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COMUNITARIA
COMUNITARIA
ACTIVIDAD INDIVIDUAL
PRESENTADO
ELISA MARGARITA MOJICA ARIAS
CÓDIGO 1.065.813.685
TUTOR:
NORMAN JAVIER RODRIGUEZ
VALLEDUPAR-CESAR
2017
PASOS, FASES O ETAPA DE LA ESTRATEGIA DE APRENDIZAJE A
DESARROLLAR
Se podría decir que al ser un sitio de personas vulneradas sus afectaciones hacen que
los problemas sean de mayor poder.
Comúnmente son las mujeres y los niños los que más sufren la violencia doméstica
al ser el hombre el que mayormente ejerce este tipo de maltrato hacia los miembros
de un hogar. Esta situación genera un desequilibrio de poder, desde el más fuete hacia
el más débil, situación que conlleva a daños psicológicos graves en los niños que
evidencian el maltrato del padre hacia la madre, repercutiendo de tal manera que los
llevan a volverse violentos y agresivos tanto con sus propios hermanos y familiares
hasta con las personas que los rodean.
El maltrato familiar o violencia de género que afecta a la comunidad del barrio es entendida
como un problema social de víctimas y agresores, que reside normalmente en los hombres
por mantener el “orden de género” y poder social, afectando principalmente a las mujeres
por el simple hecho de serlo, estos hombres maltratan en la mayoría de los casos a las
mujeres que escogen como pareja y ejerce todo tipo de violencia tanto físico, psicológica
y moral, para hacer que su pareja cumpla sus expectativas y deseos logrando total sumisión
de parte de ella.
Es importante resaltar que las mujeres no escogen relacionarse con hombres que después
serán sus agresores, este tipo de violencia se considera un ciclo de violencia que toma fuerza
con el transcurrir del tiempo llegando hasta el punto de convertirse en agresión verbal, o
física, abuso sexual y emocional finamente es este efecto traumático el que hace que las
mujeres terminen callando como lo puede ser el caso de las mujeres del barrio.
Así mismo la sobreexposición a un fenómeno causa su normalización y en ésta comunidad
es evidente que existe una normalización, puesto que las mujeres ya sea por desconocimiento
o por tolerancia, las mujeres de la Yabita no asumen que el maltrato o el habla en mala forma
constituyen tipos de violencia verbal o psicológica y solo reconocen las manifestaciones de
violencia física; además expresaron la conformidad de algunas de ellas al ser violentadas y
la posición de que: las demás personas no tienen que meterse en mis asuntos(Pérez, 2014).
La violencia familiar del barrio es una cosante hacia las madres en el hogar ya que predomina
el maltrato físico, verbal, y emocional hacia ellas y sus hijos.
La representación femenina en el barrio “la Yabita” es de un 50.47% a diferencia de la
masculina con un 49.53%, y aunque es mayor el porcentaje de mujeres, son los hombres los
encargados de llevar el sustento a su casa, mientras ellas se quedan en el hogar cuidando a
sus hijos.
Las causas de este problema derivan de la pobreza en la que vive el barrio, y los pocos
recursos laborales con los que cuentan los hombres cabeza de hogar, además de los bajos
niveles de educación que no permiten que puedan tener empleos óptimos. Se podría decir
que al ser un sitio de personas vulneradas sus afectaciones hacen que los problemas sean de
mayor poder.
Comúnmente son las mujeres y los niños los que más sufren la violencia doméstica al ser el
hombre el que mayormente ejerce este tipo de maltrato hacia los miembros de un hogar. Esta
situación genera un desequilibrio de poder, desde el más fuete hacia el más débil, situación
que conlleva a daños psicológicos graves en los niños que evidencian el maltrato del padre
hacia la madre, repercutiendo de tal manera que los llevan a volverse violentos y agresivos
tanto con sus propios hermanos y familiares hasta con las personas que los rodean.
Se considera importante intervenir en esta problemática de la violencia intrafamiliar porque
la base de la sociedad es la familia, Según (Lorente y Lorente, 1998). La familia como
institución se ha considerado, históricamente, un ámbito privado donde el comportamiento
de sus miembros se sitúa fuera del control social. Las creencias y mitos culturales asociados
al sistema patriarcal han legitimado desde tiempos remotos el poder y la dominación del
marido hacia la mujer y los hijos, despojando a estos de todo derecho legal. Tanto la mujer
como sus hijos carecían de individualidad, absorbidos por la del hombre cabeza de familia,
a cargo de quien legalmente estaban y que tenía plenos derechos para usar las medidas que
creyera convenientes para mantener el control sobre ellos.
Nájera, I. I., & Tena, A. M. (2003). La psicología comunitaria: una reflexión desde su
praxis. Santiago, (101), 360-399. Recuperado
de http://bibliotecavirtual.unad.edu.co:2051/login.aspx?direct=true&db=zbh&AN=1832
4730&lang=es&site=ehost-live