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Español 1
Unidad;
Tema VI
Participante; matricula;
Edwin guzman joseph 201804938
Correo;
201804938@p.uapa.edu.do
Facilitador(a);
Polonia nuñez
Nagua, Provincia María Trinidad Sánchez.
Estimado participante:
Se recomienda:
Tenemos muchos motivos valiosos por los cuales trabajar; trabajamos para
ganar el sustento diario, para poder contribuir al desarrollo de nuestra familia,
para desarrollar nuestras capacidades, etc. Sin embargo parece que estas
razones no son suficientes para evitar considerar que el trabajo "es un
enemigo". Basta mirar como anhelamos los fines de semana y los días
feriados, es decir la primera oportunidad para no trabajar o para hacerlo con el
mínimo esfuerzo. En el extremo opuesto, se encuentran los adictos al trabajo,
aquellos para los que no hay otra cosa que trabajar, han renunciado a su
familia, amigos y quién sabe qué cosas más por su obsesión.
Pero para vivir el trabajo verdaderamente, sin eliminar nada y sin renegar de
nada es preciso reconocer en lo cotidiano el significado profundo de nuestra
acción, o dicho de otra manera, es preciso tener las razones que nos hacen
descubrir el gusto por lo que hacemos.
. Las estas razones por las que trabajamos parecen no ser suficientes para
evitar considerar al trabajo como un enemigo.
2. Existen dos posturas extremas de enfrentarse al trabajo:
- se está atento a la primera oportunidad para no trabajar.
- se toma muy a pecho el trabajo dejando a un lado su familia, amigos..
3. Para vivir verdaderamente el trabajo es preciso tener las razones que nos
hacen descubrir el gusto por lo que hacemos
EL COALA
Érase una vez un Koala muy chiquito que se perdió en el bosque y estaba muy
triste porque extrañaba a su mamá.
Un día amaneció junto a una gallina y la gallina le preguntó: ¿Quién eres tú?
Yo soy Roberto, dijo el Koala. Entonces la gallina lo corrió de su casa.
El Koala se fue muy triste a buscar a su mamá y en la noche tenía mucho
miedo. Al día siguiente amaneció con un búho.
¿Quién eres tú? —le preguntó el señor búho.
Yo soy Roberto, dijo el Koala y el búho lo corrió de su casa.
El Koala se fue muy triste a seguir buscando a su mamá. Llegó otra vez la
noche y Roberto buscó un lugar para dormir. Al día siguiente amaneció con una
mariposa.
¿Quién eres tú? —le preguntó la mariposa. Yo soy Roberto —respondió el
Koala.
¿Y qué haces aquí, por qué no estás en tu casa? —preguntó la mariposa.
Me perdí y no sé cómo llegar a mi casa, no sé cómo encontrar a mi mamá —
respondió Roberto.
No te preocupes —dijo la mariposa— yo te voy a ayudar a encontrar a tu
mamá; ven, vamos a buscarla.
La mariposa sabía en qué parte del bosque vivían todos los koalas, así que no
tardaron mucho tiempo para encontrar la casa de la señora Koala.
¡Por fin llegaba a su casa! Roberto y su mamá se pusieron muy felices.
Ahora sí, pensó Roberto, puedo dormir tranquilo porque gracias a mi amiga la
mariposa, ya nadie me va a correr de esta casa
Cuando Andrea le dijeron eso ella se sintió muy triste ya que su mama era todo
para ella su mama era su luz, su más grande tesoro, ella se sintió muy sola, ya
que solo vivía con su madre no tenía papa ni hermanos ella se sentía tan pero
tan triste que duro muchos años con odio, con rencor, con mucho dolor. Ya que
su padre la había a abandonado cuando era una niña. Ella en ese momento
cuando perdió a su mama vivía una vida muy triste sin deseo de nada si razón
de vivir sin ganas de salir Asia delante.
Por eso hasta ahora ella vive sola sin esperanza de nadie sin deseo de amar
vive muy triste por esa experiencia que le toco vivir.