Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Ambientes de Formacion de Un Mineral
Ambientes de Formacion de Un Mineral
Se conocen tres ambientes principales de formación de minerales en los que se imponen diferentes
condiciones físico-químicas. En función de estas condiciones van a aparecer minerales con diferente
naturaleza. Las características termodinámicas de cada especie van a condicionar sus posibilidades de
existencia en cada uno de tales ambientes. Hay minerales, como el cuarzo, que poseen un
amplio rango de estabilidad y pueden aparecer en condiciones muy distintas. Sin embargo, otras
especies como la epsomita, poseen un rango de estabilidad muy limitado y su existencia en una
determinada zona sirve para determinar las condiciones físico-químicas de la misma en forma muy
concreta.
El conocimiento de los ambientes geoquímicos es de gran ayuda para establecer las posibles
asociaciones minerales (paragénesis), ya sea de forma local o de forma más amplia. En Geoquímica es
frecuente el uso de minerales oparagénesis para la determinación de las condiciones físico-químicas
de una zona.
Las rocas ígneas se forman como consecuencia del enfriamiento de magmas que pueden provenir
del interior de la Tierra (magmas primarios) o de procesos de refusión de rocas que se habían
consolidado anteriormente (magmas secundarios).
En los magmas pueden encontrarse todos los elementos del sistema periódico y las condiciones en
que se encuentre cada uno dependen de sus características químicas. Los elementos más abundantes
en los magmas son Si, O, Al, Fe, Mg, Alcalinos y Alcalino-térreos. Los demás elementos se encuentran
en cantidades menores. Además se encuentran en los magmas una serie de elementos que forman
compuestos volátiles y que juegan un importante papel en los procesos de consolidación de magmas,
influyendo sobre algunas de sus propiedades. Entre estos compuestos se pueden mencionar el agua,
el anhídrido carbónico, los gases sulfurosos y sulfhídricos, los halogenuros de hidrógeno, etc.
En ambas series, los términos que se van formando se van enriqueciendo en Si y perdiendo
densidad, con lo cual el carácter se va haciendo más ácido, de tal modo que en las últimas etapas de
este proceso empiezan a cristalizar cuarzo y feldespatos potásicos (ortosa).
Además de los minerales citados, cristalizan otros en menores cantidades, como granates, rutilo,
zircón, magnetita, cromita, ilmenita, pirita, pirrotina,...
A partir de 700 ºC, queda un fluido residual rico en Silicio, Aluminio, Alcalinos, Alcalino-térreos y
sustancias volátiles. Este fluido tiene menos viscosidad que el magma inicial, y se introduce en
cavidades y fisuras de rocas ya consolidadas (generalmente en la etapa ortomagmática),
experimentando un enfriamiento lento. Como consecuencia, los minerales que se van formando,
consisten en cristales de gran tamaño y bien formados. En estos yacimientos pegmatíticos se
encuentran minerales de gran importancia económica, incluido el punto de vista gemológico. Los
minerales característicos de estos yacimientos contienen elementos con radio atómico muy grande
(tierras raras, zirconio, hafnio, niobio, tántalo y uranio) o muy pequeño (litio, berilio, boro, flúor,
silicio, aluminio, calcio y alcalinos) y entre ellos se pueden mencionar:
Esta etapa termina a los 374 ºC (punto crítico del agua) y con ello se da paso a los procesos
hidrotermales.
A partir de los 374 ºC, las elevadas presiones existentes, provocan la licuación del agua que ya es
muy abundante. En consecuencia, los fluidos resultantes consisten en disoluciones de los elementos
que hasta ahora no han participado (o han participado poco) en los anteriores procesos de
consolidación (Cu, Ag, Pb, Zn, Cd, Ba, Hg, As, Sb, Bi, Mo, Sn, W, Mn, S, Se, Te). En estas disoluciones
se van dando una serie de reacciones de precipitación (relacionadas con fenómenos de complejación y
otros) y que con la influencia de la temperatura, provocan la formación de los minerales que se citan a
continuación:
También suele ser frecuente en estos yacimientos la presencia de cuarzo, fluorita, apatito y
carbonatos diversos de Ca, Mg y Fe.
Además de lo expresado hasta aquí sobre las etapas magmáticos, es también importante señalar la
existencia de otros procesos que complementan a los anteriores y que pueden diversificar aún más
la Mineralogía. Entre tales procesos se pueden mencionar los de metasomatismo, en los cuales se
produce la interacción entre fluidos de tipo diverso y rocas ya consolidadas, lo cual origina el
intercambio de una serie de elementos químicos con alto poder de difusión (Si, Al, Na, K, Ca, Mg, Fe,
F, Cl, Br, Li, Be, S, P, C, B). Según el tipo de roca afectada y las características químicas de los
fluidos, se pueden llegar a formar una serie de nuevos minerales, a partir de los ya existentes.
Algunos de estos son:
Se forman por el enfriamiento lento del magma en zonas profundas de la corteza (Plutón, dios de
los infiernos en la mitología griega). Contienen cristales grandes y bien formados. Son densas (2.4-3.5
gr/c.c.), sin porosidades ni cavidades. Los minerales están distribuidos de forma homogénea y sin
orientación. Nunca contienen fósiles. Su color es tanto más oscuro cuanto menor sea su contenido en
sílice.
Se forman por el enfriamiento rápido del magma que asciende hasta la superficie terrestre
impulsado por fuerzas de naturaleza volcánica.
Las diferencias principales entre las rocas volcánicas y las rocas plutónicas están en su estructura,
ya que el rápido enfriamiento a que se ven sometidos los magmas volcánicos condiciona la formación
de cristales pequeños que no suelen ser observables a simple vista. En ocasiones algunos cristales
crecen bastante más que los demás siendo de tamaño apreciable, mientras que el resto siguen sin ser
observables (estructura porfídica). Si el enfriamiento es excesivamente rápido, como ocurre en el
contacto de las lavas con el agua del mar, se forman masas amorfas a las que se denomina vidrios
volcánicos. Al igual que las demás rocas, su color está relacionado con el contenido en sílice, siendo
más claras cuanto más ácidas sean. En algunas ocasiones presentan pequeñas cavidades formadas a
partir de los gases contenidos en las masas magmáticas. A veces, la forma de estas cavidades puede
dar información sobre las características del flujo de la lava. La absorción de agua puede ser muy
elevada, llegando hasta el 25% del peso en algún caso. La densidad es muy variable, presentando
algunas riolitas una densidad de 0.88 gr/c.c., mientras que algunas lavas basálticas llegan a 3 gr/c.c.
Riolitas
(liparitas) , dacitas, traquitas, andesitas, basaltos, obsidiana, fonolitas, tefritas, nefelinita, leu
citita, tobas volcánicas, pumita (piedra pómez), kimberlitas.
Cuando un mineral se somete a unas condiciones distintas a las que tuvo durante su formación y
pierde la estabilidad, debe transformarse en una nueva fase estable. El metamorfismo es un
conjunto de procesos que se dan en las rocas como respuesta a unas condiciones físicas y
químicas diferentes a las que existieron durante su transformación. Es importante señalar que durante
el metamorfismo no se producen fusiones y si ello ocurriera se estarían dando procesos de
magmatismo. Pueden ser afectados por el metamorfismo, tanto las rocas magmáticas como
las sedimentarias. Dada la gran cantidad de materiales que pueden ser sometidos a metamorfismo, el
número de minerales que pueden aparecer es también muy considerable.
Los factores que intervienen en el metamorfismo son la temperatura, la presión y los fluidos
químicamente activos (H2O, CO2, FH, ClH, SO2, SH2, etc.).
B.- Presión Dirigida: Está causada por las fuerzas de cizalla que aparecen como
consecuencia de movimientos en el interior de la Tierra. Debido a la naturaleza de
estas fuerzas, las texturas de las rocas son orientadas (esquistos).
Debido a la baja conductividad térmica de las rocas, los gradientes térmicos son
grandes y las aureolas de contacto son de poca extensión, pudiéndose notar grandes
diferencias de tipo mineralógico, en función de la distancia al foco de calor.
Realmente, resulta difícil conocer el grado de metamorfismo que se ha dado, pues para ello es
necesario el estudio de una serie de reacciones y de las fases minerales que intervienen en ellas.
Los procesos que se dan en los ambientes sedimentarios son de dos tipos, físicos y químicos. La
combinación de ambos tipos de procesos provoca la meteorización de las rocas y los posteriores
procesos de erosión, transporte, sedimentación y consolidación (diagénesis). Los procesos físicos se
encuentran controlados por la temperatura y otros factores climáticos, así como actividades biológicas
que existen en la zona de meteorización. Los procesos químicos vienen dados por la presencia de
agentes tales como el aire, el agua y otras sustancias que provocan reacciones de oxidación,
disolución, hidrólisis, carbonataciones, etc.
A - RESISTATOS: Son los minerales que, como su nombre indica, resisten los fenómenos
de meteorización o alteración, pero que han quedado libres de la roca madre al haberse
alterado y desaparecido los demás componentes. Se consideran resistatos los minerales
siguientes: Cuarzo, casiterita, magnetita, ilmenita, rutilo, zircón, monacita, etc.
En realidad, todos estos materiales pueden estar afectados por fenómenos de alteración
ya que, incluso la sílice es algo soluble en agua:
D - CARBONATOS: Cuando determinados cationes (Ca, Mg, Sr, Ba, Pb, Cu, Zn,...) se
encuentran en disolución acuosa y la concentración de iones carbonato se hace suficiente, se
produce la precipitación de una serie de carbonatos metálicos cuyo producto de solubilidad es
bajo. Algunos de tales carbonatos son: Calcita, dolomita, magnesita y, en menor cuantía,
estroncianita, witherita, cerusita, malaquita, azurita, smithsonita, etc. En muchos casos el
aporte de carbonatos corre a cargo de seres vivos.
Existen varias clasificaciones de rocas sedimentarias pues se pueden tomar varios criterios.
4 Coleccionismo de Minerales
Para conseguir una colección aceptable se recomienda combinar las tres posibilidades, procurando
comprar sólo aquellas especies que no se encuentran con facilidad.
El criterio de ordenación es muy importante. La mayor parte de las colecciones siguen esquemas
similares a las clasificaciones minerales, conforme a los diversos criterios posibles (químicos,
estructurales, geoquímicos, geográficos, mixtos, etc.). En algunas ocasiones las colecciones constan
de ejemplares de una sola especie (de diversos hábitos o procedencias) o de especies de una clase
(sulfuros, sulfatos, carbonatos, etc.). Otras veces se atiende a criterios estéticos o de
aprovechamiento del espacio.
La forma de exponer la colección depende esencialmente del espacio disponible. Las colecciones
privadas suelen ser pequeñas y ocupar espacios reducidos. Existen varias formas de aprovechar el
espacio que requieren una importante inversión económica y mucho tiempo de trabajo. Las
colecciones ubicadas en centros públicos, museos y colegios disponen de más espacio y la
presentación suele ser buena. Una forma de aprovechar el espacio y de tener muchos ejemplares, es
coleccionar minerales pequeños.
Debe prestarse atención a la iluminación que debe ser muy parecida a la luz natural y estar
colocada de forma que se resalten las propiedades físicas de cada ejemplar. Puede resultar interesante
reservar una zona de las vitrinas para especies que son luminiscentes con luz ultravioleta (scheelita,
autunita, etc.,). Hay que tener en cuenta que los minerales fotosensibles, deben preservarse de la luz
pues se pueden descomponer (querargirita, anapaita, crocoita, rejalgar, vivianita, platas rojas, etc.).
Los ejemplares con cristales muy pequeños se pueden colocar detrás de una lupa para facilitar su
observación.
Las etiquetas deben ser pequeñas y con una mínima información, que puede consistir en el nombre
de la especie (sí es variedad se anota también) y la procedencia (lugar, provincia y país). Otros datos
sobre cada ejemplar pueden tenerse en fichas.
Los criterios de calidad dependen de cual sea el propósito de la colección. Si la colección tiene
propósitos pedagógicos (colegios, etc.) debe estar formada por las especies y variedades más
frecuentes y con los aspectos más característicos (no necesariamente los más estéticos), no siendo
necesario un gran número de ejemplares. Si se tienen propósitos estéticos, hay que buscar los
cristales más espectaculares y perfectos, además deben considerarse las asociaciones y las matrices.
Cuanto la colección presenta fines científicos puede ser muy amplia o muy específica, pero en ambos
casos es importante la rareza o la novedad de los ejemplares que permita realizar estudios inéditos.
La limpieza y conservación de los minerales debe realizarse con mucho cuidado, ya que algunos
especímenes pueden ser muy delicados. Antes de utilizar un producto de limpieza conviene informarse
sobre la naturaleza del mismo y las posibles reacciones con el mineral. A continuación van a darse una
serie de ideas sobre la limpieza de algunos materiales:
Los minerales solubles en agua no deben lavarse ni con agua ni con disoluciones
acuosas, incluidos ácidos o álcalis.
No debe abusarse de los ácidos, aunque el mineral sea resistente, ya que algunas
impurezas pueden formar compuestos que acaban tiñendo, a veces de forma irreversible, a
todo el ejemplar. En muchos casos puede ser suficiente agua con jabón.
Hay minerales insolubles en agua, como los filosilicatos que no deben mojarse pues el
agua puede introducirse en las estructuras y acabar destruyéndolas por hinchamiento.
Tampoco deben limpiarse con agua minerales que se puedan oxidar, como la
marcasita, la pirita y otros sulfuros.
Los minerales irisados, independientemente de que sean insolubles, no deben
limpiarse más que con agua y sin abusar.
El polvo debe limpiarse con cepillos suaves con una ligera corriente de aire. También
puede utilizarse un aspirador pequeño.
Las manchas de óxidos de hierro se elimina con sustancias que forman complejos de
hierro que sean incoloros, como citrato sódico, ácido oxálico, ácido tartárico, etc.
Las arcillas muy pegadas se pueden limpiar hirviendo el ejemplar en una disolución de
sulfuro de sodio y lavándolo posteriormente con agua destilada templada.
Los minerales delicuescentes (toman agua del aire y se disuelven) deben ponerse en vitrinas o
urnas cerradas y con desecantes (silicagel, etc.). Los minerales eflorescentes (pierden agua y se
disgregan al entrar en contacto del aire) también deben guardarse en recipientes herméticamente
cerrados, pero no deben ponerse con desecantes.
Finalmente, hay que comentar que existen varias formas de disimular grietas, fracturas u otros
defectos, mediante barnices, pegamentos, lacas, etc. Debe prestarse especial atención a estos
detalles cuando se compren o cambien piezas.
5 Bibliografía
5.1 Libros