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El clítoris, el botón que lo enciende todo

Asumámoslo, la clave del orgasmo femenino es este pequeño pero


poderoso órgano menospreciado durante siglos. Una bióloga lo
reivindica a través de un osado filme y nos da tips para momentos
solitarios de estimulación.

Desde su época de universitaria, su curiosidad de bióloga llevó a Trisha


Borowicz a interesarse por la sexualidad de la mujer y así descubrió
que sigue siendo un campo plagado de equívocos y concepciones
anacrónicas.

El ejemplo más serio de ello gira alrededor del que es considerado uno de
los grandes misterios del erotismo humano: el orgasmo femenino. "Su
mala interpretación ha estropeado la sexualidad de la mujer y de
todos", anota Trisha, quien subraya la absurda realidad que aqueja a
sus congéneres: "Nos toca descifrar cómo llegar al éxtasis en un mundo
que nos enseña y nos incita a buscarlo de maneras imposibles".

Graduada en la Butler University, en Indianápolis, la científica fustiga a la


sociedad por actuar como si no existiera una definición para el
orgasmo femenino, cuando hay una muy buena y simple: "La mayoría
de las mujeres tienen un orgasmo frotando su clítoris. Unas pocas
afortunadas lo alcanzan a través del coito".

Al hablar así, alude al dilema orgasmo vaginal (que no involucra la


estimulación del clítoris) versus orgasmo "clitoral", sobre el cual versa
su documental Science, Sex, and the Ladies, que ha causado revuelo en
los ámbitos cinematográfico y científico, cuyos representantes lo han
calificado como "educativo", "liberador", "atrevido", "extravagante",
"divertido" e "inteligente".

Concebido a partir de una serie de sketches provistos de picante y humor,


críticos de los lugares comunes y del carácter regresivo y estático de la
heterosexualidad, el filme ha llamado la atención porque transmite
información que no debería causar sorpresa, pero efectivamente lo
hace.

Por ejemplo, llama la atención sobre el hecho de que el orgasmo vaginal


nunca ha sido registrado en un laboratorio y que solo 30% de las
mujeres dice experimentarlo. De otro lado, mientras que el clítoris
cuenta con alrededor de ocho mil terminaciones nerviosas, el doble
que las del pene, lo que lo hace extremadamente sensible, la vagina
presenta tan pocas inervaciones, que algunas cirugías de ella se pueden
practicar sin anestesia.

Otro mito que la película busca desvirtuar es que ellas se tardan "una
eternidad" para llegar al orgasmo. "La mayoría lo logra tan rápido y
fácil como los hombres, con la adecuada estimulación. Los hombres
también pueden tardarse una vida si alguien solo acaricia su vello
púbico", señala Borowicz.

En la película también desfila la historia de cómo se gestó esta situación


que la bióloga califica de grotesca, en la medida en que la mayoría de
las mujeres se esfuerza por emular a una hipotética minoría.
"Pretendemos que las mentiras sobre el orgasmo femenino sean
reales", protesta Borowicz.

El enredo pudo tener sus antecedentes en la primera mitad del siglo XX,
cuando Sigmund Freud, el creador del psicoanálisis, calificó el
orgasmo por medio del clítoris como "inmaduro". Luego, en los años
50 y 60, se empezó a reconocer que era importante para la mujer tener
orgasmos, eso sí, dentro del matrimonio y solo a través de la
penetración vaginal.

Los psicólogos avalaron esta creencia y dictaminaron que si algo hacía a


una mujer sexual y mentalmente saludable en un matrimonio sano era
su habilidad de tener orgasmos vaginales. Y ahí fue Troya. Los médicos
y autores de libros sobre la materia recomendaron los preludios
eróticos, incluida la excitación del clítoris.

No obstante, aconsejaban detenerse ante el inminente orgasmo en la


mujer, y seguir con el coito. La razón para esta práctica, que algunas
califican como ofensiva, es que el orgasmo por la vía de este pequeño
órgano era percibido como incorrecto y un obstáculo para llegar a un
orgasmo vaginal, el aprobado.

Así, entre 40 y 90% de las mujeres fueron catalogadas como frígidas en ese
momento. De paso, los hombres se veían presionados a llevar a sus
mujeres a la exaltación por métodos completamente ineficaces.
Entonces, no es desacertado afirmar que no existen mujeres frígidas,
sino mal informadas.

Hoy, el término ha sido descontinuado por los sexólogos y otros


especialistas médicos, quienes prefieren hablar de disfunción sexual
para referirse a un amplio espectro de afecciones en ambos géneros.

Sex, Science and, the Ladies ha sido aplaudida en varios festivales, pero
otros le han cerrado las puertas por considerarla muy explícita y hasta
pornográfica, pues se vale de close ups de genitales reales femeninos
para mostrar la mecánica del orgasmo.

Trisha Borowicz no calla su disgusto por ello: "Es absurdo que en pleno
2015 todavía sea controversial mostrar la foto de una vulva etiquetada
científicamente. Yo misma a menudo me confundo sobre cómo se
llaman las distintas partes de esa zona y esta es una buena manera de
enseñarlo".

La bióloga, que se autodefine "activista del orgasmo igualitario", recalca


que hombres y mujeres necesitan entender cómo funciona el cuerpo
femenino y que, en especial, "ellas precisan saber que son
perfectamente normales y no malogradas sexuales". "Por eso, muestro
tres tipos diferentes de vulvas, para promover esa autoconfianza",
explica.

En sus 98 minutos el filme analiza igualmente los aspectos que han


perpetuado esta incomprensión del orgasmo femenino. Como un dato
tal vez inesperado, la investigación de Borowicz deduce que la
revolución sexual de los años 60 no trajo toda la liberación deseada.
Hubo algunos progresos, señala, pero que no fueron captados
acertadamente sino más bien opacados por la obsesión cultural con el
punto G, a partir de los años 80, cuya existencia tampoco ha sido
verificada fehacientemente.

Un reflejo de ello es que la pornografía no ha cambiado desde aquellos 60 y


sigue incurriendo en un exceso de penes golpeando la vagina, lo que
insinúa que la estimulación de esta es la que lleva a las mujeres al
clímax y pasa por alto que el clítoris es el botón que lo enciende todo.

La también bloguera opina que si la sociedad es "clitoignorante", se debe a


que la educación sexual para los adolescentes solo se concentra en
coito, embarazo, prevención de infecciones, abstinencia. Pero, ¿quién
recuerda la clase sobre el clítoris y su desempeño?

"Nuestra sexualidad es una parte profundamente personal de nuestras


vidas. Afecta nuestra salud, autoestima y bienestar mental, lo mismo
que nuestras relaciones. Por eso merecemos la oportunidad de lograr
la clase de experiencia sexual que deseamos. Un mundo que ignora y
malinterpreta la única parte de nuestro cuerpo hecha exclusivamente
para el placer erótico, es un mundo que no tiene en el corazón los
mejores deseos para las mujeres", concluye la experta estadounidense
al explicar los motivos de Science, Sex, and the Ladies.

-Regálate momentos solitarios de estimulación-

1. Mastúrbate durante el coito con tu pareja para lograr orgasmos


explosivos. Un pequeño vibrador, la mano o la almohada son buenos
aliados.

2. Conversar con tus amigas sobre clítoris y orgasmo puede llevarlas a


entender que tienen dudas, dificultades y vergüenzas similares y
aligerar la ansiedad que ello les genera.

3. Si tienes hijos, busca la manera de introducirlos en la palabra clítoris,


con un lenguaje apropiado para su edad. Reconocer que existe hará un
mundo de diferencia para ellos en el futuro.

4. Si aún no te has adueñado de tu clítoris, investiga o refresca tus


conocimientos en libros e internet.

El orgasmo vaginal no existe


Un nuevo estudio realizado por investigadores italianos asegura que las
mayoría de las mujeres son incapaces de alcanzar el clímas a través de
la penetración. Así, aseguran que el orgasmo vaginal no existe, del
mismo modo que el punto G tampoco.

¿Verdad o mentira? Un nuevo estudio desmitifica la existencia del punto G,


esa zona del área genital femenina localizada detrás del pubis y
alrededor de la uretra, de la que se dice es el punto más erógeno de la
mujer. De ella, también se asegura que su estimulación provoca una
excitación sexual fuerte, intensos orgasmos y la eyaculación femenina.
Vicenzo y Giulia Puppo, del Departamento de Biología de la Universidad
italiana de Florencia, responsables de la investigación, consideran que
hablar de punto G es inconsistente, pues el orgasmo vaginal o interno
no existe.

Según estos expertos, la mayoría de mujeres del mundo son incapaces de


llegar al orgasmo a través de la penetración. La clave para que las
féminas alcancen el clímax reside en el clítoris, los labios menores y el
cuerpo esponjoso de la uretra. “En todas las mujeres, el orgasmo es
siempre posible si los órganos eréctiles femeninos son debidamente
estimulados durante la masturbación, el cunnilingus, la masturbación
por parte de la pareja o durante los coitos vaginal o anal, pero solo si el
clítoris es estimulado al mismo tiempo con un simple dedo".

En el estudio, publicado en la revista Clinical Anatomy Review, se asegura


también que términos tan extendidos como punto G, orgasmo vaginal o
de clítoris son, por lo tanto, incorrectos y hablar de ellos, incluso a
nivel médico, sólo crea ideas irreales y confusiones. El término
correcto, sería orgasmo femenino, ni más ni menos, de la misma forma
que se emplea el concepto de orgasmo masculino para describir al que
experimentan los hombres.

"Los expertos en medicina sexual y los sexólogos deben difundir certezas


entre todas las mujeres, basadas en las bases biológicas del orgasmo
femenino, y no hipótesis u opiniones personales. Por consiguiente
todos ellos deben usar la terminología anatómica científica. La
anatomía del clítoris y el orgasmo femenino están descritos en los
libros, pero algunos investigadores han propuesto una nueva
terminología anatómica para referirse a la respuesta sexual de las
mujeres", reza el estudio

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