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Capítulo - Trastornos Del Lenguaje en Adultos PDF
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Brust y cols., 1976, describieron en Nueva York, las afasias en 850 pacientes con
ACV agudo. De ellos, 177 (21%) fueron afásicos. Durante el seguimiento de 4 a 12
semanas, el 12% de los afásicos fluentes fallecieron y 12% permaneció con
discapacidad moderada o severa. De los sobrevivientes, el 74% mejoró en su afasia y
44% la superó completamente. Durante el mismo período, el 32% de los afásicos no
fluentes fallecieron, y el 34% restante quedó con discapacidad moderada o severa;
entre los sobrevivientes, la afasia mejoró en un 52% y sólo el 13% se recuperó
completamente. En ambos grupos, fluentes y no fluentes, la asociación con
hemiparesia y/o pérdida del campo visual llevó a un pobre pronóstico (Brust, 1976).
La definición clásica de afasias dice que estos trastornos son debidos a un daño
cerebral. Sin embargo, existen diversos tipos de lesiones cerebrales y en distintas
zonas. Esto hace que no todas las lesiones cerebrales provoquen afasia, puesto que el
lenguaje está ubicado en zonas específicas, las cuales, al quedar indemnes en una
lesión cerebral, no causan trastornos del lenguaje. Entonces, es necesario identificar
qué tipos de lesiones cerebrales provocan afasias. Tradicionalmente, se han
identificado dos principales causas: accidente cerebrovascular isquémico y
hemorrágico, y tumor cerebral.
Los tumores del sistema nervioso se pueden desarrollar dentro del propio
cerebro (gliomas), en los tejidos cerca del cerebro que pueden afectar a la sustancia
blanca (como los meningiomas), o en regiones distales del cuerpo que envían células
metastásicas a la sustancia del cerebro (cáncer metastásico de pulmón o de corazón)
(Helm-Estabrooks, 2005). Se ha descrito que aquellos tumores que se desarrollan en
el hemisferio izquierdo pueden provocar afasia, tanto por compresión como cuando
son reseccionados (Gail, 2009). Los síntomas de una afasia pueden aparecer de
diferentes formas, según el tipo de tumor, su localización y el promedio de
crecimiento. Cuando un tumor se aloja en alguna de las áreas del lenguaje comienza a
tener sintomatología afásica. Sin embargo, debido al crecimiento paulatino del tumor,
esa sintomatología comienza a empeorar, experimentando, en este aspecto, una
diferencia con respecto a una afasia secundaria a un accidente cerebrovascular, ya que
en este último caso, el sujeto con afasia comienza un proceso continuo de
recuperación espontánea debido al restablecimiento de las funciones cerebrales. Gail
et al., 2009, describió los subtipos y severidad de las afasias durante el período de
recuperación aguda luego de una resección de tumor cerebral. Los hallazgos
encontrados, mostraron que el 63% de los pacientes presentaron una afasia leve y que
el 48% fue diagnosticado con afasia anómica.
Los últimos 20 años del siglo XX han sido testigos del debate entre aquellos que
creen que los síndromes clásicos afásicos son útiles, tanto en objetivos clínicos como
de investigación, y aquellos que afirman que las técnicas más recientes de
neuroimagen y la neurociencia cognitiva, son más fiables y válidas para comprender
las bases neuronales del lenguaje. Sin embargo, Alexander (1997) explica que la
descripción de los síndromes afásicos surge de la necesidad de identificar
asociaciones clínicas útiles entre conjuntos específicos de signos y síntomas, en
relación con la anatomía más probable de la lesión que los produce. Por lo tanto, el
enfoque tradicional para denominar los tipos de afasia consiste en identificar un
patrón de deterioro del lenguaje con el correspondiente lugar de la lesión, lo cual
facilita la comprensión de su patogénesis, propicia la comunicación entre
profesionales y favorece al desarrollo de nuevas y creativas aproximaciones
terapéuticas.
Una vez analizados los trastornos del lenguaje desde el enfoque tradicional, es
necesario comentar que esta clasificación, no es la única que se ha planteado, sino que
a través del tiempo han surgido otras propuestas que intentan abordar las afasias
desde otra perspectiva (Ardila, 2006). En este marco, la Neuropsicología Cognitiva ha
elaborado otra tipología afásica, la cual, no se fundamenta en la agrupación de
síntomas como lo hace el enfoque clásico, sino en las disociaciones de síntomas. Estas
disociaciones provienen de la alteración de cada componente del Sistema de
Procesamiento Léxico que da lugar a una clase de trastorno distinto, el cual requiere
una interpretación diferente (Cuetos, 2004), pudiendo coexistir más de un trastorno
en un mismo sujeto.
El modelo teórico que sirve como fundamento a esta nueva clasificación de afasias
es el propuesto por Patterson y Shewell (1987) (Fig. 3).
Otra característica del modelo tiene relación con los procesos involucrados, ya que
estos van a depender de la naturaleza del estímulo, es decir, si es una palabra hablada,
una palabra escrita o un dibujo. Por lo tanto, este modelo da cuenta del procesamiento
léxico a nivel de lenguaje oral, escrito y en el proceso de denominación de imágenes,
así como en ambas vertientes, tanto comprensiva como expresiva.
Agnosias
Auditivas Anomias Dislexias Disgrafias
Además, existe otra discrepancia con los términos “dislexia” y “disgrafia”, pues han
sido ampliamente utilizados en el ámbito de los trastorno del lenguaje infantil, sin
embargo, la neuropsicología los utiliza también para los trastornos de la población
adulta.
2.3.2. Anomias.
Existen varios tipos de anomias porque son diferentes los procesos que
intervienen en la producción del lenguaje y que son, por lo tanto, susceptibles de
sufrir deterioro (Cuetos, 2004).
1. Anomia semántica
2. Anomia Pura o Léxica
3. Anomia Fonológica
2.3.3. Dislexias.
El primer tipo, llamado Alexia Pura (Fig. 14), producido por una alteración en
el módulo de análisis visual, tiene como principal sintomatología la capacidad del
sujeto para identificar bien las letras individuales, pero no las palabras completas
(Cuetos, 2004) . Para poder leer una palabra tienen que nombrar cada una de las
letras que la componen. Sin embargo, pueden leer bien cualquier palabra siempre que
se les conceda tiempo suficiente. Poseen una comprensión oral y escrita conservada.
Figura 14. Módulo afectado en la Alexia Pura.
Finalmente, el trastorno de lectura más severo que existe, desde este enfoque
teórico, es la Dislexia Profunda (Fig. 18). Este trastorno mayor presenta como
antecedente indispensable para su diagnóstico, el daño de ambas rutas de lectura, es
decir, la ruta léxica (directa) y la ruta fonológica (indirecta) (Cuetos, 2004). El daño en
la ruta léxica, puede ocurrir en el módulo léxico visual o en el sistema semántico o en
ambos al mismo tiempo. En cambio, en la ruta fonológica, el daño ocurre en todos los
módulos y en algunas conexiones que componen dicha ruta, es decir, conexión al
módulo de conversión grafema-fonema, módulo de conversión grafema-fonema,
conexión al almacén de fonemas, módulo almacén de fonemas, mecanismo de habla
interna o conexión desde el módulo almacén de fonemas al módulo análisis acústico,
módulo análisis acústico y módulo léxico acústico. Este gran compromiso de módulos y
conexiones genera dificultades en todas las actividades de lectura (lectura silenciosa,
lectura en voz alta, lectura de pseudopalabras, etc.). Sin embargo, el síntoma más
característico de la Dislexia Profunda es la presencia de errores semánticos en lectura,
el cual no aparece en ninguna otra dislexia.
2.3.4. Disgrafias.
Continuando con la breve revisión de los trastornos del lenguaje escrito desde
el enfoque neuropsicológico cognitivo, corresponde hablar acerca de los trastornos de
la escritura, es decir, las disgrafias. Si bien este nombre ha sido utilizado para hacer
referencia a los trastornos de la escritura en niños, estudios relacionados con lenguaje
escrito en adultos, también denominan como disgrafia a quienes padecen esta
alteración (Marshall, 1973). Por lo tanto, es importante tener en consideración que un
adulto también puede ser diagnosticado con disgrafia.
Existen tres tipos de disgrafias:
La Disgrafia Fonológica (Fig. 20) se produce por un daño en los módulos que
forman parte de la ruta fonológica de la escritura, es decir, léxico fonológico, almacén
de fonemas, conversión fonema-grafema y almacén de grafemas. Además, también se
encuentra dañada la conexión desde el sistema semántico hacia el léxico fonológico.
Debido a esto, los sujetos con disgrafia fonológica, también presentan dificultades en
su lenguaje oral, semejantes a una anomia y una anomia fonológica. Los principales
síntomas en el lenguaje escrito son: dificultad para escribir pseudopalabras y
lexicalizaciones (Cuetos, 2004).