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Libro Derecho Bursatil
Libro Derecho Bursatil
Capitulo Primero:
GENERALIDADES.
I. Intermediación bursátil.
a. Correduría.
b. Comisión.
c. Correduría y comisión.
d. Operaciones por cuenta propia.
e. Administración y manejo de carteras de valores de propiedad de
terceros.
II. El Mercado de valores.
III. Concepto de valores y su diferencia con los títulos de crédito.
IV. Elementos de Valores.
V. Oferta pública de valores y sus elementos.
a. La declaración unilateral de la voluntad.
b. Medios de comunicación para efectuar la oferta.
c. La oferta deberá realizarse a persona o personas intermediarias.
d. Tiempo para aceptar la oferta pública y posibilidad de revocación por
el ofertante.
e. Perfeccionamiento de la oferta pública.
VI. Requisitos para efectuar una oferta pública de valores.
VII. Los diferentes emisores de valores en México.
Capítulo tercero:
LAS INSTITUCIONES CALIFICADORAS DE VALORES.
Capítulo Cuarto:
LOS INTERNACIONALES DEL MERCADO DE VALORES.
Capitulo Quinto:
EL REGISTRO NACIONAL DE VALORES.
I. Objeto y antecedentes.
II. Constitución y funciones del Registro Nacional de Valores.
III. Procedimiento para la inscripción de valores en el Registro Nacional de
Valores.
IV. Efectos de las inscripciones de valores en el Registro Nacional de Valores.
V. Omisiones en las Reglas para la Organización del Registro Nacional de
Valores.
Capitulo Sexto:
LAS INSTITUCIONES PARA EL DEPÓSITO DE VALORES.
I. Antecedentes de las Instituciones para el Depósito de Valores.
a. Alemania.
b. Francia.
c. Bélgica.
d. Holanda.
e. Suiza.
f. España.
g. Estados Unidos de Norteamérica
h. México.
II. Requisitos legales para la constitución de una Institución para el Depósito
de Valores.
III. Requisitos administrativos para la constitución y funcionamiento de una
Institución para el Depósito de Valores.
IV. Actividades que pueden realizar las Instituciones para de Depósito de
Valores.
a. Depósito y Guarda de Valores.
b. Servicios de Administración.
c. Servicios de compensación de valores.
d. Liquidación de Valores.
e. Transferencia de Valores.
V. Actividades de depósito de valores que presta el Banco de México.
VI. Guarda de Valores a personas extranjeras.
Capitulo Séptimo:
LAS BOLSAS DE VALORES.
Capitulo Octavo:
LAS CONTRAPARTES CENTRALES DE VALORES.
I. Generalidades y objeto.
II. Requerimientos legales para la constitución de una Contraparte Central de
Valores.
III. Requisitos administrativos para constitución y funcionamiento de las
Contrapartes Centrales.
IV. Breve descripción operativa.
Capitulo Noveno:
LOS EMISORES DE VALORES, SOCIEDADES ANÓNIMAS
BURSÁTILES, SOCIEDADES ANÓNIMAS PROMOTARS DE INVERSIÓN
Y SOCIEDADES PROMOTORAS DE INVERSIÓN BURSÁTIL.
Capitulo Decimo:
LAS INFRACCIONES Y LOS DELITOS EN LA MATERIA BURSÁTIL.
CAPÍTULO PRIMERO
GENERALIDADES
l. CONCEPTO DEL DERECHO BURSÁTIL Y PROBLEMAS DE SU
UBICACIÓN EN EL ÁMBITO JURÍDICO
Pocos estudios se han centrado en la materia que nos ocupa, ya que ni siquiera
puede considerarse que ésta constituya una rama de Derecho independiente y
predeterminada, es decir, separada del Derecho Mercantil; en efecto, existen
problemas de ubicación tanto del llamado Derecho Bancario, como del aplicable
a las actividades e Instituciones de Seguros y Fianzas, incluyendo al Derecho
que regula las actividades de las Organizaciones Auxiliares del Crédito, así como
el aplicable a las Agrupaciones Financieras y el relativo al quehacer bursátil.
Debido a que el contenido de las materias jurídicas recién
anotadas se basa en gran medida en la caprichosa descripción que el legislador
mexicano ha efectuado del acto de comercio (del que ni siquiera existe un
concepto uniforme) en el artículo 75 del centenario Código de Comercio, éstas
tradicionalmente se han ubicado dentro del Derecho Mercantil, siendo que, si
bien es cierto que tales materias han nacido de la descodificación del citado
Código, no pueden considerarse enteramente como un subnúcleo del comercio y
las actividades a él asimiladas, ya que el Derecho que regula las actividades
bancarias, las de Instituciones de Seguros y Fianzas, las propias a las
Organizaciones Auxiliares del Crédito, las relativas a las Agrupaciones
Financieras y las bursátiles, trasciende de la esfera del Derecho Privado al que
pertenece aquél para situarse también dentro del ámbito del Derecho Público, en
virtud de la existencia de autoridades que regulan, supervisan e inter vienen de
forma efectiva en las actividades que desarrollan los intermediarios financieros en
nuestra nación, actividades que no se ejecutan como en otras ramas del Derecho
en las que intervienen solamente cuando son instadas por los particulares al
efecto; las autoridades pertenecientes al sistema financiero mexicano se
comportan de forma similar a las pertenecientes al llamado Derecho Tributario,
definitivamente enclavado dentro del Derecho Público, dentro de él, las
autoridades sin supervisar la celebración de todas y cada una de las conductas
que pueden constituir un hecho generador de la obligación tributaria, tienen
facultades suficientes para intervenir y revisar en todo momento cualquiera de
tales situaciones y aún más, pueden requerir a los particulares la información
correspondiente a las mismas, así como la presentación de las declaraciones
aplicables a cada caso concreto; por ende, consideramos que la descodificación
mercantil en materias financieras obedeció precisamente a la incapacidad del
Derecho Mercantil de aglutinar todos los componentes de las entidades del medio
financiero moderno y sus actividades.
El Derecho que regula las actividades del sector financiero
mexicano es un Derecho especial, comparable en su estructura y conformación al
Derecho Fiscal o Tributario, ya que incluye por una parte normas aplicables a los
particulares que intervienen en los procesos financieros, que definitivamente
pertenecen al sector privado del Derecho, y por otra parte regula las actividades
desarrolladas por las autoridades que podrán y deberán atender el
desenvolvimiento de tales procesos en la práctica diaria, actividades que no
pueden encuadrarse sino dentro del Derecho Público, es decir interactúan dentro
del proceso de las propias actividades materia del mal llamado Derecho Bancario,
del Derecho Bursátil y de aquellas ramas que como ya quedó expresado, ni
siquiera reciben un nombre como las reguladoras de las Agrupaciones
Financieras, Organizaciones y Actividades Auxiliares del Crédito, Seguros e
Instituciones Mutualistas y las aplicables a las Fianzas e Instituciones de Fianzas.
Es nuestra intención que queden debidamente entendidas las premisas
anotadas en los párrafos anteriores, por lo que debemos afirmar que las materias
aplicables a las Instituciones y actividades del sistema financiero presentan una
dualidad de ubicación tanto en el Derecho Público como en el Derecho Privado
debido a la incapacidad de ambos de regularlas por separado; por una parte
estas materias se extienden a la regulación de la convivencia de los particulares
en el desenvolvimiento o actualización del medio financiero y de sus actividades,
pertenecientes todas ellas al Derecho Privado, como lo son la intermediación con
valores, las actividades crediticias, la expedición de una Fianza, el otorgamiento
de un bien en arrendamiento financiero, etcétera, todos ellos actos de comercio;
por otra parte, estas ramas del Derecho rigen a las Instituciones y actividades
que supervisarán el desenvolvimiento y desarrollo de las operaciones propias del
sector financiero, pudiendo en todo momento suspender aquellas que
consideren que no se apegan a las sanas prácticas del Mercado e incluso las
que resulten violatorias de la legislación aplicable; a este respecto puede
consultarse la Ley de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores que en su
artículo 4° expresa con claridad las actividades de supervisión, vigilancia,
posibilidad de intervención, suspensión y cancelación de las actividades de los
intermediarios sujetos a su competencia; por esas razones no puede
concretarse con claridad que el Derecho Bursátil así como el que rige a las
demás materias jurídicas del sector financiero como la Banca, los Seguros,
etcétera, se enclaven del todo dentro del estudio o del Derecho Mercantil o del
Derecho Público, puesto que constituyen una nueva categoría de Derecho que
regula tanto las actividades que pueden desarrollar los particulares corno la
actuación de las autoridades que los supervisan, haciendo de esta última
actividad no una disposición formal sino efectiva; no obstante y como expresamos
anteriormente, la actuación de dichas autoridades no se realizará necesariamente
a petición de los interesados como sucede en el Derecho en general, sino que
de motu proprio la Secretaría de Hacienda y Crédito Público y las Comisiones
Nacionales Bancaria y de Valores, y de Seguros y Fianzas, así como el propio
Banco de México intervendrán controlando a las Instituciones que prestan
servicios financieros, regulación que abarca desde la emisión de circulares
normativas hasta la obligación de las entidades del medio financiero de
presentarles sus Estados Financieros, de donde pueden detectarse actividades
que las autoridades revisarán, cuestionarán y en caso de ser contrarias a las
disposiciones legales aplicables, ordenarán su suspensión.
Es indispensable resaltar esta última visión de la materia que nos ocupa, debido
a la importancia que tiene la actuación de las autoridades en la misma; es cierto
que dichas autoridades no supervisan todas y cada una de las operaciones
practicadas por las Entidades del sector financiero como pueden ser todos los
depósitos bancarios de dinero que se realizan ,diariamente, las compraventas de
valores o la expedición de todas las pólizas de Fianza, sin embargo,
aleatoriamente revisan las que consideran pertinentes o las que "al azar" son
seleccionadas, pudiendo ordenar visitas de inspección en donde se allegarán de
toda la documentación que al efecto exista en una o varias Instituciones.
Relacionado con lo anterior, podemos compararla con la materia penal; en
efecto las autoridades administrativas del Poder Ejecutivo que intervienen en la
investigación de los delitos o de posibles conductas que pueden tipificarlos, no
están cuidando el comportamiento de todos y cada uno de los gobernados para
evitar que incurran ellas, sino que únicamente intervendrán para realizar sus
investigaciones cuando exista la denuncia o querella relativa; en materia civil y
aún en la materia mercantil las autoridades no revisan siquiera las operaciones
que se realizan, no tutelan los contratos que celebran las partes, ni intervienen en
las compraventas de bienes, las permutas o los matrimonios cuidando que no
sean celebrados con dolo o mala fe, sino que únicamente intervendrán cuando
alguna de las partes interesadas inste a la autoridad al efecto, más debiendo en
todo momento acreditar su interés jurídico ya que en caso contrario las acciones
intentadas serán improcedentes.
En materia de las operaciones y entidades del sector financiero como ya quedó
anotado, las autoridades intervienen desde el momento de otorgar una concesión
a alguna de ellas para que pueda celebrar las actividades que permite cada ley
de la materia financiera; desde ese momento, la persona moral que goza de la
concesión debe rendir toda clase de informes a la autoridad que la supervisa,
debe solicitar permisos para celebrar operaciones análogas a las que por ley le
son permitidas, debe enviar mensualmente a la propia autoridad su Estado de
Contabilidad para que ésta pueda conocer de buenos y malos manejos en la
Institución de que se trata, pudiendo ordenar las visitas que considere
necesarias, solicitar le sean enviados para previa aprobación los contratos que
pretenda celebrar la Institución con el público en general para cuidar los
intereses de éstos últimos, etcétera; en los casos en que alguna o algunas de
las Instituciones no rinda informes, no presente la documentación que le sea
requerida, no permita una visita o celebre operaciones para las que no está
autorizado, será sancionada por la autoridad pudiendo consistir tal sanción desde
la suspensión de la operación y multas, hasta la cancelación de su autorización
para celebrar operaciones con el público. Estas situaciones no suceden en otras
disciplinas del Derecho, salvo en el mal llamado Derecho Fiscal.
Con la expresión de estos razonamientos se confirma la problemática de
ubicación y definición de nuestra materia, debido a que dada la estructura
jurídica actual del propio sistema financiero mexicano que contiene fuertes-visos
de actividad comercial, así como un eminente contendido financiero, es imposible
encuadrarla dentro de las materias o mercantiles o financieras, por lo que el
Derecho Bursátil junto con las
demás estructuras jurídicas que conforman al propio sistema financiero deben
ser reconocidas en conjunto como una nueva materia del Derecho, que
denominaremos por conveniencia y para efectos de didáctica como Derecho de
las actividades y Entidades del Sector Financiero, ya que así se incluirá en ella
tanto los actos del Derecho Mercantil como a la rama jurídica que estudia las
finanzas, que no son sólo aquellas en las que interviene el Estado Mexicano sino
también los particulares, así como la estructura y actividades de las autoridades
de la materia, sin que existiese entonces duda sobre su ubicación o contenido;
estamos ciertos que nuestra posición es criticable y si se quiere temeraria y que
esa denominación puede resultar incompleta, más no puede negarse que
pretender ubicar las actividades de las Agrupaciones Financieras, de la Banca,
de las Casas de Bolsa, de las Organizaciones Auxiliares del Crédito, de las
Compañías de Seguros y de las de Fianzas, así como las de las autoridades que
intervienen en su supervisión y control dentro del puro ámbito del Derecho
Mercantil resulta fragmentario, así como resultaría incompleto e insuficiente,
pretender ubicar al llamado Derecho Bancario, Bursátil y el aplicable a los
demás intermediarios y autoridades dentro del llamado Derecho Financiero, que
como quedó expresado, no sólo regula las actividades del Estado en esa
materia; es cierto que Acosta Romero ha enclavado la mayoría de ellas dentro
de su magnífico estudio denominado "Nuevo Derecho Bancario" publicado por
esta misma Editorial, pese a lo cual, una Institución de Banca Múltiple no puede
expedir contratos de Seguro ni celebrar operaciones de factoraje financiero, aun
cuando estemos de acuerdo en que en el futuro se adopte el esquema de
Banca Universal, o sea aquella que puede inter venir en la celebración de toda
clase y gama de operaciones financieras; de hecho en nuestro estudio publicado
también por esta Editorial denominado "Nuevo Derecho Bancario y Bursátil
Mexicano", anotamos que ambas materias del saber apuntan a una fusión, lo que
se comprueba con la lectura del artículo 113 de la Ley del Mercado de Valores,
que indica que son intermediarios con valores, las instituciones de crédito, las
sociedades operadoras de sociedades de inversión, las administradoras de fondos
para el retiro, las sociedades distribuidoras de acciones de sociedades de
inversión y las entidades financieras autorizadas para actuar con el referido
carácter de distribuidoras, las que desde luego quedan sujetas a las
disposiciones de tal ordenamiento en sus actividades de intermediación con
valores,• mismas que pueden celebrar de acuerdo con lo preceptuado en sus
diversas leyes, y en el caso de instituciones de crédito, conforme lo ordena la
fracción IX del artículo 46 de la Ley de Instituciones de Crédito, que confirma
nuestro comentario; sin embargo si bien didácticamente pueden fusionarse dos
de las materias que componen el medio financiero, de ninguna forma podemos
considerar que puedan unirse todas en el Derecho Bancario; más instituido el
denominado Derecho de las actividades y Entidades del Sector Financiero, las
ramas de que se compone sí pueden estudiarse por separado como en el caso
de este trabajo.
En relación con todos estos razonamientos y de manera conclusiva, el maestro
Andrés Aníbal Sánchez expresa que la legítima preocupación por ir profundizando
en el análisis de la realidad, que constituye un rasgo común a todos los sectores
del conocimiento, ha determinado la progresiva subdivisión de las disciplinas
tradicionales en unidades más pequeñas, las cuales aspiran a convertirse en
nuevos centros de atención y de tratamiento científico. Se trata de un proceso
natural de especialización interna que en cierto modo ha planteado
históricamente la génesis de los derechos nuevos en el marco propio del
ordenamiento general, de cuyo seno se separaría tempranamente el propio
Derecho Mercantil
Ahora bien, para proceder a la elaboración de un concepto que englobe el estudio
jurídico de las actividades de las Casas de Bolsa y demás intermediarios cuando
actúan en el ámbito bursátil, incluyendo las de supervisión, manejo y control que
de ellas efectuarán las autoridades, así como para confirmar nuestros
presupuestos de insuficiencia de su ubicación tanto dentro del Derecho
Mercantil como del Derecho Financiero, es necesario revisar algunas
expresiones doctrínales que en este sentido pueden sernos útiles, encontrado
como una aportación muy interesante la expuesta por el Dr. Raúl Cervantes
Ahumada' quien apunta que el Derecho es un conjunto coordinado de
construcciones ideales, derivadas de un poder público efectivo y• destinadas a
actuar o realizarse en la vida humana de relación social; sobre el particular,
agrega el Dr. Cervantes que dentro de este concepto se comprenden las
diversas categorías de normas (organizativas, definitorias, sancionadoras,
etcétera.) Y todas las instituciones (sujetos, cosas, contratos, etcétera.) que
integran el vasto campo del ordena miento jurídico; no obstante, no podemos
considerar como el Dr. Cervantes Ahumada que los sujetos seres humanos sean
una construcción ideal, debido a que es el ser humano quien crea el Derecho y no
el Derecho quien crea al ser humano; asimismo, aun cuando el Derecho crea,
entre otras organizaciones ideales a las que se denominan personas morales, una
vez constituidas y registradas dejan de convertirse en ideas para convertirse en
personas con personalidad jurídica y patrimonio propios; lo que consideramos es
ideal, es el comportamiento que jurídicamente deben observar tanto de los seres
humanos como las personas morales, a su vez administradas por seres
humanos.
Por otro lado, es inadmisible que los seres humanos integren el Derecho como
lo pretende este autor e inclusive sirvan para situarse dentro de la definición del
Derecho, ya que éste establece patrones de conducta ideales para que los seres
humanos las cumplan o eviten su comisión como en la ejecución de conductas
delictivas, dirigidos en todos los casos a actuar dentro de la vida social.
Derivado del concepto recién invocado el Dr. Cervantes agrega que el Derecho
Mercantil es un conjunto coordinado de estructuras ideales, pertenecientes al
ordenamiento jurídico general y destinadas a realizarse o actualizarse
principalmente en la actividad de la producción o de la intermediación en el
cambio de bienes o servicios destinados al mercado general; sin embargo esta
concepción nos parece incompleta para los fines que perseguimos ya que no
evalúa esa doble posición de la materia jurídica financiera, por lo que
reiteramos que la derivación del Derecho Bursátil y de las demás actividades
jurídico financieras, no encuadran del todo dentro del Derecho Mercantil, sino
únicamente por lo que hace al acto de comercio; todo lo anteriormente comentado
parece ser confirmado además, por las disposiciones especiales en materia de
quiebras y concursos mercantiles, cuando el quebrado o concursado es una
Institución Financiera, ya que en tales casos no se aplican todas las reglas
generales de la Quiebra o de los concursos mercantiles a que se sujetan los
demás comerciantes.
Por otra parte, y como fue anteriormente expuesto, puede pensarse que esta
especial rama de Derecho encuadra dentro del llamado Derecho Financiero, del
cual el Dr. Luis Humberto Delgadillo Gutiérrez' expresa que desde el punto de
vista cien tífico, no es posible hablar de él como disciplina autónoma, a pesar de
lo cual, desde el punto de vista didáctico es tan posible como necesario, ya que
puede alcanzarse la unificación homogénea de normas y principios que traten
una materia en particular. La palabra Finanzas agrega el Dr. Delgadillo, se deriva
de la voz latina FINER que significa "terminar, pagar". Así el concepto de
finanzas hace referencia a todo lo relativo a pagar, y que relaciona no sólo el acto
de terminar con un adeudo, de pagar, sino también la forma de manejar aquello
con que se paga, y la forma en que se obtuvo, a fin de estar posibilidad de pagar;
no obstante, pretender ubicar a la rama especial del Derecho que nos ocupa
dentro del Derecho Financiero, también resultaría insuficiente.
Con la expresión de estos conceptos Jurídicos, uno de Derecho Privado y otro
de Derecho Público, se confirma la problemática de ubicación y definición de
nuestra materia como ya lo habíamos expuesto, debido a la propia estructura
jurídica actual del sistema financiero mexicano, no obstante lo anterior, el Lic.
Octavio Igartúa Araiza expresa que el Derecho Bursátil puede configurar una
rama especial o especializada del Derecho Mercantil, integrada por un conjunto
de principios y normas que se refieren a las operaciones con valores, a las
personas que las ejecutan a título profesional y en general, tráfico bursátil que
forma parte importante del complejo engranaje del desarrollo económico.
Del concepto invocado pueden deducirse elementos fundamentales de la
actividad bursátil, la primera de ellas consistente en que éste constituye una
rama especial del Derecho, cual estudia las operaciones con valores y no
simplemente la intermediación con ellos, estudia también a las personas que
ejecutan tales operaciones desde el punto de vista de la habitualidad profesional,
así como el tráfico bursátil, no obstante, del mismo se omite el estudio de las
relaciones que presentan los sujetos del Derecho Bursátil con las autoridades de
la materia, tales como la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y la Secretaría
de Hacienda y Crédito Público, amén del Banco de México, así como el lugar en el
que habitualmente se celebran las operaciones con valores y los lugares de
depósito los mismos. Así también se centra únicamente en actividades bursátiles,
omitiendo aquellas que pueden celebrarse fuera de las Bolsas de Valores.
Por lo anterior y una vez razonados los criterios que hemos presentado con
anterioridad, podemos establecer el concepto del Derecho Bursátil: "Es una
rama de un Derecho nuevo, público y privado por su especial naturaleza, cuyo
contenido es el conjunto coordinado de estructuras tanto formales como ideales,
que permiten a los seres humanos y a los demás sujetos e instituciones
organizar, instrumentar e intervenir en las actividades concernientes a las
operaciones con valores y demás documentos que reciban el mismo tratamiento,
así como en las operaciones asimiladas al tráfico tanto bursátil como
extrabursátil".
Del concepto vertido, podemos extraer en resumen los siguientes elementos:
1). El Derecho Bursátil no representa una rama independiente de Derecho, forma
junto con el Derecho que regula a las demás actividades y entidades del sistema
financiero mexicano, una nueva categoría de Derecho Privado y Público.
2. Si bien es cierto que el contenido esencial de tal Derecho lo componen los
valores, no deben soslayarse los papeles y documentos que por ministerio de la
Ley del Mercado de Valores deben considerarse como tales y, por tanto, reciben
el mismo tratamiento y quedan incluidos dentro de nuestra materia, sobre todo
cuando son títulos de crédito innominados, conforme lo refiere el artículo 2° de
dicha Ley.
3. Las actividades de organización, instrumentación e intervención en
operaciones con valores, incluyen a seres humanos, personas morales e
instituciones públicas, por tanto, quedan incluidas las tareas relativas a la
calificación de valores, las aplicables a los lugares en donde éstos serán
calificados, emitidos, negociados y depositados; así como las actividades de las
autoridades que supervisan el sano desenvolvimiento de las operaciones en
estudio. De esta premisa se desprenden a las personas que emiten valores,
aquellas que calificarán los mismos conocidas como Calificadoras de Valores, a
las Casas de Bolsa que negocian con ellos, incluyendo su colocación en el
Mercado de Valores, las Bolsas de Valores en donde se realizará generalmente la
negociación, las Instituciones para el Depósito de Valores que recibirán los títulos
físicos a negociarse y, las autoridades que intervienen en la regulación y
supervisión de las operaciones señaladas como son la Secretaría de Hacienda
y Crédito Público, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores y el Banco de
México.
4. Las operaciones que circundan al mundo bursátil, no sólo se realizan a través
de las Bolsas de Valores, ya que existe la posibilidad de que las Casas de Bolsa
negocien valores fuera de ellas según lo apuntan los artículos 109, 204 fracción IV
y 223 de la Ley del Mercado de Valores; igualmente es innegable que no todas las
actividades que celebran estos intermediarios pertenecen al tráfico bursátil, sin
embargo por ser efectuadas por Casas de Bolsa reciben el tratamiento de
operaciones extrabursátiles, como lo es el financiamiento que pueden otorgar
para la adquisición de valores con garantía de éstos, los fideicomisos bursátiles y
las cauciones bursátiles, que en ambos casos no siempre desembocan en la
venta de los valores que componen su contenido, sino que incluso por vía del
endoso pueden ser restituidos a sus titulares; por tanto, por Mercado
Extrabursátil deberá entenderse aquél que incluye instrumentos que tienen todas
las características para ser negociados a través de una Bolsa de Valores, pero
que no se realizan en ella y, por actividades extrabursátiles, aquellas que no
forman parte de las actividades que en Bolsa de Valores deben efectuar las
Casas de Bolsa.
En este orden de ideas, expuesto ya el concepto y elementos del Derecho Bursátil
y para no cometer la injusticia de omitir un concepto de la materia que engloba
todas las actividades y entidades de todo el sector financiero, y únicamente con
fines meramente didácticos y de enseñanza y a sabiendas que antes de reconocer
su existencia deberá ahondarse más en su estudio y factibilidad, podemos
señalar que el Derecho que regula a las actividades y Entidades de todo el
Sector Financiero, es una rama de un Derecho tanto público como privado por
su especial naturaleza, cuyo contenido es el conjunto coordinado de estructuras
tanto formales como ideales, que permiten a los seres humanos y a los demás
sujetos e instituciones organizar, instrumentar e intervenir en las actividades
concernientes a las Agrupaciones Financieras, al Crédito y sus actividades
auxiliares, a los Seguros, a las Fianzas, a las operaciones con valores y demás
documentos que reciban el mismo tratamiento, así como en las operaciones
asimiladas al tráfico tanto bursátil como extrabursátil, y en general al trafico
financiero, todas ellas pertenecientes al sector de la economía de un país.
Reiteramos que nuestra posición podrá ser calificada como absurda, temeraria,
o como una locura sin parangón, pese a lo cual, también repetimos que no puede
negarse la insuficiencia del Derecho Mercantil de regular y aglutinar todos los
componentes de las entidades y actividades del sector financiero mexicano, sobre
todo cuando se trata de normas de Derecho Público como la concesión,
organización y publicidad de los intermediarios, no digamos cuando se trata de
ubicar dentro del Derecho Mercantil al marco regulatorio de las autoridades que
intervienen en la supervisión y control del medio financiero.
II. EL CARÁCTER FEDERAL DE LA MATERIA QUE REGULA A LAS
ACTIVIDADES Y ENTIDADES FINANCIERAS Y CONCRETAMENTE AL
DERECHO BURSÁTIL.
El carácter federal de nuestra materia encuentra su fundamento en lo dispuesto
por la fracción X del artículo 73 Constitucional, mismo que dispone que el
Congreso de la Unión tiene facultad para legislar en toda la República sobre
hidrocarburos, minería, industria cinematográfica, comercio, juegos con
apuestas y sorteos, intermediación y servicios financieros, energía eléctrica y
nuclear, y para expedir leyes del trabajo reglamentarias del artículo 123
Constitucional.
De lo antes expuesto, debe resaltarse que el legislador ha distinguido entre la
intermediación y los servicios financieros sin razón aparente, ya que estos últimos
engloban a aquella, sin que pueda considerarse como una actividad separada,
pese a lo cual, puede tratarse de la intermediación comercial en general y no
sólo de la intermediación financiera, por lo que la redacción en comentario deja
mucho que desear, sin embargo, tanto las actividades comerciales como las
financieras son competencia exclusiva del Congreso de la Unión que representa
uno de los tres poderes en que se divide la soberanía de nuestra Nación, de
acuerdo con los articules 41 y 49 de la Carta Fundamental; de ahí que los
Estados libres y soberanos de que se compone nuestra República, no puedan
establecer legislación alguna respecto de las actividades y servicios financieros.
En relación con el carácter federal de la materia relativa a la intermediación y
servicios financieros, es importante resaltar que las controversias que se susciten
en cumplimiento y aplicación de leyes federales como las que nos ocupan,
pueden ser dilucidadas a elección del actor, tanto por tribunales federales como
por tribunales locales cuando sólo afecten intereses particulares, de acuerdo con
lo preceptuado por la fracción I del artículo 104 Constitucional.
CAPÍTULO SEGUNDO
LA INTERMEDIACIÓN EN EL MERCADO DE VALORES.
I INTERMEDIACIÓN BURSÁTIL
En el mundo del Mercado de Valores, la intermediación reviste especial
trascendencia afirma el Lic. Víctor Manuel Giorgana Frutos, pues a es ésta la que
le da vida, dinamismo, energía, convirtiendo a esta actividad en eje del movimiento
de los ahorros, impulsando el desarrollo de la economía nacional vía la inversión
de éstos en las empresas. Por esto continua exponiendo Giorgana la
intermediación bursátil debe contemplarse desde dos diferentes ángulos: desde el
empresario que desea hacerse de recursos para lo cual requiere que lo asistan
para ponerse en contacto con los ahorradores; y también desde el de quien se ha
privado de disfrutar bienes presentes y desea invertir sus fondos en la forma más
productiva y segura, y así busca quien le ayude. De esta suerte se hace patente la
necesidad de que exista una persona que ponga en contacto a quienes teniendo
intenciones e intereses distintos, son coincidentes y complementarios y, además,
que esto se haga en forma rápida y eficiente, permitiendo que as operaciones
tengan liquidez, economía y expedición; regulándose de manera integral,
coordinada y sistemática las actividades de quienes intervienen en dicho Mercado.
De esta brillante exposición se deriva el contenido de la intermediación,
consistente en poner en contacto a una persona que ofrece bienes con aquellas
que están dispuestos a adquirirlos.
Existen sobre este tema diversos comentarios que consideramos dignos de ser
apreciados, en efecto, el Dr. Mario Goldstein efectúa una condensación de
algunos de ellos, exponiendo que en una nota de José Buxade, encontramos la
acepción correcta de este vocablo en el Derecho Español moderno: “El que meda
entre dos o más personas para arreglar un negocio. El agente mediador entre
vendedores y compradores para ajustar los contratos, especialmente mercantiles”
Así también, Goldstein comenta que según Cabanellas, intermediario es aquel que
hace o sirve de enlace o mediador entre dos o más personas; y mapas
especialmente entre productores y consumidores. Debido a ellos, el nombre de
intermediarios se les aplica a los comisionistas y representantes, a los
comerciantes, proveedores, acaparadores, etcétera. La voz no tiene sentidos
sociales encomiásticos, por verse en ella una causa, quizá suprimible, del
encarecimiento de los productos y del costo de vida.
No obstante lo expuesto, Goldstein califica a los intermediarios de parásitos, ya
que opina que se pudo haber prescindido de su intervención, debido a que
carecen los productos y los colocan en distintas condiciones que el consumidor las
obtendría de su manufacturado, sin embargo añade: Nada digamos del
comisionista, del corredor, del agente de Bolsa y cambiario que , el correr del
tiempo y en los intensos ajetreos económico- financieros modernos, debido a la
complejidad de los negocios, al comercio internacional, a la apreciación del factor
de la distancia que separa a los diversos elementos de la producción y del
consumo, se torna indispensable.
En el terreno de la Banca y del comercio cambiario, se hace necesario para su
ejercicio, la posesión de una serie de conocimientos técnicos, de agilidad y
presteza, que los particulares no se hayan en condiciones de presentar. En estos
casos, no es dable hablar, entonces, de “parásitos” sino de elementos que
integran necesariamente el juego de los intervinientes en ciertas muy complicada
e importantes actividades comerciales.
Inicialmente son correctas las acepciones de Buxade y de Cabanellas, en el
sentido de que el enlace o mediador entre dos personas es el intermediario, más
en nuestra materia esta última acepción adquiere especial relevancia y mayor
alcance, puesto que el legislador mexicano ha ido más allá de las simples ideas de
enlace o mediación en la redacción de la fracción XV del artículo 2° de la Ley del
Mercado de Valores que textualmente expresa:
Es “… intermediación con valores, la realización habitual y profesional de
cualquiera de las actividades que a continuación se indican:
A Actos para poner en contacto oferta y demanda de valores.
B Celebración de operaciones con valores por cuenta de terceros como
comisionista, mandatario o con cualquier otro carácter, interviniendo en los
actos jurídicos que correspondan en nombre propio o en representación de
terceros.
C Negociación de valores intermediarios que actúen de la misma en general o
con otros intermediarios que actúen de la misma forma o por cuenta de
terceros.
De dichas actividades, se desprenden y relacionan las siguientes:
a Correduría
Pocas referencias existen de esta actividad cuando es desarrollada por
particulares, así la fracción XIII del artículo 75 del Código de Comercio
se refiere a que son considerados actos de comercio las operaciones de
mediación en negocios mercantiles, sin que se establezca en tal
ordenamiento una definición precisa con relación a ese concepto; no
obstante no debemos olvidar que el mediador de negocios es
tradicionalmente conocido como corredor.
Antes del día 29 de Diciembre de 1992, el artículo 51 del propio Código
de Comercio definía al corredor como un mediador en la proposición,
ajuste y celebración de contratos mercantiles, más tal referencia era
aplicable solamente a la correduría pública, por lo que en la fecha antes
escrita, se publicó en el Diario Oficial de la Federación la Ley Federal de
Correduría Pública, que evidentemente en nada aplica a las actividades
de intermediación de una Casa de Bolsa, institución de crédito o Asesor
de Inversión, todos aquellos en materia de valores. La correduría pública
y la intermediación simple son actividades e instituciones legítimas
diferentes como opina la Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación; existen corredores privados o simples mediadores y
corredores públicos, en la inteligencia de que los primeros pueden sin
traba alguna, desempeñar las funciones de mediación.
Desafortunadamente el artículo 53 del Código de Comercio, establecía
que los actos y contratos mercantiles celebrados sin intervención de
corredor se comprobarían conforme a su naturaleza, sin atribuir a los
intermediarios función alguna de correduría pública, podía deducirse
que cuando esas actividades de simple mediación eran efectuadas por
nuestras sociedades concesionadas debidamente, forman parte de una
actividad diferente como lo es la intermediación lo cual perdura aun
habiendo sido derogado el precepto citado que la correduría y la
intermediación son distintas, también lo es que la correduría se
encuentra dentro de la intermediación. Sin demérito de lo cual, debe
diferenciarse a la correduría privada de la pública, ya que como
comentamos, los intermediarios bursátiles no efectúan una mediación
de carácter pública.
En relación con estas afirmaciones debemos preciar que las actividades
de poner en contacto a dos partes o comunicarlas con el objeto de que
posteriormente materialicen una compraventa de valores entre tales
oferentes y demandantes, las realicen en presencia de los interesados,
quienes ni siquiera sabrán quien actuó como su contraparte, ya que las
mismas son efectuadas en el piso de remates de la Bolsa y entre Casa
de Bolsa que representan cada una a sus clientes, esto significa que
cada Casa de Bolsa mediadora realizará las aproximaciones y, en su
caso, con posterioridad las compras y ventas de valores por cuenta de
otros, sin que entre los oferentes y demandantes exista contrato o nexo
alguno. O siquiera conozcan sus respectivas identidades. Lo anterior
obedece al Secreto Bursátil al que nos referiremos posteriormente.
Para que existan esas actividades de compraventa de valores será
necesaria una aproximación de las partes, con el objeto exclusivo de la
ejecución material de instrucciones de compra o venta de valores, y en
esta circunstancia radica la correduría, también entendida como
medicación; no obstante, para comprender esta figura es necesario
distinguir tres momentos en la actividad de compraventa de valores:
1° cualquier persona que pretenda efectuar operaciones de
compraventa de valores, necesita celebrar con una Casa de Bolsa un
contrato de intermediación, que como veremos en el tema
correspondiente, debe incluir una cláusula de comisión con el objeto de
que la Casa de Bolsa por cuenta de este cliente, pueda efectuar los
actos jurídicos necesarios tendientes a la formulación y ejecución de las
operaciones de que se trate.
2° el o los actos de aproximación entre las partes con el objeto de que
exista el ofrecimiento de valores, sean en compra o en venta,
actividades calificadas como correduría o mediación, y;
3°El acto de perfeccionar una compraventa de valores que las Casas de
Bolsa efectuarán por cuenta de sus clientes, que como quedó
debidamente precisado se trata de un acto de comisión mercantil
privada.
Asimismo, es primordial establecer una precisión con relación a este
asunto: cuando la correduría se ejerce como simple actividad de
mediación y se encuentra dentro de la intermediación en general,
cualquier comerciante puede efectuarla, no obstante cuando ésta reviste
como materia los valores, entonces el mediador requerirá de
autorización gubernamental al efecto.
En conclusión , las actividades de correduría reservadas para las Casas
de Bolsa consisten en la aproximación entre dos o más partes, con el
objeto exclusivo de que se ofrecen y quienes los demandan, sin que sea
necesaria la presencia física o la presentación de dichas partes que
intervienen en las aproximaciones y, posteriormente en las operaciones
de compraventa de valores, ya que en ambos casos, las actividades
serán celebradas en nombre de las Casas de Bolsa pero a cuenta de
sus respectivos clientes.
b comisión
La comisión mercantil se ha entendido tradicionalmente como un
contrato de mandato aplicado a actos concretos de comercio, siendo
comitente quien confiere la comisión mercantil y comisionista el que la
desempeña, la característica que diferencia a este tipo de contrato
mercantil con el contrato de mandato civil, es que el comitente ejercita
actos de comercio de manera habitual.
Como ya quedó debidamente explicado, para que una Casa de Bolsa
pueda efectuar operaciones de correduría por cuenta de uno o varios de
sus clientes, es decir las operaciones de poner en contacto a las artes
para que realicen materialmente transacciones de compraventa de
valores, necesita obtener de tales clientes las instrucciones precisas al
efecto, por lo que ambos deberán celebrar previamente un contrato de
intermediación que contenga cláusula de comisión mercantil, que le
permitirá a las Casa de Bolsa poner en contacto a sus clientes con otras
personas, oferentes o demandantes de valores y efectuar las
proposiciones, sean de compra o de venta; las partes que a su vez
escucharán esas ofertas están representadas a su vez por otra u otras
Casa de Bolsa, que al efecto también actúan con sus clientes en base a
estos contratos o cláusulas de mandato. Por otra parte, la posibilidad de
que oferente y demandante no se entren presentes al momento de la
negociación de los valores, encuentra su fundamento en estos contratos
al amparo de los cuales pueden celebrarse las operaciones sean o no
discrecionales, es decir, que confieran o no a la Casa de Bolsa libres
facultades de decisión para adquirir o vender los valores, según la
prudencia le dicte a sus representantes y cuidan di el negocio como
propio; sin embargo como ya puede inferirse, tales contratos son
otorgados por clientes determinados a su Casa de Bolsa, quien al
efectuar operaciones de compraventa de valores lo harán sin importar
que la contraparte no sea sus cliente y no tenga con ella celebrado
previamente con este cliente un contrato de intermediación que incluya
una cláusula de comisión; cuando ejecuta las operaciones de
compraventa de valores o la correduría de estos la hará con otra u otras
Casa de Bolsa que a su vez representan a sus clientes, sí que exista
algún contrato entre esas Casa de Bolsa.
Por lo señalado y como lo apunta Octavio Igartúa Araiza, la comisión
mercantil no pone en contacto a las partes, no comunica oferentes y
demandantes, sino que solamente formula las ofertas de compra y
venta, o acepta las que se hagan sido plasmadas en base al contrato de
intermediación que incluye una cláusula e comisión mercantil. Por tanto
debemos precisar que para la celebración de las operaciones de
correduría con valores es necesaria la existencia de esa cláusula de
comisión mercantil en los contratos de intermediación bursátil.
Sin perder de vista los razonamientos anteriores, es preciso comentar
que pueden existir contratos específicos y exclusivos de comisión
mercantil celebrados por las Casas de Bolsa con algunos de sus
clientes, concretamente denominados contratos para la celebración de
oferta pública de valores, como lo advierte con precisión el Lic. Javier
Pérez Rocha en el Seminario “Importancia de la relación jurídica formal
de las Casa de Bolsa con su clientela”.
c Correduría y comisión
d Como puede derivarse de las exposiciones anteriores, la correduría en
materia bursátil reviste el acto de aproximación o comunicación entre las
partes para que entre ellas sea celebrada una compraventa de valores.
Por su parte la cláusula de comisión mercantil reviste las instrucciones
discrecionales o no discrecionales de los clientes de las Casad de Bolsa
, con el objeto de que estas Instituciones efectúen tanto las
aproximaciones como las compraventa respectivas; es por estas
circunstancias que afirmamos que toda comisión mercantil en materia
de valores requiere para su materialización de la existencia necesaria y
forzosa de la correduría, mientras que ésta no requiere en todos los
casos de la existencia de la comisión mercantil, como en aquellas
situaciones en que las Casa de Bolsa efectúan operaciones de
compraventa de valores por su propia cuenta.
e Sobre este articular consideramos importante la opinión de Giorgina
Frutos en el sentido de que los intermediarios en el Mercado de Valores
cuando realizan las actividades de correduría o comisión, deben hacer
en todo casi a nombre propio, pues en términos de la ley de la materia
les está prohibido dar noticia de sus operaciones.
d) Operaciones por cuenta propia
Hemos expuesto anteriormente que las operaciones que por cuenta propia pueden
celebrar las Casas de Bolsa, encuentran su fundamento en la Circular única para
las Casa de bolsa del 23 de julio de 2004 de la Comisión Nacional Bancaria y de
Valores, en todos los casos consisten en operaciones mediante las cuales las
Casas de Bolsa adquieren o venden por sí mismas valores de renta variable, en
los siguientes supuestos:
1. Cuando su objeto se facilitara la colocación de valores o coadyuvar a dar
mayor estabilidad a los precios de éstos y a reducir los márgenes entre
cotizaciones de compra y venta de los propios títulos, incluyendo ventas en corto,
es decir aquellas cuya liquidación efectúa el vendedor con valores obtenidos en
préstamo, ya que no cuenta con eso en ese momento.
2. Cuando son efectuadas de o a la posición de su clientela a través de la
Bolsa de Valores, denominadas operaciones de auto entrada.
3. Las que realicen con financiamiento de Instituciones de Crédito,
incluyendo operaciones a plazo y a futuro, transacciones en mercados del exterior
y operaciones de arbitraje internacional.
Reiteramos que en todos estos casos, la persona que compra o vende
valores de rente variable es la Casa de Bolsa ; la finalidad de estas operaciones
es la de facilitar la colocación de los valores entere el público inversionista o
coadyuvar a dar mayor estabilidad a los precios de los mismos, sin que tal
situación signifique manipulación de precios, asimismo las operaciones por cuenta
propia de las Casas de Bolsa, también pueden estar orientadas a reducir los
márgenes de cotización de compra y venta de los propios títulos, o estar
destinadas a procurar que mejores las condiciones de liquidez en el Mercado, así
como una mayor diversificación de las transacciones.
A este respecto nos parece muy ilustrativa la opinión de Octavio Igartúa, que
expresa que la facultad de operar por cuenta propia, es clara en el caso en que la
Casa de Bolsa actúe como colocadora de los títulos materia de una oferta pública,
supuesto en el cual la adquisición de títulos mediante la toma en firme de la
totalidad o parte de la colocación, no es más que un medio para asegurar y
proveer de recursos a los colocadores, llevando a cabo la adquisición con el único
fin de su posterior distribución entre el público.
En relación con lo antes expuesto, debemos precisar que el artículo 58 de la
Circular única para casas de bolsa del 23 de julio de 2004 relativa al sistema
automatizado de recepción y asignación de operaciones que deberán observar las
Casas de Bolsa, establece que tal sistema deberá diferenciar con toda claridad las
funciones siguientes:
a La recepción de instrucciones.
b El registro de órdenes.
c La transmisión de órdenes.
d La ejecución de órdenes, y
e La asignación de operaciones.
Adicionalmente el artículo 66 de tal circular determina que las casas de bolsa
deberán registrar en sus sistemas las órdenes relativas a sus operaciones por
cuenta propia.
Las cacas de bolsa podrán transmitir al sistema de negociación de las bolsas,
posturas de órdenes por cuenta propia, sin necesidad de ajustarse a lo previsto en
el párrafo anterior, siempre y cuando no existan instrucciones de clientes
pendientes de registrarse o transmitirse y en ambos casos tengan identidad en el
sentido y precio de la operación y en los valores a que se estén referidas las
órdenes por cuenta propia. Sin perjuicio de loa anterior, las casas de bolsa
deberán realizar el registro respectivo de sus propias órdenes en forma inmediata
posterior a su transmisión.
Las operaciones de compra, así como las ventas en corto, para mantener
coberturas en emisiones de títulos opcionales, no obstante lo señalado
anteriormente, podrán ingresarse como órdenes por cuenta propia, observando
invariablemente para tal efecto el principio de primero en tiempo, primero en
derecho, al ingresar dichas órdenes.
E) Administración y manejo de carteras de valores propiedad de terceros
En cuanto a la primera de más actividades, hemos de comentar que el control de
los actos corporativos y patrimoniales que confieren los valores a sus tenedores,
son materia de la administración bursátil, por tanto las Casas de Bolsa con apoyo
en las Instituciones para el Depósito de Valores, estarán pendientes de las
asambleas que celebren los emisores de los valores para las resoluciones que se
adopten en ellas no afecten a su s tenedores, así como para recibir los dividendos
que en ellas sean decretadas, o se puedan suscribir los valores que les
corresponda a sus clientes; sin embargo, esta actividad depende de gran medida
de las instrucciones del propio cliente, así como de si el contrato al amparo del
cual se celebran las operaciones es o no discrecional.
Por sus parte, la administración global del patrimonio y no sólo de los actos
patrimoniales o corporativos de los valores propiedad de un cliente, constituye el
manejo de la cartera de valores, de tal suerte que para efectos bursátiles, dicha
actividad se conceptúa como el ofrecimiento o prestación habitual de la asesoría,
supervisión y , en su caso, toma de decisiones de inversión a nombre de terceros,
respecto de los valores, títulos y documentos a que se refiere la Ley de la materia;
mediante ella se tratan de buscar valores que proporcionen mayor productividad
para los clientes, sin que esta situación signifique que la Casa de Bolsa le
garantice rendimientos a éste, ya que una cosa es pretender que el cliente
obtenga mayores beneficios con la adquisición o venga de determinada emisora o
valor y, otra es aconsejarle que adquiera o venda alguno y garantizar con ello
determinados dividendos o intereses, lo cual sería contrario a lo señalado por el
artículo 188 de la Ley del Mercado de Valores, que es su fracción ii ordena con
precisión que las casas de bolsa, en el manejo de las cuentas de sus clientes,
deberán actuar profesionalmente, rendimientos; asumir la obligación de devolver
la suerte principal de los recursos que les hayan sido entregados para la
celebración de recursos que les hayan sido entregados para la celebración de
operaciones con valores; responsabilizarse de las pérdidas que puedan sufrir sus
clientes como consecuencia de dichas operaciones, o en cualquier forma asumir
el riesgo de las variaciones en el diferencial del precio o tasa a favor del precio o
tasa a favor de sus clientes.
f Endoso de valores nominativos
El endoso ha sido definido por el maestro Joaquín Garrigues como una cláusula
accesoria e inseparable del título, en virtud de la cual el acreedor cambiario pone a
otro en su lugar, transfiriéndole el título con efectos limitados e ilimitados; la
expresión de cláusula inseparable se refiere a que dicho endoso debe constar en
el cuerpo del propio título de crédito o en hoja adherida a él; por su parte el Lic.
Rafael de Pina Vara expone que el endoso consiste en una anotación escrita en el
titulo o en hoja adherida al mismo, redactada en forma de orden dirigida al deudor.
El endoso suele escribirse al dorso del documento, pero nuestra Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito no contiene ninguna disposición que imponga su
anotación en ese preciso lugar.
Para que una Casa de Bolsa pueda efectuar la administración y el manejo de la
cartera de valores propiedad de una persona, es necesario que ésta última
confiera a las Instituciones para Depósito de Valores un endoso en administración
en ellos, cuando éstos son nominativos, con la finalidad no solo d justificar la
tenencia de esos valores por parte de las Instituciones para el Depósito de
Valores, sino también para que las Casas de Bolsa a través de las cuales se ha
constituido el depósito mismo, puedan instruir a las citadas Instituciones en la
realización de los actos que con los valores se efectúen tanto en el piso de
remates de la Bolsa, como fuera de él, la Institución para el depósito de –valores
correspondiente, obrará compensando entre Casa de Bolsa los valores comprados
y vendidos, compensación que no podría efectuarse de no existir el endoso
conveniente, lo cual impactaría tanto la administración como el manejo de una
cartera de valores determinada.
II EL MERCADO DE VALORES
Hemos hecho algunas referencias al concepto antes anotado, sin habernos
adentrado en él y en sus componentes, más Víctor Manuel Giorgana Frutos
efectúa una exposición que merece toda nuestra atención y, sobre la cual
haremos también algunas notaciones; en efecto, esta autor explica que no sólo el
dinero representa riqueza o valor, ya que hay otros instrumentos que lo hacen
como las acciones de las Sociedades, los certificados de depósito de mercancías,
etcétera, que representan dinero, como las acciones, las obligaciones y demás
documentos que se emitan en serie o en masa, títulos de crédito, y otros
documentos que se otorguen a sus titulares derechos de crédito, de propiedad de
participación en el capital de personas morales emitidos en el extranjero, cuya
oferta e intermediación se efectúe de acuerdo con la Ley del Mercado de Valores,
que en su conjunto se les llama títulos de valor o títulos en los casos determinados
por la Ley aplicable, instrumentos que a su vez son objeto de oferta y demanda y
también tienen su Mercad, un precio una oferta y una demanda.
) Mercado de Dinero.
Incluye todos los instrumentos de deuda que emiten las sociedades mercantiles y
el Gobierno Federal, tal como las Sociedades mercantiles y el Gobierno Federal
tal como los Certificados de la Tesorería de la Federación, pagarés bursátiles, los
pagarés bancarios, las obligaciones, los bonos de prenda, las acciones de
Inversión en Instrumentos de Deuda, etc. Esta sección es considerada por los
expertos y analistas como una sección de inversión a corto plazo, con riesgos
moderados para el inversionista.
) Mercado de Capitales.
Aglutina todas las acciones del capital social de persona morales cotizadas en
Bola, como las acciones de Telmex, las de las Agrupaciones Financieras, etc., y
algunos otros instrumentos de plazos extensos de vencimiento, por lo cual, al
contrario de lo expresado en el Mercado de Dinero, se considera que esta sección
del Mercado de Dinero, se considera que esta sección del Mercado de Valores se
efectúa a plazos largos en lo referente a su recuperación y ganancia, asimismo el
riesgo de inversión es muy alto si el inversionista pretende permanecer un corto
tiempo en él.
Sin hacer a un lado lo anterior, también se incluyen en la actualidad dentro del
Mercado de Valores los segmentos denominados Mercado de Futuros en el que
se negocian con algunos valores, “apostando” al precio que tendrán en una fecha
posterior pactada por las artes, y el Mercado de Divisas. Cuya base son los
precios futuros de la moneda extranjera.
III CONCEPTO DE VALORES Y SU DIFERENCIA CON LOS TÍTULOS
DE CRÉDITO
La palabra valor tiene diversas acepciones dependiendo del uso o del cambio que
tenga la cosa a la cual se trata de evaluar es por eso que cuando se pretende fijar
un precio a las cosas, el valor de éstas puede definirse como una determinación
posible de la magnitud o cantidad variable de ese objeto, sea corpóreo o
incorpóreo. Esta definición es aplicable tanto al campo de la economía como al
campo jurídico, la cual debe ser completamente cuando se trata de nuestra
materia bursátil, ya que esa determinación de la magnitud o cantidad variable se
extiende a la esfera económica y es fijada por las leyes económicas de la oferta y
de la demanda; por eso, debemos entender por la palabra valores, aquellas cosas
mercantiles que incorporan en sí mismas una magnitud o cantidad variable
estimada en dinero, la cual es determinada por la oferta o la demanda que de ellas
exista en un momento y lugar determinados.
Con poca fortuna, la Ley del Mercado de Valores no incluye una definición jurídica
de éstos con la que podamos confirmar nuestra opinión, sino que la fracción XXIV
de su artículo 2° al que ya nos hemos referido, se limita a describir cuales son las
cosas mercantiles que deberán que deberán entenderse como valores.
“Son valores, las acciones, partes sociales, obligaciones, bonos, títulos
opcionales, certificados, pagarés, letras de cambio y demás títulos de crédito,
nominados o innominados, inscritos o no en el Registro Nacional de Valores,
susceptibles de circular en los mercados de valores a que se refiere la Ley del
Mercado de Valores, que se emitan en serie o en masa y representen el capital
social de una persona moral, una parte alícuota de un bien o la participación en un
crédito colectivo o cualquier derecho de crédito individual, en los términos de las
leyes nacionales o extranjeras aplicables.
A este respecto, es necesario precisar como ya lo hemos hecho en otro trabajos,
que con base en la legislación aplicable a los valores, no todos los títulos de
crédito son valores y, obviamente, no todos los valores son títulos de crédito, lo
que puede ser aprobado invocando los conceptos de títulos singulares y títulos
emitidos en serie o seriales, o en masa.
Salandra expresa en su “Curso de Derecho Mercantil” la diferencia entre títulos
individuales y títulos seriales: Los títulos individuales o singulares son aquellos que
se emiten en cada caso en relación a una cierta operación que tiene lugar frente a
una persona concreta o determinada como la letra de cambio, el cheque. Etcétera.
Por el contrario, los títulos seriales o en masa, nacen de una declaración unilateral
de la voluntad realizada frente a una pluralidad indeterminada de personas como
las acciones, las obligaciones, etc.
Es por lo anterior e interpretando a contrario sensu las definiciones vertidas, que
un título de crédito como el cheque, el pagaré, la acción del capital social de
Sociedad Anónima, etc., que no se emiten en serie o en masa, no son valores,
como lo expresa el artículo 2° de la Ley del Mercado de Valores, claro está, para
efectos de valores bursátiles.
Jorge Barrera Graff expone algunas reflexiones emanadas de su estudio sobre los
títulos valor para diferenciarlos de las características de los títulos de crédito,
señalando que de la definición de estos últimos en el artículo 5° de la Ley General
de Títulos y Operaciones de Crédito, se desprenden las características propias
del título de crédito que son la incorporación, la legitimación la literalidad y la
autonomía, mismas que no son aplicables del todo tratándose de valores.
1 El carácter necesario del título que resulta del principio de incorporación, es
decir del derecho incorporado al propio documento, crearía un problema de
tráfico y movilización en caso de ser exigida para los valores, pues la
transferencia se estos últimos se hace mediante el procedimiento de giro o
transferencia de cuenta a cuenta o mediante el procedimiento de giro o
Instituciones , sin que sea necesaria la entrega o tradición física de los
mismos y el consecuente desplazamiento de los valores, en el caso de
caución bursátil sobre valores, no es necesaria la entrega física de los
mismos y el consecuente desplazamiento de los valores, en el caso de
caución bursátil sobre valores, no es necesaria la entrega física de los
mismos y en el caso de los Cetes, las transmisiones se efectúan por
asiento en libros. En el caso de los títulos de crédito, es necesaria la
entrega del mismo para que su titular ejercitar los derechos que en él se
consignan.
2 La literalidad, es decir los derechos y obligaciones que emanan de la letra
del documento o de su redacción, en caso de ser exigida para los valores
inutilizaría algunas instituciones creadas por la Ley de la materia es decir la
del Mercado de Valores, como aquellos que en sustitución de cupones
emiten las Instituciones para el Depósito de Valores; en el caso de los
Cetes, no sólo se omiten sus formalidades, sino que se prescinde del
documento para operar en base a meros asientos en libros.
3 La característica de autonomía referente a que los derechos incorporados a
un título de crédito son independientes, porque cuando se transmite, su
nuevo tenedor tendrá un derecho propio e independiente, también queda
desvirtuada en el caso de los valores, ya que como ha quedado anotado,
en la mayoría de los casos al ser negociados mediante giro, transferencia o
asientos contables en libros, requieren de los documentos en donde
constan tales operaciones, por lo que si bien es cierto son autónomos de la
causa que les da origen, no son independientes de los documentos
necesarios para su negociación .
4 La legitimación que otorga a su tenedor el derecho de exigir las
prestaciones consignadas en los títulos de crédito, también quedaría
limitada tratándose de valores, cuando las Instituciones para el Depósito de
Valores emiten las constancias respectivas al depósito de éstos, con el
objeto de que sus titulares puedan ejercitar o exigir las prestaciones
consignadas en ellos o que de ellos deriven, como puede ser la asistencia a
una asamblea o el intento de ejercitar alguna acción judicial.
Además del conveniente aviso de oferta pública, existen otros requisitos que
su emisor debe satisfacer de pretender colocar valores entre el público
inversionista, mismos que deben reunirse con antelación al momento en que sea
pública la propia oferta; éstos son:
CAPITULO TERCERO
LAS INSTITUCIONES CALIFICADORAS DE VALORES.
CAPITULO CUARTO
LOS INTERMEDIARIOS DEL MERCADO DE VALORES.
Se ha discutido acerca del tipo de poder del que gozan los apoderados de
ambas categorías, ya que las citadas Circulares 10-68, que hoy se contienen en
las “Disposiciones generales aplicables a los operadores de bolsa y apoderados
de intermediarios del mercado de valores y asesores de inversión para la
celebración de operaciones con el público”, publicadas en el Diarios Oficial de la
Federación el 27 de junio de 2002, modificadas según Resoluciones publicadas en
el citado Diario el 30 de junio y 30 de diciembre de 2003 y 5 de agosto de 2005,
señalan que los mismos deberán ser especiales, pero dentro de su especialidad
en materia de valores, deben ser amplios, cumplidos y bastantes para que los
apoderados puedan celebrar las operaciones que les corresponde, mas no se
precisa si éstos son poderes o contratos de mandato para actos de administración
o para actos de dominio o con ambas facultades. Creemos que incluyen ambas
posibilidades, en virtud que en el caso concreto de operaciones que por cuenta
propia celebra la Casa de Bolsa, los apoderados evidentemente están disponiendo
del patrimonio de tal Institución.
I. OBJETO Y ANTECEDÉNTES
Todas las disposiciones antes referidas habrían de ser acogidas por la Ley
del Mercado de Valores de 2 de Enero de 1975, antecedente de la Ley actual del
año 2006, donde aparece regulado el ahora denominado Registro Nacional de
Valores, así como a la todavía aplicable Circular única de Emisoras del 19 de
Marzo de 2003, inclusive las fracciones XXVIII, XIX y XX del artículo 4° y artículo
10° transitorio de la Ley de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores del 28 de
Abril de 1995, atribuyen facultades a esta Comisión, para que siga llevando dentro
de su nuevo seno al Registro Nacional de Valores.
En este tema resulta trascendente comentar el problema que se suscitó al
momento de la entrada en vigor del Registro Nacional de Valores, ya que se
plantearon serias dudas legales en cuanto al tratamiento que debía dárseles a los
valores que cotizaban en Bolsa con antelación a la creación tanto de la Comisión
Nacional de Valores, e incluso también existieron problemas respecto a los propios
intermediarios no inscritos en la Sección correspondiente del Registro citado, que
inicialmente sólo contaba con dos secciones, una de valores y la otra de
intermediarios.
Por una parte, pretender que los valores que en ese momento se
encontraban en circulación reunieran los nuevos requisitos que imponían las
nuevas leyes, podía resultar perjudicial tanto para sus emisores como para los
tenedores de éstos, en virtud que podía darse el caso que no se apegarán a las
formalidades para su registro en el Registro Nacional de Valores y
consecuentemente, al no poder ser materia de oferta pública, tal situación
conllevaría a la cancelación de tales valores en perjuicio de sus emisores y sobre
todo del público inversionista; por tanto, se optó por inscribirlos de oficio en el
Registro Nacional de Valores, en la inteligencia que aquellos que se encontraran
en trámite, así como las emisiones de valores cuya oferta se pretendiera en lo
futuro debían apegarse a la normatividad vigente, con todo lo anterior, se evitó la
violación al principio de irretroactividad de la Ley, consagrado en el artículo 14
Constitucional.
Por otra parte, los intermediarios de valores y los agentes de Bolsa, que
eran tanto personas físicas como morales, debían proceder a partir del momento
del establecimiento del Registro Nacional de Valores e Intermediarios, a solicitar
su inscripción en la Sección de Intermediarios del propio Registro, pudiendo sin
embargo proceder su revocación si dejaban de reunir las condiciones que ahora
les imponían las leyes, o a petición de parte. Ambas soluciones nacían de la
inclusión de los artículos 3° y 4° transitorios de la abrogada Ley del Mercado de
Valores. Pese a lo anterior, la reforma legislativa del año de 2001, eliminó la
obligación de los intermediarios bursátiles de obtener su registro en el desde
entonces denominado Registro Nacional de Valores.
Sin embargo, desde la emisión de la Circular sin número del año 2000, se
previó la posibilidad de que los registros y anotaciones se ejecutaran por vía
electrónica, lo cual ha provocado que en la Ley del Mercado de Valores se haya
modificado la estructura del Registro Nacional de Valores, conforme se desprende
del artículo 71 de dicho ordenamiento. Por lo que para efectos netamente y
exclusivamente académicos, podemos señalar que el Registro Nacional de
Valores se compone de las secciones principales siguientes:
a) Sección para la inscripción de valores y ofertas de suscripción o
enajenación, así como para la inscripción de valores sin oferta pública,
como en el caso de acciones de sociedades promotoras de inversión.
b) Sección para inscripción preventiva de valores conforme a la modalidad de
listado previo, que tiene por objeto permitir al emisor realizar oferta pública
de las acciones objeto de dicho acto registral, dentro de un plazo que
determinará la Comisión mediante disposiciones de carácter general,
siempre y cuando se encuentre al corriente en sus obligaciones de entrega
de información, y conforme a los artículos 91 a 94 de la Ley del Mercado de
Valores; y,
c) Sección para la información relativa a la oferta pública en el extranjero, de
valores emitidos en los Estados Unidos Mexicanos o por personas morales
mexicanas, directamente o a través de fideicomiso o figuras similares o
equivalentes. Dicha información tiene carácter estadístico y no constituye
asiento o anotación registral algunos.
Error Material:
El que se comete sin intención conocida, escribiéndose unas palabras por otras
cuando se omita la expresión de alguna circunstancia o se equivoquen los
nombres propios, denominaciones sociales o las cantidades al transmitir tales
datos de los documentos, antecedentes o acuerdos a los que corresponden, más
tales circunstancias no cambian el sentido general de los propios asientos o
anotaciones, ni sus conceptos.
Error de Concepto:
Cuando al transmitir en la inscripción o asiento marginal alguno de los contenidos
en el documento, antecedente o acuerdo, se altere o se varíe su sentido, porque el
transmisor se hubiese formado un juicio equivocado del contenido de ese
documento antecedente o acuerdo, por una equivocación en la ubicación del
asiento o anotación en la Sección o Subsección que corresponda, o por cualquier
otra circunstancia.
a) Alemania:
Existen las “Kessen-varein”, pructo de que l Bank des Berlin Kassen Verein,
concentró e inmovilizó gran cantidad de títulos y valores que se encontraban en
depósito en sus cajas hacia finales del Siglo XlX, mediante este esquema, los
depositantes otorgaban su consentimiento, para que en caso de requerirlo, les
fuera restituidos no necesariamente los títulos depositados, sino otros de la misma
especie y calidad como se realiza en la actualidad.
Este mecanismo incluía depósitos colectivos denominados “Sammel
Verwahrung”, que permitían incluso la inmovilización, de los títulos. Fue hasta el
año de 1937 cuando las “Kassen verein”, constituidas ya como Sociedades de
Caja, son habilitadas para prestar sus servicios a bancos, miembros de las Bolsas
de Valores e Instituciones de Ahorro. Desde de la década de los años ochenta del
presente siglo, se han unido en este país a los “Kassen-verein”, las sociedades
denominadas “wetpapiersammelbank”, que en conjunto forman ya siete
agrupaciones.
b) Francia:
En esta nación se crea la Caisse Centrale de Dépots et Virements de Ttitres,
cuyas siglas son C.C.D.V.T (1941); en ella se depositaban acciones al portador de
Sociedades Anónimas Francesas, abriéndose cuentas a los depositantes para
que efectuaran entre si la transmisión de tales títulos sin necesidad de entregarlos
físicamente, figura conocida como tradición (entrega material); este sistema fue
sustituido por la constitución de una Sociedad Anónima denominada Societé
Interprofessionnelle pour la compesation des valeurs mobilieres, con siglas
SICOVAM del año 1949, cuyo objeto similar al anterior, estriba en apertura de
cuenta a depositantes profesionales (intermediarios que operan por cuenta de sus
clientes), con la finalidad de inmovilizar valores tanto en sus transmisiones como
en el ejercicio de los derechos que unos y otros incorporan o representa.
c) Bélgica:
En esta nación se crea en Noviembre de 1967 la Caja Interprofesional de
Depósitos y Transferencias de títulos cuyas siglas son CIK, el doble aspecto
funcional de ésta tiene sus vertientes tanto en el depósito de valores como en la
facilitación de la cotización de los valores extranjeros, además de que presta
servicios de guarda y administración de valores, está facultado para ejercitar los
derechos inherentes a los valores depositados.
No obstantes y a diferencia tanto de México, como de los demás países
anotados con anterioridad, el régimen de esta Institución es opcional y no
obligatorio.
La forma de operación de las cuentas de depósito es parecida a la que en la
actualidad rige en el Mercado de Valores Mexicano, ya que los traspasos se
efectúan mediante el sistema de cargos y abonos que quedan asentados
contablemente hablando.
d) Holanda:
En 1962 se funda la compañía de compensación de valores holandesa
conocida como Effecten clearing, su cometido consiste en manejar cupones de
intereses y dividendos mediante la creación de una sociedad denominada Centro
para la Administración de Valores, que contrata con los emisores de valores la
posibilidad de que se emitan valores con cupones u hojas adheridas para el cobro
de dividendos.
e) Suiza:
En esta nación existe la Sociedad Suiza de Transferencias de Títulos, cuyas
siglas son SEGA, fundada en el año de 1971, en ella pueden realizarse depósitos
de valores, con la modalidad de que los depositantes sean cotitulares de los
depósitos y consecuentemente de los valores depositados, por los depósitos y
consecuentemente de los valores depositados, por lo que hay que decir que en
este caso concreto, los depositantes son los tenedores de los títulos o valores
depositados como acontece en nuestra Nación, sin que con nosotros exista la
cotitularidad; su operación es similar a la Caja Interprofesional de Depósitos y
Transferencias de Títulos (CIK) de Bélgica , ya que usa el sistema de asientos
contables para que se efectúen las transmisiones de valores, sin que éstos sean
entregados.
f) España:
Existen antecedentes de las figuras de depósito y administración centralizada
de valores desde el año de 1966, sin embargo es hasta Abril de 1974, cuando se
regula el procedimiento relativo a la liquidación de operaciones bursátiles, efectivo
a partir del mes de mayo de ese mismo año, el cual es aplicable a títulos emitidos
por la juntas sindicales de las Bolsas Oficiales de Comercio, que a su vez son
controladas y custodiadas por Bolsas y Bancos Españoles.
g) Estados Unidos de Norteamérica:
El maestro Jesús Rodríguez y Rodríguez expresa que la Bolsa de Valores de
Nueva York en 1961 había alcanzado una situación crítica, por el inmanejable
volumen de títulos que eran negociados diariamente por los corredores y agentes
de valores, por lo que se concluyó con la necesidad de imitar los países europeos
a los que hemos mencionado, en el sentido de concretar en un solo lugar los
valores que diariamente eran negociados por oferentes y demandantes, por esas
razones se creó la Central Certificate Service o CCS, que habría de ser sustituida
en 1973 por The Dipository Truss Company, que a partir de los años ochenta se ha
convertido en el custodio más grande de acciones y bonos.
h) México:
Por reformas y adiciones introducidas a la Ley de Mercado de Valores, el día
12 de Mayo de 1978 se crea el Instituto Nacional para el Depósito de Valores,
conocido como INDEVAL, que nace como un organismo público descentralizado
con personalidad jurídica y patrimonio propio, cuyas finalidades consistían en la
prestación de servicios de guarda, administración compensación, liquidación y
transferencia de valores, según el texto de la adición legal en comentario; tales
servicios habrían de ser considerados de interés público en términos del Decreto
del 29 de Diciembre de 1986, el cual también estableció que los mismos deberían
ser prestados a partir de entonces por sociedades que gocen de concesión del
Gobierno Federal con tal motivo.
El artículo segundo transitorio de la reforma a la Ley del Mercado de valores
de Diciembre de 1986, ordenaba que al momento en que iniciara operaciones
alguna de estas sociedades concesionadas para el depósito de valores, tendría
lugar la disolución y liquidación del Instituto Nacional para el Depósito De Valores;
siendo que en Abril de 1987, la Secretaria de Hacienda y Crédito Público otorgó la
correspondiente concesión a la sociedad denominada S.D. INDEVAL, S.A. de
C.V., Institución para el Depósito de Valores, que inició formalmente sus
operaciones a partir del mes de septiembre de 1988. No obstante y como ya fue
expresado, nuestra legislación no limita en forma alguna la existencia de varias
sociedades que puedan dedicarse a la prestación de los servicios relacionados
con el depósito de valores en la actualidad y a nivel nacional solamente opera la
citada S.D. INDEVAL, S.A. de C.V. Institución para el Depósito de Valores.
El artículo 273 de la Ley del Mercado de Valores expone las exigencias que
deben reunirse para la constitución y funcionamiento de una de estas
Instituciones, reiterando que aun cuando en la práctica solamente exista una, no
hay limitante legal para constituir varias de ellas. Expondremos tales requisitos
siguiendo el mismo orden que establecimos en los casos de Casas de Bolsa, no
sin antes expresar que como en los casos de esos intermediarios con valores, las
Instituciones para el Depósito de Valores también deben constituirse como
Sociedades Anónimas; por tanto, también son aplicables las condiciones más
importantes establecidas por los artículos 60 y 91 de la Ley General de
Sociedades Mercantiles.
2. El objeto de la sociedad.
2.9) Administrar los valores que se les entreguen en depósito, a solicitud del
depositante, en cuyo caso sólo podrán hacer efectivos los derechos patrimoniales
que deriven de los mismos. Tratándose de depositantes domiciliados en el
extranjero, las instituciones para el depósito de valores podrán ejercer los
derechos corporativos inherentes a los títulos, siempre que, en cada caso, reciban
instrucción por escrito sobre el sentido en que habrán de cumplir con tal
representación.
3. La denominación social.
4. Su duración.
3. Autorizada que sea para constituirse una sociedad como una Institución
para el Depósito de Valores, la concesión, así como sus modificaciones se
publicarán en el Diario Oficial de la Federación, a costa de la propia Institución
para el Depósito de Valores.
Debe distinguirse que los documentos referidos son los que genera la Institución
para el Depósito de Valores, más no aquellos que les entregan los depositantes,
puesto que ellos constituyen la materia del depósito mismo, por lo que en ningún
caso pueden ser destruidos.
El artículo 271 de la Ley del Mercado de Valores introduce las materias que
configuran los servicios que prestarán las Instituciones para el Depósito de
Valores; tal precepto señala que el servicio que suministran las Instituciones para
el Depósito de Valores se declara de interés público, considerándose como tal el
destinado a satisfacer las necesidades de interés general relacionados con el
depósito, guarda, administración, compensación, liquidación y transferencia de
valores, los cuales ya hemos citado como elementos integrantes del reglamento
interno de una Institución para el Depósito de Valores.
1. Depósito regular.
2. Depósito irregular.
a) Depósito simple.
Es aquél que encierra solamente una operación de custodia, en la que el
depositario cumple con sus obligaciones guardando materialmente el o los títulos,
siendo aplicables las reglas tanto mercantiles como civiles para el Depósito.
b) Depósito en administración.
b) Servicios de Administración
b.1) Cuando un emisor celebre alguna asamblea que tenga como materia
los valores que ha emitido o que, en su caso; pueda perjudicar o quiera beneficiar
a los tenedores de éstos, debe comunicarlo por escrito a la Institución para el
Depósito de Valores, con cuando menos un día de anticipación al día en que será
publicada la convocatoria respectiva, que generalmente se practica con 15 días de
anticipación a la fecha de la celebración de la propia asamblea; el objeto de este
aviso lo constituye el que la Institución para el Depósito de Valores, en el tiempo
que media entre la convocatoria a la asamblea de que se trate y el de su
celebración, expida las constancias o certificaciones que determinarán el número
de títulos o acciones que se encuentran en circulación, es decir, en poder del
público inversionista. Lo anterior tiene por objeto conocer de forma exacta cuantas
personas podrán asistir a la celebración la asamblea correspondiente, y más
importante aún, que podrán votar en ella.
En la práctica jurídica, la convocatoria a la asamblea incluye un párrafo que
expresa que para asistir a ella, es necesario que los tenedores de los valores
canjeen sus títulos por un pase que les permitirá la asistencia al recinto en el que
deberá cobrarse aquella; en los casos que los valores se encuentren depositados
en una Institución para el Depósito de Valores, es tal Institución como lo hemos
narrado, quien expide la constancia correspondiente para que posteriormente
contra ella se expidan los pases a la asamblea. Esas constancias se envían
directamente a la Casa de Bolsa, Institución de Crédito, etcétera, o a la persona
que efectúa la convocatoria a la asamblea de que se trate.
Por otro lado, esas constancias servirán como base para que lós tenedores
de valores, en su caso, puedan intentar cualquier acción que les asista en contra
de las resoluciones adoptadas por la asamblea, por lo que éstas deberán exhibirse
en los procedimientos que se intenten con tal finalidad.
d) Liquidación de Valores
Estas operaciones consisten en el pago de valores, ya sea por su
amortización, por dividendos o intereses o por cualquier otro concepto, ya
expresados en las operaciones o servicios de administración.
e) Transferencia de Valores
Felipe González
a.4) Las demás contempladas en sus estatutos sociales. Tales sociedades que
administren sistemas para facilitar operaciones con valores, sólo podrán otorgar
los servicios a que se refieren los incisos a.1) y a.3) anteriores, a instituciones de
crédito y a casas de bolsa, y tendrán prohibido asumir el carácter de contraparte
de cualquiera de sus usuarios en las operaciones que se canalicen a través de
sus sistemas.
El artículo 260 de la Ley del Mercado de Valores establece que la oferta privada,
promoción, comercialización y negociación de acciones representativas del
capital social de personas morales, no inscritas en el Registro Nacional de
Valores, a través de sistemas de información centralizada que faciliten la
realización de dichas actividades, podrá llevarse a cabo por cualquier persona,
sin necesidad de obtener autorización de las autoridades financieras, siempre
que participen exclusiva mente en dichos sistemas y en la negociación de las
acciones inversionistas institucionales y calificados, pudiendo efectuarse tales
transacciones sin la intervención de intermediarios del mercado de valores.
Sin embargo, y para fines estadísticos, las personas que realicen la oferta
deberán notificar a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, los términos y
condiciones de la misma, dentro de los diez días hábiles siguientes a su
realización, así proporcionar a los interesados en participar la informa relevante.
Este salón o piso de remates, se divide en "corros", los cuales son unidades de
control donde se perfeccionan todas las operaciones que se realizan; el Agente
o los operadores envían por vía electrónica sus fichas o formatos de
compraventa, las cuales a su vez alimentan las pantallas centrales referidas en el
párrafo anterior.
Dentro del concepto denominado órdenes en Bolsa de valores, mismas que son
proporcionadas por los clientes; se atiende al monto de valores que serán
negociados con dicha orden en el piso de remates. La operación ordenada
puede consistir en un lote completo de valores o en picos; entendiéndose por cada
una de éstas lo siguiente:
-LOTE:
-PICOS:
Son las operaciones que recaen en valores que en su cantidad conjunta, son
menores a un lote completo.
Para efectos del citado promedio se deberán considerar únicamente los días en
que fueron negociados los valores que correspondan, durante los seis meses
previos.
3.1. A mercado: Orden para ejecutarse al mejor precio que se pueda obtener en
el mercado, que se ingresa al sistema electrónico de negociación de las bolsas
de valores cerrando directamente las posturas contrarias desplegadas en el libro
electrónico o colocándose como la mejor postura.
3.2. Activada por precio: Orden que al llegar la cotización del valor objeto de la
misma a un precio determinado por el cliente, se convierte en una orden a
mercado o limitada.
3.3 Al cierre: Orden que se ejecuta al final de una sesión bursátil al precio de
cierre del valor de que se trate y que las bolsas de valores determinan conforme al
procedimiento establecido en sus reglamentos interiores.
3.4. De tiempo específico: Orden que se ingresa al corro por un período
determinado dentro de una sesión bursátil y que admite ejecución parcial,
excepto tratándose de órdenes todo o nada.
3.5. Global: Orden que agrupa órdenes de diversos clientes con idénticas
características en cuanto a precio, emisora, serie y cupón vigente.
3.8. Mejor postura limitada: Orden con precio límite de ejecución que se ingresa de
manera inmediata al sistema electrónico de negociación de las bolsas de valores
como la mejor postura. En caso de presentarse posteriormente otras posturas que
mejoren a la primera, ésta se sustituye hasta llegar al precio límite establecido.
3.9. Paquete: Orden de oportunidad que ejecutan las casas de bolsa por
cuenta propia, con el propósito de ofrecer al precio de ejecución, asignar la
operación y valores correspondientes a aquéllos clientes que así lo soliciten, en
el entendido que posteriormente se efectuará su registro en el sistema de
recepción y asignación.
3.1O. Todo o nada: Orden que sólo podrá ser perfeccionada, un solo hecho, con
una postura contraria por la totalidad volumen de aquélla.
2. La operación a plazo o "a término", se liquida por lo general, el último día del
mes o del siguiente al convenio, y puede tener el carácter de firme, cuando
indefectiblemente debe correr ese plazo para su liquidación, o puede liquidarse
en cualquier momento cuando así convenga a alguno de los contratantes. En
este último caso se estipulan primas de premio, o de multa, según el tipo de
operación, y el contratante que solicita el cierre. Llamase "cobertura" a la
diferencia que debe pagarse al liquidar la operación.
l.1. Dentro de los dos días hábiles siguientes si se trata títulos de renta variable y
fija.
Por otro lado, algunos estudiosos de otras materias como Eduardo Villegas H. y
Rosa María Ortega O." han ahondado en las operaciones por su forma de
concertación, basándose para ello en el Reglamento Interior de la Bolsa
Mexicana de S.A. de C.V., en el cual también se ha basado Giorgana éstas
pueden ser:
3. OPERACIONES "CRUZADAS".
S.A. DE C.V.
Con posterioridad a que se cumplan con las condiciones antes enunciadas, los
valores deberán listarse en una Sección especial de la Bolsa de Valores,
denominada "Sistema Internacional de Cotizaciones", reiterando que resulta
incomprensible la necesidad de obtener esta inscripción si los valores no serán
negociados forzosamente mediante la intervención de esa Bolsa de Valores
Mexicana, aun cuando la transacción sea efectuada mediante registros
electrónicos solamente, es decir de carácter virtual.
3. Tanto los emisores como los valores mismos, deberán satisfacer las reglas que
señale el Reglamento Interior de la Bolsa de Valores.
Así también, la Circular citada en el párrafo anterior escinde las materias respecto
de las cuales puede otorgarse reconocimiento, así como los procedimientos a
seguirse, mismos que expondremos a continuación:
Por otro lado, las comentadas leyes internacionales deben disponer normas y
procedimientos para la entrega y diseminación periódica de la información
relativa a la situación financiera, económica, contable, jurídica y administrativa
de dichos emisores, incluyendo aquélla dictaminada, por lo me nos 1 vez al año,
por auditor externo independiente, así como la relacionada con la oferta de
Valores y, en general, con los hechos y actos capaces de influir en las decisiones
de los inversionistas y siempre que los mercados cuenten con mecanismos que
permitan la divulgación al público de dicha información en forma accesible,
expedita y continua.
Varios de los requisitos antes indicados son igualmente necesarios para que la
Comisión Nacional Bancaria y de Valores otorgue el reconocimiento de emisores
de valores extranjeros, siendo el primero que dichos emisores y/o sus valores
estén inscritos, autorizados o regulados para su venta al público en general,
alguna dependencia u organismo con funciones equivalentes las de la Comisión
Nacional Bancaria y de Valores.
Por otro lado, las normas aplicables a esos emisores deberán contener
mecanismos de registro e inscripción de valores, así como procedimientos para
negociación de valores, para protección de los intereses de los inversionistas y
del propio Mercado, en casos que sea cancelado el listado del registro del emisor
o de sus valores.
CAPÍTULO OCTAVO
I. GENERALIDADES Y OBJETO
Las contrapartes centrales tienen por objeto reducir o eliminar los riesgos de
incumplimiento de las obligaciones a cargo de los intermediarios del mercado de
valores, derivadas concertación de operaciones con valores a que se refiere
artículo 2° de la Ley del Mercado de Valores, para lo cual constituirán como
acreedoras y deudoras recíprocas de los derechos y obligaciones que deriven de
operaciones con valores hubieren sido previamente concertadas, asumiendo tal
carácter frente a los intermediarios, quienes a su vez mantendrán un vínculo
jurídico con la contraparte central y no entre sí.
a) Con los intermediarios del mercado de valores que sus socios, quienes
participarán siempre a su nombre cuenta propia o de terceros, y
a las normas que regulen la relación de dichas contrapartes centrales con sus
socios.
La Ley del Mercado de Valores determina que los socios de las contrapartes
centrales podrán ser las bolsas de valores, las instituciones para el depósito de
valores (quienes incluso pueden fungir también como contrapartes centrales),
las casas de bolsa, las instituciones de crédito y otras personas que autorice la
Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Las certificaciones por parte del director general o directivos de las contrapartes
centrales de valores, que cuenten con facultades para ello, en las que conste el
incumplimiento de las obligaciones de sus acreedores y deudores recíprocos
frente a la sociedad, traerá aparejada ejecución, siempre que se acompañen de
los documentos en los que consten las obligaciones que les die ron origen,
certificados igualmente por las personas señaladas. j) Participar en el capital social
de sociedades nacionales o extranjeras que les presten servicios
complementarios o auxiliares a los de su objeto, previa autorización de la
Secretaria de Hacienda y Crédito Público.
2. El objeto de la sociedad.
Muy amplio y variado resulta el objeto de las contrapartes centrales que
aparece inserto en el artículo 307 de la Ley del Mercado de Valores:
a). Constituirse como deudor y acreedor reciproco en operaciones con
valores previamente concertadas, en términos de lo establecido en el
artículo 301 de esta Ley. Solo podrán actuar con el carácter referido en los
casos siguientes:
a.1) Con las personas autorizadas conforme a esta u otras leyes para
otorgar servicios de intermediación en el mercado de valores, que sean sus
socios, quienes podrán participar por cuenta propia y de terceros.
a.2) En operaciones distintas de las señaladas en esta fracción cuando
así lo autorice la Secretaria de Hacienda y Crédito Publico, escuchando la
opinión del Banco de México y de la Comisión.
b). Establecer y aplicar los procedimientos para administrar riesgos y hacer
frente a incumplimientos.
c). Exigir a sus socios liquidadores recursos para reducir el riesgo sobre las
operaciones con valores en las que se constituya como acreedora y
deudora recíproca, en caso de que los socios dejen de cumplir sus
obligaciones frente a la contraparte central de valores. Dichos recursos
deberán mantenerse en un fondo de aportaciones constituido en la propia
sociedad.
d). Requerir a sus socios liquidadores, respecto de las operaciones con
valores en los que se constituya como acreedora y deudora recíproca, los
recursos necesarios para el correcto funcionamiento del sistema de
administración de riesgos, los que habrá de conservar en un fondo de
compensación, constituido en la sociedad, con el propósito de mutualizar
con sus socios el incumplimiento de obligaciones y, en su caso, las
perdidas.
e). Recibir y administrar los recursos señalados en los incisos c)., y d).,
inmediatos anteriores.
f). Realizar por cuenta propia operaciones de compraventa y préstamo de
valores para el cumplimiento de las obligaciones que tengan su carácter de
contraparte central de valores, debiendo contratar para ello los servicios de
una persona que en términos de esta u otras leyes se encuentra autorizada
para otorgar servicios de intermediación en el mercado de valores.
g). Contratar créditos y préstamos para la consecución de su objeto social,
de conformidad con las disposiciones que emita Banco de México.
h). Garantizar las operaciones a que se refiere los incisos f)., y g).,
inmediatos anteriores.
i). Expedir certificaciones de los actos que realice en el ejercicio de sus
funciones.
Las certificaciones por parte del directos general o directivos de las
contrapartes centrales de valores, que cuenten con facultades para ello, en
las que conste el incumplimiento de las obligaciones de sus acreedores y
deudores recíprocos frente a la sociedad, traerá aparejada ejecución,
siempre que se acompañe de los documentos en los que consten las
obligaciones que les dieron origen, certificados igualmente por las personas
señaladas.
j). Participar en el capital social de sociedades nacionales o extranjeras que
les presten servicios complementarios o auxiliares a los de su objeto, previa
autorización de la Secretaria de Hacienda y Crédito Publico.
k). Realizar actos necesarios para la consecución de su objeto social.
l). Las análogas, conexas o complementarias de las anteriores, que les
sean autorizadas por la SHCP mediante disposiciones de carácter general.
4. Su duración.
Las contrapartes centrales podrán tener una duración indefinida.
2. El acta constitutiva y los estatutos de las contrapartes centrales así como sus
modificaciones, serán aprobados previamente por la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público y una vez dictada esta aprobación serán inscritos en el Registro
Público de Comercio.
CAPÍTULO NOVENO
LOS EMISORES DE VALORES SOCIEDADES ANONIMAS BURSATILES COMA
SOCIEDADES ANÓNIMAS PROMOTORAS DE INVERSIÓN Y SOCIEDADES
PROMOTORAS DE INVERSIÓN BURSÁTIL
I.LOS EMISORES DE VALORES
En el capítulo segundo de esa obra hemos comentado de forma conceptual
algunos pormenores de este tema, así como las particularidades del mercado de
valores y organismos de apoyo, siendo que la materia que da vida a esos
elementos, lo son precisamente los valores que emiten diversos personas cuya
importancia y trascendencia resultaría trivial comentar.
Por ello, debemos ahondar en las particularidades inherentes a los principales
emisores de valores, que conforme comentamos ya, lo son las Sociedades
Anónimas Bursátiles y las Sociedades Anónimas Promotoras de inversión ( bajo
sus dos modalidades: y seguido Sociedades Anónimas Promotoras de Inversión y
Sociedades Anónimas Promotoras de inversión bursátil ) últimas en ser
incorporadas al ordenamiento legal, Pese a que como veremos, su existencia se
remonta al denominado mercado intermedio y mercado bursátil para la mediana
empresa coma lo que se confirma de la lectura de las consideraciones vertidas por
la Comisión de Hacienda y Crédito Público de la H. Cámara de Diputados del
Congreso de La Unión qué constituyeron el dictamen de promulgación de la propia
Ley del Mercado de Valores.
No debe pasar desapercibido al lector el hecho de que en el presente capítulo
haremos referencia a las diversas entidades financieras y del sector público que
igualmente pueden constituirse en emisores de valores, sino que nos
concentraremos en sociedades anónimas privadas diversas de las anteriores
básicamente.
Al efecto, el artículo 2° del citado cuerpo legal, conceptúa a la emisora de valores,
Como la persona moral que solicite y, en su caso, obtenga y mantenga la
inscripción de sus valores en el Registro Nacional de valores quedando
comprendidas las instituciones fiduciarias cuando actúen con el referido carácter
coma únicamente respecto del patrimonio fideicomitido que corresponda.
No obstante, Tal definición solamente es aplicable a las Sociedades Anónimas
Bursátiles y otras entidades tales como los estados y los municipios, pero no a las
Sociedades Anónimas Promotoras de inversión que como veremos, no están
obligadas a obtener la inscripción que nos ocupa la que les es optativa, según se
observa de lo señalado por el artículo 10 de la ley del mercado de valores, que
impone que las Sociedades Anónimas que se ubiquen en alguno de los puestos
siguientes, estarán sujetas a lo previsto por la Ley del Mercado de Valores, por lo
que desde luego se le considera como Sociedades Anónimas del mercado
bursátil:
a). Las que adopten o se constituyen con él carácter de sociedad anónimas
promotoras de inversión.
b). Las que obtenga la inscripción en el Registro Nacional de Valores de las
acciones representativas de su capital social o títulos de crédito que representen
dichas acciones, en cuyo caso tendrán el carácter de sociedades anónimas
bursátiles.
Pese a ello, el último párrafo del precepto invocado, aclara que las sociedades
anónimas promotoras de inversión no estarán sujetas a la supervisión de la
Comisión Nacional Bancaria y de Valores, salvo que inscriban valores en el
Registro Nacional de Valores, lo que confirma Por una parte que está posibilidad
es una opción y no una obligación, y por otro lado, la insuficiencia de la definición
que sobre la emisora establece el artículo 2º de la Ley del Mercado de Valores.
Dicha definición nos permite recordar la existencia de dos tipos de oferta de
valores.
a) PÚBLICA. La que se realiza con valores inscritos en el Registro Nacional de
valores; y,
b) PRIVADA. La que realiza cualquier persona, siempre que se realice
exclusivamente a inversionistas institucionales calificados, o se ofrezcan valores
representativos del capital social de personas morales, o sus equivalentes, a
menos de 100 personas, con independencia de que sean de una o más clases o
series, o se realicen al amparo de planes o programas aplicables en forma general
a empleados o grupos de empleados de la sociedad que emite los valores o
personas morales que está controlé o que la controlen, bien, cuando se efectúe
accionistas o socios de personas morales que realicen su objeto social exclusiva o
preponderantemente con estos.
Dennis