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Seguridad Vial PDF
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Peatones.
Ciclistas.
Usuarios y prestadores del servicio de transporte de pasajeros masivo, colectivo o individual.
Usuarios de transporte particular automotor.
Usuarios y prestadores del servicio de transporte de carga.
Es muy importante conocer, como peatones, cuales son nuestros derechos para garantizar nuestra
integridad física, así como también cuales son nuestras obligaciones.
Los peatones tienen derecho de preferencia sobre el tránsito vehicular, para garantizar su
integridad física cuando:
Transiten por la banqueta y algún conductor deba cruzarla para entrar o salir de una cochera o
estacionamiento.
Transiten en comitivas organizadas o filas escolares.
Transiten por los espacios habilitados para ello cuando la acera se encuentre afectada por la
ejecución de un trabajo o evento que modifique de forma transitoria las características del área
de circulación peatonal.
Los peatones deben, por su propia seguridad, observar las siguientes obligaciones:
Cruzar las vías primarías y secundarias por las esquinas o zonas marcadas para tal efecto,
excepto en las calles locales o domiciliarias cuando sólo exista un carril para la circulación.
Utilizar los puentes, pasos peatonales a desnivel o rampas especiales para cruzar la vía
pública dotada para ello.
Tomar las precauciones necesarias en caso de no existir semáforo.
Obedecer las indicaciones de los agentes, promotores voluntarios de seguridad vial y las
señales de tránsito.
1. El factor humano
Es el tiempo que transcurre desde que el conductor ve un obstáculo hasta que reacciona. Este
tiempo varía en función del estado psicofísico del conductor, nunca por la velocidad ni por el
estado de la vía.
Aunque parezca que la reacción ante un obstáculo o situación imprevista tenga que ser
instantánea, el tiempo medio de reacción de un conductor es de aproximadamente 0,75 segundos,
entre 0,5 y 1 segundo.
Es la distancia que recorre el vehículo durante el tiempo de reacción. A mayor tiempo de reacción
mayor será la distancia recorrida. Esta distancia también varía con la velocidad, a mayor velocidad
mayor será la distancia de reacción.
Es la recorrida por el vehículo desde que el conductor acciona el freno hasta que queda detenido.
Esta distancia puede variar dependiendo de los siguientes factores:
De la velocidad a que se circula.
Del estado de los neumáticos, suspensión y frenos del vehículo.
De la carga del vehículo.
Del estado del pavimento.
De las condiciones meteorológicas de la vía.
En pavimento mojado la distancia de frenado puede llegar a ser hasta el doble que en el caso de
pavimento seco y hasta diez veces más cuando existe hielo en la calzada.
Entre nosotros y el vehículo que nos precede debemos dejar suficiente espacio para que en el
caso que dicho vehículo se detenga bruscamente, nosotros también podamos detenernos sin
colisionar con él.
Esta distancia, conocida como distancia de seguridad, la aumentaremos en función de:
Estado psicofísico del conductor.
La velocidad.
La falta de visibilidad (niebla, humos, nieve).
Las condiciones de adherencia del pavimento.
El estado del vehículo.
Cómo calcular la distancia de seguridad
En general siempre debemos mantener una distancia de seguridad, respecto al vehículo que nos
precede, de un mínimo de 2 segundos en zona urbana y de 3 segundos en carretera. Esta
distancia de seguridad nos permitirá reaccionar con tiempo suficiente para poder tomar las
decisiones más adecuadas ante circunstancias imprevistas.
No obstante, en determinadas circunstancias debemos aumentar esta distancia de seguridad al
menos un segundo más respecto al vehículo que nos precede. Por Ejemplo:
Cuando se conduce bajo condiciones ambientales adversas como lluvia o durante la noche.
Cuando el estado del conductor no es el más adecuado, por ejemplo si se encuentra fatigado o
somnoliento.
Cuando otro vehículo nos sigue demasiado cerca.
1.6.1 La fatiga
La conducción exige un esfuerzo físico y psíquico. Cuando este esfuerzo se realiza de manera
intensa o continuada aparece la fatiga, ya sea física o psíquica.
La fatiga supone una disminución de la capacidad de rendimiento del conductor, es decir, de la
capacidad para conducir con los niveles normales de seguridad.
La fatiga corporal se manifiesta en el cansancio de los músculos o del organismo en general. La
fatiga psíquica se manifiesta disminuyendo la capacidad de concentración y de percepción de los
estímulos que se reciben del entorno.
La fatiga puede verse facilitada por:
Factores externos.
Factores relacionados con el vehículo.
Factores relacionados con el propio conductor.
Entre los factores externos que facilitan la fatiga se encuentran la monotonía de la carretera, las
congestiones y retenciones de tráfico, el mal estado de la vía, las condiciones meteorológicas o
ambientales desfavorables, etc.
Entre los factores relacionados con el vehículo el ruido excesivo del motor, la ventilación
inadecuada del habitáculo, el exceso de calefacción, una iluminación defectuosa, la falta de confort
del vehículo, etc.
Entre los factores relacionados con el propio conductor se pueden citar las largas jornadas al
volante, la atención y concentración permanentes, la mala colocación en el asiento del vehículo, la
necesidad imperiosa de cumplir un horario, la conducción con hambre o sueño, la ingesta de
alcohol o comidas copiosas, las malas posturas al volante, el estrés, etc.
La sensación de fatiga tiene una función protectora del propio organismo. Es como una señal de
alarma que indica que las facultades han llegado al límite de sus posibilidades y es precisa una
recuperación de energía para conducir o seguir conduciendo con las debidas garantías de
seguridad.
El mejor remedio para recuperarse y combatir la fatiga es parar cada 2 horas para descansar.
1.6.2 La somnolencia
Conducir con sueño es uno de los mayores peligros al volante. Se ha calculado que este factor de
riesgo está implicado, directa o indirectamente, entre el 15 y el 30% de los accidentes de tráfico.
Además, los siniestros causados por el sueño suelen resultar especialmente graves.
Esta cifra puede parecer demasiado elevada ante la idea de que para tener un accidente debido al
sueño es necesario quedarse totalmente dormido al volante. Pero esto no es cierto, los riesgos de
la somnolencia durante la conducción aparecen mucho antes de que el conductor llegue a
quedarse dormido. Por otra parte, los accidentes debidos al sueño no sólo suceden por la noche,
existen muchas circunstancias que pueden provocarnos sueño durante las horas del día.
Aumento del tiempo que tardamos en reaccionar ante los eventos del tráfico.
Bajo los efectos de la somnolencia son típicos, por ejemplo, los alcances traseros. El vehículo que
nos precede frena y el sueño nos impide reaccionar a tiempo para evitar la colisión.
Aumento de las distracciones durante la conducción.
La somnolencia hace que resulte más difícil mantener la concentración en el tráfico. Es por ello
que las distracciones suelen aparecer con mayor facilidad, especialmente si el entorno de la vía es
monótono y nos encontramos en condiciones de poco tráfico.
Toma de decisiones más lenta y con más errores.
Tardaremos más tiempo en tomar cualquier decisión, por ejemplo si podemos adelantar con
seguridad o no, por lo que es fácil verse envuelto en situaciones de peligro. También se cometen
muchos más errores al volante, especialmente en situaciones complicadas en las que es necesario
dar una respuesta rápida, como por ejemplo en una incorporación a una autovía.
Movimientos más lentos, menos precisos y automatizados.
Bajo los efectos del sueño los músculos se relajan, por lo que nuestros movimientos serán más
lentos y menos precisos. También es frecuente observar una tendencia a ejecutar los movimientos
de forma automática, sin pensar suficientemente. Esto puede llevarnos a realizar una maniobra
centrándonos más en el hábito que en las necesidades de la situación y, por ejemplo, podemos
llegar a rebasar un semáforo, sin confirmar previamente si la luz ya había cambiado a verde.
Aparición de microsueños.
Los microsueños son periodos de apenas unos segundos durante los cuales el conductor queda
ligeramente dormido y permanece ajeno a lo que ocurre en el tráfico. El mayor problema de estos
microsueños es que el conductor no suele ser consciente de haberse quedado dormido, en
ocasiones ni siquiera al volver a despertar, por lo que suelen pasar completamente inadvertidos y
se relacionan con numerosos accidentes de tráfico.
Percepción deficiente del entorno.
Bajo los efectos del sueño nuestra capacidad para percibir el entorno se altera. Por ejemplo, la
visión se puede volver borrosa, resultando más difícil enfocar la vista provocando que aparezca la
fatiga ocular.
Conducción hostil y peligrosa.
El sueño puede hacernos sentir inquietos al volante o que nuestro comportamiento con los demás
usuarios de la vía sea más hostil. También es posible que aceptemos un mayor nivel de riesgo y
que circulemos a mayor velocidad, especialmente cuando nos encontremos cerca del lugar de
destino y con muchas ganas de llegar.
Una mala visión es un peligro tanto para la seguridad del propio conductor como para la de los
demás usuarios de la vía. Es por ello que el conductor debe tener un especial cuidado en este
aspecto y acudir al médico tan pronto como detecte deficiencias en su visión.
1.6.4 El alcohol
El alcohol puede afectar gravemente nuestra capacidad para conducir un vehículo con seguridad.
Los conductores que circulan con frecuencia bajo los efectos de bebidas alcohólicas tienen una
alta probabilidad sufrir o causar un accidente.
Es importante tener presente que con cada nueva ingesta de alcohol el riesgo de sufrir un
accidente aumenta más rápidamente. Por ejemplo, con una alcoholemia de entre 0,3 y 0,5 g/l el
riesgo de sufrir un accidente es el doble que si no hemos ingerido alcohol. Al llegar a una
alcoholemia de entre 0,5 y 0,8 g/l el riesgo ya es cinco veces mayor.
Percepción de falsa seguridad en sí mismo provocando que asuma más riesgos de los que
aceptaría sin haber ingerido alcohol.
Disminución de la prudencia con el consiguiente aumento de las infracciones.
Respuestas impulsivas, agresivas o descorteses ante los demás conductores.
Alteraciones en la percepción del entorno del tráfico:
Peor percepción de las señales de tráfico, luces de los semáforos o de los otros vehículos.
Peor cálculo de las distancias y velocidades a las que circulan los demás conductores.
Mayor sensibilidad a los deslumbramientos.
Aparición del fenómeno de visión en túnel con mayor facilidad.
Alteraciones en la capacidad para prestar atención:
Ejecución de maniobras con menor precisión y coordinación entre los distintos movimiento.
Alteraciones en la toma de decisiones:
Las pruebas para la detección de intoxicación por alcohol serán realizadas por los Agentes
encargados de la vigilancia del tráfico y consistirán, normalmente, en la verificación del aire
espirado mediante etilómetros oficialmente autorizados que determinarán de forma cuantitativa el
grado de impregnación alcohólica.
A petición del interesado o por orden de la Autoridad judicial se podrán repetir las pruebas a
efectos de contraste, pudiendo consistir en análisis de sangre, orina u otros análogos.
Cuando las personas obligadas sufran lesiones, dolencias o enfermedades cuya gravedad impida
la práctica de las pruebas, el personal facultativo del centro médico al que hayan sido evacuados
decidirá las pruebas a realizar.
En el supuesto de que el resultado de las pruebas y de los análisis, en su caso, fuera positivo, el
Agente podrá proceder además a la inmediata inmovilización del vehículo mediante su precinto u
otro procedimiento efectivo que impida su circulación, proveyendo cuando sea necesario en orden
a la seguridad de la circulación, la de las personas transportadas en general, especialmente si se
trata de niños, ancianos, enfermos o inválidos, la del propio vehículo y de la carga, a no ser que
pueda hacerse cargo de su conducción otra persona debidamente habilitada.
También podrá inmovilizarse el vehículo en los casos de negativa a efectuar las pruebas de
detección alcohólica o cuando el obligado presente síntomas evidentes de encontrarse bajo la
influencia de bebidas alcohólicas.
Salvo en los casos en que la Autoridad judicial hubiera ordenado su depósito o intervención, la
inmovilización del vehículo será dejada sin efecto tan pronto como desaparezca la causa que la
motivó.
Los gastos que pudieran ocasionarse por la inmovilización, traslado y depósito del vehículo serán
de cuenta del conductor o de quien legalmente deba responder por él.
Las infracciones relativas a las normas sobre la ingestión de bebidas alcohólicas tendrán la
consideración de graves.
Las drogas alteran la actividad nerviosa, el ritmo de las funciones corporales y el estado de
conciencia, por lo que la conducción bajo sus efectos es muy peligrosa.
El conductor que haya ingerido drogas o se encuentre bajo los efectos de medicamentos u otras
sustancias que alteren el estado físico o mental para conducir sin peligro, no podrá circular. Las
infracciones en este sentido tendrán la consideración de graves.
En el caso de los medicamentos será necesario informarse, ya sea a través del médico,
farmacéutico o del propio prospecto del medicamento, sobre las posibles contraindicaciones para
la conducción.
Las pruebas para la detección de estas sustancias consistirán normalmente en el reconocimiento
médico de la persona y en los análisis clínicos que el médico forense u otro titular experimentado
estimen más adecuados. A petición del interesado, o por orden de la autoridad judicial, se podrán
repetir las pruebas a efectos de contraste. Están obligados a someterse a dichas pruebas los
mismos usuarios que también lo están para las pruebas de detección alcohólica.
Para hablar de la seguridad vial es necesario también analizar el comportamiento de los peatones
en vía pública y considerar que es poca la información que hay referente al tema, ya que la
mayoría de las personas se guían por el uso del sentido común derivado de las experiencias
propias de cada individuo. Estas son las sugerencias para mayor seguridad de peatones.
La seguridad automovilística es crítica en estos casos, sobre todo considerando que los
dispositivos existentes no han sido diseñados para ellos. En muchos países es obligatorio el uso
de mecanismos de retención apropiados al peso y la altura; desde sillas especiales hasta
elevadores que impidan que el cinturón de seguridad provoque asfixia si ocurre un accidente. En
todos los casos se deben utilizar siguiendo las instrucciones del fabricantes, y debe recordarse el
peligro que puede representar para un bebé o niño la bolsa de aire del asiento del acompañante.
Muchos conductores que siguen la misma ruta cada día lo hacen sin utilizar el área
del cerebro donde tiene lugar el pensamiento consciente.
Como conocen el camino, los conductores se ocupan de otras cosas en vez de concentrarse en el
tráfico; en consecuencia, tardan más en advertir los peligros. Por esta razón, se les recomienda
recordar continuamente la necesidad de estar alerta y no distraerse de la carretera. No solamente
se debe tener en cuenta que se conocen el camino sino también el clima ya que no es lo mismo
conducir en un día soleado a conducir en un fuerte aguacero o sobre una vía congelada.
2. El factor vehículo
2.1.1 La iluminación
El uso de las luces es un punto fundamental dentro de la seguridad activa en la circulación ya que
por intermedio de las mismas los conductores y usuarios de la vía pública se comunican entre las
personas.
Los neumáticos provocan la mayor parte de los accidentes debidos a un fallo mecánico.
El neumático es una pieza de caucho que forma la parte exterior de la rueda. Su función principal
es lograr un contacto adecuado con el pavimento por adherencia y fricción, posibilitando el
arranque, frenado y guía del vehículo.
En la parte lateral del neumático encontramos especificado su tipo y características, como por
ejemplo la carga o velocidad máxima que puede soportar o su fecha de fabricación:
Dimensiones del neumático:
Indica el ancho del neumático en milímetros y la relación entre la altura del flanco y el ancho del
neumático, lo que se llama el perfil.
Estructura:
Los neumáticos tienen una estructura de hilos que los refuerzan. Dependiendo de la orientación de
estos hilos podemos clasificar los neumáticos en diagonales o radiales. La mayoría de los
vehículos actuales utiliza los de tipo radial (R) por ofrecer mayor adherencia y rendimiento
kilométrico.
Diámetro de la llanta:
Indica el diámetro de la llanta, en pulgadas, sobre la que se montará el neumático.
índice de carga:
Indica la carga máxima que puede transportar el neumático. El índice de carga de los neumáticos
de nuestro vehículo debe ser siempre igual o superior al recomendado por el fabricante del
vehículo. En el caso de la imagen superior, un índice de carga 110 indica una carga máxima de
1060 kg por neumático.
Código de velocidad:
Indica la velocidad máxima a la que puede circular el neumático. Los neumáticos que instalemos
deben tener un código de velocidad mayor o igual al recomendado por el fabricante del vehículo.
En el caso de la imagen superior, un código de velocidad S indica una velocidad máxima de 180
km/h.
Fecha de fabricación:
Indica la semana y el año de fabricación. Es recomendable que el neumático no tenga más de 5
años ya que el caucho puede endurecerse y perder su capacidad de adherencia.
Tipo de cámara de aire:
Según su montaje los neumáticos pueden ser:
o Con cámara: Utilizan cámara y una llanta específica para ello. Los utilizan algunos 4x4 y
vehículos agrícolas.
o Tubeless o sin cámara: No utilizan cámara. Los flancos del neumático se adhieren a la llanta
durante el montaje para evitar la pérdida de aire, por lo que la llanta debe ser específica para ello.
Actualmente la mayoría de vehículos utiliza este tipo de neumático.
Indicadores de desgaste TWI
La parte plana del neumático que está en contacto con la superficie se denomina banda de
rodadura. Es la zona que sufre más desgaste, por lo que es conveniente comprobar que la
profundidad de las ranuras de su dibujo no es inferior a los 1,6 milímetros. En este caso
deberemos sustituir el neumático.
Los neumáticos llevan unos indicadores, denominados TWI, que nos ayudarán a comprobar el
desgaste. Se encuentran dentro de las ranuras del dibujo y tienen una altura de 1,6 milímetros.
Cuando el dibujo quede al mismo nivel que dichos indicadores deberemos cambiar el neumático.
2.1.3 Frenos
mecánico
neumático
eléctrico
Los sistemas más empleados en automóviles de uso particular, son el mecánico y el hidráulico. Los
frenos pueden ser de tambor o de disco, aunque algunos fabricantes combinan ambos montando
los frenos de disco en las ruedas delanteras y los de tambor en las traseras.
La fuerza de frenado debe asegurar una rápida detención de las ruedas pero sin llegar a
bloquearlas. Para que eso sea posible es fundamental tener en cuenta las condiciones de la vía y
el estado general de los mecanismos del vehículo (neumáticos, suspensiones, etc.).
Al frenar de forma brusca existe el peligro de que las ruedas queden bloqueadas con la
consiguiente pérdida de control del vehículo. Para que esto no ocurra existe el sistema antibloqueo
ABS.
Si en una frenada brusca una o varias ruedas reducen repentinamente su velocidad de giro, el ABS
lo detecta e interpreta que las ruedas están a punto de quedar bloqueadas sin que el vehículo se
haya detenido. En este momento el sistema reduce automáticamente la presión realizada por el
conductor sobre los frenos, permitiendo que las ruedas sigan girando sin llegar a bloquearse.
Desde el año 2004 es obligatorio que todos los turismos fabricados en la Unión Europea llevan
instalado el sistema ABS como equipo de serie.
La dirección orienta las ruedas a voluntad del conductor, con precisión y suavidad, e influye
directamente en la estabilidad del vehículo. Si la dirección es asistida, el esfuerzo sobre el volante
se reduce considerablemente a través de un sistema hidráulico que realiza la mayor parte del
trabajo necesario para girar la dirección.
Los sistemas de dirección servoasistida permiten hacer menos esfuerzos en el volante a la hora de
maniobrar el auto para estacionarlo y mantener una dirección correcta cuando circulamos a altas
velocidades.
También estos sistemas de dirección pretenden asegurar un perfecto control del vehículo incluso
en condiciones límite, (coeficiente de roce diferentes para las ruedas delanteras, variaciones
rápidas del ángulo de giro).
Las presiones de trabajo del sistema hidráulico se taran (calibran) para que quienes se sientan al
volante, sientan constantemente un alto grado de adherencia de los neumáticos con la carretera,
permitiendo, de esta manera, un grado de seguridad muy alto.
2.1.6 Sistema de retrovisores
Permite al conductor, la visibilidad posterior del vehículo y la circulación que ocurre detrás, para
ello se cuenta con: espejos, eliminación de puntos ciegos, y otras ayudas de control como radares,
comunicación de seguridad inalámbrica del vehículo y visión nocturna
También conocidos como ‘antivuelcos’ son muy útiles en caso de que el conductor pierda el control
del automóvil. Mediante sensores que perciben la velocidad de cada una de las llantas, la posición
del volante y la posición del pedal del acelerador, un procesador electrónico determina las acciones
a tomar: frenar una o más ruedas o manteniendo las llantas en los apropiados controles de
tracción. Quizá sus siglas más extendidas y conocidas sean ESP.
Son los elementos que reducen al mínimo los daños que se pueden producir cuando el
accidente es inevitable
Protegen a los ocupantes del vehículo absorbiendo parte de la energía desprendida en una
colisión.
También pueden ser considerados elementos de la seguridad activa ya que influyen en la
estabilidad del vehículo y, consecuentemente, a evitar los accidentes.
El cinturón de seguridad protege a los ocupantes del vehículo en caso de accidente o detención
brusca, evitando que se desplacen por el interior del vehículo o salgan despedidos.
Circulando a 50 km/h y sin cinturón, el impacto con el parabrisas es equivalente a una caída desde
un tercer piso, por lo que la correcta colocación del cinturón de seguridad es muy importante.
La parte superior de la cinta debe colocarse sobre la clavícula, a medio camino entre el hombro y
el cuello, mientras que la parte inferior de la cinta se colocará sobre los huesos de la cadera,
siempre por debajo del abdomen. No colocar correctamente la parte inferior de la cinta puede
provocar que el cuerpo se deslice por debajo de ella y salga despedido, lo que se conoce como el
efecto submarino.
En los turismos y en aquellos vehículos cuya masa máxima autorizada de hasta 3.500 kilogramos
que, conservando las características esenciales de los turismos, estén dispuestos para el
transporte, simultáneo o no de personas y mercancías, que no estén provistos de dispositivos de
seguridad no podrán viajar niños menores de tres años de edad. Además, los mayores de tres
años que no alcancen los 135 centímetros de estatura deberán ocupar el asiento trasero.
2.2.3 El airbag
Previene el latigazo cervical que se produce especialmente en las colisiones por alcance,
pudiéndose producir un esquince cervical que es una de las lesiones más usuales en los
accidentes de tráfico. Casi una cuarta parte de los accidentados la sufren.
Es muy importante regularlo correctamente, el borde superior del apoyacabezas debe quedar
situado entre el límite superior de la cabeza y la altura de los ojos. El espacio existente entre el
apoyacabezas y la cabeza debe ser mínimo, no debe superar nunca los 4 centímetros.
2.2.5 El casco
Las lesiones sufridas en la cabeza son la principal causa de muerte en los accidentes en los que
están implicados vehículos de dos ruedas. El uso del casco reduce un 30% la posibilidad de sufrir
lesiones mortales y aumenta un 20% la posibilidad no sufrir daño alguno.
El casco que utilicemos debe estar homologado y quedarnos bien ajustado a la cabeza. En cuanto
al color es preferible elegir los claros y brillantes, ya que son vistos por los demás usuarios con
más facilidad y por lo tanto son más seguros.
Cuando el casco haya recibido un golpe, ya sea en un accidente o por una caída del mismo desde
una altura superior a los 1,50 metros, es recomendable cambiarlo lo antes posible. En algunos
casos los daños sufridos por el casco no son visibles a simple vista.
Los conductores y pasajeros de motocicletas o motocicletas con sidecar, de vehículos de tres
ruedas y cuadriciclos, de ciclomotores y de vehículos especiales quad deberán utilizar
adecuadamente cascos de protección homologados o certificados según la legislación vigente,
cuando circulen tanto en vías urbanas como en interurbanas.
En el caso de los conductores de bicicletas sólo deberán llevar el casco cuando circulen en vías
interurbanas, salvo en rampas ascendentes prolongadas, o por razones médicas que se
acreditarán o en condiciones extremas de calor.
2.2.5 Cristales
El compuesto del cristal parabrisas está preparado para que, en caso de accidente, no salten
astillas que puedan dañar a los pasajeros del vehículo. Las ventanillas laterales son más débiles y
se pueden romper. Es la salida más cómoda si en caso de vuelco las puertas se quedan
bloqueadas.
Descubrió que los automóviles de color plata habían tenido menos accidentes graves que los de
color verde, café o negro.
Se descubrió que los automóviles de color blanco tuvieron una tasa significativamente menor de
sufrir accidentes graves que los autos de otros colores, incluido el plata.
Comparados con los vehículos blancos, una cantidad de colores se asocian con un riesgo de
accidentes más alto. Esos colores son generalmente los que están por debajo en el índice de
visibilidad, e incluyen el azul, gris, negro, rojo, plata y verde. Ningún color fue significativamente
más seguro que el blanco, aunque varios otros colores no se pudieron distinguir del blanco en
términos de riesgo relativo de accidente. [...] Ninguno de los colores de vehículos que indicaron
un menor riesgo relativo en comparación con el color blanco fue estadísticamente significativo.
La siguiente tabla presenta la relación entre los accidentes de tránsito y los distintos colores de
automóviles. Como unidad se utiliza la peligrosidad del color blanco. Por ejemplo,
durante el día, el color plata (1,10) es 10% más peligroso que el color blanco
al atardecer o al amanecer (1,15) es 15% más peligroso y
de noche (1,08) es 8% más peligroso.
3. El factor vía
Las condiciones climatológicas o ambientales adversas, hacen que la conducción sea más difícil y
peligrosa. Los factores climatológicos más importantes a tener en cuenta son la lluvia, la nieve, el
hielo, la niebla, el viento y el sol.
3.2 La lluvia
3.3 La nieve
La nieve provoca una disminución de la adherencia de los neumáticos y, mientras está nevando,
dificulta la visibilidad.
Al realizar un trayecto por una zona con previsión de nevadas, es aconsejable lleva el depósito de
combustible lleno. Esto nos permitirá disponer de suficiente tiempo de calefacción en el caso de
quedar bloqueados a causa de la nieve. También es aconsejable llevar ropa de abrigo, agua y el
teléfono móvil con su batería completamente cargada.
Para lograr una conducción segura en tramos con nieve, es importante llevar los frenos bien
reglados, equilibrados y los neumáticos a su debida presión.
Al conducir con nieve en la calzada lo haremos siguiendo las siguientes indicaciones:
Arrancaremos el vehículo con suavidad y utilizando la marcha más larga posible, normalmente la
segunda o tercera marcha, para evitar que las ruedas patinen.
Reduciremos la velocidad.
Las frenadas, aceleraciones y giros de volante los realizaremos con suavidad.
En vehículos que no dispongan de sistema ABS, siempre que sea posible frenaremos con el motor
evitando utilizar el pedal del freno.
Circularemos utilizando las roderas de otros vehículos en la nieve, esto nos evitará sufrir
deslizamientos laterales.
3.4 El hielo
3.5 La niebla
La niebla reduce de forma brusca la visibilidad. En algunas ocasiones incluso hace imposible el
seguir circulando aun disponiendo de un buen equipamiento de luces.
Al circular con niebla actuaremos de la siguiente forma:
Utilizaremos el alumbrado de cruce, y antiniebla si es necesario, para ver y ser vistos.
Reduciremos la velocidad hasta adaptarla a nuestro campo de visión.
Utilizaremos las marcas horizontales de la calzada como guías.
Eliminaremos las pequeñas gotas del parabrisas y mantendremos el habitáculo bien ventilado para
evitar que se empañen los cristales.
Extremaremos la precaución cerca de ríos y zonas húmedas en las que la niebla puede aparecer
con mayor frecuencia.
Prestaremos atención a la falta de adherencia que produce la niebla al humedecer el asfalto.
La siguiente señal nos indica la proximidad de una zona de visibilidad reducida:
Visibilidad reducida.
Peligro por la proximidad de un tramo en que la circulación se ve dificultada por
una perdida notable de visibilidad debida a niebla, lluvia, nieve, humos, etc.
3.6 El viento
El viento puede sacudir de forma imprevista nuestro vehículo llegando incluso a modificar su
trayectoria, especialmente al pasar de zonas resguardadas a zonas desprotegidas como puede ser
a la salida de un túnel o al adelantar a un camión.
Al circular por una zona con viento:
Comprobaremos la dirección del viento observando la vegetación u otros elementos del entorno de
la vía. El viento lateral es el que más puede afectar la estabilidad del vehículo.
Reduciremos la velocidad.
Sujetaremos el volante con firmeza para mantear la trayectoria deseada.
Extremaremos las precauciones ante la posibilidad de encontrar obstáculos en la calzada.
Cerraremos las ventanillas para evitar la entrada de polvo o algún objeto inesperado en el
habitáculo.
La siguiente señal nos indica la proximidad de una zona en la que sopla viento lateral con
frecuencia:
Viento transversal.
Peligro por la proximidad de una zona donde sopla frecuentemente viento fuerte
en dirección transversal.
Al conducir es importante que la temperatura del interior del vehículo sea la adecuada. Una
temperatura excesiva puede aumentar la fatiga del conductor.