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Castelló - Ricoeur, Si Mismo Como Otro PDF
Castelló - Ricoeur, Si Mismo Como Otro PDF
1
J. A. PÉREZ TAPIAS, Filosofía y Crítica de la cultura, Ed. Trotta, Madrid 1995, 125
2
A. GEHLEN, El Hombre. Su naturaleza y su lugar en el mundo, Ed. Sígueme, Salamanca, 19872, 9
3
A. GEHLEN, Antropología Filosófica, Del encuentro y descubrimiento del hombre por sí mismo, Ed.
Piados, España 1993, 97
2
3
3
4
4
P. RICOEUR, Del texto a la acción, Ensayo de hermenéutica II, Fondo de Cultura Económica, Argentina
2001, 28
5
Ibíd., 28
6
Ibíd., 28
7
Ibíd., 29
8
Ibíd., 30
9
Ibíd., 31
4
5
Así, bajo el paradigma el texto, Paul Ricoeur propone una hermenéutica como
reconstrucción de la dinámica interna de los textos que rige la estructuración de la obra,
y restitución de “la capacidad de la obra para proyectarse fuera de sí misma y engendrar
un mundo que sería verdaderamente la cosa del texto.”12
El camino recorrido por Paul Ricoeur constituye una filosofía hermenéutica que
asume las exigencias de la filosofía como reflexión, como fenomenología, y como
asunción de las mediaciones del signo, el símbolo y el texto. Camino que constituye la
vía larga de explicación y comprensión de la realidad.
10
Ibíd., 31
11
Ibíd., 33
12
Ibíd., 34
13
P. RICOEUR, El lenguaje de la fe, Ed Megápolis, Bs. As. 1978, Introducción, 6
5
6
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Ibíd., 8
15
P. RICOEUR, Del texto a la acción, Ensayo de hermenéutica II, Op. Cit., 35
16
Ibíd., 34
17
Ibíd., 34
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Ibíd., 34
19
Ibíd., 35
20
Ibíd., 35
21
Ibíd., 36
6
7
del lenguaje el modo referencial apropiado a esos usos, mediante el cual el discurso
continúa tratando de decir el ser, aun cuando parece replegado en sí, para celebrarse a sí
mismo.”22
22
Ibíd., 36
7
8
La obra de Paul Ricoeur -Sí mismo como otro- se sitúa más allá de las filosofías
del sujeto, sea en su herencia positiva o negativa, quedando así superada la disputa del
Cogito.23
El autor es consciente que las filosofías del sujeto no están de moda en el
contexto de la discusión posmoderna24, y, que el siglo XX está caracterizado por un
sujeto humano quebrado sin sentido, “sin anclaje”, como consecuencia: del
exacerbamiento del Cogito cartesiano y su implícita ambición de constituirse en
fundamento último de la realidad; y, por el no-sentido (Un-sinn) que se sigue tras la
crítica de Nietzsche a la filosofía occidental, en cuanto querer erigirse en ciencia en el
sentido de disciplina del fundamento25.
Si Descartes había logrado superar la ilusión de la cosa con la afirmación del
Cogito, Nietzsche, con su afirmación de la «muerte de Dios» lograba superar la ilusión
de la conciencia en cuanto fundamento último de la realidad, abriendo así la etapa
nihilista del pensamiento europeo26.
23
Cfr. Prólogo en P. RICOEUR, Sí mismo como otro, Siglo Veintiuno Editores, España 1996, XIV
24
En la época denominada postmoderna se delinean dos posturas que polarizan gran parte del debate
filosófico: 1) los postmodernistas que sostienen la tesis del fin de la modernidad, afirmando que la
modernidad es un proyecto agotado y carente de sentido; representan esta postura Lyotard en Francia y
Vattimo en Italia. 2) los re-ilustrados que sostienen la tesis de que la modernidad es un proyecto
inacabado, y que como tal hay que recuperarlo desde la crítica; representan esta línea Apel y Habermas.
Para una mayor profundización del debate modernidad-postmodernidad se puede consultar: J. A. PÉREZ
TAPIAS, Filosofía y Crítica de la cultura, Op. Cit, 111-125
25
MARTÍN HOPENHAYN al describir la crisis de la modernidad en el nuevo contexto de la secularización
postmoderna cita a ALAIN TOURAINE quien afirma: “«Intelectual o no, ningún ser humano viviente en
Occidente de fin de siglo XX escapa a esta angustia de pérdida de todo sentido, al desvanecimiento de la
vida privada, de la capacidad de ser Sujeto, por obra de las propagandas y publicidades, por la
degradación de la sociedad en masas y del amor en placer. ¿Podemos vivir sin Dios?»”. Cfr. M.
HOPENHAYN, Después del nihilismo. De Nietzsche a Foucault, Ed. Andrés Bello, Santiago de Chile 1997,
18
26
Al respecto apunta MARTÍN HOPENHAYN: “Las tensiones que Nietzsche apuntara desde la proclama de
esta muerte de Dios son más evidentes hoy que a fines del siglo pasado, y mueven también a preguntas de
resonancias nietzscheana: ¿Existe proyecto personal de un sujeto sin un horizonte estable de sentido?
¿Hasta dónde extremar la voluntad emancipatoria contenida en el proyecto moderno de secularización de
valores, si a partir de cierto punto sus efectos de desintegración constituyen una amenaza a nuestra
integridad individual y colectiva? ¿Podemos vivir sin poblar esta vida con razones perdurables, y costear
luego toda la orfandad que el deseo de liberación genera cuando cristaliza en un (des)proyecto personal
de vida? ¿De dónde ha de serle conferida una autoimagen válida al sujeto, una vez disuelto en dispersas
descripciones de sí mismo y confrontado a la materia incandescente de su identidad –identidad discreta,
8
9
Así, con Descartes27, el sujeto humano queda sin anclaje, despojado de toda
resonancia psicológica y de toda referencia autobiográfica28, con una identidad
ahistórica; y con Nietzsche, el sujeto humano se ve arrojado a la existencia (usando
palabras de Heidegger) como un ser carente de sentido29. La “muerte de Dios” a la vez
que libera y dispersa, sustrae todo fundamento, quedando el sujeto ante la cruda
autonomía de su libertad.
La cuestión, luego de la crítica de Nietzsche, consiste en saber si es posible
superar la “muerte de Dios” y sus consecuentes muertes: la muerte del sujeto; la
muerte de la metafísica; la muerte de la Razón o conciencia, entendida como principio
que garantiza la certeza y la posibilidad de unidad interna; la muerte de la teleología en
la historia en pos de su continuo progreso; la muerte del mito moderno del progreso
indefinido; las muertes de las cosmovisiones estables30. Al respecto, afirma Martín
Hopenhayn: “el final de la historia no está escrito, y el nihilismo puede ser tanto su
desenlace como la alquimia para una nueva subjetividad.”31
Podemos afirmar que Ricoeur se ubica entre los que intentan recuperar y
reconstruir al sujeto en una nueva subjetividad. Para ello, emprende la tarea de superar
“el Cogito quebrado” evitando tanto la exaltación del Cogito cartesiano que pretende
incluso cinematográfica, lanzada hacia una miríada de pequeñas historias que el nuevo mundo le propone-
? ¿No surge de las cenizas de las últimas doctrinas inmoladas en la fogata secularizadora, la urgencia por
aprehender la realidad del sujeto ya admitida su orfandad, construir precisamente allí una existencia e
incluso una convivencia?”. Op. Cit. 18-19
27
RICOEUR apunta que si bien “es cierto que esta ambición de fundamento último se ha radicalizado
desde Descartes a Kant, después de Kant a Fichte y, finalmente, al Husserl de las Meditaciones
Cartesianas, no obstante, nos ha parecido suficiente señalar su lugar de nacimiento en Descartes mismo,
cuya filosofía demuestra que la crisis del Cogito es contemporánea de la posición del Cogito”; y esto es
así, debido a que el «yo» que duda metódicamente es desligado de todas sus referencias espacio-
temporales solidarias al propio cuerpo, perdiendo la conciencia de sí como locutor, agente, personaje de
narración, sujeto de imputación moral. Cfr. Prólogo, Op. Cit., XV
28
Cfr. Ibíd., Prólogo XXII
29
JUAN ALFARO pone en evidencia cómo “la antropología de Nietzsche presenta al hombre como un ser
contradictorio, irremediablemente disociado de sí mismo, porque sus aspiraciones van más allá de la
posibilidad de actuarlas por sí mismo; impulsado por este desnivel insuperable entre sus deseos y la
imposibilidad de realizarlos, el hombre esboza el ideal divinizado de sí mismo, es decir, crea el proyecto
vacío de sí en la única e inútil esperanza de superar la problematicidad de su existencia, inevitablemente
dividida interiormente. La superación de esta absurda escisión existencial no es posible sino mediante la
vuelta del hombre a sí mismo, a la plenitud del «yo soy», al estado de inocencia autosuficiente: volver a la
situación anterior al desdoblamiento en pensamiento reflejo y al conflicto moral del «tú debes», como el
niño que juega en la playa al juego de hacer y deshacer, olvidando de sí mismo y sumergido en el
presente, sin preocupación alguna por el futuro”. En De la cuestión del hombre a la cuestión de Dios,
Sígueme, Salamanca 1989, 93-94
30
Cfr. M. HOPENHAYN, Después del nihilismo. De Nietzsche a Foucault, Op. Cit., 19
31
Ibíd., 24
9
10
Sujeto ensalzado, sujeto humillado: parece que uno se aproxima siempre al sujeto
mediante inversión del pro en el contra; de ahí sería preciso concluir que el «yo» de las
filosofías del sujeto es atopos, sin lugar asegurado en el discurso. ¿En qué medida se
puede decir de la hermenéutica del sí, puesta aquí de relieve, que ocupa un lugar
epistémico y ontológico situado más allá de esta alternativa del Cogito y del anti-
Cogito?34
El autor llevará a cabo una reflexión del Cogito mediatizado por la totalidad del
universo de los signos; intentando plantear todas las aserciones relativas a la
problemática del sí en el horizonte o perspectiva de la pregunta ¿quién?. El
acercamiento al sujeto, a la pregunta ¿quién?, se lleva a cabo de modo indirecto y
mediato, a través de “cuatro subconjuntos que corresponden así a cuatro maneras de
interrogar: ¿quién habla?, ¿quién actúa?, ¿quién se narra?, ¿quién es el sujeto moral de
imputación?.”35
32
RICOEUR se caracteriza, al igual que Foucault, por filosofar la actualidad, el presente, al modo como
Kant filosofó la Ilustración y la Revolución. En este sentido, recupera el aporte de los “maestros de la
sospecha” –Nietzsche, Frued y Marx-, pues son los críticos que han conmovido este sujeto moderno y su
mala-falsa conciencia mediante la cual se sostienen las ideologías modernas que encubren la dominación
amo-esclavo, pastor-rebaño. Para una profundización del tema Cfr. M. HOPENHAYN, Después del
nihilismo. De Nietzsche a Foucault, Op. Cit., 9-24; 25-51; P. RICOEUR, Ideología y Utopía, Ed. Gedisa,
México 19912, 241-274.
33
RICOEUR dedica, en el Prólogo, extensos párrafos a plantear la disputa del Cogito ensalzado o
humillado.
34
P. RICOEUR, Prólogo, Op. Cit., XXVIII-XXIX
35
Ibíd., XXIX
10
11
36
Ibíd., XI
37
Ibíd., XI
38
Otros términos que expresan la identidad-idem: gleich, same, mismidad, permanencia temporal. Cfr.
XIII
39
Otros términos que expresan la identidad-ipse: self, él mismo, uno mismo. Cfr. XII
40
P. RICOEUR, Op. Cit., XII
41
Ibíd., XIV. Al respecto, GADAMER en “Subjetividad e intersubjetividad, sujeto y persona” sostiene que
todos sus trabajos hermenéuticos han nacido de otorgarle al otro la validez frente a uno mismo, ya que
sólo así es posible “reconocer las limitaciones de la propia perspectiva” y advertir la exigencia de “ir más
allá de las propias posibilidades a través de un proceso dialógico, comunicativo y hermenéutico”; pues se
trata, según él, de “llegar a saber por qué es precisamente la respuesta del otro la que muestra mis
limitaciones y por qué debo aprender a experimentarlas siempre de nuevo y una vez más si es que quiero
llegar a verme ni siquiera en la situación de poder superar mis límites”. Cfr. H. G. GADAMER,
“Subjetividad e intersubjetividad, sujeto y persona” en El giro hermenéutico, Cátedra, Madrid 1995, 22-
23
11
12
De allí que los nueve estudios de la obra puedan agruparse de acuerdo a los
cuatro rodeos que constituyen cuatro subconjuntos de sistemas:
Primer rodeo: “compete a una filosofía del lenguaje, bajo el doble aspecto de
una semántica y de una pragmática”43. Corresponde a los estudios primero y
segundo.
42
El mismo RICOEUR en el Prólogo manifiesta que su preocupación por el «sí» quiere expresar lo que
MICHEL FOUCAULT ha expresado con el título: «el cuidado de sí». En el planteamiento de los dos
filósofos franceses se encuentra la preocupación por considerar los ámbitos en los que el sujeto se
constituye como tal. Según FOUCAULT, apunta LANCEROS, una ontología de nosotros mismos se tiene
“que aventurar en aquellos ámbitos en los que el hombre se insinúa como sujeto-objeto de discurso y
acción para buscar en ellos los procedimientos y técnicas según las cuales llegamos «a ser lo que somos»
en cada momento de la historia y siempre de forma diferente”. Cfr. P. LANCEROS, Avatares del Hombre.
El pensamiento de Michel Foucault, Universidad de Deusto, Bilbao 1996, 27. El pensamiento de
FOUCAULT constituye el esfuerzo de llevar a cabo la empresa de la deconstrucción del sujeto en
occidente; para ello emprende una arqueología del saber (pretende alcanzar las relaciones de poder que
constituye todo saber) y una genealogía (intenta explicar por qué tal régimen del saber se desarrolla en tal
dirección y por qué no en otra) del sujeto a partir de una actitud crítica de la filosofía de occidente. El
proyecto de FOUCAULT se puede sonetizar en la problemática de las relaciones existentes entre: las
experiencias, los saberes, y el poder.
43
Ibíd., Prólogo, XXIX
44
Ibíd., XXX
45
Ibíd., XXX
46
Ibíd., XXXI
12
13
47
Ibíd., XXXII
48
Cfr. Ibíd., XXXII-XXXIII
49
Ibíd., XXXII
50
Ibíd., XXXIV
13
14
“Por una parte, la atestación se opone más a la certeza reivindicada por el Cogito que al
criterio de verificación de los saberes objetivos. El rodeo por medio del análisis impone,
precisamente, el modo indirecto y fragmentario de todo retorno al sí. En este sentido, la
verificación está incluida en el proceso reflexivo como un momento epistémico
52
necesario.”
Por otro lado -y la atestación se enfrenta ahora a la cara opuesta del Cogito humillado-,
el crédito es también (y, deberíamos decir, no obstante) una especie de confianza, como
la expresión «atestación fiable» acaba de sugerir hace un momento. Crédito es también
fianza. Este será uno de los leitmotiv de nuestros análisis: la atestación es
55
fundamentalmente atestación de sí.
51
Ibíd., XXXIV
52
Ibíd., XXXV
53
Cfr. Ibíd., XXXV-XXXVI
54
Ibíd., XXXV
55
Ibíd., XXXVI
56
La atestación se presenta como creencia que se opone a la noción de episteme, en cuanto saber último
y autofundamentador. En este sentido, constituye un saber vulnerable por su misma conciencia de ser un
discurso sin fundamento.
57
La atestación se presenta también como confianza; confianza que se pone en evidencia por el sujeto
que es capaz: de discurso, de actuar, de narrar, y de responsabilizarse de sus acciones.
58
Ibíd.,P. RICOEUR, Op. Cit., XXXVII
14
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Primer Rodeo
Decíamos más arriba que Ricoeur lleva a cabo la hermenéutica del sí por medio
del rodeo del análisis, es decir, a través del rodeo de la filosofía del lenguaje, bajo el
doble aspecto de una semántica y de una pragmática.
En los dos primeros estudios Ricoeur pone en contacto y en diálogo dos grandes
tradiciones de la filosofía europea: la filosofía analítica de lengua inglesa y la filosofía
hermenéutica o continental.
Así, Ricoeur, plantea en este rodeo la pregunta del ¿quién? bajo dos aspectos:
“¿de quién hablamos cuando designamos según el modo referencial a la persona como
distinta de las cosas? Y ¿quién habla designándose a sí mismo como locutor (que dirige
la palabra aun interlocutor)?”59
Identificar algo es poder dar a conocer a los demás, dentro de una gama de cosas
particulares del mismo tipo, aquella de la que tenemos intención de hablar.
Precisamente en este ensayo de la referencia indentificante, encontramos por primera
vez a la persona, en su sentido muy pobre del término, que distingue globalmente esta
entidad de los cuerpos físicos. Identificar, en este estadio elemental, no es aún
identificarse a sí mismo, sino identificar «algo».60
59
Ibíd., XXX
60
Ibíd., 1
61
Ibíd., 18
15
16
Segundo Rodeo
62
Ibíd., 19
63
Ibíd.,XXX
64
El «particular de base» designa lo individualizado –un ejemplar- que supone la exclusión de todos los
demás de la misma clase. En este sentido, consiste en la consideración de la persona como un particular
de base, es decir, como una de las «cosas» de las que hablamos, y, a la que le atribuimos una acción
16
17
determinada sin considerar que el agente se designe a sí miso al actuar; esto será motivo de estudio en el
tercer y cuarto rodeo. Cfr. RICOEUR, Op. Cit., 1-8
65
Ibíd., 38
66
Ibíd., 38
67
J. MASIÁ CLAVEL, Entre heteronomía y autonomía en El arte de la mediación en J. MASIÁ CLAVEL, T.
D. MORATALIA, J. A. OCHAÍTA, Lecturas de Paul Ricoeur, Universidad Pontificia de Comillas, Madrid
1998, 81-107
68
Toda acción comporta una red de determinaciones que especifican el tipo de acción; por eso, es
necesario identificar la cadena de determinaciones comprometidas en la acción misma. Determinamos
esta red respondiendo a las siguientes preguntas: ¿quién hace o ha hecho qué?; ¿con vistas a qué?;
¿cómo?; ¿en qué circunstancias?; ¿con qué medios y qué resultados?. Cfr. RICOEUR, Op. Cit., 39-40
17
18
Tercer rodeo
Decíamos, que este rodeo pasa a través de la teorías narrativas, donde “la
cuestión de la identidad personal se plantea en el punto de intersección de las dos
tradiciones filosóficas”69, pues nuestra historia está entretejida en la de los otros y
entremezclada en sus narraciones. Podríamos decir que el mundo de la vida, el mundo
del sujeto, de la subjetividad, de la intersubjetividad, constituye una trama, un texto, una
urdimbre de significados. En este rodeo se entrecruzan nuevamente la filosofía analítica
y la hermenéutica.
En el quinto y sexto estudio –La identidad personal y la identidad narrativa y El
sí y la identidad narrativa-, Ricoeur, pone “de nuevo sobre el tapete la teoría narrativa,
no ya en la perspectiva de sus relaciones con la constitución del tiempo humano, como
se ha hecho en Tiempo y narración, sino en la de su aportación a la constitución del
sí”70. De este modo intenta Ricoeur alcanzar en plenitud la dialéctica concreta de la
ipseidad y de la mismidad.
Cuarto Rodeo
69
P. RICOEUR, Op. Cit., XXX
70
Ibíd. ,107
71
J. MASIÁ CLAVEL, T. D. MORATALIA, J. A. OCHAÍTA, , Op. Cit., 100
18
19
72
Prólogo, Op. Cit., XXXI
73
En estos estudios sobre el agente que se responsabiliza de sus acciones y del otro en instituciones
justas, se puede advertir la fuerte presencia del pensamiento de LEVINAS. Sintetizando su planteamiento,
podríamos decir que su intento es plantear la subjetividad, entendida como lo humano, sin caer en el
nihilismo postmoderno y sin quedar atrapado en la egología o filosofía de la conciencia del yo que se
constituye en fundamento de toda la realidad (Cogito exaltado). Su pensamiento constituye una crítica a
la ontología que ha se ha plasmado en la filosofía griega y en el pensamiento occidental; en es sentido, se
hace cargo de la crítica postmoderna al Cogito y hace una propuesta.
74
LEVINAS quiere fundar una metafísica como relación originaria-ética. En la alteridad del Otro que se
me presenta como exterioridad de su Rostro, y que como tal se impone, se funda la ética levinasiana
entendida como res-puesta y res-ponsabilidad por el Otro. Términos como “rehén, sustitución, sujeto,
anfitrión” son correlativos y se implican mutuamente. El sujeto se constituye en la pasividad de la
recepción del Otro en su Rostro concreto que con la sola presencia me dice: «Heme aquí». Para una
mayor profundización de la concepción de levinasiana Cfr. E. LEVINAS, Totalidad e infinito. Ensayo
sobre la exterioridad, Sígueme, Salamanca 19995; del mismo autor, De otro modo que ser, o más allá de
la esencia, Sígueme, Salamanca 19993
75
Cfr., P. RICOEUR, Op. Cit., 196
76
Ibíd., 174
19
20
77
Ibíd., 185
78
Ibíd., 201
79
J. MASIÁ CLAVEL, , Op. Cit., 100-103
80
P. RICOEUR, Op. Cit., 206
81
Cfr. Ibíd., 213
20
21
82
Ibíd., 258
21
22
22
23
alteridad del otro –comme au autre- y la ipseidad Sí mismo –Soi meme-. De allí
que la alteridad, afirma Ricoeur, es constitutiva de la ipseidad.
7. En la metacategoría de la alteridad, Ricoeur, pone en juego la densa y fina
concepción filosófica de Emmanuel Levinas. Solo que, a nuestro parecer, matiza
la realidad del Otro, sin excluir al tercero, con la afirmación del Sí mismo en
tensión dialéctica entre sí.
8. La hermenéutica del sí mismo, según Ricoeur, será posible a partir de una
alteridad tal que haga justicia al mismo tiempo a la primacía de la estima de sí y
a la convocación por el otro en instituciones justas. De allí, que no consistirá en
derivar el alter ego del ego, al modo de Husserl, ni tampoco del Otro en su
exterioridad que se le asigna al sí como responsabilidad.
9. La reflexión de Ricoeur constituye un nuevo enfoque de estilo de la filosofía del
sujeto; estilo situado más allá de las perspectivas modernas y posmodernas,
sujeto exaltado y humillado respectivamente. Por ello, en el filósofo que
abordamos, se expresa la exquisita perspectiva de un continental, la apasionada
mirada de un humanista que busca comprender el mundo de la vida. Y, esto se
verifica en el enfoque de la cuestión: ¿quién es el sujeto humano capaz de habla
y de autodesignarse al mismo tiempo; capaz de actuar; capaz de narrar su
acción y adquirir así identidad; en fin, capaz de responsabilizarse de sus
acciones y del otro en instituciones justas, y, por lo tanto, ser sujeto a quien se le
puede imputar una responsabilidad?
10. Por eso, la hermenéutica del sí mismo –herméneutique du soi-, en la que está
presente el otro como constitutivo de la ipseidad, se alcanza sólo a través de
sucesivos rodeos hermenéuticos.
11. La polisemia inherente a la pregunta ¿quién?, exige una aproximación
fragmentaria al sí mismo, a través de los rodeos –déteur- hermenéuticos. Por
ello, Ricoeur, considera que la polisemia de la pregunta es una epifanía de la
verdad polisémica del sí mismo en cuanto sí y en cuanto otro.
12. En la obra queda de manifiesto que el mundo de la vida, el mundo del sujeto, de
la subjetividad, de la intersubjetividad, constituye una trama, un texto, una
urdimbre de significados en los que se co-implican el Sí mismo, el otro y las
instituciones.
23
24
13. La noción de atestación subyace en todos los estudios de Sí mismo como otro, y
es la que posibilita acceder a la pregunta que se plantea desde el principio: ¿qué
clase de ser es el sí?.
14. En el presente trabajo no se aborda el décimo estudio -¿Hacia qué ontología?-,
en el que Ricoeur intenta esclarecer las implicaciones ontológicas de todos los
estudios anteriores de Sí mismo como otro. Dicha exclusión manifiesta a la vez
una falencia y una actitud prudencial ante un ensayo de carácter exploratorio,
según el filósofo, que supone un manejo profundo de los anteriores. Este
abordaje, sin duda, es una materia pendiente.
15. Retomando las consideraciones acerca de la atestación e intentado expresar en
síntesis el aporte de Ricoeur en Sí mismo como otro a la filosofía del sujeto tras
la crítica de la posmodernidad a la modernidad, podemos decir con palabras del
mismo autor:
Castello Santiago
83
Ibíd., XXXVI
24
25
Bibliografía principal:
RICOEUR, P., Si mismo como otro, Ed. Siglo Veintiuno, México 1996
Bibliografía secundaria:
ALFARO, J., De la cuestión del hombre a la cuestión de Dios, Sígueme, Salamanca 1989
GADAMER, H. G., “Subjetividad e intersubjetividad, sujeto y persona” en El giro
hermenéutico, Cátedra, Madrid 1995, 22-23
GEHLEN, A., Antropología Filosófica, Del encuentro y descubrimiento del hombre por
sí mismo, Ed. Piados, España 1993
GEHLEN, A., El Hombre. Su naturaleza y su lugar en el mundo, Ed. Sígueme,
Salamanca, 19872
HERNÁNDEZ-PACHECO, J., Paul Ricoeur. El conflicto de las interpretaciones en
Corrientes Actuales de Filosofía. La filosofía de Francfort. La filosofía
hermenéutica, Id., Tecnos, Madrid 1996, 273-321
JERVOLINO, D., “El cogito herido y la ontología problemática del último Ricoeur” en
Anthropos 181 (1998) 59-63
LEVINAS, E., De otro modo que ser, o más allá de la esencia, Sígueme, Salamanca
19993
LEVINAS, E., Totalidad e infinito. Ensayo sobre la exterioridad, Sígueme, Salamanca
19995
MASIÁ CLAVEL, J., MORATALIA, T. D., OCHAÍTA, J. A., Lecturas de Paul Ricoeur,
Universidad Pontificia de Comillas, Madrid 1998
PÉREZ TAPIAS, J. A., Filosofía y Crítica de la cultura, Ed. Trotta, Madrid 1995
RICOEUR, P., “Discurso, metafísica y hermenéutica del sí-mismo” en Anthropos 181
(1998) 30-37
RICOEUR, P., Del texto a la acción, Ensayo de hermenéutica II, Fondo de cultura
económica, Argentina 2001
RICOEUR, P., El lenguaje de la fe, Ed. Megápolis, Buenos Aires 1978
RICOEUR, P., Freud: una interpretación de la cultura, Siglo Veintiuno, México 19999
RICOEUR, P., Ideología y utopía, Ed. Gedisa, México 19912
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