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MEMORIA
Mitos y verdades sobre la memoria
Nos quedan muchas cosas por descubrir de nuestro cerebro. Y la memoria es una de las más
interesantes. Así que te vamos a enseñar algunos datos, que seguramente no sabías sobre la
memoria. Curiosidades que te harán comprenderla y potenciarla
Es un fenómeno totalmente natural, pues resulta que el cerebro humano puede pensar hasta 7
cosas a la vez, pero solo durante un período determinado de tiempo. Así que las cosas se van
borrando, y por tanto, son reemplazadas por momentos nuevos.
Lo mejor en estos casos es ir repitiendo el proceso que estabas tomando antes: decir las mismas
cosas, hasta llegar a la fuente de lo que querías recordar. Aunque sean bastantes pasos, tu
cabeza volverá a tomar el hilo, hasta que así, finalmente puedas acceder al tema de la
conversación.
Aun así, esto da un poco de pavor, porque no sabemos qué riesgo conlleva, no solo para nuestra
mente, sino también para el desarrollo de la personalidad. Porque aunque no lo queramos, los
momentos malos también forma parte de nuestra experiencia, y nos forma como personas.
Puede que quitándonos los malos recuerdos vivamos mejor, pero también aprenderemos
menos.
Música y memoria
¿No te has preguntado nunca por qué se te queda mejor una canción que el temario del último
capítulo de literatura? Tal vez no sea culpa tuya, sino que estamos ante otro proceso de memoria
completamente distinto.
Y es que la letra de las canciones se almacena en una parte totalmente diferente, y por esta
razón, podemos despertar esa zona del cerebro, volviendo a activar la canción. De ahí que nos
emocione encontrar un bar en el que pongan canciones de nuestra época.
También puede ser culpa de la música, que no se te despega de la música. Este fenómeno se
llama gusano musical, porque su función es quedarse impregnado de la esencia de la música, y
repetirla hasta la saciedad. ¿Te suena?
¿El cerebro duele?
Muchas veces habrás pensado que te duele el cerebro, como cuando comes un helado muy frío.
Pero esto es un mito, porque el cerebro no duele, a diferencia de lo que bastante gente piensa.
Lo que ocurre es que aunque todo el dolor se origina en el cerebro, el propio cerebro no tiene
receptores de dolor. Por tanto, cuando nos duele la cabeza, no viene del cerebro, sino de algún
neurotransmisor o de los vasos sanguíneos.
Esto lo podremos haber visto también en algunas series y películas, en el que vemos cómo una
persona puede estar siendo operada, con el cerebro abierto, y el paciente consciente.
Esto se debe a que el grado de concentración es mayor, y por eso, las palabras se retienen mucho
menor en nuestra cabeza.
Y no solo eso, sino que también, al leer en voz alta, lo hacemos mucho más despacio que cuando
leemos en silencio. Esto hace que nos tomemos mucho más tiempo para leer, y se nos quede
todo mucho mejor.
Por eso, no es que seamos muy puntillosas, y queramos recordarte que te tocaba a ti lavar los
platos, sino que es nuestro cerebro que, hizo que recordáramos solo esa parte de la
conversación. Lo mismo ocurre en el sueño, y seguramente habréis visto ese capítulo de “Big
Bang”, en el que hablan con tonos graves para no despertar a Penny.
Esto se debe a que los olores suelen ser desencadenantes de recuerdos, sobre todo de la
infancia. Lo mismo, aunque no a gran nivel, ocurre con los sabores. Por eso, cuando se les da la
última cena a los condenados a muerte, normalmente eligen su comida favorita de niños, o una
cena asociada a la infancia, puesto que relacionan la infancia, con felicidad.
El problema de todo esto es que puede que estemos años oliendo algo nuevo, un perfume, un
aceite… que nos recuerde a algo, pero seguimos sin saber a qué nos recuerda.
Tenemos una memoria práctica
Muchas veces lo hemos dicho: “esto es como montar en bicicleta”, y tenemos razón. Es cierto
que uno no se olvida de montar en bicicleta, siempre que haya aprendido bien y suficiente, claro
está.
Lo mismo ocurre con otras prácticas, como puede ser conducir. Es por eso que se da tanta
importancia a la práctica, porque es una memoria igual de importante, pero con un
funcionamiento un tanto distinto.
Dormir y la memoria
Uno de los hechos que se demostraron hace tiempo es que el cerebro necesita descansar, para
poder convertir los recuerdos a corto plazo en recuerdos a largo plazo. Esto también se puede
aplicar al estudio, por lo que te confirmamos que es inútil intentar aprendérselo todo la noche
antes del examen.
Mantener la memoria
Para seguir igual de fresco que una lechuga, es necesario ejercitar la memoria de vez en cuando.
Así, hacer algunos pasatiempos, ya sean crucigramas, o sudokus, también ayuda a nuestro
cerebro a mantenerse, no como el primer día, pero casi.
Se trata de ir haciendo poco a poco algunos ejercicios. Y aunque se puso de moda hace unos
años, deberíamos seguir utilizando el Brain Training de Nintendo, porque se demostró que,
efectivamente, se agilizaba la memoria.