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investigaciones avanzan hacia el estilo temporal o nacional y,

por consiguiente, se aproximan a la historia propiamente di-


cha, la configuración musical de una obra de arte (que es "un
mundo aislado en sí", según la definición de Ludwig Tieck) se
transforma en un simple ejemplo de ideas, procesos o estruc- 2
turas, cuyo centro de gravedad se enc\tentra fuera del arte. En
otras palabras, se convierte en un documento sobre el espíritu
o la organización social de una época o de una nación. La Historicidad y carácter artístico
ruptura entre estética e historia vuelve, pues, a producirse
dentro del concepto de estilo, como ruptura entre el estilo de la
obra o el estilo personal, y el estilo temporal o nacional. La
individualidad del compositor es esencial para el carácter En el apéndice de un texto de historia de la música, de
artístico, entre cuyos criterios figura el factor de originalidad. enorme difusión, A History of Western Music, de Donald Jay
Pero es difícil afirmar que el espíritu de la época o del pueblo Grout (1960), encontramos una cronología cuyo sentido es "to
determine el carácter del arte como arte (y no como simple provide a background for the history ofmusic, and to enable the
documento). (Salvo cuando se está de acuerdo con Hegel-y reader to see the individual works and composers in relation to
luego con el marxismo- en que el contenido del arte es lo their times" (699) [proporcionar un contexto a la historia de la
verdaderamente sustancial y se pasa por alto la estética más música y permitir que el lector vea las obras y los compositores
nueva, según la cual es más bien la forma lo que determina el en relación con sus épocas]. Así, por ejemplo, el año 1843 está
contenido, y no el contenido a la forma.) representado por El holandés errante de Wagner, Don Pasquale
de Donizetti y Temor y temblor de Kierkegaard; 1845, por Les
préludes de Liszt, Tannhauser de Wagner y El conde de
Montecristo de Dumas; 1852, por el golpe de Estado de Luis
Napoleón y por La cabaña del Tío Tom; 1853, por La traviata y
la guerra de Crimea. Lo que no se sabe muy bien es qué se
pretende demostrar al lector. ¿La analogía oculta entre la obra
de Wagner y la de Kierkegaard? ¿O, por el contrario, la falta de
contemporaneidad interna de obras contemporáneas? Esto
último resulta casi grotescamente evidente cuando se procura
ilustrar, por medio de tablas cronológicas, la frase según la cual
la unidad de espíritu de la época se filtra en la totalidad de los
campos. ¿Qué es la música? ¿Un reflejo de la realidad que rodea
al compositor o el esbozo de un mundo contrario a esa realidad?
¿Está vinculada por raíces comunes con los sucesos políticos y
las ideas filosóficas? ¿O acaso la música surge por haber existido
una música anterior y no -o sólo en menor medida- porque el
compositor se mueve en un mundo al cual intenta responder a
través de la música?
El problema de la relación entre el arte y la historia -pro-
blema fundamental de la investigación histórica científica-

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permanecerá sin solución mientras se insista en un dogmatismo XIX al xx, en la estructura de las obras por separado. Desde hace
estético y en un dogmatismo historiográfico. En otras palabras: unas dos décadas, se difunde la tendencia a considerar las obras
mientras se sostenga la máxima de que el arte se muestra como como documentos. "Hasta el arte del presente se percibe, cada
realmente es, en la observación aislada de obras autónomas, vez más, desde una distancia inmediata, en forma crítica y
por un lado, y por el otro, se parta de la premisa de que la documental" (O. K. Werckmeister, Ideologie und Kunst bei
historia consiste exclusivamente en la relación de causa y Marx, 1974,33).
efecto, objetivo y manifestación. La historia de la música, en La teoría funcional del arte del siglo XVII fue, en primer
tanto historia de un arte, parece una empresa imposible si se la lugar, una teoría de los géneros musicales, que se constituían
enfoca partiendo de la premisa de un estética autónoma, por como correlaciones concretas y reguladas por normas entre las
una parte, y de una teoría de la historia que se aferra al concepto finalidades sociales que debían cumplirse y los medios musica-
de continuidad, por otra parte. Y esa imposibilidad se debe a les que se consideraban aptos para ello. El hecho de que
que, o bien no es una historia del arte sino una colección de Christoph Bernhard establezca una distinción entre el reperto-
análisis estructurales de obras aisladas, o bien no es una rio musical del estilo sacro, de cámara y de teatro, demuestra
historia del arte sino un enfoque de las obras musicales como que, desde el punto de vista de la teoría del arte, los medios
procesos dentro de la historia de las ideas o de la historia social, musicales se vinculan más con los objetivos prácticos que con
cuya vinculación brinda coherencia al relato histórico. Pero el las etapas históricas que representan. No debe interpretarse
concepto de arte del formalismo -que tiene sus orígenes en el malla coincidencia entre estilo sacro y prima prattica y entre
siglo XIX y debe su pathos al hermético modernismo- no es el estilo teatral y seconda prattica. La música sacra no se conside-
único del cual puede partir un historiador en su intento por ra un estilo de "música antigua", en el sentido de una conciencia
justificar la historiografía de la música ante sus detractores histórica distante, sino que, como forma de componer acorde
versados en filosofía del arte. Además, la antinomia entre con la liturgia, surgió antes, y la antigüedad que la distingue es
estudio de la función y estética autónoma -en torno a la cual un sello de su legitimidad. (Monteverdi no consideraba la
se ha encendido, en los últimos años, una violenta controversia, seconda prattica comoprogreso; la declaraba restitución de una
no siempre "desinteresada"- no basta para brindar un funda- verdad más antigua aún -del concepto de música antigua- y
mento teórico a las investigaciones históricas científicas. Aun la honraba como tal.)
cuando no se tema simplificar -en la medida en que la simpli- La teoría de las emociones de los siglos XVII y XVIII, el
ficación sea aceptable- uno se ve obligado a distinguir, por lo segundo "paradigma" de la estética musical, no es una teoría de
menos, cinco enfoques teóricos, cuyas consecuencias historio- la expresión, sino una teoría expositiva de orientación objetiva.
gráficas sería necesario investigar, antes de emitir un juicio Lo que presenta musicalmente un compositor es su medida de
sobre la relación entre historicidad y carácter artístico. comprensión de la naturaleza de una emoción humana. Es decir
La relación entre historia y estética tiene una estructura que no se entiende una obra musical como expresión de las
circular: las premisas de la teoría del arte, sobre las cuales se emociones del compositor, sino como la verdad objetiva formu-
puede basar la historiografía de la música, son, por su parte, de lada musicalmente por éste, y la exposición de las emociones es
carácter histórico. (La fijación de normas que estén por encima tanto imitatio naturae como pintura musical. Hasta mediados
del tiempo sería dogmática en el sentido más dudoso de la del siglo XVIII no se planteó el problema de cómo se podía captar
expresión.) A grandes rasgos se puede afirmar que la teoría del el espíritu ajeno musicalmente documentado. La comprensión
arte de los siglos XVI y XVII partió de la relación entre funciones musical significaba acuerdo sobre el contenido objetivo de la
sociales y técnicas de composición; la de los siglos XVII y XVIII se música.
basó en los objetos de la exposición musical: las emociones; la Para la estética expresiva surgida en la era de la sensibi-
del siglo XVIII al XIX, en la persona del compositor, y la del siglo lidad y del Sturm und Drang, en cambio, el compositor consti-

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tuye el objeto primordial, que habla de sí mismo. De manera que "verdadera" situación psíquica, más allá de la transformación
lo decisivo, desde el punto de vista estético, no es el tema que experimentó en la conciencia de las personas en cuestión,
expuesto -el sentido de un texto o una emoción- sino la forma por infJ,uencia de las ideas estéticas de la época. (Las ideas
de exposición, en la medida en que permite extraer una conclu- reflejan las realidades; pero también ocurre lo inverso: que las
sión acerca de la individualidad d~l tompositor. (El estilo realidades reflejen las ideas.)
aparece como la expresión de una peÍ'sonalidad que "está por La diferencia de las máximas estéticas es lo decisivo. No se
detrás de la obra" y no comosimple manera de escribir adoptada trata de la opinión de que los factores biográficos ejerzan menos
por un compositor, que puede ser cambiada por otra si así lo influencia de lo que se suponía en el siglo XIX. Se trata de un
exigieran el tema o las circunstancias.) No se trata de que la juicio de valores: desde el punto de vista estético, la influencia
referencia al compositor se diluya en curiosidad biográfica y no tiene importancia en lo que se refiere al carácter artístico de
anecdótica (aunque eso ocurría con bastante frecuencia en el las obras musicales. Esa es la profunda diferencia que separa la
siglo XIX): la individualidad que se debe captar para entender manera de pensar del siglo xx de la del siglo XIX. La concepción
una obra musical desde dentro es un "yo inteligible", que está de una obra de arte como documento sobre el autor ya no se
por encima de un chato empirismo. Pero el hecho de que el combate: se la descarta por considerársela ajena al arte. (Ya en
compositor se concibiera como instancia estética central en su la polémica de Eduard Hanslick contra la "antediluviana estéti-
carácter de autor y no en función de su existencia privada, no ca de los sentimientos" no se trata, en primer lugar, de un
altera el principio de que se haya buscado en una persona, en ataque al contenido de la realidad psíquica de la estética de los
una individualidad, la sustancia estética de una obra. El factor sentimientos, sino a su irrelevancia estética, cosa que no siem-
"poético" que otorga su carácter artístico a la música se vincula pre se reconoció.)
con el reconocimiento de una individualidad que "está por El formalismo o estructuralismo que se impuso en el siglo
detrás de la obra". En la estética de la expresión, el carácter xx-aunque no sin resistencias- como estética predominante,
artístico y el carácter documental-la concepción de una obra subraya la distinción entre las obras autónomas, centradas en
como testimonio de una persona- no se excluyen mutuamente sí mismas, y los documentos cuyo punto de referencia está fuera
sino que están ligados entre sí. del texto. El verdadero objeto de la comprensión musical no está
La polémica desatada en el siglo xx contra la preponde-
rancia del autor sobre la obra tiene diferentes motivaciones. En representado por el compositor, que "está detrás de la obra",
sino por la obra misma como relación funcional cerrada de
primer lugar significa que, en la relación del compositor con la factores de forma y contenido. La penetración psicológica en
obra, algo ha cambiado: la desconfianza de Stravinsky hacia una individualidad es reemplazada por el análisis estructural
Beethoven y Wagner era, en gran parte, un rechazo de la es- de una creación. (El concepto de estructura, en el sentido de un
tética de los compositores románticos. En el siglo xx aparece estructuralismo estético, incluye factores de contenido, sin por
-para expresado en forma sintética- el compositor en función eso dañar los principios del "formalismo" -la etiqueta no es
de la obra y no la obra en función del compositor. Y, estrecha- muy feliz-: lo decisivo es que una obra sea captada "a partir de
mente vinculado con el cambio histórico real, se produce un sí misma" en lugar de ser captada "desde fuera".)
cambio en la historia de las ideas, una transformación de los
La estética del siglo xx, cuya categoría central está repre-
métodos de interpretación. En el siglo xx se interpreta a sentada por la obra autónoma, cerrada sobre sí misma, peligra
Beethoven o a Wagner en relación con su propia obra, de modo en cuanto a su existencia y a su importancia. En el mismo
diferente que en el siglo XIX. (¿La concepción de Tristán fue instante en que pareció que la concepción de las obras musica-
motivada por el amor a Mathilde Wesendonck o fue a la inversa,
les, como "biografía sonora", decaía y quedaba descartada,
como supone Paul Bekker?) Por otra parte, nunca se sabrá "lo desde otro ángulo se volvió a desplazar, hacia el centro, el
que realmente ocurrió", porque es imposible reconstruir la carácter documental de las obras de arte y a retirárselo del
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antepatio de la estética. Desde el final de la Segunda Guerra eclecticismo metodológico (que se sabe dudoso en el aspecto
Mundial, es característico de la recepción de la música nueva filosófico, pero que no se sabe bien si es inútil en el aspecto
que el interés por la tendencia representada por una obra histori9gráfico). Tienden a un procedimiento que consiste en
desplace el interés por la obra en sí. En casos extremos, las yuxtaponer, sin mayor rigor, monografías sobre compositores,
obras se convierten en informaciones~,sobre el estado de la análisis estructurales de fragmentos de obras, esbozos de his-
técnica musical que ellas represen\an. No se las considera toria de los géneros y panoramas de historia de la cultura, de las
estéticamente como creaciones autónomas, sino históricamen- ideas o de las sociedades, sin profundizar en el problema de lo
te como documentos de un proceso histórico del cual forman que es, en realidad, el objeto de la historia que están escribien-
parte. La contemplación, el sumergirse en el contenido objetivo do. (Es innegable que todos los hechos que toman en cuenta
de verdad de la música, con olvido de sí mismo y del mundo, es están más o menos estrecha o lejanamente vinculados con "la"
sacrificado en aras de la información. Es la actitud del iniciado, música -cuyo concepto permanece indefinido-; pero no pro-
que ha aprendido a ver el presente y la existencia de la obra porcionan, por cierto, información suficiente.)
desde la distancia del historiador. Si, a pesar de todo, se procura esbozar algunas conexiones
La relación entre las máximas de la teoría del arte, aquí entre las máximas estéticas y los métodos historiográficos, se
apenas esbozadas, es más compleja en la realidad histórica que verá que se trata más de relaciones "ideales", basadas en la
en el esquema somero. Por un lado, la teoría de los géneros fue lógica del tema, que de vínculos "reales" aplicados regularmen-
desplazada, como concepción vigente, por la teoría de las emo- te por los historiadores de la música.
ciones; la teoría de las emociones, por la estética de la expresión, La consecuencia extrema de la tesis estructuralista, según
y la estética de la expresión, por el estructuralismo. Por otra la cual la obra aislada y autónoma es la realidad del arte,
parte, lo antiguo subsiste junto a lo moderno, aunque en forma consiste en renunciar a la historiografía. El hecho de que, desde
periférica. Y el hecho de que una convicción sea "predominante" hace algunas décadas, los historiadores de la música dejen en
-es decir, que sea aceptada por el grupo de aquellos indicados manos de los publicistas las exposiciones resumidas y trazadas
para emitir un juicio con el consenso social- no siempre a grandes rasgos, no se debe sólo a la creciente especialización
significa que tenga mayor difusión que otras. y al consiguiente temor a la incompetencia parcial. También se
Por eso, si el esquema de máximas estéticas es más un "tipo basa en convicciones estéticas que convierten a la historiografía
ideal" -que puede constituir el punto de partida de una en algo precario. Si se considera a las obras musicales, en tanto
investigación histórica- que un resultado de esa investigación, eslabones de una cadena, como algo ajeno al arte -como una
no se puede pretender que exista un ordenamiento simple y fijo violación del carácter artístico de las obras-, sólo tiene sentido
entre las premisas estéticas y las históricas. El apartarse de la una sola forma de exponer la historia. Estrictamente hablando,
historia es una consecuencia posible y hasta probable del no se trata de una forma. Es la recopilación de monografías, que
estructuralismo; pero no una consecuencia necesaria. Además, se pueden disponer de diferentes maneras, según el aspecto que
el hecho de declararse a favor del principio de la expresión no se pretenda destacar mediante la proximidad de las unas con
impide que ciertos historiadores dividan la historia de la músi- las otras. (y nada impide dejar de lado la cronología si con eso
ca del siglo XIX, principalmente, de acuerdo con los géneros resaltan las relaciones que se cree descubrir en el imaginario
musicales, como si las relaciones entre funciones sociales y museo de arte. El método "aislante", característico de la estética
técnicas de composición, concretadas como normas del género estructuralista, no implica, en ese caso, que el analista renuncie
_y no la expresión "poética" de una individualidad- fueran la a establecer relaciones. Significa, exclusivamente, por una
verdadera sustancia de la música. parte, que un determinado tipo de relaciones -la histórico-
Por añadidura, los historiadores de la música -al igual cronológica- no pueda considerarse sustancial y, por otra
que los historiadores de la política- muestran una tendencia al parte, que el interés por las vinculaciones se dirija a la obra en
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la cual éstas confluyen y no a las vinculaciones, dejando de lado comprensible s, conlos que, por otra parte, podían construirse
la obra.) series históricas. No cabe duda de que se percibía la contradic-
Otra consecuencia de la misma premisa estética sería una ción entre la descomposición de las obras en elementos y la
máxima estética de que el .carácter artístico de la música se
historiografía que parte de una distinción resignada y, al mismo fundaba en la indivisible individualidad del compositor. Para
tiempo, tajante entre importancia estética e importancia histó- neutralizar esa contradicción se la declaró una característica de
rica. En otras palabras, parte de la i~ea -casi siempre implí-
la cosa en sí: la diferencia metodológica entre el "ser" estético y
cita- de que la música es historificable -abordable, en su
el "devenir" histórico, entre contemplación e investigación
sustancia, por la historiografía- en la medida en que no
empírica debía adquirir así validez como dicotomía metafísica.
participe, justamente, de la idea de arte. El arte que es elevado Una variante del positivismo es el método biográfico, que
al rango de clásico está, por su esencia, apartado de la historia,
de la intervención del conocimiento histórico. El que se pueda parte de la suposición de que una obra musical sólo resulta
comprensible cuando se conoce la vida del compositor expre-
afirmar algo decisivo acerca de una obra si se la ubica históri-
sada por ella en sonidos. La búsqueda de motivos biográficos
camente, se considera como una mácula estética. (En esta tesis
-como la de influencias de los compositores entre sí- se basa
se entrelazan diversos conceptos de "historicidad". Por un lado
está la idea de que la concatenación histórica de obras de arte en la fusión de la estética romántica de la expresión con la
necesidad de encontrar hechos concretos que garanticen el
las daña en su esencia. Por otro lado está la contraposición de
la "actualidad", en tanto presencia estética, y la "historia", en carácter científico de la historiografia musical. De acuerdo con
los criterios del siglo XIX, el método biográfico quedaba justifica-
tanto pasado estéticamente muerto. Este hecho diferencia la
do por la estética imperante. En segundo lugar, cumplía con el
posición descripta, pero no la descompone.) requisito de que la historia se ajustara al modelo de las ciencias
El extremo opuesto a la convicción de que la historia del
arte es una empresa contradictoria en sí misma -sólo realiza- naturales y utilizara métodos estrictamente empíricos. En
ble como historia de lo que no es arte dentro del arte- está tercer 1ugar, se presentaba comouna narración coherente, pues
la continuidad de la vida del compositor parecía fundamentar
representado por el procedimiento, surgido en el siglo XIX, de la de la obra. Pero la confiabilidad empírica del procedimiento
vincular los compositores y las obras, registrando las influen-
cias de unos sobre otros. (Para que el método no se convierta en obligó a concesiones desde el punto de vista estético. En la
una caricatura de sí mismo, pocas veces se lo pone en práctica medida en que se iba imponiendo la exigencia de hechos
concretos, la figura del compositor -quien, desde el enfoque
en forma pura. Casi siempre se intercalan esbozos biográficos,
observaciones sobre la estructura de las obras e "imágenes del estético, funcionaba como sujeto parlante de la música- iba
descendiendo de las alturas de lo inteligible a los llanos del yo
pasado", referidas a la historia de la cultura. Nada de eso empírico. La diferencia entre la biografía interna, cuyo testimo-
modifica el hecho de que la vinculación por las influencias
nio era la obra, y la biografía externa, que podía reconstruirse
constituya el esquema básico, con ayuda del cual se convierte la
sobre la base de informes y documentos, se iba reduciendo cada
yuxtaposición de hechos musicales en una narración coheren- vez más. El método biográfico comenzó a experimentar dificul-
te.) El procedimiento de escribir la historia de la música como
si su sustancia verdaderamente histórica estuviera constituida tades. Debía sacrificar el enfoque estético en aras de la solidez
empírica o, a la inversa, la solidez empírica en aras del enfoque
por influencias ejercidas por los compositores entre sí, es el estético. Ese desconcierto se tradujo en la controversia sobre
resultado de la conjunción de una estética romántica -que
reconocía la esencia "poética" de la música, su carácter artístico, biografía idealista y biografía realista. Si se acusaba a la
en la individualidad musicalmente expresada de los composito- idealista de embellecer los hechos, la realista debía soportar el
reproche de ser ajena al arte.
res-, con el positivismo historiográfico. Este último descompo-
nía las obras musicales en partes aislables, para llegar a hechos
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El método biográfico fue decayendo en el transcurso del negativa: el no admitir el enfoque estético de una obra como
siglo xx, junto con la estética de la expresión, y su terreno fue estructura autónoma. Por lo demás, está más allá de la diferen-
abandonado por la ciencia, para ser ocupado por un arte abierto cia entre el principio de funcionalidad y el de autonomía, pues
a todo público. Su herencia quedó en manos del método de la información que busca pu.ede obtenerse tanto en el contexto
historia social y de historia del efectfr; cuya premisa estética social como en las técnicas musicales. En cuarto lugar, la
consiste en afirmar que, para ser hi~tóricamente entendida, la autonomía estética no es sólo un principio metodológico que un
música debe concebirse en su función social, es decir, como historiador acepta o rechaza; es también un hecho histórico que
proceso que no sólo incluye el texto de la obra sino también su debe aceptar. (Los procesos de la conciencia no son simples
ejecución y recepción. Según este método, la música -como reflejos de aquello que está sucediendo musicalmente; ellos
texto y obra- no tiene historia. La única que la tiene es la mismos son los verdaderos hechos musicales, que no deben
sociedad, a cuyo proceso de vida pertenece. buscarse en el sustrato acústico, si uno no se quiere exponer,
Pero la polémica en torno al principio de autonomía, contra como historiador, al reproche de ser de una imperdonable
el cual combaten, de modo incansable, los partidarios del método ingenuidad estética.) El hecho de que la música artificial haya
sociohistórico, casi siempre es pobre en sus argumentos. En sido concebida desde fines del siglo XVIII como texto, a cuya
primer lugar, el aislamiento de un objeto -que hace abstracción autoridad se sometía el auditorio, es tan indiscutible como el de
de algunas relaciones sin negar su realidad- puede estar que, en el proceso de autonomización de la música del siglo XIX,
perfectamente justificado desde el punto de vista metodológico también participaron obras que tenían un origen funcional.
(y es un simple recurso de argumentación el hablar de "deficien- Precisamente una historiografía que pone la tónica sobre el
te abstracción", y limitarse a señalar que hubo una abstracción proceso de recepción -y que no acepta el prejuicio de que la
-cosa que nadie niega- sin aclarar por qué es mala). El hecho única recepción auténtica es la que se produce en el momento de
de que el contexto social de las obras musicales no sea tenido en la aparición de una obra-, no debe dejar de lado la mutación de
cuenta, no quiere decir que se lo menosprecie; sólo indica que formas musicales funcionales en obras autónomas. (Uno de los
carece de importancia para el objetivo del estudio, que es la sucesos musicales más memorables del siglo XIX fue el "renaci-
comprensión de la relación de funciones internas de una obra, lo miento de Bach": el proceso por el cual obras que originaria-
cual determina su carácter artístico. En segundo lugar, el mente tenían un objetivo fuera de sí mismas, se entendieron
postulado de que la música debe reubicarse en el proceso social como exempla classica de estructuras musicales autónomas y
del cual formaba parte en la época en que fue compuesta, se pudo captar su sentido. La idea de la música absoluta va sur-
difícilmente pueda cumplirse en una forma capaz de competir giendo -aunque resulte paradójico- de obras que sólo después
con una historiografía centrada en torno a las obras. El enfoque de una reinterpretación, son colocadas en una categoría cuyo
histórico y social pierde fuerza no bien se deja la crítica del sentido más profundo se revela al siglo XIX.)
principio de autonomía para proponer un programa opuesto, Una historiografía de la música que permaneciera, a
pues los documentos de la historia de la recepción son pobres y conciencia, a la zaga de las comprobaciones del siglo xx en
estereotipados. El carácter concreto que pretende tener es débil. materia de teoría del arte, para no hacer peligrar la forma del
En tercer lugar, parecería que en la polémica contra la categoría relato, sería una historiografía con mala conciencia, que repri-
de la obra autónoma se entrelazan tendencias difíciles de conci- miría sus escrúpulos, pero que no lograría suprimidos. No
liar. Por ejemplo, la costumbre de concebir las obras como basta con yuxtaponer las notas analíticas sobre obras de arte,
simples informaciones acerca del estadio de la evolución que como si se tratara de las teselas de un mosaico, para lograr una
ellas representan, y la de pasar de las obras a contextos sociales imagen del pasado que merezca el nombre de historiografía.
más amplios a los que éstas pertenecen. El interés documental Igualmente inadecuada es una exposición sobre historia de la
no tiene otra cosa en común con el social que una tendencia cultura, de las ideas o de la sociedad, que vincule los hechos y
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los reúna en una narración coherente, aunque al alto precio de
reducir las obras a su valor documental. nido en esa frase con la práctica de la filosofía de la historia del
La idea de que debería ser posible conciliar la historicidad propio Adorno (con el hecho de que en Filosofía de la nueva
música, la tesis del movimiento histórico del material musical
y el carácter artístico de las obras musicales sin sacrificar ni la
exposición histórica ni el concepto de arte, es decir, la idea de se ilustra más con construcciones de categorías abstractas como
"acorde", "disonancia" y "contrapunto", que con análisis de
reconciliar la estética de la autonomí4 y la conciencia histórica,
sólo puede concretarse mediante una interpretación que permi- obras), la contradicción es evidente y no puede hacerse desapa-
ta ver la obra aislada dentro del contexto de la historia y que, a recer con la afirmación de que los análisis se dan por sentados.
su vez, permita comprender la historia a través de la obra Pero no se trata de un error fortuito o de una falla del autor, sino
aislada. (El concepto de arte empático ha sido cuestionado, pero de una dificultad de principio que parece casi insalvable. Es el
aún no seriamente afectado por los intentos de las últimas problema de ponerse de acuerdo acerca de la medida de abstrac-
décadas que procuran elevar el nivel de la concepción documen- ción admisible. Una medida que, por una parte, permita una
tal y convertir el enfoque externo, ligado a la historia de la historiografía que no se asfixie en el detalle, pero que, por otra,
cultura, en un enfoque estético interno, buscando una forma de no se aleje tanto de las obras individuales como para que se
acceso a través de la percepción musical directa.) Sólo en la pierda la noción del paso de la reflexión histórica a través de lo
medida en que el historiador alcance a comprender la esencia especial e irrepetible y de la permanencia en la individualidad,
histórica de las obras a través de su composición interna, la y que del intento de escribir una historia de la composición no
historiografía, a la que así se llegue, será también estéticamen- quede otra cosa que una historia de la técnica musical.
te sustancial, en lugar de seguir siendo una configuración ajena La construcción dialéctica esbozada por Adorno en su
al arte, impuesta a las obras desde fuera. Filosofía de la nueva música (1958, 53-55) para mostrar el
La teoría literaria del formalismo ruso parecería represen- origen de la técnica dodecafónica en la historia de la composi-
tar un paradigma de conciliación exitosa, porque el criterio ción, es un ejemplo del desconcierto al que se llega por la
estético del cual parte -lo nuevo y llamativo de los medios excesiva abstracción. "La música de la tradición debía manejar-
artísticos- representa, al mismo tiempo, un elemento histori- se con un limitadísimo número de combinaciones tonales, sobre
zante que permite la construcción de series históricas sin todo en su sentido vertical. Debía conformarse con encontrar
lagunas. Por supuesto, se puede dudar de que el concepto de siempre lo específico a través de constelaciones de lo general
innovación -entendido como lo opuesto a la percepción rutina- que, paradójicamente, se presentan comoidénticas a lo único ...
ria y superficial de estereotipos- baste para hacer justicia a la En contraste con ello, los acordes se adaptan hoy con perfección
realidad estética y a la realidad histórica. Pero, por muy seria- a las exigencias de su aplicación concreta. No hay convenus que
mente que se deba aceptar esa objeción, no podemos negar el prohíba al compositor el sonido que necesita aquí y solamente
hecho de que el formalismo ha acertado objetivamente, por lo aquí ... Junto con la liberación del material surge la posibilidad
menos, con una verdad parcial a la cual no debería renunciarse, de dominarlo técnicamente." El "dominio técnico" al cual se
y que es metodológicamente ejemplar como combinación de un refiere Adorno consiste, por lo visto, en la perfecta adaptación
enfoque estético y un enfoque historiográfico. de los acordes a los contextos funcionales de las obras individua-
les. Pero -después de la "emancipación de la disonancia", por
En la Teoría estética (1970), de Theodor W. Adorno, leemos la cual, junto con la supresión de la resolución obligatoria, se
lo siguiente: "El arte es histórico sólo por las obras individuales, suprimieron también las tendencias al progreso- sería preciso
autónomas, y no por la relación que éstas guardan entre sí ni por demostrar en cada obra que los acordes aún constituyen una
la influencia que se supone ejercen las unas sobre las otras" conexión y no se yuxtaponen sin relación alguna. Y sería preciso
(263). Pero si confrontamos el postulado historiográfico conte- demostrarlo en cada obra, porque ya no se da por sentado en
ninguna. La supresión de los convenus de los cuales habla
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Adorno, prohíbe las afirmaciones generales sobre la funciona- cias, se convierte, dentro de la argumentación de Adorno, en
lidad de los acordes, es decir, las afirmaciones sobre si todavía una "fuerza histórica": la reinterpretación de normas estéticas
cumplen una función como elementos que brindan coherencia. como tendencias históricas, que fundamentan la construcción
"Las diversas dimensiones de la música ton al occidental-me- de una prehistoria de la técnica dodecafónica, constituye una
lodía, armonía, contrapunto, forma e i,nstrumentación- se han re interpretación de uno de los fundamentos de la filosofía de la
desarrollado históricamente de modo Independiente, sin plan y, historia. Pero lo dudoso no es sólo el cambio de postulados
en ese aspecto, en forma 'natural'. Aun en los casos en los que abstractos y de tendencias reales, sino la simple premisa de la
una se convertía en función de la otra, como por ejemplo la cual parte Adorno. Desde el punto de vista analítico, es difícil
melodía respecto de la armonía durante el período romántico, aceptar la afirmación de que la evolución desigual de los
una no surgió de la otra, sólo se adaptaron entre sí." Dejando de diferentes campos de material provoca debilidades estéticas y
lado el hecho de que la falta de un plan que suprimiera el en materia de técnica de la composición. Parece un decreto de
carácter "natural" de la música sería una mala utopía, el la filosofía de la historia y no el resultado de la delicada
argumento adolece de una acentuación arbitraria. Precisamen- interpretación de la obra aislada. Por añadidura, no queda claro
te la disonancia, cuya emancipación desencadenó el proceso que lo que implica la tesis del "atraso" del aspecto rítmico en Wagner
llevaría a la técnica dodecafónica, estaba siempre determinada, o Brahms. Así como sería, a todas luces, inadecuado medir la
en la música culta de la tradición, tanto desde el punto de vista organización rítmica de Tristán -por ejemplo, comparándola
armónico como melódico (por la necesidad de preparación y con la de La consagración de la primauera-, así de inútil sería
resolución) y desde el punto de vista métrico (por la dependen- el intento de demostrar un desequilibrio en la armonía de
cia del tratamiento de la disonancia respecto de su ubicación en Tristán. Por otra parte, difícilmente pueda hablarse de "igual
el compás). En cuanto a la definición de la relación entre desarrollo en todas las dimensiones" en las obras dodecafónicas
melodía y armonía, en el siglo XIX, como adaptación exterior o de Schonberg. Es indiscutible que la vertical "está a la zaga" de
como posibilidad dialéctica, queda librada a la decisión la horizontal. De modo que la argumentación de Adorno está
terminológica, para cuya fundamentación faltan, por ahora, los mal abstraída. La premisa estética de la cual parte, el resultado
criterios. "La ceguera con la que se desarrollaron las fuerzas histórico al cual apunta y el camino filosófico-histórico que
productivas musicales, sobre todo a partir de Beethoven, tuvo sigue, son igualmente discutibles.
como resultado desequilibrios. Cada vez que un sector aislado El intento de mediar entre estética e historia, sin captacio-
del material quedaba ligado al desarrollo histórico, había otros nes metodológicas, y de determinar un grado de abstracción
aspectos materiales que permanecían rezagados y que castiga- que, por una parte, baste para posibilitar una historiografía
ban la mentira en la unidad de la obra ... Pero esos desequili- comprensible; pero que, por otra parte, no conduzca a que las
brios no se limitan a detalles técnicos. Se convierten en fuerzas obras sean utilizadas como mera ilustración de una historia de
históricas de la totalidad. Pues cuanto más se desarrollan los las ideas o de la técnica, infligiendo un torpe daño a su forma de
aspectos individuales del material-y mientras más se funden existencia estética ... en otras palabras: el intento de encontrar
unos con otros, como el sonido instrumental y la armonía en el una fluida transición entre lo que es historia en la obra, que se
Romanticismo- tanto más clara se va planteando la idea de diluye en su carácter artístico, y la vida de la obra en la historia,
una reorganización del material musical, que evite esos dese- se expone a la objeción de ser inútil por principio. La antítesis
quilibrios ... En su música (la de Schonberg) no sólo están consiste en una teoría que afirma la existencia de dos lenguajes,
desarrolladas todas las dimensiones, sino que todas son pro- la afirmación de que la estética y la historia deben considerarse
ducidas de manera tal que convergen." El postulado de Schon- como lenguajes que describen el mismo objeto -las obras
berg, de que los distintos campos del material musical deben musicales-, pero que no pueden traducirse entre sí. Los aspec-
experimentar un desarrollo parejo si se quiere evitar divergen- tos de la cosa expresados en las terminologías son complemen-
42 43
tarios, pero no pueden manifestarse simultáneamente: quien
se ubique en el punto de vista estético, deberá abandonar el
histórico y viceversa.
Pero, por seductora que sea, esta tesis descuida el hecho de
que, sin contradicción interna, se pueden aceptar descubri- 3
mientos históricos en la percepción e~tética de obras musicales.
O bien que, a la inversa, las comprobaciones estéticas pueden
ser punto de partida de investigaciones históricas. (La historia ¿Qué es un hecho en historia de
de la sinfonía en el siglo XIX carecería de orientación sin el apoyo la música?
de una interpretación "inmanente" de la Heroica.) El hecho de
que se afecte la existencia estética al analizar las obras de arte
como documentos de historia de las ideas, historia social o
historia de la técnica, no quiere decir, por cierto, que sea Un hecho en la historia de la música parecería ser algo
necesario dejar de lado los resultados de esas investigaciones claro e indiscutible. Jamás se puso en duda que las obras
históricas, cuando se trata de interpretar el carácter artístico de musicales y sus ejecuciones, la vida de los compositores que les
las obras. El enfoque estético y el enfoque documental están dieron origen y la estructura de las instituciones a las cuales
motivados por intereses opuestos, pero no se basan en grupos de estaban destinadas, al igual que las ideas de una época y las
hechos diferentes, que se excluyen entre sí. El tipo de hechos clases sociales que apoyaban los géneros musicales, figuraran
que intervienen en una interpretación histórica o en una entre los hechos que integran un pasaje de historia de la música.
interpretación "inmanente" no se conoce a priori y sólo se puede A los historiadores de la música no los intranquiliza seriamente
establecer según el caso. Quien considere imprescindible la saber que el ámbito de los hechos que configuran esa historia
interpretación "inmanente", en pro del carácter artístico, no se sea prácticamente ilimitado. Por supuesto, la circunstancia de
cierra a priori a los documentos "externos"; se limita a insistir que un asunto cualquiera constituya o no un hecho de trascen"
en que los hechos "que pertenecen al asunto" dependen de una dencia dentro del contexto histórico-musical expuesto, depende
instancia: la relación funcional "interna" de la obra. En lo que
del enfoque adoptado. Pero la seguridad de que las obras, los
respecta a la diferencia entre enfoque estético interno y enfoque compositores, las instituciones e ideas pertenecen al núcleo
documental externo, se trata de decisiones acerca de la orienta- central de los hechos que configuran la historia de la música
ción de intereses y de principios de selección, no de tipos de representa un sostén, por abiertos que sean los límites.
hechos o de caminos por los cuales pueden lograrse. Pero el más leve intento de tomar conciencia de la forma en
que se comportan entre sí los hechos musicales y los de la
historia de la música, y en qué sentido un hecho musical puede
ser histórico, nos haría perder rápidamente el camino. Y las
dificultades en las que uno se ve envuelto no son el producto de
una innecesaria especulación, sin importancia para el historia-
dor. La vivencia estética actual de una obra creada hace un siglo
y medio no es, evidentemente, lo mismo que la captación de un
hecho de la historia de la música, por más que la conciencia de
la distancia temporal intervenga en las percepciones estéticas.
¿Qué significa, pues, asegurar que "la obra" representa un hecho
de la historia musical? ¿En dónde se encuentra el carácter
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histórico? ¿En la intención del compositor, que el historiador verdad, sino enterarse -al mismo tiempo- de quién era y en
procura reconstruir? ¿En la estructura musical que éste analiza qué supuestos se basaban sus ideas y sentimientos.
de acuerdo con criterios respecto a la forma y al género? ¿O en Pero la distinción entre dato y hecho, que se puede demos-
la conciencia del público de la época en que surgió la obra, para trar sin dificultades en los documentos, parece no ser tan fácil
el cual ésta constituía un "acontecimiento" (una conciencia en el caso del objeto central de la historia de la música: las obras.
inaccesible en su individualidad peto que, no obstante, puede "¿Ypara qué queremos este tipo de crítica en la historia de una
determinarse por ciertos rasgos generales, característicos de literatura, de un arte, cuando los hechos objetivos buscados
una época, una generación y una clase social)? están, concretamente, ante nuestros ojos?", se preguntaba
Es necesario distinguir entre los documentos y datos de los J ohann Gusta v Droysen en una conferencia sobre investigación
que dispone el historiador y los hechos que reconstruye a partir histórica (1857, recopilada por RudolfHübner, 1937,96). Pero
de esos datos. Esa es una de las reglas básicas de la ciencia habría que preguntarse: ¿en qué forma constituyen las obras
histórica: el acontecimiento, y no sus fuentes, representa un musicales "los hechos objetivos buscados", de los cuales se
hecho histórico (es decir, un fragmento de un relato histórico). El compone la historia de la música? ¿Como estructuras musica-
carácter elemental de la regla no impide, sin embargo, que a les, tal cual se presentan ante la conciencia estética del histo-
veces los historiadores lo desobedezcan ola pierdan de vista. Así, riador, es decir, aceptando la influencia de elementos subjeti-
por ejemplo, la "biografía documental", que sugiere a los lectores vos? ¿Como fuentes, tal cual se brindan directamente, o como
una proximidad a la realidad histórica, que el historiador nunca "auténticos textos" escudriñados por la crítica de fuentes? ¿O
alcanzará en su relato, es un género muy dudoso de acuerdo con como intención del compositor, que debe reconstruirse sobre la
los criterios del método histórico. Sin duda alguna, el colorido base del texto, junto con otros documentos? El concepto de obra,
local, propio de los documentos, es tentador. Pero un documento en apariencia la sustancia más firme de la historia de la música,
no afirma, tomado al pie de la letra: "esto fue realmente así"; se diluye en la fuente, el texto auténtico, la intención del
refleja lo que su autor pensó acerca del suceso. Y para leer un compositor y la idea del historiador acerca de la significación
documento como debe ser leído, se necesita de algunas precau- musical del sus trato acústico señalado o prescripto por el texto.
ciones, que se han convertido en la segunda naturaleza del La diferencia entre obras musicales y procesos políticos
historiador y que elleetor corriente de una "biografía documen- -entre crear y actuar,poiesis ypraxis- hacia la cual apuntaba,
tal" rara vez adopta. (Ni siquiera puede excluirse que la "biogra- evidentemente, Droysen, no debe ocultarse ni disminuirse. La
fía documental" asuma, en la conciencia de sus lectores, la posibilidad de la presencia estética, de la realización repetida,
función del desteñido género de la novela histórica.) establece una profunda diferencia de principio entre la obra
Para una lectura seria de documentos es preciso confron- musical y el suceso político, que pertenece irremisiblemente al
tar permanentemente los conocimientos sobre las personas, pasado y sólo alcanza al presente por informes orestos. Por otra
cosas y sucesos en cuestión, con los conocimientos acerca del parte, no se puede negar que una obra musical, en su actualiza-
propio autor: acerca de su credibilidad y sus tendencias, acerca ción estética, no pueda concebirse comohecho histórico (a pesar
del objetivo que debía cumplir el documento y acerca de la de la conciencia histórica que tiñe la percepción estética). Y si se
tradición formal de la cual depende. Lo que Charles Burney procura aclarar el estatuto lógico de una tradición musical
informa sobre Carl Philipp Emanuel Bach es una fuente sobre captada con sentido histórico, involuntariamente se tiende a
Bach; pero también una fuente sobre Burney. Cuanto mayor suponer que las fuentes de las obras musicales son "restos",
sea la exactitud con la cual se entiende el texto en un sentido, comolos acuerdos, las cartas o las ruinas de edificios. Se llega a
tanto más confiable será la interpretación en el otro sentido. la conclusión de que constituyen relictos, que no representan,
Aun cuando uno se interese exclusivamente por el objeto de un como tales, los hechos históricos buscados y que son simples
documento, no está de más ocuparse del autor; no preguntarse circunstancias a partir de las cuales debemos comenzar a
qué ha visto o qué ha oído y si tenía motivos para no decir la investigar los verdaderos hechos históricos.
46 47
-~.

El historiador debe oponerse a la arraigada costumbre de momento, tuvieron lugar y efecto en su presente y así produje-
pensar en algo concreto ante la palabra "hecho". Y debe oponer- ron lo que nosotros queremos recrear en forma de historia"
se porque un hecho histórico no es, en realidad, más que una (Droysen, 98).
hipótesis. Los informes y relictos de los que parte un historiador De acuerdo con esto, el objeto central de la investigación
constituyen los datos -llegados al pl'esente- que él procura histórica es la acción comprensible o explicable del hombre en
aclarar mediante algún supuesto ~obre sucesos del pasado. Y el pasado. (Más adelante, en otros contextos, se aclarará la
los hechos históricos que busca son los sucesos imaginados y no diferencia entre interpretaciones intencionales y coordinacio-
los materiales existentes. nes causales o funcionales.) Por profunda que sea la diferencia
No puede negarse que la distinción entre datos y hechos entre la acción político-social y la producción de obras, es poco
está relativamente escalonada. Pero en una teoría de la histo- lo que varía la estructura fundamental del conocimiento histó-
ria como ciencia no hay necesidad de analizar la relación entre rico, en esa búsqueda de los motivos conscientes oinconscientes
los datos de la sensibilidad y la percepción determinada por que se encuentran en el fondo de los procesos documentados o
categorías. Los problemas del especialista en teoría del conoci- de los textos transmitidos. El historiador ha llegado al conven-
miento no son los del historiador. Pero aun dentro de la historia cimiento de que esos motivos revisten un carácter real y ese
-incluso de la historia de la música- se pueden distinguir convencimiento se basa en experiencias consigo mismo y con
datos de hechos en diversos grados. La fuente individual es un otros seres humanos. (Por necesarias que sean, hasta el mo-
dato para el hecho a investigar, que es el "texto auténtico". El mento apenas si se han esbozado intentos de una psicología o
texto auténtico, a su vez, es un dato para el hecho "obra", en el antropología históricas.)
sentido de una relación funcional de significados musicales. La La idea de que los hechos históricos siempre se apoyan en
obra, por su parte, es un dato para el hecho "compositor", de interpretaciones no debería sorprendernos. Los "hechos descar-
cuya originalidad -entendida como combinación de novedad y nados" de los que suelen hablar los historiadores cuando se
nacimiento ab origine, del interior de la individualidad irrepe- sienten oprimidos o fatigados por los problemas de la herme-
tible- depende el cárácter histórico de la obra, en una investi- néutica, en realidad no existen. No se puede emitir juicios
gación enfocada como concatenación de innovaciones. De modo existenciales sobre hechos sin calificados, al mismo tiempo,
que una interpretación histórica es casi siempre una interpre- por el lenguaje en el cual se habla. Por ejemplo, una afirmación
tación de interpretaciones. aparentemente simple, como la de que la Misa Solemne de
Pero la afirmación de que, en esencia, los hechos históricos Beethoven se estrenó en San Petersburgo el18 de abril de 1824,
son hipótesis, debe aclararse para no conducir a malentendidos, se apoya en una serie de conceptos que, de ninguna manera,
a través de equivocaciones ocultas. Por un lado, señala algo expresan un factum brutum, sino que provienen de sistemas
trivial: el que la historia, comofragmento del pasado, se sustrae calendarios, litúrgicos, políticos ("San Petersburgo") y estéti-
a la percepción directa. Los documentos que el historiador cos ("estreno"), fuera de los cuales resultarían incomprensibles.
puede tener en sus manos no representan el suceso del pasado La incorporación de interpretaciones de segundo o tercer grado
en sí mismo; son sólo el reflejo o relicto de ese suceso. Por otro -por ejemplo el recurrir de las fuentes a textos, de los textos a
lado, la definición de hecho comohipótesis -tan chocante en el obras y de las obras a las intenciones subyacentes- puede
lenguaje corriente- significa que los hechos buscados por el acentuar la sensación de inseguridad, que siempre incomoda al
historiador consisten más en los motivos, ideas y tendencias de historiador, pero no altera el carácter -fundamental e in evita -
las cuales han surgido, que en los sucesos visibles o audibles. blemente- hipotético de los hechos históricos. A partir de eso,
"Los restos, como las fuentes, son para nosotros material los "verdaderos" hechos históricos buscados por el historiador
histórico porque nos proporcionan conocimientos de sucesos de en lajerarquía de datos y hechos dependen de los "intereses del
tiempos pasados, es decir de actos de la voluntad que, en un conocimiento". Suponiendo que la acción humana comprensible
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en el pasado constituya el objeto central de la investigación esenciales y "dignos de la historia", entre la inabarcable canti-
histórica, el interés principal de la historia de la música reside dad de hechos musicales transmitidos, sería sin duda -aunque
en la poética subyacente en la obra de un compositor. inconscientemente- anacrónica.
La dificultad de principio surge cuando un historiador De acuerdo con esto, parecería que los métodos de la his-
adopta una teoría del arte que deja decladola persona del autor toria musical se apoyan en premisas de la teoría del arte, que a
y considera la estructura de las obra~ como objeto de una ciencia su vez son variables desde el punto de vista histórico, de modo
del arte que merece tal designación. Un estructuralismo así que una exposición del quattrocento opera con otro tipo de
entendido es ajeno a la historia, al tratar de no ser ajeno al arte. hechos -no sólo con otros hechos de la misma naturaleza- que
y de acuerdo con los criterios estructuralistas, la historiografía una descripción del siglo XIX. Los hechos de la historia de la
de la música aparece como una empresa imposible. Dicha música -por lo menos los centrales (el ámbito de lo que se puede
empresa se vería enfrentada a un dilema: o bien no puede incluir en una historia de la música es, en principio, ilimitado,
alcanzar la forma de historiografía, por tratarse de un paquete comoya se mencionó)- deben cumplir, como hechos históricos,
de análisis estructurales de obras aisladas, o bien no puede ser la función de constituir una narración histórica o una descrip-
el objeto de una musicología entendida como ciencia del arte, ción estructural, por un lado. Por otro lado, en su calidad de
por tratarse del relato de situaciones y circunstancias "exter- situaciones musicales, dependen del concepto de música im-
nas". Para los estructuralistas rigurosos carece de importancia perante en una época, en una región y en una clase social;
lo que el historiador reconstruye comohecho: el mundo de ideas dependen, pues, de lo que se ha entendido como música. La
de un compositor como mundo de ideas de un pasado. El historia de la música no ha sido en todos los tiempos, primordial-
estructuralista riguroso pasa por alto tanto las intenciones del mente, historia de las obras y de los compositores (salvo que nos
autor, como el carácter pretérito de las obras de arte. Pero escudemos en la tesis de que, en las épocas en que no era historia
mientras predomine una teoría del arte que vincule el carácter de las obras, no era historia en su sentido más lato).
artístico de la música a categorías ligadas con el compositor La historia de la recepción, en la cual algunos historiado-
como persona actuante -categorías como las de originalidad y res ven un concepto opuesto al de la historia de los compositores
contenido expresivo-, la historiografía se atendrá a la máxima y las obras, debería ser sometida a una "historización" y limita-
de que la acción humana en el pasado es el principal objeto de ción análoga, que convierte un bosquejo de intención universal
la investigación histórica, sin que por eso se la pueda acusar de en un bosquej oparticular. La historia de la recepción -si es que
ajena al arte. pretende presentarse como una disciplina central y no simple-
Pero la acentuación del compositor como responsable y mente periférica- se basa en la premisa estética de que la obra
como sujeto de la historia de la música se basa en premisas musical, no como texto que puede ser objeto de un análisis
estéticas que, a su vez, están sometidas a la historia y, por lo estructural o referido a un compositor, sino más bien como
tanto, son variables y no pueden ser aplicadas sin dificultad a relación de funciones entre texto, interpretación y recepción,
épocas anteriores o posteriores a la era clásico-romántica, en la representa el "verdadero" hecho musical y de la historia de la
que se las consideraba algo lógico y natural. No consta y, más música. Es evidente que si esa premisa se impusiera como
bien, puede considerarse improbable, que el intento de hacer máxima de la historiografía musical, transformaría a fondo sus
justicia El la historia de la música del siglo xv -como presente objetivos y métodos.
que ha quedado atrás y no como pasado actual, retornado por la Si la música no se concibe, en primer lugar, como obra de
praxis musical- se pueda concretar, primordialmente, par- un compositor, sino como suceso, como "proceso de comunica-
tiendo de la individualidad del compositor. No se trata de que ción", en la filología musical y en la técnica de edición, el acento
la diferenciación de "estilos personales" sea inútil o superflua. ya no recaería exclusivamente sobre el texto auténtico (autori-
Pero una historiografía de la música que se oriente según el zado por la intención del compositor); las versiones no auténti-
postulado de la originalidad para escoger los hechos musicales cas, en tanto documento de las formas de recepción, se conver-
50 51
~

tirían en testimonios con una igualdad de derechos casi total, historia de la música es determinado -en tanto realidad
sobre todo si se hubieran difundido mucho. Por otra parte, se . musical- por las ideas variables con respecto a lo que es la
modificaría el armazón cronológico de la historia de la música, música; por otra, para constituir un hecho musical, debe apare-
ya que los datos de la composición pasarían a un segundo plano cer como parte de un contexto, de un relato histórico o de una
respecto de los datos del efecto (quE),dicho sea de paso, siempre descripción estructural histórica. Los sucesos pasados, res
son vagos). Lo característico del per\odo en torno a1900 no sería gestae, sólo se vuelven hechos históricos, en el sentido estricto
tanto la aparición de las sinfonías de Mahler, como la culmina- de la palabra, en una historia rerum gestarum. "Loocurrido sólo
ción de la fama de las obras wagnerianas. La "historia de es comprendido y unificado por su captación como proceso
sucesos" que así se intenta y que se interesa por los procesos coherente, como un complejo de causa y efecto, de finalidad y
reales en lugar de hacerlo por textos abstractos, cae, sin propo- ejecución, en resumen, como 'un hecho', y estos detalles pueden
nérselo, en una "historia de las estructuras", puesto que la ser captados de manera diferente por otros, pueden ser combi-
auténtica recepción por parte de individuos o grupos pocas nados, por otros, con diferentes causas y efectos o finalidades"
veces está documentada, de modo que a los historiadores de la (Droysen, 133-134). Los hechos se convierten en hechos histó-
recepción no les quedaría otra opción que describir las relacio- ricos por la continuidad que los concatena. ''Y así nadie pensó,
nes generales de función entre modelos de composición, estereo- antes de Aristóteles, en que la poesía dramática tenía una
tipos de percepción, ideas estéticas, normas éticas e institucio- historia; hasta mediados de nuestro siglo, a nadie se le había
nes y papeles sociales. La premisa estética de la historia de la ocurrido hablar de una historia de la música" (138). Dejando de
recepción, la tesis sobre lo que es la música "en realidad", tiene lado el hecho de que la época de los comienzos de la conciencia
poca cabida en la historiografía. sobre la historia de la música, fijada por Droysen, es insostenible
Por eso, la apariencia de aproximación a la realidad, que si se tienen en cuenta los trabajos históricos de Burney, Hawkins
confiere atractivo al enfoque de la historia de la recepción, es y Forkel, lo esencial es la idea -que nos recuerda a Hegel- de
parcialmente ilusoria. Los procesos musicales, a diferencia de que una sucesión de acontecimientos tiene que estar penetrada
los auténticos textos, son difícilmente reconstruibles. Y la por la conciencia histórica para constituir historia.
insistencia en que la verdadera música no es la "letra muerta" La historia no es el pasado como tal, sino aquello que el
sino el "proceso de comunicación", tambalea ante la decepcio- conocimiento histórico ha abarcado de él: lo que pesca la red del
nante experiencia de que las informaciones estereotipadas a las historiador. Los objetos comprendidos por las exigencias del
que debe recurrir el historiador de la recepción, por falta de conocimiento están acuñados por el carácter selectivo, perspec-
documentos, difícilmente pueden enfrentarse con la precisión tivista y categorizante de dichas exigencias. Las verdaderas
de un análisis de la estructura musical. Además, la parte que cadenas causales entre acontecimientos del pasado son
desempeña la recepción, en el complejo concebido por una irreconstruibles. Las vinculaciones de hechos que proponen los
cultura como música, no tiene la misma medida ni peso en todos historiadores -el contexto dentro del cual los datos, los elemen-
los tiempos y en todos los géneros musicales. Así como una tos proporcionados por las fuentes se convierten en hechos
canción entonada en tertulias del siglo XVI dependía muy poco históricos- son, en principo, construcciones.
de la intención del compositor, es indudable que el público de un El que los armazones construidos por los historiadores
concierto sinfónico en el siglo XIX se sometía incondicionalmente suelan ser relatos históricos en potencia no altera su importan-
a la autoridad beethoveniana, al punto de que el oyente "típico cia constructiva; es un recurso que los torna más eficaces. Si, por
ideal" buscado por la historia de la recepción puede identificar- ejemplo, en una historia de la música del siglo XIX se menciona,
se con la intención del compositor que está por detrás del texto: sin comentarios, que los decorados de Undine de E. T. A.
las excepciones se consideraban comoincapacidad o insuficien- Hoffmann sucumbieron en el incendio de la antigua Schau-
cia de la percepción. spielhaus de Berlín, en 1817, y que cuatro años después, Der
De acuerdo con esto, si, por una parte, un hecho de la Freischütz de Weber figuraba entre las funciones inaugurales
52 53
del nuevo teatro, se estará sugiriendo una relación dentro de la
historia de la música, pues la destrucción y la reconstrucción del de la imaginación, se trata de realidades cuya selección depen-
de de un "interés de conocimiento" histórico. Y sólo un sistema
teatro representan un símbolo. Undine, cuya historia del efecto
resultó arruinada por la catástrofe, se considera en la evolución conceptual-del que debe hacerse responsable el historiador-
convierte las simples realidades de las fuentes en hechos
de la ópera romántica alemana COIRD "etapa previa" de Der históricos.
Freischütz, comoun tanteo, cuya st1stancia estético-histórica se
ha "guardado" en la obra posterior, más acabada. Desde la Si la estructura de la historia depende del lenguaje en el
cual los historiadores la hacen consciente, eso no nos debe hacer
perspectiva del concepto de género "ópera romántica" -cuyo
contenido de realidad no está, ni mucho menos, determinado- caer en un craso escepticismo que nos haga ver los descubri-
mientos de los historiadores comoinvenciones. En tanto ciencia
la correspondencia externa de los sucesos puede relatarse como
historia del arte, porque representa la alegoría de una corres- empírica, la investigación histórica se basa siempre en datos,
pondencia interna. aunque categorizados. También las estructuras y concatenacio-
Sin relaciones apoyadas en una construcción, la descrip- nes están prefiguradas en la realidad que enfrenta al historia-
dor desde las fuentes; pero sólo pueden darse a conocer a través
ción de un fragmento del pasado no sería más que un "caos de
de sistemas conceptuales que el historiador crea. El hecho de
'juicios de existencia' sobre innumerables percepciones indivi-
duales" comodice Max Weber (GesammelteAufstitze zur Wissen- que aparezcan enfocadas desde una determinada perspectiva
schaftslehre, 1958, 177) y, por añadidura, se puede dudar de la
es la condición necesaria para que se hagan visibles. El historia-
posibilidad dejuicios de existencia no calificados. Quien intente dor no puede eludir nunca esa condición. De lo contrario, ante
captar la sustancia de la historia prescindiendo de los sistemas la imposibilidad de salir de sí mismo, caería en la sospecha de
de comprensión -que la exploran, pero también la distorsio- estar moviéndose en un laberinto de ficciones. Una investiga-
nan- deja de ser historiador para convertirse en místico. ción histórica consciente de sí misma se mantiene en precario
El término "construcción" expresa en forma drástica que la equilibrio entre dos falsos extremos: el de un ingenuo objetivismo
y el de un destructivo escepticismo radical.
vinculación de acontecimientos del pasado, según la imagina el
historiador, nunca alcanza el verdadero encadenamiento cau- Podemos considerar que, si los sucesos del pasado sólo se
convierten en verdaderos hechos históricos a través de los
sal. No quiere decir, sin embargo, que el historiador pueda
relatos o de las descripciones de estructuras en los cuales se
proceder arbitrariamente, con la fantasía de un novelista (aun-
que, en ocasiones, ciertas construcciones muy divergentes y, sin ensamblan, es porque el material de la investigación histórica
embargo, basadas en fuentes, lo puedan inducir al escepticismo queda definido por la forma. Yla forma es la exposición externa,
la técnica narrativa, que no puede confundirse con otras sin
y piense que los hechos históricos no hacen más que confirmar
cambiar, al mismo tiempo, la coloración de los hechos. Por
hipótesis contradictorias y mutuamente excluyentes). Para que
ejemplo, si un capítulo de historia de la música se inicia con la
la proximidad a la novela no llegue a prestarse a confu3ión, la
investigación histórica debe apoyarse en datos de las fuentes. frase "El 19/10/1814 Franz Schubert compuso ellied titulado
Margarita ante la rueca", no se trata sólo de una información
No deja de inquietar el que la cantidad de datos y de posibles
esbozos de relaciones históricas sea infinita. Porque una cons- cuyo contenido objetivo se agota en lo que está comunicando
trucción es necesariamente selectiva, aunque los datos lajusti- directamente. La ubicación exterior de esa frase, en apariencia
fiquen en medida suficiente (el consenso de los historiadores es simplemente descriptiva -aunque, en realidad, se apoye en un
lo que decide cuál es la medida suficiente). Por añadidura, se sistema de interpretación-, más bien está señalando algo
basa en conceptos que, en gran parte, no están contenidos en la acerca del origen dellied romántico. No es concebible que sea
historia, en la conciencia de quien actúa históricamente, sino desplazada de su posición por un informe sobre la composición
que son aportados por el historiador. Si bien es cierto que lo que de un lied de Weber o de Spohr. y si llegara a ocurrir que una
frase como "Carl Czerny nació el 20/2/1791" encabezara una
se muestra al historiador honesto son realidades y no productos
historia de la música del siglo XIX, no se trataría de la comuni-
54
55
cación de un hecho sino de un rodeo dentro de una argumenta-
ciónque, más adelante, justificaría el absurdo de esa acentuación.
El que los hechos históricos dependan de la interpretación,
el que una realidad comunicada por un historiador siempre
4
implique una teoría, no debe hacernós perder de vista las
diferencias de grado entre hechos c~ncretos y hechos menos Sobre el problema del sujeto en
concretos. En esencia, el hecho estrictamente real no existe. No
existe ni en la investigación histórica ni en las ciencias natura-
la historia de la música
les, que torturan a la epistemología con la problemática de los
enunciados básicos o protocolares. Pero eso no quiere decir que,
al enfrentarnos con sistemas de interpretación histórica en
pugna, debamos resignarnos y nos sintamos obligados a renun- Uno de los motivos por los cuales parece peligrar la inves-
ciar a unjuicio, por considerarnos presos en el círculo vicioso por tigación histórica, como si el "espíritu de la época" estuviera en
el cual los hechos históricos que servirían de patrón para medir su contra, podría residir en un hecho banal. Se ha vuelto difícil
las interpretaciones opuestas, a su vez se convierten en hecho escribir historia sin sentirse acosado por escrúpulos respecto
histórico a través de una interpretación y, exclusivamente, del pasado. Se piensa que éste, tal cual fue realmente, no ha sido
merced a ella. Sin duda alguna, los retratos históricos -en una historia narrable. Los detractores de la historia tradicional
extremo diferentes- de Spontini, Spohr o Mendelssohn son sospechan que los relatos en los cuales se ensamblan los sucesos
irreconciliables en algunos aspectos. Y la esperanza de que se han surgido más del sentido de la forma de los historiadores que
basen en perspectivas que, "en última instancia", se comple- de la estructura del material. El "esquema organizador", como
mentan tiene pocofundamento. Porque en vista de la tremenda lo llamaría Arthur C. Danto, surge de la intención de proceder
confusión entre sujeto y objeto, característica de las exposicio- en forma "narrativa" y no explicativa como en las ciencias
nes históricas de alto rango, es más probable que las concepcio- naturales. Y la idea de que una relación permanente o de una
nes divergentes se entre crucen y se excluyan mutuamente. Con concatenación sin lagunas de los sucesos -ligada involuntaria-
todo, subsiste un mínimo de sustancia común, pues aparte de mente al concepto de historia como historia narrada- resulta
los hechos "susceptibles de interpretación", también hay'otros ser precaria no bien se medita sobre ella en lugar de darla por
casi inmodificables. (Es inevitable añadir la limitación del sentada y, por lo tanto, sustraerla a la reflexión.
"casi" hasta en los hechos más concretos, porque, por una parte, En apariencia, por lo menos, el interrogante es cuál sería
el contexto en el cual aparece el hecho no puede delimitarse y, el elemento que brinda coherencia, esa coherencia que permite
por otra, no existe una norma para establecer la medida en la que una historia sea narrable. Eso apunta a un sujeto de la
cual un hecho sólo se convierte en hecho histórico a través del historia, cuya identidad -permanente en medio del cambio-
contexto.) Para un historiador que no sea un simple archivero, garantiza una continuidad sin saltos, continuidad sin la cual la
los hechos relativamente invariables que constituyen el arma- imagen de los procesos del pasado se descompondría en frag-
zón de la historia no son tan interesantes de por sí, como por la mentos sin relación entre sí. Evidentemente, la idea de un
función que cumplen en la admisión o en el rechazo de sistemas sujeto de la historia -como condición para ser narrable- se
de interpretación en pugna. En síntesis, los hechos históricos no hizo plausible, hasta hace pocas décadas, gracias al modelo de
sirven más que para fundamentar las narraciones históricas y la biografía según el cual se orientó la historiografía (incluso la
las descripciones de estructuras o bien, desde un punto de vista historiografía musical) durante largos períodos, aun sin tomar
negativo, para demostrar los puntos débiles de las opiniones conciencia de ello. El más somero de los análisis de algunas
emitidas por los historiadores de un período anterior.
exposiciones sobre la historia de la música relativamente nue-
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