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196 REVISTA MEXICANA DE SOCIOLOGÍA, AÑO 66, NÚM.

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naturas pendientes como instaurar de España, no hay consolidación


una plena vigencia del Estado de democrática sin verdaderos demó-
derecho, la mayor eficacia del Poder cratas. “La calidad de la democracia
Judicial, que ya empieza a haberla, no depende sólo ni principalmente
la vigencia del pacto federal, pero de sus instrumentos electorales. La
sobre todo, la creación de mejores calidad de la democracia es direc-
condiciones materiales de vida para tamente proporcional a la calidad
todos los mexicanos. de los partidos y de los políticos”
Para concluir, debemos señalar (p. 55) y, agregaríamos nosotros,
que, como dijera el rey Juan Carlos a la eficacia en el ejercicio del poder.

Carlos Antonio Aguirre Rojas. 2002. Antimanual del mal historiador o ¿cómo hacer
hoy una buena historia crítica? Bogotá: Ediciones Desde Abajo, 160 pp.

Miguel Ángel Beltrán


Departamento de Sociología de la
Universidad de Antioquia. Medellín, Colombia

P
“ APÁ, EXPLÍCAME PARA qué antimanual del mal historiador o ¿cómo
sirve la historia, pedía hace hacer una buena historia crítica?
algunos años a su padre, Este nuevo libro de Carlos Anto-
que era historiador, un muchachi- nio Aguirre es el resultado de una
to allegado mío. Quisiera poder larga y fecunda trayectoria intelec-
decir que este libro es mi respuesta. tual, que combina su quehacer
Porque no alcanzo a imaginar mayor como investigador, su infatigable
halago para un escritor que saber ha- labor docente, el trabajo de difusión
blar por igual a los doctos y a los de sus reflexiones en numerosas
escolares. Pero reconozco que tal universidades de México, América
sencillez sólo es privilegio de unos Latina y Europa y sus continuos
cuantos elegidos”. Estas palabras con debates y combates en pro de una
que el historiador francés Marc Bloch historia crítica. Experiencia que le
iniciaba su manuscrito Apología para permite dialogar —con la misma cla-
la historia o el oficio de historiador, pu- ridad y profundidad— tanto con
blicado hace ya más de 50 años con un lector especializado como con un
el título de Introducción a la historia, público más amplio.
pueden ser aplicadas, en toda su ex- Las contribuciones de Aguirre
tensión, a la obra del historiador a los debates historiográficos con-
mexicano Carlos Antonio Aguirre, El temporáneos son numerosas. Por
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un lado, el autor ha profundizado en México sino en todo el continente,


el conocimiento de la evolución de uno de los pioneros de los
y el desarrollo de la mal llamada Annales.
Escuela de los Annales, una de las Pero las preocupaciones de Agui-
más importantes tendencias historio- rre no se agotan en su reflexión
gráficas desarrollada durante el siglo sobre las contribuciones de esta im-
XX. En esta dirección ha indagado portante corriente historiográfica
sobre los aportes de dicha corriente francesa, sino que su interés por
en el contexto de la historiografía la historiografía del siglo XX le ha
y las ciencias sociales francesas, así permitido incursionar en otras ten-
como sobre su recepción en América dencias igualmente significativas
Latina, sin limitarse únicamente a como la microhistoria italiana de
hacer un balance positivo de una Carlo Ginzburg y Giovani Levi, así
historia que ya transcurrió, sino rea- como la historia socialista británica
lizando una evaluación crítica que de Edward Thompson.
alimenta el ejercicio prospectivo Al mismo tiempo hay que destacar
de la discusión en torno a la renova- el interés de Aguirre hacia los pro-
ción historiográfica actual. Fruto de blemas de la teoría y la filosofía de la
este trabajo son, entre otros libros: historia. Estos aportes se han plas-
Los Annales y la historiografía francesa mado en numerosos artículos y ensa-
y La Escuela de los Annales: ayer, hoy, yos, entre otros: “¿Qué es la historia
mañana. de las mentalidades? Auge y decli-
Profundo conocedor de la obra de nación de un tema historiográfico”;
Fernand Braudel, Aguirre ha sido “La biografía como género histo-
autor de numerosos ensayos sobre riográfico”; “Walter Benjamin y las
el itinerario intelectual de este his- lecciones de una historia vista a con-
toriador francés, reconstruyendo epi- trapelo”, y “Repensando las ciencias
sodios muy poco conocidos de su sociales actuales: el caso de los dis-
biografía como su estancia en Brasil cursos históricos en la historia de
como miembro de la misión france- la modernidad”.
sa y su contribución a la fundación Por otro lado, sobresale en el ta-
de la Universidad de São Paulo en lante intelectual y humano de Carlos
ese país. Todo ello como parte de A. Aguirre su incansable actividad
una investigación de más largo al- dirigida a abrir espacios de debate
cance, que apunta hacia la elabora- en torno a la disciplina histórica y
ción de una biografía intelectual de la difusión de la obra de los histo-
Braudel y cuyos libros Braudel a deba- riadores que más le han aportado al
te y Braudel y las ciencias sociales, cons- desarrollo de la ciencia histórica.
tituyen dos escalones importantes En este sentido, ha sido uno de los
en tal dirección. Otro tanto podría miembros fundadores de la Asso-
decirse de sus escritos en torno a la ciation Marc Bloch, con sede en
obra de Marc Bloch, que han con- Francia, y promotor y organizador
tribuido a la difusión, no sólo en de las Primeras Jornadas Braude-
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lianas Internacionales que, en su máticos que toda concepción histó-


momento, aglutinaron a historiado- rica contemporánea está obligada a
res y científicos sociales de Europa, plantearse: el objeto de la ciencia
América Latina y Norteamérica. histórica, las relaciones pasado-pre-
Consecuente con su visión de que sente, el problema de la objetividad
la historia estudia tanto el “pasado” y neutralidad histórica, la noción del
como el más reciente presente, Agui- tiempo histórico, la idea del progreso
rre ha asumido posturas analíticas y y el papel de la narración histórica,
críticas frente a temas de candente entre otros.
actualidad, como el levantamiento za- Ciertamente no es el primer es-
patista en Chiapas, los atentados a fuerzo en esta dirección. Otros histo-
las torres gemelas en los Estados riadores han ensayado reflexiones
Unidos y la reciente guerra de Irak, en tal sentido; recordemos por ejem-
reflexiones éstas que han cristalizado plo las conferencias dictadas por
en artículos como “Chiapas, América el historiador inglés Edward Carr en
Latina y el sistema-mundo”, que pos- enero-marzo de 1961 en la Univer-
teriormente fue incorporado, con sidad de Cambridge y publicadas
contribuciones de otros científicos en un libro titulado ¿Qué es la histo-
sociales, en un libro más amplio edi- ria?, donde se aborda el problema
tado bajo el título Chiapas en perspecti- de los hechos, la sociedad y los indi-
va histórica. “América Latina después viduos; el problema de la causalidad
del 11 de septiembre” y, más recien- y la historia como progreso. En Fran-
temente, “Las lecciones de Irak”, son cia Jacques Le Goff ha emprendido
ensayos en donde examina el con- un ejercicio similar en su libro Pensar
texto económico y geopolítico de la la historia, donde debate la historia
invasión a Irak, y los grupos de inte- como ciencia, el oficio del historia-
rés que hoy gobiernan en los Estados dor, la historia hoy, las relaciones
Unidos. pasado y presente y la reflexión sobre
El Antimanual del mal historiador el progreso. Lo mismo puede decir-
es, pues, la síntesis de una obra ma- se del historiador alemán George
dura y unitaria de un especialista de Iggers en su libro La ciencia histórica
primera línea, que tiene en su haber en el siglo XX, donde se ocupa de los
un amplio y denso recorrido intelec- debates historiográficos de los últi-
tual. Se trata de un texto que retoma mos cinco lustros.
la preocupación que Marc Bloch Más de cerca es conocido por to-
trabajó y que no alcanzó a concluir, dos los estudiantes de historia de
en su ya mencionada Apología para buena parte de América Latina, el
la historia o el oficio del historiador, pro- manual elaborado por el profesor
yecto en el cual trabajó Bloch hasta Ciro Cardoso, Los métodos de la historia,
su detención y posterior asesinato realizado en coautoría con Héctor
por las fuerzas nazis de invasión. Pérez Brignoli, y su posterior Intro-
El libro que aquí reseñamos logra ducción al trabajo de la investigación
avanzar en varios de los ejes proble- histórica, publicado a finales de los
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años setenta, donde se abordan crítico, “atenta a la teoría, la filosofía


los problemas, métodos y técnicas y la metodología, a la vez que se rei-
de la historia demográfica, económi- vindica como abierta y vasta en la
ca y social y se tratan en detalle los definición de su objeto, sus fuentes,
problemas epistemológicos, teóricos sus técnicas, sus modelos y sus para-
y metodológicos generales de la his- digmas más esenciales” (p. 33).
toria con observaciones prácticas Por otro lado, destaca el acento
acerca de cómo organizar y llevar a que el Antimanual coloca en los de-
cabo una investigación histórica. bates historiográficos más contem-
Esta rápida enumeración es una poráneos y que aporta al lector una
muestra de algunos esfuerzos dirigi- visión de conjunto en torno a las
dos a exponer y difundir los con- diferentes corrientes historiográficas
ceptos, los métodos y los problemas del siglo XX. En este sentido, el Anti-
de la disciplina histórica entre el manual del mal historiador ofrece un
público, el mundo académico y los cuadro de los estudios históricos de
historiadores mismos. Sin embargo, la historiografía europea en el siglo
el Antimanual del mal historiador, si que acaba de concluir. A través de
bien comparte con ellos algunos sus páginas el autor nos ilustra —en
elementos, reviste características que permanente debate con la historia
lo hacen sustancialmente diferente y, positivista— sobre ese itinerario de la
por lo mismo, lo convierten en una historiografía en los últimos cien años,
novedad bibliográfica. que abarca desde los modelos de
Por un lado, empecemos por se- construcción histórica de la Escuela
ñalar que no se trata de un manual de los Annales, hasta las propuestas
tradicional, que se ocupe de intro- de historia cultural de la micro-histo-
ducir directamente a los lectores en ria italiana y la llamada cuarta gene-
los conceptos, métodos y temáticas ración de los Annales, sin olvidar,
de la historia sino que, en contraste desde luego, los modelos sobre el
con éstos —y de allí su título—, el capitalismo de Fernand Braudel y la
Antimanual parte de una serie de historia social inglesa. Esta mirada a
antidefiniciones, antinociones y an- la historiografía tiene la virtud de
ticonceptos de lo que se debe enten- que no se agota en los historiadores
der por historia, de su objeto especí- de profesión, sino que incluye las
fico de estudio, de sus métodos aportaciones de otros pensadores
principales y sus técnicas fundamen- de las ciencias sociales, entre los que
tales, de sus objetivos, de sus resulta- cabe mencionar aquí a Norbert
dos, sus modelos, teorías, categorías Elias, Walter Benjamin e Immanuel
y problemáticas esenciales, tomando Wallerstein. Todo lo cual redunda en
partido abiertamente por una histo- un cuadro historiográfico de gran
ria más densa y más profunda, aun- utilidad para los estudiantes que se
que también más difícil y compleja, forman en una disciplina que no
una historia que se inscribe en las deja de ampliarse, redefinirse y trans-
tradiciones del pensamiento social formarse permanentemente.
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En esta misma dirección, el culos académicos. Se trata, así, de un


Antimanual reivindica la actualidad trabajo sistemático de crítica perma-
del pensamiento de Marx, y lo desta- nente a las historias oficiales de corte
ca como una pieza fundamental en positivista, que toma distancia frente
la construcción de una historia crí- a una historia que ha ignorado a los
tica. No extraña entonces que dedi- indígenas, a las mujeres, a los cam-
que un capítulo entero a reflexionar pesinos, a los obreros y a las grandes
sobre las aportaciones de Marx, de masas populares en general, y que
quien afirma que sentó ha centrado su atención en el estu-
dio de la vida de los grandes héroes,
los fundamentos de la historia surgidos de las élites y las clases
crítica, tal como ahora es posible dominantes. A esta forma de hacer
concebirla, y tal como ella se ha historia, Aguirre contrapone una his-
ido desarrollando a lo largo de los toria crítica no como un proyecto
últimos ciento cincuenta años, ya
acabado sino en construcción,
que no existe duda respecto al
hecho de que, después de Marx
una historia que se dedica perma-
y apoyándose en mayor o menor
nentemente a descubrir, y luego
medida en el tipo de historia crí-
a explorar y colonizar progresi-
tica y científica que él ha promo-
vamente los múltiples nuevos te-
vido y establecido, se han ido afir-
rritorios que cada generación
mando, a lo largo de todo el siglo
sucesiva de historiadores le apor-
XX y hasta hoy, distintas corrien-
ta[...]renovando con cada nueva
tes, autores y trabajos que, pro-
coyuntura histórica general los
clamándose abiertamente “mar-
temas y campos de la investiga-
xistas”, han alimentado de manera
ción histórica, igual que los nuevos
considerable el acervo de los pro-
territorios, las técnicas, los proce-
gresos y desarrollos de toda la his-
dimientos, los paradigmas meto-
toriografía del siglo XX (p. 56).
dológicos y los modelos, concep-
tos y teorías que utiliza, aplica,
Eso sí, dejando en claro su radical construye e incorpora esa misma
distanciamiento frente a las versiones ciencia de la historia (p. 88).
manualescas de los marxismos vul-
gares que proliferaron en el siglo pa- Pero esta postura crítica no se queda
sado, y advirtiendo que la crisis en un simple ejercicio de contempla-
irreversible de los proyectos del “so- ción discursiva o vana erudición, sino
cialismo real”, en modo alguno ha que —y aquí está otro de los grandes
significado el fin del discurso crítico méritos del libro— le acompaña una
y de la historiografía marxista. intención pedagógica, que busca
Asimismo, el Antimanual ofrece promover en el lector una actitud
un claro interés por repensar la his- no sólo de reflexión sino también de
toria, el oficio del historiador y la aprendizaje en el modo de abordar
historiografía de una manera diferen- y pensar los hechos históricos. El
te a la hasta hoy dominante en los cír- Antimanual busca, así, abrir el espa-
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cio y contribuir a crear las condi- damente de las nuevas realidades


ciones para la formación de buenos de la historia, sino en que aporta he-
historiadores críticos, presentando rramientas intelectuales necesarias
de modo accesible a un amplio públi- para intervenir eficazmente en la
co, un conjunto de ideas y propues- construcción renovada de esa histo-
tas, complejas y elaboradas, de lo que ria. Se trata entonces de una historia
comprometida con el presente.
debería ser y es en verdad la his- Finalmente, pero no por ello me-
toria más actual y más de van- nos importante, el Antimanual pre-
guardia. Pero no convirtiendo senta un extenso y selecto anexo
esas propuestas e ideas en tesis bibliográfico, en diez páginas, de lo
y nociones simples, sino más bien
que constituye la bibliografía esen-
reformulándolas de una manera
cial y actualizada del buen histo-
sencilla, que a la vez que mantie-
ne su complejidad, las ilustra con riador.
ciertos ejemplos y las desmenuza El libro consta de seis capítulos.
con más detalle, retraduciéndolas Los dos primeros están destinados
a un lenguaje más cercano y ase- a criticar una visión anacrónica y li-
quible a ese amplio público mitada de lo que es y debería ser
(p. 18). la historia. En ellos la crítica adquie-
re una forma novedosa: por un lado,
Por eso el Antimanual conjuga una a través de las antidefiniciones y,
lectura amena, científica y divulga- por el otro, a través de lo que el autor
tiva, que confronta el lenguaje de- denomina “los siete pecados capita-
liberadamente oscuro, la confusión les del mal historiador”.
de ideas, el mal uso de conceptos En relación con el primer punto
científicos y la hábil manipulación —las antidefiniciones—, el autor
de una rebuscada terminología tanto parte de una definición negativa de lo
científica como no científica que que no es la historia, esto es, de la his-
caracterizan a las “imposturas inte- toria que no debe seguir haciéndose
lectuales”, y que encierran cada vez ni enseñándose. Esta lógica, que nos
más a los intelectuales en debates evoca el método de enseñanza socrá-
estériles, aislados de los movimien- tico, permite, mediante una antidefi-
tos sociales que tienen lugar fuera nicion (lo que no es), identificar con
de su torre de marfil, como bien lo más precisión los contornos de la his-
han caracterizado los científicos toria tradicional y ayuda a despejar el
norteamericanos Alan Sokal y Jean camino para su superación y la puesta
Bricmont (Cfr. Imposturas intelectua- en práctica de otra historia, comple-
les. Barcelona: Paidós, 1999, p. 226). tamente diferente y nueva.
Otra característica peculiar del Estas antidefiniciones toman
Antimanual reside no sólo en que cuerpo en una serie de proposicio-
intenta construir un nuevo tipo de nes que nos van dando el perfil de
saber histórico y de discurso histo- cómo se define y practica la historia
riográfico, que dé cuenta adecua- tradicional, esto es, una historia que
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se ocupa exclusivamente de los la teoría, la metodología y la histo-


hechos y situaciones del pasado y riografía. Una historia que en con-
limita el oficio del historiador a la traposición con los enfoques positi-
tarea del anticuario; una historia que vistas reivindica el trabajo de la in-
se construye sólo en los archivos, terpretación y de la explicación his-
que no trasciende los estrechos lími- tórica; una historia hecha “desde
tes de lo local, nacional o regional; abajo” y que se pregunta acerca de
una historia encerrada en sí misma, los modos como han cambiado las
con un sello marcadamente empiris- formas de conflicto entre las clases,
ta y antiteórico, que reduce la historia los hábitos y las cosmovisiones cul-
a simples cronologías o recuentos su- turales; una historia que describe
cesivos de gobernantes y batallas, y un tiempo social e histórico múltiple
a un ejercicio puramente memorís- y, a la vez, heterogéneo y variable;
tico de fechas, lugares, datos, cifras y una historia científicamente obje-
anécdotas. Una historia hecha desde tiva, que asume sin conflictos los
arriba, convertida en un mecanismo sesgos de su trabajo y de su resulta-
de legitimación de las clases hege- do historiográfico.
mónicas y los poderes existentes. En los capítulos siguientes, Agui-
En un segundo capítulo, estas rre trata de mostrar que es posible
antidefiniciones vienen acompaña- construir una historia distinta y
das de lo que el autor denomina me- mejor siguiendo las lecciones que
tafóricamente “los siete (y más) peca- nos legó el pensamiento histórico
dos capitales del historiador” que es crítico en ese largo siglo XX (que el
necesario superar para posibilitar autor enmarca en los últimos 150
otro tipo de historia, verdaderamen- años). Las páginas finales consti-
te científica y crítica. Y así, por las vías tuyen así un recorrido prospectivo
del método dialéctico —esto es, a por los aportes aún vigentes para
través de la negación de esa histo- el proceso más global de construc-
ria tradicional— va emergiendo otra ción de una historia genuinamente
cara de la historia que reivindica crítica, derivados tanto del marxismo
tanto el pasado como el presente, su- en su versión originaria, como de
perando la falsa y artificial dicoto- los Annales durante su primer ciclo
mía entre uno y otro; una historia de vida, que cubre el periodo de los
que se construye no sólo en los ar- años 1929 a 1968, para concluir con
chivos sino, también, en la obser- las lecciones de la historiografía que
vación del presente y el pasado en dejan las tres últimas décadas trans-
todas sus múltiples y variadas mani- curridas y que tienen como parte-
festaciones; una historia que rompe aguas el movimiento de 1968.
totalmente con los marcos naciona- Quizás, desde una perspectiva más
les y disciplinarios que enmarcan el regional, uno pueda discutir con el
oficio tradicional del historiador; autor la significación o no de esta
una historia que no ignora los pro- fecha emblemática, en atención a
blemas fundamentales de la filosofía, procesos tan relevantes para la Amé-
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rica Latina como lo fueron, en su ciones metodológicas de la corriente


momento, el triunfo de la primera italiana de la microhistoria, que pos-
revolución socialista en América tulan tanto la posibilidad del cambio
Latina en 1959; la victoria, por las de escala en que un problema his-
vías electorales, de la Unidad Popu- tórico puede ser analizado y resuelto,
lar encabezada por el socialista Sal- como el llamado “paradigma indicia-
vador Allende en el Chile de 1970, o rio” teorizado por Carlo Guinzburg,
el ascenso al poder de los sandinis- sin dejar de lado las aportaciones
tas en 1979. Pero independiente- de sociólogos como Immanuel
mente de que nos adelantemos, atra- Wallerstein, con su perspectiva del
semos o mantengamos el 68 como análisis del sistema mundo.
fecha referencial, igualmente válida Recorridas las 159 páginas de esta
para América Latina, es difícil no primera edición del Antimanual,
coincidir con el autor en que, por lo que por primera vez el público co-
menos en el último cuarto de siglo, lombiano podrá degustar (el libro
cuenta ya con una edición mexicana
la historia y la historiografía se y otra argentina), resultan claras al-
han visto totalmente sacudidas y gunas lecciones para el lector, el
transformadas de raíz, renován- mundo académico y los historiado-
dose una vez más y dando lugar res mismos, que desafortunadamente
tanto al nacimiento de nuevas
desconocen buena parte de la pro-
corrientes historiográficas, con
ducción histórica de Carlos Aguirre,
nuevos paradigmas, métodos y
perspectivas sobre el oficio de his- pero que podrán nutrirse ahora de
toriador, como también a la trans- los debates que el autor propone en
formación profunda e igual re- este libro, para hacer frente a una
novación de algunas antiguas historiografía nacional que se ha
corrientes o tendencias historio- centrado en el pasado colonial o en
gráfica ya existentes (p. 99). el siglo XIX y que sólo excepcional-
mente ha abordado las problemá-
Dan cuenta de estos cambios —como ticas históricas más actuales y con-
bien lo sustenta Carlos Aguirre—, temporáneas del los siglos XX y XXI.
por un lado, los más recientes desa- Una historiografía que ha divor-
rrollos de la corriente francesa de ciado tajantemente la investigación
los Annales, en especial lo que el histórica de la enseñanza de la misma,
autor denomina “la cuarta genera- ya que mientras en los claustros
ción de Annales” y su nuevo modelo universitarios propone novedosas mi-
de una historia social de las prácticas radas para el estudio de la socie-
culturales, asociado a la figura de dad colombiana, reduce la práctica
Roger Chartier. Por otro lado, los docente en los niveles de formación
desarrollos de la “historia marxista primaria y secundaria a un vacuo
y socialista británica contemporánea” ejercicio de memorización de nom-
en sus diversas tendencias y sub- bres, fechas y acontecimientos, lejos
grupos. Y junto a ella, las contribu- de cualquier esfuerzo de análisis e
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interpretación crítica; una historio- social, donde se siguen criminalizan-


grafía que en su momento supo do los movimientos sociales y las
confrontar las visiones románticas expresiones legítimas de protesta, la
y positivistas de la Academia de His- obra de Carlos Antonio Aguirre es
toria, legitimadoras del biparti- una profunda lección que los histo-
dismo tradicional, pero que ahora riadores y científicos sociales debe-
ha naufragado entre modas insulsas mos recoger porque, como nos lo re-
recibidas acríticamente, atentas a cuerda Marc Bloch, “la incompren-
las demandas editoriales y a los sión del presente nace fatalmente
cantos de sirena de los gobernantes de la ignorancia del pasado. Pero no
en turno. es, quizás, menos vano esforzarse
En un país sumido en una pro- por comprender el pasado si no se
funda crisis económica, política y sabe nada del presente”.

Erick D. Langer y Elena Muñoz, coords. 2003. Contemporary Indigenous Move-


ments in Latin America. Wilmington, DE: Jaguars Books on Latin America,
número 25.
Flavia Freidenberg
Universidad de Salamanca, España

E
N LAS ÚLTIMAS DÉCADAS, las le fueron concedidos en el momento
comunidades indígenas se de formación de los estados-nación
han ido convirtiendo en acto- como al resto de la población. No
res cada vez más significativos en obstante que los primeros movimien-
América Latina, tanto en países don- tos se organizaron en época de dic-
de son el sector mayoritario de la taduras, como en la de Hugo Bánzer
sociedad (Bolivia, Guatemala, Ecua- en Bolivia (1971-1978), la de Augus-
dor) como en aquellos otros donde to Pinochet en Chile (1973-1989) y
son una minoría (Brasil, Chile). Si la de Efraín Ríos Montt en Guate-
bien la población indígena constitu- mala (1982-1985), ha sido apenas
ye cerca del diez por ciento del total con la democracia que los indígenas
de América Latina (algo más de 40 formaron organizaciones y movimien-
millones de personas), históricamen- tos más estructurados. El hecho de
te se ha mantenido al margen de las que tras siglos de exclusión se co-
instituciones formales de los siste- menzaran a constituir organizaciones
mas políticos. Esto ha sido así a pesar y movimientos sociales que desarro-
de que los derechos de ciudadanía llaran una identidad étnica propia y

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