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MAESTRANTE:

YOISMAR FERRER
C.I: 14.8.95.734
EVERT OQUENDO
C.I: 17.953.595
MARACAIBO, JUNIO DE 2018
INTRODUCCION

El crecimiento demográfico ha incrementado la necesidad de producir mayor

cantidad de alimentos en plazos más cortos, por lo que los productores se han

visto en la necesidad de buscar métodos que aumenten el rendimiento de su

producción y permitan evitar pérdidas. Actualmente para satisfacer la demanda de

producción, los agricultores requieren implementar métodos de prevención y

emergencia contra plagas que pudiesen afectar su rendimiento, una de estas

técnicas es el uso de plaguicidas. La falta de información lleva en ocasiones a los

agricultores a un uso desmedido de dichas sustancias, ocasionando problemas

posteriores.

Es importante comprender que al aplicar cualquier plaguicida se inicia un

proceso de interacción entre éste y el medio hasta que termina su efecto y

desaparece. Esta interacción comprende la atmósfera, suelo, agua y plantas.

Algunos plaguicidas según su estructura y características fisicoquímicas persisten

en el ambiente, propiciando con ello la acumulación en agua y suelo principalmente

subiendo después por la cadena trófica y llegando hasta los seres humanos

(Jaramillo et al., 2009).

Existen estudios donde se detectan plaguicidas residuales en muestras de suelo,

agua, alimentos, fluidos biológicos y tejidos. En alimentos se han encontrado

diferentes plaguicidas en granos de cereales, nopal, camarón, aceites vegetales,

tomate, uva, entre otros (Aldana et al., 2008; Ahmed et al., 2009; Alsayeda et al.,

2008). Es de aquí que nace el interés por estudiar la persistencia de los


plaguicidas en el ambiente, por lo cual en el presente trabajo se abordará el uso

del herbicida Glifosato, el cual es ampliamente utilizado en todo el mundo desde

hace más de 30 años.

De acuerdo a las cifras registradas en la base de datos FAOSTAT de la

Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en el

período comprendido del año 2004 al 2009, a nivel mundial se consumieron un

promedio de 763 913,93 toneladas de plaguicidas, de los cuales un promedio del

16,1 % (122 990 toneladas) fueron consumidos en México, llegando a tener un

máximo de utilización en el 2009 con 21,6 % del total del consumo mundial.
ANTECEDENTES.

El glifosato como sustancia fue descubierto inicialmente en 1950 por un químico

suizo, Henri Martin, de la empresa farmacéutica Cilag. En ese momento no se halló

una aplicación farmacéutica para el producto, y no fue sino hasta la década del

70 que se descubrió su actividad herbicida. En esos años la empresa Monsanto

estaba probando diversos compuestos como potenciales agentes descalcificadores

de agua cuando halló que dos moléculas estrechamente relacionadas con el

glifosato tenían cierta actividad herbicida contra malezas perennes. El científico

John Franz luego sintetizó los derivados de estos dos compuestos y con rapidez

descubrió que el glifosato era un potente herbicida, que a continuación se patentó

bajo la marca comercial “Roundup®”. Roundup® se vendió por primera vez en

Malasia para el caucho y en el Reino Unido para el trigo en 1974. La primera

aprobación en los EEUU, también en 1974, fue para uso industrial no relacionado

con cultivos. En la agricultura, el glifosato primeramente se desarrolló para el control

de los rastrojos en todo tipo de cultivo o aplicaciones dirigidas en cultivos leñosos.

Más tarde, su uso se extendió adicionalmente para incluir la aplicación previa a la

cosecha en cereales y oleaginosas.

Desde su primer lanzamiento, el glifosato se ha convertido en uno de los herbicidas

de amplio espectro de mayor uso en todo el mundo, con un impacto significativo en

las prácticas de producción de cultivos a nivel mundial. Por el “impacto del glifosato

en la producción de alimentos y fibra de origen agrícola en todo el mundo” el


científico John Franz recibió la Medalla Nacional de Tecnología de los EEUU en

1987.

Inicialmente patentado por Monsanto, y tras la caducidad de su patente en los EEUU

en el año 2000, el glifosato ahora está comercializado por más de 40 empresas bajo

una diversidad de marcas, y está ampliamente registrado en todos los países de la

Unión Europea, incluyendo Francia, Alemania y Suecia, cada uno de los cuales

representa la zonas de regulación: Sur, Centro y Norte. En la actualidad hay más

de 2000 productos para la protección de plantas que contienen glifosato autorizados

en Europa para uso en tierras cultivables. Su eficacia de amplio espectro y el fácil

control de las malezas lo han convertido en uno de los herbicidas más populares en

la agricultura, para los jardines y en las áreas no cultivadas.

2006

Se desarrollaron nuevas marchas cocaleras en Policarpa (Nariño), Puerto Rico

(Meta) y La Hormiga (Putumayo) en contra de las aspersiones enmarcadas en el

Plan Colombia.

Cerca de 8.000 campesinos protagonizaron las movilizaciones, que fueron tildadas

por el gobierno Uribe como un acto obligado por la presión armada de las Farc.

2013

Después de una disputa diplomática con Ecuador, que comenzó con la

implementación del Plan Colombia, el Estado, a través del gobierno de Juan Manuel

Santos, reconoció su responsabilidad en daños ambientales y a la salud de la

población fronteriza, se comprometió a revisar su política de fumigaciones en la


frontera, a indemnizar al Estado ecuatoriano y pactó limites al ejercicio de su

soberanía.

2014

Aunque ya la Corte Constitucional había obligado al Gobierno a consultar “a los

pueblos indígenas y tribales de la Amazonia sobre las decisiones atenientes al

Programa de Erradicación de Cultivos que adelantan en sus territorios”, ese año el

alto tribunal, y el Consejo de Estado en un fallo sobre los Parques Nacionales, le

pidió al Gobierno “dar aplicación del principio de precaución” en caso de que se

detectara un riesgo para la salud de las comunidades campesinas.

2015

Tras conocer una alerta avalada por la Organización Mundial de la Salud sobre los

posibles riesgos cancerígenos del uso de glifosato para la fumigación de cultivos, el

Ministerio de Salud elevó una solicitud al Consejo Nacional de Estupefacientes para

que suspendiera las fumigaciones, como lo había pedido la Corte Constitucional en

caso de un mínimo riesgo. El Consejo acató la recomendación y suspendió el uso

del glifosato, únicamente, sobre los cultivos ilícitos. Ahora, un comité técnico de ese

organismo deberá formular cambios en el plan de lucha contra las sustancias de

uso ilícito del Estado colombiano.


Términos generales.

El glifosato.

El glifosato (N-fosfonometilglicina, C3H8NO5P, CAS 1071-83-6) es

un herbicida de amplio espectro, desarrollado para eliminación de hierbas y de

arbustos, en especial los perennes. Es absorbido por las hojas y no por las raíces.

Se puede aplicar a las hojas, inyectarse a troncos y tallos, o pulverizarse a tocones

como herbicida forestal.

El glifosato mata las plantas interfiriendo con la síntesis de los aminoácidos

fenilalanina, tirosina y triptófano. Lo hace inhibiendo la enzima 5-

enolpiruvilshikimato-3-fosfato sintasa (EPSPS). Aunque el crecimiento se detiene a

las pocas horas de la aplicación, las hojas tardan días en volverse amarillas. La

EPSPS sólo es sintetizada por plantas y algunos microbios, pero no por mamíferos,

por lo que este mecanismo de acción no les afecta.

El glifosato es el principio activo del herbicida Roundup (nombre

comercial producido por Monsanto, cuya patente expiró en 2000). Monsanto

patentó en algunos países la soja transgénica resistente a glifosato, conocida como

soja RR (Roundup Ready) o soja 40-3-2, tecnología que permite la aplicación del

herbicida en cobertura total sin afectar el cultivo. Existen actualmente en el mercado

cultivares de varias especies resistentes al glifosato, como maíz, algodón, canola,

etc. El uso del herbicida es objeto de controversia desde el punto de vista

toxicológico y ambiental.
Bioquímica.

El glifosato actúa inhibiendo la 5-enolpiruvil-shiquimato-3-fosfato sintetasa

(EPSPS), enzima responsable de la formación de los aminoácidos

aromáticos fenilalanina, tirosina y triptófano.

El shiquimato (anión del ácido shiquímico) es el precursor clave y común en la

biosíntesis de todos los aminoácidos aromáticos y del triptófano que resulta de la

ciclación de un ácido heptónico.

La EPSPS cataliza la reacción entre shiquimato-3-fosfato (S3P) y fosfoenolpiruvato

(PEP) para formar ESP y fosfato. Los aminoácidos aromáticos se utilizan también

para formar metabolitos secundarios como los folatos, las ubiquinonas y

las naftoquinas. La ruta del proceso bioquímico del shiquimato no se encuentra en

animales.

Adicionalmente se utiliza en erradicación de cultivos ilícitos de amapola, coca y

otras plantas usadas en la fabricación de estupefacientes. Y también como

herbicida en los cultivos de soja, que ha sido manipulada genéticamente para no

ser afectada por esta sustancia.

Fórmulas y nombres registrados

El glifosato se provee en varias formulaciones para diferentes usos:

 Sal de amonio
 Sal amina isopropil

 Glifosato ácido - standalone, tanto como sal amoniacal o sal isopropil

 Sal potásica

Dentro de las formulaciones con el nombre Roundup (que son aquellas

comercializadas por Monsanto) se ha mencionado que existe el coadyuvante

denominado Polioxietil amina (POEA) que podría tener efectos tóxicos más

relevantes que el glifosato solo.

Los productos pueden formularse con 120, 240, 360, 480, 680 g de ingrediente

activo por litro. La formulación más común en agricultura es 360 g/L, tanto sola como

con surfactantes catiónicos. Para las formulaciones de 360 g/L, las regulaciones

europeas pemiten aplicaciones a campo de hasta 12 L/ha para el control

de maleza perenne (como Elytrigia repens). Lo más comúnmente empleado, es no

más de 3 L/ha para los habituales controles de malezas anuales entre cultivos.

Regulación y Toxicología

En el aspecto regulatorio la Agencia de Protección Ambiental de los Estados

Unidos de América (EPA) considera al glifosato como de toxicidad clase II, toxicidad

aguda dérmica y oral relativamente baja (los químicos de clase I, son los de mayor

toxicidad en la escala de I a IV) (www.beyondpesticides.org). En el marco regulatorio

mexicano COFEPRIS en el Catálogo de Plaguicidas (2009), consideran al glifosato

como un herbicida de la clasificación fosfonometilglicina grado IV de toxicidad

(ligeramente tóxico), con DL50 (oral en ratas) mayor a 5000 mg Kg-1, ingesta diaria
admisible (IDA) de 0,3 mg Kg-1 y límite máximo residual (LMR) en maíz y frijol, de

0,1 y 0,2 mg Kg-1 respectivamente. En efectos a la salud por exposición aguda lo

clasifica como ligeramente irritante dérmico y oral, y severo irritante de los ojos.

Mientras que en exposición crónica no se han encontrado efectos en la salud en los

estudios realizados en animales.

Toxicidad en suelo

Glifosato tiene la capacidad de translocarse del tejido vegetal (raíz) hacia el

suelo e incrementa la persistencia de dos a seis veces en suelos en los que

pudiesen existir restos de plantas a los que previamente se aplicó el herbicida

(Doublet et al., 2009). El glifosato una vez en el suelo puede removilizarse por

competencia con el fósforo, lo cual podría representar una ruta de transferencia

adicional del herbicida hacia plantas no consideradas (blanco u objetivo), esto

estará fuertemente influenciado por las características del suelo como potencial de

fijación de fósforo, contenido de hierro disponible para la planta, pH, capacidad de

intercambio catiónico, contenido de arena y materia orgánica del suelo (Bott et al.,

2011).

Toxicidad en ecosistemas acuáticos

El uso de herbicidas basados en glifosato como por ejemplo Roundup, afecta

la calidad del agua y a organismos no considerados, modificando con esto la


estructura y funcionalidad de ecosistemas acuáticos. Estas afecciones incluyen

retardo en el crecimiento de organismos como algas y peces, inhibición de la

eclosión en erizos, cambios histopatológicos en branquias de tilapia como

proliferación de células filamentosas e hiperplasia celular, vacuolación de

hepatocitos y picnosis nuclear en hígado y en riñón, dilatación del espacio de

Bowman y acumulación de gotas de hialina en las células del epitelio tubular de

tilapia, alteraciones de parámetros enzimáticos como acetilcolinesterasa,

butirilcolinesterasa, carboxilesterasa y glutatión S-transferasa (GST) en R.

arenarum, alteración de la actividad sexual y de transaminasas en peces (TGO,

TGP), así como distorsiones metabólicas, hematológicas y bioquímicas de algunos

órganos y constituyentes de tejidos como lípidos totales, glucosa, entre otros.

Dichas alteraciones dependen de la especie u organismo, tipo de compuesto, la

concentración de glifosato en agua y el tiempo de exposición (Frontera et al., 2011;

Jiraungkoorskula et al., 2002; Lajmanovich et al., 2011).

Toxicidad en animales

En el estudio realizado por Brewster et al. (1991), se evaluó la distribución en

los tejidos, la identificación y cuantificación de glifosato en ratas Sprague-Dawley,

después de una dosis oral única de 10 mg Kg-1 de peso corporal y encontraron que

aproximadamente el 3540 % de la dosis administrada se absorbe en el tracto

gastrointestinal y se elimina por la orina y las heces. Los perfiles metabólicos de los

tejidos indicaron que aproximadamente el 100 % de la carga corporal se presenta


como compuesto padre sin metabolizar. Un componente menor al 0,1 % de la dosis

administrada (<0,4 mg Kg-1) se observó en el tejido del colon de los animales

después de 2 horas de la administración del glifosato. Después de 7 días de la

administración de glifosato solo permanecía aproximadamente 1% de la dosis

administrada y se asoció con el hueso. Los investigadores concluyeron que glifosato

no se metaboliza a otros compuestos tóxicos, ya que hay poca evidencia de

metabolismo y prácticamente el 100% de la carga corporal fue de compuesto

original y sin persistencia significativa. Por otra parte Romano et al. (2010),

encontraron que el glifosato cambia significativamente el desarrollo de la pubertad

de ratas macho Wistar en forma dependiente de la dosis; reduciendo la producción

de testosterona y disminuyendo significativamente el espesor del epitelio de los

conductos seminíferos con lo que sugieren que la formulación comercial de glifosato

es un potente disruptor endocrino in vivo en el desarrollo reproductivo en ratas

cuando la exposición es en el período de pubertad; esto concuerda con lo expuesto

por Dallegrave et al. (2007) quienes concluyeron que la formulación comercial de

glifosato (Roundup), induce efectos reproductivos adversos en ratas macho Wistar

durante la exposición prenatal y postnatal; una disminución en el número de

espermas durante la etapa adulta, un incremento en el porcentaje de espermas

anormales y una disminución del nivel sérico de testosterona en la pubertad.

Toxicidad en humanos

Diferentes estudios muestran que glifosato es nocivo para el organismo

humano, ya que causa toxicidad en células humanas placentarias, actúa como un


disruptor endocrino en la actividad de la aromatasa, puede alterar la estructura del

ADN en otro tipo de células como las de mamíferos, Roundup puede provocar

toxicidad in vivo en células humanas así como provocar muerte celular en el hígado

(Richard et al., 2005; Monroy et al., 2005; Gasnier et al., 2010), contrario a

esto Williams et al. (2000) afirman que el uso de Roundup no provoca efectos

adversos en el desarrollo, reproducción o sistema endocrino en humanos y otros

mamíferos bajo las condiciones esperadas de uso.

Los estudios sobre exposición a glifosato y daños genéticos realizados en la

Universidad Católica de Ecuador, informan que el problema de las aspersiones

aéreas con glifosato se ha agudizado en la zona de la frontera con Colombia;

observándose un cambio en el estándar de salud de la población, los habitantes de

la zona incrementaron dramáticamente los problemas respiratorios,

gastrointestinales, alérgicos, dermatológicos, neurológicos y psicológicos (CIP,

2011).

En el estudio de laboratorio que se realizó para evaluar el daño del material

genético de los individuos expuestos en la zona de la frontera norte, se encontró

que todos los individuos evaluados presentaban fragmentación de su material

genético, que está relacionado con alteraciones de genes que pueden inactivarse,

perderse o transponerse en otros sitios, alterando su función y relacionarse a

mutaciones involucradas con el desarrollo de cáncer e incremento de abortos. La

mayoría de los individuos reparan el daño al ADN mediante mecanismos propios de

la célula, sin embargo, los grupos crónicamente expuestos, como el caso de las
personas que habitan la frontera y reciben las aspersiones no logran reparar el

daño.

El glifosato a nivel internacional.

Su expansión tuvo lugar primero en Estados Unidos, cuna de los organismos

modificados genéticamente (OMG), donde se empezó a utilizar en grandes

cantidades antes de la siembra, pero en la actualidad los agricultores de toda

Europa lo usan en sus tierras de cultivo. En algunos países, por ejemplo, en el Reino

Unido y en Alemania, se usa glifosato en hasta un 40 por ciento de la superficie

agrícola total, según datos recogidos de la web de la European Glyphosate Task

Force (que engloba hasta 20 empresas que lo producen).

Durante varias décadas este herbicida se ha utilizado con profusión y generosidad,

pero en estos últimos cuatro años ha saltado la voz de alarma sobre las

consecuencias que trae su uso en el medio ambiente y en la salud. De los 60

informes científicos que se han ido elaborando con los años, 41 relacionaban al

compuesto con el riesgo de padecer cáncer.

Todo comenzó en marzo de 2015, cuando la Agencia Internacional para la

Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) publica un informe sobre

el glifosato donde confirma que es «probablemente cancerígeno para los

humanos», y que hay «pruebas de una limitada carcinogenicidad en humanos para

generar el linfoma no Hodgkin». La evidencia en humanos proviene de estudios de

exposiciones, principalmente agrícolas, en Estados Unidos, Canadá y Suecia,


publicados desde 2001. Además, «existen pruebas convincentes de que el glifosato

también puede causar cáncer en animales de laboratorio».

En medio de tanta confusión, en 2015 la Comisión Europea propuso prorrogar su

uso 18 meses más, por lo que antes de que finalice este año habrá que revisar esta

decisión y determinar el destino a largo plazo de la licencia de glifosato.

De los 28 países de la UE, 14, entre los que se encuentra España, están a favor de

aprobar la licencia de uso del glifosato porque argumentan que no hay consenso en

la comunidad científica sobre la posibilidad de que provoque cáncer en seres

humanos, nueve han votado en contra y otros cinco se han abstenido, entre ellos

Alemania, el país de más peso en las decisiones comunitarias.

Para alcanzar un acuerdo se necesita una mayoría cualificada (el 55 por ciento de

los estados miembros que a la vez representen el 65 por ciento de la población),

pero es difícil de lograrlo sin el apoyo de los países más poblados. La cuestión sigue

en tablas.

Tampoco la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA, por

sus siglas en inglés) ha ayudado mucho. Su evaluación sobre la seguridad del

glifosato del verano pasado no ha hecho más que echar leña al fuego entre los

parlamentarios europeos. «El Comité de Evaluación de Riesgos de la ECHA ha

concluido que las pruebas científicas disponibles no cumplen los criterios para

clasificar el glifosato como cancerígeno, mutágeno o tóxico para la reproducción»,

anunciaron.
Glifosato en Venezuela.

En 1955, un canario llamado Enrique Fraga Alfonzo trajo consigo la idea de

fundar Agroisleña, empresa que comerciaba con productos y maquinarias

relacionadas a la agroindustria. Este oligopolio se benefició de la Ley de Tierras de

Betancourt para hacer su negocio redondo, el cual asistió a la mayoría del gremio

latifundista así como al pequeño productor.

El Grupo Agroisleña C.A., Sucesora de Enrique Fraga Alfonzo, al momento de su

expropiación (en 2010, bajo el decreto 7.700), era propietaria de más de 250 mil

hectáreas repartidas en ocho silos, 60 sucursales y poseía tecnología propia. Lo

que no era del empresario era el famoso paquete RoundUp Ready, el cual

comerciaba con relativo éxito.

El glifosato se sigue usando en los campos venezolanos, aunque con menor

intensidad, al igual que el comercio de las semillas transgénicas hechas por

Monsanto. Los intereses de este gigante de la agroindustria han querido volver a

clavar las garras con un lobby más profundo en el seno de la Asamblea Nacional

con una ley que beneficia, básicamente, la privatización de las semillas y la

restricción de su circulación. Ley que sólo beneficiaría a los dueños de patentes de

todo lo relacionado a la producción de alimentos: Syngenta, DuPont, Cargill y la

misma Monsanto.

La agro corporación habría presentado un plan ante la Comisión Permanente de

Finanzas y Desarrollo Económico para "incrementar la producción de maíz" a través


del transgénico NK603. El representante de Monsanto en Asuntos

Gubernamentales para América del Sur, Caribe y región andina, Rafael Aramendis,

fue recibido por el diputado Ricardo Gutiérrez, de Podemos (en su momento

opositor) por el estado Portuguesa, quien sostuvo ante el Parlamento que el tema

"debe ser manejado como una política de Estado sin prejuicios". Fedeagro, afiliado

a Fedecámaras y las transnacionales del agro, también habría cabildeado, aunque

sin mayor repercusión.

Debido a esta impronta transnacional, diversas organizaciones han redactado una

ley alternativa a contrapelo de la mencionada. Además, a finales de 2013 el

Gobierno Bolivariano inauguró una planta procesadora de semillas en el estado

Anzoátegui en respuesta a la insurgencia comercial de Monsanto.


Conclusiones.

En base a la revisión realizada sobre el tema podemos concluir que los

herbicidas con glifosato como ingrediente activo, son potencialmente causantes de

daños toxicológicos y ambientales. En los sistemas acuáticos pueden provocar

retardo en el crecimiento de organismos como algas y peces, cambios

histopatológicos, alteraciones de parámetros enzimáticos, disminución de la

actividad sexual y cambios bioquímicos. En el organismo humano puede causar

toxicidad en células placentarias y del hígado, actuar como un disruptor endocrino,

generar afecciones respiratorias, gastrointestinales, dermatológicas y

neurológicas, así como fragmentación del material genético. Desde hace décadas

se viene denunciando los potenciales efectos dañinos del glifosato para la salud

humana, pero nunca se han llegado a tomar medidas. En 2015, la Organización

Mundial de la Salud (OMS), ha clasificado el glifosato como “probablemente

cancerígeno para los seres humanos”, basándose en una fuerte evidencia de que

es cancerígeno para los animales. También se sospecha que actúa como un

disruptor endocrino y que es tóxico para la reproducción.

Entre los principales grupos de riesgo y más vulnerables se encuentran las

personas que se dedican a la agricultura, sus familias, fetos, bebés y la infancia.

Para aquellas personas que no nos encontramos en estos grupos, la alimentación

es la principal vía de exposición a los plaguicidas y por lo tanto al glifosato.


Además de en nuestra salud, el uso de glifosato tiene graves impactos en el

medio ambiente, puesto que contamina los suelos y el agua y afecta a otros seres

vivos (organismos acuáticos desde algas microscópicas hasta peces y moluscos,

pasando también por las ranas y sus renacuajos, y organismos del suelo, como las

lombrices de tierra, fundamentales para mantener e incrementar la fertilidad del

suelo).

Por último, el uso del glifosato también reduce la diversidad y cantidad de

especies vegetales y por ello puede afectar a seres vivos cruciales para la

agricultura, como son los polinizadores.


Recomendaciones

Es importante considerar que los excipientes (o vehículos) empleados en la

manufactura de las diversas presentaciones comerciales, incrementa el efecto

tóxico del herbicida en cuestión. Por lo que se recomienda emplearlo con estricto

apego a las indicaciones del fabricante y con las precauciones que las buenas

prácticas agrícolas marcan. Así como promover estudios por parte de

organizaciones independientes y gubernamentales para obtener resultados

concluyentes sobre las implicaciones en la salud humana y el ambiente, con el fin

de establecer mejores condiciones de regulación en cuanto a su uso. Debido a que

el glifosato altera la síntesis de aminoácidos aromáticos (triptófano, fenilalanina y

tirosina) en plantas y que reduce también la biosíntesis de tetrahidrofolato,

ubiquinona y vitamina K, se sugiere la evaluación puntual de las afecciones en

dichos compuestos.
Referencias Bibliográficas.

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AAA pathways consist of the shikimate pathway (the prechorismate pathway)

and individual postchorismate pathways leading to Trp, Phe, and Tyr....

These pathways are found in bacteria, fungi, plants, and some protists but

are absent in animals. Therefore, AAAs and some of their derivatives

(vitamins) are essential nutrients in the human diet, although in animals Tyr

can be synthesized from Phe by Phe hydroxylase....The absence of the AAA


pathways in animals also makes these pathways attractive targets for

antimicrobial agents and herbicides.»

5. Volver arriba↑ Alibhai, M. F. (2001). «Closing down on glyphosate inhibition-

--with a new structure for drug discovery». Proceedings of the National

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6. Volver arriba↑ Technology Administration: National Medal of

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Páginas de internet

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