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El Hombre y su condición Humana

Corrupción y Sociedad

JOSE JULIAN ÑAÑEZ RODRIGUEZ

Ética y Filosofía Política

JOSEPH WILLIAM RENDÓN CAICEDO

UNIVERSIDAD DEL TOLIMA


CIENCIA POLITICA
Ibagué, Tolima
2017
El Hombre y su condición Humana
Corrupción y Sociedad

La corrupción es un mal inherente a todo gobierno que no está controlado


por la opinión pública
Ludwig Von Mises
(El Estado Omnipotente, 1994)
La corrupción de la política no tiene nada que ver con la moral, o la laxitud
de la moral, de diversas personalidades políticas. Su causa es meramente
material.
Emma Goldman
El primer signo de la corrupción en una sociedad que todavía está viva es;
“El fin justifica los medios”
Georges Bernanos

El propósito de este texto es identificar a grandes rasgos un problema ético,


puntual en el contexto de sociedad Colombiana, basándonos en autores como
Nicolás Maquiavelo, Thomas Hobbes entre otros, proponiendo como final
término, entender posturas teóricas políticas en el desenvolvimiento de la
historia y tratar de asimilar y comprender la problemática planteada, desde la
condición humana.
Colombia, un país el cual enfrenta evidentes problemas internos, uno de ellos y
del cual hablaremos; La corrupción, este elemento que constantemente oímos
hablar en, la radio, noticieros televisivos, una conferencia, restaurantes, o una
simple conversación de café. Es claro que la corrupción es un problema
político, pero cabe hacer la aclaración de que cuando nos referimos a; Político,
no hablamos simplemente de política administrativa, de estado, o política
electoral, también tomamos la política como, sentido y esencia.

Es casi inevitable reconocer que en el estado existe corrupción en Contralorías,


Fiscalías, Procuradurías, Gobernaciones, Alcaldías, entre otros. En Colombia
se realiza con la más aguda inteligencia todo un concierto de actuaciones
incorrectas, como sobornos, peculados, malversación de fondos, desfalcos,
tráfico de influencias, favoritismos, compadrazgos, nepotismo, abusos de
autoridad, cumplimiento de jornadas laborales y hasta supuestos
desaparecimientos (El Tiempo, 2000) de clientelismo, mermelada, y demás, en
una lista que parece no tener fin y que genera cierta inconformidad y dolor de
cabeza a la ética. Como quiera que la corrupción no se limita al hecho de hurtar
dineros del Estado, sino que además caen en ella quienes tras la voracidad por
atesorar fortuna y, así perseguir el poder casi que absoluto, caen fácilmente en
el pecado capital de la avaricia y en el delito del acaparamiento o monopolio
(castigado por la Ley, dependiendo de la capacidad adquisitiva que tenga el
delincuente), entonces tenemos que, en el sector estatal hay una clara corrupción
que recae directamente en la sociedad. (El Pilón, 2016).

La primera reacción ante este alud de corrupción es poner en entredicho la


eficacia de los organismos de control y del sistema judicial (que en parte
también resultan mal implicados en el problema). Pero aunque el papel de estas
instituciones es muy importante, hay que notar que su actuación tiene ciertos
límites y se reduce a los hechos cumplidos: estas entidades no hacen mucho en
la prevención y poco o nada a la hora de combatir las raíces sociales del
problema. (El Tiempo, 2017)

Pero, ¿Cuáles son en sí, las raíces sociales del problema?, “la culpa es de los
políticos, del estado” o “de las ratas corruptas del congreso” y más, son los
comentarios que emergen en la sociedad, sin embargo, ¿No hay corrupción
acaso en la misma sociedad? ¿No es corrupto el hecho de evitar un comparendo
impuesto por la autoridad de transito tomando una vía alterna a este? ¿O incluso
el acto de quedarse con las vueltas que no nos pertenecen? ¿O la simple
negociación de votos que el pueblo acepta por platos típicos, pedazos de tejas,
dinero, o cilindros de gas?

Definitivamente hay un problema de trasfondo, La extensión y persistencia de


las prácticas corruptas en el país demuestran que no se trata de un fenómeno
ocasional y aislado, ni que es exclusivo de la política, sino que estamos ante
tendencias profundamente arraigadas en la cultura que afectan los códigos
morales más profundos, es decir algo que viene intrínsecamente en el ser
humano.

Para Maquiavelo esto se debe a; “Y si todos los hombres fuesen buenos, este
precepto no sería justo; pero puesto que son malvados no mantendrían su
palabra contigo, tú no tienes por qué mantenerla con ellos”, (El Príncipe, 2007
pág.126) Un Arraigado pesimismo antropológico, la corrupción es simplemente
una forma de confirmar que la naturaleza humana es mala y que por ende sus
comportamientos y conductas se tergiversan.
Pero se podría interpretar que para Maquiavelo al estar todo esto de la
corrupción inmersa en la naturaleza humana, hay una salida, la cual podría ser
usarla como trampolín, para llegar y sostenerse en el poder; “Haga pues, el
príncipe lo necesario para vencer y mantener el estado, y los medios que utilice
siempre serán considerados honrados y serán alabados por todos” (El
Príncipe, 2007 pág.128) algo parecido a aquella frase acotada a Napoleón
Bonaparte que quizá haya perdido su estructura real con el paso del tiempo,
traducciones y ediciones al ser un tanto genérica; “El fin justifica los medios”.

Esas conductas incorrectas están ligadas al “Estado de Naturaleza” propuesto


por el realismo político de Thomas Hobbes en el que nos plantea que el hombre
busca el beneficio propio y además de esto no importa si en este ejercicio
subyuga al otro, pues está en un mundo regido por la ley del más fuerte, “Esta
es la causa de que si dos hombres desean la misma cosa, y en modo alguno
pueden disfrutarla ambos, se vuelven enemigos, y en el camino que conduce al
fin, tratan de aniquilarse o sojuzgarse uno a otro” (Hobbes, Leviatan, 2011 pág.
100) En este sentido y retomando nuestra temática central, la corrupción no es
solamente un problema de países, ciudades, o instituciones ya sean privadas o
públicas sino que es algo que está impregnado en la sociedad por cada uno de
los hombres, y que se generan desde su condición humana; “Pero esto es lo que
mejor prueba que los hombres son en este punto más bien iguales que
desiguales” (Hobbes, Leviatán, 2011, pág. 101),un indicador que la avaricia y
las inclinaciones por la corrupción actuando de mal obrar para al final obtener
algún beneficio, son una isla paradisiaca llena de placeres y lujos en el que los
hombres más “débiles” caen.
Ya observamos a dos pesimistas antropológicos de la teoría política moderna,
pero, ¿Cómo comprende un idealista político estos problemas éticos?

“El deseo es la esencia misma del hombre, en cuanto a tendencia consciente


del ser humano a su conservación” (Spinoza, 2010).

Para Baruch Spinoza, el hombre está sujeto a pasiones que tarde o temprano lo
alcanzarán; “En definitiva, un hombre que vive a nivel imaginativo y pasional
tiene un mundo propio e individual, que no coincide en absoluto con el otro. De
ahí que ambos se odiarán fácilmente, sobre todo, cuando desean un objeto que
solo uno puede poseer” (Spinoza, 2010), La comprensión del hombre para
Spinoza está determinada por dos ámbitos; Lo imaginativo, y pasional,
(subjetivo) y lo racional, (razón).

Si lo traemos al problema ético explícito de la corrupción entenderíamos que en


términos spinozianos no es simplemente una conducta desarrollada a partir de
que el hombre sea malvado, malo o perverso, sino que se entiende al hombre
con una doble naturaleza en la que si se da paso a las pasiones y no a la razón
el final termino será poco probable digno de admiración. “Es justamente, lo que
sucede en la ambición, ya que la tendencia a la perfección mayor se impone
sobre la tendencia hacia lo semejante, la causa per se a la causa per accidens.
En efecto el amor propio o filautía empuja al hombre a que no piense en su
impotencia sino solo en su propio poder, con exclusión de los demás.”

Para ello la solución que plantea Spinoza, es salir de ese estado de naturaleza y
proveerse de hombres que no se inclinen por dicha naturaleza pasional y se
enfoquen en decisiones, comportamientos y conductas guiados por la razón.
J.J Rousseau revisa en primera instancia la comprensión antropológica y la
configuración moral del hombre, para así mismo conocer sus comportamientos
y tener el entendimiento para la regulación del mismo, “la novedad que trae
Rousseau es que la naturaleza es buena, pero que se ha extraviado y necesita
recuperar esa bondad para vivir en armonía en una sociedad” (Ávila, s.f)

Es decir, Rousseau no tiene una visión de pesimismo antropológico, sino más


bien adopta otra postura frente a la condición humana (tratando de retomar un
poco el pensamiento de los antiguos. los clásicos).

Se entiende entonces una nueva propuesta acerca de la visión humana del


hombre, para Rousseau el hombre nace bueno, más es la sociedad la que se
encarga de corromperlo, y la sociedad lo corrompe gracias a la desigualdad; El
Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los
hombres, se sitúa en el plano de las pretensiones históricas y, muestra el
recorrido realizado por la humanidad hasta llegar a la desigualdad y su nefasta
incidencia en la libertad. La desigualdad se generó según Rousseau en el
Discurso (2013), como consecuencia del progreso humano que se transmitió de
generación en generación, pero es sin lugar dudas, la propiedad, el elemento
que permitió la aparición de la desigualdad entre los hombres. (Ávila)

En otras palabras, el hombre individuo y unidad es bueno, se necesita cambiar


toda la perspectiva de sociedad según Rousseau ya que es mala debido a la
desigualdad que se concentra en ella, lo que se debe al problema eje de la
propiedad privada, por ejemplo; El político que se quiere postular a un cargo
público, ya sea, consejo, senado, departamentos, etc., en principio es un ser
honesto, pero que en el transcurso de inmiscuirse dentro de la sociedad, en este
caso los demás políticos compañeros de la administración pública, su ética y
principios morales se ven determinados por otros intereses que no son propios
de servir a los demás, sino a sí mismo, y si hay algunos contratos que se pueden
realizar de una forma un tanto irregular pero que al final lo pueden beneficiar
y con esto adquirir bienes y propiedad, este se ve provocado a hacerlo.

Es pues la propiedad privada en Rousseau un objeto clave de investigación,


debido que este aspecto reúne diversas categorías de análisis y estudio de la
condición del hombre, y que con este precepto nacen en la sociedad, envidias,
recelos, egoísmo, avaricia, corrupción entre otros.

Finalmente, tenemos diferentes ángulos de vista sobre el problema ético político


que azota a varias sociedades, no simplemente a nivel nacional sino
internacional y esperamos haber cumplido el propósito de entender de raíz, de
donde se produce, y como se genera toda esta condición de corrupción y
comportamientos incorrectos en el hombre para posteriormente tomar
determinaciones pertinentes y saber cómo enfrentarnos a este, para erradicarlo
del mismo modo.
Referentes Bibliográficos

Gustavo, R.G. (2017). COPYRIGHT © 2014 2015 COMUNICACIONES


INTEGRALES SA.
EL TIEMPO Casa Editorial (2000, 2017).
Maquiavelo, N. (2007). El Príncipe, Madrid, Austral, Ciencias y
humanidades.
Hobbes, T. (2011). Leviatan. México, México D. F: FCE
Spinoza, B. (2010). Tratado Político. Alianza Editorial, S.A. Madrid
Ávila, A. (s.f). J.J Rousseau su filosofía política y su teoría del
estado. Una comprensión desde N. Bobbio
Rousseau, J.J. (2008). Las confesiones. España, Madrid: Alianza
Rousseau, J.J. (2013). Discurso sobre el origen y los fundamentos de
la desigualdad entre los hombres. Colombia, Medellín: Editorial
Universidad de Antioquia

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