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H o

i
Z.
Dr. J. RICARDO MUSSO
Ex miembro del Consejo Directivo y Director de Experiencias
del Instituto Argentino de Parapsicología

EN LOS LÍMITES DE LA PSICOLOGIA


desde el espiritismo hasta la parapsicología

EDITORIAL PERIPLO • BS. AIRES


PREFÁC1 O

El escolástico o el sistemático —ambos son lo mismo— jamás


duda de su punto de partida, al cual intenta reducirlo todo;
su espíritu es orgulloso e intolerante y no acepte la contradic-
ción, puesto que no admite que pueda cambiar su punto de
partida.
CLAUDE BEaA1w*.

Lavoisier, refiriéndose a los aerolitos, afirmó que no podían


provenir del cielo, porque en tales regiones no había piedras. El
yerro del ilustre químico no disminuye en nada sus merecimientos.
No hizo inés que reflejar la actitud de rechazo de los cientistas de
la época frente a todo lo que, por ser inhabitual y sorprendente,
resultaba aparentemente sobrenatural e inexplicable. Por ello la ma-
yoría de los sabios se negó, durante mucho tiempo, a aceptar la rea-
lidad de ciertas propiedades extrañas y aparentemente incompren-
sibles de la mente, como la percepción extrasensorial y la psico-
quinesia. Estos fenómenos quedaron relegados al campo de la reli-
gión y del ocultismo; la parapsicología, que pretendía estudiarlos
con métodos científicos, tuvo que hacer larga antesala en el portal
de la ciencia.
Mas, los hechos son obstinados, y los cientistas de verdadero
espíritu científico no pueden desatenderlos. Se han ido, así, acos-
tumbrando a que la realidad responda a veces en forma sorprenden-
te a las preguntas que le formulan y, en general, ya no pretenden
constreñirla a un rígido sistema de ideas preconcebidas. Ejem-
plos de fines del siglo xix, y ateniéndonos sólo a la física, son el re-
sultado negativo de la experiencia de Michelson, y la comprobación
de que la distribución espectral de la radiación negra no sigue la
Ley de Rayleigh. La consecuencia inmediata de tales descubrimien-
tos fué la confusión y el desconcierto, pues parecían hundir el es-
quema teórico que guiara a la mayoría de los sabios hasta ese mO-
' "El método experimental", pág. 19 3.
J. RICARDO MUSSO

mento (el mecanicismo). Mas, tal estado de cosas duró muy


breve tiempo. Max Planck, con la teoría de los CUANTA (1900), y
Albert Einstein con la de la RELATIVIDAD (1905), elaboraron nuevas
categorías conceptuales que permiten explicar los nuevos hechos,
integrándolos en una visión de los modos de ser de la realidad más
amplia y racional que La anterior.
Es que en la ciencia las contradicciones suelen ser síntomas
precursores de nuevos avances del conocimiento. La experiencia
histórica demuestra que los hombres, paulatinamente, pueden ir
asimilando las dificultades que, incluso en sus aspectos más raros
e inhabituales, la realidad ofrece para su comprensión. Con razón
decía Freud, en la segunda década de nuestro siglo, refiriéndose a
algunos de los fenómenos que estudia la parapsicología: "Cuando
hace ya más de diez años emergieron por primera vez en mi campo
visual, tuve miedo de que amenazaran nuestra concepción cientí-
fica del Universo, y que, si el ocultismo se probara, aquella tuviera
que ceder su puesto al espiritismo o a la mística. Hoy pienso ya de
otro modo; opino que no testimonie gran confianza en la Ciencia
no creerla capaz de acoger y elaborar lo que de las afirmaciones
ocultistas se pueda demostrar que es verdadero". (S. Freud, Sueño
y Ocultismo. Obras completas, pág. 812, t. II, Edic. Biblioteca Nue-
va, Madrid). Esta es, precisamente, la misión científica de la para-
psicología.
En 1930 se creó en la Universidad de Duke, en los Estados
Unidos, un Laboratorio de Parapsicología para el estudio científico
de estos fenómenos, con métodos estadísticos. La iniciativa fué del
célebre psicólogo profesor William Me Dougall; la dirección de los
trabajos está, desde entonces, a cargo del doctor Joseph B. Rhine,
del Departamento de Psicología de la antedicha Universidad. Des-
de hace casi un cuarto de siglo se realizan allí exploraciones siste-
máticas que prueban, de manera irrefutable: la existencia de formas
de conocimiento distintas de las que al hombre proporcionan las
vías sensoriales y el razonamiento, y que la mente puede ejercer,
aún a distancia, acciones físicas directas sobre la materia. La para-
psicología se constituyó, así, en una nueva rama científica, riguro-
samente experimental. Actualmente más de cincuenta colegios y
universidades americanos y europeos se aplican a estas investiga-
PREFACIO 9
ciones. En la vieja Universidad de Utrech (Holanda) se creó en
1953 una cátedra oficial de parapsicología.
Estos estudios, a pesar de su excepcional importancia, no lle-
gan casi hasta nosotros; o no trascienden, salvo para un reducido
grupo de especialistas, por falta de una bibliografía adecuada en
nuestra lengua, lo cual crea un déficit cultural. Por aso, creímos
que se imponía la necesidad de un libro que divulgare al público
de habla española el conocimiento de la parapsicología: cuáles fue-
ron sus orígenes, cómo llegó paulatinamente a convertirse en cien-
cia, quiénes son sus principales investigadores, qué métodos em-
plean, cuál es el objeto de su estudio, cuáles sus comprobaciones,
y, finalmente, qué hipótesis o teorías se elaboraron y elaboran para
abordar una explicación de los fenómenos. A estos propósitos, en
forma resumida y a manera de introducción al tema, quiere respon-
der este volumen.
Nos dirigimos esencialmente al profano, pero creemos que el
libro es también de interés para el cientista, en especial el psicólogo,
siempre, claro está, que no resulte demasiado exigente. A este
sector rogamos tener en cuenta que si hubiéramos incluido toda la
documentación, y hecho todas las salvedades, precisiones de termi-
nología o de matices, que requiere un trabajo técnico, se hubieran
necesitado varios volúmenes de lectura muy pesada. Además,
recordemos que en parapsicología casi todo está aún en formación.
No debe extrañar, por ende, la abundancia de expresiones como
"quizá", "tal vez", "según algunos autores", que patentizan mis
esfuerzos de tanteo entre diversas posiciones respecto de hechos o
interpretaciones que todavía son objeto de serie controversia. Cuan-
do considero algo rigurosamente probado lo expreso con claridad;
por eso, las proposiciones que no tienen expreso carácter asertivo,
deben considerarse ci manera de formulaciones provisorias: hipóte-
sis de trabajo, siempre susceptibles de rectificaciones, que utilizo
para orientarme en el laberinto de los hechos. Mi intención no
es convencer con determinada opinión, sino exponer hechos, y
dirigir la atención del lector hacia algún punto de vista —y cuando
es posible hacia varios—, para que saque conclusiones por su propia
cuenta.
Por último, me corresponde expresar agradecimiento a quienes
10 J. RICARDO MUSSO

¡o debo en algún sentido. Al ingeniero José S. Fernández, presi-


dente del Instituto Argentino de Parapsicología, que fundáramos
en colaboración con él y otros colegas, le debo mi iniciación en los
nuevos métodos de estudio. Hoy disentimos en algunos aspectos
interpretativos, pero, por mi parte, me felicito de ello: de la con-
troversia surgen los progresos en la ciencia (Basta mantener la
mente limpia y el corazón sincero). A los demás colegas del Insti-
tuto, y a los sensitivos que intervinieron en las experiencias que
se citan en este libro, les agradezco la colaboración; sin ella jamás
hubiera adquirido la convicción directa que se requiere para vencer
los prejuicios que impiden encarar con seriedad estas investigacio-
nes. A los doctores José Torres Norry, Frank Mc Carthy y Adolfo
Likerman, les agradezco su inapreciable estímulo; sin él quizás este
libro no se hubiera escrito. El último leyó íntegramente el manus-
crito y dirigió mi atención sobre numerosos puntos donde el razo-
namiento no era claro o faltaba consistencia en la expresión. Final-
mente, agradezco a mi esposa, que me alentó y participó en muchas
de las experiencias; al doctor Alberto L. Merani, por sus atinadas
sugerencias y su ayuda inestimable en la revisión del manuscrito
y de las pruebas de imprenta; y al señor Héctor A. Rosso y seño-
rita Nélida Musso, por su colaboración en este último aspecto.
Estoy convencido de que a medida que se difundan las com-
probaciones de la parapsicología, esta novísima ciencia ganará te-
rreno rápidamente en las preocupaciones de los cientistas de nuestro
Vais. Si a ello contribuye en alguna forma este modesto libro,
aunque sea en mínima escala, se habrán cumplido los propósitos
que me movieron a escribirlo.

Buenos Aires, agosto 31 de 1954.

Nota: Las personas que posean aptitudes parapsicológicas y deseen colaborar en


estas investigaciones, pueden escribir al autor, dando referencias de su caso, a la
siguiente dirección: Virrey Cevallos 1766, Buenos Aires.
10 J. RICARDO MUSSO

¡o debo en algún sentido. Al ingeniero José S. Fernández, presi-


dente del Instituto Argentino de Parapsicología, que fundáramos
en colaboración con él y otros colegas, le debo mi iniciación en los
nuevos métodos de estudio. Hoy disentimos en algunos aspectos
interpretativos, pero, por mi parte, me felicito de ello: de la con-
troversia surgen los progresos en la ciencia (Basta mantener la
mente limpia y el corazón sincero). A los demás colegas del Insti-
tuto, y a los sensitivos que intervinieron en las experiencias que
se citan en este libro, les agradezco la colaboración; sin ella jamás
hubiera adquirido la convicción directa que se requiere para vencer
los prejuicios que impiden encarar con seriedad estas investigacio-
nes. A los doctores José Torres Norry, Frank Mc Carthy y Adolfo
Likerman, les agradezco su inapreciable estímulo; sin él quizás este
libro no se hubiera escrito. El último leyó íntegramente el manus-
crito y dirigió mi atención sobre numerosos puntos donde el razo-
namiento no era claro o faltaba consistencia en la expresión. Final- PRIMERA PARTE
mente, agradezco a mi esposa, que me alentó y participó en muchas
de las experiencias; al doctor Alberto L. Merani, por sus atinadas La Investigación Parapsicológica
sugerencias y su ayuda inestimable en la revisión del manuscrito
y de las pruebas de imprenta; y al señor Héctor A. Rosso y seño-
rita Nélida Musso, por su colaboración en este último aspecto.
Estoy convencido de que a medida que se difundan las com-
probaciones de la parapsicología, esta novísima ciencia ganará te-
rreno rápidamente en las preocupaciones de los cientistas de nuestro
Vais. Si a ello contribuye en alguna forma este modesto libro,
aunque sea en mínima escala, se habrán cumplido los propósitos
que me movieron a escribirlo.

Buenos Aires, agosto 31 de 1954.

Nota: Las personas que posean aptitudes parapsicológicas y deseen colaborar en


estas investigaciones, pueden escribir al autor, dando referencias de su caso, a la
siguiente dirección: Virrey Cevallos 1766, Buenos Aires.
12 J. RICARDO MUSSO

Quizás —y por mi parte me acuso de ello— no habría que-


dado yo convencido por las innumerables experiencias publi-
cadas por sabios eminentes, si para los cuatro fenómenos fun-
damentales de la metapsíquica (criptestesia, telequinesia, ecto- 1. - INTRODUCCIÓN
pasmía y premonición) no hubiese sido testigo —aunque poco
entusiasta, severo, rebelde y desconfiado hasta el extremo— de Quien conozca la evolución histórica del desarrollo científi-
hechos que se me impusieron con su evidencia. co, juzgará el significado de un movimiento científico actual
CHARLES RICHET.' de una manera más independiente y exacta que aquél que,
por tener limitado su juicio al periodo de tiempo en que vive,
Cuando uno se ha doblegado toda su vida para evitar el
sólo pueda basarse en la dirección momentánea que ha toma-
doloroso choque de los hechos, conserva también en la vejez
do ese movimiento.
el pliegue que le hace doblegarse ante nuevos hechos. Prefe-
ERNST MACH.
riríais seguramente que me mantuviera fiel al moderno deísmo
y me mostrase implacable en la repulsa a todo lo oculto. Pero
soy incapaz de mendigar el favor de nadie, y tengo que invi-
1. - LA INVESTIGACIÓN PRECIENTÍFICA: FENÓMENOS
taros a acoger más favorabemente la posibilidad de la transmi-
sión del pensamiento y, con ella, también la de la telepatía. LLAMADOS ESPIRITISTAS
SIGMUND FREUD.2
La psicología debe asimilar aún algunos hechos parapsicoló- Su comienzo La investigación parapsicológica tiene su origen
gicos, tarea que ni siquiera se ha iniciado. Parece que a la
a mediados en los llamados fenómenos espiritistas. En la
psiquis inconsciente para nosotros corresponden propiedades
que se hallan en una relación singular con el tiempo y el del siglo XIX segunda mitad del siglo XIX el mundo occiden-
espacio. Me refiero a fenómenos espacial y temporalmente te- tal, con más propiedad Europa y América, se
lepáticos, que según consta son mucho inés fáciles de ignorar vió conmovido por una serie de fenómenos inexplicables y de apa-
que de explicar. Con algunas loables excepciones debe decirse riencia sobrenatural. Numerosas personas afirmaban que podían
que, hasta ahora, la ciencia no se ha tomado gran trabajo en
averiguarlo. Debo confesar que las llamadas facultades telepá- comunicarse con los difuntos. Sostenían que los espíritus sobre-
ticas de la psiquis me han causado grandes preocupaciones, viven a la destrucción del cuerpo material, y pueden comunicarse
pues el término "telepatía" está muy lejos de explicar algo. con los vivos por intermedio de ciertos individuos dotados de una
La limitación espacio-temporal de la conciencia es un hecho facultad especial, a los que se llamó médhtms. De ahí el sentido
tan abrumador que toda brecha que se abra en esa verdad
fundamental constituye, realmente, un acontecimiento de má- actual de la palabra "médium" (intermediario), con que se de-
xima significación teórica, pues comprueba que esa limitación signa a la persona que se cree "intermediaria" entre el mundo
espaciotemporal es una determinación, un destino, susceptible de los vivos y el de los desaparecidos.
de ser anulado. Aquel que disponga siquiera de un somero Esas personas afirmaban que los espíritus podían comunicarse
conocimiento del material de prueba parapsicológico ya exis-
con ellas por medio de golpes sobre las paredes, o el piso (raps),
tente y suficientemente comprobado, sabe que, sobre todo, los
fenómenos llamados telepáticos son hechos indudables. Una y que a veces anunciaban su presencia desplazando muebles u
selección y crítica objetiva de las observaciones realizadas de- otros objetos (veladores, instrumentos musicales, etc.) sin la in-
muestra que se producen fenómenos que se desenvuelven, en tervención de ninguna fuerza mecánica o muscular (telequine-
parte, como si no existiera el espacio y, en parte, como si no sia). También sostenían que los médiums podían ser "poseí-
existiera el tiempo.
KARL JOUNO.8 dos" por los espíritus, los que hablaban o escribían utilizando
1 "Tratado de metapsiqulca", pág. 690.
1 "Sueño y ocultismo", Obras completas, t. 2., pág. Si¡. * "Desarrollo histórico critico de la mecánica", pág. s8.
'La realidad del alma", pág. 2i4.
1. - INTRODUCCIÓN
Quien conozca la evolución histórica del desarrollo científi-
co, juzgará el significado de un movimiento científico actual
de una manera más independiente y exacta que aquél que,
por tener limitado su juicio al período de tiempo en que vive,
sólo pueda basarse en la dirección momentánea que ha toma-
do ese movimiento.
ERNST MACH.

1. - LA INVESTIGACIÓN PRECIENTÍFICA: FENÓMENOS


LLAMADOS ESPIRITISTAS

Su comienzo La investigación parapsicológica tiene su origen


a mediados en los llamados fenómenos espiritistas. En la
del siglo XIX segunda mitad del siglo xix el mundo occiden-
tal, con más propiedad Europa y América, se
vió conmovido por una serie de fenómenos inexplicables y de apa-
riencia sobrenatural. Numerosas personas afirmaban que podían
comunicarse con los difuntos. Sostenían que los espíritus sobre-
viven a la destrucción del cuerpo material, y pueden comunicarse
con los vivos por intermedio de ciertos individuos dotados de una
facultad especial, a los que se llamó médhtms. De ahí el sentido
actual de la palabra "médium" (intermediario), con que se de-
signa a la persona que se cree "intermediaria" entre el mundo
de los vivos y el de los desaparecidos.
Esas personas afirmaban que los espíritus podían comunicarse
con ellas por medio de golpes sobre las paredes, o el piso (raps),
y que a veces anunciaban su presencia desplazando muebles u
otros objetos (veladores, instrumentos musicales, etc.) sin la in-
tervención de ninguna fuerza mecánica o muscular (telequine-
sia). También sostenían que los médiums podían ser "poseí-
dos" por los espíritus, los que hablaban o escribían utilizando

* "Desarrollo histórico critico de la mecánica", pág. 18.


14 INTRODUCCIÓN A LA INVESTIGACIÓN

los brazos o los órganos vocales de aquéllos; agregaban, además,


que era frecuente, en tales casos, que el médium se expresara en
lenguas para él desconocidas (xenoglosia), o que dijera cosas o
adoptara actitudes en desacuerdo con sus conocimientos o perso-
nalidad y que recordaban, en cambio, al muerto que aparente-
mente se manifestaba por su intermedio (posesiones o incorpo-
raciones).
Los médiums producían tales fenómenos bajo un estado psico-
físico especial denominado trance, estado en que se afirmaba po-
dían tener visiones de hechos distantes (clarividencia), penetrar
en el pasado (retrocognición) o predecir el porvenir (precognición).
Además, se les atribuía la facultad de enterarse del pensamiento
ajeno y de captar las ideas o intenciones de quienes estuvieran en
contacto con ellos (telepatía).
Estos fenómenos no eran en verdad desconocidos, pues se
encuentran en la base de las creencias de todos los pueblos y en
todas las épocas. A los hechiceros de los pueblos primitivos, las
pitonisas griegas, los magos caldeos, los sacerdotes egipcios, los
profetas hebreos y los yoguis y faquires indios, se les atribuyeron
siempre facultades de ese tipo. Ya San Pablo recomendaba en sus
exhortaciones a los primeros cristianos valerse de la "profecía"
(precognición), en lugar del "don de lenguas" (xenoglosia), como
medio de persuadir a las gentes para que ingresaran a su religión.
(Corintios 1.) Pero estas cuestiones se ubicaron, modernamente,
en el puro terreno de la superstición.
Sin embargo, hacia fines del siglo xviii llamó poderosamente
la atención que un hombre de la envergadura mental de Emma-
nuel Kant, el gran filósofo de Koenisberg, escribiera sobre Sweden-
borg. Kant refiere como este notable vidente, en una reunión con
numerosas personas, anunció de pronto el comienzo de un gran
incendio en Estocolmo y dió detalles precisos de hechos y escenas,
como si los estuviera presenciando. La reunión tenía lugar en
Gotemburgo, a más de 450 kilómetros del suceso, y se confirmó
luego que las visiones de Swedenborg habían correspondido, aun
en los detalles, con la terrible realidad. (Kant, Oeuvres Comple-
tes, t. III, pág. 88, y su carta a Carlota de Knoblock.) Mas,
Swedenborg, como tantos otros videntes reales o supuestos de
LA INVESTIGACIÓN PRECIENTIEICA 15

que se tiene noticia (Nostradamus, Irving, Davis, etc.), fué un


caso aislado, pronto olvidado por la mayoría de la gente. En cam-
bio, los hechos que se produjeron en la segunda mitad del siglo
pasado tuvieron el carácter de fenómeno de masas. En 1852 —según
datos de Conan Doyle— el Senado de los Estados Unidos recibió
una comunicación firmada por 14.000 personas, pidiendo el nom-
bramiento de una comisión científica oficial para que investigara
los llamados "fenómenos espiritistas". Los médiums empezaron
a florecer por todas partes, y en torno de ellos se organizaron
grupos que en forma más o menos sitemática procuraban obtener
comunicaciones con los "espíritus".

Primeras formas Durante muchos años la investigación de los


de investigación fenómenos "espiritistas" corrió por exclusiva
cuenta de centros populares, familiares, o de
amigos, y el procedimiento más difundido fué el de la llamada
mesa parlante o giratoria. Varias personas (por lo general de tres
a ocho) se sientan alrededor de una mesa de tres patas y posan sus
manos sobre ella. Invocan la protección de Dios y de los "espíritus
invisibles" y piden una "comunicación" con el "más allá". Al poco
rato la mesa comienza a oscilar y a desplazarse levemente, hasta
que inclinándose levanta una de sus patas, que luego cae brusca-
mente y da un fuerte golpe en el piso. Esto se interpreta como
que está pronta la "comunicación". A partir de aquí los asistentes
formulan preguntas y la mesa responde inteligentemente, dando
cuantos golpes sean necesarios para señalar determinada letra de
un alfabeto que se coloca sobre la misma y cuya clave se con-
viene previamente. Por medio de este código se obtienen "men-
sajes" del "más allá", e información sobre la supuesta vida de ultra-
tumba de los desaparecidos.
Otro de los procedimientos generalizados a mediados del si-
glo pasado es el de la planchuela (ouija-board). Se extiende sobre
la mesa una cartulina en la que figuran el alfabeto y números
del cero al nueve. Sobre la cartulina se desliza una planchuela
montada sobre ruedas y provista de un indicador en forma de
punta. El médium apoya su mano sobre la planchuela (a veces
apoya sólo un dedo) y ésta, dirigiéndose de una letra a otra va
16 INTRODUCCIÓN A LA INVESTIGACIÓN

componiendo frases. Aparte de la mesa giratoria y la planchuela


hay otros métodos para comunicarse con el "más allá": los del
habla y la escritura automáticos. El médium en trance (en estado
de semiconsciencia o inconsciente) habla, o escribe sobre un pa-
pel; los asistentes, formando por lo general un círculo en torno
de él, toman nota de sus palabras.
Para otros tipos de fenómenos se emplea el procedimiento
del "gabinete oscuro". Se encierra al médium en un gabinete
oscuro, dentro de una habitación en semipenumbra donde se
encuentran los asistentes a la experiencia. Y en ese gabinete, se-
gún la afirmación de muchas personas, se producen fuerzas que
provocan la telequinesia y logran dar, a veces, una verdadera mate-
rialización de los "espíritus". Se dice que éstos pueden salir del
gabinete y, totalmente corporalizados, dejarse ver por los presentes.

Primeras personalidades Estas prácticas espiritistas, que en su


que han estudiado los esencia no difieren de las que realizan
fenómenos espiritistas actualmente los adeptos del espiritismo,
promovieron una gran polémica a me-
diados del siglo pasado. Si tenemos en cuenta la expectativa pú-
blica despertada recientemente por los "platos voladores", podemos
forjarnos una idea de lo que significó entonces la afirmación de
los espiritistas de que podía demostrarse experimentalmente la
supervivencia del alma, problema que afecta a profundas creen-
cias religiosas, filosóficas y también científicas. Espiritistas y anti-
espiritistas se enredaron en una agria disputa a través de la prensa
corriente y de periódicos que se fundaron de propósito.
La polémica interesó rápidamente a numerosas personalida-
des, incluso destacados hombres de ciencia. En 1852 W. Bryant,
B. K. Bliss, W. Edwards y David A. Wells, profesores de la Uni-
versidad de Harvard, publicaron un Manifiesto para apoyar con
su testimonio la autenticidad de muchos de los llamados "fenó-
menos espiritistas".' Poco después (1855) Robert Hare, doctor en

a Desde ya conviene advertir al lector que aceptar la realidad de estos fenó-


menos, hoy denominados metapsíquicos o parapsicológicos, no implica, necesariamen-
te, compartir la interpretación espiritista, que los atribuye a los espíritus de los
desencarnados.
LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA PRIVADA 17

medicina y profesor de química en la Universidad de Pensilvania,


expresó también su convencimiento sobre la realidad de estos fe-
nómenos en una comunicación dirigida a la Asociación para el
Progreso de las Ciencias. En igual sentido se pronunciaron míster
John Edmons, presidente del Tribunal Supremo de Nueva York,
y míster Talimadge, gobernador del Estado de Visconsin.
En 1854 Chevreul, en Francia, publicó un libro donde ex-
plica el fenómeno de las "mesas giratorias" como debido a mo-
vimientos inconscientes del médium y de los asistentes, tesis que
fuera aceptada por hombres como Babinet y Faraday. En cambio
Thury, profesor de la Academia de Ginebra; Coze, decano de la
Facultad de Medicina de Strasburgo; Bonjean, miembro de la
Real Academia de Savoya; y el célebre astrónomo Camilo Flam-
marion, admitieron, después de años de investigación, la realidad
paranormal de tales fenómenos.

2. - LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA PRIVADA


Comisión de la Sociedad En enero de 1869 la Sociedad Dia-
Dialéctica, de Londres láctica de Londres, que agrupaba
eminentes especialistas en las distin-
tas ramas de la ciencia (químicos, físicos, biólogos, etc.), decidió
nombrar una comisión formada por treinta y tres miembros, para
investigar la realidad de los pretendidos fenómenos espiritistas.
Tenían la esperanza —según consta en el acta, citada por Gibier-
de aniquilar para siempre tales supersticiones, que comenzaban
a ser enojosas porque todo el mundo se ocupaba de ellas. For-
maban parte de la Comisión, entre otros eminentes hombres de
ciencia, personalidades como Morgan, presidente de la Sociedad
Matemática de Londres y secretario de la Sociedad de Astronomía;
Varley, ingeniero jefe de las líneas telegráficas de Gran Bretaña,
quien dirigió la colocación del primer cable transatlántico; y Rus-
seil Wallace, presidente de la Sociedad Inglesa de Antropología,
y émulo de Darwin en la formulación de la teoría evolucionista.
Esta comisión, que se dividió en seis subcomisiones, estudió
durante dos años los llamados fenómenos espiritistas. En 1871 pre-
sentó a la Sociedad Dialéctica un informe dividido en dos partes.
18 INTRODUCCIÓN A LA INVESTIGACIÓN

La primera expone algunos hechos que las seis subcomisiones afir-


maron haber comprobado y que resumen en cinco puntos: 1) Rui-
dos y vibraciones muy variados, cuyo origen está fuera de toda
acción muscular o mecánica; 2) Desplazamiento de cuerpos pe-
sados, sin acción muscular ,o mecánica y frecuentemente sin con-
tacto o conexión con persona alguna; 3) Ruidos que interpretados
con un código de señales, responden inteligentemente a las pre-
guntas que se formulan; 4) Esas respuestas son en su mayoría
banales, pero a veces dan antecedentes que sólo conoce alguno
de los testigos; 5) Algunas personas favorecen con su presencia
los fenómenos y otras dificultan su realización, pero sin que en
esto influya la opinión de dichas personas acerca de los hechos.
La segunda parte del informe comprende comunicaciones de
distintas subcomisiones sobre otros fenómenos que, a pesar de no
haber sido aceptados por el plenario de la Comisión, aparecen abo-
nados por abundantes testimonios. A ellos nos referimos al tratar
las investigaciones de sir William Crookes.
El informe produjo extraordinario revuelo en el seno de la
Sociedad Dialéctica, pues por ser favorable a la admisión de los
fenómenos llamados espiritistas (sobre la teoría no se pronunció)
chocaba con las "creencias" de los cientistas del siglo XIX. Re-
sultaba difícil a estos hombres, educados en el estudio riguroso
de las leyes del mundo material, aceptar la realidad de hechos
que aparentemente contradecían las leyes que ellos mismos habían
contribuido a establecer. Muchos miembros de la Sociedad Dia-
léctica encontraron que las conclusiones del informe no podían ser
aceptadas, y la Comisión lo publicó entonces por su cuenta.

Estudios de sir Paralelamente a los estudios de la Sociedad


William Crookes Dialéctica, un famoso hombre de ciencia, ci
sabio William Crookes, decidió realizar in-
vestigaciones personalmente. Eminente químico y físico, descubri-
dor del talio y de las radiaciones catódicas, lo cual le valió el
premio Nobel de física, Crookes era uno de los más grandes cien-
tistas del momento. Tenía entonces treinta y .siete años y estaba
en la plenitud de su estado físico y mental.
William Crookes inició sus investigaciones en el año 1869,
LA INVESTIGACIÓN CIENTfrICA PRIVADA 19

y estudió durante cuatro largos años los llamados fenómenos espi-


ritistas; para ello contó con médiums de poderosa facultad, como
Daniel Douglas Home. Resultaría imposible en este trabajo entrar
en el detalle de sus numerosas experiencias (ver algunas en el
apéndice II), sobre las cuales envió diversas comunicaciones a la
Sociedad Real de Londres y a la Sociedad Dialéctica. Aquí nos
interesa exponer sólo tres cuestiones: 19) El espíritu científico
con que encaró la investigación; 29) sus combrobaciones finales;
y 39) la conclusión a que llegó frente a los fenómenos observados.
Veamos algunos extractos de lo publicado en el Quarterly Journal
of Sciencie en enero de 1874.
Escribe William Crookes: "Desde hace cuatro años sigo asi-
duamente investigaciones en una región de las ciencias naturales
que ofrece al cientista un suelo casi virgen ... Me he esforzado
(en estas investigaciones) por hacer resaltar la operación de las
leyes y fuerzas de la naturaleza, allí donde otros no han visto
más que la acción de seres sobrenaturales, no dependiendo de ley
alguna, y no obedeciendo a ninguna otra fuerza que la de su
libre voluntad... Los diversos fenómenos que acabo de comprobar
son tan extraordinarios y tan completamente opuestos a los puntos
de creencia científica más arraigados, entre otros el de la universal
e invariable acción de la fuerza de gravitación, que aún ahora,
recordando los detalles de lo que he sido testigo, hay antagonis-
mo en mi mente, entre mi razón, que me dice que es científica-
mente imposible, y el testimonio de mis sentidos de la vista y del
tacto (testimonio corroborado por los sentidos de todas las personas
presentes) que me dicen que no son testimonios engañosos, espe-
cialmente cuando deponen en contra de mis ideas preconcebidas...
Cuatro años atrás, tuve la intención de consagrar solamente uno
o dos meses a asegurarme de si ciertos hechos maravillosos, de los
que había oído hablar, podían sostener la prueba de un examen ri-
guroso. Pero habiendo llegado en breve a la misma conclusión
a que llegaría todo investigador imparcial, es decir, que «allí ha-
bía algo», yo, el estudioso de las leyes de la naturaleza, no podía
ya negarme a continuar aquellas investigaciones, sea cual fuese
el punto a que ellas pudieran conducirme. . ." (La fuerza psí-
quica, pág. 165).
20 INTRODUCCIÓN A LA INVESTIGACIÓN

Los hechos que William Crookes asegura haber comprobado,


y de los que da cuenta en sus memorias, son: movimientos sin
contacto de objetos tales como sillas o mesas, que a plena luz vió
levantarse del suelo y quedar suspendidos en el aíre; levanta-
miento sin contacto de cuerpos humanos; apariciones de manos y
de formas y figuras de fantasmas; materializaciones de fantasmas;
escritura directa (o sea un lápiz escribiendo solo sobre un papel,
a su lado, sin ningún contacto humano observable) y muchos otros.
En cuanto a las explicaciones, después de pasar revista a las
distintas teorías que pretenden dar razón de los fenómenos, in-
clusive la espiritista, que los atribuye a los espíritus de los falle-
cidos, Crookes se manifiesta partidario de lo que llama "teoría
de la fuerza psíquica". "Lo que hay de cierto —dice-- es que un
médium posee algo que un ser ordinario no posee". Y a ese algo
lo llama "fuerza psíquica".
Luego, para aclarar esta idea, agrega: "La teoría de la fuerza
psíquica no es otra cosa que la simple descripción del hecho, casi
indiscutible ahora, de que en ciertas condiciones imperfectamente
fijadas todavía y a una cierta distancia, todavía indeterminada, del
cuerpo de ciertas personas dotadas de una organización nerviosa
especial, se manifiesta una fuerza que, sin el contacto de los
músculos o de lo que a ellos se refiere, ejerce una acción desde
lejos: produce visiblemente el movimiento de cuerpos sólidos y ha-
ce que se perciban sonidos provenientes de ellos. Como la presencia
de una organización tal es necesaria para la producción de los
fenómenos, es razonable deducir que esa fuerza, por un medio
aún desconocido, procede de esta organización". Crookes señala
que no es legítimo negar a priori que la fuerza emanante del
médium no pueda ser dirigida, como sostienen los espiritistas, por
lo que éstos llaman un "espíritu" (inteligencia independiente del
psiquismo del médium). Pero a continuación aclara: "la diferencia
entre los partidarios de la fuerza psíquica y los del espiritismo,
consiste en que nosotros sostenemos que todavía no se ha probado
más que de manera insuficiente la existencia de un agente de
dirección distinto de la inteligencia del médium, y que no se ha
dado aún ninguna especie de prueba de que. sean los espíritus
de los muertos; mientras que los espiritistas aceptan como artículo
LA INVESTIGACIÓN CIENTíFICA PRIVADA 21

de fe, sin pedir más prueba, que los espíritus de los muertos son
los únicos agentes de la producción de todos los fenómenos".
Posteriormente, sin embargo, Crookes aceptó la interpretación es-
piritista (ver pág. 207).
Las experiencias de \'Villiam Crookes, llevadas a cabo con
balanzas, dinamómetros, cámaras fotográficas y otros instrumentos
de observación —ver apéndice II—, introducen el método cientí-
fico en el estudio de los llamados fenómenos espiritistas. Pero sólo
se refieren a un grupo de fenómenos: a los llamados de efectos
físicos. Para los calificados como subjetivos (telepatía, clarividen-
cia, etc.), las investigaciones de Gurney, Myers y Podmore, publi-
cadas en 1886 bajo el título de Fantasmas de los vivos (y en la
tradución francesa abreviada Alucinaciones Telepáticas), constitu-
yen el primer ensayo de investigación científica en este orden de
fenómenos. En esta obra se reúne gran cantidad de testimonios
de personas que aseguran haber presenciado fenómenos de clari-
videncia, telepatía, visiones de fantasmas, etc. Se investigan ex-
haustivamente tales testimonios, buscando su concordancia con
los de otras personas, y se los somete luego a una adecuada crítica.
Es una obra admirable, que se cita como ejemplo de trabajo pa-
ciente y sagaz. Pudo convencer a muchos cientistas de la realidad
de los fenómenos que actualmente se llaman de metapsíquica sub-
jetiva (telepatía, clarividencia, etc.), en una época en que todavía
no se contaba con el acopio de hechos experimentales que se dis-
pone actualmente.

Incorporación de otros Después de la labor de estos pio-


investigadores y asociaciones netos, numerosos hombres de cien-
cia se aplicaron al estudio de los
fenómenos "espiritistas", a los que comenzó a llamarse entonces
fenómenos metapsícjuicos, o para psicológicos, abandonándose la pri-
mera calificación de espiritistas. Merecen citarse los nombres de
Charles Richet, miembro de la Academia de Ciencias de Francia,
presidente de la Academia de Medicina de París, y uno de los
principales propulsores de la investigación metapsíquica; William
James, profesor de fisiología, de psicología y de filosofía de la
Universidad de Harvard; Tháodore Flournoy y Enrico Morselli,
22 rITRODUccIóN A LA INVESTIGACIÓN

profesores de psicología y de psiquiatría, respectivamente, en Gi-


nebra y en Génova; William Barret, profesor de física y miem-
bro de la Real Academia Inglesa; Hans Driesch, médico, biólogo,
doctor en ciencias y profesor de filosofía en Leipzig; Cesare Loiw
broso, el gran criminalista italiano; William Mc. Dougall, el gran
psicólogo inglés; Piirre Janet, Henri Bergson, Pi&re y Marie Curie,
Oliver Lodge, J. U. Z u ,jer y muchos otros.
Por iniciativa de algunas de estas personalidades se crearon
sociedades de investigaciones psíquicas, para el estudio científico
de los fenómenos metapsíquicos o parapsicológicos. En 1882 se
fundó la Sociedad de Investigaciones Psíquicas de Londres (S.P.R.),
que pronto constituyó una filial en los Estados Unidos, la que
en 1889 se transformó en sociedad autónoma (A.S.P.R.). La labor
cumplida por estas dos sociedades es de gran importancia, y en sus
setenta años de existencia han propiciado cientos de experiencias
realizadas con todo rigor científico, cuyas descripciones constan
en sus revistas oficiales: Proceeclings (S.P.R.) y Jaurnal of the
A.S.P.R. En el año 1919 se fundó en París el Instituto Metapsí-
quico Internacional (I.M.I.), que publica en forma trimestral la
Reviie Métapsychique, en la que colaboran muchos de los más se-
rios investigadores de la materia. En 1921 se celebró en Copenha-
gue el Primer Congreso Internacional de Investigaciones Psíquicas,
y en 1922 Charles Richet, a la sazón presidente de la Academia de
Medicina de París, presentó ante la Academia de Ciencias de París
su Tratado de Metapsíquica, que resume todos los conocimientos de
la metapsíquica o parapsicología hasta esa fecha.

El Tratado de Es una voluminosa obra (760 páginas en la tra-


Metapsíquica ducción española, edic. Araluce, Madrid) escrita
de Ch. Richet por un sabio en el dominio de la biología que,
después de investigar durante cuarenta años los
fenómenos de la metapsíquica, manifestó al recordar las burlas
con que fueron recibidos los informes experimentales de William
Crookes: "...y declaro con vergüenza que yo me conté entre los
ciegos voluntarios. Sí, reí, en lugar de admirar el heroísmo del
ilustre sabio que se atrevió a decir en 1872 qúe existen fantasmas
cuyo corazón puede sentirse latir, y que pueden ser fotografiados"
LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA PRIVADA 23

(Tratado de Metapsíquica, pág. 32). En su libro, Richet pasa re-


vista a una cantidad impresionante de hechos, que en su opinión
acreditan la autenticidad de los fenómenos de la metapsíquica,
y realiza una minuciosa clasificación de los mismos, llegando a las
siguientes conclusiones: 19) Existe en nosotros una facultad de
conocimiento, que difiere absolutamente de nuestras facultades
de conocimientos sensoriales corrientes: la criptestesia; 29) se pro-
ducen, aun en plena luz, movimientos de objetos sin contacto:
la telequinesia; 39) hay manos, cuerpos, objetos, que parecen for-
marse en una niebla y toman todas las apariencias de la vida: las
ectoplasmías; 49) hay presentimientos que ni la perspicacia ni la
casualidad pueden explicar, comprobándose, algunas veces, en sus
mínimos detalles: las premoniciones". (Oh. cit., pág. 861.)
Richet expone hechos, establece conclusiones, pero no elabora
ningun.a teoría interpretativa general, ni acepta la interpretación
espiritista que atribuye estos hechos a los espíritus de los des-
encarnados. El Tratado de Metapsíquica termina con el siguiente
pensamiento: "En la hora actual, cuando todo es tinieblas toda-
vía, nuestro deber está trazado. Fiemos de ser sobrios en vanas
especulaciones, profundizando y analizando los hechos, poniendo
tanto rigor en la experimientación como audacia en la hipótesis.
Entonces la metapsíquica saldrá del ocultismo, como la química
se separó de la alquimia. Nadie puede prever cuál será su asom-
broso destino". (Ob. cit., pág. 721.)
La labor de estos investigadores y asociaciones privadas de-
jó definitivamente constituida la metapsíquica o parapsicología,
en la práctica, como una rama autónoma de la ciencia; al lado
de la psicología, de la biología y de la física, y en estrecha re-
lación con ellas. Pero decimos en la práctica, porque este re-
conocimiento no le fué otorgado todavía universalmente por las
instituciones científicas oficiales, o sea, por las que elaboran los
planes de estudios y controlan las investigaciones en las univer-
sidades oficiales. Es natural que una nueva disciplina —más aún,
por su carácter, la parapsicología— antes de ser aceptada oficial-
mente, tenga que hacer antesala durante cierto tiempo ante el
portal de entrada de la ciencia. Por eso es que la mayor parte de
los estudios metapsíquicos siguen todavía a cargo de investigadores
24 INTRODUCCIÓN A LA INYESTIGACIÓN

privados, y de asociaciones como la S.P.R., la A.S.P.R, el Instituto


Metapsíquico Internacional de París, y otras creadas posteriormente
en las principales ciudades del mundo. (Sociedades de Estudios
Metapsíquicos de Roma, de Milán, de Atenas, de Oslo, de Viena,
de Utrech, entre las principales.)

3. -LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA OFICIAL

Dificultades para Los fenómenos parapsicológicos encuentran se-


la admisión ria resistencia para ser admitidos por la cien-
científica oficial cia oficial por una doble y muy poderosa ra-
zón. En primer término, porque están marca-
dos a fuego por el sello de la inhabitucilidad. El cientista no podrá
explicar por qué los cuerpos caen hacia el centro de la tierra,
no podrá proponer ninguna teoría que lejanamente permita com-
prenderlo, pero éste es un hecho habitual. En cambio, el des-
plazamiento de un cuerpo sin contacto —la telequinesia—, aunque
no sea en su esencia más incomprensible que un movimiento de
caída, resulta extraordinariamente inhabitual; rompe con todos los
esquemas de la mente, formados en base de la observación de lo
habitual. Y, en segundo término, lo que provoca gran resistencia
a la admisión de los hechos de la parapsicología, es el transfondo
intencional de estos fenómenos. Es la evidencia de que no obe-
decen a fuerzas ciegas sino a una dirección intencional, y ésto
choca con la tendencia a no admitir otra intencionalidad, en la
naturaleza (o en el hombre), que la que se manifiesta en la con-
ciencia humana.
Estas serían —digamos— razones subjetivas, derivadas de la
mentalidad heredada de los cientistas del siglo xix, cuando la psico-
logía reducía lo psíquico a los fenómenos de conciencia, la biolo-
gía explicaba la morfogenia por mutaciones casuales, y la física
se basaba en el concepto antropomórfico de fuerza y en el de
punto material.
Pero aparte de tales razones subjetivas existen otras objetivas,
derivadas de la insatisfactoriedad de las condiciones experimentales
de estos fenómenos, que alejan de su estudio seiio a muchos hom-
bres de ciencia. Los fenómenos parapsicológicos generalmente no
LA INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA OFICIAL 25

pueden producirse voluntariamente. Las más de las veces se pre-


sentan espontáneamente y esto dificulta mucho la investigación.
Además, aunque algunas experiencias importantes se han produ-
cido a plena luz ( con médiums como Home, por ejemplo), la
mayor parte de los médiums requieren trabajar en la oscuridad
cuando se trata de fenómenos de efectos físicos, lo que obliga a
complicados sistemas de control. Como bien hace notar Paul Heuzé
(uno de los más severos críticos de la metapsíquica), todos estos
fenómenos pueden ser producidos artificialmente, por medio de
trucos preparados de antemano, y no son pocos los médiums que
han sido sorprendidos cometiendo fraude (ver IV-1). De ahí que
sólo la garantía de un estricto control en las condiciones experi-
mentales puede acreditar autenticidad.

Aceptación Más, ninguna de estas dificultades puede ser insu-


paulatina perable para la ciencia. Hacia la tercera década del
siglo, los cientistas se resistían a que se hicieran
investigaciones parapsicológicas en las universidades, pues temían
que su estudio pudiera inducir a error a los estudiantes, tanto moral
como intelectualmente, y crearles conflictos insolubles en su espí-
ritu. Pero el célebre psicólogo William Mc Dougall contestó a esta
objeción en los siguientes términos, en una conferencia que pro-
nunció en 1926 en la Universidad de Clark (Estados Unidos):
"Esto debe ser definitivamente respondido. Nuestra civilización
occidental ha repudiado definitivamente todo conocimiento basado
en la autoridad y ha adoptado la decisión irrevocable de basarse en
el conocimiento científico, en el conocimiento que la ciencia, con
sus métodos, puede proporcionar. La dificultad, la oscuridad, los
peligros, de este campo de investigación, no son objeciones suficien-
tes como para excluirlo de nuestras universidades. La esencia de
las investigaciones parapsicológicas consiste en encontrar respuesta
a esta pregunta: ¿trasciende la mente a la materia?. Si la mente
en algún sentido o en algún grado trasciende al mundo físico y a
sus leyes, seguramente debe haber alguna forma de obtener una
evidencia directa de este hecho, por medio de los métodos científi-
cos, por medio de la observación de los fenómenos y del razona-
miento sobre ellos" (Debo la información sobre esta conferencia a
26 INTRODUCCIÓN A LA iNVESTIGACIÓN

la gentileza del profesor Joseph B. Rhine). Más adelante (pág.


216), veremos como esta pregunta pudo ser respondida afirmati-
vamente.
Poco después, en 1930, se creaba en la Universidad de Duke
(Estados Unidos), el primer laboratorio oficial de parapsicología,
presidido por Mc Dougall y dirigido por el profesor Joseph B.
Rhine, del Departamento de Psicología de dicha universidad. Este
último, con la valiosa colaboración de los doctores Joseph G. Pratt,
Charles E. Stuart, Betty M. Humprey, Louisa Rhine y otros, rea-
lizó allí las primeras investigaciones sistemáticas de carácter ofi-
cialmente científico, sobre la aptitud parapsicológica (tal es el
nombre que actualmente recibe la facultad de los dotados metap-
síquicos). Estos investigadores lograron implantar los métodos
estadísticos en el estudio de los fenómenos de clarividencia, telepa-
tía, premonición y psicoquinesia (acción a distancia parecida a
la telequinesia), y con su auxilio, demostraron incontrastablemente
la realidad de algunas formas de estos fenómenos. Más adelante
nos referiremos a estas experiencias (ver IV-2 y apéndice III). Con
ellas, la incorporación de los estudios parapsicológicos a la ciencia
oficial quedó definitivamente asegurada, siendo sólo cuestión de
tiempo su extensión a las universidades de otros países.
En 1939, un gran investigador francés de la telepatía, R. War-
collier, daba ya una lista de 42 colegios y universidades norteame-
ricanos que efectuaban estudios sobre parapsicología (Revue Mé-
tapsychique, diciembre de 1939, pág. 272). Actualmente se realizan
investigaciones también en varias universidades europeas, especial-
mente en las de Leyden y Utrech (Holanda). En esta última exis-
tía desde hace tiempo un curso libre de parapsicología, que en 1953
se transformó en cátedra oficial, dictada por el especialista profesor
W. N. Tenhaeff. Y en la misma Universidad de Utrech se celebró
en los días del 30 de junio al 5 de agosto de 1953 la Primera Con-
ferencia Internacional de Estudios Parapsicológicos, integrada por
investigadores de alta jerarquía científica. Esta conferencia fué
organizada por la Parapsychology Foundation Inc. de Nueva York,
importante institución creada en 1952 bajo la presidencia de Mrs.
Eileen J. Garret.
LA INVSTICACI6N EN LA AEGENTINA 27

4. - LA INVESTIGACIÓN PARAPSICOLÓGICA
EN LA REPÚBLICA ARGENTINA

En nuestro país los estudios parapsicológicos no están muy


desarrollados aunque es necesario destacar algunas iniciativas in-
dividuales. En 1933 el doctor Eduardo del Ponte, profesor de bio-
logía de la Facultad de Ciencias Naturales de Buenos Aires,
incluyó el estudio de los fenómenos parapsicológicos en su pro-
grama del curso, y el 22 de octubre del mismo año, al dar una
clase sobre criptestesia, realizó experiencias de clarividencia y psico-
metría ante los alumnos, con los sensibles señora Ofelia G. de
P1icur y doctor L. M. R. Concurrieron a estas demostraciones altas
autoridades de esa casa de estudios. En septiembre de 1939 el
doctor François Moutier, profesor de la Facultad de Medicina de
París, dió en el aula magna de la Facultad de Filosofía y Letras
de Buenos Aires, una conferencia acerca de Los Fenómenos Meta-
psíquicos. En septiembre de 1941 el ingeniero José S. Fernández,
profesor de física en la Facultad de Ciencias Exactas de Buenos
Aires y de La Plata, dictó en la Sociedad Científica Argentina
una conferencia sobre Aplicación del Método Estadístico al Estu-
dio de los Fenómenos de Criptestesia, en la que resumió el re-
sultado de tres años de labor metódica de investigación. En estas
experiencias el ingeniero Fernández, inspirándose en los trabajos
efectuados con las cartas Zener en la Universidad de Duke (ver
IV-2 y apéndice III), realizó el primer ensayo de aplicación del
cálculo de probabilidades a los fenómenos de clarividencia en
nuestro país.
En octubre de 1946 se fundó en Rosario la Asociación Mé-
dica de Metavsiquica Argentina, presidida por el doctor Orlando
Canavesio. En diciembre de 1948 se fundó en Buenos Aires
la Sociedad Argentina de Parapsicología, presidida por el doctor
Juan A. Schroeder, la que posteriormente (mayo de 1953), y a
iniciativa del señor B. E. Odeil y del doctor J. Ricardo Musso, se
fusionó con la sociedad Lumen, Asociación de Investigaciones Psí-
quicas y Estudios Filosóficos. Así se creó el Instituto Argentino de
Parapsicología, bajo la presidencia del ingeniero José S. Fernán-
dez. Estas dos sociedades argentinas, la Asociación Médica de
28 INTRODUCCIÓN A LA INVESTIGACIÓN

Metapsíquica Argentina (de Rosario) y el Instituto Argentino


de Parapsicología (de Buenos Aires), son las únicas instituciones
que existen en el país dedicadas al estudio de la parapsicología
con métodos científicos. En 1953 se agregó a éstas la Sociedad
Uruguaya de Investigaciones Parapsicológicas, con sede en Mon-
tevideo, siendo así tres las sociedades existentes en América La-
tina, según nuestros informes. Más adelante (ver IV-2 y apéndice
III) exponemos algunas de las experiencias realizadas en el Ins-
tituto Argentino de Parapsicología.
Desde el año 1948 funciona como dependencia del Minis-
terio de Salud Pública el Laboratorio de Parapsicología, que junto
a funciones de Higiene Social en el campo de la psicopatología so-
cial, ha llevado también a cabo numerosas investigaciones de para-
psicología, con la colaboración permanente del notable sensitivo
Mr. Eric C. Luck. El doctor Orlando Canavesio, encargado de elec-
troencefalografía en el Ministerio de Salud Pública, presentó en el
año 1951 su tesis doctoral Electroencefalografía en los estados
metapsíquicos, en la que hace interesantes observaciones sobre
los cambios en el potencial bioeléctrico del cerebro durante el
estado de trance de los dotados metapsíquicos.
En marzo de 1954 el doctor J. Ricardo Musso presentó al
Primer Congreso Argentino de Psicología, llevado a cabo en la
Universidad del Tucumán, dos comunicaciones sobre parapsicolo-
gía (ver apéndice III). En ellas se informa resumidamente so-
bre el carácter y contenido de esta nueva ciencia, y sobre las
investigaciones llevadas a cabo en el Laboratorio de Parapsicología
de la Universidad de Duke, y en el Instituto Argentino de Para-
psicología. Según nuestras noticias, es ésta la primera comunica-
ción presentada a una Universidad Argentina, sobre el carácter
científico de la parapsicología y los resultados obtenidos en este
dominio. Infortunadamente, el Congreso no pudo tratar el tema,
por no haberse previsto en el temario la consideración de los modos
paranormales del psiquismo.
II. - EL OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN
En ciencia conviene comenzar por los hechos regulares; pero
desde que la regla está bien establecida, desde que está fuera
de duda, los hechos que están plenamente confirmados pronto
pierden su interés, puesto que no nos enseñan nada nuevo.
Entonces es cuando la excepción adquiere importancia. Se ce-
sará de buscar los parecidos para aproximarse, antes que nada,
a las diferencias; y entre éstas se elegirá primero las más acen-
tuadas, no sólo porque serán las inés sorprendentes, sino porque
serán las más instructivas.
HzNEI PorNcuá.

1. - CONCEPTO Y DIVISIÓN DE LOS FENÓMENOS

Parapsicología Gardner Murphy define la Parapsicología como


o Metapsíquica "la rama de la psicología que se ocupa de lo pa-
ranormal, esto es, de los hechos psíquicos que
parecen escapar al dominio de lo que, hasta el presente, se re-
conoce como leyes normales" (Harriman, Enciclopedy of Ps-ycho--
logy). Sinónima es la designación de Metapsíquica creada por
Richet para señalar a esta ciencia, "que tiene por objeto los fenó-
menos mecánicos y psíquicos debidos a fuerzas que parecen inte-
ligentes o a potencias desconocidas latentes en la inteligencia
humana" (Richet, Tratado de Metapsíquica, pág. 4).
Nosotros utilizaremos indistintamente ambos vocablos, pues
el nombre de metapsíquica se ha difundido tanto en los países
latinos que es muy difícil de desarraigar. Sin embargo, si hubié-
ramos dedicado esta obra exclusivamente a los cientistas, fuera
menester emplear tan sólo la denominación de parapsicología,
pues este nombre se ha venido imponiendo últimamente entre
los investigadores por dos razones primordiales.
En primer término, por el uso abusivo que se hizo del vo-
cablo "metapsíquica", que terminó por desprestigiarlo. Existen

* "Ciencia y método", pág. 18.


30 EL OBJETO DE LA rNVESTIGACIÓN

numerosos grupos que se denominan a sí mismos sociedades meta-


psíquicas, pero que no realizan ninguna investigación científica.
Son en verdad agrupaciones ocultistas y espiritistas, que practican
el fenomenismo parapsicológico con fines religiosos o morales.
Y estas prácticas, por muy respetables que ellas sean en cuanto
constituyen una manifestación emocional del ser humano, perte-
necen a otra esfera de intereses que la ciencia. La extensión de
la denominación de metapsíquica a esas agrupaciones la hace
impropia para designar, al mismo tiempo, a las que se dedican
con fines exclusivamente científicos a tales investigaciones.
En segundo término, es inadecuado el vocablo "metapsíqui-
ca" por el sello doctrinario que parece desprenderse de su etimo-
logía. El prefijo nieta significa más allá (metapsíquico = más
allá de lo psíquico), y ha sido empleado y se emplea muchas
veces con sentido místico. "Más allá" en la acepción de un mun-
do supranatural, que la ciencia, aunque no niegue la posibilidad
de su existencia, está lejos de admitirla como probada.
Por eso el prefijo para, que etimológicamente significa al lado
(parapsíquico = al lado de lo psíquico), expresa mejor la carac-
terística esencial de estos fenómenos, también llamados paranorma-
les (que se dan al lado de los normales). Al lado de los fenómenos
mecánicos y psíquicos normales, que obedecen a las leyes cono-
cidas, se dan los paranormales. Son fenómenos que demuestran
obedecer a una intencionalidad, por eso les cuadra la denomina-
ción de psíquicos. Pero no son los fenómenos psíquicos normales.
Son hechos mentales (telepatía o clarividencia) o materiales (mo-
vimientos de objetos sin contacto visible, raps, etc.) inhabituales,
ligados de una manera todavía totalmente desconocida con alguna
región o modalidad del psiquismo humano. Todavía no sabemos
si dependen exclusivamente de aptitudes que se dan en el ser hu-
mano vivo, o si cabe admitir un más allá: la intervención de inte-
ligencias extrañas, como sostienen los teósofos y los espiritistas. Pero
lo indudable es que estos fenómenos se dan al lado de los fenóme-
nos psíquicos normales (percepción, motivación, etc.), en íntima
relación con éstos, aunque se desconozca todavía el carácter de
esta relación. De ahí la propiedad del prefijo para.
FENÓMENOS SUBJETIVOS 31

División de Desde que los investigadores científicos aborda-


los fenómenos ron este estudio, se distinguen dos órdenes de
fenómenos perfectamente diferenciables: los
subjetivos, como la telepatía y la clarividencia, y los objetivos, como
los movimientos sin contacto y otros que más adelante considerare-
mos (11-3). Sin embargo, ulteriormente se aceptó que esta divi-
sión es puramente formal y no atañe a la esencia misma del fenóme-
no; es evidente que algo objetivo (o material) se da también en los
fenómenos subjetivos. En la clarividencia, por ejemplo, algo co-
mún debe darse entre la mente y la materia para que esta última
influya sobre la primera; y en la telepatía, parece probable que
la mente de una persona se ponga en comunicación con la de
otra, por intermedio de alguna forma especial de energía todavía
desconocida.
Se admite por eso que en todo fenómeno parapsicológico lo
que se produce es una interacción entre el parapsiquismo' del su-
jeto y algo exterior a él. De esa interacción resulta ya sea un cono-
cimiento (aspecto subjetivo), o ya sea una acción (aspecto ob-
jetivo), del dotado respecto de ese algo exterior (sea este "algo"
un objeto, un hecho, o el psiquismo de otra persona). Ambos as-
pectos no son excluyentes y pueden darse juntos. Así, en las
experiencias del médium Rudi Schneider (pág. 110), el sujeto
al mismo tiempo que produce el movimiento paranormal de un
objeto colocado a distancia de él, toma también conocimiento en
forma paranormal de su trayectoria y de su ubicación final, y la
hace conocer a los presentes. Por eso hoy se admite que la aptitud
parapsicológica es una facultad única, que se manifiesta en forma
bipotencial: fenómenos subjetivos y objetivos, siendo esta clasifi-
cación puramente formal (ver experiencia de Osis, pág. 233).

2. - FENÓMENOS SUBJETIVOS
Definiciones Son varias las denominaciones usadas en para-
y sinónimos psicología para designar a los fenómenos subjetivos.
Metagnosia ( de meta, más allá y gnosis, cono-
La palabra parapsiquismo designa Ja modalidad o región de la psiquis a
cuyo funcionamiento se atribuye la producción de los fenómenos parapsicológicos
(ver pág. 2z8).
32 EL OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN

cimiento) es la denominación corriente entre los investigadores


franceses. Significa "más allá del conocimiento obtenido por la
vía de las sentidos comunes y del razonamiento". Otras denomi-
naciones menos usuales son las de metagnomía (Boirac), cripies-
tesia (Richet) y percepción supranorinal (Myers). El nombre
que se impuso últimamente, a raíz de la difusión alcanzada por
las investigaciones del doctor Rhine, es de fenómenos de ESP
(abreviatura de extra-sensory perca ption, en inglés) o de percep-
ción extrasensorial.

Ora4t,erística La ESP es un fenómeno de conocimiento, de


y división cognición paranormal. Si atendemos al factor
tiempo, tenemos fenómenos de retrocognición
cuando se trata del conocimiento paranormal de hechos del pa-
sado, y precognición cuando se refiere a hechos del futuro. Con
esto queda explícito que la ESP parece extenderse no sólo a los
sucesos del presente y del pasado, sino también a ciertos hechos
del futuro (ver apéndices 1 y III).
En relación con el objetivo de la captación, se distinguen
los fenómenos de clarividencia de los de telepatía. Clarividencia
(llamada también hilo gnosia; de lÁló, materia, y gnosis, cono-
cimiento) se tiene cuando por ESP se capta un objeto o un su-
ceso objetivo, del cual el sensible no pudo tener conocimiento por
las vías sensoriales conocidas ni por el empleo de la razón. Tele-
patía (llamada también psicognosia) es cuando se capta, de la
misma forma, lo que ocurre en la psique de otra persona, ya se
trate de una idea, de un estado emocional (temor, alegría, etc.),
o un deseo (volición). A veces se distinguen, dentro de los fenó-
menos de telepatía, los casos de transmisión del pensamiento de
los de telepatía propiamente dicha. En los primeros, el sensible
capta el pensamiento consciente de otra persona, generalmente
una imagen transmitida voluntariamente; mientras que en los
segundos, la captación es de ideas o proyectos que están en la
mente de la persona traducida, pero en el subconsciente (no en
la conciencia como en los casos de transmisión del pensamiento).
La telepatía y la clarividencia son facultades que pueden ex-
tenderse más allá de las barreras del espacio y del tiempo, que
FENóMENOS SUBJETIVOS 33

limitan nuestras formas normales de percepción. Ambas pueden


ser retrocognitivas, precognitivas, o referirse a acontecimientos ac-
tuales (cognición); y pueden tanto enlazarse con objetivos situa-
dos cerca del sensitivo, como a gran distancia de él, sin que la
separación en el espacio evidencie diferencias en los resultados.
A tales conclusiones, entre otros, arriba el doctor Rhine, profesor
de psicología de la Universidad de Duke, a cuyas experiencias nos
referimos en el apéndice III.

Tres momentos Tres momentos que se deben diferenciar clara-


del proceso mente en los fenómenos de ESP son: la cap-
tación, la información y la interpretación. La
captación es el proceso por el cual el sensible se pone en comuni-
cación con su objetivo, y lo aprehende por medio de su parapsi-
quismo. La información es el proceso por el cual esa aprehensión
parapsíquica accede a la conciencia del sujeto, ya sea transfor-
mándose directamente en una percepción, o bien objetivándose a
través de su automatismo motor, sin pasar por su conciencia. La in-
terpretación es el proceso por el cual el dotado (o el investigador),
mediante el análisis de la información (imágenes, movimientos
automáticos, etc.) suministrada por el parapsiquismo, que se pre-
senta muchas veces bajo forma simbólica o alegórica, procura des-
entrañar su real significado. (El contenido latente que se oculta
detrás del manifiesto, como en los sueños.)

La captación El proceso de captación nos es absolutamente des-


conocido. En cierta ocasión a la sensible señora
Elvira C. de Musso entregamos un sobre que contenía un prende-
dor, y nos describió a una persona nerviosa, que sufría de fuertes
dolores en el pecho, y que vivía en una casa con césped al frente,
al lado de la cual había una bandera. Todo era correcto y corres-
pondía a una persona fallecida que había sido dueña del objeto,
desconocida para la sensible. Cómo se puso en comunicación
paranormal con su objetivo? Por qué vías? De qué fuente ex-
trajo ese conocimiento (del subconsciente de la actual dueña del
prendedor que estaba presente, de una memoria cósmica, etc.)?
34 EL OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN

Más adelante veremos las teorías elaboradas con respecto a este


problema (VII-2), que ninguna explica satisfactoriamente.
Lo que por ahora sabemos es que para el ejercicio voluntario
de su facultad, el dotado necesita de algún medio que le permita
relacionarse en forma paranormal con su objetivo. Algunos pre-
cisan tener entre sus manos algún objeto que haya pertenecido
o que haya sido simplemente tocado, por la persona de la que se
le pide información (modalidad llamada psicometría o ichnosgno-
sia [de ichnos, rastro] y para la que Pdchet propuso el nombre
de criptestesia pragmática). A otros les basta solamente la men-
ción del nombre de la persona-objetivo, o que el consultante pien-
se en la persona dada, o que se le suministre una fotografía de
la misma. Así, a la notable sensible señora M. A. R. de Fernández
le solicité cierta vez que me dijera algo sobre un amigo mío a
quien ella no conocía, dándole tan sólo el nombre de pila. Me des-
cribió correctamente los rasgos físicos de dicha persona, su ocu-
pación, sus hobbies, su hijita, una pequeña preocupación de ese
momento —había perdido una lapicera fuente— y hasta un tic
nervioso de su rostro. En otra ocasión el ingeniero José S. Fer-
nández presentó a la sensible señora Elvira C. de Musso una tarje-
ta, solicitándole que procurara captar por ESP a la persona a quien
pertenecía. Ésta señaló que se trataba de una persona muy inte-
ligente, que tenía dificultades de pronunciación, que actualmente
tenía una edad muy avanzada, y que sufría al darse cuenta que
su vida se extinguía y ya no tenía la lucidez que antes le carac-
terizara. También esta vez fué correcta la captación. Sin entrar
en el problema de la fuente de dónde aprehende el sensitivo su
captación, que se tratará más adelante (pág. 219), parece probable
que el medio de orientar la ESP a su objetivo haya sido en este
caso la tarjeta, así como en el anterior lo fuera la mención del
nombre de la persona respecto de la cual se requería información.

La información El proceso de información de la ESP, o sea el


de expresión del conocimiento paranormal, es
también totalmente desconocido. Pero está más cerca de lo que
podemos observar, pues no transcurre totalmente, como la capta-
ción, en una zona inconsciente. Por el contrario, es el proceso por
FENÓMENOS SUBJETIVOS 35

el cual esa captación paranormal accede a la conciencia y se trans-


forma en conocimiento.
La ESP tiene diversos recursos para expresar su captación
paranormal. Se pueden agrupar esos medios en tres órdenes dis-
tintos: 19) la mente consciente del sujeto; 29) su automatismo
motor; y 39) sus medios de acción paranormal. Veamos por orden
estos distintos casos:
19) El acceso de la captación a la mente consciente se cumple
fundamentalmente a través de imágenes y de la intuición. (La pa-
labra "intuición" se emplea en este caso en el sentido especial
de ideas no acompañadas de representaciones ni de razonamiento
previo). Las imágenes (alucinaciones) pueden ser visuales, audi-
tivas, olfativas, gustativas, táctiles o cinestésicas (de movimientos),
y según sea el caso el sensitivo ve, oye, palpa o gusta el objeto mo-
tivo de la captación. Otras veces experimenta sensaciones de andar,
nadar, flotar, etc. (sensaciones cinestésicas) que también traducen
información sobre el objetivo de la ESP. En otros casos la imagen
es de tipo emotivo, y el sensible siente tristeza, o alegría, correspon-
diendo al estado emotivo de su persona-objeto. También puede
sentir dolores físicos, o una sensación de malestar, si lo que capta
es, por ejemplo, una enfermedad.
A veces la información es de tipo intuitivo y no está acom-
pañada por ninguna imagen; en estos casos se trata de ideas que
de pronto se presentan a ]a mente del sensible; por ejemplo, la
idea de que se va a encontrar con una persona y ello ocurre a los
pocos minutos. Otras veces la información se cumple bajo la
forma de presentimientos, que es de lo más común en las premoni-
ciones espontáneas. Una especie de cenestesia, de sensibilidad
indiferenciada pero plenamente discernible acomete al sujeto. Este
siente, por ejemplo, que algo malo va a ocurrir, sin poder pre-
cisar qué. Vive un estado de angustia aparentemente sin causa,
sin motivos conscientes ni razón, y a los pocos días sobreviene una
desgracia (o se entera de una desgracia que ignoraba y que le
afecta) que confirma su presentimiento.
29) La ESP utiliza también el mecanismo del automatismo
motor para expresar su captación paranormal. En estos casos la
36 EL OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN

información no pasa a la conciencia del sujeto directamente, co-


mo en el caso anterior, sino que éste se convierte en autómata:
escribe, habla, o realiza otros movimientos en forma involuntaria;
a veces en total estado de inconsciencia, a veces observando sus
propias acciones como un mero espectador.
Los rabdomantes (buscadores de agua), por ejemplo, sostie-
nen entre sus manos una horqueta o varilla en tensión (ver fig. 1).

FIGURA 1 - Manera de tomar la varilla. Ejerciendo una ligera fuerza


hacia afuera la varilla queda en tensión y con la punta hacia adelante.
Las informaciones del parapsiquismo se expresan generalmente a través de
leves movimientos inconscientes de la mano, que bastan para que la
varilla descienda bruscamente. Se pueden localizar así aguas subterrá-
neas, depósitos minerales, etc.
FENÓMENOS SUBJETIVOS 37

Cuando captan por ESP una corriente de agua sus manos reali-
zan inconscientemente un pequeño movimiento, y la varilla en
tensión experimenta una brusca sacudida hacia abajo, señalando
el hallazgo. Los radiestesistas sostienen entre los dedos un pequeño
péndulo (ver fig. 2), que amplifica los pequeños movimientos in-
conscientes de sus brazos, que pueden así ser percibidos por el suje-
to o quien lo observe. Con un poco de ejercicio el radiestesista
aprende así a interpretar estos movimientos automáticos, y a apre-

Fxcu.& 2 - Manera de
tomar el péndulo. Por el
péndulo se amplifican y
hacen observables los li-
geros movimientos del
brazo y de la mano, que
obedecen automáticamen-
te al pensamiento nor-
mal o paranormal.

hender su significación. El señor Poletti, por ejemplo, con un pén-


dulo en la mano, recorre mentalmente los distintos órganos de una
persona, y descubre por los movimientos del péndulo cuando en un
órgano está localizada una lesión (ver fig, 3); de igual manera pue-
de captar otros objetivos aguas subterráneas, minerales, etc.
También cabe incluir en este grupo de automatismo motor
a muchos de los procedimientos habituales de los médiums espi-
ritistas. La mesa de tres patas cuando es desplazada por movi-
mientos inconscientes de los brazos del médium, o el procedimiento
del ouija-board (ver pág. 15), son otros tantos medios de infor-
mación que utiliza la ESP para expresar su captación paranormal.
Lo mismo debe decirse de los médiums que hablan, o escriben
tomando un lápiz y poniéndose frente a un papel, en forma in-
38 EL OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN

voluntaria y muchas veces inconsciente (médiums parlantes y es-


cribientes). Estas "comunicaciones" muchas veces son sólo expresión
de fabulaciones inconscientes, sin asomo de percepción extrasenso-
rial. Pero otras revelan, sin lugar a dudas, la presencia de una
captación paranormal. Todos estos medios de expresión automá-
tica suelen ser utilizados por la ESP para informar de su capta-
ción; aquí no cabe discutir (pues a ello nos referimos en el Ca-
pítulo V-3) si en esta ESP intervienen sólo facultades del ser hu-
mano vivo, o si cabe admitir la acción de inteligencias incorpóreas,
como sostienen teósofos y espiritistas.
39) Un tercer medio de expresión de la ESP lo constituyen
los fenómenos de acción paranormal. Ya nos hemos referido antes
(pág. 13) a los fenómenos de percusión paranormal (raps), movi-
mientos de la mesa sin contacto (telequinesia), y otros que perte-
necen al capítulo de la metapsíquica objetiva. No nos referiremos
aquí a tales fenómenos, pues constituyen el tema del capítulo
que sigue. No obstante, haremos destacar que independientemente
del significado que tengan como fenómenos de efectos físicos para-
normales, ellos son, muchas veces, medios de expresión de la ESP:
como en las experiencias de "voz directa" del profesor S. G. Soal
con la médium Blanche Cooper (pág. 181), los rais en el caso de
las hermanas Fox (pág. 203), y muchos otros.
El proceso de información de la ESP es uno de los más apa-
sionantes motivos de investigación en parapsicología. Algunos su-
jetos tienen cierto grado de especialización, y la expresión de la
ESP se realiza por vías más o menos específicas: imágenes audi-
tivas, visuales, escritura automática, etc. Pero a diferencia de lo
que ocurre con los fenómenos de percepción normal, en que a
cada estímulo corresponde una determinada sensación (principio
de constancia), en la ESP se advierte claramente que dicha corre-
lación no es absoluta. (Hecho que modernamente se observó tam-
bién en la psicología normal, dando al traste con el principio de
constancia [pág. 1591.) Es frecuente encontrar sujetos que pre-
sentan varias formas de expresión de la ESP, y en ellos la elección
de la forma resulta, en cada caso, aparentemente .caprichosa. Pero
es evidente que todas esas vías siempre cumplen la misma función
intencional: informar a la región consciente de la psique del con-
FENÓMENOS SUBJETIVOS 39

tenido de una captación extrasensorial. El siguiente ejemplo, don-


de se presentan distintas vías de información en torno de una
misma captación, ilustra a este respecto.
Presenté en una oportunidad a la sensible señorita Iris Cazaux,
sucesivamente, varias cajas cerradas, cuyo contenido ella ignoraba.
Cada caja encerraba un objeto diferente: un compás, una carta,
una flor, una cédula de identidad, etc. Después de haber captado
correctamente por PSP el contenido de las dos primeras (una car-
ta y un compás), le presenté la tercera que encerraba un manojo
de llaves que había pertenecido a una persona fallecida. Esas lla-
ves me habían sido entregadas por el Juzgado de la sucesión ad-
heridas a una tarjeta de cartón que, escrito con tinta y letra casi
ilegible, presentaba el nombre del juez y una rúbrica garabateada.
Las llaves y la tarjeta de cartón estaban dentro de un sobre cerrado
y todo ello dentro de la casa, también cerrada. Puse la caja de-
lante de la sensible pidiéndole que no la tocara a fin de evitar
posibles captaciones en razón del peso o del sonido, y la incité
a que me describiera por PSP qué había dentro de ella. La sen-
sible, de inmediato y con un gesto repentino, se agachó, tomó
su cartera que estaba en el suelo, a su lado, y permaneció con
ella entre las manos, vacilando. La estimulé a que continuara con
su impulso y entonces abrió la cartera, tomó un juego de llaves
que había dentro de la misma y quedó con él en la mano, sin
saber qué decirme. Le pregunté entonces que significado tenía
para ella lo que había hecho, y me respondió que no sabía, que
sintió el impulso de abrir la cartera y, al meter sus manos dentro,
sacó las llaves, sin tener previamente ninguna idea de lo que haría.
La incité a continuar con la experiencia y en seguida pronunció
la palabra: "cartón". . . "cartón". . ., y quedó pensativa. Se me
ocurre —dijo— la palabra "cartón". Y luego agregó: "Ahora veo
unas líneas ilegibles. . . como un garabato". En los tres casos la
captación fue correcta: llaves, que expresó a través de una acti-
vidad puramente motora, tomando el manojo de su cartera; cartón,
que expresó a través de una idea intuitiva no acompañada de re-
presentación; y las líneas ilegibles y el garabato de la firma, que
expresó bajo la forma de una imagen visual.
En estos casos se admite que la captación es una sola opera-
40 EL OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN

ción, producida a través de una vía de información desconocida,


en una región o modalidad inconsciente de la psique (parapsi-
quismo). Mas, la forma como esta captación llega a la conciencia
para transformarse en percepción (información), es múltiple. En
este caso, repito, fué por vía de movimientos automáticos, ideas in-
tuitivas e imágenes visuales.

La interpretac.ón Muchas veces la información se presenta a la


conciencia bajo la forma de un símbolo o de
una alegoría, y entonces se plantea el problema de la interpreta-
ción, que es el tercer momento que se debe tener en cuenta en
los fenómenos de ESP. La técnica psicoanalítica ha avanzado
mucho en la interpretación del simbolismo de los sueños, y de
otras manifestaciones del dinamismo inconsciente como los actos
fallidos (lapsus linguae, lapsus ccdarni, olvidos, etc.) y los sínto-
mas neuróticos (fobias, impulsiones, etc.). Es probable que mu-
cho de este material pueda aplicarse a la interpretación de las
informaciones simbólicas que se dan en la ESP, y el mismo Freud
ha hecho interesantes sugerencias en ese sentido. (S. Freud, Sueño
y ocultismo, obras completas, t. II, pág. 802.)
Pregunté en una oportunidad a la señora Elvira C. de Musso
sobre una persona, y me respondió de inmediato que se trataba
de un muerto. ¿Por qué? Porque se le había presentado la ima-
gen de una cruz. En otra ocasión la señorita Iris Cazaux me dice
de una persona que ésta se encuentra ausente en el extranjero, por
que tiene la visión de un barco que se aleja. En ambos casos la
información fué correcta, y obtenida a través de la interpretación
de una imagen que aparece como un símbolo.
Cierta vez presenté a la sensible señora de Ibarra una caja
cerrada con toda precaución, que contenía una billetera de cuero
de lagarto. En cuanto le pedí que describiera el contenido de la
caja, la sensible hizo un gesto de horror, y exclam& que allí había
algo maléfico o embrujado. ¿Por qué? Porque se le había apare-
cido la figura de una víbora o de un lagarto, que cruzó ante su
vista y desapareció. En este caso la captación fué correcta, pues
percibió que era algo relacionado con una víbora o lagarto. Pero
no interpretó que se trataba de un objeto confeccionado con ese
iENÓMENOS SUBJETIVOS 41

cuero, sino que, asociando conceptos condicionados a su creencia


en los maleficios, interpretó que se trataba de algo "embrujado".
Una de las ayudas más valiosas que puede prestar el inves-
tigador experimentado a los dotados que se inician en el ejercicio
de su facultad, es precisamente la de encaminarlos hacia la co-
rrecta interpretación de sus representaciones. La de ayudarlos a
comprender la significación de sus imágenes interiores (auditivas,
visuales o motrices), haciéndole confrontar constantemente sus
interpretaciones con la realidad, y analizando las causas de los
erores, para sacar de ellos la debida experiencia.

La enseñanza del En parapsicología, como en otras ciencias,


error en metagnosia el error es una de las más valiosas fuentes
de enseñanza. La ESP es una facultad
muy falible. El análisis descubre muchas veces meras fabulaciones
subconcientes, allí donde los sensibles están seguros de haber pro-
ducido una captación paranormal. Pero en otras ocasiones, como
en la experiencia personal que a continuación relato, lo inverso
es verdad.
Pasaba mis vacaciones en las sierras de Córdoba. Eran aproxi-
madamente las 15.30 horas del sábado 6 de febrero de 1954, y
estaba descansando, en la siesta, cuando tuve entre sueños una
visión que me despertó bruscamente y con una sensación de an-
gustia indescriptible. Había visto un cuerpo humano acostado en
el suelo, al pie de un árbol, medio encogido y vestido con traje
de montar. Era una imagen simple, como de un hombre que dor-
mía o descansaba. Sin que me lo explicara, me provocó una tre-
menda emoción, traducida en sensación de angustia y palpita-
ciones. Era la primera vez que tal cosa me ocurría. Imaginé de
inmediato que sería un anuncio de accidente, pero resté importan-
cia a esta idea, pensando que sería una simple fabulación del sub-
consciente. Sin embargo, no pude rechazarla del todo y durante
quince días viví obsesionado por la idea de un accidente: temía
despeñarme durante una cabalgata o una excursión en auto, temía
que se precipitara a tierra el avión en que viajaba a mi regreso, etc.
Todo me resultaba inexplicable, pues mi razón no acertaba a en-
42 EL OBJETO DE LA rNVESTIGACI6N

contrar motivos para tan extrañas sensaciones, nada frecuentes en


mí, y que sólo con un esfuerzo de voluntad podía dominar.
La explicación la encontré cuando al regresar a Buenos
Aires me enteré que en Mar del Plata, a más de mil kilómetros
de donde yo había estado, mi entrañable amigo Héctor A. Rosso
había sufrido un grave accidente automovilístico, que casi le cues-
ta la vida, pues le provocó una intensa conmoción cerebral. El ac-
cidente ocurrió el mismo día y aproximadamente a la misma
hora en que yo tuve la visión. He aquí un ejemplo de cómo la
información paranormal accedió a mi conciencia, pero irreconoci-
blemente desfigurada. La emoción que experimenté correspondía
a la captación del accidente, pero la representación del hecho, si-
guiendo el conocido proceso del desplazamiento y sustitución de
imágenes que se observa en los recuerdos dolorosos, se había enmas-
carado. La imagen de mi amigo caído tomó la forma inocente de
un hombre que descansa vestido con traje de montar, utilizando
los contenidos latentes en mi subconsciente como consecuencia de
esos días de veraneo (traje de montar, árboles, etc); de ahí el error
en que incurrí al interpretarla.
Otro tipo de errores de interpretación relativamente frecuen-
te, es el que se produce por incorrecta ubicación del suceso capta-
do, en el tiempo. En cierta ocasión, la señorita Iris Cazaux tuvo
una "visión" en que aparecía la señorita Nélida Musso recibiendo
un llamado telefónico de una persona con quien ésta no se co-
municaba desde hacía tiempo. La sensible interpretó que ese lla-
mado se había producido hacía pocos días y, como esto no era
cierto, quedó la impresión de que se trataba de un error de cap-
tación. Pero el llamado se produjo inesperadamente al día siguien-
te, y confirmó que la captación había sido correcta, aunque equi-
vocada la interpretación; tratábase de una precognición en vez
de una retrocognición. Algunos sensibles ubican correctamente sus
captaciones en el tiempo. Así, la señora Morel, citada por Osty,
sabe que un determinado suceso pertenece al pasado cuando las
visiones se sitúan a su espalda; los sucesos actuales se le aparecen
colocados a su lado, y los futuros delante. (Osty, El Conocimiento
Supranormal, pág. 442.) Pero estos casos son muy raros, y en
cambio, son frecuentes los errores de interpretación en ese sentido.
FENÓMENOS SUBJETIVOS 43

El doctor Eugne Osty dedica un capítulo de su obra El Co-


nocimiento Supranormal (capítulo V) al estudio de los errores
en la metagnomía. Enseña a distinguir los errores que provienen
del psiquismo del sensible (consciente y subconsciente clásicos),
de aquellos que provienen del funcionamiento de su parapsiquis-
mo. Entre los primeros, se encuentran las meras fabulaciones que
se originan en ideas, preconceptos y motivaciones conscientes o
inconscientes, que el análisis permite establecer, y los errores de
interpretación. Entre los segundos tenemos las interferencias tele-
páticas y los errores en cuanto al objetivo de la captación. Estos
últimos se presentan generalmente juntos, en forma que difícilmen-
te permite su separación.
En una ocasión solicitamos a la señorita Ana Grynn que pro-
curara captar por ESP a una persona "A", dándole como única
referencia su nombre de pila. Nos describió a una persona de ca-
bello ondulado, y de mediana estatura, que tocaba bien el piano,
tenía un serio problema familiar, y se encontraba en un verdadero
estado de neurosis que le provocaba náuseas y vómitos frecuentes.
Además, nos dijo que esa persona se encontraba en esos momentos
sumamente preocupada, pues acababa de dejar un buen empleo
que tenía y atravesaba dificultades económicas. Todo esto era in-
exacto respecto de la persona "A", sobre la que le habíamos pedido
información, pero en cambio era correcto, en todos sus detalles,
respecto de otra persona "B", cuyo nombre tenía yo en un papel,
en el bolsillo, y sobre la cual pensaba pedirle información como
segunda experiencia. Fué en este caso una captación correcta co-
mo fenómeno de ESP, pero equivocada en cuanto al objetivo se-
ñalado. ¿Tratábase de una interferencia telepática? Es posible, ya
que yo tenía proyectado consultar posteriormente a la sensible,
respecto de la persona "B". Pero debemos anotar este detalle inte-
resante: algunas circunstancias expuestas por la sensible eran total-
mente desconocidas para mí. Así, yo ignoraba lo referente al
abandono del empleo, que confirmé como exacto recién al día
siguiente. Parece probable que además de la posible captación tele-
pática de mi subconsciente, la sensible se haya relacionado directa-
mente con la persona "B", en forma paranormal, equivocando asi
el objetivo al que conscientemente dirigía su ESP.
44 EL OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN

Las experiencias de Soal y Goldnev (ver pág. 309) que, re-


feridas a acontecimientos actuales, parecían un fracaso completo
como demostrativas de la ESP, resultaron plenamente confirma-
torias cuando se interpretaron como precognición. Ellas permitieron
obtener interesantes conclusiones sobre los modos de funciona-
miento de esta facultad (pág. 308). Así como el análisis de actos fa-
llidos, "olvidos", y otras perturbaciones del normal funcionamiento
del psiquismo, permitieron a la psicología analítica penetrar en
el estudio de las motivaciones inconcientes, de igual manera el
estudio del error en la ESP, abre una promisoria vía para la in-
vestigación parapsicológica.

3. - FENÓMENOS OBJETIVOS

Dificultades de El nombre más usado en parapsicología para


nomenclatura designar a los fenómenos objetivos es el de
y clasificación metergia (de ergon, trabajo), que significa ac-
ción a distancia producida por el metapsiquis-
mo, acción paranormal. Los fenómenos de metergia son muy va-
riados en su forma y los parapsicólogos no se han puesto de acuer-
do, todavía, sobre su nomenclatura ni sobre el criterio a adoptar
para su correcta clasificación. Tampoco hay gran acuerdo sobre el
grado de autenticidad que corresponde atribuir a cada una de las
diversas clases de fenómenos que menciona la literatura meta-
psíquica. El doctor Charles Richet (hijo) escribió recientemente
que ". . . en metapsíquica objetiva (metergia), hay un cierto nú-
mero de fenómenos perfectamente controlados por sabios sin pre-
juicios y dotados de espíritu crítico, que saben inclinarse ante
los resultados experimentales. Algunos desplazamientos de objetos,
levitaciones, etc., son auténticos. Otros, como los aportes de ob-
jetos, no tienen ese carácter, y no estarían por consiguiente com-
probados". (Revista Médica de Metapsi'quica, N9 1, p. 80.) El Dr.
Charles Richet (hijo) es un destacado hombre de ciencia. Miem-
bro de la Academia de Medicina de Francia y profesor de la
Facultad de Medicina de París, conoce además a fondo la meta-
psíquica por haberse formado en las investigaciones de su padre.
FENÓMENOS SUBJETIVOS 45

Su opinión es, por lo tanto, de indudable valor. Indica que, en


principio, por el sólo hecho de admitirse la metergia, son posibles
todos los fenómenos a que más adelante nos referiremos, y que
extractamos de diversas obras de investigadores de la metapsíquica.
Pero advierte al mismo tiempo que no todos ellos están científica-
mente probados. La posibilidad no es aún la realidad, y hay que
insistir en la comprobación rigurosa de muchos de esos fenómenos
antes de considerarlos auténticamente demostrados.
En metapsíquica subjetiva hemos podido verificar personal-
mente todos los fenómenos de esa clase. Pero en cambio en meta-
psíquica objetiva nuestra experiencia personal es muy precaria:
sólo en dos oportunidades presenciamos fenómenos de muy proba-
ble carácter paranormal (págs. 48 y 63). Tratar este punto es, para
nosotros, la parte más difícil de este libro. Consideramos rigurosa-
mente comprobados algunos fenómenos de metergia, de los que
damos ejemplos en los apéndices II y III. Pero nos hallaríamos
en falta con el lector, si en este capítulo de la metapsíquica ob-
jetiva nos refiriéramos solamente a esos pocos fenómenos, silen-
ciando los muchos otros que competentes investigadores aseguran
haber comprobado, aunque su realidad esté aún controvertida.
Por eso, incluso a riesgo de ser mal interpretados por los cientistas
que lean este libro, hemos creído conveniente hacer una reseña
breve, pero lo más completa dentro de nuestras posibilidades, de
los diversos tipos de fenómenos que se atribuyen a la metapsíquica
objetiva, sin que ello signifique que los admitamos todos, ni que
pretendamos juzgar aquí el valor de las pruebas en que se los
funda.
Nuestro deseo de ser objetivos e imparciales nos crea un pro-
blema de nomenclatura. Muchos de los términos con que se de-
signa a estos fenómenos más que simple indicación de un hecho,
importan una definición teórica. Así, los fenómenos que incluimos
bajo el nombre poco feliz de infestaciones (pág. 60), son llama-
dos poltergeist (de geist, espíritu, y polter, alborotar) por los espi-
ritistas; en cambio Tomás Bret prefiere para ellos el término de
metapsicorragia (de reo, fluir; flujo metapsíquico), cuya acuñación
se debe a Myers. Nosotros preferimos la denominación de infesta-
ciones, pues consideramos que así como no está probado que sean
46 EL OBJETO DE LA iNVESTIGACIÓN

"espíritus alborotadores" (poltergeist) sus agentes productores,


tampoco está probado que ellos se deban a un disturbio del mcta-
psiquismo como indica la expresión metapsicorragia. Por la misma
razón no los incluimos dentro de la clasificación de inetapatho-
genia (de pathos, enfermedad), como hace el doctor Tomás Bret.
(Revue Me'tapsichique, diciembre de 1939.)
Tomás Bret es quien más atención ha prestado a las cues-
tiones de nomenclatura y clasificación de los fenómenos parapsico-
lógicos, y en este estudio nos basaremos fundamentalmente en sus
trabajos, apartándonos de él tan sólo cuando su terminología im-
porte, a nuestro juicio, la evidente adhesión a una determinada
posición teórica.

Clasificación de Los fenómenos de metergia pueden clasificarse


los fenómenos en cuatro grandes grupos principales: 19 ) la
?netacinesia (de kinesis, movimiento), o acción
metapsíquica sobre el movimiento de la materia; 29) la nieta fisi-
logia, o acción del metapsiquismo sobre las funciones y estados
vitales; 39) la ideo plastici (de eidos, imagen, y plasis, modelado)
o modelado de la materia por la idea, creación de formas materia-
les por el metapsiquismo (metainorfogenia, como dice Bret), y
49) la infestación, que incluye a un grupo de fenómenos meta-
psíquicos que ofrecen la particularidad de estar aparentemente
ligados a una casa o a un lugar determinado, en lugar de estarlo
a una persona, como los precedentes.
Veamos que subdivisiones pueden señalarse dentro de cada
una de estas clases de fenómenos.

a) DIsrIrAs CLASES DE METACINESIAS

19) La inetadináinica. - Consiste en movimientos paranor-


males de objetos o personas en el espacio normal. Comprende
los fenómenos de telequinesia y ¡evitación comprobados en Eusa-
pía Palladino, Home, Rudi Schneider y otros médiums notables,
de los que algunos ejemplos ofrecemos en ci apéndice 11. Tam-
bién se incluye en este grupo la psicoquinesia (abreviadamente
FENÓMENOS SUBJETIVOS 47
PK), o influencia de la mente sobre la caída de los dados, com-
probada por el profesor Rhine (ver apéndice III).
29) El mcta fcinismo ( de phaino, phan6, hacer aparecer).—
Comprende los movimientos paranormales de objetos o personas
que al parecer se verifican a través de otros planos de la realidad
que el del espacio normal (cuarta dimensión, espacio-tiempo, etc.?).
Son los llamados fenómenos de aportes, desmaterializaciones y
transportes de cosas o personas, que se verifican a través de obs-
táculos materiales como paredes, cajas cerradas, etc.
En la literatura metapsíquica se citan numerosos casos de
apariciones de objetos o animales en lugares de experiencia her-
méticamente cerrados. (Richet, Tratado de Metapsíquica, pági-
nas 611 y sigtes.) El más notable es, sin duda, el aporte de un
gran lirio dorado, que cita madame D'Esperanze, en su libro
En el país de las sombras. Madame D'Esperanze fué una famosa
médium de efectos físicos, no profesional, a quien durante una
sesión espiritista se le habría aparecido de pronto, a su lado, un
magnífico lirio dorado de más de metro y medio de altura. Según
ella, el lirio se conservó durante una semana y, después, se des-
materializó y desapareció.
Crookes asegura haber visto, durante una sesión realizada
con el médium Home a plena luz, a un tallo de "hierba de China",
de 35 centímetros de largo, levantarse, desplazarse solo por el aire
y atravesar luego una maciza mesa de madera de lado a lado.
El tallo no presentó después de la experiencia señales de fricción,
torceduras, ni ningún indicio de haber estado sometido a presión.
(W. Crookes, La fuerza psíquica, pág. 200.)
Se supone que en casos como éstos, se verifica un verdadero
pasaje de la materia a través de la materia, a través de planos no-
espaciales como la cuarta dimensión de Zóllner, el plano astral de
los teósofos, etc. (?)
39) El torbismo (de thorubus, ruido, perturbación). - Es la
producción paranormal de ruidos o sonidos imitativos (raps, voz
o música directa, etc.), y representa otro de los fenómenos de este
grupo que consigna la literatura metapsíquica. Richet, Crookes, W.
Barret y otros investigadores aseguran haber escuchado los raps, o
ruidos intencionados que se producen sobre las paredes, mesas,
48 EL OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN

u Otros muebles de los lugares de experiencia, en repetidas opor-


tunidades. Maxwell afirma haberlos comprobado a plena luz del
día, respondiendo inteligentemente a preguntas que se formulaban.
(Les Phónonznes Psvchiques, pág. 69.)
La audición de un tictac paranormal, parecido al que pro-
ducen los grandes relojes de cuerda, o los metrónomos, fué mi
primera experiencia espontánea en metapsíquica. En una noche
de octubre de 1939 estaba conversando con mi malogrado amigo
Jorge Millán, en casa de éste, cuando de pronto oímos un sonido
de tictac que se hacía cada vez más fuerte, como si un reloj des-
pertador avanzara lentamente hacia nosotros. Llegamos a locali-
zarlo al lado nuestro, como al alcance de la mano, y luego lo
oímos alejarse, hasta hacerse imperceptible. Este acercarse y ale-
jarse del tictac se produjo varias veces, durante más de media
hora, y nada encontramos en la habitación, ni en las vecinas,
por más que revisamos, que permitiera atribuir el extraño ruido
a alguna causa normal *
Mi amigo me expresó que no era la primera vez que oía
este curioso fenómeno, pues en otra oportunidad lo había perci-
bido nítidamente mientras estaba sentado en medio de una plaza,
poco antes de perder a un miembro de su familia. Me aseguró
que era un "anuncio" de muerte. Y pocos días después su pre-
dicción se confirmaba, al fallecer un pariente mío a quien yo
apreciaba mucho.
Otro fenómeno de torbismo es el rnetcrfonirmo o "voz directa",
que consiste en la audición de voces que brotan como del aire
en presencia del médium, y en condiciones que excluyen la posi-
bilidad de la ventriloquia u otros trucos parecidos. Entre las más
interesantes experiencias de este tipo se encuentran las del doc-
tor S. G. Soal con la médium Blanche Cooper, a las que la So-
ciety of Psychical T{esearch, de Londres, dedicó el número de sus
Proceedings correspondiente a diciembre de 1925.

En la Revise Mésapsychí que de julio de 1938, bajo el título 'Les tíc.-tac


nsystrieux", puede encontrarte una interesante encuesta sobre este curioso fen6meno.
FENÓMENOS 0BJTIvOS 53

b) DISTINTAS CLASES DE METAFISIOLOGÍAS

19) Acciones del metapsiquisrno sobre funciones fisiológicas.—


Por medios metapsíquicos parece ser que ciertas funciones fisio-
lógicas pueden ser aceleradas, retardadas y hasta suspendidas du-
rante cierto tiempo. Esta acción podría ejercerse sobre la respiración
(lnetapnea, de pnea; respirar), sobre el funcionamieto del cora-
zón (metacardismo; de cardia, corazón), o sobre el conjunto de
manifestaciones fisiológicas que caracterizan la vida (biopausia;
de pausis, suspensión, y bio, vida). También se han observado
fenómenos paranormales sobre el sueño (asoinnia, sin sueño); so-
bre la alimentación (asitismo, sin alimentación); sobre la sensi-
bilidad (inetanestesia); sobre la temperatura del organismo (mata-
termia); sobre el movimiento peristáltico de los intestinos, y otras
funciones orgánicas.
Estos fenómenos metafisiológicos se han comprobado especial-
mente entre los yoguis indios. Mediante ejercicios adecuados (prác-
ticas del yoga) logran producirlos a voluntad, a través del comando
de su metapsiquismo. El coronel Townsend, por ejemplo, que
aprendió yoga durante su estadía en la India, logró suspender
todos los signos de vida (circulación, respiración, reflejos, etc.)
durante quince minutos, bajo el control de los doctores Chayne,
Baynard y Skrine. Las mismas comprobaciones realizó la doctora
Thcrése Brosse entre los yoguis: en un sujeto verificó variaciones
voluntarias en el pulso, que pasaba bruscamente de 55 a 150 pul-
saciones, y la suspensión de la respiración durante quince minutos.
Efectuó la comprobación con el auxilio de registros pneumo y car-
diográficos.También comprobó cómo un sujeto podía regular volun-
tariamente los movimientos peristáltico y antiperistáltico, y de los
esfínteres anal y vesical, al punto de que podía introducir agua
o leche en la vejiga y el recto, sin auxilio instrumental, mediante
simple "absorción". (T. Brosse, Psiquismo y Yoga, Revista Mé-
dica de Metapsíquica, enero de 1948.)
Los ayunos (asitismo) de la mística de Konnersreuth, Teresa
Neumann, son famosos. Según Richet, durante cuatro años (di-
ciembre de 1922 a diciembre de 1926), debido a un absceso en
la garganta, Teresa Neumann se aumentó sólo con pequeñísimas
54 EL OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN

cantidades de líquido (tres a cuatro cucharaditas de café, té o


jugo de frutas), suprimiendo los alimentos sólidos. Durante quince
días (del 13 al 28 de julio de 1927), bajo el control y vigilancia
permanente del doctor Seyl y cuatro asistentes, se abstuvo total-
mente de toda forma de alimentación (sin probar agua, siquiera),
y no experimentó pérdida en el peso. (Richet, Rey. Mét., 1930,
pág. 386.)
El doctor V. E. Villemin, que la estudió durante mucho
tiempo, asegura que Teresa Neumann no dormía jamás (asomnia),
salvo el sueño en que caía los viernes, después de su habitual
éxtasis en que aparecían sus estigmas y perdía abundante sangre.
Este fenómeno de imposibilidad de dormir se habría observado
también en el señor Paul Kern, de Budapest, después de una
herida sufrida durante la primera guerra mundial. (T. Bret, Rey.
Métapsychique, 1940, pág. 41).
2) Acciones del meta psiquismo sobre procesos y estados psica-
fisiológicos. - El metapsiquismo también puede actuar sobre algu-
nos procesos orgánicos. Puede acelerar el crecimiento de los vege-
tales (fitometar quía), y detener la putrefacción de sustancias
orgánicas (metatéresis; de teresie, conservación). La figura 4
muestra algunos de los resultados obtenidos por el doctor Paul
Vasse con diversas semillas plantadas al mismo tiempo. Durante
quince minutos cada día un sujeto, colocado a un metro y medio
de las semillas plantadas, procuraba acelerar mentalmente el cre-
cimiento de las plantadas en la mitad derecha, imaginándose ver-
las crecer fuertes y robustas (utoalucinación voluntaria). Tam-
bién se habría conseguido por influencia mental impedir por
tiempo indefinido la putrefacción de carnes o vegetales, en am-
bientes que normalmente provocan su rápida descomposición.
Por medios metapsíquicos podría provocarse la curación de
enfermos (metiatría; de ictria, medicina), la enfermedad (meta-
nosia; de nosos, enfermedad) y hasta la muerte (inetatanosia; de
fose, muerte). Pueden también producirse estados hipnóticos (meta-
hipnosis), que van desde los simples estados sugestivos (meta-
gestión) hasta el éxtasis y el trance profundo. Todos estos fenó-
menos pueden ser autoprovocados así como también ejercidos por
medios paranormales sobre otras personas cercanas o distantes.
P6MN0S OBJflvos 55

Alexis Carrel asegura haber comprobado en Lourdes diver-


sos casos de curación paranormal (metiatría). "Enfermos que, casi
instantáneamente, curaron de varias afecciones tales como la tu-
berculosis ósea o peritoneal, abscesos fríos, heridas supuradas,
lupus, cáncer, etc. El proceso de curación varía poco de un indi-
viduo a otro. A menudo un gran dolor, luego, de súbito, el sen-
timiento de una mejoría completa. En algunos segundos, algunos
minutos, a lo más algunas horas, las heridas cicatrizan, los sín-
tomas generales desaparecen, el apetito se recupera." (A. Carreil,
La Incógnita del Hombre, pág. 168.) Los casos a que se refiere
Carreil son de curaciones paranormales obtenidas por medio de
la oración. Pero existen otros procedimientos (gestos, palabras,
signos, trance, etc.) para excitar la facultad metiátrica y hacerla
actuar sobre el propio organismo (autometiatría) y aún sobre ter-
ceros (inetiatría). A ellos se refiere detalladamente el doctor To-
más Bret en la segunda sección de sus Précis de Métapsychique.
Carnier y Fralon, en su libro Le Fétichisme en Africa Noire,
refieren el caso de parálisis de un brazo, con aparición de ulcera-
ciones y pústulas, que sobrevino a un médico de Togo después
de haber mantenido una disputa con un hechicero. Agregan di-
chos autores que, para curarse, el médico tuvo que visitar al
hechicero y pedirle disculpas, cumplido lo cual sanó rápidamente.
En las narraciones de los antropólogos y viajeros abundan las des-
cripciones de curaciones, así como enfermedades y hasta muertes,
provocadas a distancia por procedimientos mágicos como el Voo-
doo africano o el Obeah de los indígenas de Jamaica, descripto
por el doctor Joseph Williams S. J. en Psychic Phenomena of
Jamaica.
Albert Schwitzer narra varios casos de muerte súbita e in-
explicable (autometatanosia) que presenció en Gabón, en negros
que habían violado inadvertidamente algún tabú. (La Métapsy-
chique au Gabon, Rey. Met., 1951, pág. 166.) En cuanto a los
yoguis indios, Annie Besant afirma que suelen elegir voluntaria-
mente el lugar y hora de su muerte, y se extinguen sin que su
cuerpo presente signos de violencia o de enfermedad.
Se incluyen finalmente entre las metafisiologías los estados
hipnóticos (éxtasis o trance) que sobrevienen a veces en forma
56 EL OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN

involuntaria y espontánea, por la acción del metapsiquismo, y lo


fenómenos de hipnosis provocada a distancia (metcihipnosis), cuya
primera prueba experimental la obtuvo Pierre Janet.
39) Defensas metasquicas contra agentes normalmente des-
tructores.— Por medios metapsíquicos podrían obtenerse fenómenos
de invuinerabilidati, incombustibilidad y atoxinia (de toxican, ve-
neno; inmunidad a los venenos en dosis normalmente mortales).
Veamos algunos ejemplos:
Mirin Dajo, el célebre faquir holandés fallecido en 1948,
realizó numerosas pruebas de invulnerabilidad. Prohibidas sus
experiencias públicas en Suiza, realizó algunas demostraciones
espectaculares en el hospital cantonal de Zurich, en presencia del
profesor Brunner y numerosos médicos, y en el Bürgerspital de
Bále, bajo la supervisión y control del profesor R. Massini. Allí
se hizo atravesar diversos órganos vitales con un florete no esteri-
lizado, de 90 centímetros de largo. Penetrando por su parte ante-
tenor, el florete salía por detrás de 20 a 30 centímetros (ver fig. 5).
No corría sangre al retirarlo ni sobrevenían infecciones. Fueron
sacadas numerosas fotografías, radiografías y electrocardiogramas,
y la Pathé-films tomó una película completa de las experiencias.
Según Robert Tocquet, las radiografías comprobaron la transfixión
de órganos como el corazón, hígado, pulmones, estómago y riñones,
en diversos sentidos; y en la opinión unánime de los médicos que
observaron las pruebas, toda idea de fraude debía ser excluída.
(R. Tocquet, Tout l'occuitisine dávailé, pág. 192).
La incombustibilidad fué comprobada en numerosos faquires y
médiums, y entre los últimos, especialmente en D. D. Home.
Este médium introducía la mano sin protección en el fuego y po-
día tomar carbones encendidos al rojo vivo y mantenerlos durante
varios minutos directamente sobre la piel. (\V. Barret, En el um-
bral de lo invisible, pág. 76.) Otra modalidad de esta experiencia
Ja constituye la "marcha sobre el fuego" (pirovasía; de Tur, fuego,
y bainó, marchar), que suelen practicar algunas sectas religiosas
en la India, en Sudáfrica, y en ciertas regiones balcánicas donde
sobreviven algunos antiguos ritos helénicos. Existen muchas com-
probaciones al respecto, documentadas con informes médicos y
fotografías.
FENÓMENOS OBJETIVOS 57

El doctor Tanagras, presidente de la Sociedad de Metapsí-


quica de Atenas, verificó la pirovasía en algunos devotos de San
Constantino (residentes en Languada, cerca de Salónica). Éstos
celebran el día del santo mediante una tradicional "marcha sobre
el fuego". Se prepara un círculo de brasas encendidas, de dos
o tres metros de diámetro y 20 a 30 centímetros de espesor. El pú-
blico lo rodea, debiendo mantenerse a prudencial distancia a causa
del calor, y los que habrán de realizar la experiencia inician una
danza ritual, cuyo ritmo va in crescencio hasta llegar a ser fre-
nético. Entran así en estado extático y "sienten" el deseo de cami-
nar sobre el fuego, convencidos de que es San Constantino mismo
quien lo manda. Se dirigen entonces al círculo de fuego y penetran
en él con los pies descalzos, y ya danzando, ya caminando lenta-
mente, lo atraviesan varias veces (ver fig. 6). No se observa luego
ninguna señal de quemadura en las plantas de los pies. En nuestro
país la pirovasía es practicada anualmente por una tribu de indí-
genas misioneros, en oportunidad de la celebración de San Juan.
El otro fenómeno de este grupo, la atoxinia, también fué
verificado numerosas veces. En 1938 el yogui Swami absorbió
lentamente, en un laboratorio de la Universidad de Calcuta, una
cantidad normalmente mortal de cianuro de potasio, sin sufrir
trastornos. La experiencia fué controlada por numerosos profesores,
médicos, químicos, etc., entre los que se contaba sir Raman, premio
Nobel de Física. (T. Bret, Rey. Mét., enero 1940, pág. 43.)

c) DISTINTAS CLASES DE IDEOPLASTíAS

19) El e.stigmatisino y embrioestignIatisrno. -Estos fenómenos


consisten en la aparición de señales o marcas producidas por el
metapsiquismo en distintas partes del cuerpo. Pueden variar desde
simples figuras o signos de contornos rojizos, hasta grandes llagas
y ulceraciones acompañadas de exudaciones de sangre, con o sin
dolor.
La señora Olga KahI, estudiada por Osty y otros investiga-
dores, tenía la rara facultad de poder reproducir, bajo forma de
dibujo o trazos que aparecían en su piel, imágenes que le trans-
mitieran mentalmente. El 29 de enero de 1928 los doctores Richet,
58 EL OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN

Osty, Charles Roux y otros, comprobaron el fenómeno. Vieron co-


mo en el brazo descubierto de la señora Kahl iban apareciendo
marcas rojizas, que formaron nítidamente la sílaba REH. Eran las
primeras letras del nombre "René", que el doctor Roux le trans-
mitía mentalmente. (La confusión entre la H final con la "n"
de René la explicaron los investigadores por el hecho de que
la sensible era rusa, y en ruso la "n" se escribe como "h".) Mu-
chas otras experiencias similares con la misma médium resultaron
positivas.
Apariciones de llagas en las manos y los pies, con abundante
exhudación de sangre, que reproducen las marcas de los clavos
de Cristo, se han verificado, a partir de San Francisco de Asís,
entre los místicos cristianos. También se observó este fenómeno
en Teresa Neumann, cuyos estigmas con pérdida de sangre se
producían durante sus éxtasis periódicos de los viernes. Parece
ser que en nuestros días un sacerdote de San Giovanni Rotondo
(Italia), de nombre Francisco Forgione y conocido como Padre Pío,
también presenta periódicamente estigmas con exudaciones en
las manos. (Esto es, enero de 1954.)
El embrioestigmatismo consiste en la aparición de figuras o
manchas sobre el pecho, espalda, cara u otras partes del cuerpo
en los recién nacidos, las cuales generalmente reproducen figuras
de animales (ratones, insectos, etc.), que impresionaron a la ma-
dre durante el embarazo.
29) La transfiguración. -Consiste en la alteración completa
de las facciones de una persona por acción del metapsiquismo.
El Nuevo Testamento consigna un caso de transfiguración en
Jesús: ". . . y mientras oraba, la apariencia de su rostro se hizo
otra..." (San Lucas, Cap. 9:28.) Lo mismo le ocurría a Bernar-
dette durante sus éxtasis. (T. Bret, La ,netiatrÇa, pág. 150.)
Alejandra David-Neel en su libro Místicos y Magos del Tibet
(Espasa-Calpe, Bs. As., 1950), narra un interesante caso de trans-
figuración acompañado de premonición, que presenció. Un prín-
cipe oriundo del Himalaya, que proyectaba casarse, se lamentaba
de no haber consultado la opinión de un célebre asceta, maestro
de un lama que estaba presente. El lama- se sumió entonces en
profundo trance, en el curso del cual sus facciones se fueron
FENÓMENOS OBElvos 59

modificando hasta transformarse en las de un hombre completa-


mente distinto que, dirigiéndose al príncipe, le dijo que por su
casamiento no se preocupara porque no se realizaría. Agrega David-
Neel que la profecía se cumplió, pues el príncipe falleció antes
de celebrarse la boda.
39) La ectoplasmía o materialización. —Consiste en la crea-
ción de formas fantasmales, con caracteres de materialidad, que
pueden variar desde figuras brumosas hasta la formación de
miembros y cuerpos humanos con todas las características de los
vivientes (ver apéndice II).
El ectoplasma o "energía materializada" (?) que surge del
cuerpo de algunos médiums extraordinariamente dotados para las
experiencias de efectos físicos, ha sido descripto por Crookes, Ri-
chet, Geley, Osty (ver apéndice II) y muchos otros investigadores.
Según ellos, se trata de una sustancia originariamente amorfa,
que se condensa, se despliega, evoluciona y toma distintas formas
bajo el comando de una inteligencia distinta a la consciente del
médium y de los que asisten a la experiencia (conciencia críptica
del médium, "inteligencia incorpórea" [?]).
Pdchet y Geley aseguran haber visto ectoplasmías de miem-
bros incompletos (dedos, manos, pies, etc.), y lo mismo afirman
otros investigadores como Ochorowicz y Schrenk-Notzing. En sus
libros Fenómenos de Materializaciones y Los fenómenos físicos de
la Mediumnidad, este último publicó numerosas fotografías de ros-
tros y cuerpos incompletos que aparecían al lado de la mediuin Eva
Carnero durante las experiencias. Se comprobó que algunas de es-
tas caras eran reproducciones de fotografías publicadas en el perió-
dico Le Miroir. Según Schrenk-Notzing, la mente de la médium
habría captado esas fotografías de alguna manera (normal o para-
normal) y su parapsiquismo las habría objetivado por ideoplastía,
dándoles forma material. W. Crookes en La Fuerza Psíquica afirma
haber presenciado materializaciones de cuerpos enteros, lo que do-
cumenta con fotografías.
49) La inetagrafía (de graphe, impresión). - Es otro de los
fenómenos de ideoplastía; consiste en la producción de escrituras
o dibujos por medios metapsíquicos. No se trata de escrituras reall
zadas por medio de movimientos inconscientes de la mano (auto-
EL OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN
60

matismo), Sino por acción directa de la metergia. Las metagrafías


pueden presentarse sobre objetos, trozos de papel, género, ma-
dera, etc (pragmametagra fías; de pragnia, objeto); sobre placas
fotográficas (fo tome tagra fías y scotonwtagrafi'as); o sobre la piel
(dermometagrafi'as), en cuyo caso el fenómeno se confunde con
el estigmatismo.
La pragmametagrafía, llamada también escritura directa, fué
descripta por Richet en experiencias realizadas con Eusapia Palla-
dino, en presencia de Myers, Ochorowickz y Lodge. Afirma que
mientras Eusapia mantenía en alto un lápiz azul que apretaba
convulsivamente, marcas azules iban apareciendo y se desarrolla-
ban ante los ojos de los experimentadores, ya sobre un papel que
tenían ante su vista, ya sobre las pecheras blancas de sus camisas;
no obstante, ni el papel ni la pechera fueron tocados por la mé-
dium. (Richet, Trat. Me'tap., pág. 524).
Desde que Mumler, un fotógrafo profesional, anunció en
el año 1861 haber obtenido la fotografía (fotometagrafi'a) de un
"espíritu" invisible al ojo humano, numerosos médiums se dedi-
caron a lograr este tipo de fenómeno. Al tomarse fotografías de
personas, o de lugares, en el instante indicado por el médium en
trance, se encuentra luego que en los negativos aparecen formas
y figuras "extras", es decir, que no eran visibles en el momento
de la toma. Se afirma que tales figuras pueden corresponder a
personas fallecidas, o vivientes que no se encontraban en ese
momento en el lugar de la experiencia y que el médium capta y
reproduce en forma paranormal. M. S. Bulford asegura haber ob-
tenido numerosas fotos de este tipo. (Rey. Me't. N9 1 año 1924).
El nombre scotometagrafía (de skotos, obscuridad, y graphe,
impresión) designa a las metagrafías que se obtienen directamente
sobre las placas, sin el auxilio de máquina fotográfica ni de ra-
diación luminosa (por la acción de algún tipo de radiación no
individualizada).

d) DISTINTAS CLASES DE INFESTACIONES

Las infestaciones constituyen un grupo de fenómenos que


no difieren de los anteriores por su forma, sino por la modalidad
FENÓMENOS OBJETIvOS 61

que los caracteriza: presentarse ligados a ciertas regiones o lugares,


a una casa, a una habitación, o incluso un mueble u objeto de-
terminado. Comprende dos tipos principales: a) las llamadas casas
o lugares "encantados", donde aparecen formas fantasmales (ideo-
plastías), que por lo general Suelen verse a determinadas horas;
y b) los fenómenos de "alborotamiento" en que se oyen ruidos
(raps), voces (mcta foni'a) u otros fenómenos de torbismo (ruidos
de cadenas, sonidos musicales, etc.). A veces se producen roturas
de cristales, vajilla, muebles; o lluvia de piedras, desplazamiento
sin contacto de muebles u objetos, y otros fenómenos parecidos
de telequinesia. Los fenómenos se presentan espontáneamente y
duran a veces varias semanas e incluso meses. En el célebre pres-
biterio de Borley (Inglaterra), actualmente destruido, parece que
duraron varias centurias.
Desde siglos la leyenda sostiene que en las inmediaciones del
presbiterio podía verse la figura de una monja que habría muerto
emparedada viva, como castigo de una falta. También se afirma
que se producían ruidos misteriosos y otros fenómenos de metergia.
Harry Price, director del Laboratorio de Investigaciones Psíquicas
de Londres, y experto ilusionista, que fuera comisionado para
estudiar el caso, obtuvo varios testimonios fehacientes de personas
que, aun desconociendo la leyenda, habían tenido la visión de
la monja. Asegura, además, haber presenciado varias telequinesias
inexplicables por medios normales; entre otras, un pesado candela-
bro que cayó a sus pies y que momentos antes estaba en una habita-
ción del piso superior, herméticamente cerrada con sellos en puertas
y ventanas. (Revue Métapsychique, 1951, p. 20).
Los "alborotamientos" son los fenómenos metapsíquicos más
curiosos, pues tras ellos se manifiesta una inteligencia directriz,
que pareciera complacerse en provocar disturbios. Lombroso ase-
gura haber visto, en una casa infestada de Turín, salir botellas
de una estantería y descender lentamente hasta el suelo, como si
fueran bajadas por una mano invisible. Al tocar el piso, las botellas
se rompían de pronto con gran estrépito, o bien echaban a rodar
hasta una puerta, donde quedaban amontonadas (Lombroso, Hip-
,wtismo y Espiritismo, pág. 232).
Un caso interesante, aunque insuficiente para formular un
62 EL OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN

juicio categórico sobre tales fenómenos, tuve ocasión de inves-


tigar personalmente. Según testimonios que recogí, en la noche
del 6 de abril de 1952, en la casa de la calle Anastasio González
279, de la localidad de San Martín (provincia de Buenos Aires),
se produjo un episodio curioso. Sobre el techo de una casucha de
madera y chapas levantada a un costado de la casa principal,
comenzaron a caer piedras que producían gran estrépito. La ca-
sucha era habitada por un carpintero, de apellido González, con
su esposa y tres hijos menores, Cuando éstos se acostaron, a eso de
las 21 hs., oyeron el estrépito de las piedras que caían sobre el techo.
El hombre salió a inspeccionar los alrededores y, como no viera
a nadie y las piedras seguían cayendo, sospechó que fueran arroja-
das por alguien que se encontraba escondido. Se encerró entonces
en la casucha y apagó las luces, para dar la impresión de que no
concedía importancia al asunto; entretanto espiaba con su mujer
e hijos por los intersticios de las paredes de madera, a la espera de
sorprender al bromista. Entonces ocurrió lo más notable: las piedras
comenzaron a caer dentro de la habitación a pesar de estar las
puertas y ventanas cerradas. Se escuchaba un fuerte ruido en el
techo, y de inmediato una piedra caía dentro de la habitación
rebotando sobre una palangana, sobre la mesa, el aparador, o cual-
quiera de los escasos muebles que allí había.
Asustados, los esposos encendieron la luz, y vieron que las
piedras provenían del techo. Oían de pronto un fuerte ruido y
al levantar la vista veían caer un cascote (a veces un pedazo de
ladrillo) que aparentemente atravesaba las chapas de lado a lado,
sin perforarlas. (Se trataba de chapas sanas de ondalit). Las pie-
dras descendían lentamente, y al tocar el suelo producían gran es-
trépito.
Entonces entraron en la casucha los moradores de la casa
principal (una señora con tres hijas mujeres y un varón, todos adul-
tos), atraídos por el ruido, y también presenciaron el fenómeno, que
se prolongó casi una hora. El hecho volvió a repetirse al otro día
y a los siguientes, con una particularidad: las piedras no sólo
caían en la casucha sino también en las habitaciones y depen-
dencias de la casa principal, inclusive en el baño, mientras estaban
las puertas y ventanas cenadas. Además, cuando el matrimonio
FENÓMENOS OBJETIVOS 63

de la casucha se acostaba, por la noche, le caía encima una fina


llovizna de tierra seca (el piso era de tierra), sin que pudieran
precisar de dónde provenía. Terminaron por tener que taparse
totalmente con las sábanas hasta que la llovizna cesara.
El fenómeno se repitió durante cerca de quince días, con
desigual intensidad; pues tan pronto un día caían unas cuantas
piedras solamente, como al siguiente caían en todo momento y a
veces ininterrumpidamente por más de media hora. Los vecinos
montaron guardia voluntariamente durante horas del día y de la
noche, y la policía seccional rodeó la casa, pero las pedradas con-
tinuaron, y a nadie se pudo culpar del hecho.
Yo me enteré del fenómeno por los diarios y concurrí al lugar,
consiguiendo que los ocupantes de la casa me permitieran visitarla
en distintas horas. Pero ya hacía varios días que —según me expli-
caron— el fenómeno había casi cesado, y sólo caían aisladamente
algunas piedras. El matrimonio de la casucha, asustado, había
vendido sus bártulos y se marchaba dos días después para Co-
rrientes, de donde era oriundo. Lo único que pude ver, conjun-
tamente con mi apreciado amigo el entomólogo Ibarra Grasso, fué
la caída de un pequeño cascotito de 15 gr. de peso, aproximada-
mente, que entrando por la puerta, después de un fuerte ruido,
rodó unos 20 cms. y se detuvo a mis pies. Después de varias prue-
bas concluímos que de haber sido arrojado por alguien, tendría
éste que haberse acercado hasta aproximadamente dos metros de
la puerta. Nosotros, sin embargo, no vimos ni oímos a nadie, a
pesar de estar atentos y de tratarse de una noche clara (ocurrió
aproximadamente a las 22 lis.).
Más interesante que esta pequeña experiencia personal, in-
suficiente para arribar a ninguna conclusión, es la coincidencia
de la narración de los testigos en los siguientes detalles: 19) que
las piedras se veían caer lentamente, como sin fuerza, y que
cuando tocaban a alguien no lo lastimaban, a pesar de tratarse
a veces de trozos de medio ladrillo. En la casa abundaban trozos
de ladrillos provenientes de una pared que había sido derribada,
y varios testigos afirmaron haber visto pedazos de ladrillos
que de pronto "remontaban", para golpear sobre las puertas O
alcanzar a alguna persona; 29) que el ruido que producían las
64 EL OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN

piedras era exageradamente fuerte, en relación con la fuerza que


traían; 39) que tanto caían en el patio como dentro de las habi-
taciones y otros lugares cerrados, inclusive dentro de la cocina
mientras la policía interrogaba allí a los ocupantes de la casa; 49)
que en estos últimos casos las piedras parecían provenir del techo,
atravesándolo, aunque éste no tuviera hendiduras que permitieran
su paso.
Doce testigos, inclusive un sargento de policía, coincidieron
en señalar estas características del fenómeno. El sargento nos
contó, al señor Ibarra Grasso y a mí, que estando una noche clara
apostado contra una pared, debajo de un alero, a la espera de sor-
prender al que arrojaba las piedras, oyó una fuerte pedrada en
el techo, a metro y medio de su cabeza, aproximadamente. Al
levantar la vista vió a una piedra grande caer lentamente y dete-
nerse a sus pies sin hacer ningún rebote, como si hubiera sido
puesta por una mano.
Lo notable es que las descripciones fueron hechas por per-
sonas que manifestaron no haber conocido antes nada sobre estos
fenómenos; sin embargo, concuerdan notablemente con los casos
similares que registra la literatura metapsíquica. Veamos algunos.
Camilo Flammarion en su libro Casas de Duendes (págs. 60
y 227) narra dos casos de caídas misteriosas de piedras atestiguadas
por personas serias y responsables: uno ocurrido en Francia (lo-
calidad de Ardeche) en 1922, y el otro en Sumatra (Djambi)
en 1913. En ambos casos los testimonios concuerdan en que las
piedras caían como obedeciendo a una dirección inteligente. En
el caso de Francia, narrado por el pastor evangélico de la localidad,
señor Laval, las piedras parecían perseguir a los moradores de la
casa. Caían rozándolos verticalmente (como en la narración del
sargento), pero sin tocarlos. Cuando el dueño de casa iba al
campo, a la mañana, las piedras continuaban cayendo a su alre-
dedor (siempre sin tocarlo) en pleno descampado, y a 200 metros
aproximadamente de la finca. "La velocidad con que llegaban las
piedras —dice el señor Laval— era débil, y daba la impresión de
que caían desde una altura de dos metros".
En el caso de Sumatra, narrado por el señor Grottemdieck,
de Holanda, las piedras caían del techo y descendían con una
PENÓMENOS OBJErXvog 65

lentitud notable. "Se hubiera dicho que se detenían en el aire


—dice el testigo— describiendo una curva parabólica. El ruido que
producían era anormal, demasiado fuerte en relación con la len-
titud de la caída. Traté de coger algunas piedras al vuelo, pero
mis propósitos resultaron irrealizables porque parecían rebotar en
el aire cada vez que intentaba asirlas". Bozzano en su libro Los
fenómenos de encantamiento (págs. 215 y siguientes) narra nu-
merosos casos cuyas descripciones concuerdan con las precedentes.

"Incomprensibilidad" Los fenómenos de metapsíquica objetiva


de la me t e r g ia a que nos referimos en este capítulo son
realmente "incomprensibles" desde el pun
to de vista, si no de nuestros conocimientos, de nuestras creencias
científicas habituales. Están, por otra parte, tan ligados a la idea
de fraude y mistificación (ilusionismo, prestidigitación, falsos mé-
diums, etc. —ver IV-.!—), que nada extraño hay en que la mayoría
de los cientistas no se interesen por ellos. Generalmente se los con-
sidera producto del fraude o de la fantasía estimulada por la supers-
tición, y mucho hay de verdad, por cierto, en tal presunción. Mas,
cualquiera que se aplique con seriedad al estudio de estos fenó-
menos e investigue por su propia cuenta y desprejuiciadamente,
podrá convencerse de que no todo se explica por el fraude o la
ilusión. (Tal es, al menos, mi experiencia personal).
Algunos presuntos casos de infestaciones pueden resultar, a
veces, más interesantes como estudio de la psicología del testimonio
oral que como fenómenos metapsíquicos. Muchos seudofenómenos
de torbismo o de telequinesia no son más que casos de alucinación.
Las transfixiones (como en Mirin Dajo) y en general los fenó-
menos de metafisiología, podrán quizá explicarse en el futuro sin
apelar a la hipótesis de lo paranormal. Según narra Robert Tocquet
en su libro citado, el profesor Bessemans, de la facultad de medi-
cina de Gand, utilizando instrumentos especialmente preparados,
atravesó lentamente el abdómen y el tórax de diversos animales
(cobayos, perros, etc.), sin provocar su muerte ni derramamientos
de sangre, a pesar de haberles interesado órganos vitales como el
corazón, el hígado y los pulmones. El profesor W. Wolff, en su
Introducción a la Psicología, asegura que por el método de susti-
66 EL OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN

tución de los reflejos condicionados se pueden "explicar" la mayor


parte de los fenómenos de metafisiologíae. Es posib1,2 que esas téc-
nicas puedan perfeccionarse, y que mucho de lo que es hoy para-
normal se transforme en fenómeno normal, sometido al contralor
voluntario del psiquismo. Pero debemos cuidarnos de no incurrir
en rápidas generalizaciones (ya sean mecanicistas, vitalistas o espi-
ritistas) en nuestro deseo de escapar al actual estado de "incom-
prensibilidad"; así como de negar los hechos, por igual razón, sin
previa y exhaustiva investigación.
Nosotros estamos lejos de considerar científicamente probados
a gran parte de los fenómenos de metergia antes referidos, pero
estamos igualmente lejos de considerarlos "imposibles". Están abo-
nados por el testimonio de muchas personas entre las que se in-
cluyen observadores competentes y sabios de primera línea en va-
rias ramas de la ciencia (pág. 21). Por eso creemos prudente men-
cionarlos, al sólo efecto de señalar, aunque más no sea, problemas
que la futura investigación habrá de dilucidar.

* Durante mucho tiempo se consideró que el sistema nervioso vegetativo, que


regula funciones como las digestivas y cardiovasculares, estaba desvinculado del cere-
bro; de ahí el nombre de "sistema autónomo", con que también se lo designa. Pero
recientes investigaciones de fisiología basadas en la teoría pavloviana (véase: Fulton,
Fisiología del sistema nervioso), pusieron de manifiesto que este concepto era erróneo.
Se pudo establecer que los órganos internos estén provistos de aparatos nerviosos
especiales denominados interoceptores, que se relacionan con las zonas corticales recep-
toras de los estímulos del mundo exterior (exteroceptores). También se estableció
que estos mecanismos interceptores pueden ser estimulados por la acción de reflejos
condicionados, de igual manera que los externceptores. Así, se abre la posibilidad
de una explicación de las metafisiolog'sas, por acciones psíquicas ejercidas a través
de la corteza cerebral, que llegan hasta los mecanismos interoceptores. "Todas las
reacciones involuntarias - dice Wolff—, tales como la respiración, los latidos cardía-
cos, las sensaciones de calor y frío, pueden ser reguladas en esa forma (por el control
voluntario de los reflejos condicionados) y esto puede ser demostrado por los métodos
del yoga, utilizados durante miles de años por los hindúes. Las fantásticas experiencias
de algunas de estas personas que son insensibles al dolor, pueden vivir desnudas en
las tierras del Himalaya sin sentir frío, y que demuestran el dominio sobre el sis-
tema nervioso vegetativo, pueden ser explicadas por la teoría de los reflejos condicio-
nados. Poseemos un control consciente de los procesos involuntarios y, al contrario,
un control inconsciente de los procesos voluntarios". (W. Wolff, ob. cit. pág. 182).
III. - CARACTERÍSTICAS DE LOS FENÓMENOS
Y DEL TRANCE

1. - CARACTERÍSTICAS DEL FENÓMENO PARAPSICOLÓGICO

En los capítulos anteriores nos hicimos cargo de los distintos


fenómenos estudiados por la metapsíquica o parapsicología. Aho-
ra estamos en condiciones de efectuar una síntesis de aquellos
rasgos fundamentales que permiten identificar al fenómeno parap-
sicológico como tal, y diferenciarlo de otros fenómenos con los
que puede ser fácilmente confundido (seudofenómenos parapsico-
lógicos, simulaciones conscientes o inconscientes, trucos, ilusionis-
mo, etc.).

Tnhabitualidad Uno de los rasgos característicos es la inhabitua-


lidad. Los delicados estudios estadísticos realiza-
dos por el profesor Rhine en el Laboratorio de Parapsicología de
la Universidad de Duke (ver Apéndice III), parecen probar que
cierto grado de aptitud parapsicológica se encuentra incluso en
quienes aparentemente no poseen ninguna facultad de este tipo.
Pero lo cierto es que su manifestación ostensible es sólo inhabitual.
Un lto por ciento de personas habrá podido observar alguna vez
en su vida la existencia de la facultad parapsíquica, bajo la forma
de telepatía, presentimientos, etc.; pero siempre como fenómeno
inhabitual, sorprendente, y ligado a circunstancias excepcionales
de su vida, por lo general desgraciadas (una enfermedad, un
accidente, una muerte, etc.). Las personas dotadas en forma rele-
vante de esta facultad, llamados dotados parasíq1Áicos (en lugar
de la antigua denominación de médiums) son muy escasas; y aun
dentro de ellas son muy pocas las que pueden producir volun-
tariamente los fenómenos, haciendo posible la investigación cien-
tífica. La mayoría de las veces éstos se presentan en forma espon-
tánea, totalmente imprevista, haciendo muy difícil su correcta
observación.
68 CARACTERÍSTICAS

Intencionalidad La segunda característica es que se trata de fe-


nómenos intencionales, ligados en forma todavía
inexplicable al psiquismo humano. Tienen siempre una signifi-
cación inteligente; se muestran con las características de lo que
en nuestra condición humana llamamos inteligencia e intencio-
nalidad. Así, por ejemplo, si se trata de una telequinesia, el des-
plazamiento sin contacto del objeto no es casual, muestra siempre
detrás de él una dirección intencional. Irá a parar el objeto a un
lugar determinado de antemano; pasará entre los asistentes evi-
tando tocarlos o golpearlos; o se producirá el desplazamiento a
pedido de los mismos.
Hace poco llamó la atención de la gente un hecho inhabitual
que se produjo en la localidad de Castelar (provincia de Buenos
Aires). De dos chapas de cinc colocadas a manera de puerta en
una construcción, brotaban en forma aparentemente inexplica-
ble sonidos musicales y voces que correspondían a la transmisión
de una radioemisora de la Capital Federal. Este era un hecho
inhabitual, pero no un hecho parapsfquico, pues faltaba el re-
quisito de la intencionalidad. Las fuerzas que provocaban el fe-
nómeno son las fuerzas ciegas que constituyen el objeto de cien-
cias como la física y la química, y que por rara coincidencia ha-
bían encontrado en las chapas un medio de captación de ondas hert-
zianas. En cambio los golpes o sonidos que se producen en las
experiencias parapsicológicas tienen siempre un contenido inten-
cional: responden de intento a una clave de antemano convenida
por los experimentadores, o se producen y cesan de acuerdo con
una modalidad y un ritmo, que no dejan lugar a dudas de que
obedecen a una inteligencia y a una voluntad (por ignorantes
que estemos acerca de lo que esa inteligencia o esa voluntad sean).
Esto en cuanto a la metapsíquica objetiva, pues en los fenómenos
de metapsíquica subjetiva, resulta superfluo destacar su carácter
de fenómenos intencionales.

O a r á e ter La tercera característica del fenómeno parapsíquico,


Paraiorina1 para que pueda en rigor ser tenido como tal, es la
de que debe exceder las posibilidades normales del dotado parapsí-
quico. Esto es, que debe ser producido por medios paranormales
EL FEr6MENO PABAPSICØLÓWcO 69

(que están al lado de los normales, pero riue son otros que los
normales). Así, por ejemplo, un sensible manifiesta a un señor X,
a quien no conoce, que un familiar suyo se encuentra enfermo de
gravedad en ese instante y da detalles precisos sobre la persona
y la enfermedad, que resultan ciertos. Para que éste sea un he-
cho parapsicológico, es necesario que el sensible no haya adqui-
rido ese conocimiento por la razón ni por la vía de sus sentidos
comunes (oído, vista, etc.), que son los caminos normales del co-
nocimiento. Es necesario que su conocimiento sea paranormal, ad-
quirido por otros medios que los comunes.

Diferencia con El requisito de producción paranormal debe com-


la hiperestesia probarse rigurosamente, cuando se trata de juz-
e hipermnesia gar si un determinado hecho es o no metapsf-
quico; pues hay muchos fenómenos que a prime-
ra vista parecen parapsicológicos, pero que posteriores estudios
demuestran que no lo son. Tales, por ejemplo, los que pueden ex-
plicarse simplemente por una hiperestesia (agudización de la sen-
sibilidad) de los sentidos, o por una hipermnesia (agudización ex-
traordinaria de la memoria), u otra aptitud parecida dentro de las
funciones normales del presunto médium.
Flournoy cita el caso de una anciana (Espíritus y Méclhiins,
t. 2, pág. 286) que delirando durante una pneumonía, comenzó
de repente a hablar un idioma desconocido, que luego resultó
ser el mdi. Ella no había hablado ni oído hablar este idioma des-
de que la trajeron de la India a Inglaterra, a la edad de cuatro
años (más de sesenta años atrás). Este caso, aparentemente pa-
rapsíquico, era sin embargo simplemente una hipermnesia, una
agudización extraordinaria de la memoria auditiva. Estabrooks
cita que, haciendo experiencias de telepatía con un sujeto (Los
Fundamentos del hipnotismo, pág. 123), éste tenía grandes acier-
tos en adivinar las cartas que el investigador le transmitía mental-
mente. Sin embargo no era telepatía. Por qué? Porque al trans-
mitir la carta mentalmente, Estabrooks se hablaba a sí mismo;
y este sonido interno de las cuerdas vocales, imperceptible para el
oído normal, era sin embargo captado por el sujeto, cuyo sentido
del oído se hallaba fuertemente agudizado. Que este caso era de
70 CARACTERÍSTICAS

hiperestesia y no de telepatía lo admitió el mismo sujeto; confir-


mó que "oía susurrar" las cartas al investigador.
La hipermnesia y la hiperestesia son por cierto fenómenos
inhabituales, pero que no reúnen los caracteres de fenómenos
parapsicológicos. ¿Por qué? Porque la memoria o la audición, aún
en sus estados de desarrollo extraordinario, no son medios para-
normales sino normales de adquirir o actualizar conocimientos,
sin importar a este efecto que su funcionamiento en un sujeto
determinado pueda exceder las medidas de lo considerado normal
para la inmensa mayoría.

Papel del automa- Hemos visto las características del fenóme-


tismo motor y las no parapsíquico que, resumidas en tres
p er s ouif icacione3 conceptos, son: inhabitualidad, intenciona-
lidad y origen paranormal. Veamos ahora
su diferencia con otros fenómenos inconscientes, como los de au-
tomatismo y personificaciones, con los que se les suele confundir.
La mayor parte de los psicólogos admiten hoy la existencia
de un dinamismo psíquico inconsciente, sobre cuya realidad no
dejan lugar a dudas las experiencias de hipnotismo y las más mo-
dernas de psicoanálisis (ver V-2). Un sujeto hipnotizado puede
escribir o hablar, sin tener luego la menor noción de lo que estu-
vo haciendo. Realiza tales actos en forma automática, diríamos,
dominado por su automatismo motor. Además, si se le sugiere
una personalidad determinada, por ejemplo que es un general,
adoptará los gestos y expresiones propias del personaje sugerido.
A esta aptitud de imitar personalidades bajo la influencia de la
sugestión, se la llama personificación. El automatismo motor y
la personificación desempeñan frecuentemente un importante pa-
pal en la exteriorización, en la expresión, del fenomenismo para-
psicológico; pero es necesario no confundir el fenómeno con su
forma de expresión. Veamos esto con detenimiento.
El dotado metapsíquico adquiere sus conocimientos por me-
dios paranormales y de una fuente que nos es todavía desconoci-
da: sabe, por ejemplo, el número de la cédula de identidad que
llevo en mi bolsillo sin haberla visto nunca. Pero este conocimien-
EL FENÓMENO PARAPSICOL6GIcO 71

to que en su primera etapa es inconsciente, no siempre accede a


la conciencia en forma directa. Por causas totalmente desconoci-
das, muchas veces se exterioriza, sin pasar por la conciencia, a
través del automatismo motor del dotado: el habla, la escritura,
o los movimientos automáticos, acompañados a veces por perso-
nificaciones (ver V-3). Esto ha dado lugar a muchas confusiones,
pues no siempre se tiene en cuenta que en tales casos importa no
confundir la forma con el contenido. El automatismo motor y las
personificaciones pueden ser formas de expresión de la facultad
parapsicológica, pero solos, de por sí, no garantizan la existencia
de dicha facultad en un sujeto. Para esto es necesario analizar el
contenido de la información, pues sólo él nos dará la pauta para es-
tablecer si se trata de un verdadero dotado parapsíquico, o si sus
producciones son simplemente fabulaciones subconscientes, que no
van más allá de sus posibilidades normales.
Yo me he encontrado varias veces con supuestos médiums,
de absoluta buena fe, que se creían dotados metapsíquicos por el
hecho de poder escribir, o hablar y producir discursos involunta-
riamente, en estado de inconsciencia, o de semi-consciencia. Al-
gunos de ellos asumían momentáneamente una personalidad dife-
rente de la habitual y hasta se expresaban en un tono y timbre de
voz distintos del propio. Sin embargo, después de cuidadas obser-
vaciones, tuve que llegar a la conclusión, en muchos de estos ca-
sos, de que el supuesto médium no demostraba ninguna facultad
de orden parapsicológico. Por qué? Porque no evidenciaba en nin-
guna de sus seudocomunicacioncs mediúmnicas, que fuera capaz
de obtener algún conocimiento sólo explicable por un medio para-
normal (recordemos que una de las características del fenómeno
parapsíquico es su origen paranormal). Se trataba de simples fa-
bulaciones del inconsciente que se expresaban a través del auto-
matismo motor y, a veces, bajo la forma de personificación. (En
otros casos, por el contrario, pude comprobar que lo expresado
en esa forma era un verdadero conocimiento paranormal.)
La distinción entre los fenómenos parapsicológicos y los de
simple personificación y automatismo motor subconscientes es su-
mamente importante, pues el falso dotado metapsíquico, el que se
cree "médium" por el solo hecho de que puede hablar o escribir
CABACT2EISTiCA
72
en forma independiente de su voluntad, está expuesto a muy se-
rios peligros de perturbación psíquica, especialmente cuando se
entrega a las prácticas espiritistas. La aptitud parapsicológica, aun-
que inhabitual, constituye una facultad que aparentemente se in-
tegra en forma armónica con las demás modalidades de la psique;
que no tiene carácter patológico y no perturba ni altera la per-
sonalidad del sensible. (Aunque puede coincidir con estados pa-
tológicos). En cambio, las manifestaciones del automatismo in-
consciente, aunque constituyan una forma frecuente de expresión
—no indispensable por cierto— de la facultad parapsíquica, pueden
ser también otra cosa: la manifestación de disociaciones patógenas
de la unidad psicológica del sujeto, que con su ejercicio le lleven
a la perturbación mental.

Falsa mediunidad El doctor Eugenio Osty, al tratar estas


sincera: sus peligros cuestiones en un interesante artículo titu-
lado No cultivéis la falsa inecliumnidad
sincera, es peligrosa, escribió estas palabras: "La mente humana,
por admirable que sea en su funcionamiento y en su estructura,
sólo guarda un equilibrio suficiente superando una cantidad de
factores de perturbación. En nuestros días el equilibrio del espí-
ritu parece particularmente difícil. Las enfermedades mentales se
producen con inquietante intensidad. Qué quiere esto decir? Que
la conciencia, esa facultad de control que asegura el juego funcio-
nal correcto del espíritu y su síntesis de actividad, encuentra
mayores dificultades que en otros tiempos para conducir la cons-
titución de las ideas y de las acciones. Ahora bien, practicar la
falsa mediumnidad es entrenarse en aminorar progresivamente la
síntesis funcional del psiquismo, es dejar poco a poco más activa
la subconsciencia y, así, provocar ideas fijas, obsesiones, estados de
ansiedad, de delirios sistematizados, etc. En resumen, es preparar
la enfermedad mental" (Revue Me'tapsychique, abril 1937).
Estas palabras conservan toda su validez. Muchas personas
creen sinceramente estar dotadas de facultades paranormales por
el hecho de que alguna vez un "vidente" les dijo: "usted tiene fa-
cultades", y se entregan sin más análisis a desarrollar su automa-
tismo motor en sesiones espiritistas. Primero comienzan por mover
EL FENÓMENO PARAPSICOLÓGICO 73

una mesa o una copa, por medio de movimientos musculares in-


conscientes, y terminan creyendo que la mesa o la copa se mueve
por la acción de algún "espíritu". Luego siguen con la escritura
automática, o empiezan a hablar en forma involuntaria, a veces
inconsciente, y así quedan convertidos en supuestos "m&liums".

"Espíritus En el ejercicio de este automatismo se presenta a


burlones veces lo que los espiritistas llaman un "espíritu ob-
y obsesores" esor", y entonces comienza la tragedia. La disocia-
ción psíquica, que comenzó siendo provocada y se
podía manejar al principio a voluntad, se produce luego en for-
ma espontánea, independiente de la voluntad del supuesto mé-
dium, y éste se ve acosado de día y de noche por ideas obsesivas.
Pasa a ser la víctima de las fuerzas inconscientes que él mismo
contribuyó a desatar.
Yo tuve ocasión de conocer a un muchacho, de humilde
condición, que al poco tiempo de comenzar las prácticas espiri-
tistas de mediumnidad empezó a sentirse impulsado a pelear con
su mujer, a dirigirle palabras ofensivas y a hostigarla de todas
formas. Creíase obsesionado por el espíritu de una persona que,
en otra vida, habría sido el esposo de la que ahora era su mujer.
Y suponía que este "espíritu" lo impulsaba contra ella, porque que-
ría vengar agravios que había recibido de ésta en la anterior encar-
nación. La mujer terminó separándose y él, abrumado por los
problemas y las preocupaciones, tuvo que ser internado en un
sanatorio de enfermos mentales.
Otro caso que conocí fué el de una señorita que, habiéndose
aficionado a la escritura automática de tipo espiritista, recibía
"mensajes" de "espíritus" que le pedían que concurriera de in-
mediato a tal o cual lugar porque allí la necesitaban urgente-
mente. Ella, con absoluta buena fe, iba adonde le indicaba el
"mensaje", a veces a altas horas de la noche, para encontrar que
la dirección que 'le habían indicado" era inexistente, o que en la
casa a que concurría estaban todos entregados al reposo y la mira-
ban como a una trastornada. En la sociedad espiritista que frecuen-
taba le explicaron que se trataba de "espíritus burlones", o sea
de "espíritus" que buscan divertirse o entretenerse gastando bro-
74 CARACTERÍSTICAS

mas pesadas a los médiums. Pero el caso es que el desarrollo del


automatismo siguió gradualmente ganando terreno a sus facultades
de control conscientes, y llegó a senirse impulsada a escribir esos
mensajes, aún en contra de sus deseos conscientes y de su volun-
tad. Los supuestos "espíritus burlones" se convirtieron, también
en este caso, en "obsesores", y la pobre se vio manejada por fuer-
zas e impulsiones que no podía ya controlar. Las cosas cesaron feliz-
mente cuando, por medio de la hipnosis, se logró convencerla
de que los espíritus obsesores se habían retirado, prometiendo que
jamás volverían. Desde ese momento volvió a recuperar el domi-
nio de su personalidad.
En el caso de esta señorita, que conocí cuando ya se encon-
traba bajo el dominio de lo que ella creía "espíritus obsesores",
pude formarme una idea clara de cómo presumiblemente había
llegado a esa situación angustiosa. En numerosas experiencias que
realicé con ella, tendientes a establecer si era o no una dotada
parapsíquica, obtuve siempre un resultado negativo. Nunca logré
que pudiera producir un fenómeno auténtico de percepción extra-
sensorial, a pesar del entusiasmo y empeño con que lo intentaba.
Si se trataba de percibir el contenido de un sobre cerrado —clari-
videncia— se equivocaba, aún cuando su supuesto "guía" prome-
tía colaboración. (Los guías, según las creencias espiritistas, son
espíritus amigos que protegen a los médiums de los espíritus per-
turbadores, y les ayudan a producir los fenómenos). Si se trataba
de encontrar en forma paranormal un objeto escondido en un
lugar que ella desconocía, se dirigía de un lugar a otro y sólo por
casualidad acertaba con el sitio verdadero. En cambio era un ex-
celente sujeto para hipnosis y tenía mucha facilidad para hacer
personificaciones y escribir o hablar en forma automática.
Como esta joven no tenía verdadera facultad parapsíquica,
era lo que llama Osty una falsa rne'cliurn sincera. Su inconsciente,
repitiendo lo que había visto hacer en otras partes, la llevaba a
escribir cosas de aparente contenido paranrmal, pero que, cuando
se controlaban, resultaba que no eran verdaderas. Como ella sin-
ceramente se creía "médium", no podía dudar de su facultad. Por
eso, probablemente, empezó a aceptar la idea de que sus faltas
de aciertos se debían a que era víctima de "espíritus burlones"
EL PEN6MEN0 PARAPSICOLÓGICO 75

que la engañaban. (Hipótesis ésta bajo la que pueden encubrirse


todas las fallas reales de la facultad). Así, con el aminoramiento
progresivo de sus facultades críticas, su alejamiento del plano de
la realidad fué cada vez mayor, hasta que llegó a aceptar también
(siempre inconscientemente), la idea de los "espíritus obsesores".
Fijadas estas ideas en su mente con fuerza emocional, no se podía
ya desembarazar de ellas y estuvo a punto de caer en la enajenación
mental.
"No cultivéis la falsa mediumnidad sincera, es peligrosa".
Estas palabras del doctor Osty, que resumen más de 20 años de
investigaciones como director de experiencias del Instituto Metap-
síquico Internacional, debieran tenerla siempre presente quienes
se dedican a las prácticas de mediumnidad. El cultivo de la falsa
mediumnidad sincera no sólo entraña peligros para el que la prac-
tica, sino que también constituye un desprestigio para la parapsi-
cología, y para los verdaderos dotados metapsíquicos. estos son
muchas veces acusados de charlatanes por quienes no saben reco-
nocer lo verdadero, por no haber tenido oportunidad de ver otra
cosa que lo falso.

Falsas telequi- La falsa mediumnidad sincera no es patrimonio


nesias sinceras exclusivo del campo de los fenómenos subjetivos
de la metapsíquica. También se encuentra en
los fenómenos objetivos, especialmente en aquellas formas que sir-
ven de expresión a los fenómenos subjetivos. Veamos, por ejemplo,
el caso común de los médiums que mueven una mesa o una copa,
y afirman que logran ese movimiento por el solo contacto de sus
dedos sobre ella, sin ejercer fuerza ni impulsarla con la mano. En
tales casos no interesa "el mensaje", aquello que la mesa o la copa
digan a través de sus movimientos respondiendo a una clave con-
venida, sino que importa establecer si el movimiento se produce,
como afirma el médium, por medios paranormales (metapsíquica
objetiva).
Tratemos de hacer luz en la cuestión. Si un médium, por el
procedimiento de los golpes de las patas de una mesa me dice el
número de mi cédula de identidad, que él no pudo conocer por
medios normales, éste es un fenómeno parapsicológico, pero de
76 CARACTERÍSTICAS

parapsicología subjetiva. Lo único que interesa aquí es el mensaje,


lo que se dice, para verificar si corresponde o no a la realidad.
Pero en la metapsíquica objetiva el problema es otro. No interesa
aquello que los golpes dicen, sino establecer si la mesa, la copa, o
cualquier otro objeto por cuyo movimiento se establece la "comu-
nicación", se mueve por acción de fuerzas musculares o por me-
dios paranormales. Si no intervienen medios de acción paranormales
no es un hecho de metapsíquica objetiva, aún cuando en razón del
contenido del mensaje pudiera serlo de metapsíquica subjetiva.
Yo, hasta el presente, no he podido presenciar ningún fenó-
meno de telequinesia, aunque en base del testimonio de investiga-
dores responsables que afirman haberlo comprobado, admito su po-
sibilidad.He asistido, sí, a numerosas experiencias, en las que mé-
diums y asistentes creían que objetos como una mesa o una copa
se movían impulsados por fuerzas distintas a las conocidas ("flúi-
dos", "magnetismo animal", etc. ?); más en realidad, en estos ca-
sos, los movimientos eran producidos inconscientemente por los
propios médiums y, a veces, con la colaboración de los presentes.
Lo interesante es que generalmente resulta muy difícil convencer
al médium de que la mesa o la copa se mueven por la acción de su
propia fuerza muscular, pues no tiene conciencia de que está mo-
viendo sus manos o brazos. Él hace como de mero espectador. Ve
simplemente mover la mesa o la copa, y cree que su mano sigue el
movimiento, sin percatarse de que las cosas ocurren exactamente
al revés.
Apoyando mis manos sobre la mesa, y pidiendo al médium
que colocara las suyas sobre las mías, tuve repetidas veces la opor-
tunidad de apreciar directamente la fuerza muscular que ejerce
el sujeto, inconscientemente, para moverla. En otros casos, colocan-
do entre su mano y la mesa un delgado papel encerado y pidién-
dole que ensayara moverla en esas condiciones —movimiento de
traslación—, pude comprobar cómo la fuerza muscular del médium
movía el papel, que se deslizaba resbalando sobre la mesa, mien-
tras ésta quedaba quieta al no poder la mano ejercer fricción so-
bre ella en tales condiciones. Pero, a pesar de éstas y de otras com-
probaciones, los supuestos médiums de efectos físicos que yo he
visto, generalmente continuaban con su convicción de que la mesa
EL ESTADO DE TRAME 77

o la copa se movían por "fuerzas magnéticas" o "flúi&das" y no


aceptaban que se tratara de su propia acción muscular. Tal era el
vigor de su lógica afectiva.

2. - CARACTERÍSTICAS DEL ESTADO DE TRANCE


Concepto Para producir sus fenómenos, los dotados metapsf-
del trance quicos necesitan colocarse en un estado psicofisio-
lógico especial, denominado estado metapsquico o
parapsicológico, y más generalmente trance (de transitus, paso;
pasar de un estado a otro). La obtención de este estado especial
desempeña un papel tan importante en los fenómenos metapsíqui-
cos, que un investigador como el doctor Osty ha dicho que "todo
ser humano podría convertirse posiblemente en médium, si fuera
capaz de obtener el estado psicofisiológico de trance" (Rey. Métap.
Nro. 4, año 1934). Pero esta afirmación se debe tomar con reserva.
Pues si bien es cierto que el estado de trance es indispensable para
la manifestación del fenomenismo parapsicológico, no está claro
todavía el papel que desempeña en la producción del mismo. En
primer lugar, porque llamamos trance tan sólo a un conjunto de
manifestaciones psicofisiológicas que presentan los sujetos duran-
te sus producciones metapsíquicas, pero no sabemos qué pasa en su
interioridad, y, en este sentido, no es posible distinguir el trance
metapsíquico de otros estados de trance, como por ejemplo el hip-
nótico o el mediúmnico. En segundo lugar, porque, como veremos
más adelante, se comprobó que es posible obtener ese conjunto de
manifestaciones psicofisiológicas que llamamos trance, sin expresar,
sin embargo, aptitudes parapsicológicas. Mas antes de entrar en ta-
les cuestiones, debemos considerar algunas nociones previas.

Grados de Las manifestaciones exteriores (psicofisiológicas)


profundidad del trance parapsicológico, pueden presentar gran-
des variaciones. Tenemos el pequeño (o leve) tran-
ce, en el cual el sujeto actúa en forma aparentemente normal y
el trance profundo (estado segundo), en que el sujeto como en
un sueño intenso pierde aparentemente el contacto con el mundo
exterior. Entre estos límites son posibles muchas graduaciones.
Sin embargo, el grado de profundidad del trance (de pérdida de la
78 CARACTBfSTICAS

conciencia) no parece influir decisivamente en la producción de


los fenómenos parapsicológicos; si bien el trance profundo parece
favorecer la manifestación de éstos, al dcsaparecer la acción inhibi-
toria de la conciencia.
Hay sujetos que sólo obtienen fenómenos parapsicológicos en
los estados profundos: Eusapia Paladino, señora Piper, Rudi
Schneider, etc. Tal es, también, el caso de la médium señora de
Ibarra, a quien vi producir interesantes casos de videncia en estado
sonambúlico, de absoluta inconsciencia, en el que hasta perdía sus
reflejos pupilares (reacción de la pupila a la luz). En cambio otros
médiums, como Home —que produjo los más notables fenómenos
tanto de metapsíquica objetiva como subjetiva—, realizan sus expe-
riencias en aparente estado de vigilia, sin perder para nada la
conciencia (trance leve). Les basta colocarse en un ligero estado
de concentración o de ausencia, para que asome su dinamismo
parapsicológico. En ese estado hemos visto actuar a algunos de los
más grandes clarividentes del país, como la señora de Fernández,
el doctor Ronald W., Nostradamus, Mr. Luck, King, Poletti, Irma
Maggi, Iris Cazaux y Ana Grynn.

Formas de Los distintos sujetos utilizan procedimientos muy va-


inducción nados para entrar en trance (procedimientos de in-
ducción). Algunos concentran su atención en un
punto brillante o en una bola de cristal, y al poco rato comienzan
a experimentar fenómenos de percepción extrasensorial bajo la for-
ma de alucinaciones visuales. Otros se aplican al oído una concha
de caracol, o un vaso, y el leve zumbido que produce el aire al cir-
cular por ellos, les provoca alucinaciones auditivas —oyen voces—,
que a veces constituyen verdaderas informaciones metagnósicas.
Otros requieren escuchar una suave música agradable, o tirar las
cartas, o contemplar dibujos caprichosos (en la arena, en las hojas
de té, etc.); por último, algunos sólo realizan un simple esfuerzo
de su voluntad para obtener el estado de concentración o de abs-
tración que necesitan. Los sujetos de creencias espiritistas entran
en trance invocando a sus guías protectores; otros recurren a cán-
ticos o letanías; y los hay que utilizan el procedimiento de la danza,
como en algunas tribus de indígenas norteamericanos. Es frecuente
EL ESTADO DE TRANCE 79

también la inducción al trance por medio de inspiraciones rítmicas


y profundas (hipermnea), método este bastante generalizado entre-
los yoguis, de los que parece haberlo aprendido Swedenborg.
La forma de inducción al trance, sin embargo, no parece estar
directamente relacionada ni con el grado de profundidad de éste, ni
con el de aptitud para producir fenómenos parapsicológicos. Más
bien parece estar condicionada por las creencias religiosas del suje-
to, y por los hábitos adquiridos en el ejercicio inicial de su facultad.
Una vez obtenido el estado inicial de trance por el procedimiento
que en cada sujeto es habitual, aquél avanza generalmente hasta
el grado de profundidad que también en cada sujeto es habitual,-
pero sin que la profundidad dependa, aparentemente, del proce-
dimiento empleado en la inducción.
Un problema interesante es el de las relaciones que existen
entre el estado de trance hipnótico y el mediúmnico, y entre ambos
y el estado de trance metapsíquico o parapsicológico. Abordemos
por partes estas cuestiones, pues su comprensión es necesaria para
interpretar la ley del condicionamiento a la creencia (ver V-3) que,
en la opinión de muchos investigadores, rige la manifestación de
los fenómenos parapsicológicos.

Trance hipnótico y El doctor M. E. Pascal, en su interesante


trance mediúmnico trabajo titulado El trance de los mádiums y
los místicos (Rey. Me'tap. N9 2, año 1935),
estudia el trance mediúmnico comparativamente con el trance 1ip-
nótico. Su conclusión es que tanto desde el punto de vista del es-
tado psicofisiológico, como por los procedimientos de inducción,
"el trance es pura y simplemente un estado de sueño hipnótico".
Como en los estados hipnóticos profundos, se verifican, en el trance
mediúmnico profundo, tres características psicológicas: la sugesti-
bilidad, la memoria alternante (recuerdo de lo ocurrido en estados
de trance anteriores y olvido durante la vigilia), y la amnesia al
despertar. También en ambos trances suelen darse los mismos es-
tados fisiológicos: contracturas y relajaciones musculares, pérdida
de reflejos (pupilares o rotulianos, por ejemplo), etc.
La identidad entre el trance hipnótico y el mediúmnico, que
se advierte en los estados profundos, se observa también en los esta-
CARACTERÍSTICAS
80
dos leves. Ya hemos visto anteriormente (111-1) los casos de falsos
médiums sinceros que mueven sus manos mientras afirman que las
tienen quietas (actúan en estos casos en estados de leve trance me-
diúinnico, sin pérdida de la conciencia). Lo mismo es dado observar
en sujetos levemente hipnotizados, a quienes se sugiere, por ejem-
plo, que no pueden separar las manos de la superficie de una mesa:
mientras más esfuerzos hacen conscientemente por retirarlas, más
las aprietan a ella, inconscientemente.
Por último, debe señalarse que la técnica de narcohipnosis
que utilizan algunos médicos para inducir al sueño hipnótico en
casos rebeldes (la escopolamina-cloratosa empleada por el doctor
Pascal, el cloruro de amonio utilizado entre nosotros por el doctor
Torres Norry, etc.), no se diferencian de los procedimientos simi-
lares empleados desde hace mucho tiempo por algunas tribus indí-
genas, para obtener el trance mediúmnico. Los indios mejicanos
utilizan una droga denominada peyolt, y los peruanos el yague,
para entrar en trance y comunicarse con los "espíritus" de sus ante-
pasados.

Comparación Vista la similitud que desde el punto de vista


con el trance psicofisiológico presentan los estados de trance
parapsicológico mediúmnico e hipnótico, consideremos ahora
qué relación existe entre estos dos estados y el
de trance metapsíquico o parapsicológico.
Según vimos antes, la profundidad del trance parapsicológico
no parece tener relación directa con la aptitud del sujeto para pro-
ducir fenómenos parapsicológicos. Aunque, parece ser que los esta-
dos profundos favorecen la manifestación de tales fenómenos, en
quienes tienen ya la aptitud de producirlos (posiblemente debido
a que con la desaparición de la conciencia desaparecen también
las inhibiciones que obstaculizan su exteriorización). Ahora es el
momento de aclarar que, contrariamente a lo que por mucho tiempo
se creyó, se ha encontrado que no hay una relación directa (causal)
entre la aptitud para entrar en estado de trance hipnótico o me-
diúmnico y la aptitud para producir fenómenos parapsicológicos.
Algunos sujetos, como la señora Morel, notable metagnoma
estudiada por Osty (El conocimiento supranormal, pág. 219), sólo
EL ESTADO DE TRANCE 81

producen en estado de profunda hipnosis; y es relativamente fre-


cuente que en los estados hipnóticos, o de sonambulismo natural,
se manifiesten facultades paranormales. Pero ahora se admite que
en estos casos se trata de sujetos en los que ya existían esas aptitu-
des, y que la hipnosis sólo facilita su exteriorización. La aptitud
de un sujeto para entrar en estado de hipnosis, aunque sea profun-
do, no garantiza que haya en él aptitudes parapsicológicas. Tal
es, al menos, mi experiencia personal. El profesor Rhine, hacien-
do experiencias de psicoquinesia con sujetos hipnotizados, a los
que sugería que se concentraran fuertemente en el número que
deseaban obtener (experiencias con dados, ver IV-2), sólo obtuvo
resultados por debajo del azar. En cambio, con otros sujetos a quie-
nes sugirió, por sugestión posthipnótica, que no buscaran particu-
larmente concentrarse, sino que efectuaran la experiencia como si
se tratara de un juego, consiguió mejorar los resultados: exacta-
mente como ocurre con los sujetos en estado de vigilia (Rhine, La
double puissance de l'esprit, pág. 121).
La misma independencia causal de la aptitud parapsicológica
respecto del trance hipnótico, se manifiesta respecto del trance me-
diúmnico o espírita. Ya vimos anteriormente algunos casos de falsa
mediumnidad sincera, donde los presuntos médiums caen en trance
mediúmnico, pero no evidencian ninguna aptitud parapsicoló-
gica (sólo producen fabulaciones subconscientes). Y ya Bichet
señalaba que "Mad. Piper, Mad. Briffaut, Mad. Leónard, tienen
guías, de suerte que su criptestesia les parece de origen espírita.
Pero Ossowietski, Vandam, Kahn, Reese y Pascal Forthuny —to-
dos ellos también notables clarividentes— no caen en estado hipnó-
tico ni en trance espírita". (Richet, Nuestro sexto sentido, pág. 151
edic. Araluce). Rhine tampoco encontró que el trance espírita
mejorara la aptitud paranormal de los sujetos, en sus investigacio-
nes sobre la percepción extrasensorial (Extra Sensory Perception
After Sixty Years, pág. 268). (Ya veremos con mayores detalles
—V-3 y VI— este interesante problema de las relaciones entre la
creencia espiritista y las manifestaciones del fenomenismo para-
psicológico).
82 CABACTERSTICAS

papel del trance Ahora estamos en condiciones de afrontar el


en los fenómenos interrogante que planteamos al iniciar este ca-
parapsicológicos, pítulo: Qué papel desempeña el estado de
trance en el fenómeno metapsíquico? Es el
trance una condición necesaria y suficiente para que un sujeto
cualquiera pueda convertirse en un dotado metapsíquico, como
sugiere la afirmación del doctor Osty de que "todo ser humano po-
dría convertirse posiblemente en médium, si fuera capaz de obtener
el estado psicofisiológico de trance" (loe. cit.)? O, por el contrario,
debe concluirse que el trance es una condición necesaria pero no
suficiente, para la producción de fenómenos parapsicológicos? Esto
último es lo que parece desprenderse de los hechos a que nos he-
mos venido refiriendo.
Es evidente que si la aptitud parapsicológica existiera en sumo
grado en todos los seres humanos, el que pudiera obtener el estado
de trance necesario para exteriorizarla, podría ser considerado do-
tado metapsíquico. Pero parece que este no es el caso, pues como
vimos al tratar las características del fenómeno parapsicológico, es-
te es un hecho inhabitual, y son muy raros los sujetos verdadera-
mente dotados (No importa, a tal efecto, que un pequeño grado de
aptitud parapsfquica se manifieste con mucha generalidad —expe-
riencias de Rhine). Con la aptitud parapsicológica quizás ocurra,
en cierto modo, lo que con el genio: que aunque muchas personas
pueden tener un chispazo, en ciertos momentos, sólo pueden des-
arrollarlo en alto grado los que ya lo tienen en potencia, por na-
turaleza.
Hemos visto que sujetos capaces de colocarse en trance (en
trance real, no simulado, pues a estos últimos casos nos referiremos
en el próximo capítulo), pueden carecer de aptitudes parapsicoló-
gicas. Hemos visto también que buenos dotados metapsíquicos,
producen sus fenómenos tanto en estado de trance leve, como en
estados profundos (con pérdida total de la conciencia). Debemos
agregar ahora que en algunos casos el estado de trance, en lugar de
provocar la manifestación de la aptitud parapsicológica, puede apa-
recer como consecuencia de las necesidades de expresarse de esa
facultad. Así ocurre en los fenómenos metapsíquicos espontáneos.
Por ejemplo, el 27 de setiembre de 1951, mi esposa, señora Elvira
EL ESTADO DE TRANCE 83

C. de Musso, mientras se encontraba en nuestra casa peinándose


para salir, se sobresaltó de pronto y "sintió" que nuestro hijo Ed-
gardo acababa de cometer una travesura peligrosa y que yo me ha-
bía disgustado seriamente al presenciarla. El hecho era verídico y
había ocurido en ese instante en la calle, a más de una cuadra de
distancia de donde ella se encontraba. Me lo contó en cuanto lle-
gué, o sea unos cinco minutos después del suceso, y antes de que
yo se lo refiriera describió exactamente la travesura y las circuns-
tancias en que yo la había visto cometer. "Su captación —me expli-
có— estuvo precedida por una intensa sensación de frío (como si se
le helara el cuerpo), y de ausencia". Parece atinado suponer que
en este caso el parapsiquismo (esa modalidad del inconsciente que
percibe por otra vía que la de los sentidos), hizo acceder a la con-
ciencia de mi esposa su información paranormal, a despecho de lo
que ella estaba en ese momento realizando. Parecería que la nece-
sidad de expresión del parapsiquismo fué lo que la colocó en esta-
do de trance (de desinterés por cualquier otra situación, de desco-
nexión de los estímulos sensoriales), como condición necesaria para
interesarla en la información que procuraba suministrarle.
De esto parece desprenderse que la aptitud parapsicológica,
para que pueda informar a la conciencia del sujeto o exteriorizarse
a través del automatismo motor (ver 11-2), lo que requiere es que
el dotado se coloque en estado de relajamiento del flujo de sus pen-
samientos y de desinterés por los estímulos del exterior. Para lograr
ese estado, unos necesitan de un trance profundo y a otros les basta
un simple y pequeño esfuerzo de concentración o de ausencia.
El sensible doctor Ronald W., que experimenta "adivinando" car-
tas Zener (ver IV-2), se concentra en las cartas, como inquiriéndo-
las. Las "interroga" mentalmente deseando saber cuál va a salir
y se abstrae de todo lo demás. La sensible señora Elvira C. de
Musso, en experiencias de psicometría, toma un objeto y se "ausen-
ta" mentalmente, pone su mente "en blanco", y entonces comienza
a producir imágenes metagnósicas . Parecería que es necesa-

* Resulta curioso que la aptitud par., psicológica pueda manifestarse tanto en


los estados de concentración de la atención, como en los de su relajamiento; pues
éstos parecen contraponerse. Pero es probable que en algunos de sus efectos ambos
estados tengan mucho de común. Si interpretamos el relajamiento como una inhibición
voluntaria de las zonas corticales, tendríamos que algo parecido, pero involuntario,
CARACTERíSTICAS
84
rio que la conciencia se desintencione de los estímulos exteriores
para que pueda acceder a ella la intencionalidad inconsciente; en
cambio, para la expresión por el automatismo motor, parecería que
basta que la conciencia se desintencione tan sólo de algunas partes
del cuerpo. Algunos sensibles, por ejemplo, pueden escribir en for-
ma automática una carta de contenido parapsicológico, mientras
conscientemente mantienen una conversación sobre otro tema, ig-
norando entretanto lo que hace la mano.
Lo que produce el trance es una cierta disociación de la con-
ciencia, respecto del conjunto, o de una parte, de las funciones que
habitualmente se encuentran bajo el gobierno de ésta: los sentidos
(vista, oído, tacto, etc.), la motricidad (movimientos de los brazos,
del habla, etc.), la imaginación (eidética, kinestésica, cenestésica,
etc.). Esta disociación algunos la logran al colocarse en un leve
estado crepuscular, mientras que otros requieren un trance profun-
do: pero en ambos casos la disociación, en menor o en mayor grado,
es necesaria. El doctor Ronald W., que produce notables experien-
cias de ESP aparentemente en estado de vigilia normal, se sor-
prendió en más de una ocasión cuando, al dirigirme la palabra en
el curso de alguna experiencia, advirtió que podía "escuchar su
voz" como si fuera otro quien hablara. La conciencia se había des-
conectado en estos casos, aunque levemente, de la motricidad. De
ahí que de pronto se sorprendía al escuchar algunas palabras que
no había estado en su intención consciente pronunciar.

Un1dad Para terminar con estas consideraciones sobre el es-


del trance tado de trance, debemos realizar todavía dos aclara-
ciones: la primera, que se desprende del contexto
de lo que antecede, es que no parece que haya distintos tipos de
trance (hipnótico, mediúmnico o espírita, y metapsíquico), desde
un punto de vista psicofisiológico, sino uno solo: el trance. Cuando
aludimos a fenómenos metapsíquicos, podemos denominar al trance,
por conveniencias de expresión, estado metapsíquico o parapsicoló-
ocurre en la concentración. En efecto, al concentrarse le energía psíquica en una
determinada zona de excitación, ocurre, como consecuencia, que se inhiben las zonas
restantes. De ahí que en ambos casos queden inhibidas ciertas zonas corticales, lo
cual posiblemente sea lo que se requiere para que el parapsiquisnio pueda expresar
sus captaciones metagnósicas.
EL ESTADO DE TRANCE 85

gico. De acuerdo con su forma de inducción, puede ser el trance


autoprovocado (concentración voluntaria, invocación a los "espí-
ritus", etc.) o heteroprovocado (sugestión hipnótica, aceptación
inconsciente de sugestiones del ambiente, etc.). En ambos casos lo
que presumiblemente se obtiene es un cierto grado de disociación
de la conciencia, al que acompañan manifestaciones hipnóticas, o
de tipo de posesión espiritista (personificaciones), según sean las
creencias del sujeto y la forma de inducción. Estas manifestaciones
pueden ir o no acompañadas de fenómenos parapsicológicos, pues
el trance parece ser una condición necesaria, pero no suficiente,
para la producción de estos últimos.

Trance, sueño La segunda aclaración es que el trance, que


y creación en sus modos profundos fue considerado du-
rante mucho tiempo como un estado similar
al sueño natural, parece ser que tiene poca relación con dicho es-
tado. Varios investigadores (Loomis, Harvey y Hobart), utilizando
el electroencefalógrafo (aparato que permite registrar las variacio-
nes del potencial eléctrico del cerebro), pudieron llegar a intere-
santes conclusiones al respecto. Demostraron que en el trance hip-
nótico, aún en sus grados más profundos (catalepsia, por ejemplo),
en que el sujeto está insensible y como muerto, el ritmo eléctrico
del cerebro no es el que caracteriza a las personas que duermen.
Por el contrario, persisten en él los trenes de ondas alfa que carac-
terizan el estado de vigilia y faltan los husos que señalan la apa-
rición del sueño profundo. (J. Lhermitte, Los mecanismos del cere-
bro, pág. 259). A iguales comprobaciones pueden llegar quienes
tengan oportunidad de estar ante un sonámbulo profundo, o un
sujeto en estado cataléptico; quedarán sorprendidos de la lucidez
que manifiestan cuando se les interroga, a pesar de su apariencia
de estar profundamente dormidos.
Entre nosotros, el doctor Orlando Canavesio realizó registros
electroencefalográficos de dotados metapsíquicos, que tienen el mé-
rito de ser los primeros obtenidos ini entras el sujeto ejercía su me-
tagnosia (Lo cual se comprobaba después del registro, mediante
investigaciones adecuadas). Su conclusión es que en el momento
de la captación, el estado eléctrico del cerebro no es el del sueño,
86 CARACTERÍSTICAS

Sino el de las etapas que preceden al sueño: etapas "A" y "B" de


Loomis, estado de seminconsciencia o crepuscular. En estos estados,
y no en el sueño profundo (en que desaparecen las ondas alfa),
parece que se producen tanto las captaciones extrasensoriales como
los ensueños*.
El doctor Fernando Cazzamalli, profesor de psiquiatría y neu-
rología de la Universidad de Roma, mediante una técnica propia
de investigación que, según él, permite registrar ondas electro-
magnéticas que emite el cerebro, habría podido demostrar que el
trance difiere fundamentalmente de los estados de reposo del cere-
bro. De acuerdo a sus informes, después de encontrar que en los
sujetos inactivos desde el punto de vista psíquico no se registran
emisiones de radiaciones cerebrales electromagnéticas, habría po-
dido establecer la existencia de estas radiaciones en los casos de
trances de dotados metapsíquicos (rabdomantes, psicómetras, cla-
rividentes, etc.). Su conclusión es que el estado fisiológico del ce-
rebro en estos casos, en lo que respecta a la emisión de esas radia-
ciones, es comparable a los estados de intensa actividad psíquica,
que se producen durante las creaciones artística y literaria (Tam-
bién tomó registros de radiaciones en estos últimos casos, lo que,
por comparación, le permitió arribar a la conclusión anterior).
Lamentablemente, el doctor Cazzamalli no prosiguió sus ex-
periencias, que requieren un complicado laboratorio, y las mismas
no han sido continuadas, según nuestras noticias, por otros investi
gadores. Pues ellas habrían permitido confirmar, por métodos obje-
tivos, las conclusiones a que por otros medios arribó el profesor
Rhine, sobre el carácter de los fenómenos parapsicológicos. Rhine,
en su libro La double puissance de l'esprit (pág. 135), indica
que por algunas de sus características más señaladas (inconstan-
cia, sensibilidad a ciertas drogas, variabilidad en función de los
estados afectivos, etc.), las facultades parapsicológicas se asemejan

Pavlov logró provocar estados hipnóticos en perros por medio de los reflejos
condicionados. Según su teoría, tanto el trance hipnótico, como el sueño normal, son
producidos por una inhibición de la corteza cerebral. La diferencia cualitativa que
se advierte entre ambos estados, desde un punto de vista psicológico, sería cuantitativa
desde un punto de vista fisiológico. Mientras en el sueño normal la inhibición se
extendería por toda la corteza, en la hipnosis se reducirla a ciertas zonas; de ahí
que se conserven ciertas funciones, como la motricidad, mientras la conciencia normal
está inhibida, desconectada total o parcialmente de los estímulos del mundo exterior.
EL ESTADO DE TRANCE 87

mucho a las funciones superiores de la mente (invención, creación


artística o científica, etc.). Estas son independientes, en gran parte,
de la voluntad de los sujetos —la inspiración no siempre se posee—;
suelen ser estimuladas por pequeñas dosis de alcohol pero se anu-
lan, en cambio, frente a fuertes dosis; y se inhiben en los ambientes
que no les son propicios, al punto que la actitud burlona u hostil
de un tercero puede impedir su manifestación. Estas mismas carac-
terísticas se observan en las aptitudes parapsicológicas (pág. 118),
concordando con las conclusiones a que arribara el doctor Cazza-
malli. También parece probable que la inspiración artística o
científica se cumpla en gran parte en regiones inconscientes del
psiquismo, y que para su acceso a la conciencia sea necesario
cierto estado de trance, como el de los estados parapsíquicos. (Inútil
sería recordar la cantidad de geniales inspiraciones que aparecieron
en los momentos más inesperados, como producto de una elabora-
ción inconsciente, después de un trabajo preparatorio realizado en
la conciencia).
IV. - LOS MÉTODOS DE CONTROL Y LAS.
INHIBICIONES DEL SUJETO

En todas las ciencias los hechos nuevos pueden descubrirse


por: 1) La deducción lógica de hechos ya establecidos; 2) El
experimento directo; 3) Ambos procedimientos en mutua co-
rroboración. Los hechos que se encuentran solamente en la
segunda clase, es decir, que no pueden deducirse lógicamente
de otros hechos conocidos, exigen pruebas experimentales mu-
cho más rigurosas que los correspondientes a la primera clase.
J. W. DUNNE.

1. - Los SEUDOFENÓMENOS PARAPSICOLÓGICOS

Imitación de Cuando nos referimos a las principales carac-


los fenómenos terísticas de los fenómenos parapsicológicos,
parapsicológicos señalamos que una de ellas, la principal, era
que debían ser producidos por medios para-
normales. La comprobación fehaciente de esta característica, cuando
se está en presencia de un presunto fenómeno parapsicológico, re-
sulta uno de los problemas prácticos de más difícil solución en pa-
rapsicología. El ingenio humano se ha aplicado durante siglos a la
imitación de tales fenómenos, y ha logrado reproducir imitativa-
mente, por habilísima combinación de recursos normales, la mayor
parte de los hechos que investiga esta ciencia (telepatías, clarivi-
dencias, premoniciones, telequinesias, levitaciones, materializacio-
nes, etc.). Desde que Robert Houdin (1805-1871) sentó las bases
del ilusionismo moderno, este arte perfeccionó sus prácticas con los
recursos de las ciencias naturales (física y química, principalmente)
y de la psicología. Los ilusionistas famosos estudian a fondo desde
la sugestión y el hipnotismo hasta la psicología del espectador, lo
que les permite movilizar estímulos psicológicos que desvían la

"Un experimento con el tiempo", pág. 40.


EL CONTROL Y LAS INHIBICIONES
90
atención del espectador de los trucos empleados, haciendo que
cuanto más atentamente mire, menos pueda ver.
Todos los fenómenos de la metapsíquica pueden ser imitados.
El trance, por ejemplo, puede ser simulado con tal perfección que
sólo un observador experto puede descubrirlo. Yo, que no me pre-
cio de poseer condiciones atléticas especiales, pude sostener a mi
esposa —62 kgs.— sentada sobre mi abdomen, mientras mantenía
el cuerpo en el aire, rígidamente extendido, apoyando por un ex-
tremo los talones y por el otro la cabeza, sobre dos sillas (seudo-
catalepsia). También pueden ser imitadas la telepatía, la clarivi-
dencia y la premonición, mediante procedimientos conocidos por
todos los prestidigitadores. Algunos profesionales (entre nosotros
Thelma y Richard, por ejemplo), han logrado tal grado de perfec-
ción, que es increíble la cantidad de nombres de objetos distintos,
colores, posiciones, etc,, que pueden trasmitirse entre supuestos
agentes y percipientes, por medio de una clave convenida*. También
es frecuente el uso de minúsculos aparatos de radio o de T. S. H.
(telegrafía sin hilos) de onda corta, disimulados detrás de la solapa
o entre la ropa de los artistas.

Ilusionismo y En las pruebas de ilusionismo, a plena luz y


prestidigitación ante la mirada atenta de cientos de especta-
dores, se ven de pronto objetos y personas que
aparecen sobre el escenario, o que desaparecen de cajas y recintos
cerrados (seudos aportes, materializaciones y desmaterializaciones),
en forma aparentemente inexplicable; también se ven volar objetos
y personas por el aire, y quedar suspendidas en el espacio, o evo-
lucionar en él (seudas levitaciones y telequinesias), aparentemente
sin ningún contacto material. Algunos prestidigitadores se hacen
atar con sogas o con grillos a una silla que se coloca en medio de
una jaula de barrotes de hierro, construída delante del público; se
cubre luego la jaula con un lienzo y, cuando se descubre a los po-

El sistema más usual es el empleo de códigos convenidos entre el sujeto y el


operador. Por ejemplo, éste pregunta: "diga qué tengo en la mano" o "conteste rápida-
mente". Y las palabras "diga", "custeste", por su ubicación en la frase, significan "lá-
piz", "paiiuelo", "anteojos", u otros objetos de uso habitual entre los espectadores.
LOS PSEUDOFENÓMnNOS PARAPSICOLÓGICOS 91

cos minutos (a veces en segundos) el ilusionista ha logrado desa-


parecer.
Famosas son a este respecto las experiencias de Harry Houdini
(discípulo de Robert Houdin), que se desembarazaba fácilmente
de las esposas con que se pretendía sujetar sus muñecas. (Tratábase
de esposas policiales, no preparadas de antemano). Atado el cuerpo
y las piernas con cadenas cerradas con candado, y esposadas las
muñecas, se hacía arrojar en un profundo río; a los pocos minutos
ya estaba en la orilla, totalmente liberado de sus trabas. Encerrado
en un baúl atornillado, o en un barril con las tapas clavadas, logra.-
ha salir de ellos en pocos minutos. Según narra Robert Tocquet, en
una oportunidad Houdini fué encerrado, vestido tan sólo con un
slip, en una celda de la prisión de Washington. A los dos minutos
ya había salido de ella; abrió en seguida las puertas de otras celdas
y se divirtió cambiando a los prisioneros de lugar; se introdujo en
el calabozo cerrado donde habían sido depositadas sus ropas, y rea-
pareció completamente vestido en la oficina de guardia. Todo esto
en el término de quince minutos. Houdini, sin embargo, nunca
se atribuyó facultades paranormales; y aunque tampoco negó que
estas facultades pudieran existir, escribió un opúsculo donde denun-
ció los trucos que, a su juicio, empleaba la famosa "médium" norte-
americana Marguery, en la producción de "ectoplasmas".

L<>q falsos Distinto al caso de los ilusionistas profesionales es


"m&iiums" el que plantean los médiums fraudulentos. El inte-
rés popular despertado en el siglo pasado por los fe-
nómenos llamados espiritistas, convirtió la profesión de "médium"
en algo sumamente lucrativo. La credulidad de la gente alentó ,a
numerosos estafadores a realizar sesiones públicas de "espiritismo",
algunas a precios exhorbitantes. Famosas a este respecto fueron las
de los hermanos Davemport, que se hacían atar fuertemente a una
silla y encerrar dentro de un armario en el que colocaban instru-
mentos musicales. Apenas se cerraba la puerta empezaban a sonar
los instrumentos y, cuando la "música" cesaba y se abría de inme-
diato la puerta, se encontraba al "médium" atado, como lo habían
dejado, y en estado de profundo "trance". Los hermanos Davemport
afirmaban que eran espíritus los que hacían sonar los instrumentos.
92 EL CONTROL Y LAS INHIBICIONES

Pero según cuenta Robert Tocquet, en 1864, en medio de una se-


sión dada en la sala Hertz de París, cuyo costo era a razón de 25
francos por persona, un espectador incrédulo puso de manifiesto
que había fraude, y los Davemport fueron corridos por el público
indignado (R. Tocquet, Tout l'occuitisme clévoilé, pág. 251).
Otro tipo de embaucador que proliferó como consecuencia del
auge de los fenómenos espiritistas, fué el de los falsos médiums fo-
tógrafos. Sacaban fotografías que, al revelarse, mostraban aparicio-
nes "extras" junto a la imagen de la persona fotografiada. Esto es,
mostraban formas "flúidicas", más o menos vagas e imprecisas, que
generalmente el cliente creía reconocer como perteneciente a un
pariente o a un amigo, fallecido. El cliente proveía a veces la placa,
identificada con su firma, revisaba la máquina, hacía la revelación
en su propia casa, y sin embargo la forma "extra" aparecía en la fo-
tografía. El truco estaba tan bien disimulado dentro de la máquina,
que ningún ojo profano lograba descubrirlo.
Falsos médiums de este tipo fueron Buguet, que fuera some-
tido a juicio y condenado; y, quizá también, Hope, del que obtuvo
Conan Doyle la fotografía de su hijo, muerto durante la guerra.
Señala Paul Heuzé que, observando atentamente el rostro del pre-
sunto aparecido, que se presenta en la fotografía al lado de Conan
Doyle padre, se advierte en él un "punteado", signo inconfun-
dible de que se trata de la reproducción de una imagen que antes
debió aparecer en algún periódico (Paul Heuzé, Ou en est la mé-
tapsyhique", pág. 44).
Para próbar lo difícil que resulta ponerse a salvo de trucos en
las experiencias de fotografías, un ingeniero inglés, Mr. Mac Car-
thy, ofreció realizar una serie de fotografías aparentemente metap-
síquicas, ante una comisión compuesta de varios metapsiquistas y
un fotógrafo profesional. Las condiciones de la sesión eran verda-
deramente excepcionales en cuanto a garantías de control: la co
misión elegiría el local de experiencias, proveería la máquina foto-
gráfica y las placas, y Mr. Mac Carthy no tocaría la máquina ni
las placas, antes, durante, ni después de la experiencia. Se realizó
la prueba en las condiciones antedichas y, ante la sorpresa de todos,
aparecieron diversos "extras": dos de ellos fueron reconocidos como
la imagen de la madre, y de un pariente, respectivamente, de dos
LOS PSEUDOrENÓMENØS PABAPSIOOLÓGICOS 97

asistentes. Lo más extraordinario fué que apareció también como


"extra" la imagen de un versículo de la Biblia, escrito en idioma
chino, que durante la sesión se le había sugerido que hiciera
aparecer.
Todo había sido hábilmente trucado por medio de un mi-
núsculo aparato emisor de radiaciones ultravioleta del tamaño de
un dedo, con el que Mr. Mac Carthy proyectaba sobre las placas
las imágenes que luego aparecerían como "extras". Dichas imágenes
habían sido elegidas seleccionando, entre muchas, las que presen-
taban rostros con parecido a los de algunos de los participantes;
luego fueron reducidas por un procedimiento especial (microfilm)
a tamaño poco mayor que el de una cabeza de alfiler. Cuando las
Placas fueron desenvueltas por los experimentadores bajo la luz
roja, para evitar que se velaran, Mr. Mac Carthy proyectó la ima-
gen deseada sobre la placa escogida, a distancia, haciendo funcionar
el emisor de invisible radiación ultravioleta. En cuanto al versículo
bíblico escrito con caracteres chinos, también lo tenía preparado de
antemano; y los asistentes fueron llevados a solicitar su aparición
"extra", cediendo a hábiles sugestiones del tipo que usan los pres-
tidigitadores para provocar la "elección forzada" por parte del es-
pectador (ver la descripción detallada de esta experiencia en la
Revue Mótapsichique, año 1935, pág. 420).
La habilidad de muchos "médiums" fraudulentos ha obligado
a los metapsiquístas a estudiar a fondo el arte de los prestidigitado-
res, y se publicaron obras que se refieren exclusivamente a estas
cuestiones. Interesante a este respecto, aunque antiguo, es un tra-
bajo de Morselli, en el cual resume los informes de muchos ilu-
sionistas sobre la manera de trucar los fenómenos metapsíquicos
(Mediumnismo y prestidigitación A. S. P. R. 1908). También re-
sulta ilustrativo el libro de Robert Tocquet (Tou.t l'occultisme dé-
voile', edic. Amiot-Dumont, París 1952), del -que hemos extractado
muchos de los casos citados precedentemente.

Los fraudes En el problema de la seudofenomenología para-


Inconscientes psicológica los metapsiquistas sostienen que es
necesario distinguir a los falsos médiums sinceros
de los médiums fraudulentos. A los primeros nos hemos referido,
98 EL CONTROL Y LAS INHIBICIONES

en parte, al tratar los peligros de la falsa mediumnidad sincera


(111-1). Debemos aclarar ahora que la admisión de una falsa me-
diumnidad sincera, como distinta de la falsa mediumnidad frau-
dulenta, es la conclusión a que obliga el análisis de un largo pro-
ceso que se verificó en la investigación parapsicológica.
Durante mucho tiempo se consideró a la histeria como un
estado de simulación consciente, y lo mismo se opinó del hipno-
tismo. Si el sujeto caminaba como en sueños (sonambulismo), o
caía en un estado de gran tensión muscular manteniéndose en él
durante un cierto tiempo (catalepsia), o personificaba tipos suge-
ridos por el hipnotizador (personificaciones), se creía que todos
estos estados eran de simulación consciente. Fué necesaria la prue-
ba de la anestesia por hipnosis y especialmente su uso terapéutico
(intervenciones quirúrgicas menores sin anestesia química, o par-
tos, realizados sin dolor en estado hipnótico), para admitir que el
sujeto se encontraba, en esos casos, en un estado psicofísico espe-
cial, y que sus personificaciones no eran simulaciones conscientes,
sino que obedecían a un dinamismo psíquico inconsciente, inde-
pendiente de su voluntad.
Cuando nos referimos al estado de trance mediúmnico, hici-
mos notar que el estado psicofisiológico del médium era, en este
caso, similar al del trance hipnótico. En ese estado es frecuente que
los presuntos médiums realicen fraudes inconscientemente, y ya
nos hemos referido a esto al hablar de los sujetos que creen mover
objetos (una mesa, por ejemplo) por la acción de "fuerzas flúidi-
cas", siendo que en verdad los empujan inadvertidamente con las
manos (111-1). Estabrooks cita el caso de un sujeto sorprendido en
fraude mientras, en estado hipnótico, se frotaba el brazo para hacer
aparecer una ampolla que el hipnotizador le había sugerido que
se iba a producir por medios puramente psíquicos (Estabrooks,
Los fundamentos del hipnotismo, pág. 47). El autor acepta que
se trataba de un fraude inconsciente. Que el sujeto sabía lo que se
esperaba de él: la producción de una ampolla; y no pudiéndola ha-
cer aparecer por acción psíquica paranormal, se frotaba el brazo
para producirla fraudulentamente, cuando creía no ser observado.
El psicoanálisis nos habla de tendencias masoquistas que se
cumplen inconscientemente. La psicología nos exhibe casos de diso-
LOS PSEUDOFENÓMENOS PARAPSICOLÓGICOS 99

ciaciones de la personalidad (ver V-2), en que una de las persona-


lidades alternantes manifiesta propósitos agresivos contra las otras
personalidades y contra el cuerpo del sujeto, y procede con astucia
e inteligencia (bien que inconscientemente para la personalidad
normal del sujeto) en la realización de los mismos. No es inadmi-
sible, por lo tanto, que en algunas circunstancias, aún los médiums
dotados de auténticas facultades parapsíquicas, puedan intentar
fraudes inconscientemente, procediendo con astucia e ingeniosidad.
Estos fraudes son burdos, toscos, y se improvisan utilizando los
recursos del momento. De este tipo parecen ser los famosos fraudes
de Eusapia Palladino. Durante las sesiones a oscuras, ésta fué sor-
prendida varias veces mientras soltaba las manos de su control,
por medio de un hábil escamoteo, y tocaba a algún asistente cer-
cano, simulando una materialización.
Eusapia Palladino fué una de las médiums más famosas de
efectos físicos. Durante más de veinticinco años, según afirman los
metapsiquistas que lo presenciaron, produjo los más extraordinarios
fenómenos de materializaciones: manos y rostros, a veces incom-
pletos, aparecían a cierta distancia de ella, y a veces pudie-
ron ser fotografiados. También produjo numerosas telequinesias:
movimientos a distancia de mesas, armarios, instrumentos musica-
les, etc.; muchas de ellas bajo el control de sabios eminentes como
Morselli, D'Arsonval, Richet, los esposos Curie, etc., y en gabi-
netes elegidos y preparados por éstos. Nunca se la sorprendió pre-
parando de antemano un truco, como fué el caso de los falsos mé-
diums que utilizaban muselina, gasas, etc., para preparar sus "ma-
terializaciones". Era una mujer tosca, analfabeta, histérica, que
estaba muy lejos de poseer la preparación de los grandes ilusio-
nistas. Parece admisible que los pequeños fraudes que se le des-
cubrieron los haya realizado inconscientemente, o bajo condicio-
nes psicológicas que hacen explicable su intento de fraude.
Los metapsiquistas señalan que en algunos médiums en estado
de trance profundo, la facultad paranormal sólo funciona bajo la
influencia del intenso deseo de realizar el fenómeno que se apodera
de ellos, y parece ser que este deseo les lleva a producir los fenóme-
nos de cualquier manera (fraudes improvisados), cuando no media
un estricto control. Por eso señala Bichet que si bien la buena fe
EL CONTROL Y LAS INHIBICIONES
100
consciente es la regla en la mayoría de los médiums verdaderos,
también es regla en ellos la mala fe inconsciente. "Los médiums
—dice-- tienen derecho a todo nuestro respeto, pero también mere-
cen toda nuestra desconfianza".

Famosos "m&Iünn? Más delicado que el caso de los médiums


que resultaron falsos que falsean inconscientemente sus expe-
riencias, es el de los "médiums" sencilla-
mente fraudulentos, aunque el límite entre ambos sea a veces muy
difícil de demarcar. Nos referimos a falsos médiums que fueron
aceptados como auténticos por algunos investigadores.
El médium Erto, que producía "fenómenos" de telequinesia
y scotometagrafía, y especialmente fenómenos de "luminosidad",
fué estudiado durante años por observadores considerados como
competentes, que admitieron su autenticidad. El doctor Geley reali-
zó en 1922 una serie de experiencias con Erto, en el Instituto Me
tapsíquico de París (Rey. Métapsichy que 1922, p. 360). Sacó nu-
merosas fotografías de las "luces paranormales" que producía el
"médium", y en 1923 presentó al Congreso Internacional de Cien-
cias Psíquicas, un estudio a ese respecto. Acompañó su exposición
con proyecciones para demostrar "la analogía de estructura de las
chispas eléctricas de alta tensión con el ectoplasma fibroso". Las
condiciones de control de las experiencias parecían perfectas. Gene-
ralmente se desnudaba totalmente al "médium" antes de la sesión,
y médicos competentes le examinaban la garganta, boca, orejas, na-
riz, cabellos y, a veces, el recto. Luego se le hacía lavar las manos
minuciosamente y se le vestía con una malla ajustada que le cubría
todo el cuerpo. La cabeza se le tapaba con un velo de tul cosido a
la malla, y con guantes de boxeo se cubrían las manos (ver figura
7). Malla, tul y guantes se cerraban, cosiéndolos con hilos cuyas
extremidades se sellaban. En estas condiciones de aparente segu-
ridad se apagaban las luces, y, al poco rato, se producían los fenó-
menos: chispazos de variada intensidad; luces que se desplazaban
en zig-zag o en forma circular; luminosidad que inundaba la figura
del médium, etc.
Pero más tarde, a raíz de unas experiencias a que se sometió
Erto en el Instituto del Radium (París), se comprobó que todo
LOS PSEUDOrENÓMENOS PARAPSICOLÓGICOS 101

era fraude. Erto producía sus fenómenos frotando un pequeño tro-


cito de ferro-cerium contra una delgada punta de metal que Ocul-
taba en sus órganos genitales. El mismo Geley explicó el fraude y
reconoció haber sido engañado, en un artículo aparecido en la Re-
vue Métapsichique (NI? 3, año 1924).
Otro "médium" sorprendido in fraganti, cuando intentaba fra-
guar una telequinesia, fué Stanislava P. asta fué una famosa "mé-
dium" de efectos físicos, a cuyos "fenómenos" dedicó el doctor
Schrenck-Notzing la mayor parte de su libro Fenómenos Físicos
de la Mediuninidad. Osty la fotografió por medio de los controles
infrarrojos (p. 107) en el momento del fraude (ver fig. 8). Mas,
no siempre el fraude se comprueba con tanta evidencia y entonces
se suscitan agrias polémicas, como en el caso de Florencia Cook.
Esta médium, según William Crookes, produjo a los dieciséis años
la materialización completa de un fantasma de sexo femenino que
en la literatura metapsíquica se conoce con el nombre de Katie
King. Crookes realizó numerosas experiencias con Florencia Cook,
algunas en su propia casa, y afirma que vió al fantasma materiali-
zado a plena luz de gas o eléctrica, que lo tocó, y que en dos opor-
tunidades lo observó junto a la médium dormida, comprobando que
ambos (la médium y el fantasma) eran personas distintas. Pudo
también tomarle numerosas fotografías (Crookes, La fuerza psíqui-
ca, págs. 221 y sigts.).
Sin duda, esto perece obedecer a una auténtica facultad para-
normal. Pero la médium Florencia Cook fué sorprendida varias ve-
ces, al decir de algunos, mientras fraguaba un fantasma (Katie
King) que en realidad era ella misma, burdamente disfrazada
(aunque parece que siempre logró escapar de los brazos que pre-
tendían aprisionarla)'. ¿Qué pensar de situaciones como ésta?

Las experiencias realizadas por William Crookes con el médium1-lome son con-
sideradas auténticas por la mayoría de los metapaiquistas. Pero en cambio, las célebres
'materializaciones" del fantasma Katie King son muy controvertidas, en virtud de las sospe-
chas que se ciernen en tomo de la médium. Parece ser que Crookes la conoció, preci-
samente, a raíz del escándalo promovido por -un fraude que se le imputé. En una sesión
realizada por Florencia Cook el 9 de diciembre de 1873 (poco antes de conocerla Croo-
kes) un señor Volkman, sospechando una superchería, aprisionó al fantasma (?) entre
sus brazos dispuesto a no dejarlo escapar (la sesión transcurría en seniipenumbra). Se-
gún el testigo ocular señor Dumphy, citado por Richet (Tratado de Metapsíquica, pág.
276), el fantasma perdió los brazos y las piernas y se libró del abrazo desvaneciéndose
sin dejar rastros. Pero Robert Tocquet (ob. cit., pág. 250), apoyándose en la descxip-
EL CONTROL Y LAS INHIBICIONES
102
Robert Tocquet Opina que esta médium sólo fué una hábil y cínica
farsante (Toiit l'occultisme dvoilé, pág. 250). Richet sostiene
que podría tratarse de un fraude inconsciente, o bien consciente,
a que recurriera por haber perdido sus facultades auténticas (Trat.
Mét. pág. 532). Otros niegan la realidad del fraude.
Las dudas que plantea el caso de Florencia Cook se repiten
con muchos otros médiums, empezando por Catalina y Margarita
Fox, con quienes se iniciaron los fenómenos que dieron lugar a la
formación del movimiento espiritista (ver VI-5). Según relata Co-
nand Doyle (El Espiritismo, págs. 49 a 63), en edad adulta las
hermanas Fox se aficionaron a la bebida y una de ellas, Margarita,
publicó una carta abierta en un periódico, donde manifestaba que
todos los fenómenos que se les atribuían eran fraudulentos. Estas
palabras fueron confirmadas por declaraciones que también formu-
ló Catalina. Poco después, ambas hermanas se desdijeron de sus
afirmaciones, pero la duda queda al que quiera investigar sin pre-
juicio estas cuestiones. El médium Slade, que convenció al astró-
nomo Zóllner sobre la realidad de los fenómenos de metapsíquica
objetiva, fué sorprendido mientras quería simular una escritura di-
recta con una pizarra preparada de antemano, y condenado a dos
años de trabajos forzados. (José Comas Solá, El espiritismo frente
a la ciencia, pág. 114). Richet manifiesta haber obtenido en Arge-
lia la famosa materialización conocida con el nombre de Bien-Boa,
con la médium Marta Beraud; pero parece que los mismo organi-
zadores de las experiencias (familia del coronel Nol) denuncia-
ción del propio Vollsman, señala que lo que hubo fué un forcejeo 'bien material" con
la médium, en cuyo interín alguien apagó las luces totalmente, y así pudo ésta esca-
par. Cuando las luces se encendieron, la médium estaba en la cabina, en su lugar
habitual.
En las experiencias que posteriormente celebró con esta médium, afirma Crookes
que en dos oportunidades comprobó que ella y el fantasma eran personas distintas, pues
las vió al mismo tiempo. Pero Tocquet recales que estas experiencias no fueron cele-
lebradas en la propia casa de Crookes, y que cabe sospechar que hubo truco con la
complicidad de algún compadre, que sustituyó a la médium. De esta opinión, entre
otros, parece haber sido el célebre médium Home. Según escribe Camille Flammarion
en Lea Forces Naturelles Inconnues, Home le habría expresado su opinión de que
"Mlle. Cook era una hábil farsanta y habla engañado indignamente al ilustre sabio" (ob.
cit. pág. 462). Posteriormente hubo otras acusaciones de fraude contra ella. Según el
Tintes (12 y 15 de enero de 1880), en una sesión en la Asociación Espiritista de Lon-
dres, mientras la médium "materializaba" el fantasma de una niña, uno de los asis-
tentes, de nombre Burke, se interpuso entre la aparición y la cabina. Al descorrerse
la cortina se vió que la silla estaba vacía y que la médium y el fantasma eran una
aisma persona (citado por Paul Heu.zé, 04 esa 855 la Mé.tapsyclsique, pág. arr).
LOS PSEUDOFENÓMENOS PARAPSICOLÓGICOS 103

ron luego que todo había sido simplemente un truco, con fines de
diversión (Paul Heuzé, Oú en est la Métapsychique, pág. 11).
Marta Beraud se convirtió después en la famosa médium Eva C.,
con la que Geley, Schrenck-Notzing y otros afirman haber logrado
repetidas veces la formación de ectoplasmas y fotografías de imáge-
nes ideoplásticas. Pero Durville (citado por S. Notzing en Les Phé-
nonunes Physiques de la inediwmnité, pág. 262), denunció que
esas imágenes eran reproducciones de figuras aparecidas en el pe-
riódico Le Miroir, obtenidas por medios fraudulentos. Ni Richet
en el caso del fantasma Bien-Boa, ni Gelev, ni Schrenck-Notzing
con las fotografías de Le Miroir, admitieron haber sido engañados;
y dieron diversas explicaciones aclaratorias, cuya consideración esca-
pa a las limitaciones de este libro. Mas, ellas no logran disipar la
duda en quienes desean estudiar objetivamente estos problemas,
que se tornan más propios de un historiador que de un investiga-
dor de la parapsicología (ver figs. 9 y 10).
Con la sola excepción de Home, Rudi Schneider, Kluski,
Stelia y algún otro médium excepcional, la mayoría de los médiums
famosos de efectos físicos fueron acusados de fraude en forma bas-
tante convincente, o sorprendidos "in fraganti" cuando intentaban
falsear. Tal ocurrió con Eva C., Linda Cazzera, Florencia Cook,
Hnos. Davemport, Charles Eldred, Pascual Erto, Eusapia Paladino,
Jean Guzik, Ladislao Lasslo, Marguery, Slade, Miss Goligher,
Eglington, Ejner Nielsen, etc. Algunos de esos fraudes pudieron
ser inconscientes, pero en muchos de ellos no cabe duda de que
fueron realizados con intencionalidad y preparados de antemano.
La mayor parte de los médiums los cometieron por dinero; otros,
quizá, por oscuras razones psicológicas (tendencias mitomaníacas,
paranoicas, etc.), como parece haber ocurrido con la célebre mé-
dium Marguery.

Dificultades para aclarar Qué pensar sobre estos casos? Las


las acusaciones de fraude respuestas dadas son muy diversas:
19) que estos médiums fueron siem-
pre fraudulentos; 29) que fueron médiums auténticos, pero recu-
rieron al fraude cuando declinó o se extinguió su facultad; 39) que
muchos fraudes que parecieron intencionales en realidad se come-
EL CONTROL Y LAS INHIBICIONES
104
49) que no hubo fraude en la
tieron en estado de inconsciencia;
mayoría de esos casos, y si, en cambio, acusaciones maliciosas e in-
fundadas, promovidas por razones ideológicas; 59) que el aparente
fraude no fué tal: en el caso de Florencia Cook no fué ella sino el
fantasma materializado el que forcejeó para liberarse de las manos
que pretendían retenerlo; y en el caso de las fotos de Le Miroir, se
trata de captaciones metagnósicas del sujeto, que se proyectaron y
organizaron en forma ideoplástica, dando así la impresión de una
reproducción fraudulenta.
Es muy difícil formular un juicio que pretenda ser definitivo,
en torno de estas cuestiones que pertenecen a la primera parte de
la historia científica de la metapsíquica. La segunda, que actual-
mente se cumple, comienza con las experiencias rigurosas de Rhine
en la Universidad de Duke y con el empleo de controles automá-
ticos por Osty en el Instituto Metapsíquico Internacional (ver
IV-2). La metapsíquica es una ciencia que moviliza resortes psi-
cológicos muy profundos; las opiniones se vuelven parciales y las
polémicas violentas. Por parte de los metapsiquistas, especialmente
los de creencia espiritista, existe en muchos una dosis de creduli-
dad desmesurada, que dificulta su apreciación de los hechos; y
por la otra parte, se movilizan contra la metapsíquica intereses pro-
pios del fanatismo religioso, que no vacilan a veces en lanzar acu-
saciones infundadas contra los médiums, para lograr su despresti-
gio. También existe una fuerte dosis de parcialidad por parte de
los sabios de creencias materialistas.
La metapsíquica objetiva está pasando en estos momentos
por una etapa de revisión crítica, que comenzó a raíz del éxito ob-
tenido por los métodos rigurosos empleados por Rhine en los Esta-
dos Unidos y por Osty en Francia. Qué queda en pie del pa-
sado? Por nuestra parte consideramos que las experiencias de Wi-
lliam Crookes con Home, el contexto de las de Eusapia Palladino,
y las de Geley y Richet con Franek Kluski, son suficientemente de-
mostrativas de la realidad de la metapsíquica objetiva (ver apén-
dice II). No obstante, teniendo en cuenta la nueva vía de investiga-
ción que se abrió con el uso de los controles automáticos (Osty),
y con la introducción de los métodos estadísticos (Rhine), a que
nos referiremos en el punto siguiente y en los apéndices II y III,
LOS PSEUDOIN6MENOS FABAPSICOLÓCICOS 105

creemos prudente colocar entre paréntesis, y a la espera de su con-


firmación en condiciones más rigurosas de control, todas las expe-
riencias del pasado.

2. - PROCEDIMIENTOS DE CONTROL Y ANÁLISIS

Necesidad y El control es inherente a toda investigación cien-


dificultades tífica de los fenómenos parapsicológicos. La carac-
del control terística esencial de éstos es su origen paranormal,
y éste no puede establecerse sino por eliminación.
Debe asegurarse, por lo tanto, antes de considerar probado un fe-
nómeno paranormal, que las condiciones experimentales excluyan
toda posibilidad de explicación en base de recursos normales: frau-
de, simulaciones inconscientes, hiperestesia, etc. Y esto presenta
serias dificultades técnicas y además de orden psicológico.
Una gran parte de los médiums son llevados al ejercicio de sus
facultades por razones místicas. Se habitúan a actuar en ambien-
tes de gran credulidad, en grupos de amigos o en centros espiritis-
tas, y consideran una ofensa o una sospecha que se pretenda com-
probar en forma rigurosa los fenómenos que dicen producir. La
mayor parte de ellos no pueden prestar servicios a una investiga-
ción seria pues, como señala Schrenck-Notzing, "su ausencia de
espíritu crítico, la credulidad y el fanatismo espiritista, han contri-
buido a impedir su utilización con fines científicos" (Les phéno-
mnes phisiques de la inécliwmnité, pág. 6).
Hay en esto honrosas excepciones. Médiums como Rudi
Schneider y Franek Kluski, por ejemplo, aceptaron siempre toda
clase de controles; ellos pusieron de manifiesto que éstos, si no
crean excesivas molestias, no son obstáculo para la producción de
fenómenos de magnitud (ver apéndice II). La experiencia mues-
tra que los médiuibs que rechazan sistemáticamente los controles
rigurosos, alegando que "no están acostumbrados", o que "en ese
ambiente no van a producir fenómenos", resultan a la larga frau-
dulentos. Tal es, por ejemplo, el caso de Stanislava P. (ver figu-
ra 8). Pero no debe descartarse el caso de médiums auténticos que
efectivamente no puedan trabajar fuera de los ambientes en que
les rodea el misticismo. En dichos ambientes actúan sin inhibiciones,
y la experiencia muestra que las aptitudes parapsicológícas, como
EL O0Nfl0L Y LAS INHIBICIONES
106
es también el caso de la inspiración poética o de la capacidad in-
ventiva, no pueden manifestarse si hay inhibición (ver pág. 118).
El investigador debe procurar en estos casos adaptar los su-
jetos a las condiciones rigurosas que requiere una demostración
científica. Mas, para ello, debe actuar con sumo tacto y prudencia,
a fin de no perturbar al delicado instrumento de experimentación.
En esta labor de formación de sujetos aptos para la investigación
científica se ponen a prueba las aptitudes del investigador y su
capacidad para este género de experiencias. No pueden darse nor-
mas fijas al respecto, pues la actitud a asumir en cada caso depende
de la personalidad del sujeto: de su idiosincracia, su cultura, sus
hábitos, creencias, etc. Debe considerarse, sin embargo, en general,
que es una mala táctica intentar cambiar los hábitos inconvenien-
tes del sujeto mientras no surja de él ese deseo; tampoco es aconse-
jable discutir ni procurar modificar su creencia espiritista, si la tie-
ne. El investigador debe comenzar limitándose a observarlo, en las
condiciones experimentales que a aquél le resulten familiares. Si
esas condiciones no son aptas para una comprobación rigurosa,
puede intentar despertar en el sujeto, paulatinamente, el deseo de
un mayor control; y para ello es aconsejable estimular su afan de
emulación, exhibiéndole el ejemplo de algunos médiums famosos,
siempre, claro está, dentro de lo que corresponde a sus aptitudes.
Se sabe que cuando se ideó el sistema de las correspondencias
cruzadas este procedimiento, que hasta entonces había sido descono-
cido, empezó a ser sugerido por los propios médiums. Stanislava
Tomczyk que producía fenómenos de telequinesia, comenzó a pro-
ducir ectoplasmías desde que tuvo conocimiento de las experiencias
de este tipo efectuadas por Eva Carnero. Esta gran capacidad de
imitación que tiene los sujetos (ver V-3), que puede malograr una
facultad si no es utilizada convenientemente, es al mismo tiempo
el más valioso auxiliar del experimentador, para su labor de forma-

' El método de la correspondencia cruzada (cross correspondence) es un pro-


cedimiento que los investigadores ingleses y americanos, hasta la tercera década del
siglo, utilizaron frecuentemente para la prueba de la ESP. Dos personas convienen en
escribir a determinada hora varios pensamientos, que se envían por correo para ven-
ficat recíprocamente si hubieron coincidencias. Richet, en su Tratado de Metapsfquica
(pág. 04), cita muchos de estos ensayos, algunos de los cuales fueron sugeridow
por los propios "espíritus" incorporados en los médiums en trance.
PROCEDIMIENTOS DE CONTROL Y ANÁLISIS 107

ción de sujetos capaces de desenvolverse en condiciones de contiol


riguroso.

El procedimiento El control más indicado para establecer la


de rayos infrarrojos autenticidad de los fenómenos de meta-
psíquica objetiva es el que se verifica au-
tomáticamente, aún en plena oscuridad, por procedimientos espe-
ciales. En estos casos el investigador puede desinteresarse del con-
trol, desapareciendo así el estado de tensión y vigilancia, que tan-
to perjudica a la producción de fenómenos. El doctor Eugéne
Osty, en el Instituto Metapsíquico Internacional (París), ideó un
sistema basado en el empleo de radiaciones infrarroja, que es de
gran eficiencia. Por medio de esos controles automáticos, se
descubrieron y pusieron en evidencia a varios falsos médiums de
efectos físicos, algunos sinceros y otros sencillamente fraudulentos
como Stanislava P. Pero en cambio, en otras experiencias, como
las realizadas con el médium Rudi Schneider en el año 1931, se
logró establecer en forma fehaciente la existencia de la inetergiu,
factor X (?) ligado de manera inexplicada al psiquismo del mé-
dium, y capaz de producir acciones materiales a distancia.
En el apéndice II nos referiremos con mayor detalle a estas
experiencias efectuadas con Rudi Schneider, que comprendieron
90 sesiones realizadas durante más de un año (de octubre de 1930
a diciembre de 1931). Aquí daremos sólo una idea ligera de cómo
se efectuaron los trabajos, y en qué consiste el procedimiento de
controles automáticos, a través de un ejemplo teórico.
Supongamos que se desea verificar el movimiento sin con-
tacto de un objeto colocado sobre una mesa, a dos o tres metros
del presunto dotado, que se dice capaz de moverlo por medios
paranormales. Como la experiencia debe llevarse a cabo general-
mente en la oscuridad, pues parece que las radiaciones lumi-
nosas afectan la potencia de ese factor X (?), se procede de la si-
guiente manera. El médium se viste con un pijama cuyos bordes
están impregnados de una substancia fosforescente, que permite
distinguir perfectamente sus movimientos aún en la más abso-
luta oscuridad. Se le sienta en una silla, a una distancia de
dos metros, aproximadamente, del objeto cuyo movimiento sin
108 EL CONTROL Y LAS INHIBICIONES

contacto se desea obtener. Un investigador que actúa de control,


sentado frente al médium, toma entre sus manos las manos de
éste y no lo suelta durante toda la sesión, fiscalizando así sus
movimientos. Finalmente, el objeto a mover en forma paranormal
es rodeado de una red de rayos infrarrojo, invisibles. Cualquier
substancia material que se aproxime al objeto debe interceptar,
necesariamente, esos rayos, lo cual provoca instantáneamente una
reacción en una célula fotoeléctrica, que pone automáticamente
en funcionamiento a diversos aparatos (ver figuras 11 y 12). Así,
se toman fotografías en un centésimo de segundo, desde distintos
ángulos, haciendo imposible cualquier maniobra fraudulenta. Sue-
nan campanillas ubicadas estratégicamente, que permiten deter-
minar qué rayo ha sido en cada caso interceptado, pues cada una
corresponde a un rayo diferente. Se pone en funcionamiento un
oscilógrafo donde se registra, por trazos continuos, el transcurso
del tiempo y las oscilaciones que en cada momento experimenta
la intensidad del rayo cuando es parcialmente absorbido por al-
guna substancia que no alcanza a interceptarlo totalmente (los
aparatos se ponen en funcionamiento recién cuando la absorción
supera al treinta por ciento de la radiación total).
En las citadas experiencias con el médium Rudi Schneider,
el doctor Osty logró establecer la presencia de una fuerza desco-
cida (a la que llamó inetergia), que parecía emanar del médium
y que podía ser dirigida por éste mentalmente (aunque su pro-
cedencia no pudo ser establecida rigurosamente). Invisible la ma-
yor parte de las veces, en una oportunidad pudo ser apreciada
visualmente bajo la forma de una bruma. El médium, en estado
de trance profundo, inconsciente, hablaba bajo la forma de una
personificación espírita (conciencia críptica, según Osty), indi-
cando cuando el fenómeno empezaba a producirse y los lugares
a donde se dirigía la fuerza. Estas indicaciones se verificaban de
inmediato con los sonidos de las campanillas, indicadoras de los
rayos que en cada caso se interceptaba y cuyas líneas de proyección
sólo conocían los investigadores.
Por los registros gráficos se estableció que esta bruma tenía
muy poca densidad, pues aunque atravesaba los rayos de un lado
a otro, no alcanzaba muchas veces a interceptarlos totalmente
PROCEDIMIENTOS DE CONTROL Y ANÁLISIS 109

Frcuss II - Esquema de la disposición de las cosas y personas en las


sesiones del Instituto Metapsíquico de París, con control de rayos infrarrojos.
1) Lugar del sujeto. 2) Lugar de los asistentes. 3) Emisor de infrarrojo.
4) Conductor de corriente alternada de 110 voltios. 5) Célula fotoeléctrica
sobre la que incide la radiación infrarroja. 6) Tres espejos planos que
reflejan en distintos ángulos la radiación infrarroja, haciendo que ésta rodee
al objeto. 7) Acumulador de 4 voltios. 8) Interruptor de corriente. 9) Con-
ductores de corriente. 10) Extremos a los que se puede aplicar un defla-
grador de magnesio, una campanilla, o una lámpara luminosa. 11) Cor-
tina del gabinete negro. 12) Mesa. 13) Objeto a desplazar. Cuando se
interrumpe alguno de los rayos (6), la célula fotoeléctrica (5) reacciona,
y pone en funcionamiento el aparato acoplado en 10. (Clisé de la Revue
Métapsychique).
110 EL CONTROL Y LAS INHIBICIONJES

(absorbía, por ejemplo, tan sólo un quince o un veinte por


ciento de la radiación). También se observó que los rayos pare-
cían destruir parcialmente a la fuerza, y que ésta era sensible a
las radiaciones ultravioleta y a la luz roja. También las deflagra-
ciones del magnesio la anulaban totalmente, durante un cierto
tiempo. En la sesión del 23 de febrero de 1931 se logró un fenó-
meno de telequinesia, consistente en el desplazamiento de tres ob-
jetos que estaban sobre la mesa de experiencias (un pañuelo, una
armónica y una flor), los que aparecieron luego en distintas par-
tes de la sala, en lugares previamente anunciados por ci médium
en trance (no se tomaron fotografías en esta oportunidad). En la
sesión del 23 de mayo de 1931, se logró la telequinesia de una rosa,
mostrando la fotografía el momento en que se desplazaba, sin con-
tacto visible, de su posición inicial. En el apéndice II detallamos
algunas experiencias.

El análisis Otro de los procedimientos utilizados para probar


estadístico científicamente los fenómenos metapsíquicos son
las estadísticas. El doctor Rhine, en el Laboratorio
de Parapsicología de la Universidad de Duke, demostró por me-
dios estadísticos que la mente puede influir el movimiento de
caída de los dados. Con la ayuda de aparatos totalmente automá-
ticos (ver figuras 13 y 34), que hacen girar una cierta cantidad de
dados en forma mecánica, estableció la acción psicoquinética o PK
(abreviadamente). Demostró cómo un sujeto, concentrándose en el
deseo de que salga un determinado número en los dados con pre-
ferencia a otros números, puede obtener ese resultado una cantidad
de veces tal que excluye cualquier hipótesis que quiera basar el re-
sultado en la influencia del azar, o en la forma o construcción de
los dados.
Pero antes de extenderse a la metapsíquica objetiva, las in-
vestigaciones de Rhine se iniciaron en la parapsicología subjetiva
(telepatía, clarividencia, etc.), utilizando naipes especiales, lla-
mados cartas Zener o de ESP. Se trata de un mazo de 25 cartas
con signos escogidos de manera que, por su sencillez y diferen-
ciación, facilitan su captación por los sensibles en las experiencias
de telepatía o de clarividencia, disminuyendo las probabilidades
PROCEDIMIENTOS DE CONTROL Y ANÁLISIS 111

de equivocación por errores de interpretación (Recordamos aquí


que en metapsíquica subjetiva, donde el conocimiento paranormal
se presenta a menudo en forma de símbolos, a las dificultades de
la percepción se unen, a veces, las de la interpretación (ver 11-2).
Las cartas Zener constan de cinco símbolos: estrella, onda, círculo,
cuadrado y cruz (ver figura 14), que, por su claridad y sencillez,
facilitan la labor interpretativa del sensitivo.
El dotado, colocado en lugar desde donde no puede ver la
carta ni tener ningún indicio sobre su figura (algunas experiencias
se realizaron a gran distancia), procura acertar como en un juego
de azar (ver figuras 15 y 33). Los controles son minuciosos y rigu-
rosos y los resultados se someten luego al análisis estadístico, me-
diante el cálculo de probabilidades, a fin de probar matemática-
mente la existencia de un factor causal (ver apéndice III). Procu-
remos aclarar la prueba con un ejemplo sencillo:
Si tiro una moneda al aire 100 veces y obtengo 60 caras y
40 secas, el resultado puede deberse al azar. Pero si repito esta
experiencia varias veces, y siempre obtengo un número mayor
de caras que de secas, la hipótesis del azar va desvalorizándose
a medida que aumenta el número de pruebas, hasta que llega un
momento, determinable matemáticamente, en que se demuestra en
forma indudable que una causa distinta del azar influye en el re-
sultado. La causa puede ser ignorada, pero las matemáticas no de-
jan lugar a dudas sobre su existencia.
Ahora bien, si por distintos procedimientos de control logro
demostrar que dicha causa no radica ni en la forma o calidad de
la moneda, ni en la manera de arrojarla, o en otros factores pare-
cidos, y en cambio demuestro que el resultado varía en función
de los deseos del sujeto que experimenta (por ejemplo, que éste
se proponga obtener un mayor número de caras que de secas, o la
inversa), hay que aceptar entonces la realidad de una causa para-
normal; de una causa parapsíquica (porque está ligada a la psiquis
del sujeto), que actúa por un medio paranormal.
Con estos procedimientos, Rhine demostró rigurosamente
la realidad de la telepatía, de la clarividencia y de la precogni-
ción; y demostró también la psicoquinesia (PK), o sea, la capa-
EL CONTROL Y LAS INHIBICIONES
112
cídad de la mente para influir sobre el movimiento de la materia
(en este caso la caída de los dados).

Discusión de la obra Las experiencias de Rhine, que se perfec-


de R h i n e en dos cionaron poco a poco, soportaron victOrio-
congresos, científicos samente todas las críticas que se les hicie-
ron desde los ángulos más diversos. El pri-
mer ataque fué contra el significado de los resultados matemáticos,
pero fué rápidamente superado. Sometida la cuestión al Instituto
Americano de Estadística, éste manifestó, en el Congreso Anual de
Indianápolis, en el año 1937: "Las investigaciones del Dr. Rhine tie-
nen dos aspectos: experimental y estadístico. Desde el punto de vista
experimental, los matemáticos no tienen nada que decir. Y en
cuanto al aspecto estadístico, los trabajos matemáticos recientes han
establecido que, supuesta la corrección de las experiencias, el aná-
lisis estadístico es esencialmente válido. Si las investigaciones de
Rhine deben ser atacadas legítimamente, deben serlo por otras
razones que las matemáticas".
El otro aspecto de la cuestión, el experimental, también fué
objeto de numerosas críticas, pero éstas cesaron a medida que el
rigor de las condiciones experimentales fué explicado en todos sus
detalles. En 1938 se llevó a cabo en Columbia (Ohio), un Con-
greso organizado por la Asociación Psicológica Americana, para
discutir los métodos experimentales de la percepción extrasenso-
rial. En todas las sesiones hubo un acuerdo fundamental entre los
oradores, acerca de la corrección de las condiciones experimentales
en las pruebas presentadas como más demostrativas de esta facultad.
(Rhine, La double pi.issance de l'esprit, página 157).
Por medio de delicados análisis matemáticos, Rhine y su
grupo de colaboradores demostraron que cierto grado de ESP se
encuentra aún en aquellas personas que no presentan ninguna
manifestación ostensible de ella. Trabajando con estudiantes, y
efectuando cientos de ensayos con cada sujeto, se llegó a resul-
tados que, aunque no notables como en el caso de los grandes
dotados, bastan para demostrar que no pueden ser atribuídos a
la casualidad y que alguna causa distinta del ciego azar ejerció su
influencia. Por los mismos métodos estadísticos, Rhine demostró
PROCEDIMIENTOS DE CONTROL Y ANÁLISIS 117

que también existe el preconocimiento o precognición. Comprobó


en algunos sujetos la facultad de predecir, con notables aciertos,
el orden en que saldrían las cartas que después eran barajadas, cor-
tadas y distribuidas por el propio investigador. (En el apéndice III
incluimos un informe detallado sobre estas experiencias).

Expiie.as en el En el Instituto Argentino de Parapsicología


Enstituto Argentino (antes Sociedad Argentina de Parapsicolo-
de Parapsicología gía), con un notable sensible, el doctor
Ronald W., obtuvimos en 750 ensayos de
precognición con las cartas Zener, 216 aciertos, en vez de 150 que
correspondía esperar por la sola obra del azar. Matemáticamente
se demuestra que el resultado obtenido, de 216 aciertos en 750
ensayos, sólo tiene probabilidad de producirse por azar una vez
en 1.000 millones de veces. (Experiencia dirigida por el ingeniero
José S. Fernández).
Con el mismo sensible hemos efectuado numerosas experien-
cias de ESP, también con resultados muy positivos. Con el fin
de excluir la interpretación de una posible hiperestesia del tacto
o de la vista, que le permitiera percibir las figuras a través del
dorso de las cartas, o por el tacto, le solicitamos una serie de ex-
periencias en condiciones rigurosas de control. Así, el 18 de abril
de 1953 realizó un primer ensayo barajando y distribuyendo
simplemente las cartas, y obtuvo 22 aciertos sobre 25 ensayos
(lo que cabe esperar por azar es cinco). A continuación, y para
eliminar la hipótesis de la hiperestesia táctil, repitió la experiencia
cubriendo esta vez las manos con espesos guantes de gamuza.
Obtuvo otra vez el resultado extraordinario de 22 aciertos sobre
25. Y finalmente, para excluir la posibilidad de una hiperestesia
visual, que le permitiera captar a través del dorso de las cartas,
efectuó la misma experiencia con los guantes puestos pero, ade-
más, con los ojos vendados. Yo, personalmente, cubrí sus párpados
con algodón y coloqué sobre ellos una espesa venda. La expe-
riencia se realizó con un mazo de cartas mío, y que yo mismo
barajé y corté, dándoselo luego al sensible, que al sacar con sus
manos enguantadas las cartas iba diciendo: "onda... círculo.
etc.", según fueran sus percepciones. (Hago estas declaraciones
EL CONTROL Y LAS INUMICIONES
118
sobre mi intervención personal, para demostrar que para mí no
hubo posibilidad de fraude y que no puedo abrigar dudas sobre
la legitimidad del resultado obtenido). En este caso, el éxito del
sensible fué total, pues acertó las 25 cartas. La probabilidad de
que este resultado sea obra del azar es inferior a 1 contra más de
cien trillones, por 10 que puede descartarse el azar como hipó-
tesis explicativa y se impone la admisión de una aptitud de per-
cepción extrasensorial. (En el apéndice III daremos más detalles
sobre experiencias efectuadas en el Instituto Argentino de Para-
psicología).

3. - INFLUENCIA DEL ESTADO DEL SUJETO Y DE LAS


CONDICIONES EXPERIMENTALES

La iuhibición en Las condiciones experimentales tienen una gran


experiencias importancia en psicología. Los resultados de los
psíquicas tests no pueden nunca interpretarse mecánica-
mente y esto lo sabe cualquier psicólogo ave-
zado. Un ejemplo lo ofrecen los tests de inteligencia. En base
a ellos puede catalogarse al genio de perfecto imbécil: así lo
"prueba" a veces el test. Para ello basta que el sujeto sea un
emotivo y se cohiba al saberse examinado. La situación experi-
mental desencadena una serie de procesos inhibitorios que le im-
piden toda asociación coherente, y se arriba a un coeficiente in-
telectual mínimo. De ahí que desde los tiempos de Binet se po-
pularizó la idea de que los tests, a veces, expresan mejor el coe-
ficiente intelectual del examinador que el del examinado.
Ahora bien, si la inhibición perturba las experiencias de psi-
cología, donde se opera con funciones normales de la mente,
parece sensato suponer que en las funciones paranormales se deje
sentir con igual o mayor intensidad. Refiriéndose a las condiciones
de la investigación en metapsíquica objetiva, el doctor Schrenck-
Notzing dijo hace tiempo: "No hay que descuidar nada para
obtener las condiciones psíquicas más favorables al médium; lo
que no es siempre fácil, sobre todo si éste, por escasa cultura, no
comprende las precauciones que exige una investigación cientí-
fica. El éxito de la experiencia está ligado a la buena disposición,
INFLUENCIAS SOBRE EL RESULTADO 119

a la confianza, a la tranquilidad perfecta del médium. La descon-


fianza, aun cuando se busque reprimirla la actitud altanera o
indiferente, pueden torcer fácilmente al instrumento de la expe-
riencia". (Les Phénomnes Physiques de ¡a Médiuinnite', pág. 7).

Causas de El método de Rhine ha permitido probar en forma


inhibición concluyente esta influencia inhibitoria de las con-
diciones experimentales. El ambiente, los estados
físicos y psíquicos de los asistentes y del sujeto, su disposición
para la experiencia, influyen en los resultados. En cambio se ha
probado que era errónea la suposición de que la ESP estaba rela-
cionada con las enfermedades mentales y que era una forma de
anormalidad psíquica.
En los hospitales psiquiátricos abundan los psicópatas que
creen que sus pensamientos obsesivos y destructivos les son im-
puestos por sus enemigos por medio de la telepatía. Pero some-
tiendo a pruebes a muchos de estos seudotelépatas, no se encon-
tró en ninguno de ellos condiciones excepcionales de ESP. Los
mejores sujetos resultaron ser los enfermos de la afectividad; en
cambio, en los de inteligencia subnormal difícilmente se hallaron
indicios de la ESP. Excelentes sujetos se encontraron en personas
completamente normales y el doctor Humphrey, probando a sus
alumnos del College Earlham (Indiana), encontró correlación
significativa entre el grado de inteligencia y la ESP. Los sujetos
que obtenían mayor puntaje en una prueba lo obtenían también
en la otra.
La actitud de los sujetos frente a la experiencia tiene también
una importancia muy grande. La doctora Gertrude Schmeidler
hizo una encuesta entre los alumnos del Colegio de la Ciudad
de New York, y estableció quienes creían en la existencia o por
lo menos la posibilidad de las funciones parapsíquicas, y quienes no.
Luego se probaron los alumnos y se encontró que los del primer
grupo obtenían promedios de aciertos superiores al azar, y los del
segundo, inferiores. Esto es, que estos últimos resultados también
eran significativos porque diferían de lo que cabe esperar por azar,
pero a la inversa de los primeros. "Se puede cuando se cree que
se puede", dice el profesor Rhine. La novedad, el interés, el es-
120 EL CONTROL Y LAS INHIBICIONES

tímulo provocado a veces por pequeñas recompensas, favorece las


experiencias; en cambio el aburrimiento, la desatención, la decep-
ción y la fatiga, provocan el descenso en los promedios. Los suje-
tos obtienen mejores resultados cuando los tests son de corta du-
ración y cuando se introducen novedades en los procedimientos,
que despiertan el interés, alterando la rutina. Los aciertos mayores
se obtienen generalmente al comienzo de las experiencias, y lue-
go declinan rápidamente hasta llegar a los promedios del azar;
un cierto repunte se advierte al final de la sesión. Estos efectos
de declinación y de emergencia (ver pág. 308) se evidencian tra-
zando las curvas estadísticas de los resultados, que presentan la
forma de una "U" abierta, con el segundo brazo más corto que el
primero. Se interpreta el descenso como debido a la fatiga y a la
pérdida gradual de la espectativa, que repunta al acercarse el
final, en que se conocerán los resultados.

Influenca de También se probó estadísticamente la influencia


la actitud del de la actitud del investigador sobre los resultados.
investigador La doctora Price, controlando experiencias de PK
en las que hacía de sujeto el doctor Woodruff,
hizo una interesante comprobación: los resultados declinaban rá-
pidamente cuando ella adoptaba una actitud ligeramente irónica
frente a1 sujeto. En otra experiencia, Price y Pegram comproba-
ron que, alrededor de una tercera parte de los alumnos examina-
dos en una escuela de ciegos, obtenían en los ensayos de percep-
ción extrasensorial resultados significativos; y el mismo por ciento
obtuvo posteriormente la doctora Price en sus trabajos sobre in-
ternados de ambos sexos en un orfelinato. Otro investigador quiso
comprobar por su cuenta, e independientemente, los resultados
de la doctora Price y empleó los mismos métodos; pero no pudo
encontrar un solo sujeto que arrojara resultados significativos.
Repitió entonces la experiencia, pero esta vez trabajando junta-
mente con la doctora Price; ésta se encargó del trato con los alum-
nos, y aquél de los registros y el control. Los resultados fueron
esta vez significativos, y aproximadamente iguales a los obtenidos
en la primera prueba de la doctora Price, cuando ésta hizo sola
las experiencias. La actitud de la doctora Price era de trato ami-
INFLUENCIAS SOBRE EL RESULTADO 121

gable y familiar, contrastando con la del otro investigador que


se comportaba en forma más oficial, fría y sin amenidad; la dife-
rencia de actitud se reflejó en los resultados.
Esta influencia del investigador en los resultados ha des-
pertado muchas objeciones de parte de algunos "cientistas", que
sólo consideran científicas las experiencias que pueden ser repro-
ducidas por cualquiera que posea los conocimientos técnicos nece-
sarios. Pero es difícil tomar en cuenta esta objeción. Las condi-
ciones experimentales dependen del objeto que se investiga y
no pueden ser dictadas arbitrariamente por el investigador. En
parapsicología la experimentación recae sobre funciones psíquicas
paranormales, cuya sutileza y grado de sensibilidad parecen ser
muy elevadas. No es extraño, entonces, que puedan ser afectadas
por las condiciones mentales de la experimentación. Esta es una
dificultad que no se advierte en otros campos de la ciencia, pero
en parapsicología las cosas ocurren así y éste es un hecho que se
debe tener en cuenta al juzgar los resultados.
El investigador debe compartir con el sujeto el deseo del re-
sultado feliz de la experiencia, debe saber estimularlo y estable-
cer con él un trato de recíproca cordialidad; sin que por ello,
naturalmente, se aminoren las facultades críticas y la capacidad
de observación. Debe ser riguroso, pero también prudente. Si se
obsesiona con la idea del fraude o la simulación consciente o
inconsciente, es posible que inhiba todo fenómeno, incluso aunque
crea que en su actitud no refleja sus reservas mentales. El doc-
tor Ronald W., que siempre nos dio pruebas evidentes de una
extraordinaria aptitud de percepción extrasensorial (ver pág. 117).
en cierta ocasión sólo obtuvo resultados comparables a los del
azar. Al terminar la experiencia nos explicó que se había sentido
inhibido por la presencia de uno de los asistentes, a quien cierta
vez vió adoptar frente a un sujeto una actitud que a él le pareció
despectiva. En cambio no se inhibió por el rigor de ciertas condi-
ciones experimentales que le sugerimos, en un ensayo que requirió
que se vendara los ojos y calzara gruesos guantes (pág. 117). Esti-
mulado posiblemente por la novedad, obtuvo en esa ocasión el
resultado excepcional de acertar, sin ningún error, las veinticinco
cartas del mazo Zener.
122 EL CONTROL Y LAS INHIBICIONES

[a influencia La influencia del investigador no sólo actúa sobre


sugestiva la producción del fenómeno, favoreciéndolo o in-
inconsciente hibiéndolo, sino que también puede hacerse sen-
tir sobre la forma de su manifestación; ésto de-
pende de la sugestibilidad del sujeto. Así, el doctor Geley, que se
especializa en biología, obtuvo con frecuencia fenómenos de ecto-
plasmía, lo mismo que von Schrenck-Notzing; en cambio, los su-
jetos del doctor Crawford, que era profesor de mecánica, producían
preferentemente fenómenos de telequinesia (ver esta observación
del doctor Geley en la Revue Me'tapsychique, 1921, pág. 302).
Así ocurre también en las experiencias de hipnosis; el sujeto acep-
ta las sugestiones verbales del investigador y se comporta de acuer-
do con ellas.
En las experiencias de hipnosis sucede que el experimentador
no siempre es consciente de las sugestiones que provoca y así, a
veces, observa ciertas formas de comportamiento que interpreta
como dependientes de la naturaleza del fenómeno, cuando en reali-
dad han sido sugeridas inconscientemente por él. Un ejemplo lo
tenemos en las tres famosas fases de la hipnosis (letargia, sonam-
bulismo y catalepsia), que Charcot creyó naturales, cuando en rea-
lidad se trataba de modos de comportamiento inducidos por el pro-
pio investigador. Otro ejemplo es el que cita Estabrooks en Los
Fundamentos del Hipnotismo (pág. 71). Observó que en sujetos
hipnotizados aumentaba extraordinariamente la resistencia cutánea
a la energía eléctrica, que llegaba a ser de 40.000 a 50.000 ohmios:
lo mismo que normalmente se da en las personas dormidas. Pu-
blicó sus resultados, interpretándolos como prueba de que el sujeto
hipnotizado está en estado de sueño. Pero otros investigadores de-
mostraron, posteriormente, que esa resistencia sólo se observa en
los sujetos hipnotizados por el procedimiento de inducción al sue-
ño. En cambio no presentan dicha resistencia sujetos hipnotizados
por otros procedimientos. En esos casos ocurrió que el investigador,
por el método empleado, provocó inconscientemente, en los sujetos,
las mismas reaciones de las personas dormidas; y creyó que el hecho
corresponda a la naturaleza misma del estado hipnótico. Huli y
otros investigadores demostraron, por el contrario, que la hipnosis y
el sueño tienen poco de común, desde un punto de vista psicológico.
INFLUENCIAS SOBRE EL RESULTADO 123

A la sugestión verbal del hipnotismo se une, en parapsico-


logia, la sugestión telepática, que se produce por intercomunica-
ción mental entre sujeto y experimentador. Esto, puede llevar
a los dotados a cumplir inadvertidamente las ideas que se en-
contraban en la mente (o en el subconsciente) del investigador
o de los asistentes a la reunión. La sugestión telepática fué probada
experimentalmente, entre otros, por Paul Janet, quien demostró
la posibilidad de producir hipnosis a distancia, en sujetos conve-
nientemente entrenados. (Rhine, La double puissance de l'esprit,
pág. 23). Este tipo de sugestión puede también ejercerse involun-
tariamente y el investigador, sin querer, altera la forma de los
fenómenos y saca de ellos conclusiones equivocadas. Tal parece
haber ocurrido, por ejemplo, con las célebres experiencias de De
Rochas.
De Rochas, operando con sujetos metagnomos en estado de
hipnosis, les sugería que retrocedieran imaginariamente en el
tiempo, hasta llegar a su más tierna infancia; entonces los sujetos
se comportaban como verdaderos niños. Prosiguiendo la experien-
cia, les pedía luego que retrocedieran más y más, hasta que el
sujeto describía lo que creía debió haber sido su estado durante
la gestación. Así continuaba el retroceso hasta que algunos su-
jetos, con sorpresa de De Rochas, comenzaron a describir vidas
anteriores. Dieron detalles de hechos ocurridos hacía mucho tiem-
po y en relación con personas desconocidas que los sujetos afir-
maban tratarse de ellos mismos en otras encarnaciones. Lo curioso
es que en algunos casos se pudo verificar que esos hechos eran
verídicos, que esas personas realmente habían existido y que se
trataba de muertos a quienes los sujetos nunca habían conocido.
De Rochas era un creyente de la reencarnación. Hoy se admite
que los sujetos podrían captar por ESP esas convicciones, así como
detalles de alguna persona fallecida, y dramatizando tales capta-
ciones las expresaban como si se tratara de ellos en otra encarnación.
Tal es al menos la opinión de Sudre, del doctor Pascal y del doctor
Estabrooks, entre otros. Al procurar repetir la experiencia de De
Rochas, yo me encontré cierta vez con un sujeto que me dió esta
sorprendente respuesta: "ahora ya no soy nada", en el momento en
que debía haber empezado a referirse a una encarnación anterior.
SEGUNDA PARTE
Las Teorías Interpretativas
Los hombres de fe excesiva en sus teorías, o en sus ideas, no
solamente están mal dispuestos para hacer descubrimientos
sino que también hacen muy malas observaciones. Observan
necesariamente con una idea preconcebida y, cuando han ms-
tituído una experiencia, no quieren ver en sus resultados otra
cosa que la confirmación de su teoría. Desfiguran así la ob-
servación y descuidan con frecuencia hechos muy importantes
que no concurren a sus objetivos. Esto es lo que nos ha lle-
vado a decir en otra parte que jamás deben hacerse experien-
cias para confirmar ideas, sino simplemente para controlarlas.
Esto significa, en otros términos, que es preciso aceptar los
resultados de la experiencia tal como se presentan, con todo
lo no previsto y con todos sus accidentes. Las ideas deben
conservarse siempre independientes; no deben encadenarlas las
creencias científicas, ni las creencias filosóficas o religiosas.
CLAUDE BEIU'AED5.

No queremos dejar de examinar la cuestión de si ha de


negarse siempre que la superstición tenga raíces reales y que
existan presentimientos, sueños proféticos, experiencias tele-
páticas, manifestaciones de fuerzas desconocidas, etc. Nado más
lejos de ini que rechazar de entrada, y sin formación de causa,
estos fenómenos sobre los que existen tantas tan penetrantes
observaciones de hombres de alta intelectualidad y que deben,
desde luego, seguir siendo objeto de investigaciones. Es de es-
perar que algunos de estas observaciones lleguen a ser total-
mente aclaradas por medio de nuestro naciente conocimiento
de los procesos psíquicos inconscientes y sin obligarnos a una
transformación fundamental de nuestras concepciones. Si lle-
garan a demostrarse otros fenómenos, por ejemplo, los afir-
mados por los espiritistas, emprenderíamos las modificaciones
de nuestras "leyes" exigidas por las nuevas experiencias, sin
que ello trajera consigo para nosotros una confusión en nues-
tras relaciones con los objetos del inundo.
SIGMUND FaEUb.

"El método experimental", págs. 93 y 96.


"Sue6o y ocultismo", obras eompletu, t. 2, pág. 767.
V. - INTRODUCCIÓN

1. - LA PARAPSICOLOGÍA Y EL CARÁCTER DE LA CIENCIA


En medio de su éxito, empero, la ciencia puede llegar a olvi-
dar que no ha aprehendido todos los aspectos de la realidad, y
a negar la existencia de aquellos que ha omitido. Así, en vez
de tomar en consideración ¡a pregunta que da lugar a toda
ciencia: "qué es Dios, qué somos nosotros. . ", ridiculiza tales
interrogantes y estima a los hombres y inuieres que persisten
en plantearlos como sobrevivientes atávicos. Esta actitud, cuyo
mérito y necesidad histórica percibo claramente, debe ser re-
chazada; no por ser contraria a la religión, sino porque podría,
mantenida firmemente, bloquear el progreso a la misma ciencia
cerrando a su paso las puertas que llevan a la más esencial de
todas las preguntas. En mi opinión ninguna puerta debería
estar cerrada a la ciencia. Creo que ésta debería tratar de
ampliar gradualmente su base, de incluir más y inés hechos
que al principio consideró necesario excluir y, así, se hallará
cada vez mejor equipada para responder a aquellos interro-
gantes que la humanidad no oui ere que le sean denegados.
La acusación y condenación del intelecto, que ha asumido
tan tremendas proporciones en algunas partes de nuestro mun-
do y con consecuencias de tan largo alcance, me parece el
resultado de aquella errada actitud científica.
KUaT Koppf.

En la primera parte de este libro nos hicimos cargo, resumida-


mente, de hechos comprobados por la parapsicología; algunos cla-
ros, precisos, y otros que requieren todavía una verificación más ri-
gurosa. Pero la ciencia no es una mera acumulación de hechos, sino
un sistema ordenado de conceptos que tienden a proporcionarnos
una visión veraz, unitaria y comprensiva, de los procesos del Uni-
verso. En este sentido es un método para la interpretación de éstos.
Durante mucho tiempo, y por razones no científicas, nume-

4 Tr¡ndpfos de psicologia de le forma", pág. 23.


1
28 INTRODUCCIÓN A LAS TEORÍAS

rosos cientistas creyeron que el quehacer de la ciencia se reducía


al estudio de la realidad material; hasta negaron la existencia mis-
ma de otras formas de la realidad. Por eso el estudio de los fenó-
menos parapsicológicos quedó exclusivamente en manos de ocul-
tistas y teólogos. Hoy vemos que no hay motivos valederos para que
la ciencia no se ocupe de este orden de fenómenos; mas esta opi-
nión no es compartida, todavía, por muchos cientistas. Por eso,
antes de entrar en los problemas interpretativos de la parapsicolo-
gía, que constituyen el objeto de esta segunda parte del libro, hemos
creído necesaria una breve digresión. En ella procuraremos poner
en claro lo esencial, a nuestro juicio, del método científico para
la interpretación de los hechos, y algunas de las motivaciones no
científicas que pueden, inconscientemente, provocar su desviación.
También esbozaremos un criterio para precavernos de éstas.

La ciencia como La parapsicología enseña que las vías senso-


método y como riales no son la única fuente del conoci-
criterio de verdad miento; pero ellas, sin embargo, constituyen
la base de todo conocimiento científico. La
misma existencia de un conocimiento extrasensorial sólo pudo ser
establecida científicamente, como inferencia indirecta de hechos
observados por vía sensorial. La ciencia es, por lo tanto, un siste-
ma coherente de proposiciones basadas en la experiencia sensible;
es el más eficiente criterio de verdad elaborado por el hombre, y
un método para adquirir conocimientos valederos: la observación
de los hechos y el razonamiento sobre ellos. Veamos resumidamente
cómo se cumple el proceso del conocimiento científico.
La realidad se presenta a la mente bajo la forma de conjuntos
de estructuras que se aprehenden, normalmente, por las informa-
ciones que suministran los sentidos. Estas visiones son siempre
parcelarias, pero la mente, por sucesivos actos de intuición, va cons-
truyendo dentro de sí misma una visión más amplia de la realidad;
es lo que llamamos conocimiento. En él, por medio de conceptos,
se encuentran idealmente representadas esas estructuras de la rea-
lidad, no sólo en su facticidad, sino también en sus mutuas re-
laciones.
La aprehensión de relaciones constituye un ingrediente esen-
PARAPSJOOI1OGÍA Y CIENCIA 129

cial para el conocimiento; sin ella los datos sensoriales carecerían


de sentido. Las relaciones surgen evidentes, a veces, de la mera
observación (inferencia directa); pero en otros casos su estable-
cimiento requiere un penoso trabajo de la mente: la inferencia
indirecta, a la que se llega por el razonamiento. La inteligencia
elabora en estos casos, con ayuda de la intuición y la imaginación,
entes abstractos que se denominan hipótesis científicas; se supone
que éstas expresan conexiones no observables, pero reales, que
existen entre los datos observables. La razón confronta luego las
hipótesis desde el punto de vista de la congruencia lógica y de la
adecuación con la experiencia; establece así su validez, su imper-
tinencia, o su mera necesidad de ajustes. Al relacionar las hipótesis
verificadas construye las teorías. De esta manera la mente va ela-
borando un armonioso y unitario esquema conceptual, con aquello
que, de otra forma, serían sólo datos caóticos, carentes de sentido.
El contexto impregna a cada uno de los datos sensoriales de un es-
pecial significado; y éstos se presentan, así, dentro de una visión
más amplia y profunda que la que nos proporcionaría la mera ob-
servación, como formas de la realidad que pueden ser previstas y
esperadas.
Para que las hipótesis tengan significación, racionalmente,
basta que tengan congruencia lógica, es decir, que estén exentas
de contradicciones. Pero el criterio científico de verdad les exige
aún otro requisito: que su significado sea verificable, directa o
indirectamente, por medio de observaciones empíricas. Aunque
tengan significación lógica, carecen de significación científi=ca las
hipótesis cuya verdad no pueda establecerse de esa forma. El cien
tista no le teme ya a la abstracción y sus hipótesis, a veces, requie-
ren largas cadenas de razonamientos; pero exige que, de alguna
forma, esas hipótesis se relacionen lógicamente con los datos ob-
servables. Esto constituye una limitación, pero la práctica ha demos-
trado su alto grado de eficiencia.
Ahora bien, el cientista procura de esta forma que sus con-
ceptos, rigurosa y congruentemente, expresen los modos de ser de
la realidad que se derivan de la observación. Mas esta no es la
única forma que tiene el hombre para adquirir conceptos. En el
fondo de cada ser humano, inclusive los cientistas, existe también
130 INTRODUCCIÓN A LAS TEORÍAS

una lógica afectiva que se maneja, fundamentalmente, con con-


ceptos precientíficos. estos se adquieren inconscientemente, y su
significado no depende tanto de su aptitud para integrarse en un
marco de realidad verificable, como de su adecuación a nuestras ne-
cesidades existenciales y a nuestras emociones. Son un residuo de
la mentalidad prelógica, primera forma de relación conceptual que
tuvo el hombre con el mundo exterior, según sabemos actualmente.
Por eso, al examinar una teoría que pretenda ser científica, debemos
siempre procurar examinar en qué medida es una válida inferen-
cia de los hechos, o está teñida de conceptos prelógicos y precien-
tíficos. Este estudio, que es de la competencia de una moderna
rama de la filosofía llamada epistemología, ejerce una gran in-
fluencia sobre el pensamiento científico moderno. Lo que sigue
puede considerarse como una breve incursión epistemológica en al-
gunos problemas de la investigación científica, que tiene por objeto
facilitar la comprensión del carácter científico de la parapsicología
y del nuevo campo de estudio que, con ella, se abre a la ciencia.
El lector que no sea afecto a estas especulaciones puede omitir su
lectura y pasar directamente al capítulo siguiente, que trata de las
relaciones de la parapsicología con otras ramas de la ciencia.

Los conceptos Para la mentalidad prelógica, como estableció


precientíficos Lévy Bruhi para los pueblos primitivos, y con-
y prelógicos firma actualmente el psicoanálisis, no rige la
necesidad de congruencia lógica. Los conceptos
prelógicos subsisten en la mente, uno junto al otro, indiferentes
al principio de contradicción. Son la expresión de vivencias pro-
fundas que, sin elaboración racional, se proyectan sobre la realidad,
y hacen que la mente aprehenda a ésta sólo a través de las signifi-
caciones míticas que le otorga. La mentalidad precientífica, para
la cual ya rige la lógica afectiva, es una superación de esta etapa,
pues se atiene al principio de contradicción; pero no predomina en
ella todavía el principio de realidad, aunque procura adecuarse a
él. Como tan brillantemente pudo establecer Freud, los conceptos
precientíficos son una mezcla de mito y realidad. No se determi-
nan por el razonamiento sobre la realidad, sino por la racionaliza-
ción de las vivencias que en nosotros despierta la visión de lo real;
PARAPSICOLOGÍA Y CIENCIA 131

obedecen a motivaciones inconscientes, del tipo que se demuestran


en las experiencias de hipnotismo (ver pág. 164).
Para la mentalidad precientífica, la realidad desempeña, en
cierto modo, el papel de un cañamazo donde la lógica afectiva, en
lo posible congruentemente (racionalización), va tejiendo las figu-
ras conceptuales que armonizan nuestras "ideas" con nuestras vi-
vencias. La realidad se introyecta en nuestra mente con el significa-
do que para nosotros tiene, desde un punto de vista vital y emocio-
nal, y allí es racionalizada y elaborada conceptualmente, en un pro-
ceso inconsciente. Luego ese significado es volcado al exterior, por
un mecanismo de proyección que también se cumple inconsciente-
mente; la lógica afectiva "descubre" así, como atributos de la rea-
lidad, los significados que previamente le había puesto.
Los conceptos prelógicos y precientíficos son instrumentos
con que los hombres procuran solucionar las dicotomías que les
plantea la existencia, en sus distintas etapas de evolución psico-
lógica y social; y también los conceptos científicos responden a esta
necesidad. Pero mientras los primeros están fundamentalmente
determinados, en un sentido vital e interesado, por sus raíces psi-
cológicas y sociales, en los segundos predomina el deseo y la nece-
sidad de aprehender la realidad tal cual es, objetivamente. El mé-
todo científico tiene por objeto, precisamente, que nuestros juicios
relativos a "lo que es" no estén influidos, en lo posible, por nues-
tros deseos y creencias. Sin embargo, como veremos, los cientistas
no siempre han podido escapar a esta confusión, que está enraizada
en lo profundo de la condición humana.

La palabra "dicotomia" expresa aquí, en su sentido más general, M situación


que se le plantea al hombre cuando enfrenta una contradicción. Por ejemplo: la contra-
dicción que existe entre la necesidad de mantener en el cuerpo una determinada tem-
peratura, y la realidad que lo enfrenta
e con variaciones e inclemencias del tiempo. Los
animales, en general, superan stas dicotomías mediante cambios autop'ásticos, es decir,
modificando su estructura interna. El hombre, en cambio, debe resolverlas mediante
acciones sobre la realidad (cambios aloplásticos); para lo cual necesita conocerla, redu-
cir lo múltiple, heterogéneo y confuso, a conceptos, a unidades intelectuales que expre-
sen las formas de ser de esa realidad. A esta necesidad de aprehensión responden lo
conceptos prelógicos y precientíficos; mas, al no poder cumplir su función con efi-
ciencia por estar teñidos de subjetividad, las acciones que de ellos derivan generalmente
resultan frustradas. Las dicotomías, por esto, se presentan nuevamente y fuerzan a loa
hombres a elaborar nuevos conceptos. Por esta dinámica se resuelve el ajuste entre la
realidad y su conocimiento; por este proceso se pasó desde el amuleto protector en las
puertas de las chozas primitivas, a los pararrayos de los modernos edificios. -
132 INTRODUCCIÓN A LAS TEOBIAS

Raíces sociológicas Los conceptos precientíficos, mezclándose


de las concepciones con los prelógicos, y también con los cientí-
del mundo ficos, se organizan e instituyen en sistemas
filosóficos. Proyectados socialmente, confi-
guran ciertas formas de pensamiento colectivo, que la vida de rela-
ción nos impone por coacción social. Forman lo que modernamente
Dilthey denominó las concepciones del mundo, que durante mu-
cho tiempo han influido decididamente el desarrollo del pensa-
miento científico, impregnándolo de profundas motivaciones in-
conscientes, de raíces sociológicas y psicológicas, en el sentido que
veremos. Sus líneas fundamentales, con variadas formas de elabo-
ración, se denominan materialismo y espiritualismo.
La raíz sociológica de estas concepciones del mundo se evi-
dencia cuando comprobamos su correlación con las formas econó-
micosociales dominantes en cada época. A. Schweitzer, en su libro
Les Grands Penseurs de l'Incie, sostiene que en las Leyes de Manu,
que rigieron en la India durante muchos siglos, "encontramos la
visión brahmánica del mundo para la vida corriente" (ob. cit. pág.
146). Según esta concepción los brahmines, por derecho divino,
son señores de cuanto contiene el mundo; uno de los pecados más
grandes es ofender a un brahmín; los miembros de las castas infe-
riores pueden alcanzar la reencarnación en otra casta superior,
por su conducta respetuosa hacia los brahmines, etc. Parece impo-
sible no advertir en esta concepción del mundo, la proyección ideo-
lógica de las condiciones reales de existencia que los brahmines
quisieran conservar.
Las concepciones del mundo son formas ideológicas en las que
cristalizan y encuentran su justificación racional, en cada momento
histórico, determinadas condiciones de existencia; pero también
son instrumentos conceptuales que sirven para combatir a éstas.

La necesidad de vivir con autenticidad, am mentiras ni dobleces, que le impone


*
al hombre su conciencia, entra a veces en contradicción con los modos de existencia co-
lectivos, generalmente irracionales, que le impone la sociedad. La torna de conciencia
de esta dicotomía sume a los hombres en la angustia, si no tienen el valor de resolverla
por medio de acciones constructivas. Por eso, el yo se defiende de la angustia crean-
do mecanismos psicológicos de defensa. Acepta la conducta inauténtica, pero la racio-
naliza. Adhiere a determinadas filosofías de la vida que, en el fondo, utiliza como £ oc-
mas de justificar su conducta inauténtica ante la conciencia, a fin de poder vivir
en paz Con ella.
PARAPSICOLOGÍA Y CIENCIA 133

Por eso no es casual que todas las grandes revoluciones históricas


hayan estado acompañadas de cambios en las concepciones del
mundo que hasta entonces prevalecían. Así, las convulsiones polí-
ticosociales que determinaron el surgimiento del feudalismo en la
Edad Media, encontraron una forma adecuada de expresión ideo-
lógica en el cristianismo, que a su vez influyó sobre la nueva
estructura social. También, como señala Philipp Frank, "no es
un accidente que la culminación de la concepción mecanicista de
la naturaleza, como se encuentra, por ejemplo, en la obra de Lapla-
ce, haya coincidido con el triunfo de la Revolución Francesa" (P.
Frank, Entre la Física y la Filosofía, pág. 99). Tanto los que luchan
por mantener un viejo orden de cosas, como los que procuran su
cambio, utilizan sus concepciones del mundo como armas ideoló-
gicas. Razones sociológicas permiten explicar ci origen de muchos
de los conceptos que integran las concepciones del mundo, y razo-
nes psicológicas permiten comprender porque estos conceptos, du-
rante cierto tiempo, se erigen en "verdades" aceptadas por la gene-
ralidad de la gente. No es sólo la apetencia de verdad lo que se
compromete en ellas, sino, y muy especialmente, el significada
que la realidad tiene para cada uno de nosotros, de acuerdo con
nuestras características emocionales y nuestras condiciones de exis-
tencia. Por eso, para la mayoría de las personas, las concepciones
del mundo no resultan fácilmente modificables por las adquisicio-
nes del conocimiento científico.

Raíces psicológicas Mas, no son sólo dicotomías sociológicas las


de las concepciones que condicionan las concepciones del mun-
del mundo do. Más allá de las contradicciones sociales,
solucionables históricamente, existen dicoto-
mías psicológicas que se plantean y se plantearán, los hombres
reflexivos, en todas las formas de organización social. La vida es
sobre todo acción; pero además, el hombre necesita psicológica-
mente encontrar una razón para la acción. ' En el fárrago de la

La necesidad del hombre de encontrar un sentido racional a la existencia está en


contradicción con el hecho de que ésta, aparentemente, se resuelve en un mero proceso
de creación y destrucción de formas sin sentido, que terminará por destruirlo a él, a la
humanidad y al universo entero; para tal vez recrearlos luego en otra forma, en el
134 INTRODUCCIÓN A LAS TEORÍAS

existencia la mente se ve ocupada, fundamentalmente, por la nece-


sidad de solucionar los problemas vitales y sociales de los que aque-
lla depende. Pero en los momentos de calma la mente hace un alto
en su tarea puramente instrumental. Inquiere no ya sobre el sig-
nificado de los objetos para su existencia, sino sobre el de la exis-
tencia misma, sobre el sentido de la vida. La falta de respuesta a
esta pregunta, como ha puesto de manifiesto el psicoanálisis, puede
sumir a los hombres en la angustia. (Adier, El sentido de la vida;
Fromm, Etica y psicoanálisis, etc.).
El materialismo y el espiritualismo, en sus variadas formas de
elaboración, son intentos de respuesta a esta pregunta angustiosa.
Hay una gran dosis de verdad en aquello de que las concepciones
del mundo teológicas y místicas, en manos de los poderosos, cons-
tituyen instrumentos eficaces para asegurar sus privilegios en el
mundo. Ellas arraigan en las masas con fuerza emocional y las man-
tienen inactivas, distrayendo su atención de los problemas concre-
tos. También es cierto, como dice Whitehead en La ciencia y el
mundo moderno (pág. 227), que "la religión tiende a degenerar
en una fórmula razonable con que embellecer una vida acomoda-
da"; lo mismo puede decirse de las filosofías espiritualistas. El ma-
terialismo, en cambio, ha racionalizado los deseos de construir aquí,
en la Tierra, condiciones de existencia más acordes con la dignidad
humana, para las grandes masas. astas encontraron en esa ideología
razones para movilizarse y promover una más equitativa distribu-
ción de la riqueza y él confort. Pero por encima de esta aplicación

transcurso infinito del tiempo, siempre en una agitación constante carente de signifi-
cado. Esta es una dicotomía del tipo de las que Wolff (Ctica y Psicoanálisis, páginas
52 y siguientes) llama existenciales, para distinguidas de las mencionadas anterior-
mente, que serían históricas. Para Wolff el hombre no puede anular las dicotomías
existenciales, como a las históricas, por medio de su actividad, sino sólo puede reac-
cionar frente a ellas de diferente manera: puede apaciguar su mente por medio de
ideologías armonizadoras, intentar escapar a su inquietud interior por medio de una ac-
tividad incesante en los placeres y negocios, u otras actitudes parecidas de fuga. Pero
existe, para Wolff, una sola solución auténtica del problema: aceptar la responsabilidad
para consigo mismo y también el hecho de que solamente usando sus propias fuerzas en
un sentido socialmente productivo, puede el hombre dar significado a su vida. Nosotros
aceptamos esta solución plenamente; pero no excluimos la posibilidad de que la cien-
cia, al afrontar la comprensión de los nuevos aspectos de la realidad o que la enfrento
la parapsicología, pueda llegar a una nueva visión del mundo que satisfaga plena-
mente las exigencias que le impelen a buscar una justificación racional de la exis-
tencia.
PflAP SICOLOGíA Y CIENCIA 135

instrumental, adquirida en función de las vicisitudes históricas,


tanto el espiritualismo como el materialismo constituyen intentos
de respuesta al inquerir del hombre sobre el sentido de la vida.
Son lo que llama Fromm "marcos de orientación y devoción", para
caracterizar lo que tienen de común los sistemas teístas y ateos, en
tanto que sistemas de pensamientos que tratan de dar una respuesta
a la necesidad del hombre de encontrar significado a la existencia.
El espiritualismo postula un principio inmaterial en el hombre
(el alma), y en las implicaciones de este principio con otros obje-
tos metafísicos (Dios, supervivencia, mundos suprasensibles, etc.),
basa la justificación de la existencia y deriva normas éticas para la
convivencia. El materialismo niega la realidad del alma, y considera
que, aunque la existencia carece en sí de sentido, el hombre puede
llenarla de contenido, desarrollando sus potencias: el amor, la ra-
zón y el trabajo productivo. En la valiente aceptación de la con-
dición humana, entendida en esta forma, coloca el fundamento de
la ética humanística. Más adelante veremos qué actitud corresponde,
en nuestra opinión, a los cientistas, especialmente a los parapsi-
cólogos, frente a estos dos formidables sistemas de creencias.

Influencia de las cohcep- Las concepciones del mundo influ-


cionis del mundo sobre yen decididamente sobre las teorías
[as teorías científicas científicas, pues de ellas, inconscien-
temente, parte generalmente el cien-
tista cuando procura interpretar los hechos que caen bajo su obser-
vación. Carlos Marx fué el primero que señaló con claridad este
hecho, a raíz de sus investigaciones sobre las teorías económicas.
Marx demostró, en su Historia crítica cia las teorías de la plusvalía,
que las teorías económicas de Adam Smith y David Ricardo, por
ejemplo, eran la expresión teórica de los intereses de la burguesía
industrial y comercial, mientras que en cambio las de Malthus,
expresaban los de los terratenientes. También señaló las razones
sociológicas que impedían a los economistas burgueses abordar crí-
ticamente estas concepciones.
Esta influencia de las concepciones del mundo no es privativa
de la economía política, sino que se puede comprobar en todas las
ramas de la ciencia, aunque aquí, a veces, no es tan evidente. No
136 INTRODUCCIÓN A LAS TEORÍAS

es casual que la obra fundamental de Linneo, el Sistema Nature,


donde sostiene que "existen tantas especies como fueron creadas
al comienzo", apareciera en 1735; ni que el Origin of Species by
Means of Natural Selection, de Darwin, apareciera en 1859. El pri-
mero antes y el segundo después de la Revolución Industrial, El
catolicismo y el orden corporativo están detrás de los conceptos de
Linneo; y en cambio, la concepción del mundo burguesa, que pone
la competencia y la rivalidad en la base de la convivencia, se refle-
ja en los conceptos de Darwin sobre las luchas interespecíficas y
la supervivencia del más apto. El mismo Darwin, en la introduc-
ción de su libro, reconoció expresamente la influencia de las con-
cepciones económicas de Malthus sobre su teoría.
Las concepciones del mundo influyeron decididamente en la
superación de la etapa prelógica de la mente; desarrollaron la razón
y con ello prepararon el advenimiento de la mentalidad científica.
Durante la Edad Media, con la escolástica, el razonamiento degene-
ró en una mera gimnasia mental con discusiones, por ejemplo, de
este tipo: "si Dios sería tan omnipotente como para crear una piedra
tan pesada que luego no la pudiera levantar"; pero, con todo, se
templó la razón como instrumento eficaz para el conocimiento.
Cuando la burguesía, acuciada por la necesidad de conocer la reali-
dad material para poder dominarla, aplicó el poder de la inferencia
racional sobre los hechos, en vez de sobre el dogma, nació la ciencia.
Por eso, la primera forma de ésta fué necesariamente materialista.

La explicación y La sociedad burguesa, con la mecánica es-


la compren dóii tructuró las máquinas, y con éstas creó la
gran industria y desarrolló las fuerzas pro-
ductivas. Sobre la misma base construyó su ideología: el mecani-
cismo, primera forma moderna del materialismo. El mecanicismo
se convirtió en una concepción del mundo y pretendió explicar
todas las esferas de la realidad con sus principios como base.
Hoy, como veremos, se advierte que esta actitud fué errónea, pues
mutiló el entendimiento haciendo incomprensibles los fenómenos
biológicos y psíquicos; más, antes de hacer su crítica es necesario
comprenderla.
Los filósofos modernos han aprendido a manejar dos concep-
PARAPSICOLOGÍA Y CIENCIA 137

tos (el de explicación y el de comprensión), que integran el pro-


ceso del conocimiento, y cuyas relaciones, así como sus claras
diferencias, no siempre se apreciaron debidamente. Los hechos
se explican por sus causas eficientes, por sus leyes físicas; pero se
comprenden por sus causas teleológicas, por los fines de la tota-
lidad en que se integran. Por ejemplo, explicamos el funciona-
miento de una glándula en base de leyes físicoquímicas conocidas;
pero sólo comprendemos ese funcionamiento, si tenemos en cuenta
su papel en relación con la totalidad del organismo. El organismo
y sus fines (en este caso la autoconservación) es lo que da sen-
tido a la existencia de la glándula y a las leyes de su funciona-
miento. La explicación se cumple por un proceso reductivo, y la
comprensión por el de integración en un todo intencional. (In-
tencional se emplea aquí en el sentido de acción cuyo curso es
influido por el resultado a que ha de llegarse; distínguese del tér-
mino intencionado, que implica la adopción explícita de un pro--
pósito consciente). Estos dos componentes del conocimiento predo-
minaron alternativamente, en el curso de la historia.
Durante la Edad Media prevaleció el concepto de compren-
sión en la determinación del proceso del conocimiento. El Uni-
verso se concebía como la creación intencionada de un Dios antro-
pomórfíco. Dentro de este esquema el hombre era el Rey de la
creación, y la naturaleza entera estaba a su servicio. Fué una
época de predominio de conceptos prelógicos racionalizados; dió
por resultado una concepción del mundo geocéntrica y exagerada-
mente antropomórfica, que dificultó enormemente el avance de
la ciencia. Los sabios de la época de Galileo se negaban a mirar
las lunas de Júpiter por el telescopio. Al no poder comprender,
por sus creencias geocéntricas, que existiera otro centro de rota-
ción sidéreo que la Tierra, atribuían la visión de los satélites a
una ilusión provocada por ese aparato infernal. En pleno siglo
XVIII Bernardin de Saint-Pierre alababa la sabiduría de la Na-
turaleza, que creaba los melones con sus tajadas señaladas para
poder repartirlos cómodamente en familia.
138 INTRODUCCIÓN A LAS TEORÍAS

El "triunfo" del La ciencia se desarrolló en lucha contra estas


n ate r i a lis ni o supersticiones y contra el dogmatismo reli-
gioso (recordemos a Copérnico, Galileo, Har-
vey, Vesalio). Ya señalaba Sir Francis Bacon, en 160, que no
cabía atribuir a un Dios antropomórfico la creación de las estre-
llas. "Si el gran artífice —decía-- hubiera sido de disposición
semejante a la humana, hubiera colocado a las estrellas en algún
agradable orden y disposición, igual a los ornamentos de los te-
chos de las casas; en cambio, difícilmente puede encontrarse,
entre la infinidad de estrellas, algunas dispuestas en forma de
triángulo o rectángulo o en línea recta". (Bacon, Del Adelanto
y Progreso de Zas Ciencias, pág. 267). Y el Barón de Holbach,
reflexionando sobre las catástrofes naturales (diluvios, terremotos,
etc.), y sociales (revoluciones, guerras, etc.), que constantemente
acechan a los hombres, decía en 1770: "Buen modo tiene Dios
de probar su ternura con afligimos, con entristecernos y con en-
viarnos todo género de males. ¿Qué Dios tan sabio y tan pode-
roso debe ser éste, que no puede conservar su obra sin destruirla,
y que no ha podido darle desde un principio la perfección y con-
sistencia de que era susceptible? (Holbach, Sistema de la Natu-
raleza, pág. 274).
El desarrollo de esta línea de pensamiento, unido al auge de
la mecánica, desembocó necesariamente en el materialismo filo-
sófico. Éste, en cierto modo, puede interpretarse como una natural
reacción emocional de los hombres cuando advirtieron que la reali-
dad no evidenciaba, ni mucho menos, el sentido antropomórfico
que durante mucho tiempo se le había atribuído. Por eso muchos,
y especialmente los líderes de la naciente ciencia, se fueron hacia
el otro extremo. El conocimiento de un hecho lo consideraron cum-
plido cuando, por medio de su explicación (su reducción a leyes
ciegas conocidas), lograban integrarlo dentro de un modelo meca-
nicista. Y la necesidad de comprensión se satisfizo con la negación
de toda finalidad en los procesos del Universo.Este fué un recurso
ingenioso, aunque infructuoso, como veremos, en algunos aspectos.
La incomprensión de un hecho se presenta cuando se advier-
te una discrepancia entre la finalidad que inferimos de su obser-
vación, y la que previamente habíamos atribuido al todo que por
PARAPSICOLOGÍA Y CIENCIA 139

su mediación se expresa. Yo comprendo que una persona saque


un billete para viajar a una región montañosa, si interpreto que
su finalidad es la de trasladarse a las montañas; pero en cambio
me resultaría incomprensible su acto, si le atribuyera la intención
de visitar el mar. Ahora bien, si no atribuyo ninguna finalidad a
los actos de dicha persona, desaparecen los motivos de mi incom-
prensión. Al negarle toda intencionalidad, satisfago mis exigen-
cias de conocimiento con el solo estudio de las leyes físicoquími-
cas que rigen sus movimientos; y esto es lo que intentó hacer el
materialismo. Al desembarazarse de las preocupaciones teleológi-
cas, los hombres se aplicaron decididamente al dominio de la
realidad material. Aprendieron a conocer sus leyes y por su in-
termedio a someter a la naturaleza. Desarrollaron la técnica y,
con ella, la posibilidad de liberar al hombre de sus angustias eco-
nómicas.
El materialismo pareció ser una sólida base para el firme
establecimiento de la ciencia. Puso como fundamento de su con-
cepción del mundo la admisión de una materia increada, eterna
e infinita, en perpetuo movimiento, que a través de cambios
dialécticos (transformación de cantidad en cualidad, y viceversa),
pasa desde los ciegos fenómenos mecánicos a los estados de con-
ciencia. Los cientistas del siglo XIX superaban en "conocimientos"
a los sabios de la época del pisano, y apoyaron esta concepción en
numerosos "hechos". Pero es asombrosa la cantidad de conceptos
precientíficos que hay en el fondo de esta creencia, como veremos,
y que se ponen de manifiesto cuando se profundizan los funda-
mentos de la misma (E. May, Filosofía Natural, Capítulo II).

El derrumbe del Los teólogos no han encontrado todavía una


materialismo argumentación convincente, que explique por
qué su bondadoso, omnipotente y omnisciente
Dios antropomórfico, puso la lucha y el dolor en la base misma
de la vida, si estaba en sus manos poder hacerlo de otra manera.
La causalidad teológica-geocéntrica que postulaban los sabios de
la época de Galileo, no respondió a su confrontación con los he-
chos; ella era una proyección antropomórfica que tenía sus raíces
en la mentalidad prelógica. Pero igualmente antropomórfica re-
140 INTRODUCCIÓN A LAS TEORÍAS

sultó la reacción materialista. Negó a priori la posibilidad de. toda


causalidad teleológica en las leyes naturales, al advertir que el sen-
tido de estas leyes no podía comprenderse con los esquemas de
nuestra motivación humana.
Los cientistas no poseen todavía recursos conceptuales que
les permitan captar el sentido de la mayoría de los fenómenos del
universo, ni establecer si cabe atribuir a éste, en su conjunto, una
finalidad. Pero la existencia de una finalidad en muchas de las
estructuras de la realidad es, a veces, evidente. El reconocimiento
de este hecho, que requiere la superación crítica de las limitaciones
del materialismo, y es de importancia capital para la comprensión
de la parapsicología, es una de las conquistas de la ciencia moderna.
Su necesidad se patentizó, en primer término, al abordarse el pro-
blema de la psiquis. Lo psíquico, que también forma parte de la
realidad, no pudo jamás ser integrado en el mecanicismo, a pesar
de los esfuerzos que desplegaron en ese sentido los psicólogos sen-
sualistas y asociacionistas. Por ello se lo pretendió desterrar del
campo de la ciencia, y numerosos psicólogos intentaron reducir la
psicología al estudio de la conducta y de la fisiología del sistema
nervioso (conductismo y reflexología).
Hoy, sin embargo, en su mayoría (ver pág. 158), los psicólogos
reconocen la necesidad de una angulación teleológica en el estudio
de lo psíquico. La moderna psicología profunda, para no citar más
que un ejemplo, ha legitimado la consideración de la conducta
como expresión de fines inconscientes. Ello le permitiá compren-
der el sentido de ciertos procesos, como los actos fallidos (lapsus,
olvidos, etc.), que descargan en forma no consciente ciertas ten-
siones reprimidas. La reflexología aborda el mismo estudio a través
de la fisiología, y ésta es también una angulación pertinente, pero
no exclusiva. La más detallada explicación de los mecanismos refle-
jos a través de los cuales se expresan esos fines no nos daría un ápi-
ce de compresión de la conducta, si prescindiéramos de las motiva-
ciones inconscientes, de la causalidad teleológica. Se admite como
base de estos procesos intencionales un dinamismo psíquico incons-
ciente, cuya realidad no física resulta establecida por las compro-
baciones de la parapsicología, como veremos más adelante (pág.
216).
PARAPSICOLOGÍA Y CIENCIA 141

En lo que respecta a la vida, la existencia de una finalidad, de


un principio organizador (un antiazar), se vuelve evidente en cada
partícula de materia viva que sometemos a nuestra observación;
aunque no podamos todavía, científicamente, atribuir un sentido a
la vida en su conjunto. El edificio de los cuerpos vivos se compone
de células, formadas por moléculas de proteína, de aproximadamen-
te 2.000 átomos cada una. Leconte de Noüy, del Instituto Pasteur,
nos informa que la probabilidad de que se den por azar las coin-
cidencias de disimetría y de limitaciones que exige la construcción
de una célula, a partir de esos elementos brutos, es sumamente re-
mota. Si pudieran hacerse 100.000 millones de combinaciones ca-
suales por segundo, se requeriría un tiempo inconmensurablemente
superior al que los mis modernos cálculos atribuyen a la edad de la
Tierra, para que esa combinación especial que forma la molécula
se pudiera atribuir al solo azar. (René Sudre, Los Nuevos Enigmas
del Universo, pág. 260). Parece que se debe admitir que una in-
tencionalidad preside los mecanismos que estructuran, en lo fun-
damental, a los seres vivos; así han terminado por reconocerlo explí-
citamente los biólogos más avanzados (ver pág. 155), concordando
también en esto con las comprobaciones de la parapsicología.
En lo que respecta a los procesos físicos, la física moderna ha
elaborado un esquema explicativo de los mismos, basado en las le-
yes del electromagnetismo y en el abandono de los conceptos ha-
bituales sobre el espacio y el tiempo (relatividad). Con ello ha
destruido los principios básicos del materialismo (ver pág. 238),
pero sigue identificando el proceso del conocimiento con el de mera
explicación. Se investigan estas nuevas leyes, bajo el supuesto de
que ellas se cumplen ciegamente, sin que intervenga ningún prin-
cipio teleológico en su determinación. Mas, la física encuentra
ahora, con los fenómenos parapsicológicos, que le sale al paso el
problema de la comprensión que había procurado soslayar. Las tele-
quinesias y psicoquinesias, por ejemplo, muestran que las presun-
tas leyes ciegas (gravitación?, ¿configuración espaciotemporal?)
pueden ser alteradas por la intervención de un principio psíquico,
de naturaleza desconocida. Sin que nada permita presumir todavía,
científicamente, una finalidad normalmente inherente en esas leyes
de la naturaleza, los fenómenos de la parapsicología evidencian
142 INTRODUCCIÓN A LAS TEORÍAS

que ellas pueden, baso ciertas condiciones inhabituales y todavi a


desconocidas, convertirse en medios de expresión de una extraña
intencionalidad. La ciencia no puede desentenderse del proble-
ma, y tendrá que abordar la tarea de comprender y en lo posible
explicar, esta posibilidad de ser intencional que se revela en las
leyes de la naturaleza.

Las metergias y Muchos cientistas, especialmente los aferrados


el nuevo concepto a la creencia del materialismo, se resisten a ad-
de ley natural mitir que las formas normales de las leyes físi-
cas puedan carecer de carácter absoluto. La
ciencia ha establecido leyes que nos permiten un cierto poder de
predicción sobre los acontecimientos naturales, y motivos psicoló-
gicos han impulsado a los cientistas a considerar dichas leyes como
"relaciones necesarias que surgen de la naturaleza de las cosas",
según la célebre definición de Montesquieu. Pero hay muchos con-
ceptos precientíficos en el fondo de esta formulación.
En realidad, necesidad absoluta sólo tienen las "verdades de ra-
zón", como aquellas de las matemáticas y la geometría, que forman
parte de la lógica. Pero estas "verdades de razón" sólo son necesa-
rias porque son puramente formales y por lo tanto, carentes de
contenido, aunque puedan encontrar —y encuentran— gran apli-
cación en ciertos ámbitos de la realidad. La investigación lógica mo-
derna ha demostrado que los juicios sintéticos a priori ("verdades
de razón" que rijan necesariamente para la realidad) no son posi-
bles, a diferencia de lo que creía Kant, y que sólo podemos basar
nuestras predicciones en un grado mayor o menor de probabilidad.
"La teoría de la probabilidad suministra el instrumento del cono-
cimiento predictivo y a la vez proporciona la forma de las leyes de
la naturaleza; su materia de estudio constituye la médula misma
del método científico" (Hans Reichenbach, la Filosofía Científica,
pág. 213).
Con esta nueva formulación del concepto de ley natural se
hace posible la explicabilidad de los fenómenos parapsicológicos.
Una telequinesia parece inconcebible porque las leyes naturales
aparecen aquí obedeciendo a una intencionalidad y además porque
es inhabitual. No captamos el sentido de la intencionalidad que la
PARAPSICOLOGÍA Y CTNCIA 143

preside y por eso no la comprendemos; vemos que altera las leyes


conocidas y por eso la consideramos imposible de explicar. Pero,
en sí, una telequinesia no es más incomprensible que la caída libre
de un cuerpo, o que la formación de un ser vivo a partir de un
embrión; ni más inexplicable que el movimiento de un dedo cuan-
do lo efectuamos por una decisión de nuestra voluntad.
A partir de la hipótesis de que los fenómenos paranormales
obedecen a ciertas normas, cabe admitir en ellos ciertas leyes (en
el moderno sentido), que, una vez establecidas por la observación
de los hechos, servirán para explicarlos. No tendrán éstas el poder
de predicción que adquieren en el caso de los procesos físicos o bio-
lógicos; su grado de probabilidad quizá sea menor aun que el que
rige para las leyes psicológicas; pero siempre será mayor que el
de las leyes del mero azar, y esto justifica la inclusión de tales fenó-
menos en el campo de la ciencia. Algunas comprobaciones se han
hecho ya en ese sentido: leyes de desplazamiento, declinación,
emergencia, etc. (ver pág. 308).
En cuanto a la comprensión de estos fenómenos intencionales,
también habrá que obtenerla de la observación atenta de los he-
chos. ¿Qué sentido tendrían las telequinesias, en los presuntos ca-
sos de "infestaciones"? Son fenómenos aparentemente absurdos, po-
ro que obedecerían a una dirección intencional. De establecerse
su autenticidad habría que abordar la tarea de inferir de los he-
chos la intención que los preside, cuidando de no imponer a éstos,
en el deseo de comprenderlos prontamente, nuestros modos espe-
cíficos de motivación.

La actitud espiri- La fuerza de la ciencia moderna, además de


tual conveniente a en su técnica, radica en su alto sentido cri'ti-
la parapsicología co. Éste le permitió descubrir y desechar pre-
juicios que no se avenían estrictamente con
los hechos. Así superó al materialismo. Mas, es necesario que no
incurra ahora, en lo posible, en el prejuicio de signo contrario: el
espiritualismo. La parapsicología ha establecido la existencia de
una realidad espiritual, que trasciende lo puramente material (ver
pág. 216). Pero así como la admisión de la materia no supone nece-
sanamente al materialismo, tampoco la admisión de una realidad es-
144 nmlo»ucczóN A LAS TEORUS

piritual, de por sí, implica la concepción del mundo del espiritua-


lismo. La posible realidad de algunos de los principios fundamen-
tales de esta concepción, como los de la existencia de Dios y de la
supervivencia del alma, puede aceptarse hay, racionalmente, des-
pués de las comprobaciones de la parapsicología. Pero la posibilidad
no es aún la realidad, y para la aceptación científica de estos prin-
cipios se requiere una prueba experimental de la que todavía se
carece.
Por otra parte, conviene tener en cuenta que actualmente
nos encontramos frente a regiones de la realidad antes insospe-
chadas (ver V-2), que la razón no alcanza a comprender, y ante
conflictos-sociales que nos amenazan destruir (ver VII-3). Mucha
gente no quiere pensar ni afrontar racionalmente sus problemas;
y además, hay grandes intereses empeñados en que no lo ha-
gan. Por eso se inclinan muchos hacia las soluciones simplistas, o
puramente imaginativas. Por todos lados se fomenta el sentido de
lo mágico, que se expresa en el retorno a la fe irracional basada en
alguna forma de autoridad ("conductores" políticos, "maestros" que
auguran la vuelta del mesías, etc. ) y en el decaimiento del esfuerzo
amorosamente (no compulsivamente) productivo. Así lo denotan,
entre otros signos, el auge de los hipódromos, de la canasta urugua-
ya, del agio y especulación en la industria y el comercio, de la lite-
ratura y filosofía irracionalista, etc. Es posible que si hoy se nota

La parapsicología, en psicología, ha decidido la polémica entre materialistas y es-


piritualistas, en favor de estos últimos (ver pág. 216). Peto cuando decimos que la
parapsicología no debe ser ni materialista ni espiritualista, no aludimos a este aspecto
puramente técnico del problema, sino a ss posibles implicaciones filosóficas o teológi-
cas. Queremos significar que la parapsicología, en nuestra opinión, no debe ser compro-
metida en especulaciones extracientificas. Aunque el sentido de los términos espiritua-
lismo y materialismo no puede determinarse en forma unívoca, por la gran cantidad
de significaciones que han adquirido en su evolución histórica, en su acepción filosófica
más precisa expresan distintas formas del monismo. Si pretendemos reducir a la materia
toda forma de realidad posible, incluso el espíritu, estamos en el materialismo; y si
pretendemos lo inverso, en el espiritualismo. Mas, del reconocimiento de la realidad
espiritual no se infiere necesariamente el espiritualismo teológico o filosófico, como
tampoco seria legitimo afirmar la validez del materialismo por el sólo hecho de recono-
cer la existencia de la realidad material. Si alguna connotación filosófica fuera indis-
pensable para calificar el resultado profundo de los descubrimientos de la parapsicología,
quizá cabría el término de neutralismo. Éste nos parece el más apropiado para expresar
el sentido de las conclusiones del profesor RJaine, cuando afirma que "la acción psi-
uinética exige un fondo común (a la materia y al espíritu, JEM.) del que toda-
no podemos inferir su presencia" (P.hine, La doulsle puissance de i'esprlt, pág.
Y93).
PARAPSICOLOGÍA Y CIENCIA 145

una mayor tendencia de los cientistas hacia el espiritualismo, ello


obedezca a motivaciones sociológicas e impulsiones inconscientes
hacia la fuga de la realidad, antes que a una genuina apetencia de
verdad frente a los nuevos descubrimientos de la ciencia.
Algunos conceptos del espiritualismo, como los de Dios y la
supervivencia del alma, como dijimos, es posible que sean verdade-
ros. De serlo, también sería posible que en estados como los llama-
dos de éxtasis o mediúmnicos, algunos sujetos pudieran ponerse en
relación con esas realidades incorpóreas. Cierta vez di a tocar a un
sensitivo una prenda perteneciente a un amigo mío, que estaba
atravesando un momento angustioso, pues acababa de perder a su
madre, a la que idolatraba. El sensitivo no sabía de qué se trataba,
pero se vió invadido por una gran congoja y rompió a llorar descon-
soladamente; era una fiel reproducción del cuadro emocional que
mi amigo padecía. Y si un sensible puede aprenhender así, emocio-
nalmente, y aún a distancia, lo profundo de un estado espiritual de
una persona, cómo negar la posibilidad de que la emoción y el
misticismo puedan ser la vía, quizás única, de aprehender direc-
tamente, si existieran, esas realidades espirituales trascendentes?
Mas, las aprehensiones de los místicos o de los médiums espi-
ritistas (visiones, intuiciones, etc.), que serían en verdad conoci-
miento (conocimiento vívido, directo, como el de la experiencia
sensorial), si correspondieran a realidades que trascienden el plano
terrenal, pueden también ser otra cosa: meras alucinaciones, o
captaciones extrasensoriales de sucesos originados en personas vivas
(ver pág. 179). Por eso, la prueba de su realidad extraterrena, a
diferencia del místico o del creyente espiritista, no la busca el
cientista en el subjetivismo, sino en la inferencia indirecta que la
ciencia, con sus métodos, pueda proporcionarle a ese respecto.
En nuestra opinión, concordante con la de muchos parpsicó-
logos, entre ellos el profesor Rhine, esas investigaciones trascen-

* "Al quedar saciados de seguridad material o, al no poder alcanzarla, corréis


en pos de lo que llamáis seguridad espiritual. Vuestra búsquedade seguridad o,
mueve a establecer ideales religiosos que creáis con vuestro temor. Tratáis, así, de
obtener la seguridad por medio de sacerdotes o gulas espirituales que llamáis instruc-
tores o maestros; o bien, buscáis esa autoridad en el poder de la tradición social,
económica o política. Mas, cuando la mente se halla presa de la autoridad —sea
ésta externa o interna— no puede ser libre, y por lo tanto, no puede conocer el
verdadero discernimiento." (Krishnamuxti, Conferencias en Italia, págs. 21 y 32).
146 INTRODUCCIÓN A LAS TEORfAS

dentes, que pertenecieron durante mucho tiempo al campo exclu-


sivo de la religión y el ocultismo, pueden ser objeto de estudio por
le ciencia. Ésta, como vimos, es sobre todo un método y no un
campo de investigación reducido a la materia, como se creyó du-
rante mucho tiempo. Mas, pensamos que el cientista, para ser
científico, debe ingresar a estos estudios libre tanto de los prejui-
cios del materialismo como del espiritualismo religioso.* Un cre-
yente puede ser un buen físico o buen químico, pues su creencia
funciona aquí en una órbita distinta de la de sus preocupaciones
científicas. Pero en cambio difícilmente podrá ser un buen para-
psicólogo. En sus interpretaciones de numerosos hechos relativos
a esta ciencia privará la racionalización por sobre el razonamiento.

' Precisaremos este pensamiento con el ejemplo de una escena imaginaria, en


la que un materialista, un religioso y un cientista, expondrán sus reacciones frente
a un hecho paranormal. Cuenta Romain Rolland en su Vida de Ramakrisna (pág.
76), que este sabio místico tuvo en cierta oportunidad dos visiones: primero, la de
un personaje radiante de rostro serio y barbas largas, que se le acercó y se disolvió
en él; y posteriormente la visión de un río del Islam que le llevaba al océano. Su-
pongamos que estas visiones las hubiera tenido también, exactamente, un materia-
lista que se encontrara junto a Ramakrisna. ¿Qué conclusiones hubieran sacado ambos
de este hecho? La del religioso la conocemos a través de la versión de Romain P.olland.
En acuerdo con sus exégetas, interpretó que se trataba de una visión del Absoluto,
que le indicaba que los hijos enemigos (en este caso indios y musulmanes) sólo po-
drían reunirse sobre la base de un Dios sin forma. (El personaje de barbas largas era
lo que Ramakrisna suponía la figura del Profeta de los musulmanes, que se disolvía
en él —símbolo de los indios—; y arrastrados por el río —Dios sin atributos— desem-
bocaban en el mar donde se unen todos los credos). Parece superfluo indicar que para
el materialista ambas visiones no serían más que alucinaciones. Supongamos que entra
ahora en escena un cientista que escucha ambas interpretaciones e intenta establecer
su validez. Comienza por oir las versiones que el místico y el materialista le ofrecen
de sus respectivas visiones y, dirigiéndose a este último, entabla el siguiente diálogo:
Cientista. - Su hipótesis de la alucinación no me parece convincente, porque
encuentro gran concordancia entre sus visiones y las del místico,
Materialista. - Será por puro azar.
Cientista. - Sin embargo, he calculado la probabilidad de que por azar se pro-
duzcan tantas concordancias de detalle, y la encuentro sumamente remota.
Materialista. - Pueden deberse a que algún hecho nos haya impresionado es-
tando juntos, y de ahí la concordancia de alucinaciones. Podría ser también una
ilusión.
Cientista. - Es posible. (A continuación realiza las investigaciones pertinentes
y agrega) Sin embargo, nada encuentro en el ambiente que los rodeaba en el mo-
mento del hecho, que justifique las hipótesis de la ilusión o la alucinación. Además,
he analizado sus creencias, y sus motivaciones inconscientes, a través de los tests de
proyección y de exploración del inconsciente. Las he comparado con las del místico,
y tampoco en ellas encuentro motivos para sostener esas hipótesis.
Materialista. - Sin embargo, insisto en mi creencia y no acepto otras hipótesis
que las de la alucinación o la ilusión, pues seria absurdo opinar de otra manera.
(En este punto es imposible llevar adelante la conversación con el materialista, por
lo que el cientista se dirige al religioso).
PARAPSICOLOGÍA Y CIENCIA 147

En ciencia, las contradicciones teóricas se debaten en mesa


redonda abierta a la libre discusión. Pero estas condiciones difí-
cilmente las puede soportar el creyente religioso, en las cuestiones
que atañen a su fe. asta es para él ante todo un saber de salvación
del que depende el equilibrio de sus tensiones psíquicas y el sen-
tido de su vida y para cuya aceptación no requiere evidencias racio-
nales. Las contrahipótesis científicas que se oponen a su creencia
penetran en su espíritu como los cuerpos extraños en la carne. Sus
esfuerzos se aplican a explusarlas, en vez de analizar la verdad que
pudiera haber en ellas. Quienes las formulan son considerados por
él como enemigos, y en estas condiciones espirituales, se hace im-
Cientista. - He investigado los hechos y me veo obligado a emplear la hipótesis
de una causa paranormal para explicar esas visiones concordantes.
Religioso. - Esa causa es Dios (o un espíritu humano desencarnado: un maestro)
que me ha enviado un mensaje.
Cientista. - Es posible, pero tendríamos que probar que ésa es la causa. Por de
pronto habría que excluir la hipótesis de la telepatía. Usted pudo tener una aluci-
nación y el materialista ser un telépata que la hubiera reproducido en su mente,
captándola por telepatía.
Religioso. - No puede ser una alucinación porque fué el mismo Profeta, en su
figura, quien se ha presentado.
Cientista. - Puede ser, pero no olvide que esa figura ea lo que usted esperaría
ver, de acuerdo a su creencia, y a las descripciones que hacen del profeta los maho-
metanos. Esa pudo ser la causa de su alucinación; y la telepatía la de que también
la experimentara el materialista.
Religioso. - Sin embargo, yo nunca habla Visto antes la figura de Mahoma
ni conocía algunos detalles de su vestimenta que aparecieron en mi visión y que los
musulmanes reconocen como atributos del Profeta.
Cientista. - Esto es interesante, pero tampoco probaría su hipótesis; pues usted
pudo tener su visión por otra facultad paranormal que es la clarividencia y de usted
captaría el materialista por telepatía.
Religioso. - Usted no quiere creer pero tengo un método para persuadirlo expe-
rimentalmente. Yo puedo hacer que usted mismo tenga visiones del "más allá", y así
podrá convencerse de su origen extraterreno. (Cuenta Romain Rolland (ob. cit. pág.
214), que Ramakrisna empleaba a veces este método con sus discípulos incrédulos.
Nana que Vivekananda relase de algunas enseñanzas de Ramakrisna referentes a la
Unidad Absoluta y que éste, que le oyó burlarse cierta vez, se le acercó y lo "tocó",
provocándole visiones que lo sumieron en tan tremenda conmoción espiritual durante
varios días, que Vivekananda cambió sus opiniones por completo).
Cientista. - Es posible. Pero en tal caso mi convencimiento no sería ya científico,
ni verificaría su hipótesis con mi experiencia personal. Pues aunque yo me conven-
ciera por un shock emocional de que esas visiones fueran reales, no podría demostrar
su realidad racionalmente. Otro cientista las explicarla por medio de hipótesis veri-
ficadas para otros casos, como la sugestión y la telepatía, y yo no tendría argumentos
para rebatirlo; para ello necesitaría una prueba que excluya la posibilidad de estas
cotatrahipótesis.
Religioso. - Pero de esta manera se llega a la negación del origen extraterreno
de tantas visiones místicas concordantes, que constituyen el fundamento de todas las
religiones; no podrá usted convencerme ni hacer que abandone mi creencia. (En este
punto se interrumpe, también, la posibilidad de avanzar en la conversación).
148 INTRODUCCIÓN A LAS TEORÍAS

posible la investigación y controversia científicas de muchos pro-


blemas fundamentales de la parapsicología*.
La necesidad de determinadas condiciones espirituales para
poder abordar científicamente las cuestiones relacionadas con la
psique está hoy reconocida por la psicología. La Asociación Psico-
analítica Internacional estableció la obligación de someter a un
análisis didáctico (a un tratamiento psicoanalítico) a los aspirantes
al título de psicoanalista. Se había probado que los analistas que
tenían situaciones conflictuales se veían imposibilitados, por sus
resistencias inconscientes, para tratar a pacientes dominados por
los mismos conflictos.
Problemas parecidos a los de los psicoanalistas, en ese sentido,
afrontan los parapsicólogos; pues sus investigaciones se enraizan
con dicotomías fundamentales de la vida, cuya irresolución puede
sumir a los hombres en la angustia, como vimos anteriormente
(pág. 134).
Cómo es posible que quien se angustie por una determinada
solución del problema metafísico, pueda abordar con objetividad
científica, por ejemplo, la cuestión de la supervivencia del alma?
El parapsicólogo, para poder ser científico, debe abordar esta inves-
tigación libre de tendencias inconscientes que le inclinen en forma
compulsiva hacia cualquiera de las soluciones posibles del proble-
ma. Pero al mismo tiempo no debe ser frío, ni demasiado "acadé-
mico", para no provocar inhibiciones (ver IV-3);debe estar, por
el contrario, profundamente impregnado de sentido humano y afec-
tuosidad.
La parapsicología, en nuestra opinión, no es incompatible con un espirituali
filosófico, que derive en el investigador de la necesidad racional de encontrar, por
medio de las filosofías, una solución a las dicotomlas psicológicas a que antes hici-
mos referencia (pág. 03). Lo que se requiere es que el espíritu, en la adhesión a
ellas, no esté movilizado por compulsiones inconscientes, sino por auténtico deseo de
comprensión, que en el fondo es el motor de todas las grandes construcciones cientí-
ficas. Un interés filosófico no es un obstáculo para la investigación científica; por
el contrario, puede ser un importante estímulo. Pues, corno señala Fromm, "lo que im-
porta no es si existe o no interés, sino qué clase de interés existe y cual será su rela-
ción con la verdad. Nunca es el interés per se lo que deforma las ideas, sino aquellos
intereses que son incompatibles con la verdad, con el descubrimiento de la naturaleza
del objeto sometido a la observación" (Fromm, Ética y Psicoanálisis, pág. III). Ca-
lificaríamos a Geley como parapsicólogo de este tipo. Filosóficamente adhirió al espi-
ritualismo; pero su objetividad científica le llevó a admitir últimamente que eso era
pera él sólo una especulación filosófica, no confirmada científicamente por la para-
psicología (ver pág. 212).
PABAPSICOLOCfA Y CIENCIA 149
La única manera de poder conquistar este estado espiritual,
a nuestro juicio, consiste en conducirse de acuerdo con principios
éticos que permitan vivir con júbilo y con fe, aunque sin ilusiones
ni temores. Cuando el sentimiento de comunidad, en el sentido
adieriano del término, impregna la existencia; cuando el sentido
de la vida, en lugar de en el placer del "yo" (ya sea el terrestre y
sensorial o el que se espere en un "más allá"), se pone en el "nos-
otros", aquí y ahora, el hombre se ve libre de tensiones que le an-
gustien por su futuro metafísico. No necesita de un "más allá" que
confiera significado trascendente a su vida. Pero al mismo tiempo,
como vive con autenticidad y de acuerdo a lo mejor de su concien-
cia, tampoco le teme a la supervivencia, ni desarrolla resistencias
inconscientes que lo lleven a rechazar la idea de que ella pueda
ser posible.'
*"El término "Eé" —dice Fromm—, tal como es empleado en el Antiguo Testa-
mento —"Emunah"— significa "firmeza" e implica, por consiguiente, cierta cualidad
de la experiencia humana, más bien un rasgo de carácter que el contenido de una
creencia en algo" (E. Fromm, Ética y psicoanálisis", pág. 199). Siendo así, la duda
racional, la crítica que siempre han reclamado los grandes constructores de la cien-
cia, desde Copérnico a Einstein, no es otra cosa que el reverso de una profunda y
auténtica fe. Porque sólo se posee el valor de someter constantemente las propias
creencias e ideas preconcebidas al fuego depurador de la crítica científica, cuando se
tiene fe en que la verdad, cualquiera que ella sea, siempre será superior a nuestras
fantasías. La duda irracional, en cambio, puede llevar al hombre, en forma compul-
siva, a enajenar su fe en mi determinado contenido irracional. A él se afecta el yo
para liberarse de la angustia, se cierra a toda realidad que contradiga su fe irracional,
y se inhabilita para Ja investigación científica. Por eso decía Einstein: "la ciencia
solamente puede ser creada por quienes están imbuidos hasta lo inés hondo de la
aspiración hacia la verdad y la comprensión" (De mis últimos aiios, pág. 44).

Vivir es convivir, esto es, resolver en forma social problemas que,


aunque peculiares en cada caso en sus modalidades, son sin embargo comunes a
todos los hombres: la actitud frente al prójimo, la profesión y el amor. El desarrollo
normal de la personalidad requiere (la experiencia analítica así lo demuestra) que estos
problemas sean solucionados por el individuo de modo que signifiquen, al mismo tiem-
po, una contribución para los demás; de modo que fundan el yo y el tu en el nos-
otros. Para Adler, cuando esta necesidad se hace consciente, se desarrolla en el indi-
viduo el "sentimiento de comunidad": un ideal de vida en común que incluye esa
contribución a la comunidad en su ley de conducta, con tanta naturalidad como la
respiración" (Adler, El sentido de la vida, pág. 128).
La falta de sentimiento de comunidad destruye el sentido del nosotros; opone
el tu al yo y esto se traduce en tensiones psíquicas (complejos de inferioridad, de su
perioridad, etc.) que incapacitan a la persona para resolver con autenticidad los
problemas de la convivencia. El yo se defiende de la angustia creando mecanismos
inconscientes de defensa: racionalizaciones filosóficas, o bien, regresiones de la con-
ducta a estados primitivos o infantiles. Se aferra a un estilo de vida irracional que
no modifica aunque la realidad le patentice que resulta inadecuado. En última ins-
tancia, se refugia en la neurosis y aún en la enajenación mental para evadir la real¡-
150 INTRODUCCIÓN A LAS TROBIAS

Refiriéndose a esta necesidad de entrar en las investigaciones


parapsicológicas con el espíritu descargado de tensiones, el profesor
William Me Dougall, en su conferencia antes citada (pág. 25),
se expresó en los siguientes términos: "Debe admitirse que éste
(el de la parapsicología) no es campo de estudio para el "ama-
teur" casual, para quien con un rápido vistazo de los fenómenos
desea sacar pronto sus propias conclusiones, para la persona que
se le aproxima buscando la confirmación de algún determinado
punto de vista personal. Este es un campo de investigación que
demanda en el más alto grado espíritu, entrenamiento y conoci-
mientos científicos. Aquí las mentes disciplinadas en otras ramas
de la ciencia encontrarán la suprema prueba a sus poderes y a su
entrenamiento: especialmente respecto de sus aptitudes para la
observación imparcial, adecuada selección, sagaz inducción y de-
ducción, y resuelto abandono de sus preferencias personales y
motivaciones de orden emocional". A esta línea se ajustó estricta-
mente el profesor Rhine en las investigaciones que llevó a cabo en
el Laboratorio de Parapsicología de la Universidad de Duke (ver
pág. 110 y apéndice III). Y a ello, fundamentalmente, se debe
que la parapsicología haya sido aceptada por la ciencia oficial en
varios países, que están al tanto de las actuales realizaciones de esta
nueva rama del saber.

La exploración del "une- La parapsicología ha establecido la


yo mundo" de la mente existencia de un modo de ser no fí-
sico e intencional, que también forma
parte de la realidad. Al adentrarse en su estudio, la ciencia inicia
una nueva etapa de su desarrollo, que pondrá a prueba sus recur-
sos experimentales e interpretativos, y su capacidad para proporcio-
narnos una nueva visión del Universo. Esta nueva etapa ha sido
comparada con la exploración de un continente nuevo, para se-
ñalar sus diferencias con todas las investigaciones de otro orden,
que hasta ahora habían constituido su objeto exclusivo.

dad. El sentimiento de comunidad, en cambio, permite tener fe en la solución de los


problemas humanos por medio de la amorosa colaboración del esfuerzo colectivo,
y esto permite mirar de frente y erguido a la realidad y aceptarla tal cual sea, sin
compromisos previos con ideologías "armonizadoras".
PARAPSICOLOGÍA Y CIENCIA 151

El profesor Augusto Messer, en su conocida Introducción a la


Psicología, escribe que en los fenómenos parapsicológicos "de-
bemos ver un nuevo continente de la ciencia hacia el que ésta
debe emprender un viaje de exploración, con precauciones criti-
cas, indudablemente, pero también con ánimo, esperanza y con-
fianza en sí misma" (ob. cit. pág. 131). Charles Richet señaló que
con estos estudios la ciencia futura abarcará un horizonte más dila-
tado que el que le podrían proporcionar los telescopios y micros-
copios más delicados y precisos. "Entrevemos en ellos —escribió—
un mundo nuevo, apenas explorado todavía, frente al cual nos en-
contramos asombrados como un hotentote frente a las ondas de
Hertz, los microbios de Pasteur o la relatividad de Einstein". (L'In-
telligence et l'homme, pág. 229). El profesor Joseph B. Rhine,
titula a su último libro de parapsicología (1953) El Nuevo Mundo
de la Mente, con lo cual define su concepto sobre el contenido de
esta ciencia nueva. Termina el libro con la advertencia de que el
explorador de este nuevo mundo, "no debe desconcertarse si las
inciertas playas en que desembarque no fueran un Cipango con
sus tés, sedas y especias, sino un vasto e inexplorado continente
que ni siquiera tiene todavía nombre". Y a continuación agrega
para justificar racionalmente su fe en las perspectivas de estas in-
vestigaciones: "Más, los nuevos mundos descubiertos en el pasado,
han excedido siempre los más grandes sueños de los exploradores.
Con esta prueba de la superioridad de lo real por sobre nuestras
más caras anticipaciones, el investigador de lo psi no necesita pro-
mesas mayores" (ob. cit.. pág. 321).
Los cientistas no han encontrado aún una técnica adecuada
para penetrar en este nuevo continente. Tampoco han elaborado
las categorías conceptuales que les permitan interpretar los fugaces
destellos (la percepción extrasensorial y la psicoquinesia), por cuyo
intermedio se revela su existencia. Se han ensayado algunas teo-
rías explicativas (ver VII-2), pero ninguna de ellas, sin embargo,
satisface plenamente. Es preferible reconocer este hecho abierta-
mente, y aceptarlo, antes que embarcarse en alguna concepción
simplista, pero falsa, en el afán de "interpretar" prontamente los
fenómenos. Julián Huxley reclamó, recientemente, la elaboración
de una teoría científica "nueva y más vasta, que sirva de armazón
152 INTRODUCCIÓN A LAS TEORÍA

a nuestros conocimientos" incluyendo a los fenómenos parapsico-


lógicos (ver pág. 298). Estamos lejos todavía de esta vasta teoría
comprensiva, pero es alentador, sin embargo, comprobar que algu-
nos de los modernos conceptos que se están elaborando en las dis-
tintas ramas de la ciencia, no sólo no se contradicen, sino que se
armonizan con las comprobaciones de la parapsicología. Está pro-
duciéndose un verdadero aporte de estas distintas ramas, inorgánico
pero positivo, para la futura interpretación de estos fenómenos
dentro de una nueva visión científica del Universo.

2. - EL APORTE DE LAS DISTINTAS CIENCIAS


A LA PARAPSICOLOGÍA

La razón parece no tener ningún enemigo en su deseo de


hacer que se esclarezca todo cuando existe, de reducirlo a su
lenguaje, de incluirlo dentro de su órbita. Extiende su mano
por igual hacia todas partes, sin limitación alguna. Pero, en
su camino no sólo encuentra resistencias sino también al ene-
migo que quiere aniquilarla. Este enemigo es el espíritu de
lo antifilosó fico, que nada sabe cia la verdad ni quiere tam-
poco saberlo. Bajo el nombre de verdad impone en el inundo
todo cuanto es hostil a ella. Su carácter antojadizo hace que
el apasionamiento reemplace a la actitud rigurosa. Impele a
la existencia desde al descreimiento hasta las seudocreencia.s
fanáticas, y, aún más, hacia la nada.
KÁns. JASPER$'.

La Física La microfísica, con su nueva visión de la naturaleza


íntima de la materia, permite ahora aceptar racio-
nalmente la posibilidad de los fenómenos de mete fanismo o pasa-
je de la materia a través de la materia. Éstos eran incomprensibles
cuando se creía que el átomo era un corpúsculo irreductible e im-
penetrable. Hoy, más bien se describe al átomo como un campo de
fuerzas, con cargas eléctricas negativas girando alrededor de un
núcleo de carga positiva, separados por un enorme espacio "va-
cío". El pasaje de un tallo de "Hierba de la China" a través
* "La razón y sus enemigos en nuestro tiempo", pág. 75.
EL APORTE DE LAS DISTINTAS CIENCIAS 153

de una tabla compacta de madera, que afirma haber visto William


Crookes (pág. 47) no es ya, por lo tanto, teóricamente imposible.
Los átomos son ahora atravesados experimentalmente en los labo-
ratorios, mediante el bombardeo con partículas radioactivas, que
pasan a través de ellos como cometas en el sistema solar. Y aunque
esta imagen no debe ser tomada muy en serio, ayuda a representar-
nos cómo la acción psicoquinética, que ha sido rigurosamente com-
probada en el mundo macrofísico (experiencias sobre caída de los
dados de Rhine), podría hacer que los átomos de un cuerpo atra-
vesaran los átomos de otro cuerpo, ejerciendo su acción sobre lo
microfísico.
La teoría de la relatividad con su concepto de campo en lugar
de la antigua concepción antropomórfica de fuerza, facilita la com-
prensión de cómo serían posibles los fenómenos de levitación. La
gravedad no se interpreta ya como una "fuerza" que "tira" hacia
el centro de la tierra a los objetos; se atribuye ahora a propiedades
del espacio-tiempo de cuatro dimensiones. Los sucesos de nuestro
mundo pueden ser descriptos como "proyecciones" tridimensiona-
les de sucesos que ocurren en un mundo tetradimensional; y esto
permite descartar como inadecuada la idea de que la Tierra ejer-
ce alguna acción directa a distancia sobre los objetos, "atrayéndo-
los" hacia su centro. Lo que ocurriría es que las grandes masas de
materia (la Tierra en este caso) curvan el espacio-tiempo tetradi-
mensional que las circunda, y esto hace que los objetos, siguiendo
las líneas de proyección de ese espacio-tiempo, efectúen "natural-
mente" una trayectoria geodésica que se dirige hacia el centro de la
Tierra. Con la desaparición de la misteriosa "fuerza de atracción",
de los conceptos físicos, se simplifica la interpretación de los fenó-
menos de levitación y de telequinesia en general. Éstos podrían ser
descriptos en términos de curvaturas del espacio-tiempo tetradimen-
sional, de signo inverso (o de otra configuración) al atribuído a la
presencia de masas de materia; su causa, de naturaleza mental.
Otra aplicación de la teoría de la relatividad a la parapsicología
la podemos encontrar en los conceptos de relatividad del espacio
y el tiempo. Con ellos se puede intentar la interpretación racional
de los fenómenos de premonición (pág. 227).
La otra conquista de la física moderna, que también facilita
154 INTRODUCCIÓN A LAS TEORÍA

la admisión de la posibilidad de las telequinesias, es la teoría de


los cuanta. Por cuanto se entiende una cantidad "Ji" infinitesimal,
que expresa la mínima acción posible entre dos sistemas materia-
les; esto significa que ninguna acción sobre un objeto puede ejer-
cerse con un intercambio de energía inferior a un cuanto. Ahora
bien, toda observación de un objeto equivale a relacionarse con él
de cierto modo, a ejercer una acción sobre él. La influencia de
esta acción puede despreciarse si se trata de objetos de la macro-
física; pero en cambio, en los objetos que estudia la microfísica
(partículas infinitesimales) adquiere gran importancia. La masa
de las partículas que estudia la microfísica es tan pequeña que
cualquier acción que se ejerza sobre ellas (al no poder ser menor
que h) altera su trayectoria fundamentalmente. De ahí que exista
una indeterminación esencial en la base de los fenómenos micro-
físicos, una imposibilidad total de poderlos observar tal cual ellos se
cumplen, sin afectarlos por el hecho mismo de la observación. Aho-
ra bien, el principio básico del determinismo filosófico es la posi-
bilidad de predicción inequívoca; se basa en la posibilidad enun-
ciada por Laplace, de que un observador que conociera al mismo
tiempo la posición de todas las partículas del Universo, y las fuerzas
que actúan sobre ellas, podría predecir cualquier estado futuro. La
teoría de los cuanta nos señala ahora que no es posible conocer al
mismo tiempo la posición y la velocidad de las partículas elementa-
les, pues toda observación que rienda a establecer su posición altera
la velocidad, y recíprocamente. Esta no es sólo una imposibilidad
técnica, que pueda ser superada en el futuro, sino que pertenece
a la esencia misma del mundo microcósmico; se conoce con el nom-
bre de principio de incertidumbre de Heisenberg.
Para superar esta dificultad, los físicos han creado una nueva
mecánica, la mecánica cuántica u ondulatoria de Schr6dinger y
De Broglie, que se basa en la aplicación del cálculo de probabili-
dades en lugar de las relaciones de posición y trayectoria unívo-
cas de la mecánica clásica. Y este recurso matemático ha resulta-
do de gran eficiencia predictiva. El determinismo que observamos
en la escala macrocósmica se deriva, así, de un indeterminismo
esencial en escala microscópica, que sólo puede ser aprehendido
como función de una probabilidad. Esto abre un campo de inmen-
EL APORTE DE LAS DISTINTAS CIENCIAS 155

sas posibilidades para la admisión racional de los fenómenos para-


psicológicos, como señalamos antes (pág. 142). La legalidad pro-
funda de los fenómenos físicos no es esencialmente distinta de la
de fenómenos en última instancia intencionales, como los que estu-
dia la sociología. Ambos son funciones de una probabilidad. La ley
empírica que establece que dado un cierto nivel de ingresos de la po-
blación cabe esperar una concurrencia a los hipódromos (fenóme-
no intencional) no inferior a un número dado, no es esencial-
mente distinta de la ley que establece que dada una cierta inten-
sidad de un campo magnético, cabe esperar una desviación de
una aguja imantada no inferior a un ángulo dado. La mayor pre-
cisión de la ley física radica en este caso en que los desvíos res-
pecto del número esperado, teniendo en cuenta la inmensidad del
número que expresa la población (cantidad total de partículas) a
que se aplica el cálculo, resultan imperceptibles para nuestra ob-
servación macroscópica. Cabe admitir como posible una intencio-
nalidad en el seno de los últimos componentes de la materia des-
cubiertos hasta ahora, una causalidad teleológica, finalista, en la
base misma de lo que llamamos la materia, sin que por ello se alte-
rara la aparente precisión de nuestras observaciones macroscópicas.

La Biología En el campo de la biología, también se han elabo-


rado conceptos que facilitan la admisión de los fe-
nómenos parapsicológicos. La existencia de un principio organiza-
dor que preside los fenómenos vitales ha sido aceptada moderna-
mente por algunos de los más grandes biólogos, como consecuen-
cia de sus observaciones. El más destacado es presumiblemente
Hans Driesch, que además de biólogo fué filósofo y metapsiquista,
presidente de la S.P.R. de Londres. Driesch logró separar experi-
mentalmente las dos células que forman el huevo a partir del cual
se desarrollan los erizos de mar, obteniendo de cada célula una lar-
va completa, cuyo grandor era la mitad del tamaño normal. Se-
parando otras células de etapas posteriores de división, obtuvo tam-
bién larv.s completas, de tamaños de 14, lls, o más pequeñas, que
el tamaño de las larvas normales. Sostuvo entonces que se imponía
la necesidad de admitir la existencia de un principio organizador,
distinto de los elementos físico-químicos componentes de la célula,
156 INTRODUCCIÓN A LAS TEOBiAS

pues el resultado obtenido no podía ser explicado por la sola acción


mecánica de estos componentes y los materiales que tomaba de su
ambiente. Valiéndose de un término aristotélico, Driesch denominó
entelequia a este principio organizador.
A una conclusión parecida a la de Driesch arribó Goldstein,
pero no a través de la embriología experimental, sino por medio del
análisis del comportamiento de los seres vivos. La teoría mecanicista
del movimiento de los organismos se basa en el concepto de refle-
jo. En el organismo actúan aparatos reflejos de estructura definida,
que reaccionan a los estímulos circundantes en forma unívoca y
constante; de modo que el ser vivo se comporta, en última instan-
cia, como lo haría una máquina, aunque muy complicada. Goid-
stein señala, sin embargo, que los animales mutilados no se com-
portan como sería de esperar de acuerdo con la teoría del reflejo.
Si se seccionan algunas de las seis patas de un escarabajo, éste in-
troduce inmediatamente una nueva coordinación entre las patas
restantes, que le permite trasladarse. Y en el caso extremo, si se
le cortan todas las patas, utiliza para moverse incluso las mandí-
bulas; órgano éste para el cual no cabe sospechar que pudiera ha-
berse adecuado para este fin por medio de reflejos a estímulos ex-
teriores. Goldstein llega a poner en duda hasta que haya reflejos
en el sentido estricto de la palabra. Describe minuciosamente el
comportamiento de los seres vivos ante situaciones anormales, crea-
das artificialmente, y muestra que no hay una correlación unívoca
entre los estímulos y las respuestas de las distintas partes del or-
ganismo. Por eso señala la necesidad de admitir la existencia de
un principio organizador en los seres vivos, "algo más" que sus
partes componentes; "un fundamento —dice— de otra especie que
las partes, y a partir del cual, solamente, un orden parece serles
conferido a éstas". (Kurt Goldstein, La Strru2ture de l'Organisme,
p. 435).
En los procesos de desarrollo y regeneración de los organis-
mos también encontramos muchas evidencias de la existencia de
este principio organizador. La "clavelina" es un ascidio marino que
está compuesto de dos órganos principales dentro de un cuerpo en
forma de odre. Si se secciona una parte, ésta se regenera, como
ocurre también con el cangrejo cuando pierde una pinza o con el
EL APORTE DE LAS DISTINTAS CIENCIAS 157

hombre, en menor escala, cuando cura una herida. Pero si corta-


mos la "clavelina" por la mitad, no sería ya posible la regeneración,
por falta de materia suficiente, y entonces ocurre algo asombroso.
El animal "desarma", diríamos, su estructura y vuelve a su estado
primitivo de esfera de protoplasma; y con esta sustancia viva rehace
una nueva "clavelina", un organismo completo. W. Wolff señala
que ninguna máquina podría comportarse de esta manera, por com-
plicada que fuera. "Si alguna pieza de la máquina se estropea -
dice—, otra pieza puede quizá suplir su función, pero la máquina
no puede desmontarse por sí sola, acoplar las partes que quedan
y reconstruirse de nuevo". (W. Wolff, introducción a la Psicolo-
gía, p. 24).
Pero el paso más importante en la consolidación de la hipó-
tesis del principio organizador, es probable que provenga del campo
opuesto al de los biólogos que sostienen esta idea: el de la nueva ge-
nética creada en U.R.S.S. por Lysenko. Según la genética me-
canicista, los cambios en las especies sobrevienen únicamente por
mutaciones casuales, que alteran en forma ciega los genes y cro-
mosomas que se supone son las estructuras básicas de la herencia.
Pero Lysenko ha demostrado que mediante el cambio de las con-
diciones ambientes de acuerdo a ciertas normas, es posible obte-
ner que las plantas efectúen cambios permanentes en la heren-
cia, que permite a sus descencendientes adaptarse a esas nuevas
condiciones. La interpretación de Lysenko a sus resultados ex-
perimentales es antimecanicista o dialéctica; pero pretende se-
guir siendo materialista, es decir, rechaza toda causalidad teleo-
lógica. Para Lysenko, la herencia "es la propiedad que posee un
cuerpo vivo de requerir condiciones definidas para su existen-
cia y desarrollo, y su propiedad de reaccionar de un modo defi-
nido ante las diferentes condiciones". (T. D. Lysenko, La Heren-
cia y su Variabilidad, p. 14). Pero la expresión "modo definido" en-
cubre aquí un doble significado, que Lysenko no aclara. El modo
de reacción del organismo frente al medio es "definido" no sólo
en la acepción de que es causado (de que obedece a la causalidad
físico-química), sino también en la de que tiene un sentido, una di-
rección determinada, que es precisamente aquella que el ser vivo
requiere para su supervivencia. Lo que Lysenko ha probado es que
158 INTRODUCCIÓN A LAS TEORÍAS

cuando, de acuerdo con ciertas esquemas, se cambian las condicio-


nes que normalmente requiere un ser vivo para su existencia, éste
modifica sus formas de reacción adaptándose a las nuevas condi-
ciones y puede transmitirlas a sus sucesores.
Lysenko señala que la herencia no es una función específica de
ciertos órganos, sino que es una "propiedad" de la materia viva,
como también lo es el desarrollo. "La herencia —dice— no es sólo
una propiedad de los cromosomas, sino de todo lo vivo, de todas
las células, de todas las partículas del cuerpo" (La Situación en las
Ciencias Biológicas, p. 568). Pero parece difícil dar una interpre-
tación racional a esta formulación, acorde con las pruebas expe-
rimentales de Lysenko, sin abandonar al mismo tiempo los pre-
supuestos básicos del materialismo. Las "partículas del cuerpo",
hasta donde conocemos, son conjuntos de átomos exactamente
iguales a los de los cuerpos no vivos (compuestos de protones,
electrones, etc.). No vemos como estas partículas, si no dependen
de una dirección intencional (aunque no, necesariamente, in-
tencionada), pueden cambiar de pronto sus "formas definidas"
de reacción normales por otras nuevas, también definidas, pero
nuevas y definidas no en forma casual, sino con un sentido con-
corde con las necesidades de supervivencia del organismo como
un todo. Parece necesario admitir por sobre esas partículas un
principio organizador que las dirige.

[,a superación de La existencia de un principio organizador


la psicología clásica de las funciones biopsíquicas, concepto fun-
damental en parapsicología, es admitida
también por la psicología moderna. Pero a este reconocimiento
no se llegó sino después de superar los conceptos de la psicolo-
gía clásica, por dos vías diferentes: la psicología abisal o pro-
funda, y la psicología gestaltista o de la forma. La primera sur-
gió del hipnotismo y la segunda se originó en ciertos estudios
especializados sobre la percepción. Ambas corrientes, desarrollán-
dose, han permitido la institución de dos líneas convergentes
de pensamiento, de gran importancia para la parapsicología: 19 )
la que reconoce la existencia de un dinamismo psíquico incons-
ciente que influye sobre lo somático y es afectado por éste; y
EL APORTE DE LAS DISTINTAS CXENCIAS 159
20) la que reconoce que los procesos psíquicos fundamentales
(percepciones, emociones, voliciones, etc.) no pueden explicarse
como resultante de otros procesos más elementales, sino que de-
ben referirse todos ellos a un principio "totalizador", a una forma
que unifica todos los procesos y les confiere un sentido.
Un carácter esencial de la psicología clásica es el atomismo
psicológico. Según éste, lo psíquico se construye por un proceso
agregativo, de sumación, a partir de ciertos "elementos", que
son las sensaciones. Los estímulos físicos, propagándose a través
de vías definidas de conducción nerviosa, desembocan siempre
en ciertas regiones del cerebro también definidas, y provocan un
reflejo psíquico o sensación, también definido. Es la llamada
«hipótesis de constancia", fundamental en la psicología clásica:
a un determinado estímulo puntual, por ejemplo un rayo de luz
incidiendo sobre la retina, corresponde siempre la misma sensa-
ción lumínica. Las sensaciones pueden ser visuales, táctiles, olfa-
tivas, etc.; y éstas, combinándose, provocan el fenómeno de la
percepción: el conocimiento de la existencia del objeto que causa
esos estímulos. Así, nos percatamos de la existencia de una rosa
porque en ella se nos dan juntos, el tacto aterciopelado, el color
rosado, la fragancia y la forma redondeada, como constelación de
sensaciones. Por un proceso de asociación de percepciones pasa-
das (representaciones) que es inherente a la "mecánica" mental,
se producen los conceptos y, con el encadenamiento de éstos,
el pensamiento. Lo complejo (qué sentido tendría decir lo su-
perior?) se explica así por la agregación o suma de lo simple. La
base de la vida psíquica está en la sensación. De ahí el célebre
aforismo de que "nada hay en el intelecto que no haya pasado
previamente por los sentidos".

La Gestalt.. Pronto se advirtió lo inadecuado de este esquema


psychologie para dar cuenta de la vida psíquica. La moderna
psicología de la forma (gestaltpsychologie), ha de-
mostrad o que la percepción no puede explicarse como mera suma
de elementos; que es un fenómeno de "totalidad". Cuando oímos
una melodía, por ejemplo, nuestra percepción se modifica con
cada Ua de las notas. Pero no es el mero cambio de notas en
160 INTtODUCCXÓN A LAS TEOBIAS

sí mismo lo que afecta a nuestra percepción, sino el cambio que


en este caso experimenta la totalidad. Podemos cambiar todas
las notas de una melodía transponiéndola de tono y seguiríamos
reconociéndola sin embargo como tal, pues se mantendría la to-
talidad. Hay en la melodía algo más que una mera agregación
de componentes, algo que subsiste aunque todas sus partes sean
cambiadas, y es su forma o estructura.
Son siempre configuraciones de este tipo, mayores o menores,
pero nunca "elementos", lo que captamos en un acto directo,
único y abarcador, en nuestra percepción. Sus leyes no derivan
de sus componentes; por el contrario, éstos obedecen a las leyes
del todo que les confiere un sentido y una significación. La vida
psíquica funciona como un todo articulado en subtodos de diver-
sos grados de integración. Y la palabra "todo" está indicando
"algo" que no puede reducirse a sus partes componentes; "algo"
que obedece a leyes propias, no derivables de las leyes de sus
partes, sino que éstas derivan de las de aquél. La investigación
naturalista a que pretendían las escuelas clásicas reducir el ob-
jeto de la psicología, nunca podrá permitirnos la comprensión
de los procesos que obedecen a leyes de totalidad, como por ejem-
plo, la conducta. Sólo a partir de un todo que reacciona en forma
intencional, y confiere un sentido a cada movimiento, la conducta
se nos hace comprensible. El conductismo y la reflexología podrían
llegar a explicarnos qué hace un hombre y cómo lo hace en un mo-
mento dado; pero ello no agregaría un ápice a nuestra comprensión
psicológica de su conducta. Esto requiere comprender por qué
lo hace: percatamos del hombre como totalidad, de sus fines
(conscientes e inconscientes), que son los que dan sentido a esa
conducta.*
Los recursos conceptuales de la teoría de la forma han per-
mitido comprender algunos fenómenos psíquicos, que son in-
explicables con la hipótesis de constancia de la psicología clásica:

Por ejemplo, una actitud de fuga es en cierto sentido un conjunto de mo-


vimientos orgánicos, que podrían llegar a explicarse en base de reacciones fisicoquámicas;
pero jamás comprenderemos el sentido de esa actitud de fuga si no partimos de la
consideración de que es un todo el que huye, el que se aleja de la situación temida.
Sólo partiendo del concepto de un todo en actitud de fuga es que se hacen com-
prensibles cada uno de sus movimientos.
EL APORTE DE LAS DISTINTAS CIENCIAS 161
por ejemplo, la sinestesia. A ciertos sujetos algunos sonidos les
provocan visiones de colores, u otras sensaciones combinadas, que
se llaman sinestesias. En la intoxicación con mescalina, por ejem-
plo, hay sujetos en quienes un sonido de flauta se traduce por
un color azul verdoso; el ruido de un metrónomo —en la os-
curidad— en manchas grises; los intervalos espaciales de la visión
corresponden a intervalos temporales del sonido, etc. La reflexo-
logia intenta explicar estos fenómenos por la irradiación de las
excitaciones que se circunscriben de ordinario en regiones deter-
minadas del cerebro (zona óptica, auditiva, etc.), que podrían
ejercer así influencia fuera de sus límites normales. Pero señala
Merleau-Ponty que, aunque se demostrara la realidad de esta expli-
cación fisiológica, ella no daría cuenta de la sinestesia como fenó-
meno psicológico. "Pues el sujeto —dice— no nos manifiesta sola-
mente que él percibe a la vez un sonido y un color; es el sonido
mismo lo que ve en el punto donde se forman los colores" (M.
Merleau-Ponty, Phénomnologie de la Perception, pág. 264).
Para Merleau-Ponty la percepción sinestésica no es un fenóme-
no excepcional, sino que corresponde a la naturaleza misma de la
percepción. Lo que podríamos llamar la percepción natural, in-
genua, primitiva, por oposición a la percepción intelectualizada, se
da bajo una forma de interrelación sensorial de totalidad, que
sólo el posterior análisis conceptual acostumbra a separar rígida-
mente. "Los sentidos —dice Merleau-Ponty— se comunican entre
sí abriéndose a la estructura de la cosa. Se ve la rigidez y la fra-
gilidad de un vaso y, cuando se rompe con un sonido cristalino,
ese sonido es portado por el vaso visible. Se ve la elasticidad del
acero, la ductilidad del acero al rojo vivo, la dureza de la hoja de
una garlopa, la flojedad de la viruta. La forma de los objetos no
es sólo su contorno geométrico: ella tiene una cierta relación con
su naturaleza propia y habla a todos nuestros sentidos al mismo
tiempo que a la vista. La forma de un pliegue en un tejido de
algodón o de lino nos hace ver la flexibilidad o la rigidez de la
fibra, el frío o la tibieza del tejido. . ." (Merleau-Ponty, ob. cit.
pág. 265).
Para la psicología clásica, esta unidad de los sentidos es una
consecuencia de la intelectualización. Los distintos sentidos nos
162 INTRODUCCIÓN A LAS TEORÍAS

presentan aspectos específicamente diferentes de las cosas, y es


por un proceso asociativo, de ideación, que asociamos la dureza a
la visión del acero. Pero para Merleau-Ponty el proceso es a la
inversa. Citando a Werner, señala que sólo en la medida en que la
conducta es intelectualizada, "es que la hipótesis de constancia se
vuelve aceptable en lo que concierne a la relación de estímulos
y respuestas sénsoriales específicas, y que el estímulo sonoro, por
ejemplo, se limita a la esfera auditiva específica". (Merleau-Ponty,
ob. cit. pág. 263). La sinergia reaparece cuando el sujeto se in-
toxica con mescalina, porque entonces se desintelectualiza y se
libra a su vitalidad. La sinestesia es una unidad originaria, no
derivada del pensar. El organismo es una totalidad, un todo
cognoscente; y una intencionalidad —no pensada— hace que sus
"partes" se conozcan dinámicamente unas a otras, y que los re-
ceptores se dispongan de manera conveniente, para hacer posi-
ble, por su sinergia, la percepción del objeto. "Los sentidos —dice
Merleau-Ponty-- se traducen unos a los otros sin necesidad de
un intérprete, se comprenden unos a Otros sin necesidad de pasar
por la idea. Y este hecho permite encontrar su pleno sentido a las
palabras de Herder: "el hombre es un sensorium común que es
tocado ya de un lado, ya de otro". (Merleau-Ponty, ob. cit., pá-
gina 271).
Este concepto de la sensorialidad nos centra de lleno en los
problemas de la parapsicología. Aquí podemos observar con una
nitidez incomparable este trascender del hombre a sus vías senso-
riales específicas. La ESP se pone en contacto con su objeto y
accede a la conciencia por múltiples caminos: como imagen vi-
sual, auditiva, kinestésica, etc. La sinergia sensorial parece ma-
nifestarse aquí en toda su pureza, obedeciendo a una intenciona-
lidad no pensada, como la que indica Merleau-Ponty. Un ejem-
plo de esta trascendencia lo ofrece también la historia de Helen
Kelier. Ciega y sorda desde la edad de un año y medio, sin em-
bargo alcanzó el grado de doctora en Filosofía y por el tacto
aprendió a leer, escribir y aún a hablar el inglés, francés, alemán,
latín y griego. Escribió varios libros, que se tradujeron a diversos
idiomas. "Ella muestra —dice Wolff— que el ser humano es capaz
de percibir el mundo óptico y acústico aún cuando carezca de los
EL APORTE DE LAS DISTINTAS CIENCIAS 163

órganos específicos, y demuestra que una función (en este caso el


tacto), posee inimaginables posibilidades latentes" (W. Wolff,
Introducción a la Psicología, pág. 49). Las vías sensoriales, por
lo tanto, no parecen determinar el conocimiento. La percepción
sensorial parece ser un instrumento eficaz de éste, pero nada más.
Cuando por alguna causa ella pierde esa eficacia, el ser vivo
encuentra nuevas vías; no tan perfectas y ajustadas a sus nece-
sidades, pero que le permiten igualmente, de alguna manera,
conocer. Y esto nos pone ya en el camino de la parapsicología.

El Hipnotismo y El otro campo de la psicología donde se ela-


el Psicoanálisis boraron conceptos de gran importancia para
la comprensión de los fenómenos parapsicoló-
gicos, es el del hipnotismo y la psicología profunda o abisal. Hacia
fines del siglo XVIII un médico austríaco llamado Mesmer, en-
contró un nuevo método para curar. Provocaba el "sueño" en las
personas haciéndoles pases magnéticos y mirándolas fijamente; con
esto creía transmitirles lo que denominó "magnetismo animal"
(para diferenciarlo del magnetismo mineral), que según Mesmer
tenía "poderes" curativos. Las ideas de Mesmer no fueron acep-
tadas por los médicos de la época y éste cayó en descrédito; pero el
método siguió siendo estudiado y en 1784 uno de los discípulos
de Mesmer, el marqués de Puységur, consiguió provocar en un
sujeto un auténtico sonambulismo hipnótico. El mesmerismo se
transformó así en hipnotismo, y hacia 1850 ya habían sido des-
criptas las alucinaciones y la anestesia hipnóticas, y la sugestión
posthipnótica. Las investigaciones de Braid, Charcot, Janet, Ri-
chet, y especialmente de Liébeault y Bernheim (escuela de Nan-
cy) arrojaron mucha luz sobre el hipnotismo. Estos últimos le
dieron la explicación más aceptada actualmente: la hipnosis es
un estado sugestivo. A esto nos referiremos más adelante.
El hipnotismo es muy importante para la parapsicología; per-
mite investigar la influencia de la sugestión sobre la conducta,
y con ello explicar muchas de las formas de expresión de los fe-
nómenos parapsicológicos, especialmente las personificaciones (pág.
169). Pero es también importante porque del hipnotismo, estu-
diado por Freud, surgió históricamente el psicoanálisis. Con él
164 INTRODUCCIÓN A LAS TEORiAS

se instituyeron las modernas escuelas de psicología profunda o


abisal, que se fundan en ci reconocimiento de un dinamismo
psíquico inconsciente, como principal regulador de nuestra vida
psíquica consciente; y éste es un principio capital para la parapsi-
cología. La admisión de este principio es una de las "conquistas"
más recientes de la psicología occidental, que antes pretendía
reducir lo psíquico a los fenómenos de conciencia; pero los orien-
tales ya lo aceptaban desde hace muchos siglos. Así lo demuestra,
entre otros, Maryse Choisy, en su interesante libro Yogas et Psy-
chanalyse. Cuando recordamos esto, nos sentimos inclinados a juz-
gar con más modestia el valor de los conocimientos que creemos
los occidentales haber alcanzado en estos campos.
Freud había asistido a dos experiencias clásicas de Berheim:
19) a un sujeto hipnotizado se le ordena que, cuando despierte,
después de cinco minutos tome un paraguas que hay en la habi-
tación y lo abra (sugestión posthipnótica). El sujeto cumple la
orden, ignorando que está bajo la influencia de una sugestión;
29) por medio de la insistencia y de la persuasión se consigue que
el sujeto recuerde conscientemente, a veces, el momento en que
se le dió la sugestión posthipnótica; entonces puede resistirse a
cumplirla. Lo importante de la primera experiencia es que si se
pregunta al sujeto, cuando toma el paraguas, los motivos de su
acto, éste no vacila en encontrarle una explicación racional: por
ejemplo, dice que lo tomó para ver si era suyo, o porque se parece
a un paraguas que él efectivamente perdió hace tiempo, etc.
Es decir, que el sujeto efectúa una racionalización. Un impulso
inconsciente, cuya causa él desconoce, determina su conducta;
pero ésta es explicada con toda sinceridad y convicción por mo-
tivaciones racionales que nada tienen que ver, sin embargo, con
la causa profunda y verdadera. La importancia de la segunda ex-
periencia radica en la demostración de que esos móviles profundos
pueden hacerse conscientes, y que en este plano el sujeto puede
dominar su fuerza compulsiva.
En las experiencias de Berheim las causas reales de la con-
ducta del sujeto no se hacían inmediatamente conscientes, porque
un factor de represión (en este caso la amnesia hipnótica) le
impedía el acceso a la conciencia; la conducta se enmascaraba
EL APORTE DE LAS DISTINTAS CIENCIAS 165

tras una falsa racionalización. Pero Freud encontró que estas si-
tuaciones no eran exclusivas del hipnotismo, sino que muchos
actos y actitudes de la vida diaria respondían a una dinámica
parecida. Por ejemplo, un juez severo podría castigar con todo
rigor a los culpables de delitos, y explicar esta actitud por con-
sideraciones de bien público y respeto por la ley; pero la motiva-
ción real de su conducta, sin embargo, podría ser un impulso sádico
cuyo acceso a la conciencia estuviera reprimido por no avenirse con
los principios del "yo", y que así encontraría la forma de cumplirse
en forma inconsciente. La racionalización se produce cuando la
motivación real no puede acceder a la conciencia; y esto la torna
peligrosa porque entonces se enmascara, busca su cumplimiento
por vías indirectas, y escapa así al contralor de la conciencia.

El inconsciente de Freud Freud encontró en sus investigacio-


nes que muchos trastornos orgánicos
y fisiológicos (parálisis, convulsiones, úlceras gástricas, etc.) tenían
origen psíquico. Impulsiones inconscientes que no podían tradu-
cirse directamente en la conducta ni llegar al nivel de la concien-
cia, se traumatizaban, se expresaban en síntomas patológicos (neu-
róticos) que tenían un profundo significado, pues eran símbolos
de aquellas motivaciones abisales. Cuando éstas se volvían conscien-
tes y podían ser racionalmente manejadas, se descargaban de su fuer-
za compulsiva y los síntomas desaparecían. Instituyóse así el psico-
análisis como técnica que a través de las asociaciones libres del aná-
lisis de los sueños, y otras formas de penetración en el inconsciente,
permite descubrir esas impulsiones reprimidas y realizar una eficaz
terapia de la histeria, las neurosis y otros trastornos del psiquismo.
La importancia de Freud en relación con la parapsicología,
está en que con sus descubrimientos amplió extraordinariamente
el campo de la psicología, y dirigió la atención de los psicólogos
hacia las modalidades inconscientes del psiquismo que antes habían
pasado inadvertidas. Sin esto hubiera sido imposible la admisión
de los fenómenos paranormales. Pero también es importante porque
estableció ciertas modalidades del funcionamiento de la imagina-
ción (desplazamiento, sustitución de síntomas o símbolos, conden-
sación, etc.), que también advertimos en muchos de los procesos
166 INTRODUCCIÓN A LAS TEORÍAS

informativos de la percepción extrasensorial (pág. 42). Es de es-


perar una estrecha colaboración entre psicoanalistas y parapsicó-
logos, en el futuro, para la investigación de estos aspectos.
Freud instituyó una serie de conceptos: "yo", "ello", "superyo",
"censura", que constituyen hipótesis de trabajo para poder encon-
trar un camino a través de la maraña de las funciones psíquicas y
facilitan la descripción de muchos procesos que se cumplen en el
inconsciente. El ello (lo inconsciente), es para Freud la estructura
psíquica originaria. Por su diferenciación, al contacto con la rea-
lidad, tuvo lugar la formación del yo y de los procesos de concien-
cia. El ello es el depósito de los instintos y de los impulsos reprimi-
dos. En relación con él la conciencia aparece como una zona super-
ficial o periférica.
Pero a poco encuentra Freud necesaria una mayor diferencia-
ción. Advierte en el inconsciente una especie de conciencia moral
(con perdón de la contradicción del término) a la que llama el
superyo. Y señala que también partes del yo (al que considera el
factor coordinador de los impulsos psíquicos en relación con su
acceso a la motilidad), permanecen inconscientes. De esta manera
el inconsciente de Freud, aceptado por la mayor parte de las escue-
las psicoanalíticas contemporáneas, ha pasado a ser un especie de
réplica no-consciente, de los procesos que se dan en la conciencia.
Hay una especie de conciencia moral —o censor— que distingue
lo bueno de lo censurable; y una especie de inteligencia que, por
diferentes vías —actos fallidos, síntomas neuróticos, etc.— busca la
expresión de sus modos de ser intencionales. (Algo parecido a esto
se puede advertir en los fenómenos paranormales: una intenciona-
lidad inconsciente parece expresarse a través de las metergias (ver
pág. 229). Freud fué un gran investigador de la psique. Revolu-
cionó la psicología y estuvo muy cerca de la parapsicología. Pero
para él, la conciencia es el sistema que "no sólo en el sentido de la
función sino también en el de la organización anatómica, es el pri-
mero a partir del mundo exterior" (Obras Completas, pág. 1216).
Considera que la conciencia es la primera instancia psíquica a la
que arriban los estímulos del exterior, y al parecer esto no está de
acuerdo (pág. 34) con las comprobaciones de la parapsicología.
En muchas experiencias de ESP la conciencia se muestra evi-
EL APORTE DE LAS DISTINTAS CIENCIAS 167

dentemente como una instancia a la que los estímulos llegan ya


con un significado y con una profunda elaboración inconsciente.
Es probable que los conceptos de Freud a este respecto sean supe-
rados por las futuras investigaciones de la psicología. Las conclu-
siones de Merleau-Ponty, por ejemplo (pág. 161), sobre la exis-
tencia de una sinestesia originaria de la que depende la percepción
y las significaciones inconscientes, abren promisoras perspectivas.

El subconsciente Hasta aquí hemos tratado de las modalidades


o preconsciente o funciones conscientes e inconscientes del psi-
quismo, y hemos omitido otra modalidad que
los psicólogos consideran necesario distinguir, para explicar ciertos
procesos de la vida psíquica: el subconsciente, o preconsciente,
como lo llama Freud. Este concepto es de fundamental importancia,
como veremos, para poder comprender muchos problemas relacio-
nados con la expresión de la percepción extrasensorial. El sub-
consciente está en íntima relación tanto con la conciencia como
con el inconsciente. Es la instancia psíquica que acciona los auto-
matismos. Obedece a las impulsiones del inconsciente, pero está
celosamente vigilado y controlado por la conciencia. También res-
ponde a las solicitudes de ésta. El subconsciente regula las repre-
sentaciones auditivas, visuales, táctiles, etc., y la motricidad (inclu-
sive la escritura y la palabra). Hay un continuo intercambio diná-
mico entre la conciencia y el subconsciente, y entre éste y el incons-
ciente. En este intercambio dinámico total se resuelve la vida psíqui-
ca, hasta donde sabemos.
El subconsciente es, en primer término, un valioso auxiliar de
la conciencia. Estamos frente a un problema: afluyen del sub-
consciente una enorme variedad de imágenes, asociaciones, etc.,
que la conciencia utiliza, acepta, o rechaza, devolviendo al sub-
consciente. Deseamos trasladarnos a un determinado sitio: una vez
aceptada por la conciencia esa finalidad, la mayor parte del trabajo
lo ejecuta el subconsciente. Él nos permite dirigir nuestros actos
en el sentido dado, en forma persistente, aunque no llevemos du-
rante todo el tiempo (en forma continuada), en la conciencia, la
finalidad propuesta. De ahí que a veces, por ejemplo, nos encontra-
mos de pronto frente a nuestra biblioteca, y no recordamos que ha-
168 INfl0DUCCI6N A LAS TEoríAs

bí amos ido a buscar determinado libro. Durante el trayecto estu-


vimos pensando en otra cosa y sin embargo no perdimos el sentido
de nuestros movimientos. Atravesamos las habitaciones necesarias,
abrimos las puertas convenientes, y subimos escaleras, etc., hasta
llegar al lugar fijado: todo esto lo cumplirnos en forma semiautomá-
tica, dirigidos por nuestro subconsciente.
Pero la sinergia funcional entre la conciencia y el subcons-
ciente no siempre es tan perfecta. A veces el automatismo subcons-
ciente puede ser puesto en movimiento y llevado a la realización
de un acto bajo el solo impulso del inconsciente, sin la previa acep-
tación de la conciencia, y, a veces, contra ella. Son los casos que
se conocen con el nombre de disociaciones psíquicas.
La disociación puede presentarse bajo distintas modalidades.
Puede ser consciente y voluntaria, como en algunos casos de escri-
tura o habla automáticas: el sujeto deja fluir el subconciente vo-
luntariamente, y permanece como un observador frente a sus pro-
pios movimientos. Puede ser consciente pero involuntaria, como
en ciertas neurosis obsesivas y algunas "posesiones" espiritas (pág.
73): el sujeto se ve acometido por impulsiones de las que tiene
conciencia pero no puede dominar. Y puede también ser total-
mente inconsciente e involuntaria, como en el sonambulismo na-
tural o provocado, y en los estados de trance profundo.
El hipnotismo y el psicoanálisis han permitido estudiar expe-
rimentalmente estos fenómenos, proporcionando conceptos de gran
utilidad para interpretar muchas de las formas de expresión que a
veces adoptan los fenómenos parapsicológicos. Entre éstas se en-
cuentran los estados mediúmnicos o espiritistas. La esencia de
tales fenómenos, su origen, su causa profunda, es desconocida to-
davía; también se desconoce, por cierto, si responden sólo a faculta-
des existentes en el ser humano vivo, o si cabe admitir la acción de
espíritus desencarnados u otras inteligencias incorpóreas, como sos-
tienen los espiritistas y ocultistas. Pero su forma, puede ser expli-
cada con razonable grado de satisfacción por los conceptos de
dinamismo inconsciente, automatismo subconsciente y disociación.
Es cierto que en las sesiones mediúmnicas el médium no sólo
habla, escribe y realiza movimientos automáticos, sino que produce
fenómenos mucho más complejos, como los cambios de personali-
EL APORTE DE LAS DISTINTAS CIENCIAS 169

dad. Por ejemplo, un médium joven y robusto se comporta de


pronto como un anciano, habla con expresión senil, se encorva,
camina con dificultad, como si fuera realmente otra persona. Po-
dría argumentarse que los conceptos antedichos no bastan para
explicar esos fenómenos complejos que son las personificaciones.
Y esto nos pone en la necesidad de considerar otro de los aportes
importantes de la psicología a la comprensión de estos problemas:
el concepto de sugestíbilidad.

La sugestión y Chevreul ya había demostrado, a mediados del


[a personalidad siglo pasado, que una idea tiende a convertirse
en acto en forma independiente de la voluntad.
Si sostenemos en la mano un péndulo liviano, y nos imaginamos
que éste se mueve, por ejemplo en forma circular, veremos que al
poco rato de ensayar el péndulo gira en el sentido imaginado. En
forma totalmente independiente de nuestra voluntad, bajo la fuer-
za del ligero estado emocional que nos provoca la idea que en este
caso procuramos mantener, la mano se mueve haciendo oscilar al
péndulo en el sentido pensado.
Mas, esto sólo se hace aparente en experiencias sencillas como
la descripta, donde basta un ligerísimo efecto emocional para provo-
car el movimiento inconsciente. Si pensamos en cambio en una cosa
más compleja, en caemos, por ejemplo, mientras estamos de pie so-
bre el suelo, es muy probable que no lo logremos sin la anuencia de
nuestra volutad. Pero esto no contradice la hipótesis de que las
ideas tienden a convertirse en acto automáticamente. Lo que aquí
ocurre es que el tono emocional no ha tenido la intensidad sufi-
ciente como para que la idea se transporte a la motricidad, vencien-
do nuestras resistencias inconscientes a caemos. Si en lugar de
estar en el suelo nos encontráramos de pie en el borde de una eleva-
da cornisa, donde corriéramos inminente peligro de caemos, la
situación variaría. Salvo que estuviéramos ya acostumbrados a la
altura, nuestro cuerpo se precipitaría aunque desde un punto de
vista puramente físico contáramos con absoluta estabilidad. Aunque
quisiéramos pensar que estamos a resguardo, la idea contraria, la
de que nos caemos, nos dominaría. Con el intenso estado emocio-
nal que nos provoca el peligro, la idea 'de caemos monopoliza
170 INTRODUCCIÓN A LAS TEORíAS

nuestra atención y no deja lugar a nuestras con trasugestiones vo-


luntarias de seguridad. Ella se abre camino y, poniendo en juego
nuestro automatismo en el sentido de su realización, nos despeña
a pesar de los esfuerzos de nuestra voluntad por impedirlo. Que
realicemos o no un acto posible, independientemente de nuestra
voluntad, por complicado o perjudicial que pueda resultarnos, pa-
rece depender tan sólo de la intensidad del estado emocional que
acompañe a su representación. Baudouin llama sugestk5n a esta
"realización subconsciente de una idea"; y sugestibilidad, a la apti-
tud para aceptar la sugestión.
La psicología ha puesto de manifiesto la importancia de la
sugestión en las distintas esferas de la conducta, y en la formación
de la personalidad. La imitación subconsciente de aquellos a quie-
nes admiramos, la aceptación subconsciente de las ideas o del com-
portamiento de otros, que descubrimos en nosotros mismos en
cuanto nos analizamos, es una consecuencia de la sugestibilid2d.
Sobre esto se estrutura en buena parte nuestra personalidad. "La
persona —dice Jung— es un complicado sistema de relación entre
la conciencia individual y la sociedad; es oportunamente una espe-
cie de máscara destinada por un lado a producir determinada im-
presión en los demás y, por el otro, a ocultarnos a nosotros mismos
nuestra naturaleza verdadera" (C. G. Jung, El Yo y lo Incons-
ciente, pág. 119). Los psicólogos pueden estar en desacuerdo sobre
si en pedagogía es conveniente el uso de medios deliberadamente
sugestivos, para la educación de la personalidad (Coué y Baudouin,
entre otros, los aceptan, mientras que Sommer y Hellpach los re-
chazan). Pero no existe desacuerdo en reconocer la influencia
efectiva que tienen las sugestiones inconscientes en su formación.
No es de extrañar, por lo tanto, que la personalidad, "esa máscara
destinada a producir determinada impresión en los demás", como
dice Jung, pueda cambiar totalmente en determinadas circunstan-
cias, bajo la impresión de un fuerte estado sugestivo.

Las persnaUa- Fenómenos de aparición espontánea de distin-


des alternantes tas personalidades alternantes en un mismo su-
jeto, son clásicos en la psicología. Richet los
llama "objetivación de tipos", Sudze propone el nombre de "pro--
EL APORTE DE LAS DISTINTAS CIENCIAS 171

sopopeyas" (de proso pon, persona; y poico, yo hago), pero el nom-


bre que se ha impuesto es el de "personificaciones". Los casos de
Pálida, narrado por el doctor Azam, y el de la señora Beauchamp,
estudiado por el doctor Morton Prince, ilustran al respecto. Este úl-
timo es particularmente interesante porque relacionado con él,
aparece otro aspecto de la sugestión: el de que puede ser provocada
por los investigadores involuntaria e inconscientemente. Hacia
1900 el profesor Morton Prince, de la Universidad de Harvard,
trató a una señora (señora de Beauchamp) que sufría de disocia-
ciones psíquicas. Cuando el profesor Morton Prince la conoció, ésta
se encontraba bajo el dominio de una personalidad a la que más
tarde Prince llamó B1. Representaba a una persona sumamente
nerviosa, religiosa, y angustiada por sus propios imaginarios peca-
dos. El doctor Price procuró, por medio de hipnosis, hacer desapa-
recer a esa personalidad ficticia; más, en el curso del tratamiento,
fueron apareciendo otras personalidades de características psicoló-
gicas bien diferentes. Alternativamente, asumían la dirección del
cuerpo de la señora Beauchamp, provocándole un verdadero conflic-
to. Llegaron a contarse cuatro de estas personalidades.
Penetrando profundamente en el estudio de las motivaciones
inconscientes de la señora Beauchamp, de las que surgían objeti-
vándose y persiguiendo sus propias impulsiones esas distintas per-
sonalidades, Morton Price logró ir refundiéndolas poco a poco.
Además, fortaleció la personalidad original con adecuadas suges-
tiones, hasta que consiguió hacer desaparecer completamente los
trastornos. Pero lo interesante del caso no está sólo en el proceso y
sus alternativas hasta la curación de la señora Beauchamp, sino en
la relación con otro caso parecido.
Cerca de donde vivía el doctor Morton Prince, vivía otro mé-
dico homónimo: Walter F. Prince, interesado en el espiritismo.
A la sazón, este segundo doctor Prince estaba trabajando con una
niña, Doris Fischer; procuraba desarrollarla como sujeto mediúm-
nico, y se sorprendió al ver que ésta presentaba síntomas de diso-
ciación psíquica parecidos a los de la señora Beauchamp. W. F.
Prince, que estaba muy interesado en el caso de esta última, y que
siguió muy atentamente las alternativas de su curación, adoptó
frente a la niña Doris Fischer el mismo tratamiento que empleara
172 INTRODUCCIÓN A LAS TflOMAS

su homónimo para con la primera: la hipnosis. Y el resultado curio-


so fué que en el curso del tratamiento fueron apareciendo otras per-
sonalidades, muy semejantes a las que tuvo la señora Beuchamp, y
que inclusive desaparecieron de idéntica manera. Parece probable
que el propio doctor Prince proyectara en forma involuntaria sobre
la niña las alternativas del caso Beauchamp que estaba en su men-
te, y que aquélla tendiera a su inconsciente reproducción. Este
es otro ejemplo de los peligros a que nos referimos antes (IV-3),
de la influencia inconsciente del investigador en las experiencias
parapsicológicas.

Personificaciones hip- Los cambios de personalidad por efecto


nóticas y espíritas de la sugestión se prueban experimental-
mente con el hipnotismo. El sujeto se
comporta como sería esperable que lo hiciera, según su opinión,
la personalidad sugerida: un general colérico, un anciano flemáti-
co, un niño, una mujer, etc. Llora, se irrita, ríe, grita, etc.; adopta
las actitudes y experimenta los estados emotivos que en cada caso
corresponden a su personificación. El hipnotismo no es nada
oculto, nada misterioso; es una de las formas de la sugestión, que
en realidad es siempre autosugestión. Es el propio sujeto quien se
convence de la realidad de su representación y la vive. El hipno-
tizador no hace más que enseñarle a concentrarse. Crea, con su téc-
nica y con su personalidad, el estado de "encantamiento", de "fas-
cinación", que se requiere para que el sujeto se coloque en el esta-
do de receptividad propicio; luego le sugiere los objetos a repre-
sentar. Pero es el propio sujeto quien se introyecta esas represen-
taciones y de su coeficiente individual depende la perfección con
que las personifica.
El sujeto hipnotizado sólo obedece a las "órdenes" del hipno-
tizador y no percibe otros estímulos que sus palabras o los que
éste le sugiere, porque cree que se espera de él esa forma de com-
portamiento. Pero si se sugiere que debe comportarse "natural-
mente", el cuadro varía por completo, pues el sujeto deja de compor-
tarse como un autómata y no necesita ya de las "órdenes" del hip-
notizador para producir sus representaciones. Éstas se realizan es-
pontáneamente, de acuerdo con la situación en que el sujeto cree
EL APORTE DE LAS DISTINTAS CIENCIAS 173

encontrarse en cada momento. Al rebajarse el nivel crítico de la


conciencia, la realidad, para el sujeto, pasa por completo a depen-
der de la significación que él atribuye a cada estímulo'. La sines-
tesia originaria del sentir de que habla Merleau-Ponty (pág. 161)
se manifiesta libremente. Un sonido se transforma de inmediato en
una imagen visual, olfativa, kinestésica, etc., que para el sujeto son
verdaderas percepciones; y a ellas ajusta su conducta, de acuerdo
con el sentido que les atribuye.
De esto tenemos alguna experiencia personal. Cierta vez, con-
versando con mi amigo el entomólogo señor Ibarra Grasso, me ex-
presé como si nos encontráramos en medio de un desierto. Está-
bamos frente a un sujeto hipnotizado y éste, a quien yo no me
había dirigido directamente de propósito, captó la idea. Empezó a
sudar, a desabrigarse y a arrastrar penosamente los pies, como quien
se entierra en la arena a cada paso; un ventilador de pie se trans-
formó en una palmera y una silla baja en un animal feroz. Yo no
le había "ordenado" nada directamente al sujeto, pero éste se com-
portó de acuerdo con lo que creía eran las circunstancias; también
los objetos para él se transformaron en lo que le significaban. En
otra oportunidad, frente a un sujeto hipnotizado sugerimos la idea
de que estábamos en una sesión espiritista y al poco rato el sujeto,
sin que nosotros se lo "ordenáramos", empezó a experimentar las
convulsiones y la hipermnea típicas de la "posesión" espiritista.
En las sesiones espiritistas el cuadro es por demás semejante
a los descriptos precedentemente, sólo que falta la persona del hip-
notizador. Pero el hipnotismo es sólo uiia de las formas de la su-
gestión, la deliberadamente provocada; y no siempre la más efi-
ciente. Existen también las sugestiones espontáneas, que pueden
ser tanto o más intensas que las hipnóticas; una de sus causas

Esto se advierte también en los sueños. Recientemente un conocido que tra-


baja de mozo en un barco me refirió el siguiente sueño: iba por una callejuela en
donde estaba jugando un grupo de muchachos que, al pasar, se burlaron de él. Con
tal motivo sobrevino un altercado, que terminó al arrojarle uno de los chicos una
piedra que le golpeó en la frente; la impresión lo despertó bruscamente. Advirtió
así, que había recibido efectivamente un golpe en la frente, al caer, por los vaivenes
del barco, una tacita que estaba en una repisa, sobre su cabeza. Al acceder este
estimulo, por su intensidad, a una conciencia que estaba desconectada del contexto
real que la rodeaba, ésta le atribuyó una significación puramente subjetiva. Cons-
truyó en torno de él, y con otros elementos de su subconsciencia, un ensueño,
que mucho se parece a las alucinaciones de los hipnotizados.
174 INTRODUCCIÓN A LAS TEORf AS

puede ser el ambiente de las sesiones mediúmnicas. "Una se-


Sión espiritista —dice Baudouin— ofrece un terreno propicio a este
género de sugestiones espontáneas por el estado de espectación
mental impuesto a los asistentes, por la emoción que despierta siem-
pre la proximidad del misterio y, en fin, por la idea previa de que
se producirán fenómenos de la clase que se espera." (C. Baudouin,
Sugestión y Autosugestión, (pág. 94). Así podemos comprender có-
mo es posible que en los médiums sea la simple idea de la posesión
mediúmnica, la idea de que un espíritu lo domina, la causa de las
personificaciones; que el trance mediúmnico, que por otra parte es
desde el punto de visto psicofisiológico similar al hipnótico (pág.
84), sea tan sólo una de las formas de la sugestión. No es obje-
ción a esta hipótesis, como a veces se ha pretendido, el hecho de
que muchos médiums no son hipnotizables. Pues se sabe que la
sugestibilidad tiene a veces formas específicas. Un sujeto no acep-
ta una forma sugestiva si actúa bajo otra; por ejemplo, por suges-
tión y por autosugestión se logra que un excelente sujeto hipnó-
tico deje de ser hipnotizable, o que sólo acepte sugestiones de un de-
terminado hipnotizador. No es de extrañar que el médium, que
actúa bajo la sugestión de su ambiente y especialmente de la per-
sonificación que él considera el "guía", sea insensible muchas ve-
ces a la influencia de un hipnotizador.

3. - LA POSIBLE LEY DEL CONDICIONAMIENTO A LA


CREENCIA
De donde se sigue que son realmente antcristos los que
persiguen a las gentes honradas, amantes de la justicia, or
estar en disentimiento con ellas y no defender los mismos
dogmas; porque no conocemos a los fieles sino por esta nota:
su amor a la usticia y a la caridad; y el que persigue a los
Peles es un anticristo.
BApuj Sriuosf.

"Animismo y espiritismo" Hemos visto en el parágrafo anterior


algunas importantes contribuciones de
la psicología a la parapsicología. Su principal aporte lo constituye
el esclarecimiento de muchos conceptos sobre la forma de manifes-
"Tzata4o seológieo-polltico", pág. 236.
POSIBLE LEY DEL CONDICIONAMIENTO A LA CREENCIA 175

tación de las facultades parapsicológicas, especialmente cuando és-


tas se exteriorizan a través del automatismo motor y de las perso-
nificaciones. Pero el estudio de los fenómenos parapsicológicos no
se agota en la consideración de su forma de expresión.
La nota distintiva de los fenómenos parapsicológicos es la pre-
sencia de una inteligencia y una intencionalidad distinta de la que
se manifiesta en la conciencia del sujeto Y de los investigadores.
El problema crucial que se plantea a la parapsicología es, entonces,
el siguiente: ¿esa inteligencia y esa intencionalidad son indepen-
dientes del sujeto? ¿Corresponden a facultades que pertencen al ser
humano vivo, o es necesario admitir la influencia de otras fuerzas
inteligentes (humanas o no humanas), en la dirección de los fenó-
menos? Permítasonos una pequeña digresión que permitirá plan-
tear esta pregunta de manera distinta, lo cual facilitará su com-
prensión.
Aksakoff, espiritista, al intentar refutar la hipótesis del incons-
ciente de Hartmann, con la que éste pretendía explicar todos los
fenómenos metapsíquicos, distinguió dos clases de fenómenos: de
animismo y de espiritismo. Dice así: "propongo que se designe con
la palabra animismo todos los fenómenos intelectuales y físicos (hoy
diríamos de metapsíquica subjetiva y objetiva) que permiten su-
poner una acción extracorporal del organismo humano, y más es-
pecialmente todos los fenómenos mediúmnícos (hoy diríamos pa-
rapsicológicos) que pueden ser explicados por una acción que el
cuerpo vivo ejerce más allá de los límites de su cuerpo. En cuanto
a la palabra espiritismo, será únicamente aplicada a los fenómenos
que, después de un detenido examen, no puedan ser explicados
por ninguna de las teorías precedentes, y ofrezcan una base sólida
donde asentar la hipótesis de una comunicación con los muertos"
(Aksakoff, Animismo y Espiritismo, pág. 196).
La pregunta anterior puede ahora formularse de la siguiente
forma: ¿se ha logrado una prueba rigurosa de que hay fenómenos
parapsicológicos que no pueden explicarse por facultades compro-
badas en el ser humano vivo?; ¿hay fenómenos que requieren,
indispensablemente, la hipótesis de la intervención de espíritus de
fallecidos para su explicación?
176 INTRODUCCIÓN A LAS TEORiAS

El caso Bur- Entre los fenómenos que los espiritistas con-


uier-Chaumontet sideran demostrativos de la supervivencia está
el famoso caso "Burnier-Chaumontet", com-
probado por el psicólogo Flournoy. Resumiremos brevemente el
caso.
Heléne Smith, sujeto mediúmnico estudiado por Flournoy,
tuvo en cierta ocasión (12 de febrero de 1899) la "visión" de un
pequeño anciano que, aproximándosele, quería servirse de ella
para escribir. La sujeto actuaba en estado sonambúlico e iba des-
cribiendo verbalmente su visión interna. De pronto, tuvo como
un forcejeo con un ser invisible, que parecía querer dominar su
mano. Y llevando ésta forzadamente hasta una lapicera, como
obligada a hacerlo, la tomó y comenzó a escribir con una caligra-
fía desconocida una firma "Chaumontet", y una palabra, "syn-
dic". Luego tuvo la "visión" de una aldea con un poste indicador
"Chessenaz" y, finalmente, habiendo preguntado Flournoy a que
época se refería la visión, la médium "oyó" esta respuesta: "en
1839". No fué posible obtener mayores detalles.
Quince días después de esta sesión la médium cayó espon-
tneamente en trance, y tuvo nuevamente la "visión" del anciano
de la vez anterior, pero ahora acompañado de un sacerdote que
parecía ser su amigo. La médium "oyó" que el anciano síndico lo
llamaba "mi querido amigo Burnier". Posteriormente, en otra se-
sión, se presentó de nuevo la visión del síndico y del sacerdote, y
a pedido de Flournoy, el "guía" de la médium manifestó que
procuraría que el cura estampara su firma. Aquélla tuvo entonces
un breve forcejeo, como la vez anterior, y tomando la lapicera
escribió "Burnier, Salut".
Ahora bien, Chessenaz era un pueblito de Francia que ni
Flournoy ni la médium conocían. Aquél escribió una nota al
alcalde del pueblo pidiéndole antecedentes sobre los presuntos
síndico y sacerdote, y la respuesta no se hizo esperar: en Chessenaz,
un tal Juan Chaumontet había sido síndico durante los años 1838 a
1839 (tal como había anunciado la médium), y un tal Andrés
Burnier había sido cura desde 1824 hasta 1841. Ambos habían
fallecido. El alcalde envió a Flournoy, con su respuesta, una orden
de pago de aquella época, sacada del archivo, que llevaba las firmas
POSIBLE LEY DEL CONDICIONAMIENTO A LA CREENCIA 177

del síndico y del sacerdote. Éstas concordaban notablemente con


las trazadas por la médium en estado sonambúlico, como puede
apreciarse en la figura 16.

FIGuRA 16 - Arriba, "Burnier, salut"; y abajo, "Chaumontet, syndic", tal


como fueron escritos, según Flournoy, por la sensible Helene Smith, en
trance. En el medio, reproducción de las firmas de Burnier y Chaumontet
tal como constan en una orden de pago firmada en 1838. Se advierte la
similitud de la caligrafía. (Clisé tomado del Tratado de Metapsíquica, de
Charles Richet, edición Araluce, Barcelona).

Interpretaciones no Experiencias de este tipo, con correctas


espiritistas del caso identificaciones, se han realizado varias ve-
ces y los espiritistas las consideran induda-
bles pruebas de supervivencia. Pero ésta no es la única hipótesis
que permite explicarlas.
Flournoy apela a la hipótesis de la hipermnesia: supone que
en alguna oportunidad no recordada conscientemente por la mé-
dium, ésta habría tenido a la vista ambas firmas, que luego re-
produjo en estado sonambúlico. Pero esta explicación no es con-
vincente. En primer término, porque no se apoya en ningún he-
178 INTRODUCCIÓN A LAS TEORIAS

cho que permita dudar de la palabra de la médium, la cual afirma


que nunca estuvo en Chessenaz ni había oído hablar de ese pueblo.
Y en segundo término, porque siendo la médium una clarividente
con facultad probada en numerosas ocasiones, es más verosímil
explicar el caso apelando a la acción de esta facultad, que por la
hipótesis de la hipermnesia.
Esto es lo que hace Richet; considera que la captación de
las firmas es un fenómeno de criptestesia (clarividencia), expre-
sado —como es común en estos casos— a través de la escritura
automática. De igual manera, a nuestro juicio, pueden explicarse
las captaciones de las personas del síndico y del sacerdote, así como
la del nombre de la aldea, Chessenaz; pero con la diferencia de que
estas captaciones se expresaron a través de imágenes visuales y au-
ditivas, en vez de mediar el automatismo motor. El cuadro de la
información, en este caso, es el característico de la percepción ex-
trasensorial (ver pág. 39). En cuanto a la forma de "posesión espí-
rita" (el forcejeo de la médium, su lucha antes de escribir y la in-
termediación del "guía"), para Richet es un fenómeno de sugestión,
de dramatización de su psiquismo inconsciente. Señala que la mé-
dium, así como personifica a Burnier y Chaumontet, "encarna" tam-
bién a Cagliostro o a María Antonieta, construyendo personalidades
señaladamente ficticias. "Y entonces —se pregunta— ¿por qué la
personificación de Burnier ha de ser más real que la de Cagliostro,
la de la viuda de Luis XVI, de un príncipe indiano, y otras creacio-
nes evidentemente imaginarias?" (Charles Richet, Tratado de
Metapsíquica, pág. 703).

Pruebas experimen- La interpretación de Richet es la que se


tales del condiciona- inclinarían a aceptar actualmente la ma-
miento a la creencia yor parte de los parapsicólogos. ¿Por qué?
Porque la aptitud de los médiums para
crear personificaciones ficticias en torno a ciertas captaciones me-
tagnósicas, no es ya una hipótesis, sino un hecho comprobado.
Ha sido verificada en diversas experiencias, como veremos de
inmediato, comenzando con la narración de un caso personal. Por
cierto no es la única hipótesis posible; pero a nuestro juicio es
la mejor comprobada hasta el momento. Por eso nos parece "razo-
POSIBLE LEY DEL CONDICIONAMIENj'j A LA CREENCIA 179

nable" atenernos a ella, mientras no se pruebe experimentalmente


que hay casos que requieren otra explicación (de grandísima im-
portancia sería una prueba en tal sentido).
Cierta vez estábamos con un grupo de amigos realizando una
sesión de tipo espiritista, por el procedimiento de "comunicación"
denominado "de la copa". Una copa, boca abajo sobre un cartón
con las letras del alfabeto dibujadas, se deslizaba, ya a una letra,
ya a otra, impulsada por la mano de la médium que se posaba
sobre ella. De esta manera la médium obtenía la formación de frases
que expresaban lo que un "espíritu", de acuerdo a su creencia,
quería transmitir.
Cuando estábamos en medio de la sesión llegó un invitado
que se había retrasado, y a quien ninguno de los presentes cono-
cía, salvo yo. La copa empezó entonces a describir movimientos
agitados, y manifestó que se encontraba presente un espíritu ami-
go de uno de los asistentes. Le pedí que indicara a quién se refería,
y entonces la copa, deslizándose sobre el cartón, señaló al recién
llegado. Éste se dirigió entonces al "espíritu" y le dijo: "ya que
me conoces, dime cómo me llamo". Y la copa yendo de letra en
letra respondió correctamente el nombre de mi amigo: "Ángel".
Se le pidió a continuación al supuesto espíritu que manifestara
como se llamaba, y la copa dió entonces un nombre y apellido
no comunes, que mi amigo reconoció como de un conocido suyo,
pero con esta particularidad: dicha persona estaba viva. Parece
razonable suponer en este caso que la médium tuvo una percep-
ción extrasensorial y, condicionando la expresión de ésta a su
creencia, la manifestó como si se tratara del espíritu de un fallecido.
El doctor M. E. Pascal realizó una interesante experiencia con
la médium de trance Mme. Angulana, que describe en su trabajo
El trance de los médiums y de los místicos (Revue Métapsychi-
que, abril 1953). "En varias oportunidades —escribe— estando
en trance Mme. Angulana, le habíamos manifestado nuestro de-
seo de comunicarnos con nuestra hermana Yvonne, recientemnre
fallecida (esta hermana en realidad nunca existió). Poco tiempo
después el "médico hindú" que hace de guía de la médium, nos
anuncia un espíritu nuevo. Era nuestra falsa hermana, que decía
llamarse Yvonne, y nos habla de nuestros parientes y, cosa cu-
180 INTRODUCCIÓN A LAS TEORÍAS

riosa, nos recuerda ciertos pequeños hechos que habíamos olvi-


dado totalmente. Se había producido una comunicación intermen-
tal en el momento de aparecer esa falsa personalidad. Ella conti-
nuó presentándose a diversos intervalos". En este caso, como en
el anterior, la médium expresó un conocimiento paranormal bajo
forma de personificación espírita, comportándose como lo hubiera
hecho, según su creencia, el espíritu de la hermana del doctor
Pascal, si hubiera existido.
Un caso parecido a este es el que dió a conocer el famoso
psicólogo americano Stanley Hall, el primero que estableció en los
Estados Unidos un laboratorio de psicología experimental. Es par-
ticularmente interesante por haberse dado con una de las médiums
de "encarnaciones" más famosa del mundo, la norteamericana Mrs.
Piper, estudiada por William James. Esta médium actuaba bajo
la protección de un supuesto guía, que decía ser el espíritu del
gran metapsiquista inglés Hodgson, fallecido. Stanley Hall logró
hacer "encarnar" en la médium a un supuesto pariente suyo, Bessie
Beals, que jamás había existido. Y esa personalidad ficticia fué
captada por la médium con tal fuerza que Hodgson, el supuesto
guía protector, jamás admitió que no se tratara realmente de un
espíritu desencarnado que se relacionaba con él en el más allá.
En este caso, como en el anterior, no fué tan sólo el médium sino
también el "guía", el engañado respecto a la personalidad del
inexistente espíritu comunicante (Proceedings de la ASPR, año
1915, pág. 177).
Pero la más interesante prueba de cómo pueden los sujetos,
bajo la influencia de su creencia espiritista, crear personificaciones
ficticias en torno de una captación metagnósica, la ofrece la expe-
riencia de S. G. Soal, con la médium Blanche Cooper (Procee-
din gr de la S.P.R. de Londres, de diciembre de 1925).
Blanche Cooper era una notable médium de efectos físicos
(metapsíquica objetiva), que producía el extraordinario fenóme-
no conocido como "voz directa" (metafonía). Los mensajes se
reciben por distintas voces, diferentes por su timbre y entonación,
que aparentemente salen de una bocina colocada cerca de la mé-
dium. El doctor S. G. Soal, profesor de matemáticas de la Universi-
dad de Londres, realizó experiencias con la médium Blanche Cooper
POSIBLE LEY DEL CONDICIONAMIEN'ro A LA CREENCIA 181

en 1921 y 1922, de las que presentó varias comunicaciones a la So-


ciety for Psychical Research de Londres. En ellas Soal aclara que
deja de lado la consideración de los aspectos físicos y fisiológicos
del fenómeno, que no se considera competente para considerar.
Pero en cambio, realiza un profundo estudio del contenido meta-
gnósico de lo que las voces dicen, y de sus entonaciones, a veces
características de las personas a quienes se atribuían.
En enero de 1922 obtuvo la comunicación de una voz bien
articulada, clara y fuerte, que a Soal le resultó muy familiar.
Dijo tratarse del espíritu de Gordon Davis, un viejo condiscípulo
que Soal no veía desde hacía más de seis años, y a quien recono-
ció inmediatamente. El tono de la voz, un característico acento
pedantesto, ciertas expresiones como oid man ("viejo"), oid chap
("chico"), that help you ("muévete"), etc., eran típicos de Gor-
don Davis. Éste le refirió que había fallecido —sin dar detalles de
su muerte—, y se lamentó por su mujer y su hijito "Kiddie" (Soal
ignoraba que Davis se hubiera casado y que hubiera tenido un
hijo). El "espíritu" le recordó a Soal un encuentro casual que
habían tenido en un tren hacía muchos años, y varios otros peque-
ños detalles que le dieron la absoluta prueba de su identidad (por
ejemplo, le recordó las discusiones que tenían con un profesor de
geografía en sus años de estudiantes, a quien mencionó por su
nombre: "1\Ir. Histed").
Soal preguntó a Davis por la dirección de su viuda y su hi-
jito, pero éste le dijo entonces que no podía continuar comuni-
cándose ni un segundo más, y su voz cesó inmediatamente. De se-
guido se presentó la voz de Nada, el "guía" de la médium, quien
explicó a Soal que Davis no podía seguir comunicándose pero que
le mostraba la figura de dos letras "E", que correspondían al nom-
bre de la calle donde había vivido. Posteriormente Nada la dió nu-
merosos detalles de una casa, que decía percibir muy confusa-
mente y atribuía a Gordon Davis. Le explicó que estaba pegada a
otras dos casas, en mitad de la calle, que había al lado un "curio-
so túnel negro", que en las habitaciones había cuadros con mon-
tañas y mar, que sobre un pedestal había un objeto que repre-
sentaba un pájaro, etc.
Soal se interesó mucho por verificar esta comunicación, pero
182 IimoDuccIóN A LAS TEORfAS

no pudo ubicar la casa porque no obtuvo la dirección precisa.


Pero he aquí que años más tarde se enteró, con gran sorpresa,
que el supuesto amigo fallecido ¡estaba vivo!, y habitaba en el
número 54 de la calle Eastern Esplanade (recordemos que el "guía"
le había dado como referencias de la calle una doble "E"). Soal
visitó a Gordon Davis a quien encontró casado, y con un hijito
que llamaban Kiddie, tal como había dicho el "espíritu". En la casa
estaban efectivamente los cuadros representando montañas y el mar;
su ubicación era entre un bloque de casas todas iguales, separadas
por un túnel obscuro; había un pájaro negro sobre un pedestal, etc.
etc. Pero más sorprendente es, todavía, el hecho de que en la fecha
en que Soal recibió el mensaje, Gordon Davis todavía no vivía en
esa casa, ni la conocía; recién se había instalado en ella con poste-
rioridad. Parece sensato suponer que la personificación de la mé-
dium fuera tan sólo una fabulación que el subconsciente tramó en
torno de auténticas captaciones metagnósicas, que incluyeron una
premonición (la de la casa). Condicionando la expresión de estas
captaciones a su creencia espiritista, Blanche Cooper habría "co-
municado" a un "espíritu", que hasta adoptó la voz del supuesto
fallecido.

El principio de eco Con estos ejemplos vemos que casos como


nomía de hipótesis y el de Burnier-Chaumontet, están lejos de
las pruebas espfritas constituir pruebas rigurosas de la super-
vivencia del alma. Por qué la "posesión"
de Burnier, o la de Chaumontet, ha de ser más real que las "pose-
siones" de personalidades inexistentes de los casos de Pascal y
Stanley Hall; o vivientes, como en los casos de Soal y de mi
experiencia personal? Sería insensato negar la posibilidad de que
pudieran realmente ser espíritus; pero sería infundado afirmarlo.
Por otra parte, la prueba matemática que pretende dar Geley en su
libro La Fisiología llamada Supranormal (pág. 76), para el caso
Burnier-Chaumontet, no es pertinente. Por eso los parapsicólogos
En efecto, Geley concede que la captación del cura Burnier de Chessenaz pudo
producirse por azar, entre una infinidad de casos igualmente probables: como en una
lotería. Pero a continuación señala que después de la de Burnier se produjo otra
captación, la de chaumonter, también residente en Chessenaz y amigo y contempo-
ráneo del párroco. "Así —dice—, "la grande de la lotería" cae dos veces en Chesse-
POSIBLE LEY DEL CONDICIONAMIENTO A LA CREENCIA 183

se inclinarán más bien a explicar estos fenómenos como de percep-


ción extrasensoria combinados con personificaciones, aunque no
afirmen que ésta sea la única posibilidad. Los espiritistas suelen
juzgar esta actitud de los parapsicólogos como un prejuicio "mate-
rialista". Pero en realidad, lo que existe es un respeto por el
método científico de formar conceptos, que exige no elaborar
hipótesis independientes innecesariamente, cuando un fenómeno
se puede explicar en base de otros ya firmemente establecidos.
Así terminó por aceptarlo también Gustavo Geley, en quien por
sobre su creencia espiritista privaba su espíritu científico, cuando
admitió que no existían pruebas directas de la supervivencia (pág.
212). Pero esto requiere alguna aclaración, sobre el principio de
economía de hipótesis.
Einstein, refiriéndose a la forma del pensar científico, dice:
"El modo científico de formar conceptos no difiere básicamente
del que usamos en nuestra vida ordinaria, sino sólo por una mayor
precisión en la definición de los conceptos y conclusiones; por
una más concienzuda y sistemática selección del material expe-
rimental y por una mayor economía lógica. Con esto último
queremos significar el esfuerzo por reducir todos los conceptos y
correlaciones al menor número posible de conceptos y axiomas
básicos, lógicamente independientes" (Einstein, De mis últimos
años, pág. 120). Ilustraremos este concepto con un ejemplo.
En el siglo pasado dos teorías se disputaban la explicación
del fenómeno del calor. Una (teoría del calórico), lo interpretaba
como una sustancia que podía pasar de un cuerpo a otro, mien-

naz. La criptestesia se orienta de la misma manera, en dos ocasiones, en el tiempo y


en el espacio. Preguntaremos al profesor Richet: ¿qué probabilidad darla el cálculo
matemático para semejante coincidencia? Evidentemente ninguna. Al contrario de la
hipótesis criptestésica, la hipótesis espiritista es en el caso Bumier más simple y no
ofrece ninguna dificultad insalvable" (Geley, ob. cit., pág. 76).
Este razonamiento tiene, a nuestro juicio, una falla. Supone que al descartarse
el azar, para la segunda captación, la causalidad actuante debió ser necesariamente
un espíritu desencarnado, lo que no se ajusta a la experiencia. Ésta indica que la pez.
cepción extrasensorial, cuando tiene sus punto de referencia, puede dirigirse con pre-
cisión a su objetivo, repetidas veces. Así, en la experiencia de Soal, la médium no
sólo captó a la personalidad de Gordon Davis, sino también a numerosos sucesos
que se relacionaban con él (su hijito Kiddie, su casa, etc.) y, asimismo, en dos opor.
tunidades. De igual manera, la captación de Chaumontet podría atribuirse a su re-
lación con la personalidad de Burnier, sin requerir, necesariamente, ni la hipótesis
espiritista, ni la del azar.
184 INTRoDuccIÓN A LAS TEORfA9

tras que la otra (teoría cinética), lo interpretaba como una forma


del movimiento de la materia (vibraciones de las moléculas). Esta
última terminó por imponerse, porque ella permitía explicar igual-
mente la transmisión del calor (su aptitud para pasar de un cuer-
po a otro) y su producción por simple frotamiento; mientras que
la teoría del calórico no daba cuenta de este último hecho, que
para ser explicado requería otra hipótesis adicional (hipótesis
ad-hoc). Este es un típico ejemplo de aplicación del principio de
economía de hipótesis: entre dos teorías se prefiere la que es más
económica, la que es más general.
Por aplicación de este principio es que la mayor parte de los
parapsicólogos consideran innecesario acudir a la hipótesis ad-hoc
de los espíritus desencarnados, para dar cuenta de fenómenos que
pueden explicarse en base de facultades (la ESP) y formas de com-
portamiento (personificaciones), comprobadas en el ser humano
vivo*. Experiencias como las de Soal, Stanley Hall y Pascal, claras
y precisas, tienen un gran valor para la ciencia. Permiten fundar
dos hipótesis generales, con "razonable" firmeza: 19) todos los
fenómenos de percepción extrasensoria (clarividencia, telepatía y
precognición) hasta ahora conocidos, son productos de aptitudes
que posee el ser humano vivo, y 29) la forma de expresión de
estas aptitudes (imágenes verbales, auditivas, movimientos auto-
máticos, etc.; con o sin personificaciones) está condicionada por
las creencias y hábitos del sujeto y de su ambiente (ley de condi-

* Aquí conviene advertir que la misma contrahipótesis se ha formulado respec-


to de los fenómenos de metapsíquica objetiva en que los espiritistas apoyan su con-
vicción en la supervivencia. En efecto, ninguna explicación parecía más plausible
que la de admitir la real existencia del espíritu de un difunto, si podía obtenerse su foto
grafía, o podía verse y tocar una forma fantasmal, distinta de los presentes, y que de-
cía, además, ser el espíritu de un fallecido. Dejando de lado lo que de controvertible
tienen todavía muchos de estos fenómenos y aceptando provisoriamente su realidad
paranormal, la hipótesis de la ideoplastía, que resultaría probada con las experiencias
de reproducción paranormal de las fotos de Le Miroir (ver pág. 59), abriría el ca-
mino para esa contrahipótesis. Las formas fantasmales podrían ser una creación del
parapsiquismo del médium, que servirían de medio de expresión a sus percepciones
extrasensoriales, condicionada a la creencia. De ahí la falta de continuidad psicoló-
gica que se advierte también en estas formas fantasmales, en la descripción que de
sus expresiones figura en la literatura metapsíquica. Esto no es más que una hipóte-
sis, pero un principio de confirmación tendría en la experiencia de Soal. Aquí la
"comunicación" del falso espíritu de Gordon Davis se efectuó por medio de la "voz
directa", que es un fenómeno de metapsíquica objetiva; bien podría haberse "comu-
nicado" por intermedio de una materialización, si el médium hubiera sido apto para
este tipo de fenómenos.
POSIBLE LEY DEL CONDICIONAMIENTO A LA CREENCIA 185

cionamiento a la creencia). Pero los parapsicólogos se cuidarán


de formular conclusiones definitivas en estas cuestiones, y no
harán un dogma de la ley del condicionamiento a la creencia ni
del principio de economía de hipótesis, que son sólo guías para
la interpretación científica.
En primer término, porque existen fenómenos como los de
infestaciones (ver pág. 60) que, aunque imperfectamente esta-
blecidos todavía, parecen evidenciar la presencia de fuerzas inte-
ligentes (humanas o no humanas) incorpóreas y ligadas a deter-
minados lugares. Se ha observado, generalmente, en los lugares
infestados, la presencia de jóvenes de ambos sexos en edad puberal
y de mujeres histéricas. Por eso, se ha atribuído a disturbios de su
metapsiquismo (metapsicorragia, flujo metapsíquico), los fenóme-
nos observados (ver pág. 230). Pero hay casos como el del presbi-
terio de Boyley (ver pág. 61), y muchos otros que narra Flamma-
non (Casas de duendes) o Lombroso (Hipnotismo y espiritismo)
o Bozzano (Los fenómenos de encantamiento), en que los fenó-
menos parecen ser totalmente independientes de las personas
vivas y depender exclusivamente del lugar. No está excluído que
cuando se estudien con rigor científico estas cuestiones, deba lle-
garse a la admisión de la existencia de fuerzas inteligentes incor-
póreas, para su explicación.
En segundo término, porque los parapsicólogos tienen ge-
neralmente en cuenta que la hipótesis de un espíritu desencar-
nado (u otro tipo de inteligencia incorpórea), aunque no probada
científicamente, no está en contradicción con ninguno de ]os he-
chos comprobados por la ciencia. En psicología se afirma cada
vez más el concepto de unidad psicofísica (inseparabilidad de lø
físico y lo psíquico), en base de los brillantes aportes de la escuela
de la gestalt. Pero está lejos de haberse establecido todavía los
caracteres íntimos de esa unidad, ni de probarse que lo psíquico
(lo intencional) no pueda darse de otra forma en la naturaleza.
La parapsicología ha desvalorizado la hipótesis que atribuye
los fenómenos metapsíquicos a la acción de espíritus desencar-
nados. Pero en cambio, ha abierto la vía para comprender cómo
una acción de este tipo podría ejercerse (si tales espíritus exis-
tieran), y para hacer mis admisible la posibilidad de la supervi-
186 INTRODUCCIÓN A LAS TEORÍAS

vencia (ver pág. 215). Los mismos espiritistas se remiten a expe-


riencias como las de Janet, de sugestión hipnótica a distancia,
por telepatía, para fundar en ellas la explicación de cómo un
supuesto espíritu podría ejercer su influencia sobre el médium.

Valor del oontex- La cuestión de la supervivencia no se plan-


to en los proble- tea, pues, como en los tiempos de predomi-
mas interpretativos nio de la creencia en el materialismo, en
un terreno de principios. Su admisión o no
por los parapsicólogos depende exclusivamente del valor de las
pruebas experimentales. Si los parapsicólogos, como dijimos, se
inclinan a explicar por la percepción extrasensorial y la ley del
condicionamiento a la creencia la personificación de "espíritus"
que nos ofrecen los médiunis, aún en los casos de identificaciones
rigurosamente comprobadas, es porque los hechos sólo tienen
sentido dentro de un contexto y éste, para la ciencia, debe consti-
tuirse con hechos e hipótesis comprobados experimentalmente.

* Un hecho bruto, en sí, carece aisladamente de significación; ésta la adquiere


al integrarse en un contexto. Ocurre en esto como con las palabras. La frase "te
amo", ¡qué distinto significado adquiere en boca de Otelo, que cuando es pronuncia-
da por Romeo! El contexto la impregna en ambos casos de distinto sentido. Lo mis-
mo sucede con los hechos. En los fenómenos de identificaciones el "hecho" es que
un sujeto (el médium), en un estado psicofísico especial (el trance), se comporta
en ciertos momentos como si fuera otra persona que luego se comprueba que se trata
de un fallecido. Dentro de la concepción del mundo espiritista el hecho adquiere
de inmediato una significación: que el fallecido vino a traernos un mensaje. Pero
no es ese el único contexto posible en que cabe integrarlo, ni tampoco el mejor
probado; es un contexto racional pero que requiere todavía su prueba experimental.
Por eso, como en ciencia la significación de un hecho depende de su integración
en un contexto verificado, los dentistas se inclinan, más bien, a interpretar estos
fenómenos como de percepción extrasensoria expresada bajo una forma de personifi-
cación; para esto existe ya un contexto de fenómenos "razonablemente" establecidos.
Vez pasada, mi distinguido amigo el doctor H. M., me argumentaba que, para
él, la prueba de un hecho, si era rigurosa, bastaba para demostrar la existencia
del mismo frente a cualquier interpretación contraria que pudiera surgir del contexto
de otros hechos. En esto tiene razón, pero no contradice lo que aquí sostenemos, si
se plantean las cosas claramente. Pues a veces lo que tenemos por un hecho no ea
tal sino una hipóstasis, ea decir, una interpretación de un hecho, una hipótesis, a la
que atribuimos concreción inadvertidamente, sin agotar el examen de los supuestos
en que debe fundarse. Confundimos así el hecho con el significado inmediato que el
mismo tiene para nosotros, sin someterlo a la crítica. Lo que a veces olmos denominar
"hechos" del ocultismo o del espiritismo no son en verdad más que "hipótesis" ocul-
tistas o espiritistas sobre ciertos hechos. De esta falta de distinción derivan muchas
confusiones. No es infrecuente escuchar frases como ésta: "¡Cómo no va a ser un
hecho la supervivencia si a mi, mi propio hermano, fallecido, me refirió por boca
de un médium, loe detalles de su muerte!" Hay aquí una hipóstasis, evidentemente.
POSIBLE LEY DEL CONDICIONAMIENTO A LA CREENCIA 187

El contexto de los fenómenos llamados espíritas es, por ejem-


plo, que de cada cien casos de "espíritus" que se comunican,
noventa eluden pronunciarse sobre su identidad (éstas son pro-
porciones admitidas por Geley). Cuando se le pide que se iden-
tifique, generalmente el espíritu responde: "esto es mucho pre-
guntar"; o bien, "en su oportunidad lo sabréis"; o "no hay fuerzas
suficientes como para poder decirlo" (?). Y de los diez restantes,
nueve respuestas son erróneas o inciertas y sólo una obtiene confir-
mación. Este ejemplo es con cifras arbitrarias, pero aproximada-
mente expresa la situación que existe con las identificaciones.
Además, las comunicaciones son siempre incompletas, como
de "fragmentos de personalidad", al igual que las captaciones ex-
trasensorias de los sensitivos no espiritistas. No se presenta nunca
una personalidad completa, que demuestre tener ante sí el pano-
rama completo de la trama de una vida. Junto con descripciones
minuciosas de detalles insignificantes, se incurre en "olvidos" real-
mente incomprensibles, como en el caso de una "encarnación" de
Geley, narrada por Osty en la Revue Métasychique (N9 2 de
1937). Osty preguntó al "espíritu" de Geley, "encarnado" en un
médium: "Habéis estado casado o tenido hijos?" Y el "espíritu"
respondió: "Sabéis bien que nunca tuve hijos, porque jamás me
casé". En realidad, Geley fué casado y tuvo dos hijos ¿Cómo pue-
den los "espíritus", como es frecuente observar, "olvidarse" así de
hechos importantes y, en cambio, recordar detalles insignificantes:
por ejemplo una leve lesión de un pie?
Por eso, cuando se produce un fenómeno de correcta iden-
tificación, más verosímil que aceptar su realidad espírita, resulta
ubicarlo dentro del contexto general de los fenómenos de ESP
(espiritoides o no espiritoides), y explicar su forma espiritista
como un condicionamiento a la creencia (tal como se verificó en
experiencias como las de Stanley Hall, Soal y Pascal). Si las
proporciones anteriores se invirtieran, si los fenómenos de "encar-
nación" mostraran realmente la expresión de personalidades defi-
nidas, con una aceptable continuidad lógica y psicológica, y fue-
ran las identificaciones correctas más frecuentes, los parapsicó-
logos considerarían más fundada la hipótesis de la supervivencia.
Por otra parte, es posible que nuestras objeciones lógicas no sean
188 INTRODUCCIÓN A LAS TEORIAS

pertinentes en este campo, que las técnicas de investigación em-


pleadas hasta ahora sean inadecuadas, o que se exija a los presuntos
espíritus más de lo que razonablemente podrían hacer para probar
su realidad. Pero esto tendrá que ser investigado y resuelto ex-
perimentalmente. El parapsicólogo no dirá "imposible" a la hipó-
tesis espiritista, pero si: "por ahora no probada».*

Robert H. Thouless, de la Universidad de Cambridge, propuso como intento


de prueba de la supervivencia un ingenioso test basado en mensajes cifrados. Sugiere
que numerosas personas escriban en vida frases en código, cifradas de tal manera que
sólo puedan ser reveladas con la ayuda de los que las escribieron. Si en vida de éstos
fracasaran las tentativas de revelación por medios paranormales y, en cambio, tuvieran
éxito después de su muerte, con significativa frecuencia, esto sería un argumento pode-
rosísimo en favor de la hipótesis de la supervivencia. (R. U. Thouless, A test oí
survival, Proceedings S.P.R. año 1948, pág. 253).
VI. - INVESTIGACIÓN HISTÓRICA SOBRE EL
CONDICIONAMIENTO A LA CREENCIA

El pasado es el pasado del presente; la idea de continuidad


histórica implica necesariamente esta conclusión. Porque, como
dijimos antes, los cambios se convierten en Historia o adquie-
ren significación únicamente cuando son interpretados en tér-
minos de dirección desde algo hacia algo.
JoH:N DZWY*.

1. - PLANTEO DEL PROBLEMA

En el capítulo anterior nos referimos a la ley del condicio-


namiento a la creencia como a una hipótesis razonablemente con-
firmadas por los hechos que permite explicar las distintas formas de
expresión de los fenómenos parapsicológicos. Sería, por ello, inte-
resante encontrar su confirmación histórica. Mas, ¿cómo abordar
el problema? Cuando se rastrea en la historia el origen de las
creencias que actualmente sustentan los espiritistas se encuentra
que tanto éstas, como los fenómenos que pudieron haberlas deter-
minado, se pierden en la noche de los tiempos. Y surge así la pre-
gunta: ¿son estas creencias (en la supervivencia, comunicaciones
de espíritus, etc.) las que provocaron la aparición de esos fenóme-
nos, o son estos últimos, por el contrario, los que dieron origen a
las primeras?

Intiri,retaión de La escuela antropológica inglesa (Taylor,


la escuela antro- La Civilización Primitiva, y sus continuado-
pológica inglesa res) ha creído hallar en el fenómeno del
sueño, una base racional para explicar el
origen de las creencia s primitivas. Refiriéndose a las diferencias
entre el pensamiento lógico y el prelógico del ombre primitivo,
dice Reichenbach: 1. Tu hombre primitivo qut sueñe que otro

• 'Lógfca —teoría de lainvestigación—", pág. 265.


190 INVESTIGACIÓN HISTÓRICA

hombre lo ataca puede tomar su sueño como realidad y dispo-


nerse a matar al otro hombre; y cuando sueñe que su mujer lo
engaña con otro, puede proceder a la realización de actos simi-
lares de venganza, o de justicia, dependiendo la terminología del
punto de vista" (H. Reichenbach, La Filosofía Científica, p. 34).
Los sueños, en que los muertos aparecen como vivos y uno
mismo se ve a veces transportado a regiones que nunca ha fre-
cuentado, debieron haber impresionado fuertemente al hombre
primitivo. La Escuela Antropológica inglesa considera que la men-
te del primitivo no alcanza a diferenciar nítidamente entre la
existencia real y la soñada, y a esto atribuye su tendencia a creer
en seres incorpóreos (animismo) y en un mundo supranatural
(el "más allá"), al que iría a vivir después de muerto. La menta-
lidad prelo'gica, tan brillantemente estudiada por Lévy Bruhi en
Las funciones mentales en las sociedades inferiores, que impide
al primitivo diferenciar nítidamente el mundo objetivo de su pro-
pia subjetividad (estado de participación), sería lo que le llevó a
poblar la naturaleza de "fuerzas" y "potencias" misteriosas (ani-
matismo). Por proyección de sus propias vivencias habría dotado
a los agentes naturales (rayos, vientos, etc.), a las piedras, a los
animales y a los árboles, de "voluntad", "intenciones" y "deseos".
Y de ahí su místico temor a todo cuanto le rodea, y su creencia
de que se puede influir en los "designios" de esas potencias miste-
riosas, por medios persuasivos como las ofrendas, la oración o los
procedimientos mágicos. Por un proceso de condensación, transfe-
rencia, desplazamiento y sublimación de este "animatismo" pri-
mitivo, se habría llegado a las religiones modernas.
Mucho hay de cierto en esta concepción, y parece probable
que la mentalidad prelógica haya contribuido en gran parte a deter-
minar las creencias que se observan en los primitivos, así como
su posterior evolución. Ciertos hechos reales, posiblemente psíqui-
cos, podrían haber sido desfigurados por la mentalidad prelógica,
uniéndose a los productos de la fantasía. Pero habría que probar
que esos hechos psíquicos fueron los sueños normales. Por de pron-
to, Henri Wailon, psicólogo al que no podría achacársele misticis-
mo, ha probado que los niños, cuya mentalidad se asemeja mucho a
la del primitivo, no atribuyen realidad a lo soñado. En su libro Del
PLANTEO DEL PROBLEMA 191

acto del pensamiento (cap. III), describe experiencias demostra-


trativas de que los niños pequeños distinguen plenamente entre
lo "visto" en sueños y lo visto en estado de vigilia. Por su parte
Andrew Lang (The Making of Religion, III), ya señaló desde
hace tiempo que el concepto de soñar está en el vocabulario de los
actuales pueblos incivilizados, y que el salvaje dice perfectamente
"yo vi en sueño", diferenciándolo del ver despierto.
Parece verdad, sin embargo, que el primitivo regula por sus
sueños muchos actos de la vida diaria y numerosos hechos parecen
atestiguarlo (Frazer, La Rama Dorada, Lévy Bruhl, L'Ame Primi-
tive, etc.). Pero la interpretación de esto exige cautela, y es pro-
bable que la hipótesis de la escuela antropológica inglesa sea
equivocada. De Vesme, por ejemplo, señala que "el sueño que el
primitivo considera verdadero no es el sueño normal, sino aquél
que se da en el estado especial que la ciencia moderna denomina
estado hipnótico, sonambúlico, éxtasis o trance" (C. de Vesme,
L'Uomo Primitivo, pág. 49). Y en este estado, en que experimenta
a veces "visiones" paranormales, es que cree percibir también la
existencia de seres incorpóreos.
Tanto la creencia en el animismo (creencia en espíritus in-
corpóreos) como el animatismo (creencia en la animación de la
naturaleza y en la posibilidad de influir sobre ésta por la magia),
son, para Vesme, productos de la frecuentación del primitivo con
lo paranormal y no sólo de la fantasía. Señala que en el fondo de
la concepción mágica se encuentra la creencia en una fuerza única,
inteligente, sutil, que impregna todo lo existente. Es el orenda de
los iroqueses, el maná de los polinesios, el wakan de los sioux, el
akasa de los hindúes, y recibe muchos otros nombres según los dis-
tintos pueblos. Esta fuerza es la que el hombre primitivo cree que
exterioriza el hechicero, cuando en trance produce fenómenos
como los que estudió William Crookes con el médium Home y que
le llevaron a sentar la hipótesis de la "fuerza psíquica". No serían
esas creencias, por lo tanto, meras proyecciones vivenciales, sino
que tendrían una base objetiva, aunque ésta pudiera estar des-
figurada por las proyecciones de la mentalidad prelógica.
192 INVESTIGACIÓN rnST6flICA

Restricciones de la No parece fácil, por lo tanto, responder


investigación histórica a la pregunta que dejamos planteada
al comienzo del capítulo, pretendiendo
rastrear en los orígenes. Si admitiéramos la hipótesis de la escuela
antropológica inglesa, deberíamos aceptar que las creencias origina-
ron las formas posesivas de los fenómenos parapsicológicos. Pero si
aquellas pudieran tener una base objetiva en lo paranormal, sería
a la inversa; nos encontramos, así, ante un dilema.
Parece, pues, que la única forma de abordar el problema no
será ya investigar el origen, sino los cambios producidos en las
creencias de los pueblos; estudiar estos cambios en relación con
los que pudieran haberse dado en las formas de manifestaciones de
los fenómenos parapsico6gicos. Esto, por supuesto, impone una gran
limitación: hay que descartar a todos los pueblos de Oriente. La
estructura económicosocial de dichos países se ha mantenido con
escasas variantes a lo largo de milenios, lo que también ha conser-
vado las costumbres y, por lo tanto, las ideologías y creencias. Y esto
nos impide buscar allí la respuesta a nuestra pregunta; donde no ha
habido dinamismo no es posible investigar un cambio. Pero la
perspectiva varía si dirigimos la mirada a Occidente. Aquí, con el
advenimiento del cristianismo en primer término, y con los cambios
económicosocíales que determinaron luego la aparición y el des-
arrollo de la ciencia moderna, se han producido cambios profundos
en las creencias populares. También hallamos cambios, como vere-
mos, en las formas de expresión de los fenómenos paranormales.
En los próximos capítulos procuraremos establecer las relaciones
que, a nuestro juicio, pudieron haber existido entre tales cambios.

2. - APARICIÓN DE LAS "POSESIONES DEMONÍACAS" EN


OCCIDENTE
Efectos de la La existencia de demonios no fué oficialmente ad-
crenncia en mitida en los primeros tiempos del cristianismo,
el demonio pues los libros sagrados sólo ofrecen menciones
muy vagas al respecto. Pero la existencia de per-
sonas dotadas de facultades paranormales, a las que entonces se
llamaba "magos", obligó a la Iglesia a dar una explicación de esas
APARICIÓN DE LAS "POSESIONES DEMONÍACAS» 193

facultades y a adoptar una posición frente a ellas. Así, a fines del


siglo III, Lactancio señala que "los demonios están tratando de des-
truir el reino de Dios por medio de falsos milagros. . . "; y esta teoría
—del Diablo— es sostenida también por San Agustín en el siglo IV,
quien escribe un libro sobre la Adivinación de los Demonios. En él
se afirma que los demonios malignos pueden producir milagros
tales como la adivinación, la predicción y otros, aunque sólo con
permiso de Dios, pues todavía no se admitía que el Diablo pudiera
actuar por su exclusiva cuenta en estas cosas (Castiglione, Magia
y Encantamiento, pág. 211).
La creencia en el Infierno como sistema organizado en oposi-
ción al Cielo, y del Diablo y sus poderes malignos como opuesto a
Dios, con fuerzas suficientes para luchar contra el poder divino,
se oficializa en el concilio del año 547. Desde entonces se extiende
por toda Europa el temor al poder diabólico, aumentado por las
penas que la Iglesia sanciona para castigar a los que se dejaban do-
minar por sus tentaciones,
Se desarrolla entonces la idea de la posesión diabólica; de que
algunas personas pueden ser poseídas por el diablo, y se crea toda
una técnica, la de los exorcismos, para expulsar a los demonios del
cuerpo de la víctima caída bajo su supuesta dominación. Uno de
los casos más interesantes de posesión diabólica, citado por Casti-
glione en su libro Encantamiento y Magia (pág. 239), es el que
narra San Gregorio el Grande (590 al 604) en sus famosos diálo-
gos. Una religiosa de Roma, mientras paseaba por el jardín del
convento, tuvo el deseo de comer una lechuga, olvidándose de
pronunciar la acostumbrada bendición que la pondría a cubierto
de las malas acechanzas. Al comerla, de inmediato fué poseída por
el demonio; y lo curioso del caso es que al llamar al sacerdote para
que la exorcisara, se oía al demonio lamentarse, por la boca de su
supuesta poseída: "Yo no he hecho nada de malo. Estaba en la
lechuga y esta mujer la tomó y se la comió".
Es también famoso el caso del convento de las monjas Ursu-
linas de Laudum, en cuyos cuerpos se alojaron los "demonios"
hacia el año 1630. Estos fueron desalojados uno a uno después de
larga lucha, que duró años, obligándolos a suscribir una declaración
autógrafa, por la cual se comprometían a no volver jamás. La decla-
194 INVESTIGACIÓN HISTÓRICA

ración la firmaban los "demonios" utilizando los brazos y las manos


de las monjas poseídas (automatismo motor).
Lo notable del caso es que bajo la influencia de esos "demo-
nios", según comenta Castiglione, en algunas ocasiones hasta las
personas más ignorantes del convento hablaban perfectamente el
latín (fenómenos de xenoglosia). También parece frecuente que
los sujetos bajo el estado de posesión diabólica hicieran ostentación
de poderes considerados sobrenaturales, como el don de predicción,
la clarividencia, o el lograr movimientos y acciones a distancia por
procedimientos mágicos. Todos estos poderes se consideraban como
una confirmación de que era un demonio sobrehumano y sobre-
natural el que tenía "poseído" al sujeto.
La creencia en el demonio provocaba en algunas circunstan-
cias verdaderas epidemias de posesiones demoníacas, como el caso
de los flagelantes, que reunidos en grupos de cien viajaban de ciu-
dad en ciudad profiriendo alaridos y gritos estentóreos, al mismo
tiempo que se azotaban y golpeaban. Desde mediados del siglo
XIII hasta el siglo XVI, aproximadamente, no eran raros tales gru-
pos, lo mismo que los de convulsionarios, formados por hombres
y mujeres que comenzaban a bailar y saltar, y continuaban hacién-
dolo en medio de convulsiones violentas, hasta que caían en tierra
completamente extenuados. También se admite que en dichos
casos los poseídos tenían, a veces, el don de la clarividencia y de
expresarse en lenguas que no conocían.

Exorcismos La fórmula para liberar del "endiablamiento" a estos


y sugestión desdichados la constituían los llamados exorcismos:
conjuros que se creían dotados del poder de ahuyen-
tar a los demonios. Un exorcismo podía ser, más o menos, de este
tipo: "insensato, falso, réprobo e iniquísimo Satanás, enemigo de
la fe, adversario del género humano, bestia indigna, famélica e
inmundísima, etc., etc." Y después de estas imprecaciones u otras
parecidas con las que el exorcista, protegido por los poderes del
crucifijo o de otro emblema de la cristiandad, mostraba su desprecio
y su superioridad frente al demonio, terminaba ordenándole:
•. al infierno, al infierno tétrico, al infierno oscuro y tétrico, a
meclarte con el humo del azufre y el fuego de las llamas, etc., etc,"
APARICIÓN DE LAS "POSESIONES DEMONIACAS' 195

La práctica enseñaba que después de repetidos varias veces estos


conjuros, el diablo cedía en su dominio y terminaba por des-
aparecer.
Qué conclusiones se pueden extraer de estos hechos? A la
luz de los actuales conocimientos de la psicología y de la parapsi-
cología, es difícil ver en estos cuadros otra cosa que estados suges-
tivos, bajo la influencia de las creencias ambientes. Con ellos se
mezclaban, a veces, verdaderas facultades parapsíquicas, lo que
producía estupor, y bastaba para convencer al más incrédulo sobre
la realidad de los poderes sobrenaturales del "demonio".
El hipnotismo ha arrojado mucha luz sobre estas cuestiones.
La personificación del demonio por parte del supuesto poseído hoy
se logra experimentalmente por medio de las técnicas de hipnosis, y
los conjuros de los exorcismos recuerdan a los procedimientos de un
hábil sugestionador. En las llamadas "posesiones demoníacas", la au-
tosugestión del presunto endemoniado es vencida por la potente
contrasugestión del exorcisador, que de esta manera libra al "po-
seso" del pretendido maleficio. En cuanto a las facultades para-
normales (clarividencia, telepatía, telequinesia, etc.) que a veces
se observaban en estos casos, son las mismas que se pueden verificar
en los dotados metapsíquicos, con o sin necesidad del mecanismo
de la posesión.

Magias natural La forma de posesión demoníaca espontánea


y primitiva no fué la única forma de expresión de las fa-
cultades metapsíquicas durante la Edad Media.
Otras formas muy extendidas fueron la magia y la hechicería; es
decir, conjuntos de procedimientos que la práctica mostraba más o
menos eficaces, para desarrollar y utilizar consciente y voluntaria-
mente las facultades parapsicológicas. Entre los magos y los hechi-
ceros había quienes creían en la intervención de seres sobrenatu-
rales (magia primitiva), mientras que algunos, como Agrippa de
Nettesheim (1456-1535), Paracelso (1493-1541) y otros, atribuían
las facultades metapsíquicas a leyes naturales, aunque secretas
(magia natural). Lo cierto es que la magia y la hechicería fueron
duramente perseguidas por las iglesias, tanto católica como pro-
testantes. Los posesos, así como los magos y los hechiceros, eran
196 INVESTIGACIÓN HISTÓRICA

condenados a severas penas por supuestos pactos con el diablo, y


en la misma condición se colocaba a los heréticos, a los que soste-
nían principios contrarios a los dogmas de la Iglesia. (Sin perjuicio,
por otra parte, de que algunos fenómenos se tuvieran por divinos,
y los dotados fueran, en estos casos, considerados santos; pero la
mayor parte de las manifestaciones metapsíquicas eran severamente
reprimidas).
Según datos de Bertrand Russel, en su libro Religión y ciencia
(pág. 63), entre 1450 y 1550 fueron muertas en Alemania más de
cien mil personas acusadas de brujería, la mayor parte de ellas que-
madas vivas. Esto da una idea de las condiciones terribles en que
debieron encontrarse en esos tiempos las personas dotadas de facul-
tades metapsíquicas. Si bien es cierto que muchas de estas perse-
cuciones tuvieron causas políticas, ya que mediante la acusación
de brujería la Iglesia se libraba de muchos enemigos, es también
cierto que los jueces creían firmemente en la influencia del demo-
nio como agente productor de los fenómenos paranormales. La
simple acusación de adivino o de clarividente bastaba para poner
en marcha la máquina de la Inquisición, y rara vez aparecía la
inocencia del inculpado.

3. - DECLINACIÓN DE LAS "POSESIONES DEMONÍACAS"

El fin de las El desarrollo de la ciencia, el mejor conocimiento


persecuciones de los fenómenos de la naturaleza, y especialmente
el concepto de ley natural, fueron debilitando la
frecuencia de las posesiones demoníacas y la creencia en la magia
y en la hechicería. Pero las persecusiones no se extinguieron hasta
épocas muy recientes. Las últimas condenas a muerte por acusación
de hechicería, ejecutadas en la hoguera, fueron pronunciadas apro-
ximadamente en las siguientes fechas: en Escocia, en 1730; en
Francia, en 1718; en España, en 1780; y en Inglaterra, un viejo
fué linchado por los vecinos acusado de hechicería, en 1863. La
ley contra la hechicería no fué abolida en Irlanda hasta 1821.
La magia y la hechicería —descontando los casos de mera y
total superchería—, pueden considerarse como procedimientos ten-
dientes a lograr la utilización consciente y voluntaria de las
DECLINACIÓN DE LAS "POSESIONES DEMONíACAS" 197

facultades parapsicológicas, que la práctica demostraba eficaces


para tal fin. Pero la forma más frecuente de manifestación de
estas facultades durante toda la Edad Media y parte de la Mo-
derna, fué la forma de posesión demoníaca, generalmente invo-
luntaria por parte del sujeto. Frente a esto cabe una pregunta:
¿Qué motiva que precisamente cuando cesan las terribles perse-
cuciones y castigos contra los supuestos endemoniados, cesen tam-
bién esas formas de manifestaciones de fenómenos parapsicológicos,
en lugar de incrementarse, como fuera lógico esperar? Una res-
puesta, a nuestro juicio, puede aventurarse si tenemos en cuenta
dos hechos que influyeron acentuadamente en vastos sectores de la
población de los siglos XVIII y XIX: a) por una parte, el desarrollo
de la mentalidad lógica y científica, y b) por otra, el desarrollo del
moderno ocultismo basado en las religiones orientales. Pero esto
requiere algunas precisiones.

De s a r ro 11 o de 1 a El desarrollo de la mentalidad lógica y


mentalidad científica y científica debilitó las creencias religio-
del ocultismo moderno sas que constituyeron el fundamento
ideológico de la Edad Media y gran par-
te de la Moderna, e inculcó en el hombre tres importantes con-
ceptos, sin cuyo apoyo ninguna idea tenía oportunidad de des-
arrollarse y arraigar. 19) Que la afirmación de los hechos debía
basarse en la observación y en la experimentación, y no en la
autoridad o el dogma; 29) Que todo está sujeto a la causalidad,
o sea, a la acción de leyes naturales inflexibles; y 39) La idea de
evolución, de que el Universo en su conjunto evoluciona tendien-
do hacia una progresiva perfección.
En otro orden de ideas que el científico, desde principios del
siglo XVIII comenzó a extenderse por Europa el "moderno ocul-
tismo", que Maeterlinck (El Gran Secreto, pág. 163), hace arran-
car de Martínez Pascali (1715- 1779) y continuar con Elifas Levi
(1810-1875), Estanislao de Guaita (1861-1897) y el doctor
Gérard Encausse (1865-1916).
En resumen, las creencias ocultistas desarrolladas en Europa
durante la Edad Media, fueron ligadas por estos autores con una
nueva exégesis de los textos bíblicos y de las religiones antiguas
198 INVESTIGACIÓN HISTÓRICA

(especialmente de Caldea, Egipto e India), realizando con ello una


labor de síntesis. Adaptaron así los conceptos básicos de las reli-
giones orientales a las exigencias de la mentalidad del hombre
europeo. Los principios fundamentales sacados de esas religiones
y creencias fueron tres. 1) La supervivencia del alma después de
la muerte, y su cadena sucesiva de muertes y reencarnaciones. 2)
La idea de la ley del Karma, o sea de una ley de causalidad exten-
dida al plano moral, según la cual nuestras circunstancias presen-
tes son una consecuencia de nuestros hechos anteriores; y 3) La
existencia de distintos planos integrativos de la realidad (planos
físico, astral, átmico, etc.), cada uno con formas distintas de exis-
tencia humana, pero intercomunicados y con posibilidades de in-
teracción de un plano a otro (el mundo de lo oculto).
En los pueblos orientales estas creencias se aceptan como
verdades basadas principalmente en el principio de autoridad,
esto es, en la palabra reveladora de Maestros e Instructores. Mas,
esta modalidad de la verdad revelada no se aviene fácilmente con
el espíritu occidental. Las ideas de las encarnaciones sucesivas y
de la ley del Karma se conciliaban con los conceptos modernos
de evolución y de vigencia del principio de causalidad. Pero en
cambio, la aceptación de estas ideas en base de meras afirmaciones
asentadas en el principio de autoridad (o la exigencia de someterse
a rígidas disciplinas ascéticas para comprobarlas personalmente),
no respondían al espíritu occidental de la época.

Fenomenismo parapsicoló- Pero aquí se produjo un hecho inte-


gico y ocultismo moderno resante. La forma demoníaca de ma-
nifestación de los fenómenos meta-
psíquicos se hallaba en vías de desaparecer al declinar la base ideo-
lógica que la sustentaba, o sea la creencia en el demonio y los
temores que despertaba. Pero el ocultismo moderno, especialmen-
te con sus conceptos de supervivencia, de evolución kármica, y de
posibilidad de comunicación de un plano al otro, ofreció en el
mundo occidental una nueva base ideológica para el fenomenismo
parapsicológico. Parece sensato relacionar con estos hechos la nueva
forma de manifestación, que no tardó en aparecer: la posesión espí-
rita. Con ella el ocultismo moderno halló en el fenomenismo meta-
ANTECEDENTES OCCIDENTALES DEL ESPIRITISMO 199

psíquico una supuesta base de fundamentación experimental; '' el


fenomenismo metapsíquico encontró, a su vez, en el ocultismo, una
supuesta base de fundamentación racional. Veamos a grandes ras-
gos cómo se verificó este proceso.

4. - ANTECEDENTES OCCIDENTALES DEL ESPIRITISMO

Siendo en su origen un intento de explicación de los fenóme-


nos parapsicológicos, el espiritismo terminó por convertirse en el
fundamento filosóficoreligioso de un vasto movimiento de masas.
Ello solo justificaría la atención que le dispensan los parapsicólogos.
Pero no es ésta la oportunidad de pretender exponer lo que podría
llamarse concepción espiritista del mundo. Nos limitaremos a con-
siderarla en los aspectos que se relacionan con la parapsicología,
para lo cual es necesario, en primer término, remontarse a algunos
antecedentes inmediatos.
Vimos que durante siglos prevaleció en el mundo occidental
la interpretación de que los fenómenos metapsíquicos eran produc-
ciones demoníacas. Y vimos también que hacia el siglo XVIII esa
interpretación había decaído: en parte por la nueva ideología des-
arrollada por los adelantos científicos, y en parte por la introduc-
ción de conceptos orientalistas que traían una nueva concepción
del hombre y de la naturaleza, más dinámica y evolucionista.

Swedenborg: la Hacia la última década del siglo XVII nacía


fusión de las en Estocolmo Swedenborg (1688-1772), una
cos m og o u ias de las personalidades más destacadas de su épo-
ca y uno de los que más contribuyeron, sin lu-
gar a dudas, a preparar la ideología que habría de concretarse, un
siglo más tarde (1848), en el espiritismo. Swedenborg fué un
notable vidente; ya hemos referido en otra parte su descripción en
público de un incendio que ocurría a 450 kilómetros de distancia,
famosa porque fué registrada por el gran filósofo Kant, su con-
temporáneo. Fué también naturalista, ingeniero de minas, físico,
geólogo, y un erudito en cuestiones bíblicas. En 1745, después de
haber alcanzado renombre nacional por sus extraordinarias dotes
intelectuales, abandonó todos los cargos técnicos y se dedicó exclu-
200 INVESTIGACIÓN HISTÓRICA

sivamente al estudio del misticismo y el ocultismo. Es la época


en que el misticismo y el ocultismo empiezan a expandirse rápida-
mente por Europa, y cobran nuevos bríos algunas antiguas sectas
(francmasonería, rosacruces, etc.), amén de que se forman otras
nuevas (martinistas, iluminados, etc.).
En Swedenborg se da una fusión, una amalgama, de los prin-
cipios cosmogónicos del cristianismo ya declinantes, con las nue-
vas concepciones orientalistas. En él se ve como esta conjunción
de ideologías influye en la forma de manifestación de sus facul-
tades parapsicológicas, que aparecen fuertemente condicionadas
por sus íntimas creencias. Esta circunstancia la reconoce un espi-
ritista convencido como Conan Doyle, que en su Historia del Es-
piritismo expresa la opinión de que en Swedenborg los prejuicios
teológicos "estuvieron tan fuertemente arraigados, que no dejaron
lugar para la genuina verdad". (La genuina verdad es, para Doyle,
el espiritismo).

Creencias y visiones Swedenborg tiene numerosas visiones del


de Swedenbor g cielo y del infierno, donde cree percibir
los espíritus que los habitan, y reconocer
entre ellos a algunas viejas amistades: aquí se evidencia la influen-
cia de la visión cosmogónica del cristianismo. Pero también sos-
tiene que es continuamente visitado por los espíritus, y que con-
versa con personalidades como Virgilio, Lutero y Melanchthon; y
contrariamente a lo que poco antes se creía, no ve en ello nada
diabólico. Desarrolla al respecto la teoría de que antes de ir al
cielo o al infierno, las almas pasan un período más o menos largo
manteniendo su apariencia humana y las funciones de la vida
terrena; lo que recuerda a las teorías orientales de los distintos
planos de existencia. Swedenborg también sostiene que mediante
un estado de concentración especial, intermedio entre el sueño y
la vigilia, los vivos pueden comunicarse con los muertos. Y en una
de sus obras fundamentales, Cielo e Infierno, impresa en Londres
en 1758, asienta los puntos fundamentales de lo que después se
llamaría espiritismo: la supervivencia del alma y su posibilidad de
comunicarse con los vivos.
Swedenborg tuvo gran influencia sobre sus contemporáneos y
ANTECEDENTES OCCIDENTALES DEL ESPIRITISMO 201

sobre las generaciones venideras, e indudablemente sobre el enton-


ces futuro movimiento espiritista. Algunos de sus discípulos con-
sideraron esas enseñanzas como una nueva revelación y crearon
un culto propio, con una iglesia que llamaron Nueva Jerusalén.
Actualmente entre los espiritistas escandinavos cuenta con muchos
adeptos, que se diferencian de sus colegas latinos, principalmen-
te, en que no creen en la reencarnación.
Dejando a Swedenborg, veamos ahora otros precursores del
espiritismo moderno, que ilustran las distintas formas de expresión
que iban adquiriendo las facultades metapsíquicas, bajo la influen-
cia de las ideas de las distintas épocas. Son ejemplos citados por
Conan Doyle en su Historia del Espiritismo, aunque él da a los
hechos otra interpretación que la por nosotros desarrollada. Doyle
cree que son auténticas revelaciones, aunque deformadas en su
expresión por creencias anteriores.

Otros precursores Hacia el año 1830 (dieciocho años antes que


del espiritismo comenzara el movimiento espiritista), un pas-
tor escocés, Eduard Irving, estaba al frente de
una iglesia escocesa en Regent Square, cerca de Londres. Medi-
tando sobre las escrituras, llegó a creer que se acercaba el fin del
mundo, y así lo predicó desde el púlpito. Independientemente de
él, en otra localidad, otro grupo de hombres que se reunían para
hacer comentarios bíblicos, llegó a la misma conclusión de que el
fin del mundo se acercaba, y quedaron a la espera de señales y
portentos que anunciaran el esperado final. Corría la leyenda de
que los dones de los primeros tiempos del cristianismo se darían
también en los últimos; figuraba entre ellos el llamado don de
lenguas (facultad de hablar en lenguas desconocidas, xenoglosia),
que se haría patrimonio común de todos los mortales.
Pues bien, habiendo mandado Irving a uno de sus feligreses
a que se averiguara qué hacía ese grupo de personas, éste le informó
que allí pasaban cosas raras y que se hablaba en lenguas descono-
cidas. La idea se difundió y entonces ocurrió algo que dejó pas-
mado al buen pastor. Sus propios feligreses comenzaron a ser
presas del extraño don de lenguas, y un día, en medio del oficio
religioso, estalló una batahola infernal. Algunos comenzaron a
202 INVESTIGACIÓN mSTÓIUCA

los gritos, que luego se generalizaron, profiriendo la multitud pa-


labras ininteligibles que interpretaron como de una lengua ignora-
da. Doyle afirma que fué tal el pánico de la gente ante lo sorpren-
dente del hecho, que de no ser por el gigantesco pastor que gritó
con su voz estentórea: "Oh, Señor, aplacad el tumulto del pueblo!",
dominando así la situación, pudo haber ocurrido una tragedia.
Hacia la misma fecha (en 1837), pero esta vez en los Esta-
dos Unidos, en unas comunidades afines a los cuáqueros denomi-
nadas Shakers, que se habían instalado en las regiones del Oeste,
numerosas personas comenzaron a experimentar también colectiva-
mente fenómenos de posesión. Danzaban y brincaban frenética-
mente, y hablaban o simulaban hablar en el lenguaje de los pieles
rojas. Este es otro ejemplo en que puede verse que las creencias
del lugar, en este caso el contacto con los pieles rojas (en el anterior
el cercano fin del mundo), condiciona la forma de manifestación
de los fenómenos parapsicológicos.
Finalmente, como inmediato precursor de los fenómenos espi-
ritistas, se debe citar a Jackson Davis, quien nació a orillas del
Hudson, en 1826, y desde niño manifestó fenómenos de clarivi-
dencia y de telepatía. En 1844, cuatro años antes de la iniciación
del movimiento espiritista, Jackson Davis ya afirmaba que podía
comunicarse con los muertos, y describía conversaciones que, se-
gún él, sostenía con personalidades como Galeno y Swedenborg.
En sus visiones del "más allá", Jackson Davis concordaba en mu-
chos puntos con Swedenborg. Admitía, por ejemplo, una vida que
se parecía a la terrestre, semimaterial, como primera etapa; pero
no creía que de aquí se fuera al cielo o al infierno. "Veía" una va-
riedad de planos superiores, donde la vida de los desencarnados des-
envolvíase según distintos grados de evolución. Estamos lejos ya de
las creencias en los endemoniados o de las visiones de Swedenborg
sobre el cielo y el infierno. Otra concepción, más racionalista, más
evolucionista, y mejor adaptada a las exigencias de la época que
las anteriores, se iba desarrollando en torno de los fenómenos
parapsicológicos. De acuerdo con la ley del condicionamiento de
las formas de manifestación de estos fenómenos, a las creencias
del ambiente, el movimiento espiritista no podía tardar en apa-
recer.
EL MOVIMIENTO ESPIRITISTA 203

5. - EL MOVIMIENTO ESPIRITISTA

Fenómenos Los espiritistas hacen arrancar su movimiento de


de Hydesvi.11e los llamados "Fenómenos de Hydesville" o "Fe-
nómenos de las hermanas Fox", si bien, como he-
mos visto, cuenta con numerosos antecedentes inmediatos. En la
localidad de Hydesville, Estados Unidos, vivía una familia que
tenía dos niñas de once y catorce años, Catalina y Margarita Fox,
cuando comenzaron los fenómenos. Desde fines de 1847 comen-
zaron a sentirse en la casa de la familia Fox fuertes golpes, que
sonaban sobre las puertas, los muebles y las paredes, producidos
por una fuerza invisible. A poco andar, los Fox advirtieron que
los golpes parecían responder a una dirección intencional, y que
algunas veces se producían a su pedido. Por ejemplo, una de las
niñas decía: "A ver si da dos golpes", y sonaban. Luego pedía
"cinco golpes", y sonaban. De esta manera, y por medio de un
alfabeto en que cada golpe correspondía a una letra, se encontró
una clave para intercambiar mensajes con el agente invisible. Se
comprobó, además, que esos fenómenos se producían únicamente
cuando estaban cerca las niñas Catalina o Margarita, especialmen-
te la primera. De aquí surgió el primer indicio de que dichos fe-
nómenos estaban ligados, en su producción, a la presencia de deter-
minadas personas, a las que se llamó nie'diums.
Parece que por medio de esa clave alfabética se consiguió
que ci agente invisible diera datos sobre su persona: explicó que
se trataba del espíritu de un vendedor ambulante, de nombre Car-
los B. Rosma o Ryan, que habría sido asesinado cinco años antes
en esa casa, con fines de robo, mientras pernoctaba en ella. Tam-
bién explicó que el cadáver habría sido enterrado en el sótano
de la vivienda, a unos tres metros de profundidad. Esta comu-
nicación ocurría el 31 de marzo de 1848 ante un comité de nume-
rosas personas que se había reunido para investigar los golpes
misteriosos.
Se hicieron averiguaciones acerca de quién podría haber sido
el presunto asesinado, Carlos B. Rosma o Ryan. Pero a pesar de
que el supuesto espíritu manifestó haber dejado viuda y cinco
hijos, nunca se pudo ubicar a éstos ni establecer datos correctos
204 INVESTIGACIÓN HISTÓRICA

sobre la identidad de aquél (domicilio, fecha de nacimiento, amista-


des, etc.). Se hicieron excavaciones en el verano de 1848 para
encontrar el cadáver, y se hallaron algunos huesos humanos ais-
lados, a unos dos metros de profundidad. Cincuenticinco años
más tarde, según relata Conan Doyle, se habría encontrado el resto
del cadáver, confirmando plenamente uno de los puntos transmi-
tidos en el mensaje mediúmnico. Parece verosímil admitir que
en la casa se hubiera cometido efectivamente un crimen, y que
pudo ser descubierto por medios paranormales. La falta de iden-
tificación de la víctima y la insuficiencia de los datos de filiación
obtenidos, se explica por el carácter fragmentario que presentan
todas las captaciones metagnósicas (de tipo espírita o no).
La familia Fox se trasladó a Rochester, y allí también empe-
zaron a sentirse golpes, en presencia de la niña Catalina, propa-
gándose la fama de estos hechos por todo el país. También se
difundió el uso de una mesita de tres patas como forma de la
llamada comunicación con los "espíritus". A partir de ese mo-
mento las "comunicaciones espiritistas" se reprodujeron por todas
partes, y numerosas personas se dedicaron individualmente, o en
forma de grupos, a comunicarse con "los difuntos". Como señala-
mos en el Capítulo 1, tal es el origen del actual movimiento espi-
ritista.
Ahora bien, el supuesto espíritu de Carlos B. Rosma o Ryan,
que fué la primera comunicación obtenida, manifestó, como vimos,
haber sido en vida un humilde vendedor ambulante. Pero pronto
las comunicaciones tomaron otro carácter, y por todas partes em-
pezaron a presentarse personalidades eminentes, como Benjamín
Franklin, diversos santos y apóstoles, incluso Jesús. Por boca de
los médiums los "espíritus" anunciaron que venían a traer al mun-
do una nueva revelación, y el asunto comenzó a cobrar carácter
religioso. Por medio de sus comunicaciones los presuntos espíritus
empezaron a tratar cuestiones morales y religiosas, a dar instruc-
ciones, normas de convivencia, e interpretaciones sobre el sentido
de la vida, de la justicia universal, y otros temas considerados como
pertenecientes a la metafísica y la religión.
EL MOVIMIENTO ESPIRITISTA 205

Interpretación Un médico de Arras (Francia), natural de


de Allan Kardec Lyon, llamado Hipólito León Denizard Rivail,
pero más conocido por el seudónimo de Allan
Kardec, después de dedicarse durante tiempo a la sistematización
de estas comunicaciones, realizó una compilación y síntesis de
ellas, dándoles al mismo tiempo unidad doctrinaria. Expuso su
doctrina en distintos libros que constituyen una especie de Biblia
del movimiento espiritista, pues se supone que en su origen son
verdaderas "revelaciones" que provienen del "más allá", Entre estas
obras se destacan El libro de los Me'diums (1861); El Evangelio
explicado por ¡os Espíritus (1864); Cielo e infierno (1867); Gé-
nesis (1867), etc., títulos que sugieren la vastedad de los temas
tratados. En ellos se concilian los principios cosmogónicos orien-
tales y la idea del Karma, con los conceptos cristianos de frater-
nidad y caridad. (Entendida ésta en el sentido del amor a Dios
y a nuestros semejantes, sin distinción de creencias).
Con esta unidad, el espiritismo se transformó rápidamente
en un gran movimiento de masas. Se formaron numerosas socie-
dades donde sus adeptos se reúnen para practicar el fenomenismo
parapsicológico y seudoparapsicológico (esto último es lo más fre-
cuente), y para escuchar de boca de los médiums las enseñanzas
que, según sus creencias, les imparten los espíritus, En 1888 se
reunió en Barcelona el Primer Congreso Espirita Internacional,
donde estuvieron representadas más de 200 sociedades y federacio-
nes nacionales, lo que da una idea de la importancia que ya en ese
entonces había cobrado el movimiento. (Actualmente se calcula
que el movimiento espiritista abarca más de quince millones de
personas).

Sustitución del fe. A mediados del siglo pasado ya había pa-


nomenismo demo- sado casi completamente la creencia en el
nfaoo por el espfrita demonio como agente productor de fenó-
menos, lo cual se reflejaba en la actitud de
los dotados: los exorcismos perdieron su eficacia. Hacia el año
1860 decía el abate Almignana: "Si la causa es el demonio, el
exorcismo debería hacer quedar inmóviles las mesas y detener la
mano del médium, porque suprimida la causa, suprimido el efecto;
206 INVESTIGACIÓN HISTÓRICA

sin embargo, ningún sonámbulo ha perdido la menor pizca de su


lucidez con los exorcismos que he empleado para cerciorarme si
había algo de diabólico en sus fenómenos. Lo mismo ha sucedido
con respecto a las mesas, no obteniéndose nada con el nombre de
Dios, y el de Jesús, la oración, el signo de la cruz, el agua bendita,
etc." (Actas del Primer Congreso Internacional Espiritista de 1888,
p. 50). El hecho de que estos conjuros hubieran perdido su efi-
cacia no podría interpretarse, sin embargo, como una confirmación
de la verdad del espiritismo. La explicación que aceptaría la ma-
yor parte de los parapsicólogos es que la creencia en el poder de
esos conjuros se había debilitado, y que una nueva creencia, que
conciliaba y adaptaba las antiguas a las exigencias racionalistas
y experimentales de la época, dejaba sentir ahora su potente su-
gestión.
VII CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS DE LA
PARAPSICOLOGÍA

1. - Los CIENTISTAS Y EL ESPIRITISMO

La cuestión de la supervivencia, por ende, no ha sido to-


davía contestada en ningún sentido que pueda ser científica-
mente aceptable. Tanto las opiniones en su favor, como en su
contra, basadas en las evidencias que se tienen al presente,
envuelven una gran parte de creencias que no resisten a la
crítica.
JOSEPH B. IflINE*.

El espiritismo es una doctrina de fuerte poder persuasivo,


tanto por sus atrayentes consecuencias áticas, como por su preten-
dida fundamentación científica en base de los fenómenos para-
psicolóicos. Estos, como vimos, comenzaron a llamar la atención
de los cientistas en el siglo pasado, bajo forma esniritista. No es
de extrañar, pues, que los primeros sabios que se aplicaron al estu-
dio de los fenómenos parapsicol6icos, aceptaran el esniritismo
como la explicación más racional de los mismos. Chevreul, Zóliner,
Flammarion, Lombroso, William Crookes, Oliver Lode (todos
ellos eminentes fi2uras de la ciencia en distintas especialidades),
l]eoaron a ser convencidos espiritistas. Sólo Richet y a4yunos otros
(Flournoy, Boirac, S. Notzin, W. James, etc.) mantuvieron tina
prudente reserva, considerando apresurada una teorización sobre
hechos todavía muy imperfectamente conocidos.

Difc"ltades críti- Mas, a poco de pasado el entusiasmo del pri-


cas del espiritismo mer momento en el movimiento espiritista, se
advirtió que la autenticidad de las revelaciones
y comunicaciones de los espíritus no era fácil de establecer a la
luz de un exigente método experimental. Por de pronto, como

"New world of dic uiind', pág. 307.


VII CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS DE LA
PARAPSICOLOGÍA

1. - Los CIENTISTAS Y EL ESPIRITISMO

La cuestión cIa la supervivencia, por ende, no ha sido to-


davía contestada en ningún sentido que pueda ser científica-
mente aceptable. Tanto las opiniones en su favor, como en su
contra, basadas en las evidencias que se tienen al presente,
envuelven una gran parte de creencias que no resisten a la
crítica.
JOSEPH B. RHINE*.

El espiritismo es una doctrina de fuerte poder persuasivo,


tanto por sus atrayentes consecuencias áticas, como por su preten-
dida fundamentación científica en base de los fenómenos para-
psicolóicos. Estos, como vimos, comenzaron a llamar la atención
de los cientistas en el siglo pasado, bajo forma esniritista. No es
de extrañar, pues, que los primeros sabios que se aplicaron al estu-
dio de los fenómenos parapsicol6icos, aceptaran el esniritismo
como la explicación más racional de los mismos. Chevreul, Zóliner,
Flammarion, Lombroso, William Crookes, Oliver Lodge (todos
ellos eminentes fi2uras de la ciencia en distintas especialidades),
l]eoaron a ser convencidos espiritistas. Sólo Richet y a4yunos otros
(Ftournoy, Boirac, S. Notzin, W. James, etc.) mantuvieron una
prudente reserva, considerando apresurada una teorización sobre
hechos todavía muy imperfectamente conocidos.

Difc"ltades críti- Mas, a poco de pasado el entusiasmo del pri-


cas del espiritismo mer momento en el movimiento espiritista, se
advirtió que la autenticidad de las revelaciones
y comunicaciones de los espíritus no era fácil de establecer a la
luz de un exigente método experimental. Por de pronto, como

"New world of dic uiind', pág. 307.


208 CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

vimos, la identidad del primer espíritu comunicante, el citado


Rosman o Ryan que se "manifestó" con las hermanas Fox, nunca
pudo ser verificada; aunque resultaba dudoso, teniendo en cuenta
la difusión alcanzada por el hecho, que su mujer y sus hijos, que
él decía haber dejado en vida, no se dieran a conocer. Numerosas
afirmaciones y predicciones de los presuntos espíritus resultaron
también ser equivocadas. Hacia 1860 en las cercanías de Roches-
ter, por ejemplo, un entusiasta espiritista recibió mensajes por
medio de golpes, anunciándole un crimen, y la mujer de la pre-
sunta víctima recibió orden de ir en su busca, siguiendo un canal
que en esos días estaban dragando; experiencia que estuvo a punto
de costarle la vida a la pobre mujer. Poco después, el supuesto
asesinado se presentó en su casa, de regreso del Canadá, adonde
había huído para esquivar una condena por deudas. (C. Doyle,
Historia del Espiritismo, pág. 43).
Las descripciones de la vida del más allá también resultaban
por demás insatisfactorias. Oliver Lodge, con absoluta buena fe,
publicó en un libro las supuestas revelaciones de su difunto hijo
Raymond, transmitidas por la excelente médium Mme. Léonard.
Este espíritu describió el "más allá" como poblado por árboles,
casas y lugares de recreo, donde los espíritus fuman cigarrillos y
beben whisky simbólicos, a semejanza de la Tierra. Pero este es
un caso excepcional; pues los difuntos rara vez se han referido a
cómo es la vida de ultratumba y, cuando lo hicieron, sus comuni-
caciones al respecto resultaron contradictorias, lo que por supuesto
no satisface a una exigencia racional.
Además, se comprobó que la palabra de los espíritus no hacía
más que confirmar, la mayoría de las veces, las opiniones y creen-
cias del ambiente en que se presentaban. Así, como dijimos antes,
los "espíritus" manifestados en ambientes latinos e hindúes sostie-
nen que es un hecho la reencarnación. Algunos han dado preten-
didas descripciones del proceso que se sigue para volver a encarnar
en el seno maternal. En cambio los "espíritus" que se manifiestan
en medios escandinavos y sajones, donde se mantiene más la orto-
doxia cristiana por influencia de Swedenborg, afirman general-
mente que no existe la reencarnación. Flammarion fué uno de
los primeros espiritistas que advirtió esta influencia de las ideas
LOS CIENTISTAS Y EL ESPIRITISMO 209

ambientes. En su libro Les Forces Naturelles Inconnues (p. 591),


puede leerse: "Se observa que las comunicaciones dictadas por las
mesas están en relación con las ideas, las opiniones, las creencias,
el saber y también la literatura, de los experimentadores. Es como
un reflejo de ese conjunto".
Una oportunidad de confirmar una vez más este condiciona-
miento de las comunicaciones espíritas a la creencia, se presentó
con motivo de la primera guerra mundial. León Denis, en su libro
El Mundo Invisible y la Guerra, manifiesta la sorpresa que expe-
rimentó cuando al hablar con prisioneros alemanes espiritistas,
éstos le contaban que los espíritus no tenían dudas acerca del
triunfo de Alemania. En cambio, los que se manifestaban en
Francia o Inglaterra, sostenían que los Imperios Centrales eran 105
responsables de la conflagración y que resultarían inevitablemente
vencidos.
Para explicar estas cuestiones poco claras, así como los innu-
merables fracasos en las pruebas de identidad personal, los men-
sajes a veces absurdos o pueriles que se reciben, o los numerosos
errores de las predicciones y afirmaciones de los presuntos espíritus,
los espiritistas apelan a la teoría de los espíritus burlones. Y para ex-
plicar las obsesiones que a veces sobrevienen a los médiums, acuden
a la hipótesis de los espíritus obsesores. Como contraparte, se
cree que espíritus benignos protegen al médium y controlan las
sesiones: se les llama guías. De ahí que muchas veces el ejercicio
de la facultad metapsíquica, en los que se dedican a prácticas
espiritistas, se da en un peligroso juego de equilibrio entre los
"espíritus obsesores" y los "espíritus guías", que pone en riesgo la
salud mental del que lo practica (ver 111-1).
Todas estas lagunas, oscuridades y contradicciones, no podían
de ninguna manera satisfacer a los espíritus críticos. Los espiritis-
tas más afianzados en su convicción, frente a este hecho del con-
dicionamiento de las formas de manifestación a la creencia, encon-
traron una ingeniosa explicación. Afirman que los espíritus conti-
núan después de la muerte con sus creencias personales, y se
manifiestan sólo en los ambientes que les son afines. Pero esto
resulta demasiado insatisfactorio: por qué un mismo espíritu se
210 CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

presenta de distinta forma cuando se trata de distintos médiums y


distintos ambientes? *

Dos corrientes Como no podía dejar de suceder, empeza-


del espiritismo ron a entrar en pugna los aspectos místico-
religiosos del espiritismo, con los de la ten-
dencia racionalista-experimental. A esta última adhiere una mi-
noría de hombres cuitos, que colabora con los parapsicólogos en
la investigación; como veremos, su convicción en la supervivencia
deriva de especulaciones filosóficas más bien que de pruebas di-
rectas, aunque confían en poder hallar la rigurosa prueba experi-
mental. En cambio, la corriente mística del espiritismo se propaga
entre las masas incultas. Se forman reuniones al solo efecto ae
escuchar la palabra de los "espíritus', los que dan consejos morales,
ayuáan a curar enfermedades, o indican uecisiones frente a situa-
ciones cruciales como el casamiento, la necesidad de una inter-
vención quirúrgica, un largo viaje, etc. (?). Demás está decir que
los médiums producen entonces las más de las veces fenómenos de
puro automatismo, y que las sesiones se desarrollan en un estado
de fanática credulidad, bajo el cual la mentalidad prelógica resur-
ge y llega a convenirse, a veces, en un rasgo dominante de la per-
sonalidad. No es raro escuchar las conclusiones más extravagantes

* Nosotros no conocimos personalmente al señor Cosme Mariño, uno de los pro-


pulsores del espiritismo en la Argentina, pero tuvimos ocasión de asistir, en dos so-
ciedades distintas, a sesiones dosiue el se "manifestaba". En una aparecía como un
intelectual, de expresson pdrda y refinada (el meclium era un hoinose culto); en
la otra se expeesasa, en carnoso, en forma campecnana, y evioentesnente con nivel
intelectual muy mierior que el que demostrara en la anterior. 1 amblen tuvimos
ocasion de asistir, durante varios meses, al "tratamiento" a que someúan en una so-
ciedad espiritista a un joven que padecía de la manía comp ulsva de lavarse las
manos (slntoma neurótico bien conocido en psicoanaiisis). Según la interpretación
del grupo, este joven estaba dominado por un "espíritu obsesor", que se manifesta-
ba en las sesiones por intermedio de dos inédiunis distintas. Mediante exhortaciones
se procuraba que el "espíritu" desistiera de sus intenciones agresivas para con el
muchacho. Era notable ver cómo, cuando se incorporaba en una médium, el "espí-
ritu" mostraba una agresividad exacerbada; en cambio, cuando encarnaba en la otra,
manifestaba más bien tendencia conciliatoria y al arrepentimient o. Además, cuando
una de las médiums faltaba a una sesión, al encamar en ella, en la sesión siguiente,
el espíritu "olvidaba" lo que había manifestado en la anterior, por la otra médiuni.
Esto no ocurría cuando las dos habían estado presentes.
LOS CIENTISTAS Y EL ESPiRITiSMO 211

frente a hechos simples de la vida diaria, a los contertulios de estas


reuniones.
Numerosos espiritistas de tendencia racionalista están, por
otra parte, reaccionando contra este estado de cosas, y procuran
elevar el nivel crítico de los adeptos del espiritismo. En la Con-
federación Espiritista Argentina se instituyó recientemente un Cur-
so de Enseñanza Espírita, destinado a elevar el nivel cultural de
sus afiliados. El señor André Dumas, que es vicepresidente de la
Confederación Espiritista Internacional, escribió recientemente
estas palabras: "Los investigadores serios que, por sus investiga-
ciones, se han visto persuadidos a adoptar la tesis de la supervi-
vencia en tanto que teoría científica, deberán algún día abandonar
ci nombre de "espiritismo" a aquellos que lo desprestigian más
cada día, y que, herederos de los primitivos, son incapaces de
tomar sus decisiones por ellos mismos y no hacen nada sin con-
sultar a los "espíritus" más o menos hipotéticos que evocan, y
que elevan al rango de divinidades omniscientes". (A. Dumas,
La Sciencie de I'ame, pág. 405). Además, en el último Congreso
Espiritista Internacional, reunido en Estocolmo en 1951, al que
André Dumas concurrió como representante del espiritismo fran-
cés, pronunció estas palabras:
"Espíritu crítico, espíritu de exigencia, espíritu moderno: esta
es la base no solamente del pensamiento científico, sino de toda
actividad humana racionalmente conducida. Cuando los ingenie-.
ros someten un puente durante la construcción a pruebas sistemá-
ticas, en las que le hacen soportar cargas muy superiores a las

* Veamos algunos ejemplos: s) Conocí a un zapatero espiritista que, cuando


extraviaba una herramienta, interpretaba que era porque un "espíritu burlón' se la
escondía. 2) Después de una larga sesión espiritista, una mujer, cuyos miembros
podían haber quedado algo entumecidos por mantener una misma posición durante
horas, interpretó que había quedado "cargada" de flúidos "malos"; de inmediato una
"vidente" confirmó: veía un espíritu encaramado a sus espaldas. 3) Recientemente
me visitó un espiritista, asiduo concurrente a una conocida asociación de ese carácter,
pidiéndome que lo sometiera a algunos tests para probar su clarividencia. Era un día
en que mi teléfono funcionaba mal: cuando llamaban, se cortaba la comunicación al
levantar yo el auricular. Esto sucedió varias veces, mientras conversaba con el sujeto,
con la consiguiente molestia. Con una sonrisa significativa me explicó: "se trata de
"espíritus burlones" que siempre buscan distraerlo, desviarlo de sus propósitos,
cuando él. como en este caso, quiere iniciar una investigación seria". Podría abundar
en numerosos ejemplos como estos, demostrativos de cómo aflora la mentalidad pce-
lógica, bajo la influencia de las creencias espiritistas.
212 CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

que prácticamente tendrá luego que soportar, su objeto no es


destruir el puente, sino, por el contrario, asegurarse de su resisten-
cia, a fin de adquirir la certidumbre de que podrá ser utilizado sin
peligro. De la misma manera la duda metódica, el espíritu crítico,
el espíritu de exigencia de la Ciencia y de la Filosofía moderna,
tienen por objeto la eliminación de las falsas apariencias y la ve-
rificación de las hipótesis y teorías. No para destruirlas, sino para
adquirir la certidumbre de que resisten al análisis, a la crítica y
a la experiencia" (Revue Métapsichique, diciembre 1951, p. 210).
Señaló Dumas que si el espiritismo quería subsistir, debía adap-
tarse a este espíritu moderno, y no temer a la crítica científica; y
dentro de esta línea, solicitó a las agrupaciones espiritistas que
colaboraran con los parapsicólogos, para el intercambio de docu-
mentación e informaciones, y para la preparación de experiencias
en común.

Concepto final de Geley Los espiritistas se refieren frecuente-


sobre las pruebas direc- mente a Geley, como un caso de cre-
tas de supervivencia yente y científico a la vez, y lo pre-
sentan como ejemplo a los parapsicó-
logos que no participan todavía de su creencia en la supervivencia
por considerarla insuficientemente probada. Pero la verdad es
que en Geley, lo mismo que en William Crookes, hay que distin-
guir entre lo que constituye su creencia religiosa o filosófica y su
posición estrictamente científica. Geley se proclamó abiertamente
espiritista; más aún, contribuyó al enriquecimiento doctrinario del
espiritismo con su famoso Ensayo de Revista General y de Inter-
pretación Sintética del Espiritismo, del cual no se debe olvidar,
por otra parte, que se trata de su primer trabajo sobre estas cues-
tiones. Pero con el desarrollo de la parapsicología, de la que fué
un importante propulsor, se debilitó su confianza en la autenti-
cidad de los mensajes mediúmnicos; en su valor como elementos
probatorios de que los fenómenos parapsicológicos reconocen un
origen distinto al de las aptitudes psíquicas del médium.
En una polémica con Richet, a pesar de la crítica vehemente
que hizo Geley a algunas conclusiones antiespiritistas de éste, ad-
mitió, sin embargo, que, para el que aporte un poco de sentido crí-
LOS CIENTISTAS Y EL ESPIRITISMO 213

tico a sus estudios, "no es dudoso que las nueve décimas partes
de las pretendidas comunicaciones espiritistas no sean sino pro-
ducto de desintegración del psiquismo subconsciente de los mé-
diums" (G. Geley, La Fisiología llamada Supranormal, pág. 73).
Y en cuanto a la décima parte restante, Geley se quedó indeciso;
señaló que hay casos realmente inquietantes, como el Burnier-
Chaumontet (pág. 176), que él considera como una de las más
fuertes pruebas espiritistas, y expresó que frente a estos hechos el
cientista titubea y no sabe qué pensar.
Pero más explícito en cuanto a su última posición como
cientista, Geley lo fué en el Primer Congreso Internacional de
Investigaciones Psíquicas, celebrado en Copenhague en 1921,
poco antes de su muerte. Allí, después de señalar que la ense-
ñanza que proporciona la investigación metapsíquica es de re-
serva y prudencia, expresa su concepto final sobre el valor de
las pruebas experimentales de supervivencia en los siguientes tér-
minos: "La supervivencia del individuo a la destrucción del
organismo, su destino trascendental, son también cuestiones de
orden metapsíquico; pero estas formidables cuestiones no serán
resueltas, al parecer, más que en último término. Por el mo-
mento, toda prueba directa e inmediata de supervivencia corre
el riesgo de ser descartada de inmediato por la inmensa mayoría
de los cientistas, incluso los metapsiquistas. En rigor, dicen, todo
puede explicarse por las facultades supranormales del médium. Y
está claro en efecto que si reconocemos a este último las capaci-
dades de exteriorización compleja, de ideoplastía subconsciente,
de criptompsiquia, de criptomnesia, de lectura del pensamiento y
de lucidez, no hay más lugar para una prueba cierta de identifi-
cación espírita. Sería vano, a nuestro entender, negar estos he-
chos y obstinarse en la vía de estas identificaciones. La demos-
tración de la supervivencia del alma, si ella es posible, no será la
base sino el coronamiento del edificio metapsíquico".
De esta opinión de Geley, que seguramente suscribiría la ma-
yoría de los parapsicólogos,* también participan algunos de los ex-
* El doctor J. B. Ehine en su dltimo libro titulado New World of ihe Mina
(capitulo iO), opina que las prácticas de mediumnidad (las "comunicaciones" siste-
máticas que producen los médiums espiritistas) no ofrecen ya perspectivas para una
investigación científica de la supervivencia. 'Si no hubiera otros medios —dice— que
214 CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

ponentes más caracterizados del espiritismo actual. En el último


Congreso Espiritista Internacional de Estocolmo, la doctora Gerda
Walther, que durante años fué colaboradora de Schrenck-Notzing,
y concurrió al Congreso como representante de Alemania, reconoció
que era muy difícil probar que los espíritus "guías" o "controles",
tuvieran una existencia independiente del psiquismo del médium.
Y el señor André Dumas, que como dijimos antes concurrió como
representante de Francia, se expresó en los siguientes términos:
"Numerosos son los adeptos del espiritismo que consideran como
algo enfadoso la existencia de la metapsíquica, en la cual la tesis
de la posibilidad de extensas facultades supranormales en los vivos
es preferida frecuentemente a la de la supervivencia. Pero no es
culpa de los metapsiquistas si los hechos en favor de esta última
son más raros que en favor de la primera, y si los espiritistas se
aplican más frecuentemente a especulaciones teológicas que a la
investigación científica que pudiera apoyar su tesis". (Revue Mé-
tapsichique, dic. de 1951, pág. 210).

La opinión de los La opinión de los parapsicólogos sobre el al-


parapsicólogos ma hay que tratarla separadamente del pro-
sobre el alma blema de la supervivencia. La supervivencia
sobreentiende al alma, pero la admisión de
ésta no supone necesariamente la supervivencia, aunque pueda
servir de lógico fundamento para esta hipótesis. Vamos a exponer
algunos pensamientos del doctor Joseph B. Rhine a este respecto,

el estudio de los resultados de la mediumnidad para continuar investigando activa-


mente el problema de la supervivencia, no habría mayor dificultad en abandonar la
cuestión a los historiadores" (pág. 308). Señala, sin embargo, a continuación, que
existen otras formas de investigación promisorias, aunque ' no tienen nada que hacer
con la mediumriidad ni ron ningún culto, credo, práctica o filosofía". (pág. 309).
Ellas, a su juicio, serían principalmente de dos clases a) EL estudio de la naturaleza
de la personalidad en relación con la del mundo físico; la investigación de la depen-
dencia o independencia de sus modalidades paranormales respecto de los procesos
biológicos; y la consideración del lugar que corresponde a la personalidad en el
nuevo mundo de influencias que trasciende el espacio y el tiempo, descubierto por la
parapsicología. 2) La investigación de fenómenos espontáneos de ESP y de PK, ocu-
rridos a personas sobre las que no pueda recaer la sospecha de estar influidas por
motivos profesionales o por creencias religiosas o filosóficas y que sugieran, por su
significación, la hipótesis de que son intentos de expresión por parte de persona-
lidades desencarnadas. Cita, en el libro, algunos de estos casos, de entre el abundante
material recogido çn el Laboratorio de Parapsicología de la Universidad de Dukç.
LOS dENTISTAS Y EL ESPIRITISMO 215

los que seguramente suscribirían la mayor parte de los parapsicó-


logos: "En el curso de setenta y cinco años de estudios psíquicos
—dice Rhine—, algunos de los hombres más eruditos del mundo,
y un gran número de otros menos distinguidos, quedaron conven-
cidos de que los mensajes espíritas, o al menos algunos de ellos,
constituyen una prueba aceptable de la continuación de la exis-
tencia de personalidades anteriormente encarnadas, de la realidad
de almas sin cuerpos. Estos sabios no deben ser considerados, sin
embargo, como autoridades en esta materia. Es necesario recordar
que ellos aceptaron también las primeras pruebas de telepatía que,
como hemos visto anteriormente, podían también explicarse lógi-
camente por la clarividencia sola. Una cierta "voluntad de creer"
entraba en sus interpretaciones de los hechos telepáticos, y la mis-
ma suerte de suposiciones injustificadas podría ser encontrada en
su aceptación de la supervivencia. En efecto, otros interpretan los
mismos hechos por la facultad extrasensorial del médium combi-
nada a su aptitud de disociarse fácilmente al colocarse en trance;
por su deseo de aportar mensajes de simpatía a sus clientes y sus
aptitudes de personificación dramática. . Ciertas pruebas parecen
apoyar razonablemente la supervivencia, pero esta hipótesis no
cs la única que resulta lógicamente de los hechos. No podría ser
considerada como definitiva mientras no nos veamos forzados a
excluir todas las otras posibilidades racionales, por arriesgadas que
parezcan. Esta es la regla a que debieron plegarse las demás hipó-
tesis en parapsicología, antes que pudiéramos considerarlas corno
establecidas". (J. B. Rhine, La Double Pnissance de l'Esprit,
pág. 99).
Pero aunque los parapsicólogos no consideren probada la hi-
pótesis de la supervivencia, de sus investigaciones se desprenden
fuertes argumentos lógicos en favor de ésta. Rhine señala que,
en su concepto más general, la muerte puede considerarse psicoló-
gicamente como una especie de detención, de desintegración, de
la personalidad, en el universo espacio-temporal. Si lo psíquico
estuviera determinado por lo material, no cabría entonces admitir
la posibilidad de una supervivencia después de la muerte. Con
la desintegración del cuerpo se desintegraría la personalidad, en
el espacio y el tiempo. Pero si lo psíquico, aunque condicionado
216 CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

en su expresión por lo material, no estuviera sin embargo deter-


minado por éste, cabría entonces la posibilidad de la supervivencia.
Lo último es precisamente lo que ha podido probar la parapsico-
logía.
Los test parapsicológicos han probado que algunos sujetos,
ante determinadas situaciones experimentales, expresan aptitudes
que trascienden los límites del espacio y del tiempo. Los tests de cla-
rividencia y de telepatía muestran que las pruebas a largas distan-
cias, atravesando mares y montañas, dan idénticos resultados que
las realizadas a corta distancia. Los tests de precognición han pro-
bado que los sujetos capaces de estas pruebas de clarividencia y
telepatía, también muestran aptitudes predictivas: pueden predecir
el orden en que saldrán las cartas después de barajado el mazo.
Estos resultados los obtienen tanto cuando los mazos son barajados
a mano, como cuando son barajados por procedimientos mecáni-
cos. La predicción del orden de salida puede hacerse con una
anticipación de minutos, como también de varios días, semanas o
meses, sin que la distancia en el tiempo muestre variaciones sig-
nificativas en los resultados (véanse en el apéndice III algunas de
estas experiencias). Resulta de esto que la mente, por lo menos en
su modalidad parapsíquica, no está sujeta a las leyes de lo material:
trasciende las limitaciones del espacio y del tiempo; lo cual consti-
tuye un descubrimiento de capital importancia para la psicología,
y, por implicancia, para la filosofía, la metafísica y la teología.
En efecto, el vocablo "alma", independientemente de las dis-
tintas implicaciones teológicas, metafísicas, filosóficas o psicológi-
cas, denota siempre "algo" intencional y que no es reducible a la
materia, "algo" que obedece a otras leyes que las que rigen para
ésta. Las determinaciones más precisas de ese "algo" son objeto de
controversia entre las distintas escuelas teológicas, filosóficas, etc.,
que postulan la existencia del alma, por ejemplo: su naturaleza (si
es sustancia o atributo), su extensión (si ha de atribuirse a los
animales; si hay almas infrahumanas, o superhumanas que en gra-
duación jerárquica llegan hasta Dios; si hay sólo almas individuales,
o también colectivas), su constitución (si es intelecto o voluntad;
si consciente o inconsciente), su destino (si es susceptible de su-
pervivencia, de reencarnación, de evolución, etc.). Mas, estas con-
LOS CIENTISTAS Y EL ESPIRITISMO 217

troversias se suscitan recién a partir de la admisión de la existencia


del alma, entendida ésta por lo menos en el sentido preciso que
hemos indicado.
Las investigaciones experimentales han demostrado la exis-
tencia de una realidad de ese tipo que, al parecer y de acuerdo
con investigaciones en curso actualmente , no sólo es atribuible
al hombre sino también a los animales. La pregunta: trasciende
la mente a la materia?, que formulara el profesor William Mc
Dougall en 1926, según vimos anteriormente (pág. 25), puede
hoy ser respondida afirmativamente. Y la demostración experi-
mental de esa trascendencia puede considerarse como una prueba
directa de la existencia del alma en el sentido indicado, como una
confirmación de la hipótesis más general de las escuelas espiritua-
listas en psicología.
Esto, por supuesto, no confirma las creencias de las religiones
o las filosofías espiritualistas, sobre la supervivencia y otros prin-
cipios esenciales a esas disciplinas. Pero constituye la base indispen-
sable para fundamentar por qué no se deben negar "a priori" al-
gunas de esas especulaciones, y para legitimar la pretensión de
abordar la investigación de esos problemas con los métodos cien-
tíficos (ver pág. 147). No ha sido demostrada la realidad del alma
entendida en amplio sentido teológico o filosófico, pero sí del con-
cepto mínimo del alma, o "alma psicológica" como la denomina
el profesor Rhine, para dar cuenta de esas aptitudes trascendentes
de la mente. Nosotros preferimos la denominación de "parapsi-
quismo", en el sentido que en el capítulo siguiente veremos, para
evitar las confusiones de significación que inevitablemente derivan
del uso del vocablo "alma", por sus implicaciones metafísicas.

» La literatura snetapdquica registra algunos casos de percepción extrasensorial


en los animales, especialmente caballos y perros. Famosos son a este respecto: los
caballos Mohamed y Zarif, educados por Krall, y los perros Zon y Rolf, enseñados
por las señoritas Carita Bordieu y Moekel, respectivamente. Estos animales efectua-
ban cálculos matemáticos complejos y respondían, por medio de un alfabeto tipso-
lógico, a las preguntas que se le formulaban. De los primeros (caballos de Elber-
feld,), estudiados por el psicólogo Claparéde, se dice que respondían tiptológicamente
a preguntas formuladas mentalmente. En el Laboratorio de Parapsicología de la Uni-
versidad de Duke están efectuándose actualmente experiencias tendientes a establecer
la existencia de percepción extrasensorial en gatos y en palomas mensajeras.
218 CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

2. - ENSAYOS DE TEORÍAS PARAPSICOLÓGICAS

Todas ¡as teorías son falsas, hablando en términos absolutos.


No son sino verdades parciales y provisionales, que nos son
necesarias como escalones en donde descansac pvi avanzar en
la investigación. Nuestro espíritu siempre pz:e quedar en
libertad para aceptarlas o discutirlas. Por ende, si se nos pre-
senta una idea no debemos rechazarla por el solo hecho de
que no concuerde eón las consecuencias lógicas de alguna
teoría reinante. Podemos seguir nuestr çen tiuenfa y iim4csrra
idea, dar curso libre a nuestra imnagnoc'ón; pero siempre, claro
está, que tales ideas no sean otra cosa que pretextos para ins-
tituir nuevas experiencias, que puedan suministrarnos hechos
convincentes al respecto, o inesperados y fecundos.
CLAUDE BismusA1w

Hipótesis del El punto de partida ineludible en todo intento


parapsiquismo de explicación de los fenómenos para psicológicos,
es la admisión de un dinamismo psíquico incons-
ciente, que puede influir sobre los procesos materiales, aún a dis-
tancia, y que trasciende las limitaciones del espacio y del tiempo
en su función de conocer. Un dinamismo psíquico inconsciente
ha sido establecido por la biología (pág. 155) y por la psicología
(pág. 159), con distintas aptitudes: es el regulador de nuestras
funciones orgánicas y psíquicas normales. Para no crear más entes
hipotéticos que los estrictamente necesarios, parece prudente atri-
buir a este mismo dinamismo psíquico las funciones paranormales.
Lo llamamos inconsciente y subconciente, para distinguir distintos
tópicos o modalidades que advertimos en el ejercicio de sus fun-
ciones normales. Y reservamos la denominación de parapsiquismo
para referirnos a su tópico o modalidad paranormal. La existencia
del parapsiquismo ha sido comprobada por la parapsicología, y
esto ya no se pone en duda, salvo por quienes desconocen los he-
chos o están cegados por el dogmatismo. Pero una cosa es compro-
bar un hecho, y otra muy distinta explicarlo. ¡Cuáles son, pues, los
límites, las capacidades, las formas de funcionamiento, y la natu-
raleza de este principio inteligente? Los procesos parapsíquicos

"EJ método experimental", pág. 89.


ENSAYOS DE TEORíAS PARAPSICOLÓGICAS 219

(procesos psi, en la moderna nomenclatura), se cumplen en una


región o modalidad del psiquismo normalmente inconsciente, lo
que nos impide percatamos de ellos. Por ahora no podemos apre-
henderlos por la introspección, como lo hacemos con nuestras vi-
vencias. Tampoco la observación de los hechos nos permite todavía
inferir hipótesis verificables al respecto. Por eso, actualmente sólo
contamos con meras especulaciones cuando se trata de responder
a algunos de esos interrogantes. Procuremos resumir algunas de
esas especulaciones, comenzando por las que se refieren a los
fenómenos de percepción extrasensorial.

El dínamo- Los fenómenos de ESP han planteado los siguientes


psituiismo interrogantes: ¿Cómo se vincula el parapsiquismo a
de Geley su objetivo?, ¿cuál es su fuente de información? Para
Geley, lo que llamamos parapsiquismo es algo así
como el "doble" de los ocultistas o el "periespíritu" de los espiri-
tistas; lo denomina dinamismo psíquico esencial. La relación con
el objetivo se produce por exteriorización del parapsiquismo. Éste
se proyecta en el espacio y el tiempo y, relacionándose a distancia
con su objetivo humano o material, produce los fenómenos de ESP.

F1 sexto se-ti- Richet no aceDta la hipótesis de la proyección.


do de Richet Jmnrepnado de fisiolopismo, exnlica la percep-
ción extrasensoria por la actividad de algún sexto
sentido. Veamos con sus propias palabras como expresa tal con-
cento. "Seçún las leves clásicas de la Física General —escribe—,
todas las fuerzas, todas las energías de la Naturaleza, se traducen
en vibraciones. El vocablo es necesario porque el mundo exte-
rior, en último análisis, no es más que un conjunto de vibracio-
nes actuales o pretéritas. Sigamos, pues, con la hipótesis de las
vibraciones, sin acudir a otra, mucho más fantástica, como es su-
poner aue el alma humana viaia errante por el Universo, sin
obstáculos, en pos de una realidad lejana, cuando ha conse2uido
hallarla regresa para revelarla a la conciencia. El sexto sentido es
el que nos da a conocer una vibración de la realidad, que nues-
tros sentidos normales no pueden percibir". (Richet, El Sexto Sen-
tido, pág. 290).
220 CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

El concepto de que los metagnomos se informan por inter-


medio de un "sexto sentido", dió lugar a una serie de teorías que
pretendieron explicar en los fenómenos de percepción extrasenso-
rial las relaciones entre el parapsiquismo del sujeto y su objetivo
(René Sudre resume algunas de ellas muy adecuadamente, en
su libro Los Nuevos Enigmas del Universo). Binet-Sanglé, por
ejemplo, supuso que las neuronas del cerebro de una persona, al
vibrar, podrían provocar vibraciones análogas en el cerebro del
sensitivo (1922). Y \Varcollier un año antes, en su libro La Tele-
patía (pág. 279), comparó la telepatía a un fenómeno de reso-
nancia; propuso el modelo de la T.S.H. (telegrafía sin hilos),
donde el agente sería la estación emisora y el percipiente la
estación receptora. De igual forma, la clarividencia quiso ser
explicada por la acción de alguna radiación que emitirían todos
los objetos materiales, y que sería captada por el sensible merced
al "sexto sentido".
Experiencias posteriores, de telepatía con varios agentes trans-
misores, realizadas por el mismo Warcollier, pusieron de manifiesto
que a veces las cosas ocurrían en cierto modo al revés de como
sugiere el modelo T.S.H. (ver Rey. Métap. julio 1948, pág. 246).
El sensible, en lugar de ser pasivo, es él quien a veces procura y
obtiene la información del agente, independientemente de que
éste intente o no transmitir. Se prefirió entonces recurrir a la
imagen del radar, de una radiación que emitiría el sensitivo y que
después de captar su objetivo volvería a su fuente original, en lu-
gar de la imagen del aparato receptor.

La ESP no corres- Pero las características de la aptitud meta-


ponde a un sentido gnósica están lejos de agotarse con la imagen
de un sistema emisor - receptor. En primer
lugar, pareciera que es impropio calificarla de "sentido". Pues
dejando de lado que un sentido requiere un órgano diferenciado,
que para la ESP todavía no se encontró, está el problema de que
no hay ningún tipo específico de imagen que corresponda a la
captación de ese supuesto sentido. Por el contrario, se advierte
más bien como un esfuerzo del parapsiquismo, por hacer llegar
"de cualquier forma" su captación al piano de la conciencia. Para
ENSAYOS DE TEORÍAS PARAPSICOLÓGICAS 221

informar a ésta utiliza las imágenes propias de las vías sensoriales


conocidas (representaciones visuales, auditivas, etc., que se dan
en los centros corticales); o bien, el automatismo motor; e inclu-
sive, a veces, acciones paranormales. No parece por tanto tratarse
de un sentido, sino de una expresión indiferenciada de la fun-
ción del conocer, que no tiene una vía específica de acceso a la
conciencia. Que no la tiene porque no la ha creado, todavía, o
porque la ha perdido. Pues, así como para algunos la ESP sería
actualmente una facultad supranormal, que el hombre desarrollará
en su evolución, para otros, en cambio, sería subnormal, sin ser,
sin embargo, anormal. En este caso se la considera como una facul-
tad perdida, como un residuo de esa indiferenciación primitiva que
en la evolución creó vías específicas y mejor adaptadas a sus exi-
gencias vitales, para la función de conocer. (La ameba, por ejem-
plo, todavía digiere, anda, siente y "sabe" con "todo el cuerpo").

¿Percepción o memo- La dificultad para interpretar la ESP co-


ría extrasensorial? mo un sistema emisor-receptor se acentúa
cuando observamos que sus características
no son totalmente asimilables a las de la percepción. En cierto
modo se asemejan más a una evocación, a un recuerdo. Se mez-
clan a veces y se presentan juntos sucesos que se encuentran
desplazados en el tiempo (tanto en el pasado como en el futuro),
o en el espacio; de forma muy semejante a lo que ocurre en la
memoria: desplazamiento, condensación, substitución de imágenes,
etc. Cuando la facultad parapsíquica funciona bien, con precisión,
como en las experiencias de ESP con el sensible doctor Ronald W.
(ver IV - 2), tiene todas las características de una percepción.
Pero esto a veces ocurre también con las imágenes rememorativas,
como probó Cheves W. Perky en sus estudios sobre la imaginación
(Paul Foulquié, La Psyclwlogie Conteniporaine, pág. 56). El
conocimiento extrasensorio ha sido identificado muchas veces con
la percepción, y el mismo Rhine lo llama "percepción extrasenso-
rial" (ESP). Pero su diferencia con la percepción se advierte
cuando, al analizar la descripción que nos hace un sensible de
un acontecimiento actual, que capta en forma paranormal, se ven
mezclados a menudo fragmentos de otros acontecimientos: del
222 CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

presente, del pasado o del futuro (como en el caso Davis citado


por Soal (pág. 181. A veces también se mezclan las captaciones
parapsíquicas con las propias ideas e imágenes subconscientes del
sensible, en forma que a él le resulta indiscernible, y que sólo
un análisis posterior permite descubrir. "En pocas palabras —dice
René Sudre—, no hay sexto o décimo sentido. Hay generalmente
aparición de ideas o imágenes que no tienen la naturaleza de una
percepción directa y emergen a la mente a modo de recuerdo. El
vidente no ve, rememora" (R. Sudre, Los nuevos enigmas del Uni-
verso, pág. 401).
Las hipótesis que describen los fenómenos de ESP como una
forma paranormal de la memoria, plantean de inmediato este
interrogante: qué memoria? Si ésta es sólo un residuo de expe-
riencias pasadas, como se la interpreta habitualmente, de dónde
extrae el sensible ese "recuerdo" y por qué medios se comunica
a esa "memoria"?

HipiStesis del in- Muchos parapsicólogos han acertado, para


consciente colectivo explicar estas cuestiones, la idea de un
"inconsciente colectivo". 'William James,
por ejemplo, acepta que todos los actos y pensamientos de un
individuo dejan una especie de "impresión" en el universo; y
en su último libro, Impresiones Finales de un Psiquista, sostiene
que en el conocimiento paranormal hay siempre un "residuo"
de conocimientos, que queda aún después de haberse descartado
todos los medios normales del conocer, y que no puede expli-
carse sin admitir una "fuente inaccesible al común de los mor-
tales".* Fragmentos de este depósito común de todas las expe-
riencias, es Jo que percibirían los dotados parapsíciuicos.
A conclusiones parecidas arriba, entre otros, el filósofo inolés
Broad con su teoría de los "dos factores psíquicos". Uno de ellos,

Para James existe una especie de conciencia cósmica oue todo lo abarca, y de la
cual nuestra con-ien-ia individual seria sólo un recorte. Nuess"a con-ien-ia es una
función del cerebro, pe-o funr-ión transa&liva y no productiva. El cerebro no produce
la actividad psíquica: la orienta, la canaliza hacia aquellos aspectos que son necesa-
rios para la vida: confiura la conciencia individual s"stravéndola del resto de la con-
ciencia cósmica. Sin embargo, en circunstancias excepcionales (telepatía, clarivrlençia,
etc.), partes de ese resto puede filtrarse, según James, hasta la conciencia individual.
ENSAYOS DE TEORÍAS PARAPSICOLÓGICAS 223

según Broad, se desintegraría con el cuerpo, mientras que el otro


perduraría como una especie de "resumen de las experiencias vivi-
das", y podría ser captado en forma paranormal. William Macken-
zie, en su Metapsíquica Moderna, se manifiesta partidario de la
teoría del "polipsiquismo": especie de mente colectiva, superindi-
dividual, que recibe y coordina el aparente caos de las acciones
individuales, y de la cual se informarían los sensibles. M. E. Pas-
cal admite la formación de mentes colectivas transitorias, forma-
das por el psiquismo del sujeto metagnomo y los asistentes a las
experiencias; de estas mentes aquél extraería las informaciones
(Revue Me'taps-vchique Nro. 2, año 1935). También Osty en-
cuentra muy acertada "la hipótesis que estima el fenómeno metag-
nósico de objetivo humano, como producto de una inconsciente
colaboración psíquica en planos múltiples entre el sujeto metag-
nomo y los individuos cuya vida traduce" (E. Osty, El conoci-
miento supranormal, pág. 472).
Pero las teorías del inconsciente colectivo se refieren so-
lamente a la fuente de donde presumiblemente obtiene el dotado
sus informaciones. Queda pendiente el problema de las vías de
la información: ¿Cómo se relaciona el dotado con su obetivo? ¿Por
qué capta, por ejemplo, los sucesos de una persona "A" y no de
una persona "B"? Además, las teorías del inconsciente colectivo
sólo son aplicables a la telepatía; no permiten explicar los casos
de clarividencia, cuando el sensible capta cosas que nunca nadie
había conocido (como en las experiencias de clarividencia con las
cartas Zener).

Teoría de la asocia, Para orillar estas cuestiones Whatelv Caring-


ción de Carington ton nropone una teoría ingeniosa, que llama
de la "asociación del conocimiento paranor-
mal". Para él no existiría en realidad la clarividencia pura, sino
que los fenómenos que por tales tenemos serían, en verdad, de
telepatía precognitiva del tipo de la establecida por S. G. Soal
(pág. 309). "Cuando un sujeto designa, por ejemplo, la tercera
carta de arriba de un mazo, el experimentador en verdad no la
conoce y no puede transmitir por telepatía ninguna indicación a
ese respecto. Pero el experimentador mismo —u otra persona—,
224 CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

deberá forzosamente conocerla luego, cuando verifica los resul-


tados" (Carington, La telepatía, pág. 115). Este conocimiento es
lo que captaría el sujeto, por telepatía precognitiva. Carington
admite que esto resulta un poco forzado; "pero tiene la ventaja
—dice---. de que deja una incógnita sola: la precognición; en lugar
de la precognición y la clarividencia".
Después de reducir toda percepción extrasensorial a la tele-
patía, Carington señala que por las leyes de la asociación,* cuando
evoco una idea "k", otras ideas, ligadas a "k" por alguna expe-
riencia común, tienen muchas probabilidades de surgir. De modo
que suponiendo que el sujeto se encuentra ligado a mí por una
comunicación del subconsciente (que nuestros subconscientes es-
tuvieran unidos), cuando se presenta ante él la idea "k", podrá
asociarla a las otras ideas que en mí se encuentran ligadas a esa
idea "k". Esta "idea fundamental", que pone en igual disposición
inicial al psiquismo del sujeto y del investigador, es la idea de
"realizar la experiencia". Supongamos que un experimentador quie-
re transmitir mentalmente la idea de un "gato". Esa idea queda de-
finitivamente ligada (asociada) en su subconciente a la idea de la
experiencia a realizar (Cuando piense en la idea "experiencia" es
probable que se le presente a la conciencia la idea "gato"). Por
eso, cuando el sensitivo se coloca ante la idea de realizar la expe-
riencia, la idea "gato" puede acceder a su conciencia con mayor
probabilidad que otras ideas. Esta mayor frecuencia es lo que se
registra en los análisis estadísticos de los tests parapsicológicos.
Como vemos, ésta es una teoría ingeniosa, pero poco satisfactoria,
pues se basa en la substitución del concepto de clarividencia por el
de telepatía precognitiva, y esta última no está probada en forma
definitiva todavía (ver objeciones a las experiencias de Soal, pág.
310).

* Para Carington el espíritu es un sistema de entidades psíquicas (sensaciones


e imágenes) de existencia propia, que se relacionan siguiendo determinadas leyes de
asociación. Su teoría constituye, en cierto modo, una actualización de la tesis supe-
rada del atomismo psicológico. A esas entidades no-físicas les da el nombre de psico-
nes; y el espíritu, paca él, es un sistema de psicones. Sobre esta base propone Caring-
tan una explicación de los distintos fenómenos parapsicológicos subjetivos, así como
de la conciencia, la personalidad, y otros tópicos de la psicología. Admite una cierta
supervivencia de los sistemas o subsiatemas de psicones después de la muerte, por ¡o
menos durante Cierto tiempo.
ENSAYOS DE TEORÍAS PARAPSICOLÓGICAS 22

Precognición y De todos los problemas que plantea la metapsí-


determinismo quica subjetiva, el mayor es la precognición.
"Ciertamente —dice Richet— que en esta terri-
ble metapsíquica existe un fenómeno más terrible que los demás:
la premonición. Está la misma establecida por pruebas ciertas y,
sin embargo, no es posible comprenderla. La premonición no
está en contradicción con los datos de la ciencia, pero —lo que
es quizás más lamentable— choca duramente con nuestra concien-
cia, porque ésta se rehusa a admitir la fatalidad de lo que deba des-
arrollarse en el porvenir". (Richet, Tratado de Metapsíquica, pág.
694). Laplace afirmaba que una inteligencia que en un momento
dado conociera todas las fuerzas de que está dotada la naturaleza
y la situación de todos los seres que la componen, podría prever
todo acontecimiento futuro. Y aunque esta afirmación es de un ce-
rrado mecanismo, y la naturaleza es esencialmente dialéctica (don-
de los cambios de cantidad se truecan sorpresivamente —para nos-
Otros— en cambios de cualidad), no por eso deja de expresar
válidamente el concepto fundamental del materialismo: de que no
hay causas teleológicas y todo está determinado por los estados
materiales precedentes. Lo único que habría que agregar es que
esa inteligencia debería conocer, también, las leyes de la transfor-
mación dialéctica; y la precognición parecería confirmar la validez
de esta concepción.
Pero nuestra conciencia se resiste a aceptar la idea de la
fatalidad y se ha intentado ver en la precognición una forma de
predicción por probabilidad; algo así como ocurre en nuestros
observatorios astronómicos cuando predicen el tiempo. La ESP,

Otro tipo de explicación es la que intentó el doctor A. Tanagras, presidente de


la Sociedad de Investigaciones Psíquicas de Atenas, con su teoría de la psicoboUa.
Muchos casos de premoniciones, para Tanagras, podrían explicarse por una combina-
ción de sugestión telepática y acción psicoquinetica, y esto daría una base real a
Ciertas creencias como la del "mal de ojo", la "jettatura", etc. "Supongamos el sueño
premonitorio de una panne automovilística o de un naufragio —dice— con anteriori-
dad a un viaje, y que la persona que tuvo el sueño posea aptitudes telequinésicas.
La impresión del sueño se vuelve subconsciente, tiende a realizarse telequinésicamen-
te y, en el momento preciso indicado por el sueño, el fenómeno telequinésico se
desarrolla y produce una lesión grave en la máquina, o una explosión; he aquí que
¡la premonición se produce! Mas, no se trata de una premonición; es simplemente
una telequinesia". (Citado por J. Delevsky, L'Éisigme de la Prárnonitio,s, Bevue Mé-
tapsichique, Nro. 3 año s931). Esta teoría constituye todavía una de las objeciones
más fuertes contra la hipótesis de la precognición. Para evitarla, los investigadores
de Duke se han visto obligados a introducir una complicada serie de precauciones
en los tests de precognición, como veremos en el apéndice III.
226 CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

informándose por telepatía de ciertos proyectos del consultante,


o captando por clarividencia ciertos encadenamientos de hechos
actuales, formula predicciones más o menos probables. Sin em-
bargo, experiencias como las de Osty, cuando le anticiparon con
antelación de varios años la muerte de Geley en un accidente de
aviación (pág. 256), parecen requerir otro tipo de hipótesis. Por
eso se han elaborado otras teorías: unas relacionadas con el con-
cepto de causalidad teleológica, y otras con el de estructura del
tiempo.

¿Causalidad teleo'ógica Osty, por ejemplo, observa que las


o estructura del tiempo? premoniciones son en muchos casos
captaciones de las ideas o proyectos
existentes en la conciencia o subconsciencia de la persona objeto
de la predicción. Son captaciones teleológicas, de lo que, idealmente
construido, se proyecta hacia el porvenir. Y considera posible ex-
tender esta hipótesis a los otros tipos de precogniciones que no
derivan de los proyectos del consultante, refiriéndolos a una
mente universal. Dice así: "Comprobada la predicción del futuro
en el hombre, la lógica la generaliza al Universo, y sugiere se
tenga por probado que un pensamiento universal precede en co-
nocimiento a toda realidad" (Citado por la Revista Médica cia
Metapsíquica, Nro. 1, pág. 36). De este pensamiento universal,
donde existiría en idea todo lo que después pasaría a transfor-
marse en realidad, captaría el metagnomo —según Osty— sus
informaciones sobre hechos futuros.
En cambio Myers sugiere la teoría del "eterno presente", que
es aceptada por Sudre, entre otros, y por hombres como Zollner
y Alexis Carrel. Según esta teoría, el tiempo actúa como una
cuarta dimensión del espacio, y lo que a nosotros se nos da como
consecuencias no es sino un océano de coexistencias. Desplazán-
dose en la dimensión del tiempo —de la que el presente sería un
corte instantáneo—, el dotado metapsíquico podría no sólo ver en
el pasado sino también en el porvenir. J. W. Dunne desarrolló
ingeniosamente esta idea de una estructura "eterno-presente", y
mostró algunas de sus contradicciones: aunque en ella no exis-
tiera "el tiempo", un observador (el dotado metapsíquico, en este
ENSAYOS DE TEORÍAS PARAPSICOLÓGICAS 227

caso) necesitaría invertir, para aprehender cualquier porción de


esta estructura, "un cierto tiempo". Y advierte Dunne, por lo
tanto, la necesidad de completar esta hipótesis del eterno presente
con la hipótesis de un tiempo serial (en serie), compuesto de
infinita cantidad de estructuras de tiempo que se superponen,
si queremos que sea útil para explicar la precognición (J. W.
Dunne, Un Experimento con el tiempo, pág. 240). Todo esto
complica extraordinariamente la cuestión.
El filósofo inglés Broad, para explicar el hecho de que el
preconocimiento no se presenta como una percepción, sino más
bien como un recuerdo, emite la hipótesis de un tiempo lidi-
mensional (como si dijéramos Norte-Sur y Este-Oeste). Un acon-
tecimiento que fuera pasado en una dimensión podría ser futuro en
la contigua, y recíprocamente. De ahí que el sensible, desplazándose
en la dirección desacostumbrada (donde el futuro se da como
pasado y el pasado como futuro), capta como recuerdo lo que
en la dimensión habitual es futuro.
Finalmente, la teoría de Einstein sobre la relatividad del
tiempo, también puede ser utilizada para explicaciones parapsi-
cológicas. Según esta teoría la acción de un intenso campo gravita-
tono, en un sistema de referencia dado, "alarga" los instantes de ese
sistema relativamente a los de otro. Dos sucesos, por ejemplo, que
en la Tierra ocurrieran separados en el tiempo, respecto del Sol
podrían ocurrir simultáneamente, por la mayor intensidad de su
campo gravitatorio. El tiempo del Sol es relativamente más lenta
que el de la Tierra. En un instante del Sol ocurren varios su-
cesos en la Tierra, que aquí requieren varios instantes relativa-
mente al Sol. De manera parecida, un acontecimiento futuro (un
accidente, por ejemplo) podría, en un plano adecuado (aplano x?)
a donde se estableciera mentalmente el dotado en el ejercicio de
su facultad paranormal, ser simultáneo con el hecho de disponerse
éste a captarlo por precognición. La predicción y el accidente, en
este eemp1o, ocurrirían allí simultáneamente; en cambio, serían
acontecimientos sucesivos en nuestro plano habitual. Aquí la per-
cepción se anticiparía al hecho, y nos encontraríamos frente a un
fenómeno de precognición.
228 CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

La "fuerza psíqui. Hemos visto hasta aquí algunos ensayos de


ca" de Crookes teorías explicativas de los fenómenos subje-
tivos de la metapsíquica. Consideremos ahora
algunas hipótesis relativas a los de la metapsíquica objetiva.
Crookes desarrolló, como vimos (pág. 20), el concepto de la
llamada "fuerza psíquica". Según él, "en ciertas condiciones im-
perfectamente fijadas todavía, y a una cierta distancia todavía in-
determinada del cuerpo dé ciertas personas dotadas de una orga-
nización nerviosa especial, se manifiesta una fuera que, sin el
contacto de los músculos o de lo que a ellos se refiere, ejerce
una acción desde lejos. Produce visiblemente el movimiento de
cuerpos sólidos y hace que se perciban sonidos en ellos". Tal teoría
de la "fuerza", o mejor dicho de la "energía" psíquica, ha sido
admitida por la mayor parte de los investigadores.
Richet sostiene que esa especie de energía es susceptible de
pasar por distintos grados de materialización y así, gradualmente,
dar lugar a los distintos fenómenos que van desde los raps y las
telequinesias, hasta los de materialización. "La telequinesia —es-
cribe—, es la primera fase de la materialización" (Richet, Tratad',
de Metapsíquica, pág. 314). Crawford asegura haber probado que
en las levitaciones de las mesas "todo ocurre como si se hubiese
establecido una conexión mecánica entre la médium y la mesa"
(W. J. Crawford, Experiments in psychical science). La realidad
de esa "energía psíquica" y su aptitud para pasar por diferentes
grados de condensación, parece haber sido probada, en principio,
por Osty en sus experiencias con el médium Rudi Schneider
(pág. 265).

Hipótesis sobre Las divergencias de opiniones se presentan


¿u naturaleza cuando se trata de establecer la naturaleza del
principio inteligente que dirige esta forma de
energía. Para Richet, lo mismo que para Osty y la mayor parte
de los actuales metapsiquistas, la "energía psíquica" irradia del
organismo del médium, y sus acciones las dirige la "conciencia
críptica" del mismo; es decir, su dinamismo psíquico inconsciente
que en ocasiones puede presentarse bajo la forma de una segunda
ENSAYOS DE TEORÍAS PABAPSICOL6GICAS 229

personalidad, distinta de la del médium y los asistentes a la ex-


periencia.
Gustavo Geley también admite la acción de ese "dinamopsi-
quismo"; pero va mucho más allá en sus conclusiones, incurriendo
en antropomorfismo, según muchos investigadores. Para él, el "di-
namopsiquismo" es una especie de "sustancia" que obedece a
una "idea directriz". Esta "Idea" se realiza, se proyeçta en la
materia, pero como sustancia es independiente de ella. Por inter-
medio del "dinamopsiquismo esencial" la "Idea" va construyendo
en la materia las formas que concibe, tendiendo en progresiva
evolución hacia una soberana conciencia, una soberana justicia y
un soberano bien. Superviviendo a la destrucción del organismo,
esa "Idea" (o espíritu desencarnado) intervendría en las experien-
cias metapsíquicas (tanto en las subjetivas como en las objetivas),
y ligándose al "dinamopsiquismo" del médium produciría las tele-
quinesias, materializaciones y demás fenómenos del mismo orden.
Es probable que estas teorías de la "fuerza psíquica" perciban
en el futuro una nueva elaboración, teniendo en cuenta que la
física moderna ha reemplazado el concepto antropomórfico de
"fuerza" por el de "configuración" del espacio-tiempo tetradi-
mensional. Pero a esto nos hemos referido al tratar este concepto
(pág. 153).

Lo intencional en Los fenómenos que presentan mayores difi-


las inf estaciones cultades interpretativas, en metapsíquica ob-
jetiva, son sin duda las infestaciones. Si ad-
mitiéramos su realidad, muchos de ellos podrían atribuirse, presu-
miblemente, a manifestaciones espontáneas de telequinesia; a
acciones parapsíquicas de un médium, ignorante de su facultad.
Así, en el caso citado por Lombroso (pág. 61), la dueña de la
casa encantada era una mujer que tenía alucinaciones y había
sufrido la operación de histerectomía. Cuando Lombroso la hizo
partir, los fenómenos cesaron. En el caso de Djambi, citado por
Flamniarion (pág. 64), un joven criado javanés dormía profun-
damente mientras ocurrían los fenómenos. Desde que despertó
y huyó, asustado, las piedras cesaron de caer. En el caso de la
calle Anastasio González (pág. 62), los esposos González tenían
230 CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

una hijita de 12 años, cuya presencia parecía favorecer los fenó-


menos. Estos casos parecen confirmar las observaciones de algunos
investigadores, de que las infestaciones están relacionadas con la
presencia de personas histéricas o de jóvenes en el trance de la
pubertad.
Pero aunque esta observación fuese correcta, sigue en pie el
problema de la extraña intencionalidad que se expresa a través de
estos fenómenos. Por ejemplo, en el caso de la calle Anastasio
González, los fenómenos comenzaron un día en que el señor
González se puso a levantar una pared, utilizando ladrillos que
estaban amontonados cerca de su habitación y provenían de una
vieja pared que hacía tiempo había sido destruida. Cuando desis-
tió de su empresa y deshizo la pared que había comenzado a
levantar, restituyendo los ladrillos a su lugar primitivo, los fenó-
menos disminuyeron. Las gentes del lugar atribuyen el hecho a
que se habría "disgustado" el espíritu de una anciana que falleció
en la casa años antes, en circunstancias trágicas, y había sido dueña
de los ladrillos. Era ésta una dipsómana que vivía sola y cuyo ca-
dáver se encontró un día en una habitación de la casa en avanzado
estado de descomposición, ignorándose las causas del deceso. El
fenómeno parecería abonar la interpretación espiritista.

Las hipótesis del Pero otra teoría, la de la metapsicorragia, per-


traumatismo y de mitiría atribuir los disturbios a una causa muy
Las vibraciones distinta: a trastornos en el parapsiquismo de
la adolescente (la hija de los esposos Gonzá-
lez, de 12 años) que podría estar dotada de aptitudes paranormales.
Cuatro testigos afirmaron que en una oportunidad un cacharro
que estaba al lado de la niña levantó vuelo y se posó sobre el
fogón; y que una escoba apoyada contra la pared —también a su
lado— se inclinó varias veces hasta el suelo y se alzó luego, sin
contacto, hasta el lugar primitivo.
Según la teoría de la metapsicorragia, así como el incons-
ciente provoca disturbios psico fisiológicos (úlceras, vómitos, pará-
lisis, ideas obsesivas, etc.), en los casos de traumas psíquicos in-
conscientes tan brillantemente estudiados por el psicoanálisis, de
igual manera el metapsiquismo podría provocar disturbios en el
ENSAYOS DE TEORÍAS PARAPSICOLÓGICAS 231

sujeto (autopersecución metapsíquica), y en su alrededor. Los tras-


tornos cesarían al desvanecerse el conflicto inconsciente que los
motivara. Tal es, por ejemplo, la teoría favorita del doctor Tomás
Bret, (Revue Métapsyclzique, julio 1939, pág. 242).
Algún factor determinante, según esta teoría, habría provo-
cado un trauma metapsíquico en el presunto médium, dando lu-
gar a los disturbios causados por el flujo inconsciente del para-
psiquismo. Ese factor pudo haber sido el "deseo" inconsciente de
la esposa de mudarse, a raíz de las desaveniencias de índole pri-
vada que había tenido con su esposo en esos días; en cuyo caso
tendría que haber sido ella la médium. Pudo haber sido también
una impresión recibida por la niña, u otro sujeto que fuera el
médium, a raíz del levantamiento de la pared con los ladrillos que
fueron de la muerta. Lo cierto es que los fenómenos disminuyeron
cuando se deshizo la pared y los esposos decidieron abandonar el
lugar, y cesaron totalmente pocos días antes de la mudanza.
Richet propone, para explicar estos fenómenos de infestacio-
nes, una hipótesis basada en su teoría de las vibraciones. Para él,
toda la realidad se resuelve en última instancia en vibraciones de
distinta frecuencia; la mayoría de ellas imperceptibles a nuestros
sentidos normales. Algunas de esas vibraciones sutiles no desapa-
recerían con los hechos que las originaron, sino que quedarían
durante un cierto tiempo impregnando el ambiente. Los médiums
podrían: captar estas vibraciones con su "sexto sentido", construir
dramatizaciones inconscientes referidas al suceso captado, y ex-
presarlas por medio de su parapsiquismo. Formas de expresión de
tales dramatizaciones inconscientes serían, entonces, los disturbios
paranormales que se producen en las llamadas casas encantadas
o infestadas.

Refutación del duar La moderna parapsicología también ha


lismo espíritu -materia encarado teóricamente el problema del
dualismo, a través de las enseñanzas que
permiten recoger los fenómenos paranormales. Descartes conside-
raba a la materia y al espíritu como dos sustancias diferentes; la pri-
mera extensa, y la segunda pensante. Para él, éstas nada tiene en
común. Esta concepción influyó durante mucho tiempo en los psi-
232 CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

cólogos; de ella deriva la teoría del paralelismo psicofísico, que in-


tenta explicar las relaciones entre la mente y la materia. Según
esta teoría, lo psíquico y lo fisiológico son dos procesos paralelos,
que no tienen entre sí ninguna relación. La influencia recíproca
que creemos advertir es solamente aparente, pues tan sólo hay un
sincronismo paralelo, como el de dos relojes que marcharan uno
junto al otro, pero sin influirse causalmente.
Rhine señala que las experiencias de ESP y de PK permiten
refutar completamente esta hipótesis. Subsiste el dualismo entre la
materia y el espíritu en lo que respecta a lo que podríamos llamar
sus formas respectivas de comportamiento. Pero es un dualismo re-
lativo. La materia es capaz de procesos físicos que producen fenó-
menos de orden psicológico. Recíprocamente, el espíritu puede ac-
tuar sobre el objeto por medios puramente psíquicos, que sin em-
bargo producen fenómenos físicos. En esta interacción, como hace
notar Rhine, "el espíritu y el objeto se vuelven funcionalmente un
solo y mismo sistema, lo que atenúa el dualismo existente. De igual
manera deben integrarse el espíritu y el cerebro, reaccionando el
uno sobre el otro en los fenómenos de la experiencia normal. Debe
pensarse, entonces, que la interacción de lo que llamamos espíritu
y materia se produce gracias a propiedades comunes. La acción psi-
coquinética exige un fondo común del que todavía no podemos in-
ferir su presencia. Quizá sea una especie de "continente sumergi-
do" de causalidad, que para ser descubierto exija técnicas de sonda-
je todavía no disponibles por la ciencia. Pero en todo caso la inte-
racción es real, y es de buen sentido suponer una base común psi-
cofísica necesaria" (Rhine, La dauble 'puissance de l'esprit, pág.
193).

La unidad de los Las teorías que hasta aquí hemos resumido


fenómenos psi están bien lejos de ser satisfactorias. Las mo-
dernas concepciones sobre la estructura lógi-
ca de la ciencia exigen que las teorías, para que no sean conside-
radas como meros juegos de palabras, deben estar provistas de sig-
nificación; es decir, que deben poder ser verificables. Ninguna de
esas teorías reúne todavía este requisito indispensable y sólo sirven,
por lo tanto y por ahora, como gimnasia mental.
ENSAYOS DE TEORÍAS PARAPSICOLÓGICAS 233

No ha de estar lejano el día, sin embargo, en que el ingenio


humano encuentre la forma de verificar experimentalmente algu-
nas de estas hipótesis (u otras que surjan), en forma conclusiva.
Un paso exploratorio en tal sentido ha sido dado por el doctor Kar-
lis Osis, según interpretamos en el informe publicado en The Jour-
nal of Parapsychology, de diciembre de 1953. Osis se propuso in-
vestigar experimentalmente la hipótesis sugerida por R. H. Thou-
less y B. P. Wiesner, de que la ESP y la PK, que aparecen como
dos fenómenos distintos en su manifestación externa, son sin em-
bargo simples aspectos de un básico proceso psi, de naturaleza
más profunda. hhine desarrolló y fundamentó lógicamente este
concepto, en su libro The Reach of the Mmd; pero faltaba su
prueba experimental. Veamos cómo encaró Osis el problema.
En las experiencias de ESP existe un test denominado BM
(Blind Matching, en inglés; jugando a ciegas). E] sujeto debe co-
locar una a una las cartas, que desconoce, frente a cada una de las
cinco cartas claves que están encerradas en sobres opacos, cuyo or-
den, por lo tanto, también desconoce. Si la carta puesta concuerda
con la carta clave de control, se considera acierto, de lo contrario
se computa como error. Las experiencias de BM planteaban el si-
guiente interrogante: ¿la ESP capta las dos cartas en forma separa-
da, o capta en un sólo acto el acuerdo o desacuerdo entre ellas? Ex-
periencias precisas pusieron de manifiesto que la ESP procede de
esta última manera. Los porcientos de acierto de estas experien-
cias, si se tratara de dos actos separados, debían haber sido muy in-
feriores a los que se obtienen en otras experiencias, en que el sujeto
conoce las cartas clave porque las tiene a la vista. Pero las pruebas
pusieron de manifiesto que las cosas no ocurrían de esta manera,
y que las diferencias entre los aciertos en los tets BM respecto de
los otros tipos de tests no eran significativas.
Osis encaró el problema de la correlación entre la ESP y la
PK de manera semejante. Empleó un test que, para simplificar y
evitar complicaciones técnicas, vamos a describir en forma que no
se ajusta exactamente a lo hecho por él, pero en lo esencial es
idéntico. Supongamos que un sujeto procura influir mentalmen-
te la caída de los dados, para obtener ya un seis, ya un tres, según
sea el número que en cada caso se le pide. La experiencia indica el
234 CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

porciento de aciertos que cabe esperar en un sujeto, cuando éste


conoce el número que debe obtener en cada ensayo. Ahora bien,
si el sujeto no conoce el número que debe obtener en cada ensa-
yo, pues éste está indicado en un sobre cerrado que sólo puede
captar por ESP, el test se complica. Deben intervenir aquí dos ap-
titudes paranormales: la ESP y la PK sincronizadas. Si los éxitos
obtenidos en este test combinado resultan significativamente meno-
res que los obtenidos en las pruebas de ESP y de PK separadamen-
te, debe presumirse que las condiciones fueron desfavorables, o que
la ESP y la PK son procesos separados, que se cumplen indepen-
dientemente. Pero en cambio, si los éxitos son comparables a los
que se obtienen en los tests de ESP y de PK separadamente, en-
tonces cabe una sola explicación: que la ESP y la PK se cumplen
en un solo proceso. ¿Por qué? Porque si no fuera así, si estas aptitu-
des actuaran independientemente, un éxito en la ESP se contra-
rrestaría con un fracaso en la PK y esta diferencia debería reflejarse
rápidamente bajo forma de una baja en los resultados. La citada ex-
periencia de Osis demostró que los resultados del test combinado
resultaron comparables a los de PK y ESP separados. Por lo cual,
señala Osis, resulta que "debe haber una estrecha relación entre
la ESP y la PK, y que éstas deben considerarse como aspectos de
una simple operación psi" (K. Osis, A test of the relationship bet-
ween ESP ami PK, publicado en The Journal of Parapsvchology,
diciembre 1953, pág. 308).

Perspectivas de Algunos parapsicólogos han encarado la


aplicaciones prácticas posibilidad teórica de encontrar apli-
caciones prácticas a las facultades para-
psíquicas; y se han hecho conjeturas al respecto. El primer proble-
ma a superar es el del carácter inconsciente, y generalmente invo-
luntario, del ejercicio de estas facultades. De nuestras vivencias
nos percatamos hasta el límite en que podemos aprehenderlas por
medio de la introspección. Pero el serio problema que presentan los
fenómenos de ESP es que no podemos captarlos por ese medio. A la
conciencia afluyen imágenes visuales, auditivas, etc., que informan
de percepciones extrasensoiales; pero los sujetos no pueden distin-
guir, generalmente, estas imágenes, de las que son sólo alucina-
ENSAYOS DE TEOBIAS PARAPSICOLÓGICAS 235

ciones desconectadas de la realidad. Si pudieran distinguir unas de


otras, saber cuando se trata de una captacíón real, podrían aplicar
la ESP en forma sistemática y se abriría un campo inmenso a las
posibilidades humanas. Sujetos como el doctor Ronald W. (ver
pág. 117) son capaces, por momentos, de una precisión en sus cap-
taciones de las cartas de Zener, que nada tiene que envidiar a la
precisión de la percepción normal. Lo mismo se ha dado en muchos
otros sujetos, como Ossowiecki, descifrando mensajes encerrados
bajo plomo, o Ludwig Kaim, "leyendo" papeles doblados (ver
pág. 250).
En el capítulo XI de su libro The Reach of the Mmd, el pro-
fesor Rhine se refiere a este problema. Señala que si pudieran di-
rigir voluntariamente la ESP o percatarse ciertamente de cuando
ella ha actuado, "estos sujetos cambiarían rápidamente el mundo
de nuestras relaciones humanas". Teniendo en cuenta que la ESP
trasciende las distancias, los planes de guerra y los proyectos más
astutos podrían ser revelados. Las armas y la estrategia secreta de-
jarían de tener la ventaja de la sorpresa. Se dispondría de defen-
sas protectoras contra el crimen, el engaño, la corrupción y tantas
otras actitudes antisociales que se basan en la disimulación y la
impunidad.
Pero aparte de estas funciones protectoras, la colaboración de
la ESP podría también extenderse a otros aspectos. Permitiría loca-
lizar las riquezas minerales u otras; podría servir para diagnóstico
de enfermedades, de las que la psicoquinesia podría ser un eficaz
agente terapéutico. Rhine escribe que "entre las aplicaciones de la
psicoquinesia, si ella pudiera ser guiada por la conciencia, la imagi-
nación evoca de inmediato la medicina psicosomática, la aptitud
del espíritu para curar el cuerpo". Cuando Papin realizaba sus
primeros ensayos con la marmita de vapor, cuando Franklin obser-
vaba las primeras chispas experimentales de la energía eléctrica, o
cuando Crookes individualizó las primeras formas de la energía
intraatómica al descubrir los rayos catódicos, ¡qué lejos estaban de
poder sospechar los poderes que encerraban esas variadas formas
de energía!¿Cómo no pensar entonces que la psicoquinesia, cuyas
primeras chispas observamos en su influencia sobre la caída de los
236 CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

dados, podría llegar a constituirse en una nueva fuerza natural, pro-


pia para la realización de los destinos humanos?
Éstas, por ahora, son solamente posibilidades, cuya probabi-
lidad de transformarse en realidades no podemos valorar. Pero
ciertos indicios señalan que la posibilidad existe. En algunos su-
jetos las captaciones suelen estar acompañadas de un sentimiento
íntimo de seguridad. El doctor Ronald W. y la señorita Iris Cazaux,
por ejemplo, me han dado muchas pruebas en tal sentido. A veces
tienen dudas sobre un resultado; pero otras, tienen una especial sen-
sación íntima de certeza, que cuando se presenta nos da por expe-
riencia la seguridad de que han captado bien. El doctor Rhine inter-
preta que casos de este tipo indican que la ESP ha logrado penetrar
en el umbral de la conciencia, y señala que habría que encontrar la
forma de mantener abierta esa ventana introspectiva. Para eso, pro-
pone que los investigadores se apliquen a estudios convergentes en
ese sentido; cree que es posible, mediante disciplinas mentales ade-
cuadas, por la sugestión, o por la acción de ciertas drogas, lograr
que los sensibles hagan descender el umbral de su conciencia,
hasta ponerlo en contacto con las facultades psi. Las técnicas de
yoga, por las que algunos sujetos aseguran lograr el comando vo-
luntario del parapsiquismo, ofrecen un campo interesante de in-
vestigación a este respecto.
También es probable que el perfeccionamiento de las técni-
cas electroencefalográficas pueda llegar a objetivar, bajo la forma
de registros gráficos, cuándo la facultad parapsíquica haya actua-
do o cuándo no. La base común de los sistemas físico y psíquico,
que se infiere de los fenómenos psi, permite suponer que a todo fe-
nómeno paranormal deben corresponder concomitantes efectos ma-
teriales, posiblemente en el cerebro. De ser así bastaría poder indivi-
dualizar algunos de estos efectos, uno de los cuales podría consis-
tir en modificaciones en el potencial eléctrico del cerebro, para te-
ner la certidumbre de si en un momento dado actuó o no la fun-
ción psi. Seleccionando de entre las descripciones de un sujeto,
aquellas que el registro electroencefalográfico evidenciara como de
contenido paranormal, se podría llegar a un alto grado de certi-
dumbre en la utilización práctica de la percepción extrasensorial,
CONCLUSIONES I'ILOSóEIcO-SOCIALES 237

3. - CONSECUENCIAS FILOSÓFICAS DE LA PARAPSICOLOGÍA


Los hechos desperdigados y numerosos que se han podido
verificar permiten vislumbrar que una mentalidad nueva ins-
pirará a las sociedades humanas a medida que la metapsíquica
consiga progresar. A veces estuvimos dispuestos a creer que
los hechos materiales comprobados y estudiados por los sabios
estaban llegando a su meta, en lo fundamental. Más, al pre-
sente, nuestra esperanza es mucho más vasta. Entrevemos un
mundo inexplorado, lleno de misterio todavía. Nada puede
hacernos prever los cambios que producirá en nuestras ideas
sobre los destinos postreros y la finalidad del hombre. Este
mundo nuevo es lo desconocido, el porvenir, la esperanza.
CHARLES BICRET5 .

Refutación de los La parapsicología es una ciencia nueva, y mu-


¿rincipios básicos cho hay en ella de controvertible. Pero ate-
del materialismo niéndonos tan sólo a lo rigurosamente com-
probado, a las experiencias de ESP y de PK
(apéndice III), se desprende una importante consecuencia filosó-
fica: la refutación de los principios básicos del materialismo.*
La palabra materialismo se debe entender en su doble signi-
ficado: ontológico y gnoseológico. Es decir, como una afirmación
a Parece innecesario aclarar que nos referimos aquí a los principios filosóficos
del materialismo, y no a los ideales sociológicos de construcción de un mundo mejor
en base de un cambio en la personalidad del hombre a través del cambio de sus
estimulantes sociales, que generalmente se adscriben a ciertas formas de esta filosofía.
Resulta paradógico —y sólo nos lo explicamos en base de consideraciones históricas
(ver pág. 138)— que muchos hombres que sustentaron los más altos ideales huma-
nistas y dieron su vida por ellos en la lucha contra el nazismo, profesaron sin
embargo una creencia filosófica materialista que, en sus implicaciones profundas, está
en contradicción total con esos ideales. ¿Qué sentido tiene, en efecto, la lucha, el
sacrificio, y el dolor de tantas generaciones para construir un mundo mejor, si éste,
como último destino, tiene el de ser inexorablemente destruido sobre la faz de la
Tierra, lo mismo que toda la humanidad, la inteligencia, y la vida, sin que quede del
pasado nada más que el polvo? (No es una necesidad emocional, como a veces se ha
interpretado, sino estrictamente racional, la que motiva esta pregunta). Lo criticable
en estos hombres es que negaron la posibilidad de encontrar sentido racional a la
existencia; negaron la posibilidad de otras formas de ser de la realidad que la que
en última instancia se resuelve en un caos de acciones y repulsiones. Ellos, sin em-
bargo, así como monsieur Jourdan hablaba en prosa sin saberlo, vivieron la vida del
espíritu sin saber que su conducta, heroica y sublime tantas veces, estaba determinada
por las necesidades de expresión de éste y no, como les inculcó una filosofía que
hoy sabemos que es equivocada, por un mero mecanismo de reflejos materiales.

* "Tratado de metapsíquica", págs. 720 y 72z.


238 coNcLusIOs y PERSPECTIVAS

sobre la naturaleza de todo lo existente —ontológico—, y como una


afirmación sobre el carácter de las relaciones que existen entre el
pensamiento y la realidad exterior —gnoseológico—. En sentido on-
tológico, lo psíquico es para el materialismo un simple reflejo de
la realidad exterior, que se da en una forma especial de organiza-
ción de la materia: el cerebro y el sistema nervioso. Toda realidad
es material, en el sentido de realidad física, que existe en el espa-
cio y el tiempo absolutos: extensa y durable. Lo psíquico es sólo
una superestructura de esa realidad física, una forma de ser de la
materia. "La materia —dice Lenin—, la naturaleza, el ser, lo físi-
co, es lo primario; y el espíritu, la conciencia, la sensación, lo psí-
quico es lo secundario". (Lenin, Materialismo y Empiriocriticismo
(pág. 156). "Las formas esenciales de todo ser —dice Engels— son
el espacio y el tiempo, y un ser fuera del tiempo es un absurdo tan
grande como un ser fuera del espacio" (Federico Engels, El Anti-
Düring (pág. 65). Y más adelante agrega, aclarando este concepto:
"Cuando queremos comprender la idea de tiempo en toda su pure-
za, fuera de todas las mezclas extrañas que no le convienen, nos
vemos obligados a apartar como extraños todos los acaecimientos
diversos que se producen simultánea y sucesivamente en el tiempo
y a representarnos de ese modo un tiempo en que nada acontece
Y el tiempo en que no se produjesen cambios susceptibles de ser
conocidos, está muy lejos de no ser, de no ser ningún tiempo, es
más bien el tiempo puro no afectado por mezclas extrañas y, por
consecuencia, el tiempo verdadero, el tiempo como tal.(Ob. cit.,
pág. 66. Los subrayados son del original).
Estos principios' básicos del materialismo han sido refutados
incuestionablemente por la ciencia moderna. La física relativista,
con su concepto de la relatividad del tiempo y del espacio, lo
refutó en sentido negativo: demostró la inexistencia de un tiem-
po y un espacio absolutos, continentes de los procesos materiales
pero independientes de éstos. Ahora la parapsicología lo refuta tam-
bién, pero en sentido positivo: demuestra la existencia de un tipo
de ser que trasciende las limitaciones del espacio y el tiempo (pág.
216). La ciencia clásica estableció la influencia de lo material so-
bre la mente, y de aquí derivó sus conclusiones el materialismo.
Pero ahora la para-psicilogía demuestra que a su vez la mente pue-
CONCLUSIONES PILOS6FIC0-SOCIALES 239

de influir lo material; que hay una interacción recíproca entre la


mente y la materia, que no cabría si la primera fuera un mero
reflejo de esta última. Materia y mente son, pues, dos aspectos
de la realidad; distintos, pero relacionados; existen de pleno dere-
cho y no parece posible reducir ésta a uno solo de tales aspectos.
(Aunque su unidad pudiera darse en otros marcos de la realidad
que el espacial y temporal, como sugiere el profesor Rhine),
En cuanto al sentido gnoseológico de la palabra materialis-
mo, expresa que lo psíquico, ese reflejo de lo material, es una
copia, una reproducción de la realidad física, que se nos da sólo
a traves de las sensaciones; nada puede haber en él que no sea
un reflejo de la materia y que no provenga de las sensaciones.
"El materialista Federico Engels —escribe Lenin—, habla invaria-
blemente y sin excepción en sus obras de las cosas y de sus imá-
genes o reflejos mentales, y es de por sí claro que estas imágenes
mentales no surgen de otra manera más que de las sensaciones"
(Lenin, ob. cit. pág. 33). Pero también este aserto ha sido refuta-
do por la parapsicología. ¿Qué reflejo material es la telepatía, en
que una persona, aún a gran distancia, puede captar los proyec-
tos, las emociones, o los deseos de otra? ¿De qué vía sensorial pro-
viene el conocimiento de los dotados parapsíquicos, cuando captan
sucesos a distancia, y aún futuros, como en las premoniciones?
¿Y en la telepatía precognitiva, en que el sujeto capta lo que el
agente va a pensar recién después de producida su captación? ¿Y
qué decir de la acción psicoquinética de la mente sobre la materia?
Parece evidente que la hipótesis materialista no puede dar respuesta
a estas cuestiones. Las vías sensoriales son las formas normales del
conocimiento, pero la percepción extrasensorial señala que éste no
puede reducirse sólo a aquéllas. No puede valer una filosofía que
se estructura sobre una hipótesis que no contempla todos los as-
pectos o modos de ser de la realidad que pretende describir.

La ciencia y la Los conceptos filosóficos del materialismo se


crisis general de forjaron en la mente del hombre como con-
nuestro tiempo secuencia de su lucha por el dominio de la
realidad material. Fueron aceptados p4a
mayoría de los dentistas; y sobre esta base, la ciencia realizó gran-
240 CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

des progresos. Desarrolló la técnica, y con ella la gran industria;


pero al mismo tiempo abandonó al espíritu. La ciencia se desen-
tendió por completo de problemas éticos, y cuestiones fundamen-
tales como los fines y valores de la vida fueron relegadas a la re-
ligión.
"La inteligencia —dice Einstein— nos descubre las relaciones
mutuas entre los medios y los fines. Sin embargo, la mera activi-
dad racional no puede darnos el sentido de los fines últimos y
fundamentales. El poner en claro esos fines y valoraciones funda-
mentales, y fijarlos con firmeza en la vida emocional del indivi-
duo, paréceme ciertamente la más importante función que la reli-
gión ha de realizar en la vida social del hombre (A. Einstein, De
mis últimos años, pág. 41). Este planteamiento fué compartido
por la mayoría de los cientistas, hasta el presente, aunque parte, a
nuestro juicio, de un principio profundamente equivocado.
De esta actitud de los cientistas, producto de la mentalidad
del siglo XIX, resultó que la unidad del hombre, el animal-racio-
nal de Aristóteles, quedó escindida en dos partes: animal y racio-
nal. Una ciencia desprovista de ética se hizo cargo del cuerpo y
de sus necesidades materiales. Y una religión desprovista de cono-
cimientos positivos, con escasos argumentos persuasivos, y por un
procedimiento irracional (la fe autoritaria), pretendió fijarle
moldes rígidos de fines y valores. La mayoría terminó por recha-
zarlos en la práctica; los principios éticos se mantuvieron formal-
mente, pero se los borró del corazón. Los cientistas quedaron cie-
gos para los valores del espíritu; y la ciencia aplicada (la técnica, la
industria), lo que debe ser dirigido y planeado en forma racional
y para beneficio colectivo, persiguió sólo el beneficio individual.'

"Una civilización en la que los individuos manifiestan una agresividad desen-


frenada debe ser cambiada fundamentalmente. Tiene que basarse en el trabajo comu-
nal, en donde el individuo no tenga salida para su egoísmo, en donde la competencia
individual no se vea recompensada; pero el individuo debe conservar completa la
integridad de su individualidad para buscar, a su modo, la comprensión. Mas, por
una parte, el hombre es ahora brutalmente individualista en su deseo de conquistas
materiales, de ganancias egoístas, de acumulación de posesiones; con lo que ejerce un
poder tiránico y crea el caos más absoluto. Y en cambio, por la otra parte, en su
búsqueda de la Verdad, cuando debería conservar su individualidad completa, erige
Redentores, Maestros, creencias e ideales autoritarios, lo cual no es otra cosa que ir
ciegamente en pos de algo o de alguien" (Kxishnamuxti, Revista de la Estrella, abril
de 1932, pág. ¡5).
CONCLUSIONES FILOSÓFICO-SOCIALES 241

El hombre común quedó así enajenado. Se vió encerrado en


un complicado sistema de relaciones productivas (la competencia,
el mercado, el trabajo asalariado, etc.) que por su naturaleza im-
pulsa a unos contra otros y, con la proyección de sus contradic-
ciones internas al plano internacional (desarrollo desigual de las
grandes potencias, su lucha por mantener o reimplantar el colonia-
je o su predominio sobre ciertos mercados proveedores o consumi-
dores, etc), amenaza con terminar destruyéndonos a todos. La ani-
quilación en masa de la humanidad, que Wells previó con su ima-
ginación de novelista, se ha convertido hoy en un peligro efectivo
con la irracional carrera armamentista basada en elementos de
superpoder de destrucción (bomba de hidrógeno, preparación para
la guerra bacteriológica, etc.).'

La solución socialista: Einstein, a quien cito porque situado


opinión de Einstein más allá de la política menuda, vió cla-
ramente el problema con su excepcional
inteligencia, opina sobre el actual estado de crisis general en los
siguientes términos: "Estoy plenamente convencido —dice— de
que sólo existe un camino para eliminar estos graves males, a sa-
ber: el establecimiento de una economía socialista, acompañada de
un sistema educativo orientado hacia metas sociales. En una eco-
nomía de esta clase los medios de producción pertenecen a la pro-
pia sociedad y se utilizan con arreglo a un plan". Pero advierte
al mismo tiempo los peligros de una economía de este tipo: "Una
La razón, que comprende y justifica al modo de producción capitalista en su
significación histórica, no puede ya mantener, respecto de él, su juicio aprobatorio.
La verdad de esta afirmación resulta hoy tan evidente, a nuestro juicio, para quien
no esté influido por motivaciones de clase conscientes o inconscientes, que nos sen-
timos relevados de la necesidad de fundamentarla científicamente, en base de consi-
deraciones económicas y sociológicas. Teniendo en cuenta la clase de estimulas a que
se encuentran sometidos los hombres en las sociedades regidas por este sistema pro-
ductivo, y que resultan tan contrarios a los que las formas superiores de expresión de
la personalidad requieren para su mejor desarrollo, no resulta extraña la visión
desoladora que ofrece hoy el mundo. Si necesitáramos un argumento sociológico
para aseverar la realidad del espíritu lo tendríamos, a nuestro juicio, en el siguien-
te hecho: que a pesar de tantas condiciones adversas Vemos aún que hay hombres,
en todas las clases sociales __aunque, como es natural, con distinta proporción en
cada una de ellas—, que pese a todo son capaces de vivir con autenticidad, sin men-
tiras ni dobleces, con amorosa disposición hacia asas semejantes y con un profundo
anhelo de comprensión y de verdad, cualquiera sea la interpretación que se dé a
este último vocablo.
242 CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

economía planificada —dice--, puede ir acompañada de una com-


pleta esclavitud del individuo... ¿cómo es posible, ante una exten-
sa centralización del poder político y económico, evitar que la bu-
rocracia llegue a ser todopoderosa y arrogante? ¿Cómo proteger los
derechos del individuo y asegurar por tanto un democrático con-
trapeso frente al poder de la burocracia?" (Einstein, ob. cit., pág.
157).
Es evidente que aquí está el nudo del problema. El socia-
lismo está realizando en la U.R.S.S. su primer experimento gi-
gantesco, y ya ha probado su eficacia para crear armónicas con-
diciones económicas, que no tienen trabas sociales (crisis) en su
desarrollo progresivo, pues éste depende solamente de las condicio-
nes técnicas. Masas humanas mejoran gradualmente sus condicio-
nes de vida, a un ritmo que sería incomparablemente más rápido
si no estuvieran obligadas a destinar gran parte de su esfuerzo pro-
ductivo a la prevención de una posible guerra. Pero, al mismo
tiempo, la planificación se pretende extender también al orden del
espíritu. Un dogma: el materialismo, se considera indiscutible; y
a él han de ajustarse todas las expresiones culturales, inclusive cien-
tíficas, éticas y estéticas.
Queremos creer que ésta será sólo una etapa transitoria, de-
rivada de la necesidad de cohesión frente a una situación externa
hostil. Pero al mismo tiempo una duda nos asalta. Si se considera
al espíritu un mero reflejo de la realidad material, si no se admite
que sea algo profundo, originario, y cuya característica más auténti-
ca son sus necesidades de expresión, ¿cómo hacer para evitar que
se pretenda encerrarlo en moldes rígidos, en principios filosóficos
dogmáticos, a manera de la vieja religión del medioevo? Los mol-
des ahora provisorios es posible que se pretendan instituir como defi-
nitivos. A cada etapa del desarrollo de la sociedad se exigirá que
corresponda un determinado tipo de reflejo espiritual (de ideas,
de inquietudes, de conceptos filosóficos, estéticos, etc.), según lo
conciban los grupos dirigentes. Todo lo demás se considerará su-
perfluo o anormal, y carecerá de medios de expresión. Si tal ocu-
rriera sería la negación del socialismo; que fué concebido como un
medio de liberar al hombre de su enajenación (de su "estar en lo
ajeno"), de restituirle la plenitud de sus derechos a la libre expresión.
CONCLUSIONES FIL0s61pICO-SOcIALES 243
El materialismo no El materialismo, sin embargo, no es esen-
es esencial al socia- cial al socialismo; y éste tendrá que liberar-
lismo ni a la cienca se de aquél, para poder arribar a una eta-
pa más acorde con sus principios ínSitoS.*
Marx y Engels crearon el socialismo científico sobre la base de la
ciencia de su época; por eso su forma fué necesariamente materia-
lista. La ciencia del siglo XIX fué materialista porque se aplicó úni-
camente a la consideración del mundo material, que sólo es 'uno
de los aspectos de la realidad; por ello también se hizo dogmática.
Pero ahora la ciencia se enfrenta con problemas muy distintos que
la obligan a abandonar su creencia materialista. La técnica ha pues-
to al hombre en contacto con aspectos de la realidad antes insospe-
chados, donde hasta el mismo concepto tradicional de materia pier-
de su sentido, como en la física cuántica y en la relatividad. La

Escribió Marx, en La Ideología Alemana: "Naturalmente que el fenómeno (de


entronizamiento de ideologías de clase JEM) que acabamos de describir, desaparecerá
el día en que la sociedad deje de estar dividida en clases. La ideología de una clase
particular debe revestirse de apariencias de ideología general de una época, al solo
efecto de que esa clase pueda dominar a las demás. Peco cuando no haya más clases
tampoco habrá clase dominante, ni, por lo tanto, una ideología propia de esa clase"
(ob. cit. pág. 80). Y más adelante, refiriéndose a la sociedad futura, agrega: "Des-
apareciendo, como desaparecerá, la división del trabajo impuesta por las circunstancias,
el individuo no tendrá que limitarse a desempeñar un oficio determinado; podrá dar
a sus actividades el cauce que mejor le parezca. Gracias a ello uno podrá desenvolver
su personalidad en el sentido de la máxima plenitud". (ob. cit., pág. i23. Todos loa
subrayados son nuestros).

La realidad se presenta a nuestra vista con una infinita variedad de formas


y procesos. Tendencia de la filosofía, tanto de la espiritualista como de la materialista,
ha sido siempre reducir las formas múltiples de lo real a una sustancia única, de la
que derivarían aquellas. Los primeros filósofos materialistas identificaron esa sustan-
cia con algunas de las formas por las cuales se les presentaba la materia. Arí, para
Tales era el agua, para Anaxímenes el aire y para Heráclito el fuego. Pronto se vió
que este concepto era inadecuado y se llegó a uno más abstracto, al de los átomos (Leu-
cipo, Demócrito, Epicuro), que luego fué aceptado por el materialismo moderno.
Gassendi estimaba que los átomos poseen propiedades absolutas, tales como la soli-
dez y la impenetrabilidad. Pero su contemporáneo Descartes fué todav'ia más abs-
tracto e identificó el concepto de materia con el de extensión. Prevaleció, sin em-
bargo, el concepto atomístico.
El materialismo dialéctico, que actualmente es filosofía "oficial" en más de una
cuarta parte del mundo, llegó todavía a una mayor abstracción. La materia, según
esta concepción, no es ya una sustancia determinable de modo que su determinación
se confunda en su ser, sino "algo" que está en constante cambio y que sólo puede
ser determinado por sus maneras y formas de ser. "El movimiento —dice Engels— es
el modo de existencia, la manera de ser de la materia" (El antidüring, pág. 73). Y en
otra pacte, como vimos: ". . . las formas esenciales de todo ser son el espacio y el
tiempo". (ob. cit. pág. 63). Las distintas formas de la realidad, por lo tanto, son
244 CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

medicina es ahora psicosomática; tanto la biología como la psico-


logía han tenido que enfrentarse con la realidad de lo psíquico,
que se expresa en la conducta y en los procesos fisiológicos. Y la
parapsicología ha demostrado la realidad del alma, como un dina-
mismo psíquico con una intensa tendencia a la expresión. Las imá-
genes simbólicas que acuden a la conciencia del sensible; los movi-
mientos automáticos cuando manifiestan contenidos metagnósicos;
las telequinesias, etc., son siempre y en su esencia formas de ex-
presión de ese dinamismo. Tienen un significado profundo, a ve-
ces oscuro, vago y aparentemente incomprensible, pero inteligente
y real. Expresan fines que escapan a nuestra conciencia, que a
veces no podemos interpretar, pero que debemos procurar compren-
der.
La psicología moderna nos enseña que la conducta del hom-
bre, si bien está condicionada por el mundo material, no está deter-
minada por éste. Además de las necesidades biológicas, tiene el
hombre necesidades espirituales, que en algunos pueden ser tan in-

reducibles a "algo" que está en movimiento en el espacio y el tiempo absolutos. La


unidad de todas estas formas, que siempre quiso hallar la filosofía, no se afirma enton-
ces en la existencia de una sustancia última, sino en el hecho del pasaje de una
forma a otra, tal como lo revelan las ciencias naturales: por ejemplo, la transfor-
mación del agua en vapor y viceversa.
Los avances de la ciencia moderna, especialmente la relatividad, y el descubri-
miento de la penetrabilidad de los átomos, abrieron grandes brechas en el materia-
lismo moderno. Numerosos dentistas consideraron que "desaparecía la materia", y
a éstos les salió al paso Lenin, con su libro Materialismo y Empirorriticisino. En él
insiste en que la localización unívoca espacial y temporal es atributo esencial de
la materia; más, en ciertos párrafos, parece querer dar a entender que hasta podría
prescindirse de este criterio de determinación. Dice así:
"La materia desaparece" quiere decir que el límite hasta el que conocíamos la
materia hasta ahora se esfuma, y que nuestro conocimiento se profundiza. Desaparecen
propiedades de la materia que anteriormente nos parecían absolutas, inmutables, pri-
marias (impenetrabilidad, masa, etc.) y que hoy se revelan como relativas, inherentes
solamente a ciertos estados de la materia. Porque la única "propiedad" de la materia
con cuya admisión está ligado el materialismo filosófico, es la propiedad de ser una
realidad objetiva, la de existir fuera de nuestra conciencia" (Lenin, Materialismo y
EmVirocriticismo, pág. 290; los subrayados son del original). Vemos así a qué grado
de abstracción ha llegado el propio materialismo en su definición de la materia. Esta-
mos tan lejos de la primitiva identificación de ésta con el agua, con el aire, con los
átomos, o con la extensión, que hasta resulta impropia la nueva definición para ca-
racterizar a Ja dirección filosófica del materialismo. En efecto, este concepto de "ma-
teria igual a realidad objetiva" es conveniente a toda forma de realismo filosófico;
entre las que caben, también, el idealismo absoluto y el espiritualismo. El no prejuzga
sobre la esencia íntima de lo que se llama materia (ontología), sino sólo sobre sus
relaciones con nuestra conciencia (gnoseología); pues también para los espiritua-
listas los espíritus y Dios existen como realidad objetiva, fuera de nuestra conciencia.
CONCLUSIONES FILOSÓFICO-SOCIALES 245

tensas o más que las primeras. La psicología profunda nos demues-


tra que una postergación, la imposibilidad de expresarnos en la
forma espiritual que consideramos auténtica, puede a veces lesio-
narnos irremisiblemente; como cuando al privarnos de satisfacer el
hambre o el amor, se nos afecta tanto física como moralmente. Esta
necesidad de expresión deriva de un dinamismo psíquico profundo
que, aunque pueda trascender al cuerpo, como enseña la parapsico-
logía, sin embargo nos es dado, como éste, y debemos respetarlo
en su autenticidad.

reencuentro de la El materialismo, que desconoce la rea-


'ffil
ciencia coi el espíritu lidad del alma y sus auténticas necesi-
dades de expresión, no puede constituir
una base adecuada para estructurar la sociedad humana. Las reli-
giones también fracasaron en su intento de establecer una ética
aceptable, y no parece probable que puedan tener éxito en el fu-
turo, dado que se fundamentan en la autoridad irracional. Es difí-
cil que el hombre moderno acepte normas de vida que no se basen
en ideas precisas, claras y distintas, y sobre todo que no estén de
acuerdo con su naturaleza íntima, con sus necesidades más genera-
les. Una ética sólo podrá valer si se fundamenta en un amplio cono-
cimiento de la esencia del hombre en sus distintas necesidades bioló-
gicas y de expresión. Parece sensato, por lo tanto, esperar que
este conocimiento pueda proporcionarlo la ciencia moderna que
ha reencontrado en el hombre su ser espiritual.
Toda ética que pretenda ser eficiente debe partir del reconoci-
miento de las necesidades de expresión del hombre, que les son
dadas por sus motivaciones profundas. Pues si éstas son reprimidas
arbitrariamente por una organización social que las sofoca, basada
en un concepto del hombre desnaturalizado (contrario a su natura-
leza), aquéllas buscan igualmente su expresión por otros cauces,
generalmente patológicos y antisociales y se lesiona y desvía la
personalidad. Sólo respetando lo dado, lo que de auténtico existe
en cada uno de nosotros, se podrán construir normas que encaucen
la vida espiritual sin violentarla.
Contrariamente a lo que creyó la ciencia del siglo xix, la cien-
cia moderna debe encarar la tarea de lograr una profunda com-
246 CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS

Frensión (no sólo explicación) del ser del hombre y de la vida, que
probablemente servirá de fundamento para una nueva ética. Este
es hoy un problema ineludible. Despojada del misticismo, pero
también del dogma del materialismo, la ciencia debe encarar sus
nuevas tareas. estas competerán a la antropología, que habrá de
tener en cuenta los aportes de otras ramas, tales como la biología,
la economía, la sociología, la psicología, y especialmente el psico-
análisis. Pero creemos que no es un error pensar que los aportes
más significativos para esta nueva teoría del hombre y de la
vida son de esperar del lado de la parapsicología: la nueva rama de
la ciencia que ha establecido experimentalmente la existencia del
ser espiritual del hombre, y que está en contacto con sus modalida-
des más profundas. Por eso hacemos nuestro el pensamiento de
Richet, cuando concluyó su último libro con estas palabras: "La
metapsíquica es la gran esperanza".
APÉNDICE 1

EXPERIENCIAS DE METAPSÍQUICA SUBJETIVA


La existencia de la clarividencia y la telepatía son produc-
tos inmediatos de la observación. Los clarividentes perciben los
pensamientos de otra persona sin intermedio de los órganos de
los sentidos. También captan acontecimientos más o menos
alejados en el espacio y el tiempo. Estos hechos, que son del
dominio de la nueva ciencia de la metapsíquica, deben ser
aceptados tal cual son. Forman parte de la realidad.
Ai.nxis CABBEL.

1. - PERCEPCIÓN EXTRASENSORIAL
La percepción extrasensorial ha sido probada en forma razo-
nablemente rigurosa en sujetos de notable facultad, como los seño-
res Ossowiecki, Kahn, Bert Reese, Vandam, Scherman, Chrowin,
Fortuny, las señoras Piper, Briffaut, Léonard, Borel, Laplace, y
Otros. En esta facultad suelen distinguirse dos formas diferentes
(clarividencia y telepatía) según sea el objeto de la captación (ver
pág. 32). Mas, hasta las precisas experiencias del profesor Rhine
(apéndice III), tal distinción no fué probada en forma concluyente.
Como ejemplos de experiencias antiguas que prueban la per-
cepción extrasensorial, resumiremos algunas realizadas por los doc-
tores Celey y Richet, con los sensitivos Stephan Ossowiecki y Lud-
wig Kahn. Nos parecen bastante demostrativas, siempre que se ten-
ga en cuenta una salvedad: dichas experiencias que se dan como
ejemplos de clarividencia, no son concluyentes en ese sentido; como
explicación de ellas también cabe la hipótesis de la telepatía. Para
poder excluir a ésta última, el objeto a captar no debía haber sido
visto previamente a las experiencias por ninguna persona, presente
o ausente, lo que no se cumplió en estos casos.

"La inc6gnita del hombre", pág. 138.


248 EXPERIENCIAS DE METAPSÍQUICA SUBJETIVA

u) CAPTACIÓN DE DIBUJOS Y ESCRITURA BAJO


PLOMO

Antecedentes Stephan Ossowiecki nació en Polonia, en 1877, y


lel sensible fué ingeniero de profesión. Su facultad meta-
gnósica la ejerció con fines de investigación, sin
aceptar retribuciones pecuniarias. Realizó experiencias notables an-
te el Congreso de investigaciones Psíquicas de Varsovia (1923), y
en el Instituto Metapsíquico de París (1923-1924). Fué estudiado
en Varsovia y en París por los doctores Geley, Osty, Richet y otros
investigadores serios de la metapsíquica; nunca recayó la más leve
sospecha de fraude sobre sus experiencias. Murió ejecutado por los
nazis durante la última guerra.

Condiciones de La experiencia que presentamos como ejemplo,


Ea experiencia de entre las muchas realizadas por este notable
sensitivo, fué efectuada en presencia de Geley,
quien la describe en su libro La Ectoplasmi'a y la Clarividencia
(pág. 53), en Varsovia, el 30 de setiembre de 1921; se la rodeó de
las siguientes garantías, para eliminar la hipótesis de una posible
captación por hiperestesia o por escudriñamiento a través del sem-
blante de los presentes:
a) el objeto a captar (escritura contenida en un papel) se en-
cerró en un tubo de plomo con paredes de 3 cm. de espesor, solda-
do por los extremos. (ver fig. 24).
b) El contenido del papel tenía que ser ignorado por todos los
presentes, hasta después de terminada la experiencia. A tal efecto,
fué escrito y encerrado en el tubo por una tercera persona (mujer)
dos días antes de la experiencia, y momentos antes de partir ella
de Varsovia, en tren.

La experiencia En presencia de los doctores Geley y Camus, del


comandante Stabile y otros testigos, se entregó
el tubo cerrado a Ossowiecki, quien con mucho trabajo al princi-
pio y luego más fácilmente, dijo lo siguiente:
"La creación. .. la gran creación. .. la naturaleza" (largo si-
lencio).
PERCEPCIÓN EXTRASENSORIAL 249

"Se trata de un hombre poderoso... Es sentimiento del pue-


blo que es uno de los grandes hombres de este siglo...
"No puedo comprender. Veo dos cosas: algo escrito, escrito
por una mujer. Y hay un dibujo.
"El dibujo representa un hombre que tiene grandes bigotes
y gruesas cejas; no hay nariz...
"Tiene uniforme militar.
"Se parece a Pildzuski.
"El escrito está en francés. Allí dice: Este hombre no tiene
miedo de nada, ni en política ni en ningún orden de ideas.
como un caballero."
De inmediato se cortó el tubo, con una sierra, en presencia
de los asistentes, y el doctor Geley sacó un papel, que desdobló.
Éste contenía un dibujo esquemático que representaba al maris-
cal Pildzuski con grandes bigotes, gruesas cejas, sin nariz, en traje
militar (ver fig. 17). Debajo del dibujo estaba escrito, en francés:
"el caballero sin miedo y sin tacha".

Pxcua 17 - Reproducción del dibujo de Pilzudsld descripto por. OSOWÍkÍ


(Clisé tomado de Geley, ob. cit.)
250 EXPERIENCIAS DE METAPSÍQUICA SUBJETIVA

b) CAPTACIÓN DE FRASES Y DIBUJOS CONTENI-


DOS EN PAPELES DOBLADOS
Antecedentes Ludwig Kahn nació en Alemania, en 1874, y
del sensible desde muy niño presentó signos de facultades pa-
ranormales. A los tres años podía efectuar cálcu-
los mentales de hasta cinco cifras. Kahn ejerció profesionalmente
sus facultades de captacién extrasensorial. En 1908 compareció an-
te el tribunal del Gran Ducado de Kalsrhue, acusado de atribuirse
facultades que no poseía y, con tal motivo, fué estudiado por dos
psiquíatras designados peritos por el Juzgado: doctores Haymann
y Neuman. Ambos peritos, que se expidieron por separado, admi-
tieron la aptitud del sensitivo para captar el pensamiento ajeno y
el contenido de sobres cerrados. "Kahn —dijo el doctor Neurnann-
interpreta las palabras escritas como si tuviera una realidad ante
sus ojos... Me parece fuera de toda duda que un fraude es im-
posible en esto; las palabras que escribí con lápiz tinta habían
quedado tan borrosas, que no eran fáciles de descifrar aún con los
papeles abiertos ante los ojos y fijando mucho la atención". Des-
pués de esto, Kahn fué estudiado por numerosos cientistas, como
Schottelius, Eugler, Behringer y Eisele, quienes atestiguaron su
facultad de conocimiento paranormal.

La experiencia La experiencia que resumimos a continuación


fué realizada en casa del doctor Richet, el 3
de marzo de 1925, en presencia de los doctores Berthelot, Richet
y Ferrié, todos miembros de la Academia de Ciencias de Francia.
Además, estaban los doctores Osty y Richet (h), el señor Ripert
(un amigo) y la señora Le Ber (hija del doctor Richet). Según
Richet y Osty, quienes las describen, respectivamente, en El Sexto
Sentido (pág. 216) y Revue Mítapsychique (N9 3 año 1925), la
experiencia se desarrolló en dos partes, con un breve reposo inter-
medio.
Primera parte. - El doctor Berthelot y la señora Le Ber entran so-
los en la biblioteca del doctor Richet, con dos trozos iguales de pa-
pel cada uno, en los que escriben sendas frases sin que uno conozca
la del otro. Doblan de inmediato los papeles y los guardan en sus
manos cerradas.
PERCEPCIÓN EXTRASENSORIAL 251

Salen de la biblioteca y se acercan al grupo de los restantes


investigadores, con los que estaba Kahn. La señora Le Ber entrega
sus dos papeles doblados al doctor Berthelot, quien los junta en
sus manos con los suyos, y los mezcla, devolviendo luego dos, al
azar, a la señora. (Esto ocurre a una distancia de metro y medio
de Kahn y tiene por objeto que ninguno sepa, exactamente, cuá-
les papeles tiene en sus manos). Quedan por tanto el doctor
Berthelot y la señora Le Ber con dos papeles doblados cada uno,
guardando uno en cada mano.
Kahn pregunta por qué mano desean que comience y el doc-
tor Berthelot le pide que sea con la señora Le Ber, quien muestra
su mano derecha cerrada.
Kahn solicita se le permita tomar contacto con el primer pa-
pel. La señora Le Ber entreabre su mano y el sensible toca el pa-
pel con su dedo índice, que retira en seguida, y la señora vuelve
a cerrar su mano. (Después de este contacto Kahn no volvió a
tocar ningún papel durante esta parte de la experiencia).
Apenas sus dedos tocaron el papel Kahn exclamó:
"¡Ya está!. . este papel no fué escrito por usted sino por el
doctor Berthelot; dice: "vul. . . vulnant omnes. . . ultima necat."
Abierto el papel se comprueba que contenía, escrita con tinta
por el doctor Berthelot, la frase latina: Vi4nerant omnes, ultima
necat. (Captación correcta, con ligero error en la palabra "vuine-
rant).
A continuación el doctor Berthelot muestra su mano derecha
y Kahn dice: "Hay. .. Aris... Aristées panakaion". Correspondía
exactamente a las palabras escritas por el primero.
Designando la mano izquierda del doctor Berthelot, Kahn dijo
a continuación: "Hay algo escrito por la señora: "Poeta toma tu
laúd". Y de inmediato, señalando la mano derecha de la señora
Le Ber dijo: "Más vale tarde que nunca". Ambas frases estaban
escritas, respectivamente, en los papeles indicados (ver figura 25).
Segunda parte. - Se realiza una segunda experiencia, en las mismas
condiciones que la anterior, pero actuando como escritores los doc-
tores Richet, padre e hijo. El profesor Richet se presenta con dos
papeles, uno en cada mano, y su hijo con uno solamente, en su
mano derecha.
252 EXPERIENCIAS DE METAPSÍQUICA SUBJETIVA

Kahn solicita se le permita tocar el papel que tiene el doctor


Richet (h.), cosa que hace brevemente, sin que éste deje de te-
nerlo en su mano.
Apenas el sensible toca el papel dice: "No es usted quien
hizo esto... fue su padre. .. hay un dibujo, es una gran S". Era
exactamente lo que contenía el papel (ver fig. 18).

FIGURA 18 Reproducción de la FIGURA 19. - Reproducción del


"S" dibujada por Richet. dibujo hecho por Richet (h).

Rápidamente Kahn se coloca frente al profesor Richet (pa-


dre) y le dice, señalando su mano izquierda: "Hay una especie de
cuadrado con algo en el medio, como un as de trébol. .. no, es
una pequeña cruz". También correcto (ver fig. 19).
Señalando de inmediato la mano derecha dice: "En esta ma-
no hay también un dibujo... es usted quien lo hizo.., es dema-
siado complicado para decir qué es, lo voy a reproducir". En un
pedazo de papel efectuó un dibujo cuya similitud con el que tra-
zara el profesor Richet, no deja dudas sobre la realidad de la capta-
ción metagriósica (ver figuras 20 y 21).
La revelación de todos los dibujos fué hecha por Kahn en
menos de cinco minutos.

2. - PREMONICIÓN
a) DIFICULTADES EXPERIMENTALES
La comprobación experimental de los fenómenos de premoni-
ción, única que puede llevamos a una convicción científicamente
PREMONICIÓN 253

fundada, es sumamente difícil. A diferencia de lo que vimos en


experiencias de telepatía y clarividencia, estos fenómenos no pue-
den ser verificados en el mismo momento de su producción. Se ne-
cesita el transcurso del tiempo para que se cumplan, y esto dificul-
ta enormemente la prueba experimental, pues se ignora el lapso
que habrá de transcurrir (algunas premoniciones se cumplieron
después de varios años).

FIGURA 20 - Reproducción del FIGURA 21 - Reproducción


dibujo hecho por el profesor del dibujo hecho por L
Bichet Kahn para expresar
su captación.

La mayoría de las pruebas de premonición que figuran en


los libros de metapsíquica son descripciones de fenójnenos espon-
táneos, que adolecen de graves defectos. Salvo una que otra ex-
periencia excepcional, por ejemplo, la predicción de la señora Pey-
routet al doctor Osty sobre la muerte de un amigo suyo, que resul-
tó ser el doctor Geley (pág. 256), los detalles de lo predicho sólo
se basan en la memoria de la persona interesada. Las pruebas de
testigos presenciales no constituyen,por lo general, pruebas convin-
centes de la premonición, por dos razones principales: 19) Si los
testigos recuerdan minuciosamente la predicción, esto permite supo-
ner que el hecho en cuestión ya era de significación para el intere-
sado en el momento en que le fué anunciado. De aquí pueden den-
254 EXPERIENCIAS DE METAPSÍQUICA SUBJETIVA

varse varias contrahipótesis: asociación de datos, o proyectos que es-


tán en la mente del interesado y que el sensible pudo captar por
ESP; &ección al azar entre varias posibilidades que desde ya se vis-
lumbran, etc. 29) Si la predicción carece absolutamente de signifi-
cación en el momento en que fué anunciada, se valorizo la hipótesis
de la premonición, pero en este caso las descripciones de memoria
son de valor escaso. Es difícil actualizar recuerdos de sucesos que
en su oportunidad pasaron casi desapercibidos, y que se rememoran
más tarde por haber cobrado súbita significación.

b) ALGUNOS ANTECEDENTES PERSONALES

Dejando a salvo, por lo tanto, lo relativo del valor de la ma-


yoría de estas experiencias, comenzaremos por exponer algunos ca-
sos espontáneos que tuvimos oportunidad de conocer personal-
mente. (Ver, además, nuestra experiencia con el sensible señor
Conrado Castiglione, Apéndice III).
1) El sensible doctor Ronald W. me cantó en una oportuni-
dad que al bajar del tren en la estación Retiro, sintió el impulso
inusitado de sacarse de la muñeca el reloj pulsera, cosa que hizo,
guardándolo en el bolsillo. Tres minutos después una persona que
venía corriendo en dirección opuesta a la suya, le dió con la pun-
ta de una valija tan tremendo golpe en la muñeca, que le hubie-
ra roto el reloj de no haberlo quitado momentos antes.
2) El mismo sensible nos narró poco después que, al ir con
su novia a subir a un ómnibus cuyos asientos estaban va ocupa-
dos, en una estación terminal, ella le pidió que aguardaran el
próximo vehículo, para poder viajar sentados. El doctor Ronald
W. tuvo el presentimiento de que el próximo ómnibus no saldría,
sin poder precisar por qué. Así se lo hizo saber a su novia, seña-
lándole que llegarían con retardo a donde los esperaban si no to-
maban ese ómnibus, próximo a partir. Pero ella insistió en aguar-
dar. Llegó el ómnibus siguiente, se instalaron en los asientos, y es-
peraron la partida. Mas, en el momento de ponerse en marcha el
vehículo, se paró el motor y el conductor no pudo hacerlo funcio-
nar nuevamente. Recién pudieron viajar con el coche que siguió.
3) En una oportunidad solicité a la sensible señorita Ana
PREMONICIÓN 255

Grynn que procurara efectuar la captación de una persona que


sólo yo y algunos de los presentes conocíamos. Ella nos dijo que
se trataba de una persona que estaba al borde de una ruptura ma-
trimonial; hecho real, que estaba en mi conocimiento, y que pudo
ser captado telepáticamente. Pero también nos dijo que este con-
flicto sentimental se arreglaría antes de un año a raíz del falleci-
miento, por enfermedad, de una tercera persona; y así ocurrió, efec-
tivamente, a los seis meses de la predicción.
4) La sensible señorita Iris Cazaux dijo a una dama, en mi
presencia, que iba a encontrarse sorpresivamente con una perso-
na, a la que hacía tiempo que no veía. La descripción correspon-
día a una amistad de dicha dama, pero ella encontró muy impro-
bable ese encuentro. Al día siguiente, sin embargo, me llamó para
informarme que la predicción se había cumplido. Había tenido un
encuentro casual con la persona a quien se había referido la sen-
sible.
5) Una tarde mi esposa, señora Elvira C. de Musso, me con-
tó que, de pronto, mientras se ocupaba de quehaceres domésticos,
había tenido la sensación de que una señora conocida, reciente-
mente fallecida, le pedía que avisara a su esposo (señor "S") que
la hijita se les iba a enfermar gravemente. Mi señora no conocía
personalmente a la niña; no creímos pruedente dar trascenden-
cia al asunto y nos abstuvimos de contarlo. Meses después el señor
con quien nos encontramos accidentalmente, nos manifestó
que su hijita acababa de estar al borde de la muerte a raíz de un
síncope.

c) PRUEBAS "RAZONABLEMENTE"
CONVINCENTES

A continuación resumiremos algunas experiencias de diversos


autores 'razonablemente" demostrativas, a nuestro juicio, de la
realidad de la precognición.
1) En su Trotado de Metapsíquica (pág. 423), Richet refie-
re que la sensible Alice, en estado hipnótico, le predijo: "Tendréis
un enfado... un enfado violentísimo. .. hay personas allá, allá,
allá" (indicó con el dedo como señalando a tres o cuatro perso-
256 EXPERIENCIAS DE METAPSÍQUICA SUBJETIVA

nas que estuvieran al lado de Richet). Agrega que no dió impor-


tancia a la predicción, pues no tenía costumbre de enfadarse. Pero
que cuatro horas más tarde, a raíz de circunstancias del momento,
tuvo un altercado violento con un desconocido delante de otras
tres personas, que terminó en un desafío a duelo (el único que tu-
vo Richet en toda su vida).
2) El doctor N. Vaschide, director del Laboratorio de Psico-
logía Patológica (Escuela de Estudios Superiores de París), estu-
diando a la sensible señora Fraya, en el invierno de 1904, recibió
de ésta la advertencia de que moriría a los treinta y tres años de
una pulmonía. Esta predicción le fué renovada por otra vidente en
el año 1906, anunciándole la muerte para el año siguiente. Vaschi-
de murió efectivamente de pulmonía en el año 1907, a los treinta
y tres años, confirmándose ambas predicciones. El hecho es con-
tado por su viuda en una edición del libro de Vaschide Essai sir la
Psychologie de la inain (París 1909), posterior a su muerte. Figu-
ra en nota al pie de la página donde el psicólogo niega el carácter
paranormal de las premoniciones y se esfuerza en darle explica-
ciones de tipo psicológico (ob. cit. pág. 472).
3) La señora Peyroutet predijo varias veces al doctor Osty
(doce veces, del 18 de marzo de 1922 al 31 de mayo de 1924)
que un amigo suyo, hombre de ciencia, fallecería en un accidente
en el que morirían dos personas. La última advertencia la recibió
el 9 de julio de 1924, diciéndole la vidente: ". . . una muerte le va
a sorprender. . . un accidente. .. partida de viaje. . . muerte de
un hombre de ciencia.., cambio en vuestra vida. (Revue Me'ta-
psychique, año 1930, pág. 52, con transcripción de la versión ta-
quigráfica de las 12 predicciones sobre el mismo tema.) Cinco días
después de esta sesión el doctor Geley, gran amigo de Osty, al
emprender un viaje de regreso de Varsovia a París, fallecía en un
accidente de aviación, junto con el piloto. Celey era a la sazón
Director del Instituto Metapsíquico Internacional de París, puesto
que de inmediato pasó a ocupar Osty, cambiando así su vida, pues
se dedic6 intensamente a la investigación metapsíquica por el resto
de su existencia.
4) El 7 de marzo de 1935, en casa del doctor Richet, el sensi-
ble Pascual Fortuny, dirigiéndose a una dama allí presente (se-
PREMONICIóN 257

ñorita Rodier), le dijo que "sentía" que ella tenía una amiga de
nombre Jeanne, que era muy religiosa. Ambos datos eran ciertos y
sólo conocidos por la interesada, de entre los presentes. A continua-
ción agregó, de acuerdo con la versión taquigráfica: "...ella (Jean-
ne) tiene en una parte del brazo, o de la mano, una especie de
ulceración adquirida por contagio... puede ser también atrofia de
la mano o una incomodidad. Si yo le pido que retenga este deta-
lle eczema, o algo parecido, es porque me arriesgo a decir que den-
tro de un año usted nos dirá... dentro de un año ella va a tener,
en efecto... ella va a tener ese enrojecimiento". La citada Jeanne
era enfermera por vocación, y tres semanas después de la predic-
ción de Pascual Fortuny, contrajo una eczema en los dos brazos
que la obligó a estar vendada y a abandonar su ocupación vocacio-
nal. (Revue Métci'psychique, año 1935, pág. 359).
5) El 21 de abril de 1926 se realizó en el Institut Métapsychi-
que International un ensayo tendiente a probar experimentalmen-
te, y en público, la facultad de preconocimiento paranormal del
señor Pascual Fortuny. El sensible escribió, una hora antes del co-
mienzo de la sesión pública, sus impresiones sobre la persona que,
por azar, se sentaría en una determinada silla, también elegida al
azar de entre las 150 de la sala. El sensitivo dijo, entre otras co-
sas, sobre la persona desconocida que ocuparía la silla: a) que un
cinturón le había lastimado la piel; b) que sufría de neuralgias
provenientes de un mal de oídos, nariz y garganta; c) que había
recibido la visita de alguien del Brasil, de la Argentina o de Amé-
rica del Sur; d) que debía operarse. Le tocó en suerte a una seño-
rita que concurría por primera vez, quien admitió que estos detalles
predichos por el sensitivo eran aplicables a su persona y suministró
luego al doctor Osty, por escrito, los datos y antecedentes confir-
matorios del éxito de la experiencia. Omitimos su narración por ra
zones de espacio.
La mayoría de estos ejemplos, similares a los que muchas per-
sonas habrán tenido ocasión de comprobar alguna vez en su vida,
no tienen en sí más que valor anecdótico. Pueden reforzar una
convicción previa sobre la realidad de la precognición, pero no
constituyen, a nuestro juicio, pruebas rigurosas de la misma. Sin
embargo, su significación ha cambiado a raíz de la comprobación
258 EXPERIENCIAS DE METAPSÍQUICA SUBJETIVA

científica de la precognición realizada por el profesor Bhirie, con


el empleo de métodos estadísticos de verificación (ver apéndice
III). Con estas pruebas se revalorizó ci carácter presumiblemente
premonitorio de los fenómenos descriptos precedentemente, y no se-
ría ya anticientífico, a nuestro juicio, atribuirles ese carácter para-
normal.
APÉNDICE II

EXPERIENCIAS DE METAPSÍQUICA OBJETIVA


El ectoplasma o sustancia X estudiada por De PreZ y re-
cientemente por Osty, emanaría del interior del cuerpo en de-
terminadas condiciones de excitación psíquica: en el llamado
gran trance, en el pequeño trance de los médiums (aunque
aquí en menor grado), y en individuos en estado de éxtasis.
No sería propiamente ni materia ni energía sino partícipe de
ambas. Este flúido tendría, como la materia, su peso (compro-
bado pesando al médium durante y después de su emisión);
también tendría la propiedad de ir contra las leyes de la grave-
dad, vale decir, tiende a subir levantando objetos pesados y a
condensarse y tomar forma corpórea (fantasmas); sería como
un cuerpo palpable en la oscuridad, susceptible de ser foto-.
grafiado mediante rayos infrarrojos (Osty), de pasar a través
de cuerpos sólidos y hasta de presentar latidos cardíacos (Ri-
chet, Crookes).
NICOLA PNDE.

1. - TELEQUINESIAS
Como ejemplo de fenómenos de telequinesia, resumiremos al-
gunas experiencias efectuadas con Daniel Douglas Home, Eusapia
Palladino y Rudi Schneider, tres médiums a los que nunca se les
imputó fundadamente fraude (salvo los fraudes inconscientes de la
Palladino, a los que nos referimos en el Capítulo IV-l).

a) EXPERIENCIAS DE CROOKES CON HOME


Antecedentes Daniel Douglas Home nació en Escocia, en el año
del dotado 1833, en el seno de una familia en que parecían
abundar las facultades parapsíquicas, pues dos de
sus tíos, y su madre, tenían clarividencia. Desde pequeño se mani-
festaron sus facultades paranormales. A los nueve años de edad
partió con su madre adoptiva (una tía) a los Estados Unidos,
"La ciencia moderna de la persona humana", pág. 319.
260 EXPERIENCIAS DE METAPSÍQUICA OBJETIVA

pero luego fué criado por unos amigos de la familia. Su tía alega-
ba no poder tenerlo en la casa por más tiempo, pues en presencia
del niño se producían extraños fenómenos paranormales (ruidos,
movimientos de objetos sin contacto, etc.) que la intranquilizaban
e iban en contra de sus ideas religiosas.
Ya mayor, y enfermo de los pulmones, Home regresó a Euro-
pa a la edad de 22 años. Tenía fama de ser un médium poderoso,
a raíz de las investigaciones publicadas en los Estados Unidos por
un grupo de médicos y profesores de la Universidad de Harvard,
los que admitieron su facultad paranormal.
Según describen los testigos de las experiencias, Home pro-
ducía sus fenómenos a plena luz y estando él en medio de los es-
pectadores, y no encerrado en el gabinete especial que utilizan
la mayoría de los médiums. Fenómenos de movimientos de obje-
tos sin contacto, aparición de manos fantasmales, levitaciones, in-
combustibilidad, etc., tenían lugar en su presencia.
Osty señala que Home nunca aceptó retribución pecuniaria
por sus experiencias, y que, emparentado con la nobleza europea
(casó con una ahijada del emperador Nicolás de Rusia), ejercía
sus facultades con un sentido de misión. De profunda creencia
espiritista, aunque contrario a la doctrina de Kardec, especialmen-
te en lo que atañe a la reencarnación, Home creyóse destinado a
demostrar al mundo la realidad de la supervivencia del alma. Sus
experiencias afectaban profundamente su salud, ya delicada, pues
a veces quedaba en estado de gran postración al realizarlas. Murió
el 21 de junio de 1886, después de haber realizado célebres ex-
periencias en todos los ambientes, inclusive ante Napoleón III y
la emperatriz Eugenia, ante Nicolás 1 y profesores universitarios
de gran prestigio como Hare y Crookes.

Condiciones de Como ejemplo reseñaremos una experiencia que


la experiencia realizó con William Crookes y que a nuestro jui-
cio es de las mejor controladas. Crookes afirma
que repetidas veces vió que Home, a plena luz, tocando apenas con
la punta de los dedos el plato de una balanza a resorte, producía
sobre ésta una presión que el fiel señalaba como oscilando entre
tres y seis libras, (uno y medio a tres kilos, aproximadamente).
TELEQUINESIAS 261

Con el objeto de probar que esta acción no se ejercía por medios


musculares, ni era tan sólo una ilusión, construyó un aparato que
ofrecía las siguientes características:
a) En el brazo de la balanza sobre el que presumiblemente se
ejercía la fuerza, colocó un recipiente lleno de agua.
b) Dentro del agua, pero sin tocar el fondo ni los bordes del
recipiente, colocó otro recipiente de menor diámetro, rígidamente
sostenido por una barra de hierro que no tenía contacto con el
brazo de la balanza (ver fig. 22).

FxcunA 22 - Esquema parcial de la balanza utilizada por Crookes en


sus experiencias con el médium Heme. El brazo de balanza "A", que está
en equilibrio sobre la arista "E", descansa sobre el receptáculo "H", "G".
En su prolongación, termina en un mecanismo que registra la presión
que se ejerce sobre el mismo (fuera de la figura). La vasija llena de agua
se apoya sobre "A". Dentro de ella hay otra vasija "N", agujereada
en su fondo, por donde penetra el agua que hay en "1". La vasija "N"
no se apoya en "1" ni en "A"; está sostenida por los brazos "M", "L".
Cuando Home introducía sus dedos en "N", estabieciendo contacto con
el brazo "A" a través del agua, se registraba en la balanza la acción de
una fuerza. (Clisé tomado de La Fuerza Psíquica, de William Crookes,
editorial Maucci, Barcelona).
262 EXPERIENCIAS DE METAPSÍQUICA OBJETIVA

c) El agua del primer recipiente penetraba en el segundo, a


través de agujeros de su fondo (a manera de colador); y éste, en
consecuencia, quedaba aislado de la balanza, salvo por su contacto
con el agua.
d) Home debía introducir sus dedos en el agua (recipiente
segundo), que servia de cuerpo intermediario para el pasaje de
la "fuerza psíquica" desde los dedos del médium hasta el brazo de
balanza.
e) La presión que pudiera hacer Home sobre el fondo o los
bordes del recipiente, no se trasmitía a la balanza, por lo que se
descarta la posibilidad de que su fuerza muscular actuara sobre
ésta.
f) La intensidad de la fuerza actuante se registraba gráfica-
mente, en cada momento, por las variaciones de un trazado conti-
nuo que se ponía en funcionamiento, al comenzar la experiencia,
por un mecanismo de relojería.

La experiencia En el Quater!y Journal of Science de octubre de


1871, publicó Crookes diversas experiencias, de
las que resumimos la siguiente, realizada en su casa y a plena luz.
Las medidas están dadas en el original en granos, siendo 1 gra-
no = 0,05 gramos, aproximadamente. La información y dibujos
los tomamos de La Fuerza Psíquica, pág. 71. Dice así:
"Habiendo sido convenientemente dispuesto el aparato antes
de entrar mister Home en el local, fué introducido en él, y se le
suplicó que introdujese sus dedos en el agua del vaso N. Levan-
tóse, y sumergió en ella la punta de los dedos de su mano derecha,
mientras se le tenían cogidos su otra mano y sus pies. Cuando él
dijo que sentía que de su mano escapaba un poder, una fuerza, o
una influencia, puse en marcha el mecanismo de relojería y, casi in-
mediatamente, se vió que el extremo B de la tabla (brazo de la ba-
lanza) descendía lentamente y permanecía bajo durante diez se-
gundos. Después descendió un poco más, y luego volvió a subir a
su altura habitual. Volvió luego a descender, subió de repente, bajó
otra vez gradualmente durante diez y siete segundos y, por último,
volvió a ascender a su elevación normal, permaneciendo en ella
hasta la terminación del experimento."
TELEQUINESIAs 263

El gráfico (fig. 23) es reproducción del trazado que indica


las oscilaciones de la fuerza parapsíquica de Home, que llega en
su punto máximo a 5.000 granos, o sea, 250 gramos, aproximada-
mente.

I0 20 30 40
e....?

el

10
3

FIcunA 23 - Arriba, escala del tiempo en segundos. La línea sinuosa


expresa las variaciones de presión, que llega a un máximo de 5000 granos
(escala izquierda); aproximadamente 250 gramos. (Clisé tomado de
Crookes, ob. cit.).

b) EXPERIENCIAS DE LEVITACIÓN DE UNA MESA,


CON EUSAPIA PALLADINO
Antecedentes so- Eusapia Palladino nació en 1854, en el seno
bre la dotada de una familia de campesinos pobres de Ab-
bruzzos (Italia). Huérfana desde temprana edad,
fué recogida por su abuela, que la trataba duramente. Posterior-
mente fué adoptada, sucesivamente, por dos familias. Los fenóme-
nos metapsíquicos aparecen en ella en el período de la pubertad
(13 a 14 años): algunos objetos se desplazan espontáneamente en
su vecindad.
Totalmente analfabeta, Eusapia se ganaba la vida como costu-
rera, hasta que un espiritista convencido, el profesor Damiani, se
interesa por el estudio de su facultad. Desde entonces fué estudia-
da por numerosos hombres de ciencia quienes, en su inmensa ma-
yoría, aceptaron la realidad de sus fenómenos. Se hizo así médium
profesional.

La experiencia Lo que sigue es un extracto del informe de la


Comisión que estudió en Milán (1892) los fe-
nómenos de Lusapia Palladino, compuesta por los doctores Schia-
264 EXPERIENCIAS DE METAPSíQUICA OBJETIVA

parelli (Director del Observatorio Astronómico de Milán); De


Prel y Brofferio (doctores en filosofía); Cerosa y Ermacora (pro-
fesores de física); Richet y Lombroso (catedráticos de medicina)
y Aksakof (Consejero del Zar de Rusia). Dice así:
"Elevación completa de una mesa. Este fenómeno se produce
habitualmente del modo que sigue: sentadas las personas alrededor
de la mesa, forman cadena, dándose mutuamente las manos. Cada
mano de la médium es sujetada por la mano adyacente de los ve-
cinos, y cada pie bajo el de éstos, que juntan, además, sus rodillas
con las de aquélla. A los pocos minutos la mesa se ladea, tan pron-
to a derecha como a izquierda, y luego se levanta horizontalmente,
sosteniéndose en el aire como si flotase en un líquido.
"De ordinario asciende a una altura de 10 a 20 centímetros,
aunque excepcionalmente llega hasta 60 ó 70. Después cae simul-
táneamente sobre sus cuatro patas. Con frecuencia se sostiene en
el aire durante breves segundos, efectuando algunos movimientos
ondulatorios que permiten examinar los pies de la mesa. Durante la
ascensión, la médium separa alguna vez su mano y la de su vecino,
y las mantiene en el aire.
"Mientras se realiza el experimento, el rostro de la médium se
pone convulso, sus manos se contraen, gime y parece sufrir.
"A fin de examinar mejor la cuestión, hemos eliminado poco
a poco las personas que rodeaban la mesa, habiendo reconocido
que no precisa mucho número de personas para realizar tanto este
fenómeno como los demás. Por tal motivo, dejamos al lado izquier-
do de la médium un solo individuo, quien, mientras apoyaba una
mano sobre las rodillas de aquélla, sostenía con la otra la izquierda
de Eusapia, cuya derecha se apoyaba en la mesa, o la tenía en el
aire durante la ascensión del mueble.
"Como ésta permanecía muchos segundos en el aire, pudimos
obtener varias fotografías. Siempre dirigimos principalmente nues-
tra atención a vigilar la posición de las manos y pies de la médium,
y desde este punto de vista creemos hallarnos al abrigo de toda
objeción". (La figura 26, muestra un momento de la experiencia
realizada en estas condiciones.)
TELEQUINESIAS 265

c) EXPERIENCIAS DE OSTY CON RUDI SC!INEI-


DER: CONTROL CON RAYOS INFRARROJOS

Antecedentes Rudi Schneider nació en Austria en 1908, en el


del dotado seno de una familia de dotados metapsíquicos.
Su hermano Willy también fue médium de
electos físicos. Según cuenta Rudi Schneider, en una oportunidad
SUS padres estaban realizando con su hermano, en su casa, una se-
sión espiritista, mientras él dormía en una pieza vecina. De pronto
los asistentes a la reunión lo vieron entrar, en estado sonambúlico,
en la sala de sesión, expresándose bajo la forma de una personali-
dad espiritoide, que decía llamarse "Olga". Tenía entonces once
años. Desde ese momento se manifestó en él la aptitud para pro-
ducir fenómenos de metapsíquica objetiva, siempre bajo el "con-
trol" de Olga, que aparece cuando entra en trance profundo.
Rudi Schneider se hizo médium profesional, y fué estudiado
por los doctores Schrenck Notzing, el profesor Holub y el doctor
Thoma de Viena. Harry Price hizo experiencias con él en el N.-
tional Laboratory of Psychical Research (Londres), obteniendo te
lequinesias y ectoplasmias diversas, al igual que los demás investi-
gadores. En 1930-31 el doctor Osty realizó una serie de 90 sesio-
nes con Rudi Schneider en el Instituto Metapsíquico Internacio-
nal de París, utilizando el control de los rayos infrarrojos a que nos
hemos referido en el capítulo IV-2. Según Osty, su trance es pro-
fundo pero suave en sus manifestaciones exteriores; permanece du-
rante todo el tiempo que dura la experiencia (a veces más de una
hora) en un estado letárgico, recostado suavemente sobre un almo-
hadón (ver figs. 12 y 27), casi sin moverse. Su característica es una
agitada hipermnea, especialmente intensa (de 2 a 4 ciclos respira-
torios por segundo) en los momentos en que se producen a su
alrededor los fenómenos. Osty destaca que Rudi Schneider siempre
aceptó, sin objeciones, las condiciones de control que se le impu-
sieron, sin siquiera intentar enterarse en qué consistirían; nunca
tuvo actitudes ni prevenciones que pudieran permitir la presun-
ción de un intento de fraguar los fenómenos. A continuación resu-
mimos dos de las mencionadas experiencias, cuya descripción de-
266 EXPERIENCIAS DE METAPSÍQUICA OBJETIVA

tallada apareció en la Revue Métapsichique Nro. 6 del año 1931.


(Ver en el capítulo IV-2 las condiciones de control).

Experiencia Las primeras sesiones que realizó Osty fueron de


exploratoria tipo exploratorio, con miras a introducir posterior-
mente controles automáticos. En una de estas se-
siones pudo observar, con bastante nitidez, telequinesias y produc-
ción de sustancia ectoplasmática. He aquí el detalle de dicha
sesión:
"Tercera sesión (15 de octubre de 1930, de 15 a 15.35 ho-
ras). 35 minutos de trance. Tres telequinesias fueron comprobadas.
"Seis asistentes se sientan en semicírculo alrededor de una
mesa. Los señores Giro y D'Athanes controlan a Rudi Schneider.
El doctor Osty está en último lugar, a veinte centímetros de la
cortina izquierda. Desde allí domina todo el espacio entre la mesa
y la cortina, iluminado por luz roja (ver figura 11).
"La iluminación roja es, en esta sesión, lo bastante fuerte y
difundida como para que cada uno distinga la silueta del sujeto
(acentuada por bandas fosforescentes en el cuello, brazos y pier-
nas) y de los asistentes. La mesa y la mitad inferior de la cortina
son bien visibles.
"A las 15 horas Rudi Schneider ocupa su lugar, de espaldas
a la cortina; es tomado de las manos y piernas por sus controles, y
vigilado por todos. Después de algunos minutos de silencio da dos
sacudidas de brazos, y una respiración rápida y ruidosa comienza.
"OIga-Rudi" dice que se va a producir un fenómeno sobre la
mesa y solicita que ésta sea apartada un poco de la cortina, para
que pueda verse mejor. El doctor Osty satisface el pedido y la
mesa es retirada a 55 cm. de las cortinas. El espacio libre se ve
así mejor.
"A las 15.25 horas, los bordes verticales luminosos de la cortina
entran en movimiento ligero e, inmediatamente, su parte derecha
del lado del sujeto) se infla en su mitad inferior, como si fuera
empujada desde atrás por un cuerpo redondo. Llega así hasta to-
mar contacto con la mesa, que se desplaza como 15 centímetros.
"Olga-Rudi interrumpe su hipemnea, y solicita se vuelva la
mesa a su lugar, lo que así se hace.
TELEQUINESIAs 267

"Treinta segundos después, aproximadamente, el doctor Osty


y los dos controles, que por su posición podían observar el espacio
libre entre la mesa y la cortina, ven salir por debajo de la cortina
derecha una niebla espesa, grisácea, de un diámetro como de 30
centímetros. La niebla viene del lado opuesto adonde está el suje-
to y avanza despaciosamente hasta alcanzar el borde superior de la
mesa que, a su contacto, se desplaza más de 20 centímetros en di-
rección a los asistentes.
"El doctor Osty, inclinado sobre el fenómeno, pudo observar
netamente su evolución. En particular comprobó que, al terminar
la mesa su desplazamiento, la masa brumosa se volvió inmediata-
mente invisible. Sus ojos, por más atentos que estuvieron, no la
vieron volver al punto de partida.
"Durante este tiempo, repetimos, Rudi Schneider, cuya res-
piración ruidosa dominaba la escena, era visible a la vez por sus
bandas luminosas y por la luz roja, mientras sus manos y pier-
nas eran aprisionadas por los controles. El lugar donde se desarro-
116 el fenómeno estaba también bajo la vista de los asistentes, co
buena luz roja. A las 15.35 horas Rudi Schneider cesó de respi-
rar agitadamente y, después de algunas convulsiones, salió del
trance."
Después de estas sesiones preparatorias, el doctor Osty montó
el equipo de control de radiación infrarroja, con el objeto de po
der fotografiar automáticamente los fenómenos que se produjeran.
Pero tuvo luego que desistir de este procedimiento por una circuns
tancia no prevista. Cada vez que la fuerza metérgica avanzaba,
invisible, hacia el objeto que debía ser desplazado, provocaba la
deflagración del magnesio al atravesar la radiación infrarroja. La
sesión tenía que interrumpirse entonces, y la revelación de las
placas mostraba que ninguna substancia visible se encontraba en el
lugar donde el rayo había sido interceptado.
Cambiando entonces el procedimiento, se colocó un control
manual para la toma de fotografías, y los controles automáticos se
conectaron con una serie de campanillas. De esta manera, al acer-
carse cualquier substancia material a la mesa, sonaban distintas
campanillas, según los rayos que en cada momento fueran inter-
ceptados. Esto permitió entonces tomar las fotografías, mientras so-
M8 EXPERIENCIAS DE METAPSíQUICA OBJETIVA

naban las campanillas, en el momento que Osty creía más conv&


niente. En estas condiciones, por ejemplo, se realizó la experien-
cia del 14 de noviembre de 1931, estando el ingeniero J. Bravais
de control del sujeto. Resumimos a continuación una parte de l
misma:
"Segunda parte, en luz roja. Toda esta segunda parte de la
sesión se realizó bajo franca luz roja. La luz era suficientemente
fuerte como para esclarecer netamente todo el espacio ocupado por
los haces infrarrojos, y también eran visibles el sujeto y los asis-
tentes. El profesor D. maneja el deflagrador manual del magnesio.
"17,15 hs. Comienza la sesión.
"17,18 hs. Rudi entra en hipermnea.
17,20 hs. Olga-Rudi pregunta: "Qué debo hacer?" Y se le
responde: "Levantar la mesa, como lo habéis prometido".
17,24 hs. Olga-Rudi: "Cerrad la cadena*. La fuerza va a ir
hacia la mesa".
"Inmediatamente empiezan a sonar las campanillas durante
13 segundos. Los asistentes observan atentamente todo el campo
de infrarrojo, pero sin poder ver nada. Sin embargo, la sustancia
estaba allí, absorbiendo por lo menos el 30 % de la radiación.
17,26 hs. Olga-Rudi: "La fuerza va a salir de la cortina". Y
las campanillas vuelven a sonar durante 8 segundos.
A continuación el doctor Osty hace tomar las fotografías, mien-
tras se escuchan las campanillas; ellas ratifican la experiencia vi-
sual, de que ninguna sustancia visible se halla entre los rayos.
ver fig. 27). Éstos, sin embargo, estaban interceptados por una
sustancia material lo suficientemente densa como para absorber
por lo menos el 30 % de su radiación. (Límite a partir del cual
empezaban a sonar las campanillas). Se efectuaron diversas con-
trapruebas para excluir la hipótesis de desperfectos en los aparatos.

Características En el curso de las experiencias fué dado ob-


ie los fenómenos servar algunas características de los fenóme-
nos, que resumimos: 19) El control volunta-
* En lenguaje espiritista "cerrar la cadena" significa que los asistentes deben
tomarse de las manos. Se supone que al cerrar la cadena circula por los cuerpos un
flúido que favorece la producción de los fenómenos. Ninguna prueba experimental
sin embargo, ha confirmado esta creencia.
272 EXPERIENCIAS DE METAPSÍQUICA OBJETIVA

FicunA 28 - Arriba, banda de registro del transcurso del tiempo, en, segun-
dos. En el medio, banda que registra el momento preciso en que el médium
cvsnoicia que la metergia va a atravesar los rayos infrarrojos. Abajo, línea
que registra la intensidad de la radiación que llega a las células fotoeléctricas.
Como se observa, en el momento anunciado por el rnédium (quinto punto
de la señal), se inscribe una absorción que indica la presencia de la metergia
entre los rayos, durante II segundos. Esta absorción es oscilante, a razón
de cinco oscilaciones por segundo. (Clisé tomado de la Reune I\Jétr,s'ckiie).

FIGURA 29 - Arriba, línea de inscripción de los movimientos respiratorios


del médium. En el medio, línea indicadora del momento en que comienza
el fenómeno registrado en la figura 28 (Se lee de derecha a izquierda.
Abajo, línea que registra el transcurso del tiempo, en segundos. Como se
Observa, el ritmo respiratorio es de 2,5 periodos completos por segundo;
la mitad del ritmo oscilatorio de la metergia. En muchas otras eaperiencías
se encontró la misma relación, de 2 períodos de la oscilación meté.tgica
por cada nno de Jo respiración. (Clisé tomado de la fIcemos
TELEQUINESIAS 273

río de las acciones de la metergia, por parte de la personalidad


segunda del médium. Olga-Rudi anunciaba generalmente los
fenómenos, instantes antes de que éstos se produjeran, y en
ocasiones los realizó a pedido de los experimentadores. 29) La
relación entre los fenómenos y el ritmo respiratorio del médium.
Se advirtió un aumento de la hipermnea del sujeto en los mo-
mentos en que Olga-Rudi se esforzaba por producir algún fenó-
meno. 39) La influencia destructiva de las radiaciones luminosas,
sobre la metergia. Se observó que a medida que se aumentaba
la intensidad de éstas disminuían los fenómenos.
Estas características fueron apreciadas repetidas veces durante
el curso de las sesiones, primeramente en forma puramente sub-
jetiva. El doctor Osty introdujo, entonces, algunas innovaciones
técnicas, tendientes a verificarlas automáticamente, por medio de
registros gráficos. Estos procedimientos pueden resumirse así: 19)
Con un galvanómetro rápido Micro-MoIl se registraron las varia-
ciones en la cantidad de radiación que llegaba hasta las células fo-
toeléctricas. Como la intensidad de emisión era constante, las va-
riaciones en la cantidad de radiación que incidía en las células era
función de la absorción de la sustancia invisible (metergia).
29) Con un pneumógrafo Boulitte, ligado a un tambor Marey
que se sujetaba al pecho del médium, se registraron las variacio-
nes en su ritmo respiratorio. 39) Los papeles sobre los que se
inscribían gráficamente estas variaciones presentaban una línea
punteada a todo lo largo que permitía seguir, segundo a segundo,
la duración de los fenómenos. Además, por medio de un control
a distancia, los investigadores podían señalar sobre el papel el
momento preciso en que Olga-Rudi anunciaba su comienzo.
Por medio de tales registros gráficos, el doctor Osty obtuvo
una demostración objetiva del control mental de la metergia y
de su relación con el ritmo respiratorio del médium; las figuras
28 y 29 ilustran a este respecto. También demostró que las me-
jores condiciones para los fenómenos eran las de oscuridad abso--
luta. Las radiaciones de luz roja, ultravioleta e infrarroja, a me-
dida que aumentaban de intensidad, destruían la condensación de
la metergia. Por razones de espacio omitimos los gráficos demos-
trativos de estas influencias.
274 EXPERIENCIAS DE METAPSfQUICA OBJETIVA

2. ECTOPLASMÍAS
La literatura metapsíquica registra numerosos casos de ecto-
plasmías, que van desde la materialización fragmentaria de dedos
o de manos, hasta la formación de un cuerpo entero fantasmal.
Por nuestra parte, hemos procurado resumir algunas experiencias
antiguas que, por sus condiciones experimentales y por los antece-
dentes de los médiums, ofrecen mayores garantías de autenticidad.
Son experiencias realizadas especialmente con los médiums Daniel
D. Home, Eusapia Palladino y Franek Kluski; las de este último
famosas porque permitieron obtener moldes de parafina de los
miembros materializados. Como detalle interesante debe destacarse
la concordancia de las descripciones de los distintos investigadores,
sobre las fases fundamentales de los fenómenos.

a) EXPERIENCIAS DE C R O O K E S CON HOME Y


OTROS MEDIUMS (1870 a 1873).
Transcribimos íntegra la descripción de Crookes, sobre "apa-
riciones de manos luminosas por sí mismas o visibles a la luz
común (La fuerza psíquica, pág. 187). Dice así:
"Durante las sesiones a oscuras o en condiciones en que no
se les puede ver, se siente con frecuencia el contacto de manos.
Yo las he visto aún cuando muy raras veces. No presentaré aquí
ejemplos de fenómenos producidos en la oscuridad, sino que esco-
geré tan sólo algunos de los numerosos casos en que he visto
esas manos a plena luz.
"Una manita de muy bonita forma elevóse de una mesa del
comedor y me dió una flor; apareció y desapareció por tres veces
consecutivas, facilitándome la ocasión de convencerme de que
aquella aparición eran tan real como mi propia mano. Esto tuvo
lugar a plena luz, en mi habitación, reteniendo yo entretanto las
manos y los pies del médium.
"En otras circunstancias aparecieron una mano y un brazo
pequeñitos, parecidos a los de un niño, jugueteando encima de
una señora que estaba sentada a mi lado. Después la aparición vino
hacia mí, dióme un golpe en el brazo y tiró varias veces de mi
traje.
ECTOPLASMIAS 275

"Las manos y los dedos no siempre me han parecido sólidos


y vivientes. Algunas veces ofrecían más bien la apariencia de una
vaporosa nube condensada en parte bajo la forma de una mano.
De todos los presentes tampoco había ninguno que la viese distin-
tamente. Por ejemplo, se ve moverse una flor u otro pequeño
objeto cualquiera, y uno de los presentes verá cernirse encima de
aquel objeto un vapor luminoso; otro descubrirá una mano de
apariencia nebulosa; mientras que otros no verán más que el
objeto y la flor que se mueven.
"Yo he visto más de una vez: primero, moverse un objeto;
después, una nube luminosa que parecía formarse en torno a él;
y por último, condensarse la nube, tomar forma y convertirse
dcspués en una mano perfectamente hecha. En aquel momento,
todos los asistentes podían ver aquella mano. tsta no siempre es
una simple forma, a veces parece perfectamente animada y es
sumamente graciosa, los dedos se mueven y la piel parece tan
humana como la de todos los circunstantes; en la muñeca o en
el brazo se vuelve vaporosa y se pierde en una nube luminosa.
"En el tacto, esas manos parecen a veces frías como el hielo,
muertas; otras veces me han parecido calientes y vivas, y han
apretado la mía con el firme apretón de un amigo antiguo. He
retenido una de esas manos entre las mías, bien resuelto a no
dejarla escapar. Ninguna tentativa ni esfuerzo hizo para obli
garme a soltarla, mas, paulatinamente, aquella mano pareció re-
ducirse a vapor y así fué como se desprendió de mi apretón."

b) EXPERIENCIAS DE RICHET CON EUSAPILA PA-


LLADINO Y OTROS MÉDIUMS (1880 a 1927).

Transcribimos fragmentos de la descripción que hace Richet


de estos fenómenos en su Tratado de Metapsíquica, p. 541 a 546.
"En la Isla Ribaud, mientras Eusapia era vigilada por Lodge,
Myers y Ochorowicks, yo le tenía asida fuertemente ambas ma-
nos, con las mías. Entonces sentí una tercera mano tocarme la
espalda, la cabeza y la cara mientras mis amigos veían una mano
materializada. La oscuridad no era completa, pues había una bu-
jía encendida en la habitación.
276 EXPERIENCIAS DE METAPSÍQUICA OBJETIVA

"Probaré dar un esquema analítico de las materializaciones


provocadas por Miss Goliegher, Marta Béraud y sobre todo por
Eusapia, de las cuales repetidas veces durante largo tiempo he
seguido los procesos.
"Se manifiesta primeramente una masa confusa, más o me-
nos informe, que puede ser invisible pero de la que sin embargo
puede percibirse el contacto y puede ser capaz de acción mecánica.
Son formas difusas que yo denominé ectoplasmas, pues parecían
salir del cuerpo de Eusapia. A veces se ven estos ectoplasmas
organizarse poco a poco. Vi una prolongación casi rectilínea salir
del cuerpo de Eusapia, y obrar por su extremidad como una mano
viviente. Igual ocurrió en la formación del fantasma conocido con
el nombre de Bien Boa. Al principio sus miembros parecían té-
nues, rígidos y como angostos tallos; pero paulatinamente se hin-
chaban para tomar formas más o menos espesas, parecidos a miem-
bros normales.
11e podido también, como Geley, Schrenck Notzing y Mme.
Bisson, ver los primeros lineamientos de las materializaciones al
formarse. Apareció una especie de gelatina líquida, pastosa, que
salía de la boca de Marta y se organizaba poco a poco, adquiriendo
las formas de una faz o de un miembro. Pude ver, en buenas
condiciones de visión, difundirse esta pasta flúida sobre mi rodilla,
organizándose poco a poco, de manera que fué mostrándome un
rudimento de radio, de cúbito y metacarpio, del cual sentí aumen-
tar la presión sobre la primera."

c) EXPERIENCIAS DE RICHET Y GELEY CON


FRANEK KLUSKI (1920 a 1921).
Moldeados de Ectoplasini'as
Resumimos el informe del doctor Gustavo Geley, sobre las
experiencias de moldeados de miembros materializados, realizadas
con el médium Franek Kluski, (G. Geley, La ectoplasmi'a y la
clarividencia págs. 221 y siguientes). En sus detalles principales
concuerda con la descripción de los mismos fenómenos hecha por
Charles Richet, en su Tratado de Metapsíquica, (págs. 739 y
siguientes).
ECTOPLASMIAS 277
Antecedentes Franek Kluski (1874-1944) era polaco, de profe-
del dotado sión empleado bancario y periodista, poligloto, es-
critor y poeta. Descubrió su aptitud parapsicológi-
ca para fenómenos de efectos físicos en forma casual (1919), asis-
tiendo a experiencias del médium Guzik; desde entonces se puso
en forma desinteresada a disposición de los investigadores, con el
fin de estudiar su facultad. No sabemos que haya sido acusado
nunca de fraude.

Descripción de una Las sesiones se llevan a cabo en la sala de


experiencia tipo experiencias del I.M.I. Los experimenta-
dores (el diagrama de la sala indica seis
asientos) se sientan en círculo y se toman de las manos formando
una "cadena". El doctor Richet, en un extremo, sujeta con su mano
derecha la izquierda del médium, mientras que la derecha de éste
es sujetada por la izquierda del doctor Geley, situado en el otro
extremo. Queda así cerrada la "cadena" con el médium formando
parte de ella, y ningún asistente queda fuera.
La iluminación (pantallas de sulfuro de zinc y luz roja) se
reduce a lo justamente suficiente para que se vean la silueta del
médium y las de los experimentadores, a fin de que la radiación
lumínica no afecte a la formación del ectoplasma.
El trance del médium es de tipo "leve", lo que le permite
observar conscientemente los fenómenos; pero el más mínimo es-
fuerzo de atención activa o de acción voluntaria de su parte los
hace desaparecer. En los estados de trance profundo los fenómenos
son más notables, pero el médium prefiere los estados leves, por
el interés personal que pone en el estudio.
El control del médium por el procedimiento de sujetarle las
manos es sencillo y eficaz, pues durante toda la experiencia se
mantiene en un estado letárgico, de casi absoluta inmovilidad
Cuando la experiencia es buena, a los pocos minutos de for-
mada la cadena comienzan los fenómenos, que consisten en:
a) percepción de un fuerte olor a ozono, que se presenta y des-
aparece, por momentos, bruscamente; b) aparición de vapores lige-
ramente fosforescentes; especie de niebla visible que flota alre-
dedor del médium, especialmente cerca de su cabeza; e) formación
278 EXPERIENCIAS DE METAPSíQUICA OBJETIVA

de focos de condensación dentro de esa niebla, de mayor lumino-


sidad (brillo comparable al de las luciérnagas), y de forma, ex-
tensión y duración variables (a veces del tamaño de una moneda
o algo mayor; se forman y desaparecen en contados segundos: 3,
5, 7 segundos); d) a veces esos focos se condensan más aún y
toman la forma de miembros incompletos, especialmente puntas
de dedos o fragmentos de rostros, que duran hasta treinta segundos,
aproximadamente; e) cuando la ectoplasmía llega al máximo se
ven manos y rostros perfectamente formados, como flotando en el
aire; se acercan y tocan a los experimentadores; al tacto mues-
tran consistencia material; su tamaño es generalmente inferior al
normal; f) una inteligencia invisible parece dirigir el proceso y estar
en comunicación con los experimentadores, pues a veces da satis-
facción a pedidos que éstos le formulan (por ejemplo, de ser
tocados por los miembros materializados, de que se les permita to-
carlos, de que se haga el moldeado de un miembro, etc.)

Procedimiento En las condiciones antedichas, se coloca una mesa


'del moldeado (diámetro 30 cm.) en medio de los asistentes y sobre
£ ella un recipiente con agua caliente (aproximada-
mente 43 grados) cuya temperatura se mantiene constante por me-
dio de una estufa eléctrica. Sobre el agua flota una capa de parafina
derretida de 10 cm. de espesor, y su distancia del médium es de
aproximadamente 60 cm. este, como de costumbre, durante toda la
experiencia se mantiene en estado de total inmovilidad.
Cuando se observa la materialización de un miembro, el ex-
perimentador (generalmente el doctor Geley) pide al "operador"
invisible, que deje un moldeado del mismo. La mano materiali-
zada se introduce entonces en el recipiente y se la oye chapotear
en la parafina, delante de los experimentadores. Sale luego de
ella y deja un molde aún caliente sobre la mesa; se supone que
para abandonar el molde la mano se desmaterializa.
En estas condiciones se realizaron 11 sesiones en el Instituto
•Metapsíquico Internacional de París (del 8 de noviembre al 31
de diciembre de 1920), y otras dos series de sesiones en Varsovia,
en setiembre de 1921 y abril-mayo de 1922. Cinco de las sesiones
ECTOPLASMIAS 279

de París resultaron positivas, obteniéndose nueve moldes en total:


cuatro de manos derechas, tres de izquierdas, uno de un pie
izquierdo, y uno de un fragmento de rostro mostrando los labios
y el mentón. Todos los moldes, salvo el fragmento de rostro,
tienen tamaño de miembros de niños. En cuanto a las sesiones
de Varsovia, en ellas se obtuvieron 17 moldes de manos y pies
de hombres y mujeres adultos, y también de niños. Algunas ma-
nos estaban cerradas, otras entrelazadas, o superpuestas. Las figu-
ras 30 y 31 son fotografías de algunas de estas manos, cerradas y
entrelazadas. La figura 32 muestra el menor tamaño de uno de
estos moldes, comparativamente con el del puño de un adulto
normal.

Circunstancias que acre- Según Richet y Celey la autentici-


ditarían la autenticidad dad de los fenómenos, su carácter
paranormal, quedaría establecida
por las siguientes circunstancias:
1) Los modelos fueron obtenidos durante las sesiones:
a) Richet y Geley colocaban, en el mayor secreto, momentos
antes de la experiencia, un testigo (colorantes o colesterina)
en la parafina derretida. El hallazgo del mismo testigo en
el molde acredita que la parafina que lo forma es: la que
se utilizó para la experiencia.
b) El peso de los moldes corresponde, aproximadamente, a
la cantidad de parafina faltante del recipiente.
c) Durante la experiencia, el oído (ruido de chapoteo en la
parafina) y en menor proporción la vista, permiten ates-
tiguar que se estaba produciendo un molde en esos mo-
mentos. El tacto (calor del molde al encontrarse sobre la
mesa) permite coroborar dicha presunción.
2) Es un molde directo de una mano humana viva
a) Varios especialistas en moldeados cuyos informes escritos
constan en la descripción de la experiencia, aseguran que
se trata de moldes de una mano viva, que se movía du-
280 EXPERIENCIAS DE METAPSíQuICA OBJETIVA

rante la operación. Así lo señalarían huellas inconfundibles


de tensión muscular, rozamientos de la parafina, etc., en
relación con las formas de los moldes (hay manos abiertas,
cerradas, entrecruzadas, con dedos en flexión, etc.)
b) En los vaciados de yeso se distingue en sus mayores deta-
lles el grano de la piel, las señales de las venas, los pliegues
de las líneas palmares y de las impresiones digitales. Los
mismos técnicos opinan que esto sólo pudo obtenerse por
contacto directo sobre la piel.
3) No pudo lograrse por fraude
a) Para fraguar el molde debió moverse el médium o alguno
de los asistentes, y esto hubiera sido observado.
b) Las impresiones digitales no son las del médium (no se
aclara si se confrontaron con las de los demás presentes).
Algunas manos son de tamaño muy inferior al normal
(manos de adultos con tamaño de manos de niño), y nun-
ca hubo un niño entre los presentes.
c) La extrema delgadez de los moldes (en general de 1 mm.
de espesor en todas sus partes), hace imposible que una
mano normal pueda librarse de él sin romperlo en varias
partes, aún colocando esta mano en la posición más con-
veniente para la operación. Esto es aún más absolutamente
imposible, cuando el molde es de una mano cerrada, o
con los dedos en flexión, o cuando son manos entrelazadas.
Esos moldes no presentan signos de haber sido retocados.
(Todo esto también fué certificado por peritos moldeadores).
APÉNDICE 111*

LAS INVESTIGACIONES DEL "LABOaA.TOEIO DE


PARAPSICOLOGIA" DE LA DUlCE UN1VER&Y
-métodos estadísticos de análisis -

LOS FENÓMENOS PSI


Veamos, en primer término, qué es la Parapsicología. Gardner
Murphy la define como "la rama de la psicología que se ocupa de
lo paranormal, es decir, de los hechos psíquicos que parecen esca-
par al dominio de lo que, hasta el presente, se reconoce como leyes
normales" (Harriman, Enciclopedia de Psicología). Sinónima es la
designación de metapsíquica, creada por Richet en 1905, para
designar la "ciencia que tiene por objeto los fenómenos mecánicos
y psíquicos debidos a fuerzas que parecen inteligentes o a poten-
cias desconocidas latentes en la inteligencia humana"(1).
¿En qué consisten estos fenómenos? Hay que distinguir dos
clases principales: los de ESP (abreviatura de extra-sensory per-
ception, en inglés), o fenómenos de percepción extrasensorial; y
los de PK (abreviatura de psico-kinesia), o acción directriz de la
mente a distancia, sobre el movimiento de los cuerpos.
Ambos fenómenos se han podido verificar con satisfactorio
grado de evidencia en sujetos dotados de una aptitud especial
para producirlos (la facultad metapsíquica), a los que se denominó
me'diums y, más modernamente, dotad-os metapsíquicos. Pero es
necesario aclarar que los fenómenos parapsicológicos no se agotan

En este apéndice se incluyen dos comunicaciones enviadas por el doctor J.


Ricardo Musso al Primer Congreso Argentino de Psicología, celebrado en la Univer-
sidad del Tucumán del j4 al 21 de marzo de 1954. En ellas se da cuenta, resu-
midamente, de los nuevos métodos de investigación en parapsicología, y de las pruebas
experimentales de la ESP y la PK obtenidas en el Laboratorio de Parapsicología de
la Duke University (Estados Unidos) y, entre otros, en el Instituto Argentino de
Parapsicología.
286 COMUNICACIONES AL PRIMER CONGRESO DE PSICOLOGÍA

en las dos clases enunciadas precedentemente. Comprenden tam-


bién una variada gama de fenómenos multiformes cuya conside-
ración excedería las posibilidades de este trabajo, y que en la
nueva nomenclatura científica se designa con la letra griega Psi,
( a modo de abreviatura de la palabra psíquico), bajo cuya de-
nominación genérica se incluye también a los de ESP y de PK.
Los ESP consisten en fenómenos de conocimiento adquirido
por vías distintas de la de los sentidos conocidos o de la razón
(percepción extrasensorial). Si nos atenemos al contenido de dicho
conocimiento, podemos distinguir la clarividencia y la telepatía.
Clarividencia se tiene cuando un sensible capta un objeto o un
suceso material en esta forma paranormal, o sea, por vías de cono-
cimiento distintas de las conocidas. Telepatía, cuando capta de
igual forma lo que ocurre en la psique de otra persona: ya se
trate de una idea que pasa por la mente de ésta, un estado
emocional (temor, alegría, etc.) o una volición.
La telepatía y la clarividencia son aptitudes de la mente que
se extienden más allá de las barreras del espacio y del tiempo,
que limitan nuestra percepción habitual. Tanto pueden enlazarse
con objetivos situados cerca del sensible (captación, por ejemplo,
del contenido de un sobre cerrado que éste tenga delante suyo),
como a gran distancia de él, sin que la separación en el espacio
disminuya las posibilidades de éxito en las experiencias. Por lo
que se refiere al tiempo, ambas aptitudes pueden aplicarse tanto
a acontecimientos actuales, contemporáneos al momento de la
captación, como a hechos pasados (retrocognición), o a sucesos
del futuro, imposibles de prever por procedimientos normales
(precognición).
El otro fenómeno: PK, expresa la aptitud de la mente para
provocar el movimiento de objetos a distancia, ya sea bajo la forma
de desplazamiento (telequinesia), o de elevación y suspensión en
el aire (levitaciones), sin ninguna clase de contacto o acción
visible de fuerza mecánica o muscular.
SU VERIFICACIÓN CIENTíFICA
¿Hasta qué punto puede hablarse de admisión científica de
estos fenómenos? Para explicarlo debemos referirnos a algunas
cuestiones previas.
INVESTIGACIONES CON MÉTODOS ESTADÍSTICOS 287

Los f enómenos Psi se conocen desde muy antiguo. La clari-


videncia, la telepatía y la precognición se encuentran en la base
de las creencias de todos los pueblos y en todas las épocas. A los
hechiceros de los primitivos, las pitonisas griegas, los magos cal-
deos, los sacerdotes egipcios, los profetas hebreos, los yoguis y
faquires indios, se les atribuyeron siempre facultades de este tipo.
También es antigua la creencia de que se puede influir sobre
la realidad exterior por medios puramente psíquicos. Los viajeros
y antropólogos brindan relatos sorprendentes de levitaciones entre
los faquires indios o de prácticas mágicas en los pueblos primi-
tivos, como el Obecih de los indígenas de Jamaica, descripto por el
doctor Joseph J. Williams(2). Pero estas cuestiones se ubicaron,
modernamente, en el puro terreno de la superstición.
Llamó sin embargo la atención que, en tiempos recientes,
un hombre de la categoría mental de Emmanuel Kant, el gran
filósofo de Koenigsberg, escribiera en un libro sobre Swedenborg.
Refiere como este notable vidente, estando en una reunión social
con numerosos invitados, anunció de pronto el comienzo de un
gran incendio en Estocolmo, y dió detalles precisos de hechos y
escenas, como si las estuviera presenciando. Esto ocurría en Go-
temburgo, a más de 450 kilómetros del suceso, y se confirmó luego
que las visiones de Swedenborg habían correspondido, aún en sus
detalles, con la dolorosa realidad().
Son también famosas las comprobaciones que cientistas de
primera línea realizaron en el terreno de la metapsíquica desde
fines del siglo pasado, sobre todo a raíz de estudios sobre los
llamados "fenómenos espiritistas". Entre muchos que Omitimos
por razones de espacio, merecen citarse los nombres de William
Crookes, eminente químico, descubridor del Talio y de los rayos
catódicos; Alfred Ruseil Wallace, naturalista, émulo de Darwin
en la formulación de la teoría de la evolución; Charles Richet,
miembro de la Academia de Ciencias de Francia y presidente de
la Academia de Medicina de París, descubridor de la anafilaxia;
William James, profesor de psicología y de filosofía en la Uni-
versidad de Harvard; Théodore Flournoy, profesor de psicología
de la Universidad de Ginebra; Césare Lombroso, el célebre crí-
288 COMUNICACIONES AL PRIMER CONGRESO DE PSICOLOGÍA

minalista italiano, y Hans Driesch, gran biólogo y profesor de


filosofía de Leipzig.
Estos cientistas comprobaron que sensibles como el ingeniero
Stephan Ossowiecki, o los señores Pascual Fortuny y Ludwig
Kahn, podían leer frases o reproducir dibujos escritos en papeles
que se guardaban bajo sobres opacos cerrados (4). W. James des-
cubrió a la célebre sensible señora Piper, y se refirió ampliamente
a sus facultades de clarividencia y de telepatía en una de sus
obras póstumas (5)•
William Crookes afirma haber comprobado, en su pi-opio la-
boratorio, que Home y otros médiums de potente facultad, en
estado de trance, podían levantarse en el aire (levitación), mo-
ver objetos a distancia sin tocarlos, y, en igual forma, ejercer
sobre una balanza una presión de más de medio kilogramo, con
sólo aproximar a ella la punta de sus dedos, sin tocarla (6)• A
iguales comprobaciones llegaron Richet y otros investigadores,
experimentando con otros dotados(1).
En 1931, el doctor Eugéne Osty, director del Instituto Me-
tapsíquíco Internacional de París, comprobó que el médium Rudi
Schneider podía emitir una modalidad desconocida de energía
(energía psíquica, pues actuaba intencionadamente) capaz de pro-
vocar el movimiento de una mesa y, en varias oportunidades, el
desplazamiento de diversos objetos colocados sobre una bancada
de experimentación (7). Vió, asimismo, cómo esa energía podía
condensarse, por momentos, hasta asumir la forma material de
una nube de color grisáceo, dirigida por la conciencia críptica del
sujeto, mientras éste se encontraba sumido en profundo trance.
Osty llama conciencia críptica (oculta) a la que se manifiesta
cuando el sujeto, en profundo trance, pierde su conciencia de
vigilia y aparece como una segunda personalidad, que asume la
dirección de su conducta.
Mediante un mecanismo de registro y control completamente
automático, basado en la acción de haces de rayos infrarrojo sobre
células fotoeléctricas convenientemente dispuestas, Osty realizó in-
teresantes estudios sobre esa misteriosa forma de energía. Observó
que era sensible a la radiación lumínica, infrarroja y ultravioleta;
que la radiación intensa pocUa neutralizar sus efectos totalmente,
INVESTIGACIONES CON MÉTODOS ESTADÍSTICOS 289

y que esa energía psíquica, aun en fases invisibles para el ojo


humano (con muy leve grado de condensación), podía denotar
su presencia. Al atravesar los rayos infrarrojo ponía en movimiento
oscilógrafos que registraban gráficamente sus grados de absorción.
Sobre las experiencias de Osty presentó Richet, en marzo de 1932,
una comunicación a la Academia de Ciencias de París.

DIFICULTADES PARA LA ADMISIÓN CIENTIFICA


OFICIAL

Pese a estas comprobaciones y a muchas otras realizadas por


instituciones como la Society for Psychical Resectrch (SPR), de
Londres; la Anierican Society for Psychiccd Research (ASPR), de
Nueva York; o el Institut Métapsychiqiie International, de París,
la ciencia oficial (que dirige las investigaciones en las universi-
dades) no estudió hasta hace muy poco, en forma sistemática,
estos hechos.
La razón es comprensible. Los fenómenos Psi están profunda-
mente ligados a las supersticiones, al charlatanismo y a las creencias
en lo sobrenatural, por una parte, y por otra, a las simulaciones
(fraudes), al ilusionismo y a la prestidigitación. Esto hace que
sea muy difícil separar lo falso de lo verdadero que hay en ellos.
Además, aparte del problema de la posibilidad de fraude, el
gran inconveniente que ofrecen las facultades Psi para su obser-
vación científica es el de su extraordinaria inhabítualidad. Un
elevado por ciento de personas habrá podido experimentar algu-
na vez en su vida la existencia de la facultad parapsíquica, en
forma de telepatias o presentimientos. Pero siempre como fenó-
meno inhabitual, sorprendente y ligado a circunstancias excep-
cionales como una grave enfermedad, un accidente o una muerte.
Los sujetos bien dotados, capaces de producir los fenómenos volun-
tariamente, son muy escasos; y aun ellos suelen experimentar
grandes fracasos, sorpresivamente, después de brindar excelentes
pruebas de sus aptitudes parapsicológicas.
Las causas de esta variabilidad se ignoran totalmente. Se
suelen atribuir a las condiciones del ambiente y al estado físico
o psicológico del sujeto durante la experiencia. Pero aunque esto
290 COMUNICACIONES AL PRIMER CONGRESO DE PSICOLOGÍA

influye, indudablemente, a veces los fracasos se producen aunque


las circunstancias predichas hayan sido excelentes y fuera de
esperar el éxito, todo lo cual provoca gran desconcierto.

APLICACIÓN DEL MÉTODO ESTADISTICO

La ciencia tiene un método para estudiar los fenómenos que


no dependen de la voluntad del investigador o que no pueden ser
seguidos en todos sus detalles, y es el método estadístico, basado
en el cálculo de probabilidades. Este método fué empleado con -
éxito, en primer término, para el estudio de los fenómenos sociales.
Permitió establecer leyes empíricas (sobre mortalidad, siniestrali-
dad, etc.), de rigor casi matemático, en las que se fundamentan,
por ejemplo, las instituciones de previsión social (seguros, jubila-
ciones, etc.).
De la sociología el método estadístico pasó a utilizarse en
otras ramas de la ciencia. Su aplicación a la biología permitió
arribar a interesantes conclusiones sobre las formas y movimientos
celulares, la selección natural, los procesos de absorción de sustan-
cias a través de los tejidos, etc. La psicología también se vale de
él para la valoración de tests y para el estudio de ciertas funciones
y aptitudes, como la atención, la memoria y la percepción. La
física también lo aprovecha en gran escala y toda una rama de la
misma, la mecánica ondulatoria (que estudia los movimientos de
las partículas intratómicas), está estructurada sobre el cálculo de
probabilidades.
En el estudio de los fenómenos parapsicológicos el método
estadístico fué ensayado por Richet en 1884, y a partir de esa fecha
fué empleado por numerosos investigadores (Sidgwicks en 1889;
Roux en 1893; Thomas en 1905; Warcoflier en 1921; Estabrooks en
1927; etc.). Pero fué el doctor Joseph B. Rhine, profesor de psi-
cología de la Universidad de Duke (Carolina del Norte. EE.UU.),
el primero que lo aplicó en forma decididamente consecuente,
rigurosa, y con exclusión de cualquier otro método o procedi-
miento.
Rhine, poniendo entre paréntesis la enorme gama de fenó-
menos multiformes que ofrece la literatura metapsíquica, como com-
INVESTIGACIONES CON MÉTODOS ESTADÍSTICOS 291

probados por otros investigadores, planteó el problema sobre nue-


vas bases: estudió exclusivamente aquellos fenómenos que podían
tratarse por el método estadístico (que exige entren en juego las
leyes de los grandes números). En el Laboratorio de Parapsicolo-
gía de la Universidad de Duke, creado bajo los auspicios del gran
psicólogo William Mc Dougall, Rhine realizó durante tres años
una investigación exploratoria en el campo de la telepatía y la
clarividencia, con la colaboración de los doctores Joseph C. Pratt,
Charles E. Stuart, Betty M. Humprey, Louise Rhine y otros. En
1934 publicó la primera monografía de sus investigaciones (8),
en la que defendió la hipótesis de la ESP (percepción extrasen-
sorial) como explicación de los resultados obtenidos.

EL PERIODO DE CRÍTICA

A partir de ese momento las investigaciones sobre ESP tuvie-


ron comienzo en otras universidades, y los métodos fueron some-
tidos a una intensa crítica científica: sobre posibles indicios sen-
soriales, errores de cómputos, selección de resultados favorables,
formación de hábitos inconscientes, etc. También se criticaron los
análisis matemáticos y la hipótesis de la percerción extrasensorial.
Los métodos se perfeccionaron, en su doble aspecto ex"eri-
mental y matemático, hasta one todas las objeciones atendibles
quedaron satisfechas. Hacia 1939-40 las críticas va habían cesado
a este resrccto. En cuanto a las críticas a la internretación, Ruine
y sus colaboradores recooieron, en el período 1935-1940, treinta y
cinco contrahipótesis. Después de analizarlas separada y combina-
damente, una a una y en coniunto, demostraron que, entre las 56
series de experiencias publicadas sobre ESP, hasta 1939, hay seis
que excluyen sin &nuna ambigüedad, por sus condiciones exoe-
rimentales, la posibilidad de esas contrahipóteçis. La única hiróte-
sis que se rnntuvo firme fue la de la percePción ectrasensorial(9).
En 1938 se realizó una encuesta entre los 603 miembros de
la American Psycl'oloricaZ Association, obteniéndose 352 respues-
tas por escrito. El 89 % de los oue respondieron afirmaron el
carácter científico de la investigación sobre la facultad ESP, y el
76 % sostuvo la necesidad de introducir estas investigaciones en e]
292 COMUNICACIONES AL PRIMER CONGRESO DE PSICOLOGÍA

campo de los estudios clásicos. Dos congresos científicos (de mate-


máticos y de psicólogos) admitieron, finalmente, la corrección de
los métodos empleados por Rhine en las experiencias que ofrecía
como más demostrativas de su hipótesis (10).
La investigación parapsicológica quedó así definitivamente in-
corporada a las universidades, y numerosos colegios y facultades
comenzaron a ocuparse de estudios sobre esta materia("). Traba-
jos sobre ESP empezaron a ser presentados y aprobados como tesis
doctorales, y el Dr. M. S. G. Soal, profesor de matemáticas de la
Universidad de Londres, obtuvo el título de Doctor en Ciencias
por sus investigaciones sobre telepatía precognitiva. En nuestro
país, el doctor Orlando Canavesio obtuvo el título de Doctor en
Medicina, por la Facultad de Ciencias Médicas de Córdoba, con
una tesis sobre Electroencefalografía de los estados metapsíquicos,
que registra su experiencia personal a ese respecto. En esta jerar-
quización de la investigación parapsicológica reside el principal
mérito de la obra de Rhine.

AVALUACIÓN MATEMÁTICA DE LA ESP

Para poder valorar la obra de Rhine es necesario conocer, aun-


que sea someramente, el método matemático en que se funda. Si
el hombre posee una aptitud de conocimiento (o de acción) para-
normal, capaz de evidenciarse en circunstancias especiales, era de
esperar que algún grado de esa facultad pudiera manifestarse en
experiencias como las de acertar cartas, o dados, extraídas o arroja-
dos al azar. Cómo proceder a su comprobación de manera que
obligue a descartar la hipótesis de la casualidad? Tal fue el pro-
blema que se planteó Rhine, y cuya solución abordó por vía del
análisis matemático de los resultados. Este análisis permite esta-
blecer en forma rigurosa, en un número suficientemente grande
de experiencias, si un promedio dado de resultados puede ser
atribuído al azar, o si hay que admitir la presencia de un factor
causal.
En las experiencias de ESP se utilizan las llamadas cartas
Zener, que consisten en un mazo de 25 cartas, con 5 figuras dife-
rentes, que se repiten cinco veces cada una (onda, cuadrado,
INVESTIGACIONES CON MÉTODOS ESTADSTIC0S 293
círculo, cruz y estrella). Se trata de símbolos bien distintos unos
de otros, que el sujeto debe captar colocándose en una situación
experimental que haga imposible que las perciba por medios nor-
males: las cartas son encerradas en sobres opacos, o separadas del
sujeto por una pantalla opaca, o por una habitación (sujeto y
experimentador en habitaciones diferentes), y a veces por largas
distancias(12 ). Se toma nota de las "percepciones" del sujeto,
se establecen los aciertos y desaciertos, y se valoran los resultados
en la forma que a continuación describimos.
Siendo 5 las figuras diferentes, la probabilidad de acertar una
1 4
carta por azar, en un ensayo, es p = -,y la de no acertar es q =

(= 1 - p). Se entiende que la probabilidad de acertar o no (cer-


teza) es p + q = 1; np = 5 es la cantidad de aciertos que cabe
esperar por azar cuando n (número de ensayos) es igual a un
juego (veinticinco ensayos).
En la práctica, el número de aciertos reales V, suele ser mayor
o menor que el de los esperados np. De donde surge, generalmen-
te un desvío a = V— np. (Por ejemplo, si en un juego un sujeto
tiene 15 aciertos (V = 15) en lugar de 5 (np = 5), el desvío es
10 (a = 15 - 5 = 10).
El desvío es uno de los elementos más importantes en la
valoración de los resultados, pues existen procedimientos matemá-
ticos para establecer si un desvío dado puede o no esperarse por
obra del azar. En parapsicología se aplica lo que se conoce con e]
nombre de "hipótesis binomial", que permite hallar la probabili-
dad de que por azar se presente un desvío inferior o superior a
un número cualquiera, en base a la fórmula de Bernoulli(13).
Un método abreviado para encontrar esa probabilidad, cuando
el desvío no es demasiado grande (cuando la probabilidad no es
inferior a 1 contra mil millones), es el de la relación crítica o,
abreviadamente CR (del inglés Critical Ratio). Este método
relaciona el desvío real a, con una unidad de desvío denominada
desviación standard o, abreviadamente SD (del inglés Standard
Desviation). La fórmula matemática de esta última está dada por
la expresión SD = '/npq; lo cual indica que la SD aumenta como
294 COMUNICACIONES AL PRIMER CONGRESO DE PSICOLOGÍA

la raíz cuadrada del número de ensayos. La fórmula de la CR,


indicativa de la cantidad de veces que el desvío real a supera al
desvío standard, está dada por la expresión CR =
La probabilidad de que una determinada CR se produzca por
obra del azar, está dada en una tabla que contiene valores de CR
desde CR = 0, hasta CR = 6 (aumentando de 0,05 en 0,05). La
tabla permite hallar rápidamente, y en forma directa (sin grandes
cálculos), esa probabilidad.
Vemos algunos ejemplos de cómo, a medida que aumenta la
CR, disminuye la probabilidad de que el desvío que ella mide pue-
da obtenerse por azar:
Valor de Probabilidad
la CR por azar: p

2 0.0227 o sea 1 contra 44


2,33 0.01 ,, ,, 1 ,, 100
2,5 0.0062 ,, ,, 1 ,, 162
3 0,0013 ,, ,, 1 ,, 770
4 0.00003172 ,, ,, 1 ,, 31.525
5 0.0000002873 ,, ,, 1 ,, 3 480.090 = 348 X 10
6 0,0000000001 ,, 1 1.000.000.000 = 10
La escuela de Rhine considera significativos (es decir, ciue
permiten vresumir la existencia de un factor causal. los resultados
cuya probabilidad por azar es p = 0,01 (CR = 2.33). A medida
que aumenta la CR disminuye la probabilidad del azar. Para
CR = 4 el resultado es altamente significativo (1 contra más de
31.000). Para CR = 5 puede va descartarse para todo efecto prác-
tico el azar, pues la probabilidad es de 1 contra más de 3.000,000.
En nuestro ejemplo anterior, de 15 aciertos en un iuego, el
desvío es a = 10 i la desviación standard es SD = 2. La CR = 51
que resulta de dividir a por SD, es altamente signficativ. Repre-
senta una probabilidad por azar de 1 contra más de 3 millones.
Para 25 aciertos en un juego, que es el máximo posible. ' al
que varias veces se ha llegado, el desvío es a = 20; SD = 2 (como
en el caso anterior) y CR = 10. La probabilidad de obtener este
resultado por azar es del orden de 1 contra 10 seguido de 20 ceros,
INVESTIGACIONES CON MÉTODOS ESTADÍSTICOS 295

lo que equivale a la certeza moral de que ha actuado un factor


causal (14)

AVALUACIÓN MATEMÁTICA DE LA PK
A partir de 1940 la investigación en Duke se orientó a esta-
blecer una aptitud de la mente que aparecía como una probable
consecuencia del firme establecimiento de la ESP: la acción di-
recta de la mente de un sujeto sobre la materia exterior a su cuerpo.
La facultad de ESP evidenciaba que una interacción se pro-
duce entre la mente de un sujeto y la realidad exterior a él. La
clarividencia mostraba el aspecto subjetivo de esta interacción (lo
que ocurre de parte del sujeto); algo debía ocurrir también en
el lado material, y esto es lo que debía ponerse experimentalmente
en evidencia.
Algunos jugadores aficionados habían manifestado su creencia
de que podían, al margen de todo truco, ejercer alguna influencia
sobre los números a salir en las tiradas de dados, en juegos como el
denominado "pase inglés". Se concibió así, en 1934, la idea de
emplear el lanzamiento de dados como base de una investigación
sobre el efecto PK.
Numerosas experiencias, realizadas por distintos investigadores,
dieron resultados significativos. Pero, la acerba crítica con que se
recibieron las primeras publicaciones sobre ESP, mostraron Ja con-
veniencia de reservar estos resultados, no dándolos a pubiicidad
durante un cierto tiempo. Recién a partir de 1940 (cuando cesaron
las críticas sobre la ESP), la investigación se orientó decididamente
hacia la PK. En diciembre de 1942 publicó el Parapsychoiogy
Laboratory de la Universidad de Duke su primer informe oficial
a este respecto: La acción psicoquine'tica, primera experiencia,
por Louise E. Rhine y J. B. Rhine. La guerra dificultó luego estas
investigaciones, que actualmente se prosiguen activamente.
Las experiencias de PK son, en su forma, sumamente senci-
llas. Se han hecho con dados de distinto peso, y se han ensayado
"tiradas" con distinto número de dados (hasta veinticuatro dados
juntos, de variados colores, para distinguirlos). Pero el test típico
es el que se efectúa con dos dados. El sujeto debe procurar, con-
centrándose mentalmente, que los dados caigan de forma que la
296 COMUNICACIONES AL PRIMER CONGRESO DE PSICOLOGÍA

suma de sus caras superiores sea el número 7 (test de 7), mayor


que 7 (test de alta marca), o menor de 7 (test de baja marca),
según lo convenido previamente. Se cambia el tipo de test regular-
mente, es decir, que después de cierto número de juegos en test de
alta marca se realiza con los mismos dados un número igual de
juegos en test de baja marca, a fin de eliminar la hipótesis de que
los resultados se deban a defectos de construcción de los dados. El
"lanzamiento" se hizo primeramente con cubiletes comunes; se
utilizó luego el sistema de un plano inclinado con obstáculos trans-
versales, por el que rodaban los dados; y, finalmente, se constru-
yeron aparatos accionados eléctricamente, de funcionamiento con-
tínuo, que eliminan todo contacto humano. Como en las experien-
cias de ESP, se toma nota de los resultados con el control necesa-
rio para evitar errores de cómputos (15) y se valoran luego mate-
máticamente.
El análisis matemático de las experiencias de PK se realiza,
como en las experiencias ESP, utilizando las CR (relaciones crí-
ticas) de los desvíos como medida del valor del resultado obtenido.
Se debe tener en cuenta, sin embargo, que un ensayo consiste en
este caso en una tirada de dos dados, cuya probabilidad de acierto
15 6 1
es en los test de alta o de baja, y p=--=— para los
36 6
test de 7. (Siendo q igual a y a , respectivamente).
36 6
De aquí resultan las siguientes diferencias con respecto a la
descripción que hicimos del análisis de la ESP (elegimos como
modelo un test de baja o de alta marca).
a) La SD de un ensayo (tirada de dos dados) es:
15 21
SD. = 1/1 )< X --, o sea SD. = 0,493.

b) La unidad de trabajo experimental es siempre un juego,


en el que cabe esperar 5 aciertos por azar. Pero aquí un
juego consiste en 12 ensayos con 2 dados, cuya desviación
estandard es SDi = \/12 X 0,493 = 1,708.
INVESTIGACIONES CON MftODOS ESTADÍSTICOS 297

c) La SI) para un número n de juegos es SI) = \/n X 1,708.


En cuanto a la CR, ésta se obtiene en la misma forma que
para las experiencias de ESP.

AVALUACIÓN MATEMÁTICA DE LAS DIFERENCIAS

Además de estos procedimientos matemáticos, que permiten


el análisis de los juegos, o de las, series, considerados éstos como
un todo, resultó de interés excepcional el análisis de las diferencias
en los resultados de los distintos juegos (o grupos de juegos)
dentro de una misma serie, o de las distintas series de juegos entre
sí. Esto se efectúa por medio de la siguiente fórmula, que expresa
la CR (relación crítica) de las diferencias de promedios en las
distintas partes de una serie:
M1 —M2
CRdJi
SDJXV.!_+ 1
W.
En esta fór-
mula los símbolos tienen los siguientes significados: M1 y M2
son los respectivos promedios de las dos partes de la serie que se
relacionan; y R1 y R2 son el número de juegos que contiene, res-
pectivamente, cada una de las partes que se relacionan.
El análisis minucioso de estas diferencias (que también se
aplica a las experiencias ESP), permitió establecer la existencia
de una serie de efectos secundarios, que constituyeron un refuerzo
valiosísimo para la exclusión de la hipótesis del azar y la afirma-
ción de las aptitudes paranormales de la mente (hipótesis de la
ESP y de la PK). Ciertos efectos como los de desplazamiento,
declinación, emergencia, refuerzo y dispersión (16), a los que nos
referimos en la segunda comunicación, se presentaban en las dis-
tintas series con una constancia en su frecuencia y en sus carac-
terísticas, que obligaba a admitir también en ellos la influencia
de un factor causal. Luego se encontró que algunos de estos efec-
tos también se observaban en tests psicológicos como los de apti-
tud y memoria (17), y esto afirmó la evidencia de que la in-
fluencia causal que actúa sobre la caída de los dados, en las prue-
bas de PK, es de carácter mental.
298 COMUNICACIONES AL PRIMER CONGRESO DE PSICOLOGÍA

IMPORTANCIA DE LA OBRA DE RHINE


La literatura ocultista de todos los tiempos nos habla de fenó-
menos espectaculares (visiones a distancia, predicciones, levitacio-
nes, telequinesias, ectoplasmías, etc), que podrían obtenerse des-
arrollando potencias desconocidas de la mente. Pero la documenta-
ción y teorización en que generalmente se basa esa literatura re-
sultan insatisfactorias al hombre de ciencia. Su lectura resulta mu-
chas veces más interesante como ejemplos de catatimia o de lógica
afectiva, que por los pretendidos fenómenos que describe. Sin em-
bargo, cualquiera que se aplique a investigar por su cuenta estas
cuestiones, en forma desprejuiciada y durante un cierto tiempo,
llega inevitablemente a la conclusión de que ahí hay algo. ¿Qué
es ese algo? Esto es lo que procura establecer la parapsicología en
forma rigurosa, dejando por ahora de lado las teorías más o menos
fantásticas con que generalmente se lo ha vinculado. Por ese ca-
mino surgió la química de la alquimia, la astronomía de la astrolo-
gía, y el hipnotismo del primitivo "magnetismo", instituyéndose
como ciencias positivas.
Rhine ha comprobado algunos de esos hechos, como la clari-
videncia, la telepatía, la premonición y la psicoquinesia, con un
método de experimentación y análisis tan riguroso que no deja du-
das sobre su autenticidad, y que pone a los cientistas frente a la
necesidad de integrar esos hechos en el marco de sus conocimien-
tos. Refiriéndose a ello, y a la necesidad de evitar el dogmatismo
en el terreno de la ciencia, dijo Julián Huxley, en su carácter de
Presidente de la UNESCO: "Debe la UNESCO evitar hacerse
dogmática y negar "a priori" las posibilidades de desarrollo del
saber. Por el contrario, debe velar particularmente por que se
exploren con bastante cuidado los dominios situados en los ccnfi-
nes de la ciencia, sobre todo aquellos que la ciencia ortodoxa u
oficial desdeña. Por vía de ejemplo pudiéramos citar lo que en la
hora actual se llama parapsicología, esto es, el estudio de propieda-
des del espíritu inhabituales y por ahora inexplicables científica-
mente, como la percepción extrasensorial en todas sus formas. Las
laboriosas indagaciones que uno o dos sabios han realizado no hace
mucho en este dominio poco conocido del público, parecen haber
establecido la realidad de cierto grado, no sólo de conocimiento
INVESTIGACIONES CON MÉTODOS ESTADfSTICOS 299

extrasensorial, sino además de preconocimiento. Urge, pues, so-


meter tales fenómenos a un examen más exhaustivo, a fin de ela-
borar una teoría científica nueva y más vasta, que sirva de armazón
a nuestros conocimientos". (18)
La elaboración de esa teoría no es fácil, indudablemente. Pero
no es la primera vez que la ciencia se encuentra frente a tales di-
ficultades. El resultado negativo de la experiencia de Michelson,
a fines del siglo pasado, colocó a los físicos ante lo que parecía ser
una crisis total de sus conocimientos más fundamentales. Contra-
dicciones insalvables se levantaban entre varios hechos, firmemen-
te establecidos por precisas experiencias. Pero Einstein encontró
que esas contradicciones eran tan solo aparentes, y derivaban de
un prejuicio universalmente difundido: la creencia en el carácter
absoluto del espacio y del tiempo. Los fenómenos Psi no encuadran
actualmente en ninguna de las teorías dominantes sobre la percep.
ción, sobre la naturaleza de lo psíquico, o sobre el puesto de este
último en el esquema del Universo. Pero no es improbable que
una revisión a fondo de esas teorías, a la luz de las comprobacio-
nes de la parapsicología, demuestre que hay algo en ellas de pro-
fundamente insatisfactorio. Las contradicciones, en ciencia, son
siempre signos promisorios de futuros avances en el conocimiento.
Parece sensato pensar que los cientistas, y especialmente los psi-
cólogos, deberían prestar una atención preferente a estos fenóme-
nos parapsicológicos, dentro de sus planes de investigaciones.

REFERENCIAS
(i) Charles P.ichet, Tratado de Metapsíquica, Edic. Aralure.
(2) Joseph J. Williams, Psychic Phenomena of Jamaica, N. York.
(3) Oeus'res Completes de Kant, T. III, pág. 88 y su carta a la señorita Carlota
de Koobiock.
(4) Abundante información al respecto se encontrará en la obra de Richet Nues-
tro Sexto Sentido, edic. Araluce.
(5) lVillians James, átudes et Róflexioiss d'un Psychiste, edic. Payot.
(6) William Crookes, La Fuerza Psíquica edic. Maucci.
(7) Euglne Osty, Les pous'oirs inconnues da l'esprit sur la mati3re, Revue
Métapsychique, edic. 1931 a abril 1932.
(8) J. B. Rhine, Extra-Sensory Perception - 1934.
(9) J. B. Rhine (en colaboración), Extra-Sensory Perceprion after Sixty Years -
040, Capítulos V y VI.
(i0) J. B. Rhine, La Double Puissancc de I'Esprit, edic. Payot, pág. 154 Se refiere
al Congreso de Indianápolis, celebrado en 037 por los miembros del Instituto
Americano de Estadística, y al Congreso de Columbia (Ohio), organizado en
¡938 por la Asociación Psicológica Americana.
300 COMUNICACIONES AL PRIMER CONGRESO DE PSICOLOGÍA

(u) R. Warcollier daba, ya en 1939, una lista de 42 Colegios y Universidades que


efectuaban investigaciones sobre ESP (Rey. Métapsychique diciembre de 1939,
pág. 272). En 1953 se creó en la Universidad de Utrech (Holanda) un curso
oficial de Parapsicología, a cargo del doctor W. N. C. Tenhaeff.
(i2) En la experiencia de Zagreb (Yugoslavia) a Durham (EE.UU.), se cubrió una
distancia aproximada de 6.500 Km.
(u 3) La probabilidad (U) de que por azar se presente un desvío (a) inferior o su-
perior a un número cualquiera está dado por la fórmula:

—a2h2
h
u=
v e ; siendo
h =
(i4) Ver J. B. Rhine, ob. cit. en (sO), pág. 141. En la Sociedad Argentina de
Parapsicología (hoy Instituto Argentino de Parapsicología), el notable sensitivo
doctor Ronald W. obtuvo varias veces 25 aciertos en un juego. Ver descripción
en Parapsicología Experimental, por el ingeniero José S. Fernández, 1953.
(s 5) Los últimos métodos de control consisten en fotografiar automáticamente los
resultados, por un procedimiento de microfilm.
(16) Ver D. J. West, Test for Extrasensory Perception, edic. SPR, London 1953, y
J. B. Rhine, ob. cit. en (iO), pág. 118 en adelante.
(17) J. B. Rhine, El efecto psicoquinético, síntesis publicada en la Revista Médica de
Metapsíquica, dic. 047, pág. 99.
(iB) J. Hu.xley, UNESCO, its purpose and ita phylosophy, Preparatory Commission,
1946.
SEGUNDA COMUNICACIÓN

PRUEBAS EXPERIMENTALES DE LA ESP Y LA PK


-su valuación matemática, -

RESUMEN DE TREINTA Y CUATRO


SERIES DE EXPERIENCIAS

Después de publicado el primer informe oficial del Labora-


torio de Parapsicología de la Duke University, sobre las experien-
cias en materia de percepción extrasensorial (1934), las investiga-
ciones sobre ESP cobraron una difusión relativamente amplia. Ha-
cia fines de 1939 se habían publicado 56 series de experiencias,
efectuadas por diversos investigadores, que comprenden en total
3.371.500 ensayos y 2639 sujetos probados. Cuarenta y cinco de
estas series fueron efectuadas por psicólogos profesionales, siete
por académicos no psicólogos y cuatro por profesionales no aca-
démicos. Tal es el status profesional de esos investigadores (1)•
Las condiciones experimentales de esas series no fueron todas
similares, y las acerbas críticas que desde distintos ángulos se les
formularon, tuvieron el saludable efecto de obligar a los experimen-
tadores a ajustar cada vez más sus métodos. Se llegó así a selec-
cionar la cantidad de treinta y cuatro series que, por sus condicio-
nes experimentales, excluyen razonablemente toda posibilidad de
captación por vía de indicios sensoriales. Sus resultados se deta-
llan en el cuadro 1.
Como se observa, los resultados de estas experiencias son ple-
namente demostrativos de la existencia de la facultad ESP. Los
aciertos de cartas encerradas en sobres opacos (CR = 7,74); las
de cartas ocultadas detrás de una pantalla opaca (CR = 31,50):
y las realizadas a distancia (CR = 15,30); excluyen definitiva-
mente la posibilidad práctica de que el resultado haya sido logrado
por azar. Aun tomando la serie más desfavorable (la de cartas en-
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COMUNICACIONES AL PRIMER CONGRESO DE PSICOLOGÍA
304
cerradas en sobre opacos), con CR = 7,74, la probabilidad del
azar es de 1 contra 10 seguido de un parágrafo de ceros.
En cuanto a la "premonición" (Sección D del cuadro 1), la
CR = 5,16 equivale a una probabilidad del orden de 1 contra 100
millones, lo que igualmente excluye la posibilidad práctica del
azar (Otras experiencias de premonición confirmatorias de esta
serie, detallaremos al tratar especialmente sobre esta forma de la
ESP).
A continuación expondremos algunas series de experiencias
realizadas para probar separadamente las distintas formas de fun-
cionamiento de la facultad ESP: clarividencia pura, telepatía pu-
ra y premonición. Omitimos aquí toda explicación sobre los méto-
dos de valoración matemática, o sobre los términos técnicos em-
pleados (juego, ensayo, CR, etc.), pues a ellos nos referimos en
el otro trabajo que presentamos a este Congreso: Las investigacio-
nes del "Laboratorio de Parapsicología" de la Duke University.

CLARIVIDENCIA PURA (PC)


La primera forma de la ESP firmemente establecida fué la
clarividencia pura o, abreviadamente, PC (del inglés. Pure clan-
voyance). Una de las pruebas más rigurosas fué la obtenida en la
Universidad del Colorado, en el año 1938, por una joven psicólo-
ga, señorita Dorothy Martín y una matemática, doctora Francis P.
Stribic. (Se conoce con el nombre de serie Martin-Stribic.) Se
trata de una monumental serie de 300.000 ensayos, realizada con
el procedimiento conocido por el nombre de "hacia abajo y a tra-
vés", abreviadamente DT (del inglés Down Through). El sujeto
debe captar, de arriba abajo, las 25 cartas de un mazo cerrado,
que no es tocado por él ni por el experimentador (La captación
debe hacerse, por lo tanto, a través del mazo cerrado).
Las condiciones en que se efectuó la experiencia fueron las
siguientes:
a) Las cartas fueron barajadas y cortadas en cada juego, fue-
ra de la vista del sujeto y del experimentador.
b) El mazo se colocó luego, en cada juego, boca abajo, y no
fué vuelto a tocar hasta la terminación del juego.
PRUEBAS EXPERIMENTALES DE LA ESP Y LA PR 305

c) El sujeto, separado de las cartas por una pantalla opaca


(salvo en algunos ensayos preliminares, en que tuvo a la vista el
mazo vuelto boca abajo), indicaba las figuras en el orden sucesi-
vo en que "sentía" que estaban colocadas en el mazo.
d) Se controlaron luego, dos veces, para evitar errores, los
aciertos y los desaciertos.
e) Se realizaron contrapruebas, no sujetas a la influencia de
la facultad ESP, para control de la prueba de ESP con lo que
cabe esperar por las leyes del azar.
La serie de Martin-Stribic (2) comprendió 300.000 ensayos
(12.000 juegos de 25 ensayos), realizados con 332 estudiantes, de
entre los cuales se seleccionó uno, mejor dotado, con el que se
hicieron 3500 juegos. El resultado total (inferior, desde luego, al
promedio que arrojó el sujeto mejor dotado), fué un promedio de
5,83 aciertos por juego, en vez de 5 que cabía esperar por las leyes
del azar (La serie de control por el azar dió un promedio de
4,98). La CR que corresponde a ese desvío, teniendo en cuenta
el elevado número de pruebas, es aproximadamente de CR = 95.
Esto equivale a una probabilidad por azar de uno contra 10 seguido
de un número astronómico de ceros. La única hipótesis que per-
mite explicar el resultado es la de clarividencia pura (PC), como
forma de funcionamiento de la facultad ESP.

TELEPATÍA PURA (PT)


La mayor parte de las experiencias de telepatía realizadas con
anterioridad a 1934 consistían, por ejemplo, en lo siguiente: un
investigador (agente) procuraba transmitir mentalmente un dibu-
jo, o una frase, que tenía a la vista, a un sensitivo (perciiente)
colocado a distancia del agente. Pero la comprobación de la PC
(especialmente la clarividencia a distancia) invalidó la mayor parte
de estas experiencias. Cómo probar que el sujeto no captaba por
clarividencia en vez de telepáticamente?
La prueba rigurosa de la telepatía pura, abreviadamente PT
(del inglés, Pure telepathy), recién se obtuvo cuando se probó la
subsistencia de la facultad de ESP aún en ausencia de todo estí-
mulo material, lo cual exigió condiciones experimentales suma-
mente difíciles:
306 COMUNICACIONES AL PRIMER CONGRESO DE PSICOLOGÍA

a) agente a distancia del percipiente, para evitar la hipótesis


de hiperestesia auditiva (audición del "lenguaje interior" del agen-
te), o de captación por los gestos, o la expresión del agente;
b) selección de las figuras, por parte del agente, en forma pu-
ramente subjetiva, es decir, sin tener las cartas o signos equiva-
lentes a la vista;
c) anotación de la figura transmitida recién después de pro-
ducida la captación por el sensible (El sensible hace una señal,
después de cada captación, y el agente "transmite" entonces men-
talmente otra figura. O bien, como se hace en las experiencias a
larga distancia, se adopta un cierto ritmo que debe ser mantenido
tanto por el sujeto como por el agente, y se regulan los tiempos de
captación y transmisión con relojes perfectamente sincronizados);
d) control de que las distintas figuras transmitidas guarden
las proporciones de probabilidad p = 1/5 requeridas por el análi-
sis matemático.
En estas condiciones se realizaron en 1934 dos series de ex-
periencias a una distancia de 200 millas la primera y 165 millas la
segunda, con un total de 26 juegos (650 ensayos) en total. Estas
experiencias se conocen con los nombres de Turner-Zirkle y Tur-
ner-Ownbey, que corresponden al apellido del agente y de los per-
cipientes que intervinieron (3)•
El promedio de acierto por juego fué de 6,8 en lugar de 5
que correspondía por azar. (La prueba de control experimental
del azar dió un promedio de 5,07). La CR que corresponde a
dicho desvío es de CR = 4,6, lo que significa una probabilidad de
uno contra más de dos millones. La hipótesis del azar queda para
todo efecto práctico descartada, y la única hipótesis que explica ra-
zonablemente este resultado es la de PT (telepatía pura).

PRECOGNICIÓN (Pcg.)
El método más usado para estas experiencias es el Pre-Shuffle
Card Ccdhing (respuesta antes del barajado), que consiste, resu-
midamente, en lo siguiente:
a) el sujeto escribe en una hoja de papel el orden en que
"siente" que van a colocarse "de arriba hacia abajo", por azar, las
cartas de un mazo;
PRUEBAS EXPERIMENTALES DE LA ESP Y LA PI 307

b) después que el sujeto hizo sus anotaciones (a veces inme-


diatamente después; otras con un intervalo de varios días, sema-
nas y hasta meses, se mezclan las cartas mecánicamente y se cor-
tan de acuerdo con un patrón objetivo. (Por ejemplo, el número
de cartas a cortar es el que resulta de un cálculo, basado en los
grados de máxima o mínima temperatura anunciada oficialmente);
c) se distribuyen luego las cartas de arriba abajo y se toma
nota del orden de salida, comparándolo con los predichos por el
sujeto.
Otro método es el de Tyrrell; consiste en un juego de cinco
luces que se encienden alternativamente, por un procedimiento me-
cánico, de acuerdo con las leyes del azar. El sujeto debe "adivinar"
la luz que se encenderá en cada ensayo. La máquina elige la luz y
registra las predicciones del sujeto en forma totalmente automática.
Las precauciones del barajado mecánico y, además, del corte
en base de la temperatura del día en que se distribuirán las car-
tas, que pudieran parecer excesivas, sin embargo, no lo son. Debe
tenerse en cuenta que el análisis matemático es sumamente deli-
cado. Una acción psicoquinética, por leve que fuera, sobre el bara-
jado de las cartas, se reflejaría en los resultados. Las posibilidades
de esta acción deben ser eliminadas totalmente, antes de poder
aceptar la hipótesis de la premonición. De ahí la necesidad de las
precauciones tomadas.
Las experiencias de precognición que se consignan en el cua-
dro 1 (Sección D), realizadas por Rhine (113.075 ensayos) y por
Tyrrell (3.255 ensayos) son altamente significativas. Las relaciones
críticas obtenidas (CR = 4,65 y CR = 4,56, respectivamente),
corresponden a probabilidades por azar del orden de 1 contra 2
millones. Se impone, por tanto, la admisión de una aptitud pre-
cognitiva, teniendo en cuenta que las condiciones experimentales
excluyen toda otra contrahipótesis causal, y que otras numerosas
experiencias han confirmado estos resultados. (Ver, por ejemplo,
las experiencias de Soal sobre telepatía precognitiva, en el punto
siguiente: efecto de desplazamiento).
308 COMUNICACIONES AL PRIMER CONGRESO DE PSICOLOGÍA

OTRAS MODALIDADES DE LA FACULTAD ESP.


Hemos visto la clarividencia, la telepatía y la precognición,
como modalidades del funcionamiento de la ESP. Otra de sus
modalidades importantes es la actuación a gran distancia. Los re-
sultados de las experiencias Turney y Zirkley-Owney, sobre tele-
patía a larga distancia, son significativamente similares a los que
se obtienen a corta distancia. A la misma conclusión se arribó en
experiencias de clarividencia pura realizadas a distancia de 250 mts.
(Pearce-Pratt), y en las realizadas a 6.500 Km. por el doctor Mar-
chesi, de Yugoslavia, y un grupo de colaboradores de la Universi-
dad de Duke (Se cubrió la distancia de Zagreb (Yugoslavia) a
Durham (EE. UU.). La ESP, así como puede trascender la ba-
rrera del tiempo (precognición), no parece estar limitada por la dis-
tancia en el espacio.
El análisis profundo del enorme material estadístico acumulado
durante más de veinte años, permitió comprobar ciertos efectos
curiosos, que constituyen otras modalidades de la ESP, y que ac-
tualmente centraliza el interés de los investigadores. Si en vez de
a los resultados totales de las series, atendemos a la distribución de
los aciertos dentro de cada juego, o a los resultados de los distintos
juegos dentro de cada serie, se observan ciertos fenómenos que el
análisis matemático demuestra que no pueden ser atribuidos al azar:
a) desplazamiento: el sujeto a veces se especializa en captar
la carta anterior (-1) o posterior (+1) a la que cons-
cientemente procuraba captar.
b) declinación: el primer cuarto de los ensayos dentro de
cada juego, o de los juegos dentro de cada serie, muestra
un número de aciertos muy superior al de los cuartos res-
tantes. (Este efecto se presenta casi invariablemente).
c) emergencia: el último cuarto de los ensayos (o de los jue-
gos), aunque muy inferior a los del primer cuarto, supera
a los de los cuartos del medio. (El sujeto acierta principal-
mente al comienzo y al final de las experiencias. Las curvas
que expresan gráficamente los resultados tienen la forma
de una U abierta con el segundo brazo más corto que el
primero).
PRUEBAS EXPERIMENTALES DE LA ESP Y LA PX 309

d) refuerzo: se acierta con mayor -frecuencia las cartas que


están precedidas o seguidas por la misma figura.
e) dispersión: junto a series con porcientos de éxitos anormal-
mente altos, se dan otras con resultados anormal-mente
bajos, que no pueden resultar por azar. (Recordemos que
es tan difícil obtener un promedio de aciertos de 2, como
obtenerlo de 8, pues el desvío sobre el promedio del azar
(a=5) es el mismo.
El efecto que más despierta el interés de la investigación en
estos momentos, es el del desplazamiento. Este efecto lo observó
por primera vez W. Carington, en experiencias de transmisiones
telepáticas de dibujos, en las que comprobó que el sujeto captaba
muchas veces el dibujo posterior (+1) al que él transmitía en el
momento de la captación.
Soal (de la Universidad de Londres) realizó en 1936 una
larga serie de experiencias tendientes a probar la clarividencia por
el método de Rhine, pero llegó a resultados que no superaban a los
de las leyes del azar. Hizo saber entonces que su resultado había
sido negativo. Pero años más tarde Carington, que había descu-
bierto el efecto de desplazamiento, le sugirió que revisara su mate-
rial estadístico desde el punto de vista de este efecto. El resultado
fué sorprendente, pues se comprobó que esa experiencia, negativa
como clarividencia, presentaba aciertos en la posición (+1), que
excluían, sin lugar a dudas, la posibilidad de su logro por azar (4).
Soal se aplicó entonces a buscar la confirmación experimental
del resultado, y durante los años 1941 a 1943 realizó una larga
serie de experiencias de telepatía, con un sujeto BS especialmente
dotado. La serie fué controlada por un grupo de la Universidad de
Cambridge, dirigido por el profesor C. D. Broad.
Los resultados de esta serie fueron concluyçntes: la posición
(+1) fué captada por el sujeto BS con una frecuencia cuya CR
= 13,2 expresa una probabilidad por azar de 1 contra 10 (10
seguido de treinticinco ceros). Regulando el ritmo de los ensayos
por medio de un metrónomo, Soal encontró que a la cadencia 2" 6
(un ensayo cada 2,6 segundos), el sujeto captaba preferentemente
la posición (+l); y que acelerando el ritmo, llevándolo a una ca-
dencia 1" 3, la captación se desplazaba a la posición (+2). Es decir,
310 COMUNICACIONES AL PRIMER CONGRESO DE PSICOLOGÍA

que el sujeto no captaba ya la carta que el agente le transmitía en


ese momento, ni la que le transmitiría a continuación, sino la que
luego le sería transmitida en segundo término. (Todo esto incons-
cientemente, pues el objetivo a captar conscientemente por el suje-
to era siempre la carta transmitida).
Soal introdujo numerosas variantes a su modo de experimen-
tación: por momentos suprimía al agente transmisor, y pasaba las
cartas solas, al ritmo establecido, para ver si se captaba por clarivi-
dencia; los símbolos a transmitir eran a veces substituidos por otros,
de significado equivalente; se hicieron cambios sorpresivos en las
formas de transmisión, etc. De la experiencia recogida con estas
variantes (que no se advertían al sujeto), llegó a la siguiente con-
clusión: a) que el sujeto captaba por telepatía y no por clarividen-
cia, y, b) que el desplazamiento debía atribuirse a la precognición
(precognición telepática). Sin embargo, la prueba no es definiti-
vamente concluyente en favor de esta última hipótesis. Una contra-
hipótesis (combinación de clarividencia y psicoquinesia), aunque
mucho menos probable, teniendo en cuenta las condiciones expe-
rimentales, puede sin embargo formularse como explicación del
mismo resultado y cabría admitirla como posible. Por eso la cues-
tión queda abierta todavía, con respecto a la hipótesis de la telepa-
tía precognitiva, en las experiencias de Soal y Coldney. (Bajo este
nombre se las conoce en la literatura parapsicológica).

PSICOQUINESIA (PK)
Las experiencias de PK se realizan bajo las siguientes normas:
a) Se utilizan dados comunes, comerciales.
b) El sujeto arroja los dados sobre una mesa, "a mano", con
un cubilete de tipo comercial. Posteriormente se utilizaron
procedimientos mecánicos, algunos de funcionamiento con-
tinuo, que excluyen todo contacto humano con los dados.
c) El sujeto se concentra en el deseo de que los dados caigan
de manera que la suma de sus caras superiores sea un
número 7 (test de 7), mayor que 7 (test de alta marca)
o menor que 7 (test de baja marca), según sea el tipo de
test convenido antes de empezar la experiencia.
d) Después de cierto número de juegos en test de alta marca,
PRUEBAS EXPERIMENTALES DE LA ESP Y LA PK 311
se realiza un número igual de juegos en test de baja, con
los mismos dados, para eliminar la hipótesis de que los
resultados se deben a defectos de construcción.
e) Se registran los resultados con el contralor necesario para
evitar errores (5) y se someten luego a análisis matemáticos.
Las experiencias sobre PK descriptas en el informe publicado
por L. E. y J. B. Rhine, en diciembre de 1942 (6), se expresan por
las siguientes cifras: 901 juegos (de 12 lanzamientos de 2 dados
cada uno) en total. De estos, 562 se realizaron en presencia de
testigos (series "atestiguadas") y las restantes, por las dificultades
de la guerra, se efectuaron sin ese contralor adicional. (El contralor
lo hacía el investigador ayudado por el propio sujeto). De los 562
juegos atestiguados, 454 fueron de "lanzamiento a mano", y los
108 restantes de "lanzamiento mecánico".
Los resultados parciales y totales se detallan en el siguiente
cuadro:
CUADRO II
Resultados totales de series de alta marca
NS de Prome- Total de Total de Desvío Relación
Series Juegos dios de aciertos aciertos Desvío standard crítica
aoiertos probables reales SI) CR

Atesti-
guadas 562 5.53 2.810 3.110 + 300 ± 40.54 7.40
Total 901 5.50 4.505 4.951 + 446 ± 51.33 8.69

CUADRO III
Comparación de lanzamiento a mano y mecánico
Ns de Prome- Total de Total de Desvío Relación
Condición Juegos dios de aciertos aciertos Desvío standard crítica
aciertos probables reales SI) CR

A mano 454 5.51 2.270 2.500 + 230 ± 36.44 6.31


Mecánico 108 5.65 540 610 + 70 ± 17.77 3.94

Como se observa, los resultados totales del cuadro II (CR


8,69) evidencian la influencia de un factor causal, y lo mismo
ocurre para la selección de pruebas atestiguadas. La CR = 7,40
de esta última muestra que la probabilidad del azar es de uno
312 COMUNICACIONES u. PRIMER CONGRESO DE PSICOLOCA

contra 1012 (diez seguido de doce ceros). Para la primera (CR


= 8,69) la probabilidad del azar es aún mucho menor.
En cuanto al cuadro III, el resultado para lanzamientos a mano
CR = 6,31, excluye prácticamente la probabilidad del azar. Y
para los lanzamientos mecánicos, también cabe la certeza moral de
que una influencia causal de la mente se ha ejercido, pues la pro-
babilidad del azar (siendo CR=3,94) es del orden de 1 contra
30.000. (Como la probabilidad de sacar la única bolilla negra de
un bolillero que contiene 1 negra y 29.999 blancas, en una sola
extracción).
Pero a la certeza sobre la existencia de una acción PK, que
surge del análisis del número de aciertos, se agrega otra que nace
del análisis de la distribución de esos aciertos. Al considerar la ESP
hicimos notar que un efecto de declinación, de naturaleza desco-
nocida, se presentaba casi invariablemente en las experiencias. Este
mismo efecto de declinación se encontró en las pruebas de PK,
como se muestra en el cuadro IV.

CUADRO IV
Declinación en los promedios de los tres primeros juegos
Ns de Promedios Desvío Reloción Relación - critica CR
Orden juegos de Desvío standard crítica de las diferencia,
aciertos SD CR de promedio

1ro. y 2do.
ler. Juego 123 6.09 + 134 ± 18.96 7.07 0.95/0.217=4.33
¿do. 123 5.15 + 19 ± 18.96 1.00 1ro. y 3ro.
027 1.04/0.250=4.16
3er. ,, 75 5.05 + 4 ± 14.81
rotal 321 5.49 + 157 ± 30.64 5.17

Como se observa en el cuadro IV, si se toman los "primer


juego" de las series de dos o más juegos (123 series) y se com-
paran con los "segundo juego" de las mismas series, se ve que los
promedios de aciertos bajan bruscamente (de 6,09 a 5,15). Lo
mismo ocurre si se comparan con los "tercer juego" de las series
de tres o más juegos (75 series). La probabilidad de que esta
declinación sea obra del azar es sumamente remota. Las respectivas
CR = 4,33 y CR = 4,16 indican que la probabilidad de que ella
PRUEBAS EXPERIMENTALES DE LA ESP Y LA PK 313

ocurriera por obra del azar es del orden de 1 contra 1 millón. La


similitud de este efecto de declinación, con el observado para la
ESP, es la mayor evidencia de que una influencia de la mente,
del tipo comprobado para esta última, ha hecho sentir su acción
sobre la caída de los dados.

EXPERIENCIAS SOBRE ESP EN LA REPÚBLICA


ARGENTINA
Las primeras aplicaciones sistemáticas del método estadístico
en el estudio de la ESP, en nuestro país, fueron efectuadas por
el ingeniero José S. Fernández, ex profesor de física en las Uni-
versidades de Buenos Aires y La Plata (hoy Eva Perón). En 1937
realizó una serie de experiencias de percepción extrasensorial a
objetivo humano(7), empleando un método propio de valoración
de los resultados(8); y en los años 1950 a 1952 realizó experiencias
con las cartas Zener (similares a las que se usan en la Duke Uni-
versity), que pueden considerarse como de tipo exploratorio. Estas
últimas se llevaron a cabo en la Sociedad Argentina de Parapsico-
logía (hoy Instituto Argentino de Parapsicología), con la colabo-
ración del notable sensitivo doctor Ronald W.(9)• En el cuadro V
detallamos los resultados de esas experiencias.
Como se observa, las relaciones críticas (CR) obtenidas en
estos ensayos excluyen definitivamente la hipótesis del azar como
explicación de los resultados obtenidos. Aún en el caso más des-
favorable, en que se obtuvo una CR=6,03, la probabilidad del azar
es de uno contra mil millones. Sin embargo, estas experiencias no
son demostraciones concluyentes en favor de la hipótesis de la
ESP, porque no se tomaron las precauciones necesarias para excluir
todo indicio sensorial, consciente o inconsciente. Quienes hemos
asistido a esas experiencias y hemos visto la forma de actuación del
sensible (10) tenemos la convicción personal de que sus captaciones
eran por clarividencia. Pero una convicción personal no es una
demostración científica. Queda, sin embargo, en pie la experiencia
de precognición, para la que no cabe la objeción de indicios sen-
soriales, y cuya CR = 6,03 excluye totalmente la contrahipótesis
del azar.
'5.

314 COMUNICACIONES AL PRIMER CONGRESO DE PSICOLOCfA

CUADRO y
Experiencias de ESP en la Sociedad Argentina de Parapsicología
con el sensible doctor Ronald W.
Cantidad Aciertos Desvío Razón
Ns Fecha Investigadores de ensa- Desvio stan- Critica
yos totales dard SI) CR

A - Cartas con el dorso a la vista y con contacto del sensible -


1 1950 Fernández 2.500 1.209 709 20.00 30.45
2 1951 ,, 750 216 66 10.95 60.27
3 25/7/52 ,, 125 96 71 4.47 15.88
4 16/8/52 50 46 36 2.83 12.72
5 6/9/52 Fernández y Canavesio 152 146 116 4.93 23.52
Totales 3.577 1.713 998 23.91 41.75
B - Cartas con el dorso a la vista, y sin contacto del sensible
6 16/ 8/52 Musso 25 17 12 2.00 6.00
7 30/11/52 Fernández 75 65 50 3.47 14.40
8 ,, ,, 50 45 35 2.83 12.36
9 7/12/52 125 101 86 4.47 19.23
10 14/12/52 Fernández y Musso 100 49 29 4.00 7.25
Totales 375 277 202 7.75 26.06
C - Precognición por el método "respuesta antes del barajado"
11 1950 Fernández 750 216 66 10.95 6.03

Todas las experiencias se hicieron bajo control de varios miembros de la Socie-


dad, pero se consigna solamente el nombre de los que, en cada caso, las programaron.

NOTAS

Las experiencias a a 5 Las realizó el sensible tomando las cartas entre sus manos
y distribuyéndolas frente a las cartas clave, teniendo siempre las figuras hacia abajo.
Las experiencias 6 y 7 las realizó sin tocar las cartas. El experimentador las pa-
saba frente al sensible y éste indicaba sus percepciones.
Las experiencias 8 y sO se realizaron tomando el sensible el mazo, con sus manos
cubiertas con gruesos guantes.
La experiencia 9 se realizó estando el sensible frente al mazo, mirándolo perpen-
dicularmente, e indicando sus percepciones de "arriba abajo" de a una, dos o tres
cartas a la vez.
La experiencia ji se realizó anotando el sensible el orden en que "sentía" que
quedarían distribuidas las cartas. Estas fueron luego cortadas y barajadas y, al distri-
buirlas de "arriba abajo", se controlaron los aciertos y desaciertos,
PRUEBAS EXPERIMENTALES DE LA ESP y LA PX 315

En 1953 el doctor J. Ricardo Musso presentó en el Instituto


Argentino de Parapsicología un plan de experiencias con el sen-
sible doctor Ronald W., cuyo objeto era "investigar la posible in-
fluencia de algún tipo de información subconsciente, obtenida por
el sensible por vía sensorial". La prueba consistía en la realización
de diversos tests con las cartas Zener, tomando cada vez mayores
precauciones contra posibles indicios sensoriales, a fin de observar
el efecto de estas precauciones sobre los resultados del test. El 18
de abril de 1953 se realizó una primera experiencia cuyos resul-
tados se detallan en el cuadro VI.

CUADRO VI
Experiencias de ESP en el Instituto Argentino de Parapsicología
con el sensible doctor Ronald W.
Cantidad Aciertos Desvío RazÓn
Ns Fecha Investigadores' de ensa- Desvío stan- Crítica
yos totales dard SI) CR

A - Cartas con el dorso a la vista y con contacto del sensible


1 18/ 4/53 Musso 25 22 17 2 8.50
B - Cartas con el dorso a la vista del sensible; manos enguantadas
2 18/ 4/53 Musso 25 22 17 2 8.50
C - Sensible con los ojos vendados y con las manos enguantadas
3 18/ 4/53 Musgo 25 25 20 2 10.00
Controlaron la experiencia los señores ingeniero José S. Fernández, entomólogo
Adalberto Ibarra Grasso, señor Benjamín E. Odeil, Señorita Susana Fernández, se
flora M. Amanda Ravagnan de Fernández y doctor J. Ricardo Musso.

Aunque estas experiencias no pudieron continuarse, las rela-


ciones críticas obtenidas en esta breve serie demuestran que,
hasta aquí, la supresión de indicios sensoriales lejos de disminuir
la ESP pareció favorecerla. El acierto total (25 aciertos), obte-
nido con los ojos vendados y manos enguantadas, fué el superior
de la serie. En todos los casos las CR obtenidas excluyen práctica-
mente la posibilidad del azar, pues la probabilidad de éste es in-
ferior a 1 contra 100 mil millones.
El 14 de enero de 1954 el doctor J. Ricardo Musso llevó a
cabo una experiencia de precognición con el sensible señor Con-
316 COMUNICACIONES AL PRIMER CONGRESO DE PSICOLOGLA

rado Castiglioni (conocido bajo el seudónimo de Nostradainus),


en la sala del Teatro Buenos Aires de la Capital Federal. Se trató
de repetir un tipo de experiencia realizada por primera vez por
el doctor Osty, en el Instituto Metapsíquico Internacional de
París (1926), y que actualmente viene ensayando con resultado
altamente positivo el doctor W. N. C. Tenhaeff, profesor de Pa-
rapsicología de la Universidad de Utrech (Holanda).
La experiencia consistió en lo siguiente: 19) Una hora antes
de empezar el espectáculo los experimentadores eligieron cuatro
butacas al azar. 29) El señor Castiglioni, concentrándose, descri-
bió sus "impresiones" sobre las personas que eventualmente ocu-
parían los asientos elegidos. 39) A la terminación del espectá-
culo se interrogó a los espectadores que se habían sentado en esas
butacas. 49) En encuestas posteriores se recogió la documentación
necesaria para verificar las respuestas de los espectadores.
Se tomaron las siguientes precauciones: 19) Al sensible re-
cién se le explicó el carácter de la experiencia en el momento de
comenzarla (él había dado su consentimiento para hacer una ex-
periencia privada, pero ignoraba en que consistiría ésta). 29) Se
verificó en la boletería que las butacas que por azar fueron elegi-
das, correspondieran a localidades ya vendidas (que no esta-
ban en la taquilla). 39) El sensible accedió a ser vigilado cons-
tantemente, desde el momento en que terminó sus predicciones
hasta el comienzo del espectáculo, cuando el público estaba ya
ubicado en sus respectivas butacas.
Las predicciones del sensible fueron consignadas en acta
controlada y firmada por las siguients personas que asistieron a
la experiencia: doctores José Torres Norry; Oscar A. Yavícoli y
J. Ricardo Musso; doctora A. Grimberg; entomólogo Addalberto
Ibarra Grasso, y señores Benjamín E. Odeil, Héctor A. Rosso y J.
Carlos Campana. De las respuestas de los espectadores, así como
de la encuesta posterior que corrió a cargo del doctor Musso, se
tomó registro fonográfico, por el sistema de alambre magnético.
En el cuadro VII detallamos las predicciones del sensible,
indicando por si los aciertos, y por no los desaciertos. La d indica
los resultados dudosos, que no pudieron ser confirmados ni dese-
chados, por lo cual no se toman en cuenta.
PRUEBAS EXPERIMENTALES DE LA ESP Y LA PK 317

Experiencia de precognición con el sensible seior


Conrado Castiglioni

Ns PREDICCIONES RESULTADO

Fila 7, Butaca 8
1 Un hombre sí
2 30 a 35 años no, 46 añoS
3 traje claro sí, gris, espigado claro
4 empleado no, comerciante por menor
5 nació de febrero a marzo no, nació el 17 de enero
o de nov. a diciembre
6 hepático sí, con diagnóstico

Fila 3, Butaca 18
7 Un hombre sí
8 delgado si, 60 kg. de peso
9 mediana estatura sí, 1,66 m. de altura
10 muy colorado de cara si, aunque atribuible a la
emoción de afrontar una
experiencia en público.
11 viaja o piensa viajar sí, viaja frecuentemente a
Santa Fe; proyecta ir a
Italia en marzo de 1954.
12 muy independiente sí ()
13 de iniciativa sí ()
14 y audacia sí (*)
15 soltero sí
16 disgustado con la familia sí, desde marzo de 1953
17 se separó de ella sí, viniendo solo, desde S.
Fe, a radicarse en esta
Capital
18 cabello lacio no, ondulado
19 . . .y fino... sí
20 . . . aparenta tener poco sí, grandes entradas
21 totalmente sano sí ()
22 muy nervioso sí ()
Fila 5, Butaca 10
23 Un hombre sí
24 una mujer al lado sí
25 matrimonio SÍ
26 4 6 5 años de casados no, 8 años
318 COMUNICACIONES AL PRIMER CONGRESO DE PSICOLOGÍA
1
27 traje oscuro él si, marrón oscuro
28 empleado de gobierno sí, en Administración del
Ejército
29 un ascenso en 1949 si, mayor jerarquía
30 . . . otro en 1954 sí, aumento sueldo en enero
de 1954
31 muy nervioso sí
32 . . . y activo sí, además del empleo tiene
otras ocupaciones
33 golpe pierna izquierda no, en la derecha
- la Sra. medio rubia d, castaño, ni rubio ni os-
curo
34 . . . con traje muy claro sí, traje blanco
35 operada apéndice sí, hace 17 años
36 tratada con calcio sí durante más de 1 año,
y en dos oportunidades
- con insuficiencia ovárica d, diagnóstico dudoso

Fila 3, butaca 8
37 Un hombre SI
38 una mujer al lado Sí
39 ella intelectual sí, profesora normal de cas-
tellano, en ejercicio
40 de más de 40 años sí, de 42 años
41 operada de garganta si, en 1938
42 él corpulento sí, 82 kg., y mucho tórax,
1,72 rn. de altura
43 comerciante sí, ramo imprenta
44 traje azul oscuro no, aunque tiene dos trajes
de ese color
45 otra mujer al lado no
(la describe)

() Computamos afirmativamente estas predicciones, pues las condiciones de inde-


pendencia, iniciativa y audacia, pueden considerarse rasgos bien acentuados en la per-
sonalidad traducida, a pesar de ser muy joven. Así, a los z3 años era director de una
revista juvenil de Santa Fe; a los x4 años organizó un sistema de trabajo continuo
en una imprenta de su familia; a los 20 años detuvo a un delincuente y poco des-
pués enfrentó solo, a otros dos, a quienes sorprendió en casa de una familia amiga
robando; en tres oportunidades se arrojó al agua para salvar a personas que se esta-
ban ahogando; en 1953 se disgusto con su familia, precisamente, por su espíritu
independiente.
() Computamos afirmativamente estas predicciones interpretando, para no contra-
decir la predicción 21 con la 22, que por "totalmente sano" (21), el' sensible
quiso significar que se trata de una persona que no manifiesta ninguna lesión or-
gánica, lo que efectivamente diagnosticaron los médicos. En cambio, tiene trastornos
funcionales debidos a que es temperamentalmente muy nervioso, lo que concuerda
con la 22.
PRUEBAS EXPERIMENTALES DE LA ESP y LA px 319
Como se observa, sobre 45 predicciones computables se obtuvo
37 aciertos. Conviniendo que la probabilidad de acertar o errar
por azar fuera de 1/2 (p = q = 0.5), se tiene un desvío de
a=14.5. Teniendo en cuenta que la desviación standard es
SD = 3.36, en este caso, la respectiva relación crítica es
CR=4.31. La probabilidad de obtener por azar este resultado
es del orden de 1 contra 1.000.000 lo que representa un resultado
altamente significativo (11). A todo efecto práctico cabe admitir la
presencia de una aptitud paranormal.
Podría formularse, sin embargo, una objeción respecto del pre-
sunto carácter premonitorio de esta experiencia: cuando el sensi-
tivo hizo sus predicciones, las localidades ya no estaban en la
boletería. Bien pudo, entonces, captar por ESP a la persona po-
seedora, y tratarse de una clarividencia en vez de una premonición.
Pero un detalle imprevisto permite desechar en gran parte esta
hipótesis. Resultó de la encuesta que el espectador de la butaca
18, fila 3 (señor "C"), había ocupado ese asiento inesperadamente.
El poseedor de esa localidad por alguna circunstancia no concurrió
al espectáculo, quedando la butaca vacía. Al advertir esto, el señor
"C" que estaba en otro asiento, se corrió a la butaca 18 fila 3,
porque desde allí podía ver mejor la función. Esta circunstancia
inesperada crea una fuerte presunción en favor de la hipótesis de
la premonición. Esperamos confirmar estos resultados.
REFERENCIAS
(x) J. B. Rhine y otros, Extra Sensory Percestion after Sixty Years, pág. 81. Do
este libro que resume los resultados de sesenta años de investigación en la
materia en todo el mundo y especialmente las investigaciones del Laboratorio
de Parapsicología de la Duke University, en el periodo 034 a 039, se han
tomado los datos sobre experiencias de ESP que se mencionan en esta comuni-
cación. Cuando la información proviene de otra fuente, ésta se menciona en
cada caso.
(2) J. B. Rhine, La Doubie Puissaisce de ¡'Esprit, pág. 46, edit. Payot, París.
(3) J. E. Rhine y otros, obra citada en (1). pág. s63 y correlativas.
(4) La Mésapsychique 040-046. editada por el Institut Métapsychique Inter-
national, t. i, pág. 133.
(5) El último procedimiento de control consiste en fotografiar automáticamente los
resultados, por un procedimiento de microfilm.
(6) En este informe se describen las experiencias de psicoquinesis realizadas en la
Duke University en el período 034 a 042. Hay traducción francesa en la
Revue Métapsychique, Nouveile Serie, Nos. ' y 2, 1948.
(7) Se denominan experiencias a "objetivo humano" aquellas en que el sensitivo
tiene por objeto de su percepción extrasensozia a una persona humana.
320 COMUNICACIONES AL PRIMER CONGRESO DE PSICOLOGfA

(8) Ingeniero José S. Fernández, Clarividencia y problbilidad, 194i; ver, además,


del mismo autor, Introducción Matemática al Estudio de los Fenómenos 4
ESP (049).
(9) El doctor Ronald W. es un distinguido universitario graduado en la tiniversi.
dad de Buenos Aires, que descubrió su facultad de percepción extrasensoria ha-
ciendo ensayos con las cartas Zener, en la Sociedad Argentina de Parapsicología.
En el escaso tiempo que le dejan sus ocupaciones, se ha prestado a realizar
numerosas experiencias, interesándose en el doble carácter de dotado parapsí-
quico y estudioso de su propia facultad.
(rO) El sensible no mira ..tl dorso de las cartas como se requiere hacerlo para percibir
la figura por transparencia, ni palpa las figuras, como se requiere hacerlo para
percibirlas por tacto. Muchas veces saca dos o tres cartas del medio del mazo,
tomándolas por el borde, y dando el resultado por anticipado.
(si) Hay que tener en cuenta que la probabilidad real del azar es, en este caso, muy
inferior a la estimada p rs 0 5. Pues no es probable que de cada iOO personas
haya por ejemplo 50 que piensen viajar (predicción jO), o que se hayan sepa-
rado de la familia (16), o que hay an sido operadas de la garganta o de apendi-
citis, o trazadas con calcio durante largo tiempo (32, 33 y 38). La probabilidad
real del azar, por lo tanto, es muy inferior a la del orden de r contra 1 mi-
llón, que estimamos para este caso.
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Compte Rendu du IIIiiie Con grs International de Rechercijes Psychiques, 1. -Manera de tomar la varilla .............................. 36
2. Manera de tomar el péndulo ............................. 37
-
I. M. I. París, 1928.
3. Ensayo de radiestesia ................................... 49
Compte Rendu du ler Con grcs International de Recherches Psychiques,
-
4. Aceleración del crecimiento de las plantas .................. 50
Copenhague, 1922.
-
5. Transfixión de Nirin Dajo ............................... 51
-
6. Caminando sobre el fuego .............................. 52
-
-
7. "Precauciones" con el médium Erto ....................... 93
8. Stanislava P. sorprendida en fraude ....................... 94
-
9. Reproducciones ideoplásticas (?) de Le Miroir .............. 95
-
10. Materialización (?) de una figura ....................... 96
11.-Esquema del laboratorio experimental del I. M. 1............ 109
-
12. Un momento en las experiencias con Rudi Schneider ........ 113
13.-Aparato para pruebas de psicoquinesia ..................... 114
14.- Cartas Zener para pruebas de percepción extrasensorial ...... 115
-
15. Ensayo de experiencia de percepción extrasensorial .......... 116
16.- Cotejo de firmas en el caso Burnier-Chaumontet ............ 178
-
-
17. Dibujo de Pildzuski captado por Ossowiecki ................ 249
18. Dibujo hecho por Charles Richet y captado por L. Kahn .... 252
-
19. Dibujo hecho por Richet (h) y captado por L. Kahn ........ 252
-
20. Dibujo hecho por Charles Richet ........................ 253
-
21. Reproducción del dibujo de Richet hecha por L. Kahn ...... 253
-
22. Esquema de la balanza utilizada por W. Crookes ............ 257
-
23. Registro gráfico de la fuerza parapsíquica de Home .......... 263
-
-
24. Tubo de plomo utilizado en la experiencia con Ossowiecki .... 269

-
25. Reproducción de papeles descriptos por L. Kahn ............. 269
26. Levitación de una mesa por Eusapia Palladino .............. 270
-
27. Experiencia con Rudi Schneider: fase invisible de la metergia 271
-
28. Comando voluntario de la metergia ....................... 272

- y
29. .- Relación entre la metergia el ritmo respiratorio ............ 272
30. Molde de mano ectoplásmica, cerrada ..................... 281
31.- Molde de manos ectoplásmicas, entrelazadas ................ 282
-
32. Comparación de un puño ectoplásmico con uno adulto normal 283
33.- Un ensayo de percepción extrasensorial ................... 284
-
34. Un ensayo de psicoquinesia ............................. 284
INDICE
PREIIACIO 7
PRIMERA PARTE -
LA INVESTIGACIÓN PARAPSICOLÓGICA
-
1 INTRODUCCIÓN
1. - La investigación precientífica: fenómenos llamados espi-
ritistas .......................................... 13
Su comienzo a mediados del siglo XIX .............. 13
Primeras formas de investigación .................... 15
Primeras personalidades que los estudiaron ............ 16
2.- La investigación científica privada ................... 17
La Comisión de la Sociedad Dialéctica de Londres ...... 17
Estudios de sir William Crookes .................... 18
Incorporación de otros investigadores y asociaciones .. 21.
El "Tratado de Metapsíquica" de Charles Richet ...... 22
3.- La investigación científica oficial .................... 24
Dificultades para la admisión científica oficial ........ 24
Aceptación paulatina .............................. 25
4. - La investigación parapsicológica en la República Argentina 27
Breve información a este respecto .................. 27
II — EL OBJETO DE LA INVESTICACIÓN
1. -Conceptos y división de los fenómenos .............. 29
Parapsicología y metapsíquica ...................... 29
División de los fenómenos .......................... 31
2. - Fenómenos subjetivos ............................. 31
Definiciones y sinónimos .......................... 31
y
Características y división: clarividencia, telepatía precog-
nición......................................... 32
Tres momentos del proceso de ESP ................. 33
La captación .................................... 33
La información .................................. 34
La interpretación .................................. 40
La enseñanza del error en metagnosia ................ 41
3. - Fenómenos objetivos .............................. 44
y
Dificultades de nomenclatura clasificación ........... 44
Clasificación de los fenómenos de metergia .......... 46
a) Distintas clases de metacinesias .................. 46
b) Distintas clases de metafisiologías ................ 53
c) Distintas clases de ideoplastías ....................57
d) Distintas clases de infestaciones .................. 60
"Incomprensibilidad" de la metergia .................. 65
328 J. RICARDO MUSSO

III - CARACTERÍSTICAS DE LOS FENÓMENOS Y DEL TRANCE


1. -Características del fenómeno parapsicológico .......... 67
Inhabitualidad .................................. 67
Intencionalidad .................................. 68
Carácter paranormal .............................. 68
Diferencia con la hiperestesia y la hipermnesia ........ 69
Papel del automatismo motor y las personificaciones ... 70
Falsa mediumnidad sincera: sus peligros .............. 72
"Espíritus bur'ones, y obsesores" .................... 73
Falsas telequinesias sinceras ........................ 75
2. - Características del estado de trance .................. 77
Concepto del trance .............................. 77
Grados de profundidad ............................ 77
Formas de inducción .............................. 78
.
Trance hipnótico y trance mediámnico ............. 79
Comparación con el trance parapsicológico . ............ 80
Papel del trance en los fenómenos parapsicológicos ..... 82
Unidad del trance ................................ 84
Trance, sueño y creación .......................... 85
IV - Los MÉTODOS DE CONTROL Y LAS INHIBICIONES DEL SUJETO
1. - Los pseudofenómenos parapsicológicos ............... 89
Imitación de los fenómenos parapsicológicos ........... 89
Ilusionismo y prestidigitación ....................... 90
Los falsos médiums ............................... 91
Los fraudes inconscientes .......................... 97
Famosos "médiums" que resultaron falsos ............ 100
Dificultades para aclarar las acusaciones de fraude ..... 103
2. - Procedimientos de control y análisis ................. 105
Necesidad y dificultades del control ................. 105
El procedimiento de Osty de rayos infrarrojos ......... 107
El análisis estadístico de Rhine ..................... 110
Discusión de la obra de Rhine en dos congresos cientí-
ficos ........................................... 112
Experiencias de ESP en el Instituto Argentino de Pa-
rapsicología ...................................... 117
3. - Influencia del estado del sujeto y de las condiciones expe-
rimentales ...................................... 118
La inhibición en experiencias psíquicas ............... 118
Causas de inhibición .............................. 119
Influencia de la actitud del investigador .............. 120
La influencia sugestiva inconsciente .................. 122
- ÍNDICE 329
-
SEGUNDA PARTE - LAS TEOPiAS INTERPRETATIVAS
V - INTRODUCCIÓN
1. - La parapsicología y el carácter de la ciencia ........... 127
La ciencia como método y como criterio de verdad ...... 123
y
Los conceptos precientíficos prelógicos .............. 130
Raíces sociológicas de las concepciones del mundo ...... 132
Ra:ces psicológicas de las concepciones del mundo ...... 133
Influencia de las concepciones ael mundo sobre las teorías
científicas ...................................... 135
La explicación y la comprensión .................... 136
El triunfo" del materialismo ....................... 138
El derrumbe ctel materialismo ....................... 139
Las metergias y el nuevo concepto de ley natural ...... 142
La actitua espiritual conveniente en parapsicología ...... 143
La expioracion ael "nuevo mundo" cte la mente ........ 150
-
2. EL aporte de Las distintas ciencias a La parapsicología ... 152
La ti,ica ........................................ 154
La bin.ogía ...................................... 155
La supesación de la psicología clásica ................ 153
La gestaipsycnologie ............................... 159
Li isipnotismo y el psicoanálisis ..................... 163
LI inconsciente cte rreud .......................... 165
LI subconsciente o preconsciente ................... 167
La sugestión y la personalidad ...................... 169
Las personalivactes alternantes ...................... 170
lersuniIicaciones fiipnoticas y espíritas ............... 172
3.— La poswe ¿ey del co'naicionamienzo a la creencia ...... 174
"t-tnmismo y espiritismo" .......................... 174
El caso 1surner-L,t1aumontet ........................ 176
Interpretaciones no espiritistas del caso ............... 177
Frueas experimentales (tel conwcionamiento a la creencia 178
El principio ue economía ue nipotesis y as pruebas espiritas 1112
Valor (101 contexto en los proDemas interpretativos ...... 1s6
VI - INVESTIGACION HI5TOfflCA SOBiiE EL CONDICiONAMIENTO A T
CREEN"
1.—,Planteo del problema .............................. 189
lntcrpretacion cte la escuela antropológica inglesa ...... 1o9
heucciones cte la invesugcion iiio1ca ........... 192
2. - Aparición de las "posesiones demoníacas" en Occidente .. 192
Lrectos cte la creencia en el demonio ................ 192
Exrcisinos y sugesuon ............................ 194
Magias natural y primitiva ......................... 195
3. - L)m.inacion cte cas "posesionis demoniacas" ........... 196
Elfin de las persecusiones ......................... 196

330 J. RICAflDO MUSSO

El desarrollo de la mentalidad científica y del ocultismo


moderno........................................197
Fenomenismo parapsicológico y ocultismo moderno .....198
4. - Antecedentes occidentales del espiritismo .............. 199
Swedenborg: la fusión de las cosmogonías ............199
Creencias y visiones de Swedenborg ..................200
Otros precursores del espiritismo ....................201
5. -El movimiento espiritista ............................ 203
Fenómenos de Hydesville ..........................203
Interpretación de Allan Kardec ......................205
Sustitución del fenomenismo demoníaco por el espíritu .. 205
VII -CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS DE LA PARAPSICOLOGÍA
1.— Los cientistas y el espiritismo ...................... 207
Dificultades críticas del espiritismo .................. 207
Las dos corrientes del espiritismo ................... 210
Concepto final de Geley sobre las pruebas directas de
supervivencia ......................................212
La opinión de los parapsicólogos sobre el alma ........ 214
2.—Ensayos de teorías parapsicológicas .................. 218
Hipótesis del parapsiquismo ......................... 218
El dinamopsiquismo de Geley ....................... 219
El sexto sentido de Richet ......................... 219
La ESP no corresponde a un sentido ................. 220
¿Percepción o memoria extrasensorial? ................ 221
Hipótesis del inconsciente colectivo .................. 222
Teoría de la asociación de Carington ................ 223
Precognición y determinismo ...................... 225
¿Causalidad teleológica o estructura del tiempo? ...... 226
La 'fuerza psíquica" de Crookes .................... 228
Hipótesis sobre su naturaleza ....................... 228
Lo intencional en las infestaciones ................... 229
Las hipótesis del traumatismo y de las vibraciones ...... 230
Refutación del dualismo espíritu-materia ............. 231
La unidad de los fenómenos psi .................... 232
Perspectivas de aplicaciones prácticas ................. 234
3. -Consecuencias filosófico-sociales de la parapsicología . . . . 237
Refutación de los principios básicos del materialismo . . . . 237
La ciencia y la crisis general de nuestro tiempo ......... 239
La solución socialista: opinión de Einstein ........... 241
El materialismo no es esencial al socialismo ni a la ciencia 243
El reencuentro de la ciencia con el espíritu ........... 245
VIII - APÉNDICE 1 - EXPERIENCIAS DE METAPSÍQUICA SUBJETIVA
1. - Percepción extrasensorial .......................... 247
a) Captación de dibujos y escritura bajo plomo ........ 248
fNDIc2 331

b) Captación de frases y dibujos contenidos en papeles do-


blados........................................250
2. - Premonición ...................................... 252
a) Dificultades experimentales .......................252
b) Algunos antecedentes personales ..................254
c) Pruebas "razonablemente" convincentes ............255
IX - APÉNDICE II - EXPERIENCIAS DE METAPSÍQUICA OBJETIVA
1. - Telequinesias ............................ . ........ 259
a) Experiencias de Crookes con llome ...............259
b) Experiencias de levitación de una mesa, con Eusapia
Palladino .....................................263
c) Experiencias de Osty con Rudi Schneider: control con
rayosinfrarrojos ...............................265
2. - Ectoplasmías ..................................... 274
a) Experiencias de Crookes con Home y otros médiums 274
b) Experiencias de Richet con Eusapia Palladino y otros
médiums.....................................275
c) Experiencias de Richet y Geley con Franek Kluski:
moldeados de ectoplasmías ......................276
X - APÉNDICE III - COMUNICACIONES AL PRIMER CONGRESO ARGENTINO
DE PSICOLOGÍA
1. - Las investigaciones del "Laboratorio de Parapsicología de
la Duke Llniversity" - métodos estadísticos de análisis .... 285
Losfenómenos psi ................................ 285
Su verificación científica ........................... 286
Dificultades para la admisión científica oficial ........ 289
Aplicación del método estadístico .................... 290
El período de crítica .............................. 291
La avaluación matemática de la PK ................. 295
La avaluación matemática de las diferencias .......... 296
Importancia de la obra de Rhine .................... 297
2. - Pruebas experimentales de la LSP y la PK - avaluación
matemática...................................... 301
Resumen de treinta y cuatro series de experiencias 301
Clarividencia pura (PC) .......................... 304
Telepatía pura (PT) ............................. 305
Precognición (Pcg.) .............................. 306
Otras modalidades de la facultad ESP ............... 308
Psicoquinesia (PK) .............................. 310
Experiencias sobre ESP en la República Argentina ...... 313
OBRAS CITADAS .............................................. 321
INDICE DE GRABADOS ......................................... 325
INDICE GENERAL ............................................ 327

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