Está en la página 1de 18

¿Quiénes fueron los comuneros?

Le contamos todo

Este texto titulado ¿Quienes fueron los comuneros?, fue publicado


originalmente en Revista Diners Ed. 118 de enero 1980

La primera revolución popular contra el gobierno español en nuestro


país fue la de los comuneros, iniciada en el Socorro el 16 de marzo de
1781. El pueblo socorrano se levantó contra los altos gravámenes que
exigía el gobierno colonial, en un acto de rebeldía provocado por
Manuela Beltrán, una cigarrera, quien en un momento de valerosa
cólera rompió el edicto de los impuestos.

El levantamiento fue respaldado por las masas campesinas de la


:
región, en su mayoría cultivadores de tabaco, así como también por los
comerciantes, y se escogió como su jefe a don Juan Francisco Berbeo.
Este dirigió la movilización hacia Santa Fe, capital del virreinato, en
donde se encontraban la Real Audiencia y el Visitador del Rey, don
Juan Francisco Gutiérrez de Piñeres, encargados de hacer cumplir el
recaudo de los tributos.

Los comuneros, en número que se calcula entre 16.000 y 20.000


multitud en armas que no milito ni en la independencia acamparon en
El Mortiño, cerca de Zipaquirá. Bajo la presión de esa multitud, el
gobierno, representado por el arzobispo Antonio Caballero y Góngora,
firmó con Berbeo unas «capitulaciones» en que se establecían
autonomías económicas y políticas para los granadinos.

Más tarde el tratado fue desconocido por las autoridades, ya dispersos


los sublevados y reforzada militarmente la represión. En el movimiento
apareció un «carismático» caudillo popular: José Antonio Galán, y
quedó latente el espíritu de la independencia.

Con ocasión de los preparativos del segundo centenario de este


magno suceso colombiano, Revista Diners invito a siete esclarecidos
historiadores a examinar el tema. Queremos destacar entre ellos la
presencia de Germán Arciniegas, quien se ha constituido en el
animador del bicentenario, sacándolo de la rutina y el academismo.

Pero los siete, con sabiduría y brillo parejos, han hecho fecundo aporte
a la inteligencia y la sensibilidad de los colombianos, para que se
apersonen del significado múltiple, cargado de proyecciones, del
movimiento comunero.

Los comuneros por ANIBAL NOGUERA


:
Periodista e historiador
Definir se asemeja al arte de la caza: a veces uno cree que tiene la
presa lista y resulta que se nos va. Sin embargo, dispararé el primer
tiro. El movimiento comunero en la Nueva Granada es mestizo. Sus
antecedentes ideológicos hay que buscarlos en España, donde el
absolutismo real reemplazaba a un feudalismo que no había cuajado.

El pueblo español encontró como salida a América y se vino para acá.


España se despobló y se mudó para América. Salto el charco, después
de los comuneros de Castilla, y en la mochila de los viajeros venían las
entelequias jurídicas del Cabildo y los jueces, que se manifestaron aquí
con Roldán en Santo Domingo, con Lope de Aguirre, con Gonzalo de
Oyón, con Pizarro. No fue que en América brotara una semilla, sino que
llegó una conciencia que no tenia escenario en España.

No hubo una migración, sino una mudanza. América comenzó así a


influir en Europa. Sin la fastuosidad que le dio el oro americano, no
hubieran aparecido las tesis de Martín Lutero. Las riquezas americanas
desarreglaron el viejo continente: desarreglaron el alma europea, que
era la Iglesia y vino la contra-reforma en pleno Renacimiento. Roma
busca una solución: recurre a la seducción de los sentidos, para no
dejar pensar en la propuesta de Lutero, y aparece el barroco. En la
Nueva Granada la población indígena decrece y la mestiza aumenta.

El padre de Oviedo tiene el mejor testimonio, en el puro centro


comunero, en San Gil, donde dice había tres pueblos con mil indios, y
estos se han reducido a doscientos, y hay de todo: españoles,
mestizos, cuarterones y cholos, más de diez mil.

Con el barroco aparece un hombre nuevo en la América nuestra. Un


:
hombre rebelde. Nuestro depósito histórico está lleno de expedientes
sobre levantamientos contra los encomenderos. El mestizo surge sobre
un barril de pólvora.

Lo estaban haciendo vivir en un mundo mental que no se adaptaba a


su formación psicológica; había una concentración excesiva en la
metrópoli; era víctima de los encomenderos rapaces, estaba sometido
a un control comercial ominoso por la «casa de contratación» y a
monopolios aberrantes.

¿Cómo comenzó el mestizo a salir del drama? No en asonadas, ni en la


plaza pública y no voy a dar una interpretación marxista, de las que le
producen escozor al maestro Arciniegas. El mestizo escogió el más
discreto de los sitios para la subversión: la iglesia. El barroco sufre
entre nosotros un cambio en escenario, en utilería, admirablemente
descrito por Otto Morales Benítez.

Los angelotes de pómulos salientes lanzándose pitayas constituyen


una revolución que no advierten las autoridades. Es la derrota de
España en sus sistemas, sus enseñanzas, sus afanes de imperialismo.
El mestizo recrea su mundo entre espejitos de oro y vajillas chinas. Y
parece mentira, pero es cierto, las relaciones con Dios pasaron a
segundo plano.

La paloma eucarística es reemplazada por las pavas de monte que


pasan por los arcos torales de las iglesias. El barroco granadino es
producto del mestizaje: no lo hizo el indio puro, ni lo hizo el negro, ni lo
hizo el zambo, ni lo hizo el criollo. Lo hizo el mestizo. Este es el hombre
nuevo. Y sus revoluciones no son solo los levantamientos armados.

Las ciencias naturales reemplazan a las escolásticas. Y cuando las


:
imágenes salen de los nichos para participar en la danza de los
sentidos, cuando la Virgen del Topo, en Tunja, toma las castañuelas
para zapatear el Deo Gratias, con su revoloteo comienzan a oírse las
coplas de los comuneros.

Baja de los riscos de Charalá y de Simacota el grupo que dio el primer


paso de la libertad, comienza la cólera, se exaspera el mestizo, y es
entonces cuando Manuela Beltrán rompe en el Socorro el edicto de los
impuestos sobre la armada de Barlovento, es decir, la sisa de Gutiérrez
de Piñeres, la jactancia de los alcabaleros. Comienza a moldearse el
florero que se rompió en 1810. Estamos en plena revolución.

Sabemos que los revolucionarios del Socorro fueron engañados, y no


porque Caballero y Góngora fuese un Maquiavelo, sino porque «el
común» no tuvo un jefe, tuvo un formidable caudillo que fue Galán,
pero sin una noción racional de la lucha ni de la organización del
Estado. Se estableció la degollina, y vale la pena recordar lo último que
dijo Túpac Catari: «Hermanos, yo muero, pero un día volverán miles y
miles de mis hermanos como las semillas de la quinua».

GERMÁN ARCINIEGAS
Escritor, miembro de número de la Academia Colombiana de Historia y
actual decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de
Los Andes de Bogotá

El punto de partida de los comuneros se ubica en el momento mismo


del descubrimiento, y no solo en esos grandes rebeldes que llegan a la
locura, como Aguirre, sino en los conquistadores que colocamos como
creadores de algunas de las colonias. Con el descubrimiento y la
conquista se produce el traslado de grandes núcleos de europeos a
:
América, que han fracasado en Europa y en América logran florecer.

Particularmente el caso de los comuneros. El primer movimiento contra


el Imperio en España ha sido el de los comuneros, que tienen sed de
sus fueros contra Carlos V. Ese movimiento fue aplastado de una
manera brutal, y entonces los comuneros peregrinos se vinieron a
América.

Balboa se apoya en “el común» para desconocer la autoridad del


gobernador de Santo Domingo, y su ejemplo se reproduce en Cortés,
quien apoyado en «el común» desconoce al gobernador de Cuba y
como caudillo «del común» se lanza a la conquista de México, cosa
que es un poco paradójica porque le toca a Carlos V recibir noticias de
que ese caudillo «del común» le ofrece más tierras que cuantas él
había conquistado en Europa.

Jiménez de Quesada es otro caso típico, cuando se levanta contra el


gobernador de Santa Marta apoyado en «el común», y de ahí en
adelante es quien lleva la conquista adelante. El más famoso de todos
puede ser inicialmente el de los comuneros en Paraguay, donde
Cabeza de Vaca lleva preso al gobernador a España en una nave
construida en el propio Paraguay, a la cual le dan por nombre «el
comunero»; de modo que buscar la raíz de estos movimientos
comuneros en España establece una relación definitiva.

Muestra nada menos que el origen español de las ideas de la


revolución de independencia nuestra. La revolución comunera ocurre
en 1780 y la Revolución Francesa nueve años después. El movimiento
está emparentado con el espíritu independiente del pueblo español,
como se repite en las fórmulas de los fueros, que son más netas y
convincentes que las de 1810.
:
Difiero un poquitín del planteamiento de Noguera, en el sentido de que
no es simplemente el mestizaje racial el que arraiga en el movimiento
comunero. El hombre americano viene del español, del africano y del
indígena, y si en el movimiento del Socorro los protagonistas
principales son los criollos, en el Perú lo son los incas, en el Alto Perú
los aimaras, y en Antioquia los negros y los zambos. América era un
continente predispuesto a la libertad, en todos sus matices raciales.

Yo llamaría mestizo al movimiento comunero en el sentido de que lo


formaron blancos, negros, cobrizos, zambos, indios, mestizos y de
todo, con la circunstancia admirable de que fue contemporáneo de los
que ocurrieron en el Perú, el Paraguay, el Alto Perú, Venezuela, Quito,
sin un plan previo de levantamiento. No fue solo que se levantaran
contra unos impuestos, contra unas leyes. La cosa viene de atrás.

Tenemos un antecedente de la revolución de independencia, anterior a


los comuneros por seis años: la versión de Mutis sobre Copérnico en el
Colegio de San Bartolomé, porque cuando Mutis pone a girar a la Tierra
alrededor del Sol, en ese mismo momento se cae la autoridad
tradicional de los padres de la Iglesia y empieza la revolución.

Leyendo los textos de «historia patria» se creería que la independencia


fue una invención de los que se graduaron de generales en 1810 y que
salió de un cuartel, cuando el cuartel no tuvo nada que ver con la
guerra de independencia.

Los generales de 1810 no se graduaron en el cuartel sino en la plaza, y


no los graduó el estado mayor sino el pueblo soberano, de manera que
la participación del analfabeto es fundamental para mostrar cómo
nuestra independencia difiere de la Revolución Francesa, que nace de
una enciclopedia ilustrada, y que luego la destrozan los politiqueros de
:
la Bastilla.

Estos hunden la república y preparan la entrada de Napoleón. Por eso


le tenían tan mala voluntad a la Revolución Francesa todos los
libertadores, desde Bolívar hasta San Martín. Pero los nobles orígenes
de ella son americanos.

Importan de los Estados Unidos los derechos del hombre, la idea de


democracia, la república, y no las pueden sostener, las echan a perder.
En cambio la obra de nuestros analfabetos viene a triunfar en 1810 y es
coronada por la mejor literatura: la de Bolívar.

ARMANDO GÓMEZ LATORRE


Profesor universitario y académico correspondiente de la Academia
Colombiana de Historia

Las causas de la revolución de los comuneros son externas e internas.


Externas: en primer término la guerra de 1779 entre el imperio inglés y
el imperio español. Inglaterra aspiraba a dominar los mercados de las
colonias hispanoamericanas, a imponer sus manufacturas y a controlar
sus rutas y pasos estratégicos marítimos.

De tal manera que intereses comerciales expansionistas ocasionaron el


conflicto; una guerra demanda presupuestos forzosos y los colonos de
aquí, los granadinos, tuvieron que contribuir con aquellos impuestos
extras para financiar la guerra.

Además, la independencia de los Estados Unidos tuvo que reflejarse en


las ideas y en el inconformismo de las gentes intelectuales de la época.
Una tercera e importantísima causa es la rebelión de José Gabriel
Condorcanqui o Túpac Amaru en el Perú: 40.000 indios en pie de
:
guerra, con un caudillo que proclamaba la reivindicación del imperio
inca.

Fue tan influyente esa revolución que en un pueblecito encaramado en


los Andes de mi departamento Norte de Santander, en Santo Domingo
de Silos, el 14 de junio de 1781 se leyó a tambor batiente, con pífano, la
proclama del rey inca Túpac Amaru. Causas internas: la revolución del
barroco en la ética, la estética y la sociología, y los antecedentes de
revueltas populares.

De pronto aparece la notificación del auto resolutivo del visitador


regente Gutiérrez de Piñeres, que creaba nuevos impuestos, doblaba
los existentes y complicaba en grado sumo la vida cotidiana de los
pueblos más industriosos, como lo eran entonces los de las provincias
santandereanas.

Allí existía una economía aldeana anticolonial, en la cual la gente era


dueña de la riqueza que producía y dueña de su fuerza de trabajo, y los
gravámenes afectaban gravemente a esas gentes de por sí ariscas,
orgullosas, empotradas en un paisaje que forja un temperamento y una
raza.

Otras disposiciones, como la creación de nuevas reducciones


indígenas, crearon malestar en regiones donde la concentración
indígena era grande, como el altiplano cundiboyacense, donde los
indios entronizaron a un rey de burlas, don Ambrosio Pisco, adinerado
comerciante radicado en Güepsa, que cabalgó a imagen y semejanza
de los antiguos zipas de Bacatá.

Y hubo otras medidas inexplicables, como la del estanco del tabaco,


que obligaba a los cosecheros a venderle el producto a los estancos, y
:
además eran discriminatorios. Girón, por ejemplo, era una región
exenta, lo cual explica porque no participó en la revolución de los
comuneros sino acaudilló la contra-revolución.

En la provincia del Socorro y los valles de Cúcuta los cosecheros


prefirieron incendiar los tabacales. A eso se agrega el cuadro dramático
del procedimiento brutal, agresivo, soez y atrabiliario de los guardas de
rentas, alcabaleros y gendarmes que convertían el cobro del impuesto
en actos de vandalaje.

Iba subiendo la marea de inconformidad, de rabia, y se buscaba solo


algún pretexto. Por eso cuando Manuela Beltrán el 16 de marzo de 1781
rompe el edicto que señalaba los nuevos impuestos, el pueblo
responde en forma iracunda y violenta: «¡No queremos alcabala!»,
«¡No queremos armada de Barlovento!», «¡Viva el rey y muera el mal
gobierno!».

Esas causas entrelazadas, en una provincia que ya tenía tradiciones en


cuanto a la defensa de la dignidad humana y de los fueros juzgos de
los municipios castellanos, cuyo modelo exacto está en las regiones
santandereanas, son el fundamento para analizar las causas de los
comuneros.

INÉS PINTO
Profesora de la Universidad Tecnológica y Pedagógica de Tunja

¿Si fue una revolución, o simplemente fue una rebelión el movimiento


de los comuneros? A mi juicio, fue una rebelión apenas por cuanto al
final no se cambió ninguna de las estructuras de la sociedad. El
movimiento no era aislado: correspondía a una tendencia de los países
:
afines en cuanto a las formas económicas. La corona española tenía
una economía cuya esencia estaba en el sistema fiscal. España no
buscaba otra cosa que obtener rentas. Por eso nunca propició el
avance de las colonias.

En las rentas reales, por 500 pesos dedicados al fomento de la


educación se dedicaban 7.000 al de la extracción minera,
especialmente de esmeraldas, y el resto se agotaba en la burocracia, y
en el mundo entero ya ese no era el ambiente, no se iba a vivir con
base en los metales. En la Nueva Granada, en el siglo XVIII, está
terminada ya la encomienda, las minas se agotan, y hay que buscar
otra salida. Se busca en el comercio, y es cuando se siente más la
opresión de España, los monopolios, los estancos.

Por ser la región de Guanentá de economía diferente a las del resto del
reino, se entiende que surja allí la protesta. Los impuestos molestaban
muchísimo, pero es más profundo el problema: se buscaba entrar a
otro tipo de economía.

En cuanto a clases o grupos, hay una alianza momentánea, porque los


intereses eran distintos; los intereses recaían sobre todos, pero de
manera diferente. Recaían sobre los indios, pero a ellos les interesaba
más recobrar la tierra y las salinas.

Los negros entran en forma muy relativa, por el ofrecimiento de libertad


que les hace Galán. A los cosecheros de tabaco si los afecta de veras
ese impuesto y la falta de comercio libre. A las clases altas, a los
llamados «los principales», los perjudican los impuestos, pero hasta
cierto punto, porque los podían hacer recaer en el consumidor, y eso
explica sus vacilaciones, la negativa a entrar a Santa Fe.
:
Vea tambien: El cómic ya hace parte de la industria
cultural

Era importante para ellos conducir masas, amenazar a las autoridades


coloniales, pero de hecho se acomodan al sistema, tenían prebendas,
pero para ellos deponer a las autoridades era demasiado riesgoso.

Querían sobreponerse al efecto de los impuestos, pero son prudentes,


demasiado prudentes, y tratan de delimitar sus actos con los de la
“plebe». Es cierto que tuvo alguna influencia la guerra con Inglaterra,
con el aumento de impuestos para financiarla, pero el propio Gutiérrez
de Piñeres recordaba que en muchas ocasiones se habían elevado los
impuestos sin que ocurriera nada.

Lo que pasa es que no se podía soportar la economía colonial, la


economía de monopolio, y entonces aparece la contradicción principal.
Los comuneros tuvieron en un momento dado todas las posibilidades,
el gobierno virreinal era tremendamente débil, el virrey se encontraba
en Cartagena, el visitador huyó, el ejército era muy inferior a las
montoneras de los comuneros… pero a estos la contradicción de
grupos o clases sociales les impide llegar hasta el final.

HORACIO RODRÍGUEZ PLATA


Ex-presidente de la Academia Colombiana de Historia y miembro de
número de la misma
La doctora Pinto ha dicho que no hubo una revolución sino una
rebelión, porque no cambió nada. Es cierto: no cambió nada, pero no
debemos atenernos solo al resultado final sino a lo que los comuneros
pretendieron a lo que quisieron, porque el programa de la revolución
está no solo en sus actos sino en las «capitulaciones de Zipaquirá», y
:
si las analizamos vemos que si fue un movimiento revolucionario.

Aspiraron a obtener la autonomía política y económica de España. No


se contentaron con rechazar un estado de cosas y unas normas, sino
trataron de imponer unas nuevas. En materia de impuestos no solo se
sublevan sino quieren modificarlos en sus tasas y aun en sus
propósitos.

El tributo de indios más que un impuesto era un reconocimiento de


vasallaje, con un sentido político. Desconocerlo, pues, era desconocer
el principio político del vasallaje.

Los comuneros quisieron modificar una organización social.


Desconocieron la autoridad real no solo al destituir y sustituir algunas
autoridades menores sino al pedir el extrañamiento de quien
representaba con mayor autoridad al rey el visitador Gutiérrez de
Piñeres.

Quebrantaron los símbolos de la dominación los escudos, irrespetando


la devoción reverencial al monarca, el derecho divino de los reyes.
Crearon milicias y títulos militares y luego estimularon su supervivencia
lo cual era querer que la revolución se perpetuara.

Imponen en la capitulación 22 la sustitución de los europeos por los


americanos en los cargos con mayor suma de atribuciones. Las
capitulaciones van contra las castas, contra los monopolios,
procurando que se implante la igualdad. En el libro de Germán
Arciniegas elogia él como por primera vez se tratan las gentes de
«hermano»: «compañero». «camarada». Hablan del beneficio público,
de la solidaridad y la defensa de la dignidad de la persona humana.

Establecen las bases de nuestro derecho social, le dan a la propiedad


:
una extensión de utilidad pública, cuando piden que a los dueños de
tierras que no permitan el libre tránsito se les derriben las cercas, y van
contra los pontazgos, y piden que las obras públicas las haga el
Estado…

En fin, un orden nuevo. Por eso yo creo que si fue un movimiento


revolucionario. El hecho de que hayan gritado «¡Viva el Rey, muera el
mal gobierno!», no quiere decir que no estuvieran aspirando a
sustituirlo. Lo que ocurre es que no ha habido ninguna revolución en la
historia, de la cual se sepa desde el primer instante para dónde va. Y no
todas son triunfantes.

La de los comuneros fue una revolución fracasada, pero fue revolución.


Hay que mirar las fracasadas con una lente diferente de la que se
aplica a las triunfantes. Si la del 20 de julio no hubiera salido adelante,
se habría dicho que los que la hicieron los que pusieron bajo la cuchilla
la cabeza de Morillo, no habían perseguido la independencia: ¿y cuál
sería el principal argumento? Presentar el «acta de independencia»,
donde se reconoce a Fernando VII y se le pide que venga a reinar entre
nosotros.

Si comparamos las «capitulaciones de Zipaquirá” con cualquiera de


nuestras primeras constituciones, encontramos que el movimiento
comunero tuvo mayor personalidad revolucionaria que el de la
independencia: y no voy a decir que Berbeo ni Rosillo ni de la Prada
fueron más revolucionarios que los de 1810, pero recordemos la
audacia de Galán dando la libertad a los esclavos de las minas de
Malpaso, recordemos lo de Silos, recordemos cómo en Neiva se le da
muerte al gobernador, como se le cruza con lanza. Eso no lo hicieron
en la independencia.
:
JUAN FRIEDE
Miembro de número de la Academia Colombiana de Historia

No estamos hablando de la primera revolución contra España.


Recordemos la de 1525 contra Carlos V. Lo que sucede es que toda la
historia de la sociedad está llena de revolución. El hombre no acepta la
injusticia, y por eso siempre se vive en una tensión que explota cuando
hay las convenientes situaciones.

Ese fue el caso de los comuneros. España estaba en guerra con


Inglaterra. Las minas que producían tanto oro en el siglo XVI y el XVII,
no producían ya más oro. Hay una decadencia enorme de la política
colonial y la economía colonial.

Las revoluciones no se producen porque un señor Berbeo o cualquier


otro se sienta ofendido. Son un fenómeno colectivo. Los comuneros
intentan una verdadera revolución social y política… que fracasa. Pero
ese fracaso, por ser prematura, no quiere decir que no sea un punto
enorme, muy importante en la historia de Colombia.

El pueblo dividido en clases siempre vive en tensión. Entre los


comuneros asumió la dirección una pequeña burguesía que estaba en
situación desventajosa en el teatro social, y que se aprovechó de los
otros comuneros. Como dijo el doctor Rodríguez Plata, uno lee las
«capitulaciones» y no cree que hubieran podido ser aceptadas.

Apenas el virrey Flórez se dio cuenta las desconoció: eran demasiado


avanzadas para la situación real, dentro del juego de fuerzas sociales.
En el estudio que estoy haciendo sobre los comuneros, mostraré
precisamente esto: que era una utopía la revolución comunera, pero era
:
una verdadera revolución, netamente popular.

Las 20.000 personas que estaban en Zipaquirá no eran ideólogos: era


el pueblo; lo manejaba un grupo, pequeño grupo de pequeña
burguesía, que retiró este apoyo, porque siente que se produce la
debacle. Ustedes saben que Berbeo fue nombrado corregidor.

Quiero decir que en todo movimiento social hay causas múltiples y muy
complejas. La revolución no es una sola. 16.000 ó 20.000 comuneros
quisieron ocupar a Santa Fe, donde había más o menos, veintisiete
soldados con fusiles y cincuenta y tres reclutas. Santa Fe estaba
indefensa. Si la hubiesen ocupado, quién sabe cómo hubiera sido la
historia de Colombia.

¿Por qué no la ocuparon? Porque la pequeña burguesía aunque sufría


las dificultades que imponía el gobierno español, no quería llegar hasta
allá. Mejor que decir que perdieron los comuneros, hay que decir que
perdió el pueblo.

Los comuneros recibieron la libertad, les concedieron el indulto. ¿Quién


pagó el precio? El pueblo. Lo pagó Galán… yo creía que Galán ni sabía
firmar, pero encontré un documento que muestra que si sabía firmar,
un solo documento.

Traje de España una documentación de unos 8.000 papeles y estoy


trabajando muy duro para comprobar que fue un verdadero
levantamiento del pueblo. Los indios no tomaron tanta parte como los
blancos, y sobre todo los mestizos: una revolución más del pueblo que
la Revolución Francesa, que tenía una clase muy alta desde el punto de
vista de preparación ideológica. Todo esto no lo tenían los comuneros,
y sin embargo estuvieron a punto de tomar a Santa Fe… y claro que si
:
la hubieran tomado toda la historia colombiana habría sido distinta.

MARIO ACEVEDO DÍAZ


Presidente de la Academia de Historia de Santander

Yo adelantaría el planteamiento situando al hombre en el marco en que


actuó, porque hay que tener en cuenta que para el año de 1777 se
había fundado en Santander una serie de poblaciones, a partir de la
fundación del Socorro, y todos esos pueblos figuran en la revolución
comunera: Charalá, Güepsa, Guadalupe, Simacota, Chima, Mogotes,
etcétera.

Nos preguntamos entonces por qué fue simultáneo el fenómeno, y


encontramos en la historia que habiendo desaparecido la población
casi completamente, por agotamiento, viene una inmigración del norte
de España, numerosa, a fines del siglo XVI y en el XVII, y funda estas
poblaciones, y se convierten todos en campesinos.

Muchos huían, expulsados por el cambio de régimen de los Habsburgo


a los Borbones. De todos modos es curioso que ocurra una revolución
dentro de una masa migratoria. ¿Por qué fue el Socorro el epicentro?
Los campesinos tienen sus fundos, crean su hacienda, cultivan el
tabaco, y cuando viene la persecución real se va formando el núcleo.
Antes de Túpac Amaru ya había habido en Santander movimiento
revolucionario en Charalá, en 1777.

Túpac Amaru fue en 1780. Ahora bien: ¿por qué fracasó la revolución?
¿Por qué no pudieron los comuneros completar su obra? Porque se
interpusieron otras fuerzas que formaron núcleo de presión para evitar
que llegaran a Santa Fe los del Socorro.
:
El Arzobispo Caballero y Góngora, en sus tratos con Berbeo, jugó
hábilmente con la situación de las gentes de Sogamoso y Tunja, que no
eran muy partidarias de la unión, y no funcionaron las órdenes
extremas del Socorro, ordenando que tomaran a Santa Fe y ordenando
que apresaran al Virrey o al Arzobispo, y que lo declararan en silla
vacante si no aceptaba por razón.

Esto fracasó porque los jefes fueron inferiores al pueblo. Pero fue un
principio de la revolución nacional…

También podría interesarle: ¿Cuándo fue la verdadera fundación de


Bogotá?

¡Quiero recibir el newsletter!


TODA LA EXPERIENCIA DINERS EN SU EMAIL
:

También podría gustarte