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18 de agosto- ¡Ya sé. . . ya sé todo! Acabo de leer lo que sigue en la Revista del Mundo Científico: "Nos llega una
noticia muy curiosa de Río de Janeiro. Una epidemia de locura, comparable a las demencias contagiosas que
asolaron a los pueblos europeos en la Edad Media, se ha producido en el Estado de San Pablo. Los habitantes
despavoridos abandonan sus casas y huyen de los pueblos, dejan sus cultivos, creyéndose poseídos y
dominados, como un rebaño humano, por seres invisibles, aunque tangibles, por especies de vampiros que se
alimentan de sus vidas mientras los habitantes duermen, y que además beben agua y leche sin apetecerles
aparente mente ningún otro alimento.
¡Ah! ¡Ahora recuerdo el hermoso bergantín brasileño que pasó frente a mis ventanas remontando el Sena, el 8
de mayo último! Me pareció tan hermoso, blanco y alegre. Allí estaba él que venía de lejos, ¡del lugar de donde
es originaria su raza! ¡Y me vio! Vio también mi blanca vivienda, y saltó del navío a la costa. ¡Oh Dios mío!
Ahora ya lo sé y lo p presiento: el reinado del hombre ha terminado.
Ha venido aquel que inspiró los primeros terrores de los pueblos primitivos. Aquel que exorcizaban los sacerdotes
inquietos y que invocaban los brujos en las noches oscuras, aunque sin verlo todavía. Aquel a quien los
presentimientos de los transitorios dueños del mundo adjudicaban formas monstruosas o graciosas de gnomos,
espíritus, genios, hadas y duendes. ¡Desgraciados de nosotros! ¡Desgraciado del hombre! Ha llegado el... el...
¿cómo se llama?. . . el . . . parece qué me gritara su nombre y no lo oyese. . . el. . . sí. . . grita. . . Escucho...
¿cómo?... repite... el... Horla... He oído. . . el Horla. . . es él. . . ¡el Horla. . . ha llegado!
5. El Horla hará con el hombre lo que nosotros hemos hecho con el caballo y el buey: lo convertirá en su cosa,
su servidor y su alimento, por el solo poder de su voluntad.¡Desgraciados de nosotros!
6. No obstante, a veces el animal se rebela y mata a quien lo domestica... yo también quiero... yo podría hacer lo
mismo... pero primero hay que conocerlo, tocarlo y verlo. Los sabios afirman que los ojos de los animales no
distinguen las mismas cosas que los nuestros. . . Y mis ojos no pueden distinguir al recién llegado que me oprime.
Mis ojos son tan débiles e imperfectos que ni siquiera distinguen los cuerpos sólidos cuando son trasparentes
como el vidrio. . .
7. ¡Un ser nuevo! ¿Por qué no? ¡No podía dejar de venir! ¿Por qué nosotros íbamos a ser los últimos? Nosotros
no los distinguimos, pero tampoco nos distinguían los seres creados antes que nosotros. Ello se explica porque
su naturaleza es más perfecta, más elaborada y mejor terminada que la nuestra, tan endeble y torpemente
concebida, trabada por órganos siempre fatigados, siempre forzados como mecanismos demasiado complejos,
que vive como una planta o como un animal, nutriéndose penosamente de aire, hierba y carne, máquina animal
acosada por las enfermedades, las deformaciones y las putrefacciones; que respira con dificultad, imperfecta,
primitiva y extraña, ingeniosamente mal hecha, obra grosera y delicada, bosquejo del ser que podría convertirse
en inteligente y poderoso.
8. Existen muchas especies en este mundo, desde la ostra al hombre. ¿Por qué no podría aparecer una más,
después de cumplirse el período que separa las sucesivas apariciones de las diversas especies?
9. ¿Por qué no puede aparecer una más? ¿Por qué no pueden surgir también nuevas especies de árboles de
flores gigantescas y resplandecientes que perfumen regiones enteras? ¿Por qué no pueden aparecer otros
elementos que no sean el fuego, el aire, la tierra y el agua?
10. ¿Qué es lo que tengo? Es el Horla que me hechiza, que me hace pensar esas locuras. Está en mí, se
convierte en mi alma. ¡Lo mataré!
4. Según lo expresado por el narrador del fragmento, ¿cuál de las siguientes opciones presenta las
características de la naturaleza humana?
A) Débil e imperfecta.
B) Fatigada y enferma
C) Dificultosa y forzada
D) Sucia e inadecuada
E) Inmadura y errada
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(Texto 2)
Canto V
Siempre el benigno Dios por su clemencia Con nuevo encendimiento están bramando
Nos dilata el castigo merecido, Porque la trompa del partir no suena;
Hasta ver sin enmienda la insolencia Tanto el trance y batalla deseando
Y el corazón rebelde endurecido Que cualquiera tardanza les da pena.
Y es tanta la dañosa inadvertencia, De la otra parte el araucano bando,
Que, aunque vemos el término cumplido Sujeto a lo que su caudillo ordena,
Y ejemplo del castigo en el vecino, Rabiaba por cerrar; mas la obediencia
No queremos dejar el mal camino. Le pone duro freno y resistencia.
Dígolo, porque viene muy contenta Como el feroz caballo, que impaciente,
Nuestra gente española a las espadas, Cuando el competidor ve ya cercano,
Que en el fin de Valdivia no escarmienta Bufa, relincha y con soberbia frente
Ni mira haber seguido sus pisadas: Hiere la tierra de una y otra mano;
Presto la veréis dar estrecha cuenta Así el bárbaro ejército obediente,
De las culpas presentes y pasadas: Viendo tan cerca el campo castellano,
Que el verdugo Lautaro ardiendo en saña Gime por ver el juego comenzado,
Se muestra con su gente en la campaña Mas no pasa del término asignado
Villagrán con la suya a punto puesto, Desta manera, pues, la cosa estaba,
En el estrecho llano se detiene; Ganosos de ambas partes por juntarse;
Plantando seis cañones en buen puesto, Pero ya Villagrán consideraba
Ordena aquí y allí lo que conviene: Que era dalles más ánimo el tardarse:
Estuvo sin moverse un rato en esto Tres bandas de jinetes apartaba
Por ver el orden que Lautaro tiene, De aquellos codiciosos de probarse,
Que ocupaba su gente tanto trecho Que a la seña, sin más amonestallos,
Que mitigó el ardor de más de un pecho Ponen las piernas recio a los caballos.
9. De acuerdo con lo leído, ¿qué función cumple la primera estrofa del poema?
A) advertir sobre la incapacidad del ser humano de aprender de sus errores.
B) resaltar la compasión que un Dios benigno puede depositar en un cruel y terco corazón.
C) destacar la imposibilidad e incapacidad de dejar el mal camino por parte del ser humano.
D) reprender a los hombres que actúan de manera cruel y equivocada, sin intentar cambiar.
E) incitar a los hombres a seguir los caminos misericordiosos de Dios apartándose del mal.
10. En el texto, ¿qué rasgo caracteriza a los dos ejércitos al encontrarse frente a frente?
A) temor
B) angustia
C) impaciencia
D) disgusto
E) preocupación
12. ¿Qué se puede deducir de las acciones del pueblo mapuche respecto de su líder?
El pueblo mapuche
A) muestra emoción por la forma en que Lautaro se comporta con sus miembros.
B) reconoce el liderazgo estratégico que Lautaro tiene para enfrentar la batalla.
C) posee poca voluntad y nula capacidad crítica, pues obedece ciegamente.
D) está impaciente porque no comparte la forma en que Lautaro lo organiza.
E) valora positivamente la imagen que los españoles se han formado de Lautaro.
(Texto 3)
1.Los escritores tendemos a la ingratitud. Harold Bloom argumentó que toda obra literaria auténtica surge de
una mala lectura creativa (“a creative misreading”) de una obra anterior, y que sin esa suerte de fecunda traición
o corrección o distorsión, sin ese acto de revisionismo, la literatura moderna no existiría. Si bien se mira, lo anterior
quizá es sólo una variante de la vieja urgencia de matar al padre: uno elige a su progenitor, lo exprime hasta la
última gota y luego lo tira a la basura. Es ley de vida. O casi.
2. A principios de verano cumplió medio siglo Rayuela y abundaron los elogios escritos a esa novela, quizá la
más conocida de Julio Cortázar. Pese a ello, desde hace años tengo la fuerte impresión de que el crédito de
Cortázar en general y de ese libro emblemático en particular es, sobre todo entre los escritores en español,
bastante escaso, y por eso sospecho que una de las pocas opiniones discrepantes que escuché en los días del
aniversario, la de Damián Tabarovsky – según el cual Rayuela “nació cursi, remanida, llena de recursos
demagógicos”–, es la que mejor expresa la opinión de muchos escritores sobre la obra de Cortázar. ¿Es eso
verdad? ¿Es Rayuela una novela cursi? Puede ser, o puede que nos lo parezca, pero también nos parece ahora
cursi –no pongo el ejemplo al azar– el Mayo del 68, con todo su idealismo juvenil, y cabría preguntarse qué sería
hoy de nosotros sin él; puede que Rayuela sea cursi, pero es que a los 18 años, cuando tantos la leímos con la
intensidad alucinada con que sólo se lee a los 18 años, todos somos un poco cursis, igual que, según el célebre
verso de Pessoa, todas las cartas de amor son ridículas. Una de las formas de aquilatar la importancia de un libro
consiste en preguntarse qué hubiera ocurrido si no existiese; la respuesta, en este caso, parece obvia:
sencillamente, una parte nada desdeñable de la mejor literatura escrita desde entonces en español no existiría,
o al menos no existiría como la conocemos. La de Roberto Bolaño, sin ir más lejos: al fin y al cabo, Los detectives
salvajes puede leerse como una puesta al día de Rayuela. Menciono adrede a Bolaño: como él ahora, Cortázar
fue idolatrado por sus seguidores, que lo consideraban superior a Borges (cosa que a Cortázar debía de darle
risa, como le hubiera dado risa a Bolaño que sus seguidores lo consideren superior a Cortázar); como Bolaño
ahora, Cortázar suscitó legiones de jóvenes imitadores. Ambas cosas obraron en contra de Cortázar (como
pueden obrar en contra de Bolaño), sobre todo la segunda: no en vano muchos de los detractores actuales de
Cortázar son en realidad vástagos emancipados de su tutela. O dicho de otro modo: ahora estamos defendiendo
a Cortázar de antiguos cortazaritos (igual que pronto habrá que defender a Bolaño de antiguos bolañitos). Sea
como sea, una cosa es segura: en su momento, Rayuela supuso una revolución para la literatura en español; de
hecho, si fuera posible mezclarla con Tres tristes tigres y añadirle de paso unas gotitas de Tiempo de silencio,
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el resultado sería lo más parecido a lo que, 40 años antes, representó para el inglés el Ulysses: una inyección
de libertad desconocida hasta entonces.
3. El tema de ‘Rayuela’ es sencillo: un letraherido porteño llamado Horacio Oliveira busca el paraíso; todo el libro
no es en el fondo sino un vagabundeo metafísico-humorístico en torno a ese núcleo. Por supuesto, el paraíso que
busca Horacio es un paraíso terrenal, inalcanzable, pero años más tarde Cortázar creyó alcanzarlo en la
revolución cubana, o en la revolución a secas. Cortázar siguió siendo el mismo –nadie ha escuchado hablar mal
de Cortázar a una persona decente: él no era de este mundo, y por eso buscaba otro con tanto ahínco–, aunque
su escritura se resintió, se destensó, se volvió previsiblemente cortazariana; a él no le importó, o eso creo, porque
había decidido ponerla al servicio de una causa que consideraba superior.
4. Un cliché muy extendido sostiene que sus novelas han envejecido mal, pero sus cuentos no; como tantos
clichés, éste tiene su parte de verdad: yo al menos creo que perdurarán algunos cuentos de Bestiario, de Las
armas secretas, de Todos los fuegos el fuego. Los escritores tendemos a la ingratitud, pero en nuestra lengua
pocos la merecen menos que Cortázar.
Javier Cercas, El país, agosto 2013
15. ¿Cuál es el sentido del término URGENCIA en el fragmento anterior?
A) PRESIÓN, porque la acción de matar se realiza por una imposición del medio.
B) EMERGENCIA, ya que la acción de matar se efectúa en forma acelerada.
C) EXIGENCIA, pues la acción de matar es parte del proceso de crecimiento personal.
D) MANDATO, dado que la acción de matar es una orden que se cumple por tradición
E) COMPULSIÓN, puesto que la acción de matar es un acto improvisado e irreflexivo.