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PAPALAGUINDA

En León hay un jardincillo, desde el que se ven correr las


aguas del Bernesga, llamado “Papalaguinda”. La historia de
este nombre es la siguiente:
Había una vez un rey que tenia un hijo, con el cual vivía
en León, la antigua corte de los soberanos. Gustaba el rey
de pasear con hijo, que era juguetón, travieso y goloso, y
todas las tardes le llevaba con él durante dos o tres
horas para que los habitantes del palacio descansen del
príncipe y de sus constantes bromas y alborotos.
Una tarde del mes de junio tomo el buen rey de la mano al
príncipe después de despedirse de la reina, se dirigió con
el niño al campo.
Nada mas atravesar la muralla vieron a una mujer que, en
las puertas, vendía guindas, y al principito se le
encapricho comer algunas.
Compro el rey tres cuarterones y después de darle al niño
media docena se guardo las demás en el bolsillo, pues no
le parecía prudente que su hijo comiera demasiadas. Cuando
el muchacho acabo de comerse las que el rey le había dado
dijo a este:
-Señor, como ya he terminado con las guindas que me diste
te ruego que, una a una y de rato en rato, me des las que
consideres que no pueda hacerme ningún daño. Tu dirás
cuando debo comerlas.
-Haré lo que dices –contesto el rey-. Pero ya no debes
comer ninguna hasta que lleguemos al convento de San
Claudio. ¿Prometes no pedírmela hasta allí?
-Lo prometo- respondió el príncipe.
Y siguieron andando y andando hasta que se encontraron a
un cura.
Se supo el sacerdote al lado del monarca y juntos
continuaron el paseo.
Hablando iban el rey y el sacerdote cuando el primero
sintió que le que no había quitado ojo a las cercas de
San Claudio, le decía:
Satisfecho el monarca de que el niño hubiera sabido
cumplir lo prometido le dio la guinda y además añadió:
-Pues bien, puesto que ha sido la primera vez en tu vida
que has obrado con formalidad, quiero que, desde hoy,
quede memoria de ello y que para siempre se llame este
sitio “Papalaguinda”.
Cuento Popular de León.

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