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Revista Politikón Anual N1 - 2018 PDF
Revista Politikón Anual N1 - 2018 PDF
www.revistapolitikon.com.ar
Joan Subirats: Las políticas sociales hoy, desafíos y oportunidades del Pág. 6
cambio de época
Por Sofía Marzioni
ARTÍCULOS ACADÉMICOS
Naturaleza, razón y represión en la política contractual del
Estado moderno.
Mg. Oscar Guadarrama Arroyo
Pág. 11
ENSAYOS
¿Los cirujas hablan? Rancière y el conflicto carrero en Santa Fe
Prof. Juan Diego García Pág. 51
AVANCES DE INVESTIGACIÓN
La gobernanza electoral en la agenda 2015-2016 de Cambiemos.
Lic. Aníbal Torres Pág. 77
RESEÑAS
Merlinsky, Gabriela: “Política, derechos y justicia ambiental. El con-
flicto del Riachuelo”.
Lic. Camila Blanc Pág. 82
Joan Subirats: Las políticas sociales hoy, desafíos y
oportunidades en el cambio de época
Por Sofía Marzioni
Licenciada en Ciencia Política, UNL-CONICET
sofimarzioni@hotmail.com
Las políticas sociales están en el corazón del orden social. En efecto, desde una mirada amplia y
atenta su complejidad, pueden ser definidas como aquellas formas de intervención del Estado y de la
sociedad sobre los problemas que desafían los mecanismos de cohesión social. Ocupan, entonces, un
lugar central en el orden social capitalista, formando parte de sus procesos de construcción de
hegemonía. En este sentido, el “análisis de políticas” no aborda temas periféricos a los propios de la
Ciencia Política sino que, por el contrario, implica directamente aspectos esenciales de su objeto de
estudio: las relaciones de poder y las formas concretas que asume la relación entre el Estado y la
ciudadanía en un momento histórico determinado.
En Argentina, los estudios sobre políticas sociales se desarrollaron en paralelo al
“redescubrimiento” de la cuestión social contemporánea, a partir del retorno a la democracia y las
sucesivas crisis macro-económica que experimentó el país. En las últimas décadas, el debate
académico y político sobre las políticas sociales se ha intensificado en la medida en que hemos sido
testigos de la crisis del Estado de Bienestar, el crecimiento de la desigualdad y la pobreza, la erosión
del trabajo como eje de la integración social… Ante un mundo que está cambiando, ¿Es razonable
seguir pensando a las políticas sociales como lo hacíamos a finales del siglo XX o nos arriesgamos a
ver con “anteojos” obsoletos una realidad que demanda atender a nuevas complejidades?
“Nuevos escenarios requieren no sólo nuevas respuestas sino también nuevas preguntas” sostiene
Joan Subirats en una de sus clases en la Universidad Autónoma de Barcelona. Referencia ineludible
en el campo, Joan Subirats es Doctor en Ciencias Económicas, Catedrático de Ciencia Política e
investigador del Instituto de Gobierno y Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Especialista en análisis y gestión de políticas públicas, innovación democrática y relaciones internet-
política. Lo entrevistamos para Revista Politikón y conversamos con él acerca de algunos de los
puntos claves del debate actual sobre las políticas sociales 1 .
En los últimos años han cobrado fuerza las ideas de glocalización, desarrollo local,
gestión de proximidad… ¿Cuál es el rol que deben asumir los gobiernos locales en la
coyuntura actual y qué potencialidades y límites poseen los mismos para gestionar
los problemas sociales?. A nivel organizativo, ¿Qué retos plantea la gestión de los
problemas sociales desde el nivel local? ¿Cómo se materializan en la gestión de lo
social las tan mentadas coordinación intergubernamental, transversalidad o
integralidad?
JS - Parece claro, al menos para mí, que si queremos combinar la preocupación por la igualdad
con la necesidad de reconocer las diferencias entre las personas, ello se hace mucho más fácil desde la
proximidad. La lejanía entre necesidad y centro decisor puede ayudar a evitar un exceso de
particularismo y puede asimismo contribuir a redistribuir recursos entre espacios o territorios con
características sociales muy distintas. Pero, al mismo tiempo, esa actuación lejana y centralista (que
es la habitual incluso en Estados que dicen ser federales), acostumbra a basarse en formatos
jerárquicos y de estricta distribución competencial. Cuando, si aceptamos a la diversidad como un
valor a reconocer e incorporamos lógicas participativas, parece necesario buscar más el acuerdo de los
distintos agentes que operan en el territorio ante problemas que normalmente resisten poco la
identificación estrictamente competencial (no hay problemas sólo educativos, sólo sanitarios, sólo
económicos o sólo sociales, sino que acostumbran a presentarse mezclados y revueltos). En ese
sentido, es clave entender que la proximidad permite construir diagnósticos compartidos, permite
trabajar en red, sin utilizar la jerarquía y buscando la complementariedad entre esferas de gobierno y
entre dinámicas profesionales distintas. Esa necesaria descentralización no puede dejar de ir
acompañada de una centralización de los datos del sistema (todo el mundo opera en el mismo sistema
y comparte información) y tampoco puede ignorar la necesidad de que siga existiendo un mecanismo
de compensación redistributiva entre distintos espacios territoriales de intervención.
¿De qué manera pueden las políticas sociales promover y reforzar la participación
ciudadana y el trabajo en red? ¿Es posible la co-producción de políticas?
JS - En par te esta pr egun ta la acabo de contestar . Pero, in sistien do en algu no de su s
aspectos, entiendo que la participación no es algo que pueda plantearse como un deseo más o menos
alcanzable, sino como una necesidad ante la creciente complejidad de los problemas políticos y
sociales a los que nos enfrentamos. Hablar de co-producción de políticas, implica aceptar que no nos
basta con que los ciudadanos participen en algún momento y de modo funcional en la puesta en
práctica de las políticas. Implica entender que necesitamos construir la definición del problema al que
queremos enfrentarnos de manera conjunta, ya que solo así la implementación de la decisión será
asumida de manera conjunta y podrá avanzarse de forma estable y continuada. No es fácil, ya que
implica reconsiderar los roles de cada quién. De los políticos, ya que su papel decisor puede venir
puesto en discusión por esas prácticas compartidas, de los expertos, ya que deberán aceptar que los
ciudadanos también “saben” cuando se trata de problemas que les afectan, y de los propios
ciudadanos, ya que deberán asumir que el co-decidir conlleva responsabilidades posteriores de
ejecución y de asunción de las consecuencias que de ello se deriven.
En este trabajo se hace una revisión de la naturaleza, la razón y la represión en la política contrac-
tual a partir de la fundamentación filosófica del Estado moderno. Desde un repaso de los esbo-
zos filosóficos y políticos de los principales representantes del contractualismo liberal moderno
trato de mostrar que la configuración del Estado moderno, así como la base del dominio político y
del orden institucional legal, conlleva un carácter represivo inscrito en la propia lógica político-
contractual. Lo que se traduce en una política represiva que se dirige a contener cualquier acción y
conducta que atente contra el orden institucional-estatal.
* Este trabajo es la reelaboración de una ponencia presentada en el “Congreso Nacional de Estudios de los Mo-
vimientos Sociales” de la Universidad Autónoma Metropolitana y de la Red Mexicana de Estudios de los Movi-
mientos Sociales, el 18 de octubre de 2016, en la Ciudad de México. En el Eje temático 4: Violencia Política y
Criminalización de la Protesta.
1 Por ejemplo, para adelantarnos un poco, como un cálculo racional, como razón regulativa, o bien, simplemen-
te, como instrumento de astucia.
2 Me refiero a las antiguas formas de legitimación jurídicas y teológicas que descansaban en el derecho natural
divino y que remitían a la voluntad de un orden divino o de un orden natural objetivo. En filosofía, el caso más
conocido y notable es quizás el del filósofo Robert Filmer, quien sostenía en sus escritos que “el rey tenía la
propiedad del poder y que esa propiedad le había sido otorgada por Dios” (Filmer, 2010: 57).
Eje Temático: Teoría y Filosofía Política
veremos más adelante, que el trasfondo del dominio político y la legitimidad del orden
institucional estatal subyace en los criterios y determinaciones que los filósofos del Estado
moderno atribuyen a la naturaleza y a la razón humanas.
Se podría decir con esto que los criterios y determinaciones de la dualidad
entre la naturaleza y la razón, que subyace en la argumentación filosófica del Estado
moderno, son indispensables para entender desde esta perspectiva el dominio político y la
legitimidad del orden estatal. En consecuencia, la filosofía del Estado moderno,
particularmente, las teorías modernas del contrato, que hacen notoria esta dicotomía en
sus argumentaciones políticas, enseñan lo suficiente para estar en condiciones de abordar
la naturaleza, la razón y la represión en la política contractual del Estado moderno3.
II
En las filosofías modernas del contrato el punto de partida para la explicación del
dominio político y la legitimidad del orden institucional estatal hay que situarlo en la
propia instauración del Estado, es decir, en el propio proceso de fundación del Estado. En
general, la base común sobre la que se cimientan estas argumentaciones contractualistas
del Estado, es la de que el Estado moderno surge mediante la realización de un pacto o
conforme a un contrato.
Tal fundamentación sobre la naturaleza del Estado es sin duda única y
particular de esta tradición política, además cuenta con destacados pensadores
y precursores filosóficos4. En otras palabras, esta base común sobre la naturaleza del
Estado se convertirá en la forma de reflexión paradigmática de las teorías modernas del
contrato desde Hobbes, Locke y Rousseau hasta Kant y Fichte. Filósofos que se podría
pensar son enteramente distintos unos de otros, pero que, sobre esta base
común, llegarán a coincidir en más de una ocasión en sus formulaciones filosóficas y
políticas.
Son especialmente estos autores que fundamentan el Estado mediante un contrato los
que representan de manera genérica la instauración del orden político y el dominio
estatal en la demarcación entre estado de naturaleza y Estado político. La distinción entre
estado de naturaleza y Estado político como punto inicial para la fundamentación del
Estado, otra de las dicotomías recurrentes en las teorías modernas del contrato, es una
constante en las argumentaciones filosofías del Estado moderno. Sin
considerar las primeras argumentaciones contractuales de Francisco Suárez y Hugo
Grocio, prácticamente todos los filósofos del Estado moderno apelaron al uso de la
demarcación entre estado de naturaleza y Estado político como punto
preparatorio para la fundamentación del Estado.
3 Es necesario aclarar que no pretendo concebir ni reducir el concepto de Estado meramente a un conjunto de
instituciones o a un aparato institucional estatal. Como se sabe, es posible distinguir entre Estado, instituciones
del Estado, aparato institucional estatal y gobierno. Solamente estoy siguiendo un tipo de argumentación que
se desprende de un enfoque contractualista del Estado moderno. Quede esto dicho como consideración.
4 La argumentación filosófica contractual no es una invención propia del pensamiento moderno. Como es sabi-
do, en la Grecia antigua, algunos pensadores y sofistas como Nicofrón y Trasímaco, quienes a su vez fueron
criticados por Aristóteles, defendían la tesis de que la ley y la ciudad eran meros productos de la convención,
restricciones a la libertad del individuo impuestas o aceptadas meramente como protección. Sin embargo, no
será sino en la modernidad, con el creciente despunte del espíritu burgués y la nueva organización social cen-
trada en el mercado y la economía capitalista, que la figura del contrato se elevaría dominantemente “al rango
de concepto teórico” (Kersting, 2001: 76).
“Naturaleza, razón y represión en la política contractual del Estado moderno”
Mg. Oscar Guadarrama Arroyo
Ningún filósofo ha desarrollado esto con mayor claridad que Hobbes, quien basa la
distinción entre estado de naturaleza y Estado político en la ausencia de un orden político
-jurídico legal acotado. En oposición a un Estado político legalmente delimitado, Hobbes
atribuye en el estado de naturaleza a todos los individuos un ius naturale a todo, es decir,
un derecho natural a todo sobre todo5. Esto es básicamente en dos sentidos. En primer
lugar, el derecho natural para hacer cualquier cosa; y en segundo lugar, el derecho natural
de todos sobre todas las cosas. En palabras de Hobbes: “De aquí se sigue que, en
semejante condición, cada hombre tiene derecho a hacer cualquier cosa, incluso en el
cuerpo de los demás” (Hobbes, 2010: 107). Un derecho que surge del igualitarismo
natural, o del presupuesto de la natural igualdad de todos los individuos en dicha
condición, aspecto que tanto Hobbes como Locke comparten6.
El estado de naturaleza es un estado de libertad natural ilimitada, únicamente
circunscrita por la violencia física de cada individuo. Con férrea coherencia,
Rousseau afirma que en libertad natural los individuos tienen “un derecho ilimitado a
todo lo que les tienta y esté a su alcance”. Y no tienen otros límites, más que los propios
“límites de la fuerza del individuo” (Rousseau, 2001: 274). Por supuesto el resultado de
esto es que quien quiera y pueda, tiene el libre derecho de poder hacer y dejar hacer lo
que se quiera con tal de que se pueda.
Incluso, en el peor de los casos o en la situación más extrema, condición
que comparten, aunque gradualmente también, Hobbes y Locke, cada
individuo tiene además el libre derecho de poder matar a otro individuo en aras de la
conservación de su propia vida. La consecuencia reza así: “es razonable y justo que yo
tenga derecho a destruir aquello que me amenaza con la destrucción” (Locke, 2013: 127)7.
Es este derecho, siguiendo esta argumentación, un ius naturale, y ello nada tiene que
ver con un crimen, ya que en el estado de naturaleza, en ausencia de un orden político-
jurídico legal, es decir, “a falta de un orden definido de manera vinculante no pueden
quebrantarse las normas de tal orden” (Jakobs, 2003: 35). Dicho de otra manera, no se
puede cometer un delito y quebrantar el orden en donde no ha sido instituido un
ordenamiento político y jurídico legal.
En correspondencia con ello, ante tal escenario en donde impera un derecho natural de
todos a todo, sin límites a la libertad natural y en ausencia de un orden legal definido, y
por consiguiente, en donde los individuos se encuentran en constante amenaza de guerra
y de lucha de todos contra todos, situación que pone en el máximo peligro de muerte
violenta a cada individuo, los filósofos inscritos en esta tradición política,
particularmente, Hobbes, Locke y Kant8, no dudaron en caracterizar al estado de
5 Para la tradición del derecho natural, de la cual Hobbes es uno de sus representantes más distinguidos, ade-
más de Locke y Rousseau, todos los individuos tienen derechos por naturaleza. Lo que significa que para esta
tradición política antes de cualquier inscripción social todos los individuos tienen por naturaleza derechos.
6 Coincidiendo con Hobbes, afirma Locke que el estado de naturaleza “es también un estado de igualdad, den-
tro del cual todo poder y toda jurisdicción son recíprocos, en el que nadie tiene más que otro, puesto que no hay
cosa más evidente que el que seres de la misma especie y de idéntico rango, nacidos para participar sin distin-
ción de todas las ventajas de la naturaleza y para servirse de las mismas facultades, sean también iguales entre
ellos, sin subordinación ni sometimiento” (Locke, 2013: 119).
7 Conviene reconocer que si bien existe en Locke un iusnaturalismo un poco más moderado y restringido con
respecto al de Hobbes, en el que ubica en la condición más extrema del estado de naturaleza, es decir, en el
estado de guerra, el libre derecho de matar a otro individuo. Locke rápidamente termina admitiendo la necesi-
dad de eliminar a quien amenaza la vida.
8Es interesante que Kant, a pesar de las distancias filosóficas, mantenga y comparta con Hobbes la idea o el
modelo del estado de naturaleza.
Eje Temático: Teoría y Filosofía Política
III
De la misma manera en la que todos estos autores hicieron
comúnmente la demarcación entre estado de naturaleza y Estado político. Todos estos
filósofos del Estado, desde Hobbes, Locke y Rousseau hasta Kant, escribieron tratados
acerca de la naturaleza humana y sus pasiones. Y prácticamente todos, salvo Rousseau
y la notable consideración de Hume10, coincidieron categóricamente en atribuirle a la
naturaleza humana y sus pasiones, ciertas características innegables, por demás
peligrosas, que resultarían negativas para la convivencia social y pacífica en el marco de
instituciones, y sobre todo, para el propio proceso de configuración del Estado.
Hobbes es por demás contundente, los Hombres son por naturaleza agresivos y
violentos, “un principio universalmente conocido por experiencia y no negado por
nadie” (Hobbes, 2008: 7). Y con base en ello, desarrolla su teoría del Estado y su
programa político, que se caracteriza por una fuerte desconfianza de la naturaleza
humana y sus pasiones, sobre todo, de las consecuencias que puedan seguir de
ellas. Locke, por su parte, siguiendo a Hobbes y emparentado con él por premisas acerca
de la naturaleza humana, no menos empíricas, señala que lo surge de la naturaleza
humana y sus pasiones no es más que “odio, malevolencia, violencia
y destrucción” (Locke, 2013: 128).
De modo similar argumenta Kant, cuya lógica comparte en el fondo con Hobbes, es
decir, cuyos pronunciamientos acerca de la naturaleza humana y sus pasiones se
asemejan bastante a los del filósofo inglés y que ponen en evidencia ese hobbesianismo
9 Hay que señalar que se ha escrito y mencionado muchas veces, incluso por algunos filósofos tratados aquí,
como Rousseau por ejemplo, que el estado de naturaleza no debe entenderse como un estado empírico o real,
sino como un estado hipotético o ficticio que sirve meramente como un marco conceptual para la formulación
filosófica del Estado moderno. Argumento que no es mi intención refutar ni discutir.
10 Hume, vale la pena decirlo, es uno de los pocos filósofos de la época que le atribuye a la naturaleza humana y
sus pasiones una naturaleza amigable y sociable (Hume, 2012: 425).
“Naturaleza, razón y represión en la política contractual del Estado moderno”
Mg. Oscar Guadarrama Arroyo
IV
Fieles a su tradición, estos filósofos contractuales del Estado, que comparten y
reconocen los efectos y las consecuencias que pueden surgir de dejar libremente a la
naturaleza humana y a sus pasiones, no dudaron en reconocer que la necesidad del
dominio político y el orden institucional estatal proviene en primera instancia del
carácter peligroso, agresivo y violento de la naturaleza humana. La solución en la que
coinciden todos estos filósofos, que pone fin a ese inseguro comportamiento
normativamente ilimitado de la naturaleza humana y sus pasiones, proviene
nominalmente del contrato pero esencialmente de la razón.
De nueva cuenta, así como lo que subyace en el estado de naturaleza no es sino la
propia naturaleza humana y sus pasiones. En las filosofías modernas del contrato, el
trasfondo de la figura del contrato no es sino la supremacía de la razón. Esto significa que,
como bien se ha insistido y señalado en repetidas ocasiones, el contrato no es más que
una metáfora conceptual, es decir, es la forma conceptual dentro de la cual se introduce la
situación política empírica para basar la fundamentación filosófico-estatal moderna. El
contrato viene a ser un esquema conceptual-racional que de manera metafórica, da
cuentas del proceso de fundación del Estado, mediante la imposición de la razón por
sobre la libertad natural y sus pasiones.
Es el caso por excelencia de Hobbes, de quien su contrato es más bien una
metáfora que apela a la razón como instancia superior de la naturaleza humana. En
palabras de Hobbes, “la buena inteligencia de algunas criaturas es natural; la de los
hombres es solamente por pacto, es decir, de modo artificial” (Hobbes, 2010:
140). Esto hace que en esta perspectiva racional y contractual del Estado, racionalidad
que comparte también Locke, la razón no sea sino un cálculo racional que permita, ya sea
por convención o por mera conveniencia, poner fin a ese estado precario limitando a la
naturaleza humana y sus pasiones.
La razón tiene que limitar a la naturaleza humana y los excesos que puedan surgir de
las pasiones. En el sentido de que la razón tiene que reprimir la naturaleza así como los
peligros y conflictos que puedan surgir de ella. Bajo esta perspectiva que pone a la razón
como mera capacidad de cálculo y como una racionalidad calculistas (Pérez, 1989: 49)
11. La naturaleza humana y sus pasiones pueden reprimirse mediante el diseño de leyes
11De esta idea de racionalidad entendida meramente como cálculo estratégico, surge la idea actual de cálculo
político. Es decir, la idea de que el cálculo político es un cálculo estratégico y de conveniencia.
Eje Temático: Teoría y Filosofía Política
V
Hobbes es el primero en ser consciente de esa situación. Motivado por sus
consideraciones acerca de la naturaleza humana. La propia argumentación de Hobbes lo
lleva a señalar que aún existiendo un convenio racional de todos, persiste el miedo a las
consecuencias de una posible disolución del pacto. De la misma manera, afirma Kant
que mientras no sea instaurado el estado de paz, es decir, el Estado político legal, se vive
en un estado de intranquilidad constante, en el que si bien las hostilidades no se han
declarado, sí existe una constante amenaza (Kant, 1998: 15). Tanto en Hobbes como en
Kant persiste el temor a las consecuencias de una posible ruptura del pacto y el miedo a
12En Rousseau, por ejemplo, “la civilidad produce en un cambio muy importante, sustituyendo en sus conduc-
tas el instinto por la justicia y dando a sus acciones la moralidad que les faltaba antas. Sólo entonces, cuando la
voz del deber sucede al impulso físico y el derecho al apetito, el hombre, que hasta entonces no había mirado
más así mismo, se ve obligado a obrar con arreglos a otros principios y a consultar su razón antes de escuchar
sus inclinaciones” (Rousseau, 2001: 273).
“Naturaleza, razón y represión en la política contractual del Estado moderno”
Mg. Oscar Guadarrama Arroyo
13 Lockelo dice de esta manera: “La falta de un juez común con autoridad coloca a todos los hombres en un
estado de naturaleza, la fuerza ilegal contra la persona física de un hombre crea un estado de guerra, lo mismo
donde existe que donde no existe un juez común” (Locke, 2013:129)
14 Sibien Hobbes es nominalmente un teórico del contrato social, materialmente es más bien un filósofo de las
instituciones (Jakobs, 2003:28).
15 Muy parecido a Hobbes, señala Fichte que “la unión política sólo puede ser construida sobre un contrato
originario que, sin embargo, debe ser estipulado necesariamente; y, además, según aquellos por los que el pue-
blo mismo no debe ejercer por sí mismo el poder ejecutivo, sino que tiene que transferirlo” (Fichte, 1994: 113).
Eje Temático: Teoría y Filosofía Política
VI
En esta configuración del Estado que resulta de esta lógica contractual aparece otro
problema central y una nueva dualidad que va a potenciar la necesidad del dominio
político y la legitimidad del orden institucional estatal.
El punto es que desde esta argumentación contractual del Estado, los filósofos inscritos
en esta tradición centraron además sus preocupaciones en la esquematización de las
condiciones contractuales que hacen que un comportamiento individual y social pueda
poner bajo amenaza la vigencia y legalidad del Estado de Derecho. En este sentido
la argumentación se va a tornar ahora hacia el establecimiento de los criterios normativos
bajo los cuales se pueda distinguir entre ciudadanos y potenciales enemigos del Estado.
Todos los filósofos expuestos anteriormente, desde Hobbes, Locke, Rousseau hasta
Kant y Fichte, hicieron la demarcación político-jurídica entre ciudadanos y enemigos. Ya
sea de una manera un tanto más vaga y abstracta (Rousseau y Fichte) o de un modo más
definido y delimitado (Hobbes y Kant). En el caso, por ejemplo, de Rousseau y Fichte, la
distinción entre ciudadanos y enemigos se basa en la ruptura del pacto mediante la
infracción de un delito, dicho acto excluye del contrato al infractor perdiendo con ello sus
derechos como ciudadano y haciéndolo enemigo del Estado.
En palabras de Rousseau, “todo malhechor, al atacar al derecho social, resulta por sus
fechorías rebelde y traidor a la patria, deja de ser miembro del Estado” y “es excluido
como infractor del pacto y como enemigo público” (Rousseau, 2011: 285). En el mismo
tenor, Fichte prosigue señalando que “aquél que viola el contrato social, pierde así con
todo rigor todos sus derechos como ciudadano y es completamente privado de sus
derechos”, ya que “el Estado sólo es Estado para cada individuo mediante el
contrato” (Fichte, 1994: 315-316). Es claro que en estos señalamientos la demarcación
entre ciudadanos y enemigos resulta abstracta y radical, ya que Rousseau y Fichte no
distinguen claramente las condiciones bajo las cuales un delito o una infracción puedan
poner bajo amenaza la vigencia y legalidad del Estado de Derecho. O, también, no queda
claro en qué sentido un delincuente común que infringe con un delito pone en peligro la
tranquilidad y legitimidad del Estado de Derecho.
En el sentido de que en principio “un ordenamiento jurídico debe mantener dentro del
derecho también al criminal”, ya sea porque “el delincuente tiene derecho a volver a
arreglárselas con la sociedad y porque tiene el deber de proceder a la reparación del
mismo” (Jakobs, 2003: 28).
En cambio, la situación es más clara en Hobbes y en Kant, para estos filósofos un
enemigo es aquel individuo que no reconoce ni quiere sujetarse a las leyes impuestas o
establecidas por el soberano y que se resiste deliberadamente a entrar a un orden
constitucional legal. Para decirlo con Hobbes, “aquellos que deliberadamente, niegan la
autoridad del representante del Estado son castigados no como súbditos sino como
enemigos” (Hobbes, 2010: 257). Siguiendo a Hobbes, Kant señala que “a aquellos
individuos que no quieren sujetarse ni entrar a un Estado civil-legal”, es decir, “a quienes
no admiten ser incluidos bajo una constitución legal” o que se “resisten a entrar a un
Estado civil-legal hay que tratarlos como enemigos” (Kant, 1998: 14). De modo tal que
para Hobbes y para Kant el enemigo es aquel individuo que no reconocen las leyes dictas
legalmente por el representante del Estado y que se resiste a aceptar la constitución civil-
legal.
De esta lógica argumentativa contractual se sigue que lo que define a un
ciudadano respecto de un enemigo, es su relación jurídica para unos y su
“Naturaleza, razón y represión en la política contractual del Estado moderno”
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relación ajurídica para otros16. En correspondencia con ello, esto equivaldría a decir que
unos individuos se encuentran dentro del contrato y, por tanto, participan de las garantías
y beneficios de éste, y otros se encuentran fuera del mismo, es decir, como individuos
que se apartan del mismo y que no quieren sujetarse a las leyes ni a al orden jurídico-
institucional. O, dicho de otra manera, quienes pactan y aceptan el pacto participan de las
garantías y beneficios de éste, y quienes no pactan ni aceptan el
pacto, resultan enemigos del Estado. Y como tal, representan una amenaza que atenta
contra el Estado de Derecho.
VII
El punto es que si me he extendido hasta aquí para señalar algunos aspectos comunes
entre estos filosóficos, aún al riesgo de ser insistente y repetitivo, ha sido para poner en
evidencia el trasfondo y los alcances de esta lógica contractual del Estado moderno. Que
fundamenta la necesidad del dominio político y del orden estatal en la contención de
acciones particulares y sociales que amenacen el orden jurídico y social institucional del
Estado. Y que manifiesta con claridad el carácter represivo inscrito en la propia
lógica político-contractual de configuración del Estado moderno.
Que se refleja, en la actualidad, en la creciente práctica de generar leyes y normas
dirigidas a combatir y contrarrestar “enemigos”, creando tipos penales genéricos respecto
de los cuales se disminuyen abruptamente las garantías procesales, penales y
penitenciarias (Pérez Soto, 2014: 28-29). En la aprobación de estados de excepción
declarados por decreto y en el reforzamiento de la seguridad y vigilancia en fronteras y
aeropuertos, así como en la progresiva invasión a la privacidad de los ciudadanos por
parte de gobiernos. Y en la criminalización, persecución y amedrentamiento constante a
periodistas, estudiantes y ciudadanos atravesada lado a lado de vigilancia y represión.
Y que es el resultado de una legislación y una política represiva que se dirige a inhibir
cualquier conducta individual y social que ponga en peligro y bajo amenaza al Estado de
Derecho. En otras palabras, una política que reprime legítimamente en aras de recobrar el
“orden” y “El Estado de Derecho”. En la actualidad, es notorio que ningún gobierno
“democrático” liberal existente se priva del recurso de la violencia, de la fuerza y de la
represión cuando el clamor social amenaza con sobrepasar todos sus mecanismos de
dominio y de control legal institucional.
16 Esla idea de que el rol y el comportamiento social se define además por medio de la vinculación con el dere-
cho. Esa regulación jurídica establece no sólo el vínculo sino la coacción social por medio del derecho que ha de
conformar también la configuración social. Una argumento que mantiene Kelsen, a pesar de que él mismo
abandona la argumentación iusfilosófica del derecho. Señala Kelsen: “Para una ciencia normativa una sociedad
es un orden normativo (moral, religioso o jurídico) constituido por un conjunto de normas. Un individuo está
sometido a un orden normativo en la medida en que su conducta está regulada por las normas de tal orden. Un
orden normativo es eficaz cuando, de una manera general, los individuos a los cuales se dirige se conforman a
sus normas” (Kelsen, 2009: 23).
Eje Temático: Teoría y Filosofía Política
BIBLIOGRAFÍA
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Agendas enfrentadas.
La agenda de los medios y la agenda de las redes sociales
desde las representaciones sociales de los usuarios.
Romina Damiani Ameri
Estudiante avanzada de Lic. en Ciencia Política (UBA)
damiani.narpe@gmail.com
Lic. Javier Nuñez
Lic. en Ciencia Política y Lic. en Sociología (UBA)
javiern1991@gmail.com
En los últimos años, se ha discutido cómo ha impactado el surgimiento de las denominadas redes
sociales en los medios de comunicación, la opinión pública y la política en general. Algunas posi-
ciones -de la academia y del sentido común- han sostenido que las redes sociales son capaces de
crear una agenda paralela, o incluso confrontativa, a la de los grandes medios. Este artículo aborda
la relación entre la agenda de los grandes medios y la agenda de las redes sociales a través de las
representaciones sociales de los usuarios. Se sostiene que si bien los sujetos consideran que ambas
agendas -de los medios y las redes- se encuentran en conflicto, el análisis de sus construcciones de
sentido revela la constante interacción entre las redes sociales y los medios, aún cuando los usua-
rios consideren a las plataformas digitales como una alternativa a la televisión.
INTRODUCCIÓN
En los últimos años, se han dado una serie de debates respecto al papel de las
denominadas “redes sociales” en la opinión pública y en la política en general (Aruguete,
2015; Calvo, 2015; Boczkowski y Mitchelstein, 2015; Becerra, 2015). Esta polémica se ha
dado tanto en ámbitos periodísticos como en la academia. En Argentina, el cambio de
gobierno a nivel nacional ocurrido a fines del el año 2015 actualizó esta discusión: de la
mano de miradas que destacan el papel de Internet en la campaña electoral, existen otras
que resaltan las posibilidades políticas que las redes promueven, contribuyendo al
surgimiento de nuevas formas de participación ciudadana. Este debate no es ajeno a la
población en general, involucrando tanto sus prácticas de consumo de medios como las
construcciones de sentido que se elaboran sobre dichas prácticas. Ciertamente, esas
representaciones sociales no son ajenas a los posicionamientos políticos de la coyuntura,
así como modos de significar a los medios de comunicación.
Este artículo aborda esta problemática a partir del análisis de representaciones sociales
de usuarios de redes sociales. La descripción de sus construcciones de sentido busca
discutir la hipótesis de la contraposición entre la agenda de los medios tradicionales -en
especial los de mayor tamaño- y la de los usuarios de estas nuevas tecnologías.
Una de las preguntas que definían a la investigación que sustenta este artículo se
interrogaba por cómo los usuarios de redes sociales representan la relación entre la agenda
de los grandes medios de comunicación y la agenda de las plataformas digitales. Esta
pregunta indagaba las construcciones de sentido de los sujetos respecto a los grandes
medios, su agenda, así como sus representaciones referidas a su propio uso de redes
sociales.
Como objetivo general se propuso describir las representaciones de usuarios de redes
sociales acerca de la relación entre la agenda de los grandes medios y la de las redes
Eje Temático: Opinión Pública, Comunicación y Marketing Político
sociales.
En calidad de objetivos específicos se postuló: 1) indagar las representaciones sociales
de los usuarios de redes sociales acerca de la agenda de los grandes medios; y 2) conocer
las representaciones sociales de los usuarios de las redes sociales sobre la agenda de esas
plataformas digitales.
Producto de otros objetivos incluidos en esa misma investigación -que apuntaban
a formatos de acción colectiva que otorgaban un fuerte peso a las redes - todos los
objetivos fueron abordados a partir de entrevistas a sujetos que compartían una posición
crítica a los medios de comunicación en general. Como resultado, predominó
fuertemente la confrontación entre agenda de los medios y la agenda de las redes. Esto
facilitó una comprensión más acabada de las representaciones que sostienen esa postura.
Por el contrario, impide extender las conclusiones a otros sectores de la sociedad.
Como se desarrollará, lejos de existir una contraposición lineal entre agendas, las redes
contribuyen a recrear la agenda de los medios tradicionales -principalmente de la
televisión- sólo que de un modo complejo, que no escapa a críticas y desconfianzas
respecto a los grandes medios e, incluso, involucra el esfuerzo de constituir una agenda de
temas opuesta a ellos.
Las representaciones sociales operan a través de categorías, que permiten otorgarle un
sentido a la realidad social en la cual el sujeto está inmerso (Jodelet, 1984). En el tema
que aquí se trata, esas categorías establecen una contraposición entre una
agenda central -ubicada en la TV- y otra alternativa, encarnada en los usuarios de redes
sociales.
Ahora bien, esta oposición entre centralidad y alternativa no responde a las
prioridades temáticas de cada agenda, sino a la distancia o proximidad que el sujeto
establece respecto al tipo de medio -televisión o redes sociales-. En el ámbito de las
representaciones, las categorías con las que se juzga a una agenda y a la otra, no remiten a
una suma de temas (política, educación, seguridad, etc.) sino al espacio que media -o se
cree que media- entre el usuario y el medio de comunicación.
Como se explicará más adelante, las construcciones de sentido que refieren a la
televisión y a las redes sociales utilizan categorías diferentes, que luego serán
contrapuestas entre sí. Como proximidades y distancias se encuentran en juego, referirse
a la televisión implica discutir qué tanto se puede o no confiar en su información. Por el
contrario, las representaciones sobre las redes sociales se ordenan en torno a las
posibilidades de las formas de participación que se dan en ese ámbito.
El uso de estas categorías abre la posibilidad de que -desde el prisma que otorgan
las representaciones sociales- las relaciones entre centralidad y alternativa sean más
complejas. Al remitir la agenda central de los medios a la distancia y la agenda alternativa
de las redes a la proximidad respecto al usuario, cada término pasa a depender del otro.
En el plano de las construcciones de sentido, las redes sociales son vistas como una
alternativa porque los medios son pensados como un lugar de centralidad. La oposición
entre agendas oculta, entonces, una interacción constante entre ambas.
El cuerpo del artículo se divide en cuatro grandes secciones. En la primera, se brindan
algunas precisiones de índole teórico y metodológico. Luego, se desarrollan algunas
características del contexto histórico reciente, que facilitan la comprensión de las
representaciones que hacen al objeto de estudio. La tercera sección aborda esas
construcciones de sentido enfocándose en aquellas que remiten a la agenda de los grandes
medios. Antes de la conclusión, otro apartado se concentra en las representaciones
referidas a la agenda de las redes sociales.
“Agendas enfrentadas: La agenda de los medios y la agenda de las redes sociales desde las representaciones sociales
de los usuarios” Lic. Javier Nuñez y Romina Damiani Ameri
Banus, Constanza Barahona Mira, Milagros Cabrejas, Soledad Camardo, Romina Damiani Ameri, Hully Dias,
Nicolás Florio, David Gras, Leonela Infante, Lucía Jouanny, Adrián Miranda, Javier Núñez, Facundo Rivero,
Clara Roizman, Ana Laura Scaiano, Melina Schamberger, Belén Sotelo, Belén Taquino, y María Eugenia Tesio.
Director: Daniel Cabrera. El trabajo de campo y el trabajo de análisis se enmarcan en las actividades de dicho
grupo
Eje Temático: Opinión Pública, Comunicación y Marketing Político
representación, entonces se destaca cómo el cambio de línea editorial lleva a buscar otras
fuentes informativas -principalmente de Internet-. Se suele mencionar un período
inmediato al cambio de gobierno en el que se evita mirar televisión y se recurre
frecuentemente a las redes sociales.
Los diferentes modos de interpretar el momento histórico recuerdan que cada sujeto
realiza su propio trabajo de representación. Sin embargo, las dos posiciones guardan
fuertes similitudes. En ambos casos, los cambios en el sistema político se conciben como
fuertemente ligados a los que ocurren a nivel de los medios de comunicación. En las
secciones siguientes se desarrollará cómo se emplean diferentes categorías simbólicas
para representar a la televisión y a las redes sociales y en cómo la posición del sujeto -
distante o próxima a cada tipo de medio- es fundamental para entender el conjunto de la
construcción de sentido.
opiniones.
Antes de abordar el rol de la televisión y la cuestión de la centralidad, resulta
conveniente referirse a la posible influencia de los conflictos políticos de los últimos años.
En efecto, desde comienzos del gobierno de Cristina Fernández, la discusión entre el
entonces oficialismo y algunos grupos mediáticos -principalmente Clarín- absorbió buena
parte de la política argentina (Sivak, 2013). Por las características de la muestra de
entrevistados -en la que muchos se identificaban con el gobierno anterior- podría
concluirse que la desconfianza es un simple calco de posicionamientos políticos.
Con el objetivo de indagar específicamente en la influencia de la postura política, se
preguntó a los entrevistados respecto a la confianza tanto en medios que consideran
afines a su ideología como en aquellos con una línea editorial que no compartieran. Si los
sujetos dijeran confiar en los medios afines, entonces sí el problema de la confianza
podría ser entendido como el simple producto de los conflictos políticos de los últimos
años.
¿Cuáles fueron las posiciones de los entrevistados al respecto? En líneas generales, se
presentaron cuatro series de razones respecto a la posible confianza en los medios afines.
Dos remiten a un predominio de la confianza y otras dos a lo contrario.
Resulta posible entender las justificaciones de la confianza en una clave
eminentemente política. Para algunos de los que confían, la falta de evidencia confiable en
los medios ideológicamente distantes reivindica la cobertura hecha por los
ideológicamente afines. Otros, en cambio, lo explican directamente por la posición
ideológica común: se consideran representados por esos medios.
¿Cómo se explica la desconfianza? De las dos razones presentadas, una también puede
ser tomada como un efecto de las disputas de la coyuntura: se reprocha a los medios
afines exagerar su postura ideológica, siendo, en consecuencia, ineficaces políticamente.
Sin embargo, la razón más extendida entre los sujetos entrevistados opera a partir de la
similitud con los demás medios. En otras palabras, no se puede confiar en ellos por
razones de línea editorial sino porque son, al fin y al cabo, medios de comunicación y ellos
son desconfiables de por sí. Como manifiesta un entrevistado:
“es un poco más de confianza. Pero sé que también tienen sus métodos de
convencer y de manipular. Igual que todos, todos los medios de
comunicación, porque para eso están” (Sergio, estudiante, 29 años).
La cita opera descartando la especificidad político-ideológica de cada medio y
recordando que todos son similares en determinados aspectos. Como la confianza -o la
falta de ella- es la que los caracteriza, entonces esta dimensión tiende a absorber -siempre
en el plano de la representación- otras cuestiones a las que también se le da un sentido
(como, por caso, las diferencias en las líneas editoriales).
Si los conflictos políticos de los últimos años probablemente expliquen las
representaciones sociales de hoy -y hayan dejado numerosas marcas- no deja de ser cierto
que las construcciones de sentido tienden a ganar autonomía propia conformen se
estabilizan. En el caso de los medios, como el grado bajo de confianza los define per se,
cualquier medio será, de por sí, desconfiable.
Ahora se describirá cómo, además de la cuestión de la desconfianza, los grandes
medios suelen ser definidos a partir de la agenda televisiva.
La televisión
En la sección anterior se abordó cómo las representaciones sociales otorgan sentido a
Eje Temático: Opinión Pública, Comunicación y Marketing Político
Centralidad y distancia
Los grandes medios no son confiables. Los grandes medios son la televisión. A grandes
rasgos, esos son los dos grandes desplazamientos a través los cuales los entrevistados
dieron sentido a esos medios. En esta sección, se desarrollará cómo la agenda de los
grandes medios puede ser entendida desde la categoría de centralidad y qué papel juega el
distanciamiento entre el sujeto y esa agenda en la definición de dicha centralidad.
Como se desarrolló en el marco teórico, en este artículo no se entiende por agenda a la
simple adición de ítems particulares (educación, seguridad, economía, etc.) sino al
“Agendas enfrentadas: La agenda de los medios y la agenda de las redes sociales desde las representaciones sociales
de los usuarios” Lic. Javier Nuñez y Romina Damiani Ameri
“Te informás más (...) Si esa persona no te supo informar, ese amigo de
Facebook, tenés otras opciones. En mi grupo, por ejemplo, hay un grupo que
no sabe tanto como el otro y vos verificas si es verdad” (Graciela, jubilada, 61
años).
“Si, sí. Ha surgido lo del ballotage -que impresionó- que la gente siendo
no activo, no militante pudo cambiar un porcentaje” (Andrea, empleada, 35
años).
Mientras que la primera cita resalta la utilidad de las redes, en términos de acceso a la
información, la segunda se concentra en el supuesto impacto político -por lo menos frente
a una elección- del mundo digital. Si bien este primer conjunto de entrevistados realiza un
diagnóstico referido al tiempo presente, en buena medida se está construyendo una
expectativa. Así, en la segunda cita, la descripción de las elecciones del 2015 no puede ser
simplemente escindida de cómo se espera que sean las futuras elecciones.
Un segundo conjunto mantiene una posición optimista similar, sólo que considera que
todavía no están dadas las condiciones para que las redes sociales jueguen un papel tan
“Agendas enfrentadas: La agenda de los medios y la agenda de las redes sociales desde las representaciones sociales
de los usuarios” Lic. Javier Nuñez y Romina Damiani Ameri
“El hecho de que vos en las redes sociales tengas gente. O sea, yo no soy
una persona que tenga demasiado tiempo para hacer investigación ni me
puedo dedicar a eso (...) de ir y comprar diarios y leer los diarios y leer varios
diarios. No, la verdad no lo hago. Entonces, sé que hay gente que lo hace y los
leo. Si, es medio cómoda la situación mía, creo que es comodidad. Es algo que
podría hacer” (Isabel, docente, 62 años).
Al momento de realizar el trabajo de campo, el consumo de redes sociales de todos los
entrevistados podía ser considerado como alto, si bien en diferentes proporciones 3.
Además, la utilización de estas plataformas digitales se había incrementado
considerablemente desde fines del año 2015. En este sentido, las perspectivas optimistas
respecto a las redes sociales pueden ser entendidas más como una consecuencia del
consumo y no tanto como una construcción de sentido que fue anterior al uso intenso de
Internet. En otras palabras, la mayor utilización de las plataformas digitales enmarcada
en una coyuntura política específica -el cambio de gobierno- fue justificada con
3 En el marco de este proyecto de investigación, se elaboró un instrumento cuantitativo de medición del tipo de
consumidor, que toma en cuenta la interacción entre el uso de los cuatro principales tipos de medios (diario en
papel, radio, televisión e Internet). Todos los entrevistados, siguiendo la información aportada por la tipología
elaborada, podían ser calificados como consumidores de Internet en un grado intenso.
Eje Temático: Opinión Pública, Comunicación y Marketing Político
posterioridad. Se otorgó un valor especial a un consumo intenso de las redes una vez que
éste ya se había producido.
Otros entrevistados, además, participaban de agrupaciones que, si bien habían tenido
un origen marcado por la actuación en redes sociales, pasaron a tomar algunas
características de los formatos de acción colectiva de organizaciones político-partidarias
identificadas con el gobierno nacional anterior. Esta participación marca a todos los que
consideran que las redes sociales constituyen una simple herramienta. En líneas
generales, persiste una construcción de las redes como un sitio próximo al sujeto, en el
que puede expresarse, aunque se lo acompaña con una mirada escéptica respecto a la
utilidad de las plataformas digitales.
De ahí que las consecuencias en términos de distancias y proximidades sean bien
diferentes a las que se daban con respecto a la televisión. En el caso de las redes, el
consumo del medio involucra la activa participación del sujeto en tanto este tema -la
participación- ordena a la representación. Con la televisión, la representación era
ordenada por las discusiones sobre la confianza en tanto evaluaba una agenda que no era
propia. Con las redes sociales, la participación constituye el eje de la construcción del
sentido puesto que el sujeto se concibe como constructor de esa agenda.
Por tanto, las valoraciones de estas plataformas pueden ser entendidas como una
justificación que los entrevistados dan a sus prácticas. Ahora bien, nada de esto impide
que las representaciones sobre las redes contribuyan a contraponer su agenda con la de
los grandes medios.
CONCLUSIÓN
Tanto en ámbitos académicos como periodísticos, así como en la sociedad en general,
se ha discutido acerca de la posible democratización de la información que las redes
sociales favorecerían. Este debate no es ajeno al rol asignado a los medios de mayor
tamaño al momento de establecer la agenda de la opinión pública, así como a la -posible-
capacidad de las redes de disputar el papel de esos medios. En este artículo, se abordó
esta discusión a través del estudio de las representaciones sociales de los usuarios.
La hipótesis de una contraposición entre los contenidos de los grandes medios y las
redes sociales es compartida por algunos académicos (Cebrián Herreros cfr. Sosa Plata,
2011; Bernal Treviño, 2015) tanto como se encuentra extendida en el sentido común. Si
bien la descripción de las representaciones comprueba que los sujetos -por lo menos los
del segmento que aportó la muestra- conciben semejante enfrentamiento entre agendas,
un análisis atento expone la complejidad de la interacción entre los grandes medios -
especialmente la televisión- y las redes sociales.
A lo largo del artículo, se describieron una serie de categorías. Su elaboración
metodológica no impide que alumbren las operaciones vía las cuales los sujetos dan
Eje Temático: Opinión Pública, Comunicación y Marketing Político
sentido a la realidad social. Entre estas categorías, las de centralidad y alternativa aspiran
a dar cuenta de la complejidad detrás de la aparente contraposición entre agendas. Si bien
los entrevistados conciben su participación en las redes sociales en directa oposición a los
medios de los que desconfían, dejan ver cómo los intentos de construir una alternativa se
dan en interacción permanente con la centralidad de los grandes medios. En buena
medida, la alternativa es la respuesta cotidiana desde las redes sociales a los mensajes de
la televisión -o por lo menos a lo que los entrevistados entienden como la agenda de la
televisión.
En la construcción del sentido de la centralidad y de la alternativa, las distancias y
proximidades que el sujeto concibe resultan fundamentales. Categorías como la confianza
o la participación indican, antes que nada, posicionamientos del actor respecto a los
medios. El hecho de que las redes sociales permitan un consumo personal impacta en
cómo se las concibe en oposición a una televisión aprehendida como lejana.
La relación entre el uso de plataformas digitales y medios tradicionales debe ser
entendida en su complejidad. Por lo menos desde lo que exponen las representaciones
sociales de los sujetos, el surgimiento de las redes sociales no reemplaza a los tipos de
medios anteriores (televisión, diario) sino que crea nuevas interacciones, en las que por lo
demás la política no se encuentra ausente.
BIBLIOGRAFÍA
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Zuazo, N. (2017), Los trols y el espejismo digital, en Le Monde Diplomatique N° 214.
¿Hacia una reconfiguración del
sistema de partidos en Berisso?
Pablo Bezus
Estudiante de la Universidad Católica de La Plata
bezuspablo@yahoo.com
Gastón Iglesias
Estudiante de la Universidad Católica de La Plata
gastoniglesiascp@gmail.com
Norberto Oscar Toranza
Estudiante de la Universidad Católica de La Plata
nortoranza@hotmail.com
En las elecciones argentinas de octubre de 2015, el peronismo fue desplazado del gobierno local
de Berisso por primera vez en su historia, rompiendo así el patrón de competencia de un sistema de
partido predominante. Para entender por qué se dio esto, es útil recurrir al concepto de sistema de
partidos multinivel, que nos permite observar simultáneamente distintos niveles de competencia
electoral. El análisis de la elección y de su comparación con contextos similares nos permite expli-
car el resultado electoral por tres factores contextuales: la derrota del peronismo en la Provincia de
Buenos Aires; la presencia de un tercer partido importante en términos de votos capaz de disputar
electorado peronista; y una relativa unidad de la oposición no peronista .
INTRODUCCIÓN
El 25 de octubre de 2015 se celebraron en Argentina elecciones a nivel nacional,
provincial y municipal. Los resultados significaron a nivel nacional el alejamiento del
poder de la alianza que había gobernado por doce años, pero, además, la llegada del
primer presidente no radical ni peronista electo democráticamente desde mediados del
siglo XX, quien gana las elecciones en segunda vuelta dentro de una coalición política
conformada por los partidos Unión Cívica Radical (UCR), Propuesta Republicana (PRO) y
Coalición Cívica (CC). Estos resultados electorales se entienden a la luz de una
reconfiguración del sistema de partidos argentino luego del año 2001, año a partir del cual
hay un reacomodamiento de las fuerzas políticas tradicionales en nuevas coaliciones y una
emergencia de nuevos espacios políticos, a la vez que se acentúa la tendencia hacia lo que
ha sido denominado territorialización (Calvo y Escolar, 2005), desnacionalización (Jones
y Mainwaring, 2003) o provincialización (Suárez Cao, 2011) de los sistemas de partidos.
El sistema de partidos cambió, pero continúa funcionando sobre algunas de sus bases
tradicionales. Entre 2003 y 2015, tres elecciones presidenciales fueron ganadas por el
Frente para la Victoria (FPV), una alianza electoral de composición fluctuante pero con
una base en el Partido Justicialista (PJ), uno de los partidos tradicionales de la Argentina.
En 2015, la elección fue ganada por una alianza entre tres partidos, dos nacidos luego de
la crisis de 2001, PRO (que aportó el candidato presidencial, Mauricio Macri) y CC, siendo
el tercero el otro partido tradicional de la Argentina, la UCR.
En el presente trabajo estudiaremos un caso particular, la elección local de Berisso,
Provincia de Buenos Aires, en donde, por primera vez en su historia como municipio, un
candidato ajeno al peronismo ganó la intendencia. Con el objeto de analizar las posibles
causas de este hecho, revisaremos la constitución de un sistema de partido predominante
Eje Temático: Partidos Políticos y Sistemas Electorales
de partidos y la dispersión de los votos, mientras que los fallos de coordinación generan el
efecto contrario. Dichos fallos de coordinación pueden analizarse desde el lado de la
oferta partidaria o de la demanda de los votantes (Luján, 2012). En sistemas multinivel,
la importancia de la coordinación es fundamental en tanto, siguiendo a Lago y Montero
(2008: 36) “existen efectos de interacción o contaminación entre las arenas nacionales y
subnacionales que generan […] una fuerza centrífuga que incrementa en número de
partidos en las elecciones nacionales”. En definitiva: las distintas arenas de competencia
se influyen entre sí a partir de las decisiones estratégicas que los actores involucrados
toman.
Un efecto ampliamente estudiado, que es de interés para nuestro análisis, es el del
voto arrastre o “coattail effect”. El voto arrastre es un voto que se arrastra de un nivel a
otro, es decir: el voto a un partido en un nivel de competencia lleva a votar al mismo
partido en otro nivel. El efecto del voto arrastre parece depender de varios factores, entre
los que destacan la forma de votación del sistema electoral y la distancia temporal entre
las elecciones para distintos niveles. Respecto del primer factor, se puede afirmar que los
instrumentos de votación influyen en el comportamiento electoral (Calvo y Leiras: 2011).
Por ejemplo, los autores citados explican que la emisión del voto en blanco para una sola
categoría es mínima en el voto con boletas partidarias (como en la provincia de Buenos
Aires), y más probable si el voto se emite a través de una boleta única (como en la
provincia de Santa Fe). Respecto del segundo factor, Shugart señala, para las elecciones
presidenciales y legislativas en Estados Unidos, que las elecciones concurrentes tienden a
generar un efecto arrastre desde la elección presidencial hacia la elección legislativa,
mientras que si las elecciones legislativas se dan luego de electo el presidente el efecto es
menor (1995: 328).
Un punto a considerar sobre el coattail effect es la dirección de este. ¿Se da el arrastre
desde los niveles superiores (nacionales) a los inferiores (subnacionales)? En un
supuesto de nacionalización de las elecciones y los sistemas de partidos esto es así. Sin
embargo, estudios recientes han tendido a mostrar que el efecto no es unidireccional,
evidenciando la existencia de un efecto arrastre inverso que se da desde los niveles
subnacionales hacia el nivel nacional (Ames, 1994; Magar, 2011; Samuels, 2000), lo cual
sería acorde a las tendencias de territorialización de los sistemas de partidos que ha sido
evidenciada para la Argentina por la literatura reciente (Calvo y Escolar, 2005; Suárez
Cao, 2011).
A partir de este marco realizaremos el análisis de la elección de 2015 en Berisso.
Comenzaremos describiendo el sistema de partidos en Berisso, a partir de las categorías
teóricas de Sartori (1980) y Luca, Jones y Tula (2002). Luego analizaremos tres factores
que pueden haber influenciado en el resultado de la elección: la presencia de un tercer
partido importante, la coordinación electoral de la oposición y la derrota del peronismo
en la provincia de Buenos Aires. Finalizamos el trabajo con un interrogante: ¿representan
las elecciones de 2015 en Berisso un punto de ruptura de la mecánica de partido
predominante o es la elección de 2015 una excepción? Naturalmente, el interrogante
podrá ser respondido solo con la evidencia que ofrecerán los futuros resultados
electorales, que confirmarán la continuidad o discontinuidad de un patrón de
competencia de sistema de partido predominante. Si el sistema efectivamente cambió,
Gibson y Suarez-Cao (2010) ofrecen un esquema inicial para explicar ese cambio,
exponiendo que los sistemas subnacionales de partidos se transforman debido a cambios
endógenos a su propio sistema político, que se concentran en el sistema electoral y la
estructura institucional; y a cambios exógenos al sistema político, es decir, cambios
resultantes de la interacción del sistema de partidos sub-nacional con otros sistemas de
“¿Hacia una reconfiguración del sistema de partidos en Berisso?”
Pablo Bezus, Gastón Iglesias y Norberto Oscar Toranza
partidos.
Porcentaje
Partido Votos
de los votos
Cambiemos 21.457 36,63%
De los seis partidos políticos que compitieron, uno es un partido local (VAMOS),
mientras que los otros cinco son alianzas construidas a nivel nacional y replicadas a nivel
provincial y local: Cambiemos, FPV, UNA, FIT y Progresistas.
Con estos resultados, Cambiemos ganó la intendencia, habiendo obtenido 836 votos
más que el FPV. Desde el retorno democrático en Argentina, en 1983, el justicialismo
nunca había perdido la intendencia en Berisso De aquí deriva la novedad del
resultado electoral de 2015. Comenzaremos nuestro análisis preguntándonos de qué
manera caracterizar al sistema de partidos en Berisso.
Caracterización del sistema de partidos en Berisso. Dentro de las categorías teóricas
Eje Temático: Partidos Políticos y Sistemas Electorales
que Sartori ofrece (1980) nos interesa la de sistema de partido predominante: un sistema de
partidos que gira en torno a un partido, pero en la que no por eso hay ausencia de
competencia. Nos dice Sartori:
[…] el sistema de partido predominante es de hecho un sistema de más de un partido en
el que la rotación no ocurre en la práctica. Simplemente da la casualidad de que el mismo
partido se las arregla para ganar, a lo largo del tiempo una mayoría absoluta de los escaños
(no necesariamente los votos) en el Parlamento (1980: 251).
Esto, trasladado a un sistema no parlamentario y de elección directa de la autoridad
gubernamental por mayoría simple de votos, significa que hay un sistema de partido
predominante cuando un partido se ve triunfador en sucesivas elecciones de forma
sistemática.
Así, “[…] un sistema de partido predominante lo es en la medida en que, y mientras, su
principal partido se vea constantemente apoyado por una mayoría ganadora […]” (1980:
251). Bajo esta definición, podemos evidenciar en Berisso la presencia de un sistema de
partido predominante, y la evidencia es la que nos ofrecen los resultados electorales.
Consideremos los resultados electorales del partido justicialista en Berisso desde 1983 a la
actualidad (cuadro 2).
*El porcentaje del año 1999 incluye los votos que recibieron las listas de Concertación Justicialista para el
Cambio (48,11%), Acción por la República (3,19%) y UCeDé (5,41%), ya que las tres listas postularon al
peronista Juzwa como intendente.
Partido Votos
UCeDé 2.573*
Los resultados nos muestran así un peronismo unido en los niveles nacional, provincial y
local en Berisso. ¿Qué hay respecto de la dispersión de los votos y la tercera fuerza?
Considerando que los votos de la Concertación Justicialista para el Cambio, la AR y
la UCeDé deben sumarse pues postulan al mismo candidato, los dos primeros candidatos a
“¿Hacia una reconfiguración del sistema de partidos en Berisso?”
Pablo Bezus, Gastón Iglesias y Norberto Oscar Toranza
Votos de la tercera
Elección
fuerza
1983 2,74%
1987 3,34%
1991 11,66%
1995 14,34%
1999 1,63%
2003 14,24%
2007 11,5%
2011 11,56%
2015 17,23%
Por lo expuesto, analizar esta tercera fuerza parece ser importante en orden a entender
los comicios de 2015. Los orígenes de UNA los encontramos en las elecciones legislativas de
2013, en las que Frente Renovador (FR) hizo su debut en la provincia de Buenos Aires. El
FR apareció como una vertiente peronista de centro o de centro-derecha que intentaba
captar el voto del electorado asociado con el
peronismo no kirchnerista (Retamozo y Schuttenberg, 2016:128-131), y estableció sus bases
en una “liga de intendentes” de la provincia de Buenos Aires, proponiendo un discurso
disidente al peronismo oficialista del FPV y alineándose tras la figura de Sergio Massa,
intendente de Tigre (Erysewicz, 2017).
En Berisso, el FR postuló en 2013 a Celi como concejal, y este ganó la elección con
un 37,14% de los votos. Celi había sido funcionario del intendente Slezack hasta 2011 y
había competido en las EPAOS de 2011 como precandidato a intendente por el FPV. El
mismo candidato sería luego, en 2015, candidato a intendente por UNA, obteniendo un
17,23% de los votos.
¿Debería considerarse al FR, dentro del frente UNA, un partido peronista disidente?
Esto puede analizarse desde el origen de las élites políticas o desde la percepción del
votante de la naturaleza del espacio. Ciertamente, los principales referentes de UNA y del
FR han pertenecido a gobiernos peronistas: Sergio Massa (funcionario del FPV),
Felipe Solá (gobernador de la Provincia) y Celi en Berisso. En este sentido, Mangonnet,
Murillo y Rubio (2016) describen a UNA como un ámbito de refugio de referentes del
peronismo disidente. Pero de mayor importancia es si los votantes lo perciben como un
espacio peronista, pues aquí es posible que el espacio atraiga votos peronistas, lo cual es
relevante en tanto, siguiendo a Calvo (2013), existe un voto peronista estable más allá de los
cambios de élites. Y este voto sufrió en la provincia, según Ollier (2016), un desdoblamiento
a partir de la presencia de UNA.
“¿Hacia una reconfiguración del sistema de partidos en Berisso?”
Pablo Bezus, Gastón Iglesias y Norberto Oscar Toranza
Lo destacable entonces es que no solo hubo una tercera fuerza importante, que evitó que
la elección se concentrara en torno a dos partidos, sino que este tercer partido, formado por
dirigentes que venían mayormente del PJ (tanto a nivel provincial como municipal), fue
capaz de atraer parte del voto peronista, lo que podría haber debilitado la posición del
oficialismo en Berisso de la misma manera en que lo hizo en la provincia de Buenos Aires
(Ollier, 2016).
La coordinación electoral de la oposición. Respecto al grado de unión o división de la
oposición, se puede establecer como regla general que, si la oposición se encuentra muy
fragmentada, es poco probable que llegue a romper el patrón de competencia en un sistema
de partido predominante, con lo cual se presenta la necesidad de coordinar estrategias. Las
posibles alianzas pueden estar supeditadas a las alianzas que se formen a niveles de
competencia mayores (provinciales o nacionales) o no (construyendo alianzas a nivel
municipal entre dos o más partidos que no construyen alianza en otros niveles).
¿Cómo se ha comportado la oposición en las elecciones de 1999 y 2015? En las elecciones
de Berisso de 1999 hubo 12 listas, de las cuales 3, como vimos, apoyaron a Juzwa. A primera
vista podría parecer que la oposición fue sumamente dividida, pues hubo nueve
listas opositoras. Sin embargo, los votos a la oposición se concentraron fundamentalmente
en la lista de la Alianza; conjuntamente, las tres listas que postularon a Juzwa y la de la
Alianza concentraron el 95,95% de los votos válidos emitidos. La Alianza obtuvo 18.621
votos, mientras que la sumatoria de los votos de todas las demás listas
opositoras fue 1.926. Por otra parte, la ideología de izquierda de varias de estas listas
(PO, PTS, MST) habría dificultado su unión a una coalición amplia como la de la Alianza.
Encontramos así una oposición unida en 1999, a partir de la alianza a nivel local de los
espacios que establecieron alianza en provincia y nación: el FREPASO y la UCR. Estos dos
espacios habían sido, en las elecciones ejecutivas de 1995 en Berisso la segunda (el
FREPASO con el 19,14% de los votos) y tercera (la UCR con el 15,28%) fuerzas. Además, no
hallamos en 1999 una tercera fuerza importante: la tercera lista, Unidad Bonaerense,
obtuvo solo un 1,63% de los votos. A lo que asistimos más bien fue a una polarización entre
el Justicialismo y la Alianza. No se pudo, sin embargo, desplazar al peronismo del poder ni
en Berisso ni en la Provincia.
¿Qué sucedió con la oposición en 2015? Si se observa el cuadro 1, se ve que la oposición
no estaba tan unida como en 1999. Mientras en 1999 los dos primeros candidatos a
intendente sumaron el 95,5% de los votos, en la elección de 2015 sumaron el
71,83%. Aunque la elección se disputó fundamentalmente entre el FPV y Cambiemos, se
evidenció ya la existencia de un tercer actor con un caudal de votos importante (17,23%), el
frente UNA. Un cuarto actor, que aunque no obtuvo un porcentaje importante de votos
(3,4%) podría haber dado mayor contundencia a la victoria de Cambiemos de haberse
integrado a la coalición, fue Alianza Progresistas. Sostenemos esto en tanto que miembros
de Cambiemos se hallaron en elecciones anteriores aliados a miembros del espacio
Progresistas. El antecesor de este espacio en el municipio de Berisso, el Frente Progresista
Cívico y Social, incluyó a la UCR en las elecciones legislativas de 2013, y el ahora intendente
radical, Jorge Nedela, encabezó la lista de dicho frente en esas elecciones locales. La
coordinación electoral entre estos dos espacios parecía entonces una posibilidad, pero
finalmente no se concretó. Una coordinación con el FIT, que de hecho superó en votos a
Progresistas, resultaba más improbable por la incompatibilidad de alianza que presenta
este frente y los partidos que lo componen con espacios que se alejan ideológicamente de la
izquierda.
Concluyendo este apartado, tenemos entonces un peronismo unido y una oposición
unida en 1999. En 2015, nos encontramos con una oposición medianamente unida y un
Eje Temático: Partidos Políticos y Sistemas Electorales
UNA; Cambiemos;
UNA; Cambiemos; UNA; Cambiemos; FPV;
FPV; FIT; Progresistas;
FPV; FIT; Progresistas FIT; Progresistas; VAMOS
Compromiso Federal
35,2% 36,63%
Voto al Intendente
(20.621 votos a Mincarelli) (21.497 votos a Nedela)
32,87% 38,86%
Voto al Gobernador
(18.335 votos a Fernández) (21.679 votos a Vidal)
35,29% 31,35%
Voto al Presidente
(20.525 votos a Scioli) (18.232 votos a Macri)
votos, mientras que el candidato del FPV a gobernador, Fernández, obtuvo el 35,28% Es
decir: hubo una diferencia de 188.252 votos entre el apoyo al FPV en el nivel de
competencia nacional (Scioli) y en el nivel de competencia provincial (Fernández). El corte
de boleta que perjudicó a Aníbal Fernández es uno de las cuatro dimensiones que, en la
lectura de Ollier (2016) determinaron la derrota del peronismo en la provincia, siendo las
otras tres la división del voto peronista entre el FPV y el FR (UNA), la ausencia de efecto
arrastre de la candidatura presidencial y la “desafortunada candidatura a gobernador del
FPV” (2016: p. 143).
Los datos previos nos llevan a pensar que la elección local de Berisso se
“provincializó”, ligando la derrota del peronismo en Berisso a la derrota del peronismo en la
Provincia de Buenos Aires. La noción de provincialización se relaciona con las recientes
tendencias en la investigación, ya referidas, que muestran una tendencia hacia
la territorialización y que postulan la existencia de un efecto arrastre inverso, en donde la
competencia central parece ser la de los estados subnacionales. El dato que parece
confirmar la idea de la provincialización de la elección en Berisso es el siguiente: la
diferencia entre los votos de Berisso a Vidal y a Nedela fue de solo 182 votos a favor de
Vidal. En cambio, la diferencia de votos a Macri y a Nedela en Berisso fue de 3.265 votos a
favor de Nedela.
CONCLUSIONES
Recapitulando, las elecciones de 2015 mostraron una conjunción de factores que
posibilitaron a la oposición no peronista obtener la intendencia de Berisso por primera vez
en la historia. Estos factores, analizados en el desarrollo del trabajo, son los siguientes.
Primero, la unión de la oposición no peronista. Al igual que 1999, en 2015 hubo
una importante coalición de la oposición, aunque no tan aglutinante como la primera.
Segundo, se dio la presencia de un tercer partido con una fuerza electoral notable, pues el
frente UNA logró un 17,23% de los votos, lo que llevó a una mayor dispersión electoral pero
además a una división del voto peronista. En 1999, una tercera fuerza con esta capacidad de
disputar el electorado peronista no estaba presente. Tercero, en 2015 se da, a nivel
provincial, un importante corte de boleta a favor de Vidal, generando que por primera vez
desde 1987 un político no peronista sea gobernador de Buenos Aires. Este corte de boleta en
el nivel provincial pudo generar un efecto arrastre sobre las elecciones
municipales, generando una mayor influencia de los resultados electorales provinciales
sobre los municipales, lo que hemos denominado una provincialización de la elección.
La elección de 2015, entonces, fue excepcional en tanto por primera vez gobierna en
Berisso una persona ajena al peronismo. La pregunta que dejamos aquí planteada es la
siguiente: ¿representa la elección de 2015 en Berisso un punto de ruptura,
una “realignment election” (V.O. Key Jr, 1995) que genera una transformación del sistema
de partidos? ¿O acaso será la elección de 2015 un intervalo, una excepción condicionada por
las circunstancias coyunturales, tras la cual se retomará la pauta previa de predominio
del PJ? Será necesario esperar los resultados de los próximos comicios para aproximarse a
una respuesta.
“¿Hacia una reconfiguración del sistema de partidos en Berisso?”
Pablo Bezus, Gastón Iglesias y Norberto Oscar Toranza
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¿Los cirujas hablan?
Rancière y el conflicto carrero en Santa Fe
1. INTRODUCCIÓN
El 8 de marzo de 2016 el gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, envió a la Legislatura
un breve proyecto de ley para prohibir la tracción a sangre en todo el territorio
provincial, con el objetivo de “avanzar en una política de priorización de la salud animal”.
En el texto se esgrimían una serie de argumentos ligados a la inseguridad vial y a “la
1 Para calificar de “neoliberal” a los territorios es necesario tomar en cuenta las consideraciones de Michel Fou-
cault realizadas en El nacimiento de la biopolítica (2007). En este curso, el francés propone pensar el neolibera-
lismo, no meramente como una política económica que aplican los Estados nacionales en determinadas coyun-
turas a un nivel macro, sino más bien como una novedosa forma de economía del poder sobre la vida (bios). Se
trata en efecto de un nuevo “arte gobernar” que, a partir de un conjunto de dispositivos, técnicas, prácticas y
saberes micro políticos, subjetivan a los agentes bajo la forma de empresa. Para Foucault, su novedad radica en
ser una forma de dominación y desposesión que opera bajo el impulso de las libertades, entendidas en claves de
autoempresarialidad, emprendedurismo y competencia. De este modo, el neoliberalismo puede entenderse co-
mo dinámica inmanente, una racionalidad, que circula al ras de los territorios organizando cálculos, afectos,
estrategias y tácticas en la vida social, a la vez que esta misma racionalidad es re-apropiada, reorganizada y pue-
de ser puesta en crisis por los mismos agentes sociales. Para profundizar en esta concepción remitimos al curso
del propio Foucault o a la reconstrucción que realiza Verónica Gago (2014)
Eje temático: Análisis Político
suciedad que la circulación de carros conlleva, afectando de esta manera la salud pública".
Pero su eje se asentaba en la enfática declaración de un argumento proteccionista: “la
tracción a sangre significa sufrimiento para los animales, comportando una situación que
resulta menester abordar, privilegiando la salud de aquellos y evitando que se encuentren
obligados a soportar jornadas excesivas sin descanso, sin ningún control veterinario y
constantes maltratos”2.
La presentación del proyecto agudizó un conflicto existente en la ciudad de Santa
Fe, desde hace algunos años, entre diversos actores involucrados: Estado municipal,
organizaciones proteccionistas y cirujas organizados. La puja atravesó todo el año sin
ninguna solución definitiva. En efecto, el escueto texto enviado por el gobernador nada
señala sobre la forma en que la prohibición se implementará, ni sobre las alternativas
laborales para los recolectores informales. Según cifras estimativas del municipio, en la
ciudad de Santa Fe, circulaban para tal fecha unos 700 carros y unas 1500 personas vivían
de esta actividad.3 A tan sólo dos días del Mensaje del gobernador, la diputada provincial
Alicia Gutiérrez (SI - FPCyS) presentó otro proyecto, que propone la erradicación de la
tracción a sangre, apelando a argumentos similares, pero planteando sustituir
gradualmente los caballos por vehículos motorizados. Desde marzo las asambleas de
cirujas, en los barrios de Villa Oculta y Santa Rosa de Lima, se intensificaron a fin de
organizarse, pensar alternativas y resistir ante lo que podría acarrear la pérdida del único
sustento de su vida. Los carreros de la ciudad, junto a los de Rosario, enviaron vía el
diputado Carlos del Frade un proyecto propio. Hasta la fecha ninguno de los proyectos fue
aprobado.4
El conflicto puso en circulación, a lo largo del año, una serie de discursos, prácticas y
acciones por parte de los distintos actores involucrados, que dan cuenta de ciertas formas
de simbolización del mismo y sus posibles soluciones, a la vez que suponen distintos modos
de configurar lo que Jacques Rancière denominaría el “reparto de lo sensible” de la ciudad,
es decir, un sistema de evidencias sensibles y simbólicas que, fija, divide y organiza el todo
social en partes, donde a cada una de ellas le corresponde un lugar de acuerdo a funciones,
competencias y maneras de ser bien definidas. (Rancière, 2009:9-10)
En el presente trabajo proponemos abordar el conflicto, a partir de analizar las prácticas
discursivas y no discursivas del Estado municipal, la asociación proteccionista S.O.S
Caballos y la Asamblea de Cirujas en Lucha, con el objetivo
de intentar reconstruir los “repartos de lo sensible” que estas prácticas configuran. Nuestra
hipótesis es que, tanto las narrativas estatales como proteccionistas cifran el conflicto como
“problema ambiental/social”, estructurando un común repartido que fija “partes
exclusivas” entre quiénes pueden ocuparse y decidir sobre las cuestiones comunes de la
ciudad y quiénes no. Para Rancière esta repartición, que entiende el conflicto y su solución
en términos de gestión de unos pocos, es propia delo que llama “orden policial” y no de la
lógica política. Hay política, en tanto y en cuanto, ese “orden policial” que distribuye
lugares, funciones y capacidades en la comunidad, se vea interrumpido por la acción de
sujetos suplementarios que verifican la igualdad de cualquiera, manifestando su
capacidad para decidir sobre los asuntos comunes. En este sentido, intentaremos mostrar
que la construcción discursiva y las prácticas llevadas a cabo por los cirujas pueden leerse
como momentos de una verificación polémica de la igualdad, generando así un
desplazamiento de las narrativas “policiales”, que permite pensar el problema como un
ración del Concejo desde el año 2012. En ellos el intendente enfatizaba la necesidad de que Santa Fe sea una
ciudad “productiva”, “ordenada”, “segura”, “saludable”, “verde”, etc. lo que suponía también la identificación de
sus contrarios (lo desordenado, contaminante, improductivo, lo inseguro) y el “desafío” político que radica jus-
tamente en “transformarlos”. Estos “contrarios” son a veces asimilados, por el intendente, con prácticas de suje-
tos ligados a las economías informales o que se encuentran en una situación de marginalidad (carreros, limpia-
vidrios, feriantes, vendedores ambulantes, etc.) Sostenemos que la política del municipio, ante algunas de estas
situaciones, responde más bien a un proyecto de visibilidad de lo urbano que a un intento de abordaje integral
de las mismas, ya que las “soluciones” fácticas que brinda se reducen al desplazamiento de estos sujetos de las
partes céntricas y su relocalización en las periferias de la ciudad. La ciudad “ordenada” despliega así una topo-
grafía, un orden de visibilidades, donde a cada sujeto le corresponde un lugar (centro o periferia) de acuerdo la
evidencia de lo que es y, por tanto, de lo que merece.
10 “Carreros aprenden nuevos oficios”, editorial El Litoral (08/10/2016)
11 “¿Qué falta en Santa Fe para que no haya más carros?” por Agustina Mai. El Litoral (28/03/2016)
12 “Se reaviva el debate por la tracción a sangre” editorial, El Litoral (26/08/2016)
13 “El debate por la tracción a sangre” editorial, El Litoral (18/03/2016)
14Aquí aludimos solamente a las acciones llevadas a cabo por las estructuras y dispositivos del Estado munici-
pal. Es evidente que estas estructuras son insuficientes para poder abordar y dar una solución integral a este
conflicto y que para ello se requiere una articulación entre el municipio y otros niveles del Estado más comple-
jos, como ministerios y secretarias del Estado provincial. No obstante sólo queremos remarcar que las acciones
“¿Los cirujas hablan? Rancière y el conflicto carrero en Santa Fe”
Prof. Juan Diego García
se dio en forma inmediata, total y efectiva, pero la inclusión de los y las cirujas fue
pensada en términos de una temporalidad precaria: gradual, parcial y como
promesa incumplida y siempre aplazada.
Creemos que este orden del discurso estatal sólo resulta coherente
con cierta simbolización de los cirujas y con un modo colonial de concebir la inclusión.
Como vemos, la “razón” municipal, opera bajo una simbolización dual del carrero.
El carrero, en tanto carrero, debe ser excluido del espacio público ya que se percibe
al cirujeo como una práctica que pervierte el ambiente (cultural) de la ciudad. A ello apunta
justamente la “política de lugares”, en tanto relocaliza a los carreros a los márgenes de la
ciudad, donde no afecten la visibilidad de la urbe deseable. Ahora bien, la narrativa
municipal señala que la erradicación de la tracción a sangre debe ser paralela a la inclusión
de los carreros en tanto sean “reconvertidos”. Consideramos que la lógica estatal concibe la
inclusión bajo una topología colonial19: la inclusión se da desde arriba y reconfirma
el reparto. En la narrativa municipal, el ciruja debe ser incluido por el Estado o la sociedad
civil y su inclusión no modifica, ni altera el espacio o reparto regido por la lógica cives/
barbaros, sino que la “reconversión” no es otra cosa que la adaptación a la cultura legítima
que establece el orden estatal. Por lo cual, su inclusión lejos de poner en crisis o en disputa
ese espacio, ese reparto de lo sensible con sus divisiones excluyentes, la reconfirma.
Esta forma de pensar la inclusión hace evidente el otro dispositivo identitario
estatal, que simboliza a los cirujas como victimas infantilizadas20.Como vimos, para la
“razón” estatal, los carreros aparecen también sólo como víctimas; sujetos de “alta
vulnerabilidad social” que deben ser asistidos. Tal condición los torna seres incapaces de
ocuparse de los problemas públicos y los relega a una “minoría de edad”, por lo cual
precisan de la misión salvífica del Estado o la sociedad civil que los incluya a partir de
“reconvertirlos”. En estos discursos, nunca aparecen los cirujas como sujetos de palabra,
sino como seres incapaces del logos para decidir sobre lo justo e injusto, seres condenados a
la monotonía del ruido.
19 Lacategoría “colonial” es utilizada aquí en relación a la de “colonialidad”, propuesta en la obra de Aníbal Qui-
jano y de otros autores del denominado “giro decolonial”.(Lander, 2003) El concepto de colonialidad resulta
interesante porque, a diferencia de “colonialismo”, permite dar cuenta de que las relaciones coloniales de poder
no se limitan al dominio económico-político y jurídico-administrativo de un Estado sobre otro, sino que poseen
otras dimensiones más profundas y menos visibles. De este modo si bien el colonialismo (procesos históricos de
colonización de América y África) hicieron posible el establecimiento de una matriz colonial del poder, la misma
subsiste (con continuidades y discontinuidades) luego de las independencias de estos países. Lo colonial consti-
tuye la lógica o la racionalidad de esta matriz (un “inconsciente”, como lo piensa Rolnik) que impera en los ima-
ginarios y las prácticas estatales y no estatales, produciendo y reproduciendo, no sólo modos anglo y eurocentra-
dos de conocer y pensar, sino instituyendo activamente relaciones basadas en jerarquías y dependencias.
20 “Unafunción de la economía subjetiva capitalística (tal vez la más importante de todas) es la de la infantiliza-
ción (…) consiste en que todo lo que se hace, se piensa o se pueda hacer o pensar sea mediado por el Esta-
do.”(Rolnik – Guattari: 2013: 59)
21 Declaraciones de Cristina Pagani, presidenta de S.O.S Caballos en Similares TV(08/09/2010) disponible en
“¿Los cirujas hablan? Rancière y el conflicto carrero en Santa Fe”
Prof. Juan Diego García
“Para que esta futura ley sea efectiva (…) el plazo de erradicación no
puede dilatarse. Hace más de 8 años que venimos pidiendo que se haga
algo y los animales están sufriendo y muriendo en las calles. El "Basta
de TAS" no puede esperar más”.22
A grandes rasgos, las prácticas discursivas de S.O.S Caballos se rigen a partir de esgrimir
consignas generales (“No al maltrato animal” o “Basta de TAS”) como llave para la solución
de los conflictos, sin la necesidad de una contextualización territorial y social del mismo. La
consigna opera como principio universal, que guía el accionar y resulta aplicable a todos los
casos concretos de “maltrato animal” más allá de sus particularidades y diferencias.
También su discurso es acompañado con una recurrente presentación de imágenes de
caballos “rescatados” famélicos, heridos y en condiciones deplorables. La efectividad de esta
estrategia comunicacional está dada por los múltiples efectos que busca y genera.
Las imágenes generan un vínculo empático y emocional con quien las ve, que sirve para
demostrar el maltrato animal, legitimar el accionar de la Asociación y también como modo
de cerrar la discusión en torno al tema. ¿Quién podría oponerse a defender a un caballo en
tales condiciones?
A la largo del año, la Asociación apoyó discursivamente y con movilizaciones públicas el
proyecto de ley enviado por la diputada Alicia Gutiérrez y paralelamente llevó adelante una
intensificación de su accionar en los operativos de rescate de los animales, sobre todo
después de la restricción municipal que prohibió la entrada de los carros al centro de la
ciudad. Este accionar de S.O.S Caballos fue denunciado judicialmente en varias
oportunidades por las y los cirujas, cuestionando la extralimitación de la organización en
decisiones que deben ser tomadas por autoridades públicas (fiscales y jueces).23 En los
pocos casos en que los carreros -acompañados por abogados de la Asociación Civil
TRAMAS24- presentaron denuncias en los juzgados, obtuvieron fallos favorables que
exigían la devolución de los animales. Por su parte, miembros de SOS
Caballos denunciaron en recurrentes ocasiones amenazas y robos de
equinos en rehabilitación, acusando a los cirujas.
A diferencia del discurso estatal, la narrativa de S.O.S Caballos se centra en el maltrato
https://www.youtube.com/watch?v=1lz8cB51GNI&t=155s.Consultado18/03/2017
22 “Un buen primer paso "El Litoral nota de Cristina Pagani (14/03/2016).
23 “Exclusivamentenos dedicamos a eso, a incautar, con ayuda de la policía, del procurador y del fiscal, el caballo
que está en muy malas condiciones y tratar que los jueces no lo devuelvan más”. Declaraciones de Pagani en
Similares TV (02/10/2009). Disponible en https://www.youtube.com/watch?v=BmeNnGxGCGo&t=16s. Con-
sultado 20/03/2017
24 “TRAMAS Derecho en Movimiento” es una asociación civil conformada en 2011 por abogados y estudiantes de
derecho, que trabajan y articulan con movimientos sociales y vecinos de distintos barrios de la ciudad, con el
Eje temático: Análisis Político
“Los animales son seres sintientes como usted y yo, pero más
indefensos porque no pueden hablar”25.
La carencia de habla de los animales, lleva generalmente a las asociaciones
proteccionistas, y en particular por S.O.S Caballos, a tomarse las prerrogativas de ser “la voz
de los caballos”, auto legitimándose para hablar en nombre de ellos y representarlos. Esta
prerrogativa encuentra su fundamento en dos cuestiones: el saber sobre los equinos que
poseen sus miembros y la sensibilidad hacia ellos.
María Carman sostiene que el reconocimiento del animal como ser sintiente, por parte
de las organizaciones proteccionistas, es acompañado muchas veces de una práctica
retórica de “humanización” del animal, en tanto se le atribuyen cualidades que eran
usualmente propias y reservadas para calificar a lo humano. (Carman, 2015:199).
Este aspecto también se aprecia fácilmente en las diversas publicaciones de S.O.S Caballos
en las redes sociales, en las cuales se adjetiva a los equinos con un conjunto de cualidades
morales; “nobles”, “fieles”, “amorosos”, “sensibles”, “bondadosos”, “seres con alma”, etc.
de los medios materiales para cuidar bien de los equinos28. En sus publicaciones en las
redes sociales, muchas de las cuales son crónicas de los rescates, suele haber una
adjetivación que sólo visibiliza a los cirujas como seres “crueles”, “violentos”, “insensibles” y
“desalmados”, cuya violencia no sólo es al caballo, sino que es potencialmente hacia la
comunidad entera29. Ante ciertas declaraciones de este estilo y el accionar de S.O.S
Caballos, un grupo de cirujas presentó una denuncia al I.N.A.D.I30 por discriminación en el
año 2013. El dictamen final, fechado el 13 de julio de 2015 por el asesor
Emiliano Marilungo, señala que en su descargo ante la acusación, los representantes de
S.O.S Caballos afirman que, los cirujas “buscan dinero fácil” y “se victimizan tal como hacen
los pobres e ignorantes haciendo hincapié en que reciben planes sociales y que no trabajan
porque no buscan”31.
De esto modo, el discurso de S.O.S Caballos opera con un lógica de equivalencias que
produce un fuerte dispositivo identitario de los cirujas como pobres,
ignorantes, irresponsables y violentos. La descripción de “la crueldad sin límites”32 de ellos
se explica por su falta de educación, sensibilidad y cultura. Aquí se ve precisamente lo
que Carman señala; en el discurso proteccionista de ciertas asociaciones, el caballo aparece
reconocido como partícipe de la comunidad moral con los hombres (civilizados), a la vez
que ciertos sectores de la ciudad sólo son visibilizados por sus cualidades animales. Esto
produce, en las prácticas discursivas de S.O.S Caballos, una mixtura inusual y
bastante llamativa. Se adopta un lenguaje de derechos animales basado en el
reconocimiento y la hospitalidad hacia el otro sintiente radical (animal), a la vez que opera
como trasfondo una noción de cultura ligada al tópico sarmientista de civilización
y barbarie. Esto conduce a una concepción paradójica, en la que lejos de cerrar la frontera
humano/animal, se mantiene incorporando a los equinos a la comunidad civilizada y
relegando a los cirujas a la “barbarie” animal. Podríamos señalar que tampoco aquí hay un
quiebre con el paradigma moderno, ya que sigue existiendo un cierto
antropocentrismo axiológico: se valoriza a los equinos en tanto se asemejan a los
humanos y se desprecia a los carreros en tanto comportan supuestas cualidades animales.
Ahora bien, para el interés de nuestro trabajo, podemos afirmar que las prácticas de la
Asociación proteccionista producen una simbolización del carrero en la cual se resalta su
barbarie, su ignorancia y animalidad, configurando un reparto de lo sensible que
claramente los excluye de la comunidad como seres políticos capaces de decidir sobre los
asuntos públicos. Paralelamente, es fundamental en el discurso de SOS Caballos ponerse
como representantes o “portavoces” de una víctima (el caballo) y legitimar esa posición
en base a dos títulos: el saber y la sensibilidad. Estas son dos formas de justificar una
soberanía, no ya meramente sobre el cuerpo de los caballos, sino en el espacio público
como los agentes aptos para discutir y decidir en las cuestiones en torno a ellos.
presupone que las partes ya están dadas, la comunidad constituida y que sólo hay
que optimizar la gestión redistribuyendo las ventajas y desventajas conforme a lo que cada
parte merece/necesita, siendo que cada parte merece/necesita de acuerdo a la evidencia de
lo que es (Rancière, 2010a:130). La comunidad es, entonces, simbolizada como una cuenta
exacta de partes con sus determinados modos de ser, hacer y decir, y la lógica consensual
operaría en pos de la efectuación del principio de justicia. Esta lógica se corresponde con un
reparto de lo sensible “policial”, basado en el principio de la desigualdad que funda
jerarquías al determinar un orden de lugares, funciones, títulos y
competencias (Rancière, 2010a:44). Vale aclarar que lo que Rancière llama
“orden policial” no se restringe meramente a los aparatos del Estado y menos aún refiere
necesariamente a un régimen represivo, sino más bien, a un conjunto de dispositivos
estatales y no-estatales, simbólicos y materiales, con sedimentación histórica, que
establecen un reparto en la comunidad al dividir a los cuerpos en determinados lugares y
funciones sociales. El orden policial configura así las ocupaciones de los distintos
individuos en las tramas urbanas. Ese orden establece, entre sus divisiones, la evidencia de
quiénes son aptos y capaces para hablar y decidir acerca los asuntos comunes de la ciudad y
quiénes no. Como vimos, tanto las narrativas estatales y proteccionistas, por distintas
estrategias de visibilidad y distintos dispositivos identitarios, configuran un “reparto de lo
sensible” que expulsa a ciertos seres parlantes, a los y las cirujas, “a la noche del silencio o al
ruido animal” al ser simbolizados como seres pasivos, e incapaces de ocuparse de lo
público. (Rancière, 1996:36)
A pesar de ello, es relevante remarcar que ambos dispositivos de despolitización de los
cirujas, a pesar que comparten su criminalización, tienen sus diferencias. Mientras que la
“razón” municipal los despolitiza a partir de sólo concebirlos como víctimas infantilizadas
y pasivas que deben ser asistidas y “reconvertidas” por una instancia externa, pero cuya voz
(más que signo de dolor) no debe ser tenida en cuenta, el discurso proteccionista lo hace al
simbolizarlos como ignorantes o bárbaros, resaltando especialmente su falta de
sensibilidad. En ambos casos, los cirujas quedan privados de una inscripción simbólica en
la ciudad que los haga capaces de decidir acerca de los asuntos comunes. Su palabra no
cuenta ya que su función y ocupación se reduce a la reproducción de su propia vida. El
nombre propio “ciruja” es para ambas narrativas, el nombre de una falta; falta de
recursos, saberes y competencias -sea victimizada o culpabilizada- de una no-ciudadanía
plena y de una evidencia tautológica: los cirujas, son simplemente, cirujas. Para Rancière,
algo característico de las lógicas consensuales es operar con una lógica binaria que
distingue lo propio e impropio, donde a cada uno le corresponde lo propio de acuerdo a la
evidencia de lo es. (Rancière, 2006a: 18 y 19) El orden configurado por ambas narrativas
conduce a mudez de la palabra del ciruja, a su no-cuenta como palabra política, que tiene
por evidencia que no hay que discutir con ellos, porque simplemente no hablan. Ahora bien,
los cirujas ¿hablan?
trabajo.”36
Ahora bien, está manifestación y exposición del agravio, como diría Rancière, de ser
parte de los sin parte, no es una mera victimización, sino funciona como un operador
de subjetivación política, ya que no le sigue la pasividad de la espera, sino la exigencia de
ser contados y la demostración igualitaria de la capacidad de cualquiera para ocuparse de
los asuntos comunes. Inmediatamente a la exposición del daño, en el petitorio se afirma:
“Hay conflicto político cuando la lucha por los derechos o por los
bienes se une con la afirmación de una capacidad para juzgar y decidir
sobre los asuntos comunes”. (Rancière, 2011:113)
Este tipo de exigencia y escenificación de la palabra tiene como principio la igualdad,
pero no como objetivo a alcanzar, sino como forma de verificación polémica bajo el
esquema de pregunta ¿pertenecemos los cirujas a la ciudad, somos ciudadanos iguales a los
otros? Evidentemente, según las acciones del municipio y los proteccionistas: no, por lo
cual deben llevar a cabo una serie de prácticas orientadas a demostrar la igualdad de
cualquiera con cualquiera. Esto implica crear el escenario de un encuentro, entre la lógica
policial de las distinciones jerárquicas y la lógica igualitaria de la capacidad de cualquiera.
Este encuentro polémico lleva para Rancière el nombre de política (Rancière, 2006:17).
Lo que queremos sostener es que el escenario de este encuentro, sólo es configurado por
las prácticas de los cirujas. En la enunciación del petitorio constituyen un sujeto que se
proclama en negatividad con los proyectos enviados, “no nos representan”, es decir, de
manera diferencial con respecto al orden policial, a la vez que contiene la afirmación de
igualdad, en la idea de que los cirujas son también fuerzas productivas de pensamiento
capaces de criticar esos proyectos de ley y pensar otros. Esta verificación de la igualdad,
por tratarse del tratamiento del agravio de no ser contados, no se puede dar sino bajo la
modalidad de un desacuerdo que propone una reconfiguración del reparto, otra percepción
del ser-juntos en la ciudad. De allí que en la conclusión de su petitorio, los cirujas pidan
cambiar el eje delos proyectos. (Rancière, 2010b:81) La escena común generada por el
accionar de los cirujas divide la comunidad, no ya en las partes del orden consensual, sino
en dos formas de ser-juntos: una que mantiene el reparto tal como está y otra que exige una
re-cuenta de las partes.
Para Rancière esta escena es posible, porque en toda subjetivación política hay un
trabajo de verificación de la igualdad que supone una desidentificación de la identidad dada
por el orden policial y una apropiación de la lengua y las competencias del otro, generando
así el espacio común polémico y un sujeto político que no se identifica con ninguna parte de
ese orden. En el mismo proceso en que los carreros se desidentifican de la identidad dada
por el reparto estatal/proteccionista, como seres pasivos definidos por su condición social
de vulnerabilidad y/o ignorancia, y se apropian de las formas y argumentos de las otras
partes, producen un sujeto político que se da entre lo propio negado y lo impropio
apropiado, que falsea la distinción policial dicotómica de lo propio/impropio. El gran
operador desclasificatorio es, como ya puede advertirse, la igualdad. La igualdad que no es,
en el pensamiento de Rancière, la formalidad de la ley, ni una esencia o meta a alcanzar,
sino una presuposición práctica que exige ser verificada en cada caso, de
manera contingente. En este sentido, la igualdad, no se reduce a la puja por una mejor
redistribución de la riqueza o la inclusión de los excluidos en un programa estatal, sino que
es la igualdad de cualquiera de ser reconocido como fuerza productiva de
pensamiento capaz de imaginar distribuciones de la riqueza y programas de inclusión
alternativos. En este sentido, es la igualdad la que permite pensar y reclamar por órdenes y
reparticiones diferentes, al constatar la ausencia de principio (arjé) de todo
Eje temático: Análisis Político
ordenamiento social. La igualdad es la que arranca a los sujetos de sus lugares asignados
por el poder y los desplaza configurando así otros mundos posibles. Es la igualdad la que
habilita la diferencia.
BIBLIOGRAFÍA
Este artículo es una revisión del estado de la cuestión de la ciencia política frente al narcotráfico
en México, pasando desde la problemática metodológica, hasta su institucionalización orientada a
los análisis de enfoque de Estado. En primera instancia se identifica el problema en cuestión, la
institucionalización desenfocada de objetivos realmente politológicos, describe el trabajo sustenta-
do en atender problemas operativos del Estado dando lugar a una vanguardia, más que politológi-
ca, intelectual a su servicio; esto con el objetivo de reflexionar sobre la tarea del análisis politológi-
co frente al narcotráfico. Para comprender la problemática se hace revisión de uno de los análisis
comunes, producido desde el medio académico-periodístico, el cual reviste problemas de talante
epistemológico y metodológico desatendidos gracias a la influencia del imaginario social. Poste-
riormente se revisan los enfoques más cercanos al estudio de la autonomía política del narcotráfi-
co; una comparación para denotar la comunicación entre enfoques da lugar a la proposición de un
enfoque analítico del narcotráfico con base en el “Límite entre Estado y Narcotráfico”. Finalmente
entender la naturaleza de Este último enfoque es importante y se da una breve explicación de fon-
do.
UN ENFOQUE ANALÍTICO
Por fortuna existen investigadores que han aportado contenidos importantes al estudio
del Narcotráfico desde la Ciencia Política, incluso cuando consideramos la inexistencia de
un cauce teórico bien definido para esta sub-disciplina, no se desdeñan del todo las
investigaciones cuantitativas, análisis y ensayos que tienen que ver con las ciencias sólidas
como la sociología, antropología, economía, etcétera, ya que en virtud de ellas se han
podido alcanzar hipótesis de gran ayuda para el desarrollo teórico-conceptual.
Por su parte, no todos los intelectuales, por el hecho de participar en la producción
hegemónica de la sub-disciplina, eximen de aportar nociones teórico-conceptuales al
estudio del narcotráfico. Por mencionar algunos, Guillermo Valdés, Eduardo Guerrero y
Luis Astorga (referentes en cuanto al estudio del tema en México) están de acuerdo en
atender con rigor científico el estudio del Narcotráfico, al menos desde una perspectiva
interdisciplinaria; en el Seminario Sobre Violencia y Paz del Colmex se pudo distinguir el
rigor metodológico con que proceden y el cuidado en el producto teórico de sus trabajos,
preocupándose en diferenciar las definiciones legales para tener una mayor claridad
conceptual sobre categorías normativas como la delincuencia organizada o las células
delictivas.
Eje temático: Política Latinoamericana
Entre otros de sus aportes, los más importantes han sido delimitar fases histórico-
políticas del narcotráfico, comportamientos politizados, y propuestas para estudiar los
objetivos del estudio del narcotráfico como: definir qué tipo de sociedades tolera el
Estado (con lo cual están contribuyendo a definir límites entre Estado y Narcotráfico).
Además se han propiciado debates acerca de los estudios que se hacen con base en
variables contextuales, las cuales según Eduardo Guerrero sirven para proyectar
soluciones inmediatas, y los que se hacen con base en variables estructurales, que según
Luis Astorga son más importantes porque los procesos permiten entender y dar
soluciones efectivas. Las propuestas son interesantes e importantes ya que rozan en
varios aspectos con el estudio no empírico de la disciplina, es decir, con la filosofía
política y conectan con el sistema simbólico u estrictamente teórico.
Además de los avances hacia un esquema politológico del narcotráfico, existe una
variedad de trabajos que tienen orientaciones diferentes dentro de un enfoque analítico y
que son parte de una misma red de comunicación conceptual media, pues cubren desde
observaciones en el ámbito institucional como ya lo habíamos mencionado, a algunas
otras como, el gobierno de un territorio y en la noción de las funciones gubernamentales,
hasta observaciones en las relaciones de poder (legitimidad y acción política); estas
orientaciones contienen conceptos que bien pueden relacionarse independientemente del
enfoque dado, o bien, pueden ser no son compatibles entre enfoques causando
dificultades para la comunicación teórica. Aunque esto sucede en mayor medida en la
teoría de los sistemas generales por su naturaleza intrincada y la búsqueda de semejanzas
entre sistemas (Young, 1972: 40) los enfoques analíticos no están exentos de tales
dificultades comunicativas.
Por ejemplo en el trabajo de Paola Ovalle, Narcotráfico y Poder. Campo de Lucha por
la Legitimidad; se estudia al narcotráfico en dos etapas, la primera: la centralidad de
noción de poder para comprender la dinámica y la persistencia de las redes del
narcotráfico; y en la segunda: Un proceso social fundamental como es la legitimación. Allí
“se atienden especialmente, aquellos mecanismos de alto contenido simbólico con los
cuales estos grupos comunican su existencia y persistencia como proyecto de inclusión y
forma de vida” (Ovalle, 2010: 3). Sin embargo la relación de los conceptos variables
(legitimidad y poder) de esta tesis con los enfoques que se orientan al análisis
institucional que abordan la organización, el gobierno y la práctica del Estado son muy
débiles, de hecho casi inoperantes para el análisis de lo político del narcotráfico.
Aún así, la tesis de Ovalle que indica el poder social y los puentes de legitimidad del
narcotráfico, son comprensibles solamente, según palabras de la autora, si se parte de
ideas originales del poder como las de Maquiavelo o Tomas Hobbes, esto aporta mucho a
la Ciencia Política frente al Narcotráfico, pues la idea de regresar a los clásicos se acerca a
las dos primeras propuestas de (Cansino, 2010:175-255) para revivir la Ciencia Política:
a) Volver a los clásicos, b) revalorar la dimensión simbólica de la política, c) desbordarse
hacia otros saberes y nutrirse de otras disciplinas, y d) ponderar sin prejuicios las
distintas perspectivas teóricas y es que si hay que tomar un rumbo dentro de la sub-
disciplina del estudio del narcotráfico, es el de reavivar primero a la ciencia con criterios
que sirvan para el conocimiento de las realidades políticas.
Sigamos en el plano de los enfoques analíticos. Un trabajo por referencia obligado es el
de G. Duncan (2015) Mas que plata Plomo, el poder político del narcotráfico en Colombia
y México, este ofrece una teoría sobre “el poder político del narcotráfico” y sirve para
entender y reafirmar sus condiciones actuales de regulación social y producción de poder
respecto a su historia en el territorio mexicano al igual que el colombiano. El autor no
supone al narcotráfico como un orden político del todo, más bien hace un análisis de
“La Ciencia Política frente al narcotráfico en México”
Lic. José Ángel Lima Zamora
Figura 1.
CONCLUSIÓN
Podemos pensar en el estudio del narcotráfico como una disciplina escalofriante, pero
el mismo Guillermo Valdés, exdirector del Centro de Investigación y Seguridad Nacional
(CISEN) lo ha dicho en el Seminario ¿Qué hacer con el Narcotráfico?, “tendremos
narcotráfico al menos por las próximas tres décadas” y la ciencia política no se puede
quedar con el rezago actual ante el avance del poder del narcotráfico.
Un problema evidente de la situación en la que se encuentra la disciplina es la
acumulación y pérdida de información, de hecho se reconoce abiertamente en el ámbito
académico, tal como en las conclusiones del estudio “Ciudadanía y Violencia
Organizada” (Schedler, 2014: 72) en el cual el autor manifiesta el deseo de que en un
futuro, la encuesta aplicada Encuesta Nacional de Violencia Organizada (ENVO) “no se
quedara como un ejercicio aislado en el tiempo y el espacio”. Consentimientos como éste
aplican perfectamente ya sea para efectos relacionados con la investigación aplicada o
para el avance teórico.
El estancamiento da como resultado lo mismo en lo que se vieron afectadas muchas de
las ciencias sólidas a finales de la Segunda Guerra Mundial pues “habían caído en los
malos hábitos del empirismo burdo, en la acumulación de datos por amor a los datos
mismos, desatendiendo cuestiones referentes a la importancia y significación general de
“La Ciencia Política frente al narcotráfico en México”
Lic. José Ángel Lima Zamora
BIBLIOGRAFÍA
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http://juanmariaalponte.blogspot.mx/2013/07/vivimos-ya-en-estado-de-guerra.html?
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El mañana (1/08/2016) “El Estado fue rebasado, debe pedir ayuda internacional: Aguayo y
Chabat” Consultado el 17 de Junio de 2017 (http://elmanana.com.mx/noticia/109952/El-Estado-
fue-rebasado-debe-pedir-ayuda-internacional-Aguayo-y-Chabat.html)
Eje temático: Política Latinoamericana
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Salcedo Albarán, E. León Beltrán, I. Guerrero, B. (2016) La Reconfiguración Cooptada del
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Schedler. A. (2014) “Élites y Violencia Organizada” Informe final del proyecto CONACYT-IFE
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Ovalle Marroquín, L. P (2010) Narcotráfico y Poder “Campo de Lucha por la Legitimidad”,
Universidad Autónoma de Baja California.
Young, Oran R. (1972) “Sistemas de Ciencia Política” Fondo de Cultura Económica.
La gobernanza electoral en la agenda 2015-2016
de Cambiemos*
Este trabajo aborda las principales políticas que la coalición Cambiemos impulsó en la delicada
cuestión del gobierno de las elecciones, considerando el contexto político, las características de ta-
les iniciativas, el grado de proximidad entre ellas y las esbozadas en el tiempo de la campaña por la
Presidencia, y el impacto de esas políticas sobre la gobernabilidad. A partir de considerar el ciclo
reformista 2015-2016, el análisis se concentra en el reingreso de la estratégica Dirección Nacional
Electoral al ámbito del Ministerio del Interior y en el proyecto de adopción de la “boleta (única)
electrónica”. Así, las políticas electorales del oficialismo se inscribieron en la larga secuencia de de-
cisiones de las elites partidarias y judiciales que desde el regreso de la democracia han reforzado
endógenamente la arquitectura institucional judicial y clásica de la gobernanza electoral de Argen-
tina, que no resulta inocua para la gobernabilidad, pues tiene un carácter eminentemente político,
donde se expresan las posiciones de poder de los actores.
INTRODUCCIÓN
El rediseño del Estado y la agenda legislativa que ha venido impulsando la coalición
Cambiemos no ha dejado fuera de su alcance la formulación e implementación de
políticas públicas electorales. Según lo ha puesto de manifiesto la literatura académica,
ésta constituye una arena de políticas de extrema relevancia para el régimen democrático
representativo (Mozaffar y Schedler, 2002; Escolar, 2010).
Ya en el debate previo al ballotage, Mauricio Macri esgrimió las propuestas de su
coalición en favor de una “reforma electoral” que juzgaba necesaria, según la lectura que
realizaban de algunos procesos electorales de 20151. Como aludió el entonces candidato
opositor, sus promesas no comprendían sólo a aspectos del sistema electoral (en especial
la modalidad de emisión del sufragio) sino también al nivel institucional de la gobernanza
electoral (La Nación, 16/11/2015). Allí, Macri vinculó conceptos relevantes para las
propuestas de cambio institucional en el campo comicial, apuntando que en definitiva la
reforma debía servir para “mejorar la calidad democrática”. Esto, a su vez, terminaría
generando “confianza” sistémica (La Nación, 16/11/2015). En aquellas palabras dichas en
plena campaña, también hizo su aparición el elemento modernizador del cambio
propiciado, algo relevante para el oficialismo a la hora de la negociación parlamentaria y
el intento de generar consenso social para la modificación de las reglas del juego político.
A partir de lo señalado, nos planteamos los siguientes interrogantes: ¿cuáles son las
principales políticas electorales que impulsó Cambiemos en su primer año al frente del
Ejecutivo? ¿Qué rasgos definen a las mismas? ¿Qué grado de proximidad hay entre tales
iniciativas gubernamentales y las esbozadas en el tiempo de la campaña por la
* Este trabajo es un avance de la investigación que el autor realiza en el marco de su doctorado en Ciencia Polí-
tica, donde analiza la evolución de las instituciones de gobernanza electoral en Argentina (1983-2016).
1 En particular, la primera vuelta de las elecciones nacionales y los comicios generales de Santa Fe y Tucumán.
Eje Temático: Análisis Político
Presidencia? ¿Cuál sería el impacto de esas políticas comiciales sobre el diseño del Estado
y la gobernabilidad?
Para responder a tales preguntas, en esta etapa de la investigación nos basamos -desde
una perspectiva cualitativa- en fuentes secundarias de información. De esta manera,
procedimos a consultar el proyecto oficial del Poder Ejecutivo Nacional remitido al
Congreso, como así también la normativa pertinente. Además, a los efectos de reconstruir
el tratamiento y los posicionamientos de los actores sobre las políticas electorales
abordadas en el recorte temporal del presente estudio, tomamos en cuenta la cobertura
que se dieron en algunos medios de prensa.
A modo de adelanto, podemos señalar aquí que fueron dos las medidas relevantes que
el oficialismo impulsó en el área de políticas comiciales. Una de ellas fue el reingreso de la
estratégica Dirección Nacional Electoral (DINE) al ámbito del Ministerio del Interior.
Otra iniciativa fue el proyecto de reforma del Código Electoral Nacional, con la adopción
de la “boleta (única) electrónica” como principal innovación. Así, a diferencia de lo que
comúnmente se ha observado, se trata de un ciclo reformista que no comenzó en junio de
2016 sino ni bien asumió Cambiemos la conducción del Ejecutivo, cuando dispuso la
modificación a la Ley de Ministerios.
Es en este aspecto institucional, central para la gobernanza electoral (Mozaffar y
Schedler, 2002; Escolar, 2010), donde se presenta un contraste entre lo expresado por
Macri en el debate de campaña y lo propiciado posteriormente ya como líder del
oficialismo. A esto cabe agregar, enfocando ahora el impacto de las políticas comiciales
sobre la gobernabilidad, que toda reforma electoral es también reforma política (Escolar,
2010). Este aspecto resalta que se trata de procesos donde las elites políticas acuerdan la
distribución del poder. Así, se asume el interés del oficialismo en beneficiar su
permanencia en el Gobierno, como se sostiene a partir de analizar en forma comparada el
rol de dichas elites respecto a la administración electoral en otros contextos geográficos
(James, 2011). Seguidamente abordamos entonces el ciclo reformista 2015-2016
propiciado por Cambiemos.
LA PRIMERA REFORMA
Con el Decreto Nº 13/2015 el presidente Macri reformó la Ley de Ministerios. Esta
decisión, entre otros aspectos, supuso devolver a la cartera de Interior la facultad de
entender en el empadronamiento, la legislación electoral y el financiamiento partidario.
Esto posibilitó entonces el regreso de la DINE al Ministerio conducido por Rogelio
Frigerio. De esta manera, dicha área ministerial recuperó las atribuciones comiciales que
de forma sostenida ha tenido desde 1856.
Así se volvía atrás con la decisión adoptada en mayo de 2015, cuando Cristina Kirchner
había transferido la DINE al Ministerio de Justicia y Derechos Humanos (a partir del
Decreto nº 815/15). Esta medida estuvo motivada fundamentalmente en que el entonces
ministro del Interior Florencio Randazzo era uno de los posibles pre-candidatos a la
Presidencia por el espacio kirchnerista.
Con el Gobierno de Cambiemos, el Ministerio del Interior volvía entonces a ser el
principal responsable de formular e implementar la política electoral del Ejecutivo
Nacional. Esto se complementaba con que el Ministerio de Modernización tomaría
intervención en los procesos licitatorios relacionados con la tecnología electoral (Obarrio,
La Nación, 29/5/2016). Por tal decisión respecto al entramado de organismos vinculados
con los comicios, observamos que el ciclo reformista impulsado por Cambiemos se inició
“La gobernanza electoral en la agenda 2015-2016 de Cambiemos”
Mg. Aníbal Torres
LA SEGUNDA REFORMA
En los primeros meses de la nueva gestión, el Ejecutivo –fundamentalmente a través
de la Secretaría de Asuntos Políticos del Ministerio del Interior, a cargo de Adrián Pérez-
se abocó a trabajar en un proyecto de reforma política, proceso que incluyó una ronda de
consultas con los partidos políticos. Éste fue presentado públicamente el 26 de junio de
2016 y luego se lo giró al Congreso para su tratamiento. En los fundamentos de la
iniciativa se trazó un diagnóstico negativo sobre algunos aspectos del sistema electoral
nacional (fundamentalmente la boleta partidaria y la proliferación de fechas para votar).
Como respuesta a la situación descrita, la adopción de la “boleta (única) electrónica” y el
llamado a las provincias a adoptar el régimen de simultaneidad electoral se erigían en los
ejes del proyecto oficialista. Éste además incluía algunas cuestiones organizacionales a las
que luego haremos referencia.
A diferencia de lo dispuesto en la reforma de diciembre, ahora el Gobierno avanzaba –
como parte de la agenda parlamentaria que se había fijado- en el sentido anunciado por
Macri en el debate previo a la segunda vuelta electoral. Es relevante mencionar también
que en el mismo texto remitido al Parlamento, se indicaba que las modificaciones
tendientes a brindar “mayor transparencia al financiamiento político y a garantizar la
autonomía de la administración del proceso electoral” serían motivo de ulteriores
proyectos (Poder Ejecutivo, 28/06/2016: 15). De esta manera, se dejaba constancia que el
ciclo reformista iniciado por Cambiemos en diciembre de 2015 tendría diferentes etapas.
El tránsito de la iniciativa en la arena parlamentaria pareció en un principio que no
tendría mayores sobresaltos. El 20 de octubre obtuvo la media sanción en Diputados,
contando con los votos favorables del oficialismo y básicamente del sector no kirchnerista
de la oposición en la Cámara baja (Sued, La Nación, 20/10/2016). Esto se dio más allá de
que algunos think tanks y voces de la sociedad civil cuestionaban desde el inicio –y en las
audiencias realizadas- fundamentalmente las opacidades del sistema de boleta
electrónica, entendiendo que se vería afectada la “integridad” (honestidad) de los
procesos electorales (Nohlen, 2015). También, algo que recibió menor atención, la
incorporación de los “fiscales informáticos” abría la puerta a generar nuevas asimetrías
entre las fuerzas políticas.
Respecto a la burocracia comicial, el Gobierno buscó consensuar posiciones con la
Justicia Nacional Electoral. En este sentido, prometió transferirle a la Cámara Nacional
Electoral las tareas del recuento provisorio y transmisión de resultados (Sued, La Nación,
29/09/2016), aunque sin abordar la cuestión de los presupuestos y capacidades de tales
actores estatales. Esto se hizo previamente a que el proyecto aprobado en Diputados
incorporara la creación de la Comisión Bicameral de Seguimiento de los Procesos
Electorales. Una disposición de este tipo significaba que aquel empoderamiento de la
judicatura electoral tendría limitaciones3.
En el armado de la estrategia parlamentaria para que el proyecto de ley fuese aprobado
2Expresión propuesta por Marcelo Escolar para ilustrar los procesos y procedimientos involucrados en la go-
bernanza electoral.
3 Algo a destacar es que también se incorporó la paridad de género. Esta disposición, que aún está siendo trata-
da en el ámbito parlamentario nacional, supone la intercalación de un candidato de cada sexo en las listas de
categorías legislativas nacionales. Así, del “cupo femenino” (fijado por ley en 30%) se pasaría al esquema pari-
tario del 50%.
Eje Temático: Análisis Político
ALGUNAS CONCLUSIONES
El ciclo reformista abierto en 2015 por Cambiemos ante todo manifiesta, por un lado,
que las elites partidarias tienen una notable incidencia en el diseño de las instituciones
comiciales. Y por el otro lado, que las fuerzas políticas que llegan al control de espacios de
poder (si consideramos aquí en especial al PRO) tienden a replantear los acuerdos de
gobernanza electoral realizados anteriormente por otros partidos (Escolar, 2010).
Si la primera reforma se circunscribió al ámbito interno del Ejecutivo, avanzó
rápidamente y en sentido contrario a lo expresado en la campaña por la Presidencia, la
segunda iniciativa sí se proponía cumplimentar una de las promesas lanzadas por Macri,
aunque no logró atravesar completamente el tamiz de la arena parlamentaria. En esta
reforma electoral Cambiemos se jugaba en gran parte la permanencia de su proyecto
político (al menos al buscar solucionar en principio los problemas de fiscalización
comicial y de incentivos a los socios de la coalición gobernante). A nivel argumentativo y
práctico, el oficialismo se encontró con dos limitaciones:
Por un lado, el argumento de la modernización per se recibió cuestionamientos cuando
comenzó a considerarse detenidamente la experiencia comparada en materia de sistemas
de votación. También, cuando se reparó en el hecho incontrastable de que al fin de
cuentas la boleta partidaria había permitido la alternancia en el orden nacional y que en
todo caso un sistema a explorar era el de Boleta Única en papel. Por el otro lado, el inicial
argumento normativo favorable a la “independencia” de la administración comicial se fue
desdibujando en la búsqueda de acuerdos en el Parlamento y la Judicatura.
De manera que más bien se terminó reafirmando el modelo mixto judicial y clásico4 de
la gobernanza electoral de Argentina (cuya génesis se remonta básicamente al reformismo
saenzpeñista). Los controles cruzados que esto supone, a su vez son reforzados por las
atribuciones electorales que en el marco del Estado multinivel tienen las comunidades
cívicas subnacionales y que el Gobierno Nacional cuestionó. Así, el argumento favorable a
la “independencia” tropezó con la “interdependencia” (Boda, 2006) arraigada en el
federalismo, que condiciona la gobernabilidad y toda reforma a la gobernanza electoral.
4 Por “clásico”, se comprenden aquellos diseños institucionales de gobernanza electoral donde los Poderes Eje-
cutivo y Legislativo poseen atribuciones comiciales (Lehoucq, 2003).
“La gobernanza electoral en la agenda 2015-2016 de Cambiemos”
Mg. Aníbal Torres
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Merlinsky, Gabriela* (2013). Política, derechos y justicia ambiental. El
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* Socióloga, Doctora en Ciencias Sociales (UBA) y en Geografía (Université Paris 8); investigadora en el Área de
Estudios Urbanos de IIGG-CONICET
Merlinsky, Gabriela (2013). Política, derechos y justicia ambiental. El conflicto del Riachuelo.
Lic. Camila Blanc
Por otro lado, si la pregunta es qué es lo que se visualiza a través del análisis en
profundidad del conflicto del Riachuelo, se observa que su estudio pone en evidencia una
situación estructural, donde la causa de la violación de derechos refiere a prácticas o
políticas sistémicas. Por tanto, revertir la situación existente necesita de la modificación
de esquemas de funcionamiento institucional, sistemas de reparto de poder jurisdiccional
y el ejercicio de un rol activo por parte del Estado en el control y la regulación de las
actividades económicas. Así, para que el ejercicio del derecho al ambiente sano pueda ser
efectivo, es necesario desestabilizar una forma de intervención estatal que es funcional al
statu quo existente.
Merlinsky, a su vez, se encarga de resaltar la productividad social del conflicto.
Entendiendo el conflicto como un motor social, al estudiar el caso del Riachuelo es posible
observar que en su desarrollo, la cuestión ambiental se ha ido transformando en un
espacio de representación y un encuadre para la acción de diferentes organizaciones
sociales y colectivos territoriales.
Por último, la autora otorga especial énfasis en resaltar que la conceptualización de los
problemas ambientales ha de interpretarse necesariamente como conflictos en torno al
acceso y disponibilidad de los recursos naturales, donde se evidencia que la elección de las
instituciones de gobierno es un problema de justicia social antes que de eficiencia. Es por
ello que Merlinsky sostiene que toda política ambiental es una política distributiva,
debido a que sus instituciones y regulaciones facilitan el acceso preferencial de algunos
actores a los recursos naturales, al tiempo que limitan el de otros, en una situación en la
que siempre son los sectores sociales más bajos los que están localizados en los sitios más
peligrosos. En este contexto, la injusticia ambiental se reproduce como una diferencia
estructural.
Los autores podrán disponer libremente de los artículos una vez publicados con la única
condición de citar a la revista.