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Leyenda: LA MUERTA QUE RESUCITÓ

NARRADOR Cocotón
Moctezuma Madre de Papantzin
(Muchos acompañantes.) (3 acompañantes)
Papantzin Netzahualpilli (acompañantes)
PRIMERA ESCENA
(Puede acomodarse una especie de jardín, simular una roca grande, y un pequeño estanque.
Donde se encontrará Papantzin para la primera escena).
Narrador: Esta es la historia de Moctezuma Xocoyotzin y su hermana Papantzin que era joven y
muy hermosa, vivía en el palacio que le había dado su esposo. Un día enfermó de gravedad, la
atendieron los mejores médicos de Tenochtitlán, pero a pesar de los esfuerzos murió. Moctezuma
adornó al cadáver con valiosas plumas y joyas de oro y jade. El cuerpo de la princesa se sepultó
en una gruta, rodeado de hermosos jardines de palacio, adornado con bellas y exquisitas flores,
junto al estanque, donde ella acostumbraba bañarse.
Al día siguiente del funeral cruzó una niña por el estanque y vió a la princesa peinando su larga
caballera; la niña no se asombró ya que era rutina encontrarla allí. (Entra la niña y se asombra un
poco de ver a la princesa)
PAPANTZIN: Ven Cocotón, ven. (Se acerca a la princesa) Ve pronto a llamar a mi Madre al Palacio,
dile que necesito hablarle.
Narrador: La niña obedeció, y contó lo sucedido, pero en Palacio se resistían a creerle, su Madre
sin embargo, llegó hasta el lugar y efectivamente ahí estaba la princesa. De la impresión tan grande
se desmayó, después de dar un grito de espanto. (La princesa y la niña las despiertan con un poco
de agua) Cuando despertaron de su desmayo las asustadas mujeres, la princesa les habló
dulcemente y les explicó que no estaba muerta.
Su madre y las demás mujeres estaban felices al escucharla, pues todos la quería mucho. Entonces
su Madre pidió al mayordomo que le avisara al Señor Netzahualpilli.
MADRE: No tengas miedo, la Princesa no esté muerta, ve a la ciudad de Texcoco y dile al señor
Netzahualpilli que venga a ver lo que ha ocurrido.
(Sale el mayordomo a avisar a Netzahualpilli y llegan por el lado contrario)
NARRADOR: El mayordomo, que estimaba mucho a la princesa la obedeció enseguida y fue a
entrevistarse con Netzahualpilli; pero éste tampoco lo podía creer. Sin embargo, cuando la vio en
Tlatelolco y la vio sentada confirmó que era verdad.
Netzahualpilli: A tus pies Señora mía, los dioses se han compadecido de nuestra pena y nos han
permitido gozar otra vez con tu semblante, (se dirige a la Madre de la Princesa) ahora mismo ire a
México-Tenochtitlán para ver a Moctezuma y hacerle saber que su hermana estaba viva y que
quiere darle una noticia importante.
Escena II
PALACIO DE MOCTEZUMA
(Se puede acomodar un trono y dos esclavos dándole ventilación con palmas) Llega Netzahualpilli
con acompañantes y le dice:
NETZAHUALPILLI: Mi Señor, no podía esperar para darte una noticia muy importante.
MOCTEZUMA: Tú no tienes que esperar para venir a mí presencia hermano, cuéntame que es lo
que te acongoja y te trae con tanta urgencia. (Hacen como que siguen hablando y Moctezuma se
muestra muy sorprendido y ansioso por ir a comprobar lo que le decía el Señor de Texcoco).
NARRADOR: Moctezuma no daba crédito a lo que escuchaba de Netzahualpilli, y éste le rogó que
fuera a Tlatelolco para que tuviera la certeza de que era verdad lo que le decía. Finalmente salieron
rumbo a Tlatelolco, acompañados de mucha gente y guerreros de la corte, porque pensaba que se
trataba de una trampa.
Al ver a su hermana no lo podía creer, ya que él mismo la había sepultado en la gruta del día
anterior, y ahora se encontraba viva ante sus ojos; mudo de asombro, con voz ahogada, le dijo:
MOCTEZUMA -Papantzin, hermana mía, en verdad eres tú o eres un fantasma que perturba mis
sentidos.
PAPANTZIN -Soy yo, señor, Papantzin, tu hermana, la misma que enterraste ayer en los jardines
de este palacio, estoy viva, y tengo que darte un mensaje importante que me ha sido revelado.
NARRADOR: Mudo de asombro, tomaron asiento aquellos señores y se dispusieron a escuchar
aquella revelación.
PAPANTZIN-Cuando caí en el profundo sueño de la muerte, tuve una visión. Me encontraba en un
camino, que se dividía en muchos senderos, de repente un hermoso joven con gran porte que vestía
una túnica blanca y brillaba con el sol. Tenía dos alas adornadas con plumas y en su frente llevaba
una señal (al decir esto, Papantzin hizo con sus dedos la señal de la cruz). El joven me dijo,
ÁNGEL: No es tu tiempo de morir, todavía no conoces al verdadero Dios, creador de todas las
cosas, pues él te ama y quiere salvarte”.
PAPANTZIN: Después el hombre me condujo por la orilla del río en la que se veían huesos y
cráneos humanos y se escuchan lamentos a lo lejos, que daban compasión. Al alzar la vista vi unas
embarcaciones muy grandes y dentro de ellas muchas hombres, diferentes a nosotros. Su piel era
blanca como el papel y barbas largas; cubrían sus cabezas con cascos que resplandecían y
sostenían en las manos unas banderas.
Entonces el hermoso joven habló de nuevo para decirme:
ÁNGEL: “Dios quiere que vivas aún, a fin de que des testimonio de lo que va a pasar en tu tierra;
los lamentos que escuchaste a lo lejos, son las almas de tus antepasados, quienes vivían
atormentados en castigo a sus desobediencias. Los hombres que viste en las embarcaciones, son
guerreros que van conquistar a tu pueblo, pero alégrate, con ellos viene la noticia del verdadero
Dios, creador de todo cuanto existe. Cuando termine la guerra y se extienda el conocimiento de
Dios, y tus hermanos de raza reciban el agua que lava todos los pecados, tú serás la primera en
recibirla”.
PAPANTZIN: Después de decir estas palabras desapareció, y yo desperté nuevamente, como si
hubiera salido de un sueño; me levanté de la fría piedra en que me encontraba, y moví la roca que
tapaba la gruta para salir del jardín, buscando a mis sirvientas para explicarles todo lo que me había
pasado.
MOCTEZUMA: (Con rostro muy aterrorizado le dice) … entonces vendrán hombres blancos, eso
fue lo que vi a la orilla del mar…. (Sale pensativo y detrás sus guerreros)
NARRADOR: Los médicos trataban de consolar a Moctezuma y le decían que probablemente su
hermana se estaba volviendo loca a causa de la enfermedad que había padecido. Pero
precisamente le habían llegado noticias de la costa de unas extrañas embarcaciones que habían
llegado.
En cuanto a Papantzin después del acontecimiento, cambio de conducta, vivió encerrada en sus
habitaciones; dicen que apenas comía y sacrificaba su vida, absteniéndose de lujos. En 1524 recibió
las aguas del bautismo, siendo efectivamente la primera que nació para Cristo, recibiendo en ese
acto el nombre de doña María de Papantzin. Después, su vida poseyó todas las virtudes,
derramando bondad a todos los que la rodeaban; así murió para entrar a la vida que nunca se
acaba.

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