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com
no podían dormir por la noche. El mie- Cualquiera de nosotros hubiera
do fue más fuerte que cualquier otra echado a correr en ese momento. Pero
E
[ positivismo racionalista consti-
tuye una valiosa herencia del lla- consideración y al cabo de un tiempo, Athenodoro parecía estar en posesión
mado «Siglo de las Luces». Se la casa quedó abandonada, a pesar de de ciertos conocimientos reservados
trata de una manera de pensar que ha lo cual, y comprensiblemente, el pro- que incrementaban su autoconfianza
proporcionado a Europa grandes pietario insistía en alquilada o venderla. en semejantes circunstancias, de mo-
avances tecnológicos. Pero ni en eco- Fue entonces cuando el filósofo Athe- do que a su vez, le hizo otro gesto al
nomía existen comidas regaladas nodoro llegó a Atenas buscando un «fantasma», como indicándole que no
(siempre paga alguien al final), ni en la lugar donde vivir. El precio extraordina- le molestara, y continuó escribiendo.
Historia del Pensamiento, aportacio- riamente bajo que pedían por la vivien- La aparición volvió a agitar sus cade-
nes gratuitas: el positivismo constituye da le desconcertó; pero después de nas de manera más ruidosa indicán-
un «corpus» de creencias que nos nie- haber conocido toda la historia no sólo dole con gestos que le siguiese. Athe-
ga la comprensión, e incluso la simple no se asustó, sino que se decidió a al- nodoro así lo hizo, hasta que en un de-
aceptación de fenómenos ciertos, pe- quilarla. terminado punto del atrio, la figura se
ro imposibles de reproduciren las con- desvaneció por completo. El filósofo
diciones de un laboratorio científico. EL PRIMER «CAZAFANTASMAS» señaló ese lugar con un poco de hier-
En consecuencia, estamos acos- Llegados a este punto, entramos ya ba y al día siguiente solicitó a las autori-
tumbrados desde hace dos siglos, a de lleno en la secuencia terrorífica, pro- dades que excavasen en ese mismo
etiquetar con la palabra «superstición» pia de una película del género. La pri- sitio. Al hacerlo, se descubrieron bajo
todo aquello que el positivismo ha sido mera noche, ya la luz de unavela, Athe- tierra unos huesos humanos atados
incapaz de asimilar. Dentro de ese eti- nodoro se puso a escribir. Las primeras con cadenas.
quetado cajón de sastre, caben, en horas transcurrieron sin incidentes,
efecto, muchas supersticiones, aun- pero después, comenzó a oír un arras- MAS ALLA DE LA ALUCINACION
que por desgracia, también hechos trar de cadenas. El filósofo fingió esta
que de ninguna manera pueden con- absorto en su trabajo y no prestar aten- Este es el primer relato serio de fan-
siderarse como el producto de menta- ción, pero el ruido se acercó hasta de- tasmas del que tenemos constancia
lidades simples y aterrorizadas. La fan- trás de la puerta de su cuarto, hasta que escrita. Serio, porque Plinio no está ha-
tasmo génesis es uno de estos hechos. terminó sintiéndolo en la misma pieza ciendo literatura de terror, sino actuan-
En la primera centuria de nuestra en la que se encontraba. Haciendo ga- do como notario de unos hechos que
Era, un célebre abogado y político ate- la de sangre de reptil, Athenodoro le- le han sido transmitidos como verda-
niense, Plinio el Joven, contaba que vantó la cabeza y reconoció al «fantas- deros. Y porque en su crónica se esta-
en su ciudad había una casa grande ma» que le habían descrito: estaba de- blece, asimismo, uno de los procedi-
con la triste reputación de estar «mal lante de él y parecía hacerle un peque- mientos más profusamente utilizados
habitada». A media noche se oían rui- ño signo con la mano. en la Historia de la Humanidad para
dos semejantes a los que produce una
cadena arrastrándose. El ruido iba
acercándose y finalmente aparecía un
«fantasma»: la figura de un viejo mise-
rable, descarnado, barbudo, con los
E filósofo Athenodoro fingió estar absorto en su
trabajo y no prestar atención. Cuando levantó la
cabellos erizados, que agitaba las ca-
denas que pendían de sus muñecas y cabeza, reconoció al «fantasma» que le habían
tobillos.
Continuando con la narración de descrito: estaba delante de él y parecía hacerle un
Plinio, los desgraciados habitantes de
esta casa estaban tan angustiados que pequeño signo con la mano.
Recurrir a la palabra «superstición»
Los fantasmas
parecen estar
en estrecha
relación con el
lugar donde se
presentan. Se
suelen mover
automáticamente,
como los
sonámbulos,
repitiendo los
mismos gestos
una y otra vez,
de modo similar
a como se
repite una
grabación
musical.
La visión alucinatoria suele acom- bles, entran de lleno en el campo de
pañar a estos fenómenos, característi- nuestra percepción.
ca fácilmente explicable si admitimos
que el mundo que conocemos está
formado por imágenes. Cuando se
nos pide la descripción de un objeto Estos mecanismos pueden alcan-
que no vemos, evocamos su imagen zara veces extremos tan estupefacien-
mediante la representación mental tes como los de esos casos en que una
que nuestro cerebro guarda del mis- persona afirma haber visto una apari-
mo. Pero en la percepción extrasenso- ción fantasmal de sí mismo. Este raro
rial, la información es captada sublimi- fenómeno es conocido en parapsico-
nalmente, no teniendo el «yo» concien- logía como «bilocación» o «desdobla-
cia de lo ocurrido. La historia tiene que miento». En algunas ocasiones, otros
desencadenarse para que el «yo» sujetos diferentes logran también ver la
consciente pueda participar de ese ex- aparición, en cuyo caso el fenómeno
laño fenómeno que es la aparición es- trascendería lo meramente subjetivo.
pectral. Y debe suceder en la forma en Es creencia generalizada que tales
la que está acostumbrado a conocer; apariciones constituyen avisos inequí-
es decir, mediante representaciones vocos de que un acontecimiento de
visuales, auditivas o táctiles: algo suce- enorme transcendencia para el sujeto
de (no sabemos exactamente qué, y ni está a punto de suceder. El propio
siquiera si sucede dentro o fuera de Goethe, en Poesía y Verdad, recuerda bles tiraban de sus ropas. En la plaza
nosotros) que cambia radicalmente que siendo un joven de veintidós años donde se levanta la oficina, los japone-
nuestros modos de percepción habi- tuvo esta terrible experiencia. ses ejecutaron a muchas personas du-
tuales. E inmediatamente después in- Sean o no señales del «más allá», rante la Segunda Guerra Mundial. De
terpretamos ese fenómeno de acuer- manifestaciones de anormalidad nuevo, el sentido práctico típicamente
do con nuestros contenidos experien- emocional o evidencias de «mundos británico vino a acabar con el proble-
ciales y culturales. paralelos», lo cierto es que las aparicio- ma. Al jefe de la oficina, Brian Wilson,
nes espectrales siguen produciéndo- poco le importó saber si las perturba-
Tal vez, esta explicación sea insufi- se en nuestros días, a menudo acom- ciones se debían a seres desencarna-
ciente y no baste para interpretar la va- pañadas de graves perturbaciones de dos o a otras causas, pues terminó so-
riopinta casuística de las apariciones todo tipo. Como las que ocurrieron ha- lucionando el problema contratando
espectrales. Pero es la única de que ce poco más de una década en la Ofi- los servicios de un grupo de setenta
disponemos, dado el actual nivel de cina de Turismo de Hong Kong. Por los sacerdotes budistas. Por medio de
nuestros conocimientos, proporcio- pasillos aparecían fig u ras fantasmales, oraciones, derramamiento de cenizas
nándonos una sugerente hipótesis de mientras los empleados escuchaban y «agua bendita» consiguieron que las
trabajo, como lo es la de la existencia gritos, risas, gemidos y ruidos de cuer- perturbaciones no volvieran a produ-
de mundos paralelos que a veces, y pos cayendo al suelo. Algunas em- cirse nunca más. Este hecho tuvo lugar
debido a mecanismos incomprensi- pleadas afirmaban que manos invisi- durante el mes de Febrero de 1974 y
desde entonces reina en aquella ofici-
L
na la tranquilidad más absoluta.
Quizá nunca sepamos qué son
os fantasmas que aparecen reiteradas veces en exactamente los aparecidos, pero sí
sabemos la manera de hacerlos desa-
lugares concretos, se mueven automáticamente, parecer.
como los sonámbulos, repitiendo una y otra vez los José LEON CANO