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¿Qué se le podría hacer decir, si ello no fuera risible, al extraviado texto de Ignacio
Anzoátegui después de la versión lacano-hegeliana del cristianismo católico
arrojada por el marxista chestertonizado de Zizek a guisa de cachetada a la
posmodernidad dionisíaca o budaica, o bien después del gran parteaguas delegado
–frente a los abismos insondables de la Teoría Crítica y el new age– por Sloterdijk en
torno a una historia de la filosofía sin filosofemas dirimida entre quínicos pedestres
herederos de Diógenes y cínicos ilustres descendientes de Luciano, o aun después
de la santa trinidad enunciada por el anti-antiplatonista Badiou formada por
filósofos sofistas y antifilósos? Este moroso y negligente vagabundeo con escalpelo
descartable y sin hoja –al que le falta el mango– por los textos anzoáteguianos y su
contorno, estira una glosa salteada acribillada por salteadoras elipsis donde
lenguajeramente tropieza el concepto casual ora con el tropo arcaizante o el giro
coloquial, mientras amaga desplegar una larga ristra de inesperadas
confrontaciones, que entre fintas ceremoniosas y súbitos golpes ilícitos, ensaya una
deslectura al ras de esos y otros saldos, intentando una ética de la escritura para
aletear en el vacío de la teología sin dios: el pensamiento, la filosofía. Insólita
colisión en Anzoátegui entre Nietzsche y Chesterton; hace del primero el
refundador del catolicismo en plena pampa, y del segundo el padre espiritual del
eslabón perdido entre los cruzados y el skinhead. De resultas, la crítica
contemporánea lo recibe acaloradamente como al dadaísta de la ultraderecha
monárquica, el poète maudit del integrismo medievalista, el uriburista avant garde
o el patafísico hispanista del nazi-fascismo.

Luciano García ha cultivado vastamente la crítica y el ensayo y con toda intención de interferir
en el campo teórico ha arrojado estos títulos: Un rosarino extraviado en la metafísica 1998 La
anormalidad filosófica manifiesto por una filosofía argentina posmacedoniana (2000),
Tontología matafísica y metamística en Macedonio Fernández (2002), Gombrowicz circo y
filosofía (2005), Cachilo o el lector como peatón (2010), Antifilosofía y cinismo (2012), Formas del
amor los filósofos la mujer y las muertes (2015), Omar Viñole antiescritor y antifilósofo 50
bolazos críticos sobre El Hombre de la Vaca (2016). Pródigo autor asimismo de una diversa obra
poética narrativa y aforística: Antiantipoemas (1995), La máquina de coser paraguas (2009),
Poses de ausente (2013), Mogólico de la lengua (2015), y Cómo sentirse mal, de venidera
irradiación.

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