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Título original; Fear of small numbers. An essay on the geography of anger
Índice

1." edición: septiembre de 2007

Prólogo 7
1. Del etnocidio al ideocidio 13
2. La civilización de los choques 29
3. Globalización y violencia 51
4. EI temor a los números pequeños 67
O 200ó by Duke University Press
5. Nuestros terroristas, nosotros mismos . . 111
6. La globalización de las bases
en la era del ideocidio 143

Apéndices

O de Ia traducción: Alberto E. Á,lvarez y Araceli Maira,2OOT Bibliografía 173


Diseño de la colección: Estudio tJbeda
Reservados todos los derechos de esta edición para Índice onomástico y de materias t77
Tusquets Editores, S.A. - Cesare Cantü, 8 - 08023 Barcelona
www. tusquetseditores. com
ISBN: 978-84-8383-01 2-3
Depósito legal: B. 35.264-2007
Fotocomposición: Pacme4, S.A. - Alcolea, 106-108 - 08014 Barcelona
Impreso sobre papel Goxua de Papelera delLeizarín, S.A. - Guipúzcoa
Impresión: Reinbook Imprés, S.L.
Encuadernación: Reinbook
Impreso en España
Prólogo

Este extenso ensayo es la segunda entrega de un


proyecto de largo alcance que comenzó en 1989. La
primera fase del proyecto consistió en un trabajo de
análisis de la dinámica cultural del mundo de Ia glo-
balizacíón, en aquel entonces incipiente, y culminó
en el libro titulado In, modernidad desbordada: dimen-
siones cuhurales de la globalización (1996). Esa obra
planteaba algunas dudas especulativas y éticas sobre
el futuro del Estado-nación y se proponía examinar
la forma en que dos fuerzas que van de la mano, los
medios de comunicación y las migraciones, creaban
nuevos recursos para el trabajo de la imaginación
concebida como una práctica social. Además de suge-
rir algunos patrones según los cuales la cultura, los
medios de comunicación y las diásporas transitorias
eran fuerzas que se estructuraban mutuamente en un
mundo de dislocaciones, La modernidad desbordada
postulaba que la creación de comunidades de convi-
vencia locales se había vuelto más complicada en el
contexto de la globalización.
El texto de 1996 suscitó un amplio debate dentro
y fuera de la antropología. A algunos críticos les pare-
ció que ofrecía un cuadro demasiado halagüeño de la
globalización de principios de los años noventa y que el futuro de la globalización. En Mumbai, mientras
no prestaba una atención suficiente a sus facetas más observaba la violencia contra los musulmanes en esta
oscuras, como la violencia, la exclusión y el aumento ciudad que a lo largo de la historia ha sido predo-
de la desigualdad. En parte como consecuencia de es- minantemente liberal y cosmopolita, mi buen amigo
tos problemas y en parte llevado por mis intereses a Sundar Burra me presentó a un sorprendente gru-
largo plazo comencé a investigar la violencia colecti- po de activistas al que él pertenecía, quienes me per-
va ejercida contra los musulmanes en mi ciudad natal mitieron acceder a su trabajo entre los más pobres
(Bombay, denominada ahora Mumbai), donde habían de los pobres urbanos de Mumbai. Me introdujeron
tenido lugar intensos disturbios entre hindúes y mu- también en lo que en 1996 a(tn era un fenómeno poco
sulmanes en enero de 1992 y en 1993. Estos episodios estudiado, el fenómeno de globalización de las bases,
de violencia grupal formaban parte de una oleada na- la globalización desde abajo, los esfuerzos que algu-
cional de ataques a sedes religiosas, hogares y po- nos movimientos y organizaciones no gubernamen-
blaciones musulmanes en toda India que siguió a la tales de activistas acometían en todo el mundo para
destrucción de la mezquita de Babur en Ayodhya, en conquistar y dar forma a la agenda global en cues-
diciembre de 1992. El trabajo sobre la violencia entre tiones como derechos humanos, género, pobreza, me-
hindúes y musulmanes en la Mumbai de los años no- dio ambiente y salud. Este importante encuentro en
venta integraba un proyecto comparado más amplio, Mumbai me llevó a embarcarme en un proyecto de
dedicado a investigar la violencia etnocida a gran es- investigación paralelo sobre la globalización de las
cala en el mundo posterior a 1989, particularmente bases, a cuyos resultados preliminares me refiero en
en Ruanda y Europa central, pero también en India las páginas finales de este libro. La historia completa
y en otras regiones. El resultado de esas investigacio- de estos activistas de la vivienda de Mumbai y las con-
nes, realizadas durante la década clue va de 1995 has- secuencias de sus esfuerzos para una política de la
ta 2005, se encuentra parcialmente reflejado en este li- esperanza son el tema de un trabajo que, con el títu-
bro, así como en ciertos ensayos publicados a lo largo lo provisional de The Capacity to Aspire, se encuentra
de esos diez años, algunas de cuyas secciones también ahora en los estadios finales de su preparación.
forman parte de este texto. De modo que el libro que el lector ha comenzado
La presente investigación de algunas de las con- a leer constituye una transición y una pausa en un
secuencias más crudas de la globalización (y este li- proyecto de largo aliento (tanto intelectual como per-
bro se dirige a exponer esas conexiones) también me sonal) que busca maneras de poner la globalización al
condujo, en buena pafte de manera accidental, a un servicio de aquellos que más la necesitan y menos la
fenómeno enteramente nuevo, un fenómeno gracias disfrutan: los pobres, los desposeídos, los débiles y los
al cual todos podemos vislumbrar esperanzas sobre marginados de nuestro mundo. Es una transición por-

8
que toda palabra esperanzadora es vana a menos que de Nueva York me otorgó una beca de investigación
sea arrancada de las fauces de la brutalidad que Ia individual en 1997-1998 para trabaiar en este tema.
globalización también ha producido. Y no sabremos La Universidad de Chicago me concedió una licen-
dónde buscar medios para la esperanza en la globali- cia sabática y otras ayudas para terminar este libro.
zación y para la globalización de la esperanza hasta La Universidad de Yale y la Universidad de Chicago
que comprendamos cómo la globalización puede pro- me brindaron la oportunidad de enseñar y de dialogar
ducir nuevas formas de odio, etnocidio e ideocidio. con estudiantes que afinaron mis argumentos. El De-
De modo que solicito la paciencia del lector en esta partamento de Ciencias Políticas de la Universidad
fase de una investigación que aún no está acabada. de Nueva Delhi me nombró profesor visitante y me
Como siempre, tengo numerosas deudas con ami- invitó a impartir el ciclo de conferencias Teen Murti
gos y colegas. Una década es un tiempo largo y me he en febrero de 2002, que constituyen la base de los
beneficiado de la generosidad ajena en varios países capítulos 2, 5 y 6. La New School me recordó, muy
y continentes durante ese periodo. La lista completa recientemente, el valor del disenso y del debate para
de personas y auditorios que me ayudaron a dar for- una práctica democrática global. Estoy agradecido a
ma a los capítulos de este libro es tan extensa que ca- cada una de estas instituciones.
recería de sentido ofrecerla. Así que, asumiendo el Me quedan algunas deudas más cercanas. Ajay
riesgo de ser injusto, mencionaré sólo a unas pocas Gandhi y Nikhil Anand, en la Universidad de yale, fue-
personas que me han ayudado de varias maneras du- ron lectores escrupulosos y amables críticos de la tota-
rante el desarrollo (demasiado lento) de estas investi- lidad del texto. ZackFine y Leilah Vevaina, en la New
gaciones. Son, en orden alfabético, Jockin Arputham, School, lucharon con una versión original en cons-
Brian Axel, Sundar Burra, Dipesh Chakrabarty, Jean tante cambio hasta dejarla en el estado actual. La últi-
Comaroff, John Comaroff, Neera Chandoke, Veena ma, pero no la menos importante: mi muje4 Carol A.
Das, CelineD'Cruz, Faisal Devji, Dilip Gaonkal Peter Breckenridge, supervisó toda la obra. Sin su aliento y
Geschiere, Rashid Khalidi, David Laitin, Benjamin su estímulo, ni el espíritu ni la materia de este libro
Lee, Claudio Lomnitz, Achille Mbembe, Uday Mehta, habrían visto la luz.
Sheela Patel, Vyjayanthi Rao, Kumkum Sangaree,
Charles Taylo¡, Peter van der Veer y Ken Wissoker. Dos Bethany, Connecticut, agosto de 2005
lectores anónimos de Duke University Press formula-
ron lúcidas preguntas que alteraron sustancialmente
la versión final.
Corresponde también manifestar algunos agrade-
cimientos institucionales. El Open Society Institute

10 11
1
Del etnocidio al ideocidio

El presente estudio está dedicado a la violencia a


gran escala, culturalmente motivada, que se produce
en nuestra época. Sus capítulos, cuvas argumentacio-
nes reseñamos aquí, se prepararon entre 1998 y 2444,
de rnodo que los razonamientos más importantes de
los mismos se desarroiiaron a ia sombra de dos ti-
pos principales de violencia. F,l primero de eilos, que
ol¡serwamos en Europa del Este, Ruanda e India a
principios de los años noventa, mostró que e1 mun-
do posterior a i989 no marchaba hacia ei progreso
en todos sus frentes y que la globalización podía po-
ner al descubierto patologías severas en las ideologías
consagradas a lo nacional. El segundo tipo de vio-
trencia, oficialmente globalizado bajo la rúbrica de
<guerra contra el terrorr, podría can'acterizarse nte-
diante los catastróficos ataques del 1 1 de septiem-
bre de 200tr al World Trade Center, en Nueva York, y
ai Pentágono, en Virginia. Estos últimos sucesos hi-
cieron de los años noventa una década de superwio-
lencia, una década caracterizada por ei hecho de que
en muchas sociedades el continuo incremento de la
guerra civil era un rasgo de la vida corriente. Vivi-
mos ahora en un mundo diversamente articulado por

11
t-)
los estados y por los medios de comunicación en di- tos y el libre comercio, de la expansión de las institu-
ferentes contextos nacionales y regionales, en el cual ciones democráticas y las constituciones liberales y
el temor a menudo parece ser origen y fundamento de de la fuerza de las posibilidades de Internet (y ciber-
fuertes campañas de violencia de grupo que van des- tecnologías relacionadas) para mitigar la desigual-
de disturbios a pogromos de grandes dimensiones. dad, tanto dentro como entre las sociedades, y para
A lo largo de los años cuarenta y durante algún incrementar la libertad, la transparencia y el buen go-
tiempo después, muchos especialistas comenzarot:r a bierno incluso en los países más pobres y aislados.
aceptar que las formas extremas de violencia colecti- Hoy en día, sólo los partidarios más fundamentalis-
va, sobre todo las que combinan asesinatos a grarr tas de la globalización económica ilimitada admiten
escala con diversos modos de degradación premedi- que el efecto dominó del libre comercio, el alto grado
tada de la dignidad y del cuerpo humanos, eran con- de integración del mercado internacional y el flujo de
secuencia directa del totalitarismo, en particular del capitales es siempre positivo.
fascismo, y podían apreciarse en la China de Mao, en Así pues, este trabajo viene a sumarse a los inten-
la Unión Soviética de Stalin y en otras sociedades tota- tos de responder a la siguiente pregunta: ¿por qué
litarias más pequeñas. Por desgracia, los años noventa una década dominada por la aprobación global de los
no han dejado ninguna duda de que las fuerzas mayo- mercados abiertos y de la libre circulación del capital
ritaristas y la violencia etnocida a grarr escala también financiero, por ideas liberales respecto a las reglas
pueden apodenarse de sociedades democráticas libe- constitucionales y al buen gobierno y por una activa
rales, así como de otras diversas formas de Estado. expansión de los derechos humanos ha producido,
De manera que nos vemos en la obligación de for- por una parte, una plétora de casos de limpieza étni-
mular y responder el interrogante de por qué la déca- ca y, por la otra, formas extremas de violencia política
da de los noventa, periodo de lo que ahora podríamos contra poblaciones civiles (una buena definición del
denominar "alta globalización", tuvo que ser también terrorismo como tácfica)? En 1o que sigue discreparé
el periodo de la violencia a gran escala en diferentes en ocasiones de algunos eminentes intentos de resolver
sociedades y regímenes políticos. Al referirme ala alta esta cuestión. Aquí me limito a señalar en términos
globalízación (con algo más que un guiño a la alta mo- sencillos los elementos de un tipo de respuesta dife-
dernidad) tengo presente sobre todo un conjunto de rente, una respuesta arraigada en la preocupación por
posibilidades y proyectos utópicos que se extendieron las dimensiones culturales de la globalización. Algu-
como un reguero de pólvora por numerosos pueblos, nos críticos consideraron que mi anterior intento
estados y esferas públicas tras el final de la guerra de caracterizar el (a la sazón) emergente mundo de
fría. Táles posibilidades se entretejieron en una suerte la globalizacíón (1996) había sido un tanto severo
de tramado doctrinario acerca de los mercados abier- en sus críticas al Estado-nación moderno e ingenua-

14 15
mente optimista en cuanto a los beneficios de los flu- güística y de la subordinación de una miríada de tra-
jos globales. Este ensayo se enfrenta de modo directo diciones locales y regionales a fin de producir indios,
ala cara más oscura de la globalización. franceses, británicos o indonesios (Anderson, I99l;
A fin de comprender mejor qué nexos podrían Balibar, 1990; Scott, 1998;Webec I976). Algunos gran-
existir entre la globalización y las limpiezas étnicas y des teóricos de la política, particularmente Hannah
el terron propongo una serie de ideas interrelaciona- Arendt (1968), han observado también que la idea de
das. El primer paso es reconocer que bajo la idea mis- un pueblo nacional es el talón de Aquiles de las socie-
ma del Estado-nación moderno subyace otra idea dades liberales modernas. En mi argumentación sigo
fundamental y peligrosa, la idea de una <(etnia nacio- algunas ideas de Mary Douglas y otros antropólogos
nalo. Ninguna nación moderna, por más benigno que para sostener que el camino que va desde el genio na-
sea su sistema político, por más elocuentes que sean cional hasta una cosmología acabada y total de la
srls voces públicas respecto a las virtudes de la tole- nación sagrada y, ulteriormente, hacia la pureza y
rancia, el multiculturalismo y la inclusión, está libre la limpieza étnicas es relativamente directo. Hay quie-
de la idea de que su soberanía nacional se halla cons- nes manifiestan que éste es un riesgo sólo en aque-
truida sobre una suerte de genio étnico. Hemos apre- llos sistemas políticos modernos que han colocado
ciado recientemente este punto de vista expresado erróneamente la sangre en el centro de su ideología
con una espeluznante civilidad por Samuel Hunting- nacional. Sin embargo, sangre y nacionalismo pare-
ton (2004), cuando suscitó abiertamente la alarma cen abrazarse de una manera mucho más estrecha
por la manera en que la población hispana de Estados y completa en todo el mundo. Toda nación, bajo cier-
Unidos arrrerraza con abandonar el modo de vida ame- tas condiciones, demanda transfusiones totales de
ricano, concebido como una intransigente doctrina sangre y suele exigir que una parte de su sangre sea
cultural europrotestante. Y luego se dice que las pos- expulsada.
turas del nacionalismo étnico están confinadas en Esta tendencia etnicista inherente a todas las ideo-
oscuros estados bálticos, delirantes demagogos afri- logías nacionalistas no explica por qué sólo algunos
canos o extremistas nazis de Inglaterra y del norte de sistemas políticos nacionales se convierten en escena-
Europa. rio de violencia a gran escala, guerra civil o limpie-
Se ha insistido lo suficiente en que la idea de una za étnica. Necesitamos recurrir aquí a una segunda
etnia nacional singular, lejos de haber brotado de idea, relativa al lugar que ocupa la incertidumbre so-
modo natural en una tierra u otra, ha sido producida cial en la vida de la sociedad. En un ensayo anterio4
y naturalizada con gran esfuerzo por medio de una re- que lleva el título de nDead Certainty> (1998b), he de-
tórica sobre la guerra y el sacrificio, de disciplinas muy sarrollado en detalle una argumentación sobre las ma-
duras para lograr una uniformidad educativa y lin- neras en las que la incertidumbre social puede guiar

16 T7
proyectos de limpieza étnica cuyos procedimientos
india define como miembro de una OBC (Other Back-
son, a la vez, vivisectores y verificacionistas, es de- ward Caste)?* Otra incertidumbre es la de si un in-
cir, que buscan la incertidumbre desmembrando el dividuo particular es realmente 1o que él o ella dice
cue{po sospechoso, el cuerpo bajo sospecha. Esta cla-
se{, o lo que parece sef o 1o que ha sido históricamen-
se de incertidumbre se halla íntimamente relacionada
te. Al final, estas variadas formas de incertidumbre
con el hecho de que los grupos étnicos de hoy se cuen-
crean una ansiedad intolerable respecto a la relación
tan por miles y sus movimientos, mezclas, estilos de muchos individuos con los bienes provistos por
culturales y representación en los medios de comuni- el Estado, desde vivienda y salud hasta seguridad y
cación crean dudas profundas acerca de quiénes exac-
condiciones de salubridad, pues estos derechos con
tamente se hallan dentro del "nosotros> y quiénes frecuencia están directamente ligados a quién eres
dentro del oellos". ,,tú', y, por lo tanto, a quiénes son oellosu. Cada tipo
La rapidez y la intensidad con las que tanto los de incertidumbre cobra fuerza siempre que hay mo-
elementos materiales como los ideológicos circulan vimientos de personas a gran escala (por la razón
ahora cruzando las fronteras nacionales han creado que sea), cuando las identidades étnicas a gran esca-
un nuevo orden de incertidumbre en la vida social. la llevan consigo nuevas recompensas y riesgos o
Sea lo que fuere lo que caracterice a este nuevo tipo
cuando las redes existentes de conocimiento social
de incertidumbre, no encajará con facilidad en la do-
son socavadas por el rumor, el terror o el desplaza-
minante profecía weberiana sobre la modernidad, se- miento social. Allí donde una o varias de estas for-
gún la cual pronto se disolverán las formas sociales
mas de incertidumbre social entran en juego, la vio-
íntimas para ser reemplazadas por órdenes burocrá- lencia puede crear una macabra forma de certeza y
tico-legales altamente reglamentados y regidos por el puede convertirse en una técnica brutal (o un proce-
aumento de las tramitaciones y la previsibilidad. Las dimiento de descubrimiento propio del pueblo) acerca
formas de tal incertidumbre, ciertamente, son varias. de "ellos" y, por lo tanto, acerca de "nosotros". Puede
Un tipo de incertidumbre es reflejo directo de preocu- que esta volátil relación entre certeza e incertidumbre
paciones relativas al censo: ¿cuántas personas de tal
adquiera un sentido especial en la era de la globali-
o cual condición existen realmente en un territorio zación.
dado? O, en el contexto de una emigración rápida o
En este contexto multiforme, algunos principios
movimientos de refugiados, ¿cuántos de "ellos" están y procedimientos esenciales del Estado-nación mo-
ahora entre nosotros? Otro tipo de incertidumbre se
relaciona con el significado verdadero de algunas de
" Other Backward Castes (Otras castas retrasadas) es la denomi-
estas megaidentidades, por ejemplo: ¿cuáles son las nación oficial de un grupo de castas agrícolas y artesanas empobre-
características normativas de lo que la Constitución cidas que se benefician de la acción positiva del Estado indio dirigida
a mejorar su situación. (N. de los T.)

18
T9
derno (la idea de un territorio soberano y estable, de ducir niveles antes innecesarios de certeza acerca de
una población controlable y cuantiflcable, de un cen- la identidad social, los valores, la tradición y la digni-
so digno de confianzay de categorías transparentes y dad. La violencia, sobre todo la violencia extrema y
estables) se han resquebrajado en la era de la globali- espectacula4 es una manera de producir ese tipo de
zación debido a razones que explicaré en los capítu- certeza mediante la movilización de lo que en otro si-
los siguientes. Sobre todo, la certeza de que pueblos tio he denominado el <compromiso pleno" (1998a),
diferentes y singulares han tenido origen en determi- sobre todo cuando las fuerzas de la incertidumbre so-
nados territorios nacionales -y que los controlan- ha cial se alían con otros temores: el crecimiento de la de-
sido decisivamente desestabilizada por la fluida cir- sigualdad, la pérdida de la soberanía nacional o las
culación a escala global de riquezas, armas, personas amenazas a Ia seguridad y a los medios de vida en
e imágenes que he descrito en La modernidad desbor- la zona en que uno habita. En esta línea, uno de los
dada (1996). temas recurrentes de mi presente argumentación es
Dicho en pocas palabras, es probable que a lo lar- que, para emplear el brutal aforismo de Philip Goure-
go de toda la historia del hombre, allí donde las líneas vitch sobre Ruanda, nel genocidio, después de todo,
entre <nosotros> y uellos" han estado desdibujadas en es un ejercicio que construye sentimiento de comuni-
los límites y han sido poco claras en amplios espa- dad" (1998: 95).
cios y grandes grupos, la globalización exacerbe tales El hecho de que la violencia resulte productiva en
incertidumbres y produzca incentivos nuevos para el plano social no es por sí mismo una explicación sufi-
la purificación cultural a medida que más naciones ciente de las maneras peculiares en las que en los años
pierden la ilusión de la soberanía económica nacio- noventa parece haber cobrado nueva vida la violen-
nal y del bienestar. Esta observación también nos cia contra grupos definidos como minorías, desde
recuerda que la violencia a gran escala no es simple- Estados Unidos hasta Indonesia y desde Noruega has-
mente el producto de identidades antagónicas, sino ta Nigeria. Podría decirse que Ia todavía cuestionada
que la violencia misma es una de las maneras a tra- Unión Europea es en varios sentidos la formación
vés de las que se produce la ilusión de unas identi- política más progresista del mundo posnacional. Pero
dades fijas y plenas, en parte para contrarrestar las es manifiesto que a día de hoy existen dos Europas:
incertidumbres acerca de la identidad que la circula- el mundo de inclusión y multiculturalismo en un gru-
ción global invariablemente produce. En este senti- po de sociedades europeas y la angustiada xenofo-
do, el fundamentalismo islámico, el fundamentalismo bia de lo que podríamos denominar la Europa de
cristiano y muchas otras formas locales o regionales Pim Fortuyn (Austria, Rumania, Holanda, Francia).
de fundamentalismo cultural pueden considerarse A fin de explicar por qué estados nacionales, por lo
parte de un repertorio emergente de intentos de pro- demás inclusivos, democráticos e incluso laicos, gene*

20 2t
y el gobierno se han llegado a orgarriz,a4 exacerba las
ran ideologías como el mayoritarismoo y el naciona-
lismo racista debemos introducirnos más profunda- condiciones de la violencia a grar' escala debido a que
genera una potencial colisión entre la lógica de la in-
mente en el corazón del liberalismo, y así Io hago en
el capítulo 4. certidumbre y la lógica de 1o incompleto, cada una
Ese análisis me ha permitido observar que el vuel- de las cuales tiene su propia forma y su propiafuerza.
co hacia el nacionalismo étnico e incluso hacia el et- Como realidad ampliamente extendida en el mundo
nocidio en algunos sistemas políticos democráticos de los años noventa, las fuerzas de la globalización
se explica en buena parte por la extraña reciprocidad
promoüeron las condiciones para el crecimiento de
intrínseca de las categorías de omayoría" Y umino- la incertidumbre social a gran escala y para el incre-
ríao en el pensamiento social liberal, la cual genera mento de la fricción de lo incompleto, 1o uno y lo
lo que he denominado angustia de lo incotttpleto. Las otro emergentes de la dinámica entre las categorías
mayorías numéricas pueden convertirse en predato- de mayoría y minoría. La angustia de lo incompleto
(siempre latente en el proyecto de pureza nacional
rias y etnocidas de los ntimeros pequeños precisamen-
te cuando algunas minorías (y sus números pequeños) completa) y la sensación de incertidumbre social re-
recuerdan a las mayorías la pequeña brecha que me- lativa a las categorías etnorraciales a gran escala pue-
dia entre su condición de mayorías y el horizonte de den dar lugar a una forma desenfrenada de mutua
un todo nacional impoluto, de una etnia nacional estimulación que se convierta en el camino hacia el
pura y sin tacha. Esta sensación de Io incompleto pue- genocidio.
de llevar a las mayorías a un paroxismo de violencia Esta aproximación al aumento de la violencia cul-
contra las minorías según determinadas condiciones tural a gran escala en Ia década de los noventa, que
que analizo con especial detalle con respecto a los mu- combina la incertidumbre y lo incompleto, puede
sulmanes de India a lo largo de todo el libro, particu- ofrecer también un ángulo (no un modelo ni una ex-
larmente en el capítulo 5. plicación) desde el que considerar el problema de por
qué dicha violencia se produce en un número de ca-
La globalización, como manera específica en que
sos relativamente pequeño, sobre todo si el universo
los estados, los mercados y las ideas sobre el comercio
completo se mide enrazón del número actual de es-
" El original inglés presenta recurrentemente el sustantivo za- tados-nación independientes. La argumentación que
ioritarianism y el adjetivo correspondiente, maioritarian, que tra- presento en estas páginas, y que gira en torno a la re-
ducimos por (mayoritarismo" y (mayoritarista>. Hay que tener
presente que el autor emplea el término maioritarianism en dos sen- lación entre la globalización, la incertidumbre y lo in-
iidos difeientes: a veces áesigna el pensamiento según el cual en los
grupos sociales las decisiones deben tomarse siguiendo el criterio completo, nos proporciona una forma de reconocer
áe la mayoría numérica de sus miembros, y, otras veces, designa la cuándo la angustia de 1o incompleto se combina con
ideologíá que se vale de dicho punto de vista para oprimir a las mi-
niveles de incertidumbre inaceptables de un modo tal
norías. (N. de los T.)

23
22
que pone en marcha una movilización etnocida a gran cuenta que en cualquier posible respuesta intervienen
escala. Podría argumentarse que Ia concurrencia de muchos elementos, sugiero que este plus de violencia
niveles elevados de ambos sentimientos es una condi- está relacionado con las deformaciones que la globa-
ción necesaria de la violencia a gran escala. Pero que lización ha introducido en el .,narcisismo de las dife-
resulte condición suficiente, como a menudo es el caso rencias menores>, tema que trataré en el capítulo 4.
en las ciencias sociales, es otra cosa. La suficiencia po- El núcleo de ese argumento sobre el exceso de ira,
dría ser aportada por un estado canalla (Irak con los sobre el impulso a la degradación, consiste en que el
kurdos), por una estructura colonial racista (Ruan- narcisismo de las diferencias menores es ahora mu-
da), por un proceso de creación de una constitución cho más peligroso que en el pasado a causa de la nue-
trágicamente etnizado (Yugoslavia después de Tito) o va economía de deslizamientos y transformaciones
por líderes criminales movidos por la codicia perso- que caracteriza la relación entre la identidad y el po-
nal y respaldados por redes de mercancías ilegales der de mayorías y minorías. Dado que, debido a la
(Liberia, Sudán). En India, que va a representar un maleabilidad de los censos, de las constituciones y
caso ejemplar a lo largo de este libro, la condición de de las cambiantes ideologías sobre la inclusión y la
suficiencia parece radicar en una contingencia espe- equidad, las categorías de mayoría y minoría plausi-
cial que vincula una profunda división política con blemente pueden intercambiar su luga¡, las diferen-
una serie de deficiencias internas en los planos legal cias menores ya no son sólo preciados indicios de
y cultural. un yo incierto y, por ello, dignas de ser especialmen-
Es preciso hacer una puntualización más. La vio- te protegidas, como podría sugerir el punto de vista
lencia a gran escala de los años noventa se presen- original de Freud. De hecho, las diferencias menores
ta característicamente acompañada de un exceso de podrían convertirse en las menos aceptables, puesto
ira, de un plus de odio que produce formas nunca que hacen aún más resbaladizo el camino de ida y
vistas de degradación y vejación en el cuerpo y en el vuelta entre las dos categorías. La brutalidad, degra-
propio ser de las víctimas: cuerpos torturados y mu- dación y deshumanización que frecuentemente han
tilados, personas quemadas y violadas, mujeres des- acompañado a la violencia étnica en los últimos quin-
tripadas, niños con miembros cortados y amputados ce años son indicio de unas condiciones en las que el
y humillaciones sexuales de todo tipo. ¿Cómo enfren- límite mismo entre diferencias mayores y menores se
tarse a este excedente de violencia, que con frecuen- había tornado incierto. En esas circunstancias, la ira
cia tiene lugar en acciones públicas, a menudo entre y el temor que producen conjuntamente lo incomple-
amigos y vecinos y ya no se realiza de la manera en- to y la incertidumbre ya no pueden ser afrontados
cubierta en que en el pasado solían llevarse a cabo las mediante la extinción mecánica o la expulsión de las
vejaciones en las guerras entre grupos? Teniendo en minorías no deseadas. La minoría es el síntoma, pero

24 25
el problema subyacente es la diferencia misma. De lclroristas suicidas y, más recientemente, la táctica de
modo que la eliminación de la diferencia misma (no la decapitación mediática (de participantes más o me-
sólo su hipervinculación con las diferencias menores) rxrs incidentales en escenarios de luchas violentas) nos
es la nueva marca distintiva de los actuales narcisis- incitan a formularnos una nueva serie de interrogan-
mos predatorios a gran escala. Puesto que el proyecto tcs. Están relacionados con el origen de Ia ira glo-
de eliminación de la diferencia es básicamente impo- lral contra las fuerzas del mercado, con Ia naturaleza
sible en un mundo de límites difusos, matrimonios peculiar del reciente antiamericanismo en muchos
mixtos, lenguajes compartidos y otras profundas in- sitios del mundo y con el extraño retorno del cuerpo
terrelaciones, está destinado a producir un orden de del patriota, del mártir y de la víctima expiatoria a
frustracióncapaz de comenzar a dar cuenta de los ex- los espacios de la violencia de masas.
cesos sistemáticos que podemos ver en las noticias Permítaseme concluir este panorama centrándo-
actuales. La psicodinámica y la psicología social de me en la forma de impacto público y mediático que
esta línea de investigación, cuestiones difíciles que más recientemente se ha incorporado a los dramas
rebasan mi especialidad, demandan un análisis más de violencia representados en nombre de la religión,
profundo que el que presento en el capítulo 4. la nacionalidad, la libertad y la identidad. Me refie-
Estas ideas acerca de la incertidumbre, lo incom- ro a los secuestros de víctimas en Irak registrados en
pleto, las minorías y la productividad de la violencia vídeo y, en algunos casos, su decapitación, emplea-
en la era de la globalización pueden permitirnos re- dos como herramienta mediáticapara ejercer una pre-
considerar el mundo de la guerra unilateral y perpe- sión asimétnca sobre varios estados, entre los cuales
tua y de la democratización a distancia reveladas por se acaba de incluir India, por parte de grupos asocia-
Estados Unidos en Afganistán e Irak después del 11 de dos con la militancia en el islam. En cierto modo, ob-
septiembre y el mundo del terror a distancia desata- sewamos aquí un retorno a la forma más simple de
do por Al Qaeda y otros contra Occidente en el mis- violencia religiosa, el sacrificio, acerca del cual ha es-
mo periodo. Los capítulos 2, 5 y 6 fueron escritos en crito convincentemente René Girard (1,977). A partir
Europa y en India tras el 11 de septiembre, durante de la grabación en vídeo de la decapitación de Daniel
los seis meses que siguieron a los ataques al World Pearl en Pakistán, poco después del 11 de septiem-
Trade Center y al Pentágono. Han cambiado algunas bre, el sacrificio público se ha convertido en una herra-
cosas desde entonces, pero otras no. mienta de expresión política más sisteméttíca. Quienes
Los nuevos tipos de organización política celular son secuestrados y arnenazados luego con la decapi-
(representados por Al Qaeda), la opción cadavezrnás tación o decapitados de hecho, no son necesariamente
firme por una guerra asimétrica de violencia contra personas ricas, poderosas o famosas. Entre ellos, por
poblaciones civiles, el aumento de la táctica de los ejemplo, se encuentra un grupo de trabajadores po-

26 27
bres y desesperados que emigraron a Irak desde In-
2
dia, Kuwait y otros países. Estos inmigrantes pobres,
ellos mismos carne de cañón del tráfico globaliza-
La civilización de los choques
do, señalan un contrapunto de la muerte impersonal
provocada por la Fuerza Aérea de Estados Unidos en
Irak o por Al Qaeda en Nueva York, Nairobi y Arabia
Saudí durante estos últimos años. Las decapitacio-
nes televisadas de Irak representan un gesto inequí-
voco hacia un sacrificio más íntimo y personal, al
combinar víctimas conocidas e identificables con una En nuestra manera de concebir la paz política y el
ceremonia de la muerte violenta más pausada y deli- orden social, ciertos elementos conceptuales han con-
berada, un drama más señorial de las fuerzas en ar- scrvado su lugar durante largo tiempo. Entre ellos se
mas que se hallan "detrás de la máscararr. Estas trá- incluyen los siguientes tópicos: que el Estado-nación
gicas víctimas son la contraparte involuntaria de los moderno es el dueño exclusivo de las grandes deci-
terroristas suicidas de Palestina, Irak y Sri Lanka. En siones para conducir la guerra y firmar acuerdos de
esos casos, las ideologías generadas por diversas for- paz duraderos; que el orden social en la vida cotidiana
mas de desesperación ante la asimetría producen víc- es un estado de cosas que se da por defecto y está ga-
timas y mártires como instrumentos de liberación. rantizado por la mera ausencia de guerra; que existe
Esos cuerpos singulares son un intento desesperado una profunda diferencia natural entre el desorden en
por reintroducir un elemento religioso en unos espa- el interior de una sociedad y Ia guerra entre una socie-
cios de muerte y destrucción que han llegado a ser dad y otra. Cada una de estas verdades ha quedado
inimaginablemente abstractos. Podrían considerarse hecha añicos en el mundo posterior al 11 de septiem-
también respuestas morales, por horrorosas que sean, bre. En los pocos años transcurridos hemos podido
a los cuerpos torturados, maniatados, humillados y ver que la guerra se ha escapado del contexto del Es-
fotografiados de los musulmanes bajo custodia ame- tado-nación y ha sobrepasado la lógica de cualquier
ricana en Irak y Afganistán. tipo de realismo. Asimismo, nos encontramos con
formas de conflicto étnico que apenas se diferencian
de una guerra de baja intensidad y que en muchas so-
ciedades se han convertido en el estado de cosas ruti-
nario o por defecto; el viejo chiste sobre los estallidos
de paz es ahora un hecho social aleccionador. Final-
mente, la metástasis de lo que denominamos terro-

28 29
rismo y la vertiginosa difusión del término "terroris- crrlr'¿rñas de la bestia, al introducirse a plena luz del
mo> en el discurso como nombre de cualquier varie- rlÍrr .y derribar los Budas de Wall Street, se declaró un
dad de actividad antiestado han desdibujado decisi- nlr('vo tipo de gueffa. La novedad no residía en la asi-
vamente la línea entre las guerras dela nación y las nrclr'ía tecnológica, aunque fue sorprendente en ese
guerras en la nación. ;rs¡re:cto; ni en la audacia de la empresa de atercorizar
Por supuesto que la alteración de estas verdades un¿r ffregalópolis entera y desatar el caos en los sofis-
no llegó sin anunciarse, aunque su arribo fue más tir'¿rd<ts mecanismos de la capital global; ni debe ver_
enigmático de lo que correspondía. De algunas déca- st' lampoco en el intento de producir terror mediante
das a esta parte, las guerras internas, por diversos mo- r¡ rr l'ulminante colapso tecnológico.

tivos, han superado en número a las guerras exter- L¿r novedad consistió en el afán de inaugurar una

nas. La guerra en zonas en las que reside población t1u(!r'ra definida sólo por un enemigo, y el enemigo
civil, emprendida con el propósito de eliminar la no- r.r'ir Estados Unidos. Además de constituir un acto
ción de la guerra como actividad regulada entre com- rle guerra sin firma, una suerte de pesadilla dadaís-
batientes armados, lleva ya cierto tiempo entre no- l¿r, una monstmosa forma de venganzapor todos los
sotros. El asesinato en masa de la población civil, ¡irriones de Hollywood sobre terror urbano, terroris-
elevado a instrumento oficial quízá por primeÍa vez l¿rs árabes, ataques de fuerzas extranjeras y otros por
por los nazis, se ha convertido en lugar común en r'l c:stilo, el l1 de septiembre provocó que hubiera que
las guerras étnicas que han tenido lugar en los últi- l()nl¿rrse en serio la idea de una guerra sin autor.
'Iarnpoco se trataba de una guena
mos decenios. Y la propagación de las milicias en to- emprendida por
dos los niveles de la sociedad, sobre todo en sociedades lln¿r tuerza innominada. Era una guerra emprendida
caracterizadas por un estado débil o dependiente, ha l)()r'un nuevo tipo de agencia. Una agencia que no es-
arrancado la bandera, el uniforme y el fusil automá- l:rba interesada en fundar un Estado, en oponerse a
tico al Estado-nación oficial en muchas regiones del rringún Estado en particular ni en ningún tipo de re_
mundo. l¿rción entre estados. Se trataba de una guerra contra
Sin embargo, el 11 de septiembre sucedió algo listados Unidos, pero era también una guerra con-
que llevó estos procesos graduales a un punto crítico y tra la idea de que los estados son la única alternativa
nos obligó a reconsiderar nuestros presupuestos más ¡rosible. Los ataques del 11 de septiembre fueron un
preciados sobre la guerra, la paz y la seguridad pro- ¿rcto masivo de castigo social, una suerte de ejecución
movida por el Estado. El ataque a las torres gemelas ¡rriblica masiva, una muerte bajo piedras, fuego y es-
ha sido analizado más pormenorizadamente que el t'ombros dirigida a castigar a Estados Unidos por sus
Ulises de James Joyce y con ia misma variedad de pun- f alsas morales en todo el mundo, en particula4
en el
tos de vista. Pero muy pocos negarán que al atacar las nrtrndo islámico.

30 3t
Es esta cualidad moral, punitiva y pedagógica de str autoridad deriva de fuentes mucho más idiosincrá-
los ataques del 11 de septiembre lo que ha llevado a al- sicas dentro del mundo islámico.
gunos analistas a volverse hacia el famoso modelo del Retornaré luego a las razones que me inducen a
choque de civilizaciones de Samuel Huntington (1993), pcnsar en nosotros mismos como seres que viven en
aunque muchos más han cuestionado la pertinencia rrna civilización mundial de choques, antes que en un
del mismo. Pero antes de manifestar nuestra discre- choque de civilizaciones; ahora deseo trazar el mar-
pancia con é1, permítasenos apuntar qué atractivos co de la discusión a partir del examen de la reacción
ofrece después del 11 de septiembre. El modelo seña- clc Estados Unidos ante los episodios del l l de sep-
la que en la actualidad hay una nueva clase de indig- tiembre.
nación moral vigente en el mundo, una nueva dispo-
sición a realizar actos de guerra extremos en nombre
de ideas precisas de pureza moral y rectitud social, La reacción de Estados Unidos
y sin duda sería una ingenuidad negar que existen
vínculos importantes entre fuerzas sociales del mun- Curiosamente, hasta que el Gobierno de Estados
do islámico y los sucesos del 11 de septiembre. Unidos reaccionó, más o menos una semana después
Hay muchas razones nada triviales para ir más de recuperarse del impacto de los ataques, no comen-
allá del modelo de Huntington y me referiré a ellas en zamos a vislumbrar algo de la morfología de la nueva
el capítulo 6. De momento, quisiera realizar sólo unas guerra y del tipo de conflicto que representaba. Se
pocas observaciones. En el mundo islámico abundan ha escrito mucho sobre los tanteos de los medios es-
los debates internos. No es el menos importante de tadounidenses y de los órganos del Estado en busca
ellos la cuestión de qué estados islámicos son consi- de las palabras apropiadas para describir a este ene-
derados estados justos por su propio pueblo y cuáles migo invisible y desconocido. Ahora podemos mirar
no. Y muchos estados islámicos son tratados como ile- atrás y elogiar el esfuerzo inicial para evitar un len-
gítimos por varias coaliciones que desean atacar a es- guaje explícitamente racista, para no exacerbar senti-
tados no islámicos, sobre todo Estados Unidos y Gran mientos antiárabes, para resistir la tentación de iden-
Bretaña. Mientras que Al Qaeda fue el principal res- tificar el mundo islámico entero como el enemigo.
ponsable de los ataques del 11 de septiembre y Osama De hecho, Condoleezza Rice, ala sazón consejera de
ben Laden era el cerebro detrás de esta red, también Seguridad Nacional, declaró desde el comienzo qu.e
parece claro que él representa una variedad muy pre- no se trataba de un choque de civilizaciones (recha-
cisa de disenso moral y escatológico dentro del mun- zando así claramente a Huntington). George Bush y
do islámico y de los mundos árabe, saudí y suní. Pue- otros miembros destacados de su Gobierno se su-
de que ésta sea una guerra en nombre del islam, pero maron a la lucha desesperada por poner nombre al

32 33
enemigo y lentamente el proceso de denominación fue nombres de un enemigo ominoso y global: terror,
tomando forma. Al Qaeda, Afganistán y Osama ben I l-rorismo, terroristas.
er

Laden emergieron durante las dos semanas posterio- La guerra contra Afganistán, aún no finalizada
res al 11 de septiembre como los nombres propios completamente, fue lo que podríamos denominar una
con los cuales relatar la historia del atentado perpe- gucrra de diagnóstico o, incluso, una guerra forense.
trado contra el pueblo de Estados Unidos y modelar F'ue una guerra calculada para hacer descubrimientos.
una justificación de la poderosa reacción militar que lil diagnóstico más importante que la guerra trataba
se desencadenaría poco después. cle realizar consistía en saber quién era exactamente
No es éste el lugar para analizarla impresionante cl enemigo: ¿qué era Al Qaeda?, ¿quién era Osama
guerra aérea desencadenada por Estados Unidos y ben Laden?, ¿quiénes eran en realidad los talibanes?
Gran Bretaña contra Afganistán, los talibanes y el I.'ue ésta también una guerra de diagnóstico en otro
mando principal de la red mundial de Al Qaeda. Mu- sentido. Se proponía identificar a los partidarios de
cho se ha hablado sobre la extraña ayuda humanita- Estados Unidos y del Reino Unido. Europa y Japón
ria consistente en arrojar en paracaídas sacos de co- se vieron forzados a declarar su lealtad y muchos cuya
mida con bombas. Mucho se ha dicho también sobre posición no estaba claramente definida tuvieron que
la ironía de tomar un país que los talibanes habían alinearse del lado de Estados Unidos sin importar
reducido a escombros y convertir éstos en polvo. Y so- cuáles fueran sus reservas. Se trató de un plebiscito
bre el enorme terror que se introdujo en la devastada convocado por la poderosa máquina de guerra de Es-
población civil de Afganistán, llue ya había sido re- tados Unidos, en el que las abstenciones no estaban
ducida a la ruina psicológica por los talibanes' Y en permitidas. Muchos de estos rasgos también caracte-
el escenario mundial se ha señalado conrazón que el rizaron la posterior guerra de Irak, aunque en este ú1-
contraataque sobre Afganistán posibilitó que se des- timo caso la pregunta forense que precipitó los aconte-
pertara la máquina de guerra dormida de Estados cimientos tuvo que ver con las "armas de destrucción
Unidos, permitió que un líder recién elegido y en su masiva>.
primer mandato asumiera el papel de salvador del Y puesto que el enemigo fue denominado ured
mundo civilizado y provocó que diversos personajes terrorista global", él mismo vinculado mediante os-
volvieran a interpretar los dramas morales de Suez, curos mecanismos con otras redes anónimas simila-
la guerra ffia,y la guerra del Golfo, convenientemente res cuyos tentáculos se extendían por todo el mundo,
acoplados en el drama gigantesco de Gulliver enfure- varios estados pudieron identificar con esa denomi-
cido. Una vez más el mundo se convirtió en una lis- nación a sus propios disidentes, activistas antiestado
ta de partidarios y detractores, de síes y noes, de se- y minorías violentas. Resultó ser un nombre con un
guidores y opositores de lo que se transformó en los fuerte apoyo a escala global. Y la mayoría de los esta-

34 35
dos reconocieron que se trataba de una denomina- cle ideologías de mercadotecnia a escala mundial,
ción con infinitas posibilidades para la manipulación en especial después de 1989. Tampoco ha sido sim-
dentro de las propias fronteras. India no fue una ex- plemente una cuestión de balanza comercial en rela-
cepción. ción con el PIB. Se trata de un asunto institucional
Sin embargo, la principal razón para esta mues- !lue, como muchos estudiosos han mostrado, supone
tra abrumadora de apoyo a Estados Unidos por par- cambios profundos en la naturaleza de instituciones
te de los gobiernos de todo el mundo reside en que nacionales como los bancos centrales, los cuales en
este país advirtió que la guerra desatada el 11 de sep- muchas sociedades ejecutan de hecho políticas glo-
tiembre era sobre todo una guerra entre dos tipos de bales dentro de marcos nacionales. Han aparecido
sistema, ambos de alcance global. El primero podría cuerpos completos de derecho internacional, siste-
caracterizarse como vertebrado, el segundo, corno celu- mas contables y protocolos de tecnologías de la in-
lar. Los estados-nación modernos reconocen su per- formación transfronterizos, muchos no conocidos ni
tenencia común al mundo vertebrado y, como los últi- usados fuera de las elites tecnocráticas especializadas,
mos dinosaurios, advierten que se encuentran en una concebidos para dominar las formas complejas del
lucha desesperada por la supervivencia en cuanto for- tráfico económico global.
maciones globales. La idea de una economía nacional, siempre porosa
en el mejor de los casos (y no más vieja que el econo-
mista alemán Friedrich List, 1789-1846), ahora pare-
Sistema celular versus sistema vertebrado ce más a menudo colaboradora y servicial que autó-
noma o autodeterminada. Solamente las economías
Para comprender la distinción entre los sistemas más poderosas del mundo parecen nacionales en al-
de mundo vertebrados y celulares, necesitamos dar un gún sentido importante y la más grande de todas, la
paso atrás y reflexionar sobre los procesos que hemos economía de Estados Unidos, si no es global, no es
designado con el término "globalización". Aunque hay nada. En Europa existe un amplio consenso en cuanto
numerosos debates en torno a la medida en que la a que la mayor justificación de la Unión Europea es
globalización ha desdibujado los contornos del siste- el hecho inexorable de que Europa debe tomar parte
ma de estados-nación, ningún analista serio de la eco- en el juego global o corre el riesgo de perderlo todo.
nomía global de las últimas tres décadas podría negar Los japoneses, no del todo preparados para globali-
que, cualesquiera que fuesen las ficciones y contra- zarse en el nuevo orden de cosas, de la noche a la
dicciones iniciales del Estado-nación, éstas se han mañana se encuentran en una economía adormecida,
agudizado debido a la integración más profunda de inmune incluso a los diversos shocks macroeconó-
los mercados mundiales y a la amplia propagación micos.

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36
Hay menos acuerdo sobre la política y la cultura sivlnlcnte reducido a la ficción de su etnia como úl-
emergentes en este mundo hiperglobalizado. Sin em- tinro t'ecurso cultural sobre el cual puede ejercer un
bargo, diversos pensadores están debatiendo sobre la tloruinio pleno.
crisis del Estado-nación, sobre el futuro de la sobera- Y, poi d.escontado, hay otra faceta de la actual
nía, sobre la viabilidad de los estados que no integran tlirírmlca de la globalización que ha sido advertida
pro-
fuertes coaliciones regionales. Estos debates, que tie- lx)r'un amplio número de analistas: la creciente
nen su contrapartida en discursos políticos y movi- rltrcción de una desigualdad cada vez rnayor entre
mientos de masas en todo el mundo, a menudo asu- rr:rciones, clases y regiones. Este aumento de la de-
men la forma de nuevos miedos a bienes o lenguajes sigualdad, independientemente de los debates de los
foráneos, a emigrantes o inversiones extranjeras. Mu- expertos sobre sus relaciones exactas con los mer-
chos estados se encuentran atrapados entre la necesi- ."io, abiertos y los flujos de capital globales de alta
dad de escenificar el drama de la soberanía nacional vclocidad, en muchos países es considerado popu-
y, simultáneamente,la proeza de una apertura calcu- larmente una consecuencia directa de la fuerza írre-
Iada para incitar la llegada de los beneficios del capi- sistible del capitalismo global y de su incuestiona-
tal occidental y de las multinacionales. clo líder nacional, Estados Unidos' Se halla fuera de
La pérdida virtualmente completa hasta de la fic- duda que este vínculo manifiesto entre las economías
ción de una economía nacional, de la que hubo algu- nacioriales implosionadas, el capital financiero de-
na evidencia en la época de los estados fuertes socia- senfrenado y el papel de Estados Unidos como pre-
listas y la planificación central, deja ahora el campo boste de las ideologías de los negocios, el mercado
cultural como el principal escenario donde represen- y el lucro, ha creado una suerte de nueva guerca fría
tar fantasías de pureza, autenticidad, fronteras y se- afectiva entre quienes se identifican con los perde-
guridad. No es ninguna sotpresa que en el mundo en dores de este nuevo juego y quienes se identifican con
desarrollo la muerte o la implosión de economías na- el pequeño grupo de ganadores, en particular' Esta-
cionales poderosas (debido al crecimiento de las in- dos Únidos. La sensación ampliamente observada'
versiones extranjeras fugaces, al desarrollo de los me- incluso entre quienes deploraron la brutalidad del
canismos y procesos económicos transnacionales y 11 de septiembre, de que había caído sobre Estados
al aumento de imperios económicos establecidos en Unidos una suerte de justicia, sin duda se encuentra
paraísos fiscales que escapan a cualquier forma de anclada en la indignación moral provocada por la
contabilidad a escala nacional) haya ido acompañada lógica de la exclusión económica' Hay más cosas
del ascenso de nuevos fundamentalismos, mayorita- que decir respecto al crecimiento del odio global a
rismos e indigenismos, frecuentemente con un mar- Éstados Unidos y retornaré sobre Ia cuestión en el
cado sesgo etnocida. El Estado-nación ha sido progre- capítulo 6.

38 39
Es digno de notarse que los nuevos flujos de dine_ por múltiples circuitos a través de los cuales el dine-
ro, armas, información, personas e ideologías a tra- lo, las noticias, las personas y las ideas fluyen, se en-
vés de las fronteras nacionales han generado formas cuentran, convergen y se dispersan de nuevo. Y sin
de solidaridad que existen en el mismo plano político cmbargo, la imagen de la red parece demasiado ge-
que aquellas que tradicionalmente monopoli zaba el neral para la realidad que intenta captar.
Estado-nación. Por ejemplo, muchos tipos de comuni_ La idea de un mundo celular talvez sea ligeramen-
dades diaspóricas cuentan con lealtades fundamenta_ te más precisa. La oposición, derivada de la biología,
les entre poblaciones que pueden existir también en enfrenta formas celulares y formas vertebradas y,
el interior de varias fronteras nacionales. Debates in_ como todas las analogías, no trata de ser completa o
tensos sobre cuestiones clave como la guerra, la paz, perfecta. El sistema moderno de los estados-nación
la identidad y el progreso tienen lugar entre ciLer_ es el caso más ostensible de una estructuravertebrada,
comunidades que funcionan más allá de los límites pues, aunque las naciones se desarrollan apoyándose
de la nación y representan diversos tipos de solida_ en sus historias de diferencia y singularidad, el siste-
ridad: cultural, profesional, circunstancial u oportu_ ma de los estados-nación funciona sólo gracias al
nista. Los nacionalismos violentos también prosperan supuesto subyacente de un orden internacional garan-
en el ámbito del ciberespacio, pero, de todas mane_ tizado por una variedad de normas, entre las que se
ras, complican la solidez de los vínculos entre espa_ encuentran las normas de la guerra misma. En la ac-
cio, lugar e identidad. Existe de hecho una comuni_ tualidad este orden vertebrado es simbolizado no sólo
dad denominada eelam.com (Jeganatham, 199g) que por las Naciones Unidas, sino también por un vasto y
agrupa a los tamiles que han escapado de la violencia creciente cuerpo de protocolos, instituciones, ffata-
en Sri Lanka desde la década de los años setenta. Las dos y acuerdos que pretenden garantizar que todas
imaginaciones colectivas y las colectividades imagi- las naciones actúen según principios simétricos en
nadas en la era de la cibertecnología ya no son sólo sus relaciones mutuas, sea cual fuere su jerarquía
dos caras de la misma moneda; más bien, con fre_ en cuanto a poder o ríqueza. El sistema de los esta-
cuencia se ponen a prueba y se rebaten las unas a las dos-nación se ha basado desde el comienzo errun sis-
otras. tema semiótico de comunicación y reconocimiento
Se ha invocado convincentemente la imagen de compuesto por elementos simples como banderas, se-
la red para aprehender las formas políticas y sáciales Ilos postales y líneas aéreas, y por sistemas mucho
emergentes en este mundo interconectado y tecnológi_ más complejos, como los consulados, embajadores
co; lo ha hecho, en particula4 Manuel Castells y otras formas de reconocimiento mutuo. Tales siste-
eg9¿),
pero también muchos gurús de empresa, futurólogos mas vertebrados, entre los cuales el de los estados-na-
y otros. El mundo está ahora claramente conectado ci6n quizá sea en proporción el más amplio y extenso,

40 4t
no son necesariamente centralizados o jerárquicos. Sin embargo, por otra parte, a medida que desde el
Sin embargo, están fundamentalmente concebidos so- siglo xtx el capitalismo ha evolucionado y se ha vuel-
bre un conjunto limitado de normas y señales regula- to, debido al desarrollo tecnológico, más sofisticado
tivas bien coordinadas. No resulta difícil advertir por y manejable, a medida que sus tecnologías se han he-
qué el Tratado de Westfalia y los escritos de Kant so- cho más modulares y móviles y su componente finan-
bre la simetría y la reciprocidad morales vieron laluz ciero se ha liberado progresivamente de una relación
con tanta proximidad en el tiempo y el espacio. directa con la industria y la manufactura, el capitalis-
El sistema del capitalismo global no encaja exacta- mo ha comenzado a desarrollar gradualmente ciertos
mente en el contraste entre los sistemas vertebrado y rasgos celulares que son cruciales. Estos rasgos se han
celular. De un lado, se trata de un sistema claramen- hecho cadavez más visibles en la era de un capitalis-
te vertebrado en la medida en que descarrsa sobre una mo que ha recibido diversas denominaciones: <post-
vasta red, articulada como una suerte de sistema ner- fordista", "desorganizador',, nflexible" o "postindus-
vioso, de comunicaciones, transporte, crédito a distan- trial". En esta era, caÍactenzada por la transformación
cia y transacciones fiscales coordinadas. Este rasgo de de las corporaciones multinacionales en transnacio-
la coordinación siempre ha formado parte de la his- nales y ahora en corporaciones globales, la recom-
toria del capitalismo industrial, er€ como mínimo binación a alta veiocidad de los factores de produc-
requería unos sistemas fiables de crédito y de inter- ción ha modificado la geografía del capital y ha
cambio monetario. El capitalismo moderno también hecho que sus movimientos y su perfil nacional sean
es vertebrado en la medida en que demanda la aplica- difíciles de precisar. Estas características, evidentes
bilidad generalizada de determinados protocolos ie- sobre todo a partir de los años setenta, han sido re-
gales, contables, fiscales, de supervisión y de seguri- flejadas en numerosas clases de lemas y modelos or-
dad; para conseguirlo, se ha servido normalmente de ganizativos que buscaban capturar las actividades
convenios entre estados soberanos formalizados en di- móviles, recombinantes, oportunistas y desnacionali-
versos acuerdos y tratados. De este modo, las estruc- zadas de muchas corporaciones globales. En las déca-
turas vertebradas del sistema de los estados-nación y das posteriores a los años ochenta, estos rasgos ce-
del capital industrial moderno se han solapado y la Iulares se han acelerado debido al desarrollo de las
historia de ambas muestra obvias conexiones. Esta es- nuevas tecnologías de la información y al incremento
tructura común nunca estuvo, por supuesto, libre de apabullante de la rapidez y las proporciones de las
tensiones y contradicciones; no obstarrte, ya era per- transacciones financieras, lo cual ha expuesto a los
ceptible en la economía política global en los siglos xvr mercados financieros nacionales al riesgo de crisis sú-
y xvrr en los imperios marítimos surgidos en el oeste y bitas e intensas. Este proceso se ha desplazado desde
el sur de Europa. México hacia el este de Asia y Argentina, un país in-

42 43
mensamente rico que se vio reducido a la anarquía llan en evidente complicidad con las actividades de
económica en unas pocas semanas. Países como In- l¿rs redes de terrorismo internacional. La campaña
dia han admitido abiertamente que su relativa inmu- rnasiva para perseguir y congelar los activos de estas
nidad respecto a crisis como éstas se debe, al menos <rganizaciones mediante recursos del sistema banca-
en parte, a su frágil integración en la economía glo- rio, estrategias fiscales y la aplicación de la ley, espe-
bal. Sin embargo, se trata de un juego difícil: varios cialmente en Estados Unidos, es un testimonio claro
países del África subsahariana nos muestran las con- cle la gravedad de este vínculo. Después de todo, existe
secuencias desastrosas de ser demasiado marginal en cierta afinidad entre las operaciones realizadas fuera
los procesos del mercado global. cle balance de una corporación gigante como Enron,
El estado actual de las compañías globales y de que defraudó a miles de trabajadores e inversores, y
los mercados en los que operan muestra en varios los negocios bajo cuerda de las redes terroristas, acer-
sentidos una personalidad dividida que, de un lado, ca de los cuales hemos oído hablar tanto. En un sen-
se asemeja y descansa sobre los rasgos vertebrados Lido general, los flujos globales de armas, mano de
del sistema del Estado-nación y, de otro, sirve también obra, drogas y piedras preciosas se basan con frecuen-
como laboratorio para nuevas formas de celularidad, cia en sistemas de comunicación de alta tecnología y
desvinculación y autonomía local. cn la disposición de medios de violencia independien-
Este doble carácter del capitalismo global en la temente del Estado. Ésta es la zona en la que la vio-
era de Internet es lo que nos permite entender mejor lencia del terrorismo y la independencia de diversos
la naturalezacelular de las nuevas nredes terroristas>. flujos globales ilícitos marchan juntas.
Conectadas, pero no dirigidas verticalmente; coor- Sin embargo, la celularidad que caracteriza tan-
dinadas, pero notablemente independientes; capaces to al capital como al terrorismo internacionales tiene
de dar respuestas sin contar con una estructura cen- otros aspectos, y en el capítulo ó sobre la globaliza-
tralizada de comunicación; borrosas en sus princi- ción de las bases me refiero a los modos en que algu-
pales líneas de organización, pero con la claridad del nas organizaciones no estatales han estado empleando
día en su estrategia y efectos celulares, estas organi- los medios de la celularidad para crear nuevas solida-
zaciones dependen ostensiblemente de ciertos recur- ridades y nuevas estrategias a fin de resistir el poder
sos cruciales como las transferencias de dinero, una del Estado-nación y de las corporaciones globales.
organización oculta, paraísos fiscales y medios no ofi- Se trata de formas celulares utópicas que persiguen
ciales de entrenamiento y movilización, lo cual tam- fines como la equidad, la transparencia y la inclu-
bién caracteriza en varios niveles el funcionamiento sión. No es posible hallarse más lejos de los valores y
del mundo capitalista. En efecto, las zonas más gri- actitudes del terrorismo. Sin embargo, también ellos
ses del mundo de la banca y las finanzas se encuen- eiemplifican la nueva lógica de la celularidad.

44 45
Ni que decir tiene que, en los hechos, resulta ab- tlc circulación. Esta denominación nos recuerda que
surdo hablar del final del Estado-nación. Pero si exa- la globalización está estrechamente vinculada a los
minamos con detenimiento la proliferación de for- ¡novimientos del capital financiero y que Karl Marx
mas celulares que cercan y cuestionan la moralidad lue uno de los primeros en advertir que la circula-
vertebrada del sistema moderno de estados-nación, r:ión, en especial la del dinero en relación con la mer-
parece que existe alavez dependencia mutua y anta- crancía, era vital para el funcionamiento y las contra-
gonismo entre estos dos principios de vinculación y clicciones del capital. En la actualidad, basándonos en
organización políticas a gran escala. La cornplemen- csta aportación del marxismo, podríamos admitir que
tariedad y la diferencia entre los sistemas vertebrado la lógica de la circulación se ha diversificado y dislo-
y celular nos ofrecen una manera estructural de exa- cado cada vezrnás en su ámbito espacial, en su legibi-
minar la crisis del Estado-nación en la era de la globa- lidad semiótica, en su velocidad y ritmo de movimien-
lizacíón y nos compelen a advertir que las formas de to y en los caminos por los que se mueve o en los que
terrorismo global de las que tan conscientes somos va creando para moverse.
después del 11 de septiembre son sólo ejemplos de Retornando a la idea siempre frágil de un mundo
una transformación amplia y profunda en Ia morfo- de economías nacionales, podríamos caracterizar la
logía de la economía y de la política globales. época actual de la giobalización (impulsada por el tri-
Esta amplia transformación, cuya cara violenta ple motor del capital especulativo, los nuevos instru-
y asimétrica es el terrorismo global, podría conside- mentos financieros y las vertiginosas tecnologías de
rarse una crisis de circulación. Es decic podría ver- la información) como generadora de nuevas tensiones
se como una crisis producida por lo que en mi traba- entre el ímpetu desenfrenado del capital global por
jo anterior denominé odislocacionesn entre distintos moverse sin restricciones ni límites y la fantasía toda-
tipos de flujos (flujos de imágenes, de ideologías, de vía reinante de que el Estado-nación custodia un espa-
bienes, de personas y de riqueza) que parecen carac- cio de soberanía económica. Esta nueva crisis de circu-
terizar Ia era de la globalización (1996). Tales "dislo- lación (más concretamente, una crisis de las relaciones
caciones, son provocadas en buena medida por mo- dislocadas entre diferentes caminos y formas de cir-
dalidades y medios de circulación que operan con culación) es el vasto paisaje contra el cual se recortan
diferentes ritmos en el espacio y en el tiempo. En oca- ahora las tensiones entre formas vertebradas y celula-
siones consideradas como flujos globales dislocados, res. Esta pugna también puede observarse en la fric-
producen varios tipos de contradicciones y tensiones ción entre las formas de circulación y la circulación de
locales. Puesto que todas estas tensiones conciernen formas en la era de la globalización.
a procesos de flujo global que no están coherente- Aunque esas formas se hallan inseparablemente
mente sincronizados, pueden calificarse como crisis entrelazadas, a la vez, contienen una propensión a en-

46 47
frentarse. Pero no se trata de un choque entre doctri- lrts que han librado estados poderosos en diferentes
nas, culturas o civilizaciones, sino entre diferentes rnomentos de la historia, se trata de una guerra coti-
modos de organización a gran escala, que aquí he de- cliana, la guerra como una posibilidad de cada día,
nominado celular y vertebrado, en el seno de la actual librada precisamente para desestabilizar la idea de
crisis de circulación. Osama ben Laden y Al eaeda qLre para alguien pueda existir lo ncotidiano, fuera del
son nombres aterradores de este choque que entraña cspacio y el tiempo de la guerra. A esto el terrorismo
muchas cosas más que la cuestión del terrorismo. suma el elemento de la impredecibilidad, la clave para
producir un temor constante. Los estados que se in-
volucran en esta suerle de estrategia con respecto a su
La guerra como orden propia población o a otras son concectamente consi-
derados como implicados en el terrorismo.
Achille Mbembe (2003) nos ha ofrecido un punto El terror produce sus efectos borrando sistemáti-
de vista iluminador al sostener que en las sociedades camente los límites entre los espacios y tiempos de la
en las que la vida diaria se caracteriza por la cotidia- guerra y la paz. Se esfuerza también para disfrazar
nidad de la violencia física, el conflicto militarizado sus principios de organización y movilización. Y se
o la brutalidad somática ejercidos en nombre de iden- consagra sobre todo a diezmar el orden basado en la
tidades colectivas, ya no podemos pensar en una sim- paz o la ausencia de violencia. El terro4 en nombre
ple oposición entre naturalezay guerra por una par- de cualquier ideología de equidad, libertad o justi-
te y vida social y paz por la otra. Mbembe nos invita cia, trata de instalar la violencia como principio regu-
a imaginar un paisaje más terrible en el cual el orden lativo fundamental de la vida cotidiana. Eso es lo
(la regularidad, la predecibilidad, la rutina y la coti- terrorífico del terror, incluso más allá de sus trau-
dianidad misma) se encuentra organizado en torno mas corporales, de su promiscuidad espacial, de sus
al hecho o la probabilidad de la violencia. dramas de autosacrificio y de su rechazo de un hu-
La política global relativa a la imagen del terror manismo recíproco. Terror es el nombre legítimo de
y del terrorismo tras el 1t de septiembre nos obliga a todo intento de reernplazar la paz por la violencia
aceptar la invitación de Mbembe de una manera algo como pilar de la vida cotidiana. La emergencia es su
distinta. Se ha derribado la división entre las esferas rutina; y su norma, las normas excepcionales de vio-
civil y militar, Las acciones de varias redes y agentes lencia y transgresión.
terroristas tratan de infundir temor en la totalidad de El tipo de red de terror globalizada que ahora ob-
la vida cotidiana de la población civil. Dichas acciones servamos en organizaciones como AI Qaeda añade a
suponen un mundo en el que los civiles no existen. esta lógica la capacidad de globalizarse a través de
No se trata simplemente de una guerra total, como una organización ceiular. De modo que estas redes
48
49
producen una doble sensación de náusea e incerti- 3
dumbre. Tratan de revocar la relación entre paz y Globalización y violencia
vida cotidiana y lo hacen sin necesidad ni considera-
ción ningunas por los principios de coordinación ver-
tebrada sobre los cuales siempre se ha sostenido el
Estado-nación. Se trata también de una agresión epis-
temológica a todos nosotros, porque desestabiliza
nuestros dos presupuestos más preciados: que la paz
es el indicador natural del orden social y que el Esta-
do-nación es el garante y el receptáculo natural de ese La globalización es fuente de debate casi en todas
orden. El terror se convierte así en la faceta delirante ¡rartes. Es el nombre de una nueva revolución indus-
de la globalizacióny es preciso examinar más de cer- lrial (impulsada por poderosas tecnologías de Ia infor-
ca la lógica de esta pesadilla. Permítaseme notar por rnación y la comunicación) que apenas ha comen-
ahora que el terror en la era de la globalización no zado. Debido a su novedad pone a prueba nuestros
puede separarse de ciertas crisis y contradicciones recursos lingüísticos para comprenderla y nuestros re-
más profundas inherentes al Estado-nación. Una de cursos políticos para gestionarla. En Estados Uni-
esas crisis, abordada en el capítulo siguiente, concier- dos, y digamos que en los diez países más ricos del
ne al vínculo entre las minorías dentro del Estado-na- mundo, la globalización es una palabra de moda, po-
ción moderno y la marginación del Estado-nación sitiva, para las elites empresariales y sus aliados políti-
por las fuerzas de la globalización. cos. Pero para los inmigrantes, las personas de color y
otros marginados (los denominados "el Sur del Nor-
¡s") representa una fuente de inquietud relativa a la
inclusión, el trabajo y una marginación aún más pro-
funda. Y la inquietud de los marginados, como siem-
pre en la historia del hombre, constituye un problema
para las elites. En los restantes países del mundo, los
subdesarrollados y verdaderamente indigentes, hay
una doble preocupación: el temor a una inclusión eje-
cutada de forma draconiana,y eltemor a la exclusión,
pues ésta parece la exclusión de la historia misma.
Estemos en el Norte o en el Sur, la globalización
constituye un reto para nuestra herramienta más po-

50 51
derosa para administrar la novedad: recurrir a la his_
rlt' las historias precedentes del Estado y del mercado.
toria. Podemos hacer todo lo posible por considerar
lrl ¡rrirnero es el papel que desempeña el capital fi-
la globalización simplemente como una nueva fase (y
rr:urciero (sobre todo en sus formas especulativas) en
una nueva faz) del capitalismo, del imperialismo, del
l¿r irctual economía del mundo: es más veIoz, tiene
neocolonialismo, de la modernización o del desarro_
nr¿ryor capacidad de multiplicación, es más abstracto
llismo. Y hay algo de violencia en esta cacertade la ana_
v rnás invasor de las economías nacionales de lo que
logía que nos permita domesticar la bestia de la globa_ jrrrrrás ha sido en la historia. Y a causa de sus víncu-
lización introduciéndola en la casa prisión (o el zoo)
los laxos con la manufactura de bienes y demás for-
del lenguaje. Sin embargo, este moümiento historizan_
rn¿rs de riqueza productiva, se convierte en una suerte
te (a pesar de su legitimidad técnica) está condenado
tlc: caballo conducido por un jinete que en apariencia
a fracasar justamente cuando se propone dar cuenta (':rrece de estructuras. La segunda razón se relacio-
del aspecto de la globalización que resulta inquietan_
n¿r con la peculiar fuerza de la revolución de la infor-
te debido a su novedad. Recurrir a los archivts para
rn¿rción en sus modalidades electrónicas. La tecnolo-
consultar los sistemas pasados de organ izacíón der gízr electrónica de la información forma parte de los
mundo, los viejos imperios, las formas conocidas que
nLlevos instrumentos financieros, muchos de los cua-
asumió el poder o el capital puede, en efecto, ayudár_
lcs tienen capacidades técnicas que se encuentran
nos, pero sólo hasta cierto punto. Más allá acecha la
claramente por delante de los protocolos que deben
intuición de muchos pobres (y de quienes en el mun_ rcgularlos. De modo que, sea verdad o no que el Esta-
do están de su tado) de que la globalización presenta
do-nación esté desapareciendo, nadie puede argumen-
algunos desafíos nuevos que no pueden tratárse con
tar de forma convincente que la idea de una economía
la ayuda de la historia, ni siquiera la historia de gente
nacional (en el sentido expresado por primera vez
malvada y de infames conquistadores del mundo. grtu
por el alemán Friedrich List) continúe siendo un pro-
vaga intuición se halla en el centro de ciertas alianzas
yecto fácilmente sostenible. Así que, por añadidura,
vacilantes y diálogos inseguros en torno a la globali-
la soberanía nacional resulta en la actualidad un pro-
zación, incluso en las calles de Seattle, praga,Washing_
yecto incierto debido a razones técnicas específicas
ton D.C. y otras muchas regiones menos cinemato_
de un nuevo tipo y a una nueva escala. En tercer lu-
gráficas.
ga4 las nuevas, misteriosas y casi mágicas formas de
Pero ¿en qué se fundamenta esta novedad y por
riqueza generadas por los mercados financieros elec-
qué tantos intelectuales críticos no consiguen upr"_
trónicos parecen directamente responsables de la bre-
henderla mejor? En mi opinión existen tres factores
cha creciente entre ricos y pobres incluso en los paí-
interconectados que hacen de la globalización un fe_
ses más ricos del mundo.
nómeno difícil de comprender desde la perspectiva
Más importante aún es que los derroteros indesci-
52
53
frables del capital financiero son reproducidos por los irrtcrno se halla ahora tan íntimamente vinculada a
nuevos tipos de emigración, tanto de las elites como lr¡s medios de comunicación masivos y a la interven-
de los proletarios, que crean tensiones sin precedentes t'i<in global, que está condenada a su institucionali-
entre identidades de origen, identidades de residencia zrrción permanente. Uno podría situarse en Kosovo
e identidades de aspiración para muchos inmigrantes o cn Irak y preguntarse si el humanitarismo violen-
del mercado de trabajo mundial. Las fronteras finan- to de los ataques aéreos de la OTAN es la última for-
cieras fáciles de franquear, las identidades móviles nra de represalia bíblica a cargo de los dioses armados
y la celeridad de las tecnologías de comunicaciones y tlc nuestro tiempo. O bien uno podría identificarse
transacciones generan controversias, dentro y más con el punto de vista de las minorías aterradas de
allá de los límites de las naciones, que contienen nue- rnuchos ámbi.tos nacionales, como Palestina, Timor
vas posibilidades para la violencia. o Sierra Leona, que a menudo viven en campos de
Los problemas de la globalización y de la violen- cletención que dicen ser vecindarios o campamen-
cia admiten varios modos de aproximación. Se podría los de refugiados, y preguntar por la violencia del des-
tomar Estados Unidos y preguntar si el crecimiento de plazamiento y del realojamiento.
la industria penitenciaria (y de lo que en ocasiones se Tiascendiendo todos estos lugares y formas de vio-
denomina el estado carcelario) está vinculado con la lencia se encuentran algunos factores globales rele-
dinámica de las economías regionales que están siendo vantes. La creciente y organizada violencia contra la
alejadas de otras formas más humanas de empleo y rnujer, conocida en el régimen de los talibanes, tam-
de creación de riqueza. Se podría considerar Indo- bién se evidencia con claridad en muchas otras socie-
nesia y preguntar por qué se registra un crecimiento dades que intentan arrojar la primera piedra, como
enonne de la violencia intraestatal entre poblaciones Estados Unidos, donde los episodios de violencia do-
indígenas e inmigrantes cuyo desplazamiento ha sido méstica suceden con frecuencia. La movilización de
promovido por el Estado. Se podría examinar Sri Lan- ejércitos de adolescentes, sobre todo en África, pero
ka y preguntar si existen vínculos reales entre la ince- también en muchos otros países en los que tienen lu-
sante guer:ra civil y la diáspora global de los tamiles, gar guerras intraestatales, produce veteranos de guerra
con consecuencias como eelam.com, un ejemplo de que difícilmente han alcanzadola edad adulta, ni mu-
cibersecesión (Jeganatham, 1998). Uno podría preocu- cho menos conocen Ia paz. El trabajo infantil como
parse por los tradicionales movimientos secesionis- forma de violencia globalizada contra los niños ya es
tas, desde Chechenia y Cachemira hasta el país Vasco suficientemente penoso, pero el hecho de trabajar in-
y muchas zonas de África, y preguntar si su violencia tegrando milicias civiles y bandas militares es una ma-
es estrictamente endógena. Cabría observar palestina nera particularmente terrible de inducción a la vio-
y preguntar si la profunda violencia del colonialismo lencia a una edad temprana. Y luego están las formas

54 .5.5
más insidiosas de violencia sufridas por una multitud
¡it'rrismo y la soberanía nacional libradas en la guerra
de pobres del mundo obligados a padecer desplaza_ rntr'(' universalismos en competencia como la libertad,
mientos a causa de desmesurados proyectos de em_ rl rucrcado, la democracia y los derechos, Ios cuales,
balses o de erradicación de viviendas insalubres. En \t'ncillamente, no operaban de la misma manera en
estos casos, su experiencia de los efectos de la política
¡rt'r'iodos anteriores. Sobre todo, los numerosos ejem-
global de seguridad de los estados significa convertir-
¡rlos que he ofrecido concuerdan con el dato empírico
se en víctimas de embargo económico, violencia po_ iruis importante de la macroviolencia de las últimas
licial, moülización étnica y pérdida de sus empleos. El tlos décadas: el marcado crecimiento de la violencia
cierre de la pequeña industria en Nueva Delhi durante i¡rtlaestatal frente a la violencia interestatal. Así, los
la década pasada es un vívido ejemplo de colusión en_ nr¿lpas de los Estados y los mapas de la guerra ya no
tre discursos ecologistas altruistas, la política cormpta s(' corresponden con la anterior geografía realista.
de la ciudad y la lucha desesperada por un emplet y Y cuando agregamos a esto la circulación global de
un medio de vida. Éstos son algunos de los mátirros llrrras, drogas, mercenarios, mafias y la restante pa-
por los que en ocasiones los pobres se someten por sí ruf'ernalia de la violencia, resulta difícil mantener el
mismos a la íntima violencia de vender parte de su scntido local de los ejemplos locales.
cuerpo en los mercados globales de órganos, de ven_ De todos estos contextos de violencia, consideran-
der la totalidad de su cue{po realizando un trabajo do_ ckr desde los más íntimos (como la violación, la muti-
méstico en países inseguros y de ofrecer a sus hijas e l¿rción del cuerpo y el desmembramiento) hasta los
hijos como trabajadores sexuales y para efectuar otras rnás abstractos (como la emigración forzada y la con-
actiüdades que dejan una marca para siempre. versión en minoría legal), el que presenta más difi-
Permítaseme por un momento dar un paso atrás cultades es la agresión extendida por todo el mundo a
y considerar algunas objeciones a esta línea de pensa_ lodo tipo de minorías. En esta cuestión, todo Estado
miento. iQué relación tiene el catálogo que acabo de (como toda familia) es desdichado a su manera. Pero
enumerar con la globalización como tal? ¿No se trata
¿-por qué estamos contemplando un impulso genocida
simplemente de un capítulo más en la historia del contra las minorías, virtualmente extendido por todo
pode¡, la codicia, la cormpción y la exclusión que tam_
el mundo, se trate de minorías numéricas, culturales
bién podemos hallar remontándonos hacia át.á, o políticas, o que se hayan convertido en minorías por
la historia del ser humano tanto como deseemos? yo "r, carecer del origen étnico o de la documentación apro-
no lo creo así. Muchos de los ejemplos que más arri_ piados, o por ser la encarnación visible de alguna his-
ba he citado están relacionados de un modo particu_ toria de violencia o abuso mutuos? Este patrón de
lar con transformaciones de la economía mundial a comportamiento global requiere una suerte de res-
partir de 1970, con determinadas batallas por el indi_ puesta global, y ése es el propósito del presente libro.

56 57
Las respuestas existentes no nos llevan demasia- mundo sin el molesto ruido de los perdedores? ¿Se
do lejos. ¿Estamos ante un choque de civilizaciones? trata de una forma extensa de lo que podríamos deno-
Probablemente no, puesto que muchas de estas for- minar econocidio, una tendencia mundial (no más
mas de violencia se llevan a cabo en el interior de una perfecta en su funcionamiento que el mercado) a or-
misma civilización. ¿Se trata de la imposibilidad de ganizar la desaparición de los perdedores del gran
los estados de cumplir la norma weberiana de deten- drama de la globalizactón? Este escenario infunde te-
tar el monopolio de la violencia? En parte es así, pero mor, pero por fortuna faltan pruebas plausibles del
esta misma imposibilidad requiere una explicación mismo, en parte porque los mayores criminales y ti-
ulteriof junto con el concomitante desarrollo mun- ranos del mundo han aprendido los lenguajes de la
dial de ejércitos, zonas de seguridad, expertos en pro- democracia,la dignidad y los derechos.
tección y guardaespaldas "privados". ¿Se da un entu- Entonces, ¿qué es lo que en las minorías parece
mecimiento general, a escala mundial, de nuestros alraer nuevas formas y nuevas escalas de violencia en
impulsos humanitarios, como sugirió alguien como diferentes regiones del mundo? Ei primer paso hacia
Michael Ignatieff (1998), debido al exceso de imáge- una respuesta es que minorías y mayorías son ambas
nes de guerras y etnocidios lejanos propalados por los producto de un mundo claramente moderno de esta-
medios de comunicación de masas? Quizá, pero el dísticas, censos, mapas de población y otras herra-
crecimiento de coaliciones de base que luchan por mientas estatales creadas en su mayor parte a partir
el cambio, la equidad y la salud a escala mundial su- del siglo xvrr. Las minorías y las mayorías emergen ex-
giere que la facultad humana de la empatía a distancia plícitamente en el proceso de desarrollo de las ideas
aún no se ha agotado. ¿Se trata del crecimiento con- de número, representación y derecho al voto en las zo-
comitante del enorme tráfico global de armas, que nas donde se llevaron a cabo las revoluciones demo-
engloba desde armas pequeñas y fusiles kalashnikov cráticas del siglo xvII, incluyendo las regiones satéli-
hasta el comercio oficial, entre estados, de misiles, tes del mundo colonial.
tanques y sistemas de radar dentro de un cuantioso Así pues, las minorías son una categoría social y
y turbio arco de negocios? Sí, pero todo esto se refie- demográfica reciente, y en la actualidad generan nue-
re sólo a condiciones necesarias para la violencia glo- vas preocupaciones relativas a derechos (humanos y de
bal, no a condiciones suficientes. otros tipos), ciudadanía, pertenencia y autoctonía y a
¿O acaso estamos inmersos en una vasta correc- los subsidios estatales (o sus restos fantasmales). Las
ción malthusiana a escala mundial, que funciona a minorías, debido a su ubicación en la insegura zorra
través de los idiomas de la conversión en minoría y gris que se extiende entre los ciudadanos propiamente
Ia etnización, pero está orientada funcionalmente a dichos y la humanidad en general, promueven nuevos
preparar para los ganadores de la globalización un modos de análisis de las obligaciones del Estado, así

58 59
como de los límites de la humanidad política. No sor- l;r soberanía económica nacional se halla comprome-
prende que sean a menudo los seres humanos consi- Irtlrr con todo el sistema, y dada la creciente presión
derados imperfectos por los demás (como por ejemplo , ¡rrc' cllo ejerce sobre los estados para que se compor-
los discapacitados, los ancianos, los enfermos) los pri- It'n conro depositarios de los intereses de un opueblo"
meros objetivos de la marginación o de la aniquila- rlt'linido y confinado territorialmente, las minorías
ción. Conviene recordar que la Alemanía nazi intentó r ('sultan el sitio principal para desplazat la angustia
eliminar todas esas categorías (simbolizadas por la fi- ,¡trc, ntuchos estados padecen por su propia situación
gura del iudío). rrrirroritaria y marginal (real o imaginada) en un mun-
Pero las minorías no vienen predeterminadas. Son tlo de unos pocos megaestados, de flujos económicos
generadas en las circunstancias específicas de cada irrgobernables y de soberanías en peligro. En resu-
nación y de cada nacionalismo. A menudo son por- rrrcn, las minorías son metáforas y recordatorios de la
tadoras de recuerdos no deseados relativos a los actos traición al proyecto nacional clásico. Y es esta traición
de violencia que dieron lugar a los estados actuales, al (arraigada realmente en el fracaso del Estado-nación a
servicio militar obligatorio o a expulsiones violentas lu hora de honrar su promesa de ser el garante de la
efectuadas cuando emergieron estados nuevos. y ade- soberanía nacional) la que alienta el impulso extendi-
más, en la medida en que son solicitantes desvalidos clo por todo el mundo de expulsar o eliminar a las mi-
de los subsidios estatales o son una de las causas de norías. Esto también explica por qué a menudo las
la disminución de recursos nacionales muy disputa- I'uerzas militares del Estado están implicadas en los et-
dos, son también recordatorio del fracaso de diversos nocidios intraestatales.
proyectos de Estado (socialista, desarrollista y capita- Es indudable que cada caso de violencia interior
lista). Las minorías son señales que apuntan al fracaso contra minorías tiene su propia sociología real de ex-
y la coerción. Son una vergüerrza para toda imagen de pectativas crecientes, mercados crueles, organismos
pareza nacional y de justicia pública patrocinada por estatales corruptos, intervenciones externas arrogan-
el Estado. Son, por tanto, chivos expiatorios en el sen- tes e historias de odios arraigados y recelos internos a
tido clásico. la espera de ser avivadas. Sin embargo, esto da cuen-
Pero ¿cuál es el particular estatus de estos chivos ta sólo de los personajes. Necesitamos buscar la trama
expiatorios en la era de la globalización? Después de en otro lado. Y la trama, con fuerza a escala mundial,
todo, los extranjeros, los enfermos, los nómadas, los es producto del justificado temor de que el juego del
disidentes religiosos y similares grupos sociales mi- mundo real se haya escapado a la red de la soberanía
noritarios han sido siempre blanco del prejuicio y la estatal y la diplomacia entre estados.
xenofobia. Sugiero aquí una hipótesis unitaria y sen- Y sin embargo, ¿por qué las minorías son el blan-
cilla. Dado que dentro de la lógica de la globalizacíón co de este patrón de comportamiento mundial? Ahora

60 61
podemos retornar al argumento antropológico clásico cste argumento con más detalle en el capítulo 4, las
de Mary Douglas de que ula suciedad es materia fue- rninorías son el punto en que hacen crisis una serie
ra de lugaru y de que todas las taxonomías morales y cle incertidumbres que median entre la vida diaria y su
sociales aborrecen los elementos que desdibujan sus tclón de fondo global, siempre en apresurado cambio.
divisiones (1996). El tipo de minorías que he descrito A causa de su estatus mixto, las minorías crean incer-
(los enfermos, los que abrazan desviaciones religiosas,
tidumbres respecto del ser nacional y de Ia ciudada-
los minusválidos, los nómadas, los ilegales y los que nía nacional. Su estatus jurídicamente ambiguo ejerce
no son gratos dentro del ámbito del Estado_nación) presión sobre las constituciones y los ordenamientos
borra las fronteras entre (nosotros, y .,ellos> , aquíy lcgales. Sus movimientos desafían la vigilancia de las
allí, dentro y fuera, sano y enfermo, leal y desleal, ne- l'ronteras. Sus transacciones financieras borran las lí-
cesario pero no grato. Este último binomio es la cla_ neas divisorias entre las economías nacionales y entre
ve del enigma. De una manera u otra, necesitamos de las transacciones lícitas y las delictivas. Sus idiomas
los grupos ominoritarioso en nuestro espacio nacio- exacerban las preocupaciones sobre la coherencia cul-
nal, aunque sólo sea para limpiar nuestras letrinas y tural de la nación. Sus estilos de vida son un modo
combatir en nuestras guerras. pero, a su vez, no son sencillo de desplazar las tensiones comunes de la socie-
gratos, por cierto, a causa de sus identidades y lealta_ dad, especialmente en las sociedades urbanas. Su po-
des anómalas. Y en virtud de esta doble cualidad las lítica suele ser multifocal, por lo que resultan siempre
minorías encarnan el problema central de la globali- fuente de inquietud para el mantenimiento de la segu-
zación misma para muchos estados-nación: se trata ridad. Cuando son ricas, invocan al fantasma de la
de algo necesario (o al menos inevitable) y, al mismo globalización de la eiite, actuando como sus heraldos
tiempo, molesto. Es, a la vez, <nosotrosr, (podemos ser parias. Y cuando son pobres, son símbolos cómo-
su dueño, controlarlo y utilizarlo, en la visión opti- dos del fracaso de numerosas formas de desarrollo y
mista) y no es (nosotrosn (podemos evitarlo, recha- de asistencia social. En especial, dado que casi todas
zarlo, vivir sin ello, negarlo y eliminarlo, en la visión las concepciones de la nación y del pueblo reposan so-
pesimista). De modo que, desde este punto de vista, la
bre alguna idea de pureza o singularidad étnicas y
globalización de la violencia contra las minorías re- sobre la supresión de la memoria de la pluralidad, las
presenta una profunda angustia en relación con el minorías étnicas borran los límites del pueblo nacio-
proyecto nacional y su propia relación ambigua con la nal. Esta incertidumbre, exacerbada por la incapaci-
globalización. Y la globalización, puesto que es una dad de muchos estados de asegurar la soberanía na'
fuerza sin rostro, no puede ser objeto de etnocidio. cional económica en la era de la globalización, puede
Pero las minorías sí. transformarse en falta de tolerancia ante cualquier
Expresado de manera más general, y volveré sobre clase de extraño que posea un carácter colectivo.

62 63
Resulta difícil saber cuál será la minoría que se rrerse que fue de hecho el desencadenamiento masi-
convertirá en blanco, en el infortunado extraño. En vo de violencia estatal y popuiar contra los sij en 1984
algunos casos parece obvio; en otros, menos. Y ocurre lo que los convirtió en una minoría cultural y política,
así porque, históricamente hablando, las minorías no cuyo pequeño componente terrorista se sacralizó des-
nacen, sino que se hacen. En pocas palabras, a través ¡rués de esos episodios. De esta forma, en un siglo (y
de decisiones y estrategias específicas, a menudo a rulgunos dirían en una década) una colectividad con-
cargo de las elites del Estado o de los líderes políticos, siderada como un fervoroso auxiliar del mundo hin-
algunos grupos particulares que habían permanecido dú se convirtió en su enemigo interno más peligroso
invisibles son convertidos en minorías visibles contra durante al menos el decenio posterior a 1984.
las que cabe la posibilidad de poner en marcha cam- Considérese una última reflexión sobre los víncu-
pañas calumniosas que conducen a la explosión del los entre globalización y violencia contra las minorías.
etnocidio. De modo que, en lugar de decir que las mi- Esta conexión obliga a realizar el más arduo de los
norías generan violencia, deberíamos decir que la vio- c'jercicios analíticos, (Iue consiste en mostrar cómo
lencia, sobre todo en el ámbito nacional, necesita de fuerzas de gran velocidad, a grarr escala y cuya esfera
las minorías. Y este mecanismo de producción de mi- de acción es muy vasta (esto es, los procesos de glo-
norías necesita sacar alaluz determinadas historias y balización), que son también en varios sentidos muy
ocultar otras. Este proceso es 1o que explica el comple- abstractas, pueden conectarse con el tipo más íntimo
jo modo en que gradualmente ciertos asuntos y con- de violencia corporal, enmarcada en la familiaridad de
flictos globales llegan a "implosionaro dentro de al- las relaciones cotidianas, la tranquilidad dei barrio
gunas naciones y localidades, a menudo en forma de y los lazos de proximidad. ¿Cómo puede el amigo ma-
violencia paroústica ejercida en nombre de alguna ma- tar al amigo, el vecino matar al vecino e incluso el fa-
yoría. Un caso clásico es el proceso mediante el cual miliar matar al familiar? Estas nuevas formas de vio-
los sij de India fueron paulatinamente convertidos en lencia íntima resultan especialmente desconcertantes
una minoría problemática (Axel, 2001). No fue la con- en una época de tecnologías veloces, instrumentos fi-
secuencia de ninguna forma simple de política rela- nancieros abstractos, poder ejercido a distancia y cir-
tiva al censo. Fue un proceso basado en una política culación a gran escala de técnicas e ideologías.
nacional y regional desplegada durante un largo si- Una manera de desentrañar el horror del creci-
glo xx que se consumó finalmente en los episodios miento mundial de esta íntima violencia corporal,
violentos de 1984: el asesinato de Indira Gandhi, la en el contexto de una abstracción y una circula-
campaña de contrainsurgencia del Estado contra los ción cada vez rnayores de imágenes y tecnologías,
separatistas sij y la matanza de 1984 durante los dis- es considerar que la relación no es de ninguna ma-
turbios de Nueva Delhi y otras regiones. Podría soste- nera paradójica. El cuerpo, en especial el cuerpo de

64 ó5
los integrantes de las minorías, puede ser simultánea- 4
mente el espejo y el instrumento de las abstracciones
El temor a los números pequeños
que más tememos. Después de todo, las minorías y sus
cuerpos son producto de un alto grado de abstracción
puesto en juego al conta¡, clasificar y vigilar poblacio-
nes. De modo que el cuerpo de la minoría histórica-
mente producida combina la seducción de lo familiar
y la insignificancia de lo abstracto en la vida social,
permitiendo que el temor a lo global se encarne en él
y que, cuando determinadas situaciones se presentan Existe un enigma básico en torno a Ia ira contra
sobrecargadas de angustia, ese cuerpo sea aniquilado. las minorías en el mundo globalizado. La incógnita es
Ciertamente, necesitamos comprender muchísimos ¡-ror qué los números relativamente pequeños que dan
sucesos y procesos particulares para llegar desde la a la palabra ,.minoría, su significado más simple y
vertiginosa espiral de lo global hasta la exaltación ín- que usualmente suponen una debilidad política y mi-
tima de la violencia local. Pero he aquí la posibilidad litar no impiden que las minorías sean objeto de te-
que hay que considerar: parte del esfuerzo por ami- mor y de furia. ¿Por qué se mata, tor[ura y encierra en
norar el vórtice de lo global y su aparente amplitud guetos a los débiles? Ésta podría ser una pregunta re-
de alcance consiste en sujetarlo con hrrnezay reducir- levante en relación con la violencia étnica contra pe-
lo en el cuerpo agredido del subalterno. Tál violencia, queños grupos en cualquier época de la historia (Hin-
en esta perspectiva, nada tiene que ver con viejos odios ton, 2002). Aquí trataré de aclarar este enigma con
o miedos primordiales. Se trata de un intento de exor- especial referencia aIa era de la globalización, sobre
cizar lo nuevo, lo emergente y lo incierto, uno de cu- todo desde finales de la década de los años ochenta
yos nombres es globalización. hasta el presente.
El vínculo entre las categorías de mayoría y mi-
noría, sobre todo en las democracias liberales, es res-
baladizo y volátil. La relación especial de ambas con El temor a los débiles
la violencia globalizada se examina con mayor dete-
nimiento en el capítulo siguiente. En cualquier caso, la pregunta de historia compa-
rada no se aplica a toda la historia humana, puesto
que las minorías y las mayorías son invenciones his-
tóricas recientes, esencialmente vinculadas a ideas
acerca de las naciones, los pueblos, la representación

66 67
y la enumeración, que no tienen más que unos pocos clue se considera como una consecuencia mecánica
siglos de vigencia. También hoy son ideas universa_ clcl proceso de creación del eilos. El proceso requiere
les, dado que las técnicas de recuento, clasificación y contrastes simples y límites marcados que ayuden
participación política que subyacen a las nociones de ¿r consolidar la identidad del
mayoría y minoría se asocian en todas partes al Esta_ "nosotrosr. La creación
clel nosotros, de un colectivo de <5'oeS>, es desestima-
do-nación moderno. cla en esta tradición puesto que se considera que es
La noción de mayoría no es previa ni indepen_ sociológicamente natural y que no requiere una re-
diente de la de minoría, sobre todo en los discursos de f'lexión más profunda. La corriente dominante de la
la política moderna. Las mayorías son producto de la teoría sociológica, especialmente la relacionada con
enumeración y de las denominaciones políticas en la formación de grupos, estudia el papel del conflicto
la misma medida en que 1o son las minorías. En efec_ (como en la tradición de Simmel), de la religión (en
to, las mayorías necesitan de las minorías para existi¡, la tradición de Durkheim) o de los intereses antagó-
incluso más que a la inversa. nicos (como en Ia tradición de Marx) en la construc-
Por consiguiente, el primer paso para aproximarse ción de identidades colectivas. Pero aun cuando estas
a la cuestión de por qué en tantos escenarios de nacio_ tradiciones arrojan algo de luz sobre la formación de
nalismo étnico se teme a los débiles consiste en retor- la identidad del nosotros como proceso parcialmen-
nar a la distinción ,.neselros/ellos,, de la teoría socio_ te independiente, sin referencia a la dialéctica noso-
lógica elemental. Según esta teoría, la creación de los tros/ellos, no acometen una reflexión profunda sobre
otros como colectivo, o de un ellos, es un requisito la formación de lo que en otro lugar he denominado
que, mediante la dinámica de la construcción de es_ *identidades predatorias, (2000a).
tereotipos y del contraste de identidad, contribuye a
colocar los límites y a demarcar la dinámica del
"no_
sotros>. Este aspecto de la teoría del chivo expiato_ Las identidades predatorias
rio, del estereotipo y del otro se desarrolla a partir del
tipo de interaccionismo simbólico expuesto en las Defino como predatorias aquellas identidades cu-
obras de Cooley y Mead, pero también es crucial en yas construcción social y movilización requieren la
la interpretación de Freud de la dinámica de grupos, extinción de otras categorías sociales próximas, defi-
incluyendo su clásico ensayo sobre el narcisis*á d" nidas como una amenaza para la existencia misma
las diferencias menores (al cual me referiré más ade_ de determinado gmpo definido como <nosotros>. Las
lante en este capítulo). identidades predatorias surgen, periódicamente, de
En esta tradición sociológica, la comprensión del pares de identidades, a veces de conjuntos de más
proceso de creación del nosotros es limitada, puesto de dos, que poseen una largahistoria de estrecho con-

68
69
tacto, rnezcla y cierto grado de formación de estereo- ('unsl¿rncias en las que puede considerarse plausible-
tipos mutuos. La violencia ocasional puede formar rrrt'rrlc que mayorías y minorías corren el riesgo de in-
parte, o no, de esa historia, pero siempre se halla cier- Iclcambiar sus lugares. Esta reciprocidad intrínseca
to grado de identificación por contraste. Una de las ('s un punto central de este análisis y será retomada
identidades de esos pares o conjuntos a menudo se rrr¿is ¿rdelante en el presente capítulo.
vuelve predatoria al movilizarse y concebirse a sí mis- l-¿rs identidades predatorias emergen de la tensión
ma como una mayoría amenazada. Este tipo de mo- t'rrIlc identidades mayoritarias e identidades naciona-
vilización es el paso clave para la transformación de It's. Una identidad puede caracterizarse como <mayo-
una identidad social benigna en predatoria. litarista> no tan sólo cuando es invocada por el gru-
La conversión de una etnia en una nación moder- ¡xr objetivamente más numeroso del sistema político
na frecuentemente proporciona las bases para el sur- tlc una nación, sino cuando se esfuerza por eliminar
gimiento de identidades predatorias, identidades que lrr clistancia que existe entre Ia mayoría y la pureza
demandan la extinción de otra colectividad para su rlcl todo nacional. Éste es un punto clave en 1o que
propia supervivencia. Las identidades predatorias son rcspecta a las condiciones bajo las cuales las identida-
casi siempre identidades mayoritaristas. Es decir, se clcs se vuelven predatorias. Las identidades mayorita-
fundamentan en reivindicaciones en defensa y en nom- rias que movilizan con éxito lo que he definido antes
bre de una mayoría amenazada. De hecho, en mlt- como la angustia de lo incompleto en relación con su
chos casos se trata de demandas relativas a mayorías soberanía pueden convertirse en predatorias. Lo in-
culturales que intentan vincularse exclusiva o exhaus- completo, en este sentido, no concierne sólo al control
tivamente con la identidad de la nación. A veces esas cfectivo o a la soberanía en la práctica, sino, lo que
demandas se efectúan en relación con las mayorías re- cs más importante, ala pvreza y su relación con la
ligiosas, como las hindúes, cristianas o judías, y otras identidad.
veces se basan en mayorías lingüísticas, raciales o de En el capítulo anterior me he referido a las contri-
otro tipo, como las alemanas, indias o serbias. El dis- buciones de Mary Douglas a las cuestiones de la pu-
curso de estas mayorías movilizadas a menudo lleva reza y de la identidad de las categorías. Su punto de
consigo la idea de que el propio grupo puede volverse vista podría ampliarse para señalar que las identida-
minoritario a menos que desaparezca otra minoría,y des predatorias, sobre todo cuando están asociadas
por esa razón los grupos predatorios emplean con con el mayoritarismo, se potencian en el espacio que
frecuencia argumentos pseudodemográficos que ape- media entre Ia sensación de mayoría numérica y la
lan a la ascendente tasa de natalidad entre los enemi- fantasía de pureza y totalidad de la nación. En otros
gos minoritarios elegidos como objetivo. De este modo, términos, las identidades predatorias son producto de
las identidades predatorias aparecen en aquellas cir- situaciones en las que la idea de singularidad del pue-

70 7T
blo nacional se reduce con éxito al principio de sin- lr,rlx'r'constituido una movilización exitosa de un ras-
gularidad étnica, de modo que incluso la existencia ¡t, ' tlcl pueblo alemán continuo, inmutable y nacio-
de la minoría más pequeña dentro de los límites de rr,rlrrrcnte codificado, el antisemitismo tuvo que ser
la nación es considerada como un intolerable déficit rlt's¡rcrtado y movilizado con regularidad mediante
de pureza en el todo nacional. En tales circunstan- Iuc'r'tcs campañas de propaganda racial y política en
cias, la idea misma de constituir una mayoría es una virlrrcl de las cuales los judíos pudieron ser vistos como
frustración, puesto que implica una suerte de difu- rro llemanes y antialemanes. La contribución particu-
sión étnica de la singularidad del pueblo nacional. l:rr cle los nazis a la compleja tradición del antisemi-
De esta forma, las minorías, siendo un recordatorio de tisnro europeo, según algunos grandes investigadores,
ese déficit pequeño pero frustrante, desencadenan Iuc: la de introducir el racismo científico y las ideas
el impulso de purificar. He aquí un elemento funda- t'trgcnésicas y demográficas asociadas con él en meca-
mental de la respuesta a la pregunta de por qué los rrismos anteriores de formación de estereotipos reli-
números pequeños despiertan odio. Los números pe- ¡iiosos y sociales.
queños representan un obstáculo minúsculo entre lncluso Daniel Goldhagen (1996), quien por lo de-
la mayoría y la totalidad o la pureza total. En cierto rrr/rs elabora un cuadro notablemente racista de las
sentido, cuanto más pequeño es el grupo y más débil iclcntidades de los oalemanes corrienteso, concede que
es la minoría, rnás profunda es la furia, por la capa- l<rs nazis realizaron nuevas contribuciones críticas a la
cidad que aquél tiene para hacer que la mayoría se clcfinición y la movilización de la germanidad enten-
sienta una mera mayoría y no una etnia total e irre- clida como la identidad de una mayoría amenazada,
futable. rumenazada especialmente por el cáncer racial (tam-
En el siglo xx, el ejemplo más notable de este sen- bién una metáfora nazi) de los judíos. Cualquiera que
tido de pureza frustrada es, por supuesto, la movili- sea el grado de acierto de los argumentos de Goldha-
zacíón de
"la germanidad, como identidad predatoria gen acerca de lo que denominó oantisemitismo elimi-
llevada a cabo por los nazis, dirigida especial, aun- nacionistan y su movilización entre la vasta mayoría
que no exclusivamente, contra los iudíos. Varios es- de alemanes corrientes, el punto más débil de su libro
pecialistas han argumentado de forma convincente es la negativa a reconocer las sólidas pruebas que el
que, sobre todo para los judíos asimilados que per- propio texto aporta, no tanto acerca de la profunda,
tenecían a la burguesía alemana, fue posible, incluso primordial y perenne forma de antisemitismo presen-
bien avanzado el periodo del poder nazi, creer que te entre todos los alemanes, captada con éxito por los
eran judíos en un sentido por completo secundario y nazis a favor del proyecto de eliminar a todos los ju-
que en todos los aspectos importantes eran plenamen- díos de la faz de la tierra, cuanto acerca de la extraor-
te alemanes. A su vez, se puede sostener que, lejos de dinaria cantidad de energía que se necesitó para con-

72 73
vertir a muchos ciudadanos alemanes en instrumen- l)rlreza incompleta: homosexuales, ancianos y enfer-
tos de la Solución Final. rrros, gitanos y, sobre todo, judíos. Los judíos fueron
El enorme aparaÍo de los medios de comunicación t'rrracterizados en la propagandanazi como represen-
y los espectáculos nazis, la infatigable puesta en cir- tantes de amenazas de diferente orden: social, políti-
culación de propaganda racista, de rumores alentados t o y económico; pero, sobre todo, fueron considera-
oficialmente y las presentaciones que se confir'maban tlos como un cánce4 un problema para la pureza de
a sí mismas (en las que la denigrada población judía lrr sangre aria germat:ra, para el proyecto casi perfec-
se consideraba la prueba de las cualidades infrahu- t<r de una etnia nacional pura y sin mancha.La iden-
manas de los judíos) constituyeron un logro extraor- riclad alemana, tal como fue movilizadapor los nazis,
dinario de la activa ingeniería ideológica y política. rcquería la completa eliminación de los judíos del
Incluso en sí mismos, estos factores podrían conside- ('Lrerpo social alemán, y puesto que el proyecto alemán
rarse como una prueba del esfuerzo requerido para ('ra un proyecto de dominio mundial, requería su eli-
construir un consenso nacional exitoso en apoyo de nrinación del mundo entero.
la campaña contra los judíos como plataforma cen- El proyecto nazi de eliminar varias minorías de la
tral del Tercer Reich. Podría sostenerse también que la laz de la tierra también arroja luz sobre otro aspecto
propia integración de diversas clases de civiles en los clel modo en que se movilizan las identidades preda-
cuadros de la policía, en los campos de concentración torias. En este caso, quizá por primera vez err la histo-
y en las marchas forzadas incluidos en la maquinaria ria de la humanidad, se movilizaron dos impulsos
de la Solución Final formaba parte de las realizacio- contradictorios en un proyecto de genocidio. El pri-
nes poiíticas gracias a las cuales los judíos fueron efi- nlero fue el lado mecánico, tecnológico y burocrático
cazrttente convertidos en seres infrahumanos, y que clel proyecto, reflejado en la expresión memorable de
aquelios alemanes que estaban directamente impli- Hannah Arendt: "la banalidad del malu (Arendf,1963).
cados fueron introducidos a través de un acto violento El segundo, sin embargo, fue la degradación, el abu-
en el consenso en torno a los judíos como lahez de so y la violencia horriblemente íntima que los solda-
la nación. dos, reclutas, guardias de campos de concentración,
Podría decirse mucho más sobre el antisemitismo milicias y ciudadanos corrientes alemanes desencade-
nazíy el proyecto de nación más amplio del nacional- naron en todos los niveies y en todos los ámbitos de la
socialismo. Para el propósito de mi argumentación el Solución Final. Ésta es la intimidad contradictoria ge-
punto principal es que, una vez que el proyecto de la nerada por las identidades predatorias. Una manera
germanidad quedó definido en términos étnico-racia- de entender esta contradicción es que el hecho de re-
les y se puso en juego la lógica de la pureza, t)na varie- ducir a las poblaciones elegidas a un estado infrahu-
dad de minorías se convirtió en objeto de la ira de la mano facilita Iatarea del homicidio a gran escala de-

74 75
bido a que crea distancia entre asesinos y asesinados
v,r'itirrismos llevan en sí el germen del genocidio de-
y a que proporciona una prueba que se confirma a sí
lrirlo ¿r que están invariablemente relacionados con
misma del argumento ideológico de que las víctimas
l;rs itlcas de la singularidad y eI carácier completo pro-
son infrahumanas, alimañas, insectos, escoria, basu_
¡ri:rs de la etnia nacional.
ra e incluso una parte cancerosa del valioso cuerpo l.¿r dificultad de la cuestión radica en determinar
de la nación.
r'(,nr() y en qué condiciones un mayoritarismo liberal
Todavía hay algo más sobre la degradación que
¡rrrt'cle volverse intolerante* y potencialmente genoci-
suele acompañar ala violencia genocida a gran
tlrr. ¿-Cuándo el hecho de la pureza nacional incom-
"r.u_
la. Quisiera sugerir que es precisamente la pequefez
¡rlc'ta se vuelve susceptible de ser traducido y movili-
de la brecha entre la totalidad de la nación y la pre_
¿;rtlo al servicio de la constmcción de una identidad
sencia de la minoría lo que produce la angustia de lo
¡rrcdatoria? Hay dos maneras de responder a esta pre-
incompleto y crea la frustración y la ira que conducen
¡,,rrnta sin entrar en un intrincado anáiisis empírico
a aquellas formas de degradación que más nos impre_
tlc causas, condiciones y comparaciones. Una consiste
sionan: desde la Alemanianazi hasta Ruanda, desde ('n sostener que es inherente al pensamiento liberal
Kosovo a Mumbai. De nuevo debemos retornar a al_
una ambivalencia fundamental en cuanto a la legiti-
gunos argumentos acerca del narcisismo de las dife_
rnidad de las colectividades como agentes políticos y,
rencias menores, cosa que hago más adelante en este
r'n consecuencia, siempre queda abierto a la manipu-
capítulo.
lación de argumentos cualitativos disfrazados de ar-
Parecería que el ejemplo nazi es un caso extremo gumentos cuantitativos. Indagaremos esta aproxima-
que tiene poco en común con los mayoritarismos li_
ción más adelante, en este mismo capítulo.
berales recientes como los de India, pakistán, Gran
La segunda da una respuesta provisoria, de ma-
Bretaña o Alemania (entre otros), todos los cuales yor amplitud histórica, alapregunta de cuándo el ras-
son más abiertos ante las diferencias sociales de lo
go de la pureza incompleta conduce a un argumento
que eran los nazis. La ideología hindutva en India,
a favor del genocidio. La transformación, o las condi-
por ejemplo, la ideología de olos hijos de la tierra, en
ciones para que ésta se desencadene, parecen incluir
Malasia o diversas ideologías de la ciudadaníaen Eu_
los siguientes elementos históricos: Ia toma del Estado
ropa podrían considerarse como mayoritarismos libe_
por partidos u otros grupos políticos cuya apuesta po-
rales, es deci4 como mayoritarismos que se proponen
lítica se halla dirigida hacia algún tipo de ideología
ser inclusivos. Estos mayoritarismos,
¿son esencial_ nacionalista con componentes racistas; la disponibi-
mente diferentes de los más ntotalitariosrr, como el que
los nazis establecieron en Alemania en los años trein- " El texto en inglés presenta un juego de palabras: "liberal ...
ta y cuarenta? Mi punto de vista es que todos los ma_ illiberal,, que hemos traducido por nliberal ... intolerante". (N. de
los T.)

76 77
lidad de herramientas y técnicas censales que esti- scntimientos de afirmación del nnosotros)), es, alavez,
mulen a comunidades contabilizadas a convertirse rrrecánica y parcial. La movilización de sentimientos
en la norma ideal de la comunidad misma; el senti- tlc afirmación del <nosotros>, sobre todo de la manera
miento de falta de concordancia entre las fronteras cnlática que he denominado aquí predatoria, depende
políticas y las migraciones y poblaciones de la comu- rlc Ia tensión entre la totalidad sagrada del pueblo
nidad, con la creación de un nuevo estado de aten- rracional y la noción estadística de mayoría. El mayo-
ción hacia aquellos que siendo afines desde el punto ritarismo se afirma allí donde las mayorías se con-
de vista étnico están abandonados por la política o vierten en presa de la fantasía de pureza nacional, en
hacia aquellos que siendo dispares desde el punto de r:sa zona donde Ia cantidad se iguala con la cualidad
vista étnico aseguran ser afines; y una campaña exi- (aunque no la define completamente). Esta cuestión
tosa dirigida a infundir un temor en las mayorías nu- nos abre otra dimensión del problema de los núme-
méricas que las convenza de que corren el riesgo de l'os pequeños como es la relación entre número, can-
ser destruidas por minorías que saben utllizar la ley tidad y voz política.
(y todo el aparato de la política democrática liberal)
para conseguir sus fines particulares. A estos facto-
res la globalización añade sus fuerzas especiales, que EI número en la imaginación liberal
examinaremos al final del capítulo. Este conjunto de
factores no tiene la intención de ser exhaustivo ni Los números tienen un lugar ambivalente en la
predictivo. Tiene el propósito de señalar que quizás teoría social liberal, y la relación entre los números y
el proyecto nazi fue extraordinario en su coherencia las categorías se encuentra actualmente en el centro
y en el alcance de su ingenio genocida. Pero en cuan- de algunas tensiones fundamentales entre la teoría
to ideología de un mayoritarismo que se convirtió en social liberal y las normas de la democracia. La cues-
predatorio, nos impide pensar que el liberalismo sea tión de las mayorías en el Estado-nación moderno
inmune a las condiciones que producen el genoci- nos permite examinar estas tensiones de una manera
dio mayoritarista. La India de las dos últimas déca- provechosa. Desde cierto punto de vista, el número
das es el ejemplo más significativo de esta última po- crítico parala teoría social liberal es el número uno, el
sibilidad. cual es el signo numérico del individuo. En la medi-
El caso del nazismo nos permite ver cómo se cons- da en que el individuo se encuentra en el centro nor-
tituyen las identidades predatorias y reconocer que mativo del liberalismo y es el fundamento compartido
la reflexión sobre el otro, en la que los chivos expiato- incluso por liberalismos rivales, el número uno es el
rios (frecuentemente las minorías) son considerados número importante más pequeño para el liberalismo.
como un requisito funcional para la construcción de En calidad de entero más pequeño, para los matemá-

78 79
ticos el número uno tiene una serie de propiedades l;u caracterización estándar de los modelos de mer-
lrr
interesantes, pero para la teoría social liberal es en , ;rrkr de la economía neoclásica y de la irnagen de la
cierto sentido el único número esencial además del vitlir colectiva que subyace tras ellos. En este sentido,
cero. El número cero tiene casi la misma importancia ,'l ¡rcnsamiento liberal supone que las colectividades
porque es la clave para convertir a los enteros en cen- :on f-ormas sociales cuya lógica, motivos y dinamis-
tenas, millares, millones, etcétera. Dicho con otras pa- rrro siempre pueden inferirse a partir de algún mé-
labras, el cero es la clave numérica de la idea de las totlo de interpretación del agregado de individuos im-
masas, una de las categorías en torno a las que el pen_
¡rlicados.
samiento liberal y democrático se divide. Suele atri- Para el pensamiento liberal, desde sus mismos
buirse a Lenin Ia siguiente cita: ,,La política está allí r'omienzos, el problema de la democracia consiste en
donde están las masas, no donde hay miles, sino don- ll posibilidad de que se promueva la legitimidad po-
de hay millones; allí es donde comienza la política se- lítica de los números grandes. El marcado contraste
ria> (Merton y Sills, 20Ol). t'rrtre el pueblo y ias masas se perfila en el pensa-
Gran parte del pensamiento liberal imagina los rniento liberai en relación con 1o que sucede cuando
grandes grupos como agregados de individuos (es de- :rl número uno se le agregan varios ceros. En el pen-
ci4 como infinitas combinaciones del número uno). s¿imiento liberal la idea de masa (como en la obra
Una parte significativa de ia tradición utilitarista del clásica de Ortega y Gasset La rebelión de las masas)
pensamiento liberal, desde Bentham hasta Rawls, con_ sc asocia con números grandes que han perdido la
jetura que la vida colectiva se halla organizada en tor- racionalidad ínsita en el individuo, en el número uno.
no a formas de toma de decisión conjunta que pri- De este modo, la masa siempre se considera producto
vilegian ai individuo o a un número de personas no
.y fundamento del fascismo y del totalitarismo, tan-
mayor que uno. De este modo, el pensamiento libe_ to en el sentido de que se haila esencialmente com-
ral, en tanto que teoría de la representación, teoría puesta de no individuos (o individuos que han perdido
del bien colectivo y teoría de la ciencia social, concibe las facultades intelectuales para ejercer sus propios
los agregados de individuos como constituidos por la intereses racionales), como en el sentido de que con-
suma de grandes conjuntos de números uno. Expre- siste en una colectividad dirigida por fuerzas exter-
sado de otra manera, en las tradiciones centrales del nas a sí misma, como pueden ser el Estado, un dic-
pensamiento liberal la fisonomía de las colectivida- tador o un mito que no haya sido generado por la
des es una cuestión de agregación de intereses y de interacción deliberativa de los individuos. La cita de
agentes singulares que buscan soluciones al hecho Lenin contiene precisamente lo que el pensamiento li-
de hallarse obligados a interactuar el uno con el otro. beral teme de los números grandes. Es justo a causa
Naturalmente, esto es sólo una manera de reformu- de esta potencial afinidad entre los números grandes

80 81
y el origen de las masas por lo que buena parte del
¡'rolítico mediante algún mecanismo claro de repre-
pensamiento liberal ha sido correctamente caracteri- sentación.
zado por su temor a los números grandes. De manera Las minorías son el único caso significativo de nú-
intuitiva, esto parece claro. pero ¿de dónde surge en- rrleros pequeños que en el imaginario liberal despier-
tonces el temor a los números pequeños? la la adhesión antes que la desconfianza, y sucede así
Excepto el número uno, que es un caso especial, porque las minorías encarnan esa pequeñez numé-
los números pequeños resultan problemáticos para rica cuyo representante por antonomasia es el número
el pensamiento social liberal debido a una variedad uno, el individuo. De modo que una vez qrte el pensa-
de razones. En primer luga6 los números pequeños miento liberal se desarrolla en íntima conexión con la
están asociados a oligopolios, elites y tiranías. Sugie- democracia electoral y con procedimientos deliberati-
ren la posibilidad de lo que actualmente se denomina vos en la legislación, la idea de Ia minoría adquiere
(apropiación por parte de las elites" de recursos, pri- una valía notable (como la gran consideración que se
vilegios y de la capacidad misma de intermediar. Los muestra por la opinión de las minorías en el Tiibunal
números pequeños también causan inquietud porque Supremo de Estados Unidos). De hecho, en su genea-
invocan el fantasma de la conspiración, de la célula, logía política, ia idea de una minoría no es una no-
el espía, el traidoq, el disidente o el revolucionario. Los ción ética o cultural, sino procedimental, y se vincula
números pequeños promueven la intromisión de lo con las opiniones discrepantes expresadas en contex-
privado en la esfera pública y con ello los peligros ane- tos deliberativos o legislativos dentro de un marco de-
jos del nepotismo, la connivencia, la subversión y el mocrático. Así, en la historia del pensamiento liberal
engaño. Albergan asimismo la posibilidad de lo ínti- el interés positivo por las minorías y por sus opinio-
mo y lo secreto, anatemas de los principios de publi- nes tiene mucho que ver con el disenso y poco con la
cidad y transparencia que resultan vitales para las diferencia. Esta distinción contribuye sobremanera al
nociones liberales de comunicación racional y delibe- temor contemporáneo a las minorías y demanda un
ración abierta. análisis cuidadoso.
En términos más generales, los números peque-
ños siempre conllevan Ia posibilidad de lo que en el
vocabulario liberal vernáculo de Estados Unidos se Disenso y diferencia en los sistemas
denomina <intereses particular€S>, y constituyen así
P olíticos contemPoráneo
s
una amenaza a determinada idea del ninterés gene-
rai", del cual se piensa que está mejor protegido cuan- La valoración positiva inicial de las minorías en
do los individuos deliberan o negocian en cuanto in- el pensamiento liberal de Occidente se origina fun-
dividuos con todos los otros individuos del sistema damentalmente en una cuestión de procedimiento.

82 83
Está relacionada con la elevada estimación del deba- tliversas convenciones sobre derechos humanos que
te racional, del derecho al disenso, del valor del di- sc llevan a cabo después de la institución de dicho
senso como signo de valores más amplios (tales como organismo. Por descontado, hubo varias ideas preli-
la libertad de palabra y de opinión) y de la liberrad rrrinares, no sistemáticas, acerca de la defensa de las
para expresar puntos de vista discrepantes acerca de rninorías antes de la instauración de las Naciones Uni-
cuestiones de trascendencia pública sin temor a su- clas; pero es sólo en la segunda mitad del siglo xx, a
frir represalias. Quízá sea la Constitución de Esta- medida que la noción de derechos humanos se con-
dos Unidos el sitio más adecuado para examinar el vierte en la moneda más fuerte para negociar acuer-
papel central que desempeña el disenso respecto a dos internacionales sobre los derechos elementales
la idea misma de libertad. Pero si no obramos con cle toda la humanidad, cuando las minorías socia-
cuidado, probablemente invirtamos el curso de la lcs sustantivas se transforman en objeto relevante de
historia y coloquemos un fenómeno relativamente interés constitucional y político en muchas demo-
reciente, que podríamos denominar disenso sustan- cracias de todo el mundo. Los derechos de las mino-
tivo (por ejemplo, el derecho a expresar incluso opi- r'ías, considerados bajo la rúbrica más abarcadora de
niones moralmente escandalosas, el derecho a criticar los derechos humanos, adquirieron un crédito nota-
las políticas del Estado o el derecho a cuestionar las blemente amplio durante este periodo y en diferen-
opiniones religiosas de la mayoría), antes que el que tes contextos nacionales se convirtieron en el funda-
podríamos llamar disenso procedimental, que es el mento de decisivas luchas jurídicas y constitucionales
contexto original en el que tuvo lugar la estimación por la ciudadanía, la justicia, la participación políti-
positiva de las minorías y, especialmente, de la opi- ca y la igualdad.
nión de la minoría. La palabra clave aquí es opinión, Este proceso, en el que las minorías sociales y
pues ias minorías procedimentales no son cultura- culturales pasaron a ser universalmente considera-
les o sociales, sino minorías temporales, minorías das como portadoras de derechos potenciales o reales,
sólo a causa y en función de una opinión. Las mino- oculta una mal teorízada, incluso no prevista, transfe-
rías sociales y culturales, que podríamos denominar rencia de valor normativo de las minorías procedi-
minorías sustantivas, son permanentes; se trata de mi- mentales y las minorías temporales a las minorías
norías que se han tornado sociales y no meramente sustantivas, las cuales a menudo se han convertido en
procedimentales. colectividades sociales y culturales permanentes.
Si tenemos en cuenta la historia de las leyes y las Este desplazamíento no buscado de la preocupa-
concepciones occidentales sobre las minorías, adver- ción liberal por la protección de la opinión de las mi-
timos que adquieren pleno contenido liberal sobre norías procedimentales (tales como las minorías en
todo tras la creación de las Naciones Unidas y en las los tribunales, ayuntamientos, parlamentos y otros

84 85
cue{pos deliberativos) hacia los derechos de las rni_ tlt'r'süS propias reivindicaciones de dignidad y reco-
norías culturales permanentes es una fuente decisiva rrocimiento culturales. Esta doble presión fue el ras-
de la profunda ambivalencia actual respecto a las mi_ crisis
¡,o clistintivo de los años noventa y produjo una
norías en todos los tipos de democracia. Los numero_ r.lr varios países en torno al sentido de las fronteras
sos debates sobre multiculturalismo en Estados uni- rracionales, la idea de soberanía nacional y la pure-
dos y Europa, sobre nacionalidades subalternas en zu cle la etnia nacional; además, es responsable direc-
diversas regiones de la antigua Unión Soviética, sobre t:r del desarrollo de racismos mayoritaristas en socie-
laicismo en India, sobre los ohijos de la tierra, en di_ rl¿rdes tan diversas como Suecia e Indonesia, así como
versos países de Asia, sobre lo ,,autóctono> en nume_ l{umania, Ruanda e India.
rosas regiones de Áfoica y sobre los derechos de los
"pueblos indígenas,, a lo largo de I_atinoamérica y
en lugares tan alejados entre sí como Nueva zerandá, I'os musulmanes en India:
canadá, Australia y las Islas Hawai se diferencian en contemP orización Y Pureza
grandes matices. Sin embargo, todos esos debates tie_
nen en común la preocupación por los derechos de las El caso de India es instructivo respecto a la argu-
minorías culturales en relación con los estados nacio- rnentación sobre minorías sustantivas y minorías pro-
nales y las diferentes mayorías culturales, y siempre cedimentales que he desarrollado. El Estado-nación
suponen conflictos sobre derechos culturales en la indio fue constituido en 1'947 en virtud de una par-
medida en que se los relaciona con la ciudadaní a rta_ tición política que creó también Pakistán como un
cional y con cuestiones de pertenencia. En muchos nuevo Estado-nación, concebido como refugio polí-
casos estos conflictos han sido relacionados directa- tico para los musulmanes que vivían en el Imperio in-
mente con la emergencia de identidades étnicas pre_ dio de Gran Bretaña. Se han consagrado análisis muy
datorias y con campañas exitosas destinadas a rnovi_ numerosos y polémicos a la historia de la Partición,
lízar a las mayorías en proyectos de limpieza étnica o a las circunstancias políticas que condujeron a ella
etnocidio. Estas fricciones se precipitaron durante las y a la singular geografía a la que dio lugar (con una
décadas de los años ochenta y noventa, a lo largo de India independiente flanqueada por Pakistán Orien-
las cuales muchos estados-nación tuüeron que tal y Pakistán Occidental desde 1'947 hasta 1973, añ.o
"rrfr"rr_
tarse con dos tipos de presión: la presión de abrir sus en que Pakistán Oriental logró separarse de Pakistán
mercados a las inversiones, mercancías e imágenes ex_ Occidental y dio origen a Bangladesh, una nueva na-
tranjeras y la presión de afrontar la capacidad de sus ción en la frontera oriental de India)' No abordaré
propias minorías culturales de emplear el lenguaje aquí la cuestión política, excepto para señalar que ge-
globalizado de los derechos humanos a fin de ¿"f""_ neró un estado de guerra permanente entre India y
86 87
Pakistán, produjo Ia crisis aparentemente insoluble de ralistas y laicos de la Constitución india y de Nehru,
Cachemira, creó un pretexto para la identificación el primer y más carismático primer ministro de India.
de los ciudadanos musulmanes de India con el ene_ En su lugar, la coalición de movimientos de base y
migo principal del país, el limítrofe pakistán, y sen- partidos políticos encabezados por el Partido del Pue-
tó los fundamentos de la actual crisis de laicismo de blo Indio (el Bharatiya Janata Parby o BJP) logró crear
India. un profundo vínculo entre la memoria de las humilla-
La historia de esta crisis también es demasiado ciones inferidas a los hindúes por los gobernantes mu-
compleja para ser referida aquí. Lo que conviene te_ sulmanes de India anteriores al dominio británico, el
ner presente es que el hinduismo y sus movilizadores patriotismo bajo sospecha de los ciudadanos musul-
políticos desarrollaron una tenazpolítica cultural en manes de India, el conocido deseo de Pakistán de des-
el curso de los siglos xrx y xx, y que la creación de pa_ truir militarmente a su vecino indio y el crecimiento
kistán generó un nuevo vínculo entre el sentido hin_ de los actos violentos ejecutados por terroristas mu-
dú del <nosotrosr, el interés constitucional por los sulmanes asociados a pretensiones antiindias en el
derechos de las minorías y el ascenso al pode, d",rrru disputado estado de Cachemira.
poderosa coalición política hindú en la década de Ha despertado mucho interés, tanto periodísti-
los años noventa. Esta coalición de partidos políti_ co como académico, esta notable historia en Ia que la
cos y diversos movimientos sociales (denominada a democracia más grande del mundo, nacida con una
veces Sangh Parivar) se produce de forma práctica_ Constitución que muestra una evidente preocupación
mente simultánea con la exposición de India a las pre_ por la inclusión religiosa, por la tolerancia laica de las
siones de la globalizacíón, y fue circunscrita por dos diferencias religiosas y un interés generalizado por
de las más horrendas agresiones contra los musul_ proteger a los
manes en India desde las masacres de la partición: la "grupos más desfavorecidos" de la so-
ciedad, a los cuarenta años de su nacimiento se con-
destrucción de la mezquita de Babu4 una mezquita vierte en un sistema de gobierno decididamente hin-
musulmana en el norte del país en 1992, precedida y duizado, que de manera reiterada y sistemática trata
sucedida por una ola de revueltas genocidas contra de identificar India con los hindúes y el patriotismo
poblaciones musulmanas por toda India, y el mortí_ con lo hindutva (lo hindú). Esta evolución india arroja
fero pogromo perpetrado contra los musulmanes en el una luz particular sobre el miedo a las minorías que
estado de Gujaraten2002. Los diez años delimitados vale la pena examinar con más detalle.
por estos sucesos también fueron testigos de la con_ En este punto, mi argumentación ha de admitir
solidación nacional de una amplia mayoría de la opi_ una interrupción significativa proveniente del mun-
nión pública india, incluida su culta y otrora libeial do de los asuntos políticos. Después de que la pri-
clase media, en contra de los ideales inclusivos, plu_ mera versión de este texto fuera redactada, en octu-

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89
bre de 2003, y corregida, en agosto de 2004, tuvo lu- globales y entre la política local basada en el siste-
gar en India un trascendente e inesperado episodio ma de castas y una política más amplia, postétnica y
electoral. La coalición hindú de derechas encabezada pluralista.
por el BJP fue rotundamente deruotada en las eleccio- Sin embargo, continúa siendo crucial preguntarse
nes generales y una nueva coalición, liderada por el por qué muchos partidos políticos de India, una parte
Partido del Congreso de los seguidores de Nehru, ha significativa de su población y un sorprendente nú-
accedido al poder, Esta extraordinaria revolución de- mero de inteiectuales cosmopolitas y liberales se voi-
mocrática, llue no es la primera en la historia de la caron hacia el mensaje hindutva durante el lapso trans-
India independiente, ha sorprendido incluso a los ana- currido entre 1985 y 2A04, un periodo que abarca un
listas políticos más agudos (de forma no muy dife- tercio de la historia de India como nación indepen-
rente de la caída de la Unión Soviética en 1989). Aun- diente. Y no se trata simplemente de una pregunta his-
que el significado de este importante cambio todavía toriográfica o acadérnica. Las fuerzas del sistema del
está siendo rumiado por los expertos, la mayor parte mayoritarismo hindú no han desaparecido sin más, y
de los analistas está de acuerdo en que la derrota de sus métodos, valores y técnicas permanecen aún muy
la coalición BJP envió dos mensajes. Uno, que el elec- activos en el sistema político indio. Nos encontramos
torado indio (tanto el rural como el urbano) estaba en un momento de tregua, y para asegurar que la hin-
saturado del discurso de Io hindutva y no encontró duización de la política india se quede en la historia,
en él nada que pudiera sustituir los planes y proyec- necesitarnos estudiar este periodo con tanta escrupu-
tos sobre la economía y la política cotidiana a nivel losidad como seamos capaces.
local. El segundo, que los sectores inferiores del elec- El advenimiento de la Derecha Hindú como la
torado indio (tanto el rrral como el urbano) también principal y mayoritarista coalición política de India,
estaban cansados de ver que los beneficios de la glo- tras décadas de hater sido un conjunto de movimien-
balización eran consumidos por un pequeño grupo en tos políticos fragmentarios y marginales, y su capta-
el continuo circo de la corrupción estatal y los gas- ción de la opinión nacional mayoritaria durante la
tos de la elite, mientras que para ellos quedaban muy mayor parte cle la década de los años ochenta estu-
pocos beneficios tangibles. Es decit la globalización vieron relacionados con cuatro procesos fundamen-
insensible y la misántropa movilización antimusul- tales vinculados con la cuestión de los números y l¿rs
mana dejaron de ser programas viables para sostener minorías. Cada uno de estos procesos tiene también
una coalición nacional. De modo que nos encontra- un sentido instructivo para otras naciones .y regioncs
mos con otra etapa inesperada en la política india, en del mundo.
la cual el Congreso y sus aliados dirigen una difícil El prirner proceso se relaciona con las minot'í¿ts
travesía entre la justicia económica y los mercados vinculadas con movimientos, iderrtidades y rcclcs glo-

90 9t
bales. Los musulmanes de India siempre han sido ,l:rd, la imagen del islam combativo y transnacional
objeto de la acusación de ser más leales al mundo mu- lrrr quedado virtualmente naturalizada en el discurso
sulmán que a India, y sus presuntos lazos afectivos r lt'l terrorismo islámico, sobre todo después del I I de

con Pakistán (a menudo enérgicamente repudiados se ptiembre.

por los musulmanes indios) siempre se han interpre- En el caso de India, esta imagen de los musulma-
tado en el contexto de los recursos y de las aspiracio- ncs indios como instrumento (y objeto) de movimien-
nes políticas de la globalización del islam. En la In- tos islámicos globales (habitualmente caracterizados
dia de los años ochenta, la Derecha Hindú mostró ('()r-no violentos, antinacionales y antihindúes) fue fa-
un especial interés en los recursos que provenían dei vorecida por el compromiso permanente de los mu-
Oriente Medio musulmán destinados a instituciones sulmanes indios de continuar con la práctica de la
educativas y religiosas de India; aducía que esa suer- tlaj (la peregrinación sagrada aLa Meca, considerada
te de subsidio a los musulmanes indios necesitaba como una acción conveniente al menos una vez en
ser supervisada y limitada y que justificaba la contro- l¿r vida de todo musuimán devoto) y por las relaciones
1

vertida política de reconversiones emprendida por la cadavez más intensas desde comienzos de los años
Derecha Hindú, especialmente entre los campesinos ochenta entre trabajadores indios (de todo tipo y cla-
pobres y las poblaciones tribales, dado que éstos, ar- se) y las ricas monarquías productoras de petróleo de
gumentaba, habían sido embaucados para convertir- Oriente Medio, en especial Arabia Saudí, Dubai, Ku-
se al islamismo mediante los recursos del islam glo- wait y Bahrein. Entre estos emigrantes al Golfo Pérsi-
bal. Tales reconversiones también fueron instituidas co se encontraba un número significativo de musul-
en las comunidades cristianas de India y aún hoy con- manes indios, aunque hay pocos indicios de que se
tinúan siendo la principal plataforma de la violencia tratase de otra cosa que de una opción económica
y de la estrategia política de las bases de la Derecha para ellos. No obstante, el tráfico entre India y el Gol-
Hindú. En sus primeras manifestaciones durante los fo se convirtió en escenario de una aguda ansiedad
años ochenta, esta batalla de reconversiones fue apo- moral y política que se expresó en innovaciones bu-
yada alegando el tamaño, el poder y Ia influencia de rocráticas tales como la creación de la oficina de oEl
las fuerzas e intereses islámicos globales, que se con- Protector de los Inmigrantes>, agencia gubernamen-
sideraban caballos de Troya ocultos en el número re- tal destinada a garantízar que los trabajadores indios
lativamente pequeño de musulmanes de las comu- no fueran exportados al Golfo por razones inmorales
nidades de India. Así, para expresar crudamente la o fraudulentas. En un drama moral conexo, se prestó
cuestión, el número relativamente pequeño de musul- mucha atención al aumento de la práctica de matri-
manes de India era considerado una máscara del gran monios concertados entre hombres árabes adinerados
número de musulmanes del mundo. En la actuali- (y a menudo mayores) originarios del Golfo y mujeres

92 93
(a menudo muy jóvenes) de familias sin recursos de cismo y de ecuanimidad hacia todas las comunidades
comunidades musulmanas empobrecidas de ciuda- r-eligiosas. La Derecha Hindú, Iiderada por el entonces
des como Hyderabad, Lucknow y Agra. El retrato de recién creado BJP, explotó el caso Shah Bano sin pie-
la depravación y la poligamia de los varones musul- dad, retratándose a sí misma como la auténtica pro-
manes, cuyo blanco era la ya de por sí explotada co- tectora de la mujer musulmana víctima de abusos y
munidad de mujeres musulmanas, fue difundido por de los derechos de las mujeres en general, mientras se
la prensa popuiar y por películas comerciales como servía del interés público hacia el caso para disemi-
Baazaar, calculadas para agítar los peores estereoti- nar mensajes maliciosos sobre el poder autoritario de
pos de este mercado matrimonial. Es muy probabie la comunidad musulmana sobre sus mujeres y la in-
que estas imágenes comerciales y populares del abuso moralidad sexual y la irresponsabilidad generalizadas
de mujeres musulmanas pobres de India por parte de de los varones musulmanes. El caso se resolvió final-
hombres árabes decadentes y adinerados estuvieran mente mediante una serie de compromisos iurídicos
detrás de la célebre controversia jurídica en torno a y políticos, pero creó grandes dudas en la opinión pú-
una mujer musulmana llamada Shah Bano, quien de- blica acerca de los beneficios del laicismo y sentó par-
mandó a su marido por la pensión alimenticia des- te de los fundamentos de la estrafalaria idea de que la
pués de que éste se divorciara de ella y la abandonara Derecha Hindú protegía los derechos de las musul-
de acuerdo con el derecho personai musulmán (una manas de forma más responsable que nadie. También
rama del cuerpo legal especial aplicable a diversos as- estableció las bases de un debate, no resuelto hasta la
pectos de la vida familiar y civil de diferentes comu- fecha, sobre Ia conveniencia de un Código Civil Uni-
nidades religiosas en India) (Das, 1990). forme (UCC)," que ahora es considerado problemáti-
El caso Shah Bano, uno de los dramas jurídicos co por la mayoría de los partidos políticos y grupos
más publicitados de India tras la independencia, en- de mujeres progresistas, pero es apoyado de forma
frentó al Estado y al poder judicial, a hindúes y mu- activa por la Derecha Hindú, para la cual resulta un
sulmanes, a feministas entre sí, a laicistas y tradi- vehículo crucial de hinduización del derecho perso-
cionalistas. También creó una oposición profunda y nal de todas las comunidades minoritarias.
nociva entre los intereses de las mujeres y los de las El caso Shah Bano pone de relieve la forma en la
minorías (pues la demanda de Shah Bano era contra que algunas cuestiones en torno a las minorías, en
el derecho de familia consuetudinario de su propia una compleja democracia plurirreligiosa como la de
comunidad). El caso mostraba todos los indicios de
que podía llegar a atner'azar la estabilidad del régi-
* Las siglas UCC responden a Uniform Civil Code. El Código
Civil Unitorme vendría a modificar una situación en la que los mu-
men de Rajiv Gandhi, entonces primer ministro in- sulmanes regulan los derechos personales según la Sharia, la ley
dio, quien representaba la tradición de Nehru de lai- musulmana basada en el Corán. (N. de los T.)

94 95
India, pueden llegar a convertirse en el punto álgido rccha Hindú, a lo largo de los años ochenta, movilizó
de debates fundamentales sobre el género, la igual- lar política de Masjid (la Mezquita) contra la de Man-
dad, la legalidad, los límites del poder del Estado y la dal (la batalla entre hindúes por la reserva de trabajos
capacidad de las comunidades religiosas de supervi- ¡rara castas inferiores). También se ha señalado que
sarse a sí mismas. Lo importante aquí es que los nú- cl esfuerzo por crear un frente unificado de casta hin-
meros pequeños pueden desestabilizar grandes cues- dú en medio de las luchas de castas desencadenadas
tiones, en especial en países como India, donde los por el Informe Mandal hizo de la minoría musulmana
derechos de las minorías están directamente vincu- Lrn <otro> perfecto para la producción de una mayo-
lados a argumentos más amplios sobre el papel del ría hindú movilizada. Y lo que es más importante para
Estado, los límites de la religión y la naturaleza de los la cuestión de los números, Amrita Basu, distinguida
derechos civiles en cuanto cuestiones de legítima dife- cstudiosa de la política de la violencia comunal en el
rencia cultural.l En un escenario muy distinto, la larga norte de India, ha observado que la idea de una ma-
historia india de actuaciones y litigios relativos a la yoría hindú oculta de hecho la minoría numérica de
acción positiva o compensatoria en el contexto de las la casta superio4 las castas de terratenientes hindúes,
castas registradas" produjo la convuisión nacional re- que tienen mucho más que temer de la ascensión de
lacionada con el informe de 1980 del Comité Mandal, las castas inferiores que de los musulmanes de sus
que pretendía abrir camino a una política de reserva propias localidades (Basu, 1994). Cuando colocamos
de puestos de trabajo para castas consideradas vícti- esta preocupación contra el fondo de la politización
mas de discriminación histórica. La Derecha Hindú general y la movilización masiva de las castas inferio-
reconoció la tensión que suscitó el ascenso de las cas- res en la política pública de toda India, posiblemente
tas inferiores, indicado por el Informe Mandal, y se la mayor transformación del paisaje político del país
aprovechó activamente de la ira de las castas superio- en la segunda mitad del siglo pasado (Jaffrelot, 2003),
res hindúes, que se veían arnenazadas de nuevo por se puede apreciar que el temor a los números peque-
las aspiraciones políticas de sus pares hindúes más ños resulta además manejado por la minoría hindú,
pobres. Muchos estudiosos han apuntado que la De- que de hecho tiene más que gar'ar con la ficción cul-
tural de una mayoría hindú.
Debo esta significativa aportación a Faisal Devji, quien la de- La mayoría hindú es una doble ficción en la India
^ !, en
fendió el marco de una conferencia sobre la partición de la India contemporánea; en primer luga4 porque la categorízr
británica en la Universidad de yale en el otoño de 2003. (N. d.et A.)
"Las scheduled c¿sles, castas históricamente desfavorecidas que nhindú" resulta impensable en la política contempo-
se hallan ránea fuera de su nacimiento en las etnografías colo-
"registradaso en la Constitución de India. Entre las acc-io-
nes compensatorias que emprende el Estado para mejorar su situa-
ción se cuenta la reserva de algunos puestos públicos para los miem- niales y las categorías censales, y en segunclo lttgar,
bros de estas castas. (N. de los T.) porque las profundas divisiones entre cast¿ts st-tpct'io-

9() 97
res e inferiores, que siempre han caracterizado la vida tlc electorados separados para hindúes y musulmanes
de la India agraria, se han convertido en una de las ¡r:lra las elecciones locales bajo dominio colonial. Ta-
mayores fisuras en la política del norte de India de lcs comunidades contabilizadas (Kaüraj, 1992) consti-
las dos últimas décadas. De modo que puede demos- tuyen aún la principal pesadilla para el pensamiento
trarse que Ia mayoría hindú es un proyecto, no un he- liberal de India, porque concitan la aversión liberal
cho, y al igual que toda categoría racializada y toda rlcbido tanto a la política de masas y sus particulares
identidad predatoria, necesita ser movilizada median- corruptelas, como al peso negativo de la posición so-
te los discursos de la crisis y las prácticas de la violen- cial y el parentesco en una democracia moderniza-
cia.La existencia de minorías, tales como la musulma- clora. Hoy en día,Ia importancia de los bancos de votos
na, es un aspecto esencial de dichas crisis y prácticas, cn cierta medida se ha debilitado a causa del crecien-
pero la relación no es de simple contraste y formación te poder de los movimientos de base independientes
de estereotipos, como propuse anteriormente. que se resisten a la manipulación sistemática por par-
La relación entre la política de castas hindú y la te de los políticos, y del cinismo con que los propios
propaganda antimusulmana de la Derecha Hindú, es- políticos hacen y deshacen alianzas y filiaciones. Aun
pecialmente desde los años ochenta, también se vin- así, la Derecha Hindú no ha perdido ni una sola opor-
cula con una característica importante de la política tunidad de invocar el fantasma del banco de votos
electoral india desde la independencia del país que se musulmán, a menudo acusando a su principal opo-
recoge en el discurso del banco de votos. Con frecuen- nente, el ahora victorioso Partido del Congreso, de ha-
cia, sobre todo a escala local y rural, se considera que lagar a los musulmanes en un intento de capturar el
las elecciones indias dependen de manera decisiva del banco de votos musulmán en las elecciones locales e,
poder de que dispone tal o cual partido o candidato indirectamente, en las estatales y nacionales. La sor-
para capturar todo el coniunto de votos de una casta o prendente derrota del BJP en las elecciones generales
comunidad religiosa particula4 conjunto que se com- de2004 mostró que este particular uhombre del saco"
pra a través de sus elites y que constituye un banco de no alcanzó para comprar la lealtad de un electorado
votos. Si se suma el fenómeno del voto colectivizado y indio mayoritariamente rural.
manipulado por las elites al del voto comprado de ma- Esta cuestión nos lleva a la característica final del
nera colTupta, la imagen del banco de votos, que to- temor a las minorías en India, que tiene implicaciones
dos los políticos indios utilizan libremente los unos del mayor alcance. La Derecha Hindú, sobre todo a
contra los otros, refleja una historia de nexos profun- través de sus partidos políticos de mayor peso, ha acu-
dos entre el censo y las ideas coloniales británicas so- sado constantemente al Partido del Congreso (el par-
bre la comunidad y el electorado, notoriamente insti- tido históricamente relacionado con el laicismo de
tucionalizadas con la creación a principios del siglo xx Nehru, el pluralismo y ia tolerancia activa de los mu-

98 99
sulmanes considerados como una minoría cultural)
nuevo a través de la invocación global del terrorismo
de contemporizar cuando se enfrent aba alas exigen_
islámico. Me ocuparé a continuación, a modo de con-
cias, quejas y reivindicaciones que los musul*Jr",
clusión, de la figura del terrorista suicida, nacida en
planteaban ante el Estado. El discurso de la contem_
las luchas entre tamiles y cingaleses en Sri Lanka
porización es fascinante, porque está profundamente
en los años setenta, y de la relación de esta solitaria fi-
vinculado al deslizamiento que más arriba he trata-
gura con cuestiones del número, la minoría y el terror.
do entre el sentimiento de ser una mayoría y la
frus_
tración de la identificación incompleta con la etnia
indivisa del sistema político. Cuando la Derecha Hin_
dú acosa a los partidos y movimientos laicos acusán_ ¿Cuán pequeños son los ruimeros pequeños?
Minorías, diásPoras Y terror
dolos de nca¡lsrnporizar, con los musulmanes,
da por
supuesto cierto oportunismo como cobardía po. pu._
El terrorista suicida, ya sea en Israel, Sri Lanka,
te de los laicistas y, simultáneamente (tal .*o ^.o,
Nueva York, Irak o Londres, es la versión más oscura
los nazis y Múnich) , creauna imagen de la pendiente
posible del valor liberal otorgado al individuo, al nú-
resbaladiza que conduce desde el témor a ceder
a esta mero uno. En la actualidad, el terrorista suicida es
o aquella exigencia local de las comunidades musul-
el tipo ideal de terrorista, ya que en su figura se con-
manas, hasta ceder por completo en la militarizada
densan varias pesadillas. Ét o ella, en primer lugar,
y ahora nuclearizada batalla con pakistán, que cons_
suprime por completo la separación entre el cuerpo
tituye el telón de fondo a gran escala de toju la pro-
y el arma de terror. Ya sea ciñendo bombas a su cuer-
paganda hindú militante de India. Er discurso
d-e la po, ya sea escondiendo explosivos en su cuerpo de al-
contemporización es el nexo entre las demandas de
guna otra manera, el terrorista suicida es un cuerpo
las minorías dentro de las fronteras nacionales y
el explosivo que promete desparramar sus propios frag-
enfrentamiento con estados enemigos al otro ládo
mentos ensangrentados y mezclarlos con los trozos
de la frontera, en este caso pakistán. De esta
manera, ensangrentados de las poblaciones civiles que pre-
la contemporización resulta otro dispositivo discur_
tende diezmar. De este modo, el terrorista suicida no
sivo que permite que el pequeño número de musul_
sólo elude la detección, él o ella también provoca una
manes indios sea amplificado e impregnado con la
amenaza de pakistán y, más allá, de las multitudes
horrible rnezcla de sangre y cuerpos entre enemi-
gos, violentando así no sólo la tierra de la nación, sino
militantes del mundo del islam global. En el perio_
los mismos cuerpos de las víctimas al infectarlos con la
do inmediatamente posterior a los ataques del 1l de
sangre del mártir. En segundo lugar, el terrorista sui-
septiembre, como he defendido antes en este capítu_
cida es una versión revolucionaria de la idea del már-
lo, estas conexiones fueron vividas e imaginadás de
tir tan apreciada por el cristianismo y el islam, pues
100
101
en vez de mártir pasivo, él o ella es un mártir activo,
rnismo, el terrorista suicida prolifera en ámbitos de Ia
peligroso, que explota, un mártir asesino. En tercer
vida civil, generando una forma de emergencia per-
luga4 el terrorista suicida, como el agente d.e Et men_
rnanente que también exige una aproximación nueva
sajero del miedo (The Manchurian Candidnte) que es so_
irl problema de los civiles y la vida civil en la era del
metido a un iavado de cerebro, es retratado de modo tcrrorismo globalizado. Esto nos conduce a una caÍac-
invariable en un estado paranorrnal de conücción, éx-
terística final del problema de los números pequeños
tasis y determinación, con frecuencia construido me_
cn la era de redes globalizadas de terror como las que
diante técnicas cuasi religiosas como el aislamiento, ;,

cntraron de lleno en la conciencia pública tras el 11 de


el adoctrinamiento y la alucinación inducida median-
septiembre. I

te drogas, en la víspera del ataque suicida. Tál imagen


es la antítesis misma del individuo liberal q,r. u.iúu ti

con vista a su propio interés, pues la idea de un cuer_ Números pequeños y redes globales
I

po que explota voluntariamente no encaja con facili_


dad en la mayor parte de modelos de elección racio_ I

Los acontecimientos del 11 de septiembre se en-


nal. En cuarto lugaq concebido como un autómata,
cuentran hoy lo bastante alejados como para que po-
el terrorista suicida, ala vez que un caso terrorífico
damos comenzar atamizat la xenofobia, el sentimen-
de individuo, de número uno, de hecho siempre es
Lalismo y la impresión provocados por los ataques, a
considerado un espécimen de la muchedumbre enlo_
fin de reflexionar sobre las imágenes más persistentes
quecida, de la masa, víctima de la prop agandao de la
que quedan de aquel episodio,las cuales ahora han de
convicción extrarracional, ejemplo perfecto de la dis_
contemplarse a través del cristal oscuro de la guerra
cipiina ciega de las masas y del carácter peligrosamen_
de Irak. Con casi total seguridad, Osama ben Laden
te impredecible de la muchedumbre.
está vivo, los talibanes se están reagrupando en Af-
En todos estos aspectos, el terrorista suicida es ganistán y en Pakistán, varios caudillos mantienen a
la forma pura y más abstracta de terrorista. En este Afganistán en un estado de profunda dependencia de
sentido, también refleja algunos de los temores cru_
dinero, armas y soldados que deben proporcionarse
ciales que infunde el terror. En tanto figura que ha de
desde el exterior y en Irak hay una insurgencia encar-
aproximarse al lugar del ataque gracias a un aspecto
nizada contra las fuerzas estadounidenses. Los ira-
de ciudadano normal, el terrorista suicida lleva al ex_
quíes, dominados inicialmente por el shock y el espan-
tremo el problema de la incertidumbre que he discuti-
to, parecen odiar a los estadounidenses tanto colrl()
do antes. En un ataque suicida en Israel, un terrorista
odiaban a Sadam Hussein, y las armas de destrucción
se disfrazó de rabino, subvirtiendo el corazón mismo
masiva parecen una coartada para las armas de cons-
del orden moral visible de la sociedad judía israelí. Asi-
trucción masiva, en su mayor parte en manos dc cm-
t02 t03
presas como Bechtel y Halliburton. Tanto en Afganis- sionados por el alcance y la naturaleza de ideas tan
tán como en Irak, pero sobre todo en Irak, Estados lxisicas como el constitucionalismo, las elecciones, la
Unidos parece estar experimentando con una nueva tlcmocracia y la representación tienen lugar en Irak
forma política que podría denominarse (democracia a ¿r la sombra de batallas de carros de combate y de una
distancia", una extraña forma de federalismo impe- tr,rrerra declarada en lugares como Nayaf y Faluya.
rial, en la que se trata a Irak como el estado america- Dos puntos relativos a la debacle en curso en Irak
no número cincuenta y dos y se actúa bajo la iurisdic- son relevantes para el problema de los números pe-
ción de la Guardia Nacional y otras fuerzas federales r¡ueños y el temor a las minorías. El primero consiste
de Washington con el objetivo de hacer frente al de- ('n llue incluso después de poner fin a Ia trayectoria
sastre (producido en este caso por la decapitación del cle un déspota en verdad criminal, probablemente te-
régimen de Sadam). rnido y odiado por muchos iraquíes, el ejército esta-
El problema de los números, las minorías y el dounidense aún es acosado por el temor a los núme-
terror se encuentra sano y salvo en Irak, junto con la ros pequeños, esos pequeños grupos de milicianos,
cuestión de si es posible producir un reservistas y otra clase de gente que efectúan ataques
"puebloo iraquí
a partir de la megapolítica caótica de chiíes, kurdos y sorpresa sobre las fuerzas estadounidenses y en oca-
otras minorías de elevado número de integrantes. La siones corren riesgos suicidas para infligir daños y
administración de Estados Unidos en Irak se enfrenta matar a soldados norteamericanos. Completamente
al desconcertante problema de minorías tales como integrados como están dentro de la población civil,
la chií, que en términos numéricos absolutos es muy encontrar a estos <terroristas> es una endemoniada
grande y mantiene buenas relaciones con el régimen tarea de adivinación para las fuerzas estadouniden-
en el poder en Irán, o la kurda, que ocupa las fronte- ses, (Iue contaban con la rendición total iraquí des-
ras entre Irán, Irak y Turquía y constituye una minoría pués de que un individuo funesto (Sadam Hussein)
enorme. Mientras Estados Unidos se adentra en un hubiera sido derrocado. De manera que Estados Uni-
callejón sin salida, tras convocar a toda prisa equipos dos, como tuerzade ocupación en Irak, se enfrenta al
de expertos para redactar una constitución iraquí de temor de que los números pequeños, que siguen ator-
la noche a la mañana (igual que hizo en Afganistán), mentando y matando a sus soldados, sean realmente
se ha suscitado un grave escollo conceptual que invo- representativos del pueblo iraquí, que en un principio
lucra a las grandes minorías numéricas, a la insisten- se suponía que acogería a los estadounidenses como
cia de la mayoría de los iraquíes en que el nuevo sis- a libertadores y revelaría el espectáculo de una socic-
tema político sea
"islámico" y a la impresión de que dad civil bajo el cadáver del dictador'
una democracia real no puede ser islámica, excepto en Irak también presenta el desafío más abstr¿tcttr
el sentido más implausible. Los enfrentamientos oca- de producir un pueblo nacional a partir de l<¡ quc p¿t-

ro4 r05
recen ser sólo grandes minorías de carácter étnico
o religioso. Cuando se embarcó en el proyecto de cons_
truir democracias a distancia, tanto en Irak como en Globalización, números, diferencia
Afganistán, Estados Unidos se encontró entre la es_
pada y la pared: o bien permitía que estos países se Regreso ahora a dos asuntos importantes: uno
constituyeran como repúblicas islámicas, reconocien- cs la cuestión de las diferencias menores y el otro es
do así que la única forma de crear pueblos es colocar cl vínculo especial entre la globalización y la ira cre-
la propia religión a Ia que más teme en el centro de la ciente contra las minorías. En mi opinión, ambos
definición de la nación, o bien encontraba modos de ¿rsuntos están relacionados. Michael Ignatieff (1998)
formar coaliciones de minorías numéricamente gran_ cs quizás el analista más claro en su apelación al fa-
des, admitiendo que la sociedad civil de frak y de moso ensayo de Freud sobre oel narcisismo de las di-
muchos lugares como Irak ha de construirse durante f'erencias menores> a fin de profundizar nuestra per-
un periodo largo, y que las minorías son lo único con cepción de las luchas étnicas de los años noventa,
lo que se puede trabajar. Sin embargo, se trata de mi_ especialmente en la Europa del Este. Partiendo de su
norías que tienen conexiones globales y existen gran_ conocimiento profundo de esa región, Ignatieff se sir-
des poblaciones vinculadas con ellas. Frente a esta di_ ve del punto de vista freudiano sobre la psicodinátnica
fícil disyuntiva, después de empezaruna guena que se del narcisismo para rratar de aclarar por qué grupos
resiste a termina4 Estados Unidos se encuentra com_ como los serbios y los croatas llegaron a poner tanto
prometido en cuestiones de minorías, incertidumbre, empeño en el odio recíproco, teniendo en cuenta el
terror y violencia étnica que asolan muchas socie_ complejo entrecruzamiento de sus historias, lenguas
dades en la era de la globalizacíón. Hay indicios de e identidades a 1o largo de muchos siglos. Se trata de
que algunos iraquíes pueden estar ya implicados en una observación fructífera que puede ampliarse y pro-
lo que se ha denominado limpieza étnicasin sangre, fundizarse mediante referencias a algunos de los ar-
como preparación para una limpieza étnica mucho gumentos desarrollados aquí.
más brutal. Si esta perspectiva se convierte en rea_ En concreto, he sugerido que la pequeña distan-
lidad, necesitaremos más que nunca encontrar nue_ cia entre el estatus de mayoría y la púreza étnica na-
vas maneras de negociar la distancia entre grupos de cional completa o total podía ser el origen de la ira
números pequeños que provocan la ira de las mayo_ extrema contra (otros)) étnicos seleccionados como
rías movilizadas del mundo, cuyos grandes números, objetivo. Tal propuesta, que en páginas anteriores hc
tal como observó Lenin de forma profética, señala_ denominado (angustia de lo incompletoo, nos pr()p()la
ban el comienzo de lo que éste consideraba ,,la polí_ ciona una base adicional para extender el punto clc
tica seria". vista de Freud a las formas de violencia complciats, it

106 107
gran escala y públicas, puesto que nos permite ver nrercancía) crea un archivo creciente de hibridaciones
cómo las heridas narcisistas, en el ámbito de ras ideo-
desdibuja las líneas firmes que demarcan las iden-
t¡r-re
logías públicas sobre la identidad de grupo, pueden
tidades a gran escala. Los estados modernos con fre-
volverse hacia el exterior e incitar a ra formalio'd.
cuencia manipulan y alteran la naturaleza de las cate-
lo que he denominado .,identidades predatoriasn. La gorías mediante las cuales efectúan sus censos y los
dinámica subyacente aquí es la reciprocidad intrín_ rnedios estadísticos a través de los que contabilizan
seca entre las categorías de mayoría y minoría. En
la lars poblaciones dentro de estos gnrpos. La difusión
medida en que son abstracciones producidas por téc- global de ideologías constitucionalistas improvisadas,
nicas censales y el énfasis liberal en los p.o."ái*i".r-
con elementos tomados de Estados Unidos, Francia e
tos, las mayorías siempre pueden ser moüli zadas para
lnglaterra, provoca nuevos debates globalizados so-
que lleguen a pensar que están en peligro de conver_
bre etnicidad, minorías y legitimidad electoral, como
tirse en menores (cultural o numéricamente) y para vemos hoy en día en Irak. Por último, las formas múl-
que lleguen a temer que, inversamente, las minorías
tiples, rápidas y en buena medida invisibles en las que
pueden convertirse fácilmente en mayores (mediante
los fondos a gran escala se mueven a través de canales
la simple reproducción acelerada o gracias a medios oficiales interestatales, canales comerciales cuasi le-
jurídicos o políticos más sutiles). Estos temores
co_ gales y canales completamente ilícitos vinculados a
nectados son un producto peculiarmente moderno de
redes como Al Qaeda, están íntimamente ligadas a ins-
la reciprocidad intrínseca de estas categorías, la cual
tituciones globalizadas de blanqueo de dinero, a trans-
también establece las condiciones del temor de trans- terencias electrónicas, a nuevas formas de contabilidad
formarse la una en la otra.
transfronteriza y al derecho, todo lo cual constituye
Y aquí es también donde la globali zación entra esa forma de capital financiero que define virtualmen-
en juego. La globalización intensifica la posibilidad
te la era de la globalización. Se considera correcta-
de esta transformación volátil de varias maneras, de
mente y con un amplio consenso que estos rápidos,
modo que la condición de natural que toda identidad a menudo invisibles y con frecuencia ilícitos movi-
grupal busca y asume se ve perennemente amenaza_
mientos de dinero a través de las fronteras nacionales
da por la afinidad abstracta de las categorías mismas
están creando los medios para que la minoría de hoy
de mayoría y minoría. Las migraciones globales a
tra_ se convierta en la mayoría de mañana. Cada uno de
vés y dentro de las fronteras nacionales disuelven
estos factores puede contribuir a exacerbar la incerti-
constantemente los vínculos que unen a las personas
dumbre social (objeto de un análisis detallado en todo
a las ideologías de la tierray alterritorio. El flujo glo_
este libro) y crear así las condiciones para cruzar la
bal de imágenes del yo y del otro (imágenes mediaáas
línea que separa la angustia mayoritarista de la depre-
por la comunicación de masas, a veces convertidas
en dación a gran escala e incluso del genocidio.
108
109
De este modo, el temor a los números pequeños
está íntimamente ligado a las tensiones producidas 5
por las fuerzas de la globalización en la teorÍa social Nuestros terroristas,
liberal y sus instituciones. En un mundo globalizante nosotros mismos
las minorías recuerdan constantemente el carácter in-
completo de la pureza nacional. y cuando dentro de
cualquier sistema político nacional concreto se dan
las condiciones (en particular las relativas a la incer_
tidumbre social) para que este carácter incompleto
sea movilizado como déficit volátil, puede producirse
He propuesto antes que entre los sistemas verte-
ia ira del genocidio, especialmente en los siitemas po_
brados y celulares se da tanto una dependencia mutua
líticos liberales donde la idea de la minoría, de alguna
como una lucha encarnizada por la coordinación a
manera, ha llegado a ser un valor político compartido gran escala de personas, recursos y lealtades. El terro-
que afecta a todos los números, grandes y pequeños.
rismo contemporáneo, es deci4, la acción üolenta con-
tra espacios públicos y poblaciones civiles en nom-
bre de una política antiestado, se basa ciertamente en
una forma celular de organización global, introducida
por la fuerza en nuestra conciencia por los ataques
del 11 de septiembre. Támbién he sugerido que este
enfrentamiento tectónico rodea y, alavez, es síntoma
de la crisis actual del sistema de los estados-nación.
Aquí propongo examinar más de cerca los aconteci-
mientos en el sur de Asia posteriores al 11 de septiem-
bre, pues en esta región parece haberse producido
una onda fractal de los hechos del 11 de septiembre
y de los ataques de Estados Unidos, primero contra
Afganistán y después contra Irak. Esta onda fractal
parece reproducir de manera inquietante la batalla
entre terroristas y estados, entre formas de violen-
cia celular y vertebrada y entre enfrentamientos por la
identidad política local y la diplomacia realista de
los estados establecidos. En este movimiento fractal,

110
il1
Israel-Palestina es un término de mediación que per_ cinos étnicos. Es deci4 empiezan a sospechar que las
mite que la política de la ciudad de Nueva york se ctiquetas contrastivas cotidianas con las que convi-
entrecruce con la política de Cachemira. Tales acon_ ven (en lo que he denominado relaciones benignas)
tecimientos son tanto ondas como reproducciones. ocultan identidades colectivas peligrosas a las que
Entre las muchas cuestiones que plantean se encuen_ sólo cabe tratar mediante el etnocidio o alguna forma
tra la del significado del terror desde un punto de vista de muerte social extrema para el otro étnico. En este
nacional. caso, una o ambas identidades pareadas comienzan
a parecer depredadora Ia una a la otra. Es decir, un
grupo empieza a sentir que la misma existencia del
Terror e incertidumbre otro grupo conlleva un peligro para su propia super-
vivencia. La propaganda de Estado, los temores eco-
Las acciones terroristas que alcanzan su objetivo, nómicos y la turbulencia migratoria alimentan direc-
como las del 11 de septiembre, nos conducen de nue_ tamente este giro y a menudo se avanza en el camino
vo al problema de la incertidumbre social, una preo_ al etnocidio. En África, por ejemplo, el fenómeno está
cupación central de este estudio. En primer luga4 la vinculado con movimientos a favor de lo que se deno-
incertidumbre está relacionada con los agentes de tal mina (autoctoníao, que comprende reiündicaciones
violencia. ¿Quiénes son? ¿eué rostros se ocultan tras primarias acerca del carácter de pueblo, el territorio
las máscaras? ¿Qué nombres usan? ¿euién los arma y y la ciudadanía para personas que pueden demostrar
los apoya? ¿Cuántos hay? ¿Dónde se esconden? que son de cierto sitio, a diferencia de otros que son
¿aue
quieren en realidad? inmigrantes o extranjeros. En sociedades en las que
En otro luga4, al analizar la relación entre incerti_ todas las regiones se han creado mediante migracio-
dumbre y violencia étnica a gran escala en los años nes a largo plazo y a gran escala, esta distinción re-
noventa, sugerí que dicha violencia podría conside_ sulta obviamente funesta. Y como es dificil establecer-
rarse una respuesta compleja ante niveles intolerables la, la violencia corporal a gran escala se convierte en
de incertidumbre sobre la identidad de grupo (199gb). un medio forense de marcar líneas claras entre identi-
En aquella argumentación sostenía que los ejercicios dades normalmente mixtas.
a grar' escala de recuento y denominación de pobla_ La violencia corporal en nombre de la etnicidad
ciones en la época moderna y las preocupaciones so_ se convierte en heramienta de vivisector para esta-
bre el carácter del pueblo, los derechos y la movilidad blecer la realidad detrás de la máscara. Y está claro
geográfica crearon situaciones en las que gran núme_ que dicha violencia invariablemente confirma su con-
ro de personas se volvieron desconfiadas de un modo jetura, pues el cuerpo muerto, inválido o destrozado
desmesurado acerca de la identidad nreal, de sus ve- del sospechoso siempre confirma la sospecha de su
112 t 13
traición. Muchos de los mejores textos etnográficos co: identidades nacionales basadas en el pasaporte,
sobre la violencia étnica de masas, incluso ,i ,rrro ," icleas de la mayoríay la minoría basadas en el censo,
remonta al periodo nazi, están repletos del lenguaje irnágenes del yo y el otro guiadas por ios medios de
de las máscar.as, la traición, la deslealtad y tu comunicación, constituciones que fusionan ciudada-
""lpori_
ción. La violencia es parte de la epistemologíaletal rría y etnicidad y, más recientemente, ideas sobre la
del etnocidio. Por supuesto, tal violencia gen-era vio_ clemocracia y el libre mercado que han provocado
lencia en (su) contra, que asume similares formas de rluevos y graves enfrentamientos en torno a la conce-
vivisección. En la violencia enmascarada de Belfast, sión del derecho al voto y otros derechos en muchas
Nablús, el País Vasco y Cachemira, por nombrar sólo sociedades. Estos y otros factores exigen que no con-
algunos ejemplos, la máscara del terrorista armado sideremos la violencia grupal a gran escala de las
refleja y confirma efectivamente la sospecha de mu_ últimas décadas como un capítulo más de la historia
chos grupos étnicos dominantes. cuando los terroris- cle la inclinación humana a la guerra religiosa o al
tas llevan máscara, e incluso cuando no la llevan, su etnocidio.
aspecto común es visto como máscara orgánica de Lo más importante de estas nuevas formas de vio-
su identidad real, sus intenciones violentas, sus leal_ lencia vivisectora es su peculiar movilizaciónde incer-
tades traicioneras, sus traiciones secretas. De esta fbr- tidumbre social y certeza ideológica. La propaganda
ma, cada vez que una fuerza policial oficial arranca estatal y muchos tipos de ideologías fundamentalistas
la máscara de un terrorista muerto o capturado, lo difunden certezas despiadadas sobre el otro étnico:
que se revela bajo la máscara es otra máscara, la acerca de sus rasgos físicos, sus planes, métodos, en-
de
un musulmáÍ¡ o palestino, o afgano, o checheno co_ gaños y la necesidad de su extinción. El infame Pro-
mún, un traidor por definición. tocolo de los Sabios de Sión es quizás el modelo clá-
De modo que la violencia corporal extrema entre sico de tales textos de propaganda. Pero ni el pánico
grupos étnicos, en especial contra minorías étnicas, inducido políticamente ni la convicción inducida doc-
que hemos presenciado en todo el mundo a lo largo trinalmente mueven a las personas corrientes a la
de los años noventa no es sólo un testimonio de .rr_r"r_ clase de violencia extrema contra amplios grupos de
tra perenne brutalidad o de la tendencia evolutiva a amigos y vecinos como la que se pudo apreciar en
borrar el nellosu para asegurar la supervivencia del detalle en el caso de Ruanda, a principios de los años
<nosotrosr. Ni tampoco es igual que toda la violen_ noventa. Para que se produzca semejante violencia
cia_étnica y religiosa que se ha producido a lo largo extrema contra vecinos y amigos, una profunda incer-
de los siglos. La feroz üolencia étnica de los años ná_ tidumbre social ha de combinarse con niveles altos
venta está profundamente modulada por factores de certeza doctrinal. El problema al que esto da lugar
que triangulan un tipo de modernidad muy específi_ es que las caras corrientes de la vida diaria (con nom-

114
115
bres, prácticas y credos diferentes de los propios) sean t¡uién exactamente quieren atacar o matar. Cuando
de hecho máscaras de cotidianidad tras las que acecha son especialmente audaces, incluso suicidas, sus moti-
la identidad real no de otros étnicos, sino de traido- vos nos desconciertan, produciendo más incertidum-
res a la nación concebida como etnia. Ésta es lamez- bre. Asimismo provocan una incertidumbre más pro-
cla letal que produce la lógica de la purificación étni- I'unda sobre 1o que pueda pasar después. El terror es,
ca.Y por descontado, esta incertidumbre también se ante todo, el terror del próximo ataque. También está
induce socialmente y se estimula políticamente. Pro- la cuestión de qué fronteras respetan los terroristas.
viene también en parte de la propaganda. E incluso Desdibujan la línea entre espacio militar y civil y crean
procede de otras fuentes, a menudo mucho más cer- incertidumbre acerca de las fronteras mismas dentro
canas a lo local y a las pequeñas heridas de la vida de las cuales consideramos que la sociedad civil es
cotidiana, en la que diferentes grupos étnicos acu- soberana. El terror es una suerte de metástasis de la
mulan pequeñas dudas, rencillas y recelos menores. guerra, guerra sin límites espaciales o temporales. El
Con la llegada de guiones más amplios, tanto de incer- terror separa la guerra de la idea de nación. Abre la
tidumbre como de certeza, estas humildes historias posibilidad de que cualquiera pueda ser un soldado
se introducen en una narración de ímpetu etnocida. disfrazado, un espía infiltrado entre nosotros, espe-
Los rumores alimentan este ímpetu, pero sólo en Ia rando para golpear en eI corazón de nuestra tranqui-
medida en que queden enmarcados por narraciones lidad social. El terrorista une las cualidades del solda-
más amplias. Y tales relatos provienen típicamente do y el espía, desvaneciendo así otro límite sobre el
de los estados o de fuerzas políticas a gran escala y cual se ha fundamentado en buena parte la política
bien organizadas. Dichas fuerzas nunca pueden pro- moderna. Ésta es una dimensión significativa de lo
ducir las condiciones contingentes que hacen posible que sucedió en el sur de Asia tras el 11 de septiembre.
Ia recepción de sus relatos (y ése es el error de mu-
chas teorías propagandísticas), pero sin ellas nume-
rosas chispas se extinguirían mucho antes de conver- La geografía de la furia
tirse en hoguera.
¿Qué relación hay entre la incertidumbre social y India y Pakistán (y buena parte de la totalidad
el terrorismo? El vínculo se encuentra en el hecho del sur de Asia) se vieron directamente afectadas por
de que el terrorismo opera con las herramientas de la los sucesos del 11 de septiembre y por la guerra contra
incertidumbre. Y esta incertidumbre se genera de mu- el terror iniciada en Afganistán en 2O0I y poco des-
chas maneras. En primer luga4 cuando los terroris- pués extendida a Irak. Afganistán e Irak están inextri-
tas atacan y escapan, no sabemos exactamente quié- cablemente vinculados al entorno regional en el que
nes son. En ocasiones, no sabemos lo que quieren o a se conserva Pakistán. Y Pakistán e India, sin duda,

116 117
llevan desde 1947 atrapados en un estado permanente oportunidad inmejorable para que el partido gober-
de conflicto, centrado en particular en sus enfrenta- rrirnte, el Partido Bharatiya Janata (BJP) y sus aliados
mientos por Cachemira. Después del 1l de septiembre, tlc la Derecha Hindú unieran varios de sus objetivos
tanto India como Pakistán se vieron forzados a com- ¡rolíticos. Se encontraban entre ellos un interés, que
petir por aliarse con Estados Unidos en la guerra glo- vcnía de lejos, de equiparar a los musulmanes de In-
bal contra el terror. Pakistán se convirtió en unabaza clia y los de Pakistán; un programa de fortalecimiento
crucial para Estados Unidos, poniendo en peligro su ¡rrofundo de la capacidad militar (incluida la nuclear)
propia soberanía nacional, al permitirle usar el país rle India y de preparación de los indios para la posi-
como base militar en su lucha contra los talibanes y bilidad de una guerra final y decisiva con Pakistán;
su aliado, Osama ben Laden. India utilizó el lenguaje lrna campaña nacional para eliminar el tratamiento
del terror para describir las propias intervenciones cspecial de todos los grupos no hindúes, sobre todo
militares paquistaníes en Cachemira y el apoyo de los musulmanes y en particular en las cuestiones de
Pakistán a las acciones terroristas internas en India. derecho personal; y un esfuerzo sistemático por rees-
De esta manera, el sur de Asia, en los meses que si- cribir una historia nacional de India (y de los manua-
guieron ai 11 de septiembre, nos ofrece una oportu- les escolares, entre otros textos) que reflejase su visión
nidad especial de examinar la geografía de la furia y clel país como una civilización hindú vulnerada por
de hacernos una idea del modo en que los espacios invasores musulmanes en el periodo anterior al britá-
globales, regionales, nacionales y locales entran en rrico y arnenazada por Pakistán en la actualidad.
relación de réplica y repercusión. Esta geografía es El BJB junto con muchos otros grupos y organi-
una forma de examinar cómo el temor a los núme- zaciones nacionalistas hindúes, formó parte del nú-
ros pequeños y su poder conforma las relaciones mu- cleo de la campaña nacional que en diciembre de 1992
tuas en diferentes escalas y emplazamientos espacia- llevó a la destrucción de la mezquita de Babur, impor-
les. De manera más sencilla, la consideración de India tante templo musulmán de Ayodhya, centro de pere-
y Mumbai en el periodo posterior al 1l de septiem- grinaje en el norle de India asociado con el dios-héroe
bre nos permite apreciar cómo el lenguaje del terror hindú Rama. Durante los años ochenta, el BJP dedicó
produce una nueva geografía política. mucha energía a reescribir la geografía india como
En India, éste fue el periodo en el que la Derecha geografía hindú, describiendo grandes templos mu-
Hindú había conseguido el dominio electoral a escala sulmanes como estructuras ilegítimas construidas so-
nacional después de casi dos décadas de un esfuerzo bre lugares y templos sagrados hindúes. Esta geogra-
minucioso por erosionar la cultura del secularismo fía hindú se combinaba con una geografía nacionalista
y la credibilidad de las fuerzas pluralistas de India. paranoide que trataba a Pakistán como una abomi-
Los ataques del 11 de septiembre proporcionaron una nación, mientras que Ia gueffa con Pakistán se discu-

1i8 119
tía como un proyecto simultáneo de seguridacl Ir;rlit'r) .y comercio entre hindúes y musulmanes en el
.y dC
púreza. De esta manera, el BJp realizó un esfucr.z€ r ,rnll)() de los deportes,las empresas,la industria cine-
nacional por movilizar sentimientos tanto contra lo¡ rrr;rtogr'áfica y el mundo comercial, entre otros aspec-
derechos de los musulmanes dentro de India,
cotn€ l.l\ (lc la vida.
contra el estado musulmán de pakistán y la presen. lrr Mumbai, la política india tiene sus propias for-
cia islámica en todo el mundo. Tras el 11 de sápticnr, urirs r:specíficas de consumarse, como sucede en otros
bre, este impulso se enriqueció con la inyecció., r...trrrlos y regiones. En esa gran ciudad comercial, la
d* uu
lenguaje tomado de la guerra global contra el terr.or rr¡u r':rción de la purezanacional y la preparación mili-
que, para el BJp y sus aliados, vino a ser lo
mismo qtre l;rr rcsultan, como siempre, un poco eclipsadas por las
la campaña nacional de reducción de los musulma. rrolicias de Bollywood o el críquet. Es la ciudad de
nes a una minoría humillada y marginada. Campa.
l;rs costosas producciones a todo color y de los rumo-
ña que desempeñó un papel nada pequeño en la ira r('s sobre la muerte de Rasad ,,Gran Toro' Meta, frau-
etnocida contra los musulmanes que el BNJ logré rlrrlcnto banquero dedicado a las inversiones; de las
utllizar y coordinar en los pogromos antimusulma_ ;rt'lividades de la principal familia del cine indio, los
nes de febrero y marzo de 2002, después de que
un llirchchan, y de la reactivación del proceso penal con-
pequeño grupo de jóvenes islámicos prendiera
fuego Ira el productor de megafilmes y comerciante de dia-
a un compartimiento de tren lleno de activistas
hin- nr¿rntes Barat Shah, acusado de vínculos con la ma-
dúes que regresaban del templo sagrado de Ayodhya.
lia. Todo recuerda en Mumbai que el resto de las cosas
El BJP perdió las elecciones nacionales g"r".ui", sc inclina ante el febril sistema del dinero en efectivo,
de 2004, pero sigue afianzado en la politiá inAia la riqueza, el glamour y el estilo.
continúa siendo el partido elegido para gobernar e-lV No obstante, después del 11 de septiembre, Mum-
estado de Gujarat. bai tuvo su propio modo de registrar la ansiedad res-
Volveremos a los pogromos antimusulmanes de
lrecto a Pakistán y el nerviosismo sobre su propia y
Gujarat enseguida. pero debemos mencionar que den- numerosa población musulmana. Hubo un control
tro de India, durante los meses que siguieron al 11 de cada vez mayor por parte de la policía sobre las po-
septiembre, también se presenció la transformación blaciones de chabolas, especialmente las que se en-
de varias geografías locales y regionales en parte
de contraban dentro o cerca de instalaciones militares
una geografía más amplia de indignación nacional y o de transporte estratégicas. EI arresto de Afroz Jan,
furia global contra el terror, consiáérese la ciudad dL residente en una de las barriadas de chabolas más
Mumbai, capital del estado de Maharashtra, que tiene viejas de Mumbai, Cheeta Camp, vinculado con los
una larga historia de enfrentamientos entre hinclúes ataques terroristas de Nueva York, Nueva Delhi, Sid-
y musulmanes, pero también una larga historia de ney y otros lugares, colocó decididamente a Mumbai

120
121
y a su policía dentro de la caza mundial de terroris_ En Mumbai, los nexos entre la cuestión de la se-
tas. En Mumbai, el trasfondo que liga a musulma-
llrrridad nacional y la preocupación relativa al terro-
nes, chabolas y (guaridas,, de terroristas está particu_
r isrno y al crimen siempre van de la mano de ciertas
larmente articulado; y las ciudades fronterizás como irrrágenes extraterritoriales de lugares como Dubai,
Mumbra, donde la autoridad municipal y la policial lr.arachi y, cada vez más, Katmandú, Bangkok y Ma-
son limitadas, fueron señaladas por la policía y los nila. Dubai es el principal de estos lugares, pero existe
medios de comunicación como vías de escape natu- una compleja red de relatos acerca de célebres cri-
rales y zonas seguras para terroristas, especialmente
nrinales criados en Mumbai que ahora operan desde
aquellos vinculados a grupos que presuntamente tie_ l(¿rrachi y Dubai, de vínculos con los sewicios de in-
nen su base y reciben apoyo de pakistán. Una acción
rcligencia de Pakistán, de bases en los países que ro-
que unió üvienda (quizá la cuestión cotidiana más de_
<.lcÁ India y de socios y representantes criminales
sesperada de Mumbai) y terrorismo fue el sorprenden_
lctivos en Mumbai (y otras regiones del país) subor-
te decreto del entonces inspector de policía de Mum_
dinados al antojo de estas figuras todopoderosas' Así,
bai, M.N. Singh, que establecíala obligación de todos cn Mumbai, el discurso estatal acerca del terrorismo,
los propietarios de informar del nombre y demás da_
¿rrticulado principalmente por la policía, siempre está
tos de todos los nuevos arrendatarios, subarrendata_ interconectado con narraciones previas relativas al
rios o residentes de los edificios bajo su control. Este mundo criminal y al mundo del cine, al contrabando
asombroso ejercicio panóptico estaba destinado a fra_ y al creciente número de oencuentros> entre policía y
casar en una ciudad de entre doce y quince millones gánsteres de una frecuencia prácticamente diaria o
de habitantes (y ahora está en su mayor parte olvida_
semanal, que equivalen a una guerra armada en las
do), pero sin duda podría haber proporcionado una partes más pobladas de Mumbai. Otra tendencia que
herramienta adicional para la invasión policial de la refracta la experiencia de Mumbai de estos temas na-
privacidad en las zonas predominantemente musul_
cionales y regionales son las campañas contra la venta
manas. En todo esto se advierte un notable parecido
ambulante, parte de una antigua lucha entre el Esta-
con los sucesos de 1992, cuando la mezquita de Babur
do y ciertos grupos de interés de la clase media de un
fue destruida por fundamentalistas hindúes y, en con-
lado, y los vendedores ambulantes pobres del otro'
secuencia, se produjeron las revueltas mortales de Diligentes funcionarios municipales han declarado la
diciembre de 1992 y enero de 1993 y los posteriores guerra a los vendedores de la calle. Estas batallas tam-
atentados con bombas de aquel mismo año (que fue_
biétt pot"en un fuerte trasfondo comunal, ya que re-
ron considerados con amplio consenso como represa_ sulta que muchos de estos vendedores son musulma-
lia de grupos musulmanes apoyados por el crimln or_ nes y están conectados con elementos musulmanes
ganizado de Mumbai).
del crimen organizado de Mumbai y con otras formas

122 t23
de poder y protección. La lucha contra
los vendeckr- rct',rllar durante la última década,la armada india se
res ambulantes es un enfrentamiento que
concier.ne Ir;r t:onvertido en una presencia estatal y ritual muy
al espacio, la urbanidad, la ocupación y el orden pri-
blico en Mumbai. pero tampocó está separada de
li:ilrle en Mumbai. Siempre pieza clave en las defen-
l<ls ,.¡rs cle esta ciudad, la Marina india ha realizado una
trasfondos del crimen, la legalidad, la seguridacl y
el orden.
,.,'r ie de espectaculares demostraciones de poderío
, rlr'hnico en sus costas en los últimos años, acogien-
Shiva Sena, el partido indigenista de derechas
co¡r rlo a armadas amigas, exhibiendo sus más recientes
un historial más largo de organización de sentimien_
nr('r'cancías militares y anticipando su crucial papel en
tos y actividades antimusulmanes en Mumbai,
es y . rurlquier confrontación futura con Pakistán' De ma-
siempre ha sido lavoz más clara en el afán
de lig¿ri. n('¡-a que la costa de Mumbai, considerada como zona
cuestiones cívicas y provocaciones contra los
manes. En los últimos años, en un sorprendente
musul_ ,lc desembarco potencial de los submarinos paquis-
act<r trrrríes en 1992-1993, ahora se ve de manera incuestio-
de descaro político, Sena ha organi zado unaserie
de rrable como parte de la frontera armada de India, su
acciones maha-aratil en gran número de templos
y l.ínea de Control, y, como nunca antes, Mumbai se ve
espacios públicos de Mumbai con el argume"t"
que se trataba de ocasiones rituales de
¿l inserta cada vez más resueltamente en la línea del
atiaer <<paz>> a f rente del país por parte de la Marina y de los medios
Mumbai y al resto del mundo. Lo indignante de
estos rle comunicación. El mar Arábigo está cada vez más
argumentos es que son exactamente estos rituales
gran escala los que en los años 1992 y 1993
a integrado en el océano Índico en cuanto zona estra-
constitu_
yeron el instrumento principal para organizarmuche_ tégica, y la distancia oceánica entre Karachi y Mum-
bai nunca está lejos de Io que la imaginación pública
dumbres antimusulmanas, para articular discursos
cendiarios y paravincular megarrituales hindúes
in_ determina. Las distancias siempre son, en parte, una
con cuestión de sentimientos y sensibilidad y la Marina in-
la intimidación directa de cámunidades y barrios
dia ha conseguido eficientemente acortar la distancia
musulmanes. Restablecer estos rituales en el periodo
posterior al 1 1 de septiembre era a la vez."rábl".", por mar entre India y Pakistán. Y lo que la armada
hace en la costa y en los puertos de Mumbai, el Par-
los funestos vínculos propagandísticos entre los
sulmanes y Pakistán, mientras que se reservaba
mu_ tido Shiva Sena y la policía (aunque no siempre en
duismo el papel de fuerza pacificadora.
al hin_ armonía) lo hacen en los edificios, los barrios y las
calles de la ciudad. El efecto conjunto de tales ptác-
Finalmente, siguiendo un proceso de desarrollo
ticas es la creación de un mapa mental gradualmente
l. Una maha-arati e.r,ynu gran plegaria pública que ha superpuesto en el que la guerra, la seguridad, el cri-
ernpe_
zado a celebrarse en tos últimos" a¡oi
lidaridad hindúes. (N. del A.) ;;; ;t I bt ; i; ñ,;;;;;i;$_ men y el terror recubren la geografía del comercio, el
transporte, el trabajo y el consumo.
124
125
Esta breve consideración pretendía dar un ejem_ i
v tirdenes no escritas. Ciertamente, el combustible de
plo de los modos en que los hechos y los espacios ('stas geografías circula por los medios de comunica-
:i,

fueron recombinados por los relatos del tenorJras el .'irin de masas (medios de información, Internet, dis-
11 de septiembre. políticas nacionales, alianzas globa_ ('ursos y mensajes políticos, informes y documentos
les, tensiones regionales entre estados, todas ellas er_ irrcendiarios), pero la chispa es la incertidumbre rela-
tablecen entre sí nuevas relaciones que ejemplifican tiva al enemigo interno y la angustía acerca del pro-
las maneras en que toma forma la geografía de la fu_ vccto de pureza nacional, siempre incompleto. La
ria. Thles geografías se generaron y transformaron en gcografía de la furia se genera en la volátil relación
todo el mundo tras el l1 de septiembre. En todos los cxistente entre los mapas políticos nacionales y glo-
casos, ligaban historias previas regionales y locales, bales (en gran medida producidos por instituciones y
tensiones políticas nacionales y transnacionales y pre_
¡rrocedimientos oficiales) y los mapas del espacio na-
siones y coaliciones globales e internacionales. Hemos cional sagrado (producidos por partidos y movimien-
visto con detenimiento el caso de India, Maharashtra los políticos y religiosos).
y la ciudad de Mumbai. pero podríamos hacer lo mis_ Este debate sobre la geografía de la furia preten-
mo con muchas ciudades, tales como Kabul, El Cairo, de apoyar dos argumentos. El primero es !lue, en un
Nueva York y, recientemente, Londres, del cual me nrundo que se caracteriza por articulaciones y tensio-
ocuparé enseguida. nes globales entre formas políticas celulares y verte-
En todos los casos, la geografía de la furia no es un bradas, las regiones, naciones y ciudades pueden pro-
simple mapa de acción y reacción, intentos de conver_ ducir réplicas fractales complejas de enfrentamientos
tir a un grupo en minoría y resistencia, jerarquías mayores. Así, las tensiones entre India y Pakistán apa-
incluyentes de espacio y lugar, secuencias claras de recen de forma transformada en varios niveles y es-
causa y efecto.l Thles geografías son más bien la con_ calas: global, nacional, regional y urbana' En todos
secuencia espacial de complejas interacciones entre los casos las figuras del terrorista, de la nación pura,
eventos lejanos y miedos cercanos, entre viejas histo_ del traidor enmascarado y del enemigo oculto desem-
rias y nuevas provocaciones, entre fronteras reescritas peñan un papel crucial. Pero el contorno exacto de
1. En su reciente y brillante libro Landscapes of the Jihad (2005) estos personajes comunes y las tramas precisas que
Faisal Devji s-ostiene dos a.g.r-e.rtos que .orrtrib,-ry"r, . li"-i"á. ,
lá representan no son réplicas, sino fractales de pers-
geografía de la furia. El primero ..tr".i.u que la vision
tiñt;;;;;] pectivas e imágenes más amplias. El segundo argu-
lyndo ll9"Tplejo iesultado históricó d" lu, ,""1', p"rriJ¡ü.
ctet ": islámico, más que de su región central.
mu_ndo mento a que da lugar este cuadro sostiene que exis-
El sesundo. oue
coincide con mis propias ideas sobre el-ideocidio y .i"i;ñi;,
"l ;ü;
tea que la violenta visión de los yihadistas se describe;;j;;'.-;;
te ahora una relación renovada entre la incertidumbre
un universalismo ético radical y álternativo que como una visión
es-
de la vida cotidiana y la inseguridad de los asuntos de
trictamente antioccidental. (N. del A.) Estado.

126 127
Influyen muchos factores en el modo en que loe l,r l<r'ntación de la opinión pública y para la media-
dramas globales de la guerra,lapazy el terroille¡¡an r rorr clel miedo, el pánico y la sensación de emergen-
de diversas maneras a diferentes regiones y naciorrc,t , i;r. A esta maraña hay que añadir el nuevo catalizador
y asumen conexiones sinápticas muy específicas c:()n ,1.'l llr,rio de opinión y noticias basado en Internet, que
lx'nnite a una gran variedad de gmpos de interés di-
angustias e imágenes locales de lo nglobal,,. Entre e*o.
factores es vital la cuestión de los medios de comuni- ..('nrinar sus puntos de vista y noticias y elegir su pú-
cación: su fuerza, su mezcla, su alcance global y quiórr lrlicO potencial sin tener en cuenta las fronteras na-
ejerce su control. Los medios, tanto impresos corn(, r ionales.
electrónicos, como todos sabemos, son los principalcs Y está, por descontado, la economía global, la glo-
formadores de opinión en todo el mundo. pero tanl- llrlización propiamente dicha, ese régimen de mer-
bién sabemos que, incluso en los niveles más altos cle . rrclos abiertos, de progresiva integración de econo-
control y circulación globales, nadie lleva realmente la rrríers y de circulación veloz del capital especulativo en
batuta. El notable ascenso de la cadena global en len- ..'l .1uá ilevamos viviendo hace ya al menos tres déca-
gua ártbe Al-Yaziracomo competencia de la CNN y la .1.s. Como muchos han notado, hoy en día no hay
BBC es quizás el caso decisivo que demuestra quc ninguna población significativa que viva fuera de los
la batalla de la información y la opinión globales está lírrrites de esta economía global, cuyos protocolos, di-
lejos de acabar. Lo cual sigue siendo cierto en los círcu_ námicas y legalidades se están construyendo en el pre-
los más pequeños de mediación y circulación, en los scnte de maneras decisivas. Lo relevante en relación
que periódicos, revistas, estaciones por cable, pelícu_ con este proceso más amplio es la cuestión del víncu-
las y discursos políticos proporcionan caminos muy lo entre los perdedores del régimen de la globalíza-
variables a través de los que las noticias y la opinión sL ción y la furia que ha inspirado los tipos de ataque que
pueden filtrar y difundir. En India, por ejemplo, las hemás presenciado contra grandes potencias mundia-
luchas entre varios conglomerados de empresr. d" t"_ les antes y después del 11 de septiembre'
levisión, nacionales y multinacionales, el poder del Apenas hay dudas de que el acopio de lo que se ha
Ministerio de Información y Transmisiones, la capa_ denominado con propiedad odio dirigido contra Es-
cidad de los operadores de cable de capturar y pira_ tados Unidos (el Estado) y América (ei país) tiene raí-
tear todo tipo de mercancía mediática y de controlar ces y fuentes complejas. Entre ellas, el largo historial
su distribución local, la enorme prensa plurilingüe que de rriol"n.ia militar estadounidense durante el siglo
modifica la opinión occidental e inglesa recibida y el pasado, la arrogancia de la política exterior nor[eame-
acceso directo de muchos indios a noticias extranje_ ricana y, no menos importante, el claro nexo entre
ras a través de lazos laborales, familiares y comercia_ el capitalismo mundial, la tiqueza estadounidense, el
les crean un complejísimo sistema circulatorio para poder de las multinacionales y la política de las insti-

128 129
tuciones de Bretton Woods. Thomas Friedman, emi_ En el mundo realista que parece que hemos dejado
nente comentarista del New york Times, a quien ni el rrtr'ás, las preocupaciones relativas a Ia seguridad de
mayor esfuerzo de la imaginación permitiría califi_ los estados y a las incertidumbres cotidianas de los
car como marxista, argumentaba cándidamente hace ..'iudadanos (o civiles, en mi propio registro) se en-
pocos años que Estados Unidos debía convertirse en contraban separadas de forma relativamente clara.
el policía del mundo (en lugares como Kosovo), dado Las primeras concernían a la guerra y la paz, a la di-
que era el motor obvio, alavez que el mayor bene_
¡rlomacia y las fronteras, a los presupuestos de Defen-
ficiario, del sistema económico global (lggg). Otros sa y la política mundial. Las segundas tenían que ver
pueden esquivar esta cuestión, pero hay algo más que con el orden y el derecho locales, la predecibilidad
una pequeña verdad en relación con ella. euedan co_ social y la vida diaria, el conocimiento fiable del mun-
sas por decir acerca del complejo viaje que va desde do de amigos y vecinos, cierto sentido de propiedad
la dominación global estadounidense sobre una eco_ del espacio local y las esferas públicas locales, cierta
nomía que está produciendo a una velocidad alarman_ sensación de que el mañana será, en general, como
te más riqueza y más perdedores, hasta una cultura hoy. Hoy en día, la inseguridad de los estados y la in-
antiamericana en rápida expansión. Trataré esto con certidumbre de los espacios y personas civiles se han I

más detalle en el capítulo ó. pero los vínculos están entrecruzado de modo perturbadoE y en el terror, el
ahí, por más que sean sutiles, variados y en ocasiones terrorismo y los terroristas es donde mejor podemos
subterráneos. ver esta falta de nitidez.
Ahora podemos volver al nuevo y complejo siste_ De manera notable, esta ausencia de nitidez opera
ma de circuitos que une la incertidumbre en la vida como una calle de dos sentidos, tal como podemos ob-
cotidiana con la inseguridad dentro de y entre los es_ servar con claridad en el sur de Asia. Las luchas, elec-
tados. Esta nueva condición puede glosarse como un ciones, rumores y conflictos entre facciones locales se
estado de inseguridad en todo el mundo que cada vez convierten en fuente de incertidumbre diaria, especial-
crea un mayor número de lo que se puede denominar mente acerca de la identidad de nuestros vecinos y
estados de la inseguridad. Los debates sobre la rela_ conciudadanos. La identidad étnica es un punto so-
ción entre seguridad e inseguridad son cada vez más bremanera crítico de tal incertidumbre, pero también
fructíferos entre los estudiosos del sur de Asia, como puede adoptar otras formas somáticas relacionadas
lo evidencia la reciente selección editada por R.M. con el lenguaje, la ropa, el género, la comida olaraza.
Basrur (2001).1 Cuando esta incertidumbre se inscribe dentro de pro-
cesos más amplios de cambio demográfico, temores
,1. Véase especialmente el interesante ensayo de Jayadeva Uyan_
goda, cuya utilización de la idea de inseguridud.o"""rg" áL ;;;; económicos y desplazamientos de población, exacer-
interesante con Ia mía. (N. del A.)
bada por los excesos de la mediación de la comunica-

130 13r
ción de masas y ios aparatos de propaganda estatales tarios) e incluso alas más radicales de la Derecha Hin-
o cuasi-estatales, como he sugerido anteriormente, dú se centra precisamente en la cuestión de en qué
la combinación de certeza e incertidumbre social se punto se encuentran y se mezclan la soberanía econó-
hace volátil y puede generarse violencia metastásica. mica y la soberanía cultural. Y a la vez que el BJP fun-
A la inversa, la inseguridad estatal puede filtrarse ha- damenta su credibilidad cada vez más en su postura
cia abajo a través de los capilares de la sociedad civil ante el patrimonio cultural y la corrección histórica
mediante el empeño en la movilización de las ma- desde un punto de vista hindú, endurece su política de
sas, la politización parcial o total de las fuerzas arma- manera constante, en especial en la línea de la nuclea-
das, la imposición selectiva de políticas de detención rización oficial de las fuerzas armadas indias. A par-
:*,

o represión, la vigilancia de determinadas comunida- &'


s tir de ese momento y en la estela del triunfo de India
des étnicamente orientada y ia discriminación legal {* sobre Pakistán en Kargii hace pocos años, el BJP y sus
de minorías, inmigrantes y otros ciudadanos débiles. gl
aliados se han desvelado constantemente por equipa-
Tal inseguridad estatal se advierte en particular allí $ rar modernidad a tecnología (en particular tecnolo-
*
donde los estados han perdido vínculos claros con Ia {
I'
gía de la información) y tradición a hinduismo, y por
política de masas, donde se imponen políticas econó- t presentarse como el mejor guardián de ambos. El eje
micas ambiguas o selectivamente favorables en nom- if de este desarrolio dual supone una enorme intensifi-
bre de intereses o fuerzas globales más amplios y cación de la fabricación de armas (incluyendo las rela-
donde los estados han empezado a sustituir políti- cionadas con la energía nuclear), una postura intran-
cas desarrollistas por otras fundamentalmente cultu- sigente sobre cualquier tipo de negociación relativa
ralistas. a Cachemira y la resolución inquebrantable de vincu-
India resulta un caso de particular interés a este lar las aÍnertazas paquistaníes a la seguridad exterior
respecto porque en las políticas anteriores de la coa- con las amenazas internas alapureza india, en espe-
lición liderada por el BJP había una extraia rnezcla cial por parte del islam, pero también de otras reli-
de retórica de libre mercado (como la creación de un giones <extranjeraso. De esta manera, eI culto a la tec-
Ministerio para las Privatizaciones), modernización nología de la información y ala tecnología militar va
tecnológica (tal como el culto a la tecnología de la in- de la mano del proyecto cada vez rnás estridente de
formación y la orientación hacia la tecnolo gía de la hinduizar la sociedad civil india en todos los niveles.
comunidad india de no residentes) y fundamentalis- Está por ver si el Partido del Congreso, en el poder
mo cultural. Su eslogan podría haber sido: nMercados desde las elecciones generales en 2004, puede revertir
abiertos. Culturas cerradasrr. La continua tensión en- estas tendencias.
tre la cúpula oficial del BJP y los líderes de Rashtriya Las acciones de diversos grupos celulares qr-le se
Swayamsevak Sangh (Asociación Nacional de Volun- oponen de manera armada al estado indio en Cache-

132 133
mrra y que se están introduciendo de forma progre_
clue viven en residencias principescas situadas en los
siva en ciudades e instalaciones indias oft..Ln
l.ru suburbios pobres (supuestamente financiadas por Al
nueva ocasión para que el Estado se entrometa
en la Qaeda o redes similares) y con llamamientos más ge-
sociedad ciül en nombre de sus propias inseguridades
nerales a nlimpiar" los suburbios, especialmente los
ante las fronteras, el sabotaje y ál t"oorismo
interior. dominados por musulmanes, supuesto refugio ideal
Ello no significa negar que de hecho India tiene
intere_ de terroristas de Cachemira y de más allá. Aquí se
ses en la frontera que en ocasiones suponen
acciones encuentran de nuevo las metáforas sobre la caza de
violentas, sino sugerir que esa violen.iu hu
fortaleci_ alimañas empleadas por los nazis en lugares como
do en gran medida a aquellos que desean introducir
Varsovia (describían así a los judíos polacos) y em-
aún más la metáfora de la guerra en las hendiduras
pleadas también por diversos grupos para referirse
de la vida cotidiana. para muchos sectores
de las cla_ a las zonas pobres musulmanas en ciudades como
ses medias indias y de las clases trabajadoras
tanto Nueva Delhi.
urbanas como rurales, la vida diaria se ha teñido
de En efecto, la inseguridad estatal y la incertidumbre
manera indeleble de una sensación de lucha
cultural social acerca de notros> etnizados se alimentan mutua-
que une a la perfección la guerra y la política
en las mente en una inquietante espiral en la era del terror
zonas fronterizas con la vigilancia y lá purificación
global. Pues, l)rra vez que se muestra que el terroris-
en los centros. Desde Wagah hasta Ayodyaht
no hay mo cruza fronteras nacionales (como claramente lo
sino una sucesión de escenarios de guerra, y
aquí se hace) y que su funcionamiento se basa en el sigilo y
da un vínculo entre pakistán, sus terroristas,
los mu_ el disimulo, esta conexión es fácil de poner en eviden-
sulmanes indios y su traición inherente. El éxito
de cia y de movilizar. Y retornando a la metáfora de la
la policía de Mumbai al paralizar la repre.e.rta.ián
vivisección (que más arriba empleé), tanto la violen-
de una obra en lengua rnaratísobre Nathuram
(el asesino hindú de Mahatma
Godse cia contra los terroristas apoyada por el Estado, como
Gandhi) en2002se vio la violencia local contra los vecinos étnicos, coinciden
sin lugar a dudas apoyado por la sensación pública
en la exhibición del cuerpo capturado, herido o humi-
de que India es un país (casi) en guerra con pakistán.
llado del enemigo como prueba de la misma traición
Tales acciones estatales alimentán la incertidumbre
que pretendían destruir. En el reposo de la muerte o
de la vida cotidiana y en una semana o
un mes cual_ la inmovilidad de la rendición, los cuerpos terroris-
quiera en un lugar como Mumbai se intercalan
con tas se convierten en monumentos silenciosos al ene-
relatos periodísticos sobre terroristas musulmanes
migo interno, prueba de traición en su patética coti-
,, l. Wagah es un puesto tronterizo entre lndia y pakistán. Avo_ dianidad.
dhya es la ciudad donáe se enconrraba I"
destruida. (N. det A.)
."rq"¡i, ¿'.,'üi;r, *Jil:

134
135
El terror en la capital del capital das las preocupaciones, sobre la que pocos están dis-
puestos a reflexionar: el vínculo que existe entre el ata-
Estados Unidos, evidentemente, tiene entre manos que contra el Edificio Federal de Oklahoma City per-
una nueva serie de batallas por la seguridad estatal petrado por Timothy McVeigh y sus seguidores y los
y la incertidumbre civil después del l1 de septiem_ ataques contra el World Tiade Center de principios de
bre. Y como en India, los ataques del 11 de septiembre los años noventa y del 11 de septiembre de 2001.
han desencadenado un nuevo orden de coincidencias El último es el punto central que vincula las re-
entre las incertidumbres sociales cotidianas relati- fracciones del terrorismo en lugares muy diferentes
vas a nosotros y a ellos y las inseguridades de un me_ de la economía global. Sea en Estados Unidos o en In-
gaestado furibundo. Mientras este Gulliver rompe las dia, el terror organizado en redes celulares aternoriza
ataduras de la multitud de liliputienses que lleva al_ a las estructuras vertebradas del Estado y borra los
gún tiempo asediándolo y hace estragos primero en límites entre los enemigos del interior y los del exte-
Afganistán y ahora en Irak, se han iniciado muchas rior. De esta forma, en cualquier región del mundo los
batallas paraielas contra inmigrantes ilegales, viaje_ terroristas ensombrecen nuestra angustia más pro-
ros sospechosos y disensos de todo tipo. Se han susci_ funda sobre la identidad nacional, el poder del Esta-
tado nuevos debates sobre los límites de la vigilancia do y la pvreza étnica, factores de los que, en cierta me-
estatal, sobre la necesidad de proteger a las minorías dida, todas las naciones dependen. Sea en Estados
de color de los delitos de odio inducidos directamente Unidos, sea en India o en cualquier otro lugar, nues-
por los sucesos del 11 de septiembre y sobre la cons_ tros terroristas nos sobrecogen por tanto doblemente:
titucionalidad de los juicios militares de los deteni- son malvados, sin duda, pero de alguna manera tam-
dos por las fuerzas de seguridad dei Estado inmedia_ bién parecen ser el síntoma del profundo malestar de
tamente después de los ataques del 1l de septiembre. nuestros cuerpos sociales y políticos. No se los pue-
La problemática del terror en la esfera pública de de exorcizar fácilmente como espíritus maléficos o
Estados Unidos tiene una lógica muy diferente de la simplemente amputar como extremidades infectadas.
del sur de Asia. El terror provoca nuevos debates so_ Fuerzan un mayor compromiso con nuestros esta-
bre inmigración, cuestión que lleva cincuenta años dos, nuestro mundo y nosotros mismos.
siendo posiblemente el dilema central de la política
de Estados unidos. Genera nuevas discusiones referi-
das a los derechos civiles, en especial los derechos de Cerrar el bucle
privacidad y libertad de movimiento. Ha vuelto muy
difícil la articulación de una crítica seria de la escalada Ya podemos tratar de cerrar el bucle explicativo y
general del gasto de Defensa. y suscita la peor de to_ mostrar la aterradora simetría entre eI poder de los
136 137
números pequeños (característica central del terro- clores potenciales a la nación india, como agentes se-
rismo celuiar y los terroristas suicidas) y el temor alos cretos de Pakistán en suelo indio y como instrumen-
números pequeños (la paradójica debilidad de la de- tos del islam global decididos a debilitar a la India
mocracia liberal en la era de la globalízación). hindú. El estado de Gujarat fue testigo del ejercicio
En julio de 2005, sólo unas semanas antes de en- cle terror más grave avalado por el Estado contra su
viar este libro a la imprenta, Londres fue sacudido por minoría musulmana en febrero de 2002, no mucho
una serie de explosiones que conmovieron a toda la después de que la guerra global contra el terror fuera
nación británica. Se averiguó que las bombas, que anunciada por Estados Unidos después de los ataques
produjeron muertos y caos en la capital occidental del 11 de septiembre.
mejor preparada para enfrentarse al terrorismo urba- Aunque el BJP, el partido político que apoyó este
no, provenían de un grupo de jóvenes vinculados so- etnocidio masivo en la India democrática, fue desalo-
bre todo por su estatus de no nativos en una Gran Bre- jado del poder en las elecciones nacionales de 2004,
taña multicultural, quienes taI vez pudieron haberse ia delegación regional de este partido sigue controlan-
conocido en el contexto de la vasta red británica de do el estado de Gujarat, y los líderes que consciente-
mezquitas, escuelas religiosas y comunidades islámi- mente empujaron a dicha región a una situación de
cas. Aunque se dan variaciones dentro del grupo y hay ira mayoritarista aún ostentan en buena medida el
muchas preguntas sobre cómo llegaron a transformar- poder en este importante estado. Gujarat todavía es
se en terroristas urbanos, parece claro que varios de un crisol en el que se funden eI odio político contra los
los terroristas y sus familias formaban parte de la diás- musulmanes y el temor a Pakistán fomentados por el
pora paquistaní en Inglater:ra y otros tienen vínculos Estado.
con el estado indio de Gujarat, que se extiende a lo lar- Entretanto, numerosos jóvenes musulmanes (en-
go de la frontera indo-paquistaní. iQué relación hay tre los cuales hay muchos de ambos lados de la fron-
entre estos hechos y la argumentación más amplia de tera indo-paquistaní, incluyendo el estado de Gujarat)
este libro relativa a las minorías, la incertidumbre, la han entrado en la edad adulta como británicos de la
globalización y la violencia? diáspora en un mundo multicultural en el que de nin-
Las bombas de julio de 2005 en Londres nos per- gún modo son ciudadanos plenos. Expuestos a los men-
miten traer la historia del I 1 de septiembre al presen- sajes de los ulemas islámicos que creen en algún tipo
te y examinar de cerca la dinámica del terror y el et- de guerra permanente contra Occidente, escépticos
nocidio mediante la observación detallada de un hilo ante la rnezclabritánica de multiculturalismo oficial
concreto de un tejido global más amplio. Como hemos y racismo cotidiano y conscientes de los ataques con-
visto en este capítulo, los musulmanes indios han sido tra murulmanes corrientes en todo el mundo liber¿rl,
retratados con éxito por la Derecha Hindú como trai- la psicología de las minorías liberales los persiglle cn

138 t39
Gran Bretaña y se alimenta de informes de los medios rrizrl prepara el escenario para una de las más san-
e Internet sobre ataques contra musulmanes en pales_ llrientas particiones de la historia moderna, que ha
tina, Cachemira, Gujarat, Nueva york, etcétera. Al mis_ ,'olocado a India y a Pakistán en una situación de per-
mo tiempo, están expuestos a mensajes de algunos nranente antagonismo durante más de medio siglo.
religiosos musulmanes de Gran Bretaña y de compa- tJna parte de esta población agraviada de musulma-
ñeros radicalizados que afirman su pertenencia no a ncs de India y Pakistán acaba en Gran Bretaña, tierra
una minoría atemorizada, sino a una mayoría aterra- tlcl enfrentamiento a raíz de Los versos satónicos de
dora: el mundo musulmán. Salman Rushdie a finales de los años ochenta y de la
En este proceso, en algunos casos, su percepción :rgresiva implicación de Tony Blair en la causa de Es-
de sí mismos como minorías heridas da paso a un sen- tados Unidos en Irak en 2003. En India, las heridas
tido diferente de sí como minoría de vanguardia que de la Partición condujeron de forma bastante directa
en realidad habla por una mayoría sagrada, los mu_ al surgimiento del fundamentalismo hindú de Gujarat
sulmanes del mundo. Tal minoría autoconstruida es y aIa caza de brujas y pogromos contra su numero-
un tipo muy diferente de aquellas imaginadas por el sa comunidad musulmana en2004. No es posible que
Estado británico. Nacidas de los jirones y remiendos los jóvenes musulmanes (de origen indio y paquista-
del multiculturalismo británico, estas nuevas mino- ní) no hayan establecido relaciones entre el 11 de sep-
rías de las cuales surgieron los terroristas de Londres tiembre de Nueva York, la guerra en lrak y Afganis-
son efectivamente minorías dignas de ser temidas, tán, el constante trato brutal hacia sus compañeros
porque son la voz destructiva de una mayoría glo_ musulmanes de Palestina, el pogromo contra los mu-
bal herida. sulmanes de Guiarat en 2004 y la permanente inca-
Hay dos modos de interpretar este relato. pode_ pacidad del Estado indio para castigar a los principa-
mos interpretarlo como una de las múltiples formas les autores de los crímenes contra la humanidad allí
en que una antigua historia colonial se une a la diná_ cometidos.
mica de la política de minorías global. La partición Asimismo, podemos interpretar este relato estruc-
del subcontinente indio resulta inimaginable sin una tural y sincrónicamente como una lección sobre la
serie de cambios institucionales apoyados por los bri_ dinámica inestable que gobierna el estatus de las mi-
tánicos en la India colonial, que van desde los recuen- norías y las mayorías en muchas sociedades demo-
tos religiosos en los censos del siglo xrx, pasando por cráticas de la última década del siglo xx. Mientras
la división del electorado en hindúes y musulmanes algunas naciones democráticas se inclinan a crear mi-
a principios del siglo xx, hasta estrategias del norías interiores, a las que perciben como mayorías
"divide
y vencerás>, que llevaron directamente a la creación exteriores disimuladas, algunos integrantes de tales
de dos naciones en 1947. A su vez, esta historia colo- minorías (a menudo jóvenes educados y rebeldes) em-

i40 141
piezan a identificarse con el mundo celular del terror. 6
global antes que con el aislante mundo de las mino- La globalización de las bases
rías nacionales. De esta manera, un tipo de minoría en la era del ideocidio
(débil, privada de poder y de derechos e indignada) se
transforma en otro tipo de minoría (celular, globaliza-
da, transnacional, armada y peligrosa). Esta transfor-
mación es el crisol que produce reclutas para el terro-
rismo global.
La historia de las minorías musulmanas en el si-
glo xxr seguramente es el relato más importante que La argumentación de Samuel Huntington (1993)
representa este tipo de sobrecogedora simetría entre el acerca del choque de civilizaciones es fundamental-
temor a los números pequeños y el poder de los nú- mente incorrecta. Sin embargo, tiene cierto atractivo
meros pequeños. Pero de ninguna manera es la úni_ intuitivo en el mundo en que hemos ingresado des-
ca. El mundo está plagado de minorías indignadas pués del 11 de septiembre. Al emplazar en el centro Ia
con potencial para organizarse de forma celular. ya cultura, el modelo produce la impresión de haber cap-
hemos observado esta capacidad entre militantes sij, tado con clarividencia algo de la sensación de guerra
vascos, kurdos, tamiles de Sri Lanka y otras comuni- generalizada contra Occidente, en particular contra
dades agraviadas que se han convertido en comunida- Estados Unidos, que parece haber atravesado el mun-
des globales diaspóricas. Por ello, no presupongamos do islámico y sobre todo sus extremos terroristas. De
que hay algo en el ADN del islam que genera la capa- modo que este modelo contiene un elemento verdade-
cidad de transformar minorías dóciles en aterrado- ro y un elemento erróneo.
ras. Con estas observaciones sobre la relación entre El punto incorrecto, incluso fatalmente incotrecto,
la violencia contra las minorías y la violencia de las es su imagen de las propias civilizaciones, concebidas
minorías estamos preparados para regresar al mundo en parte en sentido racial, en parte en sentido geo-
de guerra ideológica en el que hoy en día vivimos. gráhco, en parte según la filiación religiosa y en gene-
ral como bastiones físicos de la cultura. Esto es pri-
mordialismo con una base macrogeográfica. Ignora
la enorme magnitud de la interacción global entre las
zonas de cada ciülización, borra los diálogos y deba-
tes dentro de las regiones geográficas y elimina solapa-
mientos e hibridaciones. En pocas palabras, vacía de
historia la cultura y deja tan sólo geografía. El mun-

t42 t43
do aparece como una gran serie de glaciares cultura-
les de movimientos lentos, de contrastes agudos en los
captar en la distinción anterior entre organizacio-
nes verlebradas y celulares. El modelo de Huntington,
bordes y poca variedad interior. En la argumentación
además de otros defectos conceptuales, es un modelo
de Huntington, tal espacialización de la cultura, retra-
vertebrado para un mundo celular. Pero advirtió con
tada a grandes brochazos mediante el recurso a las
civilizaciones, también abre la puerta a un peligroso
acierto que había una nueva forma de totalitarismo
solapamiento de la religión, la culturaylaraza.
ideológico en el mundo, especialmente en relación
con el odio hacia Estados Unidos. La idea de "ideoci-
Todo esto se ha sugerido en las numerosas e inci-
sivas críticas a esta aproximación que han aparecido
dio" (que también planteé antes en este libro) entra
aquí en juego.
desde que Huntington Ia formulara hace ya varios
años. Pero también acertaba en cierta manera intui-
tiva. Acertaba porque se dio cuenta de que, lejos de en-
Ideocidio y civicidio
contrarnos en nel final de la ideologíar, como Daniel
Bell lo expresó en los años cincuenta, o en oel final de
la historiao, según señaló Francis Fukuyama algunas El término "ideocidio> apunta a un fenómeno ex-
tendido, global incluso, un fenómeno nuevo y grave, en
décadas después, parece que hemos entrado en una
nueva fase de guerra exclusivamente en nombre de la
virtud del cual pueblos, países y modos de vida enteros
son considerados como perniciosos y fuera del círcu-
ideología (Bell, 1961; Fukuyama, 1992). El error de
1o de la humanidad y como objetivos apropiados de lo
Huntington fue confundir el mensajero con el mensa-
que Orlando Patterson, en su análisis de la esclavitud,
je y trazar un mapa de esta compleja realidad en for-
ma de dibujo geográfico realista de masas de tierra
denominó (muerte socialo (1982) y de lo que Daniel
Goldhagen vio como primer paso hacia el etnocidio y
físicas y concretas consideradas como hábitatde civi-
el genocidio nazi de los judíos del mundo (199ó). Este
lizaciones antagónicas. En particular en el caso del is-
lam se trata de un error caro, porque alimenta, quizás
sentimiento es demasiado fuerte para denominarlo
choque de civilizaciones. Puede ser denominado, me-
involuntariamente, las fantasías espacializadas que lle-
jo4 como choque de ideocidlos o choque de civicidios.
varon a George Bush y sus consejeros atratar de loca-
La política en cuestión es más que etnocida, o incluso
lizar a Al Qaeda en Afganistán y eliminar una célula
que genocida, dado que tales términos se refieren so-
borrando una masa continental.
bre todo al odio a minorías <internas>. El ideocidio y el
Sin embargo, incluso Bush y sus socios reconocie-
civicidio orientan este sentimiento hacia fuera y apun-
ron desde el comienzo mismo que había algo de glo-
tan a ideologías enteras, a vastas regiones y modos de
bal, elusivo y no espacializado (incluso virtual) en el
vida como si estuviesen fuera de lo tolerable por los
nuevo enemigo. Esta cualidad es lo que he tratado de
intereses éticos humanos. Asimismo, a diferencia de
144
145
sus antiguos precursores, como el maniqueísmo de ción del chivo expiatorio interno. Y a la inversa, hay
la guerra fría, según el cual el comunismo, por ejem- una progresiva tendencia a considerar a los enemigos
plo, se consideraba objeto de una repugnancia total morales globales como moralmente indiscernibles de
por los estadounidenses, el objetivo en estos casos ya los enemigos locales o internos. Esta doble lógica (la
no son estados o regímenes políticos específicos, sino globalización de oponentes morales internos y la 1o-
ideologías e ideas de civilización enteras. calizaciónde enemigos morales alejados) es la clave de
Este pasaje de mi argumentación podría parecer la lógica del ideocidio y del civicidio' Suma un pode-
una simple repetición de la argumentación de Hun- roso componente globalizador a las modalidades de et-
tington, pero no es así. Al cambiar de nivel y pasar nocidio y genocidio ya existentes.
del choque a la limpieza, cruzamos una línea cuali-
tativa crucial, lo cual también permite pasar de los
regímenes como objetivo a las poblaciones enteras Odio a distancia
como objetivo (el deslizamiento Ben Laden, podría-
mos denominarlo). Además, al centrarnos en las ideas La segunda y difícil parte de una alternativa al
de civilización antes que en las civilizaciones en sí, modelo del choque de civilizaciones tiene que ver con
reconocemos que tales batallas totalizadoras pueden la vida cultural de Estados Unidos y Norteamértca
producirse dentro de las grandes tradiciones y regio- en general. No hay duda de que en muchas regiones
nes del mundo y no sólo entre ellas (el principal error diferentes del mundo y entre diversas clases, grupos
del modeio de Huntington). De esta manera, la lar- religiosos e intelectuales, así como entre mucha gente
ga guerra entre Irán e Irak, ahora casi olvidada en corriente, se encuentra más extendido de lo que a ve-
los medios de comunicación occidentales, es ejem- ces estamos dispuestos a reconocer un odio generali-
plo de una importante batalla entre ideas chiíes y su- zado contra el Gobierno de Estados Unidos y contra
níes del islam, exacerbadas sin duda por el estímulo los estadounidenses como pueblo. Este odio ha de ser
adicional de las intrigas de los dos regímenes tras la comprendido. Tiene múltiples raíces y formas y de
ascensión del ayatolá Jomeini. La clave para iluminar ninguna manera se agotan todas en el mundo islámi-
verdaderamente la nueva lógica del ideocidio y del co. La primera, documentada desde el tiempo de la
civicidio procede del aumento en el mundo entero de imagen del ,.americano feo", se remonta a la arrogan-
la limpieza étnica de minorías. Hitler fue el primero cia habitual que los estadounidenses de toda cl¿rsc
en unir esta cuestión interna (los judíos alemanes) a mostraron en el exterior de su país despr-rés dc 194-5'
un proyecto globai total (la eliminación de los judíos En calidad de turistas, modernizadores, f unci0rl¿rrios
del mundo). En numerosos ejemplos de la década an- del Banco Mundial, misioneros, investigadol'cs, ide¿r-
terior pueden apreciarse elementos de esta globaliza- listas bienintencionados y filántropos, cspccialmen-

146 147
te a la sombra de la batalla con el Imperio del Mal, lrermosos cuerpos de los vigilantes de la playa, la cor
los estadounidenses de este periodo eriminaron tod¿r pulencia de los Schwarzeneggers y Stallones, la ener-
distancia entre ellos como pueblo y su Gobierno. Los g,ía y el vigor de Canción triste de HilI Street, el hu-
estadounidenses siempre parecían embajadores cul- mor campechano de I love Lucy y el aura afectuosa de
turales; en cierto modo, todo estadounidense que se Oprah Winfrey (ambos son programas populares en
encontraba en cualquier parte del mundo no europeo todo el mundo). Personificando de este modo las gran-
era visto como una suerte de haz andante de privile_ des maquinarias cuiturales de su sociedad, Ios esta-
gios norteamericanos: tecnológicos, militares, cultu_ dounidenses corrientes invocan el poder y la arrogan-
rales y educativos; a la vez haciendo ostentación de cia del Estado americano, ya que los estilos de vida
sus placeres y restringiendo el acceso a los mismos. se han conveftido globalmente en el principal signo del
lodo mendigo que haya esperado fuera de los gran_ estilo moral. Los estilos morales, en todo el mundo,
des hoteles del mundo a que una pareja de estadou- son ahora considerados como si fueran dictados por
nidenses obesos le dejase caer algo de amabilidad o los intereses y restricciones estatales. Así, de manera
algunos céntimos, desde 1945, es un pequeño muyahi_ extraña, se suscita una tendencia progresiva a vincular
din'r en formación. y todo estadounidense qr'r" huyu cuerpos estadounidenses, oropel cultural estadouni-
experimentado las burias de los mendigos pobres de dense y ei conocido poder del Estado norteamerica-
cualquier parte de Asia, África u Oriente Medio sabe no. En manos de esos ideólogos de todo el mundo que
que todo acto de súplica contiene una amen aza oculta
han logrado que la moralidad corporal resulte crucial
y cierta repulsión profunda. Gunga Din ha muerto. parala estabilidad del Estado, los estadounidenses pa-
Y hay una dimensión cultural en este antiamerica_ recen representar simultáneamente a Nike en sus pies
nismo creciente. Los alemanes y japoneses ofensivos y en sus silos de misiles. No es necesario decir que
no son vistos como embajadores de sus regímenes, la mayoría de los estadounidenses que han vivido, tra-
pero los estadounidenses casi siempre lo son. bajado o viajado en las partes más pobres del mundcl
¿por
qué ocurre esto? La razón es que los estadounidenses,
se horrorizarían ante esta lectura de 1o que ellos son
en su ropa, su estilo, sus posesiones y sus prácticas capaces de representar.
(como hacer footing en los alrededores de sus hote_
Además, en muchas zonas del mundo esta ectl¿l-
les en el Tercer Mundo) encarnan de manera especial ción se ha visto continuamente consolidada pot' itlit-
los productos culturales que representan a Estados ques militares masivos de Estados Unidos contrz.t ¡rití-
Unidos en las pantallas de televisión del mundo: los ses más pobres (podemos empezar en Hirosltittrlt y
Nagasaki, continuar por Corea y Vietnam y hercct'ttttrts
* Término árabe que designa a los luchadores a favor del islam. cuantas paradas intermedias en Cuba, Chilc, P:trl:ttlt¿i,
(N. delos T.)
Irán, Irak y Afganistán, así como en Banglatlt'slr, Srr
148 l4L)
malia y Haití) y por el innegable visto bueno de Was- educadas, emprendedoras y con talento, que han cle-
hington a algunas de las políticas más duras impues- gido entrar en Estados Unidos por la Estatua del Taxi
tas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el
Amarillo. Muchos de estos taxistas (que son del sur de
Banco Mundial.
Asia en su mayor parte, cuando no estadounidenses
Lo más difícil de aceptar es que la mayor parte negros o hispanos) son estadounidenses exaltados en
del mundo parece estar desesperada por llegar a Es- la celebración de su capacidad de trabajar para ellos
tados Unidos, por compartir su libertad y sus posibi-
mismos, de ser sus propios jefes y de educar a sus hi-
lidades empresariales, por disfrutar de sus bienes y jos o proseguir con su propia educación en Estados
serwicios y por contemplar el mundo desde la cabina
Unidos. Uno de cada tres taxistas repasa los materia-
de mando más que desde los últimos asientos de la cla-
les para las pruebas de certificación de Microsoft y
se turista. Un hecho que resuita realmente desconcer-
sueña con el ciberparaíso. Otros tienen objetivos más
tante para la mayoría de los estadounidenses. ¿Cómo pragmáticos: algunos taxis más, una gasolinera, un
puede tanta gente odiarnos por las mismas cosas que
comercio modesto quizás.
desean desesperadamente y que buscan cuando tra-
Pero otros hablan de los estadounidenses con in-
tan de crvzar nuestras fronteras, conseguir nuestros
creíble desdén, del crimen entre los negros, de la re-
visados y vola¡, conducif,, navegar o nadar hacia nues-
lajación sexual entre los blancos, de la inmoralidad a
tras costas? ¿Por qué gastar enormes energías para todos los niveles, de la hipocresía de los funcionarios
alcanzar una tierra que se desprecia? ¿Por qué matar policiales y municipales, del racismo que sufren coti-
los mismos placeres que se espera disfrutar?
dianamente. El desdén moral nos dice algo, y no sobre
Las claves para responder a estas preguntas no se
la hipocresía. Estos críticos morales del Estados Uni-
encontrarán en ia devastación de Afganistán tras la dos cotidiano, que se ven a sí mismos como super-
guerra contra los soüéticos, ni en el plan anti-Marshall
vivientes dentro de un capullo moral en el vientre de la
ejecutado por Estados Unidos urra vez que la Unión bestia, han encontrado una manera de separar la vida
Soviética abandonó Afganistán; tampoco se hallarán
estadounidense (que valoran y aprecian) del nmodo de
en los campos de refugiados palestinos del Líbano y
vida" estadounidense, que en sus propias versiones
otros lugares, ni siquiera están en esas misteriosas aborrecen con frecuencia, especialmente en cuestio-
madrasas paquistaníes donde supuestamente los tali-
nes de moralidad sexual. Ésta no es una separación
banes han sido inflamados y ofuscados, aunque todo
fácil de conceptualizar, dado que forma parte de un
ello puede tenerse en cuenta como telón de fondo. Es
entramado sin suturas en las ideologías culturales co-
posible encontrar las claves conversando con taxistas
tidianas estadounidenses.
de muchas ciudades de Estados Unidos, personas de
Para los "miserables" del mundo que vienen a
escasos recursos y origen humilde, con frecuencia
brarse su vida en Estados Unidos, ha surgido una

150
riosa división. En tanto estadounidenses, tienen un Sin embargo, tampoco esto es hipocresía. ¿Cómo en-
sentido agudo de sus derechos y libertades, que sc tender el hecho de que a muchas de estas elites de
procuran y disfrutan en la medida de lo posibie. En India y de otros lugares nada les guste tanto como
tanto no estadounidenses, conservan la sensación de criticar a Estados Unidos (unas veces al Gobierno,
repulsión, alienación y distancia que quizás hayan te- otras a las industrias culturales, en ocasiones simple-
nido siempre. En muchos casos, para estos inmigran_ mente a los estadounidenses como tales), a la vez que
I

I tes (sean o no legales) el patriotismo cívico se ha se_ corren tras su versión del sueño americano para sí
parado del patriotismo político. Ésta es la brecha que mismos o para sus hijos? Se trata de personas enor-
tratan de cerrar con la profusión de banderas y otras memente sofisticadas, entre las cuales hay estrellas
pruebas que exhiben con inquietud en las cailes de del mundo empresarialy académico, que se expresan
Nueva York y más allá. admirablemente en inglés, se desenvuelven con habi-
Otro ejemplo proviene de un lugar más alto de lidad ante los medios de comunicación, son hábiles
la escala social global. La mayoría d,e los miembros en la argumentación, benévolos en la discusión, mo-
de la elite india que tienen mi edad (50-60) y ha reci_ destos en el combate. Muy diferentes de los apologis-
bido educación superior cuenta con famiiia y amigos tas de Osama ben Laden. Pero ¿en qué son diferentes?
en Estados Unidos y en general disfruta de rr.ru ¿Y por qué también ellos muerden la mano que los
f,o_
sición alta en medicina, tecnología, informática, b-an_ alimenta?
ca y finanzas. Los más jóvenes entre ellos son verda_ La respuesta a este enigma se encuentra en otra
deros amos inmigrantes de este mundo. Administran parte del proceso que denominamos globalización.
empresas, asesoran a alcaldes y gabinetes, dirigen im- La mayoría de los horizontes profesionales, sea en in-
portantes periódicos y editoriales, patentan nuevas formática, matemáticas, ciencias sociales o derechos
tecnologías biológicas y cibernéticas e imparten cla- humanos, se modelan según estándares que se han
ses en la mayoría de las universidades de d" nr_ generado y rigen en organizaciones, redes profesio-
tados Unidos. En muchos casos, estos indios "lit"privile_ nales e instituciones de Estados Unidos. En otras pala-
giados tienen hijos ahora en universidades de elite bras, es muy probable que el éxito en prácticamente
de
Estados unidos o esperan mandarlos allí o los están cualquier carrera que no sea pública en las regiones
ayudando a encontrar trabajo después de haber aca_ más pobres del mundo sea medido con normas crea-
bado la carrera. Éste es el Estados unidos al que aspi- das en Estados Unidos o sea evaluado por estadouni-
ran y por el que se afanan con inagotable vigár .orr"_ denses que impongan tales normas.
xiones, proyectos y estrategias. y esto es aún más Esto no importaría tanto si no fuera porque la ma-
cierto para los miembros de la elite india que han es- yoría de los países y regiones pobres han destruido
cogido quedarse en India para ejercer su profesión. sus ciudades, debilitado sus instituciones académicas,

152 r53
han hecho imposible la investigación y la enseñan- gen del odio. La prensa norteamericana suele publi-
za serias y han transformado muchos espacios profe- car crónicas de episodios de este tipo que son testimo-
sionales en colonias del Estado, bien a través de la nios vívidos de esta ambivalencia.
represión o bien a través de la cormpción. De modo Y muchas otras personas también experimentan
que para estos profesionales y elites hay un incesante un conflicto similar. Activistas de organizaciones no
rumor de succión producido en el vacío de su propio gubernamentales que han de suplicar al Banco Mun-
mundo profesional y anclado en Estados Unidos. Por dial por unos pocos miles de dólares; médicos que
eso llevan adelante su carrera, buscan el bienestar de suspenden los exámenes de la Asociación Médica Es-
sus hijos y su propia inserción profesional en Esta- tadounidense necesarios para eiercer en Estados Uni-
dos Unidos (y hasta cierto punto en otras partes del dos; estudiantes forzados a volver tras su educación
primer mundo). Y a la vez, como el taxista del Tercer porque quienes les iban a conseguir trabajo cambia-
Mundo, conservan el derecho a ser antiamericanos en ron de parecer o desaparecieron; gerentes de multina-
materia de cultura, política e, incluso, estilo de vida. cionales estadounidenses que descubren que estado-
Acaban en Estados Unidos como inmigrantes civi- unidenses (o europeos) quince años más jóvenes que
les pero también como exiliados morales. E incluso ellos controlan su sede regional; investigadores que lu-
cuando se quedan en sus países de origen, conservan chan desde hace años por publicar un solo artículo
f esta doble relación, lo cual también provee de com- en una revista estadounidense y se ven convertidos en
'e
&
bustible a la maquinaria más amplia del civicidio con informantes nativos para estudiantes de posgrado nor-
T respecto a Estados Unidos. teamericanos. ¿Quién necesita a las madrasas para ge-
¡
De modo que, lamentablemente, los que sueñan y nerar odio?
|,1
los que odian no son dos grupos. A menudo son la Para estas elites profesionales de visión y aspiracio-
$
misma persona. Y en el caso de Estados Unidos, de- nes cosmopolitas, la libertad y las oportunidades no
g
,1¡ bido a su papel de potencia mundial desde l9a5 $ son artículos de fe cultural ni iconos de Estados Uni-
sobre todo desde 1989), esta ambivalencia es más in- dos en el sentido repetido hasta la saciedad por Geor-
t
v.
tensa. Así, el odio a Estados Unidos está íntimamente ge Bush y sus socios de alto rango. Por el contrario,
&

r ligado al deseo de formar parte de é1. Si uno pasa una la libertad y las oportunidades son asuntos prácticos
semana en las puertas de un consulado estadouni- asociados con Estados Unidos como sistema civil más
&

dense en busca de un visado para ingresa4 rellenando que como sistema político. De alguna manera, lo que
cien formularios, siendo empujado de un lado a otro buscan estas personas que están al margen es la so-
de la cola e insultado por insignificantes funcionarios ciedad estadounidense, no el sistema de gobierno es-
locales, interrogado después por un cansado agente de tadounidense. Buscan oportunidades en cuanto he-
visados y al final es rechazado, también se activará el chos, no la oportunidad en cuanto norma. Ésta es la

154 155
distancia, en realidad el abismo, que separa al patrio- sos de belleza, el consumismo desenfrenado y el he-
tismo oficial o indígena del deseo más pragmático de donismo amoral; en muchas partes de África, en las
una buena vida que persiguen muchos aspirantes a que algunos consideran a Estados Unidos el sucesor
emigrar a Estados Unidos. Y es en este punto donde de las brutalidades del colonialismo europeo y un ca-
el placer práctico de la vida de Estados Unidos (o el becilla mundial demasiado ocupado para interesarse
objetivo de entrar en él) puede ser consistente con un por África. Tales ejemplos podrían multiplicarse. Aña-
agudo resentimiento moral hacia el sistema de gobier- den matices específicos, regionales e históricos a la
no y el Gobierno estadounidenses como fuerzas glo- síntesis entre la ambivalencia de las elites y el profun-
bales. do temor y la furia de las masas más pobres.
Desde el punto de vista sociológico, se unen dos Podemos tratar ahora la cuestión del odio a dis-
fuerzas para crear las profundas fuentes y los canales tancia, que sería una contribución característica de
del sentimiento antiamericano en todo el mundo. La la segunda mitad del siglo xx, aún más reciente que la
ambivalencia de las elites globales molestas por las dis- joven historia de la empatía a distancia, tan bien ana-
ciplinas estadounidenses que afectan a su vida y sus lizada por Michael Ignatieff (1998). Ignatieff señala
perspectivas de futuro y, alavez, etr ocasiones las ex- que ni siquiera en el Occidente cristiano era algo natu-
cluyen o degradan, y la furia elemental de los ejérci- ral preocuparse por los sufrimientos de los que esta-
tos de desposeídos, llue se figuran Estados Unidos a ban lejos, y que esta capacidad de empatía es un pro-
través del cristal del señorío feudal, la depravación ducto especial de la imaginación humanista liberal que
moral, los bombardeos directos y la violencia teledi- se opone a todo sufrimiento en nombre de un senti-
rigida y los desastres económicos mediados por el miento de humanidad general. Pero ¿qué sucede con
Banco Mundial y el FMI. La contribución islámica a las emociones más innobles como la envidia, el odio
esta combinación, en forma de redireccionamiento y el miedo? ¿Cómo resultan posibles sin contacto cara
del concepto de yihad contra Estados Unidos (conce- a caÍa, sin alguna ofensa directa, sin compartir expe-
bido como Satán en el mundo), añade un vector espe- riencias en un mismo lugar? ¿Cómo se vuelven abs-
cíficamente regional a esta peligrosa mezcla. En otros tractas y capaces de desplazamiento?
iugares se dan otros vectores: en buena parte de Lati- Aquí Ia historia reciente de etnocidio interno en
noamérica, donde se ve a Estados Unidos como una países como Yugoslavia, Ruanda, Indonesia, India y
i
I
t
extensión de la CIA y las grandes multinacionales; en Camboya resulta instructiva sólo en parte, pues estas
I Japón, donde las humillaciones de la segunda guerra horribles campañas de limpieza implican intimida-
i
mundial y los horrores de Hiroshima y Nagasaki están des distorsionadas en virtud de las cuales los vecinos
lejos de haberse olvidado; en India, donde los nacio- matan a sus vecinos y los allegados se vuelven extra-
nalistas hindúes asocian Estados Unidos a los concur- ños y seres abominables. El cometido alcanzado por

156 157
los nazis de convertir de esta manera a los judíos ale- lifera en los discursos más extremos del mundo islá-
manes en "cadáveres sociales" precedió a su capaci_ mico, y ha producido su otro autolegitimadoo en las
dad de movilizar campañas para elimirrar alos judíos imágenes del demonio, el mal y otras similares em-
en otras partes de Europa y finalmente en Rusia. pleadas por los líderes de Estados Unidos. El odio a
Pero los odios de hoy, como el odio que algunos distancia exige mezclar dos elementos letales: una teo-
pensadores, movimientos y militantes islámicos pro- dicea maniquea que pretenda explicar la decadencia
fesan contra los estadounidenses y el odio de muchos moral del mundo en un solo paso, y un conjunto de
estadounidenses contra los pueblos islámicos (conce- imágenes y mensajes en los que esta teodicea mani-
bidos como árabes, musulmanes o terroristas), es un quea pueda sostenerse y hacerse plausible a escala lo-
odio más abstracto. Para algunos, ellos mismos vícti- cal. F.l odio a distancia crea una imagen moral de mal-
mas de bombas, devastación económica, guerras y dad completa y le pone la cara de la totalidad de una
abandono (tales como los muyahidín afganos, aban- sociedad, un pueblo o una región. Éste es el combus-
donados por Estados Unidos tras la derrota de los tible del ideocidio y su consecuencia política, el ci-
soviéticos en Afganistán), el odio a Estados Unidos vicidio.
está ligado efectivamente a experiencias íntimas de Y el civicidio crece ahora en un nuevo mundo
sufrimiento social. Pero para muchos se trata de una post-Westfalia. Ciertamente, el sistema de estados-na-
victoria de la imagen y el mensaje, de los medios de ción no ha muerto: algunos surgen, otros desapare-
comunicación y la propaganda. Los medios propor- cen, todos comparten la ilusión de permanencia. pero
cionan imágenes de la prosperidad, la relajación los ataques del 11 de septiembre son una señal clara
moral y el poder global estadounidenses a través de de que el mundo de la política global, la diplomacia, la
películas, de la televisión e Internet. La propaganda guerra, el flujo de recursos, la lealtad y la movilidad
llega por mediación de las elites locales, que encuen- queda cubierto sólo en parte por el mapa de estados-
tran en Estados Unidos una teoría general y una nación y la política de los acuerdos y flujos interna-
fuente del mal en el mundo. La pregunta es: ¿qué cionales. Este mundo westfálico puede describirse
hace que esos mensajes resulten plausibles, esas imá- como real y realista, apoyado sobre una arquitectura
genes conüncentes? Y ¿cómo pueden incitar al odio, de reciprocidad y reconocimiento en la que los agen-
al impulso de lo que he denominado civicidio? tes no estatales eran inconvenientes menores, usual-
El desplazamiento desde el resentimiento corrien- mente confinados en la política nacional o, cuand<r
te hasta el odio generalizado de países, poblaciones
y sociedades enteros, con frecuencia apenas experi- .l Tiaducimos por nautolegitimado" el término self-futlillitt¡a, t¡rt.
mentados de manera concreta, nos exige comprender indica en este caso que la creación del otro no tiene fui.l.lr,,ii..,lt,,
fuera de la decisión misma de crearlo y del proceso de su t:r.t,lt.irirr.
la esencia moral de este odio. El lenguaje del mal pro- (N. de los T.)

158 l.s9
r. \.
do1 iltrab an a través de fronteras nacionales, limita- monopolio absoluto sobre los medios de devastacitin
1.r\ ser meros ejemplos de criminalidad. Los flujos de la vida humana a gran escala. Al operar fuera de los
ble "
\qvés de fronterzs, en este modelo anterior, eran o marcos existentes de soberanía, territorialidad y pa-
'\ autorizados por el Estado o bien delictivos. triotismo nacional, atacan el marco moral del Estado-
vo .F"ro, como lo he e¡p¡ssado anteriormente, un nue- nación en tanto estructura y sistema global.
f\tnundo va surgiendo a medida que nos adentra- Éste es el origen del pánico real que subyace a
do, \ en el siglo xxl. Aún tenemos el mundo vertebra-
los pronunciamientos de los líderes civiles y militares
eQ\, organizado medi¿n1s Ia columna vertebral de los
de Washington y sus aliados. ¿Y si estuviésemos con-
ali{ itibrios de poder internacional, tratados militares, templando el nacimiento de un nuevo sistema global
Pe{nzas económicas e instituciones de cooperación. de podeE de política, de violencia y su propagación
t. \b a su lado existe el mundo celular, cuyas partes completamente fuera del sistema internacional; no
rn\\ultiplican por asociación y según la oportunidad redes y células terroristas individuales, ni siquiera es-
{*\u q,t" por medio de una legislación o siguiendo al- tados canallas o alianzas de esa clase de estados, sino
de nhn. También es un producto de la globalización,
] una organízación política alternativa a grarr escala,
t9\lar nuevas tecnologÍas de la información, de la ve- con acceso pleno a tecnologías letales de comunica-
du ldad de las finanzas y las noticias, del movimiento
ción, planificación y devastación? ¿Y si este sistema
dq \apitales y la circulaáión de refugiados. Este mun-
mundial alternativo tuviese como objetivo principal
\elular emergente tiene dos .u.ur. los medios de violencia que ahora controla en su ma-
cel, Me he ocupado de
la cara oscura de esta política yor parte el sistema estatal?
aQt\lar tanto en el pre5snte capítulo como en capítulos
Estos oscuros escenarios sugieren el fin no ya de
fl\*\riores. Es la cara
eue hemos dado en llamar terro- la sociedad civil, sino de la propia idea de vida civil.
p\ilo,donde gnrpos tan diversos como el Ejército Re- Pero la política a distancia organizada en nuevas for-
cQntlicano Irlandés y las Brigadas Rojas se conectan
mas celulares no es monopolio de capitalistas que no
lu¡'grupos similares de Oriente Medio, Asia y otros respetan la ley o de terroristas políticos. También es el
zQi\res para crear violencia a gran escala en el cora-
estilo organizativo de los movimientos progresistars
cq\'de la vida diaria: cafeterías, eventos deportivos, más interesantes de la sociedad global, aquellos cluc
tros financieros, estaciones
|f de tren y de bus. Estas
Etr)\nizaciones celulares a veces son un producto del
buscan construir un tercer espacio de circulación, in-
dependiente de los espacios del Estado y el mercarclo,
cliqdo-nación y depe¡¿"tr de é1, pero también tienen
a los que podemos denominar movimientos pro globa-
atf.Ucidad para amen azar
alEstado-nación y no sólo lización de las bases. Paso a un breve examen clc t:rlcs
A\tando tal o cual régimen, en esta o aquelia región.
movimientos a modo de conclusión.
'tnazan el sistema de estados-nación mermando su
lrrut
rechos humanos, la vivienda, las cuestiones de género
La globalización de las bases y las reivindicaciones de los pueblos indígenas. En
ocasiones su ámbito es relativamente local y regional,
La globalización celular tiene efectivamente una pero a veces son auténticamente globales en cuanto a
cara más utópica. La cara más feliz es lo que a veces alcance e impacto. En lo más alto encontramos redes
se ha denominado sociedad civil internacional, esas extensas, bien financiadas y muy conocidas que se
redes de activistas preocupados por los derechos hu- han convertido en megaorganizaciones. En el otro ex- l

manos, la pobreza, los derechos de los indígenas, Ia tremo, se trata de redes pequeñas y flexibles, con sólo ti
ayuda de emergencia, la justicia ecológica, la igual- lo justo, que trabajan en silencio, a menudo de mane- i

dad de género y otros objetivos fundamentalmente ra invisible y también traspasando límites nacionales
humanistas, que forman redes no estatales y grupos y de otro tipo. El estudio de tales redes está creciendo 11

de interés por encima de fronteras nacionales. Desde con fuerza, sobre todo entre politólogos interesados
Greenpeace hasta Médicos sin Fronteras, pasando por en nuevas forrnas de negociación internacional, en
Narmada Bachao Andolan y el Ojo Público sobre Da- ampliar la investigación de los movimientos sociales
vos, la variedad de estos movimientos es grande y su y en el tercer espacio que se ha perfilado más allá del
número parece en continuo aumento. mercado y del Estado.
Los científicos sociales han comenzado a darse Un gran número de estas redes de activistas trans-
cuenta de que se está produciendo una convergen- nacionales está explícitamente implicado en los prin-
cia compleja de lo que solía considerarse por separa- cipales debates sobre la globalización, y algunas de
do: instituciones de la sociedad civil, organizaciones ellas se tornaron muy visibles en protestas callejeras
transnacionales y moümientos sociales populares. En ampliamente difundidas en los últimos años, como
un sentido amplio, todos pueden considerarse ONG u las de Seattle, Milán, Praga, Washington D.C., Davos
ONG transnacionales. Se trata, sin embargo, de una y otras ciudades de Europa y Estados Unidos. Pero la
categorra amplísima, que abarca desde iglesias y gran- gran mayona de estos movimientos están involucrados
des organizaciones filantrópicas hasta organismos en estrategias de apoyo y coordinación mucho menos
multilaterales y sociedades científicas. Me estoy refi- divulgadas y mucho más centradas en un objetivo de-
riendo ahora en sentido más restringido a lo que Keck terminado, que persiguen cambios políticos específi-
y Sikkink han denominado redes de activismo trans- cos en los ámbitos local, nacional y global. A menudo
nacional (1997). En la actualidad, tales redes están han conseguido ralentizar acciones oficiales importan-
presentes prácticamente en todas las áreas que tienen tes destinadas a establecer medidas globales relativas
que ver con la equidad humana y la asistencia so- al comercio, el medio ambiente, la deuda y cuestiones
cial: desde la salud v el medio ambiente hasta los de- similares, usualmente imponiendo transparencia, prc-

r62 ló3
de Asia y África y ya ha conseguido éxitos notables
sionando a estados concretos y difundiendo informa-
ción sobre decisiones políticas inminentes con rapi- en cuestiones como el establecimiento de métodos
para ayudar a los movimientos por el ahorro popular
dez através de las fronteras para movllizar protestas provee-
a obtener financiación puente de importantes
sirviéndose de los medios electrónicos' pobres;
Sin embargo, <protesta> no es la palabra clave para dores de fondos para proyectos a favor de los
como el establecimiento de normas para que los ha-
muchos de estos movimientos, que a menudo tam-
bién ensayan asociaciones con agencias multilatera- bitantes de chabolas y las personas de la calle obten-
gan una ocupación segura del suelo y la vivienda; así
les, con sus propios estados de origen, con proveedo-
res de financiación globales y con otras fuerzas de la Io*o en la cántribución al movimiento a escala mun-
sociedad civil local e internacional. Tales asociaciones dial, notablemente liderado por países como China'
para convertir el acceso a instalaciones sanitarias en
no han sido muy investigadas por los científicos so-
ciales y constituyen una parte crucial del efecto Da- tbjetino central de las políticas de Estado' Trabajan-
vid y ioliat mediante la cual estas redes se han vuelto do po. estos objetivos, el SDI (Appadurai, 2000b) ha
efectivas.
encontrado nuevas formas de organizar a los habi-
Yo mismo estoy realizando un estudio a largo pla- tantes pobres de las ciudades en las prácticas de Io
que en otra parte he denominado odemocracia pro-
zo de uno de estos grandes movimientos, el Shack/
Slumdwellers International [Internacional de Habi- funda' (2002), con el fin de alejarse de los modelos
existentes de las políticas de agitación, o de simple dis-
tantes de Chozas y Chabolasl (SDI), en particulal de
su integrante indio, una alianza de tres organízacio- tribución de fondos de beneficencia, o bien de simple
cesión de funciones tradicionales del Estado' caminos
,r", ..tirrirtas diferentes: la Sociedad parala Promo-
ción de Centros de Recursos de Área, una ONG; Mahi- por los que aún transitan muchas ONG' Por el con-
la Milan, una organizaciónde mujeres urbanas pobres' trario, el SDI se ha centrado en cimentar la capaci-
con raíces en Mumbai y dedicada principalmente a dad de las personas pobres de las ciudades de explo-
asuntos de pequeño ahorro y de vivienda; Y la Fede- rar y practicar medios específicos de gestión urbana
a fin de construir su propia capacidad de establecer
ración Nacional de Habitantes de Chabolas' una no-
table organización veterana de habitantes varones de objetivos, conseguir habilidades' compartir conoci-
chabolai que trabaja en más de treinta ciudades de In- mientos y generar compromiso' Por ejemplo' se h¿t
dia. Esta troica de organizaciones, en sí misma una servido de manera destacable de prácticas como e:l
formación poco usual, lleva funcionando como Alian- ahorro cotidiano, no para establecer un hábito crll-
za en India desde mediados de los años ochenta y presarial con el propósito de convertir a los pobt't:s
desde hace una década es un miembro clave del SDI.
Lrbanos en microcapitalistas, sino para estatblct't't'
El SDI ejerce sus actividades en unos veinte países ciertos protocolos y principios para un autogobicl'ltrr

16.5
164
genuino. En efecto, los pobres urbanos a quienes la ahorro para los habitantes pobres de muchas ciud¿r-
Alianza ha conseguido
"federar>, su propio término des. También han encontrado maneras nuevas de ca-
político clave, han desarrollado en muchas ciudades nalizar estos ejercicios globales a fin de consolidar las
elementos de un gobierno urbano en la sombra, es- capacidades de los más pobres entre los pobres urba-
pecialmente en Mumbai, donde han establecido sus nos para que puedan ser arquitectos directos de sus
propios recursos fiables para procurarse infraestruc- *,lrrdo, pákti.ot locales. Y hasta ahora, sorprenden-
turas básicas y también acceso elementai a la seguri- temente,lo han hecho sin convertirse en meras herra-
dad jurídica y política. mientas de organizaciones estatales, de proveedores
Lo más interesante de este ejercicio de construc_ de fondos multilaterales, de partidos políticos o de
ción de capacidades (también organizado mediante otros importantes intereses creados. Esto es democra-
intercambios transnacionales entre federaciones de tización celular en marcha.
varios países durante más de una década) es que ha El caso del SDI y otros movimientos transnacio-
supuesto la exploración y la construcción de nuevas nales paralavivienda no es, por supuesto, único'Hay
asociaciones con miembros de gobiernos locales, es_ muchas organizaciones celulares parecidas en funcio-
tatales y nacionales en India, la República Surafrica- namiento, unas más desarrolladas que otras' Algunas
na, Táilandia y Camboya, y recientemente en Nepal, son más ostensibles debido a su implicación en cues-
Zimbabue, Kenia y otros países. También se han ha- tiones globales de carácter decisivo, como el futuro
llado caminos para sentar las bases de una asociación de los grandes embalses' Otras, dado que trabajan en
con el sistema de Naciones Unidas, en particular con asuntos más humildes, como la vivienda y el ahorro'
el Centro de las Naciones Unidas para los Asentamien- resultan menos visibles. Pero todas mantienen el com-
tos Humanos, e incluso con el Banco Mundial y otras promiso común de constituir un tercer espacio ante
grandes burocracias estatales o cuasi estatales para el Ll.uul los mercados y los estados no sólo se ven obli-
desarrollo de Europa, África y Asia. gados a reconocer su importancia, sino que están en
En este proceso, la Nianza ha dado grandes pasos proceso de tener que permitirles a estas voces y a es-
con respecto a los serios problemas de pobre za urba- tos actores una participación política genuina cuando
na en muchas ciudades de India y otros países. Sus la- se toman decisiones globales sobre cuestiones clave.
zos, redes, intercambios y perspectivas globales han Esto no es un cuento de hadas, ni tampoco ha
resultado claves para reforzar el trabajo y la moral de concluido aquí. Se trata de una batalla de la mayor
sus federaciones locales. No sólo han ampliado su ca- importancia, llena de riesgos, peligros, contradiccio-
pacidad de intervención material, por ejemplo, en ma- nei, desilusiones y obstáculos' Pero en sus aspira-
teria de realojo de chabolistas, construcción de baños ciones estos movimientos son democráticos tanto c:ll
y creación de cooperativas de vivienda basadas en el su forma como en su télos. Y están construyendo ¡lrrr-

166 167
gresivamente lo global no mediante el lenguaje gene_ los ni de desarrollo ni de democracia del siglo xx. lls
ral de los problemas, derechos y normas universales, necesario seguir estos movimientos de cerca, pues la
sino abordando los asuntos, las alianzas,las victo_ crisis futura del Estado-nación podría encontrarsel
rias, una a una. Los grandes movimientos progresistas no en el sombrío carácter celular del terroq sino en el
de los últimos siglos, en particular los rnovimientos utópico carácter celular de estas otras nuevas formas
obreros que han caracterizado los siglos xrx y xx, han organizativas transnacionales. Éstas constituyen un
trabajado siempre con principios universalistas de recurso vital que podría contrarrestar la tendencia al
solidaridad, identidad e interés a favor de objetivos etnocidio y al ideocidio que se registra a escala mun-
y en contra de oponentes también concebidos desde dial, y también constituyen la respuesta, aunque inci-
una perspectiva universalista y genérica. Los nuevos piente, confusa y tentativa, ala tensa relación entre
activismos transnacionales disponen de más espacio paz y equidad en el mundo que habitamos. En cual-
para edificar la solidaridad a partir de convergencias quier caso, esperemos que esta forma utópica de celu-
de interés más modestas, y aunque para consolidar laridad sea el escenario de nuestras luchas. De lo con-
su
política también pueden invocar grandes categorías, trario, habremos de despedirnos de ios ciudadanos y
como "los pobres urbanos>, construyen sus solidari_ de la ciudadanía.
dades efectivas de una forma más ad hoq inductiva y
sensible al contexto. De este modo están desarrollan-
do una nueva dinámica en la que los nexos globales
se ponen al servicio de las concepciones locales
del
poder:,
Podría decirse mucho más sobre tales movimien_
tos, sobre su forma, función e importancia. pero es
preciso regresar a los temas clave de este ensayo. Des_
taco estos movimientos activistas transnacionales y
transurbanos porque en su caráctertransnacional tam_
bién ellos operan mediante el principio celular: coor_
dinan sin una centralización abrumuáoru, se reprodu_
cen sin un mandato central bien delineado, traba3an
ocasionalmente bajo la mirada pública pero a *"rr,r_
do fuera de ella, se sirven de los ,".rrrro, del Estado y
el mercado para sus propios fines y persiguen ideas
dL
equidad e inclusión que no encajan en muchos mode_

1ó8 l6()
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176 t77
grantes de la elite profe_
Centro de las Naciones Uni- rías y grupos marginados;
sional, 152-155; estilos mo- Baazaar (película), 94
das para los Asentamien- musulmanes de India; vio-
rales y, I48,I49;odio a dis- Babur (ataque contra laMez-
tos Humanos, 16ó lencia etnocida;
tancia y, 157-159; versio- quita de), 8, 88, l 19, 122
nes de la yihad islámica
cerieza ideológica, 115, 116 comunidades diaspóricas;
Bachchan (familia), 121
Chechenia, 54 véase emigración
del, 15ó-158; violencia es- Bahrein, g3
Cheeta Carnp, 121. conflicto israelí-palestino, 1 12
tadounidense oficial y, 149, Banco Mundial, 150, 155, 156
chiítas, islam de los, 146 contextos económicos de la
1s0 Bangkok, 123
ahtiamericanismo japonés, Chile, 149 globalización, 53, 54; alta
Bangladesh, 87, 149
China, 14,165 globalización, 1.4, 15, 37 -
15ó Basruq R.M., 130
aDtiamericanismo latinoame- choque de civilizaciones, 32, 39, 1.59-162; crisis de cir-
Basu, Amrita,97
33, 143-147 culación, 45-48; estruc-
ricano, 156 BBC, 128
antisemitismo, choque de ideocidios, 145- turas capitalistas, 4l-45;
72-7 6; véase Bechrel, 104
147 garantías regulatorias del
también nazismo Belfast, 114
Appadurai, Arjun, 7, 8, 46 civicidio, 1.29n, 145-147 ; con- estado-nación, 41, 48;
Bell, Daniel,l44
Arabia Saudí, 28, 93 textos antiamericanos del, emigración del trabajo y
Bentham, Jeremy, 80
Arendt, Hannah, 17,75 153-159; contextos del es- del capital, 53-58, 93,94,
Bharatiya Janata Parry (BJp);
tado-nación del, 159-162; 108; pobreza, 9; papel del
fugentina, 43 véase Partido del pueblo
atentados terroristas del I 1 fin de la vida civil y, 161- capital financiero, 52; trá-
Indio
162; odio a distancia y, fico de aranas, 58, 59; vio-
de septiembre de 2001, Bharat Shah, l2l
13, 25-27, 159, 1ó0; geo-
t57-1,60 lencia contra minorías,
Blai¡, Tony, 141
grafías de la furia y, 126, CNN, 128 6li véase también globali-
Bombay; véase Mumbai
Comité Mandal, 96,97 zación
127, 142; impacto mun- Brigadas Rojas, 1ó0
compromiso pleno, 21 contextos mayoritaristas: an-
dial de, lll,112,116, 135; Burra, Sunda¡, 9
comunalismo: Babu4 ataque gustia de lo incompleto,
modelo de Huntington y, Bush, George W., 33, 144,I55
contra la Mezquita de y, 2l-25; creación del noso-
3O-32; respuesta de Esta-
8, 88, 11,9,122; estado de tros y del ellos, 66-69; ira
dos Unidos a,33-36, 136,
137
Gujarat y, 120, 138-141; contra las diferencias me-
Cachemira, 54, 88, 89, 1,12,
Australia, 8ó los sij como objetivo de nores, 24-26, 106, I 10,
l14, 11g, 133_135, 140 violencia, 64; maha-ara- 139; nociones de purcza y
Austria, 21 Camboya, 157, 166
AYodhya, ll9, l34n; véase ti y, I24, 129n; violencia singularidad, 63, 7 0-7 2, 7 6
Canadá,86
corporal y, 64-66, 199-103, 7 8, lO9, I 10; surgirrrir'r tlo
también BabuS ataque Castells, Manuel, 40
1 13-1 15, 135, 13ó, r57; vé* de identidades pt'crlitlo
contra la mezquita de Central Intelligence Agency
se también contextos para rias, 69-79; véasc lrttt¡ltit'tt
(crA), 1só
la violencia; India; mino- estados-nación
17a
l'tt,
contextos para la violencia, decapitaciones, 27 , 28 (Irish Republican ArmY, nos de las minorías en, 84,
54-ó8; agresiones contra democracia liberal: en los es- IRA), 160 85, 136; estructuras verte-
minorías, 54-64; inseguri- tados islámicos, 104, 105; El Cairo, 1.26 bradas y, 41, 42, 160, 161';
dad estatal, 130-137; crea- papel del disenso de la emigración, 18, 4O-4I; ambi- geografías de la furia en,
ción del estado de grupos minoría en la, 83-8ó; pa- valencia de los inmigran- 24-26, l0ó-1 l0; guerras
minoritarios, 57 -65, 67 - pel del individuo en la, tes en Estados Unidos Y, internas en, 29-31; insegu-
I

69, 1O9, 114-116, 1,41,; lí- 78-82; temor a las masas 151-158; contextos co- ridad y, 1 30-l 37; iclcntida-
mites desdibujados entre en la, 81, 86, I02; temor loniales de, 138-141; de des predatori¿ts y, 69-79;
nosotros y ellos, 62-64; a los números pequeños inmigrantes de elite, 152- ira contra las clilcrcnci¿rs
migración del trabajo y en la, 82, 83l. tomas de 156; en los estados multi- menores y, 24-26, I 0ó- I I 0,
del capital, 53-58, 93-94, decisión colectivas en las, culturales, 137 -141, ; meca- 138, 139; límitcs clcscli-
108-110; minorías como 80, 81 nismos de constitución de bujados entre n()s()ll'()s Y
objetivos y chivos expia- democracia profunda, 1ó5- identidad basados en el ellos en, 62, 63:, nlcc¿trris-
torios, 60-65, 67, 146, 147; 169; véase también demo- Estado y, 115, 1ló; movi- mos oficiales de consli-
suma de incertidumbre y cracia liberal miento del trabajo y del tución de la identitlacl
lo incomplelo, 23-25, L09- Derecha Hindú; véase India capital y, 53-57, 93, 94, en, ll4-11ó; medios clc
110; violencia corporal, derechos humanos, 9, 10, 85, 109, 1 10; reivindicaciones comunicación y, 126- I 29 ;
64-66 8ó, g3-gg de autoctoníaY, ll3 megaidentidades incicr'-
Cooley,68 Devji, Faisal, 96n, 126n estados-nacíón, 7, 8; algu- tas y, 18-23; monoPolio
Corea,1.49 diferencias menores, 24-26, nos estados considerados de la violencia y, 57, 58,
creación estadística de grupos 107-110,138, 139 como ilegítimos, 32, an- 129, L30; nacionalismo Y,
minoritarios, 58-ó5, 67 -69, disenso procedimental, 84-87 gustia de lo incomPleto 16, 1.7; nociones de Pure-
109, 110, 115, lt6,141 disenso sustantivo, 84-87 en,22-25; angustia de los za, singularidad y totali-
crisis de circulación, 46, 47 discurso del terrorismo, 29, individuos en su relación dad en, 63, 64, 7 1, 72, 77,
croatas, L07 35 con, 19; autenticidad cul- 78, 110; odio a distancia
Cuba,149 dislocaciones de los flujos tural en, 39-41; civicidio y, 157-1,59; propagación
cultura norteameric ana, 1 47 - globales, 46,47 y, creación de
1,59-1.62; de las milicias y, 30; re-
1.58; véase también anti- Dubai, 93,I23 grupos minoritarios en, gulación de tecnología dc
americanismo Douglas, }lf.ary, 17, 62,71 58-ó5, 67-69, 109, 110, la información por, 53;
Durkheim, Émile, ó9 | 1 4 - | I 6, | 4 l', certeza ideo- toma de las minol'fits
lógica de, 114-117; debi- como chivos exPialtlt ios
Davos, 1ó3 litamiento de, debido a la por proyectos naci<ltl¡tlt's
"Dead Certainty, (Appadu- eelam.com, 40, 55 hiperglobal ización, 3 6 -4 l, fracasados en, ó0-65, ó7,
rai), 17 Ejército Republicano Irlandés 160, 1ó1; derechos huma- 146, 147 ; violcncia ('()lrl( )

180 I8l
norma e\, 29-3I,48-50; de 2001; guerra contra el bitantes de Chabolas, de chivos expiatorios rn-
véase también contextos terror r64 ternos, 1.46, 1.47 ; geogra-
mayoritarios estructuras capitalistas, 42 4 4
- Fondo Monetario Internacio- fías de la angustia y, 129;
Estados Unidos: antiamerica- estructuras celulares, 36, 4l- nal (FMI), 150, 156 ira contra las diferencias
nismo y,26-28, 129, 144, 48, 126-128; capitalismo formación de la identidad: menores y, 24-26, IO7-
146-1 62; atentado terro- global y, 43-45; democra- creación del nosotros Y 1 10; protestas Públicas

rista en Oklahoma en, cia profunda y, 165-169; del ellos, 66-69; identi- contra la, L63; regulación
1,46, 147; CIA, 15ó; como de redes terroristas, 44-45, dades predatorias, 69-7 9; de las tecnologías de la
policía del mundo, 130; i I 1, 160-162; ideologías mecanismos oficiales Pro- información y, 53, 54,
construcción a distancia no espacializadas y, 1,44- movidos por el Estado Y, 159, 160; véase también
de la democracia y, 103- 146; globalización de las 115, 11ó contextos económicos de
10ó; derechos de las mi- bases y, 45, 162-169; sis- Fortuyn, Pim, 21 la globalización; estados-
norías y, 1,36; grupos que temas políticos globales Francia, 2t, lO9 nación
representan intereses par- y alternativos y, 159-161; Freud, Sigmund, 25, 68, IO7, globalización de las bases, 9,
ticulares en, 82,83; gue- tecnología de la informa- 108 45, 46, 16l-169; democra-
rra contra el terror de, ción y, 52-54, 1,59, 160 Friedman, Thomas, 130 cia profunda y, 165-169;
26-28,35-37 , Lfl, 112; irn- estructuras vertebradas, 3ó, Fukuyama, Francis, 144 democratización celular
portancia constitucional 4t-48, 1,1,t, 1,26-1.28; civi- fundamentalismo, 20,38 y,164-169; empatía a dis-
del disenso de las mino- lizaciones geográficas y, tancia y, 58; metas de, 163
rías en, 83-87; industria 143-145; en contextos glo- Godse, Nathuram, 134
penitenciaria en, 53-55; balizados, 159-1 62; véase Gandhi, Indira, 64 Goldhagen, Daniel, 73, 145
multiculturalismo ambi- t ambién estados-nación Gandhi, Mohandas, 134 Gourevitch, Philip, 21
valente de, 83-85; odio del etnia, 15-17, 21, 22, 37-39, Gandhi, Rajiv, 94 Gran Bretaia, 32, 34,76,87 ,
Islam en, 158-159; pro- 68-7I; lógica de la puri- género, cuestiones de,9, 10 t38,140, l4l
ducción de desigualdad ficación étnica, 1 15-1 1ó; genocidio; véase violencia et- Greenpeace, 162
global por, 37-40; reac- nazismo, 7 1,-79; racismo nocida grupos; véase forrnación de
ción de, a los atentados mayoritarista indio, 100, geografías de la furia, 126 la identidad
del 11 de septiembre, 32- 101 y n, 127; véase también guerra contra el terro4 25-28,
36,136-1,37; uso de la vio- Europa central, 8, 9 India 116-118, 135-138; gtrclrir
lencia militar por, 129, Europa del Este, 107 Girard, P.ené,27 de Afganist^n Y, 33-\7,
130; violencia doméstica globalización: alta, 14, 37 -5O; 103, I1,7 ; como resPtl('sl rr
en, 55, 56i véase tam- angustia de la margina- a los atentados clcl I I tlt'
bién arentados terroris- Faluya, 105 ción y, 51-56; brecha en- septiembre, 32-i6, I I l,
tas del 11 de septiembre Federación Nacional de Ha- tre ricos y pobres Y, 53; I12, 135-138; gttt't t'rr rlt'

182 l¡t1
Irak e insurgencia Y, 35, meros Pequcilos \'.'t l-72, tos electorales en, 98,99, en, 26-28; terorismo in-
104-106, 11ó-118, 136; 78-79 I40, l4I; batalla de con- terno en, 118, 132-135; se-
nombrar al enemigo en, ideocidio, 126n, I 45- | +7 ; véa- versiones en, 92, 93; cele- cularismo en, 84-85, 94-
33,34; sistema celular ver- se también civit'itl ¡,, braciones de maha-arati 96, Il8; violencia contra
sus sistema vertebrado Ignatieff, Mich¿rcl, .\tt, tOZ, en, 124 y n; Código Civil los musulmanes en, 8, 88,
y,36,41-48 r57 Uniforme (UCC) en,94- 92-r0l, r20, 133, 134,
Guerra de Irán eIrak, 146 incertidumbre s<rirtl , t7-24, 9ó; Comité Mandal, 9ó, 141; violencia relacionada
Gujarat, estado de, 88, 120, 109- 1 10; angtlsl iir ,lc los 97; condición de suficien- con los sij en, 65; véase
138-141 individuos en stl ¡'1.1.,.i6rt cia en, 24; controversia también Mumbai; musul-
con el estadr¡ c, | 9; con- de Shah Bano en, 94,95; manes en India
textos de tert'ot' tl., I l2- controversias sobre dere- lndonesia, 87, 157
Haití, 150 l!7; en contcxto¡ clc cer- chos humanos en, 93-97; Inglaterra, 16, IO9
Halliburton, 104 teza ideológica, 2 l, lI4- cuestiones económicas en, inseguridad de los estados,
Hawai,86 7I7; geograÍlas clc la furia 43, 56; democratización r30-1,37
Hiroshima, 149,156 e, 1'28-129, I 2órt; U"n"ru- celular en, 164-1.67; emi- Internacional de Habitantes
Hitler, Adolf; véase nazismo ción de identicla4"" Or"- gración de la elite a Esta- de Chozas y Chabolas (SDI),
Holanda, 21 datorias e, 112- ll4; más- dos Unidos desde la, 152- 164, t65, t67
Huntington, Samuel, 1'6' 32, cara del terrorist¡¡ e, 113- 155; estado de Gujarat en, Interrret, tecnología de, 15; ci-
33,143, 146 1 15; mecanisffl()s oficiales l2O, 1.38-141 ; estereotipos bercomunidades y, 4O-41;
Hussein, Sadam, 103-105 de constitución clc 6 i¿.r- de musulmanes en, 92-95, flujo de noticias y opinión
Hyderabad,94 tidad e, ll4-1 1ó; papel de 99-1.01; guerra contra el y, 129; naturaleza celular
Ios medios dc crl¡u¡is¿- terror y la, 35, I 18; identi- de,43-45
ción e, 126-129; suma de dad hindú y poder en, 87- Ira y odio, 24-28; luchas por
identidad colecfiva; véase incertidumbrc Y lo incom- 89, 1i8-120, 131-134, 138- los derechos humanos e,
formación de Ia identi- Pleto, 23-25, I 09'1 16' ¿o- 140, L56; incertidumbre 86, 87; nazismo e,73-75;
dad lencia etnocid¿t t, 1 12-I 17 étnica en, 17 -23; insegu- odio a distancia e, 157-
identidades Predatorias, ó9- India: actividad naval de, ridad del Estado en, 131- 159; temor a los números
79; incertidumbre social 125; alianza der o¡g¿¡i7a- 134; luchas en Cachemi- pequeños e, 72, 78, 79;
e, ll2-114; luchas Por los ciones Pro vivitrq¿u, 164- ra, 118-133, 134; papel de véase también violanc'iit
derechos humanos e, 8ó; 1óó; antiameric:aq¡s*o los medios en, 128-129; etnocida; identidadcs ¡rrr'
"n
la, 156; arm¿rs lrrrcleares
narcisismo de las dife- Parrición de, 87, l4l; par- datorias
rencias menores e, 25-26, en, 133; Babtrq ataque tido Shiva Sena en, 124- Irak: construcción clc' l¿r tlr'
106-110, 139; nazismo contra Ia Mezc¡tri¡¿ gr, g, 125; polí¡ica de casta y de mocracia a disl:tttt irr t'rr,
e,77-79; temor a los nú- 88, 119, 122; ba¡s. de vo_ clase en, 96-99; secuestros 103-106; consl l'ttt't'iti¡ t tlt'

t84 185
la sociedad civil en, 105, La modernidad desbordada: Mead, Margaret, ó8 contra las diferencias me-
106; grupos minoritarios dimensiones culturales de Médicos sin Fronteras, 162 nores y, 24-26, 107-110,
en, 104-10ó; guerra con- la globalización (Appadu- medio ambiente, cuestiones 138, 139; límites desdi-
tra Irán, 14ó; invasión de rai),7, 8,20, 21, 46, 47 del,9, 10 buiados entre nosotros Y
Estados Unidos de, 35, Inndscapes of the Jihad (Dev- medios de comunicación: ellos y, 62, 63; mercados
r04-t06, 116-118, 136; ji), r26n contextos globalizados de globalcs clc órganos y, 56;
limpieza étnica en seco La rebelión de las masa.s (Or- los, 1ó0; cultura estadou- papel clc cliscnso de, 82-
en, 10ó;posibilidad de un tega y Gasset), 81 nidense y, 158; decaPita- 86; ¡roclcr cler los nútmeros
sistema político islámico Lenin (Vladimir Ilich Ulia- ciones públicas y, 27, 28; pequrcños y, 137-142; re-
en, 104, 105 nov),80,81, 106 fotografías de prisioneros fugiztclos y cles¡rlitz.adcls,
Irán, IO4, 146,149 Líbano, 150 de Estados Unidos Y, 28 53-5ó; trab:r.io irrfarrtil Y
Israel, 1 12 Liberia,24 Mehta, Harshad, 121 mil ic:ias ckr ¿tck rlt:scctl tcs,
List, Friedrich, 37, 53 México,43 55; vi<¡lcrrc'il c()lrll'¿t llt ttltt-
Londres, 1,01; 126, atentado Milán, 163 jer y, 5.5; violt'rlt'i¡t c()l'po-
Ian, Afroz, 12I de julio de 2005 en, 138- minorías y grupos margina- ral y, 64-66', vtíttsa !0rtt'
Japón,35, 15ó 141 dos, 51-6ó; angustia de lo bién nún¡t'trrs; it'lt Y <tcli<r
Jomeini (ayatolá),146 Los versos satdnicos (Rush- incompleto y, 22-24; como muerle socilrl, 145
Judíos; véase nazismo die), 141 objetivos y chivos exPiato- Mumbai, I 18, 120- 125; lt'ti-
Lucknow 94 rios, 60-ó5, 67, 147', corno vid¿rcl trltvitl c't¡ l¡ts t'os-
portadores de recuerdos tas clc, 124-12\: rrt'l ivis-
Kabul, 12ó de violencia no deseados, mo l)t'() vivit'lttl¡r t'tt, ll-
Kant, Inmanuel,42 maha-arati, 98, 124 y n ó0; conexiones y redes 10, 164- I ó7; rrt'livislits t'rr
Karachi, 123,I25 Maharashtra, l2O globales de, 106; contex- cucstitlttt's tl,' l:r rrrrrit'r'
Kargil, 133 Manila, 123 tos de violencia Y, 54-63; en, 1ó4; lilsiritr tlt' ltt'tivi
Katmandú, 123 Mahila Milan, 164 convenciones de derechos dad ctilrritrltl v l('ll1)lis
Keck, MargaretB., 162 Malasia, T6 humanos y, 85, 8ó; crea- mo cn, l2l 124', tttttlttt
Kenia, 166 Mao Zedong, 14 ción de, mediante estadís- arrtti ctt, 24 Y r; ollrlr
1 ¡

Kosovo,55,76, 130 Marx, Karl,47, 69 ticas avaladas por el es- sobrc N¿rlltttt'itltt ( ir¡tlsc
Kuwait, 28,93 máscara del terrorisla, 1,13, tado, 59-ó5, 67, 68, lO9, prohibirLr ctr, ll4; ¡urrli
lt4, t35 1.1.4-1,16, 141; emigración do Shiv¿r St'rtir clr, 124,
masas, 81, 98, 99,1,02 del trabajo y del caPital 125; violat'iírrr tlt' Lr ¡rli
Laden, Osama ben, 32, 34, Mbembe, Achille, 48 y, 53-57, 93, 94, 108-1 10; vacicl¿¡cl t'rt, 122, l2.l; vt'r¡

35,48, 103, 118, 146,153 Meta, Rasad, 121 identificación de, con te- declorcs ¡tlrtl'¡ttl¿rttlt's tlt',
La Meca, 93 Mc Veigh, Timothy, 137 rroristas, 141, 142; ira 123, 124; violt'ltt'ilt t'oItlt lt

Ir37
186
Ios musulmanes en, 9, Nablús, 114 ción de las masas), 80, 81; BJP de una guerra abier-
1,22-1,24 Naciones Unidas: bases de Ias masas v, 8t, 99, 102; ta contra, 119; emigra-
Murnbra,I22 asociación internaciona- números pequeños, 81- ción a Inglaterra desde,
mundo islámico: antiame- les y, 1óó; convenciones 83, 138-142; terroristas I38-l4I; guerra contra el
ricanismo y yihad en el, de derechos humanos de, suicidas y, 101-103; toma terror y, 35, 118; Inter-
156-158; derecho perso- 85, 86; estructura verte- de decisiones colectiva y, Servicios de Inteligencia
nal en el, 94, 95, II9; braday,41 80-81; uno (el individuo), v,123
emigración a Occidente Nagasaki, I49,1,56 79-81.,101-103 Palestina, 28,54,58, 1.L2, 140,
y el, 138-141; estereoti- Nairobi,28 l4r
pos del, 100, 101; evolu- narcisismo de las diferencias Panarr'á,149
ción del, de minoría a ma- menores, 25, 107, 108, Ojo Público sobre Davos,162 Partido del Congreso, 90, 99,
yoría, t4O-1,42; fuentes 139 Organizaciones No Guber- 133
idiosincrásicas del ter:ror Narmada Bachao Andolan, namentales (ONG), 155, Partido del Pueblo Indio
y eI,30-32; guerra de Irán t62 1,62; véase también globa- (BJP), 89; agenda de la
contra Irak y el, 146; gue- Nayaf, 105 lizacíón de las bases Derecha Hindú y, ll9,
rra del, contra Occidente, nazismo: aparato de antise- organizaciones transnaciona- I20, 132-134; en Gujarat,
1,43; la Haj y el, 93 mitismo del, 73-76; crea- les, 1.62, 163; democracia I2O, 138-140; en las elec-
Múnich, 100 ción de categorías mino- profunda y, 165-1,69; de- ciones de 2004,90, 98-
musulmanes de India: Babur, ritarias v, 59, 60, 135; mocratización celular Y, 100, 120; inseguridad del
ataque contra la Mezqui- creación de identidades 164-169; metas de, 163; Estado y, I3l-134; interés
ta de y, 8, 88, II9, I22; predatorias y, 7 8, 79; cre- protestas de, contra la glo- del, en la guerra contra
derecho personal y, 94, ación de la nGerrnanidad" balización,163 Paquistán, 119
95, II9; emigración de, y, 73-75; ideocidio, 145- Ortega y Gasset, José, 81 Patterson, Orlando, 145
hacia Occidente, 141; po- t47 Other Backward Caste (OBC), Pearl, Daniel,27
lítica electoral de, 98,99, Nehru, Jawaharlal, 89, 90, 94, t9 Pentágono, atentado terroris-
L40, 141.; flujo de recur- 99 ta del 11 de septiembrc
sos desde Medio Oriente Nepal, 166 de 2001 contra el', véasc
hacia, 92 ; vendedores am- Nigeria, 21 País Vasco, 54,Ll4 atentados terroristas cle'l
bulantes, 1,23, 124;violen- Noruega, 21 Pakistán, 92, lo0, lo3, 124, 11 de septiembre dc 2(X) I

cia contra, 8, 9, 22, 89, Nueva Delhi, 56,64,121, 135 125; actividad naval in- población hispana dc lisll
91-L0l, I2O, I4l; véase Nueva Zelanda, 36 dia y, 124, 125; atentados dos Unidos, 1ó
también India NuevaYork, 13, 28, lOI, II2, del 11 de septiembre de pobreza, cuestión dc ll, ()
1,2L, 126, L40, t4r 2001 y, 117, 118; aPoYo al poder de los númctrrs lx'(lllt'
números, 79-83; cero (crea- terror y, 1i8; deseo del ños, 138-142

188 I ¡l()
Praga,52, 163 Singh, M.N., 122 terron 13, 15, 16, 29, 30, 136-
productividad social de la Sociedad para la Promoción 1 38; canales interestatales
violencia, 21,22 de Centros de Recursos de de financiación del, 109; Unión Europea, 21,37
Protocolo de los Sabios de Área,164 como aspecto normativo Unión Soviética, 14, 86, 90,
Sión, 115 Somalia, 149-150 de la vida cotidiana, 48- 150
Sri Lanka, 28,54, l}l, 142 50; como intrínseco a la Uyangoda, Jayadeva, 1 30n
Stalin, 14 globalización, 49, 50; dis-
Rashtriya Swayamsevak Sungh Sudán,24 curso sobre el, 29, 35;
(RSS), 132 Suez,34 fuentes idiosincrásicas del, Varsovia, 135
Rawls, John, 80 suma de incertidumbre y lo dentro del Islam, 31-33; víctimas de la violencia,27,
Reino Unido, 35 incompleto, 23, 24, 109, identificación de las mino- 28
República Surafricana, 166 110 rías con, 140, l4l; incer- Vietnam, 149
Rice, Condoleezza,33 suníes, islam de los, 146 tidumbre social Y, 18-23, violencia vivisectora; véase
Ruanda, 8, 13,24,76, 87, 115, Sur de Asia; véase India; Pa- 11,2-L1'7; inclusión de los violencia corporal
t57 kistán disidentes y las minorías Y, violencia corporal, 64-66; in-
Rumania,8T Sidney, 121 35; inseguridad de los es- timidad de la üolencia et-
Rushdie, Salman, 141 tados y, 130-135; máscara nocida y, 157; la máscara
Rusia, 158 del terrorista Y, 113-115; del terrorista y, 1' l3-Il4;
Tailandia, 166 naturaleza celular del, 28' terroristas suicidas Y, 27,
talibanes; véase guerra de Af- 1,1.1, 1.61; poder de los nú- 28,101-103
salud pública, cuestiones de, ganistán meros pequeños Y, 138- violencia etnocida, 8, 13-25;
9 tamiles, cibercomunidad de 142; posterior al 1 1 de seP- angustia de lo incomPle-
Seattle, 52,163 los (eelam.corn), 40, 54 tiembre de 2001, 1'36-137; to y, 2L-25; certeza ideo-
secuestros, 27 taxistas de Nueva York, 151 secuestros y decaPitacio- lógica y, 114-117; choque
serbios,107 tecnología de la información, nes, 27, 28; terroristas sui- de ideocidios Y, 145-147;
Shah Bano (caso), 94,95 43,52-54, 160 cidas, 27,28,101-103 como normativa, 29-31;
Shah, Barat,I2l temor a los números peque- terroristas suicidas, 27, 28, condiciones Para el dc-
Shiva Sena (Partido), 124, ños: en las democracias li- 101-103 sencadenamiento dc lir,
t25 berales, 81,82l. grupos de Timor,55 77-79; contextos dc ¡tt¡
Sierra Leona, 55 .intereses particulares" y, Tito,24 tenticidad cultural <lt'l
sij, como objetivos de violen- 82; ira y odio predatorios totalitarismo, l'4, 81, 97, 98, estado-nación Y, 3lt 4l ;

cia,64 y, 7 l, 72, 78-80; véase tam- 1,02 naturaleza íntinr¿r clt', lSlt;
Sikkink, Kathryn, 162 bién rninorías y grupos Tratado de Westfalia, 42 incertidumbrtr sot iltl v,

Simmel, Georg, ó9 marginados; números Turquía, 104 17-24, 112-117; it¡t t ort

190 l()l
tra las diferencias meno- Webeq Max, 17,58
res y, 24-26, 106-1 10, 13S, Winfrey, Oprah,l49
I39;la máscara del terro- World Tiade Center, atentad<¡
rista y, 113-115; suma de de 1993 contra el, I37
incertidumbre y lo in- World Trade Cente4 atentados
completo y, 23-25; véase del 11 de Septiembre de
también identidades pre- 2001 contra el véase aten-
datorias tados terroristas del 1 1 de
Virginia, 13 septiembre de 2001
visión del mundo yihadista,
t42
Yugoslavia, 24,157

Wagah, 134
Washington D.C., 52, 104, Zirnbabue,166
161, t63

192
Últimos títulos

39. EI libro del reloj de arena


Ernst Jünger

40. Paisajes de luz y muerte


La pintura española del 98
Francisco Calvo Serraller

41. Modernidad en la arquitectura


de la España republicana
Oriol Bohigas

42. Hiias y madres


Aldo Naouri

43. Cómo soportar la libertad


Chantal Thomas

44. El mal
o El drama de la libertad
Rüdiger Safranski

45. Teoría de los sentimientos


Carlos Castilla del Pino

46. Acercamientos
Drogas y ebriedad
Ernst Jünger

47. La euforia perpetua


Sobre el deber de ser feliz
Pascal Bruckner
48. El lugar de la filosofía ó0. Menos utopía y más libertad
Formas de razón contemporánea Juan Antonio Rivera
Edición de Juan Antonio Rodríguez Tous
61. Verdad y veracidad
49. El odio Una aproximación genealógica
Edición de Carlos Castilla del Pino Bernard Williams

50. WoodyAllen 62. Pensar en Europa


Filosoffa del humor Jorge Semprún
Vittorio Hósle
63. Payasos
51. Miseria de la prosperidad El dictador y el artista
La religión del mercado y sus enemigos Norman Manea
Pascal Bruckner
64. La era del siervoseñor
52. El corazón aventurero La filosofía, la publicidad y el control de la opiniór-r
Figuras y caprichos Dominique Quessada
Ernst Jünger
65. Filosofía del tedio
53. La segunda mirada Lars Svendsen
Viajeros y bárbaros en la literatura
Jean Soublin 66. La prisión judía
Meditaciones intempestivas de un testigo
54. Travesía liberal Jean Daniel
Del fin de la historia ala historia sin fin
Enrique Krauze 67. Terror y libertad
Paul Berman
55. Latarea de pensar
Manuel Cruz ó8. Breve historia de la paradoja
La filosofía y los laberintos de la mente
5ó. ¿Cuánta globalización podemos soportar? Roy Sorensen
Rüdiger Safranski
69. La gran ilusión
57. Daliccionario Dinero y poder en Hollywood
Objetos, mitos y símbolos de Salvador Dalí Edward Jay Epstein
Enric Bou
70. Clima de miedo
58. Esgrafiados Wole Soyinka
precedido de Carta siciliana al hombre de la luna
Ernst Jünger 71. El rechazo de las minorías
Ensayo sobre la geografía de la furia
59. El cuerpo nunca miente Arjun Appadurai
Alice Miller

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