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ORIGEN DEL MESTIZAJE EN VENEZUELA

Las empresas de conquista que arribaron en el nuevo continente y en el actual territorio venezolano durante el
siglo XV, estaba compuesto por personas de género masculino, los conquistadores que llegaron a América, no
trajeron dentro de su tripulación a mujeres, por lo cual, sexualmente el conquistador europeo se mezcló
solamente con indígenas. Es de esta forma como se inició el proceso de mestizaje que dio origen a la sociedad
tanto americana como venezolana en el periodo de conquista.
TRES GRUPOS DE ETNIAS
Según variadas teorías históricas, se concluye que la formación del mestizaje en Venezuela, es debido a la
interacción de tres etnias, la primera de ellas la etnia Caucasoide (blancos) la cual es representada por el blanco
de euroasiático occidental; el segundo corresponde a los Mongoloides (amarillos) los cuales son una etnia
asentada en América a la llegada de los españoles, y estos poseen rasgos comunes a la mayor parte de Asia; y
para finalizar la etnia Negroide (negros) los cuales según conceptos antropológicos y no genéticos corresponden
a la raza negra, se dice de estos que fueron traídos a América por medio del comercio racial ocasionado por la
compra y venta de esclavos, capturados en África.
DESARROLLO DEL MESTIZAJE EN VENEZUELA
Cabe señalar que la mezcla de culturas tuvo como consecuencia directa la creación de una nueva “raza”, la cual
según estudios anteriormente realizados no existe de manera pura, al menos en Venezuela y América, debido a
que la mezcla ha sido desde la llegada de colonizadores imparable.
Como señalamos anteriormente la consolidación del mestizaje se realizó desde que los europeos bajaron desde
sus barcos, sin embargo su consolidación fue principalmente a mediados del siglo XV, a modo de
ejemplo Alonso de Ojeda, navegante, gobernador y conquistador de origen español quien contrajo matrimonio
en Venezuela con una indígena y tuvo varios hijos, otro caso fue el del conquistador de Venezuela, Francisco
Fajardo, quien era mestizo.
Entre los factores que facilitaron en desarrollo del mestizaje en Venezuela, se destacan los mínimos prejuicios
raciales que tenían los europeos al momento de involucrarse con una indígena, en este caso señalar que eran de
mayor importancia los prejuicios vinculados al área religiosa y de clase social. Un segundo factor fundamental
del desarrollo del mestizaje es debido a que las mujeres indígenas eran en algunos casos entregadas a los
españoles como regalos, por lo cual se convertían en símbolos de paz, entre indígenas y conquistadores. Y un
tercer factor de importancia de desarrollo del mestizaje, corresponde a la juventud con la cual los españoles y
europeos llegaban al nuevo continente, aproximadamente 20 años, lo cual tenía como consecuencia directa que
los estándares de comportamiento ibéricos eran olvidados y/o cambiados gracias a la interacción con el medio
americano.
REVUELTA EN MERIDA de 1987:

La noche del 13 de Marzo de 1987, Mérida fue sacudida por un hecho doloroso: el Bachiller LUIS
CARVALLO CANTOR, había sido asesinado cuando orinaba en un portón en el momento en que festejaba con
sus condiscípulos la culminación de su carrera (Ingeniería), en un oscuro garaje cae abatido de un balazo, fue
sindicado por el disparo mortal del Doctor Bernardino Nava, quien antes ya había asesinado a otros ciudadanos
de la mas vil manera en que mató a este bachiller y por el cual gozaba de total impunidad e inclusive dándole
muerte a otras personas después de haber salido de la cárcel.

Esa noche y durante los cinco días subsiguientes la ciudad de Mérida vivió una insólita conmoción que tuvo
reflejos y consecuencia en toda la geografía, ámbitos sociales y políticos del país; sobre los cuales se hicieron
las mas diversas y contradictorias interpretaciones.

Producto de esa rebelión popular la ciudad fue totalmente militarizada, la dirigencia popular y estudiantil fueron
perseguidas, allanadas y reprimidas por las fuerzas de “seguridad” del estado.

¿Qué pasó el 13 de Marzo de 1987?


En Venezuela reinaba una total impunidad y diariamente eran asesinados dirigentes obreros, campesinos y
estudiantiles por las bandas armadas de Acción Democrática (AD) y COPEI con sus aparatos represivos del
estado, para nadie es un secreto que el Bachiller Carvallo Cantor quien era militante de AD, fue una de las
tantas victimas inocentes que inundaron y siguen inundando de sangre las calles de este país y fue ajusticiado de
manera cobarde por este señor quien era miembro del partido Social Cristiano COPEI, esto trajo como
consecuencia la rebelión de un pueblo indignado que salio a las calles a exigir justicia no solo por la muerte del
bachiller Carvallo sino también por los centenares de estudiantes que fueron asesinados. Hoy muchos de esos
crímenes siguen Impunes en esta llamada Quinta República.

Esa Noche el Heroico Pueblo de Mérida sale a la calle y para silenciar la revuelta popular el gobierno de Jaime
Lusinchi declara un toque de queda y mueve Batallones del Ejercito de Táchira, Trujillo, Zulia y Lara
militarizando la ciudad declarándola en Estado de Sitio, quienes no pudieron sino después de 5 días de combate
popular aplastar la indignación del pueblo mientras que en el resto del país se produjeron hechos de solidaridad
y de protesta popular.

Estas protestas fueron cobradas por el gobierno con el asesinato de otro estudiante de la Universidad de los
Andes, el Bachiller Jonhy David Villareal quiencae abatiendo en el Núcleo Universitario Rafael Rangel
(NURR-ULA) de Trujillo el 2 de Julio de 1987. cuyo sepelio asistió el Gran Rector Estudiantil “Perucho”
Rincón Gutiérrez encabezando la marcha funebre al cementerio de Escuque despidiendo al mártir con sus
palabras inolvidables: “Jonhy Villareal": ¡NO TE ENTERRAMOS, TE SEMBRAMOS PARA QUE SEAS
RAIZ DE PROFUNDA DIGNIDAD¡

El pueblo de Escuque le rindió el homenaje a este bachiller con una batalla campal contra los Partidos del Pacto
de Punto Fijo y las Fuerzas Represivas del Gobierno. (Portal de Ruptura Universitaria).

Caracazo

El 27 y el 28 de febrero de 1989 el pueblo venezolano se rebeló ante el paquete neoliberal impulsado por Carlos
Andrés Pérez. La insurrección fue duramente reprimida por la Policía y el Ejército. El saldo: unas tres mil
personas asesinadas y una conciencia creciente en jóvenes militares sobre la necesidad de superar su rol en
defensa del Estado neoliberal.
Carlos Andrés Pérez había asumido su segundo mandato el 2 de febrero. El gobierno de Acción Democrática se
encontraba totalmente comprometido con las políticas de EEUU y dos semanas después anunció un paquetazo
diseñado por el FMI, que incluía la eliminación de subsidios, la liberación del tipo de cambio, un aumento de
los precios -entre ellos el del combustible- y el congelamiento de salarios.

El plan en su conjunto implicaba un fuerte ajuste sobre los ingresos de los sectores populares. El lunes 27 de
febrero, comenzaron las primeras protestas en Guarenas, a unos 40 km de Caracas, los trabajadores.
Rápidamente se extendieron a la terminal de Nuevo Circo, en el centro de la capital, donde se quemaron
colectivos. La población comenzó a levantar barricadas en las principales avenidas y pronto las ciudades del
interior se levantaron en protestas populares.

El secretario general de Unasur hasta 2014, Alí Rodríguez Araque -quien en 1989 era diputado por el partido
opositor Causa R- relata en el libro Antes de que se me olvide que a partir de estos episodios “se desató la furia
del pueblo, sin conducción. Fue el detonante emocional que catalizó todo el descontento popular. En una
reflexión posterior a todo aquello, recordaba la expresión de César Vallejo: ‘Pero un día el pueblo encendió su
fósforo cautivo, oró de cólera’. Y eso, literalmente, fue el Caracazo: el pueblo oró de cólera”.

La respuesta del régimen bipartidista fue despiadada. Efectivos de la Policía y el Ejército tomaron el control de
la ciudad y durante varios días se dedicaron al tiro al blanco contra la población. Las cifras oficiales hablaron de
400 muertos, pero todas las estimaciones dan una cifra varias veces mayor, de al menos tres mil homicidios. En
Caracas se cuenta que, además, actores con poder aprovecharon la situación para dirigir casos de sicariato por
motivos políticos o incluso personales, con total impunidad.

En los barrios, los soldados ametrallaban a las personas que transitaban por las escaleras. Muchos de los
cadáveres fueron arrojados al río Guaire o enterrados en fosas comunes. En estas circunstancias fue asesinado
también el mayor Felipe Antonio Acosta Carlez, uno de los oficiales patriotas juramentados el 17 de diciembre
de 1982 en el Samán de Güare junto al entonces joven capitán Hugo Chávez.

La Policía Metropolitana (PM), que también participaba en la represión en las calles, aplicaba la “ley de fuga”
contra presos a los que primero liberaban y luego asesinaban. La PM estaba en ese momento dirigida por el
alcalde Antonio Ledezma, hoy detenido por su involucramiento en el plan golpista. Un procedimiento que
recuerda las declaraciones de su actual discípulo, Lorent Gómez Saleh, que durante 2014 quedó registrado en un
video hablando de asesinar a los “malandros”, en referencia a los cuadros intermedios del chavismo: “Limpieza
social, compadre”. Nunca se realizó una investigación, y no fue hasta el 2011 que se sancionó una ley para
investigar los crímenes ocurridos en la represión estatal y paraestatal de las últimas décadas del siglo XX.

Años más tarde, con la aparición pública del movimiento cívico militar liderado por Hugo Chávez el 4 de
febrero de 1992 y el proceso iniciado en ese momento, la historia dio cuenta del impacto que había tenido al
interior de las filas del Ejército su utilización represiva. “Pueblo masacrado, pueblo traicionado muchas veces.
La masacre recorrió todas estas calles, desde Petare hasta El Valle. La tragedia de El Caracazo nos golpeó el
rostro a los soldados venezolanos”, dijo Chávez al conmemorar la rebelión en 2011. El comandante consideraba
al Caracazo como “la chispa que encendió el motor de la Revolución Bolivariana”.

Volver al FMI
El intento de golpe desarticulado el 11 y 12 de febrero de 2015 venía acompañado, naturalmente, por un
programa político firmado por los principales referentes de la derecha y apoyado por el gobierno de EEUU y el
Estado español, entre otros sectores derechistas.

Como si el tiempo no hubiera pasado y todavía el país se encontrara en los 90, Antonio Ledezma, Leopoldo
López y María Corina Machado se refieren a la Revolución Bolivariana como “un régimen que en los últimos
dieciséis años aplicó un modelo fracasado y ha ejercido de manera impune la antidemocracia”.

Prácticamente sin eufemismos, en el plano económico los referentes de ultraderecha proponen implementar las
políticas del FMI, fracasadas en los últimos 30 años en todo el mundo: liberar los precios y el tipo de cambio;
promover la ganancia empresaria para atraer inversiones y reparar los “daños” por la expropiación de empresas,
son algunos de los puntos centrales.

26 años después
De 1989 a 2015, son muchas las cosas que han cambiado en Venezuela. Las protestas de esta época dan pistas
sobre las diferencias: mientras en 1989 era el pueblo pobre, el de los cerros, el que bajaba a tomar lo que el
sistema le negaba, hoy la violencia corre por cuenta de sectores medios y altos. Las guarimbas de 2014, por
ejemplo, se realizaron en 18 de los 335 municipios que tiene el país. Todos ellos están gobernados por la
oposición de derecha y concentran la población de mayores ingresos.

El sábado 28 de febrero, el pueblo bolivariano volvió a las calles a recordar el Caracazo y a reafirmar su
compromiso con la Revolución Bolivariana, en un contexto marcado por la ofensiva golpista, acompañada
abiertamente por EEUU. Simbolizando el cambio de época, la marcha recorrió gran parte de la ciudad y
culminó en Miraflores. Al mismo tiempo, el sector más extremista de la oposición, representado en el partido
Voluntad Popular, de Leopoldo López, convocó a firmar el Acuerdo Nacional de Transición en la plaza Brion
de Chacaíto, en el este de la ciudad.

REVELION MILITAR:

Entre los días 3 y 4 de febrero de 1992 un golpe militar fallido intentó derrocar al entonces Presidente de la
República, Carlos Andrés Pérez. Estuvieron comprometidas en la asonada, guarniciones militares de los estados
Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y el Distrito Federal. El alzamiento—denominado Operación Zamora—se
inició en la tarde del día 3 y estalló en la noche, al retornar al país el presidente Pérez, luego de su participación
en el Foro Económico Mundial, en la ciudad de Davos (Suiza). Los responsables eran miembros de una
agrupación clandestina existente en el seno de las Fuerzas Armadas, conocida como Movimiento Bolivariano
MBR-200. Dicha organización fue fundada en 1983 por los entonces capitanes del Ejército Hugo Chávez Frías,
Felipe Acosta Carlés y Jesús Urdaneta Hernández, quienes se desempeñaban como instructores de la Academia
Militar. Debido a que entre sus miembros figuraban oficiales de graduaciones medias tales como comandantes,
mayores, capitanes, tenientes y tenientes-coroneles, dicho movimiento se conoció como COMACATE.
Asimismo, buena parte de los integrantes pertenecían a la promoción Simón Bolívar, la cual egresó de la
Escuela Militar en 1975.
En relación a las razones argumentadas por los oficiales golpistas, tenemos que las mismas eran la gestión
política y económica del Presidente Pérez; el descontento de los sectores medios y bajos de las Fuerzas
Armadas por los hechos de corrupción verificados en los altos mandos militares; la subordinación de las
Fuerzas Armadas a un liderazgo político que consideraban incapaz y corrupto; la utilización de las Fuerzas
Armadas, en particular el Ejército y la Guardia Nacional, en la represión de los disturbios del 27 de febrero de
1989; el cuestionamiento a la posición sostenida por el presidente Pérez en las negociaciones relativas a la
delimitación limítrofe con Colombia; el deterioro de las condiciones socioeconómicas de la oficialidad media y
baja de las tropas; y el empleo de las Fuerzas Armadas en labores como repartición de útiles escolares, becas
alimentarias, campañas de vacunación y de arborización. De acuerdo con los alzados su acción estaba
justificada por la interpretación del artículo 132 de la Constitución Nacional de 1961, según el cual se
consagraba a las Fuerzas Armadas la defensa nacional, la estabilidad de las instituciones democráticas y el
respeto a la Constitución y a las leyes, el cual estaba siendo vulnerado por el Gobierno de Pérez. No obstante, a
pesar de lo anterior en entrevistas concedidas a la prensa, lo golpistas señalaron que lo mismos estaban
conspirando desde hacía 10 años antes, aproximadamente durante el gobierno de Luis Herrera Campíns.
Los principales dirigentes de la acción golpista fueron los tenientes coroneles Hugo Chávez Frías, Francisco
Arias Cárdenas, Joel Acosta Chirinos, Jesús Urdaneta Hernández y Jesús Ortiz Contreras. La toma de la región
capital estuvo bajo la responsabilidad del teniente coronel Chávez Frías, quien dirigió las acciones desde el
Museo Histórico Militar de La Planicie, y del teniente coronel Joel Acosta Chirinos, quien comandó las
operaciones en la base aérea Generalísimo Francisco de Miranda, en La Carlota. Los combates en el Distrito
Federal se iniciaron hacia las 11 p.m. del día 3 y los enfrentamientos más intensos tuvieron lugar en la
residencia presidencial La Casona, en el Palacio de Miraflores y en la base aérea Francisco de Miranda. Otras
acciones tuvieron lugar en el Fuerte Tiuna, donde se iniciaron las acciones golpistas, en las comandancias
generales del Ejército y la Armada, en el Comando Regional núm. 5 y el Comando de Seguridad Urbana de la
Guardia Nacional, la sede de la Disip en el Helicoide, en la sede de la Comandancia de la Policía Metropolitana
en Cotiza y en Venezolana de Televisión (canal 8). A pesar de la magnitud del movimiento en la región capital,
el presidente Pérez pudo sortear con éxito la situación, ya que a su llegada de Suiza estaban esperándolo el
Ministro de la Defensa, general Fernando Ochoa Antich, y el Ministro de Interiores, Virgilio Ávila Vivas,
quienes se habían trasladado al Aeropuerto Internacional de Maiquetía, para desarticular un presunto operativo
destinado a detener al presidente Pérez. Una vez en la residencia presidencial, Pérez recibió a las 11 p.m. una
llamada telefónica de Ochoa Antich en la que era informado de un alzamiento en el Fuerte Mara en el Zulia, por
lo que decidió trasladarse al Palacio de Miraflores, evadiendo por escasos minutos la captura de los golpistas.
Posteriormente, a las 12 p.m. Miraflores fue atacado por tanques y por una unidad de paracaidistas,
produciéndose intensos combates que derivaron en múltiples heridos y muertos de ambas partes. Nuevamente,
el presidente Pérez logro huir de sus captores dirigiéndose al canal 4 de televisión (Venevisión), desde donde se
comunicó con el país a la 1 a.m., informando acerca de la situación y condenando al movimiento insurreccional.
Finalmente, la rendición de los insurgentes comenzó una vez que las tropas leales retomaron el Palacio de
Miraflores a las 4 a.m. y se prolongó hasta cerca del mediodía del día 4, cuando se entregó el líder de la
operación, el comandante Hugo Chávez Frías. El presidente Pérez retornó al Palacio una vez que fue recuperado
por las fuerzas del gobierno. Sin embargo, la situación en el resto del país no estaba controlada, ya que a
diferencia de la región capital donde el movimiento insurreccional fracasó, en el estado Zulia había triunfado la
operación denominada Reconstrucción 92. En tal sentido, su máximo jefe Francisco Arias Cárdenas, quien se
desempeñaba como comandante del grupo de artillería misilística José Tadeo Monagas, había tomado a las 12
p.m. la casa del gobernador del estado Oswaldo Álvarez Paz, y desde la misma se proclamó gobernador militar
del estado, dando a conocer a través de una emisora radial los motivos del golpe y los principios del MBR-200.
Entre los principales puntos estratégicos tomados por las fuerzas de Arias Cárdenas, figuraban el puente sobre
el Lago de Maracaibo, el cuartel Libertador, los destacamentos 33 y 35 de la Guardia Nacional, el Cuartel de
Patrulleros de la Policía del Estado, la sede de la Disip, instalaciones petroleras de la costa oriental del lago, el
canal II de televisión, etc. No obstante, en vista del fracaso de las operaciones en Caracas, Arias depuso las
armas.
Aragua y Carabobo fueron otras regiones del país en las que actuaron los golpistas. En cuanto a Maracay,
tenemos que se sublevaron 3 batallones de la 41ª Brigada de infantería Paracaidista y el batallón García de
Sena, al mando del teniente coronel Jesús Urdaneta Hernández, y el batallón de cazadores General Vásquez, al
mando del teniente coronel Jesús Ortiz Contreras. Los combates más intensos se escenificaron en el Cuartel
Páez, a 2 cuadras del Palacio de Gobierno, en el Cuartel La Placera, y en la base Libertador. Los rebeldes
rodearon la base, pero no lograron ingresar, pero no lograron ingresar en ella ni utilizar los aviones. En la
guarnición de Valencia actuaron el batallón blindado Pedro León Torres, el grupo de artillería de campaña Lara,
el batallón de apoyo José G. Lugo, una compañía de comunicaciones y una compañía de honor. Durante
aproximadamente 15 horas los insurrectos controlaron varios puntos estratégicos de la ciudad, entre ellos el
Comando Regional núm. 2 de la Guardia Nacional. El sometimiento de los alzados finalmente se consiguió
hacia las 4 p.m. del día, tras la breve alocución a la 1p.m. de Hugo Chávez Frías, quien asumió la
responsabilidad del movimiento y solicitó las fuerzas aún rebeldes de Aragua y Carabobo que se rindieran ante
el fracaso de las operaciones en Caracas, para evitar mayores derramamientos de sangre.
Durante la mañana del día 5 de febrero de convocó a una sesión bicameral extraordinaria en el Congreso, con el
propósito de presentar a la consideración del Poder Legislativo ante la aprobación por parte del Poder Ejecutivo
de un decreto que establecía la suspensión de las garantías constitucionales en todo el territorio nacional, así
como de un toque de queda. Por acuerdo de las fracciones parlamentarias se resolvió no debatir sobre la materia
sino formular un comunicado de condena al intento de golpe. Sin embargo, para sorpresa de todos, el senador
vitalicio Rafael Caldera, desatendiendo el acuerdo previo, pronunció un polémico discurso en que rebatió la
tesis del magnicidio como motivo de la insurrección, al señalar que dicho movimiento respondía a una crisis
más profunda de la democracia venezolana y sus instituciones. El discurso de Caldera se convirtió en un
importante suceso político que le sirvió de plataforma para llegar a la presidencia de la República en diciembre
de 1993. En cuanto al comandante Chávez y los oficiales de mayor rango involucrados en la insurrección, los
mismos fueron recluidos en el Cuartel San Carlos de Caracas y luego en la Cárcel de Yare en los Valles del
Tuy. A semanas de este intento, el Tribunal Militar II de Primera Instancia Permanente de Caracas anunció que
había 133 oficiales (entre los cuales 24 fueron acusados de dirigir la rebelión y el resto de ser adherentes) y 967
soldados sometidos a la investigación. Con el tiempo, las causas de muchos de los militares presos fueron
sobreseídas; otros fueron dados de baja, y otros indultados por el presidente Caldera en 1994 bajo la condición
de solicitar su retiro de las Fuerzas Armadas, tal como sucedió con los oficiales que dirigieron la operación.

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