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#30 Junio - 2015

PSICOANÁLISIS Y LITERATURA

Ficción y Real: De Marguerite Duras a James Joyce *


Mónica Torres

¿A quién podría asombrar que diga hoy que en Enlaces[1]hay un amor por las ficciones? Sobre todo porque la palabra
enlaces es en sí misma una ficción, un significante que no es el representante exactamente, del Departamento de
estudios sobre la familia, quiero decir, lo es y no lo es. Es un intento de referirse a la vez al matrimonio y sus
semblantes; y a los enlaces con otros discursos: con el arte; el cine; la literatura; el teatro; la fotografía; la filosofía;
etcétera. Esto sin ignorar que todo tiende al desenlace, cada vez más en nuestro mundo marcado por un desorden
creciente de lo real y de la sexuación.

Dice Miller en Piezas sueltas: “Se cree que el nudo está hecho para anudar. Puede ser. Pero nótese que ante todo el nudo está
hecho para desunir. El nudo desune lo real, el cuerpo y lo inconsciente”[2]. Lo real, lo imaginario y lo simbólico. Pero la
operación analítica hace que los tres redondeles se mantengan unidos.

Así que en estas jornadas hemos puesto las cartas sobre la mesa “Ficción y real”: ¿Conjunción ó disyunción? ¿Se puede
pensar lo real más allá de ficción?

El punto a develar es si la ficción está siempre divorciada de lo real o si, a veces, sabe tocarlo, presentificarlo de un
modo descarnado.

Lacan se ocupó de lo real. Y se interesó por buscarlo en la literatura y en sus autores. ¿Acaso no es en su “Prefacio a
El despertar de la primavera”[3] de Wedekind que Lacan nos señala que lo que Freud denomina sexualidad, agujerea
lo real?

“Que lo que Freud localizó como sexualidad haga agujero en lo real es lo que se palpa por el hecho de que ya nadie se arregla bien
con eso”[4]. Lacan escribió este prefacio el 1º de septiembre de 1974. Publicó el “Homenaje a Marguerite Duras, por el
arrobamiento de Lol. V. Stein”[5] en 1965, y su Seminario23: El sinthome[6], su seminario sobre elsinthoma Joyce, en el
año 75/ 76.

Quiero ocuparme hoy, brevemente, de lo que va de Marguerite Duras a James Joyce pasando por Wedekind porque
algo cambia para Lacan entre 1965 y 1975.

Recordaremos siempre las bellas palabras con que Lacan evoca a Marguerite Duras en su homenaje: “Ella revela saber
sin mi lo que enseño”[7], frase que se ha transformado en el epígrafe que precede todos nuestros enlaces con el arte.

Pero también: “Alrededor de este lugar gravitan, me ha parecido por lo que conozco de su obra, Marguerite Duras, los personajes
que usted sitúa en nuestro vulgo para mostrarnos que en todas partes hay hombres gentiles y damas gentiles tan nobles como fueron
en los antiguos alardes, tan valientes para lanzarse, aunque estuvieran atrapados en los espinos del amor imposible de domesticar,
hacia esa mancha, nocturna en el cielo, de un ser ofrecido a merced de todos… a las 10:30 de una noche de verano”[8].¡Ah, qué
bellas palabras! De ese amor imposible de domesticar tratan las ficciones que trabajamos enEnlaces.

Lacan agrega:  “Pero la caridad sin grandes esperanzas con la que usted las anima  [a esas criaturas imposibles de
domesticar]¿no proviene de la fe que usted tiene de sobra, cuando celebra las bodas taciturnas de la vida vacía con el objeto
indescriptible?”[9]

Ha mencionado en breves párrafos la  fe, la  esperanza  y la  caridad. Pero es una caridad sin esperanza y es una fe
en la boda de la vida vacía con el objeto indescriptible…El vacío, pues, en el centro del amor, y el objeto siempre
indescriptible que no puede tapar ese vacío. Duras no lo describe, lo evoca para nosotros…

Pero, si nos quedamos aquí, ¿encontraremos la solución que propone el psicoanálisis?

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#30 Junio - 2015

Ella encontró, sin duda, su solución al dolor del dos del amor, con Apollinaire lo reemplazó por el “ser de a tres”[10].
Cada uno encuentra su solución.

Pero no es a Marguerite Duras a quien el último Lacan convoca para hacernos entender que el inconsciente fracasa y
que solo queda el saber hacer con el síntoma, el amor al síntoma, aún si ese síntoma es el mismo amor. Y entonces nos
lleva a James Joyce, al escritor dublinés que fui a buscar a Dublín yo misma hace unos años…

Marguerite Duras, es dura en su duro deseo. Es duro leerla demasiado, conviene detenerse en algún momento, dejar
pasar un tiempo. Pero James Joyce es imposible.

No me refiero al libro “Dublineses”[11] – cuentos que recomiendo - que Lacan evoca en su seminario sobre el sinthome,
ni tampoco al “Ulises”[12], que finalmente es arduo y difícil, pero no es imposible de leer. Yo lo he leído comenzando
por el último capítulo, el irreverente monólogo de  Molly Bloom, que he leído muchas veces y que comienza por
la palabra “si”. He escrito sobre ese “si” femenino y he perdido ese escrito mío. Quizás pueda volver a escribir
alguna otra cosa porque hace mucho que perdí ese artículo, hace mucho y en otro país y antes de los tiempos de la
computadora. En fin, me prometo a mi misma siempre que volveré a escribir sobre Molly Bloom.

Todos podemos leer no sin dificultad, el “Ulises”, pero como dice Miller en “Piezas sueltas”, aunque Lacan evoque en
el seminario El Sinthome, “El retrato del artista adolescente”[13] y el “Ulises”, en el horizonte siempre se encuentra ese
extraño aerolito que es “Finnegans Wake”[14], la última obra de Joyce, elaborada durante 17 años…

Es así que en el análisis tropezamos siempre con lo ilegible o con lo que no es descifrable porque no hace más que
repetir el traumatismo inicial de lalengua.

Si en un análisis pasamos por el estado Joyce del síntoma, ya no queda más que hacer del síntoma una obra, un artificio.
Lacan denominó a esa invitación a que cada uno haga su obra: el pase. Su arte, el artificio que Lacan inventó para el
psicoanálisis es el pase. Una manera de arreglárselas con un arte, un artificio, singular, para cada uno.

Se puede leer a Marguerite Duras, creo que he leído toda su obra y también se puede leer a Joyce, sus “Dublineses”,
el “Ulises”, el “Retrato del artista adolescente”, pero con “Finnegans Wake”, hay que despertar a que finalmente, es
imposible. Lo digo con cierta autoridad, ¡porque en mi juventud lo he intentado! ¡¡Hay que ser muy joven para creer
que eso es posible!! Armamos un grupo de estudios, llamamos a alguien - cuyo nombre no recuerdo - ¡para leer
el “Finnegans Wake”! Recuerdo que el sujeto llevaba años tratando de traducirlo y que se lo veía un poco loco con
semejante misión…por lo que después de un tiempo desistí. Solo la presuntuosidad de la juventud puede intentar
ese desafío.

Les digo entonces, con Marguerite Duras, Lacan nos dice que el artista lleva la delantera al psicoanalista. Éste Lacan
ubica con Duras el vacío y el objeto. Y la solución singular que ella encuentra al dolor de amar. Pero no se trata de
lo mismo en Duras que en Joyce.

Lacan escribe que Joyce “Corta el aliento del sueño”[15] de la literatura, que algún modo la literatura sólo dura por
soñar. Ahí Miller nos dice que Joyce es a la literatura lo que Lacan ha querido ser para psicoanálisis.

En “Finnegans  Wake”  está la palabra  “wake”  que en inglés es despertar. Joyce quería despertar a la literatura y
despertarla quizás era desear su fin. Pero Lacan no quería el fin del psicoanálisis, quería que el psicoanálisis tuviera
un segundo despertar.

Aquí cita a Kubrick y el título que dio a su última película: “Ojos bien cerrados”[16], que quiere en verdad decir: “Ojos
bien abiertos”.Hemos trabajado en Enlaces, por supuesto, la película de Kubrick “Ojos bien cerrados”.

Así pues, estamos en este segundo despertar. Entre el Lacan del 65 y el del 75, algo se ha movido. El objeto a pasa a
ser un falso real y lo real aparece como imposible, salvo porque hay el sinthoma.

Volviendo a nuestro tema digo que, sin duda, Duras, Wedekind y otros tocan lo real, indican el vacío. Pero “Finnegans
Wake” no es literatura, pretende terminar con la ficción.

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Esto es lo que les traigo hoy aquí en relación al problema entre ficción y real. La literatura de Joyce no se sostiene en el
semblante, no participa del semblante. Es lo que Lacan intenta demostrar precisamente en su texto “Lituraterre”[17] -
Lituratierra-.

Me propongo, y les propongo, una investigación sobre este camino que va del vacío al agujero, que plantea un real
sin ley, y un real exterior a lo simbólico.

Lo que veo en común entre la literatura de Duras y la de Joyce es que se trata de despertarse de la pesadilla de la
historia y de mantener la relación entre el decir y el cuerpo. ¿Podemos llamar ficción a esta relación entre el decir y
el cuerpo?

He aquí lo que hoy quiero plantearles, y plantearme, como problema a investigar.

Establecido por: Ivana Bristiel | Versión no revisada por el autor.


* Trabajo presentado en las VI Jornadas del Departamento de Estudios sobre la Familia- Enlaces [ICF-CICdeBA] : Ficción y Real, noviembre de
2013

NOTAS
1. Lacan, J., “Lituratierra”, Otros escritos, Paidós, Bs As, 2012, p. 19
2. Departamento de estudios psicoanalítico sobre la Familia – Enlaces [ICF – CICdeBA]
3. Miller, J.-A., Piezas sueltas, Paidós, Bs. As, 2013, p. 57
4. Lacan, J., “Prefacio a El despertar de la primavera”, Otros escritos, Paidós, Bs As,2012, p. 587
5. Ibíd, p. 588
6. Lacan, J., “Homenaje a Marguerite Duras, por el arrobamiento de Lol V. Stein”, Otros escritos, Paidós, Bs As, 2012, p. 209
7. Lacan, J., El seminario 23: El sinthome, Paidós, Bs. As, 2006.
8. Lacan, J., “Homenaje a Marguerite Duras, por el arrobamiento de Lol V. Stein”, Otros escritos,op.cit Paidós, Bs As, 2012 p. 211
9. Ibíd., p.215
10. Ibíd., p.216
11. Torres, M., “La solución duras: el “ser de a tres”, Cada uno encuentra su solución. Amor, deseo y goce, Grama, Bs. As, 2012, p. 157
12. Joyce, J., Dublineses, Alianza Editorial, España, 2005.
13. Joyce, J., Ulises, Alianza Editorial, España, 2004.
14. Joyce, J., Retrato del artista adolescente, Alianza Editorial, España., 2004.
15. Joyce, J., Finnegans Wake, Editorial Lumen, Bs. As., 1980.
16. Lacan, J., “Joyce el síntoma”, Otros escritos, Paidós, Bs As, 2012, p. 596
17. Ojos bien cerrados, Stanley Kubrick, EEUU., 1999.

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