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Las Narraciones Extraordinarias de Edgar Allan Poe PDF
Las Narraciones Extraordinarias de Edgar Allan Poe PDF
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Jefferson había redactado la Declaración de Independencia bajo la premisa básica “todos los
hombres son creados iguales”. Igualitarismo, homocentrismo, democracia e industrialización están en
la base del desarrollo americano, que en literatura produce, en tiempos de Poe, un espectacular
renacimiento, alejado de la imitación de la Vieja Europa: J. Fenimore Cooper, Nathaniel Hawthorne,
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Harriet Beecher Stowe, Poe, Walt Whitman, Herman Melville… crean una voz propiamente
norteamericana también en la literatura.
Por todo esto, por la existencia de una corriente romántica idealista y otra gótica, porque en
este tiempo se desarrolló la poderosa industria editorial americana, se habla de “renacimiento”
literario, de “edad de oro” de la literatura estadounidense. En las ciudades mucha gente sabía leer,
como demuestra el elevado número de periódicos que había en lugares como Nueva York (47 diarios y
revistas). Este desarrollo permitió que los escritores realizaran su tarea en la prensa, que se
convirtieran en profesionales del periodismo y la dirección de diarios. Poe fue uno de los primeros en
querer vivir de su pluma, con funestas consecuencias para él y los suyos. Como Larra, podría haber
dicho aquello de “Escribir en España es llorar”.
El renacimiento del periodismo norteamericano va de 1800 a 1865, ocupa toda la vida de Poe.
Se divulgaban temas religiosos y domésticos, el capitalismo, el evangelismo, el nacionalismo
americano, el ferrocarril, la nueva frontera de la Louisiana (comprada a Francia en 1803)… y la
literatura.
Poe vivió en el Sur rural y agrícola, dominado por el ejército, la iglesia y la industria del
algodón, convivió con los esclavos negros y de ellos pudo aprender algunas cosas que luego usó en su
literatura. Fue tenido por sus contemporáneos por un antiamericano, pues despreciaba la cultura
dominante, la del Norte, industrial, materialista y democrático, y carecía de espíritu adaptadizo. Poe
encarnaba los valores del caballero del Sur, aristocrático, pero con muchas sombras también, además
de la innegable luz de su talento.
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Baudelaire fue un gran admirador de Poe y le dedicó tres ensayos a lo largo de su vida. Fue él
quien lo hizo famoso en Europa, con su traducción de la obra de Poe. En uno de sus ensayos afirma:
“Los Estados Unidos no fueron para Poe más que una vasta prisión que él recorrería con la agitación de un
ser nacido para respirar en un mundo más amoral”.
En una ocasión dijo Paul Valéry que Poe hubiera sido olvidado en su patria si Baudelaire no lo
hubiera evitado. Y es que Baudelaire veía en Poe un “maldito”, como él mismo. A la extensión de esta
leyenda del escritor satánico contribuyó no poco un “amigo” de Poe, Rufus Wilmot Griswold, a quien
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nombró ingenuamente ejecutor (albacea) de su testamento literario. Fue Griswold quien, una vez
muerto Poe, escribió atrocidades sobre su “amigo”, al que traicionó, acusándolo de depravación,
dipsomanía, drogadicción…
Entre 1841 y 1842, Poe había trabajado como redactor-jefe del Graham’s Magazine, y había
logrado subir la tirada de la revista y aumentar su popularidad entre el público lector. Pero era tan
irregular en el cumplimiento de sus obligaciones laborales que, finalmente, el editor y propietario,
señor Graham —que, aunque no quiso subirle el sueldo, siempre mantuvo su aprecio por el talentoso
escritor—, se vio obligado a sustituirlo precisamente por Griswold, un hombre con aspecto de santo,
que antes de periodista había sido pastor baptista. Griswold lanzaba admoniciones a Poe, intentando
que llevara una vida recta y se ve que gozó del aprecio del escritor. Él mismo, como erudito, había
hecho algunas cosas reseñables, como su antología literaria Poesía y poetas de América, entre cuyas
páginas incluyó tres poemas y una biografía de Poe.
A partir de los dicterios de Griswold, la imagen del escritor deambuló por la historia literaria
cubierta con el velo de los tópicos de uno u otro signo, hasta convertir a Poe en un personaje tan
espectral como sus criaturas literarias. La calificación de autor maldito funda, para unos (como
Baudelaire) su gloria y, para otros, su condena y ha servido generalmente para reducir las biografías
literarias sobre el autor de Narraciones extraordinarias a una sucesión de anécdotas sórdidas o
morbosas.
Poe murió poco antes de que estallara la guerra civil americana, el Norte abolicionista contra el
Sur esclavista. El fanatismo moral, el misionerismo providencialista, la intolerancia cristiana, se
extendieron por el Sur norteamericano. Los héroes solo podían ser ejemplares. Y Poe el disoluto no
encajaba en ese esquema. Griswold lo había acusado de ser un vicioso desde su más tierna edad, de
haber hecho sufrir a su padre adoptivo con sus deudas y su afición al juego, de vagabundear ociosa e
inmoralmente hasta terminar en las cloacas de Baltimore; dijo que como escritor era solo un esbirro
del efectismo sin sensibilidad y como crítico solo era un calumniador, un camorrista y un charlatán.
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Griswold se recreó en su indignación hacia Poe en sus escritos, incluso llegó a negar que alguna vez
fueran amigos (aunque lo fueron).
Cuando llegaron hasta Baudelaire las palabras contra Poe de Griswold, el poeta francés se
preguntaba:
“¿No hay en América ordenanzas policiales que prohíban a los perros la entrada a los cementerios?”
propia identidad poética de “maldito”. Tras sus magníficas traducciones y ensayos, vinieron las de
Stéphane Mallarmé (profesor de inglés). Los poetas Verlaine y Rimbaud comenzaron a estudiar inglés
solo para poder leer a Poe en su lengua original. Valéry también se enamoró de la obra de Poe y la
estudió magníficamente. Poe influyó también decisivamente en Barbey d’Aurevilly, Huysmans,
Maeterlinck. Julio Verne reconoció abiertamente que el éxito de sus novelas utópico-científicas se lo
debía sobre todo a Poe como iniciador del género.
En Rusia, sabemos que a Dostoievsky le encantaban “El gato negro” y “El corazón delator”,
cuentos de Poe, cuya huella es visible en el Raskolnikov de Crimen y castigo. Poe fue traducido y leído
en el país euro-asiático, si bien en la etapa comunista no gozó de demasiado aprecio, por sus
sarcásticas opiniones sobre el pueblo y la democracia.
En Alemania, Poe se impuso con lentitud, pues los germanos consideraban a E.T.A. Hoffmann
el maestro de lo inquietante y al americano como un simple imitador. En los últimos tiempos el escritor
Ernst Jünger ha demostrado su afecto por Poe.
Edgar Allan nació en Boston el 19 de enero de 1809. Sus padres eran actores ambulantes y estaban por
allí de gira. Edgar era su segundo hijo (se habían casado en 1806 y al año había nacido el mayor,
William Henry, muerto de tuberculosis en 1831). En 1810 nació el tercer vástago, la pequeña Rosalie
(que era solo hermanastra de Edgard).
Su padre, David Poe, norteamericano, nacido en 1790, era de procedencia irlandesa. Su abuelo
paterno, el “general” Poe, había sido una figura importante en la guerra de la independencia y tuvo
amistad con el general francés Lafayette. Este parentesco servirá a Edgar cuando quiera alistarse en la
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academia militar de West Point, que pronto abandonará. El padre de Edgar, David, fue el primer
maldito de la familia, pues rompió con ella para dedicarse a una profesión tan mal vista socialmente
como la de actor, en lugar de seguir la carrera militar como su progenitor.
Al huérfano Edgard lo acogió una dama sureña, Frances Allan, que no tenía hijos propios y
estaba casada con John Allan, rico comerciante de tabaco de Richmond. Ella quería adoptarlo
legalmente, pero John nunca lo hizo porque él tenía ya dos hijos extramatrimoniales (sin que lo supiera
su esposa) y no tenía especial cariño por el huérfano Edgar. Eso sí, pagó su educación en los mejores
colegios e intentó transmitirle sus principios pragmáticos y religiosos, comerciales y disciplinados.
Además, le dio su apellido: Edgar Allan Poe. El resultado es que Edgar cada vez se interesó más por la
fabulación y la poesía y que recibía muestras de cariño de su madre adoptiva y la hermana de esta, la
tía Nancy, pero no por parte de su padre de adopción. Contactó en aquel ambiente con la cultura de los
esclavos negros, llena de supersticiones, espíritus errantes, cementerios, almas en pena… y criaturas
animistas al modo africano. Fue un lector voraz, leyó a Wordsworth, Coleridge, los góticos alemanes…
En 1815 la familia Allan se fue a Escocia, de donde era oriundo John. Edgar estuvo interno en la
escuela del reverendo Bransby (que aparece en “William Wilson”), distinguido centro educativo
dedicado a formar a futuros caballeros ingleses donde Poe perdió su acento de Virginia y adoptó el de
los gentlemen. En 1820 los Allan volvieron a Richmond y Edgar siguió estudiando en colegios privados
que insistían en el latín y el francés hasta 1825. Leyó a los clásicos, hizo deporte, carreras y natación
(como lord Byron), compuso ensayos de teoría poética, escribió versos de amor al modo de Byron y
Coleridge (fue enamoradizo toda su vida): esteticismo, belleza, delicadeza…
Su padre adoptivo quería dedicarlo a la abogacía, pero él no quería y se distanciaron cada vez
más. En 1826 empezó a estudiar en la universidad de Virginia, fundada por Jefferson, la Oxford del
Nuevo Mundo. En los dormitorios el ambiente no era muy académico, se bebía y se jugaba a las cartas
(todo esto aparece reflejado en “William Wilson”), había reyertas y expulsiones. Su padrastro le
enviaba poco dinero y Poe se inclinó al alcohol y contrajo deudas de juego. El padrastro se negó a que
siguiera estudiando, quería dedicarlo al comercio y los negocios. Pero Poe no aceptó y abandonó la
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casa familiar. Empezó así su carrera de escritor, por necesidad económica. De su madre adoptiva y la
hermana soltera de esta, “la tía Nancy”, que también vivía en la casa familiar, guardó siempre Edgar un
grato recuerdo. Pero de su padre adoptivo no tenía sino amargura sobre su sequedad, su distancia y su
falta de cariño. A pesar de ello, posiblemente del gusto de John Allan por la lógica y el análisis, de su
frialdad en el escrutinio de los datos, procedan las certeras observaciones del detective Auguste Dupin,
base de su célebre método analítico-deductivo, protagonista de “Los crímenes de la calle Morgue” y
otros relatos de Poe.
En 1827 publicó su primer libro de poemas, Tamerlán y otros poemas. Se alistó como soldado
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raso.
En 1829 decidió ingresar en West Point, para lo que hizo valer su parentesco de nieto del
“general” Poe. Murió su madre adoptiva, Frances. Fue a Baltimore a conocer a su tía María Clemm,
viuda, otra gran protectora en sus peores años.
En 1931 se hizo expulsar de la academia. Vivió con su tía María en Baltimore con grandes
penurias económicas. Allí vivía también su hija Virginia, prima de Edgard, que tenía entonces siete
años, y su hijo Henry, que trabajaba de peón de albañil; y la viuda paralítica del “general” Poe y su
propio hermano mayor, William Henry, que había navegado un par de años y ahora convalecía de
tuberculosis. Finalmente, murió su hermano William, tísico. Edgard pasó de la poesía a las short stories
para ganar más dinero, pues estas tenían salida en los periódicos; y cambió el modelo del cuento que
había aprendido en Irving y Hawthorne.
En 1832 publicó “Manuscrito hallado en una botella”, narración corta con la que ganó un
premio de cincuenta dólares convocado por una revista. Empezó a vivir del periodismo y la literatura.
El comienzo de “Manuscrito…” es, como el de “William Wilson”, autobiográfico:
“De mi país y de mi familia poco tengo que contar. Malos hábitos y el correr de los años me
arrancaron del uno y me alejaron de la otra. La fortuna de mi familia me permitió recibir una educación
superior a lo común, y la inclinación contemplativa de mi carácter me facilitó la tarea de ordenar
metódicamente todos los conocimientos que había llegado a acumular en mis tempranos estudios. Las
obras de los moralistas alemanes, en especial, me proporcionaban gran placer; y ello no por una
equivocada admiración de su elocuente locura, sino por la facilidad con que mis rígidos hábitos mentales
me permitían detectar sus falsedades. Con frecuencia se me ha reprobado la aridez de mi talento, y
también, como si de un crimen se tratara, mi falta de imaginación; el pirronismo de mis opiniones me
hizo siempre célebre. En realidad, temo que mi fuerte inclinación hacia la filosofía natural haya
impregnado mi pensamiento de un concepto erróneo muy frecuente en nuestra época: estoy hablando
de la costumbre de referir todo hecho, aun el menos indicado para ello, a los principios de dicha
disciplina”.
Se casó con su prima Virginia Clemm, hija de María Clemm, una niña
de 14 años a la que él llamaba “prima Sissy” y “child-wife”, “niña esposa”. Era
pálida y de cabellos negros, parecía un espíritu incorpóreo y Edgard la amó
hasta la extenuación. Se instalaron en Richmond en 1836. Se amaron
Virginia Eliza Clemm Poe
profundamente. Se fueron a Nueva York, escribió su única novela, Narración
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de Arthur Gordom Pym, en 1838. Se fueron después a Filadelfia. Virginia enferma. Escribe “The Fall of
the House of Usher”, “La caída de la casa Usher”, uno de sus relatos más célebres.
En 1840 publicó Tales of the Grotesque and Arabesque, Cuentos de lo grotesco y arabesco,
donde se nota su maestría narrativa. En el prólogo califica de “arabescos” los cuentos que son
resultado de una invención fantástica y de “grotescos”, los que tienen una intención satírica. En la
primera página figura una cita de Goethe:
a su niña mimada
a la fantasía”.
“The Mask of the Red Death”, “La Máscara de la Muerte Roja”, sobre la epidemia de cólera que
asoló la ciudad de Baltimore diez años antes, en 1832;
“Eleonora”, autobiográfico como “William Wilson”, sobre sí mismo y Virginia, donde leemos estos
estremecedores párrafos en los que confiesa:
«Vengo de una raza que destaca por la fuerza de la imaginación y el ardor de las pasiones. Los
hombres me han llamado loco; pero nadie ha resuelto aún la cuestión de si la locura es o no la forma más
elevada de la inteligencia, si buena parte de lo glorioso, e incluso todo lo profundo, no brota
precisamente de una enfermedad del pensamiento, de estados de ánimo exaltados a expensas del
intelecto general. Aquellos que sueñan de día perciben muchas cosas que ignoran los que sueñan sólo de
noche. En sus grises visiones tienen atisbos de eternidad y al despertar se estremecen viendo que han
estado muy cerca del gran secreto. Aunque de modo fragmentario, aprenden algo de la sabiduría propia
del bien y mucho más del simple conocimiento propio del mal. Y consiguen penetrar, sin timón ni brújula,
en el extenso océano de la "luz inefable", reviviendo, como los aventureros del geógrafo nubio, el agressi
sunt mare tenebrarum quid in eo esset exploraturi.
«Concedamos que estoy loco o, por lo menos, que hay dos estados distintos en mi existencia
psíquica: el de razón lúcida, sobre el cual no cabe discusión y que corresponde a la memoria de los
sucesos que acontecieron en la primera etapa de mi vida, y un estado de sombras y duda, que pertenece
al presente y a aquellos recuerdos que forman la segunda gran época de mi existencia. De modo que
podéis creer lo que voy a contaros del primer periodo; respecto de lo que pueda relatar del último,
concededme tan sólo el crédito que merezca, o dudad abiertamente; si no podéis dudar, haced lo que
Edipo ante el enigma.»
Poe habla en sus relatos del inconsciente, el terror, la muerte, los sueños, la locura, la maldad,
la envidia… Anticipa a Freud. Es increíble su nivel de autoconciencia, roza las crisis esquizofrénicas,
cuida a Virginia con devoción.
Dejan Filadelfia, vuelven otra vez a Nueva York, buscando a orillas del Hudson la mejoría de la
joven esposa, escribe “The Raven”, “El cuervo”, en 1844. Este poema es su obra más popular. Incluso
hoy los escolares del mundo anglosajón tienen que aprenderla de memoria y recitarla. Stéphane
Mallarmé hizo una traducción en prosa del poema en francés. El contenido es el siguiente: un hombre
que ha perdido a su amada se lamenta por ello a la medianoche mientras busca distraerse con la
lectura. Oye unos golpes en la puerta de la habitación, pero no hay nadie. Vuelven a llamar y abre la
ventana y un cuervo negro entra revoloteando y se posa en el gran busto blanco de Palas, sobre la
puerta de la habitación. A todas las preguntas que plantea el hombre sobre si habrá un encuentro con
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“Me volví loco y en medio de mi locura tuve momentos de una terrible clarividencia. Durante
estos ataques de enajenación bebí; Dios sabe cuánto y lo a menudo que lo hice. Y entiéndame bien, mis
enemigos atribuyeron la locura a la bebida y no la bebida a la locura. Ya había perdido la esperanza de
curarme, pero me restablecí tras la muerte de mi mujer, pérdida que puedo soportar y la soporto como
corresponde a un hombre. Pero la terrible e inacabable oscilación entre esperanza y desesperación no
hubiera podido soportarla por más tiempo sin perder totalmente la razón. Así, acepto desde la muerte
del ser que era mi vida un destino nuevo, pero, ¡oh Dios!, un destino atormentado”.
1809, 19 de enero: nace en Boston (Massachusetts) Edgar Poe, segundo hijo del matrimonio de
actores formado por David y Elizabeth Poe.
1811: Elizabeth Poe, abandonada por su marido, muere el 18 de diciembre en Richmond (Virginia).
Edgar es adoptado por la familia del comerciante John Allan.
1820, 21 de julio: Poe regresa con los Allan a Nueva York. De nuevo en Richmond.
1827: Ruptura con John Allan. Poe parte para Boston y el 26 de mayo ingresa en el ejército como
soldado raso. En Boston aparece el primer libro de Poe: Tamerlán y otros poemas.
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1829: Frances Allan, la madre adoptiva de Poe, muere el 29 de febrero en Richmond. En abril, Poe
es licenciado con honores del ejército. En diciembre aparece en Baltimore Al Aaraaf, Tamerlán y
otros pequeños poemas.
1831: Expulsión de West Point. En Nueva York aparece un nuevo volumen de poemas de Poe. En
el verano se traslada a casa de su tía, Mrs. Clemm, en Baltimore. Conoce a Virginia Clemm.
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1833: Con el cuento “El manuscrito hallado en una botella” gana el primer premio en el certamen
literario convocado por el Baltimore Saturday Visitor.
1834: John Allan muere en Richmond sin dejar nada en herencia a Poe.
1835: Poe se convierte en redactor del Southern Literary Messenger de Richmond y se lleva a vivir
consigo a su tía y a la hija de ésta, Virginia.
1836, 16 de mayo: Poe contrae matrimonio con Virginia, que aún no tenía catorce años. Aparece el
ensayo El jugador de ajedrez de Maelzel.
1838: Aparece la obra más extensa de Poe, Narración de Arthur Gordon Pym. En el verano se
traslada a Filadelfia.
1839: Redactor en el Gentleman's Magazine de Burton. Aparecen “Ligeia” y “La caída de la casa
Usher”.
1840: Publica los Grotescos y arabescos en forma de libro en Filadelfia. Renuncia a su puesto de
trabajo con Burton e intenta en vano fundar su propia revista literaria. Aparece “El hombre de la
multitud”.
1841: Redactor jefe del Graham's Magazine. Aparecen “Los crímenes de la calle Morgue” y “Un
descenso al Maelstróm”.
1842: Virginia sufre su primer vómito de sangre. Poe pierde su puesto, pero sigue siendo
colaborador de la revista. Aparecen “La máscara de la Muerte Roja” y “Eleonora”.
1843: Fracasa un nuevo proyecto para su revista literaria, The Stylus. “El escarabajo de oro”
consigue un premio de cien dólares. Aparecen “El corazón delator”, “El gato negro” y “El pozo y el
péndulo”. En “El gato negro”, además de la progresiva inclinación al mal del personaje, aparece el
problema del alcoholismo: “¿Qué enfermedad se puede comparar con el alcohol?”, se dice en un
pasaje significativo (autobiografismo).
1844: Poe abandona Filadelfia y se traslada de nuevo a Nueva York. En la casa de campo de Patrick
Brennan, a orillas del Hudson, surge “El cuervo”.
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1845: Tras un corto periodo de actividad en el Evening Mirror, Poe se convierte en coeditor del
recién fundado Broadway Journal. Aparece en la editorial Wiley & Putnam una antología de
cuentos y El cuervo y otros poemas. Amistad con Mrs. Osgood.
1846: El Broadway Journal deja de aparecer. Publica una serie de artículos sobre los literatos
neoyorquinos en el Godey's Lady's Book en Filadelfia. Controversia pública, de negativas
consecuencias, con Thomas Dunn English. En mayo la familia se traslada a una pequeña casa de
campo en Fordham, a 20 kilómetros de Nueva York. Aparecen “El tonel de amontillado” y
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“Filosofía de la composición”. En este ensayo, habla de su poema “El cuervo” y asegura que
“no hay detalle en su composición que pueda atribuirse al azar o la intuición; por el contrario, la
obra se desarrolló paso a paso hasta completarse, con la precisión y el rigor de un problema
matemático”.
1848: Compromiso de matrimonio y ruptura con Mrs. Whitman en Providence (Rhode Island).
Amistad con Mrs. Richmond en Lowell (Massachusetts). Intento de suicidio en Boston. Publica
“Eureka” en forma de libro. De este poema en prosa dijo Paul Valéry que es la primera “poesía
cosmológica moderna”.
1849: Aparece “Hop-Frog” y su último ensayo, “El principio poético”. Allí escribe:
“¡Y cómo he trabajado, cómo me he esforzado, cómo he escrito! Dios mío, ¿no he estado
escribiendo siempre? No conozco la palabra “fácil”. He estado todo el día sentado a la mesa de escribir y,
por la noche, mi lámpara lucía aún después de medianoche. Hubieran debido verme. Inclinado a la
izquierda, a la derecha, adelante, hacia atrás, sentado siempre ante el papel blanco. Escribía en los días
buenos y en los malos. No viene al caso enumerar lo que escribí. El estilo… ¡de eso dependía todo!”
El 30 de junio sale de Nueva York. Breve estancia en Filadelfia. Continuación del viaje hacia
Richmond el 13 de julio. Reencuentro con el amor de su juventud, la entonces viuda Sarah Elmira
Shelton, con quien se compromete en matrimonio. El 27 de septiembre Poe emprende el viaje de
regreso a su hogar, pero el 3 de octubre es hallado inconsciente en Baltimore y muere el 7 del
mismo mes en el Washington College Hospital. “¡Que Dios ayude a mi pobre alma!” fueron sus
últimas palabras.
“Mi vida ha sido capricho, impulso, pasión; un anhelo de soledad, un desprecio por todo
lo presente en pos de un deseo sincero por el futuro”.
Fue un gran poeta, revolucionó el cuento, teorizó brillantemente sobre literatura y arte, fue el
primer crítico literario que apostó por una literatura norteamericana con voz propia, separada de la
literatura inglesa. Fue uno de los primeros en reconocer el talento del novelista inglés Charles Dickens
cuando aún era discutido, también se percató de la gran valía de Nathaniel Hawthorne… Eclipsó a
todos sus contemporáneos, incluso al poeta y profesor universitario Henry Longfellow, con el que tuvo
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una agria polémica, y a Washington Irving, al que admiraba profundamente. Con Poe, la narrativa
corta llega a su grado máximo. Es una de las cumbres universales, junto con las Mil y una noches, el
Decamerón, O. Wilde, Chéjov, Hoffman, Balzac…
novela, decía que el efecto totalizador se perdía si la historia no podía leerse en dos horas, quería
controlar el espíritu del lector, tenerlo bajo control.
Ha pasado a la historia como el maestro del terror. Heredó la tradición gótica alemana de
autores como von Kleist, von Chamisso, Hoffmann, que fueron imitados en Estados Unidos por Isaac
Mitchell, Washington Irving, Nathaniel Hawthorne y por él mismo. Aunque él mismo dijo a quienes le
acusaban de plagiar excesivamente a los autores germanos:
“La verdad es que, con algunas excepciones, los eruditos no han podido encontrar en
ninguna de esas historias los signos de ese tipo de seudohorror que calificamos de alemán
porque nos hemos acostumbrado a identificar con esta extravagancia a algunos autores de
segundo orden de la literatura alemana. Si en muchas de mis creaciones el tema principal es el
miedo, yo afirmo que ese terror no viene de Alemania, sino del alma, que yo he sacado ese
terror de fuente legítima y lo he llevado después hasta su legítimo resultado”.
Poe representó la Dark Tradition norteamericana, acallada durante mucho tiempo por la
historiografía oficial. Hay una doble estratificación del espíritu americano. Estados Unidos no es solo el
país del optimismo y la confianza en el progreso, de la búsqueda de la felicidad y del afán misionero.
Hay también una América sufriente, triste, desesperada, escéptica y miedosa. Una tradición a la que
pertenecen Ellen Glasgow, Thomas Wolfe, J. C. Ransom, Allen Tate, William Faulkner y Arthur Miller.
Charles Baudelaire
¡Lamentable tragedia la vida de Edgar Poe! Su muerte, ¡desenlace horrible a cuyo horror se añade la
trivialidad! De todos los documentos que he leído me he quedado con la convicción de que los Estados
Unidos no fueron para Poe más que una vasta prisión que él recorría con la agitación de un ser nacido
para respirar en un mundo más amoral —una gran barbarie iluminada por el gas—, y que su vida interior,
espiritual, de poeta o incluso de borracho, no era más que un perpetuo esfuerzo para escapar a la
influencia de esta atmósfera antipática. Implacable dictadura de la opinión en las sociedades
democráticas; no imploréis de ella ni caridad ni indulgencia ni elasticidad alguna en la aplicación de sus
leyes a los múltiples y complejos casos de la vida moral. Diríase que del amor impío de la libertad nació
una tiranía nueva, la tiranía de las bestias o zoocracia, que por su feroz insensibilidad recuerda al ídolo de
Jaggernaut. Un biógrafo nos dirá gravemente —porque el buen hombre es bienintencionado— que Poe,
si hubiese querido regularizar su genio y aplicar sus facultades creadoras de un modo más apropiado al
suelo americano, hubiese podido convertirse en un autor con éxito económico, a money making author;
otro —un cínico ingenuo—, que por muy grande que fuera el genio de Poe, para él hubiera sido mejor
tener sólo talento, porque el talento se impone siempre con mayor facilidad que el genio. Un tercero,
que ha dirigido periódicos y revistas, un amigo del poeta, confiesa que era difícil emplearle, y que estaba
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obligado a pagarle menos que a los demás porque escribía en un estilo demasiado superior al habitual.
¡Cómo apesta a tenderol!, como decía Joseph de Maistre. (Charles Baudelaire: Edgar Poe, su vida y sus
obras, 1855)
embargo, en lo que se refiere a la disposición natural del ser humano, ninguna otra sensibilidad penetra
tan profundamente en la psicología del individuo moderno característico del final del siglo pasado como
la de Poe. Él fue el primero de aquellos seres desdoblados, de aquellas naturalezas escindidas, de
aquellos espíritus mitad pensamiento y mitad sentimiento que constituyeron la problemática creación
literaria de toda la época. (La obra de Poe, 1904) /
Paul Valéry
Bajo un cielo totalmente distinto, en medio de un pueblo que aún estaba absorbido por la construcción
de su realidad material y que, todavía indiferente hacia su pasado, sólo trabajaba con vistas al futuro y
dejaba la más completa libertad a todo tipo de experiencias naturales, allí se encontraba un hombre que
analizaba las cuestiones psíquicas, entre ellas también la creación literaria, con una originalidad, una
agudeza y una clarividencia como hasta entonces no se habían encontrado, al menos en esa medida, en
una mente con capacidad poética. Antes de Edgar Allan Poe, nunca había sido investigado hasta sus
presupuestos el problema de la literatura, nunca había sido reducido a una cuestión psicológica y tratado
por medio de un análisis en el que se empleasen decididamente la lógica y la mecánica de los efectos. Por
primera vez se consideraron las relaciones recíprocas entre obra y lectores como el fundamento positivo
del arte. La misma observación, las mismas diferencias, las mismas notaciones cuantitativas, las mismas
líneas directrices son tan válidas para aquellas obras cuyo fin es producir un violento impacto en el
mundo de las emociones y conquistar un público ávido de fuertes estímulos y aventuras insólitas, como
para los más refinados productos literarios y para el delicado organismo de las creaciones poéticas. Decir
que este análisis posee validez tanto en el terreno de la narración como en el de la poesía, que se puede
emplear tanto en la construcción de lo puramente imaginado y fantástico como en la imitación literaria y
en la descripción de la realidad, significa que este análisis es notable por su validez general. Y lo que
realmente tiene una validez general posee también la característica de la fecundidad. Haber llegado al
punto en que se domina todo el campo de acción implica necesariamente tener a la vista una gran
cantidad de posibilidades: regiones inexploradas, caminos por abrir, comarcas por colonizar, ciudades por
construir, relaciones por establecer, medidas que ampliar. Por lo tanto, no es de extrañar que Poe, en
posesión de un método tan capaz y seguro, haya sido el creador de varios géneros literarios y haya
proporcionado los primeros y más impresionantes ejemplos de la narración científica, de la moderna
poesía cosmogónica, de la novela policíaca pedagógica y de la introducción de situaciones y estados
psicológicamente enfermizos en la literatura; así corno tampoco puede admirarnos que toda su obra
evidencie en cada página la actuación de una inteligencia y de una voluntad hacia la inteligencia que no
aparecen con tales dimensiones en ninguna otra carrera literaria. (Variété, 1930).
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Jean-Paul Sartre
Baudelaire anudó lazos de amistad con un muerto. Su larga relación con Edgar Poe tiene por objetivo
profundo el acceso a ese orden místico. Se ha dicho que le atraían las turbadoras semejanzas que la vida
del poeta americano ofrecía con la suya. Esto es cierto. Por esta identidad de destino sólo tenía interés
para él porque Poe había muerto. Vivo, el autor de “Eureka” sólo hubiera sido una carne vaga como la
suya: ¿cómo apoyar una en la otra dos injustificables gratuidades? Muerto, por el contrario, su figura se
concluye y se precisa, los nombres de poeta y mártir se le aplican naturalmente, su existencia es un
destino, sus desventuras parecen efecto de una predestinación. Entonces es cuando las semejanzas
adquieren todo su valor: convierten a Poe en una imagen de Baudelaire en e! pasado, algo así como el
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Ernst Jünger
Lo extraordinario en este espíritu [E. A. Poe] está en su economía y parquedad. Oímos el tema principal
ya antes de que se levante el telón y desde los primeros compases percibimos con certeza el tono
amenazador que dominará todo el drama. Los personajes, austeros y matemáticos, son al mismo tiempo
personajes fatídicos y en ello reposa su extraño hechizo. El maelstróm es el embudo, el torbellino
irresistible con el que ejerce su fuerza de atracción el vacío, la nada. El pozo nos da la imagen de una
caldera, de una circunferencia cada vez más cerrada, el espacio se va estrechando e incita a las ratas a
corretear nerviosas. El péndulo es el símbolo del tiempo muerto, mensurable. Es la afilada hoz de Crono,
que se balancea y amenaza al prisionero encadenado, pero que al mismo tiempo también le salvará si se
sabe servir de ella. (El camino del bosque, 1951)
Agustí Bartra
Edgar Allan Poe es una de las figuras más tristes y enigmáticas de la literatura norteamericana. Su vida ha
sido objeto de minuciosas y prolongadas investigaciones, pero quedan aún periodos de su historia que no
han sido satisfactoriamente dilucidados, y acerca de su obra las opiniones han estado y siguen estando
divididas. T. S. Eliot, en una conferencia sobre Poe dada en la Biblioteca del Congreso de Washington,
dijo: «Puedo nombrar, sin miedo a equivocarme, algunos poetas cuyas obras han influido en mí y otros,
aunque es posible que me hayan influido sin que yo me dé cuenta. Pero con Poe, uno no sabe nunca...»
En Poe, la ausencia de tradiciones y valores autóctonos es casi absoluta. Fue un genio flotante y
melancólico, sin raíces, en una época poseída de vitalidad épica. El fracaso de su vida ha entrado en la
leyenda, pero su poesía ha tenido en realidad poca influencia en la lírica de su país, donde se le considera
como una exótica curiosidad. Sin embargo, la influencia de Poe en la lírica universal ha sido tan vasta
como la del mismo Whitman, aunque de orden externo. (Antología de la poesía norteamericana, 1952)
Julio Cortázar
Sin temor de incurrir en un criterio meramente sentimental, creemos que un balance de la obra de Poe y
sus consecuencias, de lo absoluto y lo relativo en ella, no puede lograrse si se la reduce a un caso clínico,
o a una serie de textos literarios. Hay más, hay siempre más. Hay en nosotros una presencia oscura de
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Poe, una latencia de Poe. Todos, en algún sector de nuestra persona, somos él, y él fue uno de los
grandes portavoces del hombre, el que anuncia su tiempo por la noche. Por eso su obra, incidiendo
desde dimensiones extratemporales, las dimensiones de la naturaleza profunda del hombre al desnudo,
es tan profundamente temporal como para vivir en un continuo presente, tanto en las vitrinas de las
librerías como en las imágenes de las pesadillas, en la maldad humana y también en su búsqueda de
ciertos ideales y de ciertos ensueños (Prólogo a la edición castellana de los Ensayos y críticas de Poe,
1956).
Pere Gimferrer
http://www.avempace.com/personal/jose-antonio-garcia-fernandez
En la claridad del sueño de las farolas de gas, cuando la irrealidad de aquella masa se va haciendo cada
vez más compacta, el joven observador ve, de súbito, a un hombre viejo, flaco, de aire inquieto. Bajo la
bruma que lo va invadiendo todo poco a poco, o bajo la lluvia violenta y densísima que ahora cae de
golpe, el hombre diabólico va andando y, fascinado, el joven le sigue, hasta el más turbio corazón de la
ciudad, andando, andando —por las calles vacías, por calles pobladísimas, por calles colmadas de gente,
por callejones de sordidez fétida— hasta llegar al barrio más malsano, con casas antiguas y ruinosas, de
madera podrida, parajes de desolación y de cochambre, donde viven los marginados y los rufianes. El
desconocido no para, y el muchacho que le sigue acaba por comprenderlo: frenético, como un
condenado del infierno de Dante, tiene que moverse por la ciudad buscando los esponsales,
monstruosos, con una compañía anónima, colectiva, infamante, sin nombre y sin cara. Y cuando ahora,
adulto, aquel muchacho —es ya todo un hombre y se llama Edgar Allan Poe— lo recuerda, cuando evoca
la visión de aquel atardecer de otoño, puede comprender claramente su sentido: «Aquel viejo es el tipo y
el genio del crimen profundo. No acepta estar solo. Es el hombre de la multitud.» (Dietario, 1984)
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Ver el documento:
http://www.avempace.com/file_download/2854/GOETHE+Y+POE.+Una+comparativa.pdf
Poe pudo aprender de los esclavos negros y sus tradiciones animistas y espiritistas de origen
africano su gusto por el terror, los espíritus vagantes, las cuestiones sobrenaturales y mágicas…
Poe heredó de su padre la tendencia depresiva y al abuso del alcohol (como también le ocurrió a su
hermano mayor, William Henry), y de su madre, cierta fragilidad de salud que lo llevó a morir
joven. Como el padre, Edgar fue un rebelde y un inconformista de vida desordenada: no quiso
trabajar como abogado o comerciante, se negó a la vida burguesa, se empeñó en vivir una vida
libre y bohemia mantenido solo por la escritura (y así le fue). Edgar se quedó huérfano muy joven y
eso le hizo tener toda su vida una sensación de desamparo y una tendencia a la vida desarraigada.
En “William Wilson” hay notas de naturalismo al principio del relato, cuando el protagonista se
queja de la herencia biológica de sus progenitores.
La familia Allan, que había adoptado a Poe, vivió un tiempo en Escocia, donde Edgar estuvo interno
en la escuela del reverendo Bransby, un ambiente severo que también aparece en WW.
Hay constancia de que, tanto en Escocia como en Richmond (tras su estancia europea de cinco
años), Poe era líder de sus compañeros, buen deportista, superior intelectualmente. Es decir,
ejercía el mismo dominio altivo sobre los otros que el William Wilson de su relato.
Poe dejó la universidad por propia iniciativa, pero fue expulsado de la academia militar de West
Point, como WW fue expulsado de Oxford en el relato.
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La vida de alcohol, arrabal, trampas, juego… de Wilson fue también vivida por Poe, y también la
sensación final de abandono y fracaso, de querer matar o morir. A su entierro no acudió casi
nadie. Po
El “otro” WW es algo así como una conciencia que intenta acercarlo de nuevo al bien, aunque él
irremediablemente sigue cayendo en el mal. Wilson tiene algo de esquizofrénico, no se sabe si su
doble es real o una ensoñación, una visión que él tiene y que le habla con susurros. También Poe
padeció tales estados. De hecho, apareció medio muerto y alcoholizado en octubre de 1849. Fue
http://www.avempace.com/personal/jose-antonio-garcia-fernandez
trasladado a un hospital y, poco después, moría. Como nuestro Lazarillo, Poe-Wilson intentó
acercarse a los buenos por ver si se hacía uno de ellos. Pero sus orígenes, su vida trágica, sus vicios
irrefrenables lo arrastraron al terrible final que hemos contado.
El cuento “William Wilson” es autobiográfico también en el sentido de que la locura que bordea el
protagonista, su escisión de personalidad, su entrega a la vida depravada y su posterior
arrepentimiento, el estado tormentoso que se relata es el del propio Poe.
Ver el documento:
http://www.avempace.com/file_download/1019/Unas+notas+sobre+Poe+y+su+William+Wilson.doc
Edgar Allan Poe, Los crímenes de la calle Morgue, The Murders of the Rue Morgue, trad. Julio
Cortázar, Madrid, Milenio, 2000 (Basic Bilingual Library).
Edgar Allan Poe, Narraciones extraordinarias, trad. de Julio Cortázar, ed. y notas de Eulalia Piñero,
Octaedro, Barcelona, 1999.
Edgar Allan Poe, El escarabajo de oro, trad. Carlos Olalla Linares y Jesús Fernández Díaz, Tres
Cantos, Nivola, 2007.
Google, voz “Los crímenes de la calle Morgue”.
Lenning, Walter, Edgar Allan Poe, trad. Juan Conesa Sánchez, Barcelona, Salvat, 1985.
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