Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La Pretension
La Pretension
La monografíáa que lleva por tíátulo “La pretensioá n”, se ha disenñ ado en 11 sub
capíátulos a lo largo de los cuales se trataraá : el desarrollo del estudio de la pretensioá n
(generalidades), su nocioá n, la distincioá n entre pretensioá n material y pretensioá n
procesal, sus caracteres, naturaleza juríádica, elementos, estructura, fin y el estudio
de las diversas clases de pretensiones.
Por lo que, con la presente esperamos cubrir las expectativas de la caá tedra, a
fin de poder tener un mejor conocimiento de esta importante institucioá n, que
coadyuven a una mejor preparacioá n del profesional de derecho.
LOS MAESTRISTAS.
LA PRETENSIÓN
1.- GENERALIDADES:
Pero esta distincioá n tajante que intenta plantear el trabajo entre los tres
conceptos procesales, a saber; accioá n, pretensioá n procesal y demanda, no es
aceptada por todos los doctrinantes, como se dijera; ademaá s de la escuela
concreta de la accioá n, discrepa de ello el gran SALVATORE SATTA, quien sobre
el particular asíá se expresa: “La accioá n ciertamente implica una pretensioá n y
nadie hasta ahora logrado dar contenido juríádico a esta palabra fuera del uso
comuá n y menos en oposicioá n al teá rmino derecho”. SATTA regresa a una la
equiparacioá n de accioá n, pretensioá n, derecho.
2
BACRE, Aldo. Teoría General del Proceso. Tomo I. Editorial Perrot, Buenos Aires, 1986. Pág. 289.
3
DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Teoría general del proceso. Editorial Universidad, 3° edición, Buenos Aires,
2004. Pág. 213.
Si el actor no tuviera una pretensioá n por satisfacer mediante el proceso,
seguramente no ejerceríáa la demanda para iniciarlo, ya que eá l persigue
siempre un fin concreto en su intereá s y no una declaracioá n abstracta y teoá rica
acerca de contenido de la ley material. Como ese fin material que persigue el
actor no es el fin de la accioá n, como oportunamente lo estudiamos, puede
resultar fallido el primero por serle desfavorable la sentencia, no obstante que
el segundo se satisface a cabalidad al culminar el proceso con ella. Pero cuando
contemplamos la demanda en su entidad propia, aparece inevitablemente la
pretensioá n como el fin concreto que el demandante persigue, es decir, las
declaraciones que se pretende se haga en la sentencia; esa pretensioá n es, por lo
tanto, el petitún de la demanda, lo que se pide en ella que sea reconocido o
declarado en la sentencia a favor del demandante. Desde este punto de vista
puede hablarse de pretensioá n, en sentido lato, tanto en procesos contenciosos
como en los de jurisdiccioá n voluntaria; pero existe una diferencia fundamental
en los dos casos, porque mientras en los primeros esa pretensioá n va
encaminada a obtener la satisfaccioá n de un intereá s propio mediante la
supeditacioá n de un intereá s ajeno (el del demandado), en los segundos se
persigue tan soá lo el requisito de la declaracioá n para delimitar o ejercitar o
satisfacer el intereá s personal, con prescindencia de vincular con ella la
voluntad o el intereá s de otra persona.
Teá ngase bien en cuenta que la accioá n debe ser ejercida por el
demandante para poder hacer valer la pretensioá n en el proceso; pero esta no
es fundamento, ni la causa de aquella, ni forma parte de ella. Las dos nociones
se distinguen radicalmente.
MONROY GAÍ LVEZ, senñ ala que al ser abstracto, el derecho de accioá n
carece de existencia material: es soá lo un impulso de exigir tutela jurisdiccional
al Estado. Sin embargo, es cierto tambieá n que realizamos tal actividad cuando
tenemos una exigencia material y concreta respecto de otra persona o de otro
sujeto de derechos, es decir, cuando tenemos un intereá s con relevancia juríádica
respecto de un bien tutelado, que es resistido por otro4.
El acto de exigir algo – que debe tener por cierto la calidad del caso
justiciable, es decir, relevancia juríádica – a otro antes del inicio de un proceso
se denomina pretensión material. La pretensioá n material no necesariamente
es el punto de partida de un proceso. Asíá, es factible que un sujeto interponga
una demanda sin antes haber exigido a la persona que ahora demanda, la
satisfaccioá n de la pretensioá n. Por otro lado, tampoco lo es porque puede
ocurrir que al ser exigida la satisfaccioá n de una pretensioá n material, eá sta sea
cumplida por el requerido. En consecuencia, puede haber pretensioá n material
sin proceso y proceso sin pretensioá n material.
4
MONROY GÁLVEZ, Juan. Teoría General del Proceso. Editorial Communitas, 3° Edición, Lima, 2009. Pág.
498.
Refiriéndose a la pretensión material, y tomando como ejemplo un
préstamo de dinero, RAMÍREZ ARCILA expresa:
5
MONROY GÁLVEZ, Juan. Ob. Cit. Pág. 500.
que el titular de una pretensioá n procesal, ergo, un demandante, dado que este
debe regular su conducta a lo que las normas procesales prescriben.
b) En el proceso penal.
La accioá n penal puede ser ejercitada sin senñ alar ninguá n imputado o
sindicado, es decir, sin que se mencione a nadie como sospechoso de ser el
autor del delito, pues basta con pedir que se inicie la investigacioá n sumarial
para investigar el ilíácito denunciado; la pretensioá n penal no se concibe sin que
esteá dirigida contra una o varias personas que deben ser senñ aladas como
autores o simples sospechosos de ser los autores, coá mplices o encubridores
del delito. Por esta razoá n, no se concibe el ejercicio de la pretensioá n penal, sin
que se formule una imputacioá n o sindicacioá n contra alguien.
Pero hay dos clases de imputacioá n y por tanto dos momentos procesales
para el ejercicio de la pretensioá n penal: la inicial que se formula en la denuncia,
querella o instancia formulada ante el juez de la causa o el investigador (seguá n
el sistema legal que rija sobre este punto), que acompanñ a a la accioá n penal
propiamente dicha (como la pretensioá n civil ejercitada en la demanda); la
posterior, que se contiene en la providencia judicial que pone fin al sumario o
la instruccioá n e inicia el proceso penal propiamente dicho, que en Colombia se
denomina “auto de proceder”. La uá ltima es la imputacioá n definitiva que el
Estado (ya no el denunciante o querellante) le formula al imputado o sindicado
y por tanto es la pretensioá n punitiva del Estado contra aqueá l: la primera puede
ser calificada de imputacioá n y pretensioá n provisional.
a) Elemento subjetivo.
Se entiende por tal los entes personales que figuran como titulares,
aunque en grado diferente, de las conductas humanas significativas que llevan
consigo toda pretensioá n procesal. El elemento subjetivo de la pretensioá n
procesal no es uá nico sino muá ltiple: por una parte, se yergue quien formula la
pretensioá n: el pretensionante. Sin embargo, y como toda pretensioá n procesal es
un concepto nacido de la coexistencia del hombre, es preciso que quien
reclama lo haga frente o contra alguien, que dirija su reclamo hacia alguá n otro
miembro de la comunidad; esta alteridad elige asíá a la persona a quien se
llama a resistir la pretensioá n, en teá rminos carneluttianos, al resistente.
b) Elemento objetivo.
Se comprende como tal “el sustrato material sobre el cual recaen las
conductas humanas, integrando asíá el soporte baá sico, ubicado como
trascendente, de cada persona actuante y de cada actuacioá n personal”.
Toda pretensioá n recae, pues, sobre un bien determinado; tiene asíá por
objeto un elemento no personal, de derecho sustancial, que idealmente se
configura como susceptible de constituir el objeto de una relacioá n juríádica
sustancial. El objeto es lo pedido, lo reclamado: que se declare que soy hijo de
Pedro: la filiacioá n es el objeto. Que se condene a Pedro a que me restituya la
casa de Huancayo: la conducta de Pedro de restituirme la casa de Huancayo es
el objeto en el cual a la vez distingo un objeto mediato y uno inmediato: la
conducta y la casa. Que se constituya el estado de divorcio: el divorcio es el
objeto.
c) La actividad.
Es el tercer elemento que enlista GUASP y que eá l denomina el elemento
modificativo de la realidad. Esa actividad estaá constituida por el hecho de que
los titulares de la pretensioá n, al ocuparse del objeto de la misma, determinan
con su conducta una modificacioá n de la realidad.
Fundada. La actividad se define asíá por GUASP como una peticioá n juríádica
fundada: significando la uá ltima cualificacioá n que la peticioá n invoca un
fundamento, sea este auteá ntico o no.
d) La “causa petendi”
- INTRODUCCIÓN
LA PRETENSIÓN
1.- Generalidades.
- CONCLUSIONES
- BIBLIOGRAFÍA
- ÍNDICE