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Expediente: 41691
Radicado: 540012331000200800426 01
Actor: Cleotilde Flechas Ibarra
Demandado: Nación-Fiscalía General de la Nación
Naturaleza: Acción de reparación directa
La señora Cleotilde Flechas Ibarra solicitó que se le hiciera entrega definitiva del
bien mueble, por ser ella su propietaria, el 16 de noviembre de 2001. Sin embargo,
la Fiscalía Especializada nunca resolvió su solicitud. El 25 de enero de 2001, el
Juzgado Segundo Penal del Circuito Especializado dictó sentencia en la que,
entre otras cosas, determinó que era imposible para ese momento establecer la
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Actor: Cleotilde Flechas Ibarra
ANTECEDENTES
I. Lo que se demanda
DAÑO EMERGENTE
2- La señora CLEOTILDE FLECHAS IBARRA, propietaria del vehículo
inmovilizado cuyo valor era de Nueve Millones de pesos M/CTE. ($9.000.000),
soporta indebidamente la pérdida total del mismo, encontrándose a disposición
de la Fiscalía 9 delegada ante los jueces penales de circuito especializado de
Cúcuta, bajo el proceso No. 36.394 del año 2001.
LUCRO CESANTE
CLEOTILDE FLECHAS IBARRA, desarrollaba al momento de la
inmovilización del vehículo transporte de mercaderías a sitios del departamento
entre ellos las Mercedes y el Zulia, que fue interrumpida desde el 09 de
septiembre de 2001 hasta la fecha de presentación de esta demanda, donde se
percibía mensualmente la suma de SETECIENTOS MIL PESOS MCT ($
700.000) el Dinero dejado de percibir durante estos 73 meses han sido
CINCUENTA Y DOS MILLONES QUINIENTOS MIL PESOS MCTE
($52.500.000).
PERJUICIOS MORALES
El monto de los perjuicios morales los estimo en CIEN SALARIOS
MÍNIMOS LEGALES MENSUALES VIGENTES (100 SMMLV)
En consecuencia el valor, solicitado, deberá actualizarse en la
respectiva sentencia con base en el índice de precios al consumidor.
TERCERO: Condenar a la NACIÓN COLOMBIANA, representada por el
señor FISCAL GENERAL DE LA NACIÓN Doctor MARIO IGUARÁN ARANA, o
quien haga sus veces a pagar a favor de los demandante los intereses
moratorios correspondientes a las cantidades que resulten a favor de esta, desde
la fecha en que debe hacerse el pago hasta aquella en que efectivamente se
realice (sentencia C-188 de 1.999 de la Corte Constitucional). En lo demás debe
darse cumplimiento a lo señalado en el Art. 177 del C. C. A. (…) (resaltado del
texto).
la Nación. Asimismo, adujo que dichos documentos carecían de una fecha cierta
en los términos del artículo 280 del Código de Procedimiento Civil. Finalmente
agregó:
mismo”.
10. A continuación adujo que las piezas probatorias permitían determinar que
el vehículo fue retenido en razón de encontrarse vinculado en la comisión de una
conducta ilícita, circunstancia por la cual fue puesto a disposición de la Fiscalía
General de la Nación y, finalmente, fue entregado a la señora Cleotilde Flechas
Ibarra. Sin embargo, adujo que “(…) no se demostró el estado en el que el vehículo
automotor fue entregado a la señora CLEOTILDE FLECHAS IBARRA, pues si
bien es cierto que mediante providencia del 5 de diciembre de 2003, se dispuso
por parte de la Fiscalía Novena Especializada, su devolución, también lo es, que
no obra prueba dentro del expediente que nos establezca que efectivamente ésta
se efectuó, y que en ella se levantó el acta correspondiente en donde se
consignara o se dejara constancia de la pérdida total del vehículo o del estado de
deterioro en que el mismo fue entregado, pese a ordenarse por el ente fiscal al
Corregidor de la Mercedes el levantamiento del acta en tal sentido”.
11. Agregó que si bien se allegó copia del memorial mediante el cual el
apoderado de la señora Flechas informó al Juez Segundo Penal del Circuito
Especializado que el vehículo estaba deteriorado y que varias de sus piezas
habían sido hurtadas, dicho medio de prueba carecía de todo valor, en la medida
en que no se anexó ninguna prueba documental que diera fe de tal hecho. Por
ello, concluyó:
CONSIDERACIONES
I. Competencia
14. La Sala observa que es competente para resolver el asunto sub judice,
iniciado en ejercicio de la acción de reparación directa, en observancia de la
naturaleza del asunto. En efecto, la Ley 270 de 1996 consagró la responsabilidad
del Estado en los eventos de error jurisdiccional, defectuoso funcionamiento de la
administración de justicia y privación injusta de la libertad, y fijó la competencia
para conocer de tales asuntos, en primera instancia, en cabeza de los tribunales
administrativos y, en segunda, en el Consejo de Estado, sin que sea relevante
consideración alguna relacionada con la cuantía1.
1
Para tal efecto puede consultarse la siguiente providencia: Consejo de Estado, Sala Plena de lo
Contencioso Administrativo, auto de 9 de septiembre de 2008, exp. 2008-00009, C.P. Mauricio
Fajardo Gómez.
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18. Al respecto, cabe advertir que el artículo 259 del Código de Procedimiento
Civil señala que “[l]os documentos públicos otorgados en país extranjero por
funcionario de éste o con su intervención, deberán presentarse debidamente
autenticados por el cónsul o agente diplomático de la República, y en su defecto
por el de una nación amiga, lo cual hace presumir que se otorgaron conforme a la
ley del respectivo país. La firma del cónsul o agente diplomático se abonará por
el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia, y si se trata de agentes
consulares de un país amigo, se autenticará previamente por el funcionario
competente del mismo y los de éste por el cónsul colombiano”.
19. Con todo, a fin de aliviar las reglas de admisibilidad de los citados
documentos, la República de Colombia ratificó mediante la Ley 455 de 1998 la
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2
Artículo 3 de la Convención sobre la Abolición del Requisito de Legalización para Documentos
Públicos Extranjeros: “El único trámite que podrá exigirse para certificar la autenticidad de la firma,
a qué título ha actuado la persona que firma el documento y, cuando proceda, la indicación sello
o estampilla que llevare, es la adición del certificado descrito en el artículo 4º, expedido por la
autoridad competente del Estado de donde emana el documento. // Sin embargo, no puede
exigirse el trámite mencionado en el párrafo anterior cuando ya sea las leyes, reglamentos o
práctica en vigor donde el documento es exhibido o un acuerdo entre dos o más Estados
Contratantes la han abolido o simplificado o dispensado al documento mismo de ser legalizado”.
3
De acuerdo con lo dispuesto por el artículo 168 del Decreto 01 de 1984, en los procesos
contencioso administrativos son aplicables las normas del Código de Procedimiento Civil sobre
la admisibilidad de los medios de prueba, la forma de practicarlas y los criterios de valoración. La
Sala valorará los documentos presentados en copia simple, de acuerdo con lo dispuesto por la
Sala Plena de la Sección Tercera del Consejo de Estado en sentencia de unificación
jurisprudencial del 28 de agosto de 2013, expediente 25022, C.P. Enrique Gil Botero, en la cual
se estableció que las copias simples serían valoradas en “(…) los procesos ordinarios
contencioso administrativos (objetivos o subjetivos) en los cuales las partes a lo largo de la
actuación han aportado documentos en copia simple, sin que en ningún momento se haya llegado
a su objeción en virtud de la tacha de falsedad (v.gr. contractuales, reparación directa, nulidad
simple, nulidad y restablecimiento del derecho), salvo, se itera, que exista una disposición en
contrario que haga exigible el requisito de las copias auténticas”.
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parecer era base de cocaína, dentro del vehículo venezolano que conducía,
identificado como un automotor “(…) Marca Toyota Land Cruiser, color amarillo,
placas SAO-743 (sic), modelo 82”. Tanto el vehículo como el señor Galvis fueron
puestos a disposición del jefe de la Unidad de Fiscalía Especializada de la Ciudad
de Cúcuta (copia del oficio n.º 01435/BR5-GMMAZ-S2-INT-252, f. 8, c. 1; copia del
informe respectivo, f. 9, c. 1).
- Copia del contrato celebrado entre los señores Ómar Gustavo Peña Rivera
y Rozo Evelio Galvis Hernández, por virtud del cual el primero vendió al
segundo el vehículo antedicho (copia del contrato n.º 8727432 del 15 de octubre
de 1997, f. 25, c. 1).
demanda por cuanto es sujeto de la relación jurídica sustancial (…) 4”, esta
Corporación ha señalado que es posible diferenciar entre la legitimación de hecho
y la legitimación material en la causa5.
4
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 4 de septiembre de 1997, exp. 10285, C.P.
Ricardo Hoyos Duque. En el mismo sentido, véase las sentencia del 11 de febrero de 2009, exp.
23067, C.P. Enrique Gil Botero, y del 22 de julio de 2011, exp. 17646, C.P. Danilo Rojas
Betancourth.
5
Ver, por ejemplo, Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,
sentencia de 22 de noviembre de 2001, exp. 13356, C.P. María Elena Giraldo Gómez.
6
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia de 23
de abril de 2009, exp. 16837, C.P. Mauricio Fajardo Gómez.
7
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia de 1° de
marzo de 2006, exp. 13764, C.P. Alier E. Hernández Enríquez.
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demandante con la pretensión que esta formula o la defensa que aquella realiza8;
pues bien, puede suceder que una persona esté legitimada en la causa de hecho
por ser parte dentro del proceso, pero carezca de legitimación en la causa material,
debido a que no es titular de los derechos cuya vulneración alega o a que ninguna
actuación o conducta suya guarda relación o conexión con los hechos que motivan
el litigio.
8
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia de 23
de abril de 2009, exp. 16837, C.P. Mauricio Fajardo Gómez.
9
A propósito de la falta de legitimación en la causa material por activa, la Sección ha sostenido
que “si la falta recae en el demandante, el demandado tiene derecho a ser absuelto pero no
porque él haya probado un hecho nuevo que enerve el contenido material de las pretensiones
sino porque quien lo atacó no es la persona que frente a la ley tiene el interés sustantivo para
hacerlo —no el procesal—”. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección
Tercera, sentencia del 20 de septiembre de 2001, exp. 10973, C.P. María Elena Giraldo Gómez.
En similar sentido, véase la sentencia de 29 de agosto de 2014, exp. 30391, C.P. Danilo Rojas
Betancourth.
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10
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección “C”, sentencia de 22 de enero de 2014, exp.
2003 00099 (28492), C.P. Enrique Gil Botero.
11
[10] “BETANCUR JARAMILLO, Carlos, De la prueba – Aspectos Generales, Medellín,
Universidad de Antioquia, 1973, pág. 241”.
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12
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencias de 29 de agosto de 2014, exp. 30391, Danilo
Rojas Betancourth.
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45. Con base en este razonamiento, la Sala ha reconocido, como lo hizo antes
la Sección Tercera13, con fundamento en lo dispuesto en los artículos 762 14 y
234215 del Código Civil, que al poseedor pueden indemnizársele los perjuicios que
haya sufrido con ocasión de la pérdida, inmovilización o destrucción de un
determinado bien, al margen de que la calidad que haya invocado en la demanda
hubiera sido la de propietario:
46. A la posesión la definen dos elementos. Por una parte, el animus, entendido
como la concepción y conducta que tiene el poseedor de ser señor y dueño de la
cosa poseída. Por otra parte, el corpus, consistente en la relación material o física
que se tiene con aquella. Por lo tanto, quien se repute como poseedor y pretenda
que se lo proteja como tal, deberá acreditar no sólo que ejerce un poder de hecho
y material sobre la cosa17, sino que no reconoce dominio ajeno. Al respecto, la
Corte Suprema de Justicia ha señalado que:
asaz delicada, dificultad de la cual tomó, por fortuna, nota la ley, permitiendo
entonces que esa intencionalidad se presuma de los hechos que normalmente
dicen ser su reflejo, y que por aparecer externamente son apreciables por los
sentidos18.
48. Otra evidencia que fortalece esa conclusión son las reiteradas solicitudes
que realizó ante la jurisdicción penal que tenían por propósito la devolución del
vehículo -el 16 de noviembre de 2001, el 15 de enero de 2002 y el 14 de febrero
de 2002-. Ciertamente, de no ser porque se sentía la propietaria del vehículo, no
habría perseguido su entrega con tal ahínco.
18
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia de 20 de septiembre de 2000,
exp. 6120, M.P. Silvio Fernando Trejos.
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51. Si bien es cierto que la indagatoria no se rinde bajo juramento y, por ende,
no puede ser equiparada a un testimonio, ello no significa que carezca de todo
valor probatorio, como recientemente ha señalado esta Corporación19:
19
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección “B”, sentencia de 26 de noviembre de 2015,
exp. 2008-00074 (36170), C.P. Danilo Rojas Betancourth.
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proceso penal mediante otros medios allegados, de tal suerte que la misma no
sea empleada como un instrumento represivo que aventaja al ente investigador
sobre el procesado.
Ahora bien, en atención a que los anteriores presupuestos implican una
modificación relativa de la posición imperante por esta Corporación, la Sala
estima necesario delimitar en qué casos podrá aplicarse una excepción a la regla
general mencionada.
Como quiera que el juicio que se imparte no versa sobre responsabilidad
penal sino administrativa, la cual se rige por otros cánones distintos a fallar “más
allá de toda duda razonable”, la Sala definirá los casos en que la indagatoria
puede emplearse en el juicio de responsabilidad estatal, en los siguientes
términos: (i) al otorgarle mérito probatorio a la indagatoria, deberá acreditarse la
necesidad de su incorporación para el análisis integral del caso; (ii) la indagatoria
no puede constituirse en la única prueba que defina la responsabilidad
administrativa del Estado; (iii) se requiere del concurso de otros medios de
convicción que apunten en un mismo sentido es decir, no deben haber
contradicciones ostensibles entre lo vertido en la indagatoria y otros medios de
prueba que favorecen al demandante en sede administrativa; (iv) deberá
realizarse un examen integral del proceso lo cual incluye todas las pruebas
válidamente incorporadas al proceso; (v) finalmente, podrá admitirse la
indagatoria como medio de prueba en el juicio de responsabilidad estatal, cuando
de ella: a) el procesado haya obtenido beneficios por colaboración con la justicia;
o, b) que como consecuencia de los hechos afirmados en la indagatoria, se
produzca posteriormente sanción penal o administrativa; por último, c) la
indagatoria valorada no puede haber sido desestimada por razón de presión,
confesión forzada del investigado, o cualquier otro medio atentatorio de los
derechos fundamentales.
53. Pues bien, como se dijo, dicho medio de prueba permite establecer que la
señora Cleotilde Flechas, a pesar de que no tenía materialmente el automotor, sí
ejercía la posesión del mismo; no de otra forma se puede interpretar que el dinero
que con su explotación se obtenía se destinaba en una parte a acrecentar su
patrimonio y, de otro, a pagar sus obligaciones.
54. Ciertamente, ese hecho significa que ya para entonces la señora Flechas
disfrutaba del goce del vehículo. En ese sentido, ha dicho la doctrina autorizada lo
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siguiente: “[e]l corpus es el poder físico o material que tiene una persona sobre
una cosa. Son los actos materiales de tenencia, uso y goce sobre la cosa, como
dicen PLANIOL y RIPERT. El poder de hecho sobre la posesión no significa que
el poseedor tenga un contacto físico o material con el bien”20.
56. Precisado este punto, la Sala advierte que la demandante solicitó ser
indemnizada por los daños derivados de “la retención, incautación ilegal, mora y
negligencia en ordenar la devolución del vehículo”, que se concretarían, por una
parte, en haber perdido la posibilidad de usufructuarlo durante todo el tiempo en
que duró la retención y, por la otra, en el deterioro que sufrió en ese período.
58. Pues bien, en lo relativo a dicho daño, la Sala considera que está
debidamente probado, pues es evidente que la retención del vehículo, acaecida el
10 de septiembre de 2001 -ver párrafo 22-, impidió su uso y disfrute hasta por lo
menos el 15 de febrero de 2006, cuando se ordenó su entrega –ver párrafo 32-.
59. No ocurre lo mismo con lo relativo al deterioro que sufrió mientras estuvo a
disposición de las autoridades. Revisado el expediente, se advierte que no obra
20
Luis Guillermo Velásquez Jaramillo. “Bienes”. Novena Edición, Editorial Temis, Bogotá,
Colombia, 2004, p.132.
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21
“Incumbe a las partes probar el supuesto de hecho de las normas que consagran el efecto
jurídico que ellas persiguen”.
22
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 4 de febrero de 2010, exp. 1995-05072
(17720), C.P. Mauricio Fajardo Gómez.
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62. En efecto, si bien es cierto que en ejercicio del ius puniendi el Estado puede
restringir libertades y otros derechos de los particulares, incluso de manera
preventiva, con miras a investigar y/o sancionar conductas que de acuerdo con el
ordenamiento jurídico resultan reprensibles, lo cual implicaría que, en principio,
aquéllos tengan la carga correlativa de soportar dichas restricciones, en aras del
interés general; también lo es que, de conformidad con el artículo 2 de la
Constitución, las autoridades de la República están instituidas para protegerlos en
su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades y, en
consecuencia, deben velar porque las limitaciones impuestas estén plenamente
fundadas en el ordenamiento, se efectúen respetando el derecho al debido
proceso y, adicionalmente, sean lo menos restrictivas posible, dadas las
circunstancias de tiempo, modo y lugar en las cuales se haga necesario
imponerlas.
23
Norma a cuyo tenor: “El que ilegalmente introduzca al país, así sea en tránsito, o saque de él,
transporte, tenga en su poder elementos que sirvan para el procesamiento de cocaína o de
cualquier otra droga que produzca dependencia, tales como: éter etílico, acetona, amoníaco,
permanganato de potasio, carbonato liviano, ácido clorhídrico, ácido sulfúrico, diluyentes,
disolventes u otras sustancias que según concepto previo del Consejo Nacional de
Estupefacientes se utilicen con el mismo fin, incurrirá en prisión de tres (3) a diez (10) años y
multa de dos mil (2.000) a cincuenta mil (50.000) salarios mínimos legales mensuales. // Salvo lo
previsto en el artículo 54 del Decreto-ley 099 de 1991, adoptado como legislación permanente
por el artículo 1o. del Decreto-ley 2271 de 1991, tales elementos, una vez identificados
pericialmente, serán puestos por el funcionario judicial a órdenes de la Dirección Nacional de
Estupefacientes, la cual podrá disponer de su inmediata utilización por parte de una entidad
oficial, su remate para fines lícitos debidamente comprobados, o su destrucción, si implican grave
peligro para la salubridad o seguridad públicas. // Cuando la cantidad de sustancias no supere el
triple de las señaladas en las resoluciones emitidas por la Dirección Nacional de Estupefacientes,
la pena será de dos (2) a cinco (5) años de prisión y multa de diez (10) a cien (100) salarios
mínimos legales mensuales”.
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65. En ese sentido la Sala concluye que el daño consistente en haberse visto
privada de la tenencia, uso y goce del vehículo que poseía como consecuencia de
la inmovilización de que este último fue objeto el 28 de febrero de 1997 era una
carga que la demandante estaba en la obligación de soportar y, por lo tanto, no es
susceptible de ser reparada.
66. En este punto la pregunta que se plantea tiene que ver entonces con el plazo
durante el cual dicho daño puede considerarse como jurídico, esto es, sobre si la
imposibilidad de usufructuar el bien derivada de la prolongación de la
inmovilización, más que de esta última, constituye o no un daño antijurídico. En
opinión de la Sala, la antijuridicidad del daño resultante sólo puede establecerse
en el evento en el que se pruebe la configuración de un defectuoso funcionamiento
de la administración de justicia por la dilación injustificada en resolver el asunto.
24
“Los bienes, muebles, equipos y demás objetos donde ilícitamente se almacene, conserve,
fabrique, elabore, venda o suministre a cualquier título marihuana, cocaína, morfina, heroína o
cualquier otra droga que produzca dependencia, al igual que los vehículos y demás medios de
transporte, utilizados para la comisión de los delitos descritos en este capítulo, lo mismo que los
dineros y efectos provenientes de tales actividades, serán decomisados y puestos a disposición
inmediata del Consejo Nacional de Estupefacientes, el cual, por Resolución, podrá destinarlos
provisionalmente al servicio oficial o entidades de beneficio común instituidas legalmente, darlos
en arriendo o depósito. Quien tuviere un derecho lícito demostrado legalmente sobre el bien,
tendrá preferencia para recibirlo en depósito o bajo cualquier otro título no traslaticio del dominio,
el Consejo Nacional de Estupefacientes dará aviso inmediato a los interesados para el ejercicio
de su derecho. Los beneficios obtenidos se aplicarán a la prevención y represión del tráfico de
tales drogas y a la rehabilitación de los farmacodependientes, bajo control y vigilancia del Consejo
Nacional de Estupefacientes. // Excepcionalmente podrá ordenarse por el funcionario del
conocimiento la devolución de los bienes o el valor de su remate, si fuera el caso, a terceras
personas, si se prueba plenamente dentro del proceso que no tuvieran participación alguna ellos,
en el destino ilícito dado a esos bienes. // La providencia que ordena la devolución a que se refiere
este artículo deberá ser consultada y solo surtirá efecto una vez confirmada por el superior.”
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68. También se han establecido otros factores que justifican el retardo en las
decisiones judiciales, a saber: la complejidad del asunto, el comportamiento del
recurrente, la forma como haya sido llevado el caso, el volumen de trabajo que
tenga el despacho de conocimiento y los estándares de funcionamiento, que no
están referidos a los términos que se señalan en la ley, sino al promedio de
duración de los procesos del tipo por el que se demanda la mora, “ya que este es
un asunto que hay que tratar no desde un Estado ideal sino desde la propia
25
[95] “Corte Constitucional, sentencia T-612 de 2003”.
26
[96] “Al respecto, se pueden consultar las siguientes sentencias proferidas por la Corte
Constitucional: T-1171 de 2003, T-1047 de 2003, T-977 de 2003, y T-668 de 1996”.
27
Sección Tercera, sentencia de 7 de noviembre de 2012, exp. 37046, C.P. Enrique Gil Botero.
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28
[10] “Se ha dicho que al Estado se le deben exigir los medios que corresponden a su realidad,
haciendo caso omiso de las utopías y de la concepción ideal del Estado perfecto, omnipotente y
omnipresente. A esto se ha llamado la teoría de la relatividad del servicio, a fin de no pedir más
de lo posible, pero con la misma lógica debe concluirse que el Estado debe todo cuanto esté a
su alcance. Sentencia de 15 de febrero de 1996, M.P. Jesús María Carrillo Ballesteros,
expediente 9940”.
29
Sección Tercera, sentencia de 30 de octubre de 2013, exp. 30495, C.P. Stella Conto Díaz del
Castillo.
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72. En cuanto al trámite del incidente que puede interponer el tercero, el artículo
139 del referido Código, agrega: “[e]l incidente procesal deberá proponerse con
base en los motivos existentes al tiempo de su formulación y no se admitirá luego
incidente similar, a menos que se funde en hechos ocurridos con posterioridad a
la solicitud o surjan pruebas nuevas. // Salvo disposición legal en contrario, los
incidentes se tramitarán en cuadernos separados, de la siguiente manera: // El
escrito deberá contener lo que se solicite, los hechos en que se funda y las pruebas
con las cuales se pretende demostrar. // Del escrito y las pruebas se dará traslado
en secretaría por el término común de cinco (5) días. // Dentro de este término
deberá contestarse aportando las pruebas o solicitando aquellas en que se funde
la oposición; si no se aceptare la petición, deberá manifestarse expresamente. //
La no contestación se entenderá como aceptación de lo pedido. // Cuando las
partes soliciten pruebas, el término para su práctica será de diez (10) días. //
Concluido el término probatorio, se decidirá de acuerdo con lo alegado y probado”.
73. En ese sentido, si bien es cierto que el artículo 64 establece que la solicitud
de entrega puede resolverse de plano, lo cierto es que cuando sea necesario
practicar pruebas para determinar la identidad o la propiedad sobre el vehículo del
tercero deberá adelantarse un trámite incidental para el efecto.
74. En el presente caso, considera la Sala que las pruebas aportadas por la
demandante probablemente no eran suficientes para dar por acreditada su
propiedad sobre el vehículo incautado, por lo que es factible pensar que debía
darse trámite al incidente que prevé la ley para el efecto.
75. Así, toda vez que el 16 de noviembre de 2001 se incoó la petición, debió
correrse traslado de la misma por 5 días hábiles, esto es, por lo menos hasta el 26
del mismo mes y año. Teniendo en cuenta el eventual periodo probatorio que debió
adelantarse, se encuentra que a partir del 10 de diciembre de 2001 a la Fiscalía le
correspondió proferir la decisión respectiva. Si bien la norma no establece un
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término para el efecto, tratándose de proferir una decisión interlocutoria hay lugar
a aplicar el artículo 168 de la Ley 600 del 2000 30, que dispone un periodo de 10
días, que vencerían el 24 de diciembre de 2001.
30
“Término para adoptar decisión. Salvo disposición en contrario, el funcionario dispondrá hasta
de tres (3) días hábiles para proferir las providencias de sustanciación y hasta de diez (10) días
hábiles para las interlocutorias. // Cuando se refiera a la libertad del sindicado el funcionario
judicial dispondrá máximo de tres (3) días para proferirla”.
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83. Efectivamente, una vez cobró firmeza la sentencia dictada por el Tribunal ad
quem, el expediente fue remitido de nuevo al juzgado de conocimiento, el 21 de
noviembre de 2002. Sin embargo, la Fiscalía Novena Especializada de Cúcuta
solamente dio inicio al proceso de extinción de dominio ordenado hasta el 30 de
septiembre de 2004.
31
“A partir de la diligencia de indagatoria y hasta antes de que quede ejecutoriada la resolución
de cierre de la investigación, el procesado podrá solicitar, por una sola vez, que se dicte sentencia
anticipada. // Efectuada la solicitud, el Fiscal General de la Nación o su delegado, si lo considera
necesario, podrá ampliar la indagatoria y practicar pruebas dentro de un plazo máximo de ocho
(8) días. Los cargos formulados por el Fiscal General de la Nación o su delegado y su aceptación
por parte del procesado se consignarán en un acta suscrita por quienes hayan intervenido. // Las
diligencias se remitirán al juez competente quien, en el término de diez (10) días hábiles, dictará
sentencia de acuerdo a los hechos y circunstancias aceptadas, siempre que no haya habido
violación de garantías fundamentales”.
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85. Sin embargo, ella no estaba facultada para ejercer el derecho de acción,
teniendo en cuenta que de conformidad con el artículo 8 de la Ley 333 de 1996,
solo están legitimados para el efecto la Dirección Nacional de Estupefacientes, la
Contraloría General de la República, la Procuraduría General de la Nación y la
Fiscalía General de la Nación. En el caso concreto, era a esta última a quien le
correspondía incoar la respectiva acción, pues así lo había ordenado el juez penal
en las providencias de primera y segunda instancia, en los términos del artículo 10
ibídem, que reza:
86. Así pues, es claro que le es imputable a dicha entidad la demora que se
produjo entre la ejecutoria de la orden impartida por el Tribunal Superior de Cúcuta
y el inicio efectivo del proceso de extinción de dominio. Si bien es cierto que no
obra en el plenario ninguna solicitud incoada por la señora Cleotilde Flechas en la
que deprecara la agilidad en el trámite respectivo, no puede exigírsele una
manifestación en tal sentido, teniendo en cuenta que poner en trámite el andamiaje
judicial era una obligación exclusiva de la Fiscalía General de la Nación, como ya
se advirtió.
87. Por ese motivo, concluye la Sala que el periodo que transcurrió entre el 21
de noviembre de 2002 y el 30 de septiembre de 2004, que equivale a 22,34 meses,
constituye un defectuoso funcionamiento de la administración de justicia, por la
mora judicial injustificada en la que incurrió la Fiscalía General de la Nación.
Expediente: 41691
Actor: Cleotilde Flechas Ibarra
88. Cosa distinta ocurre con el tiempo que transcurrió entre la fecha en que se
inició el proceso se extinción de dominio y aquella en la que se ordenó la entrega
definitiva del vehículo, el 5 de diciembre de 2005. En efecto, la parte actora omitió
allegar copia del proceso autónomo adelantado por la Fiscalía General de la
Nación, al punto de que ni siquiera aportó copia de la decisión definitiva que ordenó
la entrega del Toyota Land Cruiser SAO-713, la cual se conoce, únicamente por
la referencia tangencial que sobre la misma se hace en la comunicación del 19 de
enero de 2006.
90. Un estudio preliminar, revela que para dirimir el asunto se tardó un tiempo
de 14,19 meses, el cual, prima facie, no resulta abiertamente desproporcionado,
teniendo en cuenta que la extinción de dominio constituye un proceso autónomo y
complejo, que requiere la práctica de pruebas, y que, cuando finaliza con una
decisión que se abstiene de decretar la extinción, requiere el trámite del grado
jurisdiccional de consulta.
91. En ese entendido, concluye la Sala que no se probó que la Fiscalía General
de la Nación hubiera incurrido en una mora injustificada al tramitar el proceso de
extinción de dominio, que concluyó presuntamente con la orden de entregar el bien
incautado a la señora Cleotilde Flechas.
92. En conclusión, quedó acreditado que dicha entidad sí faltó a sus deberes al
no cumplir con los tiempos previstos por la ley para resolver la solicitud de entrega
definitiva que la ahora demandante incoó dentro del proceso penal adelantado en
contra del señor Rozo Evelio Galvis Hernández y para ejercer la acción de
Expediente: 41691
Actor: Cleotilde Flechas Ibarra
extinción de dominio, incurriendo en una mora que, una vez sumada, equivale a
22,34 meses.
97. En lo que tiene que ver con el lucro cesante, la actora solicitó que se le
cancelara el valor de cincuenta y dos millones quinientos mil pesos ($ 52 500 000),
correspondiente a la suma mensual de setecientos mil pesos que le reportaba la
explotación del vehículo, multiplicada por el tiempo transcurrido entre su
incautación y la fecha de la presentación de la demanda.
Expediente: 41691
Actor: Cleotilde Flechas Ibarra
99. Así pues, se tiene que el periodo a indemnizar sólo es de 22,34 meses.
Ahora bien, se advierte que la demandante nunca acreditó que el vehículo
efectivamente le garantizara una renta mensual de setecientos mil pesos
mensuales ($ 700 000).
100. Si bien es cierto que, como lo advirtió la defensa, la actora no acreditó que
contara con los permisos requeridos para ejercer el transporte de mercancías en
Colombia, en la medida en que el vehículo tiene placas venezolanas, eso no
quiere decir que este bien no pudiese ser explotado comercialmente, teniendo en
cuenta que nada impedía que la actora lo destinara a distintas actividades
económicas en su país de origen.
103. Ahora bien, ello no puede ser óbice para que se repare integralmente el
daño a la señora Cleotilde Flechas, teniendo en cuenta que el juez puede hacer
uso del principio de equidad para conceder la indemnización que en derecho
corresponda, aplicando su sereno arbitrio judicial. Al respecto se ha dicho:
32
[14] Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 1º de octubre de 2008, exp. 27268.
33
[15] Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil, sentencia del cinco de octubre de 2004, expediente:
6975, Magistrado Ponente: Pedro Octavio Munar Cadena.
Expediente: 41691
Actor: Cleotilde Flechas Ibarra
consideraron los ingresos del afectado al momento de su muerte sino los calculados con
base en su trayectoria profesional…”34
En esa línea de pensamiento, se acogerá el planteamiento del recurrente al indicar
que el daño se encuentra probado y debe ser reparado en equidad con apoyo en las
reglas de la experiencia, razón por la que se empleará el salario mínimo mensual vigente
para liquidar el citado perjuicio (resaltado del original)35.
105. Así las cosas, teniendo en cuenta que actualmente el salario mínimo
mensual legal vigente es del orden de setecientos treinta y siete mil setecientos
diecisiete pesos ($ 737 717) y que el tiempo a indemnizar es de 22,34 meses, se
hará uso de la siguiente fórmula:
S = Ra (1+ i)n – 1
i
S = $ 17 365 368
106. Así pues, se condenará a la Fiscalía General de la Nación a pagar por este
rubro la suma de diecisiete millones trescientos sesenta y cinco mil trescientos
sesenta y ocho pesos ($ 17 365 368).
34
[16] Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia de 31 de mayo de 2007, exp. 15170, M.P.
Enrique Gil Botero.
35
Consejo de Estado, Sección Tercera, Subsección C, sentencia del 24 de marzo de 2011, exp.
1996-02181 (20836), C.P. Enrique Gil Botero.
36
Que es inferior a la suma mensual que considera la señora Cleotilde Flechas que obtenía con
la explotación del vehículo, una vez actualizada.
Expediente: 41691
Actor: Cleotilde Flechas Ibarra
VI. Costas
37
Consejo de Estado, Sección Tercera, sentencia del 11 de noviembre de 2009, exp. 17119, C.P.
Mauricio Fajardo Gómez.
38
“Incumbe a las partes probar el supuesto de hecho de las normas que consagran el efecto
jurídico que ellas persiguen”.
Expediente: 41691
Actor: Cleotilde Flechas Ibarra
FALLA
QUINTO: CUMPLIR con lo dispuesto en los artículos 176 y 177 del Código
Contencioso Administrativo. EXPÍDANSE COPIAS con destino a las partes, con
las precisiones del artículo 115 del Código de Procedimiento Civil. En firme este
proveído, devuélvase al tribunal de origen para lo de su cargo.
Expediente: 41691
Actor: Cleotilde Flechas Ibarra