Una de las actividades que se llevan a cabo en las empresas es el mantenimiento. Pero pocas veces se gestiona adecuadamente, quizás por no comprender debidamente su relación con la satisfacción del cliente. Se piensa, más bien, que debe realizarse mantenimiento para conservar los bienes para la empresa.
Hoy en día la totalidad de las empresas tratan de tener un proceso
productivo lo más constante posible, o sea, tratar de mantener todos los puestos de trabajo produciendo todo el año con la menor cantidad roturas imprevistas. Un buen mantenimiento puede resumirse en calidad, seguridad, eficiencia, eficacia y rentabilidad.
El mantenimiento en sus principio era visto como un mal necesario para
las empresas, ya que eran los destinado a efectuar las reparaciones necesarias en un momento de retraso o en una parada del proceso productivo, ya fuera por rotura parcial o total de uno o varios equipos.
El mantenimiento ha tomado gran auge en los últimos tiempos, teniendo
en cuenta que la demanda de los mercados, en función de la calidad y cantidad de los productos y/o servicios que brinda la empresa. Como la calidad juega un papel fundamental para la venta de un producto o un servicio, esto requiere de un esfuerzo de todos en la empresa, donde el mantenimiento no puede quedar fuera.
En función de lograr este objetivo las empresas se planifican
mantenimiento en algunas etapas o momentos del año (mantenimiento preventivo) además de realizar mantenimientos cuando ocurre alguna rotura inesperada (mantenimiento correctivo).
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