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La belleza puede ser objeto de análisis desde distintas perspectivas, una de ellas según Kant, es la
cantidad.
Esta manera de juzgar lo bello nos hace proceder del siguiente modo; si bien quien contempla lo
bello es afectado por el objeto en su subjetividad en cuanto su sentimiento de placer o displacer (y
no de desagrado o agrado, siendo estas sensaciones biológicas), hemos de considerar de cierto
modo esta particularidad como una universalidad, pero no de facto o conceptual, sino más bien a
una pretensión o intensión de universalidad de una supuesta belleza intrínseca al objeto, puesto
que este juicio está exento de todo interés.
La belleza de dicho cuadro no es parte del mismo como sí lo son el peso, el color, el aroma, etc.,
sino una cualidad intersubjetiva.
En vista de cantidad lógica todos los gustos son singulares, en efecto, no podemos decir “las flores
son bellas” sino que hemos de juzgar el caso particular suponiéndolo como una regla universal, es
decir que a diferencia del juicio lógico-deductivo el universal no está dado, sino que de manera
inductiva cada juicio al tener una pretensión de universalidad se vuelve intersubjetivo.
Es decir que si juzgo algo según la medida o la regularidad, como la coherencia entre un
retrato y el retratado, pierde sentido hablar de belleza puesto que anticipo un concepto al
cual mi gusto debe someterse, en vez de dejarlo a la libre espontaneidad de la
imaginación, en efecto, si el objeto es inútil o si no existe más que por composición de mis
facultades imaginativas es mucho más bello puesto que se presenta como un fin en sí
mismo.
1-subjetiva como representación estética no - intencional: lo bello no es nunca bello para algo, no
es medio para un fin, es desinteresado.
2- objetiva como conformidad a fin de la naturaleza: una representación lógica de algo, presupone
la referencia del objeto a un fin determinado, ósea el concepto.
Lo bello no tiene otra finalidad que si mismo, no presupone nada, solo acaece, la belleza es su
propia conformidad teleológica, su finalidad es meramente inmanente, se agota en su propia
manifestación como belleza para un sujeto dado.
Si la conformidad a fin es externa decimos que su utilidad es relativa, si es interno diremos que es
perfecta.
Decimos que es formal como en las matemáticas, la lógica y la física teórica cuando se refiere a
abstracciones intelectuales y la llamamos material cuando es un objeto empírico, sensible.