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Investigación efectuada por: Rosa María Bardales Azañedo

alumna de la Facultad de Economía de la Universidad de Lima

Escuela de Friburgo

La Escuela de Friburgo, también llamada Escuela del Ordoliberalismo es una


escuela de pensamiento económico fundaba en los años 1930 en la Universidad de
Friburgo en Alemania por el economista Walter Eucken y dos juristas, Franz Böhm y
Hans Großmann-Doerth.1

Wilhelm Röpke, Alfred Müller-Armack y Alexander Rüstow a pesar de no ser


miembros de la Escuela de Friburgo, colaboraron junto con ella en el desarrollo del
Ordoliberalismo. 2

Durante los años 30', la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad


de Friburgo combinaba entre sus estudios las ciencias jurídicas con la economía;
este enfoque mixto sería la posterior característica de la Escuela de Friburgo que
se puede notar en los primeros cuestionamientos que hacían los ordoliberales sobre
las bases constitucionales que debía tener una economía libre para desarrollarse de
manera sana en una sociedad democrática, lo que da nombre al ordoliberalismo o
"liberalismo del orden".

La Economía Social de Mercado es un ordenamiento económico, esto es un conjunto


articulado de principios que permiten establecer y conducir el que hacer
económico de un país. Tiene su origen en el ordoliberalismo promovido por la
escuela de Friburgo; que se fundamentaba en la propiedad privada de los medios
de producción y en la formación libre de los precios del mercado. Pero,
reconociendo que el orden competitivo no se da naturalmente, y que por tanto
debe ser organizado como un programa estatal a través del ordenamiento jurídico.

Según Hugo Yaconi destacado empresario chileno, se reconoce que la Economía


Social de Mercado:

 Es economía porque pretende solucionar las necesidades de


producción y distribución de bienes en una sociedad.
 Es social porque tiene como finalidad alcanzar la expansión y
satisfacción de todos los habitantes del país y no de un grupo o
sector de él.
 Es mercado, porque regula el proceso económico apoyándose en la
iniciativa de los factores de producción y en la libertad de los
consumidores para satisfacer sus necesidades.

El ordoliberalismo no fue concebido como un sistema completo filosófico-político.


Sin embargo, la tarea que se plantearon Ropke, Muller-Armack, Eucken, Bohm,
Erhard, entre otros fue superar la dialéctica entre capitalismo y socialismo,
profundizando sobre la articulación de lo político y lo económico en la vida social.
La actitud de laissez-faire del antiguo liberalismo se considera ineficaz para poder
defenderse del aparición del colectivismo, porque ambos sistemas políticos y
económicos parten de supuestos filosóficos economicistas, apoyándose en una
antropología que lleva a una "ceguera" moral, espiritual, sociológica y cultural.

1
http://es.wikipedia.org/wiki/Escuela_de_Friburgo
2
http://escuela-de-friburgo.boonic.com/
El pensamiento en ordenes de la escuela de Friburgo, el humanismo económico de
Ropke y la concepción de la economía social de mercado de Muller-Armack suponen
una cierta ruptura con la teoría liberal anterior. La filosofía política y social
ropkiana descansa en el principio filosófico del balance y la armonía. La praxis
humana con sus diversos subsistemas ha de buscar la armonía entre sus
condicionantes y sus instancias directivas (ética y religión). El fortalecimiento de la
sociedad civil en Ropke no se enfrenta con el estado, pero tampoco significa el
abandono de la sociedad a manos del mercado, sino que se apoya principalmente
en el papel político de las instituciones sociales anteriores al estado.3

El ordoliberalismo de la Escuela de Friburgo contribuyó con la mayor parte de los


fundamentos teóricos de la Economía social de mercado que se desarrolló en
Europa después de la Segunda guerra mundial. A esa teoría también contribuyeron
personajes tales como Alfred Müller-Armack, Wilhelm Röpke y Alexander Rüstow
quienes, si bien compartían muchas ideas de la ESM, no fueron parte de la Escuela
y tuvieron notables diferencias de opinión en ciertos aspectos de la teoría.
Entre los principales personajes de esta escuela se encuentran Franz Böhm, Edith
Eucken-Erdsieck, Walter Eucken, Hans Gestrich, Hans Großmann-Doerth, Paul
Hensel, Friedrich Lutz, Karl Friedrich Maier, Fritz Meyer y Leonhard Miksch.
Las teorías de la Escuela de Friburgo apuntan a que un mercado perfectamente
competitivo es la forma más eficiente de organizar una sociedad, pero que este
orden no se puede lograr de manera espontánea y en completa libertad, sino que
requiere de un marco institucional del Estado para poder desarrollarse. Apoyaban
la intervención estatal si eso aseguraba el funcionamiento de los mecanismos de
mercado y la competitividad y también apoyaban una política social mínima que
ayudase a las personas en las situaciones cambiantes de la vida.
El concepto de la Economía social de mercado rescata muchas de las ideas de la
Escuela, pero es mucho más representativo de las ideas de Alfred Müller-Armack,
quien aceptaba que el orden generado por el mercado en un marco institucional
era la manera más eficiente de organizar una sociedad, pero que no bastaba para
crear un orden ético y saludable, por lo que consideraba que el Estado debía tener
una política social permanente, algo que no está presente en las ideas de la
Escuela de Friburgo.
Las bases de la ESM se inspiran en las ideas del ordoliberalismo, la ética
protestante así como la doctrina social de la iglesia católica con sus principios
pilares que son la solidaridad y subsidiaridad. La solidaridad que mira al bien
común y la subsidiaridad que nos dice que lo que puede hacer el individuo o la
sociedad más pequeña que no lo haga la sociedad más grande. O dicho en términos
económicos: tanto mercado cuanto sea posible y tanto estado cuanto sea
necesario. En esto se basa, en Alemania, la descentralización política y
administrativa.4

3
http://www.cibernetia.com/tesis_es/HISTORIA/HISTORIAS_ESPECIALIZADAS/HISTORIA_DE_
LA_FILOSOFIA/3
4
http://www.cka.com.mx/conferencias03/ConferenciaKlausShaffler.doc
El ordoliberalismo en la primera fase de la integración europea

Aunque el punto de partida es indudablemente la propuesta ordoliberal, no vamos


a hacer una reconstrucción de ésta, sólo fijaremos los puntos fundamentales para
verificar la interpretación de la ruptura de la UEM (Unión Económica Monetaria)
con la Escuela de Friburgo.

Ciertamente, el abandono del postulado liberal del no intervencionismo establece


una nueva relación entre economía y política en la que el papel del Estado resulta
central en el establecimiento del orden económico y en la garantía de su
funcionamiento. Sin embargo el papel del poder público aún esencial en esta
construcción, no deja de ser en función a las exigencias del mantenimiento del
mercado. No es sólo que el mercado asuma una centralidad indiscutida, sino que el
Estado es el garante de esa posición y de su funcionamiento y eficacia. Se produce,
pues, una función de la política en esta nueva relación que invierte la que más
tarde se construirá en el constitucionalismo social. El intervencionismo público es
justificado en orden a salvaguardar los mecanismos de funcionamiento del
mercado. Es un intervencionismo tutelar-garantista del mercado.

Desde la perspectiva jurídica, el ordoliberalismo comparte la lógica liberal,


corregida, puesto que se corresponde con el liberalismo jurídico. La construcción
jurídica de la intervención estatal se fundamenta en la concepción liberal de los
derechos y en la concepción de la legalidad del “Estado de derecho”5.
Paradigmática resulta la formulación de Böhm en la que menciona el mercado se
concilia con la constitución democrática del Estado no solo porque sus tareas están
reducidas al mínimo de la forma más económica posible, sino también porque se
combina a la perfección con la democracia política en cuanto aquella expresa un
proceso democrático. Democrático es también el orden de la competencia, que
respeta los deseos de consumo de los ciudadanos en la forma y en los contenidos en
los cuales son hechos valer6

La apertura al intervencionismo estatal posibilitará una ampliación del espacio


público, que se extenderá a la política social y a la intervención sobre la
coyuntura. La “economía social de mercado” en las formulaciones de la Escuela,
sin embargo, se considerará siempre subordinada a la lógica del mercado y
encontrará sus límites en su preservación. “La creación de un derecho social es
también, sin duda, un presupuesto necesario del funcionamiento de la economía de
mercado: en una economía de mercado así asegurada hay numerosos mecanismos
para realizar tareas sociales, sin perturbación del mecanismo de mercado. Así
como una intervención sobre los precios es, casi siempre, perjudicial, no existen
inconvenientes para una desviación político-social de los ingresos, mientras la
dirección respete aquellos límites dentro de los cuales se conserven
suficientemente los estímulos del mercado”7. La intervención social es siempre
subalterna y está limitada por las exigencias del mercado y de las normas de la
competencia. Incluso, más tarde, Muller-Armack, en lo que denominará la segunda
fase de la “economía social de mercado”, no cambiará sustancialmente este
planteamiento. Las alusiones a la composición de intereses y el acento,
aparentemente más marcado del distanciamiento con el liberalismo no
intervencionista y la política social, no evitaran otorgar a la “economía social de

5
R. MICCU, “Economía e costituzione”, una lectura della cultura giuspubblicistica tudesca”
6
F. BÖHM, citado por Di Nella en “la scuola di Friburgo…”
7
A. MULLER-ARMACK, “Las ordenaciones económicas desde el punto de vista social” en La
economía de mercado, Sociedad de estudios y publicaciones, Madrid, 1963, pp. 81 y ss.
mercado” un carácter subalterno respecto a la intervención social, que siempre
encontrará sus límites en la lógica del mercado.

Estas alusiones nos ayudan a entender la lógica de la intervención pública


ordoliberal, funcional a la construcción del mercado y a la garantía de su
funcionamiento, y a la confinación, en un papel residual, a la política social,
también funcional con el mercado, funcionalidad que se manifiesta imponiendo una
compatibilidad subalterna de aquella a éste.

Volvamos a la Constitución económica europea. La periodización de las fases de la


constitución económica encuentra en la doctrina una cierta coincidencia. Unos
distinguen entre la “Unión aduanera”, el “mercado común” y la “Unión Económica
y Monetaria”. En los años cincuenta, un momento de inflexión en los años ochenta,
coetáneo con el “Acta Única”, y el momento actual del debate, simbolizado por la
introducción formal del término “economía social de mercado”. Como se ve hay
una cierta coincidencia. El momento de ruptura-inflexión se materializa
formalmente en el Tratado de Maastricht8, es decir con la UEM, aunque los
prolegómenos del “Acta Única” que abre un intenso proceso de liberalización de los
mercados, sea también destacada.

Sobre el momento fundacional, el peso ordoliberal no parece despertar


discrepancias, es extensamente reconocido. Posiblemente la interpretación más
interesante que nos interesa reseñar es la contraposición entre el modelo de los
Tratados y el constitucionalismo social9, que considera que los modelos:
comunitario y nacionales, forman parte de una única propuesta que los
compatibiliza complementándose. Frente a una construcción compleja de reparto
de espacios que se complementan, expresados en la fórmula “Keynes en casa y
Smith fuera”.

La separación de espacios en el constitucionalismo económico de la postguerra


europea, permite una separación entre integración económica (europea) y Estado
social. Introduce lógicas contradictorias, que conviven por la separación de
espacios, pero no por ello dejan de expresar modelos contradictorios; “…es decir,
la separación entre la dimensión social y la institucionalización de un “sistema de
libre competencia” europeizado. Esto era evidentemente muy del gusto de los
ordoliberales. Según ellos, el gobierno europeo no podía ser distorsionado por las
funciones políticas que requerían una legitimidad política, que no puede existir
más que en virtud de instituciones propias de las democracias constitucionales”10.

La interpretación expuesta presenta como contradictorios e incompatibles los


modelos, cuestión ésta que nos interesa destacar para próximos observaciones.
Frente a esta interpretación mayoritaria se contrapone otra que pretende afirmar
la neutralidad de los Tratados respecto al modelo de Constitución económica.
Tosato entiende que durante esta primera fase fue prevalente el principio de
neutralidad. “Hasta el final de los años setenta se ha asistido a una absoluta
prevalencia del principio de neutralidad. En efecto, en este periodo no se han
encontrado casos significativos de medidas estatales de ayuda a las empresas
públicas, que hayan sido censuradas aplicando las normas comunitarias sobre las
ayudas públicas…En la práctica, empresas públicas y empresas privadas han vivido,

8
M. E. STREIT, y W. MUSSLER, “The economic constitution of the European Community:
From Rome to Maastricht”
9
C. JOERGES, “What is left of European Economic Constitution?”
10
C. JOERGES, “What is left of European Economic Constitution?”
en el ámbito comunitario, bajo dos regímenes distintos, gozando, las primeras, de
una sustancial inmunidad respecto a los vínculos del mercado y de la
competencia”11.

Aunque los Tratados mismos limiten significativamente el alcance de esa


declaración. Este mismo autor reconoce que a la referencia a la propiedad se
contrapone la regulación de las normas sobre la competencia, que establece la
igualdad de trato entre empresas públicas y privadas. Esta sumisión a las normas de
la competencia de las empresas públicas limita la intervención económica del
Estado, privándole de un instrumento interventor de evidente relevancia. La
sumisión de estas empresas a la lógica del mercado las desnaturaliza. Desde el
punto de vista normativo-formal, los tratados no son neutrales. Lo que permite
sostener la neutralidad de la primera Constitución económica comunitaria es el
momento del proceso de integración. La fase inicial de la integración europea,
definida por algunos como la “unión aduanera”, permitía una atenuación de las
previsiones de los Tratados en su aplicación.

Esta flexibilidad política, determinada por la prioridad de objetivos y la lógica


evolutiva en la materialización de las previsiones del derecho primario
comunitario, explica la separación relativa de los espacios estatal y comunitario y
la relación de dos constituciones económicas contrapuestas: la comunitaria y la de
los Estados miembros vinculada al constitucionalismo social.

Fuera de esta consideración, la neutralidad de la constitución económica


comunitaria no se sostiene. La exclusividad del mercado como definidor de la
acción comunitaria, que se constituye como principio irrevocable, excluye la
neutralidad y la vincula al proyecto ordoliberal. La Constitución económica
comunitaria, ya en primera fase de la integración europea, se contrapone al
constitucionalismo económico del Estado social. El ámbito comunitario se
configuraba como el refugio ordoliberal, sobre el que establece la futura
hegemonía.12

La economía social de mercado, que se presenta como una síntesis entre el


liberalismo económico y la solidaridad social, se inspiró en el “ordoliberalismo”,
una doctrina desarrollada por la Escuela de Friburgo.

Si bien el ordoliberalismo postula la libertad económica, uno de sus promotores,


Wilhelm Röpke, precisa en todo caso que “la economía de mercado es una
condición necesaria pero no suficiente para una sociedad libre, justa y ordenada”.
Erhard acomodó según eso su ordoliberalismo a una buena dosis de política social,
inspirada a menudo en el cristianismo. El compromiso resultante, mezcla de
permisividad económica y organización social, se convirtió en el signo distintivo de
la Democracia Cristiana alemana. Pero también caracterizó, bajo diversas formas,
a los partidos democratacristianos en Italia, Bélgica y Francia.

Con excepción del partido francés, el Movimiento Republicano Popular, que tras su
creación luego de la liberación se situó a la izquierda antes de deslizarse poco a
poco hacia la centroderecha, el resto de las formaciones se ancló en la derecha. Es
el caso de Bélgica, Holanda, Italia o Alemania. Pero tienen en común el rechazo al

11
G. L. TOSATO, “Osservazioni in tema di costituzione económica dell’Unione europea” en
Le riforme istituzionale e la partecipazione dell’Italia all’Unione europea, Giuffrè, Milan,
2002, pp. 57 y ss.
12
http://www.ugr.es/~redce/REDCE8/articulos/02MaestroBuelga.htm
liberalismo por desconfianza hacia el capitalismo, en la línea del personalismo
cristiano.

Contribuirían también, una vez en el poder, al establecimiento de grandes sistemas


de protección social. “Esta familia política fue protagonista de la construcción del
Estado-providencia”, explica Pascal Delwit, de la Universidad Libre de Bruselas. Los
democratacristianos, indica, aceptan la economía de mercado pero, a diferencia de
la derecha clásica, prestan “una atención sostenida a la cuestión social”13.

Según el ordoliberalismo, el Estado debe crear un adecuado ambiente legal para la


economía y mantener un nivel saludable de competitividad a través de medidas
que adhieran a los principios del libre mercado. En relación a esto, si el Estado no
toma una posición activa para incentivar la competencia, emergerán monopolios (u
oligopolios), que destruirán no sólo las ventajas del libre mercado, sino que
posiblemente también afectarán la gobernabilidad, esto debido a que el poder
económico también puede ser utilizado contra el poder político. Para Stephen
Padgett, la tesis central del Ordoliberalismo es una división del trabajo claramente
definida para la administración económica, con responsabilidades específicas
asignadas a determinadas instituciones. La política monetaria debería ser
responsabilidad de un Banco Central enfocado a la estabilidad monetaria, a la baja
de la inflación y aislado de la presión política por medio de su carácter
independiente. La política fiscal y macroeconómica es responsabilidad del
gobierno, pero no este no debe tomar decisiones en este ámbito desconociendo la
postura de los gremios empresariales y de los sindicatos, esto a fin de mantener la
estabilidad social necesaria para el desarrollo de una economía libre. El Estado
debe formar un orden económico en vez de dirigir procesos económicos.14

Una mirada al pasado de la ESM para mirar en el presente de AL

Esta revisión de modelos, ideas y conceptos ha tenido la intención de comprender y


explicar por qué los “padres” del estilo de Economía Social de Mercado (ESM)
optaron por combinar, preferentemente, en los mecanismos de asignación (en lo
económico) una economía de mercado y en los mecanismos de decisión (en lo
político) una democracia pluralista, ya que después de analizar los tipos ideales y
la realidad propia alemana concluyeron que la forma más adecuada de impulsar el
desarrollo pleno de la persona era combinando estos estilos, pero no cayeron en la
ingenuidad de pensar que esto se daría por si solo, sino que por el contrario, lo
vieron como una tarea permanente de ordenación y organización social que debía
sea asumida por el organismo rector del bien común (Estado) conjuntamente con
los cuerpos y sociedades intermedias, a fin de acercar el sistema político a una
democracia pluralista y libre en la búsqueda de un Estado de derecho,
democrático, social y descentralizado.

Como Kloten (1983) resume, “la ESM es la búsqueda de un sistema ordenador que
tuviese las ventajas de la economía de mercado, pero que no olvidase que el fin
mismo de toda actividad social es la persona individual. Combinado la libertad en
el mercado con el de compensación social”.

13
http://www.lanacion.cl/prontus_noticias/site/artic/20070315/pags/20070315191518.html
14
http://www.wikipedia.es/enciclopedia/Ordoliberalismo
Alfred Müller-Armack define la ESM “como una idea de ordenamiento económico,
que persigue el objetivo de combinar, sobre la base de una economía competitiva,
la libre iniciativa con el avance social, asegurado a su vez por el rendimiento de la
economía de mercado”.

Para quienes formularon el estilo de ESM la realización de un orden competitivo


supone un Estado fuerte e independiente de los intereses sectoriales. Siendo una
de sus tareas principales la de crear un conjunto de reglas claras e instituciones
fuertes que aseguren el orden de competencia de los mercados, dándole
preferencia al rol subsidiario del Estado y dejar actuar libremente, en lo posible, a
los sujetos económicos.

Pero no se ruborizaban en reconocer la necesidad de intervención del Estado a


través de mecanismos de jerarquía cuando las condiciones de oferta y demanda
eran o son insuficientes para la toma de decisiones o para la asignación eficiente
de los bienes, pero daban preferencia a la intervención del Estado en su papel de
ordenador económico, es decir, de creador del “clima” adecuado para la actividad
productiva y no en su acción discrecional en el proceso.

Por ello Römer, Dreikandt, y Wullenkord (1987) señalan respecto a la realidad


alemana y la ESM: “La fuerza motriz de la economía de mercado es el afán de
ganancia. Por esta razón tiene que fracasar donde no se pueda o no se deba
obtener ganancias. Ello explica por qué en algunos ámbitos de la economía
alemana no han estado nunca sometidos totalmente al sistema de la economía de
mercado; tal es el caso de la agricultura, partes de los transportes y de la
industria”.

El estilo de la ESM se basa en tratar de alcanzar una situación de competencia


perfecta en los mercados, unida a la función compensatoria y social estatal para
aquellos casos en que el Estado puede asegurar resultados compatibles con el
bienestar social y siempre y cuando los costos de la intervención no superaran los
beneficios de la misma.

Los inspiradores de la propuesta del estilo de ESM estaban conscientes en que el


principio ordenador fundamental de la sociedad es el Bien Común, pero éste sólo
será posible construirlo en una sociedad que permita crear las mayores condiciones
de justicia y libertad posible.

Hoy Latinoamericana, se debaten entre construir sociedades abiertas a la libertad y


a la justicia o fortalecer relaciones tradicionales entre el caudillo y sus siervos. El
mundo universitario no puede estar ausente del debate de ideas y propuestas que
apunte a mejorar la vida del hombre concreto en sociedad y la comprensión de su
realidad puede ayudar a propuestas que permitan, la superación de todo el hombre
y de todos los hombre, ya que el crecimiento y el desarrollo son fenómenos
interdependientes porque el crecimiento se opera en y por los cambios de
estructura y el desarrollo facilita engloba y sostiene el crecimiento y en el
desarrollo las instituciones juegan un rol relevante.15

15
http://iies.faces.ula.ve/Revista/Articulos/Revista_19-20/Pdf/Rev19_20Ramirez.pdf

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