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DEL TRABAJO
La empresa “Petroleum Perú Company” S.A. (en adelante “PPC”) fue fundada en el año
1996, y tiene como actividad principal la extracción de gas natural y petróleo, la cual
durante la última década se encontró en apogeo. Esto hizo que PPC no solo efectuara sus
operaciones en el Callao —como era costumbre—, sino que se extendiera hasta las
regiones de Loreto, Ucayali, Ica y Cusco.
Para ello, PPC creó empresas subsidiarias para operar en cada región; así surgieron:
PPC Lote 64 (Loreto), PPC Aguaytía (Ucayali), PPC Lote 88 (Ica) y PPC Camisea
(Cusco). A raíz de esta redistribución societaria, PPC estima que es un grupo de
empresas desde el año 2016, con una cantidad total de 500 trabajadores operarios, todos
inscritos en su planilla.
A su vez, mediante acuerdo del directorio de PPC, de fecha 31 de enero de 2018, se tomó
la siguiente decisión contenida en la cláusula quinta. Veamos:
En abril de 2018, los trabajadores de PPC esperaban con ansias el reparto de utilidades,
ya que —como todos los años—, era costumbre recibir un monto considerable. Sin
embargo, grande fue su sorpresa cuando verificaron que sólo recibieron un monto
diminuto correspondiente a la décima parte de lo que habitualmente cobraban.
El sindicato accede a ayudarlos y logra concretar una reunión con los directivos de PPC,
quienes les refieren que el monto pagado es el correcto, toda vez que refleja el beneficio
económico obtenido en proporción a su accionariado (5%) a razón de los cambios
societarios antes descritos.
Por otro lado, en octubre de 2017, PPC Camisea (Cusco) decide contratar a la señorita
Fátima Zambrano, la cual tiene un Máster en Ingeniería del Petróleo y Gas Natural, para
que trabaje como jefa de operaciones en una sus instalaciones. De este modo, ambas
partes celebraron un contrato de trabajo a plazo determinado por inicio de actividad, cuya
causa objetiva se fundamentó en el hecho de que PPC Camisea acababa de ganar una
concesión en una zona del departamento de Cusco ubicado a 3,600 m.s.n.m., y requería
la contratación de personal especializado para que dirija las operaciones para la correcta
extracción de gas y petróleo.
Una vez en Lima, el Dr. Ramírez, médico de confianza de la familia, le comentó que
recientes estudios han concluido que es altamente probable que el embarazo en una
mujer expuesta de forma intermitente o permanente a considerable altura genere riesgos
de malformaciones en el feto, e inclusive produzca el fallecimiento del feto. Por este
motivo, el Dr. Ramírez expidió un certificado médico en el que indicó que el feto corre el
riesgo de desarrollar malformaciones corporales o fallecer si la señorita Zambrano sigue
trabajando en una zona de tan elevada altura, motivos por los cuales concluye que la Ing.
Zambrano debe ser reubicada a otro puesto de trabajo.
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A inicios del 2018, y con el certificado médico en mano, la Ing. Zambrano acudió al
Departamento de Recursos Humanos de la central de PPC en el Callao, con la finalidad
de comunicar su condición de gestante y solicitar las atenciones que PPC debe tomar en
cuenta. En esa línea, requirió a PPC ser reubicada a otro puesto de trabajo en lo que
reste de su período de gestación, tomando en cuenta que PPC cuenta con otros
yacimientos donde las labores no se desarrollan en altura. No obstante, PPC se rehusó a
acceder a dicha solicitud, aduciendo que la Ing. Zambrano fue contratada para desarrollar
sus labores en el Yacimiento Nº 2 y no en otro. Asimismo, precisa que ellos no son los
empleadores responsables, pues en su contrato de trabajo figura la empresa PPC
Camisea y no ellos.
De esta manera, una vez en Cusco, continuó trabajando unas semanas más bajo esas
condiciones, hasta que sufrió un desmayo. Ante ello, PPC Camisea decide reubicarla
inmediatamente en las oficinas ubicadas en el Callao-Lima, en el puesto de Asistente del
gerente de comunicaciones, dado que la trabajadora que ocupa dicho puesto estaba de
descanso pre y post-natal. Así, sus funciones eran programar reuniones del gerente,
atender recados, coordinar el envío y la recepción de documentación, entre otras labores
similares.
Pasado dos meses, la Ing. Zambrano se enteró de que PPC Camisea estaría solicitando
un puesto de ingeniero en el campamento minero dónde ella había requerido ser
trasladada, información que fue confirmada por una de sus compañeras de trabajo, que le
comentó que el ingeniero a cargo en ese campamento estaba solicitando apoyo
urgentemente por el incremento de tareas que se demandaba. Preocupada por dicha
situación, la Ing. Zambrano acudió al SUTPPC a fin de que puedan asesorarla para
tramitar las acciones legales correspondientes.
¿Considera que estamos frente a un acto de hostilidad laboral? ¿La empresa se negó de
manera fundamentada al denegar la reubicación de la Ing. Zambrano?
Por otro lado, Marcelo Otebrich, practicante de PPC, comenta en una reunión de
practicantes que le parece injusto que PPC los retenga más allá de los horarios que
establecen sus convenios de prácticas pre–profesionales, pues esto hacía que no tenga el
tiempo suficiente para dedicarle a sus cursos y hasta le preocupaba desaprobarlos,
estando a tan solo un ciclo de acabar la carrera de Derecho. Además, en alguna
oportunidad él conversó con sus jefes sobre dicha situación y, en lugar de llegar a una
solución, terminó recibiendo una amenaza, al señalarle que “si no le gustaba la forma de
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trabajo en la Empresa, se vaya, ya que detrás de esa vacante había 100 estudiantes
interesados por tratarse de una de las empresas que aparecen en el ranking de las
mejores empresas”. Luego de dicho percance, a Marcelo le preocupaba no ser contratado
como asistente cuando egrese, pues era un secreto a voces que si se llevaba mal con sus
jefes, no lo harían.
Como era de esperarse, Marcelo cada vez se quedaba sin tiempo para estudiar y hasta
dormir, fue por eso que decidió revertir su situación y optó por darle prioridad a sus cursos
de último ciclo con la finalidad de poder egresar, lo que definitivamente repercutió en su
“desempeño” en su centro de prácticas, al no quedarse más allá de su horario. Por ese
motivo, llegada la quincena del mes de enero de 2018, Marcelo recibe las notas finales de
sus cursos, saliendo entre los primeros puestos, como era costumbre en él hasta antes de
iniciar sus prácticas en PPC. Sin embargo, recibió la lamentable noticia de PPC decidió no
contratarlo, quitándole así la oportunidad de convertirse en asistente luego de 2 años y 6
meses como practicante pre-profesional.
Es así que, en marzo de 2018, Marcelo reúne a sus ex compañeros, y les propone que se
agrupen en un sindicato, pues no es el único que pasa por esa situación. De esta manera,
estos deciden conformar el Sindicato Único de Practicantes de PPC (SUPPPC), afiliando
a 30 practicantes, con su respectivo estatuto y el resto de requisitos legales.
Asimismo, a fin de darle mayor fuerza a sus reclamos, deciden fusionarse con el
SUTPPC, y forman la Federación de Trabajadores de PPC (FTPPC) a fin de que puedan
representarlos judicialmente.