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Presentación
A instancias de la Asociación de Diabéticos de Alcázar y Comarca, en la persona de su
presidente Domingo Camacho, se planteó a la SCA la posibilidad de organizar unas rutas
para realizarse caminando en lugares significativos de la Mancha en los que ocurrieron
aventuras del Quijote.
Se trata por tanto de recorrer en lo posible los mismos caminos que recorrieron don Quijote
y Sancho (teniendo en cuenta las pistas que el propio Miguel de Cervantes nos va
ofreciendo en la lectura de su genial novela) y combinar deporte activo con cultura, ya que
al mismo tiempo que se anda el camino se refuerza el conocimiento de la obra “El ingenioso
hidalgo don Quijote de la Mancha”.
Se prevé hacer paradas en el camino para leer pasajes de la novela que se refieran a las
aventuras que tuvieron lugar en esa parte de la geografía manchega, de forma que el
caminante tenga la sensación de hacer una inmersión en la obra cumbre de la literatura
española.
A tal efecto, la SCA seleccionará los textos precisos para cada etapa e incluso podrá leerlos
o explicarlos para dar contenido a la actividad.
En tanto que el mayordomo decía esto a Sancho, estaba él mirando unas grandes y
muchas letras que en la pared frontera de su silla estaban escritas, y como él no sabía
leer, preguntó que qué eran aquellas pinturas que en aquella pared estaban. Fuele
respondido:
—Señor, allí está escrito y notado el día en que vuestra señoría tomó posesión desta
ínsula, y dice el epitafio: «Hoy día, a tantos de tal mes y de tal año, tomó la posesión
desta ínsula el señor don Sancho Panza, que muchos años la goce».
—¿Y a quién llaman don Sancho Panza? —preguntó Sancho.
—Pues advertid, hermano —dijo Sancho—, que yo no tengo don, ni en todo mi linaje le
ha habido: Sancho Panza me llaman a secas, y Sancho se llamó mi padre, y Sancho mi
agüelo, y todos fueron Panzas, sin añadiduras de dones ni donas; y yo imagino que en
esta ínsula debe de haber más dones que piedras; pero basta: Dios me entiende, y podrá
ser que si el gobierno me dura cuatro días yo escardaré estos dones 15, que por la
muchedumbre deben de enfadar como los mosquitos. Pase adelante con su pregunta el
señor mayordomo, que yo responderé lo mejor que supiere, ora se entristezca o no se
entristezca el pueblo.
(Q 2, 45)
(Q I, 7)
(Q I, 7)
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—¡Válgame Dios! —dijo Sancho—; ¿no le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo
que hacía, que no eran sino molinos de viento, y no lo podía ignorar sino quien llevase
otros tales en la cabeza?
—Calla, amigo Sancho —respondió don Quijote—, que las cosas de la guerra, más que
otras, están sujetas a continua mudanza; cuanto más que yo pienso, y es así verdad,
que aquel sabio Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos gigantes
en molinos por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene;
mas, al cabo al cabo, han de poder
poco sus malas artes contra la bondad de mi espada.
—Dios lo haga como puede —respondió Sancho Panza.
(Q I, 8)
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(Q I, 8)
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