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Presentación .................................................................................... 5
NIETZSCHE Y LA MÚSICA
Éric Dufour
La estética musical formalista de «Humano, demasiado humano» ............. 9
Enrico Fubini
‘Música absoluta’ y Wort-Ton-Drama en el pensamiento de Nietzsche ........ 33
Joan B. Llinares
Nietzsche y Brahms ............................................................................ 49
José Luis López López
Música de hoy para un pensar por venir. Nietzsche y la música del último ..
siglo: una aproximación ...................................................................... 73
Carmen Pardo Salgado
Nietzsche: esculpiendo los sonidos de la aurora......................................... 91
Miguel Ángel Ramos
El anillo roto .................................................................................... 113
Paulina Rivero Weber
La musa de Nietzsche ......................................................................... 147
Luis E. De Santiago Guervós
Informe bibliográfico sobre Nietzsche y la música .................................... 159
ESTUDIOS LIBRES
Scarlett Marton
Nietzsche: la obra hecha y la obra todavía por hacer ................................ 181
José Luis Puertas
Nietzsche y la escritura ....................................................................... 205
Maria Zambrano
La soledad enamorada ........................................................................ 225
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Novedades bibliográficas ................................................................. 233
Revistas sobre Nietzsche ................................................................. 243
Conclusión de la Weimarer Nietzsche-Bibliographie 1867-1998 ........... 249
Nueva edición de los manuscritos .................................................... 259
Nueva edición Gallimard ................................................................ 263
NOTICIAS
AGON — Grupo de Estudios Nietzscheanos .................................. 267
Curso «De la ciudad, los poetas, los dioses: el otro Nietzsche» ......... 269
Nueva grabación de las composiciones musicales de Nietzsche ........ 271
Centro Interdepartamental «Colli-Montinari» ................................. 273
Presentación
ÉRIC DUFOUR
⎯
La estética musical formalista de «Humano, demasiado humano» 11
intuición por la que yo coincido con este soplo que recorre la natu-
raleza en su totalidad14.
Richard Wagner se adhiere a esta concepción. Para él, el músi-
co «expresa la verdad más alta en un lenguaje que la razón no com-
prende»15: la música «habla un lenguaje inmediatamente compren-
sible para cada uno y no necesita ninguna intermediación de con-
ceptos»16. Es cierto que Wagner no siempre ha dicho lo mismo so-
bre la música y que su estética musical ha sufrido una evolución17.
Su descubrimiento de Schopenhauer le lleva sin embargo a afirmar
que la música es un lenguaje que tiene un sentido extramusical y
que expresa la esencia del mundo, concepción de la que no se sepa-
rará ya hasta su muerte18. Detrás del mundo que nosotros percibi-
mos (mundo fenoménico), existe un mundo inteligible (la esencia
del mundo o cosa en sí) que no es visible y «que se manifiesta por
los sonidos»19.
De acuerdo con una estética semejante, el hombre poseería un
sentimiento que le permitiría acceder inmediatamente al sentido
extramusical vehiculado por la música, de tal manea que podría al-
canzar directamente la esencia del mundo: él dispondría de «una mi-
rada que se sumergiría directamente en la esencia del mundo como
20 HdH I, § 164.
21 HdH I, § 3.
22 NT 19, KSA 1, p. 127.
23 Ver KSA 7, 7[127].
24 KSA 7, 7[127].
25 KSA 8, 23[52].
26 «Mientras que la música […] es al principio un rumor vacío, el oído, en virtud de
una larga costumbre con esta asociación de música y movimiento, aprendió a interpretar
inmediatamente las figuras musicales y termina por elevarse a un grado de comprensión que
no tiene necesidad de movimiento visible» HdH I, § 216, KSA 2, 176.
16 ÉRIC DUFOUR
34 HdH I, § 217.
35 Ver HdH IIa, § 101 o KSA 8, 30[89].
36 La inmediatez del sentimiento estético la sostiene E. Hanslick, op. cit., p. 56.
37 HdH I, § 217.
38 HdH IIa, § 171.
39 «Es preciso, en efecto, estar preparado y ejercitado para recibir incluso la más míni-
ma ‘revelación’ del arte, a pesar de las cuentas azules de los filósofos en esta materia» HdH
IIb, § 168; KSA 2, p. 622. «El dedo del pianista no tiene el ‘instinto’ de golpear las buenas
teclas, no tiene más que hábito» KSA 8, 23[9].
18 ÉRIC DUFOUR
40 KSA 8, 23[58].
41 HdH I, § 2.
42 HdH I, § 15. Ver también: «Yo comprendo que nosotros no podamos pensar más el
placer, el dolor, el deseo, separados del intelecto» KSA 8, 23[80].
43 HdH I, § 14.
La estética musical formalista de «Humano, demasiado humano» 19
44 HdH I, § 155. Esto explica por qué los grandes artistas son ‘grandes trabajadores’:
«el capital no ha hecho más que acumularse, no cae del cielo de repente».
45 HdH I, § 1.
46 KSA 8, 23[7].
47 Ver HdH I, §§ 2, 222, 247.
48 Ver HdH I, §§ 1, 2, 16, 17, 26,
49 Ver HdH I, §§ 1, 2.
50 Es verdad que las relaciones y la jerarquización de sonidos que operan en la música
tonal son sugeridos por el fenómeno natural de la resonancia. Pero esta música tonal es el objeto
de una institución propiamente humana, como escribe Nietzsche: «en la naturaleza no hay
sonidos» KSA 8, 23[150]. Otros sistemas son posibles, como la música oriental o bien los
modos del canto llano que poseen una organización diferente en la sucesión de tonos y de
semitonos. Hay sin embargo en Nietzsche, como lo veremos, un privilegio del sistema tonal.
20 ÉRIC DUFOUR
II
51 KSA 8, 23[138].
52 KSA 8, 23[190]. Ver también HdH IIb, § 165 (contra la interpretación dramática
de las obras).
53 KSA 8, 23[190].
54 Ver HdH I, § 178, 199, 207 (sobre el valor de la exposición incompleta de un
pensamiento).
55 HdH IIa, § 165.
La estética musical formalista de «Humano, demasiado humano» 21
70 KSA 8, 28[47].
71 Ver KSA 8, 23[84].
72 Ver HdH IIa, § 179.
73 De este modo la música de Wagner da testimonio de una libertad que no encadena
nada, cf. KSA 7, 32[15].
74 Así la música de Chopin manifiesta esta ‘libertad encadenada’, HdH IIb, § 159.
24 ÉRIC DUFOUR
75 KSA 8, 30[111].
76 P. Boulez, A partir du présent, le passé. Histoire d’un ‘Ring’, R. Laffont, Paris, 1980.
77 Ver sobre este punto mi análisis: «Les Lieder de Friedrich Nietzsche», Nietzsche-
Studien, 28, 1999.
78 KSA 7, 32[27]. Ver también: «Su retorno a la naturaleza [Wagner] es sospechoso
porque el afecto es aquello que se atribuye mejor al efecto» KSA 7, 32[26].
79 HdH I, § 218.
La estética musical formalista de «Humano, demasiado humano» 25
80 «A pesar del gusto que uno podría tener por la música seria y rica, a ciertas horas
uno puede ser subyugado, embotado y casi fundido en éxtasis por su contraria, quiero decir
por esos melismas de las óperas italianas aunque sean las más simples y que a pesar de su
uniformidad rítmica y de su pueril armonía, parecen a veces cantar a nuestros oídos como el
alma misma de la música» HdH IIb, § 168.
81 KSA 8, 27[6].
82 E. Hanslick, De lo bello en la música, p. 113.
83 R. Wagner, Opéra et drame, p. 60 : «yo proclamo que el error en el género artístico
de la opera consiste en que se ha hecho de un medio de expresión (la música) el fin, y recípro-
camente, del fin de expresión (el drama), el medio».
84 Ver KSA 8, 30[109], 30[183].
85 KSA 8, 27[30].
26 ÉRIC DUFOUR
III
92 KSA 1, 104.
93 KSA 1, 51.
94 KSA 1, 44
95 KSA 1, 33
96 Ver KSA 7, 9[8].
97 E. Hanslick, op. cit., pp. 65-66.
28 ÉRIC DUFOUR
98 La estética formalista que propone Hanslick tiene la misma función, como lo hace
notar J.-J. Nattiez, op. cit., p. 23: «No se captará la belleza musical pura más que desemba-
razándose de todas las escorias de la subjetividad y del sentimiento».
99 E. Hanslick, op. cit., p. 60.
La estética musical formalista de «Humano, demasiado humano» 29
100 Hemos desarrollado este punto en nuestros dos artículos sobre El nacimiento de la
tragedia.
101 En el sentido que Pierre Boulez (Points de repère, C. Bourgois, Paris, 1981, p. 18) da
a esta palabra.
102 Se encuentra una crítica parecida de las características técnicas de la música de
Wagner en A. Boucourechliev, Le langage musical, Fayard, Paris, 1993, pp. 41s.
30 ÉRIC DUFOUR
y que simplemente toma prestada, dejando sin duda esta meta a otros
(musicólogos). El caso Wagner no destaca, como otras reflexiones ulte-
riores de Nietzsche sobre la música, una estética musical. Nietzsche
desarrolla y profundiza allí esta fisiología de la música que aparecía en
Humano, demasiado humano y de la que él es el iniciador, fisiología de la
música que va afinar en adelante gracias a la filosofía de la vida.
La música, por lo tanto, no es el objeto de un único discurso. Esta
idea aparecía ya en los textos póstumos de 1876. Nietzsche distingue
allí la estética que parte de causas y la que parte de efectos107. La
segunda no parte (ni habla) de la cosa misma, es decir, de la obra de
arte, sino del efecto que produce. Esta estética «sufre [...] el encanto
mágico del arte y es ella misma una especie de poesía y de embria-
guez»108. No es, en todo caso, un discurso legítimo, desde el punto
de vista de la estética, sobre la obra de arte. La primera parte de la
causa, por consiguiente de la obra de arte de la que ella analiza la
estructura. Esta estética no se sitúa desde el punto de vista del espec-
tador, sino del creador109. El espectador que tiene una actitud estéti-
ca legítima es aquel que se coloca del lado del creador. No quiere ser
suprimido, afectado, sorprendido, y dejarse seducir por el encanto
mágico de la obra de arte, pero su atención se concentra sobre los
medios que se ponen en obra. Como por ejemplo el actor trágico que
asiste a la representación de obras distintas a las suyas, que «encuen-
tra su placer en las intenciones técnicas y los procesos ingeniosos, en
el tratamiento y la distribución de la materia, en el giro nuevo dado a
viejos motivos, a viejas ideas. Él tiene frente a la obra de arte una
posición estética, la del creador»110. Sólo este discurso tiene una legi-
timidad estética. Si el discurso sobre los efectos y el espectador tiene
una legitimidad, no es bajo el título de una estética, sino bajo el de
una fisiología de la música.
Tampoco hay que confundir los planos e imaginar que después de
Humano, demasiado humano Nietzsche habría tratado de fundar una
nueva estética —incluso si él continúa haciendo aquí y allá algunas
111 Ver también: «Yo no me encuentro lo suficientemente sano para toda esta música
romántica (incluyendo a Beethoven). Necesito una música [...] sobre la que quizá, una cues-
tión cínica, ¿se digiera bien? [...] Pero estos son juicios fisiológicos, no estéticos: en una
palabra: yo ya no tengo una estética» KSA 12, 7[7]. «Mis objeciones contra la música de
Wagner son objeciones fisiológicas: ¿a que viene travestirlas con formulas estéticas?» La
gaya ciencia, § 368. En la gran obra que él tenía intención de escribir, Nietzsche quería hacer
un capítulo sobre fisiología del arte.
‘Música absoluta’ y Wort-Ton-Drama 33
ENRICO FUBINI
2 Cf. Carta a Franz Overbeck, Rapallo, enero 1883, escrita enseguida tras la muerte de
Wagner.
3 Cf. Carta a Malwida von Meysenbug, Naumburg, enero 1888.
4 E. T. A. Hoffmann, Schriften zur Musik, ed. F. Schnapp, München, 1963, p. 34.
5 Cf. W. H. Wackenroder, Seelenlehre der heutigen Instrumentalmusik.
⎯
‘Música absoluta’ y Wort-Ton-Drama 35
mundo de espíritus que nos habla directamente del todo, que es invisi-
ble y sin embargo tan vivo y animado, intenta revestirlo de carne y
hueso, es decir, concretarlo en un ejemplo análogo. Es este el origen del
canto con palabras y en fin de la ópera, cuyo texto no debería nunca
abandonar su condición subordinada, para asumir el primer puesto y
hacer de la música el simple medio de su expresión, lo cual es un gran
error y una fea torcedura»8.
Todo ello contrasta netamente con lo que Wagner teorizaba, es-
pecialmente en Oper und Drama, su obra teórica fundamental para
entender su pensamiento. Según ésta, la música debe ser concebida
exclusivamente en función del drama y nunca como algo autónomo y
autosuficiente. Es conocida su expresión lapidaria formulada precisa-
mente en Oper und Drama: «el error del género artístico de la ópera
consistía en hacer de un medio de expresión (la música) el fin, y del
fin de la expresión (el drama) un medio»9. Por tanto, podemos afir-
mar sin duda que Wagner se coloca netamente en la línea contraria a
la que podríamos llamar Hoffmann-Schopenhauer, que sin duda es la
línea maestra y predominante en el Romanticismo.
Era necesario esta breve y esquemática mirada histórica retros-
pectiva para entender y esclarecer el pensamiento de Nietzsche. A
menudo se ha enfatizado la influencia que Wagner tuvo sobre el joven
Nietzsche y sobre su función de maestro, si bien, en realidad, mirán-
dolo bien, el filósofo, a pesar de sus afirmaciones de amistad y de
aprecio hacia el maestro, no se alineó nunca con sus posiciones, sino
todo lo contrario se alineó en el frente opuesto. Nietzsche siempre fue
contrario al teatro musical por motivos ideológicos y filosóficos y ve-
remos de qué manera aceptaba el Tristán wagneriano. En el libelo
Nietzsche contra Wagner, el filósofo decía: «Está claro que yo soy por
constitución esencialmente antiteatral: hacia el teatro, este arte de
masa par excellence, alimento en el fondo de mi alma ese profundo
desprecio que hoy es propio de todo artista»10. Podría pensarse que
esta afirmación hay que conectarla a la ruptura con Wagner aconteci-
da en los años de la mudurez, después del Parsifal, pero en realidad
16 Ibid.
17 F. Nietzsche, Frammenti postumi, 9, 1871, p. 326.
18 Ibid., p. 281.
19 J. Knaus (ed), Über Musik und Wort, in Sprache, Dichtung und Musik, 1973, p. 26
‘Música absoluta’ y Wort-Ton-Drama 41
Tristán como una ‘sinfonía’, que como tal hay que escucharla, es decir,
como música pura, a pesar de las palabras que la acompañan. Según
Nietzsche, el cantante por sí mismo ofrece un espectáculo ‘repugnan-
te’: «¡el cantante debe desaparecer! El mejor medio es justamente el
coro» y el cantante debe ser de algún modo asimilado a la orquesta,
debe ser anulado en la orquesta. Es evidente en estos y otros pasajes la
explícita polémica de Nietzsche contra la interpretación de Beethoven
que Wagner da tanto en Das Kunstwerk der Zukunft, como en Oper und
Drama. En efecto, en el mismo fragmento citado más arriba, siempre
a propósito de la Novena, así se expresa Nietzsche: «Que no nos criti-
quen si consideramos el último movimiento de la Novena de Beethoven
inaudito, indisoluble en su encanto. ¿Quién podría quitarme este sen-
timiento completamente cierto: que la poesía de Schiller es comple-
tamente extraña al júbilo ditirámbico?... ¿Qué nos dice Beethoven en
el recitativo que introduce al himno de Schiller? Nos dice esto “Ami-
gos, dejad que entonemos, no estos sonidos, sino sonidos aún más
agradables y gozosos!” ¡Más agradables y gozosos! El sublime maes-
tro no recurrió a la palabra sino al sonido ‘más agradable’, no buscó el
concepto sino la voz más íntima y más rica de alegría, en el intenso
deseo de conseguir una sonoridad plena y totalmente expresiva de su
orquesta»20.
Es evidente que la interpretación de Nietzsche diverge radical-
mente de la de Wagner, lo que se ve confirmado por el juicio sobre los
últimos cuartetos de Beethoven, obras que en el tardío romanticismo
se habían convertido en el paradigma más ajustado a la idea de músi-
ca absoluta. Si el lenguaje es un símbolo, lo que Nietzsche rechaza
categóricamente es que la música sea reducida ella misma a símbolo,
más aún si a símbolo de las pasiones y los afectos. Sólo una música
degenerada se rebaja a expresar situaciones emotivas y afectivas; no
por nada, los últimos cuartetos de Beethoven, en su enigmaticidad
expresiva, permanecen en la concepción de Nietzsche un ejemplo in-
superable de ‘música absoluta’. Nietzsche rechaza por tanto, no sólo
la vieja teoría de los afectos, sino también cualquier conmistura de
música y palabra. En su pensamiento parece darse una adhesión a
Hanslick y a su teoría de la música pura. También para Hanslick en el
21 Cf. C. Dalhaus, Die Idee der absoluten Musik, Bärenreiter, Kassel, 1978.
22 R. Wagner, «Bericht über die Aufführung der neunten Symphonie von Beethoven
im Jahre 1846 nebst Programm dazu», en Schriften und Dichtungen, Insel Verlag, Frankfurt,
1983, pp. 23-24.
‘Música absoluta’ y Wort-Ton-Drama 43
habría reconocido los límites, más aún, habría abierto así las puertas
de un nuevo arte, en el que la música habría llegado a ser capaz de
representar hasta la imagen y el concepto y se habría hecho así accesi-
ble al ‘espíritu consciente’»23. La polémica con Wagner no podría ser
más clara y explícita y parece que Nietzsche quisiera comentar paso a
paso la presentación de la Novena de muchos años antes, contrapo-
niéndole una visión estética diametralmente opuesta.
Nietzsche rechaza cualquier conmistura de la música con los afec-
tos y las emociones, traídos subrepticiamente por las palabras, porque
lo dionisíaco, que es la esencia de toda música auténtica, conduce a un
reino que no tiene nada que ver con la representación simbólica de lo
real. En El nacimiento de la tragedia, cuando parecía defender a Wagner,
en realidad ya daba de él una interpretación personal, completamente
antiwagneriana. Nietzsche en efecto en un pasaje famoso24 se dirige
«a aquellos que se satisfacen con las imágenes de la acción escénica,
con las palabras y los afectos de los personajes, para ponerse en dispo-
sición, con esta ayuda, de acercarse al sentimiento musical», pero,
añade, «éstos no sienten la música como la propia lengua materna y
por tanto, a pesar de esa ayuda, no van más allá del vestíbulo de la
percepción musical, sin poder tocar en lo más mínimo los íntimos
santuarios». Objeto del discurso sigue siendo el Tristán e Isolda, que
curiosamente es tomado como paradigma de aquella ‘música absolu-
ta’, expresión que en la acepción de Wagner tenía un significado ne-
gativo y que aquí en cambio viene a encarnar a la música en el sentido
más alto y congruente del término. Contrariamente a los que necesi-
tan de imágenes y palabras para acercarse a la música, Nietzsche se
dirige esta vez, en su lenguaje exaltado, a quien posee la música como
en el propio ‘regazo materno’: «A estas estrictas naturalezas musicales
les pregunto si saben imaginarse un hombre que sea capaz de escu-
char el Tristán e Isolda, sin los subsidios de la palabra y de la imagen,
puramente como una prodigiosa creación sinfónica, sin exhalar el es-
píritu en una reacción convulsa de todas las alas del alma. ¿Un hom-
bre así, como ocurre aquí, que ha acercado el oído, por así decirlo, al
latir del corazón de la voluntad universal, que se siente reverter desde
aquí en todas las venas del mundo, como río tronante, o como delica-
25 Ibid.
26 F. Nietzsche, Frammenti postumi, 9, 1871, p. 328.
27 F. Nietzsche, Frammenti postumi, 9, 1871, p. 280.
28 Ibid. p. 321.
‘Música absoluta’ y Wort-Ton-Drama 45
29 Ibid. p. 329.
30 Ibid.
31 Ibid. pp. 335-336.
46 ENRICO FUBINI
Nietzsche contra Wagner, para avalar la tesis habitual del filósofo que
reconoce sus errores y frente a las últimas evoluciones del arte
wagneriano se resarce de sus recorridos, renunciando ya a la venera-
ción hacia el músico y la gran amistad del pasado. En realidad, la
amistad de Nietzsche con Wagner es un hecho más biográfico que
intelectual, resulta patente cómo ambos se encontraban siempre en
vertientes opuestas en cuanto a la filosofía de la música, y cómo las
divergencias habían quedado ocultas. Desde luego, tras una lectura
atenta de los fragmentos póstumos, pero incluso de El nacimiento de la
tragedia, se impone una reconsideración en clave más crítica ampliada
también a los escritos antiwagnerianos. Quizá haya que concluir que
en El caso Wagner en realidad no nos dice nada radicalmente nuevo, y
más allá de la violencia verbal y de las expresiones cargadas y coloristas,
Nietzsche reprocha a Wagner lo que siempre le ha reprochado, esto
es, el apoyarse en los sentimientos, en el pathos, en las situaciones
emocionalmente fuertes. En este sentido, Wagner es definido como el
gran comediante, el histrio, «director de escena par excellence». «Él perte-
nece a otra cosa que a la historia de la música: no hay que confundirlo
con los grandes y genuinos protagonistas suyos. Wagner y Beethoven
—ésta es una blasfemia...»32. La aversión de Nietzsche hacia la músi-
ca entendida como medio y no como fin, para toda música se siente
insuficiente en sus poderes y pide auxilio a la palabra, a la poesía,
aversión afirmada explícitamente ya en 1871, es retomada aquí tal
cual. En efecto, la música de Wagner «¡no significa sólo música! ¡Sino
más que música! Infinitamente mucho más... ‘No sólo música’ —no
habla así un músico... como músico él no dejó de ser un rétor— por
ello tuvo, en línea de principio, que llevar a primer plano el ‘eso signi-
fica’. ‘La música es siempre sólo un medio’: ésta era su teoría... Pero
así no piensa ningún músico. Wagner tenía necesidad de literatura
para persuadir a todos a tomar en serio su música, a tomarla en pro-
fundidad, ‘puesto que ella significa infinitas cosas’; él fue durante toda
su vida el comentador de la idea»33.
En El caso Wagner no hace más que expresar de manera más siste-
mática, más violenta y radical exactamente lo mismo que había ex-
presado varias veces en otros escritos precedentes de hace años. Indu-
34 Ibid. p. 15.
Nietzsche y Brahms 49
Nietzsche y Brahms
JOAN B. LLINARES
1 Cf. Nietzsche und Wagner. Stationen einer epochalen Begegnung, ed. D. Borchmeyer y J.
Salaquarda, Insel, 2 vols., Frankfurt a. Main y Leipzig, 1994, 1418 pp.
50 JOAN B. LLINARES
2 Cf. J. Reiber, «“Auch das Gegenteil kann wahr sein”. Johannes Brajms, Josef Viktor
Widmann und Friedrich Nietzsche», en G. Pöltner y H. Vetter, Nietzsche und die Musik,
Peter Lang, Frankfurt a. Main, 1997, pp. 57-79.
⎯
Nietzsche y Brahms 51
3 Cf. Ibid. para el epistolario de Widmann con Brahms; los artículos a los que nos
referimos son: J. V. Widmann, «Nietzsche’s gefährliches Buch», Der Bund, Berna, 16-17 de
septiembre de 1888, nº 256 y nº 257. (Se encuentra reproducido en C. P. Janz, Friedrich Nietzsche
4. Los años de hundimiento 1889/1900, tr. J. Muñoz e I. Reguera, Alianza, Madrid, 1985, 201-
206); J. V. Widmann, «Nietzsches Abfall von Wagner», Der Bund, Berna, 20-21 de noviembre
de 1888, nº 321 y nº 322. (También puede consultarse en C. P. Janz, op. cit 220-228); y J. V.
Widmann, «Brahms und Nietzsche», Die Zukunft, 19, 1897, en polémica con P. Gast,
«Nietzsche und Brahms», Die Zukunft, 19, 1897, 266-269.
52 JOAN B. LLINARES
4 Cf. C. P. Janz, Friedrich Nietzsche 2. Los diez años de Basilea 1869/1879, tr. J. Muñoz
e I. Reguera, Alianza, Madrid, 1981, p. 245.
5 F. Nietzsche, Sämtliche Briefe, Kritische Studienausgabe, ed. G. Colli y M. Montinari,
München –Berlin/Nueva York, DTV– de Gruyter, 1986, tomo 4, 236 (citaremos KSB 4, 236).
Nietzsche y Brahms 53
6 KSB 4, 213.
7 Cf. los apuntes de las citadas fechas del Diario de Cosima Wagner, que pueden
consultarse, p. ej., en la gran obra de Borchmeyer y Salaquarda que citamos en la nota 1.
También aparecen detallados en la biografía de W. Ross, Der ängstliche Adler, Deutsche Verlags-
Anstalt, Stuttgart, 1980, 309-405. (Hay trad. castellana.)
54 JOAN B. LLINARES
8 Para todo este episodio hemos tenido muy en cuenta la versión que narra C. P. Janz
en su citada gran biografía Friedrich Nietzsche, 2. Los diez años de Basilea 1869/1879, tr. J.
Muñoz e I. Reguera, Alianza, Madrid, 1981, 245-251.
9 Cf. ibid. p. 316.
Nietzsche y Brahms 55
19 Finales de 1886 —Primavera de 1887. 7 [7], KSA 12, 285. Esta nota pertenece a
un importante fragmento dedicado a exponer la Fisiología del arte, y en el momento de su
redacción Nietzsche pensaba que esas ideas formarían el capítulo segundo del libro tercero
de su proyectada obra capital. La referencia a Brahms se halla inmediatamente después de un
apunte crítico sobre Wagner en el que se cuestiona desde presupuestos fisiológicos que la
música de éste sepa caminar y danzar. El contexto de ese apunte es una crítica a toda la
música romántica (Beethoven incluido) por su falta de felicidad y de salud, por ser incapaz de
divinizar la vida animal, de facilitar la digestión, de aligerar la vida con armonías doradas,
para lo cual a Nietzsche le bastan, dice, unos pocos compases.
20 Carta a H. Köselitz del 22 de marzo de 1883, KSB 6, 347.
Nietzsche y Brahms 59
22 KSB 8, 86-87. Este rumor, por entonces bastante extendido, no correspondía en abso-
luto a la decisión que ya por entonces había tomado el compositor, a saber, prescindir por
completo en su vida de futuros proyectos tanto de óperas como de nupcias matrimoniales.
23 Carta a Köselitz del 18 de julio de 1887, KSB 8, 114.
24 KSB 8, 126.
62 JOAN B. LLINARES
25 KSB 8, 131. Nótese que aparece aquí una variación en el tratamiento, al composi-
tor se le nombra con el honorífico título de Dr.
26 KSB 8, 140.
27 KSB 8, 150.
28 KSB 8, 187.
29 KSB 8, 212.
Nietzsche y Brahms 63
30 KSB 8, 242.
31 KSB 8, 252.
32 KSB 8, 276.
33 KSB 8, 279-280.
64 JOAN B. LLINARES
35 KSB 8, 382.
36 KSB 8, 465-466. Como era de esperar, El caso Wagner de inmediato había recibido
una virulenta recepción crítica por parte de los wagnerianos, representados por el ‘biógrafo
66 JOAN B. LLINARES
oficial’ del compositor, Richard Pohl, quien el 25 de octubre de 1888 publicó en el Musikalisches
Wochenblatt un demoledor artículo, «El caso Nietzsche. Un problema psicológico», en el que
se decía: «También los admiradores de Brahms han de escuchar lo suyo, pero no loa alguna.
Aunque con Brahms se despacha con mayor brevedad que con Wagner, en tanto en cuanto
aquél es también menos significativo que éste.» C. P. Janz, op. cit., p. 511.
37 KSB 8, 469-470.
Nietzsche y Brahms 67
el mundo tiene derecho a cualquier maestro: esto vale para épocas ente-
ras.— En sí no está excluida la posibilidad de que todavía haya en
alguna parte de Europa restos de especies más fuertes, de seres huma-
nos típicamente intempestivos: de lo cual aún cabría esperar también
para la música una belleza y una perfección tardías. Las excepciones
son, en el mejor de los casos, aquello que todavía podremos vivir en
nuestra vida. De la regla de que la corrupción es lo que predomina, de
que la corrupción es una fatalidad, de esa regla no hay ningún dios
que salve a la música»38.
Concluiremos nuestra aproximación al estudio de las relaciones
Nietzsche-Brahms sugiriendo algunas líneas hermenéuticas que qui-
zá puedan servir para profundizar en la lectura de estas extraordina-
rias páginas. C. P. Janz ha interpretado esa célebre «melancolía de la
incapacidad» (o de la ‘impotencia’, Melancholie des Unvermögens) que
Nietzsche atribuye a Brahms como un signo de algo que ya conocía el
filósofo en él mismo desde su juventud, de algo que incluso ya había
formulado casi con las mismas palabras, tal y como aparece en la carta
a Wagner del 18 de abril de 1873: «Es verdad, cada día me vuelvo
más melancólico (melancholischer) cuando pienso lo mucho que me
gustaría ayudarlo o serle de utilidad de algún modo y lo totalmente
incapaz que soy de ello (wie ganz und gar unfähig ich dazu bin)»39. Si el
filósofo hubiera tenido la oportunidad de releer este juicio sobre
Brahms unos cuantos años después, como pudo hacer con la Tercera y
la Cuarta de sus Consideraciones Intempestivas, probablemente también
hubiera reconocido que en este desenfadado pasaje nos había propor-
cionado un profundo retrato psicológico indirecto de una parte nota-
ble de su propia personalidad. Véaselo, pues, como un importante
capítulo de su autobiografía íntima en proyección desplazada, como
un breve ensayo enmascarado de lo que bien podría ser un aforismo
premonitorio del Ecce homo. Por lo demás, y pensamos que esta pre-
gunta no es en absoluto trivial, ¿aportarían las comparaciones
musicológicas, como han dicho ciertos expertos, la prueba de afinida-
des muy profundas en cuanto a composición, armonia y melodía en-
41 Este artículo no hubiera sido posible sin una doble incitación, la que debo a la gene-
rosa sabiduría de Luis Enrique de Santiago, y la que agradezco a la amistad con Julián Marrades,
quien hace décadas consiguió transmitirme su pasión por la música de cámara de Brahms.
Desearía que la dedicatoria de este artículo les manifestara mi mejor reconocimiento.
72 JOAN B. LLINARES
BIBLIOGRAFÍA ESPECÍFICA
Casi todos los términos del título que antecede están amenazados
por la confusión. Conviene, aunque brevemente, apuntar de modo in-
mediato al sentido en que serán usados aquí, para descartar, en lo posi-
ble, algún que otro malentendido.
Música de hoy: bajo la rúbrica del ‘presente histórico’ puede consi-
derarse ‘de hoy’ la música (clásica, culta o artística, según quiera
llamársela) que, tras el «desesperado ‘adiós’ de Mahler al esplendor clá-
sico»1, se inaugura en 1894, cuando se ejecutó por primera vez la
obra de Debussy Prèlude à l’après-midi d’un faune (compuesta a partir
de la famosa égloga de Mallarmé, a la que «pretendía ilustrar con
total libertad»). Algunos comprendieron entonces lo que ya se acepta
comúnmente: que con esta pieza se estaba instaurando, como diría
muchos años después Pierre Boulez, «una nueva respiración del arte
musical»2. Por ‘música de hoy’ entendemos, pues, la que se extiende
desde esa inauguración hasta el año que corre: por tanto, el último siglo
al que alude el subtítulo debe entenderse ampliamente, digamos por
precisar que desde 1894 hasta comienzos de 2002. Sin embargo, hay
que hacer una doble salvedad (general, y más o menos difícil de objetivar
1 E. Lisciani-Petrini, Tierra en blanco. Música y pensamiento a inicios del siglo XX, tr. C.
del Olmo y C. Rendueles, Akal (Col. Hipecu), Madrid, 1999, p. 22.
2 Ibid., pp. 24-25.
74 JOSÉ LUIS LÓPEZ LÓPEZ
en cada caso particular): primera, que no siempre están claros los límites
estilísticos entre lo que es música ‘clásica’ y otras músicas; segunda, que
no toda la música (aceptemos que ‘clásica’) compuesta dentro de ese
período temporal puede considerarse música de hoy, sino mera recreación
o reproducción de la música ‘anterior’.
La segunda salvedad es difícil de elucidar y tiene que ser eludida,
salvo excepción, en un artículo como éste. La primera, por el contra-
rio, no puede ser pasada por alto, ya que la música ‘de consumo’, si
aceptamos esta denominación por oposición a la de música ‘culta’3,
ofrece dos aspectos que no se pueden silenciar: uno, que primero el
jazz (años 30 y 40 del siglo XX), y luego el rock (en líneas generales,
el pop), parecen cumplir, aunque de manera banal y ‘alienada’, la fun-
ción que le pedía a la música el Nietzsche-Dioniso (el seguidor de
Wagner), pero, paradójicamente, a través del modelo que preconizaba
el Nietzsche-Zaratustra (el enemigo de Wagner), como señala G.
Morpurgo Tagliabue4; dos, que, además de la función ‘dionisíaca’ de
la moderna música de consumo en su conjunto, hay una parte de ella
que pretende inscribirse explícitamente en la ‘tradición’ nietzscheana,
incluyéndola como pensamiento ‘profético’ de un regreso a los cultos
paganos nórdicos: así, podemos leer y oír sobre «Odinism in con-
temporary metal music», junto a «Nietzsche, père de la Renaissance
traditionnelle Indo-Européenne»5. Se trata de la religión neo-pagana
llamada Ásatrú, basada en el culto a los Aesir (Ases), dioses mayores
de la mitología nórdica que habitaban el fabuloso Asgard.
Esos distintos aspectos de la ‘música de hoy’ nos llevan al corazón
mismo de unas preguntas que deben formularse así: ¿Qué relaciones
hay entre la música contemporánea y el pensamiento de Nietzsche?
¿Cuáles de ellas pueden ser consideradas ‘legítimas’ o ‘genuinas’, y
cuáles ‘manipuladoras’ o falsificadas’? Pues bien: ese corazón, ese nú-
cleo central desde el que se puede afrontar esas preguntas, no es otro
que el designado en el título como un pensar por venir. Ya que eso es el
pensamiento de Nietzsche: algo que ha sido formulado en palabras
que conservamos escritas, pero que espera aún la interpretación, la
⎯
Nietzsche y la música del último siglo 75
6 Citado en nota 3.
7 Ibid., p. 15.
76 JOSÉ LUIS LÓPEZ LÓPEZ
8 Ibid., p. 17.
9 Ibid., p. 14.
10 Ibid., p. 15
Nietzsche y la música del último siglo 77
Así las cosas, se puede afirmar que la única relación fecunda que
puede darse entre ‘Nietzsche’ y ‘la música de nuestro tiempo’ necesita
tener, como polos irreemplazables, estos dos: las interpretaciones ri-
gurosas y contrastadas sobre Nietzsche, y la música ‘culta’, resultado
conjunto del dominio técnico del material sonoro y de la reflexión
sobre el fondo poético-pensante de donde surge toda obra de arte.
Pues, si no es concebible un Nietzsche popularizado como ‘bien cul-
tural de consumo’ (ya él mismo se encargó de decir algo al respecto en
Sobre el porvenir de nuestras instituciones educativas), el correlato, la músi-
ca, eo ipso, tampoco puede servir como el otro término de la relación
bajo la especie de ‘música de consumo’.
De hecho, la música contemporánea, ‘la respiración musical de
nuestro tiempo’, comparte con el pensamiento nietzscheano la carac-
terística de abrirse paso con dificultad y de ser, todavía, en su más
genuino sentido, asunto de minorías (por el esfuerzo que representa
penetrar en ambos, pues si bien la recompensa es alta, la trivialización
del consumo fácil incita a gustar de la basura, con tal de que se ad-
quiera con nula fatiga). Desde esa perspectiva, toda la música de nuestro
tiempo, es música ‘por venir’, igual que el pensamiento de Nietzsche,
y, en ese sentido genérico, toda ella es ‘nietzscheana’.
Mónica B. Cragnolini, en su artículo «Música y filosofía en el
pensamiento nietzscheano: sobre entrecruzamientos y tensiones»12,
describe tres modos de relacionar a Nietzsche con la música (‘culta’,
por supuesto), a los que llama (musicalmente) «resonancias»: prime-
ra, «Nietzsche como amante de la música»; segunda, «Nietzsche como
músico y los músicos ‘nietzscheanos’»; tercera, «filosofía y música».
En la primera ‘resonancia’, son sobradamente conocidas la histo-
ria y las razones de su amor y su desamor hacia Wagner; la pretendida
vuelta a Mozart, o el aprecio a Carmen, a Rossini, a las operetas y, en lo
que a la música española se refiere, a las zarzuelas de Ruperto Chapí,
en cuanto antídotos antiwagnerianos. Más allá de aspectos algo sor-
prendentes que se puedan señalar, como la alusión a «la música de mi
maestro veneciano Pietro Gasti»13 (italianización del apodo que
Nietzsche daba a su amanuense Köselitz), la propuesta nietzscheana
de la ligereza y la mediterraneidad, el juego de estructurar y deses-
bibliography», I, II, y III, en Nietzsche Studien (en adelante, NS) 4 (1975), pp. 284-323; NS
5 (1976), pp. 355-383; y NS 15 (1986), pp. 440-452, respectivamente». Pero la
‘ineludibilidad’ de esta fuente está sometida a dos limitaciones: a) que sólo alcanza hasta
1986; y b) que como indica el título, se reduce a la puesta en música de textos de Nietzsche.
La influencia de Nietzsche en la composición musical del ultimo siglo es mucho mayor que
sólo eso.
Nietzsche y la música del último siglo 81
17 Cf. www.rz.uni-frankfurt.de/~wkrebs/Sem.
82 JOSÉ LUIS LÓPEZ LÓPEZ
22 Las cuatro óperas aludidas, si no obras maestras como las tres obras que se tratan a
continuación, merecen ser oídas, tanto por su calidad musical como por rendir un homenaje
al arte prohibido por la barbarie. P. Hindemith, Sancta Susanna. Drei Gesänge, Radio-Sinfonie-
Orchester Berlin, G. Albrecht, Wergo, la grabación original es de 1996, pero ha aparecido
de nuevo en junio de 2002, 1 cd. E. W. Korngold, Violanta, E. Marton, W. Berry, S. Jerusalem
et. al., Bayerischen Rundfunkorchester, M. Janowski, Sony #35909, 1 cd. E. W. Korngold,
Das Wunder der Heliane, A. Tomowa-Sintow, H. Welker et. al., Berlin Radio Chorus, Berlin
Radio Symphony Orchestra, J. Mauceri, Decca (col. «Entartete Musik») E4366362, 3 cd. F.
Schreker, Die Gezeichneten, A. Muff, M. Pederson, J. Becker, Christiane Berggold et. al.,
Berlin Radio Chorus, Berlin Deutsches Radio Symphony Orchestra, L. Zagrosek, Decca
(col. «Entartete Musik») E4444422, 3 cd.
Nietzsche y la música del último siglo 85
23 Aunque mencionaremos después una grabación más reciente y de gran calidad ar-
tística y técnica, hay una grabación histórica (recientemente reeditada) dirigida por el propio
Beecham, naturalmente muchos años después del estreno de 1909: Beecham Conducts Delius
(A Mass of Life). Contiene, en primer lugar, una introducción, en inglés, en voz de Beecham
sobre Delius y A Mass of Life, y luego la interpretación de «A Mass of Life: Deutsche Fassung»,
a cargo de R. Raisbeck, M. Sinclair, Ch. Craig y B. Boyce, London Philharmonic Choir,
Royal Philharmonic Orchestra London, Thomas Beecham, Sony Classical, 2 cd.
24 Así lo cuenta Eric Fenby, secretario del compositor.
86 JOSÉ LUIS LÓPEZ LÓPEZ
que el deseo de rivalizar con Strauss, cuyo poema sinfónico había vis-
to la luz en 1896, lo que hizo madurar el proyecto. La composición de
este oratorio colosal, intermitente, duró cerca de diez años»25. Una
misa de la vida, la más ambiciosa de todas las obras de Delius, constru-
ye una ‘atmósfera’ singular, inigualable: porque «la poesía llena de
éxtasis de Nietzsche encuentra un complemento ideal en la belleza
hipnótica y el ardor exaltado de la música» (Philip Borg-Wheeler).
Dividida en dos partes, con once secciones (cinco y seis), su audición
constituye, sin ninguna duda, una experiencia excepcional de placer,
de conocimiento, y de comprensión y reflexión sobre la obra de
Nietzsche26.
Así como la obra maestra que es A Mass of Life significa el
nietzscheanismo apasionado, la ebriedad dionisíaca y el entusiasmo
poético, otra de las mayores composiciones del Siglo XX, la ópera
Król Roger (El Rey Roger) op. 46, del polaco Karol Szymanowski (1882-
1937) es un prodigio de sutileza, donde se emplea con maestría
inigualable el juego de la ‘contradicción’ entre lo dionisíaco y el cris-
tianismo, hasta unos extremos de ambigüedad que reflejan la que
también existe entre una interpretación que no sea apresurada y con-
tundente del ‘Anticristo’ y esa enigmática afirmación de los Póstumos
que dice: «Hay en mí algo de hipercristiano».
Si aceptamos la afirmación de que «del mismo modo que ningu-
na música se parece verdaderamente a la de Szymanowski, ninguna
ópera se parece a El Rey Roger» (Andrew Huth), tendremos una clave
para entender su relación con Nietzsche. Porque, podemos añadir,
tampoco ningún pensador se parece verdaderamente a Friedrich
Nietzsche. Con una sensibilidad particularísima, en un período de
crisis, tanto de la cultura europea como personal, esta ópera pone en esce-
na una versión original del conflicto secular entre Apolo y Dioniso, entre
las fuerzas de la razón, por un lado, y, por otro, las del instinto, el incons-
ciente y la sexualidad (se insinúa en el fondo de la trama un desvelamiento
25 F.-R. Tranchefort (ed), La musique sacrée et chorale profane. De 1750 à nous jours. Fayard,
Paris, 1993, pp. 223-224.
26 Aparte de la grabación histórica dirigida por Beecham (nota 23), recomendamos
ésta, excepcional (artística y técnicamente): F. Delius, Requiem. A Mass of Life (Sung in German),
R. Evans, J. Rodgers, J. Rigby, N. Robson, P. Coleman-Wright, Bournemouth Symphony
Chorus, Bournemouth Symphony Orchestra, R. Hickox, Chandos CHAN 9515(2), 2 cd.
Nietzsche y la música del último siglo 87
27 De las varias grabaciones que hay de El Rey Roger, la versión de referencia, sin duda,
es: K. Szymanowski, King Roger (en polaco) / Symphony No. 4. Thomas Hampson, Elzbieta
Szmytka et. Al. City of Birmingham Symphony Chorus. City of Birmingham Symphony
Youth Chorus. City of Birmingham Symphony Orchestra. Dir. Sir Simon Rattle. EMI Classics,
5 56823 2. 2 CD.
28 V. Holmboe, Requiem for Nietzsche (en danés). Helge Rønning, tenor; Johan Reuter,
baritone. Danish National Symphony Orchestra and Choir. Dir. Michael Schønwandt. Dacapo
8.224207.
Nietzsche y la música del último siglo 89
Nietzsche:
esculpiendo los sonidos de la aurora
1 KSA VII, 3 [46], Nachgelassene Fragmente 1869-1874. Este artículo prosigue las
reflexiones presentadas en las Jornadas Nietzsche 2000. «Nietzsche no ha muerto: entre
arte, filosofía y política», organizadas por la Universidad de Buenos Aires del 17 al 22 de
octubre de 2000 y en el Coloquio Internacional Nietzsche «Algunos nacen póstumamente»,
realizado en Valparaíso y Santiago de Chile entre el 23 y el 28 de octubre de 2000.
92 CARMEN PARDO SALGADO
⎯
Nietzsche: esculpiendo los sonidos de la aurora 93
3 KSA I, Die Geburt der Tragödie aus dem Geiste der Musik, ep. 14.
4 KSA I, Socrates und die Tragoedie.
94 CARMEN PARDO SALGADO
7 KSA I, ep. 5.
Nietzsche: esculpiendo los sonidos de la aurora 97
11 KSA I, ep. 8.
Nietzsche: esculpiendo los sonidos de la aurora 101
con el espíritu crítico, que no sea un mero espectador solar. Este oyen-
te se correspondería tal vez con una filosofía que, plenamente cons-
ciente de su voluntad de crear, de forjar apariencias, se instalaría en el
momento en que la luz y la sombra se encuentran, en la aurora.
En un texto póstumo de 1881 la música es definida como el arte
de la aurora, y es en el prefacio a la obra que lleva este nombre donde
el filósofo insistirá en la escucha de su pensamiento. Si se atiende a los
epígrafes primero y último de este prefacio, se destaca el modo en que
Nietzsche inicia el texto: «En este libro se ve trabajar a un ‘subterrá-
neo’, a uno que perfora, cava y socava. Se lo ve, siempre que se sea
capaz de ver tal trabajo subterráneo, avanzar en forma despaciosa y
reflexiva, con suave implacabilidad, sin que se haga mayormente pa-
tente el sufrimiento que trae consigo toda privación prolongada de
luz y aire; pudiera hasta decirse que está contento con su oscuro traba-
jo». El lector verá en el libro a un ser de las profundidades, a un ser
sin ojos. El lector ve a un ser que trabaja en la oscuridad. Pero, para
observar el trabajo de ese ser, el lector deberá también acostumbrarse
a la oscuridad, seguir primero a ese topo que cava y socava.
Qué diferente este inicio de aquel otro en que un filósofo decía al
lector: «Imagina una caverna subterránea...» y en aquella situación el
lector debía aprender a ver acostumbrándose a la luz. No sabemos si
la propuesta de inversión del platonismo que el joven Nietzsche pro-
yectaba se hizo factible. No podemos olvidar que los golpes de marti-
llo mostraron que si se quiebra el mundo verdadero también se des-
truye el aparente. Pero lo que si podemos saber es que el ejercicio que
este filósofo alemán propone, requiere cuando menos, la actitud in-
versa a la que el filósofo griego instaba. Ambos, ciertamente, tienen
en común el avance lento, prudente y reflexivo, pero es un recorrer
que nos emplaza a situarnos en parajes completamente disímiles. Si el
filósofo griego conduce a esa mirada imposible que se levantaría hacia
el sol, Nietzsche se adelanta a la desconfianza o a la esperanza del
lector que lo ve y que esperaría llegar tal vez a una iluminación, y así,
él mismo pregunta si acaso ese empeño que pone el trabajador de la
oscuridad, de la caverna quizás, no espera una «redención, una aurora
muy suya?...»
Los puntos suspensivos permitirán al lector imaginar, soñar qui-
zás su propia aurora. Pero el filósofo subterráneo anuncia que, cuando
haya vuelto de las profundidades, cuando se haya «otra vez ‘hecho
108 CARMEN PARDO SALGADO
25 Recuérdese el aforismo 216 de La gaya ciencia: «Peligro en la voz. —Con una voz
fuerte se es casi incapaz de pensar cosas sutiles».
Nietzsche: esculpiendo los sonidos de la aurora 109
El anillo roto
1 KSA 8, 23[168].
114 MIGUEL ÁNGEL RAMOS
2 KSA 7, 1[45].
3 Resulta interesante reproducir en extenso la respuesta del mejor investigador de
este término, Curt Paul Janz: «Q Q —On dit que la musique de Nietzsche n’est pas très
bonne. Curt Paul Janz— C’est la réputation que lui a fait Hans von Bülow en 1872 dans la
lettre où il répond à Nietzsche, qui lui avait adressé sa Manfred-méditation: “Parmi toutes les
esquisses sur papier à musique qui me sont tombées sous les yeux, je n’en avais de longtemps
pas vu d’aussi extrême dans le style de l’extravagance fantastique, d’aussi désagréable et
El anillo roto 115
d’aussi antimusicale”. Et il poursuit en lui demandant s’il ne s’agissait pas d’une ‘plaisanterie’.
Jugement qui ne fut pas sans effet: il brisa toutes les velléités musicales de Nietzsche, et cela
au moment même où Nietzsche trouvait son travail philosophique —La naissance de la
tragédie— violemment condamné par Wilamowitz. Mais ce jugement est très injuste.
Nietzsche était bon musicien, il jouait bien du piano et est l’auteur de bons morceaux. Il a
continué à jouer après l’effondrement de 1889. A Iena par exemple, il se rendait dans un
restaurant et on le laissait jouer, improviser deux heures tous les jours. Il a toujours joué du
piano et, en particulier, du Wagner. Nietzsche a commencé à composer très tôt, dès ses
années de lycée: ébauches d’un requiem (sans doute inspiré de Mozart), d’une messe, d’un
oratorio de Noël, d’un très beau miserere qu’il a dû composer sous l’influence de Palestrina.
Il y a de très belles pièces pour piano, une quinzaine de Lieder, des ébauches symphoniques
qui, allant bien au-delà de ce qu’on faisait de son temps, annoncent Richard Strauss. Nietzsche
travaillait des impressions qu’il recueillait à l’écoute des autres, comme s’il discutait avec
ceux qui pouvaient sentir comme lui, ainsi, avec Beethoven ou Chopin. Il a fait de même en
philosophie, avec Kant ou Platon par exemple. En 1874, Brahms était à Bâle pour diriger la
première de Triumphlied pour chœur et orchestre qu’il avait composé pour la victoire de
1871. Nietzsche, en effet, a suivi Brahms à Zurich où le même concert devait être donné.
Nietzsche en a fait une transcription pour piano, l’a donnée à Wagner en en faisant les plus
grands éloges. Mal lui en a pris. Ce fut sans doute un des motifs de la séparation. A la même
époque, Nietzsche s’est essayé à de grandes compositions, qui ne sont pas du tout influencées
par Wagner. On a un amusant morceau pour piano, qui se développe pour brusquement se
transformer en une sonate de Beethoven, qu’il appréciait particulièrement et qu’il a beaucoup
joué, avec Chopin. Tout cela n’a pas été beaucoup étudié, les philosophes n’étant généralement
pas très musiciens et les musiciens ne s’intéressant pas beaucoup à Nietzsche. Il a là un gros
manque». «C’est la faute à Sartre. Entretien avec Curt Paul Janz», por François Ewald en
Magazine Littéraire, 298, Avril 1992.
116 MIGUEL ÁNGEL RAMOS
MÚSICOS Y ESCRITURA
INFLUJOS
ESTILOS
5 KSA 7, 19[143].
El anillo roto 121
POÉTICA
AFECTOS
9 Aurora, § 47.
124 MIGUEL ÁNGEL RAMOS
10«el afecto, como ya he dicho, no puede mostrar, sólo simbolizar...» KSA 9, 12[1].
11Resulta sorprendente y clarificador para los ritmos obsesivos y corporalizados de
Nietzsche un contraste con Scelsi, por ejemplo, con Quattro Pezzi su una nota sola (1959).
12 KSA 7, 9[116].
El anillo roto 125
13 KSA 8, 47[7].
126 MIGUEL ÁNGEL RAMOS
CANCIONES ROTAS
14 Las citas de este párrafo corresponden al extenso fragmento KSA 9, 12[1], fechado
a principios de 1881.
130 MIGUEL ÁNGEL RAMOS
RITMO SIMBÓLICO
parece introducir una variación del mismo tema. Los autores menores
a los que se dirige parecen seleccionados por un gusto por lo trasterrado:
hombres separados de su espacio, que evocan nostálgicamente el lu-
gar al que ya no pertenecen, esto es, errantes en búsqueda de un lugar
desde el que tenderse sin ataduras para relacionarse directamente con
la naturaleza y lo desmedido, que componen como mosaico el dolor
de un fractura de pertenencia.
TEMAS
Los temas son del mismo modo recurrentes y poseen una clara cer-
canía con la forma conceptual en las que Schubert compone sus grandes
ciclos, en particular Viaje de invierno: el camino, el molino, lo fluyente
como río, como aire, como agua, como hielo que espera la movilización
por parte de la obra, que atiende a su descripción tonal y retórica como
acompañamiento a la voz. Pero es la voz la que posee su mejor trata-
miento. La música es la imagen última de lo fluyente. La repetición a la
que la somete el piano o la esquematización del decir, su caída como
símbolo, como espacio abismático atado a la parte presente del anillo.
El problema tradicional de las relaciones entre canto y voz ha delimita-
do una gran polémica en la historia de la música, debido a la desmesura
de ambos medios, que hay que pensar conjuntamente en grado de har-
monía. Pero la armonía no es posible más que en la heraclitiana y literal
proposición de pólemos: la tensión del arco y la lira. La palabra es una
forma clara, que tiende al discernimiento y al cálculo del mundo, a la
compañía del viajero, al espacio que sella (recordemos la raíz hórmos,
juntura, de armonía) simbólicamente el mundo mediante la retracción
del juego de distancias y lejanías del mundo a una presencia acomoda-
da, cultural. El símbolo —el anillo de reconocimiento, memorable y
lugar de una unión— es una sublimación de un espacio pactado. La
ruptura de esa cercanía en el viaje, en el exceso perceptivo, en la satura-
ción de los afectos, transforma la sublimación en una forma sublime,
agrandando el espacio no presencial, evocado, de lo simbólico, hacien-
do del símbolo una cáscara acogedora. Junto a esta valoración perspec-
tiva desde la que contemplamos la palabra, el espacio de la música po-
drá ser utilizado para afianzar el carácter civilizador o aclarador, domés-
tico, o para producir un rebosamiento determinado de las condiciones
nocturnas, embriagadoras u oníricas de la misma. El tema del viaje-
El anillo roto 133
MELÓLOGOS RETÓRICO
15 KSA 8, 12[14].
16 M. Schneider, Musiques de nuit, Odile Jacob, Paris, 2001.
17 La gaya ciencia, § 183.
134 MIGUEL ÁNGEL RAMOS
19 KSA 7, 3[37].
138 MIGUEL ÁNGEL RAMOS
21 KSA 7, 2[11]. Cf. el aclaratorio fragmento KSA 10, 3[1]: «Aquello que en el len-
guaje se comprende mejor no es la palabra misma, sino el tono, la intensidad, la modulación,
el ritmo a través del que una serie de palabras se pronuncian —en definitiva, la música que
se encuentra detrás de las palabras, las pasiones tras la música, la personalidad tras esta
pasión: o sea, todo lo que no puede ser escrito».
22 KSA 9, 12[1].
140 MIGUEL ÁNGEL RAMOS
Ich rufe dich, nicht darum, nein! No te llamo para ello, ¡no!
um jene Bosheit anzuklagen, para acusar aquella maldad,
die töteten den Engel mein, a aquellos que mataron a mi ángel
23 KSA 7, 7[196].
El anillo roto 141
24 KSA 8, 44[2]. NB: Sería interesante desarrollar las relaciones entre estos temas
schillerianos y la cuestión de los afectos.
25 KSA 8, 28[47].
142 MIGUEL ÁNGEL RAMOS
POST(LOU)DIO
26KSA 1, 6.
27Existe un folleto sobre el estreno en España de esta obra El Nietzsche músico y su
«Himno a la vida», Universidad Complutense de Madrid, 24 de Julio de 1990.
El anillo roto 143
Gewiß, so liebt ein Freund den Freund, ¡Cierto, así ama una amigo al amigo
wie ich dich liebe, rätselvolles Leben! como yo te amo a ti, vida llena de
enigmas!
Ob ich in dir gejauchzt, geweint, Tanto si en ti he tenido júbilo o he
llorado,
ob du mir Leid, ob du mir Lust gegeben, como si me has dado sufrimiento o
placer,
ich liebe dich mit Deinem Glück und Harme te amo con tu felicidad y tu
und wenn du mich vernichten mußt, aflicción
entreisse ich mich schmerzvoll deinem Arme, y si has de aniquilarme,
gleich wie der Freund der Freundesbrust. me arrancaré dolorosamente de tu
brazo, como amigo que se aparta del
pecho amigo.
144 MIGUEL ÁNGEL RAMOS
28 Una referencia más amplia sobre los datos biográficos en C. P. Janz, Friedrich Nietzsche
3: Los diez años del filósofo errante, tr. J. Muñoz, Alianza, Madrid, 1994, p. 121.
El anillo roto 145
29 Existen algunas páginas web donde pueden oírse de forma gratuita estas obras com-
pleta o fragmentariamente. Teniendo en cuanta lo efímero de la direcciones. http://
www.nietzscheana.com.ar/musica.htm
La ‘musa’ de Nietzsche 147
La ‘musa’ de Nietzsche
1 De mi vida (1844–1858), tr. L. F. Moreno, Valdemar, Madrid, 1997. Este libro está
basado en las siguientes dos obras: Werke und Briefe. Historisch-kritische Gesamtausgabe, C. H.
Beck’sche Verlagsbuchhandlung, München, 1933-1940, así como en Werke in drei Bänden,
Carl Hansen Verlag, München, 1956, «Autobiographisches aus den Jahren 1856 – 1869».
2 «Prólogo a Richard Wagner», en El nacimiento de la tragedia, tr. A. Sánchez Pascual,
Alianza, Madrid, p. 39. La edición alemana consultada por nosotros es Die Geburt der Tragödie,
en KSA I 24.
148 PAULINA RIVERO WEBER
3 De mi vida, p. 64.
⎯
La ‘musa’ de Nietzsche 149
4 No deja de ser un dato curioso que Gustav Krug, años más tarde, pusiera música a
varios poemas de Nietzsche. Las partituras de esta musicalización, lamentablemente casi
desconocida, se encuentran ahora en Weimar, en el Nietzsche-Archiv, que más que dar a
conocer al público estos materiales, divulgándolos, se ocupa de guardarlos, o más bien debié-
ramos decir de esconderlos celosamente: son las paradojas de un mal entendido cuidado del
legado de Nietzsche, especialmente propias de los Nietzsche-Archiv.
5 De mi vida, p. 38.
150 PAULINA RIVERO WEBER
6 Cabe destacar que también a Curt Paul Janz le debemos la que seguramente es la
mejor biografía de Nietzsche, traducida al español y editada en cuatro volúmenes por Alian-
za Editorial.
7 Las pocas grabaciones de su música que han existido en el mundo, son por lo gene-
ral difíciles de conseguir y todas ellas dejan mucho que desear. Tal vez la mejor de ellas sea la
que grabó Fischer-Dieskau. Sin embargo, las melodías que esta grabación incluye no son, en
definitiva, las mejores del repertorio nietzscheano. Y la excelente voz del cantante, resulta
excesiva y pesada para muchas de las melodías. Actualmente la Universidad Nacional Autó-
noma de México, a través de la Facultad de Filosofía y Letras y de la Coordinación de Difu-
sión Cultural, ha concluido la grabación de una selección de las mejores piezas musicales de
Nietzsche que pronto saldrá a la luz.
La ‘musa’ de Nietzsche 151
8 Cf. E. Rohde, Psique, tr. W. Roces, Fondo de Cultura Económica, México, 1983. La
idea de que Dioniso fuera un Dios extranjero ha sido ampliamente cuestionada, y sin embar-
go poco importa aquí lo atinado de los conocimientos filológicos o históricos de la época de
Nietzsche; lo que importa es escuchar lo que él, como filósofo, quiere transmitir.
152 PAULINA RIVERO WEBER
puede ser superado, pero para ello, debemos comenzar por no negar
ese fondo de dolor y sinsentido, por medio de la experiencia dionisíaca
de la verdad primordial. Y esto que se escucha tan extravagante, nos
remite a la experiencia artística, y sobre todo a la experiencia musical.
Este filósofo considera que ciertas experiencias profundas —entre ellas
el arte— nos remiten al núcleo de la vida, esto es; al ámbito dionisíaco.
El individuo tiene acceso a ese mundo dionisíaco y a su transfigura-
ción, en dos momentos diferentes del éxtasis dionisíaco: uno es sim-
bolizado por Nietzsche con la figura de Hamlet, y otro lo encuentra
en los griegos creadores de los dioses olímpicos. El primero —el más
peligroso— nos habla de cuando un individuo ha visto la verdadera
esencia de las cosas, y comprende que su acción no puede modificar
en nada la realidad de la Historia Universal, por lo cual es ridículo
pensar en ajustar el mundo que se ha salido de quicio: el conocimien-
to profundo de la vida mata el deseo de actuar. Este conocimiento
surge del éxtasis dionisíaco, el cual mientras dura, sumerge en el olvi-
do la realidad cotidiana, separando los dos mundos: el de la realidad
cotidiana y el de la realidad dionisíaca vivida en ese momento. Pero
tan pronto como lo cotidiano vuelve a penetrar en la conciencia, la
vida es sentida con náusea: un estado de ánimo ascético, negador de la
voluntad, es el fruto de tales experiencias. En ese momento, el hom-
bre es consciente de la verdad intuida, y la vida le aparece como algo
terriblemente absurdo. Y por lo mismo el individuo reconoce la sabi-
duría de Sileno, y sabe que en efecto su existencia se encuentra sumer-
gida en la fatiga, el azar y la fugacidad. Ése es el «peligro supremo de
la voluntad»; es el instante en el que el individuo reconoce que la
vida no tiene sentido y puede caer en afirmar la única parte de la
sabiduría de Sileno que está a su alcance, a saber, el nihilismo pasivo
o el suicidio —«lo mejor es morir pronto». Pero a ese individuo lo
salva la vida mediante una ilusión, y eso sería lo que podríamos lla-
mar el segundo momento del éxtasis dionisíaco. En este momento el
individuo transforma esos pensamientos sobre lo espantoso o absurdo
de la vida en una ilusión14, convirtiéndolos así en representaciones con
las que se puede vivir. ‘Artista’ es aquel que es capaz de crear ilusiones
14 No olvidemos que este concepto no nos remite a ilusiones fugaces, sino a formas o
modos de vida creados para enfrentar el dolor de la vida y de su sinsentido.
La ‘musa’ de Nietzsche 155
19 La idea acerca de que para comprender más al hombre y al filósofo sea menester
acercarse a su música, es algo que Nietzsche mismo consideró cuando al referirse a su Oración
a la vida en una carta al director de orquesta Felix Mottl, expresó: «Deseo que esta pieza musical
permanezca como un complemento a la palabra del filósofo que en el ámbito de las palabras, tuvo que
quedar por fuerza obscuro. El pathos de mi filosofía encuentra su expresión en este himno». Al respecto
cf. carta a Felix Mottl, escrita aproximadamente hacia fines de 1887. La magna edición de la
obra musical completa de Nietzsche llevada a cabo por Curt Paul Janz, comienza con esta
misma cita. Cf. F. Nietzsche, Der musikalische Nachlass, ed. C. P. Janz, Basel 1976.
158 PAULINA RIVERO WEBER
20 La obra completa de Nicol sigue siendo publicada en México por el Fondo de Cul-
tura Económica.
Informe Bibliográfico sobre Nietzsche y la Música 159
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Informe Bibliográfico sobre Nietzsche y la Música 171
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www.virtusens.de/walther [Relación Wagner-Nietzsche]
www.rwagner.net
www.wagner-gesellschaft.de
www.richard-wagner-web.de
htpp://users.belgacom.net/wagnerlibray
htpp://home.c2i.net/monssalvat
174 LUIS E. DE SANTIAGO GUERVÓS
Mein Platz vor der Tür (Klaus Groth). Heldenklage. Fragment eines
Klavierstücks. Entwurf (zu ‘Merlin’ ?). Ungarischer Marsch. Zigeunertanz.
Édes titok. Aus der Jugendzeit (Friedrich Rückert). So lach doch mal. Da
geht ein Bach; Da geht ein Bach (Klaus Groth). Im Mondschein auf der
Puszta. Ermanarich, symphonische Dichtung. Unserer Altvordern eingedenk
(zwei polnische Tänze): a) Mazurka, b) Aus der Czarda. Das zerbrochene
Ringlein (Joseph v. Eichendorff); Albumblatt. Große Sonate (Fragment).
Wie sich Rebenranken schwingen (August Hoffmann von Fallersleben).
Das ‘Fragment an sich’. Entwürfe zu ‘Sylvesternacht’. Eine Sylvesternacht,
Musikalische Dichtung. Beschwörung (Aleksandr Puschkin). Nachspiel
(Sandor Petöfi). Ständchen (Sandor Petöfi). Unendlich (Sandor Petöfi).
Verwelkt (Sandor Petöfi). Ungewitter (Adalbert v. Chamisso). Gern und
gerner (Adalbert v. Chamisso). Das Kind an die erloschene Kerze (Adalbert
v. Chamisso). Es winkt und neigt sich (Friedrich Nietzsche?). Junge Fischerin
(Friedrich Nietzsche). Sonne des Schlaflosen (Lord Byron) (Fragment). O
weint um sie (Lord Byron) (Fragmente). Kyrie (Fragment). Herbstlich
sonnige Tage (Emanuel Geibel). Ade! Ich muß nun gehen. Das ‘Fragment
an sich’. Nachklang einer Sylvesternacht; mit Prozessionslied, Bauerntanz
und Glockengeläut. Kirchengeschichtliches Responsorium (Friedrich
Nietzsche). Manfred-Meditation; Instrumentationsskizze zur ‘Manfred-
Meditation’. Monodie à deux (Lob der Barmherzigkeit). Hymnus auf die
Freundschaft: a) Dreistimmiger Kanon ‘Lieber Freund’, b) Fassung für
Klavier zu vier Händen, c) Fassung für Klavier zu zwei Händen, Vorspiel
(Festzug der Freunde zum Tempel der Freundschaft). Gebet an das Leben
(Lou Andreas-Salomé). Hymnus an das Leben (Lou Andreas-Salomé) für
gemischten Chor und Orchester (Satz von Peter Gast).
Informe Bibliográfico sobre Nietzsche y la Música 177
V. GRABACIONES FONOGRÁFICAS
Piano music of Friedrich Nietzsche, pref. Curt Paul Janz, Stepnick, Hopkins,
Minn, 1981 (Cassette).
Musica di Friedrich Nietzsche, Spettro sonoro. Edipan, Roma, 1985 LP.
Fiedrich Nietzsche, Compositions of his yougth, 1857-64. Albany Records,
Albany, NY, 1992, 1 CD.
The composition of Friedrich Nietzsche (43 obras grabadas para voz, violín,
coro, piano y piano a dos manos), Concordia University, Montreal,
1992, 2 CD.
Piano works, Newport Classic, Providence, 1992 1 CD.
The music of Friedrich Nietzsche, Newport Classic, Providence, 1993, 1 CD.
Lieder, piano-works, melodrama, Philips, Berlín, 1995, 1 CD.
Piano Works & fantasy for violin and piano, Talent, Antwerp, 1997, 1 CD.
Nietzsche. Su música, seine Musik. Universidad Autonoma de México, Méxi-
co, 2002, 1 CD y cuadernillo (ver comentario en este número de la
revista, en Noticias).
ESTUDIOS LIBRES
Nietzsche: la obra hecha y la obra todavía por hacer 181
SCARLETT MARTON
⎯
Nietzsche: la obra hecha y la obra todavía por hacer 183
3 Cf. carta a Peter Gast del 20-12-1887: «A pesar de todo, sé lo que he hecho y
deshecho: una raya fue trazada sobre mi existencia anterior —éste fue el sentido de los dos
últimos años. A decir verdad, esta existencia anterior se reveló como aquello que es —una
mera promesa». Cf. también la carta a Peter Gast del 19-04-1887: «¿Vamos a festejar juntos
el fin de la Gaya ciencia, en el fondo el fin de toda mi ‘literatura’ hasta el presente? Siento
que este es un capítulo de mi vida —¡y ahora tengo toda la gran tarea ante mí! ¡Delante de
mí, y aún más, sobre mí!»
184 SCARLETT MARTON
4 Ecce Homo [en adelante EH], Prólogo, §2. Cf. también Más allá del bien y del mal [en
adelante MBM], §295 y Crepúsculo de los ídolos [en adelante CI], «Lo que debo a los anti-
guos» §5.
Nietzsche: la obra hecha y la obra todavía por hacer 185
genio» (EH «Por qué soy un destino» §1). De este modo, expresa un
propósito. Manifiesta una intención: más aún, se confiesa abierto a
una tarea que considera como suya.
ladores: quiere establecer una nueva tabla de valores. Y es desde ese punto
de vista bajo el que concibe la misión de la filosofía.
El protagonista de Así habló Zaratustra, al elegir a sus interlocutores,
se determina por hablar para compañeros de viaje. Junto con ellos quie-
re Zaratustra «escribir nuevos valores sobre nuevas tablas»11. Poco im-
porta que se les llame «aniquiladores y despreciadores del bien y del
mal»; poco importa que sean considerados criminales. Al final, todo el
que crea es un infractor. En Más allá del bien y del mal el autor, al elegir
a sus iguales, identifica a los «filósofos auténticos» con «los que orde-
nan y legislan»12. Él subraya que tal vez ellos no hayan existido hasta
ahora; insistiendo en que deben de existir. «Los filósofos auténticos»
pueden naturalmente contar con los esfuerzos realizados por «todos los
obreros filosóficos», cuando se trata de detectar, analizar, fundamentar
e incluso cuestionar los valores instituidos. Los «filósofos auténticos»
pueden y deben quizás pasar por un proceso preparatorio asumiendo en
la apreciación de esos valores los más diversos puntos de vista, inclusive
el de los «obreros filosóficos». Pero su trabajo comienza allí donde aque-
llos se detienen; pues ellos «crean valores», mientras que aquellos «im-
pulsan valores en fórmulas».
La superación del nihilismo, el concepto del superhombre y el
proyecto de la transvaloración de los valores se encuentran en Así ha-
bló Zaratustra; desde las primeras páginas del libro están entrelazados
unos con otros. Aparecen de una manera especial en la sección que
lleva por título: «De las mil metas y de la única meta». «En verdad,
13 Cf. Z I, 12.
14 Z Prólogo §7, 3.
15 Cf. Z Prólogo §9, 7-8.
Nietzsche: la obra hecha y la obra todavía por hacer 189
II
24 Cf. Z Prólogo 3, 17 y 4, 6.
25 En la misma dirección ver Z II 2, 19-20 y Z II 15, 18.
26 Ver la sección titulada «El retorno a casa», donde Zaratustra de vuelta a su caverna
y a sus montaña conversa con el solitario y le dice: « Pero allá abajo —¡allá es vano todo
hablar! Allá, olvidar y pasar de largo es la mejor sabiduría: ¡esto —lo he aprendido ahora!» Z
III 9, 20. Cf. también GM I §10.
27 Cf. Z I 17, 6 y Z I 20, 8, en el que aparece la expresión.
Nietzsche: la obra hecha y la obra todavía por hacer 193
III
28 La imagen aparece en la sección que lleva como título «El convaleciente». Aquí el
águila y la serpiente anuncian que Zaratustra es el maestro del eterno retorno. Ahora dicen
ellos: «Todo va, todo vuelve, eternamente rueda la rueda del ser. Todo muere, todo vuelve a
florecer, eternamente corre el año del ser. Todo se rompe, todo se recompone; eternamente la
misma casa del ser se construye a sí misma. Todo se despide, todo vuelve a saludarse; eterna-
mente permanece fiel a sí el anillo del ser» Z III 13, 2, 15-16.
29 Cf. Z III 4, 22-23.
30 Z III 14, 5 y el Fragmento póstumo 16[32] de la primavera-verano de 1888.
31 Cf. EH «Intempestivas» §3: «Mi cordura es haber sido muchas cosas en muchos
lugares, para poder llegar a ser una única cosa. Por cierto tiempo tuve que ser también un
docto».
32 Cf. EH «Humano, demasiado humano» §1: «Humano, demasiado humano es el mo-
numento de una crisis. Dice de sí mismo que es un libro para espíritus libres […] La expre-
sión “espíritu libre” quiere ser entendida aquí en este único sentido: un espíritu devenido
libre, que ha vuelto a tomar posesión de sí mismo».
33 Nietzsche la envía desde Génova a la editorial el 14 de febrero de 1883. Entre el 31
de marzo y el 26 de abril lee las pruebas con Peter Gast a medida que se imprimen. A finales
de mes surge Also sprach Zarathustra. Ein Buch für Alle und Keinen, Chemnitz 1883, Verlag
von Ernst Schmeitzner. Tarda algún tiempo en distribuirlo.
194 SCARLETT MARTON
34 Desde Sils Maria, Nietzsche la hace llegar a las manos de su editor a mediados de
julio. Con Peter Gast corrige las pruebas impresas entre finales de julio y finales de agosto.
Se publica como Also sprach Zarathustra. Ein Buch für Alle und Keinen. Zweiter Theil, Chemnitz
1883, Verlag von Ernst Schmeitzner.
35 Desde Niza Nietzsche la remite a Schmeitzner. A partir de finales de febrero de
1884, lee las pruebas con Peter Gast. A finales de marzo aparece Also sprach Zarathustra. Ein
Buch für Alle und Keinen. Dritter Theil, Chemnitz 1884, Verlag von Ernst Schmeitzner.
36 Entre mediados de marzo y mediados de abril de 1885 lee con Peter Gast las prue-
bas de la cuarta parte que aparece con el título: Also sprach Zarathustra. Ein Buch für Alle und
Keinen. Vierter und letzter Theil, Leipzig 1885, bei Constantin Georg Naumann.
37 Se trata de Also sprach Zarathustra. Ein Buch für Alle und Keinen. In drei Theilen,
Leipzig o. J., Verlag von E. W. Fritzsch.
Nietzsche: la obra hecha y la obra todavía por hacer 195
que las dos anteriores, junto con esta última, componen una única
obra. El cuarto libro aparece en abril de 1885; ahora el autor paga una
tirada de apenas cuarenta ejemplares de la nueva parte, dejando claro
que es la cuarta y última parte —esto da como resultado una obra que
se compone de cuatro partes. En 1886, se publica el quinto libro; el
autor autoriza la reedición de las tres primeras partes juntas, a las que
da el título de Así habló Zaratustra. Un libro para todos y para nadie. En
tres partes. El sexto aparece en 1891, cuando Peter Gast, sin el consen-
timiento y sin el conocimiento del autor, hace pública la cuarta parte.
El séptimo libro aparece finalmente en 1893, cuando el editor Nau-
mann une las cuatro partes en un único volumen, que es como nos ha
llegado a nosotros.
El primero, segundo y tercer libro son etapas de un mismo proce-
so. Por eso mismo, el tercero no puede compararse con el quinto.
Aunque ambos mantienen la idea de que las dos primeras partes jun-
to con la tercera forman una única obra, existe una gran diferencia en
el modo en que ellos expresan esto. La publicación que aparece a fina-
les de marzo de 1884 consta solamente de la tercera parte de una obra
que eventualmente podía componerse de otras más: la publicación
que aparece en 1886 consiste en la reedición de las tres primeras par-
tes ahora reunidas en un único volumen, que se ofrece como obra
concluida. Si allí se encuentra el autor en plena elaboración de su
escrito, ahora la situación es otra. Al reeditar sus obras, introduce
cambios significativos. Reúne Miscelánea de opiniones y sentencias y El
caminante y su sombra, los dos apéndices de Humano, demasiado humano,
en un sólo volumen; amplía la quinta parte de la La gaya ciencia; escri-
be el «Ensayo de autocrítica» a manera de prólogo de El nacimiento de
la tragedia; y compone los prefacios a los dos volúmenes de Humano,
demasiado humano, a Aurora y a La gaya ciencia. Y publica Así habló
Zaratustra como una obra que consta de tres partes. Además, entre
1884 y 1886 manda imprimir una cuarta y última parte, que él deci-
de ciertamente mantener en secreto.
De igual modo, existe una diferencia significativa entre el cuar-
to, el sexto y el séptimo libro. Aunque todos admiten la idea de que
las tres primeras partes junto con la cuarta constituyen una única
obra, las distingue considerablemente la manera y el modo en que
ellos expresan esto. En abril de 1885 es el autor el que manda impri-
mir cuarenta ejemplares corriendo él con los gastos, indicando junto
196 SCARLETT MARTON
bre! Pues tus animales saben bien, oh Zaratustra, quién eres tú y quién
tienes que llegar a ser: tú eres el maestro del eterno retorno, —¡ése es tu des-
tino!» (Z III, 13). Es entonces, cuando Zaratustra supera el nihilismo
y lleva hasta sus últimas consecuencias su pensamiento abismal. Él se
transforma en aquel que bendice y dice sí y realiza en su vida aquello
que ha de enseñar. Poniéndose en sintonía con la vida y con el mundo,
encarna la transvaloración de los valores.
De este modo, Zaratustra realiza lo que Nietzsche llama: «El supre-
mo estado que un filósofo puede alcanzar: estar dionisíacamente frente a
la existencia —mi fórmula para eso es amor fati» (KSA 16[32], primave-
ra-verano 1888). Zaratustra lleva a cabo lo que Nietzsche desea para sí
mismo: «Yo no quiero acusar, yo no quiero tampoco acusar a los acusadores.
¡Que mi única negación sea apartar la mirada! En suma, quiero en algún
momento y por una vez ser alguien que dice sí» (GC §276).
Sin embargo, para Nietzsche parece que esto no basta. Por eso
él quisiera, partiendo de la cuarta parte, elaborar un nuevo Zaratustra;
hace planes para poner por escrito la quinta y la sexta parte, a las que
pensaba dar los títulos de «mediodía» y «la muerte de Zaratustra».
Incluso, en octubre de 1888, alberga la intención de concluir el libro.
Sin embargo, sigue manteniendo en secreto la cuarta parte. ¿Será que él
todavía no quiere hacerla pública o que piensa que aún no está lo
suficientemente madura? ¿O será que todavía no se siente quizá pre-
parado para cumplir su misión? No es casual que vacile cuando se
trata de Así habló Zaratustra. De la misma manera, tampoco es ca-
sual que considere a Zaratustra bien como el «primer inmoralista»44
o bien como el legislador45, o bien como aquel que aniquila la mo-
ral cristiana y el tipo de hombre bueno, o bien como aquel que crea
los valores.
El 20 de julio de 1888 escribe Nietzsche una carta a Franz
Overbeck en estos términos: «Soy lo bastante artista como para poder
44 Cf. EH «Por qué escribo tan buenos libros» §1. En su autobiografía dice Nietzsche:
«En el fondo, dos son las negaciones que encierra en sí mi palabra inmoralista. Yo niego, en
primer lugar, un tipo de hombre considerado hasta ahora como el tipo supremo, los buenos,
los benévolos, los benéficos; yo niego, por otro lado, una especie de moral que ha alcanzado
vigencia y dominio de moral en sí, —la moral de la décadence, hablando de manera más
tangible, la moral cristiana» EH «Por qué soy un destino» §4).
45 Cf. KSA 18[50] otoño 1883: «Soy un legislador, escribo lo nuevo sobre mis tablas:
para los propios legisladores yo soy ley y tabla y proclamación de heraldos».
Nietzsche: la obra hecha y la obra todavía por hacer 199
52 A propósito de esto Leon Kossovitsch afirma que «Ecce homo es una necesidad. De
vuelta al texto, de desenmascaramiento», Signos e poderes em Nietzsche, São Paulo, Ática, 1979,
p. 66.
202 SCARLETT MARTON
IV
54 Cf. EH «Más allá del bien y del mal» §1, en el que Nietzsche afirma que, después
de haber concluido Así habló Zaratustra: «Después de haber quedado resuelta la parte de mi
tarea que dice sí, le llega el turno a la mitad de la misma que dice no».
55 Cf. EH Prólogo §4: «Entre mis escritos, mi Zaratustra ocupa un lugar a parte». Y
EH «Así habló Zaratustra» §6: «Esta obra ocupa un lugar enteramente aparte».
Nietzsche y la escritura 205
Nietzsche y la escritura
Conocemos así todos sus movimientos, sus lecturas, sus pequeñas y gran-
des alegrías y desilusiones, sus gustos musicales y teatrales, sus jaque-
cas, sus comidas... conocemos prácticamente todo aquello que dejase
consignado por escrito. La escritura parece así erigirse en el punto
central de la existencia de Nietzsche. Giorgio Colli ha subrayado esta
dimensión ‘literaria’ —o mejor, ‘literata’— de la persona Nietzsche.
El gran desacralizador habría sido finalmente, sin embargo, incapaz
de desacralizar la escritura. La extensión del corpus nietzscheano refle-
ja por ello un desequilibrio de fondo entre tema e instrumento expre-
sivo2. La lectura de los fragmentos póstumos ahonda aún más esta
impresión de desajuste señalada por Colli. A lo largo de centenares de
páginas aparecen y se repiten de manera compulsiva los mismos te-
mas. Ciertamente, el acto mismo de escritura se revela el núcleo de la
obra de Nietzsche; pero al mismo tiempo anida en ella la aspiración de
superar la limitación de la letra escrita. Se tiene entonces la sensación de
asistir a una especie de juego de transparencia. La vivencia se vierte en
la escritura en un anhelo de comunicación que se sabe imposible.
La posición de Nietzsche ante la escritura está marcada por la
ambigüedad. Por un lado se despliega en la forma de un incesante
monólogo; por el otro, se denuncia su insuficiencia. El último pará-
grafo de Más allá del bien y del mal pone de manifiesto la penuria de la
escritura. Con ella, nos dice aquí Nietzsche, eternizamos lo que ya no
puede vivir ni volar. Las palabras escritas pintan los pensamientos con
los colores de la tarde, pero son incapaces de reproducir sus fulgores
cuando nacen por la mañana3. La prevención contra el oficio literario,
o contra el vicio de la lectura, surge reiteradamente en los más varia-
dos pasajes. Como filólogo, Nietzsche nos advierte de la contra-
naturaleza de la lectura silenciosa4. Censura la perversión del erudito,
un decadente incapaz de pensar si no hojea unos centenares de pági-
nas, que dilapida su fuerza vital en sumergirse en los pensamientos de
2 Cf. G. Colli, Después de Nietzsche, tr. Carmen Artal, Ed. Anagrama, Barcelona, 1978,
capítulo «La literatura como vicio», § Impaciencia de la vendimia, pp. 99-100.
3 KGW VI 2, p. 249.
4 En La exposición de la retórica antigua, KGW II 4, p. 425, dentro de la discusión
sobre la naturalidad del lenguaje, se subraya la pérdida de la oralidad del libro en relación a
la Antigüedad. Una brevísima anotación entre abril y junio de 1885 comenta a este respecto
que «los antiguos leían en voz alta.» KGW VIII 3, 34[15], p. 147.
⎯
Nietzsche y la escritura 207
5 KGW VI 3, p. 291.
6 Cf. la carta a Malwida von Meysenbug del 6 de abril de 1873, KGB II 3, p. 142.
7 Cf., por ej., la carta a Carl von Gersdorff del 21 de julio de 1875, KGB II 5, p. 87
o la dirigida a Köselitz (Peter Gast) el 6 de abril de 1883, KGB III 1, p. 359.
8 KGW IV 3, p. 3.
9 KGB III 3, p. 136.
10 Para la serie completa de Intempestivas, véase la anotación de otoño de 1873 KGW
III 4, 30[38], pp. 334-335. Para los cálculos de tiempo que conllevaría tal empresa y la edad
que tendría al finalizar (45 o 46 años), cf. las anotaciones de la primavera-verano 1875 KGW
5[42], p. 128 y 5[161], p. 161.
208 JOSÉ LUIS PUERTAS
11 Por ej. Nietzsche proyecta en julio-agosto de 1882 con el curioso título Vademecum,
Vadetecum, una edición conjunta de Humano, demasiado humano, Aurora y La gaya ciencia, cf.
KGW VII 1, 1[13], p. 7.
12 Es el caso, por ej., de una obra teórica sobre la moral, que llevaría el sugerente título
de Die Unschuld des Werdens [La inocencia del devenir], y que Nietzsche anunciara a Köselitz en
carta del 3 de septiembre de 1883 (KGB III 1, p. 445). Una anotación de ese mismo verano,
KGW VII 1, 8[26], p. 353 especifica el contenido de la obra, así como su división en capí-
tulos. Sin embargo, al leer los apuntes de este periodo, no se encuentra ningún desarrollo
concreto de estos capítulos, sino la recopilación habitual de anotaciones diversas, junto a
esbozos de Zarathustra.
13 Cf. la carta a Gersdorff del 18 de noviembre de 1871, KGB II 1, p. 243.
14 Cf. la carta a Meysenbug del 12 de mayo de 1887, KGB III 5, p. 70.
15 KGB VI 3, p. 255.
Nietzsche y la escritura 209
16 Ibid., p. 297.
17 KGW III 3, p. 264.
18 KGW VI 2, p. 54.
19 Ibid., p. 41.
210 JOSÉ LUIS PUERTAS
28 Para la crítica de ‘la cultura alemana de la actualidad’ (die deutsche Kultur der Jetztzeit),
cf. el cuarto de los Cinco prólogos a cinco libros no escritos, «La relación de la filosofía
schopenhaueriana con una cultura alemana», KGW III 2, p. 274.
29 Cf. los aforismos 230 «Espíritu fuerte» y 231 «El surgimiento del genio» de Hu-
mano, demasiado humano I, KGW IV 2, pp. 197-198.
30 Ibid., pp. 209-210.
Nietzsche y la escritura 213
38 Cf. KGW VII 3, 34[256], p. 227: «[…] todos mis escritos fueron hasta ahora redes
arrojadas; deseaba con ello capturar hombres con almas profundas, ricas, joviales […]» Para
el paralelismo con Jesús en referencia a la imagen de las redes y el pescador de hombres, cf.
Mateo, 4, 19 y 20.
39 Véase la carta a Rohde del 15 de diciembre de 1870, KGB II 1, pp. 165-168.
40 Véase la carta a Köselitz del 2 de septiembre de 1884, citada por Janz , op. cit., III,
p. 265.
216 JOSÉ LUIS PUERTAS
41 KGB II 1, p. 282.
42 J. I. Porter, en su reciente libro Nietzsche and the Philology of the Future (Stanford
University Press, 2000, p. 15), sitúa por primera vez la mención del término ‘filólogo del
futuro’ en una carta dirigida a Paul Deussen, fechada el 2 de junio de 1868. El término
reaparecerá posteriormente en la polémica con Wilamowitz, quien dió a su panfleto contra
El nacimiento de la tragedia el título Zukunftphilologie.
Nietzsche y la escritura 217
43 KGW III 2, p. 257. Sobre esta llamada a la batalla de la cultura en nombre de una
generación futura, cf. la carta a Gersdorff del 4 de febrero de 1872, KGB II 1, p. 286.
218 JOSÉ LUIS PUERTAS
47 Cf. KGW VI 2, pp.148-149. El ‘filósofo del porvenir’ será el único capaz de legis-
lar, ya que también será el único capaz de crear nuevos valores. La transformación de la
‘voluntad de verdad’ en ‘voluntad de poder’ viene en consecuencia determinada por la con-
versión del conocer (Erkennen) en crear (Schaffen).
48 Cf. KGW VI 2, pp. 128-130.
220 JOSÉ LUIS PUERTAS
54 Ibid.
55 KGW VI 1, p. 404.
222 JOSÉ LUIS PUERTAS
La soledad enamorada1
MARÍA ZAMBRANO
(1904-1996)
1 Publicado por primera vez en la revista Universidad Michoacana, 16, julio 1939
(Morelia, México). Reeditado en La confesión: Género literario, Mondadori, Madrid, 1988, pp.
73-78, de donde ha sido tomado. Se publica aquí con la autorización de la Fundación «María
Zambrano».
226 MARÍA ZAMBRANO
gar. Desapareció en vida, separado de los hombres por una helada sole-
dad, descansando quizá en el seno de la nada, en el seguro acogedor de
un ensueño sin conciencia, él, que llegó a desgarrarla por tanta luz.
¡La soledad del intelectual que huye de los hombres! En Nietzsche
está en toda su pureza y plenitud la situación que tanto se le ha repro-
chado al intelectual, la llamada «torre de marfil», que en él fue libre
espacio en las más altas cumbres agrestes, alturas del planeta paralelas
a las alturas de su espíritu. Y está más claramente que en ningún otro,
porque lejos de pretender encubrir su soledad, hizo de ella una vir-
tud, una fuerza de donde nacía su fuerza creadora. La condición inex-
cusable de toda grandeza humana.
La gran fuerza atractiva de Nietzsche está en que pasó por el mundo
arrancando máscaras. Amante de la verdad, descorriendo velos que
hubo que rasgar muchas veces con toda violencia, con obstinada iro-
nía. Arrancando máscaras y creándolas. Tal fue su destino. «Todo es-
píritu profundo necesita una máscara»2. ¿Y no fue quizá su máscara
la soledad? Máscara de algo que un pudor excesivo no le dejaba mos-
trar, máscara de su desesperación. La soledad le impidió tal vez el
suicidio, pues convirtió en pasión una carencia, una mutilación de su
vida. Fiel a sí mismo hasta la locura, aceptó su soledad, transformán-
dola en virtud, en fuerza creadora. Pero ¿qué íntimo proceso, qué
hondo calvario no tuvo que recorrer hasta sumergirse enteramente
como un amor definitivo en su casta soledad de hombre pensante?
Nietzsche superó el suicidio, le atravesó, le traspasó a fuerza de
aceptar con toda entereza su destino. Un destino que le aislaba de los
hombres en ese momento. Porque el destino del hombre de tal condi-
ción, va más allá de su ser humano, de su corazón y de sus instintos,
que se le convierten en instrumentos para el cumplimiento de tal
destino. El destino de un hombre cae sobre él, pero no nace de él, no
depende de él, sino que le sobrevive porque es cosa de la historia.
Cosas de la historia suelen ser las cosas más graves individuales. Y
el yerro mayor del individualismo, tal vez el único, haya sido creer que
el individuo puede aislarse de la historia, abstrayéndose de las circuns-
tancias concretas que presiden con la inexorabilidad de los astros, su
pobre vida. El creer, en suma, que la separación del individuo con res-
⎯
La soledad enamorada 227
NOVEDADES BIBLIOGRÁFICAS
NOVEDADES EN ESPAÑOL
RECIBIDOS 2002
RECIBIDOS 2001
RESTANTES 2002
RESTANTES 2001
NOVEDADES EN ALEMÁN
2002
2001
NOVEDADES EN INGLÉS
2002
WEINECK, S.-M., The Abyss Above: Philosophy and Poetic Madness in Plato,
Hoderlin, and Nietzsche, State University of New York Press.
WICKS, R., Nietzsche, Oneworld Publications. 201 pp.
2001
CARUS, P., Nietzsche and other exponents of individualism, Wipf & Stock.
158 pp.
ELBOROUGH, T., Frederich Nietzsche, Pocket Essentials. 96 pp.
HENRIKSEN, J.-O., The Reconstruction of Religion: Lessing, Kierkegaard, and
Nietzsche, Wm. B. Eerdmans Publishing Company. 208 pp.
HOLLINGDALE, R. J., Nietzsche, Cambridge University Press. 284 pp.
KENNEDY, C., Nietzsche’s Horse, Mitki. 64 pp.
LARGE, D., Nietzsche and Proust, Clarendon Press. 310 pp.
MURPHY, T., Nietzsche, Metaphor, Religion, State University of New York
Press. 240 pp.
NOVAK, P., The Vision of Nietzsche, Vega Books, Walnut Creek (CA).
204 pp.
POLLARD, D., Nietzsche’s Footfalls, Geraldson Imprints.
PORTER, J. I., Nietzsche and the Philology of the Future, Stanford U.P. 472 pp.
PRESTON, W. A., Nietzsche As Anti-Socialist, Humanity Books.
RICHARDSON, J. – LEITER, B. (eds), Nietzsche, Oxford University Press.
388 pp.
ROBINSON, D. (ed), Western Translation Theory from Herodotus to Nietzsche,
St. Jerome Publishing. 360 pp.
SANTANIELLO, W. (ed), Nietzsche and the Gods, State University of New
York Press. 224 pp.
SARLES, H., Nietzsche’s Prophecy: The Crisis in Meaning, Humanity Books.
SCHAIN, R., The Legend of Nietzsche’s Syphilis, Greenwood Press. 128 pp.
SMALL, R., Nietzsche in Context, Ashgate. 222 pp.
SOLOMON, R. C. - HIGGINS, K. M., What Nietzsche Really Said, Schocken
Books. 263 pp.
WHITE, R., Nietzsche, Ashgate. 592 pp.
Novedades bibliográficas 241
NOVEDADES EN FRANCÉS
2002
2001
BRIAC, A., Entre corps et âme: la conception de l’individu chez Nietzsche, CY éd.,
Nice. 98 pp.
CAMPIONI, G., Les lectures françaises de Nietzsche, tr. C. Lavigne-Mouilleron,
PUF, Paris. 295 pp.
COLLECTIF, Valéry, pour quoi? Lettres et notes sur Nietzsche, Impressions
Nouvelles.
CONSTANTINIDÈS, Y., Nietzsche, Hachette, Paris. 192 pp.
GRAMONT, J. de, Le discours de la vie: trois essais sur Platon, Kierkegaard et
Nietzsche, l’Harmattan, Paris-Budapest-Torino. 366 pp.
MONTEBELLO, P., Nietzsche: la volonté de puissance, PUF, Paris. 127 pp.
——, Vie et maladie chez nietzsche, Ellipses, Paris.
Nietzsche, Freud, Bergson. Philosophie de l’existence 2, Éd. France loisirs, Paris.
697 pp.
PINHAS, R., Les larmes de Nietzsche: Deleuze et la musique, Flammarion, Paris.
266 pp.
PONTON, O., «Choses humaines, trop humaines»: «De l’âme des artistes et des
écrivains», 145 à 156, Nietzsche, Ellipses, Paris. 94 pp.
242 INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
NOVEDADES EN ITALIANO
2002
2001
L. E. De Santiago Guervós
Conclusión del proyecto de la Weimarer Nietzsche-Bibliographie 249
Debería por eso tener también un valor especial para el usuario la orientación
específica del registro de materias sobre el pensamiento y el influjo de
Nietzsche.
APÉNDICE
Band 1
1. Primärliteratur
1.1. Werksammlungen
1.2. Einzelschriften
1.3. Musikalisches Werk
1.4. Briefe, Briefwechsel
1.5. Werke auf Datenträgern und Tonträgern
1.6. Übersetzungen [Sprachen als Zwischenüberschriften, Fein-
gliederung analog 1.1. bis 1.5.]
Band 2
2. Sekundärliteratur
2.1. Allgemeine Grundlagen und Hilfsmittel (Bibliographien,
Literaturberichte, Handbücher, Sammelbände, Jahrbücher,
Zeitschriften u. Zeitschriftensonderhefte, Ausstellungskataloge)
2.2. Leben und Werk im allgemeinen (Gesamtdarstellungen,
Einführungen, Würdigungen, Gelegenheits- und Gedenkreden und
-schriften
2.3. Biographische Einzelheiten (Vorfahren, Familie, Nietzsches
Persönlichkeit, einzelne Lebensabschnitte und örtliche Beziehungen,
Beziehungen zu Zeitgenossen)
más legible, esta nueva edición completa preserva el aspecto original de los
apuntes, en su fragmentariedad y en cierta medida ‘caoticidad’. Con el fin
de reproducir tipográficamente las cancelaciones, correcciones y los distin-
tos estratos de redacción de los manuscritos, se han utilizado cinco colores
de impresión. Y se informa de la correspondencia de estos testos con los
fragmentos póstumos publicados en las secciones séptima y octava.
El tercer tomo va acompañado de un cd-rom que contiene el aparato
crítico de la sección: los facsímiles de los manuscritos de Nietzsche conteni-
dos en esos cuadernos; la descripción de los cuadernos; la concordancia entre
los fragmentos publicados en KGW y los manuscritos; los comentarios y las
correcciones; la concordancia entre cada página del cuaderno y lo publicado
en la edición Colli-Montinari, haciendo también referencia a la antigua
Großoktavausgabe (GAK y GA), a los fragmentos reunidos por Elisabeth
Förster-Nietzsche y Peter Gast bajo el título Der Wille zur Macht y al mate-
rial publicado por Podach en su Ein Blick in die Notizbücher Nietzsches,
Heidelberg, 1963; y por último un índice de nombres.
Según los editores, esta nueva sección concluye de manera novedosa la
edición crítica de los póstumos que pertenecen a aquella época del pensamien-
to nietzscheano que ha tenido un mayor impacto filosófico y extra-filosófico
en la contemporaneidad. Pasemos a describir el contenido de cada tomo:
TOMO 1
TOMO 2
TOMO 3
Marco Parmeggiani
Nueva edición Gallimard 263
ducción de los mismos en versiones que han sido revisadas por los mismos
traductores que ya las habían publicado en la anterior edición de las obras
completas editadas por Gallimard (con excepción de Schopenhauer como edu-
cador, cuya traducción, realizada en 1988 por Henri-Alexis Baasch, es revi-
sada por Pascal David y de los Escritos de juventud, cuya traducción, basada
en los manuscritos, es nueva).
Sin embargo, la novedad y el valor de esta nueva edición de las obras de
Nietzsche radican, sin duda alguna, en los comentarios (pp. 823-1150) que,
con respecto a la antigua edición Gallimard, suponen una mejora tanto cuan-
titativa como cualitativa (a pesar de no incluir, como sí hacía su predecesora,
las variantes) al incorporar, además de algunos fragmentos póstumos, certeros
estudios introductorios a cada una de las obras así como la referencia a la más
reciente bibliografía secundaria destacando, especialmente, tanto por la exce-
lente calidad como por la amplitud (pp. 823-960), los comentarios que Max
Marcuzzi y Michèle Cohen-Halimi realizan a El nacimiento de la tragedia.
En conclusión, un volumen elegantemente encuadernado y cuyo valio-
so contenido es un claro síntoma del buen estado de los estudios nietzscheanos
en Francia.
Antonio Morillas
NOTICIAS
Agon Grupo de Estudios Nietzscheanos 267
AGON
GRUPO DE ESTUDIOS NIETZSCHEANOS
Antonio Morillas
«De la ciudad, los poetas, los dioses: el otro Nietzsche» 269
NUEVA GRABACIÓN DE
COMPOSICIONES MUSICALES DE NIETZSCHE
1. Da geht ein Bach (Ahí pasó un río), para piano solo (De la infancia y
adolescencia).
2. Herbstlich sonnige Tage (Soleados días otoñales), para piano y cuarteto
vocal (Del joven universitario).
3. Heldenklage (Lamento heroico), para piano solo (De la infancia y
adolescencia).
4. Aus der Jugendzeit (De la juventud), para voz y piano (De la infancia
y adolescencia).
5. Monodie à deux (Lob der Barmherzigkeit), para piano a cuatro ma-
nos (Del joven universitario).
6. Beschwörung (Conjuración), para voz y piano (Del joven universitario).
7. Nachklang einer Sylvesternacht (Ecos de una Noche de San Silvestre),
para piano a cuatro manos (Del joven universitario).
8. Die junge Fischerin (La joven pescadora), para voz y piano (Del joven
universitario).
9. Das Fragmenta an sich (El fragmento en sí), para piano solo (Del
joven universitario).
10.Das Kind an die erloschene Kerze (El niño de la vela extinguida), para
voz y piano (Del joven universitario).
11. Einleitung (Introducción), para piano a cuatro manos (De la infancia
y adolescencia).
12. Albumblatt (Hoja de álbum), para piano solo (De su primera juventud).
13. Gebet an das Leben (Oración a la vida), para voz y piano (Del filósofo
maduro).
14. In Mondschen auf der Puszta (Luz de Luna en la Puszta), para piano
solo (De la infancia y adolescencia).
15. Wie sich Rebenranken Schingen (Como oscilante enredadera de vid),
para voz y piano (De su primera juventud).
16. So lach doch mal (Ríe ya), para piano solo (De la infancia y adolescen-
cia).
Marco Parmeggiani
Centro Interdepartamental «Colli-Montinari» 273
CENTRO INTERDEPARTAMENTAL
«COLLI-MONTINARI» DE ESTUDIOS SOBRE NIETZSCHE
-UNIVERSIDAD DE LECCE (ITALIA)
Chiara Piazzesi
(traducción: Marco Parmeggiani)
Colaboradores 277
Colaboradores
Presentación
ESTUDIOS
Remedios Ávila Crespo
De la muerte de Dios al superhombre. El sufrimiento y la risa en el «Zaratustra»
de Nietzsche
Giuliano Campioni
«Todo enfermo es un canalla...»: Enfermedad y espíritu libre en las cartas de
Nietzsche de 1875 a 1879
Jesús Conill
Nietzsche y Ortega
Mónica B. Cragnolini
Para una ‘melancología’ de la alteridad: Diseminaciones derridianas en el
pensamiento nietzscheano
Johann Figl
Edición de los escritos de juventud de Nietzsche. Las primeras notas de los
fragmentos póstumos del filósofo. Un informe sobre su investigación
Marco Parmeggiani
¿Para qué filología? Significación filosófica de la edición Colli Montinari
de la obra de Nietzsche
Lizbeth Sagols
La Gran Política y el don a la Humanidad
Diego Sánchez Meca
El adversario interior
Luis E. de Santiago Guervós
La risa y el ‘consuelo intramundano’: El arte de trascenderse y superarse en
Nietzsche
Eugenio Trías
Un inmenso filósofo platónico
Juan Luis Vermal
¿Quién es el Nietzsche de Heidegger?
INFORMACIÓN BIBLIOGRÁFICA
Novedades bibliográficas
Nietzsche: Cosecha del centenario
Revistas: Números monográficos sobre Nietzsche
La Weimarer Nietzsche-Bibliographie
Selección Bibliográfica Temática: El problema del Conocimiento
NOTICIAS
Centenario de la muerte de Nietzsche
Informe sobre el Coloquio de Niza: proyecto del HyperNietzsche
La Sociedad Española de Estudios sobre F. Nietzsche (SEDEN)
La nueva Sociedad Iberoamericana Nietzsche
Colaboradores