate tú
misma. Ve si tú puedes perdonarte. – Yo no, padre. Pero usted sí puede. Por eso vengo a
verlo. - ¿Cuántas veces viniste aquí a pedirme que te mandara al cielo cuando murieras?
¿Querías ver si allá encontrabas a tu hijo, no, Dorotea? Pues bien, no podrás ir ya más al
cielo. Pero que Dios te perdone”21. Paralelamente, Eduviges muestra su indiferencia
hacia este comportamiento: “Qué le costaba a él perdonar, cuando era tan fácil decir una
palabra o dos, o cien palabras si estas fueran necesarias para salvar el alma. ¿Qué sabía
él del cielo o del infierno? Y sin embargo, él, perdido en un pueblo sin nombre, sabía
los que habían merecido el cielo”22.
17
Pedro Páramo, ed. Cátedra, Madrid, 1983, secuencia 18, p. 98.
18
Ibíd., secuencia 5, p. 74.
19
Ibíd., secuencia 37, p. 130.
20
Ibíd., secuencia 14, p. 90.
21
Pedro Páramo, ed. Cátedra, Madrid, secuencia 41, p. 143.
22
Ibíd., 1983, secuencia 17, p.97.
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23
Palabras en boca de Juan Rulfo, citadas por J. Sommers en “Los muertos no tienen tiempo ni espacio
(un diálogo con Juan Rulfo)”, en La narrativa de Juan Rulfo. Interpretaciones críticas, ed. Sep/Setentas,
México, 1974, p. 18.
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24
Pedro Páramo, ed. Cátedra, Madrid, 1983, secuencia 22, p. 104.
25
Arcaísmos, evidentemente, desde la perspectiva española.
26
Pedro Páramo, ed. Cátedra, Madrid, 1983, secuencia 69, p. 190.
27
Ibíd., secuencia 22, p. 105.
28
Ibíd., secuencia 31, p. 117.
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La novela se presenta como un confuso mundo, como una compleja realidad, donde
es difícil diferenciar entre la vida y la muerte. Pero, aunque es evidente la referencia al
plano de la muerte, lo que inquieta al lector no es la presencia de ese mundo, sino la
ambigüedad de sus fronteras.
Paralelamente, el lector se sorprende con el estado de los personajes, con esos
muertos que actúan como si estuvieran vivos; aunque varias entrevistas de Rulfo
permiten deducir que todos los personajes están muertos desde el principio.
Un primer código de significación de la novela puede ser el histórico y social, pues
la acción se desarrolla en un tiempo concreto: el último tercio del siglo XIX y el
primero del siglo XX.
Sin embargo, una amplia serie de elementos motivan la existencia de un plano
mexicano. Por un lado citamos la soledad, el fatalismo, la búsqueda de la identidad
(tanto del padre como del paraíso perdido), el sentimiento de estar sujetos a fuerzas
superiores y una evidente necesidad de lo fantástico como único refugio ante la
hostilidad de la vida. Por otra parte, la concepción de los cuerpos de los muertos con
características de vivientes, junto a la creencia de que “son las ánimas, las ánimas de
aquellos muertos que murieron en pecado; pues regresaban en su mayor parte”29
permiten apreciar cómo Rulfo parte de las tradiciones populares mexicanas que explican
la presencia de las almas en pena condenadas a revivir su pasado y a convivir con sus
remordimientos.
Y son todos estos valores universales (soledad, poder, muerte,…) los que dotan a
Pedro Páramo de un carácter universal, que logra sobrepasar el aparente regionalismo.
Es necesario profundizar ahora en la citada búsqueda de la identidad.
Son muchas y muy variadas las interpretaciones y las simbologías que del viaje de
Juan Preciado a Comala se han dado. Pero sólo dos han conseguido aunar a la crítica.
En primer lugar citamos la búsqueda del origen, o más concretamente, la búsqueda
del padre. Juan persigue encontrar al padre que nunca conoció, persigue el regreso al
mundo al que un día perteneció y del cual fue separado30.
En segundo lugar, el motivo del viaje se identifica con la búsqueda del paraíso
perdido; ese paraíso que Dolores nos da a conocer “…no sentir otro sabor sino el del
azahar de los naranjos en la tibieza del tiempo”31, pero que pierde, con el tiempo, su
encanto. Comala es castigada cuando Pedro Páramo comienza a ejercer su poder
despótico y, poco a poco, va transformándose hasta convertirse en el infierno que ahoga
a sus habitantes: “desde entonces la tierra se quedó baldía y como en ruinas. Daba pena
verla llenándose de achaques con tanta plaga que la invadió en cuanto la dejaron sola.
De allá para acá se consumió la gente; se desbandaron los hombres en busca de otros
bebederos. Recuerdo días en que Comala se llenó de adioses…”32.
Por último, vamos a señalar la significación quizá más certera que emana de las
frustraciones de los personajes. El fondo común de estas frustraciones es la ilusión. La
ilusión mueve y anima a los personajes, pero, cuando estos comprenden que dicha
ilusión es irrealizable, mueren.
29
Palabras en boca de Juan Rulfo, citadas por J. Sommers en “Los muertos no tienen tiempo ni espacio
(un diálogo con Juan Rulfo)”, en La narrativa de Juan Rulfo. Interpretaciones críticas, ed. Sep/Setentas,
México, 1974, p. 19.
30
Es interesante ver aquí que también podemos asociar el viaje de Juan Preciado en busca del origen y a
la vez paraíso perdido con la Odisea de Homero. Partiendo de que Comala es un infierno, bien podemos
identificar la visita de Juan al territorio patriarcal como un descenso al Hades.
31
Pedro Páramo, ed. Cátedra, Madrid, 1983, secuencia 9, p. 83.
32
Ibíd., secuencia 43, p. 149.
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Estructura, ambiente y significación de Pedro Páramo Esther Martínez López
Juan Preciado no tenía pensado cumplir con la promesa hecha a su madre “hasta
ahora pronto cuando comencé a llenarme de sueños, a darle vuelo a las ilusiones. Y de
este modo se me fue formando un mundo alrededor de la esperanza que era aquel señor
llamado Pedro Páramo”33, y más adelante confiesa, “vine a buscar a Pedro Páramo, que
según parece fue mi padre. Me trajo la ilusión”34. Juan muere porque su ilusión es
Comala y Comala ha muerto. Tal y como le dice Dorotea: “¿La ilusión? Eso cuesta
caro”35. Señalamos aquí que la frustración de Dorotea es la búsqueda de un hijo, un hijo
encarnado por Juan Preciado: “sólo se me ocurre que debería ser yo la que te tuviera
abrazado a ti”36.
Pero también Pedro Páramo es un personaje frustrado. El cacique confiesa: “Esperé
treinta años a que regresaras, Susana. Esperé a tenerlo todo. No solamente algo, sino
todo lo que se pudiera conseguir de modo que no nos quedara ningún deseo, sólo el
tuyo, el deseo de ti”37, y en la novela se alude que “le agarró la desilusión”38; Pedro
Páramo aspira a un amor idealizado con Susana, mientras que ella, por su parte, se exilia
en un marco de ensueño que desencadena su trágico final.
Para terminar, citamos las palabras en boca de Dorotea que trazan la concepción más
amarga de la vida, la ilusión y la desilusión: “lo único que la hace a una mover los pies
es la esperanza de que al morir la lleven a una de un lugar a otro; pero cuando a una le
cierran una puerta y la que queda abierta es nomás la del infierno, más vale no haber
nacido…”39.
33
Ibíd., secuencia 1, p. 65.
34
Pedro Páramo, ed. Cátedra, Madrid, 1983, secuencia 37, p. 128.
35
Ibíd., secuencia 37, p. 128.
36
Ibíd., secuencia 37, p. 130.
37
Ibíd., secuencia 45, p. 151.
38
Ibíd., secuencia 43, p. 149.
39
Ibíd., secuencia 39, p. 135.
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3. CONCLUSIÓN
Al leer Pedro Páramo por primera vez, es como si un gran vendaval hubiera
arrancado páginas de un libro mayor; como si alguien hubiera eliminado varios
episodios de la novela. Y es que Rulfo optó por los silencios, por las escenas cortadas
para que sus personajes actuaran libremente. Por ello el lector debe reconstruir la
historia, llenar esos vacíos y quedar así impregnado por la desolación y la frustración,
incluso más allá de la muerte.
Como hemos visto, Rulfo creó Pedro Páramo a través de una estructura compleja y
meditada. Así logró entremezclar al lector con la confusa historia que la obra narra, a la
vez que cumplió con el propósito de renovar las técnicas narrativas.
Por otra parte, Rulfo se sirvió de Comala para recrear ese mundo desesperanzado en
el que se mueven los personajes de su novela.
En cuanto a los aspectos técnicos y estilísticos, destacan los continuos saltos
cronológicos y la mezcla entre ficción y realidad que, junto a la sobriedad descriptiva y
a la elaboración escrupulosa, han convertido a Pedro Páramo en un clásico de la lengua
española.
No obstante, la novela alberga numerosos enigmas que parecen escapar incluso a los
propios personajes. Por un lado, el estado de los personajes es una duda constante en el
lector, ¿están todos muertos? Asimismo, la frontera entre la vida y la muerte se presenta
tan confusa que su oposición no es absoluta.
En Pedro Páramo confluyen la realidad y la ficción, la mexicanidad y la
universalidad, la brevedad y la intensidad. A través de Comala, Rulfo presenta un
mundo dominado por la culpa, el odio y la venganza, que puede situarse en cualquier
lugar precisamente porque no está en ninguna parte, y porque puede estar en cualquier
parte.
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4. BIBLIOGRAFÍA
Fuentes primarias:
Fuentes secundarias:
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