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La forma original del nombre, Abram , es aparentemente el término asirio Abu-ramu. Es dudoso si
el significado usualmente atribuido a esa palabra, "padre excelso", es correcto. El significado que se
da al nombre Abraham en Génesis 17,5 es un juego popular de palabras, y se desconoce su
significado real. El asiriólogo Hommel sugiere que en el dialecto minoico, se escribe la letra hebrea
Hê ("h") para alargar la letra a. Quizás aquí podemos tener la derivación real de la palabra, y
Abraham puede ser solamente una forma dialéctica de Abram.
La historia de Abraham aparece en el Libro del Génesis, 11,26 a 25,18. Primero daremos un breve
resumen de la vida del patriarca, como se relata en esa parte del Génesis, luego discutiremos en
secuencia el tema de Abraham desde los puntos de vista del Antiguo Testamento, Nuevo
Testamento, historia profana y leyenda.
Contenido
• 1 Breve resumen de la vida de Abraham
• 2 Punto de vista del Antiguo Testamento
• 3 Punto de vista del Nuevo Testamento
• 4 A la luz de la Historia Profana
• 5 Punto de vista de la Leyenda
Breve resumen de la vida de Abraham
Doré
Téraj tuvo tres hijos: Abram, Najor y Harán. Abram se casó con Saray. Téraj tomó a Abram y su
esposa Saray, y a Lot, el hijo de Harán, quien había muerto, y dejando Ur de los caldeos, vino a
Jarán y vivió allí hasta su muerte. Entonces, respondiendo al llamado de Dios, Abram, con su
esposa Saray, y Lot, y el resto de sus posesiones, fueron a la tierra de Canaán, entre otros lugares a
Siquem y Betel, donde construyó altares al Señor.
Una hambruna estalló en Canaán y Abram viajó hacia el sur a Egipto, y cuando había entrado al
país, temiendo ser asesinado a causa de su esposa, le rogó a ésta que dijera que era su hermana. La
noticia de la belleza de Saray llegó hasta el Faraón, y él la condujo a su harén, y honró a Abram en
consideración a ella. Después, sin embargo, encontrando que ella era la esposa de Abram, la
despachó ilesa, y reprendiendo a Abram por lo que había hecho, lo expulsó de Egipto.
De Egipto, Abram vino con Lot hacia Betel, y allí, encontrando que sus rebaños y ganados habían
crecido mucho, propuso que se separaran y fueran por sus propios caminos. Así, Lot escogió el país
alrededor del Jordán, mientras que Abram vivió en Canaán, y vino y habitó en el valle de Mambré
en Hebrón. Ahora, a causa de una sublevación de los reyes de Sodoma y Gomorra y otros reyes
contra Kedorlaomer, rey de Elam, después de haberle servido durante doce años, éste en el año
décimo cuarto hizo una guerra contra ellos con sus aliados, Tidal, rey de naciones, Amrafel, rey de
Senaar, y a Aryok, rey de Ponto.
El rey de Elam salió victorioso, y había ya llegado a Dan con Lot como prisionero, y cargado con el
botín, cuando fue alcanzado por Abram. Con 318 hombres, el patriarca lo sorprende, lo ataca y lo
derrota, rescata a Lot y el botín y regresa triunfante. En su camino a casa, se encuentra con
Melquisedec, rey de Salem quien presenta pan y vino, y lo bendice, y Abram le da el diezmo de
todo lo que tiene; pero no reserva nada para sí mismo. Dios promete a Abram que su descendencia
será como las estrellas del cielo y que él poseerá la tierra de Canaán. Pero Abram no ve cómo será
eso, porque ya se ha vuelto viejo. Entonces la promesa es garantizada por un sacrificio entre Dios y
Abram, y por una visión y una intervención sobrenatural durante la noche.
Saray, quien había envejecido y había abandonado la idea de tener hijos, persuadió a Abram a tomar
a su sierva Agar. El así lo hace, y Agar, estando encinta, desprecia a la estéril Saray. Saray la
maltrata por esto, así que ella huye al desierto, pero es persuadida a regresar por un ángel que la
conforta con promesas de grandeza del hijo que va a dar a luz. Ella regresa y da a luz a Ismael.
Trece años más tarde, Dios se aparece a Abram y le promete un hijo de Saray, y que su posteridad
será una gran nación. Como signo, le cambia el nombre de Abram por Abraham, el de Saray por
Sara, y ordena el rito de circuncisión.
Tal es la opinión moderada; la postura avanzada es algo diferente. "La opinión asumida por el
paciente criticismo reconstructivo de nuestros días es que, no sólo religiosamente, sino aún en un
sentido cualitativo, históricamente también, las narraciones de Abraham merecen nuestra atención"
(Cheyne, Encyc. Bib., 26). Volviendo ahora a mirar la luz arrojada por la historia profana sobre los
relatos de la vida de Abraham como se dan en el Génesis, tenemos primero que todo, las
narraciones de historiadores antiguos, como Nicolás de Damasco, Beroso, Hecateo y similares.
Nicolás de Damasco dice cómo Abraham, cuando salió de Caldea vivió por varios años en
Damasco. En efecto, en Josefo se dice que él fue el cuarto rey de esa ciudad. Pero entonces no hay
duda práctica de que este relato se basa en las palabras del Génesis, 14,15, en el cual se menciona el
pueblo de Damasco. En cuanto al gran hombre al cual se refiere Josefo como mencionado por
Beroso, no hay nada para mostrar que ese gran hombre fue Abraham. En la "Praeparatio Evang." de
Eusebio hay extractos de numerosos escritores antiguos, pero no se les puede atribuir ningún valor
histórico. En efecto, en lo que concierne a los historiadores antiguos, podemos decir que todo lo que
conocemos de Abraham está contenido en el libro del Génesis.
Un asunto mucho más importante e interesante es el valor atribuible a los recientes descubrimientos
arqueológicos de exploradores bíblicos y otros en el Oriente. Arqueólogos como Hommel, y más
especialmente Sayce, están dispuestos a asignarles una gran importancia. Ellos dicen, en efecto, que
estos descubrimientos arrojan un serio elemento de duda sobre muchas de las conclusiones de los
críticos más prominentes. De otra parte, críticos avanzados como Cheyne al igual que moderados
como Driver, no tienen en muy alta estima las deducciones hechas por estos arqueólogos a partir de
la evidencia de los monumentos, sino que las consideran como exageraciones. Para dejar el asunto
más claro, citamos lo siguiente del Profesor Sayce, para capacitar al lector a ver por sí mismo, lo
que él piensa (Early Hist. Of the Hebrews, 8): "Se han encontrado tablillas cuneiformes relativas a
Kedorlaomer y los otros reyes de Oriente mencionados en el capítulo 14 del Génesis, mientras que
en las Tablas de Tell el-Amarna]], el rey de Jerusalén declara que él había sido elevado al trono por
el 'brazo' de su Dios, y fue por consiguiente, un sacerdote-rey como Melquisedec. Pero
Kedorlaomer y Melquisedec hacía mucho tiempo habían sido proscritos al campo mítico y el
criticismo no admitiría que un descubrimiento arqueológico los hubiese restituido a la historia real.
Por consiguiente, escritores en satisfecha ignorancia de los textos cuneiformes, dijeron a los
asiriólogos que sus traducciones e interpretaciones eran igualmente erróneas". Ese pasaje dejará en
claro el gran desacuerdo en que están los críticos y los arqueólogos.
Pero nadie puede negar que la asiriología ha arrojado alguna luz sobre las historias de Abraham y
los otros patriarcas. Así el nombre de Abraham era conocido en aquellos tiempos remotos; pues
entre otros nombres cananeos y amorreos encontrados en escrituras de venta de ese período están
los de Abi-ramu, o Abram, Jacob-el (Ya'qub-il), y Josef-el (Yasub-il). Así, también, respecto al
capítulo catorce del Génesis, que relata la guerra de Kedorlaomer y sus aliados en Palestina, no hace
tanto tiempo que la crítica lo relegó a la región de la fábula, bajo la convicción de que babilonios y
elamitas en Palestina y la tierra circundante era un burdo anacronismo en esa fecha remota. Pero
ahora el Profesor Pinches ha descifrado ciertas inscripciones relativas a Babilonia en las que los
cuatro reyes, Amrafel rey de Senaar, Aryok rey de Ponto, Kedorlaomer rey de los elamitas, y Tidal
rey de naciones, son identificados con el rey Hammurabi de Babilonia, Eri-aku, Kudur-laghghamar,
y Tuduchula, hijo de Gaza, y que habla de una campaña de estos monarcas en Palestina. Así que
nadie puede seguir asegurando que la guerra de la que se habla en el Génesis 14 puede ser
solamente una reflexión tardía de las guerras de Senaquerib y otros en los tiempos de los reyes. De
las tablas de Tell el-Amarna sabemos que la influencia babilónica era predominante por aquellos
días en Palestina. Más aún, tenemos luz, arrojada por las inscripciones cuneiformes, sobre el
incidente de Melquisedec. En Génesis 14,18 dice: "Melquisedec, rey de Salem, presentando pan y
vino, porque era el sacerdote del Dios Altísimo, lo bendijo". Entre las cartas de Tell el-Amarna hay
una de Ebed-Tob, rey de Jerusalén (la ciudad es Ursalim, es decir, ciudad de Salim, y se habla de
ella como Salem). El es sacerdote designado por Salem, el dios de Paz, y es por tanto rey y
sacerdote. De la misma manera, Melquisedec es sacerdote y rey, y naturalmente viene a saludar a
Abraham que regresa en paz; y por tanto, también Abraham le ofrece a él como sacerdote un
diezmo del botín de guerra. De otra parte, debe decirse que el Profesor Driver no admitirá las
deducciones de Sayce a partir de las inscripciones en cuanto a Ebed-Tod, y no reconocerá ninguna
analogía entre Salem y el Altísimo Dios.
Tomando la arqueología en conjunto, es indudable que no se han logrado resultados definitivos en
cuanto a Abraham. Lo que ha salido a la luz es susceptible de diferentes interpretaciones. Pero no
hay duda de que la arqueología está poniendo fin a la idea de que las leyendas patriarcales son un
simple mito. Se muestra que ellas son algo más que eso. Se está descubriendo un estado de cosas en
los tiempos patriarcales muy consistente con mucho de lo que se relata en el Génesis, y a veces,
hasta confirmando aparentemente los hechos de la Biblia.
Fuente: Howlett, James. "Abraham." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert
Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01051a.htm>.
Traducido por Daniel Reyes V. JMGK