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La Patria boba

“No hay duda de que la República estaba entonces en el noviciado del arte en que hoy es profesora
consumada. Tal vez por eso la llamaban Patria Boba”
José María Espinosa

En Francia, los reyes fueron secuetrados por Napoleón, y luego creada una junta de
gobierno. Siguiendo el ejemplo francés, se formaron otras tantas en la provincia de
ultramar: Quito, Mexico, Caracas, Buenos Aires, Cartagena, SantaFé (que se volvería luego
Bogotá) Se abre así, desde el grito de independencia un 20 de Julio de 1810 en Santa Fé
hasta la Batalla de Boyacá el 7 de agosto de 1819, una etapa agitada y confusa que separa la
horrible colonia y la esperada Republica llamada LA PATRIA BOBA.
Noticias de revoluciones extranjeras (Norteamerica y Francia) alentó perturbaciones quince
años antes. Sin embargo, el ejemplo no se aplicó complete, de la primera revolución, ricos
y criollos santafereños y cartageneros hacendados caucanos se les ocurrió el libre comercio
para comercializar con colonias inglesas independizadas. De Francia, los ideales de
libertad, igualdad y fraternidad, a conveniencia, claro: igualdad de criollos ante españoles
pero no de mulatos y mestizos ante los blancos. Nadie se odió tanto como los criollos
americanos. ¿Fraternidad? Ja! No conocerían esas palabras ni aunque se las escribieran en
grandes y reteñidas letras.
Antonio Nariño, tradujo e imprimió la Declaración de los Derechos del hombre y del
ciudadano de la asamblea revolucionaria de Francia. Su subversion le costó su libertad.
Primero represion, luego revolución.
Porque lo que había esos años no era ni la semilla de la revolución, apenas un grupo de
intelectuales aristócratas hecha de mordacidades contra el virrey y Buenos modales ante la
virreina. Clubes revolucionarios en París, amables tertulias en Santa Fé quienes ya
comenzaban a llamarse a sí mismos americanos, y a los españoles además de chapetones,
con hostil intención política, GODOS! Crecía el odio y celo entre chapetones y criollos.
Camilo Torres, el jurista, escribió un memorial para ser presentado en la junta de govierno
convocada por los españoles el Famoso: memorial de agravios. Quejas y exigencies
anotadas y nuca conocidas, pues jamás alcanzó a llegar a su destino. Sin embargo exponía
solo problemas de su casta (Españoles americanos) ¿Y el pueblo qué? No valía pues, según
él, los derechos debían exigirse para criollos ricos.
Se Fraguó una excusa para convencer a Amar y Borbón de organizar una Junta como la de
Cadiz en la cual tomar partido Camilo Torres y los Lozano, Francisco José caldas, y
Acevedo y Gomez, quienes ocuparían altos cargos en la patria boba para finalizar todos
fusilados cuando la Reconquista. Se fraguó un altercado entre un criollo y un chapetón un
día de Mercado.
Llorente, un despreciable comerciante español, que repetía sin remordimientos “me cago en
los americanos” y el criollo, Antonio Morales la protagonizaron al este ultimo pedir un
florero para adornar una mesa por un visitador llegado de Quito. Llorente responde su
habitual “me cago en los americanos” y Acevedo incita a la revuelta. Como la respuesta no
fue la esperada, (armada) el pueblo se disperse. Pero fue, el imprevisto llamado a la
revolución por parte de José María Carbonell, el que inició la rebeldía. Fue el pueblo el
protagonista: Tenderos, pardos, artesanos, revendedores, y vianderas del Mercado hicieron
preso al virrey y a gritos exigían un cabildo abierto. Acevedo, Lozano y Torres, apegados a
la sombra del virrey lograron su liberación y se reunieron a una “negociación”
La confusion era grande. Las clases altas detentaban el orden, el pueblo, al llamado de
revuelta por parte de Carbonell, se volcaban a las calles. Unos decían ¡Viva! Otros
¡mueran! Los chisperos arengaban, vestidos con un símbolo provocador y subversivo: la
ruana. Se reestablece el orden y tan solo 15 días después del 20 de Julio, el 6 de Agosto, se
celebró (tristemente) con desfiles y procesiones el aniversario de la Conquista Española.
Pero, ¿Cómo no? si los habitants de esa época eran nietos y tataranietos de los
conquistadores. Hijos de españoles y criollos, casi ninguno criollo de varias generaciones.
Hablamos de propietarios de casas y negocios, haciendas y esclavos. ¿La idea? Mantener
intacta la estructura social de la corona, pero con autoridades nuevas: los españoles
americanos, sin desconocer, claro, al rey de España. Su deseo era ser españoles de verdad,
mientras esperaban ver al vencedor.
Pero, ¿Cómo podríamos decirle patria a una gobierno que ignoraba a los hijos de su tierra?
¿Cómo podríamos llamarla patria cuando sus dirigentes sólo buscaban, mediante guerras
civiles internas, converirse en la autoridad absoluta? Fue una patria boba, nueve años de
boberías, nueve años de fidelidad a la corona y al virreinato, nueve años de olvido
descarado a los esclavos y de robos territoriales a indígenas, ambas comunidades reducidas
entonces al olvido. Sin embargo, un seis de agosto pero de 1819 una batalla sería el germen
de una nueva época.

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