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ANTIMODERNO

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A
C
U
JACQUES MARITAIN

ANTIMODERNO

Traducción de

LP
Javier Ignacio Gorrais

A
C
U

Colección Keímena
Maritain, Jacques
Antimoderno / Jacques Maritain. - 1a ed . - La Plata : Universidad
Católica de La Plata, 2019.
260 p. ; 22 x 14 cm. - (Keímena)

Traducción de: Javier Ignacio Gorrais.


ÍNDICE
ISBN 978-987-3736-33-9

1. Filosofía. I. Gorrais, Javier Ignacio, trad. II. Título.


CDD 142.78
Nota de traducción y presentación de la obra 7
Prólogo 13
La ciencia moderna y la Razón 27
La libertad intelectual 67
© Editorial UCALP, 2019 De algunas condiciones del renacimiento tomista 107
© Javier Ignacio Gorrais, por la traducción Conocimiento del ser 151
Reflexiones sobre el tiempo presente 183

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Ernest Psichari 211
ISBN 978-987-3736-33-9
Palabras finales 253

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Impreso en Argentina.

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Impreso en el mes de agosto de 2019 en la Editorial UCALP.
Diag. 73 Nº 2137 U
C.P. 1900 - La Plata, Buenos Aires
editorial@ucalp.edu.ar
www.ucalp.edu.ar/editorial

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cial por ningún medio electrónico o mecánico, incluyendo fotocopiado,
grabado, xerografiado o cual­quier almacenaje de información o sistema
de recuperación sin permiso del editor.

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NOTA DE TRADUCCIÓN Y
PRESENTACIÓN DE LA OBRA

La presente traducción fue realizada a partir del dete-


nido trabajo con las dos primeras ediciones del libro del
pensador neotomista Jacques Maritain, Antimoderne: la
primera de 1922, que consta de 256 páginas, y la segun-
da (revisada y aumentada) de 1926, que cuenta con 272
páginas, ambas publicadas en París en las Éditions de
la Revue des Jeunes, salvo que la segunda edición fue

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llevada a cabo junto con Desclée & Cie. A su vez, esta
traducción ha considerado, para la ampliación de refe-

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rencias, aquellos elementos señalados en la edición de
la obra dentro de uno de los volúmenes (tomo II) que

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conforman las obras completas de Jacques Maritain y
U de Raïssa Maritain, reunidas en diecisiete tomos y edi-
tadas por las editoriales Academic Press de Fribourg
(Suiza) y Saint-Paul Éditions Religieuses de París (Fran-
cia), entre 1982-2007 y publicadas por el Cercle d’Études
Jacques et Raïssa Maritain. De esta manera, siguiendo
las observaciones del tomo II de las obras completas,
en el que figura Antimoderne, y el tomo XVII, que con-
tiene las informaciones más recientes, esta edición de
este libro, por primera vez en lengua castellana y en la
Argentina, pretende enriquecer las discusiones no solo
en torno a la figura de Jacques Maritain, sino también
respecto de los temas que atraviesan sus páginas, cuya
vigencia aún resulta significativa.

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Jacques Maritain Antimoderno

Los estudios aquí reunidos corresponden a trabajos 117; n.° 14 (15 de octubre), pp. 243-247; n.° 17 (1.° de
de juventud y dan cuenta de una labor consagrada a la diciembre), pp. 655-663. En lo que concierne al quinto
filosofía por el camino del tomismo. Así, estos escritos, capítulo, «Reflexiones sobre el tiempo presente», debe
enmarcados en la Filosofía Perenne, aparecieron, en señalarse que, originariamente, el texto había sido pu-
primera instancia, en diversas revistas y luego fueron blicado con esa misma denominación en Les Lettres,
revisados y trabajados para constituir esta obra que 3.ª serie, t. I, n.° 4 (1.° de abril de 1921), pp. 505-528.
el lector tiene ante sus ojos. En este sentido, el Prólo- Finalmente, el sexto capítulo, «Ernest Psichari», había
go, que da su título al libro, había sido publicado por aparecido con ese título en La Revue Universelle, VIII,
primera vez en la Revue des Jeunes, XXXII, n.° 11 (10 n.° 23 (1.° de marzo de 1922), pp. 609-633.
de junio de 1922), pp. 500-513. Por su parte, el primer Diversos fragmentos, pasajes y traducciones de esta
capítulo ya había aparecido con el mismo título, «La obra (o de los textos que la conforman) han sido publi-
ciencia moderna y la razón», en la Revue de Philoso- cados en distintos países. En Alemania, existe una tra-
phie, año X, t. XVI, n.° 6 (1.° de junio de 1910), pp. 575- ducción realizada por Franz Damaris, a partir de la se-
603. En cuanto al segundo capítulo, que en la edición gunda edición, cuyo título es Antimodern. Die Vernunft
del libro lleva el título «La libertad intelectual», había in der modernen Philosophie und Wissenschaft und in der

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hecho su primera aparición como «L’esprit de la philo- aristotelisch-thomistischen Erkenntnisordnung, editada
sophie scolastique: la liberté intellectuelle» [«El espíritu e introducida por Karl Eschweiler, pp. V-VI. Augsbourg,

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de la filosofía escolástica: la libertad intelectual»] en la Dr. Benno Filser Verlag, 1930, VI más 202 páginas (no
Revue Thomiste, año 22, n.° 5-6 (septiembre-diciembre contiene el ensayo «Réflexions sur le temps présent»).

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de 1914), pp. 517-542, como conclusión de una serie de U En Italia, apareció una traducción de la segunda edición
conferencias. El tercer capítulo había encontrado su hecha por Oreste Orlandi, bajo el título Antimoderno.
primera publicación con el mismo título, «De algunas Rinascita del tomismo e libertà intellettuale, publicada
condiciones del renacimiento tomista» en los Annales en Roma, Edizioni Logos, «Biblioteca Universale Cris-
de l’Institut Supérieur de Philosophie de Louvain, t. IV tiana» 17, 1979, 264 páginas. Esta edición cuenta con
(1920), pp. 571-604 (y en París, en Éditions Félix Alcan), un prólogo de Luigi Castiglione (pp. 5-8). A su vez, debe
texto correspondiente a la Conferencia del 26 de ene- recordarse que la obra ha sido editada en Bélgica, en
ro en el Instituto Superior de Filosofía de esa ciudad Francia y en otros tantos países de Europa. Además, es
belga. Respecto del cuarto capítulo del libro, titulado necesario destacar que existen ediciones de Antimo-
«Conocimiento del ser» (cabe aclarar que lleva ese or- derne en checo y en eslovaco, pero que, hasta el presen-
den desde la segunda edición del libro), ya había apa- te, la obra permanece inédita en inglés y en español,
recido, con el mismo título, como «Troisième cahier de hecho que motiva la presente traducción.
Théonas» [«Tercer cuaderno de Theonas»], en La Revue En esta versión, que presentamos desde el sello edi-
Universelle, t. XI, n.° 13 (1.° de octubre de 1922), pp. 109- torial de la Universidad Católica de La Plata, el lector

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Jacques Maritain

encontrará un minucioso trabajo de profundización


del escrito, con el propósito de acercar Antimoderno a
múltiples receptores. Para esto, nos hemos concentra-
do en ampliar la información respecto de todo aquello
que rodea a la obra y en resolver todas las referencias
en lengua extranjera. En este sentido, muchas de las
notas que el propio Jacques Maritain ha añadido a su
texto han sido ampliadas, no solo para brindarle mayor
información al lector, sino también para enriquecer el
estudio de los diversos temas que frecuentan esta obra
y que constituyen interlocutores directos del pensa-
miento de este autor. También cabe señalar que han
sido completados y corregidos algunos pasajes citados
por el autor, pues no coincidían con los textos origina- A VLADIMIR GHIKA
les. Por último, se han conservado en versales los tér- PRÍNCIPE EN EL SIGLO

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minos así señalados por el autor en el original. Y POR UNA VOCACIÓN MÁS ALTA
SACERDOTE EN LA IGLESIA DE JESUCRISTO

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PRÓLOGO

Los estudios reunidos en este volumen, que publi-


camos con algunas correcciones, se encuentran distri-
buidos en un espacio de una docena de años. El tono
oratorio, e incluso un tanto declamatorio, que puede
encontrarse en esa primera instancia no me gusta mu-
cho en la actualidad. A decir verdad, el autor, luego de
una juventud universitaria atravesada por fuertes in-

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fluencias, en particular por la del bergsonismo, y lue-
go de asistir lo suficiente a los ambientes intelectuales
«dirigentes» para poder apreciar, por desgracia, el valor

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y el espíritu, había pensado, una vez encendida la luz

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de Cristo en su corazón, dejar de lado las investigacio-
U nes sobre la sabiduría humana, cuyos representantes
modernos le habían demostrado la vanidad de forma
adecuada, y de esa manera vivir en una paz semejante
y reposo de espíritu que pudiera decir un día: quoniam
non cognovi litteraturam, introïbo in potentias Domi-
ni [como yo no entiendo de literatura, me internaré en
la consideración de las obras del poder del Señor]1; le
interesaban más los santos que los filósofos, aunque de
esos estudios biológicos hubiera conservado el gusto de

1
( Nota del traductor). S 70 (71), 15, p. 631. Ver la nota al pie de página
que aparece en la edición citada. En adelante, todas las citas referidas
a la Biblia corresponden a la edición de la Editorial de la Universidad
Católica de La Plata: La Santa Biblia, La Plata: UCALP, 2009. Traducción
directa de los textos primitivos de Mons. Dr. Juan Straubinger.

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Jacques Maritain Antimoderno

las ciencias experimentales, lo suficiente para querer ini- *


ciarse en los trabajos de Hans Driesch, tan poco conocido * *
en Francia2, en esa época (1907 y 1908). Pero cuando es-
cribió ese artículo sobre la Ciencia moderna y la Razón, Lo que aquí denomino antimoderno también podría
había encontrado, gracias al Ángel de la Escuela, cuya haber sido llamado ultramoderno.
amplísima doctrina había acabado de curarlo del berg- En efecto, es bien conocido que el catolicismo es tan
sonismo y acababa de manifestarle su vocación intelec- antimoderno por su inmutable apego a la tradición
tual (vae mihi, si non thomistizavero!) [¡Ay de mí si no como utlramoderno por su audacia para adaptarse a
tomistizase!], como una nueva primavera filosófica —en las condiciones nuevas que surgen en la vida del mundo.
verdad todavía no estaba muy avanzado en edad— y un ¿Es necesario hacer notar que, además, en la actualidad,
nuevo ardor de pensamiento: precisamente, ese «ardor todo, salvo él —incluso y sobre todo las ideologías especí-
de los neófitos» que «pasará, mi amigo, que pasará», le ficamente modernas, aun futuristas— parece inmedia-
decía un día el venerable director de un establecimiento tamente propio de ideas obsoletas y pasadas de moda?
de educación eclesiástica —¡y no! no pasó, se volvió, en Un Ernest Psichari no es solo el jefe de la generación sa-
cambio, con el tiempo, más tenaz y más determinado, crificada, también es el anunciador de las virtudes a las

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perdiendo completamente, lo espera al menos, la inútil cuales se apega la esperanza de los hombres.
severidad de la juventud y de la inexperiencia—. En cuanto al pensamiento de Santo Tomás, del cual

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Nuestro primer estudio insiste sobre verdades que uno se esfuerza en inspirarse en el presente libro, no es el
parecerán, sin duda, muy elementales, pero que son

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pensamiento de un siglo ni de una secta —los que solo
de la clase de aquellas que preocupan a los principian- U ven en él el accidente histórico y las particularidades del
tes. Tal vez, a causa de esto, aún esté en condiciones, hic et nunc muestran, a través de esto, que lo conside-
a pesar de sus imperfecciones, de ayudar a algunos. ran con los sentidos más que con el entendimiento—.
En todo caso, guardo cierta indulgencia respecto de él, Es, en realidad, un pensamiento universal y perdurable
porque ha sido bien recibido, en el desierto, por Ernest —elaborado, en primer lugar, por la razón natural de la
Psichari, quien, tras haberlo leído, me envió de Zug la humanidad—, devenido después de esto en sabiduría
carta en la que, por primera vez, me confiaba lo que la superior y consciente de sí mismo en la inteligencia de
gracia había comenzado a hacer en él. la Iglesia —luego ligado y formado en doctrina, defini-
do, formulado un día por un hombre, en el tiempo es-
tablecido, por el doctor elegido—, porque, por un lado,
2
 f. nuestro trabajo sobre el Néovitalisme en Allemagne et le
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Darwinisme, Revue de Philosophie, 1.° de octubre de 1910. El primer cualquier sabiduría racional debe poder se formada en
tomo de la obra principal de Driesch (La Philosophie de l’Organisme) doctrina, y en doctrina tanto más fuertemente unida y
fue traducida recientemente en francés (París: Marcel Rivière, 1921). bien plantada cuanto es más amplia, y porque, por otro
[El libro en su versión francesa, cuya traducción es de Max Kollmann,
cuenta con un prólogo de Jacques Maritain (N. del T.)].
lado, es propio de nuestra condición humana que sea-

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Jacques Maritain Antimoderno

mos instruidos en la ciencia por un maestro humano; nuestro propio ser, toma fácilmente, si se desprende de
pero esa doctrina ha sido formulada por Santo Tomás su actualidad, el aspecto de algo de nosotros-mismos, y
de Aquino no como suya, sino, al contrario, como inde- al materializarse de esa manera en el sujeto, no satisface
pendiente de él mismo y común: como el bien común del más la necesidad nativa de alteridad espiritual de la fa-
cual Tomás solo era el fiel ecónomo, como la sabiduría cultad intelectiva.
común de la cual no era más que el agente de transmi- Es normal, desde otro punto de vista, que la imper-
sión —sabiduría que, desde el momento en que se forme, fección natural de todo lo que es creado sea compensa-
podrá, sin fin, crecer y desarrollarse y asimilarse a toda da por una multiplicación de ser, razón por la cual el
verdad, vetera novis augere [reforzar las cosas viejas con universo es tan variado. Profusión de astros y de ángeles,
la ayuda de las nuevas]: puesto que, al ser espiritual, no profusión de especies de animales y vegetales, profusión
está sometida a la necesidad del envejecimiento y de la de razas y de climas espirituales entre los hombres. En
muerte—. El carácter humano y colectivo de la filosofía, particular, es connatural al hombre tener habitus tan
de la cual Henri Bergson tiene, en la actualidad, el sen- variados como es posible, siempre y cuando el objeto se
timiento tan claro, se encuentra realizado en la doctrina preste a ello. De esa forma, en la medida en que la conti-
tomista. Esta, por su universalidad misma, desborda in- nuidad necesaria para el trabajo humano lo permite, el

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finitamente, tanto en el pasado como en el futuro, la es- arte requiere de sí las renovaciones y los cambios, como
trechez del momento presente; no se opone a los sistemas también la multiplicidad de las escuelas, porque se tra-

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modernos como el pasado a lo actualmente dado, sino ta de hacer el objeto e imprimir en una materia la luz
como lo eviterno a lo momentáneo. Antimoderna, con- de los trascendentales y que, entonces, una infinidad de

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tra los errores del tiempo presente, es ultramoderna para
U modos específicamente distintos sean posibles.
todas las verdades desarrolladas en el tiempo por venir. No ocurre lo mismo, es cierto, con la filosofía, donde se
No hay nada más tonto que el misoneísmo (siempre trata de conocer el objeto, porque aquí el espíritu no se
y cuando no sea neolatría). Lo nuevo agrada como tal, regula tomando como modelo lo que debe ser una cosa
porque es una adición de ser. Responde a las condicio- que se creará, sino siguiendo lo que la cosa ya es, porque
nes de la naturaleza humana, que vive en el tiempo, e no hay dos maneras para el espíritu, frente al mismo ob-
incluso, aunque la inteligencia esté supra tempus, hay jeto formal, de ajustarse a lo que es. Sin embargo, la ley
en ella un gusto natural de lo nuevo y de la innovación, de la multiplicidad se traduce aún, en el orden del cono-
no solo —lo que es evidente en sí misma— porque, al te- cimiento, de cierto modo, por la diversidad específica de
ner una capacidad infinita, siempre puede poseer más, las ciencias —a tal punto que, para la clase divinamente
sino también porque, al estar hecha para convertirse perfecta del conocimiento intelectual humano, para la
inmaterialmente en el objeto —el otro en tanto otro—, ciencia infusa de Cristo, de la cual nuestro entendimien-
sucede que en nosotros lo ya conocido, al pasar al estado to por completo abstractivo no puede imaginar la de-
habitual y encarnándose, por decirlo de algún modo, en licadeza y la auroral frescura, existen tantos habitus o

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Jacques Maritain Antimoderno

virtudes de saber, tantos modos distintos de alcanzar el aporta, hay que decir que el cisma moderno, inaugura-
objeto, como hay tantas esencias por conocer—. Final- do, de hecho, no por voluntad, sino por los arcaizantes
mente, aún de otra manera, la ley de diversificación y del Renacimiento y de la Reforma y más conscientemen-
de renovación se encuentra en el conocimiento humano. te por Descartes, es, a pesar de las grandes palabras y de
En la medida en que nuestro conocimiento participa de las apariencias del decoro, una reivindicación pura y
la naturaleza del arte (por medio de la fabricación de simple de barbarie.
conceptos y de la formulación discursiva que trae con- En particular, la manera de filosofar de los modernos,
sigo, que responde a una necesidad y a una imperfec- porque implica desde el principio el desprecio del pen-
ción propiamente humanas), le corresponde a nuestra samiento de las generaciones precedentes, debe ser lla-
condición natural que las deficiencias, las negligencias mada barbarie intelectual. Y como por eso mismo reem­
y las estrecheces a las cuales el sujeto humano no escapa plaza, de hecho, la persecución de la verdad por la de la
—incluso cuando este emplee, gracias al incomparable originalidad y somete el saber, en definitiva, al particu-
beneficio de una tradición y de una escuela, el depósito larismo del sujeto que filosofa, «Santo Tomás no habría
de la sabiduría universal—, tengan como contrapartida dudado un instante en aplicarle el nombre de adulte-
los cambios y las disidencias que otras escuelas y otras rio espiritual»4. Esto es lo que no se le puede perdonar

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doctrinas —fragmentos destacados y perecederos, en los 4
 f. Comentario en Evangelio según San Juan, cap. III, 1, 5.
C
que por un instante brilla alguna parcela de verdad— Woroniecki, H. «Catholicité du Thomisme», Revue Thomiste, año 26,

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perpetúan entre nosotros. Por eso, la Iglesia, al conocer octubre-diciembre de 1921, pp. 321-355. Permítasenos reproducir las
la naturaleza humana, siempre procuró proteger, de siguientes líneas de este excelente artículo:

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«El inmenso valor del tomismo, para la Iglesia, consiste precisamente
acuerdo con la medida de la prudencia y cierta predi- U en que no es la doctrina de un hombre, sino la síntesis del pensamiento
lección que ha manifestado por la doctrina de Santo humano. A Santo Tomás le hubiera repugnado construir una doctrina
Tomás, que es su propia doctrina3, la diversidad de las particular, que fuera su invención, puesto que, para él, la obra de un
hombre tiene poco valor en comparación con la obra de generaciones
escuelas filosóficas y teológicas.
enteras. Por eso, si bien la doctrina filosófica del cristianismo lleva su
Sabemos todo esto y, precisamente, como pretende- nombre, no es en absoluto del mismo modo en que tal o tal sistema
mos adherir a una filosofía, cuyo carácter propio es la filosófico lleve el nombre de tal o tal pensador.
perennidad y que, por lo tanto, es del presente como del Lo que el tomismo le debe, ante todo, a Santo Tomás es esa nota
de libertad respecto de cualquier particularismo individualista
pasado, amamos lo nuevo. Pero con la condición de que en materia de pensamiento filosófico. Puesto que decir tomismo
eso nuevo continúe verdaderamente lo viejo y se añada no quiere decir la doctrina de tal hombre que se llamaba Tomás
a la sustancia adquirida, sin destruirla. Si bien es ver- de Aquino, sino la doctrina del género humano elaborada durante
dad que, según la definición de Charles Maurras, la civi- siglos de reflexión y profundizada, sistematizada, precisada, en fin,
organizada con los datos de la fe, a través de la genial inteligencia del
lización es un estado en el cual el individuo que viene al gran filósofo medieval […].
mundo encuentra incomparablemente más que lo que ¿Aún debemos sorprendernos de que la enseñanza cristiana, en
busca de una doctrina filosófica, se detuviera preferentemente entre
3
Benedicto xv, Encíclica Fausto appetente die, 29 de junio de 1921. todas ellas en la que profesaba abiertamente el universalismo, que no

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Jacques Maritain Antimoderno

al pensamiento moderno y lo que vicia originariamente vida social —y qué otras cosas más—, los métodos crí-
sus mejores resultados. ticos, la sensibilidad poética e incluso, al menos hasta
Cuando se habla del mundo y del pensamiento mo- fines del siglo xviii, la técnica de las artes continuaron su
dernos, es importante distinguir lo que es del orden ma- evolución ascendente. En lo que a la filosofía respecta, he
terial de lo que es del orden formal y comprender con intentado, ya sea en el presente volumen5 o bien en otra
claridad que cierta disyunción, cierto desfasaje —si se parte6, mostrar cómo debe realizarse la distinción entre
me permite— puede producirse, desde el punto de vista los valiosos incrementos materiales que esta ha recibido
de la evolución histórica, entre la forma espiritual que hace ya tres siglos, los principios erróneos y la disposición
anima el todo y las múltiples vidas particulares que se moral inicialmente falsa, que son el alma de los sistemas
encuentran en actividad en ese todo. La primera, si está modernos. Si somos antimodernos, no es por gusto per-
profundamente viciada por algún desorden primordial, sonal, por supuesto, sino porque lo moderno surgido de
puede degenerarse cada vez más; las segundas, por más la Revolución anticristiana nos obliga a ello por su es-
alteradas que estén por esto mismo en lo que hace a que píritu, porque él mismo opone al patrimonio humano
su calidad sea la más elevada, pueden continuar su de- su propia especificación, odia y desprecia el pasado y se
sarrollo y su crecimiento en el orden material y mani- idolatra, y además porque odiamos y despreciamos tan-

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festar allí progresos en ocasiones maravillosos. De esta to ese odio y ese desprecio como también esa impureza
manera, la espiritualidad y la intelectualidad acusan, espiritual; pero si se trata de salvar y de asimilar todas

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desde el Renacimiento, una baja considerable en rela- las riquezas que pueden ser acumuladas en los tiempos
ción con la Edad Media, pero que la ciencia de los fe- modernos, de amar el esfuerzo de los que buscan y de

C
nómenos, la industria, las condiciones materiales de la U desear las renovaciones, entonces nada deseamos tan-
to como ser ultramodernos. Y en verdad, ¿los cristianos
quería ser obra individual de un hombre, sino resultado del trabajo
social de las generaciones?
5
Cf. Capítulo III. De algunas condiciones del renacimiento tomista.
El pensamiento moderno imbuido en el particularismo, con todas 6
 héonas, capítulo XI «Système des harmonies philosophiques». [El
T
sus consecuencias en el campo intelectual y moral, aún tendrá libro de Jacques Maritain, Théonas ou les entretiens d’un sage et de
dificultades durante mucho tiempo para comprender esa unión deux philosophes sur diverses matières inégalement actuelles, fue
íntima de la fe con el tomismo. Incapaz de captar el universalismo de publicado en París, en la Nouvelle Librairie Nationale, hacia fines de
este último y viendo en él un sistema particularista como tantos otros, 1921 e inaugura la colección Biblothèque Française de Philosophie
el pensamiento moderno se escandalizará del rol que la Iglesia le (208 páginas). La obra está dedicada a Pierre Villard y reúne once
asigna, con una perseverancia cada vez más decidida, a la enseñanza estudios ya aparecidos en forma de diálogo en La Revue Universelle
de Santo Tomás de Aquino. Aún, con frecuencia, se lamentará que el entre abril de 1920 y abril de 1921. Luego, en octubre de 1925, se
catolicismo se vuelva tomista. publica una segunda edición corregida y aumentada, en la misma
A esto responderemos: ¡Error! Lo que es verdadero es lo contrario. editorial y colección, que consta de 224 páginas. Existe una versión
El Catolicismo no es tomista, sino que el tomismo es católico y es en español de la obra mencionada: «El sistema de las armonías
católico porque es universalista. Pues, quien dice universalista, filosóficas» en Theonas o las conversaciones de un sabio y dos filósofos
dice católico.» [La traducción es nuestra desde el pasaje citado por sobre materias desigualmente actuales, Buenos Aires: Edit. Santa
Jacques Maritain (N. del T.)]. Catalina, 1935. Prólogo de Leonardo Castellani (N. del T.)].

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Jacques Maritain Antimoderno

no le suplican al Espíritu Santo que renueve la faz de telectual y la perfección técnica del trabajo conceptual,
la tierra? ¿Acaso no esperan la vida del siglo por venir? algunos entre los filósofos modernos prevalecen mucho
Es allí donde estará lo nuevo y para todo el mundo. Nos más sobre algunos de los escolásticos secundarios de los
gusta el arte de las catedrales, Giotto y el Angélico. Pero últimos tres siglos. Pero, en filosofía, quien domina es el
detestamos el neogótico y prerrafaelismo. Sabemos que objeto, y si un gran espíritu se sale de la vía, no se equi-
el curso del tiempo es irreversible; aunque admirásemos voca sino de un modo más enorme.
el siglo de San Luis, no por eso pretendemos retornar a la Señalaré, en segundo lugar, que los juicios negativos
Edad Media, según el deseo absurdo que incisivos críti- que pueden y deben tratar sobre el mundo y el pensa-
cos nos prestan con generosidad; esperamos ver restituir miento modernos, considerados en el espíritu que los
en un mundo nuevo, y para informar una materia nue- anima, son un punto de partida indispensable, pero
va, los principios espirituales y las normas eternas de las para ir más lejos; es una entrada al juego, que responde
cuales la civilización medieval solo nos presenta, en sus a una necesidad absoluta de probidad intelectual y de
mejores épocas, una realización histórica particular, su- fidelidad a lo verdadero, pero a la cual debe seguirle la
perior en calidad, a pesar de sus enormes deficiencias, inmensa labor de asimilación a la que ya se ha hecho
pero definitivamente pasada. alusión.

LP
Si es necesario comenzar por tales juicios, se debe a
* que hay que comenzar, por supuesto, por el principio y

A
* * separar, por lo tanto, los principios espirituales con los
cuales tenemos que enfrentarnos para, al mismo tiempo,

C
Para evitar cualquier malentendido, presentaré aún U tomar conciencia con mayor claridad de nuestros pro-
dos observaciones preliminares más. pios principios espirituales. ¿Alguien se pregunta cuáles
En primer lugar, si se halla en nuestros estudios una son esos principios espirituales del mundo moderno?
gran admiración por la filosofía escolástica y muchas Los remito al Syllabus y a la encíclica Pascendi, que,
críticas respecto de la filosofía moderna, será necesario reunidos, nos muestran sus resultados supremos en un
recordar que, al decir filosofía escolástica, pensamos en resumen impactante. Puede decirse, además, que, des-
la expresión más pura y más universal posible, la única de el punto de vista filosófico, los principios espirituales
indeficiente, de la escolástica, es decir, en la filosofía to- específicamente modernos se reducen, antes que nada, a
mista; y, además, que esa admiración y esas críticas se una doble exigencia ya manifiesta en Lutero, declarada
dirigen a la filosofía tomista y a la filosofía moderna, sin reservas en Rousseau, absolutamente hecha explícita
consideradas en sí mismas y en la pureza de sus prin- en Kant y en sus sucesores, y que yo me permitiría llamar
cipios y no en las cualidades subjetivas de tales o tales inmanentista y trascendentalista a la vez; adhiero a esos
autores que representan tanto una como la otra, puesto términos, lo suficientemente imprecisos por sí mismos,
que no ignoramos que, por el talento, la actividad in- el siguiente significado. Principio inmanentista: la liber-

22 23
Jacques Maritain Antimoderno

tad y la interioridad consisten, en esencia, en una opo- del alma respecto de la verdad. ¿Queremos hacer obra
sición al no-yo, en una reivindicación de independencia de pensamiento? Es necesario, evidentemente, saber si
del adentro en relación con el afuera; entonces, verdad nuestro entendimiento tiene la capacidad física reque-
y vida deben ser buscadas dentro del sujeto humano, rida, pero hay que saber también si decidimos, desde el
siendo un atentado contra el espíritu cualquier acción, origen, quedarnos sufriendo desprecio en la casa de la
cualquier ayuda, cualquier regla, cualquier magisterio sabiduría en lugar de habitar de forma honorable en
que proviniera del otro (del objeto, de la autoridad hu- las cátedras y las academias de la ciencia de ese mun-
mana, de la autoridad divina). Principio trascendenta- do o si queremos, desde el origen y por elección primera,
lista7: por esto mismo y recíprocamente, ya no existe lo adaptarnos a nuestro tiempo y, suponiendo que somos
dado que nos evalúe y domine, sino que nuestro fondo cristianos, gozar a la vez de los beneficios de una pie-
íntimo trasciende y dirige todo lo dado. Naturaleza y le- dad sincera y de los beneficios de la connivencia con «el
yes, definiciones, dogmas, deberes, al no ser objetos que espíritu moderno», lo que nos inclinará, evidentemente,
se imponen a través del otro, son puras expresiones de a juzgar que ese espíritu no es tan malo como se dice.
nuestro adentro y de la afectividad creadora del espíritu Una elección semejante no puede no ser hecha, no pue-
en nosotros. Tales son —reunidas en fórmulas necesaria- de desentenderse, y es decisiva, ya que trata sobre el fin

LP
mente imperfectas, pero, me parecen, lo suficientemente perseguido, y resulta temible comenzar su vida intelec-
generales y bastante típicas— las ideas que obran bajo tual por un pecado de espíritu. Agrego que es, en un sen-

A
los modos más diversos y con los matices más variados tido, una condición muy ventajosa para nosotros tener
y, precisamente, destruyendo la verdadera autonomía las fuerzas de ese mundo vueltas contra nosotros —algo

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espiritual (que es una interiorización vital del otro por U que no sucedía cuando el mundo era cristiano—, puesto
medio de la inteligencia y a través del amor), llegan en que así la elección se nos presenta de manera más franca
el mundo moderno al gran principio de la Independen- y más pura.
cia absoluta de la Creatura. Tratar con los modernos sin Sería de una ingenuidad extrema —y sabemos que
haber comprendido primero esas cosas es como navegar nada se parece tanto a la traición como cierta ingenui-
sin brújula. dad— abordar el pensamiento moderno y simpatizar
A decir verdad, también se trata de determinar para con todo lo que este tiene de bueno antes que procurar
nosotros mismos cierta disposición moral y una actitud discernir sus principios espirituales y la manera con la
7
 mpleo esta palabra, trascendentalista, no en el sentido estrictamente
E cual dirigen, en aquellos que se entregan a estos, la elec-
kantiano, sino en un sentido mucho más general, muy cercano a aquel ción de la que hablamos. Al contrario, una vez realiza-
en el que los autores alemanes entienden, en el presente, el sintagma da esa discriminación, una vez asegurado el trabajo de
filosofía trascendental. (Cf. Dilthey, Wilhelm. Das natürliche System
der Geisteswissenschaften im siebzenhten Jahrhundert in Archiv für establecimiento que garantiza, si se me permite, la es-
Geschichte der Philosophie, VI, 1893, p. 62.). [Puede consultarse: pecificidad de nuestra vida intelectual, entonces, pero
Dilthey, W. Historia de la filosofía, México: Fondo de Cultura entonces solamente, podremos y deberemos dejar actuar
Económica, 1980. Traducción de Eugenio Ímaz. (N. del T.)].

24 25
Jacques Maritain

de forma libre a la tendencia universalista, tan admi-


rablemente manifiesta en un Santo Tomás de Aquino8,
que lleva al pensamiento católico, benévolo y pacífico,
a buscar por todas partes las concordancias antes que
los opuestos, los fragmentos de verdad en lugar de las
LA CIENCIA MODERNA Y LA RAZÓN
privaciones y las desviaciones, a salvar y a asumir antes
que a abandonar, a edificar antes que a dispersar. Y por
supuesto, el trabajo no les falta a los católicos y tiene con CAPÍTULO I
qué tentar su espíritu de iniciativa. Pues deben enfren-
«La razón nos manda con mucho
tarse a una obra de integración universal y, si están obli-
más imperio que un amo; porque si se desobedece
gados, para conservar su ser, a rechazar absolutamente a un amo nos hacemos acreedores de infortunio,
los principios espirituales que hacen que el mundo mo- pero si se desobedece a la razón nos hacemos necios»9
derno se posicione y se oponga y se especifique él mismo Pascal
como moderno, no tienen que destruir el mundo mo-
derno, sino conquistarlo y transformarlo —por el tiem-

LP
po, al menos, y en la medida en que el soberano señor de I
la Historia quiera retardar el gran movimiento de caída,

A
cuyo primer signo impactante es la reforma luterana—.
La Razón es la facultad de lo real, o más correcta-

C
Junio de 1922. U mente, la facultad por la cual nuestro espíritu se vuelve
apropiado para lo real y por la cual conocemos, de una
manera analógica, sin duda, y muy lejana pero verídi-
ca, la realidad de las realidades, Dios. La Razón está he-
cha para la verdad, para poseer el ser.
Lo que llamamos Razón debería llamarse más bien,
según la escolástica y según el sentido exacto de las
palabras, Entendimiento o Inteligencia. ¿Cuál es, en
efecto, el sentido de la distinción escolástica entre la
Inteligencia y la Razón? La Inteligencia tiene como fin
propio el ser inteligible, por necesidad esencial de la
8
 f. Woroniecki, H., artículo citado. Reverendísimo Padre Marie
C evidencia o al menos de la certeza, y utiliza el medio
Stanislas Gillet. La Personnalité de saint Thomas et l’impersonnalité
de sa doctrine [La Personalidad de Santo Tomás y la impersonalidad 9
(N. del T.). Pascal, Blaise. Pensamientos, 266, Barcelona: Planeta,
de su doctrina], 1919. Bureaux de la Revue thomiste. 1986. Traducción de Carlos Pujol.

26 27
Jacques Maritain Antimoderno

de la demostración solo para alcanzar ese fin; por eso, Por medio de una de las más curiosas revoluciones
necesita convicción mucho más que explicación, nece- que la historia de la filosofía haya podido registrar, los
sita realidad y no discurso. Pero las demostraciones y modernos invirtieron completamente los dos térmi-
las explicaciones y el discurso son la obra y el instru- nos de esa distinción. Que un filósofo como Blanc de
mento de la Inteligencia (de nuestra inteligencia de Saint-Bonet, incluso a pesar de sus disposiciones an-
hombres): en tanto se manifiesta de esta forma a través ticartesianas, haya llamado Razón a la facultad por la
de un movimiento progresivo y se sirve de esos medios cual alcanzamos lo absoluto e Inteligencia a la facultad
para conquistar el ser inteligible, nuestra inteligencia del razonamiento, sin duda, es un signo de la secreta
se llama ratio, Razón. Al distinguir de esta manera la fuerza de penetración del racionalismo y del kantismo
Inteligencia de la Razón, no se las distingue como dos que le siguió. Al mismo tiempo, los modernos tienden
facultades diferentes, sino como dos aspectos diversos a distinguir la Razón de la Inteligencia como una facul-
—en razón de dos modos de operación diferentes— de tad de otra facultad, una potencia de otra potencia, se-
una sola y misma facultad humana10. gún la distinción real.
los ángeles, que por su modo natural de ser poseen un conocimiento
10
 f. Santo Tomás de Aquino (Sum. Theol., 1, q. lxxix, 8). «Respondeo
C perfecto de la verdad inteligible, no tienen necesidad de discurrir de

LP
dicendum, quod ratio et intellectus in homine non possunt esse una noción a otra, sino que, como dice Dionisio, perciben la verdad
diversae potentiae. Quod manifeste cognoscitur, si utriusque actus de las cosas y sin discurso. Los hombres, por el contrario, como él
consideretur: intelligere enim est simpliciter veritatem intelligibilem mismo dice, llegan al conocimiento de la verdad inteligible pasando

A
apprehendere: ratiocinari autem est procedere de uno intellecto ad de un concepto a otro; por lo cual se les llama racionales. Está
aliud, ad veritatem intelligibilem cognoscendam; et ideo angeli, qui claro, por tanto, que el raciocinar con respecto al entender es como

C
perfecte possident, secundum modum suae naturae, cognitionem moverse con respecto al reposar o como el adquirir es al poseer: lo
intelligibilis veritatis, non habent necesse procedere de uno ad aliud:
U primero es propio del ser imperfecto; lo segundo, del ser perfecto. Y
sed simpliciter, absque discursu veritatem rerum apprehendunt puesto que el movimiento parte siempre de la inmovilidad y termina
[ut Dionysius dicit, VII cap. de Div. Nom.]. Homines autem ad en el reposo, se sigue que el raciocinio humano, cuando sigue un
intelligibilem veritatem cognoscendam perveniunt procedendo de proceso de investigación o de invención, parte de ciertas verdades
uno ad aliud: et ideo rationales dicuntur. Patet ergo quod ratiocinari de inmediato entendidas, que son los primeros principios, para
comparatur ad intelligere, sicut moveri ad quiescere, vel acquirere ad volver después, por vía de juicio resolutorio, a comprobar con esos
habere, quorum unum est perfecti, aliud autem imperfecti. Et quia mismos principios las verdades halladas. [...] Y así queda claro que el
motus semper ab immobili procedit et ad aliquid quietum terminatur, entendimiento y la razón son en el hombre una misma potencia…».
inde est, quod ratiocinatio humana, secundum viam acquisitionis (Suma Teológica, tomo III, De las potencias intelectivas, 1, q. 79, a. 8,
vel inventionis, procedit a quibusdam simpliciter intellectis, quae Madrid: BAC, 1959, pp. 306-307). (N. del T.)].
sunt prima principia. Et rursus in via judicii resolvendo redit ad «... Intelligentia proprie significant ipsum actum intelectus qui est
prima principia, ad quae inventa examinat […] Et sic patet, quod intelligere.» [«… la palabra inteligencia significa propiamente el acto
in homine eadem potentia est ratio et intellectus…». [Traducción: del entendimiento, que consiste en entender». (Ibid., 1, q. 79, a. 10,
«Respuesta. La razón y el entendimiento no pueden ser en el p. 313). (N. del T.)].
hombre potencias distintas; lo que claramente se echará de ver si se «Ratio [quae] comparatur ad intellectum [ut motus ad quietem]
consideran sus respectivos actos. En efecto, entender consiste en la ut generatio ad esse.» (De Veritate, q. XV, 1.). «La razón es al
simple aprehensión de la verdad inteligible; raciocinar, en cambio, entendimiento lo que el movimiento es al descanso y la generación
es discurrir de un concepto a otro concepto para conocerla. Por eso a la existencia.» [La traducción es nuestra (N. del T.)].

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Jacques Maritain Antimoderno

Se debe rechazar absolutamente la primera de esas in hunc mundum [era la luz verdadera, que iluminará
innovaciones. Allí hay más que una cuestión de pala- a todo hombre, que viene a este mundo]. Por lo tanto,
bras, puesto que, si se abandona el noble nombre de debemos dejar a las palabras su sentido natural y solo
Inteligencia, incluso al pretender conservar bajo otro llamar Razón a la Inteligencia considerada en tanto se
título la realidad que representa, se abandona también mueve con un movimiento progresivo y que, pasando
el orden intelectual por el efecto por medio del cual ese de un concepto a otro y encadenándolos en cierto or-
nombre había sido elegido y todas las analogías que den, llega a aprehender lo real. Sin embargo, el espíri-
despierta en el mundo del pensamiento. Las palabras tu humano se somete por naturaleza a la necesidad de
no son una etiqueta cualquiera que se adhiere a un ob- discurrir y, como no puede avanzar sino a condición de
jeto, tienen con el objeto un íntimo y vivo parentesco. razonar, no hay inconveniente, una vez establecida la
La Inteligencia sobrenatural es el segundo de los dones distinción, en emplear indiferentemente, en la prácti-
del Espíritu Santo. Es la que el salmista, en el salmo 118 ca, tanto las palabras Razón como Inteligencia, al me-
en particular, reclama con una insistencia tan maravi- nos para cada vez que no haya que enfrentar las dos
llosa: intellectum da mihi et vivam [instrúyeme en ellos y operaciones de ratiocinari y de intelligere, que difieren
viviré]11. Dame la inteligencia y examinaré la ley; dame entre ellas como el movimiento hacia el término y la

LP
la inteligencia y aprenderé tus mandamientos; dame la posesión del término.
inteligencia, para conocer tus testimonios. Es a través Luego de lo antes mencionado, respecto de mirar lo

A
de la inteligencia que gozamos de la visión beatífica. que los modernos llaman razón y lo que llaman inteli-
Uno de los nombres de los Ángeles es el de Inteligencias gencia como dos facultades, como dos cosas realmente

C
puras. Para Dios, nuestra inteligencia es tan importan- U distintas, por supuesto, nos abstendremos. ¿Pero es im-
te como nuestro corazón y no envía nada menos que su posible interpretar la distinción moderna de otra ma-
paz, su paz que supera cualquier sentimiento, para cui- nera y, a su vez, podría ser muy útil a la filosofía? No hay
darla. Et pax Dei, quae exsuperat omnem sensum, cus- que olvidar que los autores escolásticos se colocaban
todiat corda vestra et intelligentias vestras12 [Y entonces en un punto de vista ante todo ontológico, ocupándose
la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento, cus- solamente de la razón en la medida en que sirve para
todiará vuestros corazones]. Debemos amar a Dios con la conquista de la verdad, y por lo tanto la tomaban
toda nuestra inteligencia y con todo nuestro corazón13. siempre, por definición, en su funcionamiento nor-
En fin, el pensamiento cristiano siempre ha reconocido mal y ordenado. Por el contrario, la filosofía moderna
en nuestra inteligencia una participación creada de la es, sobre todo, psicológica y, si se ocupa de la razón, es,
Luz divina, quae illuminat omnem hominem venientem ante todo, para estudiar su fisiología, buscar las con-
diciones internas de su funcionamiento. Ahora bien,
11
(N. del T.). S 118 (119), 144, p. 690.
desde este punto de vista, se puede percibir la facultad
12
Filip 4, 7 [p. 278].
ordenada en el ser inteligible y que llamamos Inteligen-
13
Marc 12, 33, [p. 69].

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