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¿Qué tanto importa el tamaño de la vagina en

el placer sexual?
Mucho se ha hablado sobre el tamaño del pene, pero ¿qué hay de la vagina?
¿Cuál es la realidad detrás de las ideas sobre su tamaño y su relación
con el placer sexual? Averigüémoslo.

Mucho se habla todos los días acerca del tamaño del pene: que si el tamaño
importa, que si no lo hace, que cuál es un tamaño estándar y que
cuando empieza a ser muy grande o muy pequeño. Se ha cortado
mucha tela al respecto y en medio de todo estamos bien informados.

Pero…¿y qué pasa con la vagina?

Mucho menos se habla acerca de los diferentes tipos de vaginas que


pueblan el mundo, de sus diferentes tamaños y de cómo influyen en el
sexo. Aunque la creencia común es que se trata de un órgano estándar
y que su tamaño y características suelen ser las mismas, nada más
alejado de la verdad.

Esto es solo un pequeño reflejo de la atención cultural que se le ha


brindado a la sexualidad de cada género y a la importancia otorgada a
los respectivos genitales. Sexista o no, esto llegó a su fin. A
continuación develaremos los secretos del tamaño de la vagina y sus
implicaciones en las relaciones sexuales.

La vagina es un órgano elástico cuyo tamaño varía entre los 7 y los 10


centímetros en su estado normal. ¿Estado normal? Si, aunque no lo
sepamos, la vagina funciona de la misma forma que un pene y puede
llegar a expandirse hasta 4 centímetros en estado de excitación.
Pensemos que es tan elástica que puede rodear un tampón o una copa
menstrual de forma apretada y puede dejar salir un bebé por el mismo
conducto ¿así o más claro?

Sin embargo, algunas mujeres sufren al creer que tienen una vagina
demasiado pequeña pues sienten dolor e incomodidad con la
penetración. Otras por el contrario creen que su vagina es muy grande
ya que perciben poca sensibilidad a la hora de la penetración. ¿Es
realmente un problema de tamaño?

En el caso de aquellas que sienten que su vagina es pequeña pues


experimentan dolor, la verdad puede ser que no están lo
suficientemente estimuladas o que se está haciendo con demasiada
brusquedad. La estimulación previa es clave para una relación sexual
satisfactoria y como ya se dijo, puede llegar a aumentar el tamaño de la
vagina considerablemente así que no se puede desdeñar el
“calentamiento”.

Otra posibilidad es que se trate de un problema de salud más allá de una


relación con el tamaño de la vagina. Cuando existan dudas e
incomodidades que se repiten de manera reiterativa es muy
importante acudir a un especialista pues podemos estar poniendo en
riesgo nuestra salud e integridad.
Por su parte, efectivamente hay factores que pueden dilatar las paredes de
la vagina disminuyendo la sensibilidad. Los embarazos muy seguidos y
que no se recuperan satisfactoriamente pueden ser una de esas
razones por las que se pierde sensibilidad durante la penetración y que
además causa inseguridad con respecto al placer que está sintiendo la
pareja. Esto no es motivo de preocupación pues con un entrenamiento
adecuado, la vagina puede volver a su estado normal y puede
ejercitarse como cualquier otro músculo del cuerpo.

Lo que consideramos tamaño podemos estarlo confundiendo con


tonicidad. No es que nuestra vagina sea muy grande sino que hemos
dejado que pierda su tono y elasticidad.

En conclusión, aunque sí es cierto que existen diferentes tamaños, lo que


no debería preocuparnos es su relación con el placer sexual pues ante
todo éste empieza por la cabeza, por la actitud y por la compenetración
con la pareja. No hay condición que no se pueda tratar ni
determinantes a la hora del placer.

¿Por qué no puedo llegar al orgasmo?


¡Nada de pánico! El orgasmo que te está siendo tan esquivo puede ser
alcanzado si lees atentamente lo siguiente.

Los orgasmos femeninos han sido la inspiración de innumerables mitos,


leyendas, artes y expresiones hermosas a lo largo de la historia. El
placer femenino es uno de los más grandes e igualmente ansiados
misterios de la humanidad. No solo podemos gozar sino que además
podemos hacerlo múltiples veces.

Sin embargo, muchas mujeres no logran alcanzar ese estado de extasis y


sienten la frustración de no disfrutar tanto como podrían de un
encuentro sexual. ¿Qué podría estar sucediendo? ¿Se trata de una
condición irreversible?

Aquí les dejamos un par de luces de lo que podría estar saliendo mal.

1. Pasamos demasiado tiempo sentadas

Así que oficinistas, tómense en serio eso de las pausas activas porque estar
todo el día en una silla podría ser un obstáculo para llegar al orgasmo.

Según la ciencia, cuando los músculos pélvicos están demasiado contraídos


por un largo tiempo, las respuestas a ciertos estímulos se demoran o a
veces no aparecen. Tomarse media hora durante el día, puede ser en
diferentes espacios puede ayudar a mitigar los efectos.

2. Bájate de la nube... y de tus tacones

Sí, sí, muy lindos y muy sexys, pero al parecer los tacones son cero
saludables para nuestras artes amatorias. El arco de los zapatos de
tacón es muy similar a la posición de la pelvis de la mujer cuando se
tiene un orgasmo; así que, mientras más tiempo se lleven, los músculos
se contraerán más.

¿El resultado?

A la larga se imposibilita el reflejo durante el clima sexual. Es decir que el


cuerpo no puede discernir entre si estás usando zapatos altos o estás
teniendo el mejor sexo de tu vida.

3. Ojo con gaseosas y alcohol

Colágenos y elastina no son sólo los ingredientes de las cremas


antienvejecimiento, son moléculas necesarias para que el cuerpo tenga
flexibilidad. Pero esto sólo se logra con una buena cantidad de un
líquido especial: AGUA. Si lo único que tomas es cerveza y gaseosa no
te asombres de no poder estirarte tanto como antes.

4. No hacer ruido

Nos hemos quejado hasta el cansancio de que la pornografía ha exagerado


el tema de la gritería durante sus producciones, pero el ruido es
necesario para lograr estimular el cuerpo. Tener sexo es una
experiencia sensorial que tendría que sentirse y expresarse desde
todos los puntos corporales. No se trata de tener un concierto
sinfónico, sino de relajarse y dejar que el cuerpo hable con el placer
está llegando.

5. No te conoces como debe ser

La masturbación es lo más sano del mundo. No sólo es capaz de


proveernos de un placer rápido e indoloro sino que nos muestra los
diversos caminos que tenemos para llegar a ello.

Conocernos más hará que podamos tener mejores relaciones sexuales con.
¿Cómo sabrás explicarle a alguien lo que te gusta si tú ni siquiera lo
sabes?

6. Oxitocinas bajas.

La hormona del sexo como podríamos llamarla está particularmente


relacionada con los patrones sexuales y las contracciones uterinas. Los
bajos niveles de esta hormona pueden estar relacionados con la
ansiedad y el estrés. La oxitocina se activa en la mujer cuando se
experimentan momentos previos al placer. Lo que lleva a decir que una
buena previa es fundamental para ello.

7. El suelo pélvico no está firme

Aguantar demasiado para ir al baño o ir demasiadas veces puede ser una


razón para esto. El suelo pélvico es una estructura muscular que sirve
de apoyo y sostén a los órganos pélvicos, como la vejiga, el útero y el
recto. Si esta estructura no se mantiene firme varias de las funciones
de esos órganos empiezan a fallar produciendo desde incontinencia
urinaria hasta disfunciones sexuales.
8. Tu compañero no es el adecuado. Asumamos que a veces el chico que
tenemos al lado no es un buen amante, o por lo menos no con nosotras.
Las diferencias sexuales también ocurren por incompatibilidades en la
cama. A uno le gusta hacer algo que al otro no, o en definitiva no se
entienden. El sexo debe ser algo natural y fluido, sino pasa así algo está
fallando.

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