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1.

Había cambiado mucho el lugar. Teresa le había enviado fotos ni


bien le avisó que regresaba a Madrid, aún así le parecía un lugar
ajeno a su vida. No se parecía mucho al servicio de urgencias que
había dejado siete años atrás.

Te_ ¡¡Esther!! (alzaba los brazos alborozada y salía de detrás del


mostrador) ¡¡Esther!! (se le notaba la emoción en los ojos
mientras corría con pasos cortos a su encuentro)

E_ Teresaaaa... (sus ojos enrojecían, emocionada)

Te_ ¡Al fin de vuelta! (la abrazaba)

E_ Sí, al fin en casa... (cerraba los ojos mientras sentía la calidez


de esa amiga que se había mantenido en los largos años en el
exterior)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Alcanzó a manotear el móvil en la mesa de noche, los párpados


pesados por el sueño.

M_ Hola...

Voz_ ¡¡¿Ahora qué?!!

M_ ¿Claudia?

Cl_ ¡¡¿Me puedes explicar por qué estás suspendida?!!


¡¡De nuevo!!

M_ Uuuuuhhhh... (suspiraba) Por favor, no grites. Todavía no


desayuné.

Cl_ ¡¡Las once de la mañana!!

M_ Estoy suspendida, no trabajo. Uaaaaaaaaahhhh...


(estereofónico bostezo)

Cl_ ¡¡Eso ya lo sé!! Llamé al instituto yo misma, ¡¡no lo podía


creer!! ¡¡¿Qué macana te has mandado ahora?!!

M_ Tonterías, ya sabes como es Dávila, el comisario de la científica


chilló un poco y ....

Cl_ ¡Aysss , Dios! ¡¡¿Qué voy a hacer contigo?!!

M_ Bueno, eso mejor no te lo cuento por teléfono, jiji.

Cl_ ¡¡Deja tus bromas para otro momento!! Voy a llamarla a Cruz,
a ver si puedo usarte igual.

M_ ¡Ahh, lo único que te interesa es usarme! Vale, lo tendré en


cuenta, aunque... cariño.... tú me puedes usar como quieras.

Voz_ Macaaa... jmmm... ¿qué hora es? (con voz adormilada y baja,
aunque perfectamente audible del otro lado de la línea)

Cl_ ¡¡¿Y ésa quién es?!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

La imagen volvía una y otra vez a su mente. Javier Sotomayor, un


yogurín pijo recién ingresado al Central como residente. Por esa
época, ella también hacía sus prácticas de enfermería, aunque
hacía rato trabajaba en el hospital, a tiempo parcial, como
auxiliar. A pesar que venían de dos clases sociales y dos mundos
distintos, fueron épocas de compartir cañas, chupitos y charlas
trasnochadas, buenas épocas de camaradería juvenil.

Debía borrar esa imagen. En sus últimos tiempos en el Central,


Javier Sotomayor ya era médico de planta y fue uno de los que se
opuso a su nombramiento como jefa de enfermeras. Su opinión
pesaba bastante en el entonces director del hospital, que era
amigo de Sotomayor padre. ¿Por eso se le habría denegado la
jefatura? Nunca lo tuvo claro. Pero hoy, ahora, él era el Director
del Hospital y las distancias sociales y afectivas eran enormes e
insalvables.

Ja_ Nos ha tomado muy de sorpresa tu vuelta. Pensábamos que


seguirías tu carrera en Melilla.

E_ Nunca renuncié a mi puesto Javier, tomé una excedencia y


sabes bien por qué.

Ja_ Ya. (se recostaba sobre el respaldo de su poltrona) Hemos


tenido que prescindir de una enfermera muy valiosa para
reubicarte en tu puesto.

E_ ¿Me tengo que sentir culpable por volver a trabajar en el puesto


que gané por oposición? (el cabreo por los comentarios de
Sotomayor se notaba en su tono y en su rostro)

Ja_ Sólo te estoy dando un panorama de adonde vuelves a


trabajar. Raquel es una enfermera formidable y muy querida en el
servicio de urgencias.

E_ Y si no recuerdo mal los tejes y manejes en el hospital, siendo


tan... querida... ya debe estar ocupando otro puesto. (lo miraba
con dureza) ¿O no?

Ja_ Sí, por suerte la hemos podido ubicar en cardiología. Trato de


alertarte sobre los inconvenientes que ha provocado tu regreso.

E_ Vale. ¿Algo más?

Ja_ Jmmm. (mirando los formularios que Esther le había


entregado) Creo que está todo, te haré saber si falta algo.

E_ Entonces si no se te ofrece nada más, vuelvo a mis tareas. (se


ponía de pie sin esperar respuesta y caminaba hacia la puerta).
Ahhh... (la abría) y ... muchas gracias por la bienvenida. (salía y
la cerraba de un portazo)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Debía reconocerlo. Esta Lucía era muy sensual y una amante muy
liberada de ataduras ... para sus jóvenes años. Le había traído el
desayuno a la cama media hora antes y entre tostada y
mermelada y café y charla y mohines, ya estaban de nuevo
trenzadas en una nueva ronda de sexo.

Ring-ring.

M_ Joooooooo...

Lu_ No atiendas. (le susurraba en el oído mientras seguía con la


mano rítmicamente acariciando su entrepierna)

M_ No puedo, tengo que...

Lu_ Estás suspendida. (le recordaba mientras volvía a humedecer


su oreja con la punta de su lengua y continuaba con su caricia
íntima)

Ring-ring.

M_ ¡Mierda! (hacía un esfuerzo mayúsculo para estirar el brazo y


coger el móvil) ¡Hola! (de mal talante)

Cr_ Por lo que me comentó Claudia y el tonito que usas para


atender, te arruiné algo. Héctor te pasa a buscar en quince
minutos, tiene la dirección y los datos. Así que espabila mujer y
despide a la chica.

M_ ¿No estaba suspendida yo? (la chica se había separado de ella


bufando)

Cr_ No más. Ahh... buenos días, jijijiji.

M_ Hoy estás alegre jefa. (estiraba la mano para acariciar el


cabello de la chica y calmar su enfado)

Cr_ ¡Claro! Estas maldades me hacen bien, demasiado te sufro


todos los días. ¡Arriba y a la ducha! ¡¡Sola!!

M_ Pufff.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Voz_ ¡Esther! ¡Qué gusto que hayas vuelto!

Esther se giraba complacida al escuchar su voz.

E_ ¡Aimé! ¡¡Hola!! (gran sonrisa)

Ai_ Espero que Teresa te haya dado mis mensajes. (se acercaba y
la abrazaba)

E_ Sí, siempre me comentaba que preguntabas por mí y me


enviabas saludos. ¡Qué gusto Aimé! (alzaba la vista y miraba al
médico)

Ai_ Oye, estás tan guapa como siempre. Los años no pasan para ti.
(sonriente)

E_ Te agradezco el cumplido, pero sí pasan.

Ai_ ¿Ya te has instalado? ¿Necesitas ayuda?

E_ Te agradezco, estoy viviendo con mi madre.

Ai_ Ahhh, tu marido no ha vuelto todavía.

E_ Me divorcié.

Ai_ Vale, lo siento.

E_ No lo sientas, ha sido lo mejor. Lamento mucho lo de tu hija y


... (fruncía los labios, emocionada) Sé que lo pasaste muy mal.

Ai_ Todavía me cuesta pero... la vida sigue y yo trato de seguirle el


paso, de a poco.
E_ Claro. (cogía el brazo del médico y le daba un apretón cariñoso)

Ai_ ¿Tienes algo que hacer a la salida? ¿Me aceptas un café? Así
me cuentas de ...

Vi_ Recién llegada y ya escaqueándote de tus tareas. (parado a un


costado y con los brazos en jarra)

E_ Hola Vilches.

Vi_ ¿Te has enterado que soy el jefe de urgencias? Ni siquiera has
pasado por mi despacho.

Ai_ Mejor os dejo, luego hablamos Esther. (optó por la retirada


ante la cara agria de Vilches)

Esther asentía con la cabeza sin dejar de mirar al jefe de


urgencias.

E_ Error. Pasé por tu despacho, como corresponde a una


subordinada proletaria pero el gran jefe blanco había salido a
tomar un café. (se cruzaba de brazos y le sostenía la mirada)

Vi_ Te fuiste una dócil dama y has vuelto una guerrera. Mal
augurio.

E_ Y tú sigues tan mala leche como te recordaba. ¿Necesitas algo?

Vi_ Una enfermera para el quirófano. Y estando de vuelta la mejor,


¿por qué me voy a apañar con algo menos?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

He_ ¿Te arruinaron la festichola? (sonriente tras el volante)

M_ ¿Todo el mundo se ha enterado? Parece que tenemos una jefa


cotilla. (abría la puerta y se sentaba en el asiento del
acompañante)
He_ Deducción lógica, viendo cómo te dejó el cuello.

M_ ¡¡¡Noooooo!!! (se tocaba el cuello debajo de la oreja)

He_ Jajajajaja. ¡Alpiste, caíste! Jajajajaja. (ponía en marcha el auto)

M_ ¡Mierda! ¡Era un chiste! (intentaba asegurarse mirándose en el


espejo retrovisor)

He_ ¡Che! ¡Ponélo en su lugar! Que no tengo visión trasera.

M_ Ni delantera, ¡cuidado con ése que va a doblar!

He_ Pufff. (pegaba un volantazo y esquivaba el auto que doblaba)


Me ponés nervioso, guacha.

M_ ¡Y dale con guacha! Ya te dije que tengo madre y padre.

He_ Es una expresión argentina, ¿que querés que te diga?


¿Boluda? ¿Turra?

M_ Jmmm, (asentía) boluda me gusta más. ¿Adónde vamos?

He_ A El Retiro.

M_ ¿Qué nos vamos a encontrar?

He_ Pregunta boluda. Un fiambre, ¿por qué otra cosa nos


llamarían a nosotros eh?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Vi_ ¿Estaban bien equipados en el comarcal?

E_ Bastante, no tanto como aquí pero... ¿Aguja curva 5N?

Vi_ Ajá.

Esther succionaba la herida y luego cogía una aguja curva para


enhebrar el hilo para la sutura interna.
Vi_ ¿Cómo vamos con las variables?

E_ Frecuencia cardíaca normal. (miraba los monitores) Presión


sistólica ....

Una enfermera entraba como una tromba en el quirófano y la


interrumpía.

Voz_ ¿Se puede saber quién le dio permiso para meterse en esta
operación? ¡Ni siquiera ha consultado los turnos que le
correspondían ni la asignación de tareas!

Vilches levantaba la vista y Esther se giraba a mirar a la joven


enfermera que no conocía.

E_ Supongo que por el berrinche tú eres la jefa de enfermeras,


¿no?
2.-

Se dirigía hacia donde estaba Claudia -de impecable traje de


chaqueta y pantalón negro con finas rayas grises, un jersey claro
de cuello alto, botas de caña alta, bolso al tono - conversando con
un “CSI”, como socarronamente los llamaba. Detrás de ella,
apurando el paso para alcanzarla, el fotógrafo Héctor, cargado con
sus bolsos de costumbre.

He_ Esperáme boluda, sos una viva bárbara, me dejás todo a mí.

M_ ¿Para qué ostentáis el monopolio de la testosterona y la fuerza


bruta? Gajes del género, macho.

Su vestimenta contrastaba con la elegancia de su amiga. Vestida


con sus vaqueros “rotosos, como vagabundo porteño” [sic by
Héctor], camiseta negra de mangas largas, chaleco oscuro y
chupa de cuero negra abierta “jubilála che, tá muy baqueteada
Maquita” [de nuevo, sic by Héctor], no había encontrado sus botas
en el revoltijo de su dormitorio y terminó calzando unas
deportivas Nike tan “baqueteadas” como su chupa de cuero.

Claudia no la había visto llegar, estaba de espaldas conversando


con el inspector de la Policía Científica.

M_ Buenos días, señoría.

Policía_ Ufff, la metomentodo. (en voz baja pero audible)

M_ Buenos días señor inspector de la honorable y nunca bien


ponderada policía científica, alias los CSI del estado español.
(mofándose)

Cl_ ¡¡Era hora!! (se había girado a mirarla y su rostro denotaba


bastante enfado)
M_ Demora atribuible al intenso tráfico de la populosa y
contaminada ciudad de Madrid, capital del estado español.
(seguía con su tono de mofa y cara de no rompí un plato)

Claudia iba a decirle algo pero la interrumpió el saludo de Héctor.

He_ Buenos días, su señoría.

Cl_ Buenos días, Héctor.

M_ ¿El fiambre?

Cl_ ¡¡¿El qué?!!

He_ El muerto, jeje. A Maquita se le pega mi forma de hablar.

Cl_ Aysss. Bueno, dejemos por ahora la charla, vamos a ver el


cadáver, que está anunciada lluvia y va a arruinar toda la escena.

M_ Ustedes, los CSI... (dirigiéndose al policía de la Científica)


podrían poner una lona plástica tipo tienda, para cubrir, ya que el
meteorólogo de turno nos avisa que viene la lluvia. Algo útil, de
vez en cuando, no estaría del todo mal.

Claudia meneaba la cabeza y suspiraba. La rivalidad de su amiga


con la Policía Científica se estaba agudizando después de las
quejas del Comisario al director del Instituto.

M_ Ahhh, ¡y espero que no hayan movido el cuerpo! (levantando


un dedo amenazador)

Policía_ ¡Estamos haciendo nuestro trabajo! Y por cierto, no sé


para qué se trae al fotógrafo acá, eso es ¡nuestra tarea!
(señalando a Héctor que había apoyado los bolsos en el suelo y
comenzaba a sacar su cámara y lentes)
M_ Ustedes les sacan fotos a las pistas, nosotros al cadáver, por si
no se enteró en el cursito de CSI que les dan.

Cl_ ¡Basta de memeces! (enérgica para poner fin a la discusión


inútil) Doctora Fernández, vamos a ver a la muerta. (señalaba con
la cabeza hacia un contenedor en la calle lateral)

M_ ¿Una mujer?

Policía_ Africana, de unos 30 años.

M_ Oiga, ¿se enteró que en África hay países y etnias y que no es


lo mismo un marroquí que un libanés o un senegalés? (dispuesta
a seguir su particular discusión con los “CSI”)

El policía levantaba los hombros y fruncía los labios.

CL_ Macarena, ¡basta! (en voz baja, cogiendo del brazo a su


amiga)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

La cafetería estaba llena de médicos y pacientes, pero Teresa se


había adelantado y había reservado una mesa para ellas.

Te_ ¿Qué te parece?

E_ Es más cómoda que antes, sí. (echando azúcar en su café con


leche)

Te_ ¿Eso solo vas a comer? (señalando el sándwich de máquina y


la taza) Estheeeeer...

E_ La próxima guardia me traigo una vianda como tú. (revolvía su


brebaje)
Te_ ¡Qué raro que Encarna no te haya preparado algo! (se metía
un bocado de tortilla en la boca)

E_ Quería pero la convencí de que mejor no, quería reubicarme,


con tanto cambio que me habías anticipado. (sorbo de café con
leche)

Te_ Jmmm. (meneaba la cabeza mientras masticaba)

E_ Oye... esa tal Raquel... ¿algo que ver con el dire?

Teresa asentía con la cabeza mientras hacía el gesto de “liados”


con cuchillo y tenedor.

E_ Ya me parecía. (mordisco a su sándwich)

Te_ Jmmm. (se limpiaba la boca con la servilleta) Si te dijo que era
las siete maravillas del mundo, no le creas. Una vivilla. (nuevo
bocado)

E_ Ajá. (nuevo mordisco)

Manducaban en silencio un par de minutos.

Te_ ¿Qué te pareció tu jefa, Alicia?

E_ Una yogurina que se cree que dirigir es mangonear. (sorbo de


café con leche)

Te_ La eligieron porque nadie se presentó, le falta experiencia. No


es mala chica, es buena enfermera y trabaja mucho, no te la
tomes con ella Esther.

E_ No me la tomo con nadie, Teresa. Algo he aprendido en estos


años y una es ésa. No tomarme las cosas como una cuestión
personal. Pero la chica tendrá que aprender que con Esther García
hay que ser respetuosa, demasiado soporté en mi vida como para
permitir ahora una dictadura laboral.

Teresa la miraba triste. Notaba en los ojos de su amiga la dura


experiencia de vida que cargaba consigo.

Te_ Oye, ¿has traído fotos nuevas del guapetón? (cambiaba


rápidamente de tema)

E_ ¡¡Sí!! (con retintín, Teresa había acertado con el tema) Se las


tomé apenas llegamos. (sacaba del bolsillo de su camisa un sobre)
¡No sabes el enamoramiento entre él y mi madre apenas se
vieron! ¡¡Mira!!

Le entregaba el sobre y Teresa lo abría impaciente.

Te_ ¡¡Qué guapo tu Aziz!! ¡¡Y a Encarna se le caen las babas!!

E_ Parece que hubieran vivido juntos desde que nació, jeje. Aziz
enseguida le dijo “abu” y la otra , ¡¡para qué!!

Te_ Te lo decía yo, no te preocupes, van a congeniar enseguida.


Ayysss, tú y tus temores tontos.

Esther sonreía y asentía, recordaba las cartas alentadoras que


Teresa le mandaba.

Te_ Oye... (mientras seguía pasando fotos) ¿ya has elegido


pediatra para que lo atienda?

E_ Eso te quería preguntar, ¿quién? La plantilla ha cambiado


bastante desde que me fui. Y tiene que ser alguien sensible, que
comprenda el origen de Aziz y conozca algo sobre las patologías
de su etnia.

Te_ Jmmm, déjame pensar. (ponía cara de elucubración profunda)


-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Héctor sacaba fotos del cadáver desde varios ángulos. Maca le


daba indicaciones específicas de “aquí” o “eso”, mientras anotaba
en su carpeta datos. Claudia la observaba escribir números y
marcar cruces en una figura humana dibujada en una hoja
impresa. Conocía la seriedad y profesionalidad con que encaraba
cada caso, por eso rezongaba tanto cuando no podía contar con
ella para una autopsia.

Cl_ ¿Qué crees?

M_ Jmmm. Veintitantos, me arriesgaría a decir subsahariana por


los rasgos y que no hace mucho que emigró al país, también ha
tenido hijos (señalaba su cadera), cuando la metieron en el
contenedor estaba viva. (seguía anotando)

Claudia, como siempre con ella, asombrada.

Cl_ ¡¡¿Cómo puedes saber todo eso si apenas la has mirado?!!

M_ Cariño, algo de experiencia tengo. (le guiñaba el ojo y volvía a


sus anotaciones)

Cl_ Vale, me olvidé que hablaba con la campeona de los médicos


forenses españoles. (ponía los ojos en blanco, la tradicional “poca
humildad” de Macarena era harto conocida para ella) ¿Por qué
crees que estaba con vida cuando la dejaron aquí? ¿Cuál es la
causa del deceso?

M_ Una, la posición fetal. (señalaba el cadáver) Agonizante,


dolorida, en la oscuridad del contenedor, buscaba protegerse
adoptando esa posición, es algo intuitivo, un acto reflejo. Parece
que la golpearon mucho, probablemente una hemorragia interna
haya sido la causa de la muerte, pero eso no te lo puedo confirmar
ahora. Héctor, ahí, esas bolsas de basura. (señalaba un lugar)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Voz_ ¡¡Enfermera, aquí!!

Esther estaba controlando la medicación de un paciente en la


cortina cuatro cuando escuchó el grito destemplado. Se giró a
mirar.

Voz_ ¡¡¿Qué espera?!! ¡¡Venga para aquí!!

Miró hacia ambos costados y notó que le hablaba a ella, no había


otra enfermera cerca.

E_ ¿Qué necesita doctora? (se acercaba a la cortina donde estaba


la médica)

Val_ ¡¡Ordené una placa de tórax urgente de este hombre y


todavía no se la han hecho!! ¡¡Hace más de una hora!!

E_ Jmmm, ¿me permite la historia clínica?

Val_ ¡¡Haga la placa ya!! (le daba el parte de mal modo y ni


bola al pedido que le hacía Esther)

Esther se contenía, estaba por mandarla a la mierda,


mentalmente comenzó a contar hasta diez.

E_ Vale. (cogía el parte) Si me permite ahora... (le hacía un gesto


para que se moviera a un costado y la dejara pasar)

Val_ ¿Cuál es su nombre? Me tendrá que escuchar la jefa de


enfermeras.

E_ Esther García. ¿Y el suyo? Porque también me tendrá que


escuchar el jefe de médicos.

La médica la miraba asombrada.

E_ Otra más para la lista de impresentables que trabajan ahora


aquí. Ufff..

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Los auxiliares colocaban el cadáver en la bolsa negra para


trasladarlo de ahí a la furgoneta que lo llevaría al Instituto
Anatómico Forense de Madrid. Héctor conversaba amigablemente
con el fotógrafo “CSI”, mientras Maca seguía con sus anotaciones
y Claudia a su lado controlaba que se hicieran los procedimientos
de acuerdo al protocolo.

Sonaba el móvil de la médica forense, lo sacaba del bolsillo de su


chupa y sonreía al ver de quién era el llamado.

M_ Hola. Ahora estoy en un procedimiento, te pego un toque


apenas llegue al instituto. [....] Jmmm, tentador, creo que sí. [....]
Ciao bel-la.

Metía el móvil en el bolsillo mientras Claudia, que había notado la


sonrisa y la conversación, la miraba con cara de pocos amigos.

Cl_ ¿Me vas a contar ahora quién estaba metida en tu cama? (en
voz baja, tratando de no ser escuchada por el enjambre de
policías alrededor)

Maca sonreía, terminaba de anotar algo y levantaba la vista.

M_ ¿Celosa, cariño?
3.-

Gui_ ¿No estabas suspendida? (degustando un café en el


mostrador de la recepción)

M_ Enchufe. ¿Adónde llevaron a la chica?

Gui_ Está en la cámara, esperando a su majestad. (hacía una


reverencia graciosa)

M_ Vale. (le devolvía la sonrisa, el chico le caía muy bien)

Recep_ Maca, la doctora Gándara quiere verte en su despacho.


Dijo... apenas llegue.

Gui_ Rapapolvo. (tomaba un sorbo de su café)

M_ Gracias Gladis. Bueh... gajes del oficio. (suspiraba) Guille... dos


cosas. Si vienen los CSI...

Gui_ No los dejo acercarse al cadáver. Si es necesario, defiendo el


cuerpo con mi vida.

M_ Buen chico, jeje. Y la otra...

Guillermo la miraba intrigado.

M_ Ese café huele bien y no es de máquina. ¿Me consigues dos en


donde lo robaste? (le guiñaba un ojo)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Al_ Estos son tus horarios y tus tareas específicas. (le entregaba
una hoja impresa)

Esther estaba apoyada en el mostrador de enfermería, cogía la


hoja y la miraba sin expresión alguna en su rostro.

E_ Vale. Esta semana los cumplo, pero desde la semana que viene
no acepto tres guardias seguidas. Es ilegal.

Al_ Mira Esther, estamos en cuadro con las enfermeras, hay que
hacer un esfuerzo. (casi bufando)

E_ Podemos estar en cuadro, aún así, si cambias los días puedes


apañarte sin obligar a nadie a tres días seguidos. Es ilegal, no hay
el descanso mínimo entre guardia y guardia.

Al_ ¿Cuestionas mi organización? (de mal modo)

E_ No cuestiono nada, defiendo mi derecho laboral al descanso y


el derecho del paciente a ser atendido por personal en
condiciones psicofísicas normales. (doblaba el papel que le había
entregado y lo ponía en el bolsillo) ¿Me entregas la carpeta de
pedidos de farmacia para ver cómo lo hacen ahora?

Al_ Los turnos van a quedar así. (enérgica)

E_ Esta semana sí, a partir de la semana que viene no.


(igualmente enérgica)

Al_ ¿Te das cuenta que pones patas para arriba nuestros horarios?
Con Raquel no había problema alguno y ahora me obligas a
cambiar la vida de todas las enfermeras. (casi histérica) Tienen
hijos, escuelas, maridos que atender...

E_ Como casi todas las mujeres que trabajamos aquí. ¿Los pedidos
de farmacia? (impertérrita)

Al_ A tus compañeras no les va a gustar que una recién llegada les
trastorne la vida.
E_ Por cierto, la doctora esa de los pelos eléctricos al viento...
Valeria creo que se llama... se ha quejado de que no se le sacó
una placa que había ordenado para el paciente de la cortina dos.
Ya me encargué de hacerlo, pero te había dado la orden a ti.

Al_ ¡Joder! Tuve que organizar los turnos de cirugía y me olvidé


por completo. (llevaba la mano a la frente y empalidecía)

E_ No te preocupes, te cubrí y le saqué las ganas de quejarse ante


los altos mandos. (cogía la carpeta de farmacia que la
boquiabierta jefa de enfermeras le entregaba y se iba hacia
recepción)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

M_ ¿Puedo pasar? (se asomaba al despacho de la jefa de servicio


después de haber golpeado dos veces)

Cr_ ¡Qué modosa has venido! Anda, entra. (sonreía y dejaba de


leer un informe)

M_ Te traje un cafecito especial. (le mostraba dos vasos de café)

Cr_ ¿No es de máquina?

M_ Nop. Cafetera, del bueno. (colocaba el café frente a la doctora


y se sentaba en la silla frente a su escritorio)

Cr_ Mejor no pregunto de dónde lo sacaste.

M_ Mejor. (se apoyaba en el respaldo y tomaba un sorbo de café,


sin dejar de mirar a los ojos a su jefa)

Cr_ ¿Qué voy a hacer contigo?

Maca levantaba los hombros y volvía a tomar otro sorbo de café.


Cr_ Hablé con Dávila, le dije que te necesitaba, que no tenía
médicos para enviar al levantamiento del cuerpo.

M_ ¿Y era así?

Cr_ Sabes que no. ¿Por qué no dejaste entrar a los de la científica
a la necropsia del joven nigeriano?

M_ Porque se meten a tocar y sacar cosas antes de que yo termine


mi tarea. Les dije que tenían que esperar y no querían, tenían
mucho apuro porque parece que en Madrid está de moda el
asesinato y tenían que salir de raje a no sé dónde. Entonces...
(sorbo de café), los eché.

Cr_ Aysss, ¿no podías llegar a un acuerdo civilizado? (meneaba la


cabeza y cerraba los ojos)

M_ Tienes en tu escritorio dos informes impugnados por los


abogados de dos asesinos por errores de forma... (se endereza en
su asiento y señalaba hacia donde había una pila de carpetas)
todo culpa de esos CSI que se creen que pueden entrar y
manipular los cadáveres antes que nosotros sin seguir el
protocolo. Lo volvieron a hacer con el gitano que murió en la pelea
afuera de ese bar la semana anterior. Si ellos son brutos...
(levantaba sus hombros) yo ... bruta y media.

Cr_ ¿Por qué no le contaste todo esto a Dávila?

M_ Porque no me dejó lugar a réplica. Me dijo... llamó el Comisario


General de la científica, estoy cansado de ti y tus arrebatos, estás
suspendida por una semana. Cruz, se te enfría el café. (señalaba
el vaso con la cabeza y levantaba el suyo para tomar otro sorbo)

Cruz suspiraba y se tomaba un sorbo de café.


Cr_ Quiero que hagas un descargo por escrito, con todo esto que
me cuentas.

M_ Vale. (trataba de contener la sonrisa que pugnaba por


dibujarse en su boca)

Cr_ Voy a cambiar la forma de trabajo con los CSI. (ahora sí Maca
sonreía abiertamente al escuchar el nombre que les daba a los
polis) De ahora en más, esperan en recepción hasta que el médico
forense me avise a mí que ha terminado con su trabajo.

M_ ¡Bien! (satisfecha, volvía a coger el vaso)

Cr_ ¡Pero tú los tratas de ahora en más como lo que son! ¡Colegas
que están trabajando por lo mismo que nosotros!

M_ ¡Uhhhh!

Cr_ Nada de uhhhs y excusas Maca, no es tan difícil. ¡Y no se


discute! ¡¡Es una orden!!

M_ Vale jefa, voy a ser una niña obediente. (fruncía los labios)

Cr_ Y algo más. (la señalaba con el dedo índice) ¡Olvídate de


seguir pistas! ¡No es tu trabajo! No eres policía.

M_ ¿Y si los CSI no lo hacen? ¿Eh? Ni se ocuparon de esa chica


rumana, ¡claro!, ¿para qué? Prostituta e inmigrante ilegal, ¿para
qué ocuparse? ¡Como si no fueran seres humanos como nosotros!
Si no hubiera ido a ese...

Cr_ Maca, es una orden. ¡¡No!!

M_ ¡¡Puffff!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Cortaba sonriente la comunicación y guardaba el móvil en su
bolsillo. Su madre había puesto a su hijo al teléfono y el niño le
había contado su día en el parque. Se le notaba excitado pero
feliz. Volvía a la carpeta de farmacia que estaba estudiando
cuando se abría la puerta y aparecía Teresa casi lívida.

Te_ ¡Esther rápido! ¡El paciente de la cortina dos está


cianótico!

E_ ¡Joder! ¿No hay ninguna otra enfermera en cortinas? (dejaba


todo y se ponía de pie)

Te_ Me avisó un auxiliar, no hay nadie, me acordé que estabas


aquí.

E_ ¡¡Vamos!! (saliendo por la puerta a toda velocidad)

Teresa la perseguía intentando mantener el paso, pero Esther era


mucho más rápida y se le adelantaba. Cuando llegaba a la cortina
dos ya estaba Aimé auscultando al hombre y a su lado Valeria.

E_ Me acaba de avisar Teresa. ¿Cómo está?

Ai_ Ha fallecido. Choque anafiláctico. (estiraba la manta y tapaba


su rostro)

E_ ¡Joder!

Val_ ¡¡Era su responsabilidad!! ¡¡Usted tenía que ocuparse de este


hombre!! (la señalaba con el dedo)

Ai_ Emmm... Valeria, ahora y aquí, no. (cogía la hoja de


indicaciones que colgaba del pie de la cama)

Val_ ¡¡No hace un día que ha empezado a trabajar y ya se ha


cargado un paciente!! ¡¡Voy a pedir que le inicien un expediente
ya mismo!!

Esther la miraba con dureza y comenzaba el conteo mental.

E_ Mejor hasta cien. ¡A esta la mato en cualquier momento!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Vestida con su pijama gris, una bata descartable y guantes de


látex azul, la visera levantada, observaba a Guillermo cortar las
prendas que vestían a la joven. Le gustaba trabajar con el chico,
era cuidadoso y respetuoso con los cuerpos que llegaban a su
mesa.

Gui_ Bonita, ¿no? (quitando las últimas prendas y colocándolas


con cuidado en sus respectivas bolsas)

M_ Sí, y muy joven. ¡Qué pena!

He_ ¿Comienzo con las fotos Maquita?

Maca asentía. Guillermo se acercaba a su lado.

Gui_ Le dieron una buena paliza.

M_ Puñetazos y puntapiés. (señalaba el costado izquierdo de la


joven) Probablemente rompieron su bazo. Héctor, fotos especiales
de esos golpes.

He_ Ya los vi. (seguía sacando fotos)

Gui_ ¿A qué se dedicaría?

M_ Si observas sus manos, ha trabajado en la agricultura. Mira sus


callos.
Gui_ ¿Agricultura, acá en la zona de Madrid?

M_ No, antes, son callos viejos. Aunque no creo que haya llegado a
España hace mucho tiempo.

Gui_ ¿Cómo lo sabes?

M_ Por su ropa, son típicas del Magreb. O fue violada o estaba


metida en alguna red de prostitución.

Gui_ ¡¡¿Eh?!!

M_ Observa la irritación en la zona de entrepierna, en la parte


interior de sus muslos.

Gui_ ¡Joder!

He_ Ya está Maqui.

M_ Vale. (se acercaba al cuerpo sobre la mesa y especialmente a


su rostro) Vamos a encontrar a los desgraciados que te hicieron
esto ( estiraba su mano y acariciaba el cabello de la chica). Los
vamos a hacer pagar, niña.

Héctor y Guillermo se miraban.

He_ ¿Sabés lo que eso significa? (en voz baja)

Guillermo negaba con la cabeza.

He_ Empezó el rock and roll, che. La torda [1] no para hasta que
no encuentre a los hijos de putas y les haga morder el polvo.

Gui_ Ahhh. Por suerte le levantaron la suspensión, trabajar con


Maca hace la diferencia en este curro.
1 Torda= doctora
4.-

Vilches miraba la historia clínica. A un costado estaba sentada


Valeria, taconeando impaciente. A su lado, Aimé, cruzado de
piernas, calmado, esperando. Del otro lado, Esther, tensa y alerta,
sentada y cruzada de brazos, observando por el rabillo la cara
lívida de su jefa. La chica no paraba de restregarse las manos,
nerviosa.

Vi_ Cáncer pulmonar terminal, con metástasis en hígado y


páncreas. (cerraba la carpeta y resumía el contenido) No le
quedaba mucho tiempo.

Val_ Eso no quita que haya muerto de un choque anafiláctico, era


responsabilidad de las enfermeras controlar al paciente, le
inyectaron la prescripción y se fueron.

Al_ Yo le puse en la vía la penicilina G que indicaste y me quedé


unos minutos, estaba bien. (casi al borde del llanto)

Ai_ ¿Penicilina G? ¿Por qué?

Val_ Infección neumocócica localizada.

Ai_ ¿Me permites el historial Vilches?

Vilches se lo entregaba.

E_ ¿Se le preguntó al paciente si sufría alergias de algún tipo? ¿A


la penicilina?

Val_ ¡Claro! (agitaba una mano en forma airada)

Ai_ Acá no figura Valeria.

Val_ Eso lo hacen las enfermeras, Aimé, se habrán olvidado de


adjuntar el cuestionario.

Alicia abría los ojos despavorida y no decía nada.

E_ No es nuestra responsabilidad, le corresponde al médico


tratante.

Val_ ¿Desde cuándo? El cuestionario se lo doy a las enfermeras y


ellas lo hacen. Con seguridad se lo entregué a ésta. (señalando a
Alicia)

Al_ A mí no... (se le cortaba la voz con el sollozo)

E_ Mal hecho por parte de las que cumplen una tarea que no nos
corresponde. (estiraba su mano y la ponía sobre el brazo de la
chica, tratando de calmarla)

Val_ ¡¡Tú qué sabes!! (enfurecida)

Vi_ Valeria, una cosa son los usos y costumbres y otra el protocolo.
El médico es quien debe interrogar al paciente, no sólo sobre los
síntomas sino sobre sus enfermedades previas,
incompatibilidades y operaciones.

Val_ ¡¡No me digas!! (ampuloso aspaviento con una mano)

Vi_ Te lo digo y te lo repito. (hacía silencio por un par de segundos


mirándola fijo) Aimé, Esther, Alicia, vuelvan a sus tareas. Tú te
quedas Valeria. (la señalaba con el dedo índice)

Esther se levantaba y le tocaba el hombro a Alicia, que parecía


haberse quedado petrificada en su silla. Una vez afuera, Aimé
trataba de calmar a la chica.

Ai_ Tranquila Alicia, se va a aclarar todo.


Al_ No sé, no sé. (negaba con la cabeza, mientras se limpiaba la
humedad de la nariz)

Ai_ Esther, tú que tienes más experiencia... (le hacía una seña
imperceptible a Esther moviendo levemente la cabeza a un
costado hacia la jefa de enfermeras y Esther bajaba los párpados
para asentir)

E_ Yo me encargo.

Ai_ Voy a cortinas.

E_ ¿Te puedo invitar a un café?

Al_ Me tiembla todo el cuerpo. (volvía a restregar sus manos)

E_ Ven, vamos a conversar un rato. (la tomaba del hombro y la


empujaba para que caminara con ella hacia la cafetería) ¿La
primera vez que un médico intenta descargar su responsabilidad
contigo?

Alicia asentía con la cabeza.

Al_ Así, tan grave como causar la muerte de un paciente, sí.

E_ La primera y no la última, te lo aseguro.

Al_ ¿A ti también te ha pasado?

E_ ¡Uffff! Ni me acuerdo cuántas veces. (la llevaba tomada del


hombro caminando hacia la cafetería)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

El hombre miraba por el cristal de la puerta de la sala de


autopsias. Tragaba saliva.
Cr_ Ya estoy aquí. ¿Entramos?

Homb_ Ehhh, mejor la espero aquí.

Cr_ ¿No quiere ver parte del procedimiento?

Homb_ Me va a tener que excusar doctora, es que tanta sangre ...


me da un poco de...

Cr_ ¿Náuseas, vómitos?

El hombre asentía, un poco avergonzado.

Cr_ Vale. No es el único. (le sonreía y entraba a la sala)

Homb_ Mmmm, comprensiva, cálida y ¡¡qué guapa!! Anillo no


usa, ¿divorciada o soltera? ¿Novio o amante? Un bocatto di
cardenale.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Llevaban diez minutos charlando, compartiendo una taza de café.


Esther había logrado arrancarle varias sonrisas con sus anécdotas.

E_ ¿Mejor?

Al_ Sí, no sabes cuánto te agradezco lo que me has contado.


Aunque no sé si esto va a terminar bien.

E_ Vilches no ha cambiado un ápice desde la última vez que


trabajé con él. Y si algo lo conozco, a pesar de su mala leche,
siempre ha tratado de ser justo y lo va a ser ahora.

Al_ Yo... yo.... yo te he tratado muy mal.(bajaba la vista)


Esther esbozaba una sonrisa comprensiva.

E_ ¿Cuánto hace que eres jefa de enfermeras?

Al_ Tres meses. (levantaba la cabeza y la miraba)

E_ Mira... (estiraba su mano y cogía la mano de Alicia). Entré a


trabajar de auxiliar en este hospital cuando salí del instituto y
como enfermera, entre el Central y Melilla, llevo algo así como ...
hmmm... quince años. Conozco el paño, conozco el estrés. Hay
cosas que no te enseñan en la escuela de enfermería, cosas que
se adquieren con el tiempo, metiendo la pata, aprendiendo de los
errores. Lo tuyo de hoy conmigo ha sido producto de la tensión, la
impotencia.

Alicia la escuchaba con atención.

E_ He estado ahí, Alicia. (fruncía los labios) Tuve suerte con las
jefas que me tocaron. Hicieron algo que creo no han hecho
contigo. Me explicaban, me enseñaban, las veía actuar y me
dejaban participar. (le sonreía) ¿Qué te parece si comparto
contigo algunas de las cosas que he ido aprendiendo en estos
años?

Al_ ¿Lo harás? No sé cómo agradecerte. (entusiasmada)

E_ ¿Quieres que veamos juntas los turnos?

Al_ ¡Por favor! (sonreía emocionada)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

M_ ¡¡¿A quién me enviaste?!!

Cl_ Sabía que te iba a encantar.


M_ No te dije que me encantara.

Cl_ Te conozco Macarena Wilson.

M_ ¡¡¿De dónde lo has sacado?!!

Cl_ Es una larga historia. ¿Tienes invitada a la cama o te vienes a


casa a cenar y a ver una peli?

M_ ¿Me puedo meter en tu cama?

Cl_ Eso ni se pregunta.

M_ ¡¡En diez estoy allí!!

Cl_ Por favor, no corras con ese bólido que tienes.

M_ No corro ni hago el caballito, mami.

Cortaba y ponía el móvil sobre la mesa de noche. Miraba


alrededor. La cama era un estropicio de sábanas y mantas
retorcidas y semi caídas; las almohadas estaban sin funda; había
ropa desperdigada por el suelo; las puertas del ropero estaban
abiertas; zapatillas, botas y chanclas yacían de a una aquí y allí.

M_ ¡¡Uy dio!! Uno de estos días tengo que juntar valor y


animarme a limpiar y ordenar esto. A ver si todavía me queda
algún tanga limpio en los cajones. (saltaba de la cama y se dirigía
al ropero) ¡¡Uno!! ¡¡Salvada por el gong!! Mañana paso por el
Corte Inglés y me compro unos nuevos. Jmm. A ver... camisas...
(sacaba una negra de una percha y la olía) Está limpia, bueno
tiene algo de olor a perfume, la debo haber usado alguna vez. Una
ducha rápida para sacarme el tufo a autopsia que me queda.

Se metió en la ducha y comenzó a refregarse el cuerpo con la


esponja vegetal y gel.
M_ Pufff, a ver si se me va este olor. Debe ser que lo tengo
impregnado en la nariz, Lucía decía que le encantaba el olor de mi
piel. No sé, para algunas es erótico, jeje. ¿Serán necrofílicas estas
chicas?

Como siempre en la ducha, se le aparecían las imágenes del día.


En primer lugar, esa joven muerta. Su asesinato le había vuelto a
calar hondo, como otros tantos similares.

M_ Estaba dando de mamar, así que el crío debe ser un bebé


todavía. ¿Dónde estará? ¿Lo tendrán los que la golpearon? ¡¡Qué
mierda!! ¡¡Hay que encontrar a ese niño!! ¡¡No puede quedar
en los manos de esos joputas asesinos!!

Hora del champú.

M_ ¿Dónde buscarlo? ¡¡¿Dónde?!!

Enjuague, acondicionador, nuevo enjuague.

M_ Yo sé que Cruz tiene razón, no es mi tarea y los polis lo hacen


mejor, tienen más recursos. Pero...

Cerraba el grifo y se secaba el cabello con la toalla para luego


anudarla y comenzar a secarse el cuerpo con otra toalla.

M_ Este tipo que me envió su señoría... ¿se atreverá a ayudarme?

Se ponía la bata y quitaba con la mano la humedad del espejo


para mirarse.

Cr_ Lo envió Claudia.

M_ ¡¡Un poli!! ¡¡Su señoría está loca!! (se quitaba


malhumorada la bata y la arrojaba al cesto, con tan mala puntería
que rebotaba en el borde y caía afuera)

Cr_ ¡¡Te tranquilizas ya!! ¿Tan pronto has olvidado tu promesa?


(iba hasta el cesto y recogía la bata del suelo, metiéndola dentro)

M_ Yo podía hacer eso. (se cruzaba de brazos)

Cr_ Con la rabieta que tienes encima, la ibas a dejar ahí. ¡¡Te
conozco Wilson!!

M_ ¡Claudia me va a escuchar!

Cr_ Como siempre, las dos te escuchamos, demasiada paciencia


te tenemos. A ver... habla con él, con buenos modales como
corresponde...

M_ A una señorita, ya lo sé. Puffff.

Cr_ ¡¡A una colega!! Aysss, Maca, ¡qué difícil te pones a veces!
Anda, ve y habla con él.

M_ Pufff. (meneaba la cabeza)

Cr_ Antes ... (la cogía del brazo) ¿Terminaste aquí?, ¿pueden
entrar los CSI?

M_ Sí, tengo el informe grabado, mis notas, te lo paso en papel


después de hablar con el tipo.

Cr_ ¡Bien! (observaba al cadáver sobre la mesa) Apenas terminen


con la toma de huellas, le digo a Guille que lo ponga en la cámara.

M_ Guille se va a quedar junto a los tipos, no me fío nada de ellos.

Cr_ ¿Qué van a hacer? ¿Robárselo? Maca, por favor.


M_ Mandé al laboratorio varias cosas para analizar. Si puedes
apurar el trámite.

Cr_ ¿Qué encontraste?

M_ Piel bajo las uñas, la chica se defendió y arañó a alguno de sus


agresores.

Cr_ ¿Por qué crees que fue más de uno?

M_ Las marcas de zapatos en su costado, hay tres distintos.

Cr_ ¿Héctor las fotografió?

M_ Sí, en un rato trae las fotos impresas, eso les toca a los CSI,
creo. También les clasifiqué la ropa y los zapatos. Había residuos
de tierra y césped en sus zapatos, además de algunos bichos, los
mandé al laboratorio también.

Cr_ Ajá. (asentía) Esas marcas en la entrepierna... ¿violación?

M_ Puede ser. Había fluidos en su vagina. Guille llevó todo.

Cr_ ¿Semen?

M_ Sí. Ahhh... y la chica parió no hace mucho, además estaba


dando de mamar.

Cr_ ¡Coño! ¡Hay un bebé huérfano en algún lado!

M_ Cruz, por los rasgos creo que es subsahariana. ¿Podrías hacerle


un estudio?

Cr_ Mejor esperemos a ver si la identifican por las huellas


digitales.
M_ Si era ilegal, no creo que...

Cruz no podía resistir la cara de ruego apenado que Maca usaba


en estos casos. Maca lo sabía y acentuaba el gesto.

Cr_ Vale. (suspiraba) Le voy a pedir a Héctor que saque fotos de...

M_ Ya las sacó. (sonriente)

Cr_ ¿Cómo sabías que iba a decir que sí? (ponía los brazos en jarra
y la miraba seria)

M_ Porque eres la jefa más campeona del mundo mundial y más


guapa y genial que la Bones. (le guiñaba un ojo)

Cr_ Anda, ve zalamera. Y trátamelo bien al hombre, que se ve


muy majo.

M_ ¡Uy uy uy! ¡¡Te gustó!!

Cr_ ¿Yo dije que me gustó?

M_ Gándara, yo también te conozco, eh. (se iba sonriente a hablar


con el hombre que fisgoneaba la escena tras el cristal de la puerta
de la sala)
5.-

E_ Otro beso. [....] Más besos. [.....] Te quiero mi amor. Ahora hazle
caso a la abu y te vas a la cama. [....] Sí, ella te cuenta el cuento
del osito Felipe. [.....] ¡¡Muaks!!

Cortaba la comunicación y se quedaba mirando el móvil. No se


había dado cuenta que alguien la había estado escuchando y
observando.

Vi_ ¿Cómo se llama?

E_ ¿Vilches? (se giraba a mirar a la persona que le hablaba)

Vi_ No, el osito Felipe.

E_ Se llama Aziz.

Vi_ ¿En castellano sería? (frunciendo el ceño)

E_ El querido. (sonreía)

Vi_ Vaya nombrecito. ¿Un Juan o un Pedro eran muy simples para
ti?

E_ Quise respetar su origen y me pareció que ese nombre hacía la


diferencia, así sabrá siempre lo que significa para mí.

Vi_ Venga, muéstrame la foto de tu hijo. (se apoyaba en el


mostrador)

E_ Muy en el fondo eres un tierno. (sonreía y sacaba las fotos de su


bolsillo)

Vi_ Pero que nadie se entere, eh. Que después me persiguen para
mostrarme fotos de sus críos. (cogía las fotos y miraba la primera)
Tu madre sigue tan guapa como siempre. Y tu hijo... ¡qué ojos tan
pícaros! ¡Es un campeón!
E_ Sí, lo es. (babeando feliz)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

M_ Felicita al cocinero del restaurante, muy buenas tapas.


(tomando un sorbo de vino)

Cl_ No esperarías que yo cocinara. (dejaba su copa sobre la mesa)

M_ Por una vez, para agasajar a tu amiga, ¿por qué no? (dejaba la
copa y se recostaba sobre el respaldo del sillón)

Cl_ Mira quién habla, ¿qué? ¿acaso eres la Arguiñano de los


forenses? (subía las piernas y las encogía para acomodarse en el
sillón, de costado, mirando a Maca)

M_ Debes reconocer que me defiendo muy bien. (Claudia sonreía y


asentía) Uno de mis dos únicos placeres de ama de casa, cocinar.

Cl_ ¿Qué tal ordenar, limpiar, la colada?

M_ Psss, eso no es creativo. Cocinar y bloguear, mis dos pasiones


caseras.

Cl_ ¿Bloguear es una pasión casera? Recién me entero.

M_ Claro. Me siento en el salón, abro el portátil y blogueo. ¿En


dónde? En casa. Ergo casera. Con un buen brandy Wilson, placer
de los dioses.

Cl_ Jajajaja. Si tu familia viera eso, hay que llamar al Samur.

M_ Uhhhh, hablando de mi familia. (ponía los ojos en blanco) Mi


hermano mayor llamó hoy, antes de venirme.

Cl_ ¿Algún problema con don Wilson o doña Fernández ?

M_ No, están bien, joputas como siempre, esos duran más, ¿no lo
sabías?
Cl_ Ayss, Maca. (meneaba la cabeza)

M_ Quiere que vaya al bautismo de mi nuevo sobrino, que es un


evento social importante en Jerez, bla bla bla bla.

Cl_ ¿Y?

M_ ¡¡Ni loca!! Gracias que me paso a saludarlos para las fiestas de


fin de Año nena. Aproveché para pedirle varias cajas de brandy.

Cl_ ¡Caradura! (se ponía de pie de un salto) ¿El nuevo de Rosana?

M_ ¿Nuevo? ¡¡Es de hace dos años!! Vas con atraso guapa, jeje.

Cl_ Vale, el último. (ponía el DVD en el equipo de música y


“llegaremos a tiempo” comenzaba a sonar [1]) Me encanta esta
mujer.

M_ Pensar que la conociste por mí y nunca me has dado una


oportunidad.... ahhhh... ¡qué injusto!

Cl_ No empieces con eso, se nota que esta chica Lucía no te ha


movido el piso. (iba hacia el mueble del costado y sacaba dos
copas y una botella de brandy Wilson)

M_ Las únicas mujeres capaces de mover mi piso, mi mundo y mi


existencia son dos. Tú y Cruz y ninguna me da bola. Moriré sola,
fané y descangayada [2]... ahhhh.

Cl_ ¿Fané y descangayada? (se sentaba en el sillón y ponía copas


y brandy sobre la mesita)

M_ Un tango. Héctor se dedica a poner tangos ahora y me está


entrando el gustito. Me va a enseñar a bailarlo, es tan sensual,
mmmmm... (cogía la copa que Claudia le entregaba)

Cl_ Tú y tus armas de conquista, ahhh. Ahora tango. (sonreía y


bebía un trago)
M_ ¿Quieres probar? (la vacilaba humedeciendo sus labios con la
punta de la lengua)

Cl_ Déjate de chorradas y cuéntame sobre mi chico.

M_ ¿Tuuuu chico? (casi se atragantaba con el sorbo de brandy)

Cl_ Salimos un tiempo cuando estudiaba en la facu. (bebía un


sorbo y sonreía con malicia)

M_ ¡¡Noooooo!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Llegaba al mostrador de rotonda, ya cambiada, lista a irse a casa.


Estaba agotada. Los últimos dos meses los había pasado haciendo
trámites y organizando el regreso a Madrid, había perdido el ritmo
de las guardias, la vuelta al trajín en urgencias del Central la
había cansado sobremanera.

Había otra recepcionista en lugar de Teresa, la del turno que


comenzaba en pocos minutos.

E_ Hola, buenas noches.

Rec_ Buenas noches. La cartilla.

Esther sonreía. Ese saludo “marca registrada” de Teresa sonaba


gracioso en otra persona que no fuera su amiga.

E_ No vengo a atenderme. Soy enfermera aquí, acabo de terminar


el turno. Venía a firmar el parte.

Rec_ Ohhh, disculpa, no sabía.

E_ Me presento, Esther García.

Rec_ Carolina Pérez, no sé si alguna vez coincidiremos en el turno.


(sacaba el parte diario de debajo del mostrador y se lo entregaba
con un boli) ¿Tú eres la que vuelve después de la excedencia?

E_ Sí. (mientras firmaba)

Car_ Ahhh, la amiga de Teresa. ¡Bienvenida! Teresa nos ha


contado maravillas de ti.

E_ Jeje. Exagera. (le entregaba el parte) Gracias.

Voz_ Así que una enfermera nueva y amiga de Teresa. Hola.

Se giraba a mirar a quien le hablaba, apoyado sobre el mostrador


a su costado.

Voz_ No hemos coincidido en el turno, soy Raúl Lara, médico del


Samur. (extendía su mano)

E_ Hola. (sonreía y lo miraba con atención) Guapo el chico.


(estrechaba su mano) Esther García.

Ra_ Esther García, espero que coincidamos en muchas guardias.


(ponía su otra mano sobre la mano de Esther que estrechaba)

Carolina, la recepcionista, ponía los ojos en blanco. “Este no


pierde oportunidad... uy, ahí viene dueña del cotorro, uy uy uy...”
Tomaba unos historiales y hacía como que los revisaba.

Val_ Has llegado.

El médico se daba vuelta.

Ra_ Valeria, ¿qué tal? Me vine antes para que pudiéramos charlar
un ratito.

Val_ Ya veo. (le echaba una mirada gélida a la enfermera)

Esther decidió que era hora de poner fin a las presentaciones y


saludó con un “buenas noches” de rutina. No tenía ganas de
intercambiar una palabra con “la impresentable de los pelos
electrificados”.

Ra_ ¿Día duro?

Val_ Vamos a cafetería y te cuento. El aire es irrespirable aquí.

E_ ¡¡Que lo digas cabrona!! (mientras caminaba a paso firme


hacia el muelle)

Ra_ ¿Eh? Hasta la próxima Esther. (saludaba con el brazo en alto a


la enfermera)

Esther se hizo la que no escuchaba y siguió su camino sin darse


vuelta.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cl_ Un par de meses, la pasábamos bien pero no éramos muy


compatibles que digamos. (sorbo) Un gran tío, un poco loco para
mis gustos. Si se le metía algo en la cabeza, se olvidaba de todo
hasta resolverlo. Ni se acordaba la hora en que habíamos quedado
en encontrarnos.

M_ Todo un personaje.

Cl_ Jmmm. (asentía) Pero un genio. Y divertido. Y con un corazón


tan enorme...

M_ Como su panzota, jajaja. ¿En esa época ya tenía Michelines de


fórmula 1?

Cl_ Comenzaban a despuntar, jeje. Ahora que lo pienso, tú y él


tienen bastante en común.

M_ Uhhhh, ¡qué mal! Ya veo que no tendré ninguna oportunidad


jamás de los jamases ni contigo ni con la jefa. (se sentaba derecha
y cogía la botella para servirse otro trago)

Cl_ ¿La jefa? ¿Cruz? (le mostraba su copa para que también la
rellenara)

M_ Sip. (servía primero la copa de su amiga) Dijo que era majo.

Cl_ ¡Hoxtia! ¡¡Le gusta!!

M_ Eso mismo le dije y se atrevió a negarlo. (sorbo de su copa y se


apoyaba nuevamente sobre el respaldo del sillón, levantando sus
largas piernas y estirándolas para apoyarlas sobre el regazo de su
amiga)

Cl_ Mmmm... ¿por qué no? Mmmmm... sería un cambio


interesante para Cruz después de su ex (con una mano
acomodaba las piernas de Maca sobre su regazo y luego bebía
otro sorbo de su brandy)

M_ ¿Sabes lo que más me impactó de tu chico?

Claudia negaba con la cabeza.

M_ No le importa un coño que lo miren raro o lo que piensen de él.


Es un tipo ... libre.

Cl_ Uhhh, eso viniendo de ti, es un halago mayúsculo hablando de


un policía. Venga, cuéntame de una vez por todas qué te dijo y en
qué quedasteis. (totalmente intrigada por el interés de la forense
en su ligue de juventud)

[1] http://www.youtube.com/watch?v=q6AlG8R9Uto

[2] “cané y descangayada” = "hecha una porquería", venida a menos, destartalada. Del tango: “Esta
noche me emborracho” de Discépolo. http://www.youtube.com/watch?v=oAAs2srfvgw
6.-

En_ Anda, come, un día de guardia y mira la cara que traes. (le
ponía delante un bocata de jamón y queso)

E_ Mamá, esto es demasiado para el desayuno, no estoy


acostumbrada a comer tanto tan temprano.

En_ ¡Mira y aprende de tu hijo! ¡Mi Aziz va a ser un campeón


fuerte y grande! Aysss, ¡mi churriiiiii! (se acercaba al niño y le
dejaba un beso en el cabello, haciendo sonreír a Esther) Dile a la
mami, ¡come todo!

Aziz asentía pero no decía nada, estaba muy ocupado


manducando su propio bocata.

En_ ¡Marche otro vaso de leche para mi niño! (iba feliz hacia la
encimera a servirle otro vaso de leche chocolatada)

E_ Vale.

Suspiraba y comenzaba a morder su bocata, guiñando un ojo a su


hijo que divertido “jijeaba”.

Había dormido unas pocas horas ya que tal su costumbre, Aziz se


había despertado muy temprano y había bajado de su cama para
irse a la habitación de Esther y meterse junto a ella entre las
mantas, pidiendo su “eche mamá”. En la semana que llevaban en
Madrid, el niño se había acostumbrado rápidamente a la nueva
casa y a su habitación recién pintada y adornada con multitud
juguetes que la “abu” le había comprado.

Se sentía bien estar en la vieja casa familiar y ver a su madre tan


feliz con su hijo. Ese ambiente cálido de cariño y atenciones era lo
que su hijo necesitaba. No sólo su hijo, ella misma.
Le había hablado de pedir la acogida del bebé para adoptarlo.

Rob_ ¡¡¿Ese niño?!!

E_ Sí. No se tienen noticias de su padre, parece que murió en el


naufragio de una patera y no pueden localizar a la familia de la
madre. Lo van a entregar a ...

Rob_ Esther (la interrumpía)... ese niño no tiene nada que ver con
nosotros, con nuestra cultura, es saharaui.

E_ Bueno, nació aquí en Melilla, es ....

Rob_ No es como tú y yo.

E_ ¡¡¿Cómo que no?!! (de pronto entendía cuál era la objeción de


su marido) ¡¡Ahhh, claro, es moro!!

Roberto no le contestaba, la miraba impasible.

E_ ¡Vaya! No sabía que eras racista.

Rob_ No confundas las cosas Esther. No soy racista. Otra cuestión


es si quiero formar una familia multiracial. Y no, no quiero. Te has
encaprichado con ese bebé. No piensas en nosotros ni en lo que
pensarán nuestras familias.

E_ No es ningún capricho. Si vamos a adoptar un crío, no veo por


qué no puede ser este niño que ha quedado huérfano.

Rob_ Ya estuve tocando mis contactos para adoptar un bebé como


nosotros.

E_ Claro, blanco, en lo posible rubio y de ojos celestes y desde ya


católico apostólico romano, como manda la Santa Madre Iglesia.
(se cruzaba de brazos muy cabreada)
Rob_ No ridiculices lo que digo. Este niño no tiene nada que ver
con nosotros.

E_ ¡Es un bebé como cualquier otro! ¡Nos necesita! ¡Y nosotros a


él!

Rob_ No, Esther. Nosotros no necesitamos a este bebé. Y debe


haber muchas familias de su etnia y su cultura que estén
dispuestas a darle cabida. ¡Sácatelo de la cabeza! ¡¡Este bebé
no!!

En_ ¿En que te has quedado pensando? (se había sentado a su


lado y la observaba atenta)

E_ Cosas mamá. (volvía a darle un mordisco a su bocata)

En_ No me has contado mucho de lo que te ha pasado allí, con


Roberto. (estiraba la mano y acariciaba su brazo)

E_ Jmmm... (tomaba un sorbo de su café con leche) Ya está, para


qué amargarse.

En_ Hija.... sabes que cuando quieras hablarlo, aquí estoy.

E_ Lo sé. (se le hacía un puchero de la emoción) Gracias por no


insistir, ahora lo que más me interesa es retomar mi vida, mi
trabajo y ocuparme de mi hijo.

En_ A ver... cuéntame de ese doctor que vamos a ver hoy. Si lo


recomendó Teresa debe ser muy buen pediatra.

E_ ¿Vienes con nosotros?

En_ ¡Claro! ¡Es mi nieto! (se giraba a mirar al niño que tomaba su
segundo vaso de leche) ¡Mi churriiiiii! ¿Te conté cómo se lanza en
el tobogán? (entusiasmada, casi babeando)

E_ Sí mamá, me has contado. (bajaba la cabeza para esconder las


lágrimas emocionadas que desbordaban sus ojos)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

La tertulia noctámbula había durado hasta las dos de la mañana.


Pero al día siguiente había que currar y la jueza se iba temprano
al juzgado, así que había hecho el esfuerzo de levantarse y
prepararle el desayuno mientras su amiga estaba en la ducha.

Claudia había “engullido” su café con leche y sus tostadas en un


santiamén, ya iba demorada y lo que menos le gustaba era llegar
tarde a su despacho. Dos o tres palabras, un “nos pegamos un
toque”, dos besos y ella quedó a cargo de limpiar los trastos de
esa mañana y de la noche anterior.

M_ Esto tendría que hacer en mi casa, mmm. (mientras ordenaba


la sala)

Pero ya en su apartamento, se olvidó de los pensamientos


“limpiadores” y lo primero que hizo fue cambiarse al cómodo
chándal que encontró “por ahí” y hacerse una taza de café para
sentarse en la mesa de la sala y abrir su portátil.

La mesa era una parva de notas, revistas abiertas, carpetas


desordenadas, bolis, lápices y alguna taza con restos de café.

M_ Hagamos un poco de espacio, larararaaaa.

Hacer espacio era empujar cosas hacia aquí o hacia allí,


amontonar, pasar pilas a las sillas y ¡milagro!, podía acomodarse
con su taza y trabajar en su “otra pasión casera”.

M_ ¡Mierda! ¡Una semana sin colgar nada! Es lo que tiene darle


alguna alegría al cuerpo, te olvidas de lo importante. ¡Uhhhh,
cuántos comentarios! Bueno (sorbo de café), a responderlos. Voy
a poner un poco de música. No, mejor no, que me pongo a cantar
y me distraigo. (otro sorbo de café)

Miraba la sección “últimos comentarios” y le llamaba la atención


el nombre de un lector nuevo, Paolo Ermittlungsarbeit. Había
comentado en varios posts.

M_ ¿Y éste? Es nuevo. ¿Un alemán de nombre Paolo? Jmmm... es


un alias... a ver Ermittlungsarbeit... lo busco en el Google...
jmmm... ¿investigadora? Jmmm. Mejor un diccionario... éste,
alemán inglés... ¿Trabajo de investigación? ¿Eing?

Se puso a leer lo que el tipo decía.

“Excelente post sobre la poca fiabilidad de las pruebas


radiológicas para la determinación de la edad, en base
al baremo del Atlas de Greulich y Pyle, con el que se
compara la radiografía del menor con estándares
resultantes de un muestreo de población. Es de destacar
que haya hecho mención a que esta noticia ha salido en
otros medios y que usted solamente la reproduce [¡ahhh,
mi amiga -¿me permite llamarla así? - qué placer es
encontrar internautas de pura cepa que mantienen vivo
el espíritu del netiquette1 en el reconocimiento de
fuentes y aportes! ¡Hay tanto copy-paste en la web!].

Le agradezco el link http://menoressolos.blogspot.com/


, me ha permitido conocer datos y situaciones muy
injustas que escapaban a mi actividad cotidiana y que
merecen toda mi atención.

Pero quiero agradecerle algo que puede pasar


desapercibido en su post: el protocolo-ejemplo sobre
“Determinación de la edad en NN”, que adjunta para
descarga. Usted dice que lo usan en su labor en el IAFM
y que la “genia” [sic] que lo elaboró es su jefa de
servicio [supongo que usted algo también habrá tenido
que ver, ¿no?]. ¡Qué bien me viene! ¡No conocía esta
sistematización! “

M_ Este tipo es del gremio. No, del gremio no puede ser, no


conocía el protocolo de Cruz, ya se lo han copiado en todos lados.
¿Por qué le vendrá bien? ¿A qué se dedicará? Jmmm... ¿qué le
digo?

Como no le “salía nada” para contestarle, se puso a leer sus otros


comentarios.

“Ahhh, mi amiga -¿me permite llamarla así? - ¡qué bien


escribe! ¡La Agatha Christie forense! Me he devorado su
cuento en un pis pas. Al final, el chino era el
asesino. ¡Y todo por un euro!”

M_ Todo por un euro, jajaja. Este tipo tiene chispa.

El ring-ring de su móvil la interrumpía. No reconocía el número


que llamaba.

M_ Hola.

Voz_ ¿Doctora Maca?

M_ Sí, ¿quién es?

Voz_ Adivinador, adivinaaa...Adivina, adivinador. (tarareaba)

M_ ¡¡¿Eh?!!

Voz_ Sono ío, il barítono gaditano.


M_ ¿Gimeno? (¡qué otro loco cantaría y diría eso!)

Gi_ ¡¡Achértoooo!!

M_ ¿Hoy tenemos día itálico? (sonriente)

Gi_ E infantil. ¿Le gustó la canción?

M_ No la conozco.

Gi_ Le compré un CD a mi Luci de una cantautora que hace poco


falleció, ¡¡una genia!! Y de tanto escucharla, se me pegó la
cancioncita. [2]

M_ Ahhh.

Gi_ Claro, no la conoce, usted no tiene hijos.

M_ No, no tengo hijos. ¿Por qué me llamaba? (no podía borrar la


sonrisa que le provocaba la frescura de este hombre)

Gi_ ¿Tiene tiempo para vernos en El Retiro? Llevo termo con


cafecito, unos bollos y noticias del caso.

M_ ¿Pic nic como ayer?

Gi_ ¡¡Achértoooo!!

M_ Jajajaja. Vale. (el tipo le caía recontra simpático) ¿Lo trae a


Greta también?

Gi_ Ovviamente.

M_ Jajajajaja.

-.-.-.-.-.-..-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Estaban sentados en el pasillo que daba al consultorio del
pediatra. Aziz, entre Encarna y Esther, muy “atareado” haciendo
“hablar” a una jirafa y un león del playmobil “la vida salvaje de
Africa” que Encarna le había comprado.

En_ ¿Esa no es...?

No pudo terminar la frase, ya la recepcionista saludaba alborozada


a Esther.

Te_ ¡Ayss, qué churriiiii! ¡Estheeeer! (agitaba una mano mientras


corría con sus pasos cortitos tradicionales)

E_ ¡Teresa! Hoy no tenías guardia.

Te_ Vine igual, quería conocer a Aziz. Puff, pufff. (resoplaba,


parece que ya no estaba para esos trotes de correr por el pasillo)

Aziz había dejado de jugar y miraba extrañado a la mujer.

E_ Aziz, ella es Teresa, mi gran amiga, ¿recuerdas que te conté de


ella?

Az_ ¿Deza? ¿Atilia?

E_ ¡Esa, sí!

Te_ ¡Ahhh! ¡Me recuerda! ¡Encarna, me llama deza! ( a punto del


“meo abuelil”)

En_ Ays Teresa, es tan inteligente, tan ágil, si lo vieras jugar con
los otros nenes en el parque. (otra con “meo” intenso)

Te_ ¿Te puedo dar un beso Aziz? (se ponía de cuclillas junto al
niño)
Aziz asentía con un movimiento de su cabeza y Teresa comenzaba
a llenarlo de besos. En ese momento se abría la puerta del
consultorio, salía una mujer con su niño y el médico se asomaba.

Pediat_ Mmmm, ¿García Uriburu?

E_ ¡Somos nosotros! (se ponía de pie de un salto)

Pediat_ ¡Teresa! ¿Este es el jovencito del que me hablaste? Y


supongo que tú eres Esther, la enfermera de urgencias.

Te_ Sí, Fernando, ella es mi amiga Esther, la enfermera. Y este


churriii es Aziz.

Fer_ ¡Bien! ¡Adelante!

En_ Ehh... Esther... (le hacía una seña con la cabeza hacia Teresa)

E_ Vale. Teresa, ¿nos acompañas?

Te_ ¿Yo? Ahhhh, siiiiiiiii. (deleitada) ¿Le puedo dar algo que le
traje a Aziz de regalo? Una chuchería, eh. (sacaba de su cartera
un caja envuelta para regalo)

E_ Claro Teresa.

Sonreía emocionada. Su hijo iba a tener otra abuela más y ella


sentía que comenzaba a recuperar los afectos importantes que
había extrañado tanto en Melilla.

1 Netiquette (o netiqueta en su versión castellana) es una palabra derivada del francés


étiquette (buena educación) y del inglés net (red) o network y vendría a designar el
conjunto de reglas que regulan el comportamiento de un usuario en un grupo de noticias
(newsgroup en inglés), una lista de correo, un foro de discusiones o al usar el correo
electrónico. Por extensión, se utiliza también para referirse al conjunto de normas de
comportamiento general en Internet. La Netiqueta no es más que una adaptación de las
reglas de etiqueta del mundo real a las tecnologías y el ambiente virtual. Aunque
normalmente las tendencias de etiqueta han evolucionado hasta llegar a formar incluso
parte de las reglas de ciertos sistemas, es bastante común que las reglas de etiqueta se
basen en un sistema de “honor”; es decir, que el infractor no recibe siquiera una
reprimenda.

De la misma manera que existe un protocolo para los encuentros físicos con personas, la
así llamada netiquette describe un protocolo que se debe utilizar al hacer "contacto"
electrónico.

http://es.wikipedia.org/wiki/Netiquette

2Adivina, Adivinador. María Elena Walsh.


http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=V9HNTzum7eg
7.-

Gimeno había llevado una manta para tumbarse en el césped y


charlar ahí, disfrutando un vaso de café y unos bollos “caseros, los
hice yo mismo”. Greta mientras tanto husmeaba aquí y allí, a sus
anchas.

Gi_ Fresco pero agradable por el solcito.

M_ Mmmm... (saboreaba el café y asentía)

Gi_ Invité a su jefa a tomar un cafecito en un banco en la ciudad


universitaria, pero se excusó en que tenía mucho trabajo. (con la
vista perdida en Greta y sus “investigaciones olfativas”)

M_ No creo que fuera una excusa. (otro sorbo, disfrutando el


verde, relajada)

Gi_ ¿No le gusta el aire libre como a usted?

M_ ¡Le encanta! Por eso le digo que debería estar liada, hay
mucho trabajo en el Instituto y a veces no alcanzan las manos
para todo lo que hay que hacer.

Gi_ 692 autopsias de muerte violenta el año pasado, más 1.455


autopsias judiciales de personas fallecidas de forma natural. Así,
el trabajo del centro fue de 2.147 necropsias, a lo que se debe
sumar los 11 miembros y 7 restos humanos y un feto
diseccionados, las dos exhumaciones realizadas y las 40 muertes
certificadas. En total, el Instituto Anatómico Forense atendió
2.210 ingresos en 2010. Además de los cursos con los que
colabora y los estudiantes que van a hacer las prácticas. (lo decía
sin titubear un segundo y todo de una vez, sin perder la pose de
“hombre mirando a perro”)

M_ ¡¡¿Y eso?!! (se giraba a mirarlo asombrada)

Gi_ Informe de Europa Press que emitió su Instituto.


M_ ¡¡¿Y lo recuerda todo?!! (no cabía en su asombro)

Gi_ Tengo memoria de elefante. Sí, debe estar muy liada. ¿Cree
que debo insistir? (sin variar un ápice su posición de “ojo-de-
águila-controla-perro-a-la distancia”)

M_ Yo que usted... (sonreía) insisto.

Gi_ Anoto su recomendación.

M_ Gimeno, ¿qué le parece si nos tuteamos? Ya estamos hablando


de cómo se lía con mi jefa y todavía nos tratamos de usted. (volvía
a su pose contemplativa relajada)

Gimeno abandonaba la “observación de perro” y se giraba a


mirarla achinando los ojos, finalmente sonreía.

Gi_ Macarena, tú eres de las mías.

M_ Eso dice Claudia.

Gi_ ¡Ahhh, Claudia! ¡Piú bel-la! (hacía gesto de “manjar” con los
dedos)

M_ Be-llísima, caro, be-llíiiiisima. (tiraba la cabeza hacia atrás, con


ojos soñadores)

Gi_ Bueno, teniendo en claro que debo insistir con la jefa Cruz y
que opinamos ambos que Claudia es un bocatto di cardenale,
vayamos al tema por el cual te pedí encontrarnos.

Maca asentía sonriente y se incorporaba, sentándose en la manta.

Gi_ Vi tu informe y tu jefa Cruz me anticipó sus conclusiones


preliminares sobre esta pobre chica. Es saharaui, probablemente
de la zona de los campamentos de Tifariti, al sur.

M_ ¡Qué buena es Cruz! (no podía evitar expresar su admiración


por su jefa-amiga)
Gi_ Coincido contigo, un trabajo concienzudo y en muy poco
tiempo.

M_ Bueno, con eso la poli puede ubicarla más fácilmente.

Gi_ Jmmm, no sé. El cotejo de las huellas dactilares va a tomar su


tiempo.

M_ ¡¡Pufff!!

Gi_ Nosotros también tenemos mucho trabajo y pocos recursos.

M_ Y poco interés, como es una inmigrante árabe, ya veo. El caso


del turista americano lo resuelven en un pis pas, pero a esta
pobre...

Gi_ Maca, no seas injusta, no es desinterés xenófobo. (la


interrumpía y él también se sentaba en la manta)

M_ Jmmm, vale, dejémoslo ahí. Entonces se van a tardar un


tiempo.

Gi_ Y no sólo hay que esclarecer un crimen horrendo y hacer


justicia, hay un bebé perdido.

M_ ¡¡Exacto!!

Gi_ Se me había ocurrido que podíamos averiguar algo más si


apelamos a los mismos saharauis que viven en Madrid.

M_ Buena idea, la poli podría ir a preguntarles.

Gi_ Es que eso... a ver, yo no estoy en servicio, lo mío es una


investigación para un informe al ministerio para optimizar
recursos coordinando acciones.

M_ Uhhh, ya te dije, eso de optimizar recursos me suena a recortes


de personal y disminución de salarios, es la moda. (meneaba la
cabeza, pesimista)

Gi_ Olvida esa discusión, concentrémonos en el caso. No sé si la


poli es lo mejor para ir a hablar con esta gente. Tú tienes buena
relación con los grupos de exiliados saharauis.

M_ ¡¡¿Yo?!! (abría los ojos de par en par)

Gimeno asentía.

Gi_ Estuviste apoyando a Aminatu Haidar [1] en su huelga de


hambre, firmaste petitorios, en tu mismo blog hiciste varias notas.
Te ofreciste a viajar a los campamentos.

M_ ¡¡¿Cómo sabes todo eso?!! (el asombro ya era superlativo)

Gi_ Macaaa... soy poli ... y también investigo mucho por internet.
Google es mi libro de cabecera. Pssss.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

El pediatra Fernando Mora le había encantado a Esther. Aziz


enseguida había entrado en confianza con el médico -
especialmente después del pequeño balón que le había
obsequiado- y se había dejado auscultar entre risas y babeo
“abuelil” de Encarna y Teresa.

Con las fotocopias de la historia clínica de Aziz del Comarcal de


Melilla, Fernando había ordenado una batería de exámenes y una
nueva cita apenas estuvieran listos. De ahí habían ido
directamente a la guardia donde Esther hizo la extracción de
sangre y el urgente envío a laboratorio.

Terminaron la jornada “pediátrica” almorzando en un Mc Donald's


para alegría del niño. “¿Allí también hay McDonald's?”, “mami,
están en todos lados”, “esta comida chatarra no es buena para
Aziz”, “una vez cada tanto no les hace nada, Encarna, eso dice
siempre mi nuera”, “una vez por mes, no más”, “de acuerdo
mami”.

No podía faltar la jornada en el parque -larga jornada pensaba


Esther, todavía no muy repuesta de la guardia del día anterior.
Encarna iba bien equipada con termo con leche, galletas y set de
balde-palita-rastrillo-figuras-pelota-camioncito-autos. “¡¡¿Todo eso
has traído?!!”, “nena, con qué iba a jugar, ¿eh?”, “¿también
trajiste una cámara de fotos?”, “no, tú tienes ese móvil que saca
fotos muy chulas, para qué otra”.

Esther estacionaba el coche frente a la casa y sacaba su móvil del


bolso para confirmar la dirección.

En_ ¿Es acá nena? No parece una ONG, la casa está bastante
desvencijada. (observando por la ventanilla trasera mientras Aziz
dormía plácidamente con su cabeza apoyado en el regazo de su
abuela)

E_ Aquí, sí. Le falta un poco de pintura al frente.

En_ ¿Ahí dan cursos a los niños?

E_ Hablé con el coordinador, organizan juegos y canciones para


que vayan aprendiendo el idioma. (se quitaba el cinturón de
seguridad)

En_ ¿No le harán eso del adoctrinamiento?

E_ No, mami. (sonreía y se daba vuelta a mirarla) Hice mis


averiguaciones. Aquí vienen los hijos nacidos en España de los
saharauis, aprenden el idioma, sus canciones, su cultura.

En_ Esther... ¿estás segura? ¿No lo hará distinto a los otros nenes?

E_ Mira, piénsalo así. ¿Te acuerdas de tus tíos vascos que se


fueron a Argentina?

En_ Sí, pero eran vascos no árabes.


E_ Sea vasco, catalán, árabe, chino es igual, mami. Cuando fueron
para allá, lo primero que hicieron fue ir al club vasco ése de los
emigrados y todos tus primos iban a aprender el euskera y
después estaban en el coro y en el grupo de danzas. ¿Dejaron de
ser argentinos por eso? Al contrario, nunca quisieron regresar a
España. Es lo mismo.

En_ Nena, el mundo cambió mucho.

E_ No mamá, en esas cosas sigue siendo lo mismo. Todo niño


tiene derecho a conocer sus raíces y la cultura de sus ancestros.
Hice un compromiso con la familia de Aziz y lo voy a cumplir. No
sólo porque lo prometí, sino porque creo que mi hijo debe conocer
su origen y apreciarlo. Eso lo va a hacer mejor persona.

En_ Bueno, tú sabrás, espero que sea así.

E_ No te preocupes... además, vamos a estar tú y yo para


supervisar todo lo que hace, ¿no? Venga, hora de despertar a este
jovencito.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Maca estacionaba su moto en la acera de enfrente del edificio. Se


levantaba el casco de la visera y sacaba su móvil para confirmar la
dirección. Luego miraba hacia atrás. No se veía el coche de
Gimeno.

M_ Pobre, con este tráfico vaya a saber en qué atasco quedó


trabado.

Sonaba el móvil. Era Gimeno.

M_ Hola. ¿Atasco?

Gi_ No, estoy parado frente al domicilio que nos dieron. ¿Tú te has
perdido?

M_ No, estoy frente al domicilio y tú no estás.


Gi_ No puede ser.

M_ ¡¡Es!! Jajaja. A ver, ¿en qué dirección estás?

Gi_ Calle del Pez 27.

M_ Gimeno, esa es la primera organización que fuimos a visitar.

Gi_ ¡Con razón me resultaba conocida! A ver, me fijo de nuevo en


el móvil. Uhhh, tengo que cortar para mirar.

M_ Jajajajaja. Venga, no cortes, anota y te explico cómo llegar.

Le daba la dirección mientras observaba a dos mujeres y un niño


que salían de un coche enfrente y entraban a la casa donde ellos
iban a ir.

M_ ¡¡Qué guapo el crío!! ¿La chica será la madre? Jmmm,


seguramente el padre es saharaui.

[1] Aminatu Haidar= Aminatou Haidar (en árabe: ‫)أﻣ ﻨ ﺘﻮ ﺣ ﻴﺪار‬, a veces conocida simplemente por Aminatu o
Aminetu (según algunas fuentes nacida en Akka Centre, provincia de Tata, Marruecos, 24 de julio de
1966,[1] según otras nacida en El Aaiún (por entonces Sahara español) en 1967[2] ) es una activista pro
saharaui y de los Derechos Humanos. A finales de 2009 fue protagonista del conflicto llamado Caso
Aminetu Haidar en la que la activista estuvo 32 días en huelga de hambre tras ser expulsada ilegalmente
de El Aaiún. http://es.wikipedia.org/wiki/Aminatou_Haidar
8.-

Lo tuvo que esperar casi media hora, al fin llegó y entraron, con
Greta -¡por supuesto! Los recibió un joven saharaui sentado a una
mesa que oficiaba de recepción.

Joven_ Buenas tardes.

M_ Buenas tardes. Nos envía Fatma del CEAS Sáhara [1] para
hablar con Abdul. Soy la doctora Fernández.

Joven_ Aguarden aquí por favor. (les indicaba unas sillas contra
una pared) Está en una clase.

M_ Vale. Gracias.

Se iban a sentar mientras el joven iba por un pasillo que salía al


costado de la habitación en la entrada.

Gi_ ¡Greta, siéntate a mi lado!

El perro ni bola, iba a “olfatear” la habitación.

M_ ¡Qué caso te hace! Jeje.

Gi_ Está en su etapa rebelde. Jmmm, ¡cuántos afiches! (mirando a


las paredes)

M_ Ajá. ¿Nunca habías estado en una asociación de éstas?

Gi_ Había estado en alguna de ecuatorianos o de rumanos, pero


de árabes, la primera.

M_ Éstas son distintas, son un pueblo que lucha por su nación, por
su tierra, por su autodeterminación. Terminó el colonialismo
español y ahora soportan la invasión marroquí.

Gi_ Conozco el tema.

M_ Espera, te voy a buscar uno de sus folletos para que leas las
cosas que han hecho y logrado en sus campamentos. (se ponía de
pie e iba hasta la mesa)

Gimeno sonreía.

Gi_ Con qué pasión lo dice. ¡Qué distinta y qué igual a Claudia!

Maca estaba recogiendo un par de folletos cuando notaba al


mismo niño que había visto entrar antes, ahora a su lado, tirando
de su pantalón.

M_ ¡Holaaaaa! (le decía con su mejor sonrisa)

Az_ ¿Mede?

M_ ¿Eh?

Az_ El pedo... (señalaba a Greta husmeando debajo de unas sillas)


¿méde?

M_ Ahhh, Greta. No, no muerde, es buenito.

Az_ ¿Pedo carishiar?

M_ ¿Tu mami te deja tocar los perros?

Aziz asentía muy serio.

M_ Jmmm, mejor le preguntamos a tu mami, ¿vale? ¿Dónde está?

Az_ Llaaaá. (señalaba hacia el pasillo) Mamá y bela.

M_ Ah, está también tu abuela. ¿Me das la mano y las vamos a


buscar y les preguntamos?

Aziz asentía y estiraba su bracito para darle la mano. Pero no fue


necesario que fueran en busca de su madre, en el mismo instante
entraba Encarna despavorida, llamando a Aziz.

En_ Ayss, aysss, ¡¡¿dónde te habías metido?!!


Az_ ¡Pedo bela! (señalaba a Greta) Deta.

En_ ¿Eh?

M_ Quiere acariciar a Greta, el perro de mi amigo. Íbamos a ir a


preguntarle a su madre si le permite hacerlo. (le sonreía a la
mujer)

En_ Ayss, no sé si lo deja. ¿Muerde?

M_ No, es un pan de dios, señora.

En_ No sé, no sé. (dudaba)

Pero aparecía Esther, que se había dado cuenta de la desaparición


de su madre y su hijo y había salido en su busca.

E_ ¡Estabais aquí!

Az_ ¡¡Mamá!! ¡¡Deta!! ¡¡Es benito!!

Esther se giraba a mirar al perro que ahora se acercaba hacia


donde estaba Maca.

E_ ¿Su perro? (miraba a Maca y le sonreía)

M_ No, bueno, es de mi amigo. (Greta ya estaba a su lado y


acercaba su hocico al niño)

Az_ ¡¡Mamá!! ¡¡¿Pedo carishiar?!! ¡¡¿Pedo?!! (movía las manitos


ansioso)

M_ Es manso, no lo va a morder.

E_ Vale. Anda, acarícialo.

El niño no se hacía rogar y a Greta parecía gustarle mucho.

E_ Lo enloquecen los perros, antes teníamos dos en casa y


jugaban con él.

M_ Se nota. (sonriente miraba embobada a perro y niño) Aysss,


Greta no le lamas la cara.

E_ Jajajaja. Eso hacen todos los perros cuando se relacionan con


los niños, no se preocupe.

M_ Ahhh, si usted lo dice.

En ese momento llegaba el tal Abdul e interrumpía el encuentro.

Ab_ ¿Dra. Fernández?

M_ Soy yo. ¿Usted es Abdul?

Ab_ Sí. Buenas tardes. Me llamó Fatma y me comentó el


problema. Si me acompañan a la oficina vamos a poder hablar con
tranquilidad.

M_ ¡¡Gimeno!! (se giraba a llamar al poli)

El inspector estaba ensimismado leyendo los distintos afiches y ni


se había enterado del encuentro ni de la charla.

Gi_ ¿Eh? (caía a tierra) ¡Voy, voy! (se ponía de pie e iba hasta
ellos)

Ab_ Por aquí, por favor. (señalaba el pasillo)

Gi_ ¡¡Greta, vamos!!

Pero el perro ni bola, se había encariñado con el niño.

M_ Ehhh... ¿no le molesta si se lo dejamos? (a Esther) Si tienen


que irse nos buscan y lo llevamos. Así el nene puede jugar un rato.

Az_ ¡Siiiiii!

E_ Vale, no hay problema. (sonrisa enorme) Tenemos para un rato


de espera.

Maca y Gimeno caminaban detrás del tal Abdul. Parecía que el


inspector no estaba muy conforme con que su perro se quedara
con “extraños”.

M_ Buena gente, no te lo van a robar.

Gi_ No sé eh, es un perro tentador.

M_ No te preocupes.

Gi_ ¿Cómo sabes que no se lo llevan? El crío se encariñó mucho


con mi Greta.

M_ ¿Viste la sonrisa de la madre del chico? Cristalina, una delicia.


Además, una mujer inteligente, no es de las madres miedicas que
le hacen caso a las propagandas y ponen a sus hijos en una carpa
aséptica de toallitas húmedas y jabones antisépticos. Lo dicho,
buena gente. (categórica)

Gi_ Ahhh. (aunque no se quedaba muy tranquilo con la


explicación)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Reunidos alrededor de un viejo escritorio, el tal Abdul escuchaba


el relato de Maca muy serio.

M_ Creemos que quizás ustedes puedan ayudarnos a identificar a


la chica, el cotejo de huellas dactilares va a tardar un tiempo.

Abdul se quedaba en silencio por unos minutos, con la vista


perdida y el rostro tenso.

Gi_ Ehhh... ¿qué le parece?

Ab_ Disculpen, me ha chocado un poco la noticia. Es... terrible.


Jmmm. (trataba de ganar compostura) ¿Tiene una foto para que
podamos mostrar en la comunidad?

M_ Traje varias fotos, para que las reparta entre su gente. (metía
la mano en su bolso y sacaba varias fotos) Tome. (le entregaba el
sobre)

El hombre abría el sobre y sacaba una foto.

Ab_ No la conozco, es decir, no la he visto en mis grupos, pero le


voy a preguntar a los otros miembros. ¿Tiene un teléfono donde
me pueda comunicar con usted?

M_ Sí. (sacaba una tarjeta de su billetera)

Gi_ Señor Abdul, habría que hacer esto en forma urgente.

Ab_ Mañana mismo las reparto, señor Gimeno. (cogía la tarjeta


que Maca le entregaba)

M_ Si fuera posible hoy mismo. Verá... (cogía aire) creemos que la


chica tenía un bebé muy pequeño y no se sabe dónde está y con
quién está.

Abdul dijo en voz alta una frase en su lengua que sonaba a un


fuerte taco. Cogía de inmediato el teléfono y comenzaba a marcar.

Ab_ Voy a citar a todos los miembros que encuentre para que
vengan de inmediato, hoy mismo tenemos que saber quién es
esta joven.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

El muchacho encargado del grupo de niños pequeños le explicaba


a Esther los horarios y modalidad de los cursos. A Encarna le
gustaba el joven, estudiaba para maestro de jardín de infantes y
era muy didáctico en su explicación de las actividades que harían.
Y parece que también le gustaba a Aziz que le regaló un beso y se
despidió con un saludo en su idioma.
En_ ¡Mi niño habla en árabe! ¡Qué inteligente! (babas cayendo en
cascada)

E_ Algunas frases y palabras aprendí y se las enseñé. Yo me voy a


anotar para un curso mami, quiero aprender a hablar su lengua.

En_ ¡Uhhh! ¿Yo también podría aprender? Porque después vais a


hablar entre vosotros y no voy a entender nada.

E_ ¡Qué buena idea! ¿Venimos juntas? Son dos veces a la semana


y en ese horario Aziz tendrá sus clases.

En_ ¿Podrás acomodar tus horarios en el Central?

E_ Espero que sí, mañana lo hablo con mi jefa.

En_ Ayss, ¿ya trabajas mañana?

E_ Sí, esta semana tengo un lío de tres días seguidos, pero ya la


semana que viene no va a ser así.

En_ ¡Nena, Aziz no te va a ver por tres días!

E_ Yo pensaba que tú te podías venir con él en el horario del


almuerzo y en la merienda y nos quedamos en el parque de atrás
del edificio, ¿qué te parece?

En_ Eso podría ser, preparo algunas tapas... jmm.

E_ Venga, vamos a devolver al perro. (conforme con la aceptación


de su propuesta)

En_ Se va a poner triste mi churri, mira qué entretenido está.


(señalaba con la cabeza al crío que le hablaba y acariciaba al
perro)

E_ ¿Qué quieres?, ¿llevártelo?

En_ Y... (fruncía los labios y ponía cara de culpa)


E_ ¡Doña Encarna, que no se diga!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Abdul seguí convocando gente para una reunión urgente en el


centro. Maca y Gimeno esperaban observándolo hablar con uno y
otro en su idioma, el hombre les había pedido que se quedaran
para explicarles a los demás miembros qué tenían que hacer en
caso de encontrar algo sobre la chica.

Toc-toc suave en la puerta.

Abd_ ¡Adelante!

Se asomaba Esther.

E_ Disculpen la interrupción, nos vamos y veníamos a traer a


Greta.

M_ ¿Qué te dije eh? Hombre de poca fe. (le murmuraba) Atiendo


yo Abdul, siga con lo suyo.

Gi_ ¡Ahhh, qué alivio! (suspiraba)

Maca iba hasta la puerta y era recibida por la gran sonrisa de


Esther.

E_ Le agradezco mucho que lo dejara con Aziz, los pequeños se


aburren mucho en estas reuniones y entretenido con Greta ni se
dio cuenta.

El perro estaba parado a un costado, al lado de Aziz que le pasaba


la manito por el lomo.

M_ Vale. (le devolvía la sonrisa)

Gi_ ¡Greta, aquí! (lo llamaba desde su asiento)

Greta, ni bola.
E_ ¡¡Greta, adentro!! (con voz enérgica y señalando a Gimeno)

El perro obedecía de inmediato.

Gi_ ¡Hoxtia, qué poder!

M_ Parece que le hace caso, a mi amigo ni bola.

E_ Jeje, dos perros y un crío pequeño, te impones o te impones.


Vale, os dejo continuar vuestra reunión.

M_ ¿Y tú no me das un beso de despedida?

Aziz la miraba a Maca y luego a su madre, tímido.

E_ Anda Aziz, dale un beso a la chica.

M_ Aziz, ¡qué bello nombre! El querido, supongo que te deben


llenar mucho de besos.

Aziz asentía con la cabeza y se acercaba a Maca. Esta se agachaba


y le daba un beso cariñoso en la mejilla.

M_ Aziz, ‫[ وداع وﺳﻴﻢ‬adiós guapo] Pórtate bien y hazle caso a tu mami,


así siempre puede tener esa sonrisa tan bonita.

Esther agachaba la cabeza y escondía los colores que se le habían


subido a las mejillas.
[1] CEAS Sáhara =Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara
http://saharaindependiente.org/
9.-

La reunión había sido intensa, con varios jóvenes lanzando tacos


en árabe. Pero Maca la supo capear con soltura, inclusive les habló
algunas palabras en hassania [1] lo que favoreció que la
escucharan con suma atención.

Gi_ Creo que se van a mover mucho y rápido, espero que


tengamos noticias lo antes posible. (abría la puerta del coche y
hacía entrar a Greta)

M_ Creo que sí, espero que sigan las instrucciones y si encuentran


la casa de la chica nos avisen enseguida.

Gi_ Te escucharon con más atención cuando les hablaste en su


idioma. (cerraba la puerta) No sabía que hablabas árabe.

M_ No lo hablo, aprendí apenas algunas frases comunes en su


dialecto, saludos, palabras sueltas. Si me llaman, te pego un
toque, ¿vale? (se acercaba y le daba dos besos que hacían sonreír
a Gimeno)

Gi_ ¡Qué placer trabajar contigo Macarena Fernández Wilson!

M_ Si quieres seguir haciéndolo, Maca y olvídate del Wilson. Ciao.


(levantaba su mano a forma de saludo mientras caminaba hacia
su moto)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Entraba a rotonda casi arrastrando los pies. Se le notaba el


cansancio en el rostro.

Te_ ¡Esther! ¡Cómo te ha dejado Aziz! Jijiji.

E_ Tú ríete. Hola. (dos besos estirando el cuerpo por encima del


mostrador)

Te_ Hola. ¡Ese crío es un bicho! (sacaba el parte diario de debajo


del mostrador y se lo entregaba)

E_ Ayer estaba tan excitado que tardó en dormirse. (cogía el boli y


comenzaba a firmar) Y esta mañana tocó diana a las 6, como si
nada. ¡Mamá éche! Aysss.

Voz_ Buenos días.

Te_ Buenos días Leyre. Esta es Esther, mi amiga, la enfermera de


la que te hablé.

Ley_ Ahhh, hola Esther. Teresa te ha hecho mucha propaganda.


(sonreía)

E_ Hola. Me habló de ti.

Ley_ Espero que bien. (cogía el parte de los médicos)

E_ Las mejores referencias, doctora, jeje. Voy a taquilla, nos


vemos.

Ley_ Vale. (sonrisa como despedida)

Te_ Ehhh, Esther, ¡aguarda! Tengo que comentarte algo. (salía de


atrás del mostrador e iba hacia la enfermera)

E_ ¿Pasó algo?

Te_ Vamos caminando, no quiero que nadie escuche. Sobre lo del


paciente ése jmmm... el del ... ¡puaj!... (abría los ojos y sacaba la
lengua hacia un costado)

E_ ¿Si? (caminando junto a Teresa rumbo a taquilla)

Te_ El de arriba (hacía un gesto con la cabeza señalando el techo)


ordenó parar todo.

E_ ¿Javier?

Te_ Shhhh, que las paredes oyen. Ordenó que todo fue natural.
E_ ¡¡¿Cómo?!!

Te_ Para que te cuides, la Endesa...

E_ ¿Endesa?

Te_ Pelos ¡sssssshck! (de nuevo, ojos muy abiertos y señal con las
manos de electrocución)

E_ ¿Val...?

Te_ Shhhhhhh, tiene enchufe, ¿qué digo enchufe? ¡¡Regleta de


diez tomas!!

E_ ¡¡Noooo!! ¿Y Vi...?

Te_ Shhhh.... VML está que trina, pero tiene que agachar la
cabeza.

E_ Vi... digo VML no es de agachar la cabeza, Tere.

Te_ No le queda otra, el ... jmmm... (señalaba de nuevo hacia


arriba) es su amigo y además... el horno no está para bollos.

E_ ¿Por qué? (llegaban a la puerta de taquillas y salía una


enfermera que las saludaba)

Te_ Después te cuento, ¿vale?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Otra a la que la larga jornada del día anterior le pasaba factura. Se


levantó con el sonido del despertador, pero anduvo bostezando
mientras preparaba el café y mientras se duchaba.

M_ ¡Mierda! ¡No pasé por el Corte Inglés! (se daba cuenta que no
le quedaba ropa interior limpia al abrir el cajón del armario)
¡Tampoco camisetas! (otro cajón vacío)
Se decidió a desayunar mientras pensaba qué hacer. Sentada en
la mesa con la cafetera, las tostadas y la mantequilla, meditaba.

M_ No queda otra. ¡Protocolo de emergencia!

Cogió el móvil.

M_ ¿Cruz? [....] Buenos días. Tengo un ... problemita. [....] ¿Cómo


adivinaste? [....] Mami, no te enfades. [....] Me olvido de la colada,
es algo superior a mí. [.....] Bueno... (miraba hacia ambos lados de
la mesa de la sala) un poco desordenado. [....] Vale, vale.
(agachaba la cabeza) [....] ¡Ey! ¡Dos turnos seguidos por cambiar
el día! ¡No es justo! [....] No dije nada, no dije nada. ¡Gracias jefa!
¡Le pertenezco!

Se decidió a terminar el desayuno antes de lo inevitable.

M_ Bueno Maca, no queda otra, hay que resignarse. Hoy toca ama
de casa, colada, limpieza y ordenar. ¡Crunch!

Había terminado la primera colada -prendas blancas y ropa


interior – que ya había metido en el secarropas y estaba pasando
la aspiradora en su habitación -después de levantar todos los
zapatos, zapatillas y botas que encontró y ponerlos sobre la cama-
cuando sonó el móvil. El número decía “Abdul”.

M_ Hola Abdul, ¿alguna novedad? [....] Vale, salgo ya mismo para


allá. ¡Que no entren, que nos esperen! [....] No, no, queda a cinco
minutos de aquí, ¡¡ya salgo!! [....] ¿Escuchan algo? [....] Por eso,
¡que no entren! [....] Vale.

Marcó el número de Gimeno mientras cogía el chándal que había


usado el día anterior y se desanudaba la bata.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Miraba la cartelera de asignaciones para cirugía de la fecha


cuando se le acercó y la saludó.
Ra_ ¡Hola! ¡Coincidimos en la guardia! ¡Al fin!

Se giró a mirarlo sonriente.

E_ Hola. Parece que sí.

Ra_ ¿Qué tal el regreso al Central? ¿Te tratamos bien?

E_ Como siempre. Aunque creo que ya sabrás las novedades.

Ra_ Mira, Valeria es un poco... impulsiva, no la tomes a mal.

E_ Ni mal ni bien, ella es médica, yo enfermera, ella en su lugar,


yo en el mío. Cada una con sus derechos y ... con sus
obligaciones. (seria)

Ra_ Vale. Oye... emmm... ¿tienes tiempo para un café o estás muy
liada? Así me cuentas algo de tu experiencia en Melilla.

E_ En otro momento, recién empiezo mi turno. (parece que el tipo


estaba al tanto de su vida y obra)

Voz_ ¡Raúl! ¡Tenemos una salida! (Diego, el conductor de una de


las ambulancias del Samur, llamaba al médico a viva voz)

Ra_ ¡No te olvides eh! ¡Me debes un café! (la señalaba mientras
caminaba a paso rápido hacia atrás)

E_ Vale.

Se quedaba observándolo. Tenía que reconocer que el médico era


guapísimo y tenía su encanto, aunque el recuerdo de la “Endesa”
cogiéndolo del brazo la noche pasada la hacía suspirar y negar
con la cabeza.

E_ ¡Ni pensarlo! (sonreía) Endesa, ¡esta Teresa le pone apodos a


todo el mundo! Endesa... jajajaja. (reía sola y uno de los auxiliares
que pasaba por ahí la miraba extrañado)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Detenía la moto frente al bar. Un ramillete de jóvenes que habían


participado en la reunión la noche anterior estaba frente a la
puerta a un costado del bar. Bajaba y se quitaba el casco mientras
se abría un poco de piernas tratando de “despegarse” la braguita
húmeda del culo.

M_ Pufff, cuánto tarda la ropa en secarse en el cuerpo. Tengo


escalofríos.

No era solo la braga, era también la camiseta, había detenido el


secado y se las había puesto, no daba a tiempo para otra cosa.

Abd_ ¡Doctora, por aquí! (levantaba su mano para que lo viera)

Quitaba la llave de la moto y colgaba el casco de la cadena de


seguridad que cerraba, todo en un santiamén. Iba a paso rápido
hacia el grupo.

Abd_ Este es el señor Juan Díaz, el dueño del bar. La chica se


llamaba Seltana Abdeddayem y vivía aquí, con su esposo y su
bebé en unas habitaciones que hay en el fondo, el hombre
trabajaba de camarero, cuidaban el negocio y lo aseaban.

M_ Vale. Buenos días señor Juan. ¿Sabe algo del esposo y del
bebé?

J.D._ Nada, estuve en el pueblo el fin de semana y ellos quedaron


a cargo del bar, siempre que viajo hacemos así. Aquí Khaled me
llamó preguntando por Seltana y me contó lo que pasaba, ¡no lo
puedo creer! (angustiado)

M_ Vale. Supongo que trajo las llaves.

J.D._ ¿No esperamos a la policía? (el hombre le mostraba un


manojo de llaves)

M_ Está en camino, ya les avisé. Mientras tanto, entremos a ver si


están ahí dentro.

J.D._ ¿Usted cree que estarán ...? (lívido)

M_ Abra la puerta señor, voy a entrar yo. Abdul, que nadie me


siga, ¿vale?

Ab_ Sí doctora, no se preocupe.

Apoyó el bolso en el suelo y sacó un par de guantes de látex, una


linterna y un bolso pequeño de colgar de primeros auxilios -parte
de su “equipaje” tradicional-. El dueño del bar abrió la puerta
lateral, Maca se colocó los guantes, encendió su linterna y entró
en el largo pasillo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Había terminado de controlar el pedido de farmacia que habían


traído y colocarlo en sus respectivas gavetas. Caminaba hacia
rotonda cuando notó el tenso diálogo entre Alicia y la “Endesa” en
una de las cortinas, frente a la cama de una señora de avanzada
edad.

E_ ¡Ahhh! O esta chica se curte pronto o la internamos con un


cuadro de histeria aguda.

Llegaba al mostrador y Teresa le hacía un gesto señalando hacia


cortinas y mordiéndose el labio inferior.

E_ Ya lo noté. ¿Te dejó Alicia los pacientes de los que quiere que
me haga cargo?

Te_ Son éstos. (le entrega una pila de historiales) Tienes para
divertirte un rato largo.

E_ Ya veo. (comenzaba a abrir las carpetas y ojear los historiales


apoyada en el mostrador)

Ra_ ¡¡Varón, cincuenta años, infarto agudo del miocardio!! ¡¡ Le....


Ley_ ¡¡Yo lo tomo!! (pasaba a su lado calzándose los guantes) ¿Te
vienes conmigo Esther?

E_ ¡¡Ya mismo!! (dejaba los historiales y caminaba a paso firme


detrás de ella, calzándose un par de guantes)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

La puerta en el pasillo que daba al negocio estaba abierta. Ingresó


al bar y después de un par de minutos de inspeccionar las mesas y
el mostrador por fuera, alcanzó a ver un par de piernas que
sobresalían de un costado, al lado de la caja registradora.

M_ ¡¡Mierda!!

Llegó hasta el lugar donde yacía el cuerpo en dos o tres zancadas,


lo iluminó con la linterna, no tenía dudas, era el esposo de la chica
y ya mostraba el rigor mortis típico de un par de días de fallecido.
A un costado de su cabeza, un gran charco de sangre. No revisó el
cuerpo, su corazón galopaba rápido en su pecho y su mente tenía
un solo pensamiento atormentándola.

M_ ¡¡El crío!!

Salió a paso firme del negocio, iluminándose con la linterna para


no tropezar con nada y se dirigió por el pasillo hacia la puerta al
fondo. A medida que se acercaba notó que estaba entreabierta y
no se escuchaba sonido alguno.

M_ ¡¡Joder!!¡¡Joder!!

1 Hassania= dialecto árabe que se habla en sur marroquí, es el dialecto propio de los
saharauis.

10.-
Salió a paso firme del negocio, iluminándose con la linterna para
no tropezar con nada y se dirigió por el pasillo hacia la puerta al
fondo. A medida que se acercaba notó que estaba entreabierta y
no se escuchaba sonido alguno.
M_ ¡¡Joder!!¡¡Joder!!
Apuró el paso y con cuidado, pero diligente, se metió en la
habitación. Era una amplia sala, con una cocina en un costado y
una mesa con sillas. Las persianas de madera de la ventana
estaban cerradas. El lugar estaba desordenado, varias sillas dadas
vuelta, platos y vasos rotos en el suelo. Iluminó la habitación
recorriéndola con la vista y vio dos puertas, ambas abiertas. Una
daba a un baño y la otra a lo que parecía un dormitorio. Hacia allí
fue, sorteando los objetos en el piso.
Desde la puerta iluminó hacia adentro, las persianas también
estaban cerradas y vio una amplia cama matrimonial totalmente
desordenada. A un costado, una cuna con barrotes. Se le atenazó
el pecho.
De nuevo, con cuidado pero moviéndose lo más rápido posible,
fue hasta la cuna y la enfocó con su linterna. Adentro, el cuerpo de
un bebé de pocos meses, inmóvil.
La angustia de no saber bien qué hacer le duró dos segundos. De
inmediato se puso la linterna en la boca y se sacó los guantes,
necesitaba tocar al niño y esos guantes no eran los adecuados
para sentir si estaba caliente, si todavía respiraba, si le latía el
corazón. Tocó su rostro y se notaba frío, pero no con rigor mortis.
Un leve estremecimiento de alivio recorrió su cuerpo. Bajó sus
dedos al cuello del niño y trató de encontrar su arteria a ver si
había latido, se maldecía en esos momentos de ser médico
forense y no pediatra, era torpe para tratar con los seres vivos y
más aún con un bebé.
M_ ¡Mierda! No le encuentro latido.
El bebé tenía puesto un jersey en su torso, bajó hasta la cintura
del pantalón del pijama y lo levantó, metiendo su mano dentro
para tratar de sentir el latido en su pecho. El cuerpito estaba tan
frío como su rostro, pero alcanzó a notar lo que creía era la
cadencia de la respiración lenta, pero respiración al fin.
M_ ¡¡Está vivo!!
Con la linterna en la boca cogió al niño con el mayor cuidado y lo
acercó a su cuerpo. Notó el pantalón pijama extremadamente
sucio, se había colado la orina y la materia fecal por fuera de los
pañales y olía a mierda.
M_ ¡¡Venga, cariño, resiste un poco más!! (exclamó en voz alta)
Voz_ ¿Está vivo?
El haz de luz llegaba desde atrás. Se giró a mirarlo con el crío
contra su pecho.
Gi_ Soy yo, Gimeno. ¿Está vivo?
M_ ¡¡Llama al Samur!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Ley_ De esta se recuperó, pero si no se cuida y sigue comiendo así,
la próxima sale con los pies por delante. (se quitaba los guantes y
salía del box donde habían tratado al infartado y lo habían
estabilizado)
E_ Esperemos que le sirva de escarmiento. (se ponía a par de ella
y se quitaba también los guantes)
Dos auxiliares salían con la camilla y los aparatos de medición
sobre el cuerpo, se dirigían al ascensor.
E_ Antes no los derivábamos tan rápido a cardiología, le hacíamos
los estudios y los teníamos un tiempo en observación en la
guardia.
Ley_ Órdenes del director, hay que liberar camas lo antes posible.
Caminaban hacia el mostrador.
E_ Jmmm.
Ley_ No te convence mucho, jeje.
E_ En algunos casos, como en éste, puede ser mejor, lo van a
atender directamente los especialistas. El diagnóstico es claro.
Otras veces, no es tan claro y sería mejor tenerlo en observación,
por lo menos algunas horas.
Ley_ Opino como tú, pero ya sabes, donde manda capitán no
manda marinero.
E_ ¿Y el jefe de guardia qué dice?
Ley_ ¿Vilches? Jmmm... (llegaban al mostrador) ¿Te vienes a
tomar un café? Te pongo al día sobre... algunas cosas del nuevo
protocolo.
E_ Espera, me llevo los historiales para mirar y ...
Al_ ¡Esther! ¡Te necesito en la cortina 3!
E_ ¡Vale! Lo siento Leyre, tendrá que ser en otro momento.
Esther iba hasta la cortina 3, la anciana que trataba la “Endesa”
yacía con los ojos muy abiertos y cara de susto.
Al_ Tengo que entrar a una cirugía con Aimé, ¿podrías controlar a
la señora?
E_ Claro. (dejaba la pila de historiales sobre la mesa al costado)
Al_ Tienen que venir los auxiliares para llevarla a hacer un TAC.
E_ ¿Alguna medicación?
Al_ No. La encontraron vagando por la calle, Valeria cree que
puede tener Alzheimer, por eso el TAC.
E_ Vale, yo me quedo con ella y la acompaño a hacerse el examen,
no te preocupes, ve a tu cirugía.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Gimeno había llamado por radio a la unidad policial que venía
hacia el domicilio y había solicitado el envío urgente de una
ambulancia.
Gi_ Dame esa linterna, yo te ilumino.
M_ Mejor ayúdame a quitarme la chupa y levantar la sudadera, así
lo pongo directo sobre mi pecho y lo caliento mejor.
Gi_ Vale, abre los brazos. (también cogió la linterna con su boca
para iluminar y tener las manos libres)
Con dificultad sacó una manga de la chupa y luego la otra,
mientras Maca hacía equilibrio sosteniendo al niño con una mano
y luego con la otra. Gimeno levantaba la sudadera y se encontraba
con la camiseta húmeda de Maca.
Gi_ ¡Uy, cómo has transpirado!
M_ Me la puse húmeda, la saqué de la lavadora.
Gi_ ¿Eing?
M_ Largo de explicar, levántala.
Gi_ Está muy húmeda. Mejor sería sacártela.
M_ ¡¡Hazlo!!
Gi_ Jmmm, mucho lío. Mejor te la corto y la quito.
M_ ¡¡Rápido Gimeno!!
Gi_ Ya va, ya va.
Metía la mano en su chaqueta y sacaba un cortaplumas suizo, lo
abría y con la tijera cortaba rápidamente la camiseta y se la
sacaba, quedando los pechos desnudos de Maca al descubierto.
Gi_ ¡Uy!
Maca ni bola y se metía al niño contra el pecho.
M_ Baja la sudadera y ayúdame a poner la chupa.
Gi_ Mejor mi chaqueta, es de punto, más abrigada.
M_ Vale.
Cuando terminaba de vestirla con su chaqueta, quitaba la linterna
de la boca de la médica. Maca sostenía fuerte al niño contra su
cuerpo y sentía un pequeño movimiento del niño.
M_ ¡¡Se ha movido Gimeno!! (aliviada)
Gi_ ¡¡Bien!! Vamos a llevarlo afuera, yo te voy iluminando y
guiando, con cuidado. (la cogía de un hombro con una mano y con
la otra enfocaba la linterna hacia la puerta)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Estaba en la sala de monitores mientras el técnico hacía el TAC.
Observaba las imágenes con atención cuando sonaba su busca.
E_ Voy a llamar a recepción, enseguida vuelvo.
Tec_ Vale.
Afuera de la sala, llamaba a Teresa.
E_ Dime Tere. [....] No puedo, estoy esperando que terminen el
TAC a una paciente. [....] ¿No hay otra enfermera disponible? [.....]
Vale, dile a Vilches que espero a que llegue Lorena y bajo
enseguida.
Unos minutos después llegaba su compañera y le dejaba las
indicaciones. Bajaba rápidamente por las escaleras y en dos
minutos estaba en el muelle, donde Vilches y el pediatra de su
hijo, Fernando, esperaban a la ambulancia.
E_ Aquí estoy Vilches. Hola Fernando.
Fer_ ¡Esther! ¡Qué gusto! Me dijo Vilches que pediría a la
enfermera con más experiencia en niños y bebés, no sabía que
eras tú.
E_ Mi especialidad. ¿Qué tenemos?
Vi_ Un bebé con hipotermia y shock hipovolémico por
deshidratación.
E_ ¿De cuántos meses?
Vi_ No saben, parece que estuvo solo en la cuna varios días, su
madre y su padre asesinados.
E_ ¡Joder!
Fer_ Te va a interesar especialmente, es saharaui como tu hijo.
Esther lo miraba estupefacta pero el sonido de la sirena de la
ambulancia entrando en el parking la espabilaba.
Unos minutos después se abrían las puertas de la parte trasera y
bajaba Raúl. Dos auxiliares acercaban la camilla y varias mantas
térmicas.
Ra_ No, no es necesario, la cabezota ésta se negó a separarlo de
su cuerpo porque decía que así estaba más caliente. Ayúdenme a
bajar la silla de ruedas.
Los auxiliares dejaban la camilla y se trepaban a la parte trasera
para ayudar al médico.
Fer_ ¿Qué le habéis inyectado al crío?
Ra_ Le iba a inyectar suero salino normal pero la doctora insistió
en que fuera Ringer-lactato 30 ml por Kg.
Vi_ ¿La doctora?
Ra_ La cabezota, imposible tratar de dialogar con esta mujer, no
escucha, ordena y cuidado con llevarle la contraria. ¡Una local
total! (las ruedas delanteras de la silla asomaban y Diego ayudaba
a Raúl a sostenerlas para bajarla de la ambulancia)
Gi_ Puff, pufff, ¡¡aquí estoy Maca!! (agitado por la carrera,
levantaba los brazos y aparecía por la parte trasera de la
ambulancia)
Esther lo miraba con atención. ¿No había visto a ese hombre ayer
en el centro de inmigrantes saharauis?, ¿con el perro Greta?
Vi_ ¿Y este loco quién es? (miraba al hombre, con el rostro rojo del
esfuerzo, los pelos parados y vestido con una camisa
desabotonada y manchada, sin chaqueta o abrigo alguno)
Gi_ Inspector Gimeno, doctor. Acompaño a la doctora Macarena
Fernández.
Vi_ La otra loca.
Gi_ Ella encontró al niño y lo ha calentado con su cuerpo.
Fer_ ¡¡Rápido, adentro!!
La silla de ruedas ya estaba sobre el pavimento. Sentada en ella,
Maca, abrazando al niño contra su pecho, tapado con su sudadera
y con la chaqueta de Gimeno. Raúl había cortado la sudadera para
sacar apenas la cara del niño y meter por ahí la vía conectada a su
bracito. Su cabeza estaba gacha, con la boca sobre la cabecita del
niño, como si lo estuviera besando.
En un primer momento Esther no la reconoció, pero apenas la
mujer levantó la cabeza para mirar a los médicos, se dio cuenta
de quién era.
E_ ¡¡La amiga de Aziz!!
Vi_ Con cuidado, Esther coge la bolsa con el suero y vamos para
adentro.
Esther lo hacía y se ponía al costado de la silla de ruedas. Con ese
movimiento Maca pareció reconocerla.
M_ ¡¡Por favor, sálvenlo!! (los ojos inyectados de lágrimas)
E_ No se preocupe. (fruncía los labios, sosteniendo con una mano
la bolsa en alto y con la otra apoyada en el hombro de la médica)
Está en las mejores manos.
11.-

M_ ¡¡Por favor, sálvenlo!! (los ojos inyectados de lágrimas)

E_ No se preocupe. (fruncía los labios, sosteniendo con una mano


la bolsa en alto y con la otra apoyada en el hombro de la médica)
Está en las mejores manos.

Iban encolumnados hacia los boxes, Fernando adelante indicando


“hacia dónde” y atrás la silla de ruedas con Maca y el bebé
empujada por un auxiliar, acompañados por Esther que sostenía
la bolsa de suero y no había quitado la mano del hombro de la
médica. Detrás Vilches y el “loco”, que le iba contando los
pormenores del descubrimiento del bebé y lo que habían hecho.
Más atrás, Raúl y la enfermera del Samur, el médico parecía no
sentirse muy a gusto con la falta de “estrellato” a la que había
sido relegado.

Teresa, que había escuchado por la radio del Samur la situación


del crío, salió de su mostrador y se acercó a el tándem, angustiada
por el estado de salud del niño.

Te_ Esther, ¿cómo está el crío? (escrutando a la mujer en la silla


de ruedas que sostenía al bebé contra su cuerpo)

E_ Resistiendo Teresa, resistiendo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Ya en el box...

Vi_ Sería mejor pasar al bebé a la camilla para revisarlo.

M_ ¡¡¿A la camilla helada?!! ¡¡¿Está loco?!! ¡¡¿No tienen una


incubadora para estos casos?!!

Esther sonreía, esa mujer “no se cortaba un pelo” y la cara de


Vilches mostraba su asombro.
Vi_ ¡¡Oiga!! ¡¡Los médicos que decidimos qué hacer somos
nosotros, no usted!! (la señalaba con el dedo)

Fernando terciaba sonriendo y con calma “pediátrica”.

Fe_ Ya traen la incubadora con los aparatos de soporte vital, no se


preocupe doctora. Vilches, lo reviso donde está ahora y vemos si
es necesario darle algo más aparte del suero y oxígeno. Hasta que
no tengamos los resultados de los análisis de sangre no podemos
avanzar mucho más. Lo primero es rehidratarlo y calentarlo.

M_ ¿Ve? No estoy tan loca. (a Vilches, con cara de “muy malos


amigos”) Doctor... no sé su nombre. (dirigiéndose a Fernando)

Fe_ Fernando Mora.

M_ Fernando...habría que limpiarlo, está meado y cagado hasta la


coronilla y eso lo mantiene frío también.

Fe_ Vale.

E_ Yo me ocupo de eso, pero primero lo revisa Fernando, ¿le


parece doctora?

Vi_ Lo que faltaba, ¡consultamos a esta mujer si está de acuerdo


con lo que vamos a hacer! (hacía aspavientos con ambas manos)

Ra_ Te dije Vilches, con esta loca no se puede hablar, es una


marimandona.

Ausente de las discusiones estériles, Maca miraba a Esther y


asentía, agradecida.

Gi_ ¡Oiga m'hijito!, que Maca no es ninguna loca y ninguna


marimandona, sabe de lo que habla y le salvó la vida al crío. (salía
en defensa de su “socia” y lo increpaba con el dedo en alto)

Vi_ Y usted es inspector de policía y de procedimientos médicos


no sabe nada. Además, ¿qué hace acá?, ¡ala!, ¡afuera!
Gi_ ¡Yo me quedo acá! Venga, llame a la policía para que me
saque.

Fernando y Esther se miraban sonrientes por el “circo” mientras


se aprestaban a revisar al crío.

Fe_ Esther, ¿buscas una mascarilla pediátrica y le pones oxígeno?

E_ ¿Flujo 1,5 litros por minuto o dos? (iba hacia uno de los
gabinetes a buscar una mascarilla)

Fe_ Empecemos con uno y medio, no quiero que haya saturación


de oxígeno. (levantaba la sudadera de la médica) Doctora...

M_ Maca.

Fe_ Maca (sonreía)... sostenga al bebé de abajo así me deja la


espalda libre para poder auscultarlo.

Se hacía silencio sepulcral en el box, todos los presentes estaban


pendientes de lo que el médico escuchaba por su fonendo.

Fe_ Bien, frecuencia cardíaca un poco acelerada pero dentro de lo


normal, dado su estado.

M_ No le puedo ver la piel Fernando, ¿cómo se ve?

Fe_ Se nota algo húmeda y turgente, el suero lo está hidratando,


buen síntoma.

E_ Vamos a ponerle la mascarilla, ¿vale? (le hablaba a la médica)


Luego lo voy a higienizar.

Los demás “asistentes” al box miraban en silencio.

Fe_ Eh... Vilches, ¿podrías ver que bajen lo antes posible la


incubadora móvil de cuidados intensivos desde Pediatría?

E_ Les agradecería a los demás que se retiraran, voy a limpiar al


niño y a la doctora. (con cara de “sargento-mis-órdenes-no-se-
discuten”)

Gi_ Como usted diga, enfermera Esther. Maca... estoy afuera, me


quedo cerca eh.

M_ Vale Gimeno. Ehh... ¿le avisas a Cruz por favor?

Gi_ A la doctora Gándara le avisaba Claudia, ya estaba en camino


al lugar por el otro occiso.

Vi_ ¿Cruz Gándara?

E_ ¿Cruz? (lo miraba a su jefe)

M_ Sí, Cruz Gándara, mi jefa, ¿la conoce?

Vi_ O sea que usted es médica forense. (los brazos en jarra)

M_ Sí, ¿algún problema? (desafiante)

Vi_ ¿Y se atreve a venir a decirnos qué hacer como médicos


cuando se dedica a descuartizar cadáveres?

Ra_ ¡¡Eso!!

M_ Primero, más respeto por los muertos. Segundo, no los


descuartizamos, buscamos las causas de su fallecimiento. Y
tercero, soy tan médica como usted y estudié lo mismo que usted,
por si se le olvida. (enérgica)

Esther la miraba con admiración. “Ahhh, qué pena que no trabaj


acá, lo tendría zumbando al gruñón”.

Vi_ ¡¡No me diga!!

Fe_ Bueno, basta de discusiones trasnochadas, por favor, ¿nos


dejan solos?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
E_ Fernando, lo limpio bien y le saco sangre del talón del pie, no
quiero tocar su otro bracito por si hay que transfundirlo.

Fe_ Vale.

M_ Por favor Esther, con cuidado. (angustiada)

E_ No se preocupe, tengo experiencia en neonatos y bebés. (le


sonreía con calidez) Ahora le voy a quitar el pantalón pijama y los
pañales, ¿vale? (acercaba una silla y se sentaba frente a ella con
un recipiente con una solución viscosa)

M_ ¿Lo limpia con eso?

E_ Es un óleo calcáreo, especial para limpiar el culo y los genitales


de los bebés. A ver, levante un poco el brazo.

Maca seguía sosteniendo con fuerza al niño contra su pecho


mientras miraba lo que Esther hacía. Se iba relajando al ver la
delicadeza y el cuidado de la enfermera para retirar el pijama y los
pañales y pasar el algodón embebido por las zonas pudendas del
bebé.

E_ Voy a buscar un poco de agua tibia para limpiarle los labios y la


vulva. (se ponía de pie)

M_ ¡¡Es niña!!

E_ Sí. (se detenía y la miraba) ¿No lo sabía?

M_ ¡¡Nooo! Y yo tratándola como un varón. ‫[ ﻋﺬرا ﻓﺘﺎﺗﻲ‬lo siento mi


niña] (repetía mientras besaba su cabecita)

Esther la miraba con una mezcla de respeto y ternura mientras


Fernando sonreía.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Gi_ Así fue señora Teresa, ¡una leona! ¡Intrépida!

Teresa se tapaba el “¡ohhh!” de la boca. Esos dos ya eran


“amiguetes” como si se conocieran de años y años. El inspector
apoyado en el mostrador tomando un café y Teresa tomando otro
café que el gentil hombre le había traído.

Ai_ Teresa, te dejo el parte de cirugía del paciente de la cortina 6


para que lo archives en su historial. (extendía su brazo con un
papel)

El policía lo miraba con los ojos achinados.

Gi_ ¿Manuel? ¡¡¿Manuel Aimé?!!

Ai_ ¿Si? (se giraba a mirarlo) ¿David? ¡¡¿David Gimeno?!!

Gi_ ¡¡Hombre!! ¡Qué gusto encontrarte después de un siglo! (abría


los brazos para estrechar al médico) ¡Estás igual de narigón!

Ai_ ¡Y tú de barrigón! Jajaja.

Esther sonreía mirando a los dos hombres abrazarse y palmearse


la espalda.

Gi_ No sabía que ejercías acá, te hacía en Valencia.

Ai_ Uhhh, hace rato que me vine de allí. Teresa, este hombre y yo
éramos la peste cuando churumbeles.

Te_ ¿La peste? No creo, jeje, tú... ¡imposible!

Gi_ Créalo señora Teresa, no había cristal que se salvara de


nuestras pedradas.

Te_ ¡¡Noooo!!

Ai_ ¡Qué épocas! (meneaba la cabeza)

Gi_ Venga otro abrazo, Manuel. (abría de nuevo los brazos)


Ai_ Otro abrazo y vamos a la cafetería, así charlamos tranquilos de
los viejos tiempos.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esther había terminado de higienizar al bebé y le había sacado


sangre para el análisis.

Dos auxiliares entraban la incubadora de cuidados intensivos y


Esther encargaba a uno de ellos que llevara los tubos con sangre a
laboratorio. Se comunicaba luego con esa dependencia para pedir
que lo hicieran lo antes posible.

Después de conectar los aparatos a la corriente eléctrica,


Fernando se disponía a pasar al bebé a ese lugar.

Fe_ Esther yo lo levanto, ¿coges la bolsa de suero y el tubo de


oxígeno?

E_ Vale.

M_ ¿No le parece mejor que yo lo ponga ahí adentro? Puedo


hacerlo, eh.

Fe_ Vale. (sonriendo, entendía la ansiedad de la mujer)

Maca se levantaba sosteniendo con fuerza al bebé e iba hasta la


incubadora, Esther la acompañaba con bolsa y tubo en sus manos.

Al agacharse y depositar al niño, su pecho desnudo quedaba al


aire. Fernando caballerosamente miraba al costado. Esther, al ver
que la médica se quedaba mirando al bebé y acariciando su
cabecita, carraspeaba.

E_ Jmmm... Maca.... su eh... (le señalaba su pecho desnudo)

M_ ¿Qué?
Al ver lo que Esther le señalaba, se bajaba la sudadera y se cubría.
Pero otra cosa la preocupaba mucho más que sus tetas al aire.

M_ Fernando, ¿por qué no llora ni se mueve? (casi al borde de las


lágrimas)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Las dos mujeres se acercaban al mostrador donde Teresa


ordenaba historiales.

Voz_ Buenos días.

Sin levantar la vista, Teresa extendía su mano y repetía su


“slogan”.

Te_ Cartilla, por favor.

Una de las mujeres sonreía divertida.

Voz2_ Tu saludo siempre igual Teresa.

La recepcionista levantaba la vista al escuchar su nombre.

Te_ ¿Cruz? (levantaba la vista asombrada por la visita)

Vi_ ¡Cruz Gándara! Una de tus destripadoras anda mangoneando


a los médicos como si fuera la dueña del cotarro. (parado a un
costado con las manos en jarra sobre su cintura)

Cl_ ¡Aysss, Maca! (susurraba por lo bajo)

Cr_ Hola Rodolfo. Yo también me alegro de verte de nuevo.


(meneaba la cabeza y suspiraba por el sempiterno malhumor de
su ex)
12.-

La respuesta de Fernando la había conformado.

Fe_ No tiene fuerza para llorar y quejarse, Maca. Está


extremadamente débil. Tenemos que esperar. No le voy a dar
falsas esperanzas, hay que ver la analítica, mi temor principal son
sus riñones, ver si restablecen su función. Luego habrá que ver
cómo ha quedado su corazón y el resto de los órganos. Ha sido un
trauma importante. Por ahora, va bien dentro de su gravedad. Su
temperatura ha subido y se está hidratando.

Una vez conectado el bebé a los monitores cardíacos y de


temperatura, cómodamente instalado en su “casita tibia”, Esther
llamó a una de las auxiliares y logró convencer a la forense de que
se fuera a pegar una ducha en taquillas y que se cambiara a un
pijama de cirugía.

E_ Leonor, te vas al Samur y le consigues una chaqueta para que


se abrigue más, ¿vale?

Vestida de amarillo “canario” y con un pijama celeste, cargando


una bolsa con su ropa “sucia”, volvía por el pasillo hacia el box
acompañada por la tal Leonor, que sonreía ante los comentarios
de la forense.

Claudia la divisó.

Cl_ ¡Ahí va Cruz!

Vilches se giró a mirar donde la jueza señalaba.

Vi_ ¡Ahí la tienes! Por si fuera poco, se viste con nuestra ropa. ¿Ves
a lo que me refiero? (la señalaba gruñendo a su estilo)

Cr_ No tengo tiempo para tus memeces, Rodolfo. Venga, vamos


Claudia.

Vi_ ¡Alto ahí! ¡No podéis pasar a boxes!


Cruz no se dio por enterada, Claudia le contestó mientras se iba
detrás de la médica.

Cl_ Soy la jueza del caso, no sólo puedo sino que tengo la
obligación de comprobar el estado del bebé.

Te_¡Ahhhh, es la jueza! ¡Y qué guapa! Parece una modelo. (no se


había perdido “palabra” del “intercambio”, cómodamente
apoyada en el mostrador).

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

E_ No, mami, mejor tráelo para la merienda. [....] Yo voy a estar


pendiente del bebé. [....] ¿Te acuerdas de la chica de ayer? [.....]
Ésa. Ella lo rescató, se llama Maca. [.....] Sí, lo que son las
casualidades. Luego te cuento más detalles, mamá. [....] Por ahora
evoluciona bien, pero hay que esperar. [.....] Yo también quisiera
eso mami. [....] No te preocupes, apenas consiga un relevo voy a
tomar algo a la cafetería. [....] Vale, hasta ahora.

Maca la había visto hablando fuera del box y decidió no invadir su


intimidad, esperar a que cortara la comunicación para acercarse.
Cuando Esther guardaba el móvil en su bolsillo...

M_ ¿Todo bien? (acercándose) ¿Aziz tan majo como siempre? (se


le ocurrió que hablaba con su casa)

E_ Uhhh. (sobresaltada) Me sorprendió. Sí... (sonreía) todo bien.


Recuerda el nombre mi hijo.

M_ Su niño es un solete, difícil de olvidar. (le devolvía la sonrisa)

E_ Jeje. (halagada)

M_ ¿Cómo va mi niña? (haciendo un leve movimiento con la


cabeza, indicando el box)

A Esther le pareció muy tierno ese “mi niña”.


E_ La temperatura corporal se va estabilizando, buena señal.
(notaba lo bien qué le quedaba el amarillo “canario” a la médica)

M_ ¿Le molesta si la tuteo? Siento que nos conocemos desde hace


tanto.

E_ Por mí perfecto.

M_ Esther, ¿podré acariciarla mientras está en la incubadora? Sé


que para los bebés el calor humano y las caricias son
fundamentales.

E_ Es una excelente idea. Ven, vamos a ponerla en práctica. (se


dirigía hacia la puerta y la abría para que la médica pasara)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cl_ Ha entrado.

Cruz y Claudia caminaban por el pasillo, seguidas a corta


distancia por el jefe de la guardia, herido en su orgullo de “jefe-
no-te-damos-bola”. Se detenían al llegar al box y miraban por el
cristal.

Cr_ Voy a preguntar al médico si podemos entrar.

Vi_ Soy yo el que da el permiso o lo deniega. (parado detrás de


ellas)

Cr_ Rodolfo, no me jodas. ( y sin otra palabra golpeaba la puerta,


la abría y asomaba su cabeza) Doctor, ¿podemos pasar? Soy la
jefa del Anatómico Forense y está aquí la jueza del caso.

E_ ¡¡Cruz!! (con alegría sincera de volver a ver a la médica


después de tantos años)

Cr_ ¡¡Esther!! Te hacía en Melilla. (desde la puerta)


Fe_ Sí, pueden pasar.

Maca estaba un poco sorprendida de que Esther y Cruz se


conocieran. Entraba primero Cruz que se iba a saludar
efusivamente a la enfermera y detrás Claudia.

Cl_ ¡Maca! ¿Cómo está el bebé?

Maca se acercaba a la jueza y le daba dos besos.

M_ Estable, pero hay que esperar a ver cómo evoluciona. Hola jefa.
(iba a besar a su otra amiga-jefa)

Cr_ El amarillo canario te queda bien. (acariciaba su brazo) ¿Cómo


estás tú?

M_ Tensa, preocupada. (fruncía los labios y sus ojos denotaban su


angustia, Cruz apretaba su brazo para darle ánimos)

Cl_ Doctor, buenos días. Soy Claudia Castilla, la jueza a cargo del
caso de este niño. (se presentaba)

M_ Niña, Claudia, es una niña.

Cl_ Ahhh, vale, niña.

Fe_ Doctor Fernando Mora, señoría. La niña está delicada pero


estable, la estamos hidratando y su temperatura corporal está
subiendo a buen ritmo. Estamos esperando los resultados de su
analítica para ver el estado de sus riñones, que es en este
momento lo que más nos preocupa.

Cl_ Vale. Le voy a pedir estricta reserva con el estado de salud de


la niña, que no se emita ningún comunicado a la prensa y que
todos los partes médicos se me comuniquen a mí o a la doctora
Fernández.

Vi_ Eso me lo tiene que indicar a mí, que soy el jefe de servicio. El
doctor Mora responde a mis órdenes. (había entrado en el box y se
paraba con las manos en jarra, su pose “típica” de “aquí mando
yo”)

Cr_ No te preocupes Rodolfo (suspiraba). Nadie va a usurpar tus


galones.

M_ ¡¡¿Lo conoces?!!

Cr_ Doctor Rodolfo Vilches, el padre de María.

M_ ¡¡¿Éste es tu ex?!!

Cr_ Y el padre de tu auxiliar favorito, Guille.

M_ ¡Hoxtia! ¡Ahora termino de entender por qué lo mandaste a


freír churros! Aunque no entiendo cómo le salió un hijo tan majo
como Guille.

Esther estaba a punto de lanzar una carcajada. Esa Maca la


divertía con sus comentarios y parecía haber iniciado una cruzada
personal para “parar las ínfulas” de su jefe.

Vi_ ¿Usted es la forense que mi hijo admira tanto? Voy a tener que
darle unas buenas collejas al mentecato, a ver si espabila y no se
deja encandilar por una destripadora marimandona.

M_ ¡Oiga! ¡Guille no es ningún mentecato! ¡No le permito!

Esther y Fernando se miraban divertidos por el “match de box


verbal”. Cruz meneaba la cabeza – conocía el fuerte carácter de
esos dos - y Claudia se decidía a intervenir, ante el incendio en
ciernes.

Cl_ Basta de bobadas, las discusiones personales las dejáis para


cuando estéis a solas. No sé si recordáis dónde estamos.

Como para completar el “circo”, entraba Gimeno acompañado por


el doctor Aimé.
Gi_ Permisooo. ¿Podemos pasar? (entraba sin esperar respuesta)

Vi_ ¡El payaso que faltaba! ¡¡¿Qué es esto?!! ¡¡¿Urgencias del


Central o una romería de pueblo?!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Las aguas tormentosas se calmaron cuando Teresa apareció en


escena anunciando “Vilches, avisan de un tráfico con choque en
cadena, fueron varias ambulancias del Samur y traen algunos
heridos para acá”, lo que no impidió a la recepcionista “todo-lo-ve-
nada-escapa-a-su-escaner-biónico” captar:
a) las miradas entre “qué guapa la amiga de Gimeno”[Aimé
cogitatio -1-] y “qué guapo el médico” [Claudia cogitatio];
b) los ojos divertidos de Fernando y Esther;
c) la cara de “estoy hasta la coronilla de tu mala leche Rodolfo” de
Cruz;
d) las chiribitas en los ojos de Gimeno ad-mirando a Cruz; y
e) la “guerra declarada” entre la “más-que-guapa-amarillo-
canario” y su jefe.

Cruz y Claudia inquirieron un poco más de la salud del bebé y del


estado de su amiga y se fueron luego con Gimeno a charlar sobre
el caso a la cafetería. No pudieron convencer a Maca de que las
acompañara, la forense no quería despegarse de “su niña”. Cruz
se despidió con especial afecto de Esther y quedaron en llamarse
para “tomar un café y ponernos al día de todos estos años”.

Viendo que la pequeña paciente seguía estable, Fernando se fue


al sector de internación de Pediatría a ver algunos de sus niños allí
ingresados, con la tranquilidad de que Esther quedaba a cargo y
lo llamaría apenas hubiera algún cambio o recibiera el resultado
de las analíticas.

Esther estaba rellenando el informe en el historial de la niña y


cada tanto observaba a Maca, que había acercado una silla a la
incubadora y había metido un brazo por una de las aberturas
externas para acariciarla en forma constante.

E_ ¿Té o café?

M_ ¿Qué? (levantaba la vista y miraba a la enfermera)

E_ Voy a mandar pedir que nos traigan algo para tomar, ¿qué
prefieres, té o café?

M_ Café, gracias. (le sonreía, aunque su rostro denotaba gran


preocupación)

E_ Así que tu jefa es Cruz, tienes suerte, es una gran mujer.


(intentaba iniciar una conversación para distraerla)

M_ ¡Qué lo digas! Como profesional y como persona... aún más.


(su rostro denotaba admiración) Si no fuera por ella y la paciencia
que me tiene, no sé si estaría donde estoy.

E_ Por lo poco que he visto de ti, estoy segura que Cruz debe estar
muy contenta de tenerte en su plantel.

M_ Te agradezco la opinión, pero te aseguro que le doy más de un


dolor de cabeza. Reconozco que soy un poco... peculiar. (fruncía
los labios y sus ojos brillaban con cierta malicia)

E_ Mucho carácter, ¿no? (sonreía)

M_ ¿Lo dices por lo de Vilches? Uhhh, los hombres mandones me


sacan de quicio. (torcía la boca en un gesto de disgusto)

E_ ¿Las mujeres no?

M_ Cuando imitan a los machos dictadores, sí. (seria) Pero en


general, con las mujeres me es más fácil dialogar. (le guiñaba
levemente el ojo izquierdo, aunque Esther no entendía por qué)
Ahora ... cuando encuentro un hombre que no es machista y es
sensible, ahí no tengo drama. Por ejemplo Fernando. O Gimeno.
E_ Vilches trata igual a todo el mundo, sea hombre o mujer. Lo
suyo más que machismo, es otra cosa. Algo así como soberbia,
arrogancia a toda hora.

M_ Eso comentaba Cruz de su ex, aunque habiéndolo conocido


ahora, no sé. Así que tú fuiste compañera de Cruz aquí.

E_ Sí, estuvo poco tiempo pero se hizo notar mucho. (volvía a


sonreír cálidamente) Era una cirujana brillante. Nos sorprendió
cuando dijo que se iba a trabajar como forense.

M_ ¿Tú también no nos ves como médicos? (pregunta con cierto


mosqueo)

E_ No, no, no me malentiendas. (se apresuraba a aclarar)


Sorpresa, no sabíamos nada que estaba haciendo la
especialización, digamos que no lo esperábamos.

M_ ¿Esa fue una de las razones de la ruptura con tu jefe?

E_ No sé, quizás haya precipitado el asunto. Pero creo que la cosa


no andaba muy bien cuando todavía estaba acá. ¿Tiene nueva
pareja Cruz?

M_ ¡No, qué va! (hacía un ademán con su mano libre mientras


chasqueaba la lengua) Oportunidades no le han faltado, es tan
guapa y tan maja. Se ha dedicado a María y a su profesión. Con
Claudia siempre intentamos sacarla “a pastorear”, aunque sea
para que le dé una alegría al cuerpo. (le guiñaba un ojo)

E_ Jajajaja.

M_ Pero no quiere. Tuvo alguna que otra mala experiencia


después de Vilches y dice que así está más tranquila y puede
dedicarse a lo que realmente le interesa. (seria y con voz grave)
No es fácil para una mujer con hijos hacer carrera, este es un
mundo de y para los hombres. Espero que las generaciones
venideras de chicas lo tengan un poco más fácil, las cosas
cambian pero con lentitud.

E_ Lo sé.

M_ ¿Y tú? ¿Cómo logras mantener el equilibrio entre tu marido, tu


hijo, tu casa y la profesión?

E_ Bueno, yo...

Se abría la puerta y una auxiliar entraba con un sobre en la mano.

Aux_ Esther, de laboratorio urgente, la analítica del bebé. (se la


entregaba)

E_ Vale, gracias.

M_ ¡Al fin! ¡A ver qué dice! (sacaba la mano de la incubadora y se


levantaba para ir a ojear los resultados) ¿Qué? ¿Malas noticias?
(viendo el rostro tenso y serio de Esther mirando el informe)

1 Cogitatio= pensó
13.-

M_ ¡Al fin! ¡A ver qué dice! (sacaba la mano de la incubadora y se


levantaba para ir a ojear los resultados) ¿Qué? ¿Malas noticias?
(viendo el rostro tenso y serio de Esther mirando el informe)

E_ La urea está alta, pero la creatinina está casi normal.

M_ Eso es típico en casos de deshidratación severa. Pero si la


creatinina no está alta, quiere decir que se va recuperando. (le
brillaban los ojos)

E_ Sí. (sonreía, era una buena noticia)

M_ ¿Y el resto? (ansiosa intentaba ver lo que decía el papel)

E_ ¿Quieres leer la analítica? (corría el papel un poco hacia el


costado y la miraba divertida)

M_ No, no,lee tú, entiendes más que yo.

E_ ¡¡¿Yo?!!

M_ Yo hablo de lo que recuerdo, en cambio tú.... eres especialista


en bebés y trabajas para curar a la gente ....y ..... eres muy buena
en lo tuyo. ¿Qué tal los electrolitos?

E_ A ver... (halagada por la respuesta de la médica, “¡si la


escuchara Vilches!”) niveles de sodio, potasio y bicarbonato...
jmmm.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Una vez terminada la reunión en la cafetería, Claudia y Gimeno


pasaron nuevamente por el box a ver cómo iba la niña y a llevarle
un refrigerio a la forense. Cruz había tenido que salir urgente al
Anatómico por las autopsias pendientes, no sin antes dejar un
recado para Maca “como sé que te vas a quedar hasta que la niña
esté bien, te relevo de funciones mañana, ya veré cómo me
apaño”.

La encontraron con una sonrisa pletórica, la niña se había movido


y se había quejado un poco, “¿y eso te alegra tanto?”, “¡es una
buenísima señal Claudia!, mi niña es una campeona”. Claudia
quedó un poco mosqueada, si conocía bien a su amiga -¡y cómo la
conocía!- ese “mi niña” era señal de que se había involucrado
demasiado con esa cría.

Después de una charla breve con el pediatra Fernando sobre la


evolución de la niña, Claudia se volvió al Juzgado y Gimeno se
quedó acompañando a Maca.

Estaban a cada lado de la incubadora, sentados y charlando


mientras acariaciaban a la niña.

Gi_ ¿Así está bien? (pasando un dedo por el bracito de la


pequeña)

M_ Tómale la mano también.

Fernando y Esther se miraban y sonreían, esos dos les caían muy


simpáticos. El médico le estaba dejando las indicaciones para
cambiar la perfusión a un suero glucosado y órdenes para una
nueva analítica.

Gi_ La caja registradora no tenía ni una huella, la revisaron bien.

M_ ¿La limpiaron? (extrañada)

Gi_ Parece. O usaron guantes. Que no hubiera huellas del


muchacho y la chica, según el dueño don Díaz, puede ser porque
siempre limpiaban muy bien el negocio después de cerrar.

M_ ¿Y en la casa?

Gi_ Me acaba de llamar Pepe, dice que son sólo de ellos dos,
estuvieron cotejándolas.
M_ Puedes acariciarle la cabecita, eso le gusta.

Gi_ ¿Cómo sabes?

M_ Jmmm, me imagino. A mí me gustaba cuando era una cría.

Gi_ Mal no le hace, así que... (acariciaba con suavidad la cabecita


de la bebé) ¡Qué bonita es!

M_ ¡Y fuerte! Se nota que los papis la alimentaban bien y la


cuidaban mucho.

Gi_ ¿Cuántos meses tendrá? No encontramos los documentos de


la familia.

M_ Calculo que unos seis meses, o siete. ¿Nada encontraron? ¿Ni


el certificado de nacimiento de la niña?

Gimeno negaba.

M_ ¡Qué raro! ¿Se lo habrán llevados los joputas?

Fernando y Esther estaban pendientes de la conversación,


sumamente interesados.

M_ ¿Con qué hipótesis trabaja la poli?

Gi_ Prima facie, robo, faltaba el dinero de la caja registradora.

M_ ¡¡¿Entraron a robar y terminaron matando al hombre y a la


chica la violaron y después la asesinaron?!! (descreída)

Gi_ Ajá. Los tipos estaban drogrados probablemente, los


descubrieron, se pusieron locos e hicieron un estropicio.

M_ Mira Gimeno, tipos drogados no borran huellas ni se llevan el


cuerpo de la chica para tirarlo en un contenedor lejos de la casa.
Los dejan ahí y se van de raje. Cuando están dados vuelta, no les
dan las neuronas para tanto esmero en borrar sus huellas.
Gi_ Jmmm. (la observaba con atención)

M_ A mí me suena que quisieron fingir un robo. Hay algo atrás, no


es por el dinero.

Gi_ Jmmm. (seguía mirándola)

M_ ¿Qué? ¿Te parece que no tiene sentido lo que digo?

Gi_ Al contrario. ¿Se molestará la niña si la dejo y salgo a hacer un


llamado telefónico?

Fernando le susurraba al oído a la enfermera.

Fer_ Esta forense es un poco Sherlock Holmes, ¿no?

Esther asentía sonriente y sus ojos se cruzaban con los de la


médica, que le guiñaba un ojo pícara, haciendo enrojecer sus
mejillas sin razón alguna.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Alicia la reemplazó cuando se fue a tomar la merienda con su


madre y su hijo en el parque detrás del hospital. Su madre le
había preparado una sorpresa inesperada para la “amiga de Aziz”.

E_ ¡¡¿Cómo se te ocurrió?!! Es una buenísima idea, mamá.


(asombrada, mirando su radio CD portátil y un CD de canciones
infantiles en árabe de su hijo)

En_ Así la niña escucha hablar en su propio idioma, Esther. Bueno,


hablar no, canciones para nenes. Para los bebés es importante
escuchar sonidos conocidos.

E_ Muy importante. Ayss, mami, eres una genia. (la abrazaba con
cariño)

Az_ Yo pesto mamá. (muy serio, parado al lado de su abuela y su


madre, con el balde con algo de arena y su palita, asintiendo con
la cabeza)

E_ Ven aquí, que te voy a comer a besos.

Az_ Jijijiji. (cuando Esther lo cogía en brazos)

Poco antes de terminar la merienda, Teresa la pasó a buscar por el


parque. Una razón importante, saludar a Encarna y al niño y otra
de urgencia, requerían a Esther en el box.

E_ ¡¡¿Pasó algo con la niña?!! (preocupada, mientras caminaban


de vuelta a urgencias, después de despedirse a las apuradas de su
madre y su hijo)

Te_ La beba está bien, de hecho Fernando le empezó a dar agua


con una cuchara, a ver si la tolera. Parece que berreaba de
hambre.

E_ ¿Y entonces por qué el apuro? (más tranquila)

Te_ Bajó el... (señalaba hacia arriba con el dedo) y puso el grito en
el cielo por unas camillas en el pasillo y por algo de las
enfermeras.

E_ ¡¡¿Eh?!! (ya casi llegaban al muelle de urgencias)

Te_ La Endesa fue con el chivatazo, a quejarse. (cara de


“declaración de guerra”) Uno de estos días le provoco una
cortocircuito a esa cabrona, ¡por ésta! (cruzaba los dedos y los
besaba en señal de juramento)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Gimeno había convencido a Maca de que fuera a tomar algo y a


estirar las piernas, él se quedaba “cuidando” a la beba. La forense
aprovechó para darse una vuelta por el lavabo y luego pasó por la
cafetería a comprar unos bocatas y un par de cafés con leche.
Regresaba con las viandas cuando observó a un racimo de
médicos y enfermeras reunidos en el pasillo que daba al box. La
cara seria de Esther le llamó la atención y se ocultó tras una
columna para escuchar sin ser vista.

Jav_ Los pacientes que han sido atendidos, se les da el alta


inmediata o se derivan a planta si necesitan controles.

Vi_ Todos los pacientes que están en urgencias en estos


momentos no tienen diagnóstico definitivo, ya te lo aclaré.

Jav_ He visto cuatro historiales, a ésos puede dárseles el alta.

Vi_ ¡¡¿Has visto?¡¡ ¡¡¿Acaso los médicos te consultaron?!!

Jav_ No necesito autorización Vilches, soy el director del hospital y


miro los historiales cuando quiero. Esos cuatro, el alta ya mismo.
En cuanto a los otros...

Vi_ ¡¡¿Desde cuándo no se respeta la confidencialidad médico


paciente?!! (con los brazos en jarra, mosqueado)

[M_ Ése mandón tiene pinta de pijo, me resulta cara conocida, ¿de
dónde? Jmmm.]

Jav_ Desde el momento que no se siguen mis directivas. Hay


pacientes en los pasillos, ¡¡eso no lo permito!!

Vi_ Los pacientes en los pasillos tienen patologías leves y están


atendidos. No damos abasto con el tráfico que entró, no tenemos
capacidad para tantos heridos en urgencias. Deberían haber
derivado a varios a otros hospitales, no sé por qué aceptaste que
vinieran para acá, te lo advertí. (lo señalaba con el dedo índice)

Jav_ Orden de la gerencia, Vilches. (se giraba hacia Alicia dando


por terminado el asunto con Vilches) En cuanto a las enfermeras...
(miraba fijo a Alicia) no entiendo por qué los médicos tienen que
hacer tareas que competen a las enfermeras.

Al_ ¡¡¿Qué?!! (sorprendida)


Jav_ Acá Valeria tuvo que administrar ella misma un chutazo a
una paciente, llevar a otra a sacar una placa y encargarse de la
derivación de un paciente en cirugía porque la enfermera Juana
tenía que ir a otro quirófano. ¡Los médicos no están para eso!

Vi_ ¿Tú te has ido a quejar arriba antes de hablar conmigo?


(señalando ahora a Valeria)

[M_ ¡Se la come cruda!]

Val_ No te encontraba por ningún lado.

Vi_ ¿No pudiste esperar? ¡¡Estaba en cirugía!!

Jav_ Vilches, no es cuestión de andar recriminando a Valeria que


no fue contigo, hizo lo que corresponde.

Vi_ ¡¡Chivatear!!

[M_ ¡¡Eso!! ¡¡Delatora!! Qué mal me cae la morena, yo por una


con esos pelos no me dejo atender ni loca, se cree que está en un
tablao más que en un hospital.]

Val_ ¡Solicité que se cumpla el protocolo! ¿Acaso no me dijiste


eso el otro día con ese paciente? Hay un protocolo y hay que
cumplirlo.

Jav_ Alicia, ¿por qué no hay enfermeras cuando se las necesita?

Al_ ¡Todas estaban cumpliendo sus funciones!

Jav_ ¿Por qué tienes una enfermera asignada al box con ese bebé?
No podemos desperdiciar recursos humanos cuando estamos
sobrecargados.

[M_ ¡¡¿Desperdiciar recursos humanos?!! ¡¡Está cuidando a mi


niña, joder!!]
Vi_ ¡¡Porque hay un bebé que necesita cuidados intensivos!!

Jav_ Le pregunté a Fernando y ya se ha recuperado de su choque


hipovolémico, hora de pasarlo a Pediatría.

E_ ¿Te dijo también que necesita estar en cuidados intensivos y


que en Pediatría la UCI está completa? (de brazos cruzados, con
cara de “olla presión a punto de explotar”)

Jav_ No es nuestro problema, allá ellos.

E_ O sea que te interesa poco y nada lo que pase con ese bebé.

[M_ ¡¡Joputa!!]

Jav_ Esther, cumplimos nuestra parte, que los demás se hagan


cargo de la suya.

E_ Como no hay espacio en la UCI de Pediatría, ese bebé está a mi


cuidado hasta que esté en condiciones de ir a una habitación
común.

[M_ ¡¡Genia!! ¡¡Ídola!!]

Jav_ ¡!Tú cumples órdenes de los médicos!!

Vi_ Sí, las mías y yo digo lo mismo que Esther. Ese niño no sale de
aquí hasta que esté fuera de peligro y yo también hablé con
Fernando y tengo su reporte médico por es-cri-to.

[M_ Al final me va a caer bien el ex de Cruz.]

Jav_ Vilches, no hagamos de esto una competencia de quién


manda y quién obedece.

Vi_ No hago ninguna competencia. Tú a tu puesto de director del


hospital y yo dirijo urgencias, si no te gusta cómo lo hago, ya
sabes lo que tienes que hacer.
Jav_ Vilches, tengo mucha presión de arriba para despejar los
pasillos y ...

Vi_ Y yo tengo la presión de una beba que ha perdido a su madre y


a su padre y cuya vida corre serio riesgo. Por cierto, también de
cierta jueza que pide reportes cada cinco minutos sobre el estado
del crío. ¿Quieres que la informe de la situación en la UCI y de tu
decisión aquí?

[M_ No te preocupes Vilches, salgo de aquí y yo misma la estoy


llamando.]

Javier lo miraba muy serio y muy mosqueado.

Vi_ Me lo imaginaba.

Jav_ Tú y yo vamos a hablar a solas de esto.

Vi_ Ningún problema, pero no ahora. Tenemos mucho trabajo, así


que ... cada cual a sus tareas. Y tú Valeria, ocúpate de hablar con
Neurología por la mujer de la cortina 3, hace horas que está el
TAC que ordenaste y tuviste tiempo para subir a chivatear pero no
para verlo y para pedir un neurólogo a planta.

Val_ ¡No te la tomes conmigo!

Vi_ Me la tomo con quien se me antoja. Ale, a currar que para eso
nos pagan.

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esperó a que se “dispersara” el grupo para salir de su “escondite”.


Cuando entró en el box se encontró con la niña en brazos de
Gimeno y a Fernando haciéndole tomar agua con la cuchara.
Esther estaba enchufando un aparato a un costado.

Gi_ ¡Maca! ¡Ha llorado de hambre! ¡Mírala!

La beba abría la boca hambrienta y Fernando trataba de darle el


agua con lentitud, a pesar de los intentos de la niña de “atrapar”
la cuchara.

M_ ¡Mi niña! (emocionadísima iba hacia donde estaban sentados y


dejaba las viandas en una mesa al costado)

Fer_ Si asimila bien el agua, vamos a prepararle un biberón con un


poco de leche diluída.

Maca se ponía en cuclillas al lado de Gimeno, tomando la mano de


la beba. El sonido suave de una música “distinta” llegaba clara a
sus oídos y la hizo girarse a mirar a Esther. [1]

M_ Graciaaaaaas.

[1] Canción Infantil Árabe sobre "El Agua"

http://www.youtube.com/watch?v=y5VF1LSwzZs&feature=related
‫اﻟﻤﺎء اﻟﻤﺎء ﻣﺎء ﺑﺎرد ﻣﺎء ﺳﺎﺧﻦ‬
el agua el agua agua fria agua caliente
‫ﻣﺎء وﻓ ﻴ ﺮ ﻣﺎء ﻗﻠ ﻴﻞ‬
agua abundante, agua poca
‫ﻫﺬا اﻟﺴ ﻨﺔ‬
este año
‫ا ﻟﻤ ﺎ ء‬
el agua
‫ا ﻟﻤ ﺎ ء‬
el agua
‫ﻳﻐﺴﻞ اﻷﺷ ﻴﺎء‬
lava las cosas
‫ﻳﻮﻟﺪ اﻟ ﻜ ﻬ ﺮﺑﺎء‬
produce la electricidad
‫ﻫﺪﻳﺔ اﻟﺴﻤﺎء‬
regalo del cielo
‫اﻟﺼ ﻴﻒ واﻟﺸ ﺘﺎء‬
el verano y el invierno
‫ا ﻟﻤ ﺎ ء ا ﻟﻤ ﺎ ء‬
el agua el agua
‫ﻟﻠ ﻄ ﺒ ﺦ‬
para cocinar
‫ﻟﻠﺸ ﺮب‬
para beber
‫ﻟﻠﻠ ﻬﻮ‬
para divertirse
‫ﻟﻠﻠﻌ ﺒﺔ‬
para jugar
‫ﻟﻠ ﺰراﻋﺔ‬
para las plantas
‫ﻟﻠ ﻌ ﺸ ﺐ‬
para el cesped
‫ﻟﻠﺤ ﻴﺎة‬
para la vida
‫ﻟﻠ ﺒﻘﺎء‬
para la permanencia
‫ا ﻟﻤ ﺎ ء ا ﻟﻤ ﺎ ء‬
el agua el agua
‫ﻟﻠ ﻨﻘﻞ ﻟﻠ ﺒﺤﺎر‬
para el transporte para el marino
‫ﻟﻠ ﺒ ﺤ ﺮ ﻟﻠ ﻨ ﻬ ﺮ‬
para el mar para el rio
‫ﻟﻠﻠ ﻴﻞ ﻟﻠ ﻨ ﻬﺎر‬
para la noche para el dia
‫ﻳﺎ ﻧﻌﻤﺔ اﻟﺴﻤﺎء‬
bendición del cielo
‫ا ﻟﻤ ﺎ ء ا ﻟﻤ ﺎ ء‬
el agua el agua
ً ‫ﺳﻮاءا ً ﻛﺎن ﺳﺎﺋﻼ‬
ya sea líquida
ً ‫أم ﺟﻠ ﻴﺪا ً ﺟﺎﻣﺪا‬
o hielo congelado
ً ‫أو ﺑﺨﺎرا ً ﺻﺎﻋﺪا‬
o vapor subiendo
‫ﻳ ﺒﻠﺪ اﻷﺷ ﻴﺎء‬
se adapta a las cosas
‫ا ﻟﻤ ﺎ ء ا ﻟﻤ ﺎ ء‬
el agua, el agua...
http://lenguarabe.blogspot.com/2010/03/cancion-del-agua.html
14.-

El agua no le alcanzaba a la niña y pedía “comida” alto y fuerte.


Señal de que se recuperaba rápido y bien. Le prepararon un
biberón con leche diluída y lo succionó como “posesa”. Esta vez
fue Maca la encargada de dárselo y sonreía tontuela mirándola y
no se cansaba de repetir “¡qué hambre, mi niña!”

La beba cayó “rendida” por la pequeña ingesta. Esther la volvió a


poner en la incubadora y Fernando se veía complacido con la
auscultación, “su ritmo cardíaco es normal, sus pulmones bien,
esto va por buen camino”.

Poco antes de terminar su turno, Teresa les avisaba que Abdul del
centro saharahui estaba en la sala de espera, queriendo tener
noticias sobre el estado de la niña. Maca fue a hablar con él.

M_ Hola, buenas noches Abdul. (llegaba sonriente a la sala de


espera de urgencias)

Ab_ Doctora... buenas noches. (se notaba preocupado)

Maca se acercaba y aceptaba el apretón de manos del hombre.

Ab_ ¿Puedo deducir de su sonrisa que la beba está mejorando?

M_ Sí Abdul, está mejorando aunque todavía está en cuidados


intensivos.

Ab_ Vale. Bueno, muy bueno. (su rostro se relajaba) ¿Cuándo cree
que le darán el alta?

M_ Si va todo como hasta ahora y no hay otras complicaciones...

Ab_ ¿Complicaciones? (de nuevo se tensaba)

M_ Tienen que chequear su corazón, sus riñones, una revisión


completa para ver si hay secuelas, la niña pasó dos días sin
alimento ni agua.
Ab_ Ahhh. (se restregaba las manos) Puede haber secuelas.

M_ Pero es la niña es fuerte, estaba muy bien alimentada y


cuidada. Esperemos que no haya nada. Si es así, en un par de días
le darán el alta.

Ab_ Doctora, tenemos... tengo que agradecerle lo que ha hecho


por esta niña.

M_ Psss, por favor Abdul... (hacía un gesto con su mano) tiene que
agradecerle al médico Fernando y a la enfermera Esther, han sido
ellos quienes la atendieron, y le aseguro, ¡mejor imposible!

Ab_ Vale... (asentía con la cabeza) pasaré mañana y pediré hablar


con ellos para darles el agradecimiento de nuestra comunidad.

M_ ¿Le puedo preguntar algo Abdul?

Ab_ Por supuesto doctora.

M_ Me ha dicho Gimeno... el inspector Gimeno... que no se


encontraron los documentos de la pareja.

Abdul levantaba los hombros en señal de desconocimiento.

M_ ¿Sabe usted si tenían familia en España? ¿O se puede ubicar la


familia en el lugar de dónde venían? Mi jefa cree que la chica era
originaria de los campamentos de Tifariti.

Ab_ Voy a preguntarle a Asad, él es quien conocía a la pareja. ¿Por


qué quiere ubicarlos?

M_ Por la beba, Abdul. Si no tiene familia, irá a un centro de


acogida y ...

Ab_ Ohhh, con todo este drama, nos estamos ocupando de su


entierro, ni se nos ocurrió pensar en ... (meneaba enérgico la
cabeza) No, no. ¡Un centro de acogida no! Buscaremos una familia
de nuestra comunidad que la quiera criar.

M_ Abdul, usted discúlpeme, pero a partir de este hecho


desgraciado, el juzgado tiene que informar a servicios sociales y ...
hay que pensar con quién va a quedar la niña apenas salga de
aquí.

Ab_ Alguno de nuestros paisanos, alguna familia de la comunidad.


(se apresuraba a responder)

M_ Vale. Pero recuerde que hay ciertos requisitos para la acogida


de bebés. (fruncía los labios y lo miraba con tristeza) Tiene que
tener la aprobación de servicios sociales.

Ab_ Ah.... claro, vivienda propia, un buen salario, un trabajo


estable. Eso exige el estado.

Maca asentía.

Ab_ Poco interesa si es gente con nuestra cultura y nuestros


hábitos, lo único que miran es el dinero. (mostraba su enfado)

M_ Abdul... yo puedo estar de acuerdo con usted en eso, pero el


sistema busca asegurarse que quienes acojan niños tengas los
medios económicos para atenderlos como corresponde.

Ab_ ¡¡¿Y usted cree que un centro de acogida es mejor?!! (con


rabia)

M_ Abdul... no se enfade. Yo entiendo lo que me dice. Yo quiero lo


mejor para esa niña. Por eso le estoy preguntando por su familia,
si es posible ubicarla.

Ab_ Vale doctora, disculpe mi vehemencia. (se calmaba un poco)


No sé si encontraremos rápido una familia que cumpla esas
condiciones que exige el estado, nuestros compatriotas en general
no están en buenas condiciones económicas y ... (parecía razonar
en voz alta) Voy a ocuparme ya mismo de tratar de ubicar a la
familia de Seltana y Ayman.

M_ ¿El muchacho se llamaba Ayman? ¿Y la beba?

Ab_ Aháva.

M_ Ahhh, ¡qué bello nombre!

Abdul sonreía, sabía que podía confiar en esa mujer y la sentía


como “una de los suyos”.

Ab_ ¿Sabe lo que significa en castellano?

Maca negaba.

Ab_ Amada, querida. Y creo que con usted debe sentir eso, que
tiene quien la ame y la quiera.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Fernando había dejado las indicaciones para la niña y se había ido


a Pediatría a comer algo y dormir unas horas. Gimeno finalmente
había decidido irse a su casa a cambiarse y dormir un poco,
además de “rescatar” a Greta de la casa de un vecino donde había
dejado al perro por la mañana.

Cuando Maca regresó se extrañó de no encontrarlos.

E_ Gimeno dijo que te llamaría para venir mañana bien temprano


y relevarte, supuso que no querrías irte a tu casa hoy.

M_ Supuso bien. (mirando a la niña dormir en su incubadora)


Fernando está en el hospital ¿no?

E_ Sí, no te preocupes. Es normal que los doctores duerman un


rato, y más Fernando, que ni siquiera está de guardia. Se ha
quedado en el hospital sólo por la niña. (estaba organizando un
gabinete)
M_ Vale. ¿Tú no duermes?

E_ Depende de la carga de trabajo, si tengo pacientes que


controlar constantemente no. A veces nos turnamos con las otras
chicas para echarnos un sueñito.

M_ Ahhh. (se había sentado y metido la mano dentro de la


incubadora para acariciar a la niña)

E_ Esta noche nos podemos turnar contigo para descansar, hice


traer unas mantas y esos dos sillones. (señalaba con la cabeza
hacia un costado mientras seguía con su tarea en el gabinete)

M_ Ni los había visto. (levantaba la vista y notaba el gesto de la


enfermera)

E_ En un rato nos traen comida del catering del hospital.

M_ Te has ocupado de todo, gracias.

Esther notaba el tono triste de la médica y se giraba a mirarla.

E_ A pesar que hace poco que te conozco, noto que algo te


preocupa mucho.

Maca levantaba nuevamente la vista y la miraba a los ojos.

M_ Aháva va a terminar en un centro de acogida.

E_ ¿Aháva?

M_ Ése es su nombre, me lo dijo Abdul. (haciendo un leve


movimiento con la cabeza en dirección de la niña)

E_ Ahhh. ¿No tiene familia? Quiero decir, ¿sus padres no tenían


familia aquí que se puedan hacer cargo de Aháva?

M_ No cree, bueno, en realidad Abdul no sabe, iba a tratar de


averiguar. La madre es de la zona de Tifariti, probablemente el
padre también sea de ahí.

E_ Los campamentos. (seria)

Maca asentía.

E_ Difíciles de ubicar y aún más difícil traerlos aquí, con el


conflicto con Marruecos.

M_ Lo conozco, estoy ligada a los saharauis desde hace rato...


bueno, desde lo de Aminatu Haidar.

E_ ¿Estuviste apoyando su lucha? (complacida de escuchar esa


noticia, aunque no le extrañaba, le parecía mucho del “estilo” de
esa forense)

Maca asentía.

M_ Cuando Abdul se fue, llamé a Claudia. (seguía con el relato


mientras acariciaba a la niña)

El rostro de Esther mostraba que no entendía a quién se refería.

M_ ¿Claudia Castilla, la jueza? Es mi amiga.

E_ Ahhh.

M_ Le conté sobre el pijo ése que dirije este hospital, que quiere
mandar a mi niña a pediatría y no le importa cómo se encuentra
ni que la UCI esté completa.

E_ ¿Eh? (estaba a punto de reirse por lo de “pijo” pero se dio


cuenta que hablaba de la discusión con Javier) ¡¡Estuviste
escuchando nuestra charla!! (sorprendida)

M_ Sé que no está bien, pero... (con cara de no rompí un plato)


¡¡menos mal que me escondí a fisgonear!! ¡¡El tío es un cabrón!!
Pero Claudia lo va a poner en vereda, ¡¡sí señor!!
E_ Si estuviste escuchando, sabes que Vilches ya solucionó el
problema.

M_ Uhhh, sí. Vilches, ¡quién iba a decir que me iba a terminar


cayendo bien ese ogro! Cruz tenía razón en lo que decía de su ex.

E_ Vale. (sonreía, esa forense era muy “expresiva” y graciosa)


Entonces no es necesario que la jueza lo llame para quejarse.

M_ No te preocupes, no le va a tirar de las orejas. (una suave


sonrisa acompañada por un guiño cómplice) Lo va a llamar para
que el tipo sepa que está pendiente de la niña. Además... Claudia
no es como yo, sabe cómo decir las cosas y hacerlas sonar como el
Apocalipsis ya. Y todo con diplomacia y sin levantar la voz.

E_ Ahhh. O sea, tú no eres diplomática. (volvía a sonreír)

M_ No, más bien soy una guerrera tiempo completo.

E_ Jeje.

M_ ¿Sabes lo que me preocupa? Eso de que manden a mi niña a


un centro de acogida. (se volvía a poner seria, la idea parecía
“atormentarla”)

E_ Hay buenos lugares que...

La cara de Maca era un poema de “ni tú te lo crees”, Esther


decidía cambiar el enfoque del problema.

E_ ¿Hablaste con la jueza eso?

M_ Ajá. Me dijo que servicios sociales se hace cargo, es así.

E_ Los abogados del centro de emigrados pueden hacer una


presentación pidiendo que una familia saharaui cuide de la niña
hasta tanto ubiquen a los parientes consanguíneos.

M_ Abdul no cree que tengan mucha gente que cumpla los


requisitos que pone el estado para dar niños en acogida. Quizás la
encuentren, pero les va a llevar tiempo y si todo va bien, en pocos
días Aháva tendrá el alta.

E_ Vale, entiendo tu preocupación.

Por unos minutos se hizo un pesado silencio. Esther la observaba.


Le impresionaba la cara triste y la enorme ternura que denotaban
sus caricias a la niña. Si algo había conocido en este poco tiempo
de esa mujer sentada junto a la incubadora es que era una
“guerrera” sí, pero noble y entregada a lo que pensaba, muy
pasional. Y con esa niña tenía una relación que iba más allá de
“salvarle la vida”, había allí un vínculo afectivo más profundo.

E_ No es necesario que la acogida la haga un saharaui, puede ser


algún español o una familia española que respete su cultura y su
idiosincracia. Si cumple los requisitos exigidos por el estado.

Maca volvía a levantar la vista interesada en lo que Esther le


decía.

M_ ¿Tú dices alguien que los apoye y los acompañe aquí en


España?

Esther asentía.

M_ No sé si los miembros de la comunidad van a estar de acuerdo


con eso.

E_ Van a estar de acuerdo. Ha ... sucedido.

M_ ¿Conoces casos?

E_ Sí. (categórica)

M_ ¿Habrá gente dispuesta a eso? No sé, no conozco mucho de


esto, no sé si habrá alguien que quieraaa...

El repentino fuerte lloriqueo de la niña las interrumpía.


M_ ¡¡Uy!! ¡¡¿Qué le pasa?!! (se daba vuelta a mirarla)

E_ Jeje. ¡Hambre mujer! (se dirigía a la incubadora y cogía a la


niña con destreza) Venga, la tienes en brazos y la meces con
cuidado, no te olvides que tiene la vía en su bracito. ¿Vale?

M_ Vale. (se ponía de pie lista a recibirla)

E_ Y por el aroma... creo que le molestan sus pañales sucios.

M_ ¡¡Cacona!! ¡¡Bravo!!

Esther la colocaba sobre el pecho de la médica y Maca la acogía


con cuidado. La niña parecía calmarse.

E_ Le gustan tus brazos.

M_ ¡Mi niñaaaa! (se mecía en un suave vaivén y mientras la


sostenía con una mano en su espalda, besaba su cabecita y le
murmuraba al oído las primeras estrofas de la canción infantil que
se había aprendido) ‫ [ ﻟﻤﺎء اﻟﻤﺎء ﻣﺎء ﺑﺎرد ﻣﺎء ﺳﺎﺧﻦ‬el agua el agua agua fria
agua caliente]

E_ Voy a prepararle un biberón. Luego la cambiamos, ¿vale?


(acariciando la piernita de la beba)
15.-
Jav_ Como usted verá señoría, se le están brindando los mejores
cuidados posibles.
Esther bajaba el rostro y miraba de soslayo a Maca, que disfrutaba
la escena con una sonrisa amplia.
Cl_ Vale. (respuesta de compromiso, con seriedad augusta en su
rostro) Doctor Mora, ¿cuándo cree que estará en condiciones de
pasar a una habitación común?
Fer_ Si no hay ningún inconveniente, esta tarde mismo. Estoy
esperando las analíticas de sangre y materia fecal para ver si ya le
quitamos el suero. Ha evolucionado rápido y satisfactoriamente,
es una niña fuerte. Y ... está muy arropada. (sonreía mientras
miraba a Maca) El cariño que ha recibido ha jugado un rol muy
importante.
Cl_ Vale. Doctor Sotomayor, me encargaré de hacer llegar a la
Consejería mi satisfacción por el servicio brindado. Doctora
Fernández (dirigiéndose a Maca), necesito hablar con usted sobre
el caso. ¿Me acompaña a la cafetería?
M_ Por supuesto señoría.
Esther seguía con el rostro bajo, haciendo como que ordenaba el
instrumental de un gabinete. “¡Qué par estas dos! ¡Cómo han
montado el numerito! Si no supiera de la charla y que son íntimas,
yo también me lo creía. Jeje.”
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
M_ Reculó asquerosamente, ¡qué pijo cagón! (disfrutaba el
resultado de la visita “imprevista” de la jueza al nosocomio) Me
resulta cara conocida, pero no sé de dónde.
Iban caminando hacia la cafetería y pasaban la zona del muelle y
el mostrador de urgencias. Teresa levantaba la vista y las
observaba por encima de sus gafas.
Ai_ Teresa me pasas el historial deee.... (se quedaba con la
palabra en la boca al ver a la jueza y a la forense caminando hacia
cafetería)
Te_ Guapa ¿no?
Ai_ ¿Eh?
Te_ La Castilla, la jueza. Parece una modelo. (se quitaba las gafas
y lo observaba pícara, semi apoyada sobre el mostrador)
Ai_ Sí, ehhhhh. El historial de la señora de cortina 5. (trataba de
sonar casual y profesional)
Te_ Ya te lo busco. (iba hacia una pila de historiales al costado) Es
muy amiga de tu muy amigo el inspector, ¿no? (¡esta mujer se
entera de todo!)
Ai_ Jmmm. (se hacía el desentendido)
Te_ Te la podría presentar, ¿no? (extendía el brazo con el historial)
Ai_ Gracias Teresa. (lo cogía y huía de las insinuaciones de la
recepcionista)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Cl_ ¿No vas a ir a tu casa a cambiarte? (la observaba atentamente
mientras la forense ponía dos tazas de café sobre la mesa)
M_ Jmmm, nop. Con esta indumentaria me sirvo café gratis. (se
sentaba frente a ella) Y además es cómoda.
Cl_ ¡¡No te puedo creer!! ¡¡Lo que eres capaz de hacer por un café
gratis!!
M_ Ehhh, manías que uno tiene. Tu sobre de sacarina. (sonriente)
¿Alguna novedad de la poli?
Claudia negaba con la cabeza mientras volcaba el sobre de
sacarina y revolvía su café.
M_ ¿Ninguna pista? ¡¡¿Nada?!!
Cl_ Hasta ahora... (tomaba un sorbo de café) Anoche me llamó
Cruz, al joven lo molieron a golpes y lo remataron con un tiro en la
nuca, con una HK 9 mm.
M_ ¿En la nuca?, ¿tipo ejecución?
Claudia asentía mientras tomaba otro sorbo de su taza.
M_ Entonces tengo razón, se lo dije ayer a Gimeno, esto no fue un
robo. (apretaba los labios y asentía con la cabeza) Y una HK 9mm
es un arma importante, es la pistola reglamentaria de los cuerpos
de policía, Claudia.
Cl_ Cruz logró sacar la bala entera, van a cotejar con la base de
datos.
M_ Mmmm... (pensativa, bebía un nuevo sorbo de café)
Cl_ Bueno, no tengo mucho tiempo, tengo tres audiencias hoy.
¿Qué es eso tan importante que necesitabas hablar con urgencia?
M_ ¿Recuerdas lo que te pregunté ayer sobre el centro de
acogida? (dejaba la taza sobre la mesa)
Cl_ Sí. (sorbo de café)
M_ Ya sé cómo evitar que Aháva vaya a un centro de esos,
mientras tratan de ubicar a sus familiares. (sonrisa de
satisfacción)
Cl_ ¡¡Pjjjjjjjjj!! (se atragantaba con el café) ¡¡Cof, cof, cof, cof!!
M_ ¡Uy, se te fue por el costado!
Claudia cogía una servilleta de papel y se limpiaba la boca
mientras se aclaraba la garganta.
M_ Voy a buscarte un vaso de agua. (se levantaba)
Cl_ ¡¡¡Noooooo!!!
M_ Vale, no te busco un vaso de agua. (se sentaba)
Cl_ ¡¡Ni se te ocurra!! ¡¡Estás totalmente loca!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Al_ Esther, ¿puedes echarnos un cable? (se asomaba al box) No ha
venido Juana y no tengo enfermeras para sacar sangre a la señora
de la cortina 3, yo tengo que subir a una cirugía con Vilches.
E_ Ehhh. (miraba a Fernando)
Fer_ Ve, yo me quedo con la beba.
E_ Vale. (salía del box) ¿Qué le ha pasado a Juana?
Al_ La hija menor... está con fiebre muy alta, parece que es
anginas.
E_ ¿Analítica completa a la señora?
Caminaban hacia cortinas.
Al_ A ver... (miraba el parte que le había dejado Valeria) Analítica
completa y luego hay que chutarle un sedante, mira.
E_ ¿Sedante? ¿No es la mujer con Alzheimer? (miraba el parte que
le entregaba Alica)
Al_ Sí, pero eso dice ahí.
E_ ¿Está muy excitada?
Al_ No, es una paciente tranquila, de hecho ni siquiera nos llama
cuando se ha ensuciado.
E_ Jmmm. (extrañada) Y es una dosis fuerte. Jmmmm. Oye, ¿se ha
sabido algo de su familia?
Al_ Nada, Vilches ya dio traslado del tema a servicios sociales, si
no aparecen antes que le den el alta, la van a llevar a alguna
residencia, supongo.
E_ ¡Coño! ¡Cómo puede ser que no se hayan dado cuenta que ha
desaparecido y no la estén buscando con la policía! Pufff...
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Cl_ ¿Te das cuenta del desastre que eres? Ayer no tenías un tanga
para ponerte porque no habías lavado tu ropa en toda la semana.
Tu apartamento es un desastre, todo tirado por ahí, uno de estos
días se te va a llenar de cucarachas.
M_ ¡Ah, no! Las cucarachas aparecen cuando eres sucia con la
comida y mi cocina reluce. ¡¡¿O no?!!
Cl_ Sí, lo único de lo que te ocupas, de tu cocina y tus comidas.
(meneaba la cabeza y trataba de calmarse) A ver Maca, razona un
poco. Un bebé necesita atención constante, tú tienes una vida
desordenada, haces lo que quieres cuando quieres.
M_ Me ordenaré, por esa niña cambiaré lo que sea necesario, haré
la colada, seré el ama de casa perfecta. (muy seria y convencida
de lo que decía) Son unos meses hasta que ubiquen a su familia y
la vengan a buscar.
Cl_ ¡Joder Maca! ¡Tienes un trabajo que no tiene horarios!
¡Cuántas veces has tenido que salir de madrugada cuando te
llaman de los juzgados!
M_ Buscaré alguien con quien dejarla en esos casos. (sorbo de
café, tranquila “como agua de pozo”)
Claudia se quedaba en silencio un instante y la miraba muy seria.
Cl_ Para todo tienes respuesta.
M_ No Claudia, para lo único que tengo respuesta es para lo del
centro de acogida. Y es ¡¡no!! Esa niña ha perdido a sus padres,
casi se muere por esos joputas, necesita atenciones y cariño para
recuperarse.
Cl_ Maca, hay muchas parejas dispuestas a darle todo eso, lo del
centro de acogida es momentáneo, hasta que...
M_ ¿Cuántas parejas están dispuestas a respetar su origen y su
cultura? ¿Eh? ¡¡¿Cuántas?!! (vehemente)
Cl_ Los de servicios sociales se van a encargar de encontrar a
quienes lo hagan, no creas que tú eres la única que le puede
brindar eso.
M_ ¿Esos burócratas de escritorio? (más vehemente, si era
posible) ¿Has leído lo que pasa en los centros de acogida con
tantos niños inmigrantes? ¡¡¿Has leído las denuncias?!!
Cl_ Primero, tranquilízate.
M_ Es que te has puesto en necia, cuando sabes bien que los
centros están atestados de niños y tienen poco personal para
tantos críos, que no dan abasto.
Cl_ No me pongo en necia, estoy tratando de razonar contigo,
mostrarte las contras de lo que implica tu deseo de pedir la
guarda de la niña. Tú te has involucrado emocionalmente con esa
beba y no ves más allá de tu enamoramiento.
M_ ¿Enamoramiento? Estás diciendo tonterías. (hacía un gesto
ampuloso con la mano) Sí me involucré con la niña, lo reconozco.
Hay... no sé, una conexión con esa cría. Si la hubieras visto ahí, en
su cuna, inerte, fría, apenas con un hilo de vida... (se emocionaba
hasta las lágrimas) y luego sentirla revivir en mi pecho. Ha sido...
algo... (rodaba una lágrima por su mejilla) que nunca me había
pasado.
Cl_ Vale. (estiraba su mano y tomaba la mano de Maca, reconocía
el sentimiento de su amiga y cómo la había afectado todo eso) Yo
sé que quieres lo mejor para la beba, pero ¿crees que tú eres lo
que ella necesita? ¿Y cuando llegue su familia, para llevársela, has
pensado en eso?
Maca la miraba en silencio, mientras se secaba las lágrimas con la
servilleta de papel.
Cl_ Maca, no es sólo todo lo que tendrías cambiar de tu vida ahora,
es el después, cuando se la lleven.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Se cruzaba con Esther cuando volvía al box.
E_ ¿Qué tal la charla con su señoría?
Maca fruncía los labios y hacía el gesto de “más o menos” con su
mano derecha.
E_ ¿No está de acuerdo con tu idea?
Caminaban despacio por el pasillo.
M_ Me dice algo en lo que tiene razón. Soy un desastre. (miraba
hacia adelante, apenada)
E_ ¿Tú un desastre? No creo. (se giraba a verla y notaba su rostro
triste)
M_ Uhhh, porque no has visto mi piso. No le doy mucha bola a la
colada, tengo la ropa tirada por ahí, mi mesa en la sala está llena
de papeles y revistas y ¡tazas de café sucias! ¡Pero mi cocina es
una joyita, eh!
E_ Yo también era así. (trataba de quitarle hierro a la
autoinculpación de “desastre caminante” de la forense)
M_ ¿Tú? (la miraba incrédula, no era posible que esa enfermera
metódica y responsable hubiera sido “un tiro al aire” como ella)
E_ Ajá. Mi madre se hacía cruces, jeje. (sonreía)
M_ Hasta que te casaste.
E_ Mmmm. (negaba sonriente) No, fue Aziz, él cambió mi forma
de ver la vida.
M_ Uhh, entonces tengo esperanza. (se ilusionaba)
E_ ¿Eres buena en la cocina? Yo cocino dos o tres cosas y no me
pidas más. Por suerte, a Aziz no le importa, jeje. (notaba que
había logrado cambiar el semblante de la médica)
M_ De lo mejor, no es por darme corte, pero todas las comidas me
salen de rechupete. (le guiñaba un ojo) A mis ligues les gustan los
platos que les preparo.
E_ Jeje, el amor comienza por la panza. (compinche)
M_ Y sigue por la entrepierna, ¿no?
E_ Sactamente.
Llegaban al box.
M_ Oye... (cogiendo el pomo de la puerta y mirando fijo a la
enfermera) si finalmente su señoría me apoya en esto y logro la
guarda temporal... ¿te podría consultar si no sé qué hacer con
Aháva? Los pañales ya me enseñaste a ponérselos, pero ... uhhh,
no sé nada de bebés.
E_ Cuenta conmigo... y con mi madre.
M_ Encarna, ¿no?
E_ Sí. Le caíste muy bien ayer. Decía... ¡qué guapa!, ¡qué maja!
Aunque te cuento un secreto, no quería devolverte a Greta. (en
tono conspirativo-picaresco)
M_ Yo te cuento otro secreto, pero no se lo digas a Gimeno. (en el
mismo tono) Si hubiera tenido un hijo como Aziz, yo también me
iba sin devolver el perro. Jeje.
Maca abría la puerta y le cedía el paso a Esther con un gesto con
el brazo.
E_ Gracias, ¡qué galante!
M_ Usted lo merece, guapa. (le seguía el tono festivo) ¡¡¿Eh?!! (al
mirar hacia la incubadora, notaba que estaba vacía, los
instrumentos desconectados) ¡¡Aháva!! ¡¡¿Qué ha pasado?!!
¡¡¿Dónde está?!! (con tono de desesperación)
16.-

Desde atrás de la puerta apareció Gimeno meciendo a la beba,


Fernando había recibido las analíticas y había decidido sacarle la
vía y desconectar los aparatos, ya no era necesario un control tan
intensivo. Había salido a buscar leche para un biberón porque la
niña lloraba de hambre nuevamente.

No fue necesaria la leche que trajo el médico, Esther tenía un


termo con agua tibia y leche en polvo en un gabinete, le preparó
rápidamente un biberón más sustancioso y cuando Fernando
regresó Maca se lo estaba suministrando plácidamente sentada en
una butaca, mientras la pequeña cogía uno de sus dedos y eso la
hacía babear embelesada.

Esa misma mañana decidieron su pase a Pediatría, a una


habitación individual. Ya no era necesaria la incubadora e iban a
comenzar a darle alimentos sólidos de a poco.

M_ Uhhh, te voy a extrañar allá arriba. (mientras cambiaba los


pañales de Aháva)

E_ Voy a subir a verla cada tanto. Ahora te voy a conseguir otro


pijama de cirugía así te dichas y te cambias.

M_ ¡Oye, que el olor es de la cacona de esta señorita! (fingía


enfado)

E_ ¡Tonta! No hueles, pensé que no querrías ir a tu casa a mudarte


de ropa.

M_ ¡Y bien pensado! Estás en todo. Reafirmo, te voy a extrañar,


me gusta estar contigo. (sonriente terminaba de pegar las tiras
del pañal)

E_ Se agradece.

M_ No es un cumplido, es un hecho. ¡Listo! ¿Ahora qué?


E_ Le ponemos este pijama. (se lo mostraba)

M_ Indícame, que soy una bruta con los bebés.

E_ Lo haces muy bien, de bruta nada.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Después de ayudar al traslado de Aháva a Pediatría, Esther volvió


a sus tareas rutinarias en Urgencias. Atender varios pacientes de
cortinas, alguna cirugía con Vilches o Aimé, el pedido de farmacia.
Se notaba la ausencia de Juana, eran pocas enfermeras para tanta
tarea.

Te_ ¿Un cafetito?

E_ No puedo Teresa, estoy muy liada. (buscando una analítica en


la bandeja)

Te_ No has parado en toda la mañana y es tu segundo día de


guardia al hilo.

E_ Mejor no me lo recuerdes, que me queda un día más.


(resoplaba) Ah, acá está. (cogía el informe)

Te_ ¿No volviste a hablar con Alicia para que te cambie el de


mañana? (apoyaba el codo en el mostrador y la observaba por
encima de sus gafas)

E_ No. Déjala, no da abasto hoy, ni tiempo para pensar en


reemplazos.

Te_ Bueno, si no hubiera aceptado la reducción voluntaria de


personal de enfermería en urgencias. Eso le pasa por obsecuente.

E_ ¿Aceptó eso? No lo sabía.

Te_ Antes de la designación como jefa, el .... (indicaba hacia el


techo) la sentó en su oficina y se lo hizo firmar.
E_ Jmmm. (meneaba la cabeza muy seria) Ahora entiendo que
estemos tan agobiadas de trabajo.

Te_ Antes, la novia se encargó de sembrarle el temor aquí.


(señalando su cabeza)

E_ ¿La novia?

Te_ ¿La vivilla? ¿La que estaba en tu puesto?

E_ Ahhh. (la señalaba con el dedo, seria) Tú y yo vamos a tener


que sentarnos a hablar largo y tendido de los cambios que ha
habido aquí.

Te_ ¿Sábado por la tarde? Llevamos a Aziz a un parque de juegos


nuevo cerca de casa y de paso, cotilleamos.

E_ Buena idea.

Te_ ¿No iba a venir Encarna con el niño hoy?

E_ Hoy no, iba a la casa de mi tía en el pueblo para que lo ...

Leyre llegaba a la carrera y las interrumpía.

Ley_ Esther, ¿me echas un cable? La mujer de la cortina 3...

E_ ¿La señora con Alzheimer? (volvía a poner la analítica en la


bandeja y salía de atrás del mostrador rápidamente)

Ley_ Sí. Pasé a chequear cómo estaba y no responde, sus pupilas


están muy dilatadas.

E_ ¡Joder! Ya me parecía que no iba ese sedante.

Ley_ ¿Sedante? No hay indicación de ningún sedante en su


historial.

Apuraban el paso hacia la cortina 3.


E_ La Endesss... la doctora Valeria le dejó la indicación a Alicia
antes de retirarse.

Ley_ No lo consignó en el historial. ¡Coñoooo!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Gi_ La habitación está güena. (abriendo el cajón de la mesita a un


costado a ver qué había)

M_ Jmmm, sí. (sentada a su lado, acariciaba la cabecita de Aháva,


que dormía plácidamente en su cama)

Gi_ Las enfermeras son muy serviciales. (se acercaba a la cuna)

M_ Ajá. Pero no tanto como Esther.

Gi_ ¡Y guapas! (insistía, quería darle conversación, desde que la


niña se había dormido había notado su cara tristona)

Maca no respondía.

Gi_ No me digas que no te has fijado. (iba a por la otra silla para
sentarse a su lado)

M_ No estoy para mirar chicas, Gimeno. Me preocupan otras cosas.

Gi_ ¿Crees que Claudia no te va a apoyar con servicios sociales?


(se sentaba y se apoyaba en la baranda de la cuna)

M_ Quizás sí, no sé. Ya debe haberla llamado a Cruz para saber su


opinión.

Gi_ ¿Y Cruz qué le habrá dicho?

Maca levantaba los hombros indicando su desconocimiento.

Gi_ ¿Qué es lo que puntual-mente te preocupa?


Maca levantaba la vista y lo miraba a los ojos.

M_ ¿Estoy loca por querer cuidar de esta niña? Van a encontrar a


su familia y se la van a llevar lejos. Claudia me preguntó qué iba a
pasar cuando eso sucediera.

Gi_ No estás loca. Y cuando eso pase.... si pasa.... te va a doler


mucho. Eso es así. Pero ... ¿mientras tanto qué? No se sabe cuánto
tiempo va a llevar encontrarlos y traerlos aquí. Y esta niña
necesita cuidados y sobre todo, cariño, amor. (pasaba un dedo con
suavidad por su cabecita) Para eso, tú eres la indicada, la niña te
reconoce y se siente a gusto contigo, ¿lo has notado?

M_ Siiiiií. (sonreía tontuela)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Vilches repetía el examen de pupilas y certificaba el diagnóstico


de Leyre.

Vi_ Midriasis arreactiva simétrica. ¿Has pedido un neurólogo a


planta? (guardaba la linterna en el bolsillo de su bata)

Ley_ Sí, lo enviaban de inmediato.

Vi_ ¿Tienes el parte con las indicaciones de Valeria?

E_ Sí, acá está. (le entregaba el parte)

Vi_ Temazepam 30 mg. Jmmm. ¿Estaba muy ansiosa la señora?

E_ Le dejó las indicaciones a Alicia antes de irse, no te sabría decir


con exactitud.

Vi_ Vale, esperemos al neurólgo a ver su evaluación.

Ley_ Mientras tanto, le voy a poner oxígeno y voy a pedir una


analítica de gases en sangre.
Vi_ De acuerdo. ¿Te encargas Esther?

E_ Vale.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Gi_ Un sms de tu jefa, pide que la llames, tu móvil dice que está
apagado. (miraba el mensaje en su móvil)

M_ ¡Uy, me quedé sin batería! (sacaba el móvil de su bolsillo)

Gi_ Toma, usa el mío. Luego te lo cargo, es el mismo modelo


Nokia. (le daba su móvil)

M_ Oye, hablando de cosas que me olvido. Dejé la moto en...

Gi_ La hice transportar por una grúa de la poli, no te preocupes,


está en mi cochera.

M_ Uhhh, ¡tú también estás en todo! ¡Muak! (le tiraba un beso)

Gi_ Anda, llámala. Pero no en el pasillo, vete al rellano de la


escalera, no se permiten móviles en el hospital, está lleno de
carteles. Yo cuido a la nena.

M_ Vale. Tienen que venir a buscarla para hacerle un escáner, ¿me


avisas?

Gi_ Te aviso mami, anda. (sonreía)

Maca se iba a la escaleras a llamar a su amiga.

M_ Hola Cruz. [.....] Me quedé sin batería. [.....] Hoy ya le hicieron


unas placas, ahora le toca un escáner. [.....] Mucho mejor, cuando
vuelva del escáner me dijo Fernando que íbamos a darle una
papilla. [....] Fernando Mora, el pediatra, tú lo conociste. [....]
Supongo que mañana también seguirán con los estudios y verán
cómo evoluciona. [.....] Y... [....] ¡Cruz, te adooooro! [.....] Ah,
habló contigo. [.....] ¿Y tú qué dices? [.....] (cogía aire y cerraba los
ojos antes de contestarle)
17.-

Esther logró quince minutos de descanso poco antes de la cena y


subió a ver cómo iba la niña. En la puerta de la habitación
alcanzaba a escuchar la música del CD que le había traído y la voz
de Maca imitando la canción. Sonreía antes de abrir la puerta. “De
bruta con los niños nada, Aháva ha tenido una pizca de suerte en
su gran desgracia, toparse contigo.”

M_ Mira Aháva, es Esther. Y yo que te decía que se había olvidado


de nosotras.

Maca señalaba a Esther, estaba sentada con la beba en sus


brazos, semidormida sobre su hombro.

E_ Lo siento, estuve muy liada, no he podido subir hasta ahora. (se


acercaba al lugar donde estaba) ¿Ha comido su papilla?

M_ ¡¡Todo el plato!! ¡¡Y un biberón con leche!! (“madre” babosa)

E_ ¿Te has apañado para darle la comida? (acariciaba la cabecita


de la niña)

M_ ¿La verdad?, me enseñó una de las enfermeras, Ruth, una


morenaza para el infarto. (le guiñaba un ojo cómplice)

E_ Vale, le dio ella la papilla.

M_ ¡Ah no! Aprendo rápido, Esther, aunque no lo creas. Con esa


sillita es fácil. (señalaba hacia donde estaba apoyada la silla para
bebés en un costado) Voy a comprarme una de ésas.

E_ Jmmm, Aháva ya tiene seis meses por lo menos, no te


conviene, en poco tiempo más le queda chica.

M_ ¿Me indicas cuál? Mejor... ¿me acompañas a comprarla? Tú


sabes más y mejor.

E_ ¡Claro, te acompaño! (sonreía y la miraba divertida) ¿Siempre


pones esas caras para que te digan sí?

M_ ¡Y no sabes qué otras caras pongo!, jeje. Cuando quiero el sí de


una mujer, soy... jmmm... especialista.

Esther la miraba achinando los ojos, no terminaba de entender la


frase o a qué se refería.

M_ ¿Estás muy apurada? Gimeno me dejó unos sándwiches y un


termo con café con leche. ¿Te puedo invitar y charlamos un ratito?
Así te cuento las novedades y me cuentas por qué te explotan
tanto en este hospital.

¡Cómo decirle que no a esos ojos que “rogaban” y a ese rostro que
“suplicaba”! Además, le gustaba charlar con esa forense, era
divertida y espontánea, cariñosa y explosiva, era... una mujer
como para hacerse amiga. Y después de tantos años afuera, sus
amigas de antaño se habían ido desvaneciendo en las cartas que
se espaciaban, los llamados telefónicos que no se hacían y la
distancia-ausencia que socavaba las “buenas intenciones”.
Necesitaba una amiga de su edad, con quien conversar tantas
cosas que “quemaban” en su pecho. Esa Maca tenía “buena pinta”
como postulante a “compinche”. Se sentía a gusto con ella y sobre
todo, le inspiraba mucha confianza, a pesar de haberla conocido
hace tan poco tiempo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

E_ Mmmm... ¡riquito! (nuevo mordisco a su sándwich)

Habían puesto a la niña a dormir en su cuna y se habían sentado


alrededor de la mesita a un costado, con los sándwiches, el termo
y unos vasos.

M_ ¡Este Gimeno es un genio! Se fue a un barcito cerca y los hizo


preparar como él quería. Grunch.

E_ Les ha hecho poner de todo. Huevo duro, lechuga, tomate,


pepinos... grunch.

M_ Es un buen gourmet. Grunch.

E_ Es un buen amigo también. (sorbo de café con leche) ¿Hace


mucho que os conocéis?

Maca hacía la señal de dos con los dedos y luego corregía, tres
dedos.

E_ ¿Tres años?

M_ Jmmm, días.

E_ ¡¡¿Nada más?!! (asombrada)

M_ Es una cuestión de... jmmm... (se aclaraba la garganta) de


feeling. Como contigo, los siento... buena gente, en quien se
puede confiar y para mí, ya está. Me entrego. (sorbo de café con
leche)

E_ ¿Te entregas? (sonreía, no sólo por lo que le decía la forense,


sino por su propia sensación con esa mujer)

M_ Es una forma de decir. Me abro, confío, hago conexión...


profunda.

E_ Ahhh.

M_ Me pasó con Claudia y con Cruz. Con Héctor también. Grunch.

E_ ¿Héctor? Grunch.

M_ E...otógrafo.

Esther asentía, creía haber entendido fotógrafo, ya habría tiempo


para aclarar en alguna otra charla. Masticaban un par de minutos
en silencio, tomaban su café con leche y de pronto, las dos a
preguntar al mismo tiempo.
E_ ¿Entonces Cruz te sometió a un tercer grado telefónico?

M_ ¿Tres días de guardia de 24 horas? ¡¡¿Por qué?!! Eso no está


permitido por la ley, ¡es inhumano!

E/M_ Jajajajaja.

M_Tú primero.

E_ No, cuenta tú y luego yo.

M_ Breve. Me apretó las clavijas, me preguntó por mis intenciones


como padre al que le piden la mano de la nena... (sacaba la punta
de la lengua y ponía los ojos en blanco)

E_ Jajajajaja. (lo dicho, esa mujer la divertía)

M_ ...y al final, me dio su apoyo pero alertándome que no va a ser


mi paño de lágrimas cuando se lleven a Aháva.

E_ Es la Cruz que yo conozco. (asentía) Entonces ya está, te la


llevas a casa.

M_ Claudia... la jueza...

E_ Tu amiga, ya sé.

M_ Hablaba mañana con servicios sociales, iba a recomendar que


me la dieran en guarda temporal hasta que se ubique a sus
familiares. (sorbo de café con leche) Con el aval de una jueza, mi
jefa y el inspector Gimeno, no creo que pongan pegas.

E_ ¿Has hablado algo con la gente del centro saharaui? Te vendría


bien que ellos te apoyaran. (sorbo de su vaso)

M_ Gimeno iba a conversarlo con Abdul. Y... (sorbo ) Cruz le iba a


encomendar a Guille... (aclaraba ante la cara de “¿y ése quién
es?” de Esther) el Vilches junior que trabaja conmigo...
E_ Ahhh, Guille, sí.

M_ Le iba a encargar que fuera a mi casa mañana temprano a


vaciar la habitación de los trastos y limpiarla bien para mudar una
cuna, un roperito y alguna ropita que eran de María.

E_ ¡Y pensar que Guille era un bicho cuando crío! ¡Cómo ha


cambiado! (meneaba la cabeza y sonreía)

M_ Es un muchacho muy majo y servicial que quiere aprender. No


lo comentes con nadie... (en tono secretísimo, acercando un poco
el rostro a Esther) tengo mis planes para con el chico.

E_ ¿Estás tramando algo?

Maca asentía.

E_ Mmmm, miedo me das, tú eres de las que se propone algo y lo


consigue, mmm.

M_ Estuve averiguando por los cursos de anatomía patológica y


citología, hay turnos vespertinos, podría cursarla, tiene aprobado
el bachillerato así que...

E_ ¿Se lo has propuesto? ¿Qué dice?

M_ Le mostré la página de internet del IES Morataláz, le gustó. Me


falta el ... empujoncito final y Cruz me va a echar un cable.

E_ Bien, bien... (asentía con el plan de la médica)

M_ Ahora tu turno. ¿Por qué guardias tan seguidas? No te veo un


alma dócil que acepta cualquier cosa. (achinaba los ojos y sonreía)

E_ Jeje, de dócil nada. Hay poco personal y a la jefa de enfermeras


no le cuadraban los turnos, pero ya lo hablamos y desde la
semana que viene eso cambia.

M_ ¡Tú deberías ser la jefa de enfermeras! Tienes carácter y eres


muy eficiente.

E_ No me conoces de nada.

M_ Snifff. (señalaba su nariz y olfateaba) Te he visto actuar y


además, mi olfato no falla nunca.

E_ ¿Nunca?

M_ Jamás de los jamases. (categórica)

E_ Pareces Vilches.

M_ Pero más simpática, ¿no? (guiño sonriente)

E_ Muchísimo más simpática, maja y ... muy guapa, jeje.

M_ Gracias por el cumplido.

E_ Como dices tú, es un hecho.

M_ Copiona. (en tono burlón)

E_ Sip.

M_ ¿Cómo te apañas con Aziz estos días? ¿Se queda con tu


marido? ¿No te extraña?

E_ Ayer y hoy lo ha llevado bien, mi madre se encarga de llevarlo


al parque, darle todos los gustos, no hay problema.

M_ ¿Y tu marido? ¿Se adapta a estos horarios locos?

E_ Él... eh... se quedó en Melilla. (cogía la servilleta y se limpiaba


los labios)

M_ Ahhh... tú te has venido antes.

E_ Bueno, en realidad ... (la miraba a los ojos)


¡Bip-bip!, el busca la interrumpía.

Esther lo cogía de inmediato y miraba el mensaje.

E_ ¡Hoxtia! (se ponía de pie de inmediato)

M_ ¿Algo grave?

E_ La señora de la cortina 3, se ha agravado. Tengo que irme.


(hacía el ademán de coger el vaso y los desperdicios)

M_ ¡Uy! Deja, yo me ocupo, ¡ve, ve!

E_ No sé, es tan raro lo que le ha sucedido. (seria, “pensando” en


voz alta)

M_ ¿Raro?

E_ Ya te contaré. Hasta ahora. ¡Y gracias por la cena! (cerrando la


puerta)

M_ Hasta ahora. ¡¡Te busco mañanaaaa!!

¿La habría escuchado? Maca se quedaba mirando la puerta


cerrada. Como siempre que algo la intrigaba, fruncía el ceño.
18.-

M_ ¡¡Cruuuuuz!! (se asombraba al ver a su jefa-amiga aparecer


por la puerta, inmediatamente se ponía de pie e iba hasta ella)

Cr_ No pensarías que te iba a dejar sola.

Se abrazaban con cariño y se daban dos besos. Detrás se asomaba


Claudia sonriente.

Cl_ ¿Para mí no hay nada?

M_ ¡¡Clauuuuuu!! (lagrimeando emocionada)

Cl_ ¿Llorando? Que no se diga.

Maca y Claudia se abrazaban y besaban con cariño. Era verdad


que no las esperaba, las había llamado por la mañana para
avisarles del alta de Aháva esa misma tarde, los exámenes habían
salido muy bien y Fernando creía que era mejor que siguiera
recuperándose en casa, no fuera a ser que cogiera alguna
infección hospitalaria. “Todavía está débil, pero se recupera
rápido y come bien, dejarla aquí es exponerla innecesariamente.
El sábado me la trae para una nueva analítica, ¿vale? Y si
necesitara algo, aquí tiene el número de mi móvil, me llama a
cualquier hora.”

El balbuceo claro y fuerte de la niña interrumpía el emotivo


encuentro.

M_ ¡Uy! ¡Se ha despertado! (iba rápido hasta la cuna) ‫ ﻣﺮﺣ ﺒﺎ ﻳﺎ‬،‫أﻫﺎﻓﺎ ﻣﺮﺣ ﺒﺎ‬
‫[ ﺣ ﺒ ﻴ ﺒ ﻲ‬Hola Aháva, hola mi niña bonita]

Cruz y Claudia se miraban sorprendidas.

Cl_ ¿Qué le dice? (le decía “en silencio” a la jefa del Anatómico)

Cr_ Yo que sé. (respondía del mismo modo, levantando los


hombros)
M_ Venga, vamos a saludar a las tías temporales. (levantaba a la
cría de la cuna)

Cl_ ¡¡¿Tías temporales?!! (le decía con los labios a Cruz)

Cr_ Claro, ella es madre temporal, tú y yo tías temporales, es


correcto. (del mismo modo)

Cl_ ¡¡No quiero que me llame tía temporal!! (seguía “al oficio
mudo”)

M_ ¡Ey! ¿Qué cuchicheáis? (acercándose a las dos con la niña en


brazos)

Cr_ Decíamos lo guapa que es esta niña. ¡Hola Aháva! (estiraba su


mano para acariciar a la niña)

M_ Guapísima. (besando su cabecita) ¿Habéis visto que ya no llora


cuando se despierta?

Cl_ ¡Cómo se ha recuperado! ¡Y nos sonríe! (acariciando su


bracito)

M_ Le gustáis. ¿Has visto que tías temporales más guapas y majas


tienes Aháva? (nuevo beso en la cabecita) Venga Claudia, cógela,
que le voy a preparar su biberón.

Cl_ ¡¡¿Yoooo?!!

Cr_ Jejeje. Venga Claudia, que los bebés no muerden. Te mean y


te cagan nada más.

Cl_ ¡¡¿Y si se me cae?!!

Cr_ Jajajajaja. ¡¡Cómo se te va a caer!! ¡Venga!, yo te indico cómo


sostenerla. Jajajajaja.

M_ Claudia, mujer grande y señoría, ¡que no se digaaaaa!


(mofándose del temor de su amiga mientras se la ponía entre los
brazos)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Gi_ Buenos días, señora Teresa.

Teresa estaba en su escritorio revisando unos papeles y levantaba


la vista al escuchar su nombre. Sonrió al ver al policía.

Te_ Inspector Gimeno, buenos días.

Gi_ Si me permite, quisiera dejarle algo para usted y para la


enfermera Esther.

Te_ ¿Para mí? (se apresuraba a ir al mostrador y ahí veía que el


policía cargaba un carrito para bebés con unas bolsas dentro) ¿Y
ese carrito?

Gi_ Para Aháva, lo acabo de comprar. Hoy le dan el alta y quiero


que la princesita tenga un carruaje real como le corresponde.

Te_ Está usted muy monárquico.

Gi_ Y... tanto han pasado por la tele la boda de la Catalina y el


Willy que así queda uno, jeje. Señora Teresa, muchísimas gracias
por sus atenciones. (le entregaba una caja de bombones con
forma de corazón y un gran moño rojo, que sacaba de una de las
bolsas)

Te_ ¡Inspector! ¡No tenía que molestarse! (súper halagada


cogiendo la caja)

Gi_ Usted lo merece, Teresa. Supongo que la enfermera Esther


hoy no trabaja, ¿se la podría guardar usted y entregársela cuando
vuelva? (sacando otra caja de bombones)

Te_ ¡Qué va! Hoy también está de guardia.


Gi_ ¿Hoy también? Si estaba ayer y anteayer...

Te_ ¡Una barbaridad! Esther tendría que... ¡¡Ahhhh!! Allá va.


Espere que la llamo. ¡¡Estheeeeeer!!

Grito sinfónico que se escuchó hasta en la Moncloa. Esther se dio


vuelta y vio a la recepcionista llamarla agitando sus brazos,
alcanzó a reconocer a Gimeno sonriente junto a ella, frente al
mostrador. Hacia allí fue.

Te_ ¡Esther, aquí el inspector te busca!

E_ Inspector Gimeno. ¡Hola!

A Gimeno le impresionó el rostro demacrado y cansado de la


enfermera.

Gi_ Enfermera Esther, ¡cómo la explotan en este hospital! ¡Es


inhumano e ilegal!

E_ Jeje. (sonrió recordando las mismas palabras de la médica)


Usted y Maca parecen gemelos, dicen lo mismo.

Gi_ ¿Gemelos? ¡Ojalá yo tuviera la figura de Macarena! (ponía los


ojos en blanco)

E_ Jeje. Veo que ha venido muy equipado. (señalando con la vista


el carrito)

Gi_ En unas horas le dan el alta a Aháva y pensé que Maca lo iba a
necesitar para transportarla.

E_ Fernando... el doctor Mora me comentó del alta, no he podido


subir a verlas en toda la mañana. A ver si me hago un huequito
para saludarlas antes de que se vayan.

Gi_ Suba Esther, mire que Maca la espera siempre.

E_ Vale. (halagada por el comentario del inspector)


Gi_ Le traje esto, para agradecerle todo lo que ha hecho por Aháva
y por Macarena. (le entregaba la caja de bombones)

E_ ¡Inspector! ¡Sólo hice mi trabajo!

Gi_ Su trabajo y mucho más.

E_ Gracias. (cogía la caja emocionada)

Gi_ Hice poner muchos de chocolate blanco, para Aziz.

Esther lo miraba asombrada que recordara a su hijo.

Gi_ Maca me indicó, conitos de chocolate blanco para Aziz,


muchos Gimeno, me dijo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

El “séquito” se acercaba al mostrador de Teresa con la niña en el


carrito, empujado por Maca. Aháva dormía plácidamente, vestida
con un pelele muy mono, una chaqueta de punto y unas sandalias
blancas. Al costado de su cuerpo, una mantita para taparla
cuando salieran a la intemperie.

Teresa estaba hablando con Aimé y fue divisarlas y exclamar.


“¡Qué guapa la niña!” Aimé se dio vuelta a mirar y en forma
inconsciente sus ojos fueron directos a encontrarse con los ojos de
“su señoría”.

Gi_ ¡Manuel, qué suerte que te encuentro!

Ai_ Hola David.

M_ Buenas tardes, señora Teresa.

Te_ Doctora, ¡qué bien se ve la niña! ¡Y qué guapa está!

M_ ¿Verdad que sí? (babas-babas-babas)


Gi_ Manuel, el otro día no pude presentarte a mi amiga del alma
Claudia.

Ai_ Ah, sí. Señoría...

Cl_ Aquí no soy señoría, sólo Claudia. Hola, Gimeno me ha hablado


mucho de usted, doctor.

Ai_ Manuel, por favor.

Gi_ ¿Qué tal si se tutean?

“Su señoría” y el médico sonreían tontuelos sin dejar de mirarse.


Gimeno pensaba para sí, “hecho, mejor que la Celestina, no me ha
fallado la intuición.”

Cr_ Teresa, ¿puedes ubicar a Rodolfo?, quería comentarme algo.

Te_ Ah, está en una cirugía ahora.

M_ ¿Y Esther? Necesito hablar con ella urgente.

Te_ En la misma cirugía, con el doctor Vilches.

M_ ¡Uhhhh! (contrariada)

Te_ Doctora, Esther estuvo tratando de buscar un minuto para


subir a verla... (se apresuraba a aclarar) pero la tienen de aquí
para allá, hace tres días que no para.

M_ Lo sé, ¡qué explotadores!

Cr_ Macaaaaaaa...

M_ ¿Qué? Son unos negreros, tres días seguidos de guardia, ¿tú


aguantarías algo así?

Te_ ¡Claro que no! Cruz siempre los ponía en su sitio a los de
arriba. (afirmaba categórica)
Cr_ Jeje.

M_ ¿Ves? Hasta Teresa me da la razón.

Voz_ Buenas tardes. ¡Qué suerte que la encuentro doctora Maca!

Todos se giraron a mirar al hombre de voz grave que saludaba a


Maca. Estaba acompañado por una pareja de mediana edad, que
por su aspecto parecían ser saharauis.

M_ ¡Abdul! ¡Hola! ¿Recibió mi mensaje?

Abd_ Sí, muchas gracias por avisarme. No le pude comentar de


nuestros avances. Le quiero presentar a Nabhân y Naziya, ellos se
van a ocupar de Aháva.

Claudia y Cruz se miraron perplejas y enseguida dirigieron su vista


hacia el rostro de Maca. Gimeno tragó saliva. Teresa miraba los
rostros de unos y otros y percibió que algo no estaba bien.
19.-

Vi_ ¡Te vas a tu casa y no me discutas más!

Caminaban hacia el mostrador de rotonda, Esther negando con la


cabeza y el “ogro” más “VML” que nunca.

Vi_ Alicia es buena enfermera, pero como jefa no termina de


entender las cosas. Las personas tienen un límite físico y no se
puede trabajar sin dormir ¡¡tres días!! (¡qué cabreo, maaaaare!)

E_ Vilches, me faltan unas pocas horas para terminar la guardia,


no armes un lío con esto, ya está solucionado a partir de la
semana que viene.

Vi_ ¡Me extraña de ti Esther! ¡Siempre pusiste los puntos sobre las
íes! ¡Si hasta eras la delegada de las enfermeras! (se frenaba en
seco y se ponía en la pose “jarrón enfadado” tan típica de él)

E_ Estamos en cuadro, la chica no sabe cómo responder, le falta


experiencia. (se frenaba también y lo miraba de frente)

Vi_ Si no sabe, que pregunte o que busque ayuda. Y en cuanto a la


experiencia...

E_ Ya está, lo hablamos y acepta consejos, no te la tomes con la


chica, ella no es la responsable de la reducción de personal en
urgencias.

Vilches la miraba pensativo y muy serio.

E_ A ti también te faltan médicos. No tienes pediatra de guardia.

Vi_ Desde que se jubiló Salinas no han puesto reemplazo, lo vengo


reclamando todos los meses. (se justificaba)

E_ Ni reemplazo ni cubrieron la otra vacante por renuncia. Antes


teníamos dos pediatras como mínimo. ¿Cómo te las arreglas por la
noche, si entra un chavalín de urgencia? No hay tantos médicos
en Pediatría como para que te envíen uno al momento.

Vi_ Nos apañamos entre nosotros.

E_ Eso está tan mal como estas guardias mías Vilches, ¿o no?

Vi_ Has mejorado tus dotes dialécticas en tu paso por Melilla.

Esther sonreía.

E_ Todos aprendemos, el tiempo pasa.

Vi_ Y nos vamos volviendo viejos, no me vengas con esa cantinela.


Trata de tomarte un descanso, que tus ojeras llegan hasta el
suelo.

E_ Vale, lo haré. Gracias por preocuparte por mí.

Vi_ No es por ti, tengo miedo que me claves un bisturí cuando te


pida algún instrumental en cirugía.

E_ Entendido.

Vi_ Y pásate por el sindicato, sería bueno que volvieras a tus viejas
costumbres anarquistas.

Reanudaban el camino hacia el mostrador.

E_ Ahora las celebras, con la guerra que me solías dar cada vez
que organizaba un reclamo.

Vi_ Y te las volveré a dar cuando...

Te_ ¡¡Esther!! ¡¡Urgente!! (la llamaba a viva voz para que


apurara el paso)

Vi_ Ve, que si no te cuenta pronto el último cotilleo, estalla.

E_ Jeje.
Vilches seguía hacia la cafetería y Esther se detenía frente al
mostrador.

Te_ ¡Ey Vilches! Cruz estuvo preguntando por ti. (el médico no le
prestaba atención y seguía su ruta incólume) ¡Ni se ha dado por
enterado!

E_ Ya te preguntará después Tere, hemos tenido una cirugía larga


y agotadora, necesita un descanso y un café.

Te_ ¿Se salvó el tipo o...? (hacía el ademán de “subir a los cielos”
con una mano)

E_ Sobrevivió, ahora habrá que ver su evolución. ¿Qué querías


decirme?

Te_ Uno, llamó tu madre y le di tu mensaje.

E_ Vale, espero que no se haya cabreado porque suspendí de


nuevo nuestra comida. (se recostaba un poco sobre el mostrador,
señal de su gran cansancio)

Te_ Para nada, lo único que le preocupaba era cómo estabas tú,
desde ya le mentí, le dije que habías dormido cuatro horas
seguidas.

E_ Gracias Tere.

Te_ La otra. Se fue la forense con la niña, Ajjja... Adaaa... Abbaaa...

E_ Aháva. ¡Ufff! ¡Al final no pude despedirme de ella!

Te_ No te preocupes, entendió lo que pasaba, lo único que le


preocupaba era cómo estabas tú. Como a tu madre.

E_ Jeje. (le parecía muy tierna la preocupación de Maca)

Te_ La niña... ¡ahhhhhh, qué bonita! La vistieron con un conjunto


de ....
Y sin darle tiempo a decir “esta boca es mía” pasaba a relatarle la
vestimenta de la niña con pelos y señales, con vocabulario de
“pasarela de modas” copiado de la revista Hola. Esther, estoica,
aguantaba la perorata porque en el fondo se imaginaba a la
pequeña “princesa” en su “carruaje real” y a la radiante y feliz
“paje” que lo conducía.

Te_ Y estábamos ahí, disfrutando de una charla amena cuando se


apareció el tal Abdan...

E_ ¿Abdul?

Te_ Ése, Abdul, con una pareja de saharauis que dijo se iban a
hacer cargo de la niña.

E_ ¡¡¿Se llevaron ellos a la niña?!! (el corazón le comenzó a


galopar inquieto, pensando en lo duro que algo así habría sido
para la médica)

Te_ Me parece que eso temían Cruz y la modelo...

E_ ¿Quién?

Te_ La jueza, esa que parece que es una modelo de revistas, que
te digo, Gimeno se la presentó a Aimé y el otro tonto de remate,
se le caía la baba y ...

E_ ¡Teresa! ¡¡¿Qué pasó con Aháva?!!

Te_ ¡Ya te digo, mujer! Estás tú un poco impaciente, ¿no?

La cara seria de Esther la convenció que era mejor que siguiera


rápido con el relato de lo que había sucedido, la enfermera estaba
demasiado cansada y preocupada como para escuchar sus
cotilleos “románticos”.

Te_ Vale. No se la llevaron, ese Abbbaaa...Abbbuuuu...


E_ ¡¡Abdul!!

Te_ Eso, ese Abdul trajo a esta pareja que va a ayudar a la


Macarena ésta con la niña cuando ella vaya a trabajar o tenga que
salir, creo que también la van a ayudar con las cosas de su casa,
parece ... por lo que escuché... que no se le dá muy bien la colada
y el orden.

E_ ¡¡Ahhh, menos mal!! (aliviada)

Te_ Es más, parece que el hombre éste que creo que se llamaba
jmmmm... ¿cómo se llamaba? Jmmmm.... (pensativa)

E_ Tere (interrumpía a la recepcionista) ¿sabes el número de


móvil de Maca?, ¿lo tienes en el historial de la niña?

Te_ Eh... no, espera, te dejó una nota. Aquí la tengo... creo...
(revisaba sus bolsillos y no la encontraba)

E_ ¡¡¿Has perdido su nota?!!

Te_ Yo nunca pierdo nada, en algún lado estará, tú déjame buscar


bien. (comenzaba a mirar en las bandejas de analíticas y Esther
abría los ojos a un tris de la desesperación)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cl_ ¿Vas a venir a la sala? Esos dos están terminando de preparar


una merienda suculenta.

Le hablaba en voz baja desde el rellano de la puerta de la nueva


habitación de Aháva. Sonreía viendo a su amiga inclinada sobre la
cuna, embelesada viendo dormir a la pequeña.

M_ Me da no se qué dejarla sola aquí. (acomodaba su mantita)

Cl_ Maca, tienes el vigilabebés conectado, sabrás si se despierta.

Maca suspiraba, no parecía muy conforme con la idea.


Cl_ Venga, vamos a tomar algo antes que pida su comida, en poco
le toca su biberón y habrá que cambiarla, tú necesitas recuperar
fuerzas también.

M_ Vale.

Caminaban por el pasillo hacia la sala y escuchaban las risas de


Cruz.

Cl_ Oye... esos dos se han hecho muy amigos, ¿no?

Maca hacía el gesto de “liarse” con ambos dedos índices.

Cl_ ¡¡¿Yaaaaa?!!

M_ En eso andan. Como pronto tú con el médico amigo de


Gimeno.

Cl_ ¡¡¿Ehh?!!

M_ Nena, blanco y en botella, más evidente imposible.

Llegaban a la sala al mismo momento en que Cruz lanzaba una


carcajada.

M_ ¿Cuál es el chiste así nos reímos todos? (sonriente)

Cr_ Jajajajajajaja. Este hombre.... jajajajaja.

Gi_ Psss, un comentario que a nuestra jefa forense le parece


divertido, psss. (iba sirviendo café con leche en las tazas) Supuse
que todos tomaríamos café con leche, espero no haberme
equivocado.

M_ Por mí perfecto. (tomaba asiento) ¡Uy, qué cosas ricas!


(observando los bollos, tostadas, mantequilla, mermeladas varias
dispuestas en platos sobre la mesa)

Cl_ Se nota que tienes mucho hambre, jeje. ¿Qué era eso tan
gracioso? (se sentaba al lado de Maca)

Cr_ Me contaba de sus años mozos en Valencia, con Aimé.

Cl_ Ahhh, ¿sí? ¿Qué hacían allí? (sumamente interesada)

Cr_ Parece que una vez... jajajajajajaja... (se tentaba de nuevo)


Aysss, perdón,es que no me lo imagino a Aimé.... jajajajajajajaja.

Gi_ Resulta que .... (tomaba asiento frente a su taza,


“estratégicamente” colocada al lado de Cruz)

El sonido de un móvil sonando lo interrumpía.

Gi_ ¿De quién es?

Cr_ Mío no. (miraba el suyo)

Cl_ Mío tampoco. No es mi ringtone. (cogía un bollito)

Gi_ El mío no es, tiene el ringtone de El Golpe.

Todos miraban a Maca que parecía no darse por enterada


mientras untaba mantequilla en una tostada.

Cr_ Maca, me parece que es tu móvil.

M_ ¿Eh?

El móvil seguía sonando intermitente.

Cl_ ¡Tu móvil Maca! ¡Espabila mujer!

M_ Ahhh. (se levantaba e iba hasta la mesita frente a los sillones


donde estaba apoyado su móvil, miraba la pantalla y... )
¡¡Coñooooo!! ¡¡Ahora noooo!!
20.-

Cruz fue la primera en irse, tenía una niña que atender y


cuestiones “hogareñas, esas que ahora tú vas a descubrir” por
resolver. Maca-”Celestina” le sugirió a Gimeno alcanzarla en su
coche y el inspector “hacía hurras mentales” ante la aceptación
de la médica.

Claudia se quedó hasta la cena para “ayudar” a su amiga, aunque


luego reconociera que también lo hacía por estar con la niña, un
par de sonrisas enormes de Aháva habían terminado con los
“miedos” de la jueza y la habían “derretido” irremediablemente.

Cl_ La ropa que has dejado en la lavadora está inservible, con olor
y manchas de hongos. (cargando una bolsa de residuos con la
ropa inservible) Hay que tirarla. Puse a lavar la ropa de color que
tenías en el cesto.

M_ ¡Uhhh, me he quedado sin ropa interior! (revolviendo el cazo


donde cocinaba la salsa para la pasta)

Cl_ Cuando no puedes ponerla en el secador o tenderla, la sacas


de la lavadora y la dejas al aire, para que se oree y no pase eso.
(ponía la bolsa junto al tacho de residuos)

M_ Vale. (controlaba el agua de cocción de la pasta en la otra


hornalla) Tendré que ir mañana sin falta a El Corte Inglés a
comprar camisetas y braguitas.

Cl_ Mmmm... ¡qué bien huele eso! (se acercaba a la cocinilla)

M_ Es una salsa fileto simple, no tiene gran ciencia.

Cl_ Pero casera, con tomate natural, sólo contigo como estas cosas
tan ricas. En casa, lata y abrelatas o sobre de pasta preparada
para el microondas.

M_ Muy mal, ya te he dicho que esas cosas tienen demasiados


conservantes y sobre todo , demasiada sal. No lleva tanto tiempo
cocinar rico y sano. (probaba el gusto de la salsa y condimentaba
con un poco de pimienta negra del molinillo)

Cl_ No me gusta cocinar, llego a casa muy cansada y saco de la


nevera o de la alacena lo primero que tengo a mano.

M_ A mí no me gusta la colada ni ordenar por las mismas razones,


estamos empatadas. (tapaba el cazo y se giraba a mirarla
sonriente)

Cl_ Nena, no es lo mismo. En la colada sólo pones la ropa en la


lavadora y la máquina hace todo.

M_ Cariño, un tanga lo compro en cualquier momento y ya está.


Un cuerpo mal alimentado termina con hipertensión y con
colesterol en tus arterias y no compras uno nuevo en el Corte
Inglés. (apoyada sobre el costado de la encimera)

Cl_ Para todo tienes argumento, menos para don Wilson. A ver
doña dialéctica, ¿por qué no atendiste a tu padre?

M_ Porque estoy harta de sus sermones.

Cl_ Con decirle no puedo ir al bautismo, ya está.

M_ Mi padre, a diferencia de mi hermano y de mi madre, logra


irritarme. Sus diatribas morales me sacan de quicio. A los otros los
despacho en un pis pas.

Cl_ Va a insistir hasta encontrarte.

M_ Por eso apagué el móvil.

Cl_ No puedes vivir con el móvil apagado.

M_ Cada tanto chequeo el buzón de mensajes y contesto a quien


me interese. ¿Unas olivas al ajillo y unos quesitos y jamón
mientras esperamos por la pasta? Tengo un blanco oloroso que te
va a gustar.

Cl_ Jmmm, aceptado. Tú sabes seducir al estómago.

M_ Pero contigo no logro bajar del estómago, guapa. (mientras


sacaba las copas y una botella de vino de un gabinete)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

En_ ¿Ya se ha dormido? (se daba vuelta al escuchar a su hija


entrar a la cocina)

E_ Le ha costado, estaba excitado. (se sentaba pesadamente en la


silla)

En_ Espero que no vuelvas a hacer estas guardias tan seguidas,


hoy por la tarde lloriqueó un rato pidiendo por ti, son demasiados
días sin estar contigo. (se acercaba a la mesa con dos tazas de te
con leche humeante)

E_ Y para mí demasiados días sin él mami. (abría su móvil)

En_ Anda, toma tu leche, te va a ayudar a relajarte y dormir.

E_ Ahora mismo. Intento otra vez con Maca y la tomo. (marcaba y


esperaba)

Encarna la observaba mientras tomaba un sorbo de su taza. Las


profundas ojeras y el rostro demacrado eran signo evidente del
esfuerzo que había hecho su hija en estos días.

En_ ¿No contesta?

E_ La casilla de mensajes. (cerraba el móvil) Y está llena.


En_ Debe haberlo apagado porque está liada con la niña. (otro
sorbo)

E_ Jmm, probablemente. Me siento mal por no haberlas visto antes


de irse.

En_ Teresa te dijo que lo entendió.

E_ Jmm. (afirmaba con la cabeza mientras tomaba un sorbo de su


leche)

En_ Esa mujer es maja. ¡Y guapa! Si os hacéis amigas y no tiene


pareja, quizás podéis salir juntas, ir a algún bar y ....

E_ Jeje. Mamá, ¿a ligar?

En_ ¿Por qué no? Estás divorciada, eres libre de conocer a algún
muchacho interesante y ...

E_ Mami... ya te lo dije. Lo único que me interesa es mi hijo y


reubicarme en mi trabajo en el hospital, no tengo ganas ni cuerpo
para otras cosas.

En_ Vale, no insisto, cuando tenga que darse se dará. (nuevo


sorbo) Aunque a veces hay que darle oportunidad a que se dé.

E_ Ayys, doña Encarna, ¿para qué buscarme problemas? ¿Eh?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Claudia se quedó hasta que Maca le dio el último biberón a la


niña. La entretuvo en el sillón de la sala mientras la forense lo
preparaba en la cocina. La cría ya estaba más espabilada y
respondía con “ajjs” a las carantoñas de la jueza.
Luego que su amiga se fuera, Maca la cambió y la paseó para que
se durmiera, con la música de fondo del CD que le había traído
Esther. Ya acostada, aprovechó para darse una ducha rápida y
cambiarse a unos pijamas que se salvaron de la “lavadora”.

Se preparó un termo con café, cogió dos mantas y la almohada y


se fue a tirar al suelo al costado de la cuna. No quería dejarla sola
esa primera noche en su casa. Al rato se durmió profundamente y
le pareció que había pasado muy poco tiempo cuando escuchó
sus balbuceos.

M_ ¡Te has despertado! ¡Tan pronto! (se levantó como un resorte


para encontrarse con la cara sonriente de la beba) ¡Mi niña! ¡Con
qué buen humor te despiertas! ¡Venga con Maca! (la cogía) ¿Ya
tienes hambre? (instintivamente tocaba su pijama a ver si estaba
mojada)

Cuando iba hacia la cocina miró el reloj en los estantes de la sala.

M_ ¿Siete y media ya? ¡Dormiste más de ocho horas seguidas!


¡Urgente tu biberón!

La sentó en el carrito regalo de Gimeno y ahí se dio cuenta de “un


detalle”.

M_ Necesitas una trona para comer. Le voy a decir a Esther si...


¡¡Esther!! ¡Apagué el móvil! Si me ha estado llamando...

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

E_ Hola.

M_ ¿Esther? Soy Maca, espero no haberte despertado.

E_ ¡Maca! No, no, hace rato me he levantado, Aziz es un bicho


madrugador. Te he estado llamando y me atendía el contestador.

M_ Uhhh, sí, apagué el móvil para no aguantar al pesado de mi


padre. Recién escuché tus mensajes, lo siento.

E_ Está bien. Jeje, huyendo de tu padre, ¡que no se diga!

M_ Don Wilson es la conciencia moral de la sociedad pija de Jerez


y se dedica a darme conferencias ecuménicas telefónicas, me
pone a parir cada vez que me llama.

E_ ¿Wilson? ¿Pero no eras Fernández?

M_ Adopté el apellido de mi madre para que no me relacionen con


los pijos Wilson.

E_ Me suena ese apellido. ¿Dijiste Jerez?

M_ ¿Ves? Wilson, Jerez, brandy, bodegas.

E_ ¡¡Tú eres de esos Wilson!!

M_ Ahora entenderás por qué prefiero el Fernández.

E_ ¿Para que no te gorroneen botellas de brandy o de vino?

M_ Si fuera eso solo... ahhhh.

E_ Ya me contarás Macarena Fernández Wilson. Ahora dime...


¿qué tal la primera noche en casa de Aháva?

M_ Ayys, mi niña. ¡Qué amor! ¿Puedes creer que se ha despertado


después de ocho horas de sueño con una sonrisa? Además...

Esther sonreía mientras escuchaba las “babas mameras” de Maca.


-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Quedaron en encontrarse por la tarde en el centro comercial


Sanchinarro, planta baja, “Punto de Información”, a sugerencia de
doña Encarna que argumentaba que quedaba a mitad de camino
para ambas direcciones. La realidad era que doña “abu” tenía en
mente algunas “cositas” para su Aziz y en ése centro de El Corte
Inglés lo encontraría.

Maca se “agenció” a Gimeno, quien gustoso accedió a


acompañarla. El inspector ya tenía en mente pasarse por el piso
de la forense para comentarle los últimos avances en la
investigación del asesinato de los padres de Aháva y ... por qué
no... para llevarle unas “chucherías” que había comprado para la
cría.

E_ Allí es. (señalaba)

En_ No ha llegado.

Aziz iba en el medio, cogido de las manos de su abuela y su


madre.

E_ Dijo que primero pasaba por la sección de damas, parece que


se quedó sin braguitas, jeje.

En_ ¿Eing?

E_ Luego te cuento, ¡es tan divertida esta mujer!

En_ ¡¡¿Quedarse sin bragas?!! ¡¡¿Qué puede tener eso de


divertido?!!

E_ Verás. Tuvo que salir de raje para la ...

Voz_ ¡¡Esther!! ¡¡Qué casualidad!!


Esther se daba vuelta a ver quién la había llamado.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Un piso más arriba, Maca apuraba su compra cogiendo media


docena de cada prenda mientras Gimeno iba detrás empujando el
carrito con Aháva.

Gi_ ¿No te pruebas nada?

M_ Compro a menudo Gimeno, es mi talla, todo bien.

Gi_ ¿Siempre en estas cantidades?

M_ No, generalmente de a dos, pero esta vez, me quedé sin nada.


¿Recuerdas que te dije que me había puesto la ropa interior
húmeda, sacada de la lavadora?

Llegaban al puesto de la cajera, una joven morena muy agraciada.

Gi_ Algo comentaste.

M_ Bueno, se me pudrió la ropa que dejé en la lavadora, me quedé


sin nada. Hoooola. (con retintín y una gran sonrisa, comenzando a
sacar las prendas de su carrito)

Gimeno notó especialmente el tono galante y los ojos chispeantes


de la forense.

Gi_ Esta Maca usa un tono seductor hasta con las cajeras del
supermercado. ¡Qué estilo! ¡Qué glamour sensual!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

E_ Mamá, este es Raúl, un compañero del hospital.


Ra_ Un placer conocerla, señora. (se acercaba y le daba dos besos
como si “se conocieran” de siempre)

En_ Hola. Jeje. (parece que el “samurai” le había caído muy bien a
doña Encarna) ¿Eres enfermero como Esther?

Ra_ No señora, médico del Samur.

En_ Ahhhh, ¡médico!

Ra_ Y este pequeño tan guapo debe ser tu hijo, ¿no? ¡Hola! (se
ponía en cuclillas para llegar a la altura del niño) Soy Raúl ¿y tú
cómo te llamas, campeón?

Aziz levantaba la vista y “pedía socorro” a su madre.

E_ Se llama Aziz.

Ra_ Hola Aziz. Venga campeón, ¿quieres subirte a caballito y


mirar a los otros nenes desde arriba?

Sin esperar respuesta del niño ni de Esther lo cogía y lo levantaba


para ponerlo en sus hombros.

En_ Jejeje. (a doña Encarna le “encantaba” el gesto de ese


compañero guapo de Esther, que por si fuera poco, “¡es médico!,
¡qué bien! Y la ha mirado con ojos interesados a mi hija, jmmm!”

Esther sonreía ante la emoción de su hijo en los hombros del


médico.

Treinta metros más allá, salían del ascensor Gimeno empujando el


carrito de la niña y a su lado Maca, cargada con varias bolsas de
bragas, camisetas, tangas, sostenes y zoquetes. Fue la primera en
divisar a Esther y comitiva.
Gi_ ¿Hacia dónde ahora?

M_ Allí están, en informaciones.

Gi_ ¿Dónde?

Maca le indicaba con la cabeza.

Gi_ Ah, parece que vino con el marido.

M_ Sí, eso parece. (no muy complacida con encontrarse al esposo


de Esther allí)
21.-

Maca le indicaba con la cabeza.

Gi_ Ah, parece que vino con el marido.

M_ Sí, eso parece. (no muy complacida con encontrarse al esposo


de Esther allí)

Gi_ No es moro.

M_ Verdad.

Gi_ Entonces Aziz no es su hijo.

M_ ¿Adoptado?

Gi_ O de una relación extramatrimonial.

M_ De Esther, no creo.

Inconscientemente, mientras “elucubraban” sobre “Esther-su


marido-su hijo”, habían ralentizado el paso y caminaban despacio.

M_ No es de ese tipo.

Gi_ ¿De qué tipo es?

M_ De las que va de frente, al pan pan y al vino vino.

Gi_ Apenas la conoces.

M_ Sniff. Olfato, no me falla nunca.

Gi_ Siempre hay una primera vez.

M_ Con Esther no. Para mí lo adoptaron, el tipo tiene pinta de


macho ibérico.

Gi_ Parece modelo... pectorales, bíceps, buenorro, para tapa de


revista.

M_ Macho cabrío... (seguía con la lógica de su razonamiento)


nunca aceptaría un hijo engendrado por otro como propio.
Chulito.

Gi_ No te cae bien y ni siquiera has cruzado dos palabras con él.
No me digas olfato.

M_ Setter inglés[1], especialista en olfatear a la distancia. Eso soy


yo.

Gi_ Ahhh.

M_ No sé qué le habrá visto Esther, no es un tipo para ella.

Gi_ Se ve cariñoso con el crío, mira cómo lo carga.

M_ Psss, chulito.

Gimeno se giró a mirarla mientras caminaban, intrigado por la


“tirria” de la forense con el “desconocido-marido” de Esther.
“Jmmm, me parece que a ésta la enfermera le hace tilín, jmmm.”

M_ Nos vio. (observando el brazo en alto de Esther y su gran


sonrisa)

Gi_ Del moro y el chulito ni hablamos, ¿no?

M_ Sacto. Silencio de radio.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

E_ ¡Allí está Maca con Aháva! (divisándola y levantando el brazo y


sonriendo al mismo tiempo) ¡¡Aquí estamos!!

En_ ¿Dónde?

E_ A tu derecha mamá, allí. (señalaba)


En_ Ahh, ¿ése que la acompaña es el hombre del perro?

Az_ ¡Éda!

E_ La has reconocido Aziz, sí, es la que te prestó a Greta el otro


día. Jeje.

Raúl parece que se sintió “fuera de lugar” y decidió que era hora
de “me esperan en el bar”.

En_ Ayss, ¡qué pena! Le iba a decir si quería acompañarnos,


vamos a comprar unas cositas para los niños y después
pensábamos merendar por aquí.

El “¡mamáaaa!” que Esther pretendía decir enérgica pero en voz


baja fue más audible de lo esperado, si el médico del Samur
estaba tentado de aceptar enseguida desistió.

Ra_ Le agradezco señora pero...

En_ Encarna y tutéame, jeje.

Ra_ Muchas gracias Encarna, no faltará ocasión de volver a


encontrarnos y compartir un café y unos pasteles. Te bajo
campeón. (lo bajaba de sus hombros y le daba dos besotes en el
camino) A ver cuándo tu mami te trae al hospital y vamos a chutar
unos penales en el parque, ¿vale?

Aziz no entendía ni “mú” de lo que el hombre le decía y miraba a


su madre algo perplejo.

En_ La semana próxima, cuando sea el turno de Esther, jeje.

Ra_ No se olvide... te olvides ... de buscarme Encarna. (otra vez


dos besos a la “madre-Celestina” y dos besos más “cariñosos” a
Esther, que la cogieron de sorpresa) Nos vemos Esther, te felicito
por tu hijo y... por tu madre, guapísima como la hija.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Estaban llegando “casi” a la sección de informaciones cuando
vieron al “chulo-marido” irse, no sin antes percibir los besos
“amorosos” que daba a la enfermera.

Gi_ Se va. (murmuró a la forense)

M_ ¡Menos mal! (suspiró aliviada -aunque su rostro mostraba


todavía un rictus del encono contra el sujeto)

Gi_ Tilín, tilito, la forense quiere destripar al chulito, jijijiji. Lo


descuartiza en veintocho partes y le tira los testículos a los gatos,
jijijiji.

E_ ¡¡Hooooola!!

Bastaron ese “hooola” con retintín y la sonrisa espléndida de la


enfermera para que el rostro de la forense cambiara.

M_ ¡Hoooola! Disculpad la demora, espero que no nos hayáis


esperado demasiado.

E_ Un par de minutos apenas.

M_ ¡Hola Aziz! ¡Qué gusto volver a verte! ¿Puedo darte un beso?

Aziz asentía sonriente.

Az_ ¿Eda no tá?

M_ No, Greta no ha venido hoy. (se agachaba y lo besaba) No


dejan traer perros a los centros comerciales.

Az_ Uhhh.

M_ Pero podemos convenir otro día para encontrarnos en el


parque con Greta, ¿te parece bien eso?

Az_ Shiiii. Aava. (señalando hacia el carrito de la niña) ¿Dume?


M_ Ahhh, mami te dijo su nombre. Sí, está dormida. ¿Quieres
mirarla de cerca?

Aziz asentía con la cabeza.

Esther tenía instalada una sonrisa tonta mirándolos.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

La compra en la cuarta planta fue rápida en la sección bebés. Una


trona convertible a diferentes usos, una silla de auto (“pero tú
tienes moto”, “voy a necesitar un auto para la niña”, “¡¡¿para la
niña?!!”, “sip”) y una mochila ergonómica porta-bebé (“tengo el
carrito Esther”, “cuando te acostumbres a usarla, vas a preferirla
para ir a la panadería o al súper”, “a esos lados puedo ir con el
carrito”, “venga, vamos a hacer una prueba y ya verás por qué la
vas a adoptar”; bastó que la forense se la colocara y pusieran a la
beba allí para que Maca-maravillada-por-tener-a-Aháva-contra-su-
pecho decidiera la compra y no se la quitara el resto del paseo de
compras)

Decidieron dejar la sección “ropa de bebé” para otro momento y


que Aziz no se aburriera (“tengo ropa suficiente, Cruz me trajo
todo lo que había guardado de María”, “ahhh”, “y Claudia compró
pañales como para una cuarentena”, “jejeje”, “vayamos a ver los
juguetes, ¿sí?”)

Un móvil para la cuna, un mordedor peluche, unos cubos, un oso


amoroso... si hubiera sido por Maca se llevaba uno de cada uno de
los juguetes para bebé que veía, pero Esther la hacía reflexionar a
cada paso, enumerando los inconvenientes de comprar cosas que
no eran para su edad (“los juguetes de arrastre no los va a usar
hasta que camine”, “bueno, ya los tiene”, “no Maca, estará tan
acostumbrada a verlos que no le llamarán la atención a su edad,
ahora terminará mordiéndolos o sacudiéndolos”, “ahhh, entonces
¿no lo compro?”, “nop”)

Pero cuando llegaron a la sección de juguetes para los más


grandecitos, Esther perdió todo su “poder de convencimiento”.
Maca -con Aháva plácidamente dormida en su mochila- y Aziz,
eran dos críos maravillados con cada bicicleta, triciclo, auto o
balón. Gimeno y Encarna optaron por sentarse a un costado y
esperar.

Gi_ Pobre Esther, no sé cómo va a hacer con Aziz.

En_ ¿Por qué?

Gi_ Maca lo entusiasma aún más con cada juguete y querrá que le
compren todo.

En_ Le cuento un secreto, yo propuse venir aquí para comprarle


una bicicleta.

Gi_ ¡Ahhhh, lo tenía todo pensado doña Encarna! ¿Una como esa
donde está montado ahora?

En_ ¡¡Ésa!!

Gi_ Guarde sus ahorros, creo que ya se la han regalado, jeje.


(notando la charla entre Maca y Esther y la negativa de esta
última con su cabeza)

En_ ¡Ohhhh! No creo que mi hija ceda.

Gi_ Usted no conoce los poderes de convencimiento de Macarena.


¿Le puedo preguntar algo en secreto?

En_ ¿En secreto? Es decir, ¿que mi hija no se entere?

El inspector asentía.

Gi_ Ni Esther ni Maca.

En_ Me intriga Gimeno. Pregunte, pregunte.


1Setter inglés= Se trata ciertamente de uno de los perros de caza más difundidos y con razón, debido a
sus excelentes cualidades venatorias asociadas a su hermoso aspecto y a su expresión dulce y gentil.
Optimo perro de caza, que se presta a ser utilizado en los terrenos más variados y para diversos tipos de
animales, está dotado de un olfato muy fino, de buena velocidad y resistencia y de un carácter bonachón,
afable y dulce, que con frecuencia lo lleva a ser elegido por personas que no son cazadores como perro
de compañía.

http://perros.mascotia.com/razas/caza/setter-ingles.html
22.-

Se detuvo en el semáforo y aprovechó a bajar un poco el retrovisor


y observar a su madre y a su hijo. El rostro feliz del niño hacía que
hubiese valido la pena esa tarde en el centro comercial, a pesar
del cansancio que molía sus huesos. También había valido la pena
la compañía de Maca y “su niña”, esa mujer tenía la enorme virtud
de “asombrarla siempre” y “divertirla siempre”.

E_ A veces tan desorganizada y otras veces tan meticulosa... jeje.


Tiene un corazón tan grande y noble que no le cabe en el pecho.

En_ Esther, la luz.

E_ ¿Eh?

En_ Verde, el semáforo.

E_ Ahhh. (acomodaba el espejo y prestaba atención al tránsito, al


semáforo y al coche)

En_ Tendríamos que pasar por el súper a comprarle pienso.

E_ Gimeno dice que come de todo.

En_ ¿Cocido también? Pensaba calentar lo que quedó del


almuerzo para la cena.

E_ Yo creo que el cocido le va a encantar mami. ¿Tú qué crees


Aziz?

Az_ ¡Ciiiiido, shíiiiii! Éda iusta ciiiiiido.

En_ Ahhhh, como a ti te gusta crees que a Greta también.

Az_ Shiiiiiii. ¿Dome en mi cama?

En_ Ehhh, no creo. (miraba hacia Esther esperando ver qué


opinaba su hija)
E_ En tu cama no, vamos a ponerle una mantita en el suelo en tu
habitación.

En_ Esther... ¿y si hace sus cositas en la habitación del niño? ¿No


sería mejor en la cocina?

E_ La ex de Gimeno decía que ya la había acostumbrado a hacerlo


en el baño, sobre los periódicos.

En_ No sé, es tan cachorrita, cuando son tan pequeñitas son muy
bichos.

Az_ No bela, éda es nita. (categórico, acariciando a la perrita sobre


sus piernas)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

M_ Toma hombre, no te comas la compota de la niña. (le dejaba a


un costado un plato con dos manzanas asadas, aderezadas con
natilla y una jalea oscura que el inspector no identificada)

Gi_ Jeje, la probaba solamente. Se ven deliciosas, ¿qué es esa


jalea?

M_ Jalea de membrillos, a mi estilo.

Gi_ ¡¡¿Tú la has cocinado?!!

M_ ¡Claro! (volvía a la mesada a seguir con la preparación del


biberón de leche para Aháva) Aziz se veía muy feliz con la hija de
Greta.

Gi_ Y mi ex más feliz de que al fin se la sacábamos del piso, dos


perros es mucho para la condesa. ¡Tanto que insistió en aparear a
mi Greta con la perra de su amigo y ahora se queja por los
cachorritos que le tocaron en suerte!

M_ Convengamos que con un piso sin patio ni balcón, dos perros


es demasiado. (colocaba el agua caliente en el biberón y
comenzaba a mezclar las cucharadas de leche en polvo)

Gi_ Última cucharada, abre la boquita Aháva.

Maca se daba vuelta a mirarlos y sonreía. ¡Qué necesidad de


decirle que abriera la boca, si su niña tenía las mandíbulas
doloridas de tanto esperar por esa cucharada!

Gi_ Te limpio un poco la boca y te levanto, así aguardamos el bibe,


¿vale mi amor?

Maca volvía al biberón, le ponía la tetina y para luego agitarlo con


fuerza.

M_ Enseguida está esto.

Gi_ ¡Veeeenga con Gimeno! (levantaba a la niña y la ponía sobre


su pecho y su hombro) ¿Tiene que eructar ahora?

M_ Ni idea. (seguía agitando el biberón y tomaba la temperatura


de la leche echando un chorrito sobre el dorso de su mano) Un
poco caliente, la voy a entibiar bajo el grifo.

Gi_ Mejor llena un cazo y sumerjes el bibe, gastas mucha agua si


lo haces bajo el grifo. (balanceando a la niña que sostenía firme
con una mano sobre su espalda)

M_ Tienes razón. (buscaba un cazo y seguía la sugerencia del


inspector)

Gi_ ¡Uy, qué olor! ¿Se habrá cagado?

M_ Probablemente. Jeje.

Gi_ ¿La cambias ahora?

M_ No, después del biberón. Ya está. (había vuelto a hacer la


prueba con el dorso de su mano)
Iba hasta una silla y se acomodaba para recibir a la niña y darle su
leche.

Gi_ Con cuidado... (se la alcanzaba y acomodaba en el regazo)


¡Uhhh, qué desesperación! (mirando cómo atrapaba la tetina del
biberón) ¡Está muerta de hambre y se ha comido una manzana
entera! ¡Es más glotona que yo!

M_ Es que hoy hemos andado mucho, ¿no es cierto cariño? (se


agachaba y besaba su cabecita) Mi niña tiene que reponer
fuerzas. (nuevo beso)

Gimeno iba hasta la otra silla y se sentaba para manducarse sus


manzanas asadas.

Gi_ ¡¡Jmmmm!! ¡¡Jmmmm!! (exclamaba mientras saboreaba un


trozo)

Maca sonreía.

M_ Tenías razón que iban a aceptar a la cachorrita.

Gi_ Jmmm. (asentía mientras seguía comiendo)

M_ ¿Hablásteis algo más con la madre de Esther?

Gi_ Jmmm. (le hacía seña con una mano que esperara)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

E_ Puse a llenar la bañera.

En_ ¿Está en su habitación?

E_ Sentado junto a Greta, hablándole de su bici nueva mientras se


bebe su vaso de colacao. No sé cómo vamos a hacer para que esta
noche se duerma, está excitadísimo.

En_ Va a caer rendido, no te preocupes. (llegaba a la mesa con la


cafetera y una jarra de leche caliente) Tómate un café con leche,
venga. Se te nota muy cansada.

E_ Pero feliz mami. (sonreía)

En_ No creí que fueras a aceptar el regalo. (llenaba la taza de


Esther)

E_ Me convenció. (comenzaba a poner el azúcar en su taza) Es un


préstamo, hasta que Aháva tenga edad para usarla.

En_ Estheeeeeer.... (sorbo de su café con leche)

E_ A ver, pienso hacerle cumplir su palabra. (veía a su madre


menear la cabeza dudando) Vale, es que cuando te pone esas
caras lastimeras y esos ojitos de niña buena, es imposible decirle
que no.

En_ Me lo dijo el inspector, usted no conoce los poderes de


convencimiento de Macarena.

E_ ¿Eso te dijo? (sorbo)

En_ Ajá. Estaba muy ... preguntón... el inspector.

E_ Bueno, te tanteó a ver qué opinabas sobre traer la perrita a


casa antes de decirme a mí.

En_ No sólo eso. Preguntó por tu marido.

E_ ¿Mi marido? (extrañada)

En_ A qué se dedicaba, si Aziz era su hijo o no.

E_ ¿Y qué le contestaste?

En_ Que las cuestiones personales te las tiene que preguntar a ti.

E_ Ahhh. ¡Qué raro!, ¿no?


En_ Esther, me parece que no te das cuenta o ... no te quieres dar
cuenta.

E_ ¿De qué?

En_ Que el doctorcito ése quiere ligar contigo y que el inspector


Gimeno ¡¡también!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Gi_ Hueso duro de roer, doña Encarna. ¿No quedará otra


manzanita por ahí?

M_ Sí, en la nevera, sírvete lo que te apetezca.

Gimeno se levantaba con el plato e iba hacia la nevera.

M_ Venga, mi amor, supongo que en algún momento tendrás que


eructar. ¡Uhhh, qué pipona estás! (levantando a la niña sobre su
hombro y comenzando a masajear su espalda) ¡Y qué flor de
cagada te has mandado! ¡Qué olorcito mi bichita!

Gi_ Dejé una para la niña.

M_ ¡Sírvetela hombre! Mañana le toca banana pisada y postre de


vainilla.

Gi_ ¡Postre de vainilla! ¿Casero? (se servía la última manzana)

M_ Sí. ¿Te gusta? ¿Te guardo una porción?

Gi_ Por favor. (se sentaba a la mesa con su plato colmado de


manzanas, crema y jalea)

M_ Hecho. Oye, ¿por qué tanto secretismo sobre el marido de


Esther?

Gi_ Jmmm. (levantaba los hombros mientras seguía enfrascado en


su manducación)
M_ Ya sé cómo voy a averiguar.

Gi_ ¿Jmmmm?

Ah_ ¡Brrrrp!

M_ ¡Vaya eructo! Jajajaja.

Gi_ ¿A quién le vas a preguntar?

M_ A Cruz, apenas la cambie a esta niña, la llamo.

Gi_ Ahhh, buena idea. Oye, ¿no tendrías que bañarla?

M_ Me da un poco de miedo.

Gi_ ¡¡¿No la has bañado aún?!!

Maca negaba con la cabeza.

Gi_ ¡Hoxtia! Yo creo que hay que bañarlos todos los días. ¿En el
hospital la bañaron?

M_ No.

Gi_ Uy Maca, lleva muchos días sin un baño.

M_ ¡¡Coñooooo!! ¡¡¿Por qué no me enseñaron?!! ¡¡¿Y si la


ahogo?!! (mujer al borde de una crisis de llanto)
23.-

Cruz fue la encargada de llevar calma a la “crisis” de Maca -entre


lágrimas de tanto reírse por la angustia de “¡¡la voy a ahogar,
Cruz!!”. La convenció de que nada le iba a pasar a la niña si
esperaba a la mañana siguiente para bañarla y que no lo podía
hacer ahora “con la panza llena”.

Maca tomó nota de cada instrucción. “¡¡¿En la bañera nooo?!!”,


“no, limpia bien tu fregadero, te va a ser más fácil ahí hasta que la
niña se mantenga sentada sola”, “¡tendría que haber comprado
una bañera para bebés, ¡¡cómo no me di cuenta!!”, “Maca, en un
par de meses ya te sería inútil, compras una buena alfombra
antideslizante para tu bañera y no vas a tener problemas”, “¡qué
bruta soy, qué bruta soy!”, “no eres bruta, eres madre primeriza y
todas pasamos por los miedos del primer baño, venga, sigue
tomando nota”.

Con la preocupación del baño a Aháva, se olvidó por completo de


preguntarle a Cruz sobre el marido de Esther. Gimeno se fue poco
después, tenía que rescatar nuevamente a Greta de la casa de un
vecino y a la mañana siguiente tenía que estar temprano en la
sede de la Policía Nacional a cargo del caso por unas pistas que
quería investigar más a fondo.

M_ ¡Qué pena que no te puedas quedar a cenar! Cuéntame un


poco más de tu hipótesis. (mientras le servía el último cafetito en
la sala, Aháva dormía en su cuna)

Gi_ Todavía no es una hipótesis, es más bien una corazonada. (se


servía edulcorante) Descartado el robo, hay algo que llama la
atención.

M_ ¿Además del cuidado en no dejar huellas?

Gi_ Ajá. ¿Por qué tirar el cuerpo de la chica en un contenedor lejos


del bar?
M_ Ni idea.

Gi_ Si lo que querían era violarla y el marido se resistió y por eso lo


mataron... bastaba con hacer su mierda ahí, matarla e irse.
Trasladar el cuerpo significaba la posibilidad siempre latente de
cruzarse con un móvil policial, que alguien los viera y avisara a la
poli.

M_ Tiene lógica lo que dices.

Gi_ Quiere decir que a los tipos no les preocupaba ser


descubiertos.

M_ No estarás insinuando que tienen protección policial.

Gi_ Usaron un arma que es reglamentaria de las fuerzas policiales,


se movieron con total impunidad sin apuro alguno... jmmm... ¿no
te llama la atención?

M_ ¡Joder Gimeno! ¡Eso es terrible!

Gi_ Hace poco se descubrieron casos de policías involucrados en


redes de narcotráfico. No veo por qué esto sería tan raro que haya
algún poli involucrado.

M_ Una cosa es la droga y otra asesinar, violar... me resisto a


creerlo. Además, ¿por qué estos dos?

Gi_ Inmigrantes, moros.

M_ ¡¡¿Un ataque xenófobo?!!

Gimeno asentía.

M_ Gimeno, hay gente que opina que los inmigrantes quitan el


trabajo a los españoles, pero de ahí a matar y violar hay un gran
trecho.

Gi_ Es que si no es eso, no le encuentro mucho sentido a lo que


estos tres tipos han hecho. El ADN que encontraron en la chica no
ha dado ningún resultado.

M_ Bueno, supongo que los cotejarían con los casos de violaciones


comprobadas, o sea, los tipos no están en esa base de datos
porque no los han detenido por eso. Además, ¡hay tantos casos sin
resolver!

Gi_ ¡Exacto! ¡Tantos casos sin resolver! Ahí has dado en la clave.
Los casos sin resolver.

M_ No te entiendo.

Gi_ Yo junto clips de noticias de casos sin resolver y los guardo en


una carpetita en el portátil. Y el m.o. coincide con algunos de esos
casos.

M_ ¿El m.o.?

Gi_ El modus operandi.

M_ Ahhh. ¿Casos aquí en la comunidad madrileña?

Gi_ Y en otras comunidades.

M_ Oye, ¿no estarás hablando de asesinatos en serie? Gimeno,


estás viendo muchas series americanas.

Gi_ Lamentablemente, el efecto contagio existe Maca. Yo veo esas


series, tú ves esas series y los desquiciados también las ven. Si
han copiado a los que entran a una escuela y masacran
estudiantes y profesores con una ametralladora, no veo por qué no
van a copiar los asesinatos en serie a inmigrantes.

M_ Asesinos en serie han existido siempre, como Jack el


Destripador en Londres. Pero acá hablas de algo distinto ... ¿
bandas que se dedican a asesinar y violar a inmigrantes? ¿Y que
contarían con algún tipo de ayuda de sectores de la policía?
Gimeno no contestaba, sólo la miraba muy serio.

M_ No lo creo, no quiero creerlo. ¿Has comentado con alguien de


la poli tu corazonada?

Gi_ No. Quiero revisar los casos estos sin resolver.

M_ No puede ser Gimeno, ¡¡no puede ser!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Se despertó a las ocho sobresaltada. Aziz no había aparecido


reclamando su leche. Saltó de la cama y sin calzarse ni ponerse la
bata salió de su habitación. Las voces desde la cocina la calmaron.
Se asomó para encontrarse a su hijo jugando con Greta [II] que
intentaba coger una bola de medias viejas que el niño agitaba
frente a su rostro, mientras su madre tatareaba una canción
preparando algo en la encimera.

E_ Buenos días. (sonriente, apoyada en el marco de la puerta)

Az_ ¡Mamá! No pede ogeela. Jijiji. (iba hasta ella y detrás del niño,
la perrita)

E_ Ya veo. Ven aquí, hoy no has venido a pedir tu leche. (lo


levantaba en brazos y lo besaba mientras la perrita se “trepaba” a
sus piernas) Un beso a mami.

Az_ Bela. (se abrazaba a su cuello y la besaba)

En_ Hola hija. Le llevé la leche a la cama, ya sé a qué hora se


despierta todos los días, así te dejaba dormir un poco más. ¿Te
sirvo ya el desayuno?

E_ Primero voy al baño. ¿Tú te has lavado los dientes?

Az_ Shiiiii.

E_ Vale. ¿Le has dado su comida a Greta?


Aziz asentía.

E_ Te bajo así sigues jugando con Greta. ¿Quieres ir al parque a


estrenar tu bici?

Az_ ¿Eda tamén?

E_ Sí, la llevamos con la correa, ¿vale?

En_ Esther, es muy pequeña, no sé si conviene llevarla.

E_ La ex de Gimeno dijo que tenía todas las vacunas, ya puede


salir. ¿El veterinario ése que estaba cerca del parque sigue
existiendo?

En_ Creo que sí. (se agachaba a hacerle una caricia en el lomo a la
perra y ésta movía su cola complacida)

E_ Vale. La llevamos para comprarle algunas cositas y que le


ponga el chip.

En_ ¡¡¡¿Qué es eso?!!

E_ Una identificación que se le coloca ahora a los perros. (seguía


acariciádola, ahora acompañada por la manito de Aziz)

En_ Ahhh. Ahora son todas novedades para hacerte gastar tus
buenas pelas, antes les ponías una chapita con el nombre y ya
está. (Esther sonreía) Aziz, ven a comer tu pan con mantequilla.
(llevando una bandeja cargada de pan en rodajas, mantequilla y
tazas) Y tú ¡apura!, así desayunas con Aziz.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Había vuelto a dormir al pie de la cuna, todavía no se animaba a


dejarla sola en su habitación. Apenas escuchó sus “ajjjj” y sus
movimientos, saltó a levantarla y llenarla de besos y caricias.
Aháva le sonreía y “ajjjba” mientra la llevaba hacia la cocina. La
noche anterior había dejado preparado todo para su biberón
mañanero y a los minutos la tenía acomodada en su regazo,
dándole su primera comida del día.

Luego de cambiarla, la sentó en su trona y le dio el mordillo que le


había comprado.

M_ Ahhh, esos dientes que están por salir, ¡cómo te molestan!


Bueno, hoy te voy a bañar, cariño. Veamos las instrucciones que
me dio Cruz.

Se sentó en la mesa con un café con leche y unas tostadas a


leerlas con atención, mirando cada tanto a la niña que seguía
entretenida, ahora “chupeteando” un muñeco.

Limpió el fregadero hasta dejarlo reluciente, luego lo “desinfectó”


y en previsión de posibles “golpes” contra los bordes, puso toallas
enrolladas como “parachoques”. Calefaccionó la cocina con el
radiador eléctrico y colocó en la mesa una toalla enorme bien
mullida para apoyarla al sacarla, colonia para bebés, el pañal
correspondiente y un conjunto de camiseta, pantalón y medias. Le
ilusionaba envolverla con la “bata de bebés” que alguna vez había
pertenecido a María y ahora había pasado “en herencia” a Aháva.

M_ Mmmm, ¡qué rico aroma! Se nota que Cruz guardaba esto con
algún desodorante para ropa. ¿O usaría jabones de tocador, como
ponía la abuela Carmen en los cajones? Y está suave, muy suave
la tela. Le voy a preguntar si usa algún producto especial para la
ropa de la niña.

Jabón y shampoo para bebés, una esponja nueva de su “tocador”,


todo listo a un costado del fregadero.

M_ ¡A preparar el agua!

Pequeño detalle, no encontraba el tapón del fregadero.

M_ ¡¡¿Y ahora cómo mierda lleno estoooo?!!


El tono de desesperación hizo que Aháva dejara de “morder” el
juguete y la mirara.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Lo había acompañado por el sendero del parque para vigilar que


mantuviera el equilibrio. A pesar de las dos rueditas
suplementarias atrás, temía que se tumbara. Pero Aziz parecía
haber “aprendido” rápido el arte de “bicicletear”. Llevaba en su
mano la correa de Greta [II] que pugnaba por ir detrás del crío.

En_ ¡¡Esther!! ¡¡Tu móvil!! (la llamaba su madre desde el asiento


donde se había instalado para preparar un tentempié para el niño)

E_ ¡¡Atiende tú, por favor!! ¡¡No quiero dejarlo solo!!

En_ ¡¡Vale!! (abría el aparato y apretaba una tecla, seguía


sonando) ¡Uy, esta no es! (otra tecla, nada) ¡¡Esther, no sé
contestar!!

E_ ¡¡Déjalo!!

En_ ¡¡¿Y si es urgente?!!

E_ ¡¡Vaaaaaale!!

A regañadientes apuraba el paso hasta donde estaba su madre y


atendía el llamado.

E_ Hola. [....] ¡Maca!, no, no te preocupes, estamos en el parque.


(sonreía) [.....] Ahh, claro, un baño. [.....] ¿En el fregadero? [.....]
No, no, está bien, cuando Aziz era pequeñito lo comencé a bañar
ahí, es más cómodo para sostenerlo firme. [....] ¡¡¿Quéee?!! [.....]
Jajajajajajaja. [.....] Ayss, jajajajaja. (no podía parar de reír)

En_ ¡¡Esther, se ha tumbado y está llorando!!

E_ ¡¡Mieeeeerda!! (tiraba el móvil a un costado, soltaba la


correa de la perrita y salía corriendo hacia donde estaba caído su
hijo)
24.-

Había alcanzado a escuchar a Encarna avisando de la caída del


niño y luego un fuerte ruido y la comunicación se había cortado.
Decir que quedó intranquila es poco. Intentó una y otra vez y
siempre la misma respuesta, “fuera de cobertura”. ¡¡¿Qué
hacer?!!

Decidió concentrarse en el baño de la niña y como pudo, con una


media y una bolsa de plástico armó un tapón para el fregadero.
Después de varios intentos infructuosos -llamados al móvil de
Esther mediante- logró su cometido y pudo darle un baño a
Aháva. Sin lavarle el cabello, porque aunque las indicaciones de
Cruz eran claras, “sentarla en la mesada, sosteniéndola hacia
atrás con un brazo, para que no le entre el champú en los ojos,
proceder a enjabonar con una gota de champú, hacer espuma,
masajear y enjuagar tirando agua tibia con un recipiente”, el
miedo a que se le cayera o deslizara era mayor que la urgencia
por lavarle el cabello.

Aháva disfrutó el baño y Maca aún más de ver que le gustaba y


sonreía. Pasó la esponja enjabonada con delicadeza, más que
limpiarla la acariciaba y la niña chapoteaba en el agua con sus
manitos.

M_ ¡Cómo te gusta, cariño! ¡Qué bruta soy, no haberte bañado


apenas llegamos! El agua está oscurita de la mugre que has
juntado, pufff.

La sacó con cuidado y la envolvió con la bata de baño, para


llevarla rápidamente a la mesa y depositarla sobre la toalla.

M_ ¡Uy, no te lavé las orejas! Bueno, les pasaremos la toalla. Pufff,


mi dedo es muy grande para tu orejita. Luego te paso un hisopillo.

Unos toques de colonia para bebés en el cuello y en las muñecas,


ponerle el pañal, la camiseta, lo que le costaba bastante, la niña
no dejaba de moverse.
M_ Hoy estás inquieta, eh. ¡Brrrrrrr! (le daba un beso ruidoso en
la tripa y la cría reía con ganas) ¡Ahhh, eso te gusta! ¡Brrrrrrr!

Terminó de vestirla con una chaqueta de punto y notaba que la


niña dormitaba sobre su hombro.

M_ El baño te ha relajado mucho, ¡qué bien! Venga, vamos a tu


cuna y te haces una siesta así me das tiempo a preparar tu
papilla.

Regresó a la sala después de dejarla plácidamente dormida. Iba a


coger el móvil para intentar nuevamente con Esther cuando el
aparato comenzó a sonar. No reconocía el número que llamaba.

M_ Hola.

E_ Maca, soy Esther.

M_ Ahhh, ¡menos mal! ¡Tu teléfono no funciona! Intenté varias


veces comunicarme. ¡¡¿Cómo está Aziz?!!

E_ Bien, se raspó un poco el codo y la rodilla sobre la que cayó,


nada importante.

M_ ¡¡¿Se lo has desinfectado?!!

E_ Sí, jeje. Se va a dar muchos golpes así en su vida de juegos, son


comunes.

M_ ¿No hay que darle la vacuna antitetánica? ¿Antibióticos?

E_ No, jeje.

M_ Disculpa, estoy un poco...

E_ ¿Sensible?

M_ Ufff, miedica. No le lavé el cabello a Aháva por el temor a que


se le irritaran los ojos con el champú.
E_ Ah, entonces pudiste encontrar el tapón para el fregadero.

M_ No, lo fabriqué con una media.

E_ Lo bueno de los hijos, te mejoran la inventiva, jeje. Oye, los


champús para bebés ahora vienen especiales para no provocarles
picor.

M_ Ahhh, no sabía. Esta noche le doy un baño rápido e intento de


nuevo lavar su cabecita.

E_ Vale. Entonces ... si ya has solucionado el problema, te dejo


para que sigas con tus cosas.

M_ Espera, espera... esto... estaba pensando... en... bueno, no sé si


te apetece... ehhh...

E_ Dime.

M_ Mañana tengo que llevar a Aháva a su revisión con Fernando y


pensaba... si ya está todo bien... estooo...

Esther sonreía y esperaba a que se decidiera a decirle lo que


quería proponerle.

M_ ... y si el tiempo sigue soleado y .... estooo... ¿nos encontramos


en algún parque así me enseñas a columpiarla?

E_ ¿Columpiarla?

M_ Sí, en esos columpios para niños... ¿o es muy pequeña?

E_ No, no... vale, me parece buena idea, creo que le va a hacer


muy bien tomar aire y sol. Ahora, ¿dónde nos encontramos?
Jmmm...

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Por la tarde pasaron Nabân y Naziya, la pareja que la ayudaría con


la niña y con la casa, a conversar las tareas, los horarios y la paga.
Eran parcos en sus expresiones pero sin embargo, con la niña,
notó enseguida el afecto con el que le hablaban y cómo la
colmaban de caricias. Como le solía suceder, fue “su olfato” el que
los escaneó y los aprobó satisfecha. Y parece que ella le cayó bien
a la pareja porque al despedirse la mujer la miró tiernamente a los
ojos y dijo, “Aháva ha tenido suerte contigo”.

M_ Cuando trabajo en el Anatómico, alguno de ellos viene aquí.


Cuando tengo que salir de raje por la guardia en el juzgado, la
llevo a su casa, no es muy lejos de mi piso. Tienen a sus nietos a
cargo cuando sus hijos trabajan, se turnan entre ellos para
cuidarlos.

Cl_ ¿Te ayudarán con las tareas de la casa? Mira que los de
servicios sociales van a ir a visitarte en la semana Maca, no
puedes...

M_ Sí, me van a ayudar. Pero escucha esto, hoy lavé la ropa.... ¡y la


tendí!

Cl_ ¡Noooo!

M_ ¡Y mi ordené mi habitación!

Cl_ ¿Pasaste la aspiradora?

M_ No me dio a tiempo cariño, atender a la niña lleva su tiempo.

Cl_ Maca, el lunes vuelves al trabajo, si...

M_ Todo bajo control, confía en mí.

Cl_ Aysss, yo confío en ti, pero en cuestiones hogareñas...

M_ Oye, a lo que te llamaba. ¿Sigues teniendo ese amigo


mecánico que vendía coches usados?

Cl_ Bueno, tanto como amigo mío no es, me repara el coche, es


bueno en lo suyo.

M_ Pero dijiste que también vendía coches usados a muy buen


precio. Y el tío es confiable.

Cl_ ¿Por qué no un coche nuevo?

M_ Porque soy funcionaria, estoy pagando la hipoteca, ahora


tengo la mensualidad de Nabân y Naziya, tengo gastos con la
niña, tengo que guardar algo de dinero por alguna emergencia y
... no quiero más deudas.

Cl_ Pero si das tu moto en parte de pago...

M_ ¡¡Jamás!! ¡¡Esa moto es parte de mí!!

Cl_ Ahhh, tú y tus ligues motorizados. Maca... se puede ligar sin tu


súper Honda.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Fernando la recibió en un consultorio de Pediatría, donde tenía


guardia ese sábado. Encontró a la niña con parámetros normales
para su edad y con medio kilo más desde su ingreso en urgencias.
Le dio una nueva dieta y algunas recomendaciones como a
cualquier madre primeriza que fuera por una consulta de control
normal. Como no tenían los antecedentes médicos de la niña,
quedaba por resolver la cartilla de vacunación.

Fer_ Vamos a tener que reiniciar su vacunación, no sabemos qué


dosis recibió.

M_ Estaba muy bien cuidada, sus padres deberían llevarla a algún


ambulatorio y debe tener todas las vacunas que corresponden a
su edad. (la vestía en la camilla, la niña mordisqueaba una galleta
dura que el pediatra le había dado)

Fer_ No puedo confiarme, Macarena.


M_ Jmmm, ya sé por dónde comenzar a buscar su historial.

Fernando dejaba de escribir y la miraba.

Fer_ ¿Dónde?

M_ Primero, los hospitales de la comunidad. Voy a preguntarle a


Abdul, que averigüe entre su gente adónde podrían haberse
atendido. Si encuentro algo ahí, después es más fácil seguir el
rastro.

Fer_ Buena idea. Mientras tanto, quiero que la traiga lunes o


martes para una analítica, a ver qué anticuerpos tiene, eso nos va
a dar una idea.

M_ Vale. ¿Le puedo dar galletas en casa, para que mordisquee? Le


gusta, jeje.

Fer_ Tienen que ser bien duras, para que las deshaga muy
despacio y no las corte y se atragante.

M_ Galletas marineras, como las que compraba mi abuela, ¡para


mi niña! ¡Brrrrr! (la besuqueaba en la tripa y la niña se
desarmaba en sonrisas pequeñitas)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

M_ ¡¡Esther!! (gratamente sorprendida)

Salía del consultorio cargando a la niña en su asiento de auto, con


una gran mochila en su espalda.

E_ Pensé en ver si te encontraba aquí, así te evitabas tomar un


taxi hasta el parque.

Fer_ Hola Esther, ¡qué suerte que has venido! Te iba a llamar por
teléfono.

E_ ¿Por qué? (su rostro se tensó enseguida) ¿Te llegaron las


analíticas de Aziz?

Fer_ Pasé a buscarlas esta mañana. Entra un minuto y te comento.

M_ ¿Aziz? ¡¡¿Está enfermo?!!

Fer_ No, Macarena, no se preocupe. Adelante, Esther.

Se sentó en la silla al costado de la puerta del consultorio,


acomodó el asiento con la niña en otra de las sillas, a su lado.
Había quedado intranquila, el semblante pálido de Esther la
asustó.

Voz_ ¡¡Maca Wilson!! ¡¡Mira dónde te encuentro después de tantos


años!!

Se dio vuelta a mirar a la mujer que le hablaba. Esa voz era difícil
de olvidar, como lo era su dueña.
25.-

Voz_ ¡Maca Wilson! ¡¡Mira dónde te encuentro después de tantos


años!!

Se dio vuelta a mirar a la mujer que le hablaba. Esa voz era difícil
de olvidar, como lo era su dueña.

M_ Hola Paula. (la saludó sin mucho entusiasmo por el encuentro)

Pau_ ¡Has cambiado mucho! Y debo decir que para mejor.

Se acercaba y se agachaba para darle dos besos, la forense no se


movía un ápice de su silla, “ponía la cara” para recibir el saludo.

Pau_ Los aires madrileños te han puesto más guapa, si eso es


posible.

M_ Gracias. (seria, tensa) Tú también te ves bien. Aunque es raro


encontrarte en un hospital público (con malicia) Si no recuerdo
mal, jurabas que nunca pisarías uno.

Pau_ Ah, y no lo haría, si de mí hubiera dependido. (parpadeaba


mientras desechaba la idea con una mano) Vinimos a cerrar un
negocio en Madrid y Sebastián comenzó a levantar mucha fiebre
con vómitos, la empleada no nos ubicaba, se desesperó y llamó al
Samur. Y aquí nos tienes, hace un rato lo han traído de cirugía.

M_ ¿Apendicitis?

Pau_ ¡Peritonitis! ¡Ni esperaron a que llegáramos! Nos pidieron la


autorización telefónica, decían que su vida corría riesgo inminente
porque tenía no sé qué en la cavidad abdominal. Pero apenas
pueda trasladarse, lo llevamos a la clínica, ¡está en una habitación
compartida! ¡Imagina!

M_ No te preocupes, la pobreza no se contagia.

Pau_ ¡Tú siempre igual con tus ironías!


M_ Y tú siempre igual de pija.

Pau_ Venga, Macarena, no reniegues de tu origen, eres una


Wilson.

M_ No reniego de nada Paula.

Pau_ ¿Y este bebé? (señalando la silla con la beba a un costado)

M_ Mi hija.

Pau_ ¡¡¿Tu qué?!! (casi se le salían los ojos de las órbitas de la


sorpresa)

M_ Lo has escuchado bien, Paula. No veo de qué te asombras


tanto.

Pau_ Pero... estuve hace poco con tu hermano Fernando y no me


comentó nada. Además... es .... mora.

M_ No es algo que les incumba, ya sabes que vamos por caminos


separados. ¿O no te has enterado que soy la oveja negra Wilson?

Pau_ ¿No podrías enterrar el hacha de guerra por un momento?


¿En honor a nuestro pasado? (se cruzaba de brazos y la miraba
con cierto cabreo)

M_ Si fuera por eso, tendría que sacar los misiles Tomahawk.


(esbozaba una sonrisa de costado)

Pau_ ¿Todavía me guardas rencor? Maca... tú y yo podríamos


haber seguido nuestra historia sin problema si no fueras tan...
tan...

M_ ¿Tan ética? ¿Tan legal?

Pau_ Tan intransigente. (la corregía) Te niegas a ver las cosas


como son, quieres que todo se haga a tu manera y la vida no es
así (condescendiente). Parece que en eso no has cambiado nada,
sigues viviendo como si tuvieras quince años y te creyeras los
cuentos de hadas.

M_ En eso tengo que darte la razón. (fruncía los labios y asentía


con la cabeza) Sigo renegando de la hipocresía de mi familia y...
tu hipocresía.

Pau_ Cuando te vi, me alegré pensando que podría sentarme a


tomar un café y charlar con una vieja amiga. (malhumorada) Veo
que fue un error.

M_ Así es, un error. Tú y yo nunca fuimos amigas.

Pau_ Lamento que sigas en esa tesitura de lesbiana radical.

La puerta se abría y salía Esther, con una hoja en su mano.


Enseguida notó la tensión entre Maca y esa mujer con la que
estaba hablando.

E_ Ya podemos... ehh...

Pau_ ¿Ésta es tu mujer?

M_ Sí.

Esther no entendía de qué hablaban esas dos.

Pau_ Veo que sigues siendo... populachera. (miraba a Esther de


arriba a abajo con cierto desdén) Hasta nunca, Macarena. (giraba
sobre sus talones y se retiraba del lugar, con aire de ofendida)

M_ Eso espero, Paula. (se ponía de pie y cogía el asiento con la


niña) ¿Ya está Esther? ¿Podemos irnos?

E_ Ehhhh, sí, claro.

Esther miraba a la mujer caminar a paso firme por el corredor que


daba a las habitaciones de internación pediátrica.
M_ Gracias por seguirme la corriente y no desmentirme.

E_ ¿Puedo preguntarte quién era ésa? (la miraba de soslayo)

M_ Mi primera novia o mejor dicho, mi primer desencanto


amoroso.

Caminaban juntas lado a lado hacia el ascensor.

E_ Ahhh, tu ... jmmm.... una... ¿novia?

M_ Un marrón. En fin... un mal trago que ya pasó. ¿Qué te ha


dicho Fernando de Aziz? ¿Algún problema? (la miraba mientras se
paraban frente al ascensor))

Esther estaba mentalmente “digiriendo” la noticia, se tardó un par


de segundos en responderle. El ruido de la puerta del ascensor
abriéndose la volvió a la realidad.

E_ Ehhh... no, no... bueno, Aziz tiene una enfermedad hereditaria,


anemia hemolítica por déficit de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa
[1] y necesita controles periódicos.

M_ ¡Joder! ¿La heredó de ti? (impresionada)

E_ Aziz es adoptado Maca.

M_ Ahhh. Entonces la heredó de su madre biológica.

E_ Probablemente. No creo que le hayan chequeado eso alguna


vez, vivía en ...

Se callaba porque el ascensor se detenía y se abrían las puertas


para la entrada de dos personas, que sonreían mirando a la niña.
El “silencio de forma” duró el viaje de un piso hasta la planta baja.
Mientras caminaban hacia la salida al parking...

M_ Pero está bien, quiero decir, no tiene un cuadro hemolítico.


E_ No, pero Fernando quiere hacerle un análisis de bilirrubina en
sangre, no quedó conforme con el análisis de orina.

M_ ¿Salió muy alta la bilirrubina directa?

E_ Apenas alta.

M_ Puede ser cualquier cosa Esther, hasta consecuencia de un


morado. (quería quitarle hierro al resultado del análisis)

E_ Ajá. Por eso el análisis de sangre.

M_ ¡Uy, el golpe en la bici! ¡Le dejó hematomas en el codo y en la


rodilla!

E_ Jeje, le comenté eso a Fernando, vamos a esperar unos días


hasta que desaparezcan los morados, jeje. (el comentario de Maca
le devolvió la sonrisa al cuerpo, siempre tan enterada y tan
pendiente de su hijo)

M_ Mira Aháva (levantaba el asiento con la niña y señalaba con la


otra mano hacia donde estaba estacionado el coche de Esther) allí
está Aziz y te saluda con la manito.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

No volvieron a tocar ninguno de los dos temas. Pasaron una tarde


relajada en el parque, disfrutando del tiempo junto a sus niños.
Encarna, cual su costumbre, había llevado una canasta llena de
brebajes y bocatas para todos. Miró con aprobación a Maca
cuando abrió su mochila con una provisión similar de alimento
para la niña y varias mudas.

M_ Preparé unas galletas de miel que siempre hacía mi abuela,


espero que os gusten. (sacando una vianda con galletas)

En_ ¿Tú las has cocinado?

M_ Hubiera preparado algo más elaborado, pero esta niña me


lleva mucho tiempo. (le ofrecía una galleta a Aziz)

Esther sonreía, su madre siempre “impactada” por una mujer de


su edad que cocinara y no comprara “todo hecho”.

El sol ya no calentaba tanto, hora de iniciar la retirada. Mientras


acomodaban las cosas en el maletero del coche...

M_ Oye... no sé a qué hora regresa tu marido de su trabajo, pero ...


quería invitaros a comer en casa, así te muestro la habitación de
Aháva.

Esther terminaba de acomodar la canasta y levantaba la vista para


mirarla.

E_ No hay marido Maca, estoy divorciada.

M_ Ah, no sabía. Como el otro día te vi con ese muchacho en el


centro comercial, pensaba que... (los ojos se le llenaron de
sonrisas invisibles)

E_ ¿En el centro comercial?

M_ El chulo ése... digo, ese muchacho alto, moreno, que...

E_ Ya. (trató de evitar la sonrisa cómplice ante el “chulo”) Es Raúl,


un médico del hospital.

M_ Un compañero... o ... (se detuvo, no estaba bien meterse en la


vida de la enfermera) ... bueno... esto... entonces, ¿qué dices?
¿Venís a tomar la merienda a mi casa?

1 La deficiencia de glucosa-6-fosfato deshidrogenasa es la deficiencia enzimática más común en el


mundo[1] caracterizada por disminución de la actividad de la enzima Glucosa-6-Fosfato Deshidrogenasa
en eritrocitos. Es probable que más de 400 millones de personas en el mundo están afectadas por
deficiencia de esta enzima.

http://es.wikipedia.org/wiki/Deficiencia_de_glucosa-6-fosfato_deshidrogenas a
26.-

M_ No se quedaron para la cena porque tenían que bañar a Aziz,


que si no... jeje.

Cl_ Se me hace raro que disfrutes tanto esa vida familiera, tú que
huyes como la peste de encontrarte con tu familia y su prole,
jmmm.

M_ ¿Por qué raro? Esther es encantadora, su madre es un amor y


Aziz... ¡ah, ese niño me ha cautivado! Mira, es un bicho ¡pero tan
vivo!, sabe cuáles son los límites y los respeta, además es
inteligentísimo para su edad.

Cl_ ¿Desde cuándo te has vuelto una experta en comportamiento


infantil?

M_ Comparo con mis sobrinos, que son unos caprichosos. Bueno,


con los padres que tienen como para no serlo. Esther no es así.

Cl_ Ahhh, Esther no es así.

M_ ¡Para nada! No se fija en tonterías, valora lo importante.

Cl_ ¿Qué por ejemplo?

M_ Mi casa, no se ha fijado en el polvo debajo de los adornos o si el


piso no brilla. ¿Sabes qué me dijo? Que mi casa es cálida, es un
hogar. ¿Ves?

Cl_ ¿Y tu desorden habitual no la espantó? ¿A su madre tampoco?

M_ Bueno, un poco más ordenada que lo usual estaba. Pero no, al


contrario, me dijo que se notaba la casa de una mujer que trabaja
y que hace muchas cosas, que tenía vida.

Cl_ Ahhh.

M_ Y me dio un consejo muy útil. Jeje. Con el planchado de mis


vaqueros.

Cl_ ¿Ésos que no planchas nunca?

M_ Sacto. Me enseñó a que se planchen mientras duermo.

Cl_ ¡¡¿Qué?!!

M_ Cuando los saco de la secadora, los estiro bien y los pongo


entre el somier y el colchón. ¡Voilá! ¡Hasta salen con raya!

Cl_ ¡¡¿Debajo del colchón?!!

M_ Me lo dijo en secreto, para que no se enterara su madre, jijiji,


no sabe que suele hacer eso. ¿Ves lo que te digo?

Cl_ ¡No te puedo creer!

M_ Y también vale para las camisetas, eh. Para las camisas y los
jersey no sé, me olvidé de preguntarle.

Cl_ Parece que has encontrado la horma de tu zapato, Maca.

M_ No te entiendo.

Cl_ Desde que te llamé, tienes el Esther en la boca.

M_ ¡Te estoy contando la visita de ayer, mujer!

Cl_ Llevamos ... jmmm... media hora al teléfono y no has hablado


de otra cosa. Ahora que sabes que está divorciada, ¿te has
propuesto...?

M_ ¡Claudia!¡¡¿Qué tiene que ver?!!

Cl_ Todo. Sé que tu límite son las casadas o en pareja.

M_ Está divorciada, pero estoy casi segura que sale con el chulo
ése.
Cl_ Jmmm.

M_ Nada de jmmms, nena. Yo no me meto en medio de una


pareja, lo sabes bien.

Cl_ ¿Y si ese chulo, como lo llamas, no fuera su pareja? ¿No te


atrae acaso?

M_ Mira, Esther no es mujer para un desfogue.

Cl_ Ajá.

M_ Y yo no estoy interesada en tener pareja, estoy bien como


estoy, y además... tengo que ocuparme de Aháva, además de
muchas otras cosas. Mi trabajo, mi blog, el otro libro que empecé
a escribir.

Cl_ Ajá.

M_ Salir cada tanto, darle alguna alegría al cuerpo, puede ser.


Pero intentar algo serio, ¡no!

Cl_ Ajá.

M_ ¡Déjate de ajás y ese tonito de no me creo nada! ¡Es como te


digo!

Cl_ Ajá. Jijijijiji.

M_ Tienes un domingo dicharachero hoy, ¿no? Bueno, ¿vienes a


comer o no?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Domingo del octogésimo segundo cumpleaños de la abuela Rosa,


viaje al pueblo donde se celebraría el “mega-evento”. Se reunía
toda la familia, tíos, primos, sobrinos. Iba a ser la presentación “en
sociedad familiar” de su hijo. Era todo un “acontecimiento” que
sabía “se comentaba” por lo bajo – se lo había dicho su madre,
“Esther y su hijo moro”, “Esther y su divorcio”. La madre de
Roberto, su ex marido, se había “encargado” de dar “su versión”
del por qué del divorcio y de la negativa de su hijo a “adoptar” un
“moro”. Sabía que Encarna le había salido al cruce a los chismes
en más de una visita al pueblo, pero algunos en su familia tenían
ese alma “cotilla maliciosa” y la abuela Rosa era la “receptora” de
todas las habladurías. Estaba segura que apenas su abuela
conociera a Aziz, sería la primera en “taparles la boca” [sic by
Encarna] .

En_ Tu primo Juan.

E_ ¿Dónde? (se aprestaba a girar a la derecha en la bocacalle)

En_ En la otra esquina, está hablando con don Paco. ¡Claro! Como
hay elecciones se levanta temprano, a hacer campaña.

E_ Ahhh. ¿Quieres que pegue la vuelta para ir a saludarlo?

En_ ¡Ni loca! Ya lo tendremos que aguantar en la comida, con sus


ínfulas de político serio y honesto. ¡Quisiera saber cómo hizo para
comprarse ese autazo y el chalé!

E_ ¡Mamá!

En_ ¡Mamá nada! Hace tiempo que no estás en España y no te


sabes esas cosas. Pasó de ser un inútil muerto de hambre a un
señorito con chofer.

E_ ¿Tiene chofer?

En_ Creo.

E_ Doña Encarna, no sea envidiosa.

En_ No soy envidiosa, digo lo que veo. Es un tránsfuga.

E_ ¿Cambió de partido?
En_ ¡Dos meses en el cargo y se cambió de bando! ¿Ves lo que te
digo?

E_ Vale. Entonces vota en contra de su lista en las elecciones.

En_ No puedo, tengo domicilio en Madrid. No lo comentes, pero tu


abuela va a votar en su contra, me lo dijo el otro día.

E_ Ahhh. (sonreía) Hablando de la abuela, está en la puerta,


sentada al sol.

En_ ¿Todavía no ha llegado nadie?

E_ Es temprano mami. Ve despertando a Aziz.

En_ Cuando hay que arremangarse para la comida y los


preparativos, todos desaparecen, pero bien que aparecen cuando
la mesa está servida. ¡Vivillos! Aziz, ¿te vas despertando mi amor?
Ya llegamos.

Esther detenía el coche frente a la vieja casa familiar y notaba la


sonrisa enorme de su abuela al reconocerla. La saludaba con una
mano y se quitaba el cinturón, sonriente. Ese rostro cálido y
querido era el mejor recibimiento que podía esperar.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cl_ ¿Estás segura que le puedes dar una galleta? La muerde


desesperada. (iba hasta la encimera donde Maca estaba
cocinando, sin dejar de mirar a la niña)

M_ Me dijo el médico. Tiene mucho hambre, por eso lo hace.

Cl_ ¿Y si se traga un pedazo grande? ¡Maca, se puede atragantar!


(asustada)

M_ Nena, son galletas marineras, bien duras, no te preocupes.


(seguía en su tarea)
Cl_ No sé eh. ¿Qué haces? (notando que ponía lentejas en un
tamiz y les pasaba una cuchara para deshacerlas)

M_ Tamizo las lentejas. Tengo que mezclarlas con su puré, no


puede comer la cáscara.

Cl_ ¡Qué asco! (observando lo que caía del tamiz en un plato)

M_ Espera a probarlo y no vas a decir lo mismo. (mezclaba la


crema marrón con el puré de patatas y leche) ¡Listo! ¡Prueba!
(cogía un poco en una cuchara y se la ofrecía)

Cl_ No gracias, paso de probar esa cosa beige. ¡Puaj!

M_ Vigila la olla mientras le doy la comida. (cogía el plato y una


cuchara y se dirigía hacia donde estaba la trona)

Cl_ ¿Vigilar?

M_ Sí, cada tanto tomas la cuchara de madera, levantas la tapa y


revuelves. ¿Vale? (cogía una silla y la acercaba adónde estaba la
niña)

Cl_ Vale. Mmmm, esto huele muy bien. (levantaba la tapa y


aspiraba el aroma) Tus cocidos son exquisitos.

M_ ¡Uy, mi niña ha reconocido su plato! Jeje. (notando que Aháva


dejaba la galleta y movía sus bracitos)

Se sentaba frente a la trona y colocaba el plato térmico frente a la


niña.

Cl_ Maca, me parece que quiere coger la comida con la mano.


¿Por qué no lo pones en la mesa?

M_ Porque es una necesidad de los niños experimentar con la


textura de la comida. Está bien. (cogía un poco del puré con la
cuchara)
Cl_ ¡Se va a ensuciar toda!

M_ Luego la limpio y le cambio la ropa. A ver si te gusta... (le


ofrecía la cuchara a la niña acercándola a su boca) ¡aaaaaaamm!
¿Rico? ¡¡¡Síiii!!! Otra más. ¡aaaaaaamm!

Claudia observaba a la niña devorar cada cucharada y el rostro


feliz de Maca. ¿Quién le había cambiado a su amiga “forense-viva-
la-vida-loca” por esta “madre-sosegada-y-experta”?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Los niños correteaban de aquí para allá en el gran patio trasero.


Greta [II] era una de las “atracciones”, la perrita brincaba con los
niños y con el balón que le lanzaban. Aziz se había integrado
rápidamente al grupo de críos y disfrutaba a sus anchas.

La larga mesa familiar estaba servida con tapas y vinos. Tíos y


primos conversaban en decenas de voces que formaban un
enjambre de diálogos dispersos que hablaban de todo y de nada a
la vez, mientras acomodaban las sillas para sentarse a comer. La
abuela Rosa estaba sentada al sol, feliz, cerca de los niños,
controlando que la algarabía de los peques no se tornara en
alguna disputa a la que habría que poner fin rápidamente.

Voz_ Tu hijo es un sol Esther.

Se daba vuelta a mirar a quién le hablaba.

E_ Eh, sí, lo es. Gracias Juan. (cogía la copa de vino que le daba)

Jua_ Cuando me lo comentaron, no pensé que sería ... así.

E_ ¿Así cómo?

Jua_ Jmmm, así, tan ... como los otros niños.

E_ No veo por qué iba a ser distinto. ¿O crees que porque sea
saharaui no es un niño como cualquier niño español? (disgustada
por el comentario)

Jua_ Quería... comentarte algo. (no se “daba” o no quería “darse


por enterado” de la respuesta de Esther)

E_ Tu dirás. (tomaba un sorbo de vino)

Jua_ En poco son las elecciones.

Esther lo miraba intrigada, no sabía a qué venía el tema, ella


votaba en Madrid y su primo no era candidato allí.

Jua_ Creo que vamos a ganar.

E_ ¿Y?

Jua_ Bueno... eso dicen las encuestas. Pero a veces ... no se sabe.
Nos acusan de ser anti inmigrantes, no sé si has estado leyendo
los periódicos.

E_ Leo los periódicos, miro la tele, escucho la radio. Por algo será
que os dicen eso, ¿no?

Jua_ Queremos demostrar que no estamos en contra de los


inmigrantes.

E_ Ahh, ¿no? (sarcástica)

Jua_ No, para nada. Por eso, estaba pensando en ti.

E_ ¡¡¿En mí?!!

Juan asentía con la cabeza.

E_ Juan, no estoy metida en política.

Jua_ Pero tienes tu pasado en el sindicato, no sé si lo has


retomado o no, pero has sido miembro del comité del hospital y ...
sé que visitas regularmente a los grupos saharauis inmigrantes.
E_ ¡¡¿Sabes?!! ¡¡¿Qué?!! ¡¡¿Me has investigado?!! (indignada)

Jua_ Cuando uno quiere, se entera de todo. Y aquí en el pueblo


todo se comenta.

E_ Ya. (trataba de calmarse y acabar con el tema, era el


cumpleaños de su abuela y no quería arruinarlo con una discusión
con su primo) Pero como te he dicho, no me interesa meterme en
la política.

Jua_ ¿No te interesa un puesto en la Consejería de Sanidad de


Madrid? ¿Con el doble de tu salario y algunos beneficios más?
Tendrías más tiempo para tu hijo y no esas guardias agotadoras
en las urgencias de un hospital público.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

M_ Gimeno... me dejaste un mensaje pidiendo que te llamara.


[.....] Lo tenía apagado, para que mi padre no me ubicara y ayer
me olvidé de escuchar los mensajes. [.....] Así es , missing [1], jeje.
[.....] Muy bien, tengo que llevarla en una semana pero todo
normal, por control. [....] ¡Sí! Ahora a la tarde la vamos a sacar a
dar una vuelta con Claudia. [....] Está aquí, se quedó a comer. [.....]
Cocido madrileño. [.....] ¡Vente a cenar y lo pruebas, hombre! [.....]
¡¡¿En Zaragoza?!! ¡¡¿Y qué haces en Zaragoza?!! [.....] ¡Hoxtia!
[.....] ¿También una pareja joven? [.....] ¿Mentes criminales? [....]
Ah, una serie americana, no, nunca la vi. [.....] ¿Pero qué tiene que
ver con esto? [.....] ¿Sección análisis de conductas?[2] La primera
vez que escucho hablar de ellos. [.....] ¡Joder! [.....] Vale, vale, se lo
comento a Claudia y abro el mail ya mismo.

1 Missing= desaparecida

2 Sección Análisis de Conductas de la Policía Nacional. Ver artículo del ABC

http://www.abc.es/20110515/espana/abci-mentes-criminales-201105150912.html
27.-

Habían decidido quedarse a pernoctar en la casa de la abuela y


volverse a Madrid el lunes al mediodía porque Esther entraba a su
guardia el martes a las siete de la mañana. Aziz, que no había
dormido siesta y se había “jugado todo” [Encarna dixit] con los
peques de la familia, cayó “redondo” después del baño y de un
buen tazón de leche y un bocata. Lo acomodaron en una de las
habitaciones que habían sido “de las hijas” de doña Rosa, donde
Esther pasaría la noche con él ... y con Greta [II] que también
cansada, se tumbó a un costado de la cama de su “dueño”.

Las “tres generaciones” Uriburu-Sanchez se sentaron en la mesa


de la cocina a charlar un rato mientras tomaban su cena frugal,
leche con bocatas de jamón y queso. Esther les contó la propuesta
del primo Juan.

Rosa_ ¡¡¿Qué le contestaste Esther?!!

E_ Lo mandé a la mierda. Crunch. (mordisco a su bocata)

En_ ¡¡Esa es mi hija!! (sorbo de té con leche)

Rosa_ ¡Muy bien! El domingo que viene me llevo a doña Eulogia y


a la Pili a votar, ¡tres votos en contra! Crunch. (trozo de bocata)

En_ ¡Cómo ha cambiado este chico! De crío era tan modosito, tan
cumplidor. Crunch.

Rosa_ Siempre fue un ladino Encarna, en el cole se copiaba en los


exámenes y más de una vez falsificó la firma de tu hermano.

En_ ¡Noooo!

Esther sonreía, ¡si su madre supiera la cantidad de “notas” que


“firmó” y nunca se enteró!

Rosa_ Tu hermano tiene la culpa, siempre le consentía todo, yo le


decía, acostúmbralo a que cada duro cuesta horas de trabajo, te
va a salir un vago y un maleante. Dicho y hecho. Crunch.

En_ Nada que ver con la Lupe, esa hija sí que le salió derecha.

Rosa_ Jmmm. (masticaba y meneaba la cabeza en desacuerdo)

En_ ¡¡¿La Lupe también mamá?!!

Rosa_ Ella no, el marido, pidió varios préstamos para su empresa...


que su cuñado el político le gestionó con sus influencias... ¡¡y
nadie sabe dónde está el dinero!! La empresa se ha declarado en
quiebra y ha dejado a sus obreros en la calle, ¡¡sin un duro!!

Esther tomaba un sorbo de su café con leche y se aprestaba a


conocer dimes y diretes de su familia -y todo el pueblo incluido-
que la iban a “poner al tanto” de lo que había sucedido en sus
largos años de ausencia en Melilla. Esta era una de las cosas que
tanto echaba en falta en su “exilio”, las noches de leche y
bocatas-galletas en la casa de la abuela Rosa y el “resumen de
noticias” que siempre le tenía preparado. Especialmente porque
siempre terminaban igual, “ninguno de mis nietos es como mi
Esther, ella sí que me salió buena” y muchos besos para la “nieta
number one”.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Claudia y Maca lo miraban con asombro. Segundo plato de cocido


y seguía dando la impresión de estar famélico. ¡Qué capacidad
estomacal tenía ese hombre!

Gi_ Ahhhh, ¡qué bueno este cocido Macarena! Mis felicitaciones.


(se limpiaba la boca con la servilleta, satisfecho, y bebía un sorbo
de su copa de vino) ¿Habemus postre? (nuevo sorbo)

M_ Ehhh... fruta. No preparé nada especial.

Gi_ ¿Banana, manzana, pera, melocotón?

M_ Lo que quieras. (se ponía de pie e iba por la fruta)


Gi_ ¿Vosotras no coméis postre?

Cl_ A mí no me entra nada más.

Gi_ ¿Estás a dieta? ¿Se te achicó el estómago?

Cl_ No, el plato que me serví fue abundante.

M_ Aquí tienes. (ponía delante del policía un plato con frutas


variadas y le alcanzaba un cuchillo y un plato limpios)

Gi_ Gracias. (atacaba una banana) Bueno, ¿qué me decís de los


informes que os envié? (la pelaba y le daba un buen mordisco)

Cl_ El caso es parecido al que tenemos aquí, pero no veo que esté
relacionado David.

M_ Lo estuvimos mirando detenidamente, yo tampoco veo la


relación.

Gi_ El m.o. Crunch.... Jmmm... gual.

Cl_ Similar, no igual. La chica no fue dejada en un contenedor.

Gi_ Jmmm... en un descampado. Crunch.

Cl_ David, abreviemos, según tú, ¿cuál es la relación?

Gi_ Una pareja de inmigrantes, en este caso, ecuatorianos. Jmmm.


(cogía una manzana y comenzaba a pelarla, para asombro mayor
de Maca y Claudia que se miraban atónitas) Trabajaban en un bar,
vivían detrás. Al muchacho lo mataron cerca de la caja y
simularon un robo. No había huellas tampoco, ¡ni una! A la chica
la violaron y la mataron a golpes. Crunch. (mordía un trozo de la
manzana que había cortado)

Cl_ Pero no había rastros de semen, el informe dice que usaron


condones. Y no se sabe si fue más de una persona.
Gi_ Vale, se quedaron sin condones en Madrid. No tuvieron tiempo
de pasar por la farmacia. (irónico) Crunch.

M_ A ver, Gimeno. Supónte que asumimos tu teoría de crímenes y


violaciones en serie con el blanco en los inmigrantes. ¿Qué pasa
con los otros hechos que tenías en carpeta?

Gi_ Jmmm. (se limpiaba la boca después de haber terminado el


último trozo de manzana) Ahí necesito la ayuda de mi amiga, su
señoría. (enarcaba las cejas mientras inclinaba su cabeza hacia
la jueza)

Cl_ ¿Mi ayuda?

Gi_ No puedo estar viajando a cada ciudad para tratar de


convencer a la poli local de que me deje ver los expedientes, en
Zaragoza me llevó un día y varias invitaciones a comer conseguir
éste. Si tú los pides...

Cl_ ¡¡¿¿Quéee?!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Estaban llegando a su casa en Madrid, habían pasado antes por el


súper a comprar algunas vituallas. Estaba a punto de abrir la
puerta del garaje con el mando cuando sonaba su móvil. Le echó
una mirada al visor y detuvo el coche en la entrada.

E_ Hola Alicia. [.....] ¡¡¿Ahora?!! [.....] Imposible, recién llego del


pueblo y he estado conduciendo más de una hora, todavía no he
almorzado. [......] No, no. [.....] ¡Ufff! [.....] Mira, como algo,
descanso un par de horas y voy, ¿vale? [.....] Vale, pero esto no
puede seguir así, vamos a tener que hacer algo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Guille la observaba con atención.

Gui_ ¿Murió por el golpe en la cabeza?


M_ Ajá.

Gui_ Pobre tipo, cuando salió de su casa no sabía que se le iba a


caer un trozo de cornisa antes de entrar a su trabajo. Como la
gente de Lorca, con el terremoto. Espero que no se haya ido
cabreado de su casa. ¿Te imaginas que le echas una bronca a tu
media naranja antes de salir y después se muere así? ¡Qué feo!

M_ Esas cosas suelen pasar.

Gui_ No entiendo por qué revisas su corazón y sus vísceras si ya


tienes la causa de la muerte.

M_ Porque éso es lo aparente en este caso, pero no puedo


descartar que haya habido un envenenamiento u otra causa. Es el
protocolo.

Gui_ No voy a dar nombres, pero hay otros que no siguen el


protocolo a pie juntillas.

M_ Y no te voy a pedir que seas chivato, Guille. Toma, esto es para


el laboratorio. (le alcanzaba dos muestras que había recolectado)
¿Las etiquetas?

Gui_ Vale.

El muchacho las cogía y las etiquetaba, colocándolas luego en una


bandeja.

M_ Ven, mira sus arterias. Casi tapadas. La cornisa se adelantó por


poco a un infarto.

Gui_ ¿Cuántos años tendría? (se acercaba a mirar lo que la forense


le indicaba)

M_ En sus cincuentas, no creo que llegara a los sesenta.

Gui_ Estaba bastante en forma, me parece que iba al gimnasio.


M_ Gimnasio sin control del colesterol, no sirve.

Gui_ Categórica.

M_ Sip. Bueno, esto ya está, te voy a enseñar a suturar.

Gui_ ¡¡¿A mí?!!

M_ Claro, ¿hay alguien más aquí?

Gui_ Maca, ¡cómo se te extraña cuando no estás! (entusiasmado)

M_ No te entusiasmes mucho, una vez que lo aprendas, te lo


darán para hacer siempre.

Gui_ Entonces que sea un secreto entre tú y yo.

M_ Vale. Cámbiate los guantes, esos que usas son muy duros,
coge un par de los míos. Mientras voy a llamar a casa.

Gui_ ¿Otra vez?

M_ Quiero saber si ya se despertó mi niña. (se quitaba los guantes


y sacaba el móvil del bolsillo de su pijama)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Al_ ¡¡Esther!! ¡¡Al fin!!

E_ Hola, Alicia. Buenas tardes Teresa. (pasaba detrás del


mostrador y saludaba a la recepcionista con dos besos)

Te_ Hola, ¿qué tal la abuela Rosa?

E_ Como una rosa. Feliz de tener a toda la familia en casa.

Al_ ¿Podéis dejar el cotilleo para después? (nerviosa) Esther, Aimé


va a entrar a cirugía en quince minutos. ¿Podrías encargarte?
Viene un tráfico y no tengo a...
E_ Vale. (la interrumpía)

Al_ ¡Gracias! (cogía dos historiales y se alejaba hacia cortinas)

Teresa esperaba a que la jefa de enfermeras se alejara.

Te_ Esta chica no puede con el cargo, en cualquier momento tiene


un ictus. (le entregaba el parte a Esther para que firmara)

E_ ¡Qué drástica! (cogía el boli y firmaba)

Te_ Tú ponte las pilas y haz algo.

E_ Quedamos en conversarlo. (le devolvía el parte a Teresa)

Te_ Te aviso. La Endesa hoy está imposible. Parece que tuvo un


mal finde con ... (señalaba con la cabeza hacia el box del Samur)

E_ ¿Con Ra...?

Te_ Shhhh. (la interrumpía) Las paredes oyen.

E_ Ayss, Teresa, no tenemos paredes cerca. Jajajaja. (se iba riendo


hacia taquilla)

Te_ ¡¡Hay paredes invisibles que oyen!! (miraba hacia ambos


lados y notaba a una de las auxiliares observándola) Jmmm... una
de las "paredes" chivatas que hay en este hospital. Jmmm...

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

M_ Día tranquilo. (se acomodaba en la poltrona y observaba a su


jefa poner una taza de café frente a ella sobre el escritorio)

Cr_ No lo quemes. (se sentaba en su sillón con su taza) No seas


gafe.

M_ ¡Uy, qué supersticiosa! (sorbo de café)


Cr_ Cuéntame más de esa teoría de Gimeno. (sonriente)

M_ Los casos que tiene en carpeta son cinco en total. El de


Zaragoza que te mencioné, más los de Burgos, Valladolid,
Salamanca y Toledo.

Cr_ ¿En ese orden? Digo, ¿cronológicamente es así el orden?

M_ Sí.

Cr_ ¿Todos anteriores al nuestro?

Maca asentía mientras bebía su café.

Cr_ ¿Y la policía qué dice de su teoría?

M_ No se la comentó a nadie, dice que se van a reír de él.

Cr_ ¡¡¿O sea que Claudia va a pedir los informes sin que la policía
esté enterada?!!

M_ Gimeno es muy... convincente, jeje. Quiere tener todo bien


estudiado para presentar el caso. Ya habló con un amigo suyo que
está destinado a la sección de análisis de conductas, lo va a
ayudar.

Cr_ No sabía que existía esa sección en la policía nacional.

M_ Es nueva, yo me acabo de enterar también. Me pidió que te


pidiera... jeje.

Cr_ ¿Que me pidieras qué?

M_ Que lo ayudemos con los informes forenses.

Cr_ No entiendo en qué. Hacemos informes siguiendo un protocolo


y ... (observaba el gesto pícaro de Maca) ¡No pretenderá que...!

Un golpe fuerte en la puerta la interrumpía.


Cr_ ¡Adelante! Esto lo vamos a seguir hablando. (la señalaba con
el dedo en advertencia)

Voz_ Cruz, urgente, coge tu teléfono, es el doctor Vilches. Un


problema en el Central. (se asomaba la recepcionista)

M_ ¡¡¿En el Central?!! (se ponía de pie alarmada) ¡¡¿Qué pasó?!!


28.-

E_ ¡¡Tú aquí!! ¡¡Hola!! (la sonrisa “iluminaba” rotonda y Teresa,


“as usual”, tomaba nota)

M_ Ya ves, avisaron que el Central se había quedado sin frío en la


morgue, necesitaban que les prestáramos la nuestra y me vine
con la furgoneta a supervisar el traslado. (le guiñaba un ojo)

E_ Pues me alegro. (se acercaba al mostrador)

M_ ¿De que os quedarais sin morgue? (bromeando)

E_ No, tonta, de verte. (le daba un golpecito en el brazo antes de


los dos besos de saludo)

M_ Y yo me alegro de que te alegres.

E_ Me encuentras de casualidad, faltaron dos enfermeras y me


pidieron que les echara un cable.

M_ La casualidad no existe, jeje.

E_ Ah ¿no?

M_ Guille le preguntó la recepcionista si estabas, no me iba a venir


si no estabas... (le susurraba en el oído), no lo comentes.

E_ Jajajaja.

Teresa enarcaba las cejas y miraba curiosa a Esther por encima de


sus gafas, “¿qué le habrá dicho para hacerla reír con tantas
ganas?”

E_ Eres un bicho.

M_ Pero maja, ¿no?

E_ ¿Necesitas que te reafirme que eres muy maja?


M_ A mi ego no le viene mal que se lo digan cada tanto.

E_ Aysss... ¿qué tal tu primer día de trabajo con Aháva en casa?

M_ Tranqui. Llamando cada media hora a ver si mi niña está bien.

E_ ¿Te extraña?

M_ Para nada, soy totalmente prescindible. (meneaba la cabeza y


ponía cara de “pobrecita”)

E_ No lo creo. Ya vas a ver cuando vuelvas y la cojas en brazos, las


sonrisas que te va a regalar.

M_ Espero que me recuerde, por lo menos.

E_ Hoy estás de un tonto que no se cree.

M_ ¿Un cafetito con esta tonta? ¿Y me cuentas de Aziz y el cumple


de tu abuela?

E_ Jmmm... no sé, ahora está tranquilo pero en...

Te_ Ve, yo te aviso si te necesitan. (había estado pendiente de lo


que hablaban esas dos apoyadas en el mostrador y se apresuraba
a “meter bocado”)

E_ ¡Gracias Teresa!

M_ Teresa, ¡usted es la campeona del mundo mundial! (le guiñaba


un ojo sonriente) ¿Vamos?

E_ Vale.

Teresa las miraba irse charlando hacia la cafetería.

Te_ Maja y la pone de buen humor a Esther. Me gusta esta


forense. Esther necesita una amiga así.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
M_ ¿Qué te contestó?

E_ Tú te lo pierdes, me dijo. Ni se inmutó, creo que ya aprendió el


oficio de político, cara de piedra. (apuraba el último sorbo de su
café)

M_ Bueno, por lo menos tu abuela la pasó bien.

E_ Síiiii. (le volvía la sonrisa al rostro) Ella y nosotros. Yo


necesitaba mucho esos momentos que te devuelven un poco a las
épocas de cuando eras niña.

M_ Los afectos sinceros, incondicionales. (bajaba el rostro y


miraba su taza de café vacía mientras jugaba con la cuchara)

E_ Tú también los extrañas.

M_ A mi abuela Carmen, con ella tenía eso. (levantaba la vista y se


le notaba emocionada)

Se quedaban mirándose un instante, Esther no sabía qué decirle


para cambiar esos ojos tristes, sólo atinó a coger su mano y
apretarla fuerte.

Vi_ Ah, aquí está la supervisora. (se paraba junto a la mesa con
los brazos en jarra) Ya terminaron de cargar los cuerpos y el
papanatas no sabe qué tiene que hacer.

M_ Buenas tardes doctor Vilches, ¡qué placer encontrarme de


nuevo con tan grata persona! (suspiraba y le echaba una mirada
burlona)

Vi_ ¿Qué le parece si deja de confraternizar con el personal del


hospital y se encarga de hacer lo que vino a hacer?

M_ ¿Y qué le parece a usted si deja la mala leche por un


momento y trata mejor a la gente que vino a evitarle que sus
muertos se pudrieran por la incompetencia de su director? (se
ponía de pie) Hasta luego Esther, te pego un toque, ¿vale?

E_ Vale. (esbozaba una sonrisa, complacida con la respuesta que


le había dado a Vilches)

M_ No es necesario que me acompañe, sé el camino.

Vilches la miraba irse sin decir palabra. Esther se ponía de pie y se


disponía a ir hacia rotonda.

Vi_ Ehhh... lo de la morgue fue una falla repentina que ...

E_ No hay enfermeras... (lo interrumpía) nos quedamos sin


refrigeración en la morgue, faltan médicos, estamos cortos de
medicamentos y escasean los insumos... esto se está
desmadrando Vilches.

Vi_ Yo no acepté la reducción del personal de enfermería.

E_ No te laves las manos, sabes a qué me refiero. Y esto es sólo lo


que he visto desde mi llegada, supongo que hay otras cosas de
las que no me he enterado aún. Cuando quieras, lo hablamos.

No esperaba por su respuesta, se iba mosqueada a paso firme.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Se lo había dicho a Esther en broma, pero en el fondo, “algo de


eso había”. Temor a que cuando volviera su niña ni lo notara.
Quería que estuviera bien con Nabhân y Naziya, por supuesto,
pero ... era algo irracional, un sentimiento que había
experimentado pocas veces. “Sentir que te necesita, eso es lo que
te pasa Maca y no está bien, no está bien” se decía. “Lo que haces
es porque la quieres, y la quieres mucho, no para que te necesite,
no lo haces para ser imprescindible en su vida. ”

Pero bastó traspasar la puerta y encontrársela sentada en su trona


en la sala, mordisqueando una gran galleta marinera y que la niña
la viera y sonriera al verla, para que no hubiera más “raciocinio” o
“lógica”, sólo la inmensa dicha que colmaba su cuerpo y su
espíritu.

M_ Aháva, mi niña. (emocionada hasta el tuétano dejó caer su


bolso y se apresuró a ir hasta la trona y cogerla en brazos) ¡Cómo
te extrañé mi amor!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

E_ ¿Dónde lo recogisteis? (le colocaba una mascarilla de oxígeno)

Ra_ En el cruce de la M40 con la avenida Andalucía, al lado del


Carrefour. Uno de los empleados del hiper nos llamó, lo conocían,
solía ir a buscar comida ahí.

E_ Voy a buscar algo para higienizarlo y cambiarle la ropa.

Val_ ¿Qué tenemos? (entraba al box colocándose los guantes)

Ra_ Hombre, sesenta años aproximadamente, lo encontramos


inconsciente y no ha recuperado el conocimiento aún, ritmo
cardíaco normal, respiración normal, midriasis bilateral, le
pasamos una vía y mascarilla de oxígeno, probable daño axonal
difuso.

Val_ Puaj, ¡qué olor! (su rostro se “asqueaba” mientras se


colocaba el fonendo en las orejas) Esther, ¡a ver si lo limpias que
es un foco infeccioso este hombre!

E_ Jmmm, vale. (se detenía y esperaba las indicaciones de la


médica)

Val_ Debe estar como una cuba, seguramente es un coma etílico.


(mientras ponía el fonendo en varias lugares de su pecho)

Ra_ No tiene olor a alcohol Valeria.

Val_ ¡Tiene olor a mierda! ¡Debe hacer años que no se pega un


baño!
E_ ¿Escáner?

Val_ Lo dicho, es un coma alcohólico, no vamos a gastar en un


escáner. (se quitaba el fonendo) Lo limpias y le chutas una dosis
de tiamina.

Ra_ Valeria, aunque no haya evidencia de daño macroscópico,


creo que sería conveniente hacerle un escáner, el empleado nos
dijo que no solía emborracharse, que iba sólo a pedir comida.

Val_ Raúl... tu tarea ya terminó.

E_ Supongo que una analítica completa no será un gasto


excesivo... ¿o no se hacen más esos estudios a los sin techo?
(sarcástica) Antes era parte del protocolo si se presumía un coma
etílico.

Valeria la miraba visiblemente contrariada que una enfermera le


indicara "qué hacer".

Val_ Analítica completa... y me avisas apenas lleguen los


resultados. (se quitaba los guantes y los lanzaba al cesto con
rabia, cogía el parte de ingreso a un costado y dejaba las
indicaciones) Vamos Raúl, tengo algo que conversar contigo.

Apenas se retiraban, Esther cogía una jeringuilla, alcohol y


algodón para hacerle la extracción de sangre. Una vez obtenida la
muestra, se dirigía al telefonillo para solicitar a Teresa le enviara
un auxiliar para enviarla a laboratorio y elementos para higienizar
al hombre. Mientras esperaba se acercaba a la mascarilla, la
quitaba y abría la boca del hombre para oler su aliento.

E_ ¡Mierda! Esto no es un coma etílico, voy a llamar a Vilches.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

La había bañado en el fregadero y había disfrutado el momento


tanto como la niña. Después de cambiarla, le dio su papilla de
cereales con leche y estuvo sentada con ella haciendo manitos en
el sillón de la sala hasta que empezó a notar que se refregaba los
ojitos de sueño.

M_ Hora de tu último biberón y a la cama, peque. ¡Muak!

Había dejado su leche preparada en el termo, con una mano la


volcó en el biberón y lo cerró mientras sostenía a la niña en
brazos, luego se fue hasta la sala a sentarse nuevamente en el
sillón. Se lo dio y notaba algo nuevo, la beba cogía el biberón con
una mano y con la otra un mechón de su cabello.

M_ Ahhh, te gusta enrollar mi cabello. A mí me encanta, cariño.


¡Muak!

La meció un rato en brazos, apoyada contra su hombro mientras


le tarareaba la canción que había aprendido del CD que le
prestara Esther. Un rato después, casi cuando estaba a punto de
acostarla, sonaba su móvil y lo atendía con la cría en brazos.

M_ Hola. [.....] Ah, Abdul, buenas noches. [.....] Muy bien, son muy
cariñosos con la niña y muy eficientes en lo suyo, he encontrado
mi casa brillante. [.....] ¡¡¿Cuándo?!!
29.-

E_ ¡¡Mieeeeerda!!

Golpeó la mesa de cirugía con fuerza, impotente, rabiosa.

Vi_ Hora del deceso, veintiuna cuarenta y tres. (se quitaba el


barbijo y luego los guantes)

E_ ¡¡Si hubiéramos intervenido antes!! (se cogía con las dos


manos de la mesa y bajaba el rostro abatida)

Vi_ Esther... (se acercaba y le ponía una mano en su hombro) tú


menos que nadie tiene que culparse de nada. Vaya a saber
cuántas horas hacía que estaba tirado en ese lugar hasta que el
empleado lo vio y avisó.

E_ Pero si hubiéramos actuado rápido apenas llegó... (levantaba la


vista y lo miraba)

Vi_ Hicimos todo lo posible.

E_ Yo no lo siento así.

Vi_ Estás cabreada, hubo un mal diagnóstico inicial, ahí te tengo


que dar la razón. Pero no permitas que el árbol no te deje ver el
bosque. Este hombre llevaba muchas horas inconsciente, aunque
hubiéramos acertado cuando lo ingresamos, no sé si lo
hubiéramos salvado.

E_ ¿Te das cuenta que si hubiera sido un hombre de traje y


corbata y no un indigente, se hubieran tomado otros recaudos?
¡¡¿Te das cuenta de eso?!!

Vi_ Voy a hablar con Valeria, déjame el tema a mí, soy su jefe.

E_ Este es el tercer caso que estoy con ella y los tres terminaron
en la muerte del paciente.
Vi_ A veces pasa Esther, no podemos salvar a todos.

E_ ¡Ni tú te crees lo que dices!

Vi_ Cálmate y déjame el tema a mí, ¿vale?

E_ Eres el jefe, tú sabrás.

Vi_ ¿Te ocupas de...?

E_ ¡Por supuesto! Soy una enfermera, me corresponde a mí.


Vosotros los médicos estáis para otras cosas, ¿no? (sarcástica)

Se soltaba de su apretón en el hombro e iba hacia un costado, a


coger los elementos de sutura para “cerrar” el cráneo del pobre
hombre. Vilches fruncía los labios y la miraba preocupado.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Vaqueros, botas de caña alta, chupa de cuero cerrada, mochila en


la espalda, pelo recogido en coleta y la silla de auto con la niña.
Bueno, suponía que la niña estaba debajo de las mantas que la
cubrían. Abría rápidamente la puerta trasera para que entrara.

Gi_ ¿Puede respirar?

M_ Perfectamente, así no toma nada de frío.

Cerraba la puerta e iba a sentarse en el asiento del conductor.

Gi_ Maca, no sé si es una buena idea. (mientras se abrochaba el


cinturón)

M_ ¡¡¿Qué?!! ¡¡¿Te arrepientes?!! (quitaba la manta de la cabecita


de la niña, bien protegida además con un gorro de lana)

Gi_ No me arrepiento, me parece una gran idea, pero viéndote con


la niña y esa mochila, me doy cuenta que es un poco loco. (se
giraba a mirarla)
M_ Mira Gimeno, no le des más vueltas, ¡enciende el coche y al
Provincial! Mi amiga nos espera para darnos el dato de dónde está
el joputa, tú lo único que tienes que hacer es distraer al poli para
que yo entre y le arranque un par de pelos.

Gi_ ¿Y con la niña qué?

M_ Sostienes la silla y se la presentas al poli como tu hija, le dices


que tu mujer está trabajando y chau. A qué tantas vueltas,
¡vamos!

Gi_ Maca, ¿por qué no la llamamos a Claudia y que ella...?

M_ Porque conozco a su señoría y va a dar mil vueltas y va a decir


que tiene que hablar con el juez de instrucción de turno y va a
seguir todos los pasos legales. No Gimeno, si este tipo es uno de
los que buscamos, con dos pelos que le arranque lo sabremos. Ahí
interviene la justicia.

Gi_ ¡Lo que le saquemos no sirve de prueba!

M_ Lo sé, pero no estamos buscando pruebas para un juicio,


estamos buscando certezas para tu teoría, ¡¡arranca de una vez!!

Gi_ ¿Y si la nena se despierta?

M_ Traje su biberón, su chupete, sus juguetes. ¡Vamos! ¡No seas


cagón, hombre!

Le había tocado el amor propio. Arrancó sin titubear.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Estaba abatida. Era uno de esos momentos donde hubiera


necesitado estrechar a su hijo en brazos, compartir una taza de té
con su madre, necesitaba contención.

Se tumbó en el viejo sillón de la sala de enfermeras y cerró los


ojos. A un costado, sobre una mesita, se helaba un café con leche
que había traído de cafetería.

Dos golpes suaves la sobresaltaron. Si fuera una enfermera,


entraría directamente, sin golpear. ¿Otra urgencia? Le había
avisado a la recepcionista que allí estaría si la necesitaban.

Voz_ Esther, soy Raúl. ¿Puedo pasar?

¿Qué quería ahora? No tenía gana de “sociales” en este momento.

Ra_ Sé que te sientes mal, venga, charlemos un rato.

E_ Ufff.

Ra_ Te traje un cafetito.

Su voz sonaba comprensiva, cálida.

E_ Pasa, está abierto.

Se asomaba apenas y era verdad que tenía dos vasos de café en


sus manos.

Ra_ Permiso.

E_ Adelante. (se incorporaba en el sillón)

Ra_ Es un café con secreto, jeje.

E_ ¿Secreto?

Ra_ Un chorrito de cognac, para levantar un poco el espíritu. Viene


bien en días así.

Se acercaba y se sentaba a su lado en el brazo del sillón.

E_ Me había traído un café con leche, pero debe estar helado.


Gracias. (cogía el vaso)

Ra_ Has estado muy bien llamando a Vilches ante la duda. (la
miraba mientras llevaba el vaso hasta sus labios) Se necesitan
cojones para hacer eso.

E_ Ovarios. (bebía un sorbo) Nosotras no tenemos cojones.

Ra_ Vale, ovarios. (sonreía)

E_ Supongo que ahora tu novia va a levantar una queja conmigo.

Ra_ Uno, no creo que agite el avispero, fue ella la que hizo el mal
diagnóstico y no escuchó razones.

Esther lo observaba.

Ra_ Dos, no es mi novia.

Raúl se encontraba con sus ojos y se quedaban unos instantes


“prendados”. Había que reconocer que el tipo no sólo era guapo,
sino que sabía confortar.

E_ Vale. (bajaba la vista y miraba su vaso humeante)

Ra_ Hiciste todo lo posible por ese hombre.

E_ Pero no sirvió de nada. (seguía con la vista baja)

Ra_ Tú sabes que no somos infalibles y que muchas veces, aún


con diagnósticos correctos, no podemos salvarles la vida Esther.
Lo único que nos queda es saber que hicimos bien nuestro
trabajo, que dimos lo mejor por nuestros pacientes.

Cruzaba su brazo libre por encima de los hombros de Esther y la


cogía del hombro.

Ra_ Si necesitas un hombro donde llorar tu pena y tu rabia, aquí lo


tienes.

Esther se recostó sobre el médico y liberó las lágrimas que hace


rato pugnaban por saltar de sus ojos.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Poco antes de la entrada a rotonda de urgencias del Provincial,


sonaba el móvil de Maca.

M_ Abdul, sí. [.....] Todavía nada, apenas sepa algo le pego un


toque. [.....] ¿Y el muchacho cómo está? [......] ¿No hay fracturas?
[.....] Pero tenía permiso para portar armas, ¿no? [.....] Claro,
vigilador, pero eso en su trabajo, no en su casa. [......] Anote el
teléfono de la jueza, le dice que llama de parte mía si hay algún
problema con la poli o su declaración, ella le indicará los pasos a
seguir. ¡Pero no le diga lo que voy a hacer!, ¿vale? [.....] Venga,
tome nota. Nueve....cero...

Gimeno detenía el coche poco antes de la entrada a urgencias.


Una mujer vestida con pijama de cirugía levantaba su mano.

Gi_ Maca, creo que ésa es tu amiga.

M_ Vale, hasta luego Abdul. (cortaba la comunicación) Sí, es


Gloria.

Gi_ Pregunta cotilla, ¿es una de tus ex?

M_ Fuimos compañeras en el curso forense, pero ella lo dejó.


(comenzaba a tapar a la niña)

Gi_ Ahhh, menos mal. Mejor que no sea una amante, nunca se
sabe si no guardan rencores ocultos.

M_ No es mi ex novia, si a eso te refieres. (sonreía) Ahora nunca


dije que no fuera mi amante. Venga, salgo y hablo con ella
mientras tú estacionas el coche en el parking.
30.-

Gloria_ ¡Qué bonita! (levantando la manta para ver a la niña) No


me digas que ahora tú... ¡¡¿te has casado?!!
M_ Gloriaaaa... ¿no sabías de la inseminación y de la donación de
esperma? (bromeaba) Podemos tener hijos ... sin un marido.

Gl_ Ahhh, vale. ¿Pero tu novia es marroquí?

M_ No hay novia, tengo la guarda temporal, es una historia larga,


ya te la contaré.

Gl_ Me cuesta verte de madre.

M_ Pues sí... ¡y tan feliz! Aháva ha sido una sorpresa maravillosa


que nunca me hubiera esperado.

Gl_ ¡Cuántos cambios Maca! Y... ¿has cambiado tu forma de


pensar en cuanto a las mujeres casadas?

M_ En eso, sigo pensando igual.

Gl_ ¡Qué pena!

M_ Pensaba que tu matrimonio iba bien.

Meneaba la cabeza.

Gl_ Ni bien ni mal, ahora se le ha puesto la idea de que tengamos


hijos y ... la verdad, no sé si quiero. Estoy haciendo la
especialización en cirugía cardiovascular y ... (acariciaba la mejilla
de la niña) Es un lío.

M_ ¿Por qué no te vienes a tomar un café a casa algún día?


Charlamos tranquilas.

Gl_ Me encantaría.

Gi_ Buenas noches. (llegaba desde el parking)


M_ Gloria, este es el inspector Gimeno, te comenté cuando
hablamos.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Estuvieron charlando un rato de “bueyes perdidos” hasta que un


llamado del Samur por un tráfico hizo que Raúl se tuviera que ir.
Ella aprovechó para darse una vuelta a chequear a los pacientes
de cortinas. Se cruzó con “la Endesa” pero la médica no
intercambió palabra con ella.

Al_ Esther, viene un tráfico importante. Vilches nos quiere en


rotonda para dividir tareas.

E_ Vale. Cambio la bolsa de suero de este señor y voy.

En rotonda, Vilches con Aimé y Valeria, Alicia junto a Patricia, la


otra enfermera de guardia.

Vi_ Estamos todos, bien. Traen dos pacientes en estado crítico,


avisaron por radio que van a necesitar cirugía. Esther, tú con Aimé
para el hombre, parece que tiene fractura craneal y no ha
recuperado el conocimiento. Alicia, tú conmigo para la mujer,
tiene hundimiento torácico y una fuerte hemorragia, probable
rotura del bazo. Valeria, tú con Patricia atiendes a los dos niños
que iban con ellos.

Val_ ¿Por qué no me encargo de una de las cirugías?

Vi_ Porque te he consignado a los dos niños.

Val_ No soy pediatra.

Vi_ Ninguno de nosotros lo es. Somos médicos y podemos atender


desde un niño a un anciano. (daba por terminado el tema y la
reunión) ¡Ale, a prepararse, deben estar por llegar!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Gloria le “prestó” un pijama de cirugía a Maca y la hizo cambiar


en taquilla. Gimeno cargó con la mochila y el asiento con la niña y
se fue a hablar con el policía de guardia frente a la habitación
donde estaba el “herido-detenido”.

Pol_ Así que su esposa tiene turno nocturno en la Central.

Gi_ Ya lo ve, hoy a los hombres nos toca hacer de niñeras. Ahhhh.

Pol_ Dígamelo a mí, mi mujer trabaja en el Corte Inglés y a veces


se queda hasta muy tarde con el arqueo de caja.

Gi_ ¿Hijos?

Pol_ Dos, machitos, ocho y once años.

Gi_ No dan mucho trabajo a esa edad.

Pol_ No crea, a la hora del baño se retoban un poco. Por suerte, mi


suegra nos echa un cable.

Gi_ ¿Y este chorizo tendrá hijos?

Pol_ No creo, muy joven. La verdad, no entiendo qué necesidad de


entrar a robar en un bar, es un muchacho de buena familia.

Gi_ ¿Sí?

Pol_ Estuvo el padre, abogado.

Gi_ Ahhhh.
Pol_ Pijo. (se acercaba para decirlo casi en secreto) Estuvo
hablando con el muchacho.

Gi_ ¿No está incomunicado?

El gesto del policía era claro, “enchufe”.

M_ Buenas noches.

Iba acompañada por Gloria. Gimeno hizo un gran esfuerzo para


contener la sonrisa. Las dos “médicas” entraron a la habitación sin
decir otra palabra.

Pol_ ¿Ha visto inspector? Hasta tiene la suerte que lo atiendan dos
bombones. A mí siempre me han atendido médicos con barba y
enfermeras de ciento veinte kilos.

Gi_ Espero que me toque una pediatra así, ¡guapas eh!

Pol_ La que saludó debe haber comenzado la guardia ahora,


primera vez que la veo.

Gi_ Jmmm. (fruncía los labios y se mecía con la silla, asumiendo su


rol de “padre en espera de atención médica para su beba”)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Ai_ Ya está, ahora habrá que esperar a ver si reacciona.


(terminaba de limpiar el hematoma en el cerebro)

E_ No parece tener otra lesión. (echaba solución estéril sobre la


zona en la que había trabajado Aimé)

Ai_ Con estos golpes nunca se sabe Esther, en el escáner no


aparecía otra lesión.
E_ ¿Grampas? (limpiaba con una gasa la zona adyacente)

Ai_ Ajá. Escuché lo que pasó hoy. (cogía la engrampadora y


comenzaba su tarea)

E_ Supongo que ya es vox populi.

Ai_ ¿Te puedo hacer una recomendación?

E_ ¡Claro!

Ai_ Presenta un informe a Alicia y que te dé acuse de recibo.

E_ ¿Te parece? (extrañada)

Ai_ Escueto, con hechos, sin calificativos.

E_ ¿Por qué? Antes nunca...

Ai_ Antes. Limpia aquí por favor. (señalaba) Cubre tus espaldas.

E_ ¿Tanto han cambiado las cosas aquí? (limpiaba)

Ai_ Tanto. El problema no es Vilches. (levantaba la vista y la


miraba por encima de su barbijo) Hay hijos y entenados.

E_ Vale. Gracias Aimé.

Ai_ Listo. ¿Te encargas a partir de aquí? Voy a ver si necesita


ayuda Vilches.

E_ Sí.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Las dos “médicas” salían de la habitación y Maca le hacía un


guiño a Gimeno indicando que estaba “todo bien”.

Pol_ ... en dos días sale, ya va a ver inspector, éstos tienen todo a
favor. El muchacho que lo hirió va a terminar en chirona.

Gi_ Pero me acaba de decir que entraron a su casa, se defendió de


un robo.

Pol_ El muchacho trabaja de guardia en un centro comercial pero


seguro le van a decir que no podía usar su arma en cuestiones
personales.

Gi_ A ver... Pablo... ¿me permite que lo llame así?

El policía asentía.

Gi_ El muchacho tiene permiso para portar armas, si alguien entra


en su casa a robar.

Pol_ No era su casa, es el negocio que su mujer atendía.

Gi_ Vale, no es su casa, pero si ve que se va a cometer un ilícito y


...

Pol_ Le repito, éste tiene abogados, dinero y el otro pobre es un


moro, ¿me entiende? Van a dar vuelta los hechos, al final éste va a
quedar como la víctima.

Gi_ No creo Pablo, no creo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Ra_ ¿Ya has terminado? (sonriente, apoyado en el mostrador de


rotonda, viendo llegar a Esther con un historial) ¿Todo bien?

E_ Sí, bien. (dejaba el historial de cirugía sobre el canasto) ¿Sabes


algo del resto de la familia)

Ra_ Los niños tienen contusiones leves, los han subido a pediatría.

E_ Ah, verdad, apenas pueden, a planta. ¿Y la madre?

Ra_ Siguen en quirófano, parece que ha habido complicaciones.


¿Tienes tiempo para tomar algo en la cafetería? Yo no he cenado.

E_ Yo tampoco. Vale, te acompaño.

Iban caminando hacia la cafetería. Más atrás, Valeria se acercaba


al mostrador con dos carpetas. Había escuchado la conversación y
su rostro mostraba su “disconformidad”.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

M_ Me paso a taquilla a cambiarme apenas vuelva Gimeno. Te


debo una Gloria. (sonreía)

Gl_ Un poco más y lo dejas pelado al tipo, jajajaja.

M_ No es que tuviera mucho cabello que digamos.

Gl_ ¡Qué joven! No me has contado el caso.

M_ Mejor no sepas muuu...

Un médico canoso se acercaba rápidamente a ellas.

Doctor_ ¡Gloria! ¡Al muelle! ¡Vienen tres ambulancias con varios


heridos graves! Hubo un choque en cadena.

Gl_ ¡Voy!

Doctor_ ¿Usted es la nueva? (dirigiéndose a Maca)


M_ Ehhh. (Gloria le hacía señas que dijera que sí) Sí, Macarena.

Doctor_ Venga también, después llena los papeles y todo eso.


31.-

Ra_ ¡Pegados, así los trajimos en la camilla de la ambulancia!

E_ Jajajajaja. ¡No te puedo creer! Jajajajaja.

Ra_ Y la chica recriminando al tipo a viva voz. ¡Te lo dije imbécil!


¡No era un lubricante! ¡Era un pegamento! ¡Gilipollas es decirte
poco!

E_ ¡¡¿Pegamento?!! Jajajajaja.

Ra_ No sabían cómo despega...

El sonido del móvil de Esther lo interrumpía. La enfermera miraba


el visor y sonreía.

E_ ¡Qué sorpresa! ¡Hoooola!

M_ ¡Urgente! Niño, ocho años, intubación endotraqueal ¿qué


cánula orofaríngea uso? ¿y qué tubo?

E_ ¿Eh?

M_ Pala de laringoscopio curva número 3, pero me pierdo en lo


otro, ¡¡no me acuerdo Estheeeeer!!

E_ Tranquila. Ocho años... cánula 4 ó 5 y ... emmm.... tubo número


tres, calcula unos 22 centímetros.

M_ ¡¡Graciaaaas!! Apenas pueda te pego un toque y te cuento, toi


escondida para que no se dé cuenta la enfermera.

Se cortaba la comunicación y Esther se quedaba alelada mirando


el visor del aparato.

Ra_ ¿Consulta profesional? (cotilla)

E_ Sí, Ma.... (recordaba el “incidente” con Raúl cuando el ingreso


de Aháva y prefería “no mencionar su nombre”) una amiga, que
está haciendo sus prácticas y se le olvidaron... algunas cosas.

Ra_ Intubación, el abc de emergencias, mejor que trate de


grabarse bien esas cosas o se le va a morir más de uno. (bebía un
último sorbo de su café con leche)

E_ Es muy buena en lo suyo ... (no sabía bien por qué, pero le
había caído mal el comentario) ¡¡de las mejores!!

Ra_ Uhh, lo siento, no quise poner en duda su profesionalidad, era


un comentario sin mala leche.

E_ Vale. (cogía su taza para beber, con la mente en Maca, ¿en qué
andaría esa mujer ahora?)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Llevaba media hora esperando a Maca en la rotonda de urgencias.


La recepcionista le había preguntado dos veces si esperaba por
atención para el bebé. Se estaba poniendo un poco nervioso,
especialmente porque Aháva se había despertado y al parecer el
chupete y “la Gimeno-mecedora” ya no surtían efecto, se
comenzaba a quejar y en cualquier momento largaba el lloro.
Divisó a Gloria acompañando una camilla hacia el ascensor y
hacia allí se fue.

Gi_ Gloria...

La médica se giró a mirar a quien le hablaba.

Glo_ Ahhh, Gimeno... Maca está atendiendo a un niño, box cuatro


por allí. (le señalaba un pasillo)

Gi_ ¡¡¿Atendiendo a un niño?!!

Glo_ Largo de explicar. (el ascensor abría sus puertas) Ya te


contará, lo siento, tengo que subir a este hombre a hacer un TAC
urgente.
Gi_ Vale. Gracias.

Se dirigió al pasillo indicado.

Gi_ ¡Atendiendo un niño! Esta Maca es peor que yo, ¡las cosas que
hace! ¡¡¿A quién se le ocurre?!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cuando regresó a rotonda, Aimé se encontraba haciendo algunas


anotaciones sobre el mostrador. Raúl se dirigió a la oficina del
Samur y ella se detuvo a hablar con el médico.

E_ ¿Cómo salió la cirugía? ¿cómo está la mujer?

Ai_ Salió, que ya es mucho. Está en la UCI, muy delicada. A ver si


aguanta.

E_ Vale.

Ai_ Disculpa que insista, no te olvides de hacer eso que te dije.

E_ Me doy una vuelta por cortinas y luego lo hago. Bueno, si esto


sigue en calma, ¿no?

Ai_ Esperemos. Voy a pasar a chequear cómo sigue nuestro


operado.

E_ Fernando Gutiérrez Caba.

Ai_ Vale, gracias, siempre es bueno llamarlos por su nombre.

E_ Los hijos están en pediatría, si se despertó y pregunta. Llamé


desde cafetería y evolucionan bien. Habitación 408.

Aimé sonreía y le daba una palmada en el hombro.

Ai_ ¿Te dije que es un placer tenerte de vuelta?

E_ Creo que sí. (se le coloreaban un poco las mejillas, ese


cumplido viniendo del “parco Aimé” era un halago mayúsculo)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Se asomaba al box y alcanzaba a escuchar al pediatra


conversando con Maca.

Ped_ 30 mg de propofol, perfecto. Voy a trasladarlo para un TAC


urgente. Enfermera, ¿llama a los auxiliares?

Enf_ Sí doctor Pérez.

Ped_ ¿Me acompaña o tiene algún otro paciente a cargo?


Disculpe, no me dijo su nombre doctora.

M_ Macarena Wilson, ehhh, tengo que controlar dos pacientes.

Ped_ Vale. La libero entonces, hablaré con el jefe de la guardia


para señalar su buena intervención, le ha salvado la vida a este
chaval.

M_ Gracias. Ehhh, si me disculpa, voy a ...

Ped_ Atienda lo suyo. (volvía a escribir en su papeleta)

Maca se dirigía hacia la puerta, no sin antes sonreír “a su estilo” a


la enfermera, que le devolvía el gesto. Se topaba con Gimeno no
más traspasar la puerta.

Gi_ Ya veo que la doctora amor ha desplegado sus encantos.


(notando las sonrisas) ¡¡¿Qué hacías atendiendo a ese niño?!!

M_ Rajemos de aquí antes que se aviven. ¡Uy, está molesta!


(notando el fastidio de la niña)

Gi_ Creo que se hizo cacona. ¿No te cambias?

M_ Ya devolveré el pijama y el fonendo en otro momento,


¡vamos!Te cuento en el coche.
Gi_ ¿Y las cositas que le sacaste al maleante?

M_ En un cubilete, aquí. (señalando su bolsillo)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Una madrugada tranquila, al parecer. Había decidido hacer el


pedido de farmacia para adelantar trabajo, por la mañana
normalmente entraban más urgencias “comunes” y algún tráfico
producto de la “hora de tránsito loco y contaminante” en Madrid.

Estaba contabilizando los analgésicos cuando sonó su móvil. De


nuevo una amplia sonrisa al ver quién llamaba.

E_ Me has dejado en ascuas.

M_ Lo siento pero tenía a un niño que se me ahogaba.

E_ Eso me imaginé y no te lo cuestiono. ¡¡¿Qué estabas haciendo


atendiendo a un crío?!!

M_ Uhhh, largo, ¿tienes tiempo?

E_ Por ahora me sobra y aunque no me sobrara, lo busco, quiero


escuchar en qué nueva te has metido ahora.

M_ ¡Ey!, ¿en qué mal concepto me tienes?

E_ ¿Mal concepto? ¡Todo lo contrario! Venga, cuenta.

M_ Espera, se le ha caído el chupete a mi niña y la he zarandeado


tanto que está un poco molesta.

E_ ¡¡¿Has ido con la niña?!!

M_ ¡Claro! ¡¡¿Con quién la iba a dejar?!! Espera, ¿vale?

E_ Vale, vale. (sonreía, inevitablemente esta mujer le provocaba


admiración, ternura, simpatía, la divertía y estaba pendiente de
sus “correrías”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cr_ Explícamelo ¡¡YAAAA!!

M_ Espera, que estoy con el manos libres y tengo que terminar de


vestir a mi niña, ¡¡se ha mandado una cacona padre!!

Cr_ Siempre tienes una excusa.

M_ No te enfades, aguarda que le pongo su pantalón y la siento en


la trona, ¿vale?

Cr_ Aunque diga que no, lo vas a hacer. Pufff. (tecleaba el


escritorio con sus dedos, impaciente)

Un par de minutos.

Cr_ Ufff, podría haber cortado y que me llamara ella, esta mujer
me impide pensar racionalmente. Ufff.

M_ Ya estoy, está entusiasmada con su galleta, los dientes,


¡pobrecita!

Cr_ Vale, luego me cuentas de eso. Ahora este pedido de ADN


urgente que tengo sobre mi escritorio.

M_ ¡¡¿Todavía no lo hicieron?!!

Cr_ No sé si recuerdas que tengo que aprobar esas cosas.

M_ ¡¡Por dios, qué burocrático todo!! Anda, haz un garabato y que


lo hagan ya mismo, ¡¡es urgente!!

Cr_ ¡¡¿Quéee?!!

M_ Tú firma, da la orden y yo te explico. Lo llevó Gimeno, ¿es de


confianza o no?

Cr_ ¡¡Tú y Gimeno juntos!! ¡¡¿En qué lío os habéis metido ahora?!!
M_ ¿Quieres o no encontrar a los asesinos de los padres de Aháva?

Cr_ ¡¡No me chantajees!! ¡¡Explícate ya!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Revisó la nota por enésima vez. Estaba satisfecha. “Escueto, con


hechos, sin calificativos” le había dicho Aimé, cumplía esas
consignas.

Fue hasta rotonda y la fotocopió en la máquina al costado del


escritorio de Teresa. La recepcionista llegaba a ocupar su puesto
en esos momentos.

Te_ Hola. ¿Qué tal ha estado la guardia nocturna? (depositaba el


bolso sobre el escritorio y se quitaba el abrigo)

E_ Hola Tere. Noche tranqui, un tráfico importante y nada más.

Te_ Menos mal. Te traje unos bollitos recién salidos del horno. ¿Te
encargas del café con leche? Supongo que no habrás desayunado.

E_ Me encargo, vale. Y graciaaaas. (con retintín) Tú siempre


pensando en mí. (se acercaba a darle dos besos)

Te_ ¿Y eso? (cotilla como siempre, viendo los folios en la mano de


Esther)

E_ Sugerencia de Aimé, una nota de descargo.

Te_ Ahh, si te lo dijo Aimé está bien. (iba a colgar su abrigo)

E_ ¡¡Alicia!! ¿Tienes un minuto por favor? (llamaba a la jefa de


enfermeras al verla pasar frente al mostrador)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

El lunes de vuelta al trabajo más la “incursión” nocturna la habían


dejado molida. Había puesto en la lavadora la ropa de la nena y
después de darle su almuerzo, decidió seguir “sus pasos” y
dormirse una buena siesta. Desplegó la cuna “de viaje”, tendió
sus sábanas y su manta y la puso a dormir al lado de su cama,
tenía miedo nuevamente a “no escucharla” cuando se despertara.
Se acomodó bajo sus mantas y no alcanzó a apoyar la cabeza en
la almohada cuando sonó su móvil.

M_ ¡Joder, justo ahora! Hola [....] No Gimeno, iba a dormir una


siesta. [.....] No te preocupes, no alcancé a cerrar los ojos. Dime,
¿alguna novedad del análisis?
32.-

Te_ ¿Te queda mucho? ¿A qué hora te vas?

E_ A las seis. (apoyada sobre el mostrador, visiblemente cansada)

Te_ No dejes que te convenzan de quedarte, no viene Clelia.

E_ ¿No?

Te_ Avisó que su niño tiene varicela.

E_ Vale. Una pregunta, ¿no se piden más refuerzos a planta?

Teresa negaba con la cabeza.

Te_ Ahí también hubo recortes, están cortos de personal y encima


reciben enseguida los traslados.

E_ ¿Cuándo comenzó esto Tere?

Te_ De a poco, hace dos años, con el nuevo gerente. Lo nombró


director al pijo y el pijo se lo retribuyó con recortes a diestra y
siniestra.

E_ ¿Y el dinero que se han ahorrado?

Te_ Acércate. (Esther lo hacía y la recepcionista le hablaba al oído)


Están construyendo un ala super automatizada, con aparatos
increíbles. Se comenta que va a salir tres veces su costo.

E_ ¿Se habla? ¿Quién lo dice?

Te_ Uno del comité, me lo comentó Conchita de laboratorio.

E_ Pero si tiene pruebas tendría que denunciarlo.

Teresa fruncía los labios y elevaba los hombros.

E_ ¿Quién integra el comité por urgencias?


Te_ Nadie.

E_ ¡¡Nadie!!

Te_ No se presentó nadie en la última elección, hay miedo que te


señalen con el dedo desde arriba. (señalaba con el dedo para
reafirmar su dicho) Esther, hay muchos con contrato y cuando hay
tanta gente en el paro y con tanto recorte de personal, nadie
quiere estar entre ojo y ojo y con la amenaza de ser el próximo.

E_ Así vamos. Pufff.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Claudia miraba las hojas con el análisis de ADN del caso que
llevaba y el nuevo que le había entregado el inspector. Gimeno
paseaba a la niña de aquí para allá en la sala, tratando de calmar
“su hambruna”. Maca llegaba a la sala con una bandeja con café,
galletas varias y el biberón de Aháva.

Gi_ ¡Al fin! Me chupeteó todo el hombro.

M_ Está famélica pobre. Venga, me siento en el sillón y me la das.


(dejaba la bandeja sobre la mesa y se dirigía al sillón con el
biberón)

Gi_ ¡Uy, te vio! ¡Se quiere lanzar!

M_ Jajaja. Venga, mi niña. (la cogía y la tumbaba para darle el


biberón)

Gi_ ¡Qué riquitas se ven esas galletas! ¿Las cocinaste tú Maca?

M_ Sí, hay dos cajas preparadas, para ti y para Claudia, son sus
preferidas.

Gi_ ¡Crunch! Mmmmmm..... mmmm...


Cl_ Supongo que querrás sobornarme. ¿Me explicáis ahora cómo
conseguisteis esto? (levantaba el papel con el análisis)

Gi_ Primero un cafetito y a degustar estas delicias Claudia. Hay


que agasajar el espíritu. (servía las tazas)

Claudia suspiraba. No se podía imaginar cómo habían logrado el


material para la comparación, pero estaba segura que no había
sido nada legal.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Había acordado con Alicia que se quedaría hasta las diez en que
Clelia entraría a cumplir su turno, su marido se iba a hacer cargo
del hijo enfermo apenas llegara de su trabajo de chofer de
ómnibus.

Había hecho un recorrido por cortinas, repasando las indicaciones


que habían dejado los médicos y suministrando los fármacos
recomendados. El turno de médicos había cambiado, Vilches,
Valeria y Aimé se habían retirado y quedaban para el nocturno
Leyre, un tal Enrique -un médico que se reintegraba de unas
cortas vacaciones- y un tal Jacobo, no conocía a ninguno de los
dos.

Ley_ Buenas noches Esther. (se acercaba al mostrador donde la


enfermera acomodaba los historiales) ¿Guardia juntas?

E_ ¡Hola! No, me voy a las diez, ayer entré antes porque no había
enfermeras.

Ley_ ¡Qué pena! Trabajo muy bien contigo.

E_ Yo también. (sonreía)

Ley_ ¿Algo nuevo?

E_ Los Gutiérrez Caba son los que requieren más cuidados. La


señora está en la UCI, el marido en la cortina cuatro. Aquí tienes
sus historiales, Vilches dejó dicho que te encargaras tú.

Ley_ Vale. ¿Los demás?

E_ Tres en observación, esperando las analíticas. Uno con


hemorragia gástrica, el diagnóstico inicial es úlcera. Otro con
infección pulmonar. Y la tercera es una señora de unos ochenta
con fisura de cadera, se pidió un traumatólogo a planta para
evaluar si se le hacía cirugía o no.

Ley_ Raro que no tengamos niños, escuché en la tele que ha


habido muchos casos de varicela en la comunidad. (ojeaba uno de
los historiales de los pacientes que Vilches le había consignado)

E_ Tuvimos unos cuantos, los despacharon enseguida. Eran casos


sin complicaciones.

Jac_ Buenas noches. Hola Leyre. (sonriente)

Ley_ Ahhh, hola. Esther, no sé si te han presentado al doctor.

E_ No, buenas noches.

Jac_ Jacobo Pujols. ¿Tú eres la enfermera que vuelve de Melilla?

E_ Esa misma.

Jac_ Encantado. ¿Qué tenemos?

Ley_ Estos me los dejó Vilches, ahí tienes tres pacientes. (sin más,
se retiraba)

A Esther le extrañó la frialdad de la médica.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Gimeno le explicó a “grandes rasgos” cómo habían conseguido la


muestra para el análisis. Se “guardó” los detalles “sabrosos”,
como la incursión de Maca como médica de urgencias en el
Provincial.

Cl_ No voy a preguntar quién os ayudó.

M_ No te lo pensaba decir. (estaba caminando con la niña apoyada


en su hombro, esperando por su “provechito”)

Cl_ Maca, no te hagas la brava conmigo. ¿Os dais cuenta que esto
es totalmente ilegal y que si el padre de este chico se entera va a
solicitar que se anule todo y ni nos vamos a poder acercar? ¡¡¿Os
dais cuenta de ese pequeño detalle?!!

M_ ¿Y cómo se va a enterar? ¿Quién se lo va a decir? Mi ...


contacto .... te aseguro que no. (escuchaba el eructo de la niña y
luego de algunos arrumacos la tumbaba en su coche)

Gi_ Claudia, esto confirma mis sospechas. Pide el caso para


tomarlo tú.

Cl_ ¿En base a qué Gimeno? ¿A esto? (agitaba el papel del


análisis)

Gi_ No, eso no sirve, lo sé. Pero... según me contó el poli de


guardia, al maleante le secuestraron un arma, una HK 9 mm, debe
estar en custodia y si pides que se haga una comparación de las
balas, a ver si es la que dispararon en el caso que tú llevas...

Cl_ ¿Estás seguro de eso?

Gi_ Es lo que me contó el poli, yo puedo tratar de tocar mis


contactos a ver si me lo confirman.

Cl_ Hazlo. Si es así, voy a pedir una pericia balística, no es un tipo


de proyectil que normalmente usen los chorizos, puede ser la
punta del ovillo. Si fuera el arma homicida, entonces sí puedo
pedir el caso.

M_ ¿Y los otros casos? ¿Pediste los archivos?


Cl_ Cursé los requerimientos, pero va a ser farragoso y lento, lo
tienen que autorizar los jueces de instrucción de cada jurisdicción
y no tengo muchos motivos que ameriten el envío, Maca.

M_ ¿Y si te diéramos motivos?

Cl_ Tiemblo de pensar en tus formas de conseguir cosas. ¡Maca,


no eres una investigadora ni una policía! ¡No puedes estar
metiéndote en cosas como ésta!

Gi_ Jmmm, ¿qué se te ha ocurrido mi Sherlock con faldas? Mejor


dicho, mi Sherlock con ovarios, nunca te he visto con falda, jeje.

M_ Investigar al chaval éste, dónde ha estado, sus viajes, quiénes


son sus amigos. Entró al negocio con otros dos que escaparon,
tienen que conocerse de algún lugar.

Gi_ ¡Excelente idea, milady! ¡Qué gusto trabajar contigo!

Cl_ No celebres tanto sus ideas, David. Si es verdad lo que te dijo


el policía del padre de este chico, apenas note que se está
averiguando algo sobre eso, me temo que va a mover sus
influencias y nos van a poner pegas legales.

M_ ¡¿Cómo?! ¡La policía nacional puede investigar lo que quiera!

Cl_ Sí, pero en estos casos hay jueces llevando la instrucción, no


puedo meterme yo y solicitarle a los policías con los que trabajo
que se inmiscuyan en otros casos y otras jurisdicciones. Maca,
existen normas y protocolos que son parte de los derechos y
garantías constitucionales.

M_ ¡¡¿Para estos joputas también?!!

Cl_ ¡Hoxtia Maca! ¡Sí, para todo el mundo! ¡Y gracias que los
tenemos! Tú, yo, Gimeno, el vecino, su hijo, estos tipos ¡¡todos!!
¡Imagina si las autoridades o los gobernantes pudieran hacer lo
que les viene en gana con cualquiera! ¡Sería una dictadura y no
una democracia, joder!

Gi_ Jmmm... no te enfades Claudia, eh.

Cl_ Es que cuando esta mujer se pone en bruta, me saca de mis


casillas.

M_ Vale, lo siento, es que me puede la impotencia de no poder


coger a esta mierda y hacerles pagar. ¡Lo han intentado de nuevo
Claudia! Si no fuera porque este joven era un guardia que tenía un
arma y los enfrentó... ¡¿qué hubiera pasado?!

Cl_ ¿Tú crees que a mí no me preocupa o no me interesa hacerlos


pudrir en la chirona?

M_ Sé que sí.

Gi_ Quizás podamos avanzar... de forma.... subterránea.

Claudia se giraba a mirarlo “temiendo” alguna salida “no


demasiado legal” nuevamente.

Gi_ Tengo amigos en todos lados, bueno, lo que se dice amigos


amigos no son, pero un favor que me deben por aquí, otro por allí,
alguno de Rentas, alguno de la Central, puedo recabar unos
cuantos datos sin agitar el avispero.

M_ ¡¡Genial!!

Cl_ ¡¡Ayssssss!! (se tomaba la cabeza)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

“Media hora más”, contaba los minutos que faltaban. Estaba


agotada y tenía urgencia de volver a casa, estar con Aziz antes
que se durmiera. Había hablado con su madre y le había dicho
que ya se había bañado y cenado, pero que “te está esperando,
está jugando en su habitación con Greta”.
Estaba completando los últimos datos del parte diario de su turno
de farmacia sobre el mostrador, mirando cada tanto a la entrada
con la expectativa de la llegada de Clelia.

Jacobo_ ¡¡Esther!! ¡¡El paciente de cortina cuatro!!

Levantaba la vista del parte y veía llegar al médico agitado.

E_ ¿Qué pasa?

Jac_ ¡¡Está muerto!! ¡¡¿Qué le chutaste?!!


33.-

Jacobo_ ¡¡Esther!! ¡¡El paciente de cortina cuatro!!

Levantaba la vista del parte y veía llegar al médico agitado.

E_ ¿Qué pasa?

Jac_ ¡¡Está muerto!! ¡¡¿Qué le chutaste?!!

E_ ¡Pero qué dices! ¡Si acabo de verlo y estaba perfecto! (dejaba lo


que estaba haciendo y daba la vuelta al mostrador para ir
corriendo hacia la cortina cuatro)

Jac_ ¡Pues ahora no y aquí dice que le chutaste eritromicina!


(blandía el parte del historial)

Esther no se detenía y en su carrera hacia cortinas tropezaba con


Leyre que volvía de la UCI.

Ley_ ¡Epa! ¿Qué pasa?

E_ El paciente de la cuatro, dice Jacobo que ha muerto y lo dejé en


perfecto estado hace cinco minutos. (le decía agitada y
angustiada mientras reanudaba su carrera)

Ley_ ¡Voy contigo!

Detrás de ellas Jacobo apresuraba el paso.

E_ ¡Mierda! (observaba la pantalla del aparato de monitorización


cardíaca que mostraba una línea plana)

Ley_ Pero...

Esther no le prestaba atención y se colocaba el fonendo para


auscultar al paciente.

Ley_ ... ¡se mueve su pecho, respira!


E_ ¡Joder! ¡Tiene frecuencia cardíaca normal!

El ruido despertaba al hombre que miraba a Esther, somnoliento.

Pac_ Enfermera Esther...

E_ Ehhh... José, estoy controlando su ritmo cardíaco, el... jmmm...


monitor no funciona.

Pac_ Ahhh.

E_ Siga descansando, José. Está todo bien. (le daba unas


palmadas en su hombro)

Pac_ Jmm. (cerrando nuevamente los ojos)

Leyre se giraba a mirar a Jacobo, que se había quedado inmóvil y


blanco de “vergüenza”. El rostro de la médica mostraba bronca.

Ley_ ¡¡¿No se te ocurrió siquiera auscultarlo?!! ¡¡¿Viste el monitor


y te fuiste a buscar alguien a quien culpar?!!

Jac_ Tranquila Leyre, no es el momento ni el lugar de tus broncas.

Ley_ ¡¡¿Mis broncas?!! (casi fuera de sí)

Mientras se desarrollaba el “round”, Esther se acercaba al aparato


y le daba un golpe fuerte, este comenzaba a funcionar
nuevamente.

E_ ¡Hoxtia! ¡Ni esto funciona bien en este hospital!

Jac_ ¡Sí, tus broncas! (la señalaba con el dedo)

Ley_ ¡¡¿Tuviste tiempo de mirar el historial pero no de revisar al


paciente?!!

Jac_ ¡Cálmate de una vez!

Esther cogía del brazo a Leyre.


E_ Venga, no vale la pena. Ya entendí cómo actúa este médico.
Necesito urgente un café, ¿me acompañas?

Jac_ Llévatela, ha enloquecido. (hacía un gesto ampuloso con un


brazo y con cara de paciencia autosuficiente)

E_ Doctor Pujals, el paciente queda a su cargo. Dejaré constancia


del incidente en el parte de novedades.

Jac_ ¡¡¿Y?!! ¡¡¿Me tengo que asustar por eso?!! (desafiante, con las
manos apoyadas en su cadera)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Su nueva rutina nocturna. Bañar a la niña, cambiarla, darle su


papilla y sentarla en el coche mientras se preparaba un bocata.
Poco tiempo atrás, si le hubieran dicho que iba a disfrutar tanto
esta rutina, hubiera exclamado “¡estáis locos!”. ¿Se explicaba por
la forma en que Aháva entró en su vida, ese “flechazo”
instantáneo en medio de una situación dramática? ¿O quizás eran
sus monerías, sus pequeñas risas, sus manitos en su cabello, sus
gorgojeos intentando ser palabras?

Llevó el coche a la sala y luego el bocata con un vaso de leche. La


observaba morder desesperada el muñeco “mordillo” que había
comprado en el Corte Inglés con Esther. Sonreía. Tenía un tiempo
hasta que Aháva empezara a “cabecear” y refregarse los ojitos
anticipando el “noni-noni”.

Sacaba su portátil del mueble de la sala y la encendía.

M_ Bueno, a ponernos al día, hace siglos que no reviso los emilios.


¡Mmmm! ¡Qué gusto tener tanto espacio en la mesa! (cogiendo su
bocata y pegándole un mordisco a renglón seguido)

Tenía tres cuentas de correo electrónico. Una, la oficial para todo


lo que tenía que ver con su trabajo profesional, congresos,
informes, familia, amigos “íntimos”; otra, la del blog y “asuntos
relacionados”; la tercera, para foros, comentarios de lector en
periódicos y asuntos “non-sanctos” como sus ocasionales ligues.
Comenzó con la primera.

M_ ¡Uhhh, cuántos de mi padre!

Abrió el primero, su padre quejándose de que no le atendía el


teléfono.

M_ ¿Los escribirá él o se los dictará a su secretaria? Jmm, otra


queja, otra queja, jeje, don Wilson, eso es un taco y lo dejó por
escrito, jeje.

El último era de ese mismo día a la mañana.

“Tu actitud ha sobrepasado lo tolerable. Lo hemos


conversado en familia y hemos tomado una decisión. Si
no quieres saber nada de tu familia, si no te interesa
lo que queremos y necesitamos, no vamos a ocuparnos más
de tus cosas. Hemos decidido no solventar más los
gastos de mantenimiento de la finca que mi madre te
dejara como legado. A partir de la fecha hemos
cancelado el contrato con el cuidador, así como el pago
de impuestos y gastos que demandaba para mantenerla en
buen estado. Estás avisada.”

M_ ¡Qué cagada!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Llevaban un par de minutos en silencio, con una taza de café


enfrente. Leyre parecía haberse calmado.

Ley_ Perdí los papeles, lo siento. (bebía un sorbo)

E_ No, está bien, yo también tenía ganas de mandarlo a la mierda.


Antes lo hubiera hecho, pero ahora... me he acostumbrado a
contar hasta cien si es necesario, no es bueno contestar lo primero
que se te viene en mente.

Ley_ Sabia medida.

E_ Tú no eres así... digo, no eres una persona de exabruptos.

Ley_ No, en general soy de guardarme lo que pienso y actuar más


con la indiferencia, pero con Jacobo es distinto. (bajaba la vista)

E_ ¿Te hizo alguna trastada?

Ley_ ¿Alguna? Pufff. No sé cuántas. Es mi ex marido Esther.


(levantaba la vista)

E_ ¡Hoxtia! ¡No sabía!

Ley_ Nos separamos hace unos meses, de hecho todavía no ha


salido el divorcio.

E_ Ya. (bebía un sorbo de su taza)

Ley_ ¡Cuídate de él Esther! Es un trepa que está dispuesto a


cualquier cosa para conseguir sus metas.

E_ Jmmm.

Ley_ Ahora su objetivo es el puesto de Vilches, como trampolín


para saltar a la dirección del hospital.

E_ Por lo menos con Vilches lo va a tener difícil. (bebía el último


sorbo)

Ley_ Tieneee... sus aliados entre los médicos. Y le sigue el juego al


director, lo adula. Para hacerle la zancadilla cuando más confiado
esté.

E_ Me puedo imaginar quién es su aliado. ¿O debo decir aliada?

Ley_ Ajá, veo que lo tienes claro, jeje.


E_ No te preocupes por esos juegos de poder, también he
aprendido a ... esquivarlos.

Ley_ ¡Bien!

E_ A ver si llegó Clelia (miraba su reloj) No veo la hora de irme a


casa, mi hijo me estaba esperando levantado.

Ley_ Si quieres hago el reporte de la falla del aparato y pido la


reparación.

E_ ¿Lo harías? ¡¡Gracias!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Después de darle el último biberón del día y acostarla, volvió a su


lectura de correos. Había limpiado la bandeja de entrada del
correo oficial, guardando los que le interesaban y borrando los
“prescindibles”. Anotó en su agenda del móvil “llamar a don
Ernesto-Jerez” y lo programó para el día siguiente.

M_ Tendría que viajar, a ver cómo está todo y organizar los pagos
y esas cosas. Puff, voy a tener que pasar por mi casa a buscar las
boletas de pago y los papeles de la casa y ver a mi padre. ¡Qué
marrón!

Abrió su cuenta de “blogueadora” y también se encontró con


muchos correos.

M_ ¡Uy, cuántos!

Consultas, sugerencias, opiniones sobre los posts .

M_ Jmmm, voy a tardar horas en contestarlos, lo dejo para


mañana.

El último le llamó la atención, era de una hora antes.

M_ Paolo Ermittlungsarbeit, es el tipo de los últimos comentarios.


A ver...

“Tu casilla oficial me devuelve el envío, así que te lo


mando por aquí. Pásate a mirar estas páginas, estuve
googleando un poco y mira lo que encontré”

A continuación varios links.

M_ ¡¡Era Gimeno!! Jajajajaja. ¡Qué buen nick se ha buscado! ¡Lo


pinta de cuerpo entero!

Le daba click al primero y se le abría una ventana en el Mozilla.

M_ ¡¡Joder!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Salía de taquilla cambiada para irse a casa. Se topó con el médico


a poco de caminar por el pasillo hacia rotonda.

Ra_ ¡Ufff! (agitado por la carrera) ¡Menos mal que te encuentro!


Pensé que ya te habías retirado.

E_ No me digas que quieren que me quede a reemplazar a


alguien. (estaba sacando las llaves del coche de su bolso)

Ra_ No, no. Esto es... personal.

E_ ¿Personal? (lo miraba)

Ra_ ¿Mañana no tienes guardia no?

E_ No.

Ra_ Yo tampoco. ¿Te apetece venir al teatro? Un paciente que


tuvo un infarto en la calle y lo salvamos, me ha regalado un par de
entradas, es el productor. ¿Qué dices? Mañana, a las ocho.
34.-

Quince días después, Maca estacionaba su recién “estrenado”


coche-usado en el estacionamiento del hospital. Tenía que llevar a
su niña a la consulta de Fernando, esa tarde la volverían a visitar
los de servicios sociales y uno de los “papeles” a presentar era la
evaluación médica del pediatra.

Había avisado a Esther y habían quedado en encontrarse allí para


después ir a comer juntas. En esos quince días se habían
comunicado varias veces por teléfono. Maca le consultaba “dudas”
sobre qué hacer con la niña, a veces Esther la llamaba para ver
cómo iban las cosas, intercambiaban fotos de “sus críos” y
comentaban algunas cosas del curro y de su vida.

No se habían encontrado durante esas dos semanas.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Maca había estado muy atareada con su trabajo en el


Anatómico y las guardias “judiciales”, más el seguimiento del
caso del maleante herido. Trabajaba codo a codo -o mejor dicho
“portátil a portátil” con Gimeno- y entre los dos “atosigaban” a la
jueza con informes y pedidos. Confirmado -a través de los
“contactos gimenianos”- el calibre del arma hallada en poder del
“susodicho”, Claudia había solicitado al juez instructor una pericia
balística y estaban a la espera de la decisión del magistrado. “¿Por
qué se toma tanto tiempo?, le está dando posibilidades de escape
al joputa... o de inventarse algo”, “Maca, el tipo está en la cárcel,
no está libre, no va a escapar, y lo único que pude alegar es una
sospecha por el tipo de arma, es lógica la demora en decidir”,
“para mí hay enchufe”, “yo también me tomaría mi tiempo”, “no
nena, no hagas defensa corporativa de tus colegas, tú ya habrías
ido a mirar las balas con lupa tú misma, contigo no hay enchufe
posible para eludir la justicia”.

Se había ocupado también de la finca en Jerez que su abuela le


había dejado como herencia. Habló con “don Ernesto” y el hombre
había aceptado sin dudarlo seguir ocupándose del cuidado de la
casa. “Usted venga cuando pueda, doctora y por el pago no se
preocupe”, “hace mucho que no voy por allí, ¿la casa está
habitable?, quiero decir, ¿puedo pernoctar ahí?”, “está tal cual la
dejó su abuela, inclusive la lencería y las mantas; todo está
funcionando; si me avisa con tiempo, hago la compra”, “¡qué
bien!, una pregunta más don Ernesto, ¿conoce a alguien que
pueda ocuparse de averiguar sobre los pagos de impuestos y esas
cosas?”, “sí, el hijo de don Arturo hace esas cosas, ¿le doy su
teléfono?”.

Pero su preocupación central era la atención de “su niña”. Estaba


encantada con el cuidado que le brindaban Nabhân y Naziya y
quedó especialmente satisfecha cuando vio el ambiente calmo
que se vivía en su casa, las veces que la llevó por tener que salir a
cubrir su turno de guardia en el juzgado.

Había conseguido ubicar el hospital de nacimiento de la pequeña


-el Provincial- y fotocopia de su historial médico allí y con el
pediatra del ambulatorio -intervención de la jueza Castilla
mediante. Era lo que le llevaba a Fernando al consultorio, quien
de ahora en más sería el pediatra “oficial” de Aháva.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esther, por su parte, también había estado ocupada. A sus


guardias en el hospital -con alguna extra fuera de agenda, no
podía evitar “echarle un cable” a la “desbordada” jefa de
enfermeras-, debía agregar las “clases-juegos” de Aziz en el
centro de emigrados saharauis y las suyas -Encarna “adosada”- de
lengua árabe -dialecto hassania. El niño se había adaptado
rápidamente a sus compañeritos y esperaba ansioso el momento
de ir.

Había estado buscando cole para Aziz en el próximo curso lectivo


y gracias a los buenos oficios de Cruz, había logrado vacante en la
misma escuela que María. Fue la misma jefa del Anatómico quien
le sugirió la escuela, cuando se encontraron a “cotillear” de tantos
años sin verse. “¿Ya lo has inscripto?”, “aún no, me he demorado
por estas guardias inesperadas en el Central”, “la escuela de María
es pública y estoy muy conforme”, “no pensaba en una privada
Cruz y menos que menos religiosa”, “vivimos cerca, ¿por qué no
intentas ahí?, como has llegado hace poco de Melilla lo van a
considerar”, “¿tú crees?”, “déjame hablarlo con la directora”,
“¿tienes confianza con ella?”, “bastante, es mi hermana”.

Su vida social seguía “ausente” -Encarna dixit. Su madre quería


que tratara de “re-conectarse” con viejas amistades, pero a Esther
no le apetecía demasiado. “¿Y por qué no con esa Maca, os la
pasáis hablando por teléfono, podríais salir a tomar algo”, “ella
está tan ocupada como yo mamá”, “¿y esa Leyre con la que
siempre sales a comer?, ¿no se había separado?”, “está
preparando una ponencia para un congreso y ha empezado a salir
con Fernando, el pediatra”, “¿ves?, ésa no le pone pegas porque
trabajan en el mismo lugar, no entiendo por qué le dijiste que no
a ese Raúl, que además es muy guapo”, “mamá, deja de
buscarme novio”, “novio, amante, una alegría al cuerpo, algo
Esther, eres una mujer joven y no te atiendes, ¡está mal!”. Tanto
insistía doña Encarna con el tema que cuando Raúl volvió a la
carga con unas entradas para el cine “que me trajo de regalo un
paciente”, le dijo que sí y quedaron en ir ese fin de semana, cena
incluida.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esther la había visto salir del auto y se acercó sin ser notada
mientras la forense se colocaba la mochila en la espalda y sacaba
la silla de Aháva y la armaba.

E_ Bonito auto.

M_ ¡¡Ahhhh!! (sobresaltada)
E_ No me digas que te asusté.

M_ Estaba tan pendiente de Aháva que... jeje. ¡Hooooola!

Maca bajaba su rostro para darle dos besos y Esther se ponía en


puntas de pie para hacer lo mismo y en ese intento conjunto
terminaban rozándose los labios.

M_ Lo siento.

E_ Jeje. Tú quédate quieta y déjame a mí darte los besos en la


mejilla, va a ser más fácil.

M_ Vale.

Esther dejaba dos besos en ambas mejillas y se dedicaba ahora a


Aháva, que estaba en la silla en la parte trasera del auto.

E_ ¡Cuánto ha crecido desde la última vez que la vi! Hola bonita.


(se metía dentro del coche y dejaba un beso en su cabecita) ¡Está
preciosa!

M_ Y hoy dijo Maca. (orgullosa)

E_ ¿Eh?

M_ Se lo vengo repitiendo mucho y hoy lo dijo. (se metía dentro y


quitaba el cinturón del asiento, cogiendo a la niña)

E_ Maca, a esta edad dicen ma, da, pa, ta , pero ¡¡¿Maca?!! (la
vacilaba)

M_ Sip. (colocaba a la niña en su coche)

E_ Espera que te quito la baba. (sacaba un kleenex de su bolsillo y


se lo pasaba por la barbilla)

M_ ¡¡Mala!!

E_ Y tú escuchas lo que quieres escuchar. Vayamos al consultorio,


no hagamos esperar a Fernando.

M_ Vale. ¿Sabes que ya se sienta y coge los cubos? (cerraba el


coche) ¡¡Y quiere gatear!! Hoy se puso panza abajo y reptaba,
¡uno de estos días no la encuentro donde la dejé! (comenzaba a
empujar el carrito hacia la entrada de urgencias)

E_ Sí... (sonreía) eso comienzan a hacer a los siete meses.

M_ Siete meses, dos días y... (se detenía y miraba su reloj) tres
horas doce minutos.

E_ ¿Qué?

M_Tengo su historial, el día y la hora exacta en que nació.

E_ ¡¡Lo conseguiste!!

M_ Ajá. Pesó tres kilos seiscientos al nacer, ¡¡una gordita divina mi


niña!! ¡¡Muaaak!! (le lanzaba un beso)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Fernando anotaba algo en un recetario mientras Esther observaba


a Maca y a la enfermera que estaba a punto de chutar a Aháva.
Fernando levantó la vista cuando escuchó a la enfermera
comentarle a la forense que no se preocupara, era un pequeño
pinchazo que la niña apenas notaría. La cara de la médica era un
poema de “angustia y dolor”.

Fer_ Le duele más a ella que a la niña.

E_ Cruz, su jefa, me comentaba que llama a su casa cada media


hora, está todo el día pendiente de la beba.

Fer_ Tú has pasado por eso.

Esther asentía.
E_ Los primeros seis meses pedí la baja, luego encontré a alguien
confiable, María, una señora marroquí que me ayudaba con Aziz y
hacía lo mismo que ella, llamaba a cada rato para preguntar.

Fer_ ¿Lo sigues haciendo con tu madre?

E_ Jeje. Dos o tres veces por día. Supongo que cuando Aziz vaya al
cole ya me habré acostumbrado a no llamar tanto.

M_ Me dice la enfermera que esta vacuna hexavalente le puede


provocar fiebre. (todavía angustiada, se acercaba al escritorio del
pediatra cargando a la niña en brazos)

Fer_ En ese caso, unas gotitas de paracetamol y enseguida estará


bien.

M_ ¿Mucha fiebre?

Fer_ Unas líneas, son efectos secundarios de la vacuna.

M_ Uhhhh. Mi niña. ¡Muak! Pobrecita.

Fer_ Venga, toma asiento que vamos a hablar de los alimentos


que le vas a ir incorporando a Aháva.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Fueron a comer a un restaurante cercano. Maca sacó de su


mochila un termo de boca ancha y un biberón pequeño con zumo
de naranja.

E_ ¡Te has venido equipada!

M_ Come siempre a la misma hora, hay que respetar su rutina. (le


colocaba el babero a Aháva) ¿Tú no lo hacías?

E_ Jeje, ¡claro! (cogía el menú y lo miraba)

Cam_ Buenos días, señoras. ¿Quiere que le traiga una silla para
bebés?

M_ Buenos días. No es necesario, gracias. Esther, ¿la miras


mientras me voy a lavar las manos?

E_ Vale. Eh, ¿puede pasar luego para el pedido?

M_ Pide para mí lo mismo que para ti, seguro me va a gustar.


(mientras se levantaba y se encaminaba hacia el lavabo)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Aháva dormitaba en su silla mientras ellas “arrasaban” con las


tapas que Esther había ordenado.

E_ ¿Tanto tardan en autorizar esa pericia? (muy interesada en la


investigación que Maca y Gimeno venían realizando)

M_ Los tiempos de la justicia parece que no son los nuestros.


¡Fíjate si tú te demoraras tanto en responder ante un ataque
cardíaco! ¿Te sirvo más zumo?

E_ Jmmm. Sí, gracias. (terminaba de masticar)

M_ Hablando de tu curro, ¿mejoraron las cosas en el hospital? (le


servía el zumo)

Esther negaba con la cabeza.

M_ Nuestra cámara se está llenando con vuestros muertos. (cogía


un trozo de jamón)

E_ Parece que la semana que viene la reparan. (bebía un sorbo)

M_ ¿Un mes para ordenar que la reparen? Parecen los tiempos de


la justicia.

E_ Los tiempos de los presupuestos recortados o destinados a


obras faraónicas. (cogía un trozo de tortilla)
M_ ¿Sigues pensando en postularte para el comité para destapar
la olla?

E_ Ajá. (notaba la expresión de duda en el rostro de Maca) No te


parece bien.

M_ No, no es eso. Pensaba en esos médicos de los que me


hablaste, la Endesa y el cicuta.

E_ Jejejeje.

M_ ¿Qué? ¿No los llamas así?

E_ Es que es gracioso como lo dices, con tanta seriedad, como si


fueran sus nombres reales.

M_ ¡Ahhh! A lo que iba, si tienen tanto apoyo del director pijo...

E_ Jijijiji.

M_ ... te van a hacer la vida imposible. Y no veo que el mala leche


te vaya a ayudar mucho.

E_ ¿El mala le...? ¡Vilches! Jijijiji.

M_ Prométeme que vas a tomártelo con calma.

E_ Mira quien habla de tomarse las cosas con calma.

M_ Y que vas a aceptar nuestra ayuda. (estiraba la mano por sobre


la mesa y tomaba la mano de Esther)

Esther la miraba emocionada.

M_ Gimeno y yo podemos buscar y encontrar datos, Esther.


Tenemos medios... jmmm... ya sabes... ¡secretos!

E_ ¡Gracias!

Ra_ ¡Hola! Disculpad la interrupción...


Estaba parado al lado de la mesa, ni se habían dado cuenta de su
presencia. El rostro de Maca se tensó.

E_ Ahh.. Raúl. ¿Te mandaron a buscarme?

Ra_ No, no... te vi por la cristalera, ya terminé mi turno y me iba.

M_ ¡¡¿Y?!! (no pudo contener la pregunta-comentario)

Raúl la miró un poco mosqueado, pero no le contestó nada.

Ra_ Quería confirmarte la dirección del cine para mañana.


35.-

Si algo le gustaba “especialmente” de Maca, era que no escondía


lo que sentía o pensaba, su rostro era un “muestrario” y no se
escudaba en gestos “diplomáticos”. Enseguida notó que Raúl no
le caía nada bien, incluso cuando el médico acarició a Aháva, le
hizo carantoñas y le habló con cariño, le respondió “a cara de
perro”.

Cuando se retiró, previo acordar el lugar y horario de encuentro,


Esther se lo preguntó.

E_ No te cae bien, ¿no?

M_ ¿Quién? (sabía bien a quién se refería)

E_ Raúl.

M_ Jmmm. (fruncía los labios y se inclinaba a darle una galleta


marinera a Aháva) Ni bien ni mal, no me provoca nada. Además,
no es a mí a quien le tiene que gustar, ¿no?

Quizás por el tono de recriminación que usó, Esther no continuó


con la conversación y bajó la vista, cogiendo su vaso de zumo. Y
Maca entendió enseguida que “se le había ido la mano” en el
comentario, parecía estar reclamándole algo a la enfermera.

M_ ¿Qué peli vais a ver? (cambiaba de tema para salir del paso)

E_ Esa del castor, la de Mel Gibson y Jodie Foster. (lacónica)

M_ Jodie Foster me gusta... jeje. Bueno, la chica, jeje. (le guiñaba


un ojo y lograba arrancarle una sonrisa a Esther) También algunas
de sus pelis. Mel Gibson me cae pal culo, especialmente después
de saber que es un maltratador y un racista. ¿Viste la de la
Portman, la del cisne?

E_ No. ¿Tú la has visto? (su rostro se había destensado y parecía


volver el tono de “cómplice” camaradería que había tenido hasta
entonces la charla)

M_ No. Pero me gustaría verla. Hace miles de años que no voy al


cine.

E_ Uhhh, yo también, ni me acuerdo cuál fue la última peli que vi


en un cine. En Melilla alquilaba DVDs o bajaba alguna por
internet. Pero no es lo mismo que verlas en el cine.

M_ ¡Yo también hago eso! ¿Tú pagas para verlas?

E_ Jejeje. (meneaba la cabeza y sonreía mientras cogía un trozo de


queso con el pincho)

M_ ¡Ahhhh, eres de las mías! (le guiñaba un ojo) ¿Sabes qué


somos? ¡¡Piratas!!

E_ Jajaja. ¿Es para tanto?

M_ Te cuento algo. (en tono “secreto de estado”) Vamos a llevar a


la quiebra a la industria cinematográfica y televisiva.

E_ ¿Nosotras?

M_ Y a la industria discográfica también. (aseveraba muy seria,


mientras bebía un sorbo de su vaso)

E_ Entonces somos nosotras las causantes de la crisis puta que


tenemos. No la burbuja del ladrillo o el déficit del estado o los
robos de los corruptos, somos nosotras.

M_ Sacto.

Se miraban un instante y se largaban a reír al unísono.

E_ ¿Vamos a ver una peli? (dijo de pronto)

M_ ¿Tú y yo? (sorprendida por la invitación)

E_ Ajá. Esa del cisne.


M_ Me gustaría. (sonriente) Mucho.

E_ ¿Día de semana o finde?

M_ Día de semana, la semana que viene. El otro finde tengo algo.

E_ Ahhh, sales con alguien. (ni ella misma sabía por qué había
deducido eso ni tampoco por qué lo había dicho con ese tono de
decepción)

M_ Dije tengo algo. Aunque pensándolo bien... sí, es con


alguien. Si me dice que sí, que todavía no le pregunté.

E_ Ahhh.

M_ ¿Tienes libre ese finde? ¿Quieres venir a Jerez a conocer la


finca que mi abuela me dejó? Podríamos pasarnos luego por la
playa y llevar a los críos, ¿no te apetece?

El rostro de Esther estallaba en una sonrisa diáfana.

E_ ¡¡Me encantaría!! Cuéntame más de esa finca de tu abuela.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Su madre había insistido una y otra vez, “te vas a la peluquería,


¿cuánto hace que no te haces el tinte?, y ya que estás ahí, te
haces limpieza de cutis; tener un hijo pequeño no es excusa para
que no te ocupes de ti; ahora estoy aquí y puedo ocuparme de
Aziz mientras te das un poco de bola”.

E_ Monotemática, Tere. La peluquería y ropa nueva. (revisaba los


historiales de los pacientes que estaban a su cargo)

Te_ Tiene razón. Yo opino igual.

E_ A ver Teresa... (se giraba a mirarla) no quiero que piense que


me interesa algo más que un cine y compartir una cena.
Te_ ¿Qué tiene que ver? (la miraba por encima de sus gafas)

E_ Si me aparezco con un tratamiento facial, el cabello distinto y


vestida pa matar, ¿qué crees que va a pensar? ¡¡Que quiero irme a
la cama con él!!

Te_ Estheeer... aunque te aparezcas como la Nani ésa de la peli,


con los pelos parados, sin dientes y vestida con andrajos, Raúl
tiene un solo objetivo con esa salida. ¡¡Meterte en su cama!!
Vengaaaa...

E_ Pero no es por lo que yo salgo por él.

Te_ Exacto. Así que como igual vas a tener que esquivar sus
intentos de follarte, te vas a la pelu, te haces el tratamiento facial,
te pones ropa nueva y moderna y ¡te dejas de ver como si fueras
una monja de clausura, mujer!

E_ ¡¡¿Yo, una monja de clausura?!!

Te_ Sí, ¡¡tú!! A ver si espabilas de una vez y como dice tu madre,
empiezas a pensar en que eres joven y todavía tienes la
oportunidad de ser feliz con un compañero a tu lado, alguien que
te quiera y te respete. Que no haya resultado con Roberto no
quiere decir que tengas que renunciar a amar y que te amen, ¡por
Dios!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Entraba sin golpear, a su estilo. Cruz levantaba la vista de lo que


estaba escribiendo en su portátil y la observaba sentarse en la
silla frente a su escritorio, encoger las piernas sobre el asiento
subiendo los pies a la silla y apoyar su codo sobre el apoya brazos
para sostener su cabeza y mirarla fijo.

Cr_ ¿Pasa algo con la pericia?

M_ Nop. Ya la terminé.
Cr_ ¿El informe también?

M_ Nop, ahora me pongo a hacerlo.

Cr_ ¿Entonceeeees...?

M_ ¿Tú quieres salir con Gimeno?

Cr_ Ahhh, era eso. (hacía click en guardar el documento que


estaba escribiendo y cerraba la tapa del portátil) ¿Te ha llamado?

M_ No, hablé con Claudia y me dijo que la cena se postergaba sin


fecha, porque tú no tenías con quién dejar a María.

Cr_ No fue una excusa para no salir, este fin de semana le tocaba
estar con su padre y me llamó diciendo que no puede tenerla
porque tiene guardia y no sé cuántas cosas más.

M_ ¡Qué raro que el mala leche se escaquee de sus obligaciones


paternales!

Cr_ ¿El mala leche?

M_ Ya sé que le dicen VML y te lo he escuchado alguna vez a ti, así


que no te vayas del tema. ¿Quieres salir con él o no? ¿Te interesa
su amistad?

Cr_ Me interesa su amistad y sí, me interesa salir con él, me


divierte, la paso bien.

M_ ¿Entonces por qué no contrataste una canguro?

Cr_ Porque no me gusta meter en mi casa gente que no conozco y


menos aún dejarles mi hija a cargo. Lupe, la hija de la vecina que
se quedaba con María se ha recibido y no lo hace más.
¿Satisfecha?

M_ Hay agencias serias que podrías contratar.


Cr_ ¿Cuáles? ¿Las has probado?

M_ No, pero se puede averiguar.

Cr_ Gracias, doña metomentodo, pero no hay tiempo y yo no


tengo tiempo para perder en certificar referencias.

M_ ¿Te das cuenta que ahora Julieta se queda sin conocer a su


Romeo y Romeo sin conocer a su Julieta?

Cr_ ¡¡¿De qué hablas?!!

M_ Que me costó un perú conseguir reserva en ese restaurante y


organizar todo para que el narigón se encontrara con su señoría y
tú lo echas a perder porque ni siquiera consideras que tienes una
amiga a tu servicio dispuesta a todo.

Cr_ ¡¡¿Todo fue idea tuya?!!

M_ Todo no, Gimeno venía cavilando invitarte a cenar y yo metí


cuchara y amplié la invitación porque sé que a Claudia le gusta el
médico.

Cr_ ¡¡Ahora también Celestina!!

M_ ¡¡Y a mucha honra!! No nos desviemos del tema. ¡¡Yo puedo


cuidar de María!!

Cr_ ¡¡¿Túuuuuu?!!

M_ Sacto. Entonces, todo arreglado, me traes a María a casa y


vosotras os vais a cenar y con un poco de suerte a sacaros
telarañas del chichi. (se ponía de pie dando por terminada la
conversación)

Cr_ No tan rápido, doña chichi. Una cosa es cuidar de Aháva y otra
es mi hija, que es un bicho de ocho años.

M_ Psss... Si pude sobrevivir toda una tarde a los caprichosos hijos


de mi hermano, con tu hija va a ser ¡¡pan comido!! Ta luego.

Se iba como había llegado y dejaba a su jefa-amiga boquiabierta.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Había tenido que “aguantar” las críticas de su madre. “¿No


encontraste algo más monacal para comprarte, eh?, ¡te dije que
fueras a Zara y te compraras un vestido como ése de la Catalina
inglesa!”, “es mi estilo mamá y esta chaqueta y este pantalón los
puedo combinar de muchas maneras”, “¡nena, es primavera y
hace calor y te has comprado una camiseta que no deja ver nada!,
¡con las tetas bonitas que tienes!”, “¡aysss!”, “¿por qué no te
hiciste unas mechas?, muy oscuro el color del tinte”, “es mi
color”, “¿y qué?, ¿cuál es el problema en cambiarlo y darle un
poco más de brillo a tu rostro?”.

Pero tenía que reconocer que necesitaba esa “renovación”. Se


estaba mirando al espejo y estaba conforme con lo que veía. Ni
despampanante para un “¡vamos a la cama!” ni “triste y anodina”
como en los últimos tiempos. Y si necesitaba una opinión más
para “aprobar” el cambio, ahí estaba Aziz, con su Greta [II] a un
costado, mirándola sonriente y dando su veredicto. “Tas apa,
mamá”.

Cuando se encontraron en la puerta del cine, Raúl no le hizo


ningún comentario especial, aunque notó en su mirada que le
agradaba “el cambio”. Hablaron poco y nada durante la peli y la
verdad, ella no atendió mucho al muchacho, estaba pendiente de
la Jodie - “así que este es el tipo de mujer que le atrae” - y de Mel
Gibson - “jmmm, ¡un maltratador! y pensar que antes me
gustaba...!”.

Fueron a cenar a un pequeño restaurante italiano a dos calles del


cine. La charla giró en su mayor parte sobre la película, que a Raúl
no le gustó [“pensé que sería del estilo de Arma Letal, pero nada
que ver, ésas sí que eran buenas”] y a Esther le había parecido
buena [“es una comedia sentimental pero tiene acidez y crítica y
algo de comedia negra, se nota quién la dirige y la Foster actúa
muy bien en lo suyo”] para terminar cotilleando sobre el hospital
y algo sobre sus experiencias personales.

Ra_ Creo que hasta el 11M veía la vida de una manera, luego
cambié, fue una experiencia muy dura y me di cuenta que tenía
que disfrutar más cada momento, no sabes si lo que estás
viviendo será último que vivirás.

E_ Te has pasado al carpe diem. [1]

Ra_ Algo así, ¿crees que está mal?

E_ No, siempre y cuando no signifique pasar por encima de los


demás para gozar tu momento y eludir las responsabilidades.

Ra_ Para ti es todo responsabilidad, no has tomado vino porque


tienes que conducir, ni siquiera has aceptado una cervecita.
¿Cuándo piensas en ti misma?, ¿cuándo te das algún gusto?

E_ Siempre, que no tome vino no quiere decir que no haya


disfrutado la cena. Hago las cosas que hago porque me hacen
sentir bien.

Ra_ Que yo tome vino no quiere decir que no sea responsable con
mi coche, he bebido una copa y eso está dentro del límite
permitido. No eludo mis responsabilidades.

E_ No me malentiendas, no dije que lo hicieras, además, te


conozco muy poco y sería osado de mi parte decir eso de ti. Sólo
hice un comentario sobre esa filosofía del carpe diem, nada más.

Ra_ Vale. Ehh... yo he estado hablando bastante de mí, es tu turno


ahora.

E_ No hay mucho que contar. No ha habido grandes sucesos que


cambiaran mi vida, como te pasó a ti.
Ra_ ¿No? ¿Y Aziz? (sonreía)

E_ Bueno, él sí ha sido un gran cambio en mi vida.

Ra_ Es majísimo tu hijo, venga, cuenta.

Raúl había logrado su objetivo con el comentario, Esther se


relajaba y comenzaba a hablar de su hijo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Estaba mirando el noticiero cómodamente tumbada en el sofá.

En un costado, María, dormida, con su cabeza sobre el regazo de


la forense y tapada con una manta, había caído rendida después
de una tarde de juegos y varias pelis. Maca acariciaba su cabello
mientras atendía a las noticias, satisfecha, la hija de Cruz era
como su madre, “maja, guapa, una niña deliciosa, como va a ser
mi Aháva”.

En el otro costado, pero en su cuna “de viaje”, Aháva dormía


plácidamente. Le echó un rápido vistazo, como hacía cada tanto.
Esa niña la tenía “tonta de remate”.

En el noticiero pasaban ahora una reseña de las películas en


cartelera y una llamó su atención.

Voz_ De los últimos estrenos, hay uno que sobresale por los
quilates de sus protagonistas. Uno es el controvertido actor Mel
Gibson. Y otra es Jodie Foster, que en su tercera película como
directora ha decidido poner a su amigo en terapia. Estrenado
fuera de competición en Cannes, El castor nos muestra a un
hombre víctima de una depresión que decide salir de ese infierno
hablando a través de un muñeco, una marioneta enfundada en su
mano.

M_ ¿Le habrá gustado la peli? Jmmm. Seguramente estarán


cenando y luego...
Sintió un escalofrío recorrerle la espina dorsal. Debía reconocer
aquello que no le reconoció en su momento a Claudia. Esther le
gustaba, se sentía bien con ella y era el tipo de mujer con la que
podría compartir mucho más que una charla o un cine o una cena.

M_ ¡Deja de pensar tonterías, Maca!


1 Carpe diem es una locución latina que literalmente significa "aprovecha el día", lo que quiere decir es
«aprovecha el momento, no lo malgastes». Fue acuñada por el poeta romano Horacio (Odas, I, 11):
http://es.wikipedia.org/wiki/Carpe_diem
36.-

Domingo en casa de Maca. Comida de amigas. Cruz fue a


buscar a su hija, Claudia a cotillear y Maca... quería “detalles
jugosos”. Un plato especial para sus amigas, paella “a la
valenciana”. Y de postre, un arroz con leche “a la madrileña”. Y un
Gran Reserva de La Rioja que sacó de su “bodega oculta” para
celebrar “la limpieza de telarañas” - Maca dixit.

Cr_ Está una seda. ¿Qué le has dado? (sentándose en el sillón de


la sala donde sus amigas habían preparado una variedad de
pinchos para “picar” antes de la comida)

M_ Bola. (alcanzándole el vaso de vino)

Cr_ Claro, el problema soy yo, no le doy bola.

Cl_ No le hagas caso Cruz, desde que tiene a Aháva, se cree la


madre perfecta. (cogiendo un pincho con variedades de frutos de
mar) Mmmm... ¡qué bueno se ve esto! Grunch...

M_ ¿Ves? Sacar las telarañas abre el apetito. (cogía otro pincho y


le ofrecía el plato a su jefa-amiga)

Cl_ No... jmm....

M_ Traga primero, ya contarás qué tal el narigón.

Cr_ ¡Qué bien cocinas, hoxtia! Crunch...

Cl_ Mmmm... (se limpiaba la boca) No hubo sexo, si a eso te


refieres.

M_ Pero algún chupón sí, ¿o ni siquiera eso?

Cl_ Jijiji.

M_ Lo tomo como un sí, no llegasteis al polvo, pero algo es algo.


Crunch...
Cl_ ¡Qué guasa!

M_ ¿Y tú jefa? Estás muy silenciosa.

Cruz seguía masticando y no le contestaba, mirando hacia la


nada.

Cl_ ¡¡Noooooo!! (gratamente sorprendida)

M_ ¡¡Siiiiiiiiiiii!! (levantaba un puño en señal de triunfo) ¡¡Ese es


mi Gimeno!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Domingo en casa de Esther. Doña Encarna le había dicho a


Aziz que no despertara a su madre porque se había acostado
tarde y el niño, cada tanto, vigilaba el sueño de su madre desde la
puerta de la habitación, con Greta [II] a su lado -¡inseparables!

Esther se despertó pasadas las once y media y cuando entró a la


cocina se encontró con los aromas deliciosos del cocido
dominguero que su madre estaba preparando.

E_ ¡Qué bien huele eso!

Az_ ¡¡Mamá!! (se levantó como un rayo de la mesa donde estaba


jugando con unos muñecos y fue hasta su madre a abrazarla,
seguido por Greta [II] )

E_ ¡Hola, mi amor! Hoy no me has venido a despertar. (lo


levantaba en brazos y lo llenaba de besos)

Az_ Bela no ejó.

En_ Buenos días hija, siéntate que te sirvo un café con leche.

E_ Hola mami. (iba hasta su madre con su hijo en brazos para


darle un beso en la mejilla)
En_ Le dije que no te despertara, que te habías acostado muy
tarde. ¿Llegaste pasadas la una no?

E_ No miré el reloj, tú sí, así que debe ser a esa hora. (sonreía e
iba con el crío en brazos hasta la mesa) ¿Qué estabas haciendo
cariño?

Az_ Fubaba dafa. (le mostraba una jirafa)

E_ Ahhh, ¿qué le pasó a la jirafa)

Az_ Lión codió.

En_ ¿Y...?, ¿qué tal la cena? (traía la taza con café con leche y la
ponía a un costado en la mesa)

E_ Cena, mamá, sólo cena.

En_ Laaaarga la cena, ¿no?

E_ Nos quedamos charlando, mamá. (señalaba a su hijo con un


movimiento de sus ojos)

En_ Por supuesto, jeje. (se iba muy conforme a seguir con su
“cocido”)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Larga sobremesa aprovechando la siesta de las niñas, con una


botella de Wilson Gran Reserva que fue vaciándose lenta pero
sostenidamente y una cafetera que hacía de “digna partenaire” de
las copas de brandy .

Cr_ ¿Ninguna de las dos familias?

M_ No. Con los datos que han juntado dentro de la comunidad,


hasta ahora no han conseguido ubicar a nadie.

Cl_ El robo de todos los documentos atrasa la búsqueda, Cruz.


Cr_ ¿Y los datos que hay en el ministerio? Porque eran inmigrantes
legales, ¿o no?

Cl_ Mmmm... (meneaba la cabeza)

M_ Abdul dice que sí, está el certificado de nacimiento de Aháva


donde figura el nombre de los padres.

Cr_ ¿Por qué tienes dudas Claudia?

Cl_ He librado un oficio al ministerio, para que se cotejen las


huellas dactilares con la documentación oficial y que además me
envíen todos los antecedentes que tienen.

Cr_ ¡¡¿Crees que hayan usurpado la identidad de alguien?!!

Cl_ A ver Cruz, no afirmo nada. Quiero certezas y datos para


buscar a sus familiares.

Cr_ Pero tienes dudas.

Cl_ Me llama la atención que nadie conozca a su familia, en


general son comunidades de emigrados con muchos lazos de
amistades o parientes establecidos en España.

Cr_ Pueden ser los primeros de su grupo que emigran.

M_ Cruz... nadie sabe o nadie contesta, hasta Abdul mismo me


dijo que no se explicaba por qué.

Cr_ ¿Entonces?

Cl_ Entonces... seguimos investigando, buscando. Mientras tanto,


aguantamos a ésta (señalando a Maca) que se cree la madre
perfecta.

M_ Uhhh... (le hacía burla sacando la lengua mientras se


aprestaba a “re-llenar” las copas de sus amigas)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Tarde lluviosa, no estaba el clima para llevar a Aziz al parque.


Como el niño no quería dejar sola a Greta [II] en la casa - “pone
ízte mamá”-, decidieron no ir al patio de juegos y quedarse en
casa. La sala se transformó en un mar de juguetes y niño-perro
trotando de aquí para allá, para alegría de madre-abuela que
disfrutaban de las monerías de “ambos”.

Teresa “aprovechó” a pasar por la casa con la “excusa” de “no


aguanto a mi marido y a mi hijo todo el domingo en casa, se
suspendió el fútbol y los tengo sentados en la sala, me voy para
allí y hablamos”, cuando en realidad quería tener “detalles
urgentes” de la cita de Esther con el “samurai”- Teresa dixit.

En_ ¡Qué buenas pastitas Teresa! ¿De la panadería de tu sobrino?


(estaban ambas en la cocina armando una gran bandeja con
brebajes y comida para la merienda)

Te_ Sí, son las mejores, ¡tiene una mano para la pastelería!

En_ Coge la azucarera, está en el gabinete allí.

Te_ Vale. ¿Te comentó algo?

En_ Ni palabra, a ver si logras saber qué pasó con ese médico.

Te_ ¿A qué hora volvió? (le entregaba la azucarera)

En_ Una y cuarenta y tres.

Te_ Parece que estabas pendiente del reloj, jeje.

En_ Como en su primera cita cuando era una cría.

Te_ ¿Con Roberto?

En_ Con ese joputa, sí. Teresa...


Te_ Dime.

En_ ¿A ti te contó todo lo que pasó en Melilla?

Te_ Ehhh... no, alguna que otra cosilla. (mentía sin “asco”)

En_ Yo hice mis deberes.

Te_ Ahhh.

En_ En el pueblo, le encargué a algunas amigas que indagaran.

Teresa la miraba y no decía palabra.

En_ ¿Te contó Esther que Roberto tenía otra mujer y dos hijos?

Te_ ¡¡Nooooo!! (¡artistaza!)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cruz y Claudia estaban cómodamente sentadas en el sillón,


mirando a Maca darle su papilla a la nena, mientras María la
“ayudaba” en su tarea.

Cl_ Con lo despelotada que es, nunca me la imaginaríaa así.


¡Mírala!

Cr_ La casa está totalmente distinta, ordenada. ¡Hasta guarda la


ropa en los cajones del ropero!

Cl_ Esa pareja que la ayuda... son majos. El otro día pasé a dejarle
unos archivos que me había pedido Gimeno y estuve hablando
con ellos. Se han encariñado mucho con Maca.

Cr_ Como todo el mundo Claudia.

Cl_ No a todos les cae bien, Cruz. Es muy ...

Cr_ ¿Borde?
Cl_ Ajá.

Cr_ ¿Sabes lo que me decía Rodolfo el otro día? Que le parecía


una mujer muy inteligente y valiosa.

Cl_ Eso viniendo de tu ex es... ¡uhhhh!

Cr_ Claudia... ahora que no nos presta atención, me comentó que


no habías podido hacer la pericia balística todavía, estaba
preocupada. ¿Pasa algo?

Cl_ No se lo he dicho aún. Me pasaron el dato a última hora el


viernes. Desapareció el arma.

Cr_ ¡¡¿El arma bajo custodia?!!

Cl_ Shhhh, baja la voz.

Cr_ ¡¡¿Cómo coño pudo pasar eso?!!

Cl_ ¿Cómo tú crees? Empiezo a pensar que la teoría de Gimeno


tiene mucho, mucho sentido.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Había parado de llover y Encarna se había llevado a Aziz y a Greta


[II] un rato al patio “para que tomen un poco de aire, no es bueno
tanto encierro”.

E_ Mi madre no sabe qué excusa inventar para dejarnos a solas.


(le alcanzaba una taza de té a Teresa y se sentaba en el sillón)

Te_ No perdamos tiempo, ¡¡cuentaaaa!!

E_ No hay nada especial que contar Teresa.

Te_ ¿Viniste casi a las dos de la madrugada y no hay nada que


contar?

E_ Veo que la guardiana te ha dicho.


Te_ No te vayas por las ramas. ¡¡¿Qué pasoooó?!! ¡¡¿Te has liado
con el samurai?!!
37.-

He_ Tu piba es una churra [1], Maquita. (ponía primera apenas


Maca terminaba de abrocharse el cinturón)

M_ Me da tanta pena dejarla. Pufff. (miraba apenada hacia la


puerta de la casa de Nabân y Naziya)

He_ Tas una madraza che, jeje. Quién te ha visto y quién te ve. Me
acuerdo de cuando rezongabas por los rompebolas de tus
sobrinos.

M_ Con padres histéricos, hijos caprichosos, los tomo como


modelo de lo que no tengo que hacer.

He_ Vos no sos histérica, tu piba va a salir un bomboncito de dulce


de leche.

M_ Mi piba... mientras esté conmigo Héctor... (con tono de voz


tristón, mirando hacia afuera) que la tengo en guarda hasta que
aparezca su familia.

He_ A lo mejor ni los encuentran o ... te la dejan... ¿con quién va a


estar mejor que con vos? Si... ¡¡Boludón!! (interrumpía el diálogo
para increpar a un automovilista que había hecho una maniobra
peligrosa) ¡¡¿Dónde aprendiste a manejar?!! ¡¡¿En el
patronato de los mancos?!!

M_ ¿Patronato de los mancos? Jajajaja. Ayss, ¡¡Héctor!!

He_ ¿Vos viste el zig zag que hizo por la derecha para
adelantarse? (cabreado) Debe ser un porteño trasplantado en
Madrid.

M_ Tú eres porteño y no conduces así, no creo que todos los


porteños sean tan malos al volante.
He_ Pasá un día en la reina del plata [2] y después me contás.
¿Para qué tanto apuro? ¿Ves? Ahora lo para el semáforo como a
nosotros. (se detenía en el semáforo al costado del coche que
había hecho la maniobra peligrosa) ¡¡Che, boludito!!, ¿sos
holandés?, porque la roja te dejó parado. Brrrrrrrrr. (le sacaba la
lengua)

M_ Héctor, deja de burlarte, a ver si el tipo es un calentón y ...

He_ Jeje, con esto... ( ponía la placa de identificación policial en el


cristal, mostrándola al otro conductor) se le bajan los humos, son
todos unos cagones estos boludos.

M_ ¿Qué dice?

He_ Me putea... gilipoyas dice. No es porteño, es un hijo de .... la


madre patria. Psss...

M_ ¿Eh? ¡¡Héctor!! (viendo al argentino hacer la peineta al otro


automovilista)

Para alivio de Maca, el semáforo daba paso nuevamente y Héctor,


que de tonto no tenía un pelo, dejó que el otro acelerara y
avanzara para recién poner primera.

M_ ¡Menos mal!

He_ En dos semáforos nos lo encontramos de nuevo, están


sincronizados pal carajo, hay que andar a cuarenta para agarrar la
onda verde [3].

M_ ¿Qué?

He_ Nada, yo me entiendo. Bueno, decíme, ¿adónde querías que


fuéramos después de levantar al fiambre éste amasijado [4] por la
mina?

M_ Ni una palabra a Claudia, ¿vale?

He_ Mis labios están sellados.

M_ Tampoco a Cruz.

He_ O sea... ¡¡Sherloka Wilson y su fiel Héctor Watson en acción!!


¿De qué nos disfrazamos? ¿Periodistas de nuevo?

M_ Sí, acá tengo tu credencial de reportero gráfico y la mía de


periodista. Somos de El Mundo.

He_ ¿A quién se las afanaste? (mirando de costado las


credenciales que Maca sacaba de su bolso)

M_ Me las hizo Gimeno, estos son los lugares que tenemos que
fotografiar y las cosas que averiguar. (sacaba unos folios
impresos)

He_ ¿Gimeno es el gordo que le hace ojitos a la jefa?

M_ Sacto. Y no le digas gordo, él dice que está rellenito.

He_ Rellenito como lechón pa navidad, ¡¡daaaaaaale!! Bueno, ¡pa


dónde tenemos que ir?

M_ Toledo.

He_ ¡¡Toledo!! ¡¡Eso nos va a llevar todo el día!! ¿Qué excusa vas a
poner para no ir al Anatómico a hacer la autopsia?

M_ Eso... déjamelo a mí. Mira, allí, a la derecha, donde están los


polis, debe ser el lugar. Recuerda, ni una palabra a su señoría.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Llegaba a mostrador cargando varias cajas de guantes


descartables estériles.

Te_ ¿Llegó el pedido?

E_ No, anduve recolectando préstamos en los quirófanos de


planta. (comenzaba a guardarlos debajo del mostrador) Si te
preguntan, no sabes nada.

Te_ Eso lo suponía. ¿Son para cirugía?

E_ Ajá. Ahora voy a pedir prestado sedal para las suturas.

Te_ ¿Y así vas a solucionar los recortes de insumos? ¿Pidiendo


prestado? (ponía los brazos en jarra, muy seria)

E_ No, pero voy a paliar la escasez. Hablé con Vilches sobre mi


postulación al comité, está de acuerdo y me apoya, va a hacer
campaña para que los médicos de urgencias me voten.

Te_ ¿Hablaste con tu jefa? Porque las enfermeras tienen que


votarte también.

E_ Las chicas están encantadas...

Te_ ¡Claro!, como la que arriesga el pescuezo eres tú. (escéptica)

E_ ... y a Alicia le pareció bien, aunque ya sabes, es miedica la


chica.

Te_ ¡Que lo digas! (hacia aspaviento con una mano y una mueca
de desagrado con la boca)

E_ ¡No seas tan pesimista, mujer!


Te_ Esther, tú ya has pasado por esto, todos te palmean el hombro
complacidos pero la que va al frente eres tú. ¡Y tú eres de ir al
frente y no callarte nada!

E_ Como dices, pasé por esto... y he aprendido Tere. Ya no soy


tan petardista [6] como antes.

Te_ Tan quizás no, pero que eres petardista, no lo dudo, eso lo
tienes en los genes, en la sangre.

E_ A ver...

Ra_ ¡Hoooooola! (las interrumpía con una sonrisa de oreja a oreja,


apoyando los codos en el mostrador) Te estaba buscando.

E_ Hola. (le sonreía)

Te_ Ahhh, sí, estuvo preguntando por ti. Jmmm. (bajaba vista a
unos papeles que tenía en la mano y se hacía la “desentendida”)

Ra_ ¿Comemos juntos?

E_ Mmm... (fruncía los labios) no, imposible, estoy muy liada,


como un sándwich cuando pueda.

Ra_ ¡Qué pena! ¿A qué hora terminas tu guardia? Podríamos


tomar un café...

E_ Ehhh...

Teresa levantaba la vista y la miraba por encima de sus gafas.

E_ A las seis.

Ra_ Vale, a las seis te espero aquí y salimos juntos. (le guiñaba un
ojo) Hasta ahora.

Teresa esperaba a que se alejara.

Te_ Le estás dando alas.

E_ Tere, es un amigo. ¿Qué tiene de malo que tome un café y


charle con él?

Te_ Que ése (señalaba con el dedo hacia la figura que se iba
hacia el Samur) es Raúl y para ése (insistía con el dedo) no hay a-
mi-gas, todas son carne de cama. A ver si te lo metes en esa
cabecita. (señalaba la cabeza de la enfermera con el dedo)

E_ Hoy estás escéptica de todo. Pufff. (se giraba refunfuñando y


enfilaba hacia cortinas)

Te_ ¡Ya me dirás si tengo razón o no! (la alertaba a viva voz)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Maca entrevistaba al dueño del bar mientras Héctor sacaba fotos


al mostrador y a la pared donde todavía se veían dos impactos de
bala. El camarero que atendía la barra se le había acercado sin
que él lo notara.

Cam_ ¿Eres che?

He_ ¿Eh? (bajaba la cámara) Sí, soy argentino, de Buenos Aires.


¿Vos no sos español no?

Cam_ No, peruano, de Tacna.

He_ ¡Uy, como la señorita!, jeje.

Cam_ ¿Has leído el libro? No es lo más conocido de Vargas Llosa.


He_ Lo leí en el secundario y representamos la obra en la fiesta de
fin de año. Y también la vi a Norma Aleandro haciéndola, ¡una
geniaaaaaaaa!

Cam_ ¡Ah, qué bien! (la referencia parecía complacerle al hombre)

He_ ¿Hace mucho que estás acá, en España?

Cam_ Seis años.

He_ ¿Te va bien? Bueno, tenés laburo [5], en estos momentos eso
es importante.

Cam_ Mmm. (levantaba los hombros) No me puedo quejar... no


llego a los seiscientos pero peor es estar en el paro. ¿Por qué las
fotos?

He_ Estamos haciendo una nota sobre el asesinato del camarero y


su mujer.

Cam_ Luis y Analía, sí, peruanos también, de El Callao.

He_ ¿Los conocías?

El muchacho asentía con la cabeza.

He_ ¿Sabés cómo pasó? (ante un nuevo gesto de asentimiento del


muchacho agregaba) ¿No querés hablar con mi compañera? Es la
reportera.

Cam_ ¿Va a poner nombres en el reportaje?

Héctor negaba.

He_ Si no querés que te mencione, no te menciona. Hablá con


ella, dale.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Quitaba la banda elástica del brazo del hombre y terminaba de


extraerle sangre.

Pac_ Usted es gentil.

Esther sonreía.

E_ Le dije que no le iba a doler. (pasaba el hisopo con alcohol por


el antebrazo del hombre y le colocaba un hisopo de algodón seco)
Ahora mantenga el brazo doblado y apretado, unos minutos
¿vale? (le doblaba el brazo) Le voy a traer un té con leche y
galletas.

Pac_ ¿Puede ser pan? Las galletas son duras y con mis dientes...
jeje.

E_ Vale, pan entonces. (le sonreía con ternura) ¿Le molestan los
puntos en la frente?

Pac_ No, para nada.

E_ ¿Sigue sin recordar cómo se lastimó don Carlos?

El hombre negaba y levantaba los hombros.

E_ No importa. ¿No tiene otro teléfono donde llamar a su hija? El


móvil está apagado.

Pac_ Pasa siempre, cuando está de reunión no atiende. No me dio


el teléfono de la oficina.

E_ Vale. (le ponía la mano en el hombro) Ahora quédese tranquilo,


reclinado y no piense en nada, la placa salió bien, no tiene
ninguna lesión.

Pac_ ¿Por qué me hacen el análisis entonces?

E_ Para controlar que esté todo bien.

Pac_ La última vez que vine no me hicieron tantas cosas.

E_ ¿Se acuerda cuándo estuvo aquí?

Pac_ Hace más de un mes, usted no estaba, había otra enfermera.

E_ Voy a buscar su historial.

Pac_ No me hicieron eso.

E_ ¿Qué no le hicieron?

Pac_ Eso, el historial. La doctora que me atendió dijo que no era


necesario.

E_ ¿No? (extrañada) ¿Se acuerda quién lo atendió, el nombre?

Pac_ No me dijo el nombre, pero tenía la melena ensortijada con


los pelos parados, como si hubiera puesto los dedos en el enchufe,
se ve que no se puso la crema.

E_ ¿La crema? (sonreía ante la descripción que hacía el hombre de


la médica, que identificaba enseguida)

Pac_ Esa para alisar el pelo, mi hija la usa.

E_ Ahhh, vale. Hoy no está esa doctora, la voy a llamar a ver si


recuerda el diagnóstico.
Pac_ Yo me acuerdo, dijo que era empacho, que por eso me dolía
el pecho.

E_ ¿Empacho? ¿Le dolía el pecho? (alarmada)

Pac_ Sí, acá... (señalaba el centro del esternón)

E_ Jmmm. Vale. Se lo voy a comentar al doctor Aimé.

Cogió rápidamente el tubo con la sangre y los utensilios de


extracción y se dirigió a paso rápido a buscar a Aimé. Lo que el
hombre le había contado le daba un mal pálpito.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

He_ Estás hecha una fiera cebando mate. (le devolvía el


“adminículo”)

M_ Contigo se aprende o se aprende. (le ponía agua del termo y le


daba una chupada) Tengo que reconocer que una vez que te
acostumbras, es rico. (otra chupada)

He_ ¿Sabías que tiene mucha vitamina C?

M_ No. Lo que aprendí rápido es que te hace mear a cada rato. (le
alcanzaba un mate) Oye, ¿está permitido conducir bebiendo esto?

He_ Chuuup. Ni idea. Chuuuup.

M_ Cuando se aviven, os multan.

Sonaba el móvil de Maca.

He_ Cruz, preguntando si conseguimos arreglar el coche.

M_ No, Gimeno. Hola, jefecito. [....] Ahora sí, estoy trabajando bajo
tus órdenes. [.....] Bien, datos nuevos, uno de los dependientes vio
a los tipos. [.....] Sí, le mostré las fotos, reconoció a dos de los
amigos del joputa, estuvieron en el bar varias veces. [....] Mejor te
cuento todo en persona. [.....] Ahhh, ¡no me digas! Sábado polvo,
¡¡¿lunes también?!! [......] Jajajajajaja. [.....] Gimeno, de lo otro ¿no
se sabe nada? [.....] Claro, investigando y yo me chupo el dedo.
[.....] Sí, ya lo sé, esas cosas suceden y hay que seguir para
adelante, pero es una mierda. [.....] Vale, al correo anonymous.
[.....] Jajajaja. Ciao.

Guardaba el móvil y se disponía a cebar otro mate.

He_ ¡¡¿Es de los anonymous?!!

M_ No, pero usa sus métodos. Toma.

He_ Eso de lo otro, ¿es por el arma? Chuuuup.

M_ Sí, no la encuentran, nadie sabe cómo desapareció.

He_ Lo de siempre. Chuuuuup.

M_ Héctor, cuando veas una estación de servicio para, me estoy


meando.

He_ Sí, y de paso pido más agua caliente para el termo, ya nos
chupamos casi un litro.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Teresa terminaba de guardar su móvil en el bolso sobre su


escritorio y se aprestaba a ponerse su abrigo. Esther estaba en el
mostrador haciendo anotaciones en un historial.

Ra_ ¿Todavía no te has cambiado?


E_ Ahhh. ¿Ya son las seis? (miraba su reloj en forma automática)

Ra_ Seis y cinco, ve, te espero aquí.

E_ No... esto... me quedo un rato más, Aimé subió a hacer un


escáner a un paciente mío y quiero esperar los resultados y ver
qué hay que hacerle.

Ra_ ¿Un paciente tuyo? Esther, vosotras atendéis cortinas o boxes,


los médicos tienen pacientes propios. (con aire chulo, que a
Teresa le cayó como una patada al hígado) La enfermera que
entra ahora se hará cargo.

E_ Claro, nosotras no somos como los médicos. (otra a la que el


comentario le cayó “pal culo”)

Notando la cara de la enfermera ante sus palabras, Raúl se


apresuró a aclarar.

Ra_ No me malinterpretes, Esther, nosotros los del Samur


tampoco tenemos pacientes. Apenas los entramos por esa puerta,
ya no tenemos nada que ver con ellos. En cambio los médicos...

E_ No te mal-interpreté... entiendo perfectamente y verás... para


mí, don Carlos es mi paciente y me quedo a esperar los
resultados.

Ra_ Vale. Entonces... ¿lo dejamos para otro día? (con cara de
pena)

E_ Sí, para otro día.

En ese momento se acercaban Aimé y la camilla con el paciente


empujada por un auxiliar. La cara del médico no auguraba
ninguna buena noticia.
E_ ¡Cooooño! (salía rápidamente de atrás del mostrador hacia el
médico)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Había terminado de escribirle un mail a Gimeno con todos los


detalles. Aháva estaba sentada en su trona, mordisqueando una
galleta. Al costado de su portátil, una taza de café medio vacía.
Miró la hora.

M_ Jmmm, ocho y cuarto, voy a tener que ponerme con el baño de


esta jovencita. Pero antes...

Sacó el móvil del bolsillo de su pijama. Iba a intentar comunicarse


con Esther nuevamente , le había dejado varios mensajes durante
el día.

M_ Hoy tenía guardia, a esta hora debe haber terminado.

Un tono de llamdo, dos, tres...

M_ Ufff, va a saltar el contestador de nuevo. ¡¡Qué raro que no


responda!!

Al cuarto ...

Voz_ Hola.

M_ ¿Esther?

Voz_ No, en este momento no puede atender, ¿quién le habla?

M_ ¡Mierda! ¡El chulo!

Cortó la comunicación sin responder. Se quedó unos segundos


mirando el móvil.
M_ Soy tonta, si es el tipo, ¿cuál es el problema? Le dejo un
mensaje y chau, porque tenga novio no quiere decir que no
podamos ser amigas.

Volvía a llamar.

M_ Hola, ¿ puede darle un mensaje urgente a Esther? De parte de


Maca. (enérgica)

1Churra= pop. Lunf. Muy bonita

2Reina del Plata= forma de referirse a la ciudad de Buenos Aires

3Onda verde= semáforos sincronizados en una avenida

4Amasijado= asesinado
5 laburo= trabajo
6 petardista= reivindicativa.
38.-

M_ Soy tonta, si es el tipo, ¿cuál es el problema? Le dejo un


mensaje y chau, porque tenga novio no quiere decir que no
podamos ser amigas.

Volvía a llamar.

M_ Hola, ¿ puede darle un mensaje urgente a Esther? De parte de


Maca. (enérgica)

E_ ¿Si te contesto yo es lo mismo? Jeje.

M_ Ahhh, ¡¡al fin!! Antes me atendió tu no... un hombre y me dijo


que no podías hablar. ¡Hooooola!

E_ Era Aimé, atendió él porque yo me estaba lavando las manos


después de cirugía.

M_ ¿Aimé? (se le notaba el alivio en la voz) ¿Estás en el hospital


todavía?

E_ Sí, un paciente mío, don Carlos, tuvo un... bueno, no creo que
te interese.

M_ ¡Claro que me interesan tus pacientes! ¿Qué le pasó a don


Carlos? (si algo le “encantaba” sobremanera de Esther era esa
“costumbre” de llamar a los pacientes por su nombre y tratarlos
como “conocidos”) Bueno, si no estás apurada y queriendo
escapar de ahí para estar en tu casa.

E_ Te comento mientras me cambio en taquilla, aunque luego


podemos hablar más largo y tendido cuando esté en casa. Si te
apetece.

M_ Siempre me apetece hablar contigo, tontita.

¡Ese tono del “tontita”! ¿Por qué la estremeció como una corriente
eléctrica pasando por su cuerpo?
E_ Vale. Verás, don Carlos llegó con un golpe feo en la cabeza, le
tuvimos que suturar ¡diez puntos! Y no recordaba...

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Habían cenado y Esther había acostado a Aziz. Se había quedado


con el niño leyéndole un cuento y cuando al fin se había dormido,
se había puesto a hablar por teléfono con Maca. Encarna notaba
las risotadas de su hija en el salón y estaba complacida. Apenas
llegar le había comentado algo de su día en el hospital y del susto
que habían pasado con el tal “don Carlos”, Esther estaba cabreada
por la mala atención que le habían dado en su primera visita
porque podría haberle costado la vida, de no ser por la oportuna
intervención de Aimé.

E_ ¿Se ha enfriado el café? (entraba en la cocina) Lo siento mamá,


no me di cuenta de que ...

En_ Anda (estaba terminando de fregar los cacharros)... siéntate


que preparo uno nuevo, te sirvo una taza y nos tomamos una
copita de anís.

E_ ¿Anís? (parece que ese brebaje no le gustaba mucho a juzgar


por su cara de asco)

En_ Vale, ese brandy que te gusta. Ahhh... (meneaba la cabeza)

E_ ¿Dónde lo tienes escondido? (abría un gabinete)

En_ En el lugar de siempre, no te hagas la que no sabes, que ya he


notado el descenso constante de nivel de la botella.

E_ A ti te sirvo anís. (sonreía y sacaba la botella de brandy)

En_ Me gusta tu amiga Maca (cerraba el grifo y se secaba las


manos) ... logra hacerte olvidar de los marrones del hospital. Y te
hace reír, eso es importante, nada mejor que la risa para
rejuvenecer el alma.
E_ Pues te va a gustar todavía más cuando te diga lo que me pidió
que te preguntara.

En_ ¡¡¿A mí?!!

E_ A ti. Quiere saber si te apetece venir con nosotras y los críos a


Jerez este fin de semana.

En_ ¡¡¿Me invita a mí?!!, ¡¡¿a su casa?!!

E_ A su casa y a pasar un día en la playa, ¡sí! (satisfecha con la


alegre excitación de su madre)

En_ ¡Ayss, ayss, que no tengo bañador Esther! ¡Hace miles de


años que no piso una playa!

E_ Hora de comprarte uno entonces. Y uno para mí, que el que


tengo da pena.

En_ ¡Tú... biquini! Y... y... (se sentaba al fin a la mesa) hay que
hacer la lista de ropa para llevar, hay que comprarle un bañador a
Aziz y ...

Esther la escuchaba sonriente mientras servía el brandy y el anís.


No le comentó las “intenciones ocultas” de la forense para hacer
esa invitación. “Si viene tu mami, le podemos dejar los críos un
rato y caminar por el borde del mar, charlando tranquilas, a mí me
relaja mucho y me da por pensar en voz alta”. Curioso, a ella le
pasaba lo mismo y desde que había adoptado a Aziz nunca más
había podido volver a hacerlo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cr_ ¡¡Tú!! ¡¡A mi despacho, ahora!! (dedo acusador apuntando a


la forense)

M_ ¿Puedo terminar o es muy urgente? Cinco minutos y sé finí. (se


levantaba la visera y la miraba)
Tranquila “como agua e pozo” pensó Héctor de Maca, mientras
sus piernas temblequeaban al ver el rostro cabreado de su jefa.
“¡Nos descubrió!”. A su lado, Guille gozaba “por anticipado”
divagando en qué nuevas “aventuras secretas” se habrían metido
esos dos. “Ojalá me incluyera, tengo que hablar con Maca, yo
quiero participar”.

Cr_ ¡Cinco minutos, ni un segundo más! (blandía el dedo índice


amenazante y salía por la puerta vaivén con el mismo paso
“sargento” con el que había entrado)

He_ Che, ¡nos pescó in fraganti! (le temblaban hasta las pestañas)

M_ Imposible. Saca fotos de esto, por favor. (señalando el cuello


del occiso) Esto no lo hizo su mujer, imposible.

Gui_ La poli dice que ella tenía el arma homicida.

M_ Tenía un arma, habrá que ver si es la que disparó las balas que
lo mataron.

Gui_ ¿Por qué dices que no lo hizo?

M_ Alguien intentó ahorcarlo, fíjate las marcas en su cuello. Y los


morados en los brazos. Hubo pelea, forcejeo y con alguien más
fuerte que él. ¿La mujer? Imposible, pesa sesenta kilos.

Gui_ ¿Pero por qué la poli no vio todo esto que dices?

M_ Porque un vecino dijo que escuchó los tiros y luego la vio salir a
la calle con un arma, por eso. La mujer estaba en shock Guille.
Cuando llegó la poli no podía decir dos palabras juntas,
tartamudeaba y estaba lívida.

He_ Ya está Maquita.

M_ Vale, gracias. Ahora a sacar las balas. (se bajaba la visera y se


ponía manos a la obra)
Gui_ Héctor, ¿estuvo bueno lo de ayer? (le murmuraba al fotógrafo
sin perder de vista lo que la forense hacía)

He_ No me hables, esta Maca me mete en cada bardo [1].

Gui_ ¿Otra vez de periodistas? Jeje.

He_ La última vez me salvé por un pelito de la suspensión, en


esta, terminamos en gayola. Pufff.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Su biquini y el bañador de Aziz habían sido fáciles, ver dos o tres y


elegir. Pero no era lo mismo con el bañador de su madre. La chica
sacaba uno y otro de sus bolsas, pero doña Encarna no se decidía.
No es que hubiera “demasiada” variedad ni que su madre buscara
un modelo exclusivo, simplemente, le costaba dar el “sí, éste”.

En_ ¿Qué te parece éste Esther?

Negro, con unas flores colorinche en diagonal.

E_ Sí, puede ser, ¿por qué no te lo pruebas?

En_ Mmmm, no sé. (lo alzaba cogiéndolo desde las tiras


superiores y lo miraba con cara de “asquito”)

Chica_ También lo tenemos en azul o en rojo.

En_ No, rojo no, demasiado llamativo. Muéstreme el azul, el negro


no me convence mucho.

Esther suspiraba. Por suerte Aziz estaba muy entretenido con su


“farafa” y su “lón”, haciéndolos jugar entre ellos sentado en un
costado. Pero, ¿cuánto más aguantaría el niño sin ponerse
molesto?

El móvil la sacó de sus divagaciones. No reconocía el número.


E_ Hola.

Voz_ ¡¡Quién te crees que eres para mentir sobre mi


desempeño como médica!!

E_ ¿Quién habla?

Voz_ ¡¡Te advierto, esto no queda así!!

La comunicación se cortaba. Se quedó mirando el visor,


extrañada. Pero tuvo un pálpito y se decidió a llamar a Teresa.

Te_ Esther...

E_ Teresa, acabo de recibir un llamado raro, amenazándome. No


me dijo quién era, pero creo adivinar quién podría ser por lo que
dijo. ¿Pasó algo allí?

Te_ Espera... moros a la vista. Te llamo apenas pueda.

E_ Vale.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Entró al despacho de Cruz con su ofrenda de paz, dos vasos de


buen café recién hecho y varias chocolatinas, las preferidas de su
jefa.

Cr_ No pienses que me vas a sobornar con eso. (se apresuró a


decirle apenas la vio entrar)

M_ Nena, hoy no desayuné, no sé si has notado que entré antes de


hora y te hice todos los informes atrasados.

Se sentaba frente a ella, escritorio de por medio, después de


poner el humeante y oloroso vaso frente a Cruz.

Cr_ Lo he notado, señal de culpabilidad. (rasgaba el papel de una


chocolatina)
M_ Nop, señal de persona responsable que ayer tuvo un percance
y no vino a terminar su curro. Toma, el informe de esta autopsia.
(sacaba un folio de su bolsillo, prolijamente doblado y se lo dejaba
en el escritorio)

Cr_ Doble señal de culpa. Grunch. Mmmm... necesitaba azúcar.


Grunch.

“Laendulcé, jeje.” alcanzó a pensar mientras bebía un sorbo de su


vaso, con las piernas dobladas sobre la silla, a su estilo.

Cr_ Incorrecto... (bebía un sorbo de café) lo que piensas, no te has


salvado por este bocadillo. ¡¡¿Adónde diablos fuiste ayer?!!

Maca se sobresaltó inconscientemente.

M_ ¡Joder con la jefa! Ahora te lee el pensamiento.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Azul, con rosas “rococó” cruzando en bandolera. “Tanto lío para


esto, al final se ha comprado la primera que le mostraron, ayss.”
Estaban en la cafetería, Aziz con una copa con dos bochas de
helado bañadas en chocolate, demasiado grande según su madre,
normal según la enfermera. Su madre con un mousse de
chocolate “regado” de avellanas y nueces. Ella, apenas un café
mientras no dejaba de mirar el visor de su móvil cada tanto. Le
había preocupado el llamado y le preocupaba aún más que Teresa
no la llamara.

En_ ¿Esperas algún llamado?

E_ ¿Eh?

En_ Te ves preocupada, ¿ha pasado algo?

El ring-ring de su móvil la salvaba de dar explicaciones.

E_ Hola Teresa. (notaba el oído “atento” de su madre)


Te_ Breve, porque el horno no está para bollos. VML vio el informe
del moro enamorado...

E_ ¿De quién?

Te_ Mi ideal masculino, anda suspirando por la modelo letrada.

E_ ¡¡¿Eh?!!

Te_ Estás un poco lela hoy, ¿no? El informe de lo que hicieron


ayer, con el ACV del viejo.

E_ Ahhh. ¿Y?

Te_ Rapapolvo a la Endesa y la loca armó escándalo arriba.

E_ Ya.

Te_ El pijo lo llamó a mala leche y los gritos se oían en el muelle


de rotonda.

E_ Vale.

Te_ Prepárate, la Endesa quiere tu cabeza.

1. bardo= lunfardo, lío.


39.-

Conversación telefónica después del “tirón de orejas” cruziano.

Gi_ ¡Noooo! ¿Cómo lo dedujo?

M_ Hombre, mi jefa es la leche de España, ¿no lo sabías? Escuchó


¡grande Wilson! cuando salía de la ducha, tú estabas leyendo
mails, ergo se dijo, Macarena de nuevo haciendo de las suyas.

Gi_ Aysss, fue una exclamación inconsciente.

M_ A ver Gimeno, ubícate. Estás saliendo con una de las mentes


más privilegiadas del estado, una genia con palabras mayúsculas.
¿Me entiendes? Si no quieres ponerla al tanto de todo... y
aguantarte sus filípicas... ¡¡cuida lo que dices!!

Gi_ Macarena... esa mujer obnubila mi razón, despierta en mí


todo, me desborda el alma, la mente...

M_ Y el cuerpo, no lo dudo. Así que le tuve que decir que anduve


haciendo averiguaciones por mi cuenta.

Gi_¿Se enfadó mucho?

M_ Yo recibo el rapapolvo y tú el polvo. ¡Señor!, ¡no hay justicia en


este mundo!

Gi_ Jijijiji.

M_ A ver, ni se te ocurra comentar las fotos, le dije que Héctor fue


partícipe involuntario de la mentira, que lo obligué a cubrirme y
que fui sola, ¿vale?

Gi_ Jijiji, partícipe involuntario, jijijiji.

M_ Ahora me tendré que aguantar las iras de su señoría.

Gi_ ¿Tú crees que le contará a Claudia?


M_ Esas dos son carne y uña, se cuentan hasta los chorros de la
meada.

Gi_ Uhhhhh.

M_ En fin... la vida es injusta conmigo. ¿Cuándo vemos a tus


amigos de la sección de Análisis de Conductas?

Gi_ Mi amigo Pancho nos espera esta tarde.

M_ Vale, así afinamos las preguntas para Salamanca.

Gi_ Entonces seguimos con el plan.

M_ ¡Por supuesto! Esta vez me lo llevo a Guille, está ansioso por


participar, le doy un respiro a Héctor que dicho sea de paso, está
cagaíto.

Gi_ ¿Foto del chaval, filiación para el carnet?

M_ Me conecto y te lo mando por mail.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Vi_ Gracias por venir Esther. (cerraba la puerta de su despacho y


se iba a sentar en su silla) ¿Un café?

E_ No, gracias. (le extrañaba la invitación de Vilches)

Vi_ Entonces al grano, estarás apurada.

E_ Tengo a mi madre y a Aziz esperándome en el parque del


hospital.

Vi_ Vale. Valeria ha presentado una denuncia contra ti por


difamación, etcétera etcétera etcétera.

Esther lo miraba fijo y no decía nada.

Vi_ Tengo obligación de elevarla a dirección general.


E_ Cumple con tu obligación.

Vi_ Fui a hablar con el paciente a planta.

E_ Don Carlos.

Vi_ Jmmm... (miraba un historial sobre su escritorio) Carlos


Ferrada, sí. Pero se me adelantaron.

E_ ¡¡¿Qué?!! (fruncía el ceño)

Vi_ Alguien habló antes con su hija y el hombre no va a testificar,


parece que le han dicho que pueden sacarlo del hospital y
quedarse sin atención médica y no sé qué sarta de mentiras más.

E_ Me imagino el resto. O sea, no va a decir lo que pasó en su


anterior visita a emergencias.

Vi_ Y no hay registro de su paso por el hospital Esther.

E_ Vale. (tragaba saliva)

Vi_ Hay dos posibilidades. Una, que tú hables con el señor Ferrada
y lo convenzas de decir lo que pasó.

E_ No, eso no, está delicado de salud, no voy a hacerlo pasar por
ese marrón, si has leído el informe de la cirugía, es un paciente de
alto riesgo.

Vilches se recostaba sobre su poltrona y la miraba muy serio.

Vi_ Entonces queda la otra. (hacía silencio por un par de


segundos) Que te retractes de lo que dice el informe.

E_ O sea... yo quedo como una mentirosa y fabuladora y Valeria


como una pobre víctima.

Vi_ No es mi opción Esther. No quiero que el comité de ética del


hospital te expediente.
E_ Una pregunta, Vilches. ¿Tú me crees?

Vilches asentía con la cabeza.

E_ Vale. (cogía aire) Una pregunta más. ¿Qué vas a hacer para que
esa enchufada no siga matando pacientes?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Calle Julian Gonzalez Segador, S/N, sede de la Comisaría General


de la Policía Judicial. Las oficinas del servicio eran más bien
pequeñas y con poco “equipamiento tecnológico” – a los ojos de
Maca, que se esperaba algo similar a lo que había visto en la serie
Mentes Criminales. “Esto no es el FBI, Maca, recién comienzan” le
había murmurado Gimeno mientras su amigo Pancho – “alias”
inspector jefe Francisco Díaz- cerraba la puerta de su despacho.

Pancho_ Ya viene Isabel, nos va a ayudar.

Por alguna razón no-lógica a Maca se le cruzó la imagen de “Isabel


Holgado”.[1]

Pa_ Así que tú eres la doctora Macarena Fernández. (sonriente,


apoyándose en su poltrona)

M_ ¿Te es familiar mi nombre?

Pa_ Mucho. Y debo decir que las referencias no te hacen justicia.

M_ Vaya, espero que no sean tan malas.

Pa_ De lo mejor, aunque en persona son superlativas.

Gimeno lo miraba extrañado. “¿No le dije a éste que era lesbiana?


¡Le está tirando los tejos!”

Isabel entraba a la oficina y saludaba con el “buenas tardes”


genérico, interrumpiendo el “baboseo” del tal Pancho.
M_ Mmmm, Isabel Holgado hecha realidad, ¡qué bien!

Morena, delgada, uno setenta y cinco, cabello recogido y peinado


hacia atrás, uniforme de poli, de rostro duro y algo tosco pero
guapa de conjunto, tomaba asiento a un costado del escritorio.

Pan_ Isabel, este es mi amigo Gimeno y esta es la doctora


Fernández, habrás oído hablar de ella.

Isa_ Sí. Hola.

Ni una mirada, ni un gesto especial, muy profesional su postura.

M_ Mmm, dura la chica. Maca, en guardia, a diseñar estrategias, el


radar dice asequible. Bocatto di cardenale.

Pan_ Hechas las presentaciones... tu turno Gimeno. A ver qué nos


tienes y cómo te podemos ayudar. (sin quitar la vista del rostro de
Maca)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Teresa había sido “categórica”. “No tienes documentación que te


respalde, el hombre no va a declarar, ¡retráctate mujer! No
puedes darte el lujo de que te expedienten y te sancionen, ¡tienes
un hijo a cargo Esther!”

Retractarse la “violentaba”. No por una cuestión de “orgullo


personal”, más de una vez había “metido la pata” y no había
tenido prurito a la hora de pedir disculpas y quitar lo dicho. Pero
en este caso, había más cosas en juego. Esa médica era un peligro
real para los pacientes, no sabía si por incompetencia o
simplemente por dejadez, por abulia.

Vilches le había dicho que demoraría la denuncia 24 horas, que se


lo pensara bien. “¿Tú en mi caso qué harías?”, “en otro momento
te diría que seguiría adelante, pero ... no siempre se puede ser
cabezota y no ver a lo que te enfrentas”, “¿a qué me enfrento?”,
“a gente enquistada en su puesto, con muchos contactos y
muchas influencias, que te puede hacer la vida miserable en
Madrid”, “¿perder mi trabajo?”, “conoces la situación del país,
debes tener en cuenta esa posibilidad, el paro también nos toca a
nosotros Esther”.

Había intentado ocultarle todo a su madre, pero doña Encarna la


conocía demasiado bien y varias veces le había preguntado qué le
pasaba. Dejaba traslucir más de lo que quería.

Aziz estaba entretenido con el Pocoyó en la tele. Su madre


preparaba la merienda, canturreando en la cocina. Ella miraba la
tele sin prestarle atención. Tenía que tomar una decisión y sentía
que necesitaba hablarlo con alguien de confianza, no su madre,
no quería preocuparla. Pero ¿quién?

E_ Y si la llamo a ...

El sonido del ring la sacaba de su “quebradero de cabeza”. Miraba


el visor, no reconocía el número.

E_ ¿Será la Endesa de nuevo? Esta tía tiene un morro increíble, se


cree intocable.

Lo dejó sonar varias veces.

En_ ¿No atiendes? (llegaba con la bandeja de brebajes y


panecillos)

Az_ ¡¡Echeeee!! (celebraba la llegada de su abuela con la


merienda) ¿Eda?

En_ Ahora le traigo su merienda a ella también. Venga, a sentarse


en la mesa.

Az_ ¡Shiiiiiii! (pegaba un brinco e iba hacia la mesa de la sala,


seguido por Greta [II] )

En_ Esther, atiende o apaga ese móvil. Y a ver si le pones una


musiquita, que ese sonido es irritante.

Suspiró, no tenía ganas de discutir nada a su madre ni darle


explicaciones, se decidió a atender.

E_ Hola.

M_ Hola, soy Maca. ¿Estás libre? Me entraron unas ganas locas de


charlar contigo. ¿Aceptas ser mi muro de los lamentos?

E_ Uhhh, trasmisión de pensamiento. Estaba pensando algo


parecido.

M_ ¿Lío gordo pero gordo gordo?

E_ Sacto. ¿Te puedo llamar en cinco? Mi madre está sirviendo la


merienda ahora mismo.

M_ Vale. Aprovecho a merendar yo también, hoy comí poco y


nada. Hasta ahora.

Esther seguía con una sonrisa enorme pintada en su rostro cuando


cortaba la comunicación.

En_ ¿No le dijiste que acepté la invitación?

E_ No, luego se lo comento. Pero... ¿cómo adivinaste que era


Maca?

En_ Por la sonrisa, últimamente es la única que te las provoca.


Venga, a merendar.

1 Isabel Holgado= Miembro de la Policía Judicial [personaje en la serie Acusados] que era el brazo
derecho de la jueza Rosa Ballester. http://www.telecinco.es/acusados/photogallery/19185/photo13.shtml

40.-

Quedaron en encontrarse al día siguiente en el parque cercano a


la casa de Esther donde la enfermera iba a llevar a Aziz. Maca
estaba preocupada por el relato que le había hecho. “No es para
discutirlo por teléfono, ¿cuándo tienes que contestarle al mala
leche?”, “cuando entre a mi turno, pasado mañana”, “entonces
mañana estás libre, ¿qué te parece si nos juntamos a hablarlo
personalmente?”, “Maca, no quiero molestarte”, “tontita, no es
una molestia, es un placer estar contigo”. ¡Ayss, ese “tontita”,
¿por qué se lo decía con ese tono?, ¿no era consciente de lo que a
la enfermera le provocaba?

M_ ¡Me encanta tu madre! Vigilar a los críos para dejarnos hablar


tranquilas, eso es guai.

E_ Después de tu invitación, te adora.

M_ No le habrás contado que... (le guiñaba un ojo)

E_ No. Además que sé muy bien que no es por eso que la has
invitado.

M_ ¡Touché! (hacía un gesto dramático de “estocada” en el pecho)

Habían decidido caminar alrededor del parque para hablar a solas,


ante la “invitación” de Encarna. “Venga, iros a charlar que yo me
encargo de estos dos soletes, ale, ale”.

E_ No me puedo quejar de mi madre, siempre ha respetado mi


espacio y mis silencios. (sonreía) Aunque no sé cómo, siempre se
entera de todo.

M_ Jmmm. ¿No leerá los labios?

E_ ¿Eh? (la miraba sorprendida y al ver la cara pillina de la


forense, se largaba a reír) Jajajajaja. Ayss, mira que eres mala.

M_ Ehhh, nunca se sabe con las madres. (un momento de silencio


para enseguida abocarse al tema que necesitaban charlar) Estuve
pensando mucho anoche.

Esther la escuchaba atenta.

M_ El consejo de Teresa es sensato.

E_ Lo sé.

Caminaban por el sendero una al lado de la otra mirando hacia el


piso o hacia el parque.

M_ Y el gruñón también tiene su puntito.

E_ Ajá.

M_ Ahora... a mí me revolvería las tripas retractarme cuando digo


la verdad.

E_ Eso me pasa.

M_ Yo... creo que la mandaría a la mierda.

E_ ¡Ahhh, coincido! (se giraba a mirarla, sonriente)

M_ Y seguro después me arrepentiría, porque ... no es inteligente.


(fruncía los labios, apenada)

E_ No. (bajaba la vista)

Retomaban la caminata.

M_ Lo inteligente sería una retirada, como un ejército que ve que


va a perder la batalla si sigue pa lante. ¿Qué hace? Se repliega
ordenadamente, con la mejor cantidad de bajas posibles, vuelve a
sus trincheras, cura a sus heridos, se fortalece con municiones y
piensa nuevas tácticas, nuevas estrategias, estudiando con
detenimiento las debilidades del adversario por ahora superior.

Esther la escuchaba con atención. ¡Qué bien lo decía! Esa


metáfora era muy ilustrativa de la situación.

M_ Un buen general tiene siempre en mente el objetivo, ganar la


guerra. Una batalla puede decidir una guerra, por eso, trata de
elegir las batallas decisivas en base a sus fuerzas y su cálculo de
desarrollo de la batalla. Y en este momento, el objetivo de tu
guerra es impedir que esa Endesa cause más daño, objetivo
supremo... ¡mandarla a la mierda!

E_ Jajajaja.

M_ Tenemos que ser buenos generales. (se detenía y cogía el


brazo de la enfermera, mirándola a los ojos) Esta batalla Esther, la
perdemos. No tienes cómo demostrar que lo que dices es verdad.
Yo apoyo tu decisión de no someter a don Carlos a ese estrés, el
pobre hombre ya ha pasado demasiado.

Esther sonreía, ese “don Carlos” era afectuoso, como si Maca lo


conociera. Y ese “la perdemos”, involucrándose totalmente en el
problema, la derretía.

M_ Muy a pesar de mis tripas, te digo que hay que retractarse y


tocar clarín de retirada momentánea.

E_ Pufff. (meneaba la cabeza y bajaba la vista)

M_ Peroooo... eso no quiere decir que sea pidiendo perdón y


diciendo... le pertenezco Endesa, usted es mi reina.

E_ Jeje, eso, ¡jamás! Soy republicana. (la miraba a los ojos ahora)

M_ ¡Qué bien! ¡¡Yo también!!


Las miradas eran “cómplices”, como si se “re-conocieran” con más
puntos de vista en común que los que ya compartían.

E_ Me gusta eso que dices de pensar una estrategia, esto es una


guerra, aunque no haya habido declaración formal de
hostilidades. Es una buena propuesta.

M_ Entonces, si estamos de acuerdo, pensemos qué vamos a decir


y qué vamos a hacer de ahora en más para desenmascarar a esa
farsante e impedir que asesine a alguien más. ¿Tienes los datos
de los pacientes que ya mató?

E_ Uhhh, qué mal suena eso de ya mató. (trataba de disimular la


emoción que le causaba ese “vamos” de Maca)

M_ ¿Acaso no es verdad?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Vilches releía la nota.

Vi_ Perfecta, con esto ya tengo argumento de sobra para no dar


curso a la denuncia de Valeria. ¿Te la hizo un abogado?

E_ No.

Vilches notaba la sonrisa en los ojos de Esther.

Vi_ Vale. Cuando necesite ... hacer una nota de retractación que
en realidad no se retracta de nada ... jmmm... espero tu ayuda.

E_ Puedes contar conmigo Vilches. ¿Puedo volver a mis tareas?

Vi_ Sí. Pero me dejas con la intriga. ¿Quién redactó esto tan bien?
(volvía a mirar el folio)
E_ Así es. Te dejo... con la intriga.

Volvía a rotonda caminando lentamente por el pasillo. Satisfecha,


muy satisfecha. Haber dejado a Vilches “maravillado” y
“preguntándose” era un “placer añadido”.

Eso era lo que sentía, “placer”. Por una disculpa-no-disculpa


“perfecta”, por un “retroceso en orden” con una estrategia en
mente, por la sensación de “tengo apoyo”, pero
fundamentalmente por quién había sido artífice de la nota y la
hermosa tarde que pasaron juntas en su casa, redactándola,
jugando con los críos, cotilleando sobre eso y sobre “todo”.

Ring-ring, su móvil. No, no era ring-ring, sonaba el ringtone de


ABBA con su “Dancing Queen”[1]. Se lo había cargado Maca,
después de que se enterara que a Aziz y Esther les gustaba poner
esos viejos temas de ABBA y bailarlos juntos. Terminaron todos
moviéndose en la sala como “setenteros” locos, Encarna incluida,
con las canciones del grupo.

E_ Hola Cruz, ¡qué sorpresa!

Cr_ Hola. Quería saber cómo te había ido con Rodolfo, si era
necesaria mi intervención.

E_ ¿Sabes de la nota?

Cr_ La tuve hace un rato a Maca aquí contándome todo y me pidió


que estuviera alerta, por si había que ... textualmente ...tirarle las
bolas al mala leche, jeje.

E_ No es necesario, le ha parecido muy buena y no va a elevar la


queja. Cruz, muchas gracias por tu preocupación. (se le hacía un
puchero de emoción en la barbilla)
Cr_ Nada que agradecer, para eso estamos las amigas. Leí la nota
y está muy bien, Claudia es una campeona en esas cosas.

E_ Sí, tengo que llamarla para agradecerle su labor, es...


¡espectacular!

Cr_ Vale. No te olvides de sacar fotos de los historiales que Maca


te encargó. Ah... y te agrego algo, dile a Teresa que saque un
listado de los pacientes que ha tenido esta doctora y sus
antecedentes profesionales.

E_ ¿Por qué?

Cr_ Jmmm, tú consigue eso, luego nos encontramos y te comento


mis experiencias, ahí vas a entender. Llaman a la puerta. Nos
hablamos, un beso.

E_ Ciao.

Se quedó mirando el visor, mordiéndose el labio inferior. El


sentimiento cálido que la inundaba hacía escocer sus ojos. Hacía
mucho tiempo que no se sentía tan “acompañada”, tan
“protegida”.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Claudia había ordenado una serie de pericias médicas a la


imputada del crimen del hombre del que Maca había hecho la
autopsia esa semana.

M_ Tengo aquí la orden. ¿Por qué la evaluación?

Cl_ ¿Ya la trasladaron?

M_ No, aún no han llegado.


Cl_ Vale. Pedí un informe psicológico también.

M_ Lo leí, pero no has contestado mi pregunta.

Cl_ Porque a pesar de lo que dice tu informe de la autopsia, se ha


declarado culpable.

M_ ¡¡¡¿Quéee?!!!

Cl_ La policía me ha enviado su declaración.

M_ ¡¡Esta chica no lo mató!!

Cl_ O si le pegó los tiros, tenía un cómplice o había alguien más


con ella, es evidente de tu informe.

M_ ¿Su abogado qué dice?

Cl_ Tiene abogado de oficio, la vista es mañana, pero quiero tu


evaluación antes. Maca... haz tu trabajo y ... habla con ella. ¿Me
entiendes?

M_ Perfecto su señoría. Usted sabe que estas son mis evaluaciones


preferidas, jeje.

Cl_ No levantes vuelo, pajarraco, que te conozco. Esto no quiere


decir que avale tus veleidades sherlockistas.

M_ Uhhh, no, no, tú ... ¡jamás! Jijiji.

Cl_ Deja de jijear. Oye, ¿sabes algo cómo le ha ido a Esther?

M_ ¡Perfex! Como era de esperar con tu nota. Te va a llamar para


agradecerte en persona.

Cl_ Vale. ¿Has hablado con Gimeno?


M_ No, tengo una perdida de él, ¿qué novedad hay?

Cl_ El juez de instrucción del caso de Salamanca... me pide que


especifique las razones por las que pido los informes y en relación
a qué caso que estuviera instruyendo.

M_ ¡Vaya! ¡El largo brazo del enchufe!

Cl_ No, Maca, es lógico lo que me pide, no brindamos informes


alegremente, existe algo que se llama secreto de sumario y eso
rige también para los jueces de otras jurisdicciones.

M_ Nena, no me vas a convencer de lo contrario.

Cl_ ¡Ayss, qué escéptica eres!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Había terminado el pedido de farmacia. El listado se había


engrosado aún más. Desde que había comenzado a llevarlo
notaba que enviaban siempre un tercio menos de lo que
solicitaban. Algo le llamaba la atención, parecía haber un patrón
en lo no-enviado. Se puso a estudiar el inventario.

E_ Amoxicilina 500. Tenemos un stock que es... a ver... (con la


calculadora del móvil hacía la cuenta) un 75% de lo que
deberíamos tener. Penicilina... a ver... ajá... un 75%.

Comenzó a hacer un listado con los medicamentos, lo que había y


lo que debería haber de acuerdo al protocolo de emergencias.
Media hora después, llegaba una conclusión.

E_ ¡Joder! Esto no es casualidad, nos han recortado el presupuesto


en medicamentos de hecho. ¿Sabrá Vilches de esto?
Ordenó los folios, los colocó en la carpeta, controló que todo
estuviera en orden y abandonó el box de farmacia para mostrarle
sus números a su jefa antes de ir a llevárselos al jefe de
emergencias.

En el pasillo se topaba con Teresa que venía casi “corriendo”, con


sus pasos cortos y rápidos, a su encuentro.

Te_ ¡Esther!

E_ ¿Alguna emergencia?

Te_ No médica. El pijo pide verte con urgencia.

E_ Vale. (suspiraba) Tengo algo que hacer, luego...

Te_ Dijo ahora mismo. Mejor ve, hay follón.

E_ ¿Follón?

Te_ Mala leche le dijo a la Endesa, la otra no aceptó y subió a los


cielos (señalaba hacia arriba con un dedo) a solicitar la
intervención del dios pijo.

1 ABBA, Dancing Queen: http://www.goear.com/listen/e77efd8/dancing-queen-abba


41.-

Estaba preparada para las “objeciones” que le podrían hacer a su


“nota de retractación”. Fue uno de los temas que la jueza le había
“aclarado” a Maca telefónicamente.

Cl_ Si le ponen pegas, que se mantenga firme en una sola cosa,


todo lo que tengo que decir está en esa nota, firme el acuse de
recibo.

M_ ¿Eso que quiere decir Claudia?

Cl_ Que no agrega ni quita una palabra de lo que dice la nota y


que quiere la constancia de que la ha entregado.

M_ A ver, no es tu mundo nena (Esther sonreía al escuchar el


“nena”) en la vida diaria hay presiones, no te la recibo, escriba
otra cosa o te sancionamos.

Cl_ ¿Crees que no conozco lo que es el mundo del trabajo? (algo


cabreada)

M_ No, sé que lo conoces, pero vives en un mundo de papelito va,


papelito viene, exhortos y letrados complacientes.

Cl_ Mira, no voy a discutirlo ahora, tengo un exhorto frente a mí


que tiene que salir hoy u hoy, toma nota de lo que tiene que decir.

Se anunció a Pili, la secretaria de Sotomayor y enseguida el “pijo”


la hizo pasar.

Jav_ Adelante Esther, toma asiento. (le indicaba la silla frente a su


escritorio)

E_ Buenos días. (tomaba asiento)

Jav_ Sí, eh, buenos días. (corregía su falta de cortesía y respondía


al saludo de la enfermera) Te mandé llamar por esta nota.
(levantaba el folio y lo mostraba) Esto no sirve.
Esther no decía palabra, rostro pétreo mirándolo.

Jav_ Tienes que rehacerla, sigues manteniendo tus dichos y eso es


una acusación muy seria y sin fundamento contra Valeria.

E_ Todo lo que tengo que decir está en esa nota.

Jav_ A ver Esther... (dejaba la nota en el escritorio y se reclinaba


en su poltrona, con tono de hastío y cara de fastidio) estoy
tratando de evitar que te hagan un expediente. Pareces no
entender que estás en una situación delicada.

Esther le sostenía la mirada y no decía palabra.

Jav_ Llévate la nota y hazla de nuevo. (se incorporaba, cogía el


papel y estiraba su mano para entregárselo)

E_ Ya te di mi respuesta. ¿Algo más? (se ponía de pie)

Jav_ ¡¡¿No vas a hacerla de nuevo?!!

E_ Todo lo que tengo que decir está en esa nota.

Giraba sobre sus talones y se disponía a ir hacia la puerta.

Jav_ ¡Espera! Te advierto que voy a girar las actuaciones al comité


de ética y que te abrirán un expediente, ¿sabes cómo va a
terminar todo? ¡Con tu suspensión como mínimo! ¡¡¿Te das
cuenta lo que significa eso?!!

E_ Tú como director haz lo que tengas que hacer, yo por mi parte


informaré a mi abogado para obrar en consecuencia. Hasta luego.

No le vio la cara después de la respuesta que le dio. Podía


imaginarla. Salió a paso firme, con la sonrisa en el cuerpo y el
rostro erguido. Se sentía bien, muy bien. Tenía razón la jueza,
“que no gaste palabras en convencerlo de la justeza de lo que
dice, es inútil, hay una sola manera de hacerlos entrar en razón,
estos tramoyistas escuchan la palabra abogado y se le caen los
calzoncillos de miedo, saben que si hay un pleito judicial y
escarban un poco en sus asuntos, salen a la luz todas sus
trapisondas”

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

El resto de su guardia fue tranquilo, sin sobresaltos. Habló con


Alicia sobre la provisión de medicamentos y “la jefa” era un
“oooh” estupefacto ante cada dato que Esther le brindaba. Juntas
lo fueron a conversar con Vilches, quien con las cifras en mano
confirmaba una impresión que tenía desde hace tiempo.

Vi_ Esther, ¿podrías rastrear desde cuándo pasa esto?

E_ Jmm, sí, me va a llevar todo el día, pero sí.

Vi_ Necesitaría un informe completo para ir a hablarlo a dirección


general.

Al_ ¿Crees que nos darán pelota?

Vi_ El protocolo que utilizamos no es un capricho, es el estándar


fijado por el ministerio en base a la capacidad de atención de
pacientes del servicio de emergencias. Tendrán que justificar esto.

Al_ Dirán que es un recorte presupuestario aprobado por Sanidad.

Vi_ Si es así, que muestren los papeles oficiales y tendría que


estar pasando en otros hospitales de la comunidad. Veremos qué
responden y ...

E_ Actuaremos en consecuencia. (no podía evitar volver a utilizar


el término “aprendido”)

Vilches dirigía su mirada a Esther y viendo su rostro sonriente


tampoco podía evitar imitarla.

Vi_ Todavía sigo intrigado, eh. (olvidando su “mala leche”


consuetudinaria)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Maca siguió al “instante” los acontecimientos. Cada tanto le


enviaba un sms a Esther con un “¿alguna novedad?” y los
mensajes-respuestas se sucedían hasta que recibió el llamado
explicativo que la dejó tranquila.

Cr_ ¿Ya tienes noticias?

Entraba al despacho donde la forense estaba redactando unos


informes y esta vez ella llevaba dos tazas de café.

M_ ¡Uy qué honor! ¡Mi jefa me trae café! (levantaba la vista de lo


que estaba escribiendo y la recibía con una sonrisa amplia)

Cr_ Tenía ganas de estirar las piernas y me dije la voy a visitar.


Hoy estás trabajando a destajo Maca. (se sentaba y le dejaba la
taza frente a ella)

M_ Gracias. Tengo que terminar esto, Claudia lo necesita urgente,


mañana tiene vista en el caso de esta mujer. ¡Jmmm! ¡Delicioso!

Cr_ Lo serví en el mismo lugar donde tú lo haces.

M_ O sea... (hacía la seña de “hurtar” con los dedos de su mano


izquierda) al estilo Maca.

Cr_ Yo pedí permiso y aporté para la compra de café.

M_ Seee... y yo soy Letizia, ¡vengaaaaa! ¿Quién se atreve a aceptar


que pagues el café?

Cr_ Eres insufriblemente descreída de todo.

M_ Sip. La próxima, con bollería. (le guiñaba un ojo mientras bebía


un sorbo)
Cr_ Aysss. Venga, cuenta. Que por tu sonrisa y tus chascarrillos
deduzco que todo ha salido bien.

M_ Psss, ¡mi chica es un as Cruz!

Cr_ Tuuuu ¿chica? (¡excitación cotilla!)

M_ Una forma de decir, no pienses cosas raras.

Cr_ Jmmm, no veo qué tendría de raro. (sorbo de café)

M_ ¿No?

Cr_ Tú misma lo has dicho muchas veces. Nunca se sabe. (otro


sorbo de café y mirada inquisidora a la forense) Esther te gusta,
¿no?

M_ Gustar... como gustar... gustar... (fruncía los labios y arrugaba


los hombros)

Cr_ Sí, gustar como gustar gustar. (sonriente)

M_ Me gusta estar con ella, es una tía inteligente, decidida, con


personalidad. La paso muy bien.

Cr_ Maca, no des vueltas. Esther... te gusta.

Maca suspiraba.

Cr_ Jmmm. (la miraba fijo mientras bebía otro sorbo)

M_ Es un imposible, ¿no?

Cr_ Jmmmm. (meneaba la cabeza) Parafraseándote, eso nunca se


sabe.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esa noche esperaron a que los críos -y madre- estuvieran


dormidos para “darle a la singüeso” -Encarna dixit. Esther le contó
todo con lujo de detalles, comentaron de esto y lo otro y al final
comenzaron a programar los “específicos” del fin de semana en
Jerez -horario de salida, coche a usar [el de Esther, era más grande
y más nuevo], ropa a llevar, etc. etc. etc.

E_ Mañana lo dejo en el taller para una revisión general.

M_ Pero compartimos los gastos.

E_ Vale, compartimos los gastos. Hace poco le hice un servicio de


rutina así que no creo que haya mucho.

M_ Siempre encuentran algo, si no es la alineación es el balanceo


o el neumático delantero izquierdo que está un poco liso.

E_ Jajajaja.

M_ Gastos compartidos de gas y peaje también.

E_ Vale. Entonces definamos la salida, ¿viernes a la tarde o sábado


a la mañana?

M_ ¿Te puedo confirmar eso mañana?

E_ ¡Claro! Me olvidaba que tienes tu “excursión periodística” a


Salamanca.

M_ No... eh... eso lo postergué para la semana que viene, hoy


estuvo en el Anatómico la poli de Mentes Criminales.

E_ Ah... Isabel Holleros.

M_ Jajajaja. No es Holleros, es Gutiérrez Cortés, jajajaja.

E_ Pero se parece a la mano derecha de Rosa Ballester, ¿no me


habías dicho eso?

M_ Verdad, te dije eso, es muy parecida. Y también tiene un aire a


Kalinda.
E_ ¿Kalinda, la de The Good Wife?

M_ Sí, ésa.

E_ No se parecen mucho.

M_ Es el aspecto de mujeres fuertes, decididas. ¿Viste la escena


donde Kalinda le hace mierda el coche al tipo con el bate de
béisbol? Ahhhh...

E_ Jmmm. O sea... te gusta esa Isabel Gutiérrez Cortés. (¿celosa?,¡


nooo, qué va!)

M_ ¿Yo dije que me gustaba? (notaba el tono y un cosquilleo


intenso se adueñaba de su cuerpo)

E_ No es necesario que lo digas, a buen entendedor pocas


palabras.

M_ Ahhhh. (se mordía el labio, tenía la primera señal clara de que


a Esther ella no le era indiferente)

E_ Entonces.. jmmm... (aclaraba su garganta) vas a salir con esta


chica y postergamos la partida para el sábado a la mañana. Bueno
al mediodía... no creo que vayas a levantarte muy temprano
después de... ¿no?
42.-

Viernes por la tarde, Esther pasó a buscar a Maca por su casa.


Tardaron media hora en cargar todos los bártulos, la mayoría de
ellos "ropa y cositas de mi niña" -cuna de viaje, carrito, mantas,
pañales, etc. etc. etc. -

M_ Esto es lo último. (entregando una caja a Esther para que la


pusiera en la cajuela)

E_ ¿Más pañales? (en sorna)

M_ No, comida que preparé, vamos a llegar de noche y no sé si


encontraremos algún lugar abierto para cenar. (le sacaba la
lengua en "venganza")

E_ ¡Mmmm! ¿Qué preparaste de rico?

M_ Tapas varias. Y unas botellas de buen vino. Más un brandy gran


reserva que me comentaste te gustaba. (le guiñaba un ojo)
¿Puedes cerrarla o tendremos que pasar algo al coche?
(observando los esfuerzos de la enfermera por cerrar la tapa de la
cajuela)

E_ Jmm, voy a necesitar tu ayuda. Empuja ese bolso. (señalaba un


costado) Sobresale y no me deja cerrar.

M_ Vale.

Maca empujaba, Esther "aplastaba" otro bolso y entre "maniobra


y maniobra" se acercaron "demasiado", se rozaron con el hombro
y sus rostros quedaron separados por milímetros apenas.

E_ Ehhh. Creo... que ya está. Cuidado con los dedos. (el casi-roce
inesperado "recorrió" su espina dorsal)
M_ Me encanta tu perfume (con voz sedosa). ¿Cuál usas?

E_ ¿Ehhh? (se quedaba con las manos sobre la tapa de la cajuela a


medio cerrar, mirándola)

M_ Tu perfume, es... riquito. (intentaba sonar “normal”)

E_ No... no sé el nombre, me lo regaló mi madre y ...

M_ Le voy a preguntar el nombre. Me gusta mucho. (ya


“recuperada” del intenso hormigueo en su cuerpo)

E_ Ahhh. Esto... (se recobraba del momentáneo "sacudón") ve a tu


asiento, esto ya está.

M_ ¡¡Sí señora!! (haciendo el saludo militar en broma)

E_ ¡Payasa! Jajajaja.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esther había elegido ir a Jerez de la Frontera por la E-90 porque se


ahorraba algunos kilómetros, pero Maca le sugirió el trayecto por
la A-4 que pasaba por Córdoba. "Hay algunas curvas de cuidado
en 250 km pero os va a gustar más", "vale, sigo tu consejo, tú
eres la experta", "¿pasamos por Granada?", "no, mamá",
"¿quieres ir a Granada, Encarna?, ¿no la conoces?", "no, y ¡me
gustaría tanto!, mi amiga Pili es de allí y me cuenta tantas
maravillas", "entonces agendemos, mañana vamos a Granada",
"Maca, no sabes qué te vas a encontrar en la finca de tu abuela y
si queremos ir a la playa, no sé si nos alcanzará un fin de semana
para todo", "de alguna manera nos apañaremos Esther, si a
Encarna le hace ilusión, lo hacemos". ¿La cara de Encarna? Un
poema. La forense seguía sumando puntos a los ojos de la madre
de Esther.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Los primeros doscientos kilómetros se pasaron rápido entre


canciones de los CDs de Aziz y figuras de animales que Maca le
hacía al niño. "Toma, un cisne" y no era sólo Aziz el que habría los
ojos fascinado. "¡Ayss, qué bonito!" exclamaba la "bela" mientras
le daba otra galleta a Aháva, sentada en su silla de auto. Esther la
había observado de reojo, sin quitar la vista del camino. "¿Has
aprendido origami [1] ?", "hice un curso, sí" -mientras comenzaba
a plegar el papel para hacer otro animal- "me lo recomendó Cruz
para calmar mi ansiedad", "¿tú ansiosa?", "un poco impaciente,
sí" -seguía plegando el papel-, "¿te dio resultado?", "nop" - "jajas"
de la enfermera- "pero hago cosas bonitas, mira". Esther desviaba
un poco la vista y notaba la grulla que Maca le mostraba.
"¡Preciosa!", "toma Aziz, una grulla", "¿güia?, ¿quéz?" -miraba a
su "bela" que ponía ojos de "cómo le explico", y a su salvataje iba
Maca, "es un ave con patas laaaaaargas que camina dando
zancadas y tiene un cuello laaaaargo con un pico así de picudo
...". ¿La cara de Encarna? Un alivio. Y nuevos puntos para la
forense.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Se tomaron el primer descanso a las dos horas. Para entonces,


Aziz tenía un "zoológico" de animales en papel plegado, más dos
barcos y un avión, que "luego los pintamos, ¿vale?", "¡toladoes!",
"¿has traído rotuladores?", "¡shiii, mamá!", "no va a ningún lado
sin sus rotuladores y sus hojas, Maca", "¡qué bien!, va a ser artista
mi niño", madre-enfermera "emocionalmente meada" por ese "mi
niño". Los guardaron con esmero en la bolsa de plástico que había
contenido varias galletas marineras que Aháva "laboriosamente"
se había manducado durante el trayecto - “no me come nada la
niña, jeje” Maca dixit.

Estaban en la zona de aparcamiento de la gasolinera. Esther le


propuso a Aziz ir a los juegos pero el niño no quería ir sin Aháva, a
la que Maca estaba cambiando en el asiento trasero del coche -
post-biberón. "¡Uhhh, acóna!" -Aziz, con cara de "¡qué olor!", al
sacar la forense el pañal a la niña- , "sí, ha comido muchas
galletas, jeje", "¿no tene ilín?", Maca levantaba la vista y la miraba
a Esther, "tilín, Maca", "ahhh, no, es nena", "mamá no tene ilín",
"así es, por suerte, no tiene". Mejillas de enfermera color casi
carmín.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Una hora y cuarto después -tras columpio, trepadora y sube-y-baja


más bocatas y leche- retomaban el viaje. Esta vez, turno de Maca
de conducir.

No tardaron mucho en dormirse los pasajeros del asiento trasero -


"bela" y Greta [II] incluidas.

E_ En un rato, escucharemos los ronquidos de mi madre. (después


de echar un vistazo a los ocupantes de atrás)

M_ El viaje la ha agotado.

E_ No está acostumbrada a los viajes largos y además... no ha


dormido siesta hoy.

M_ ¡Ahhh, la siesta, qué placer!

E_ ¿Tú duermes siesta? (extrañada)

M_ Siempre me ha gustado tomar una siesta, mi abuela me


acostumbró. Y ahora retomé el hábito con Aháva, cuando estoy en
casa.

E_ ¿Te sigues acostando en el suelo, al lado de su cuna?

M_ No, ahora directamente me la llevo a la cama, a mi lado.


E_ Jeje.

M_ ¿A ti no te gustan las siestas?

E_ Mmmm. (meneaba la cabeza) Cuando tengo guardia,


generalmente me acuesto por la tarde, no puedo dormir hasta
tarde, Aziz toca diana temprano.

M_ Bueno saberlo.

E_ ¿Por qué?

M_ Porque nada más grato que la siesta acompañada.

Sonrisa pícara y malévola de la forense que no quitaba la vista de


la ruta, boca semiabierta y mejillas "acarminadas" de la
enfermera que la miraba de costado.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Ciento veinte kilómetros después, con las primeras sombras


extendiendo su manto sobre el paisaje y la autopista, los pasajeros
de atrás seguían durmiendo y las mujeres adelante seguían
hablando "sus cositas".

M_ ¡¡¿Cómo que no le contestó nada?!!

E_ Eso me dijo Vilches. Cogió el escrito, le echó un vistazo y le dijo


que estaba ocupado, luego lo hablaría.

M_ ¿Y el mala leche no le preguntó nada?, ¡¡¿se fue?!!

E_ Ajá.

M_ A ver Esther, te hago la misma pregunta que le hice a Cruz.


¿Por qué Vilches le consiente tanto a ese pijo?

E_ ¿Qué te contestó Cruz?

M_ Que no entendía por qué, no es el estilo de Rodolfo me dijo.

E_ Según Teresa, tiene que ver con el tiempo que Vilches pasó en
la cárcel, parece que el único que lo iba a ver y lo atendía era
Javier, está muy agradecido por eso, fue un tiempo difícil.

M_ Cruz lo iba a ver y le llevaba a María, incluso se ocupaba de


Guille y del otro hijo, no me acuerdo cómo se llama.

E_ Alejandro. Maca, me refiero a gente del hospital, ninguno se


ocupó de él.

M_ Ya, pero no por eso tiene que aceptarle cualquier cosa.

E_ Cuando fue lo de Aháva, tú lo escuchaste, se puso firme.

M_ Sí, ahí sí. Pero con esto de los medicamentos y la enchufada


esa, la Endesa, se está comportando como un verdadero gilipollas.

E_ No es por defenderlo, Maca, pero tengo la impresión de que le


está dando la oportunidad de enmendarse a Javier.

M_ ¿Sabes que ese pijo me resulta cara conocida? Y no puedo


recordar de dónde lo tengo visto.

E_ Oye, el cartel dice que falta poco para Córdoba, ¿no quieres
que paremos en una gasolinera y sigo conduciendo yo? Así
volvemos a cambiar cuando nos acercamos a Jerez, ahí sería
bueno que tú condujeras, conoces el camino a la finca.

M_ Vale. Fíjate en el mapa dónde hay una.


E_ Maca, tenemos el GPS. (sonreía)

M_ Ahhh, no estoy acostumbrada al aparatito ese. Soy antigua, lo


mío son los mapas.

Se quedó mirándola un instante, hasta que un guiño de Maca y


esa sonrisa pícara que la fascinaba, le dieron a entender que
estaba bromeando.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

San Isidro del Guadalete, a 15 km de Jerez de la Frontera. La


casona que Maca había recibido en herencia de su abuela se
levantaba en medio de varias hectáreas de tierra ahora yermas. La
casa no estaba en malas condiciones pero dejaba traslucir el
abandono y falta de mantenimiento.

Esther notó la emoción de la forense al estacionar frente al portal.

En_ ¡¡¿Esta es tu casa?!!

M_ Es la casa de la abuela Carmen.

E_ Tu casa ahora.

M_ Sí, mía ahora. (una lágrima se liberaba del intento de la mujer


por no llorar y caía por su mejilla)

E_ Es preciosa. (le alcanzaba un kleenex)

M_ Gracias Esther... es que... son tantos recuerdos juntos. (se


apresuraba a limpiar la mejilla y secarse los ojos)

En_ ¿Tu abuela vivía sola aquí?

M_ Sí, siempre decía que aquí había nacido y aquí partiría, porque
era su lugar en el mundo.
En_ ¿Era tu abuela materna?

M_ No, era la madre de mi padre. Aquí se originaron las bodegas


Wilson, aunque después la familia se olvidara de todo eso y …
bueno, no os voy a dar la lata. Voy a pegarle un toque a don
Esteban, a avisarle que ya estamos aquí. (sacaba su móvil y se
disponía a llamar al hombre)

E_ Creo que allí viene, con una mujer. (señalando hacia un


costado donde se había detenido un coche)

M_ Ahhh, sí, debe ser él y viene con su esposa.

Az_ ¿Aio?

En_ ¿Qué dice Esther? (mientras se balanceaba rítmicamente, al


estilo “bela” con Aháva en brazos, no fuera a ser que la cría se
despertara)

Esther se daba vuelta y miraba hacia donde Aziz señalaba.

E_ ¡Ahhh, un caballo! Sí, Aziz es un caballo.

Az_ ¿Onta?

M_ ¿Te gustan los caballos Aziz? (se había dado vuelta a mirar ella
también)

Az_ ¡Shíiiii!

M_ Entonces mañana vamos a ir a montar ese caballo. ¿Quieres?

Az_ Shíiiiiiii. ¿Ava tamén?

M_ La llevamos a Aháva también. Y a la mami, si se atreve.


(miraba pícara a Esther)

E_ ¿Yo? Psss, ¡por supuesto!

En_ ¿Pero no era que tú le tenías terror a los caballos?

E_ Mamaaaaaaaaa...

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

La casa estaba reluciente, los cuartos con las camas tendidas y la


cocina lista para ser usada. Don Esteban y su familia se habían
ocupado de dejar todo en condiciones ante el aviso de Maca de su
llegada con otras personas. Después de una breve charla
quedaron en encontrarse al día siguiente para conversar los temas
“financieros” y de “mantenimiento” y el hombre y su esposa se
retiraron a la media hora. Para entonces Esther y Encarna habían
recorrido todas las instalaciones.

En_ ¡Es una mansión! (Aháva seguía dormida en sus brazos)

E_ Enorme Maca y tan bonita, este estilo andaluz me fascina. (con


Aziz cogido de su mano y Greta [II] pegada a sus talones)

M_ Me alegro que te guste, eso quiere decir que aceptarás venir


seguido, ¿no? (los ojos encendidos de alegría)

Por alguna razón “no determinada” a Esther se le “carminearon”


las mejillas nuevamente y doña Encarna, ni lerda ni perezosa,
captó al instante el “colorete” de su hija y los ojos “centelleantes”
de la forense.

1El origami ( es el arte de origen japonés También originalmente llamado papiroflexia que en el oriente se
conoce por su nombre origami consiste en el plegado de papel, para obtener figuras de formas variadas.
http://es.wikipedia.org/wiki/Origami
43.-

Esther y Encarna usaron la gran habitación que fuera de la abuela


de Maca. La forense no aceptó que usaran la de invitados, ella se
ubicaría en la que fuera la “suya” con la cuna de viaje de Aháva.

Maca había colocado un catre con colchón para Aziz y el niño


estaba fascinado por la “aventura” de dormir “ahí”.

Encarna ya estaba metida entre las mantas cuando Esther llegó


de acicalarse en el lavabo.

E_ ¡Está dormido! ¡Qué cansancio! (sonreía, se sentía


“insensatamente” feliz en ese momento)

En_ Y Greta. Mírala.

E_ Ya veo. ¿Cómoda la cama? (colgando su vestimenta en el


ropero)

En_Un placer, ¡el colchón es de lana, de los antiguos!

E_ Aysss, todavía me acuerdo del de la abuela. ¿No está hundido y


duro?

En_¡Para nada! Ven, siéntate y prueba aquí. (le señalaba con la


mano) Se ve que lo han cardado seguido y también le han
cambiado el forro.

E_ ¡¿Levantaste las sábanas para mirar el forro?!

En_ ¡Claro!

E_ ¡Mmmm!, tienes razón, está bueno. (probando)

En_ Seguro Maca se ha encargado, es tan cuidadosa y meticulosa


para las cosas de la casa. Ahhh.

Esther sonreía.
E_ Cuidadosa y meticulosa para las cosas de la casa, sí, jeje.

En_ ¡¿Has visto la comida que nos ha preparado?!! ¡Un manjar!

E_ Como ella misma lo ha dicho, tiene muy buena mano. (con


picaresca, recordaba la escena y el guiño cómplice de la forense
cuando lo decía)

En_ ¡La mejor! Oye, ¿no tiene novio no?

E_ No, que yo sepa. (se sentaba en la cama y se quitaba las


chanclas)

En_ Ahhhh. Raro.

E_ ¿Qué tiene de raro? (se quitaba la bata)

En_ ¿Tú la has visto? Bueno, sí, la has visto, no le quitas los ojos de
encima.

E_ Jmmm, sí, es guapa. (evitó decir algo de ese comentario de su


madre sobre su actitud)

En_ Es raro que no tenga novio, no digo marido, hoy no es estila,


pero pareja, raro, jmmm.

E_ Mamá, está muy centrada en su profesión. (se metía entre las


mantas y acomodaba sus almohadas)

En_ Y esas cosas de investigación en las que se mete.

E_ ¿Y tú como sabes eso?

En_ Os escuché hablar en el coche.

E_ Ah, te hacías la dormida.

En_ No, dormitaba y algo escuché. Igualmente, es raro que no


tenga pareja. ¿Hace mucho que está sola?
E_ Sé que ahora está sola, más no sé, no somos tan amigas como
para que me cuente toda su vida.

En_ Y... esto... jmmm... es muy seductora.

E_ ¿Seductora? Jajaja. (apoyada cómodamente sobre las


almohadas) A ver, ¿por qué lo dices?

En_ Por la forma en que mira, los tonos que usa, esa sonrisa entre
pícara y soy güenita, no sé.

E_ No vi que intentara seducir a ninguno con quienes hayamos


hablado.

En_ Contigo sí lo hace.

E_ ¡¡¿Eh?!!

Toc-toc-toc -¡¡salvada por el toc!!-

M_ ¿Puedo pasar con un último mimo de bienvenida? (dijo desde


la puerta cerrada)

En_ ¡¡Claro, adelante!! (sonriente, acomodándose el cuello de su


camisón) ¿Qué nos traerá? (murmuró expectante)

M_ Permisoooooo. (abría la puerta y entraba con una bandeja con


pequeñas copas y una botella oscura sin etiqueta) Encontré este
licor al chocolate, lo hacía mi abuela, hay varias botellas
escondidas en su lugar secreto. ¿Queréis probarlo?

E_ ¡¡Sí!!

El entusiasmo de la voz de Esther fue tan evidente que Encarna la


miró de soslayo. Parece que no iba mal encaminada en sus
“entuertos” mentales.

– .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
El sábado amaneció nublado y con amenaza de lluvia. Cuando
Esther se despertó se encontró a solas. Se imaginó que Encarna la
había dejado dormir “de más” y cuando estaba en el lavabo
escuchaba las voces alegres de su madre, su hijo, los ladridos de
Greta y los balbuceos de Aháva. Aparentemente venían de la sala
abajo. No escuchaba, eso sí, a Maca.

En la claridad de la luz del día el baño se veía aún más grande y la


vieja bañera con patas - “toda de hierro, qué artesanía” pensaba
mientras se echaba un meo- le parecía aún más bonita. Los
azulejos decorados con los arabescos típicos andaluces, el gran
espejo de hierro negro tallado, las jaboneras, el lavabo, todo “olía”
a viejas épocas de esplendor terrateniente en tierras andaluzas.
Sin embargo, la abuela de Maca para nada se comportaba como
una “cacique látigo en mano” - según las anécdotas que la
forense les había contado.

E_ Maca adora a esa abuela, ¡con qué orgullo habla de ella! Así
que la vieja era republicana y estuvo en las trincheras luchando
contra los fascistas. Claro, de tal abuela tal nieta, jeje. (musitaba
mientras se lavaba los dientes)

Llegaban a sus oídos las canciones de doña Encarna y Aziz


haciendo coro a su abuela.

E_ Está contenta, le gusta mucho esto.

Se le cruzó por un instante el comentario noctámbulo de su


madre. “Es muy seductora... la forma en que mira, los tonos que
usa, esa sonrisa entre pícara y soy güenita...contigo sí lo hace.”

E_ ¿Tendrá razón? ¿Me estará intentando seducir? (se quedó


mirándose al espejo sin mover el cepillo para el cabello que tenía
en la mano)

Giró la cabeza hacia la bañera y por un breve instante la recorrió


un calor húmedo que la hizo estremecer. La bañera, llena de agua
y espuma y Maca desnuda adentro, sus hombros y la parte
superior de su pecho afuera, llamándola.

E_ ¡¡Coño!! ¡¡Veo visiones!! Pufff. (volvió al espejo y a alisarse el


cabello con fuerza, tratando de borrar la ensoñación que esa
“visión” la había causado)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Maca se había ido a la casa de don Esteban a conversar sus


“asuntos”, el hombre la había pasado a buscar muy temprano.
Eran casi las once y todavía no había vuelto. Negros nubarrones se
apilaban en el horizonte y Esther temía que se largara la tormenta
antes de su llegada. Estaban en el patio trasero, donde había una
mesa y sillas de hierro forjado, con unos mullidos almohadones.
Aziz jugaba con Greta y sus juguetes mientras Aháva, sentada en
su silla, muy despierta, movía sus manos y piernas excitada ante
la vista del niño y el perro. Esther la vigilaba sentada a su lado.

En_ Este lujar es increíble. (regresaba de la cocina con una


bandeja con brebajes, pasteles y un biberón)

E_ Sí, además, ideal para los niños. Estos dos están gozando del
aire libre. Tú que eres mujer de pueblo, ¿crees que se largue
pronto la tormenta? (señalando el horizonte con su cabeza)

En_ Jmmm, no sé, no conozco el clima de esta zona, es distinto a


Castilla Esther.

E_ Ahhh.

En_ Creo que nos dará a tiempo a entrar si viene un aguacero.

E_ Ya.

En_ Y Maca se fue en el coche de ese Esteban, no te preocupes, los


caminos son buenos, va a poder volver sana y salva.

E_ Eso lo sé, mamá.


En_ Pero te preocupa, hija. Anda, coge a esa pobre niña, que es
hora de su biberón de media mañana, antes que empiece a
berrear de hambre.

E_ Aháva nunca llora, si es un peluche, ¿verdad cariño? Venga con


Esther, así, sí. Ayss, qué dulce es esta cría. (levantándola de su
silla y llenándola de arrumacos)

En_ Como su madre adoptiva. ¡Aziz! ¡Tu leche!

El niño no se hizo “llamar” dos veces, dejó todo lo que estaba


haciendo en el suelo, pegó un brinco y salió de raje hacia ellas,
seguido por Greta que también esperaba “su recompensa”.

E_ ¿Le has traído su pienso a …?

En_ ¡Por supuesto! Pssss...

Y así estaban, Esther dándole su bibe a Aháva, embobada


mirándola y acariciando su cabecita; Aziz bebiendo su vasote de
leche; Greta atiborrando sus mandíbulas de pienso y Encarna
sirviendo una ronda de té con leche, cuando …

Aziz_ ¡¡Aio!! (señalando con su dedo hacia el horizonte)


¡¡Mamá!! ¡¡Aio!!

¿Ensoñación? ¿Babas? ¿Húmedo calor perlviano? Todo eso y


mucho más. Porque verla montada en ese caballo, cabalgando al
trote hacia donde ellos estaban, su melena al viento, su camiseta
ajustada debajo de un chaleco oscuro abierto, sus vaqueros
ceñidos al cuerpo y esas botas de montar -¿tenía botas de
montar?, ¿las había traído?, ¿tenía en mente usarlas?, ¿no había
sido casual entonces lo de ese caballo que habían visto?,
¿estratagema de seducción? - aysss, pobre Esther, no estaba
preparada para semejante visión. Y Encarna, ipso facto, después
de mirar hacia donde Aziz señalaba, giró su cabeza y miró a su
hija. Sí, sus “divagaciones mentales” iban bien encaminadas.
44.-

Primer turno para el paseo a caballo, Aziz. El crío destilaba


excitación y alegría por todos los poros de su piel. Se le notaba el
nerviosismo cuando Maca lo sentó delante de ella, en la silla. Pero
a poco de comenzar a trotar fue cogiendo confianza y al rato
llevaba las riendas y se mantenía erguido, confiado y azuzaba al
caballo con su “¡¡aio!! ¡¡aio!!” -imaginar aquí torrente de babas de
madre enfermera- “abu-necesitando-pañales”.

Fue un largo paseo, hasta más allá de donde llegaba la vista. Y


fueron decenas de fotos que Esther sacaba a los “jinetes” y a
Greta [II] que corría y saltaba y ladraba al costado de ellos en todo
el trayecto.

Regreso al fondo de la casa para “descargar” al jinete intrépido.

M_ ¿Te has cansado?

Az_ ¡¡Nooo!! ¡¡Mashhhh!!

M_ ¿Le prestamos un rato el caballo a mami?

Cara de espanto de la enfermera, con el móvil-cámara en la mano.

Az_ ¡¡Shiiiiiii!! (entusiasmado, afirmando con la cabeza)

M_ Venga, ¡abaaaajo! Turno de la mami.

E_ Estooo.... está por llover, mejor lo dejamos para otro momento.


(de pie junto al caballo que le parecía enormemente “inmenso”)

En_ Lo que yo decía, cagazo a los caballos. (meciéndose


rítmicamente con Aháva dormida en brazos)

E_ Mamaaaaaaa.... (“metomentodo lengua larga”- se crisparon sus


ojos en reprobación al comentario de su madre)

M_ Esther, coge a Aziz, yo me bajo y te ayudo a subir.


E_ Vale, cojo a Aziz pero lo de subir lo dejamos para otra ocasión.

M_ ¿Miedica? (entregándole al niño)

E_ Nop. (segura) Luego. (bajaba a Aziz y lo depositaba en el suelo)


¿Te gustó cariño?

El niño asentía sonriente con la cabeza, pero parece que quería


ver a su madre montada como Maca, en el “mastodonte” -a los
ojos de Esther.

Az_ ¡¡Ico aio mamá!!

E_ Más tarde cariño. (sonreía nerviosa mientras acariciaba la


cabecita de su hijo)

En_ ¿Y si Maca te lleva como a Aziz así le pierdes el miedo de una


vez? Lo que pasa Maca es que de pequeña su padre la subió a uno
enorme y se cagó en las patas porque quedó colgando de un
costado. (seguía meciéndose muy rítmicamente con la niña)

Furiosos dardos asesinos silenciosos cruzaban el espacio vital


entre madre e hija.

En_ No me mires así, sería bueno que el niño te viera montar, así
no se le queda la idea de que es peligroso.

E_ ¿Y por qué tendría esa idea mi hijo si acaba de dar un paseo


delicioso? ¡¡¿Eh?!!

M_ Venga, Esther, no le des más vueltas, te subo aquí como a Aziz


y mañana lo intentas sola, es cuestión de la primera vez, como
con el agua, te tiras a la piscina y le pierdes el miedo.

Esther se giró a mirar a la forense quien con su mejor sonrisa


“inocente” le señalaba el lugar frente a ella, sobre la silla.

M_ ¡Anda! ¡No te hagas rogar! (¡aysss!, ese guiño entre pícaro y


“soy güenita”, le causaba estragos a la integridad física y “moral”
de la enfermera)

¿Quién se resiste a semejante invitación? [Nota de la autora: “¿yo?,


¡nooo!”]

E_ Vale, pero una vueltita corta eh. Que las nubes... (señalando el
cielo encapotado)

M_ ¡Lo que usted ordene, mi general! (haciendo el saludo militar)

E_ Aysss. (meneaba la cabeza sonriente, esos gestos de Maca la


“podían”) Mamá, te dejo el móvil.

En_ Nena, déjalo para sacar unas fotos, dime dónde aprieto.

E_ Con la niña en brazos no vas a poder.

En_ Tú deja todo preparado y yo me encargo.

Que te doy el móvil, que aprietas aquí, que la sostienes firme, que
esto y que lo otro, al final Esther estaba lista para subir al
“mastodonte” mientras Maca estiraba su mano para ayudarla a
pegar el salto al lomo después de poner el pie en el estribo.

¿La cara de Maca? Ahhhh, placer que no podía esconder y que le


hacía morderse el labio inferior y pasar la punta de lengua por sus
labios más de una vez.

¿La cara de Esther? Julepe mayúsculo, que “me caigo”, que “esta
cosa me pisotea con esas patazas”, que “quién me manda a
aceptar”, que.... todo esto hasta que cruzó la pierna por encima
del lomo y quedó ubicada en la silla con la forense pegada a su
espalda, la inundó el aroma suave y penetrante de su perfume y
ahí fue... subir al cielo y bajar al infierno al mismo tiempo. Al cielo,
porque se sentía liviana y etérea como en las nubes. Al infierno,
porque le ardía todo. Y cuando digo “todo”, es TODO.

¿La cara de Encarna? ¿Exagero si digo que era de “misión


cumplida”? Esta mujer no hace ni dice nada sin segundas
intenciones, ejem.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Primero le avisó que pasaría sus brazos al costado de su cuerpo


para ayudarla a sostener las riendas. ¡Gran calor gran!

Segundo le medio.susurró en la oreja un “¿estás cómoda así?”.


¡Gran calor gran!

Tercero comenzó a trotar el caballo muy lentamente y sentía la


parte delantera de Maca pegada a su espalda rozándola con el
“trote”. ¡Gran calor gran!

Cuarto, apenas un par de metros trotando y la forense puso voz de


“terciopelo azul” y le susurró con malicia, “relájate, seguro te va a
gustar”. ¡¡Incendio total!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

La vuelta fue breve, a decir verdad. Y las ganas de Esther que


durara “para siempre”, también verdad. Cuando Maca la ayudó
con su mano a bajar sentía que ya estaba como su madre y su
prolapso, “nena, se me escapan los chorritos cuando me río o
toso”, aunque lo de ella no era “prolapso” que digamos.

Az_ ¿Gustó mamá?

E_ Mucho cariño.

En_ Es que Maca tiene una manoooo... (meneando la cabeza


mientras seguía impasible meciendo a la beba en brazos)

Esther la miró fijo aunque no sabía si lanzarle dardos


envenenados o agradecerle la idea, dudando mentalmente si su
madre no lo había propuesto con “toda intención” dado los
comentarios nocturnos.
M_ Parece que ahora sí se viene la tormenta, voy a meter el
caballo en el establo y os ayudo a entrar las cosas.

Az_ ¿Tabo?

M_ Sí, el lugar donde duermen los caballos, ¿quieres venir


conmigo?

Az_ ¡¡Shiiiiiiii!!

M_ Esther, ¿me lo subes al campeón?

E_ Claro.

Y fue subir al niño y la otra intentar cogerlo y rozarse los dedos y


mirarse y la forense hacerle uno de sus guiños “pícara.güenita” y
la enfermera volver a sentir los fuegos de Dante en su osamenta.

En_ Yo entro a la niña, ¿te encargas de recoger las cosas?

E_ ¿Eh?

En_ Parece que la cabalgata te frió las neuronas, ni escuchas.


(girando y con una sonrisa “malévola.satisfecha” en su boca.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Tormenta de verano que duró... lo que duran las tormentas de


verano. Aguacero y truenos y relámpagos y destellos y Aziz
ensimismado en la ventana -con el hocico de Greta [II] oegado al
vidrio- mirando el horizonte negro e iluminado. Chico de ciudad,
es lo que tiene el campo, los “hipnotiza” con la majestuosidad de
sus pequeñas maravillas naturales.

Esta vez fue Encarna la encargada de preparar el almuerzo con los


pescados que don Esteban-y-señora habían dejado en la nevera.
Patatas asadas, “porque mi Aziz las adora”, más algunas
ensaladas variadas, un buen tinto esta vez de la reserva “privada”
de la abuela de Maca, frutas de postre y ya está.
Después del almuerzo seguía la tormenta y la lluvia, ergo...

E_ Hoy me parece que no tendremos playa.

En_ Ni Granada. (suspiro aletargado de la “abu”)

M_ Playa no, pero a Granada nos vamos apenas pare. Si mis


recuerdos no me fallan, a eso de las seis esta tormenta será
historia y rumbeamos para allá. Veremos algo con luz de día y
luego paseo nocturno, con cenita incluida en un bodegón
especial.

E_ ¿Conoces a los dueños?

M_ A la dueña.

E_ Ahhh. (sección “celos”, ¡in action!)

Maca lo notó.

M_ Una de las protegidas de mi abuela, la ayudó a instalar el


negocio y le pagó sus estudios de chef.

E_ ¡Ahhh! (sección “alivio de celos”)

M_ Ahora nos vendría bien una copita de licor de mi abuela.

E_ Ese licor de chocolate es una delicia.

M_ Este te va a gustar más, licor al cognac, receta secreta.

E_ ¿Nadie la conoce?

M_ Muá sí. Y si te gusta, te prometo preparártelo especialmente.

En_ Yo acepto y después, una buena siesta me vendría bien. ¿Tú


duermes siesta Maca? (con Aziz en su regazo medio dormido)

M_ Me encanta la siesta, pero … no a solas. (y la miró a Esther)


¡Pa qué! ¡Otra vez el infierno de Dante en la pobre osamenta de la
enfermera!

M_ Así que... voy a mirar los papeles que me dio don Esteban
mientras Aháva duerme.

En_ A Esther no le gusta mucho la siesta. Nena, yo me ocupo de


Aziz, ¿por qué no te quedas con Maca y la ayudas y de paso miráis
las fotos que sacamos?

Lo dicho, doña Encarna es una “vieja piola [1]”.

1. Piola= lunfardo porteño, RAE 1. adj. coloq. Arg. y Ur. Simpático, de trato agradable. U. t. c. s. 2. adj.
coloq. Arg. Astuto, listo. U. t. c. s.
45.-

La mesa de la sala estaba llena de boletas y papeles varios. Maca


iba de uno a otro, anotando datos en su portátil. Esther llegaba
con dos tazas de humeante y oloroso café recién preparado.

E_ ¿Me haces un lugarcito?

M_ ¿Eh? Ahhh, sí. Aquí. (movía papeles hacia un costado)

Esther colocaba ahí las tazas y se sentaba en la silla al lado de la


forense.

E_ Le puse una cucharada de azúcar y un chorrito de leche, ¿está


bien así?

M_ Uhhh, ya conoces mis gustos. (cogía la taza y tomaba un


sorbo) ¡Perfecto!

E_ ¿Te puedo ayudar en algo? (más que complacida por haber


“acertado”, había tomado debida nota del “gusto” de la médica
con el café)

M_ ¿Sabes algo de impuestos? Estoy tratando de ordenar esto, ver


lo que se pagó y falta pagar pero soy un poco bruta con estas
cosas.

E_ Algo, en casa siempre me ocupaba yo de eso. Muéstrame a ver


qué cable te puedo echar.

M_ ¡Qué bien! (contenta) A ver... estos son los impuestos del


ayuntamiento, me parece que falta pagar bastante. (le entregaba
un tocho de boletas)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Maca miraba muy seria las cifras que arrojaba la planilla del Excel
[1] que Esther había elaborado.
M_ ¡Coñooo!

E_ Una cifra abultada.

M_ El acuerdo que tenía con mi familia era que pagaban todo y


mira tú... se debe un pastón.

E_ Ajá. Han hecho pagos esporádicos. Raro que no les hayan


intimado para ponerse al día.

M_ Jmmm (arrugaba los hombros sin quitar la vista de la cifra que


la desvelaba) Habrán hablado con alguien para que no salieran
las intimaciones.

E_ ¿Pueden hacer eso? (sorprendida)

M_ Esther... mi familia es una institución en esta comunidad,


cuando quieren, pueden … un sobre con algunos duros por aquí,
alguna presión por allí y ya está.

E_ ¿Son barones en la zona?

M_ Ajá, al estilo cacique de antaño.

E_ Creí que esas cosas no se daban más.

M_ ¿Has visto el Gürtel? (se giraba a mirarla ahora)

E_ ¡¡¿Tú crees que hacen eso?!! (más que asombrada, casi


escandalizada)

M_ Eso y mucho más. Mi familia no le hace asco a nada.

E_ ¿Están relacionados con el partido de …?

M_ Esther... (la interrumpía) con este gobierno, con el anterior y


con el próximo, no importa el partido, el único color que manejan
es el color del dinero y ése, cariño, abre toooodas las puertas.

Esther no reparó en el “cariño”, impactada por lo que la forense le


relataba.

M_ Bueno, dejemos eso de lado, ya te contaré más. Ahora tengo


que ver cómo afronto esto (señalaba la pantalla), porque además
está el salario de don Esteban, no le han pagado hace meses.

E_ ¡¡¿Nooo?!!

M_ Menos mal que el hombre quería mucho a la abuela, si no, esta


casa estaría en ruinas. En fin... jmmm... ¿de dónde saco este
pastón? (con los ojos fijos en las cifras de la planilla de cálculo)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Decidido que Maca pagaría de inmediato los salarios a don


Esteban y que se comunicaría con el Ayuntamiento para pedir un
plan de facilidades de pago de la deuda, se sentaron en el amplio
sillón a mirar las fotos que la forense había descargado en el
portátil.

M_ Jajajaja, esto son nuestras piernas, jajajajaja.

E_ No ha sacado una entera. (cliqueaba haciendo pasar las fotos)

M_ ¡Pobre! Con la niña en brazos, hizo lo que pudo.

E_ Ya, pero ¡una por lo menos!

M_ Jajajajajaja.

E_ ¡¡¿Qué es esto?!!

M_ Las patas de Rayo.

E_ ¿Se llama Rayo el caballo?

M_ Sí, yo le puse el nombre cuando nació.

E_ Entonces es tuyo, no es de don Esteban.


M_ Es mío, sí. Pensé que lo habrían vendido como al resto, pero
no, no lo hicieron.

E_ Respetaron que era tu caballo.

M_ No, algo menos sentimental y más... material. Tiene una pata


coja, don Esteban lo ha cuidado mucho y bien, pero no puede
correr. Por eso era invendible.

E_ Ya. (notaba la desazón de la mujer cada vez que hablaba de su


familia)

M_ ¡¡Por suerte Esther!! (sonreía mirándola a los ojos) Ahora lo


tenemos para Aziz y para Aháva. ¡Van a poder montarlo cada vez
que vengamos! (con una gran sonrisa y alegría en los ojos)

Esther se quedaba callada observándola con expresión tierna en


sus ojos.

M_ ¿Porque vais a venir? Digo... si quieres venir con Aziz... a mí me


gustaría mucho.

E_ Me encantaría Maca. (la ternura se iba transformando en “otra


cosa”)

M_ ¿Te gusta aquí?

E_ Mucho.

M_ Y... esto... (le temblaban las pestañas ante esos ojos que la
miraban con “algo” que se encendía más y más)

E_ ¿Qué? (con voz casi ronca, leve murmullo que apenas se


atrevía a dejar su garganta)

M_ Yo... que... esto... (sosteniendo la mirada de la enfermera)

Se había quedado sin palabras, ella que “hablaba hasta por los
codos”.
E_ Tú ¿qué? (la “incitaba” con sus ojos)

M_ Yo...

Tenía que juntar fuerzas, era “el momento”. Esther la invitaba con
su mirada, todo eran señales de “lánzate Macarena”. Ella, “la
intrépida”. Venga, que era “pan comido”, todo estaba como a ella
le gustaba, a “punto” para ser “devorado”.

Más claro, blanco y en botella. Pero había un “pequeño


inconveniente”. Esta chica frente a ella no era “cualquier chica”.
No era uno de sus “ligues”. Ni siquiera era una de sus ex novias.
No, para nada. Ésta frente a ella era “Esther”. Y para ella Esther
era cosa demasiado seria como para arruinar la relación que
venían teniendo por eso de “lanzarse a por ella”. ¿Y si las señales
no eran correctas? ¿Y si todo lo que Esther le “manifestaba” era en
realidad señas de una amistad profunda y valiosa? Si hacía algún
movimiento, algún gesto amoroso, quizás se molestara, quizás se
ofendiera. Y lo que menos quería era perder eso hermoso, valioso,
profundo que tenía con Esther. No, para nada.

M_ Túuuu... ¿te vas a atrever a montar a Rayo?

E_ ¿Ehhh?

M_ ¿Vas a ser menos miedica? (tragaba saliva con dificultad, se le


atoraba la respiración en su camino hacia las vías aéreas
superiores, le sudaban las manos)

E_ ¿Eso te interesa saber ahora?

M_ Como interesar... es que...

Esther lanzaba fuego con la mirada. Pero no fuego “asesino”, era


fuego de pasión, el que tenía en la osamenta, en el alma, en … allí
abajo donde don Dante y su infierno se habían instalado.

M_ Claro que me inte... (amagó con levantar los hombros)


E_ Y a mí... me interesa saber esto.
Ipso facto...
All of a sudden...
All'improvviso...
Soudain...
Plötzlich...
‫ﻓﺠﺄة‬...
Bat-batean...
De sobte...
Ξαφνικά...
De pronto...

[en el idioma que se os ocurra]... sin aviso la cogió de la nuca y le atrapó


los morros con los propios en un beso de esos de peli, a lo Burt
Lancaster y Deborrah Kerr en "De aquí a la eternidad"[2], aunque
este era más parecido a esos "de serie“ que se dieron las chicas
de TLW. [NdeA: dejo a elección de las lectoras cuál -3-
]

¿Maca al fin reaccionó?

¿Esther se arrepintió de su "arrebato dantesco“?

¿Terminaron retozando en el sillón?

O mejor, ¿terminaron "durmiendo la siesta“ al estilo Maquista?

Eso... en el próximo capi.

1Excel= programa de planilla de cálculo del MSOffice.

2http://www.youtube.com/watch?v=1W6AGM-LxGY

3http://www.youtube.com/watch?v=7W5jx8Sk0Os
46.-

Esther lanzaba fuego con la mirada. Pero no fuego “asesino”, era


fuego de pasión, el que tenía en la osamenta, en el alma, en … allí
abajo donde don Dante y su infierno se habían instalado.

M_ Claro que me inte... (amagó con levantar los hombros)

E_ Y a mí... me interesa saber esto.

De pronto sin aviso la cogió de la nuca y le atrapó los morros con


los propios en un beso de esos de peli.

Unos segundos después, cuando los labios ya no estaban


“fogosamente” sellados, Esther se quedó mirando a los ojos a
Maca, sin quitar la mano de su nuca. Le latía el corazón, le latía el
cuerpo entero y su respiración estaba entrecortada por la
excitación del momento y de lo que “había hecho”, algo inusual
en ella, ¡jamás había tomado la iniciativa amorosa en ninguna de
sus relaciones anteriores!

Se encontró frente a ella dos ojos que reían de alegría y de


sorpresa, echaban destellos de luz incandescente, es que Maca,
¡no se lo podía creer! Tantas dudas, tanto cuidado y ¡la enfermera
“hétero” se había lanzado a por ella!

No había movido una mano, un ápice de su cuerpo, no había


hecho gesto “muscular” alguno más que con sus labios,
respondiendo al beso, casi un reflejo autómata.

Al fin, dos segundos después de que el aire “inundara” sus


pulmones, su mente reaccionó.

M_ Cariñoooo... y yo que te decía miedica.

¡Pa qué! Con esa voz, con ese tono “terciopelo azul”[1], con esa
dulzura, con esa “incitación” sensual, a Esther ese “cariñoooo” le
inflamó hasta la última pestaña. Sin una palabra, se “lanzó” de
nuevo a por la forense. Y esta vez la médica respondió “en tiempo
y forma”, abriendo levemente sus labios para un beso “con todas
las de la ley” y estirando sus brazos para coger a la enfermera de
la cintura y los hombros.

No sabían que unos metros más “allá” una “bela-con-niña-recién-


despertada-pero-siempre-con-una-sonrisa-nunca-un-ber reo-
destemplado” las observaba.

En_ Hacen una bonita pareja, sí. Y mi hija ¡al fin! se ha


despertado y hace lo que siente. Jmmm, esto va bien. Aunque
están mal ubicadas en esas sillas para la faena, van a terminar
cayéndose.

Todo esto “pensado” sin titubear, sin pestañear y sin dejar de


mecer a Aháva.

Y doña Encarna “tampoco” se equivocaba en esto. Te abrazo, te


cojo, te aprieto, te beso, te saboreo, te “esto”, te “lo otro”,
terminaron tumbándose de lado y ¡plas! al suelo de costado, ¡con
sillas y toda su “humanidad”!

M_ ¡Ohhh!

E_ ¡Aysssss!

M/E_ ¡¡¡Jajajajajajajaaaaaaaaa!!!

En_ Lo que había pensado. Aháva, desaparezcamos y


reaparezcamos haciendo ruidito, cariño. Se cortó el momentum,
luego lo reanudarán. ¡Muak! Ayss, ¡qué niña más dulce y buena!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Con la sonrisa tonta instalada, Maca le preparó su biberón a la


niña y Esther se lo dio, luego la cambiaron juntas haciendo cada
tanto “manitas” bajo las miradas “secretas” de doña Encarna, que
cada tanto ponía los ojos en blanco ante tanto “pasteleo táctil”.
Turno de Aziz de despertarse, prepararle su leche, la lluvia que
comenzó a amainar, finalmente paró y partida hacia Granada, tal
como había dicho la forense, “a eso de las seis”.

Fue un paseo “delicioso” [Maca dixit a Claudia, comentándole el


finde con lujo de detalles], “inolvidable” [Esther dixit a Teresa,
comentándole el finde sin lujo de detalles], “aysss, qué bonita es
Granada, ¡¡cuando se lo cuente a Pili!!” [Encarna dixit, a cada
rato, como “disco rayado”]. Fue más que nada una visita
“motorizada”, no bajaron a visitar lugares emblemáticos ni a
pasear a pie, pero eso para Encarna era suficiente. Terminaron
cenando en el bodegón de la “protegida de la abu”, más que
opíparamente, la mujer estaba encantada de volver a ver a Maca
“¡qué guapa estás!, ¡salerosa como la abuela Carmen!” y desde
ya, sin pagar un duro.

El regreso fue con “la tropa dormida” en el asiento trasero,


pasteleo de miradas, pasteleo de manos, con unas ganas terribles
de retomar lo que “las sillas” interrumpieron pero alertas porque
“mi madre está con las antenas paradas, no te fíes de sus
ronquidos, todo lo oye y todo lo ve”, “¿con los ojos cerrados?”,
“tiene visión infrarroja”, “jajajajajaja”.

Cuando llegaron a la casa se encontraron con Don Esteban


esperándolas sentado en su coche.

M_ Don Esteban, ¿qué hace por aquí a estas horas? (se apresuró a
bajar e ir hasta el coche del hombre)

D.Est_ Macarena, me he intentado comunicar con su móvil pero


estaba apagado.

M_ ¡Uy, me olvidé de prenderlo! (mecánicamente metía la mano


en su chaqueta y sacaba el móvil)

D.Est_ Hay... esto... verá, llamaron de su casa.

M_ ¿Mi casa? ¿Quién? Si yo vivo sola.


D.Est_ De su casa de Jerez, su hermano Jerónimo.

M_ Ahhh. ¿Y?

D.Est_ Una amiga suya, Claudia, le dijo que estaría por aquí.

M_ Vale. ¿Qué quería?

D.Est_ Su padre... ha tenido un infarto, está en la unidad de


cuidados intensivos.

Maca se quedó pasmada.

D.Est_ Me dejó la dirección del hospital, si quiere ir a verlo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Encarna le aseguró y recontra-aseguró que ella sola podía con los


dos críos y que se encontraba cómoda y “como en su casa”. Maca
dudaba pero Esther estaba convencida de lo que su madre decía e
insistió “voy contigo”, “Esther que no es necesario, he hecho este
camino muchas veces y...”, “no es por el camino, ya sé que lo
conoces de memoria, quiero estar contigo, necesito estar
contigo”, “vale”.

Tardaron media hora en llegar al Hospital de Jerez de la Frontera,


diecinueve kilómetros entre curvas pronunciadas y rotondas por
doquier por la A-2003. Todo el trayecto con la mano de Esther en
su rodilla o en su brazo. Lo agradecía, la necesitaba mucho en ese
momento. Intercambiaron pocas palabras, la forense no estaba
por la labor de comentar o decir y Esther respetaba su silencio.

Estacionó en una rotonda cercana al edificio de cuatro plantas. A


esa hora había pocos autos.

M_ Me parece raro que lo hayan traído aquí y no lo hayan llevado a


su clínica. (le comentaba a Esther mientras cruzaban la calzada
hacia la entrada de emergencias)
E_ Si fue una urgencia y llamaron al 112, lo llevan a un hospital
público.

M_ Raro, muy raro.

Apenas llegaron a la entrada, Maca estiró su brazo y cogió la mano


de Esther, que la apretó con fuerza.

M_ Tengo miedo.

E_ Venga, a ver qué te dicen. (apretón) No te imagines cosas


antes de saber.

M_ Tan distanciados que estamos y esto... no sé. (tenía los ojos


enrojecidos)

E_ Como sea, es tu padre Maca.

M_ Sí, es mi padre.

Llegaban al mostrador de recepción.

M_ Buenas noches.

Recep_ Cartilla. (sin levantar la vista de la revista que leía)

Esther sonrió, al parecer, en todos los hospitales públicos las


recepcionistas estaban “adoctrinadas”.

M_ No me vengo a atender, señora. Han internado aquí a mi


padre, en cuidados intensivos. Pedro Wilson.

Recep_ ¡¡Ahhh, sí!! ¡¡Don Pedro!! ¿Usted es la hija? (mirándola


ahora con atención por encima de sus gafas)

E_ Y cotillas cortadas por la misma tijera.

M_ ¿Me puede indicar hacia dónde está la unidad de cuidados


intensivos?
Recep_ No puede pasar a verlo.

M_ A ver señora...

Esther notó el malhumor creciente de Maca y se decidió a “meter


bocado”.

E_ Señora, ¿qué médico está a cargo? ¿Podemos hablar con él, por
favor? Para saber su estado.

La recepcionista le echó una mirada “complaciente”.

Recep_ El doctor Figueras, voy a ver si está disponible. (cogió el


teléfono)

M_ Ufff.

E_ Tranquila. (pasó la mano por su brazo)

Voz_ ¡Te has dignado venir! ¡Qué honor! No te preocupes, no


firmó testamento desheredándote.

Maca giró su cabeza al costado desde donde venía la voz. Esther


también pero manteniendo sus ojos en el rostro de la forense. Lo
que había escuchado era muy fuerte y temía por la reacción de
Maca.

M_ Jerónimo. ¿Cómo está papá? (angustiada)

Jer_ Mal, muy mal.

1 ¿Cómo es ese tono “terciopelo azul”? Es “licencia de autora”. De la película “Blue velvet” de David
Lynch y la canción homónima, me quedó esa “licencia”. Nada que ver con la trama de la peli. ¿Será por la
canción?

¿O por Isabella Rossellini?

Datos de la peli: http://es.wikipedia.org/wiki/Terciopelo_azul


La canción: http://www.goear.com/listen/311ac00/blue-velvet-bobby-vinton
Trailer:http://www.youtube.com/watch?v=Rbb5-WZ1VSw
47.-

Cl_ ¡¡¿Cómo que era una simple arritmia?!!

M_ El doctor Figueras lo confirmó. Mi hermano, como siempre,


exagerando la nota, para hacerme quedar mal con mi chica, nos
vio tomadas de la mano. Héctor, saca foto de la zona alrededor de
sus manos.

Estaba revisando un cadáver, al parecer el resultado de una pelea


de pandillas y era el turno de guardia del juzgado de Claudia.

He_ ¿Las dos manos?

M_ Sí, y de los pies, hay algo raro. Quiero girar el cuerpo y ver
abajo.

Cl_ ¿Qué ves de raro? Los CSI sacaron fotos y no me mencionaron


nada. (prestando atención a la zona que Maca le indicaba a
Héctor)

M_ Esos te lo escriben en los informes, me extraña nena que no


conozcas cómo proceden. (se agachaba nuevamente para mirar
las heridas en el tórax)

Cl_ Maca, no empieces con tu disputa acostumbrada. ¿Qué ves de


raro? (se agachaba a su lado)

M_ La sangre... muy poca para el tipo de herida. Al tipo lo tiraron


acá.

Cl_ ¿Y qué quieres ver debajo?

M_ Si hay sangre o no.

Cl_ Si no hay...

M_ Lo depositaron aquí, lo acuchillaron en otro lado, no sé si fue


una pelea o si directamente no fue un asesinato. Voy a tomar
muestras de sangre.

Cl_ Eso lo hicieron los CSI.

M_ Y yo lo hago también, no buscaban lo que yo quiero saber.

Cl_ ¡Agggggggh! (poniéndose de pie y meneando la cabeza)


Bueno, al final, ¿viste a tu padre o no?

M_ Nop, estaba durmiendo.

Cl_ Podías haber pasado a verlo, ya estabas ahí.

M_ Mira... (sacaba unos tubos e hisopos largos de su maletín) me


arruinaron el fin de semana por una arritmia causada por el viagra
y las veleidades de toro ibérico andaluz de mi padre.

Cl_ ¿Viagra? ¿Eso te dijo el médico?

M_ El médico fue más... jmmm, cuidadoso. Dijo citrato de


sildenafilo, mi chica lo tradujo al instante. ¡Es una profesional
excelente! (con admiración)

Cl_ ¡Hoxtia! ¿Y lo toma sin prescripción médica?

M_ Ni idea. Y no estaba con mi madre, la duquesa estaba de


minivacaciones en Marbella, con sus amigas.

Cl_ ¿Tú sabías que tu padre... ejemmm... (miraba a Héctor) eso?

M_ Mi padre, mi madre, mis hermanos, tradición familiar, las


escapadas con osamenta. ¿Ya está Héctor?

He_ Listo el pollo, bueno, en este caso el fiambre, jeje. ¿Te ayudo a
darlo vuelta? Morrocotudo el muchacho.

M_ Espera que termino de etiquetar las muestras.

Cl_ Entonces, ¿cómo has quedado con la chica?


M_ No tuvimos mucho tiempo para hablar a solas, entre la vuelta a
casa, extenuadas de cansancio y … estaba la otra gente. Esta
noche hablamos.

Cl_ Ahhh, entonces nada de nada.

M_ Jeje, ¿yo dije que nada de nada? Dije, no tuvimos tiempo de


hablar, jeje. Venga Héctor, tu levanta de allí, yo tiro de aquí.

– .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cafetería del Central, un “alto” en una mañana particularmente


tensa con la auditoría de medicamentos enviada desde la
ministerio de sanidad.

E_ ¡¡¿Llegaron antes que tú?!!

Te_ Ajá. Y el gerente con ellos. Tuvieron un cruce de palabras con


VML y … (bajando la voz, en tono “secreto de estado”) nada
amistoso. El tipo le reprochó que no tenía derecho a poner en tela
de juicio todo el sistema de aprovisionamiento de fármacos del
hospital y lo amenazó con denunciarlo por calumnias.

E_ Si la nota de Vi... VML... jmmm... no decía nada sobre el


sistema ése, yo la vi.

Te_ Parece... (miraba a los costados y siempre en tono “007”) que


hubo algunas malas lenguas tirando bosta por ahí.

E_ ¿Bosta? Jeje. (sorbo de café)

Te_ Y una de las malas lenguas es tu e-cha-da.

E_ ¡¡¿Eh?!! ¡¡¿Quién?!!

Te_ Laaa... (unía los dedos índices de ambas manos) del pijo.

E_ Aysss. Vale, ahora entiendo. ¿Y ésa que tiene que ver con todo
esto?
Te_ Nenaaaaaa... es la que controlaba farmacia antes. Si hubo …
(hacía el gesto de “robo” con una mano), ella lo tuvo que haber
notado. Y se dice que... jmmm... cambió de coche dos veces,
¡ejem!

E_ ¡Hoxtiaa!

Te_ El pijo está con una cara de orto...pedia, que ni te cuento.

E_ ¡¡¿Cara de qué?!!

Te_ Ayss, Esther, el finde te dejó lela. Ya veo que la pasaste muy
bien.

E_ ¡Uhhhh! (ponía los ojos en blanco y meneaba la cabeza)

Te_ ¿Tan buena anfitriona resultó la forense?

E_ ¡Qué te puedo decir! (suspiraba) Pregúntale a mi madre, ella


está encantada con Maca. Y Aziz tiene el Maca aio en la boca.

Te_ ¡Qué pena que no pudisteis ir a la playa!

E_ Con el paripé del hospital, volvimos tardísimo y … (se quedó en


silencio un par de segundos ante la imagen que se le apareció
para entibiar todo su cuerpo)

Todo el viaje de vuelta descargó hablando y despotricando contra


su familia toda la rabia que tenía encima. Esther la escuchaba
paciente. Sabía que lo necesitaba, había pasado una gran
angustia y el recibimiento de su hermano había sido la gota que
colmó el vaso cuando se enteró de la “verdad” de lo que le pasaba
a su padre. Cuando arribaron a la casa eran pasadas las tres de la
mañana.

M_ Disculpa Esther, te he dado la lata todo el camino. ¡Ufff! Vaya


sábado a la noche que has tenido que soportar. (después de
apagar el motor del coche, estacionado frente al portal)
E_ No me has dado la lata y yo he pasado por momentos
parecidos, difíciles. Descargar la bronca hace bien.

M_ Ya, pero … tú no tienes arte ni parte en todo esto.

E_ Jmmm, aún no, pero... (la miraba a los ojos) no sé, me sentí
bien estando a tu lado, acompañándote.

M_ Y para mí fue muy importante que estuvieras a mi lado.


(sacaba la mano derecha del volante y la estiraba para rozar la
mejilla del rostro de la enfermera) Me hubiera gustado … hablar
más de lo que pasó hoy y... jeje... más que hablar.

E_ A mí también. (cerraba los ojos ante el roce tibio y delicioso de


los dedos de Maca)

M_ Gracias por tomar la iniciativa, yo dudaba mucho.

E_ ¿Por qué?

M_ Jmmm. (arrugaba los hombros) Tenía miedo a que me


rechazaras, a ofenderte y... y... tú eres muy importante para mí,
no quería perderte.

Esther levantaba un dedo de su mano y lo ponía en los labios de


Maca. Turno de la forense de cerrar los ojos ante ese roce y
besarlo con suavidad.

E_ Tú también eres importante para mí.

Maca sonrió y entreabrió los ojos para inclinarse sobre el costado y


dejar un suave beso en los labios de la enfermera. Era hora de
retomar el hilo que las “sillas” habían cortado.

Te_ Te has quedado callada y pensativa.

E_ ¿Eh? Ahhh... ¿qué te estaba diciendo?


Te_ Que habíais vuelto tardísimo.

E_ Ahh, sí. Bueno, que estábamos muy cansadas y nos levantamos


casi al mediodía, mi madre nos dejó dormir y se ocupó de los
críos. (sorbo de café)

Te_ Claro. ¿Dormísteis juntas? (sorbo de café)

E_ ¡¡¿Eh?!!
48.-

Abría la puerta y se quedaba observando en silencio un par de


segundos. Maca seguía en lo “suyo”, inspeccionando el torso del
cadáver sobre su mesa. Héctor y Guille se giraron a mirarla.

Cr_ ¿Cuánto te falta para terminar Maca?

Maca ni se daba por enterada. No era adrede, estaba tan absorta


en lo suyo que ni la había escuchado.

He_ Ehhh, creo que no te escucha Cruz.

Cr_ Como siempre, en su mundo, ahhh. Héctor, apenas lo cierre,


dile que la quiero en mi despacho.

He_ Okei.

Cerraba la puerta sin otra palabra. Maca, ni enterada.

Gui_ ¿Qué hizo ahora? (le susurraba al fotógrafo)

He_ Nada, que yo sepa. (en el mismo tono, mirando a Maca) Me


parece que es chusmerío puro y duro.

Gui_ ¿Chusmerío?

He_ Bah, cotilleo como dicen ustedes. Parece que Maquita anduvo
visitando cama nueva.

Gui_ ¿Nuevo ligue?

He_ Seee, nuevo fato [1] en puerta, aunque se cuidaron de decir el


nombre de la feliz mortal.

Gui_ ¿Lo hablaba con la jueza?


He_ Seee, estas tres son dinamita che.

Gui_ ¿Las tres?

He_ Seee, la jueza me parece que está saliendo con un médico,


por lo que dijo Maca. Y la ex de tu papi con el poli.

Gui_ ¡¡¿Cruz con el gordo?!!

Seguían cotilleando en susurros.

He_ Rellenito, che, que si le decís gordo se ofende. Parece que es


un tigre en la cama.

Gui_ ¡¡Noooo!! ¡¡¿El gordo?!!

He_ El re-lle-ni-to nene, que no te oiga que te tira a la perra ésa


que tiene encima para que te morfe [2].

Gui_ Perro, que es macho. Si es más bueno que el pan. El otro día
lo trajo y me lo dejó mientras hablaba con Cruz en su despacho,
es manso.

He_ Todos son mansos hasta que te encajan un tarascón. Bueno,


como te decía, se lo escuché decir a la Castilla, parece que Cruz
está tururú por el tipo.

Gui_ ¡¡Noooo!!

He_ Che, nuestras minas [3], ¿hablarán tan bien de nosotros como
estas tres de sus amoríos? Porque la Castilla babeaba, tu ex
madrastra anda ventilando que tiene tres orgasmos al hilo y
Maca... bueno, nunca antes la vi con ojos de boluda como ahora.

Gui_ ¿Ojos de boluda?


He_ ¡Qué digo boluda! Hablaba de la mina nueva y era un helado
de dulce de leche derritiéndose. ¿Se nos habrá enamorado?

Gui_ ¿Te parece?

M_ ¿Qué estáis cuchicheando? (había terminado su inspección y


se levantaba la visera para mirarlos)

He_ Le contaba las jugadas de Messi y el Kun en el partido de la


Copa América, se mandaron un golazo que pa qué.

M_ Ahhh, fútbol, los hombres siempre hablando de fútbol.

Gui_ Estuvo Cruz.

M_ ¿Aquí? ¿Y por qué no me vino a saludar ? (se quitaba los


guantes)

He_ Te habló pero vos como siempre, en Saturno.

M_ Ahhh, puede ser, ¿qué quería?

Gui_ Quiere que la vayas a ver apenas lo cierres al muchacho.

M_ Vale. Ven Guille, repasemos lo que tienes que hacer y tú te


encargas. ¿Te parece bien?

Gui_ ¡¡¿Yo solo?!!

M_ Sí, ya lo has hecho tres veces y cada vez mejor. Conste que te
lo avisé, lo aprendes... no te escaqueas más. (sonriente, le
guiñaba un ojo mientras lo señalaba con el dedo)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Había pasado por farmacia para hacer el recuento de
medicamentos y el pedido, pero los auditores le pidieron que
regresara más tarde, que en ese momento estaban haciendo un
chequeo muy importante. Se fue a echarle un cable a su
compañera en cortinas.

Enf_ ¿Te encargas de estos pacientes? (le entregaba tres


historiales)

E_ Vale. (cogía las carpetas y comenzaba a repasar las


indicaciones mientras caminaba hacia cortinas) Ufff, estos dos son
de la Endesa, por suerte ya terminó su turno.

Ley_ ¡Esther! ¡Hola!

E_ ¡Leyre, qué gusto! No sabía que hoy tenías guardia.

Dos besos con rostros sonrientes.

Ley_ Aimé me pidió cambiar turnos, no sé qué tenía hoy. Jmmm...


(en voz baja), bueno, sí sé, me pidió consejo para comprarle unas
flores a alguien.

E_ Jeje, algo he oído. Anda con ojitos de pollito mojado.

Ley_ ¿Es alguien del hospital?

E_ No, pero por las referencias que tengo, ojalá se le dé, es una
mujer de esas que despiertan suspiros y que vale lo que pesa en
oro.

Ley_ Me alegro, era hora que le cambiara la suerte, ha sufrido


mucho con el accidente de su hija y su ex mujer.

E_ Ajá. Oye, ¿tú tomas los pacientes de la En... de Valeria?


Ley_ No, los de Enrique.

E_ ¿Quién se encarga de estos? (le mostraba los historiales)

Ley_ Ni idea, no sé quién más tiene guardia hoy.

E_ Jmmm, acá hay indicación de unos sedantes y no sé.

Ley_ ¿Sedantes?

E_ Tengo un poco de recelo con los sedantes a ancianos, hay


muchos médicos que los prescriben sólo en casos extremos. No sé,
quizás peco de demasiada puntillosidad.

Ley_ En general es conveniente hacer lo que tú dices, puede


provocar secuelas neurológicas en personas de avanzada edad.
Voy a ver si lo encuentro a Vilches y me autoriza a tomar esos
casos, mientras tanto aguarda con esa medicación, ¿vale?

E_ Vale. ¡Gracias! (sonriente)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Hacía piruetas con dos vasos de café para abrir la puerta del
despacho de “la jefa”, cerrándola con el pie.

M_ Me dicen que éste lo has pagado tú.

Cr_ Te dije que colaboro con la sección cafetería del personal.


Hola.

M_ Hola jefa. (colocaba un vaso delante de Cruz y se “dejaba caer”


en la poltrona frente al escritorio con su vaso en la mano)
Empezamos la semana con mucha sangre, espero que se calmen
las pasiones asesinas en Madrid. (bebía un sorbo a la par que
flexionaba las piernas sobre el asiento, cual su costumbre)
Cr_ Me tengo que enterar de tus andadas por terceras personas,
eso no está bien. (sorbo de café) ¡Así que al final Esther te
madrugó! Jajaja. ¡Me encanta!

M_ A mí me encanta más. Fue una de las mejores sorpresas de mi


vida. (sorbo)

Cr_ Bueno, empieza a desembuchar.

M_ Si Claudia ya te ha contado.

Cr_ No, no, quiero tu versión, suele ser más sabrosa por la forma
en que cuentas los detalles. ¡Vengaaaaa, no te hagas rogar!
Ahhh... Gimeno me dejó una carta para ti. (abría un cajón y
sacaba un sobre)

M_ A ver... (estiraba la mano)

Cr_ Primero lo primero. (volvía a meter el sobre en el cajón) Que


ya te conozco, te metes en tu mundo y no hay forma de sacarte.

M_ ¡¡Mala!!

Cr_ Sí, muuuu mala. Vengaaa.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Jacobo era el otro médico de guardia y consideró que las


indicaciones de Valeria eran “válidas”. Fue a farmacia a buscar los
medicamentos y esta vez se encontró con la novedad de que no
podía retirarlos ella directamente, sino que habían puesto una
persona encargada de entregar las prescripciones.

Volvía a cortinas mascullando su enojo.


Vi_ No va a durar para siempre. (se le cruzaba en el pasillo)

E_ Ahhh, no te había visto. Vengo de farmacia.

Vi_ Lo supuse, por la cara que traes.

E_ ¿Qué significa todo esto? ¿Nos han intervenido? ¿Creen que los
medicamentos que faltan nos los robamos nosotros?

Vi_ No sé lo que creen, pero si quieren gastar tiempo y personal en


esa estupidez, que lo hagan. El informe que elaboraste y que
suscribí es prístino Esther.

E_ Están buscando un chivo expiatorio entre el personal Vilches,


no me gusta nada. No somos nosotros los responsables.

Vi_ No te preocupes, esto va a durar un par de días, se van a


cansar de su propia estupidez.

E_ ¿Ellos van a controlar lo que ingresa y van a hacer los pedidos?


¿Qué saben de nuestras necesidades? ¿Quién controla ésto?
(levantando un blister con la medicación) Fíjate, este envase es
una partida nueva.

Vi_ Lo que te dije, fiebre de primavera.

E_ Te lo tomas con demasiada confianza... y demasiada calma,


Vilches. No es tu estilo. (seguía su camino y lo dejaba con la
respuesta en la boca al jefe de guardia)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Miraba el reloj de nuevo. Había bañado y cambiado a Aháva y


estaba terminando de preparar su papilla. La niña estaba muy
entretenida sentada en su corralito mordisqueando un muñeco.
¿Habría llegado Esther a su casa? ¿Le habrían gustado las flores
que le envió?

Aviso de mensaje de texto, sacaba el móvil del bolsillo de su


pantalón.

“Preciosas las flores, estoy todavía en la guardia, hay problemas,


apenas pueda te pego un toque”

M_ ¡Coño! ¿Qué habrá pasado?

Iba a guardar el móvil cuando sonaba.

M_ Gimeno, hola, pensaba enviarte un mail. […..] Sí, la leí, me


parece una buena idea que vengas tú también. […..] Ahhh, ya
entiendo. [….] ¡¡¿Mañana?!! […..] No, no trabajo y sí, puedo ubicar
a Aháva, era... otra cosa que pensaba hacer mañana. […..] Vale, si
sólo puede mañana, entonces vamos. (suspiraba) […..] Le aviso a
Guille, no creo que haya problema para tomarse el día, le deben
muchos días compensatorios. [….] Vale, te paso a buscar con mi
coche por tu casa. [….] Hasta mañana.

Cerró el móvil y lo guardó ahora sí en su bolsillo.

M_ Aháva, tendremos que postergar la invitación a Esther para


otro día. (miraba a la niña que dejaba de mordisquear y le
prestaba atención) Aysss, con las ganitas que tenía de estar con
ella a solas. En fin... en un santiamén está tu comida, bonita.
¡Muak! (le lanzaba un beso)

1 Fato= lunf. amorío


2 Morfe= coma
3 Minas= mujeres
49.-
Hablaron por teléfono muy tarde a la noche.
E_ Una parada cardio-respiratoria, no lo pudimos sacar. ¡Ufff!
M_ Vale, pero si el hombre tenía noventa años, no es inusual
Esther.
E_ Ya Maca, pero el pobre don Juan estaba internado por un
problema gástrico intestinal, su nieta lo había traído porque había
notado heces sanguinolentas, nada que ver con problemas
cardíacos o pulmonares.
M_ Esther, a esa edad las cosas se complican con facilidad.
E_ No sé, pero vengo con una racha de ancianos muertos que me
espanta.
M_ Casualidades, como lo has dicho, una racha.
E_ En Melilla tuvimos una racha parecida y al final resultó una
infección intrahospitalaria.
M_ ¿Crees que hay algo de eso aquí?
E_ No, son diferentes síntomas, pero no me parece muy normal
que anciano que entra a la guardia, sale con los pies para
adelante.
M_ ¡Uhhh, estás exagerando!
E_ Vale, no todos, pero son demasiados en tan poco tiempo.
M_ Esther, no puedes salvar a todos en emergencias,
especialmente si los que ingresan son ancianos.
E_ Pareces Vilches.
M_ ¿Dijo eso?
E_ Sí, pero yo no me quedo tranquila. Bueno, ya está, basta de
seguirte dando la lata.
M_ Cariñooo... no me das la lata, tienes una preocupación y me
gusta que lo hablemos.
¡Aysss, ese “cariñooo”, qué bálsamo poderoso en los oídos de
Esther!
E_ Me gustaron mucho las flores, no me las esperaba. (blandita
como mantequilla al sol)
M_ Me alegro, aunque hubiera preferido dártelas en persona.
E_ A mí también, tenemos que seguir... jeje... hablando como en
el coche.
M_ Sin madre que todo lo ve, aunque esté dormida.
E_ ¡Ahhh, doña Encarna! ¿No se dará cuenta de que si tienes la
luz prendida y abres un poco la cortina para mirar, los de afuera lo
notan?
M_ ¡Jajajaja!
E_ ¿O lo sabe y lo hace a propósito?
M_ No sé por qué tengo la impresión que doña Encarna no da
puntada sin hilo.
E_ Mi madre es … rapidísima.
M_ Tu madre Esther... me encantaaaaaaaa. Aunque más me
encanta su hija. (esto último con voz de bolero susurrado en la
oreja)
Esther no alcanzó a emitir sonido legible más que un suspiro largo
que llegó hasta los tímpanos de la forense en forma clara y le
erizó hasta la última molécula de su cuerpo.
M_ Lamento tanto que mañana tenga que ir a Salamanca, tenía
pensado invitarte …
E_ ¿A dar una vuelta? (socarrona)
M_ Pensaba en esa peli que queríamos ver , el cisne negro, ¿te
acuerdas?
E_ ¡Cierto! ¡Lo habíamos comentado!
M_ Luego ir a comer algo y …
E_ ¿Yyyyy? (sonriente)
M_ Quería hablar contigo esto que nos está pasando, no quiero …
E_ ¿Qué no quieres?
M_ No sé para ti, pero para mí, es importante... no quiero que
pienses otra cosa.
E_ Para mí también es importante.
M_ ¿Sí?
E_ Mucho.
M_ Ahh... entonces... ¿puedo invitarte para el miércoles?
E_ El miércoles tengo guardia, tendríamos que dejarlo para el
jueves. ¿Puede ser?
M_ Si no queda otro remedio... intentaré aguantarme las ganas de
ver la peli esa y a Natalie Portman que está …...¡aaaaaaaaaaaah!
E_ Claro, Natalie Portman, claro. (¡¡danger!! ¡¡danger!! ¡¡celos!!)
M_ Jajajajaja. Tontita, te lo has creído, jajaja.
E_ ¡Ayss, que eres mala!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Guille miraba dentro del coche y abría los ojos asombrado.
M_ Venga, entra, que vamos con atraso, Gimeno me debe estar
maldiciendo.
Gui_ ¡¡¿Vamos con la niña?!! (se metía en el asiento delantero)
M_ No, conseguí alguien de urgencia para dejarla en su casa.
(esperaba a que Guille se abrochara el cinturón y ponía primera)
Gui_ ¿Te falló la canguro? (se giraba a mirar a la niña sentada en
el asiento, plácidamente dormida)
M_ Cuando llegué me enteré que uno de los nietos que cuidan
estuvo con varicela la semana pasada, me la traje, no quiero
exponerla al contagio, si uno de los críos la tuvo, seguro los otros
le siguen, esas cosas se extienden como reguero de pólvora.
Gui_ ¿Siempre es tan buenita? (seguía mirándola absorto)
M_ Siempre, es muy dulce y tranquila.
Gui_ Es bonita Maca, más que en las fotos.
M_ ¡Preciosa! (babosa)
Gui_ ¿Pasamos a buscar a Gimeno primero? (se giraba a mirar a
Maca)
M_ Antes pasamos por la casa deee... mi …. amiga.... nos queda
de paso.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Maca sonreía por los comentarios mientras iba atenta al camino.
Gi_ Así que queriendo conquistar a la nueva pediatra y Esther os
aguó la fiesta llamando a tu padre.
Gui_ Eh, se hace lo que se puede.
Gi_ ¿Y era linda la chica?
Gui_ Un bomboncito, todos babeaban por ella, hasta que se
enteraron.
Gi_ ¿De qué se enteraron?
Gui_ De que era como Maca, le gustaban las chicas.
M_ Ahh, ¿era de mi gremio?
Gui_ Sí, y Esther era muy amiga de ella, ¿no te ha contado?
M_ No.
Gui_ Como sois tan amigas. (con malicia)
Gi_ A ver... (notando el tono del chico, decidió que era hora de
cambiar de tema, el rostro de Maca había perdido “la sonrisa” que
hasta entonces tenía) según me comenta Joselito, la investigación
se ha frenado.
M_ Jmmm. (mascullaba)
Gi_ Él cree que no hay mucho interés de avanzar.
M_ Jmmm.
Gi_ Me tiene preparadas copias de los informes forenses y las
pericias balísticas.
M_ Jmmm.
Gi_ En este caso también usaron una HK 9mm, hay fotos de las
balas que le extrajeron al muchacho.
M_ Jmmm.
Gi_ Pero no hay rastros de ADN, parece que usaron una gomita
aquí.
M_ Jmmmm.
Gi_ Va a ser que en el único lugar donde se quedaron sin
condones fue en Madrid.
M_ Jmmm.
Gui_ ¡Qué expresiva Maca!
Gimeno se daba vuelta y lo miraba muy serio, haciendo una
imperceptible señal con su dedo en el cuello. Guille levantaba los
hombros haciéndose el desentendido. Era notorio, a la forense no
le había caído nada bien la mención de esa “amistad” de la
enfermera con la pediatra “del gremio”.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Esther terminaba de llenar el biberón de la niña en la encimera.
Encarna observaba a su nieta y Aháva en la sala desde el rellano
de la puerta de la cocina.
En_ ¡Le enseña cómo poner los cubos uno dentro del otro!
E_ Ajá. (ajustaba el chupete del biberón y probaba la temperatura
de la leche en el dorso de su mano)
En_ Aysss, ¡qué divinos! Ahora la niña coge los cubos que le da.
Bueno, se los mete en la boca.
E_ Normal a su edad.
En_ Esther, esos dos se llevan como hermanitos.
E_ Mamá... si fuera su hermanita, le estaría tirando los cubos por
la cabeza a la pobre niña. (cogía un cazo y le ponía agua fría para
enfriar un poco la leche)
En_ No, no, mi Aziz nunca haría eso.
E_ Si tú lo dices. (volvía a probar la temperatura de la leche) Esto
ya está. (caminaba con el biberón hacia la puerta) Mami, ¿le llevas
su leche a Aziz?
En_ Vale, pero antes dime algo.
E_ ¿Qué? (se detenía frente a su madre)
En_ ¿Voy a poder cuidarlos a los dos? ¿O Aziz también se va a
quedar con esa pareja que cuida a la niña? (angustiada)
E_ ¡¡¿Eh?!!
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Dejaron a Gimeno en Ronda Sancti-spiritus, 8 – 12, sede de una


de las comisarías de Salamanca. Ellos se fueron hasta el bar
donde habían asesinado a la pareja de rumanos. Esta vez se
presentaban como periodista y fotógrafo de El País, munidos de
sus respectivas credenciales “fabricadas” por Gimeno.
Maca se presentó al camarero que atendía el mostrador y pidió
hablar con el dueño. El joven fue a buscarlo adentro, en la cocina.
Gui_ ¿Empiezo a sacar fotos? (le dijo en voz baja)
M_ No, espera a que el dueño nos dé permiso.
Gui_ Yo no veo agujeros de balas.
M_ Según lo que dijo Gimeno tendría que haber algunos en el
mostrador, parece que el occiso intentó defenderse con un
revólver que tenía debajo de la caja registradora.
Gui_ Está todo muy reluciente, hace poco han pintado aquí.
M_ Jmmm, tienes razón.
Un hombre regordete y calvo, con un delantal de cocina en el que
se limpiaba las manos, salía por la puerta donde había ingresado
el camarero.
M_ El dueño, shhh.
Guille asentía con la cabeza y le echaba un vistazo al hombre.
Dueño_ Buenos días, me dice Paco que usted quiere hablar
conmigo.
M_ ¿Señor Ojeda?
El hombre asentía con la cabeza mientras seguía refregándose las
manos en el delantal.
M_ Buenos días, soy Macarena Wilson, reportera del diario El País,
estamos haciendo una serie de notas sobre crímenes en bares y
quería hacerle algunas preguntas sobre el hecho que...
Due_ No, no. (negaba enérgicamente con la cabeza)
M_ Señor, son sólo unas preguntas generales, a ver si los datos
que tenemos son correctos y además, no mencionamos nombre
de nuestras fuentes.
Due_ No, no. (más enérgico aún) ¡¡José!! ¡¡Pedro!! (gritaba
hacia dos hombres que estaban sentados en una de las mesas)
¡¡Acá esta señora quiere datos sobre los rumanos!!
¡¡Hablad vosotros con ella!!
Los hombres en cuestión, corpulentos y con cara nada amistosa se
pusieron de pie de inmediato y se dirigieron hacia el mostrador.
Guille se había dado vuelta de inmediato para mirar hacia donde
estaban los hombres.
Gui_ ¡¡Joder Maca!! ¡¡Se parecen a los de tus fotos!! (le dijo con
voz temblorosa)
M_ ¡Sácales una foto ya! (en el mismo tono) ¡Y si esto se pone feo,
sales corriendo con la cámara!
50.-

Por fin Aziz se había dormido. Al costado de su cama, Greta [II]


también dormía enrollada en el suelo. Y más allá, en la cuna de
viaje que había traído Maca, Aháva.

Aprovechó para mirar su reloj ahora que su madre no estaba


“ahí”, suspiraba. Estaba preocupada, las cuatro de la tarde y sin
noticias de Maca, le parecía raro, la había llamado para preguntar
por “mi niña” durante el viaje, apenas llegaron a Salamanca y
poco antes de entrar a ese bar. Luego, silencio largo, “demasiado
tiempo”, meditaba Esther.

En_ ¿Ya se ha dormido? (la sobresaltaba su madre acercándose al


rellano de la puerta silenciosa)

E_ ¡¡¿Eh?!! Sí... eh... sí.

En_ Te preocupa que hace rato que no llama.

E_ Aysss, mamá, hoy estás muy imaginativa. Está ocupada, lógico.

En_ Claro y yo soy tonta. Anda, venga, vamos a sentarnos en la


sala con un cafetito a hablar.

E_ Sí, así me explicas esas ideas locas que se te han metido en la


cabeza sobre que voy a dejar a Aziz al cuidado de esa gente.
(cambiaba de tema adrede, no quería que su madre se percatara
de cuán preocupada estaba ella)

En_ Yo abro el paraguas antes que llueva, nena. (caminaba hacia


la sala y detrás de ella, Esther)

E_ ¿No anoté a Aziz en la escuela que queda cerca de aquí? ¿Por


qué razón lo llevaría a la otra punta de Madrid para que lo cuide
gente extraña? ¿Con quién mejor que contigo?

Llegaban a la sala donde la cafetera caliente las esperaba en la


mesa.

En_ No me has contado nada de lo tuyo con Maca.

E_ Ya. (tomaba asiento) Nos has visto. (suspiro de resignación)


En_ Y como no me has contado eso, podría ser que... eeee...
(comenzaba a servir las tazas meneando la cabeza)

E_ Podría ser que nada, mamá. No te he contado eso como no te


he contado multitud de cosas de mi vida personal. (cogía la taza
que le alcanzaba su madre) Sabes como soy con mi vida privada.

En_ Sí, eres muy cerrada. ¿Le pones un chorrito de leche? (le
ofrecía la lechera)

E_ No, está bien así. (revolvía el café y tomaba un sorbo) Mamá...


esto con Maca... (cogía aire) me ha sorprendido a mí misma.

En_ A mí no, se veía venir, muchas miraditas, muchas sonrisitas,


mucha complicidad. (bebía un sorbo de su café ante la cara
atónita de Esther) No me mires así, porque sea vieja no me he
olvidado cómo es eso de ligar.

Esther no sabía qué decir. ¿Tan evidente era lo suyo?

En_ Y además, sabes bien que nunca miré raro a las parejas del
mismo sexo. (otro sorbo de café)

E_ Sí, lo sé.

En_ Va en serio, ¿no?

Esther levantaba los hombros y miraba su taza.

En_ Es una chica muy responsable, tú también eres responsable.


(otro sorbo)

E_ Eso no tiene nada que ver, mamá. Ninguna de las dos tenemos
compromisos, no hacemos mal a nadie intentándolo, ahora si
resulta o no es otra cuestión.
En_ Va a resultar. (terminaba su café y ponía la taza sobre el
plato)

E_ ¿Tan segura estás? (la miraba y sonreía)

En_ Jmmm, sí. (categórica) Tenéis muchas cosas en común,


gustos e ideas parecidas, te hace reír como hace mucho no te
había visto reír... y …

E_ Y Maca te gusta.

En_ ¡Me encanta para nuera! (entusiasmada) Estoy segura que


ella no te va a hacer sufrir como el joputa de tu ex, ¡es una mujer
legal y sincera! Y …

E_ ¿Y? (muy sonriente)

En_ ¡Tan guapa, nena! ¡Qué linda pareja que hacéis! Ahhhh, ya
vas a ver cuando Rosa la conozca, ¡tu abuela te va a decir lo
mismo que yo!

E_ Mamaaaa, apenas hemos tenido un... un... acercamiento.

En_ ¡Pero qué acercamiento! Ahhhh. (ponía los ojos en blanco)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cruz estaba terminando unos informes que Dávila le había pedido


cuando sonó su móvil.

Cr_ Jmmm, Rodolfo. ¿Otra vez la morgue? Pufff. Hola Rodolfo.

Vi_ Recibo un mensaje de mi hijo diciendo ese-o-ese, explícamelo.

Cr_ ¡¡¿Y yo qué sé?!!


Vi_ Trabaja contigo, así que debes saber por qué me envía eso.

Cr_ Rodolfo... (cogía aire un par de segundos) … Guille trabaja


aquí, es verdad. ¡Pero yo no tengo por qué saber todo lo que hace!

Vi_ Pedí con él y me dijeron que no fue a trabajar.

Cr_ ¡¡Más razón para que no sepa qué te quiere decir!! ¡¡¿No te
parece?!! (exasperada)

Vi_ Mi hijo no me da bola nunca, no me llama, no me manda


mensajes. Si manda eso, es porque necesita ayuda. Llamo a su
móvil y me da fuera de cobertura.

Cr_ Vale, sé que no te molestaría por cosas sin importancia. Pero


hoy se tomó un día compensatorio de horas extras y no tengo idea
dónde está, ¡¡¿puedes entender eso?!!

Vi_ ¿Y por qué el argentino ése amigo de él tartamudeaba cuando


le pregunté? ¿En qué anda?

Cr_ ¿El argentino? ¿Héctor? (extrañada)

Vi_ Sí, el boludo.

A Cruz se le cruzaba un nombre en forma inmediata.


“¡¡Macaaaaa!!”

Cr_ Vale, dame unos minutos para averiguar si sabe algo. (trataba
de mantener la compostura mientras su cabeza comenzaba a
elucubrar a mil por hora)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Después de hablar con Héctor, confirmó sus sospechas. Maca se


había llevado al chico a una de sus “aventuras de Sherlock”,
aunque según el fotógrafo, no tenía idea dónde. El móvil de Maca
repetía “fuera de área de cobertura”.

Cr_ Jmmm, éste sabe más, pero no suelta prenda. A ver... ¿a quién
le prrrrr...?

Otro flash mental y enseguida marcó su número.

Gi_ Hola bomboncito.

Cr_ ¡Déjate el bomboncito para otra ocasión! (cabreada) ¡¡¿Dónde


está Maca?!! ¡¡¿Por qué Guillermo pide socorro a su padre?!!

Gi_ ¡¡Uy!!

Cr_ Sí, ¡¡más que uy!! ¡¡Habla!!

Gi_ Verás... estoooo...

Cr_ David, no me des vueltas. ¡¡Habla yaaaaaaa!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

En_ Llámala.

E_ Mamá, está ocupada, ya llamará ella cuando se desocupe. No


quiero interrumpirla si...

En_ ¡Aysss, la voy a llamar yo! (se levantaba e iba hacia el teléfono
fijo)

E_ ¡¡Espera!!

Corría la silla para levantarse cuando sonaba su móvil.

E_ ¿Ves apurada? Seguro es ella.


Pero no era Maca.

E_ ¡Cruz! Hola. […..] No, no, nada, es que esperaba un llamado y


… [….] Sí, ¿cómo adivinaste? […...] ¡¡¿Ehhhh?!!
51.-

Cl_ ¡¡Cómo se te ocurre!!

M_ ¿Qué?, ¿lo de pasar por periodista? Venga, lo he hecho otras


veces y todo bien, esta vez se frustró porque los tipos eran de la
guardia.

Cl_ ¡¡¿Se frustró?!! ¡¡¿Dices se frustró?!! ¡¡Terminaste en la


cárcel!!

M_ El cuartel, que no es lo mismo. Y Gimeno nos sacó en un pis


pas.

¡¡Brrrrrrrrrrrr!!

Cl_ ¿Qué fue eso?

M_ ¡Mi niña! ¡Se ha cagao en forma!

Claudia alcanzaba a escuchar una voz que le hablaba a Maca.

Cl_ ¿Quién es?, ¿no estás en tu casa?

M_ Esther, que se la lleva a cambiar, estoy en su casa. ¡Ahhh, si


vieras cómo le tira los brazos mi pequeña!

Cl_ ¡También has involucrado a Esther en esta tramoya! ¡No tienes


límites!

M_ Claudia, no armes tanto escándalo por nada, está todo bien y


fíjate las fotos y pruebas que te traemos.

Cl_ ¡¡¿Necesito repetirte que nada de lo que conseguisteis es


legal?!!

M_ No, pero sé que ahora estás convencida de que existe una


banda que se dedica a asesinar y violar inmigrantes, que el tipo
que está preso es uno de los autores del asesinato de la madre y
el padre de Aháva, que hay polis... bueno polis, no, un guardia
civil involucrado. ¡¡Y estoy segura que encontrarás la forma de
hacerlos pagar!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Doña Encarna embelesada con su “nuera” no sabía qué más


servirle de merienda. “Es mucho Encarna”, “te comes todo, que no
has almorzado, estoy segura”, “un tentempié”, “¡eso no es
comida!”, y la forense que era “obediente” y se manducaba todo
lo que su “suegra” le ponía enfrente.

Esther, otra que “babeaba” por la forense. Estaba sentada frente a


ella y sus ojos denotaban su admiración excitada. No podía
evitarlo, esas “cosas” que hacía despertaban ratones en su
cabeza, cosquilleos en zonas pudendas y elevaban sus endorfinas.
[1]

¿Y Maca? Otra “babosa”. Por su niña jugando en el suelo con Aziz,


que la trataba con cariño y mucho cuidado. Por Encarna que la
atendía como “suegra-te-quiero-para-mi-hija”. Y
fundamentalmente por Esther, que le regalaba esas sonrisas
infartantes y la miraba con ojos encendidos. Sí, en ese momento,
no podía pedirle más a la vida. Se sentía plena y feliz como pocas
veces se había sentido.

E_ ¡Vaya rapapolvo el de tu amiga la jueza!

M_ Ahhh, estoy acostumbrada, es lo primero que hace,


regañarme, para después darme la razón tácitamente. Grunch.
(mordisco a un sándwich muy “generoso”)

En_ Pero fue peligroso, algo de razón debe tener Maca.

M_ Jmmm, ¡qué rico está esto Encarna! (eso se llama “cómo


encantar una suegra que ya está encantada”)

En_ Jeje, el jamón es serrano pata negra.


Maca asentía con la cabeza y ponía los ojos en blanco en señal de
“deleite extremo”.

E_ Con la que creo no vas a tener tanta suer-te jeje es con Cruz,
se la escuchaba muy enfadada.

Maca asentía y tomaba un sorbo de su café para ayudar al bolo


alimenticio a deslizarse por su tráquea.

M_ Jmmm, en eso tienes razón, la jefa es hueso duro de roer. Yo lo


tengo complicado, y ni te cuento el pobre David, ¡la que le
espera!, jajaja. Grunch. (le hacía un guiño a Esther que meneaba
la cabeza y sonreía)

En_ ¿Quién es David?

E_ El policía dueño de Greta, ¿lo recuerdas?

En_ ¡Ahhh, Gimeno! ¿Y por qué lo tiene complicado con Cruz?

E_ Están saliendo mamá.

En_ Ahhh, ¡qué bien, qué bien! Me gusta ese hombre, tiene cara
de buenazo y además es muy dulce.

E_ Vale. (sonreía) ¿Sabías que Guille le envió un ese-o-ese a


Vilches?

M_ Jajajaja. Cof-cof-cof. (se atragantaba con unas “miguitas”) Cof-


cof-cof.

En_ ¡Un sorbito de zumo, venga! (se apresuraba a alcanzarle el


vaso a su “nuera”)

M_ Jmmm... (bebía y se aclaraba la garganta) gracias, Encarna. Me


imagino la cara del mala leche, jajajaja.

E_ ¡Tú ríete! ¿Por qué hizo eso?


M_ Cuando uno de los guardias se puso pesadito con las
credenciales y el otro le quería quitar la cámara, con la otra mano
tecleó el móvil y se lo mandó a un número de urgencias, que creía
era de Cruz pero en realidad era el de su padre. Le erró a la tecla,
jeje. Grunch.

En_ ¿Uno de esos guardias es de la banda de asesinos? ¡¡¿Es


así?!!

Maca asentía con la cabeza y tomaba un sorbo de zumo.

M_ Es uno de los amigos del asesino que está en la cárcel, el que


el peruano de Toledo reconoció de las fotos que tenemos.

E_ ¿Las fotos que fuisteis juntando con las averiguaciones de


Gimeno y sus amigos?

M_ Ajá. Cuando los tipos se acercaron, se identificaron como


guardias civiles y nos pidieron explicaciones, les mostré nuestras
credenciales. Guille se había estudiado las fotos y enseguida
reconoció a uno, entonces le sacó una foto tratando de disimular
pero se le disparó el flash y se dieron cuenta. Ahí se la quiso
quitar. Armé un escándalo mayúsculo, a los gritos. ¡Atacan la
libertad de prensa! Bla bla bla, ya sabes, hay que hacer eso para
llamar la atención de los demás clientes.

E_ Jejeje. (babas-babas-babas … y unas ganas enormes de


“comerle los morros”)

En_ ¿Y os llevaron a la cuartel? ¡Qué mal!

M_ Dijeron a aclarar quiénes sois, pero en realidad, era una


detención arbitraria, no estábamos haciendo nada ilegal.

E_ Bueno, convengamos en que las credenciales no eran muy le-


ga-les.

M_ ¡Pero no las cuestionaron Esther! Son copias de excelente


calidad, plastificadas y con matasellos, Gimeno es bueno
haciendo esas cosas.

En_ ¿Y os esposaron?

M_ No, uno me cogió de un brazo y ahí vuelta a armar escándalo,


al final nos mostraron la salida y nos dijeron era mejor que
aceptáramos acompañarlos o nos iban a acusar de resistencia a la
autoridad. Nos hicieron entregar los móviles y nos metieron en un
coche de policía, de ahí a la cuartel. Pero no me quedé callada,
¡ahhh no! Grunch.

En_ ¡Bien, muy bien!

E_ Me imagino que les habrás dado mucha char-la durante el


viaje, jeje.

Maca asentía y seguía manducando.

En_ ¿Y? ¿Y? (impaciente)

E_ ¡Mamá, déjala masticar!

M_ Jmmm. (si su “suegra” quería saber, no la iba a dejar


“insatisfecha”) Ahí volví a armar escándalo y logré que nos
dejaran hacer un llamado a Gimeno, enseguida el poli amigo de
él... Joselito... le pegó un toque al comandante o no sé a quién y
enseguida nos vinieron a buscar y nos soltaron. Grunch.

E_ ¿Y Guille? ¿Se asustó?

Maca negaba con la cabeza.

M_ Jmmm. (sorbo de zumo) ¡Qué va! Lo han demorado tantas


veces por trifulcas callejeras o por estar con varias copas de más,
que tiene mucha experiencia. Jeje. Es el compi ideal para estas
excursiones, jeje.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Hora de irse a casa, había que bañar a la niña, cambiarla,
prepararle la cena, etc. etc. etc. Al día siguiente tenía que estar
temprano en el Anatómico Forense. Pero pocas ganas de irse, se
sentía tan a gusto en esa casa y más que nada, con Esther.

Despedidas usuales... besos aquí, besos allí, que “la pongo en el


asiento del coche”, que “ayss qué buena es esta niña”, que “dome
mamá”, que esto que lo otro.

Al final, Encarna-Aziz-Greta[II] entraron en la casa y quedaron


Maca y Esther para la “despedida” [“¡qué lista es mi suegra,
joder!”].

M_ Te llamo mañana y arreglamos para el jueves, ¿vale? (cerrando


la puerta trasera del coche)

E_ ¿Nada más que para eso me vas a llamar? (pícara)

M_ La verdad, para lo otro me quedaría ahora... jeje. Tengo unas


ganas enormes de darte un beso.

E_ ¿Y qué te lo impide? (acercándose y mirándola a los ojos)

M_ ¿Aquí? (enarcando las cejas con una sonrisa amplia)

Esther asentía con la cabeza.

M_ Esther, que nos van a ver.

E_ Yo... ya no me puedo aguantar.

Y ahí, en plena calle, cogiendo la mano de la forense y elevándose


en puntas de pie, le cogió los morros con alma y vida.

1 Que son las endorfinas, son péptidos (pequeñas proteínas) derivados de un precursor producido a
nivel de la hipófisis, una pequeña glándula que esta ubicada en la del cerebro. Cuando hacemos deporte
esta glándula es estimulada, produciéndose endorfinas en el organismo, las que van a actuar sobre los
receptores que causan analgesia, además de producir un efecto sedante similar a los que genera la
morfina, un opiode exógeno bastamente conocido por estas mismas propiedades. Es por esto que las
endorfinas son consideradas nuestros opiodes endogenos, es decir producidos por nuestro organismo.
Los estudios demuestran que las endorfina son capaces de inhibir las fibras nerviosas que transmiten el
dolor, además de actuar a nivel cerebral produciendo experiencias subjetivas, que son sensaciones
intensas, bien conocidas por los deportistas como son la disminución de la ansiedad y la sensación de
bienestar. Además de la analgesia y sedación antes mencionada.

No solo el deporte es un estimulo que nos hace secretar endorfinas, ya que en ciertas situaciones de
estrés también se a comprobado su producción al igual que en la acupuntura, las relaciones sexuales, la
sugestión y también en ciertos bailes rituales o ceremoniales. Es difícil establecer cual de estas
actividades es la que mejor estimula la producción de endorfinas. Sin embargo esta demostrado que los
ejercicios de resistencia, sí producen un aumento significativo en la secreción de endorfinas.
http://endorfina.bligoo.com/content/view/52691/Que-son-las-Endorfinas.html
52.-

“¿Bombones? No, demasiado, tiene que ser algo dulce pero


sencillo”. Iba a comprarle las tradicionales chocolatinas que eran
la “debilidad” de su jefa, cuando pasó por una tienda y la vio. “¡La
de Clooney!, ¡eso es!”. Y ahí sacó de su billetera “el plástico” y se
la compró, cartuchos de café incluidos. “Necesito unas tazas que
me representen” mascullaba mientras caminaba con la bolsa
conteniendo la cafetera, “¿pero cuáles?” Llamado a su “tabla de
salvación”.

Esther estaba en rotonda, con Teresa a su lado, terminando las


anotaciones en unos historiales de pacientes de cortinas que
había estado atendiendo.

Te_ Adelántame algo, me consume la intriga. (la miraba por


encima de sus gafas y dejaba de ordenar papeles)

E_ Aquí no, como tú dices, las paredes oyen. En la comida.


(impávida, seguía con sus anotaciones)

Te_ ¿Dónde le conociste? ¿Alto, moreno, entrecano?, ¡algo por


favor! (¡pobre “alma cotilla” en estado de desesperación-in-
extremis!)

Esther sonreía y levantaba la vista.

E_ ¡Paciencia mujer! Además, no tiene por qué ser un...

Ring-ring, o mejor dicho, Abba en el ringtone.

E_ Jeje. (al ver el nombre en el visor) ¿Tan temprano vamos a ver


lo del cine? Hooooooola.

Te_ ¡Alerta!,¡qué cara de idiota pone! Sí, no hay duda, ¡es EL!

E_ ¡¡¿Eso has comprado?!! ¡¡¿Tú crees que con eso la calmas?!!


[…..] Ah, te entiendo, para que el ciclón sea grado dos, jeje. Puede
ser. [….] Jmmm, buena idea. [….] ¡Ayss, qué difícil!
Te_ ¿De qué hablarán? ¿Un ciclón, aquí en Madrid? Jmmm.

E_ A ver qué te parece... en el fondo soy güenita.

Te_ ¿Güenita? ¿Eing?

E_ Jajajajajaja. No le pongas eso a la otra taza, ¡por favor! Aysss,


Maca, eres... ¡terrible! Jajajaja.

Te_ ¡¡¡¡¿Maca?!!!!

E_ Sí, hay una casa que se dedica a grabar las tazas en el


momento, cerca de donde estás, un local pequeño en el centro
comercial ése nuevo, el que le gusta a mi madre, te lo comentaba
ayer, ¿lo recuerdas?

Te_ ¡¡¿Lo sabe Encarna?!!

E_ ¡Ése! Doña Encarna estaría feliz de saber que has tomado nota
de su comentario. [….] Jajajajaja. […..] Vale, pégame un toque
para contarme cómo te fue con la jefa. […..] Yo también, no sabes
cuánto. Hasta ahora.

Cerraba el móvil y se quedaba observándolo dos segundos con


cara de “boluda enamorada”. Cuando miraba a Teresa se la
encontraba con el “asombro” pintado en la cara y la boca abierta.

E_ Creo que ya lo has deducido, ¿no?

El “Samurai” interrumpía esta interesante escena.

Ra_ Hola pimpollos, ¡qué gusto encontrarse tan bellas damas a


primera hora de la mañana! Habéis alegrado mi día.

E_ Hola Raúl. (sonriente) Te has levantado muy halagador hoy.

Teresa seguía mirando a Esther asombrada.

Ra_ Es la verdad, no es un halago. Es una suerte que te encuentre


ahora, tengo dos entradas para ver El Cisne Negro.

E_ Jmmm, déjame adivinar, un paciente agradecido.

Ra_ Jeje. ¿Qué me dices? ¿El sábado te parece bien?

E_ Lo siento Raúl, ya tengo planes para ver esa peli el jueves.

Ra_ Vale. ¿Y si las cambio para otra que no hayas visto?

E_ Jmmm, no creo, el sábado también tengo planes.

Ra_ Bueno, otra vez será. (rictus amargo dibujado en sus labios)

Vi_ ¡Esther! ¿Puedes venir? (desde una de las cortinas)

E_ ¡¡Voy!!

Dejaba lo que estaba escribiendo y salía de raje hacia cortinas.


Raúl la observaba irse y luego se giraba hacia Teresa.

Ra_ ¿Está saliendo con alguien?

Teresa se había “recompuesto” y lo miraba muy seria.

Te_ Eso es algo que ella te debe contestar, no yo. (de mal modo,
bajando luego la vista a sus papeles)

Ra_ ¡Qué susceptible estamos hoy! (se retiraba “vencido”)

Te_ Me tengo que morder las ganas de decírtelo en la cara. ¡Sí,


está saliendo con alguien! ¡Y es una mujer! ¡Chúpate esa!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cara de piedra de dragón a punto de soltar la llamarada, así le


pareció el rostro de Cruz sentada en su escritorio.

M_ Maca, no te dejes atemorizar, es Cruz, en el fondo te quiere


mucho. ¡Hooooola! (sonrisa súper festiva)
Sin respuesta, iba hacia la poltrona y ponía las bolsas sobre el
escritorio para después dejarse “caer”. Silencio.

M_ Maca, tú puedes, no te cagues en las patas. Creo que te debo


una explicación. (se “enseriaba” ante el recibimiento adusto)

Silencio, rostro más pétreo imposible, manos a los costados de la


poltrona, reclinada sobre el respaldo, ojos de acero.

M_ ¡Uy dio!, ¡qué mal viene la cosa! ¡Que la Fuerza esté conmigo!
Supongo que ya sabrás los detalles por Gimeno y por Claudia.

El silencio de Cruz era un estruendo que estallaba en los oídos de


la forense.

M_ ¡Mamma mía! Hoy no sólo me suspende, ¡me hace necropsia


completa! Entiendo tu enfado, pero no había otra solución que
investigar por nuestra cuenta Cruz, a Claudia no le envían los
expedientes y ya sabes que desapareció el arma del joputa, ¡ayer
vimos con nuestros ojos a uno que es de la guardia civil y está
implicado!

La forense estaba asustada por la reacción de su jefa, mejor dicho,


por la no-reacción, ¡cuánto mejor un rapapolvo “cruziano”, a esos
estaba acostumbrada!

M_ Cruz, por favor, di algo, suspéndeme, envíame a Alaska, no sé,


algo, ¡pero tu mirada y tu silencio me están matando!

Cruz se incorporaba y ponía los brazos sobre el escritorio. La


miraba fijo a los ojos.

Cr_ No sé qué voy a hacer contigo, realmente, no lo sé. Pero de


una sola cosa tengo certeza. ¡Enchufa esa cafetera y pon a hacer
un buen café! ¡Y no creas que con eso me has endulzado lo
suficiente!

Maca “revivía” y trataba de contener la sonrisa interna que la


inundaba.

M_ ¿Y con estas tazas no?

Las sacaba de la bolsa. Una azul decía en letras blancas “en el


fondo yo soy güenita”; la otra era roja y decía en letras negras “yo
soy una bruja”.

Cruz no pudo contenerse. Largó la carcajada que le nacía en las


entrañas.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Guardia en calma para Esther. Esta vez no hubo “decesos de


ancianos” que la pusieran intranquila, apenas dos cirugías “de
rutina” - Aimé dixit y cuadros gástricos, de hipertensión o
deshidratación ante los primeros calores fuertes. No pudo charlar
mucho con Teresa sin embargo, la entrada de pacientes y la
sempiterna falta de enfermeras se encargaron de tenerla de un
lado a otro y comer un sándwich “de pie y a las apuradas” en el
mostrador de la cafetería.

Pero sí la tenía preocupada la “intervención de sanidad” en


farmacia. Los auditores se habían ido pero habían quedado dos
personas ajenas al hospital a cargo de la entrega de los
medicamentos, además de encargarse ellos de los pedidos
rutinarios.

E_ Leyre, no hay eritromicina en farmacia. ¿Por qué medicamento


lo reemplazas? (se asomaba al box donde la médica atendía a una
paciente)

Leyre se quitaba el fonendo y la miraba perpleja.

E_ El paciente de cortina 5, Pedro, el que tiene bronquitis.

Ley_ ¡¿Cómo no puede haber ese medicamento Esther?! ¡Es


básico!
E_ Pues no hay, así me informan los interventores que entregan
las dosis. Si quieres verlo tú misma.

Ley_ No, no, disculpa, no es que no te crea, es que me parece


insólito. Voy a hablar con Vilches. Eh... a esta señora habría que
hacerle una placa de tórax. ¿Te encargas tú?

E_ ¿Es urgente? Porque tengo un lavaje gástrico antes.

Ley_ Puede esperar a que termines, igual, no sé si hay otra


enfermera disponible.

Esther fruncía los labios y negaba con la cabeza.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Guardia tranquila para Maca también. Apenas tres casos de


constatación de lesiones, dos por accidentes de tránsito y una por
“paliza bestial” -Héctor dixit- de un marido a su mujer.

Cruz fue citada a una reunión de urgencia con Dávila, así que no
pudo ir a comer con ella como habían quedado para seguir
“hablando” sobre las “veleidades investigadoras” -Cruz dixit- de la
forense. Terminó comiendo un sándwich con Héctor y Guille,
quien le contaba excitado al fotógrafo dimes y diretes de su
aventura en Salamanca.

Gui_ Para cuando vayamos a Burgos me llevo una cámara más


chica Héctor, algo más fácil de manipular.

He_ ¡Esperá che! ¡Yo también quiero ir!

M_ No sé si vamos a ir, Claudia está demasiado cabreada y ni te


cuento Cruz, hoy creí que me excomulgaba. Grunch.

He_ ¿Tan mal?

Maca asentía mientras manducaba el sándwich.


Gui_ Vilches me dijo que estaba loco. (bebía un sorbo de su zumo)

He_ ¡Con las que ha hecho él no sé de qué se asombra!

Sonaba el móvil de Maca, la forense lo tomaba y se extrañaba al


no reconocer el número.

M_ Hola.

Voz_ Doctora Fernández Wilson, se está metiendo en cosas que no


son de su incumbencia.

M_ ¡¡¿Quién habla?!!

Voz_ Sabemos dónde vive, dónde trabaja y también sabemos de la


mora ésa que tiene en su casa. Olvídese de meter sus narices
donde nadie la llama o lo va a lamentar.

M_ ¡Joputa! ¡Quién coño se cree usted para …! (se


escuchaba el click del corte de la comunicación)

He_ ¿Quién es? ¿Qué te dijo? (observando el rostro pálido de la


médica)

M_ No dijo su nombre, me han amenazado a mí y a mi niña. (con


voz temblorosa)
53.-

M_ Algunos recaudos, por orden de Gimeno y Claudia. Lo tengo a


David instalado en casa.

E_ ¡Bien!

M_ Con Greta de reaseguro.

E_ Ahhh, ¿es guardiana?

M_ Ni idea, Gimeno dice que sí, a mí no me lo parece, hace


buenas migas con todo el mundo.

E_ Jejeje.

M_ Y Claudia quiere que me mude a su casa, va a pedir custodia


policial y me quiere llevar y traer a todos lados.

E_ Me parece bien.

M_ A mí no, me coarta la libertad de movimiento. No me mudo


nada.

E_ Aysss, mira que eres cabezota, no te puedes tomar a la ligera


una amenaza así Maca.

M_ No me la tomo a la ligera, Esther. Acá lo que hay que hacer es


detener a esos joputas y dejarse de tanta contemplación.

E_ Maca, eso lleva su tiempo y lo sabes. (intentaba razonar con la


médica) Mientras tanto, me parece que debes aceptar las medidas
de seguridad que te sugieren.

M_ ¡No me las sugieren! ¡Gimeno se ha metido en casa sin pedir


permiso y Claudia te lo ordena! ¡Sin chistar!
E_ Jajajaja. ¡Qué cabreo tienes! Jajajaja.

M_ No te rías tanto, que esto también afecta nuestra salida al cine


y nuestra cena y … y...

E_ Vale. (suspiraba)

M_ Gimeno me ha dicho que … bueno que... que trate de no verte


por un tiempo así no te relacionan conmigo y … y...

E_ Ahhh.

M_ Y... yo tenía tantas ganas de estar contigo.

E_ Yo también. Pero supongo que serán unos pocos días, algo


harán para detener a estos malhechores. (intentaba vanamente
quitarle hierro a la situación)

M_ Si no lo hace la poli y la supuesta justicia, algo voy a hacer yo.


(enérgica)

E_ Maca, me das miedo.

M_ ¡¡No voy a vivir encerrada y custodiada y sin verte por culpa de


unos asesinos de mierda que deberían estar en la cárcel!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Así las cosas, la relación fue a “telefonazo” limpio el resto de la


semana.

Cruz excusó a Maca de sus tareas en el Anatómico, por suerte no


hubo “fiambres que levantar”-Héctor dixit- y Claudia no necesitó
de sus servicios. Gimeno se instaló cómoda y “mullidamente” en
el domicilio de la forense y “trabajaron” juntos un informe
pormenorizado a presentar ante las autoridades de la jefatura de
policía .

¿Debemos aclarar que Macarena Fernández Wilson se subía por


las paredes? León enjaulado, no, a decir de Gimeno “¡tigresa!”.

Cl_ Mañana me reúno con el juez instructor del caso. (daba un


mordisco a un pastel que había hecho Maca -para matar el tiempo
“se cocinaba todo” y Gimeno ya acusaba recibo en su panzota de
tanto manjar “macarenístico”).

M_ ¡¡¿Y?!! (de mal talante)

Cl_ Voy a hablar a calzón quitado. (sorbo de café)

M_ Como no le hagas un striptease y una fellatio, no te da nada.


(¡uy, qué mala leche tiene esta mujer!)

Cl_ Siempre tan bruta. Te salieron muy ricos estos pasteles.


Grunch. (esta jueza es tranquila como “agua e pozo”, ¡hay que
aguantar a la forense!)

M_ Claudia... ¡esto es insoportable! ¡Apura el trámite!

Cl_ Jmmm. (sorbo de café) Gimeno está ahora mismo exponiendo


su teoría a sus compis de la policía con todos los datos que habéis
recopilado, tengo a la policía judicial trabajando en los
antecedentes para pedir los expedientes con fundamento, más no
lo puedo apurar. Grunch.

M_ Mucha averiguación pero no han logrado saber desde dónde


hicieron el llamado. (como el cabreo no daba resultado, optaba
por “azuzar” a la jueza con sarcasmo)

Cl_ Te lo dije, desde una conexión de internet que utilizó IP de


distintos servidores en distintos países.
M_ ¡¡¿Y no pudieron llegar al IP original?!! (asombro con falsete)

Cl_ ¡Ayss Maca! ¡Cuando pasas mucho tiempo en tu casa te


vuelves aún más insoportable! ¡Un cibercafé! ¡Te lo dije!

M_ ¿Y no había cámaras de seguridad en ese ciber, eh? Los


americanos siempre encuentran así a esos tipos. Psss.

Cl_ ¡Nena, eso es en las series, no en la vida real!

M_ Seeeee, seeee. Para todo hay una excusa. (sorbo de café para
calmar a la “fiera” que bullía en su interior)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Ese viernes Esther estaba de guardia. Por la tarde, llevaría a Aziz a


sus clases-juegos y ella y su madre tomarían sus clases de dialecto
saharaui.

Ra_ Holaaaaa. (sonriente, apoyado sobre el mostrador de rotonda)


¿Qué tal la peli ayer? ¿Vale la pena?

E_ Ahhh, hola. Al final no fui. (seguía con su tarea de archivar


analíticas en las historias de los pacientes)

Ra_ ¡Uhhh, qué pena! Todavía tengo las entradas.

E_ Ahh.

Ra_ ¿Qué te parece si vamos este domingo? Porque mañana me


habías dicho que estabas ocupada.

E_ No creo Raúl, te agradezco pero el domingo también tengo


cosas que hacer. (intentaba una sonrisa de compromiso)
Va_ Buenos días. (“eléctrico” saludo de la “Endesa”, que parecía
haber recibido una “descarga de 320V” a juzgar por sus pelos,
¿demasiada carga estática en el ambiente?)

E_ Buenos días. (sin levantar la vista)

Ra_ Holaaaa. (sonrisa amplia de bienvenida)

Va_ Jmmm. (¡más que “jmmm” eso era un gruñido!) ¿El parte
para firmar? (genérica pregunta que se supone iba dirigida a
Esther y esta, “ni bola”)

Ra_ Espera que lo busco, Teresa está repartiendo historiales por


ahí. (solícito, se movía para ir detrás del mostrador)

Va_ No es tu tarea Raúl. (lo detenía cogiéndolo del brazo)


Enfermera, ¿el parte para firmar?

Esther levantó la vista y la miró con ojos fríamente calculados.

E_ Tampoco es mi tarea. (cerraba el último historial y rumbeaba


hacia afuera del mostrador sin otra palabra)

Va_ ¡Hoxtia! ¡¡¿Pero quién se cree esta mosquita muerta?!!


(viéndola marcharse muy oronda)

Ra_ Valeria, tiene razón, no es su tarea.

Va_ ¡Cómo la defiendes! ¿Ya te has acostado con ella? (poniendo


los brazos en jarra y mirándolo con cara de asco)

Ra_ No, y no tiene nada que ver.

Va_ ¡Claro! ¿Y crees que vas a lograr tu objetivo apañando a esa


inútil?
Raúl ponía los ojos en blanco y suspiraba.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Por la tarde, con Gimeno de reunión en la sede de “Mentes


Criminales” - forense dixit-, Maca se fue al parque con Aháva y
Naziya, Nabân se quedó en la casa terminando unos gabinetes
para el lavadero para “organizar mejor el espacio”. La forense
disfrutaba los momentos con la mujer, que le enseñaba “trucos”
de crianza además palabras en el idioma de su niña.

Aháva estaba muy alegre en el parque. Maca se lanzó con ella en


el tobogán -para regocijo de los otros niños al ver a la mujer jugar
como ellos y miradas un tanto “reprobatorias” de algunas otras
madres-abuelas que no veían bien tanta “juvenilia” en una mujer
de “su” edad. También se sentó en el arenero a “enseñarle” a su
pequeña “a comer arena” -más miradas reprobatorias, “¡los niños
no deben comer arena!, ¡qué educación le da esta mujer a su
cría!”- Largo rato columpiándola y tarareándole canciones del CD
que le había dado Esther y nuevas miradas inquisidoras sobre la
forense.

Turno de un biberón “de refuerzo” para la pequeña - “gasta


mucha energía”- Maca dixit; sentadas en un banco, Naziya servía
unos vasos de té mientras Maca tenía a la niña en su regazo y
Aháva enrollaba un mechón de su cabello mirándola mientras
“chupaba” su leche.

Estaban las dos muy absortas en su tarea. No vieron al hombre


acercárseles.

Voz_ ¿Doctora Fernández?

Maca se sobresaltó y levantó la vista. Frente a ella, parado con las


manos en los bolsillos de la chaqueta, un hombre corpulento, tez
morena y ojos negros helados.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cuadro de hipotensión. “¡Cómo para no sufrirlo, con el estrés que


tiene esta chica!” musitó Esther para sí misma apenas
abandonaba el box donde habían dejado en reposo a Alicia. La
jefa de enfermeras se había desvanecido en medio de cortinas y
Aimé había corrido de inmediato en su auxilio.

Vi_ Esther, encárgate tú de tomar las riendas.

Se lo cruzó en el pasillo mientras iba hacia el mostrador.

E_ Está todo organizado, no es necesario.

Vi_ No me vengas con memeces. Sabes muy bien a qué me


refiero. Aimé me ha dicho que va a indicar una semana de
descanso para Alicia, quiero que tomes su puesto.

E_ No.

Caminaban juntos mientras hablaban.

Vi_ Mira. (se detenía y la cogía del brazo) Con Alicia esto apenas
funciona, sin ella se me descalabra todo. No te voy a rogar de
rodillas, pero te necesito.

Esther lo miraba a los ojos.

E_ ¿Tengo carta libre para organizarlo a mi manera?

Vi_ ¿Carta libre? ¡Eso es lo que quiero, que lo organices tú! (la
señalaba con el dedo índice apuntando a su rostro)

E_ Sabes que tu a-mi-go no me ve con buenos ojos y tengo roces


con dos médicos de tu plantel. (cruzada de brazos en pose “a ver
si mandas tú o los otros”)

Vi_ Tienes mi aval y mi apoyo para todo lo que decidas. Al de


arriba me lo dejas a mí. Y en cuanto a esos dos... tú eres la jefa de
enfermeras, tú decides lo que te atañe y ellos que se dediquen a
lo que a ellos les corresponde.

E_ Vale.
54.-

E_ ¿Abdul? No entiendo.

M_ Parece que entre los saharauis han charlado la situación.


Nabân les comentó lo que me había pasado y decidieron tomar
cartas en el asunto. Jeje, ¡me encantaaaa!

E_ A ver, ¿tú les comentaste a ellos que te habían amenazado?

M_ ¡Claro! Tenían derecho a decidir si querían seguir trabajando


conmigo, Esther. Se me cruzó por la cabeza que a ellos los podían
intimidar y Gimeno estuvo de acuerdo.

E_ Sí, en eso tienes razón.

M_ Abdul me ha dicho que han puesto a la comunidad en alerta,


salen siempre acompañados y se turnan para vigilar los bares
donde trabajan. Con el segundo ataque se dieron cuenta que
había algo raro, son más rápidos que la poli, ¿no?

E_ Son gente que está muy acostumbrada a sufrir represión y


persecución.

M_ Lamentablemente, sí. Este muchacho, bueno, ¡hombrote


Esther! Es un … ¡ropero!

E_ ¿Ropero? Jajaja. Ays, las cosas que dices.

M_ Se me pegan los dichos de Héctor, a los corpulentos los llama


así. Bueno, que este hombre, Abbas... ¿sabes que quiere decir su
nombre?, jeje.

E_ ¡Cómo para no saberlo! León.

M_ ¡Eso! ¿No está bueno? Tengo un león cuidándome, jeje.

E_ O sea, ¿te va a estar cuidando? (preocupada)


M_ Nos dijo que se presentaba por si notábamos su presencia,
para que no nos asustáramos, que él iba a estar siempre cerca.
¿Qué quieres que te diga?, me siento más segura con Abbas
cerca.

E_ Oye, ¿no estará ...jmmm... armado? Tú ahí con la niña, no sé.

M_ No, no. Eso le pregunté y me dijo que él no necesita armas,


que él usa su cabeza y sus manos. ¡Qué manotas Esther! Le hizo
carantoñas a Aháva y ¡cada una de sus manos era más grande
que la cabeza de mi pequeña! Parece que trabajó mucho tiempo
en la construcción.

E_ Ahhh. (dubitativa)

M_ Y me dijo que no está solo, que hay varios muchachos más


rondando, jeje.

E_ Mientras no interfieran con el trabajo de la policía.

M_ Esther... eso de la custodia policial, ¡olvídalo! Gimeno habló


con sus superiores y por ahora, nada. Tendría que estar pegada a
Claudia para que me custodiaran. ¡Y no pienso irme a vivir a su
casa!

E_ Ahhh. (suspiro)

M_ Bueno, dejemos este marrón. (notaba el tono de preocupación


de Esther y cambiaba de tema) Cuéntame de tu primer día como
jefa de enfermeras.

E_ Maca, es una suplencia, mientras dure el reposo de Alicia.

M_ Y sus vacaciones, porque supongo que con ese estrés se


tomará unas buenas vacaciones.

E_ Es lo que le recomendó Aimé, pero no sé.

M_ ¿Por qué? ¿No le corresponden?


E_ Sí, pero es una chica muy responsable y como estamos cortos
de personal en el hospital, no estaba muy convencida.

M_ ¿No ponen reemplazo de vacaciones? ¡¡No me digas que son


tan …!!

E_ Ahórrate los adjetivos, jeje. Vilches subió a dirección a armar


un buen escándalo y parece que alguna enfermera van a traer.
¡Vaya saber a qué servicio lo dejan incompleto!

M_ Hablando de vacaciones, ¿cuándo te tomas las tuyas?

E_ Este año, no me corresponden. Me reintegré hace poco.

M_ ¡Uhhhh!

E_Y con esto de la jefatura, probablemente trabaje más turnos.

M_ ¡Doble uhhhhh!

E_ Jeje. ¿Cuándo te las tomas tú?

M_ Pensaba en la última quincena de agosto.

E_ ¿Quince días nada más?

M_ También estamos cortos de personal Esther. Oye... ¿ni siquiera


te piensas tomar una semanita para estar con Aziz?

E_ Eso podría ser, pero no sé cuándo.

M_ Antes que empiece el cole, ¿no?

E_ Sí, tendría que ser antes del cole.

M_ Y... estooo...

Esther sonreía, ya conocía ese “estoooo”, algo le quería proponer.


E_ Estooooo... (con retintín) ¿qué me quieres preguntar?

M_ ¿Te apetecería...? estoooo...

Esther la dejaba tomarse esos segundos para “coger valor” y no


decía nada.

M_ ¿Te apetecería pasar esos días en Jerez? Podríamos ir a la playa


y a cabalgar y a ...

E_ Me encantaría.

M_ ¡Grandeeee! Digo, bien, bien, entonces no me tomo nada mis


vacaciones, espero a que tú decidas cuándo nos vamos a Jerez. Y
Encarna también ehhh. Bueeeeeeno, digo, si tú quieres.

E_ Yo encantada de que venga mi madre. Y doña Encarna, apenas


se entere que la has invitado, ¡no te imaginas!

M_ Pero no le comentes nuestro secreto.

E_ ¿Nuestro secreto? ¿Cuál?

M_ Que queremos dejarla cuidando a los críos mientras tú y yo nos


vamos a retozar por ahí.

E_ ¡Aysss! ¡Qué mala eres!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Mucho “pasteleo” telefónico, pero nada más. La cosa siguió así


varios días.

La forense “trepada a las paredes” por el encierro casero. Aunque


aprovechaba el tiempo para poner al día su blog y seguir con los
apuntes de su novela, “extrañaba” la “acción” en el Anatómico.
Disfrutaba mucho sí el tiempo con su niña, a la que le repetía el
“Maca” pero sólo lograba algún “da-da” o algún sonido parecido.
Esther currándose “la vida” en Urgencias. Reorganizó turnos y
tareas y a decir de Vilches “ya se nota tu mano”. Pero seguían
cortos de personal y la “ayuda” no era otra que “el ligue” del
director, la enfermera Raquel, con lo cual había ganado “media
enfermera” porque la tipa “tiene una facilidad para que nunca la
encuentren increíble, ¿ves por qué te decía que es muy vivilla?” -
Teresa dixit.

La jueza usando su “labia” para convencer al “colega” juez


instructor del otro caso sobre las “peculiaridades” comunes, entre
ellas el arma homicida utilizada por las fuerzas de seguridad y
que “misteriosamente” había desaparecido de los lugares que
“debía frecuentar”. Había logrado que ordenara un examen de
ADN del herido-detenido y ahora habría que esperar la reacción
del abogado-padre, que ¡por supuesto!, trataría de impedirla.

Cruz haciendo malabares de guardias y turnos y “abriendo


fiambres” -Héctor dixit- ella misma para “tapar el agujero” de la
ausencia de Maca. Pero estaba “más alegre que de costumbre” -
Vilches dixit- y eso tenía mucho que ver con David -alias Gimeno-
que se encargaba de mimarla en persona o enviarle “mimos
dulces” constantemente además de “auxiliarla” con María cuando
la médica antropóloga tenía que salir más tarde del curro.

Gimeno juntando cruzando datos y hechos para “abonar” su


hipótesis ante “los altos mandos” mientras disfrutaba la vida
casera -ergo delicias gastronómicas- en casa de Maca y cada tanto
“bajaba a la forense de sus caminatas por las paredes”.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Con Agosto firmemente instalado en el calendario, los turnos de


vacaciones planteaban nuevos “desafíos” a la creatividad de Jefe
de Médicos y Jefa de Enfermeras en Urgencias del Central.

Estaban reunidos “ayudándose” con la distribución del personal –


Vilches valoraba mucho esa “cualidad” especial de Esther para
“encajar lo que no encaja” cuando se apersonó en el despacho del
médico el “pijo”.

Jav_ Necesito que subáis a mi despacho.

Vi_ ¿Los dos? (quitaba los ojos de la pizarra que estaban


elaborando con Esther para hablarle a su amigo-director)

Jav_ Sí, juntos.

Vi_ Ya estamos juntos aquí, ¿qué quieres?

Jav_ Mejor, en mi despacho. (iba a cerrar la puerta cuando la


protesta de Vilches lo detuvo)

Vi_ No veo la razón de perder tiempo subiendo si podemos hablar


aquí y ahora. Como verás tenemos un rompecabezas que resolver
aquí. (señalando la pizarra con los nombres)

Esther no decía nada, observaba y callaba. Vilches era suficiente


para poner un poco de sensatez en la cabeza del “pijo”.

Jav_ Tengo unos documentos que quiero que veáis. (se justificaba)

Vi_ No te jode, vengaaaaaa, déjate de tonterías. Luego las


pasamos a ver. ¡¡¿Qué quieres?!! (sus brazos en jarra indicaban
“límite de paciencia excedido”)

Jav_ Bien. (entraba y cerraba la puerta) Tomemos asiento, esto es


grave.

Vi_ ¿Y el sentarnos lo hace menos grave? (seguía en pose “no te


jode”)

Jav_ ¡Hoxtia Vilches! ¡Se ha abierto una investigación en


Urgencias!

Vi_ Sí, nosotros pusimos la denuncia, disminución sistemática de


la provisión de medicamentos, no se cumple el protocolo de
sanidad.

Jav_ ¡No es eso, hombre! (hacía aspavientos con una mano en


signo de desesperación)

Esther se cruzaba de brazos.

Jav_ ¡¡Investigación por prácticas de eutanasia en urgencias!!

E_ ¡¡¿Qué?!!

Vi_ ¡¡¿De qué coño hablas?!!


55.-

Cr_ ¡¡¿Y la dejaste ir?!!

Tensa conversación telefónica.

Gi_ Y... y...

Cr_ ¡Coo...! (se detenía antes de decir el taco y cogía aire) David...
(intentaba calmarse y hablar lenta y pausadamente a ver si podía
razonar con el policía) ¡¡Es una loca!! ¿Lo entiendes? ¡¡Una loca
que ve intenciones ocultas y manos negras en todo!!

Gi_ Bueno... verás... no creo que esté muy errada en sus


presunciones.

Cr_ ¡¡Tú también!! ¡¡Otro locoooo!! (perdía los estribos)

Gi_ Cruz... por lo menos reconoce que es demasiada coincidencia


que esto salte ahora, cuando Esther y el mala leche denuncian el
embrollo de los medicamentos.

Cr_ ¡¡¿Qué tiene que ver una cosa con la otra?!! Aysss... (se
tomaba la cabeza y cogía aire nuevamente)

Gi_ No te sulfures bomboncito.

Cr_ ¡Deja el bomboncito para otro momento! ¡Esto es grave David!

Gi_ No te preocupes, ese muchacho Abbas la llevaba en su coche,


él la cuida.

Cr_ ¡¡Él la cuida!! ¡¡Él la cuida!! ¡¡¿Y a él quién lo cuida?!!

Gi_ Cruz, lo he conocido, es de confianza y te aseguro, cualquiera


que se les acerque y lo vea, sale huyendo... es muuuuu grande.
Impone respeto.

Cr_ ¡Tú y la otra loca, tal para cual! Voy a llamar a Rodolfo, a ver
qué opina de todo esto.

Gi_ Llámalo si quieres, pero te anticipo que dijo que era una
tontería, que por un artículo de un periodista trasnochado no
había que hacer tanto escándalo.

Cr_ ¡¡¿Ves?!! ¡¡¿Ves?!! ¡Si Rodolfo no se lo toma en serio es


porque no tiene importancia!

Gi_ Disculpa, bomboncito, pero tu ex está un poco estúpido


últimamente.

Cr_ ¡¡¿Eh?!!

Gi_ Es la opinión de Maca y yo la comparto. Lo dejan sin médicos,


el pijo hace lo que se le da la gana y no dice esta boca es mía.

Cr_ Te recuerdo que fue él quien presentó la denuncia.

Gi_ Porque Esther le apretó las clavijas, que no sé eh...hacía rato


sospechaba y no hacía nada.

Cr_ ¡¡¿Dudas de Rodolfo?!!

Gi_ No dudo, digo que está un poco lelo para lo que solía ser,
jmmm.

Cr_ ¡¡Si tú no lo conocías!!

Gi_ Referencias... tuyas, de Maca, de Esther. ¿Será la menopausia?

Cr_ ¡Gimeno, los hombres no tienen menopausia!

Gi_ Ah, verdad. ¿Cómo se le llamaba?

Cr_ Andropausia y te aviso que Vilches es muy joven para sufrir


eso.

Gi_ Ahhh, no sé, pero tantos cambios, jmmm, no sé, quizás se le


adelantó, como le pasa a algunas mujeres.
Cr_ Mira... (tocándose la sien izquierda con un dedo) voy a
llamarlo igual, quiero que me dé su opinión. Avísame apenas
tengas noticias de Maca.

Gi_ Vale. Pero antes...

Cr_ ¿Qué?

Gi_ Jeje, te había llamado para preguntarte por la papilla de


Aháva. Se está mordiendo los nudillos de hambre y no recuerdo
cuánta leche le tengo que poner, Maca me lo dijo pero...

Cr_ Ah, cierto. A ver (suspiraba), toma el biberón y llénalo hasta


doscientos centímetros cúbicos y …

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Hora de cambiarse para ir a casa. Hacía rato que había terminado


su turno, pero entre hablar con Vilches, comentar con Teresa,
buscar esto o aquello, ir una y otra vez a Dirección, recopilar
antecedentes del caso que había sido denunciado, atender
pacientes, cubrir huecos en los descansos de “sus” chicas... otra
vez salía dos horas más tarde.

Estaba preocupada y un tanto ausente de lo que la rodeaba. Tanto


que ni la notó parada a un costado, escondida en el vestuario,
esperándola. Como una autómata abrió su taquilla y emitió un
largo suspiro de hastío.

M_ ¿Te ayudaría un masaje en los hombros? (suave y templada, su


voz venía desde un costado)

E_ ¡¡Maca!! ¡Aysss!

M_ Espero no haberte asustado. (daba un paso adelante y se


dejaba ver)

E_ Algo. Ahhh. (tocándose el pecho que hacía un tum-tum-tum


mezcla de cagazo y excitación al verla)

M_ No era mi intención, pero ni miraste al entrar. (otro paso


adelante)

E_ ¿Qué haces aquí? Tú no deberías... (levantaba su dedo


admonitorio y rezongón)

M_ ¿No te alegra un poquito verme?

¡Anda que esta mujer sabe cómo suavizar al más duro y doblar al
más rígido! Con esa sonrisa, esos ojitos chispeantes de “soy la
más güenita del mundo mundial” más esa pinta de “¿has visto
qué guapa toi?”, ¡cómo para resistir tanto encanto en una frase
tan bien modulada por esa boquita “¡que te como los morros
nena!” - enfermera “tensa” cogitato.

E_ ¡Claro que me alegra, tontita!

Otra que pa qué a la hora de lanzar dardos seductores. Esa sonrisa


Esther, aysss, ¿sabrás lo que consigue con sólo esbozarse?, ¡ni te
cuento cuando la despliegas como ahora!

M_ Menos mal. Venga, gírate que relajo un poco tus hombros y


charlamos mientras tanto.

E_ No sé si aa...

M_ Aquí, allí, ¿qué más da? (mientras la cogía de los hombros y se


inclinaba para un beso suave en los labios de la enfermera) Aquí
la destripadora de fiambres es experta en eso de relajar cuerpos
tensos, venga, gírate.

Y la enfermera “obedeció”, trémula flor en manos de la florista


“expertisse” fue ponerle las manos encima de los hombros y
apenas flexionar levemente sus dedos haciendo la presión justa
en el punto justo pa que la chica se derritiera todita como helado
de crema americana bajo el sol madrileño de agosto en medio de
la Plaza del Sol congestionada de “indignados” [¡y qué razón
tienen para indignarse! - escritora dixit].

M_ ¿Tienes copia de la acusación para que se la lleve a Claudia?

E_ El pijo no me la dio, dijo que mañana iba a averiguar con los


abogados, quería consultarlos primero. Mmmmm... [*aquí va
sonido cuasi igualito a “suspiro orgásmico”*]

M_ Claudia me hizo recordar de dónde lo conozco al coñazo éste.

E_ ¿A Javier? Mmmmm... [*aquí va sonido cuasi igualito a “suspiro


orgásmico”*]

M_ Javier Sotomayor del Valle Ibardrola y bla bla bla, nunca me


acuerdo todos los apellidos de los pijos. Don Wilson es su padrino.

E_ ¡¡¡Noooo!!! Mmmmm... [*aquí va sonido cuasi igualito a


“suspiro orgásmico”*]

[Nota de la autora: a esta chica ni los “¡nooo!” de asombro le


salen en forma, se nota que esos dedos hacen maravillas ¿no?]

M_ Sip. Cuando éramos pequeños, hacíamos alguna que otra


travesura juntos.

E_ De ti lo creo, de Javier, no. Mmmmm... [*aquí va sonido cuasi


igualito a “suspiro orgásmico”*]

M_ No te creas, tuvo su etapa de niño normal, luego como todo lo


pijo rancio de Jerez se transformó en eso que es ahora. Igualito a
mis hermanos.

E_ Ahhh. Mmmmm... [*aquí va sonido cuasi igualito a “suspiro


orgásmico”*]

[Esta enfermera está “pal cachetazo” - escritora dixit]

M_ Claudia quiere que recabes toda la documentación posible, ya


tiene en mente un abogado para atender el caso, un picapleitos
que se las sabe todas.

E_ Ahhh. Mmmmm... [*aquí va sonido cuasi igualito a “suspiro


orgásmico”*]

[Corrijo, está “pal fifazo” - escritora dixit]

M_ Una primera medida va a ser pedir la exhumación de todos los


cadáveres.

E_ ¿Los...? [¡Ni puede completar las frases!]

M_ Sí. Yo personalmente me voy a encargar de examinarlos. Cruz


también, estoy segura. Vamos a buscar hasta el último pelo en el
huevo.

E_ ¿Huevo? ¿Eh? (pero no podía articular sus pensamientos


inconexos en sonidos legibles) Ahhh. Mmmmm... [*aquí va sonido
cuasi igualito a “suspiro orgásmico”*]

M_ ¡No puede ser que se os acuse tan ligeramente de un cargo tan


serio y todo por una nota de un periodista de cuarta y un llamado
telefónico anónimo!

E_ Jmmm. Ahhh. Mmmmm... [*aquí va sonido cuasi igualito a


“suspiro orgásmico”*]

M_ Además, me parece que hay gato encerrado.

E_ Mejor que quede encerrado y no venga a molestar justo ahora.


Ahhh. Mmmmm... [*aquí va sonido cuasi igualito a “suspiro
orgásmico”*]

M_ ¿No te parece demasiada casualidad que esto surja justo ahora


cuando hacéis una denuncia seria de malversación de dineros
públicos con la compra de medicamentos?

E_ ¿Malversa qué? ¡Qué manos tiene esta mujer! Ahhh.


Mmmmm... [*aquí va sonido cuasi igualito a “suspiro orgásmico”*]

M_ ¿Qué opinas?

Dejaba un segundo de masajear los hombros de la enfermera, lo


que daba un respiro a la atribulada mente-entrepierna de la “jefa-
de-enfermeras-por-un-tiempo”.

E_ ¿Qué pienso? (hacía un esfuerzo enorme y giraba su torso para


mirarla)

M_ Sí, ¿qué opinas?

E_ Que si no te beso ahora, ¡mueeeeero!

Y ahí nomás, cual lince al acecho de una gacela, se lanzó a por el


cuello y morros de la “destripadora profesional” y la otra, ¡pa qué!,
le bailaba la alegría en los ojos, en la boca, en los brazos y … allí
también.
56.-

Apenas regresó del hospital llamó a su amiga la jueza.

Cl_ ¡¡No me digas que te atreviste a …!!

M_ Claudia, me extraña, ¿cómo puedes pensar eso?

Cl_ De ti, nada me extraña.

M_ Algún rapidito en un baño de un bar de copas habré tenido en


mis épocas juveniles, pero con Esther es distinto, ella es... (suspiro
prolongado)

Cl_ ¿Entonces cortaste la situación?

M_ Bueno, yo no la corté, fue Teresa que entró sin golpear a …

Cl_ Teresa, ¿la recepcionista? (la interrumpía) ¡¡No me digas que


os pilló!!

M_ ¡In fraganti! Blanca como mortaja primero y después roja como


camiseta de la furia, jeje.

Cl_ Aysss.

M_ Luego jijeaba incómoda, jeje.

Cl_ O sea, no hubo rapidito, como los llamas, porque entró Teresa
que si no...

M_ No, no, yo estaba decidida a que no fuera más allá de un toque


aquí otro por allí, aunque no sé Esther eh... es toda una revelación
mi niña. Ahhh... (nuevo suspiro-éxtasis prolongado)

Cl_ Revelación ardiente, ya veo.

M_ Sacto, ardiente, muuuu ardiente.

Cl_ Vale, no te excites. (la vacilaba)


M_ Jeje.

Cl_ Ahora a lo importante.

M_ ¿No te parece importante que sea tan lanzada, tan …?

Cl_ Ardiente, sí, me parece bien, pero me refiero a dos cosas.


(enérgica, dispuesta a charlar los temas que le interesaban y sacar
a su amiga de la “ensoñación”) Una, tu ida al hospital, no era
conveniente.

M_ Mira , yo tenía que...

Cl_ Ya está, ya lo hiciste (no le dejaba “dar explicaciones”) no se


puede remediar. Tendría que haberlo supuesto ni bien me
comentaste el problema. En fin... tengo que asumir que no tienes
remedio. Lo otro que es sumamente importante... ¿qué juez
interviene en la investigación de los asesinatos?

M_ Eutanasia Claudia, no asesinatos.

Cl_ ¿Debo recordarte que para la ley la eutanasia es un crimen?

M_ Vale, ufff.

Cl_ ¿Te ha dicho qué juzgado interviene?

M_ No le informaron nada, de hecho, no le entregaron


documentación alguna.

Cl_ ¡Jmmmm!

M_ ¿Qué significa es jmmmm?

Cl_ Todo muy irregular, cuando se recibe una denuncia así la


autoridad sanitaria tiene que hacer la denuncia policial inmediata
e interviene un juez de turno, no es lo mismo que con los
medicamentos donde puede hacer una investigación previa y
luego denunciar el ilícito una vez que tiene sospechas fundadas
en datos.

M_ ¿Entonces?

Cl_ Anota este número, es del abogado que te comenté, un colega


que renunció como juez de instrucción y ahora se dedica al
derecho penal.

M_ ¿Algún ligue del pasado?

Cl_ Sí. Tiene setenta años y fue profesor mío, ¡mira que ligue!
Anota doña siempre con la misma idea en la cabeza. Dile a Esther
que se comunique de inmediato con él de mi parte, ya le hablé
sobre el tema.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Teresita la esperaba impaciente en rotonda. Lo que había “visto”


había exacerbado su “interés cotilla” hasta niveles “estresantes”.
¿Vendría con Maca hasta rotonda? ¿Por dónde había entrado la
forense que no la había visto ingresar? ¿Qué pasaba con las
medidas de seguridad que Esther le había comentado? ¿No era
peligroso para Esther verse con ella? ¡¡¿La habrían seguido los
facinerosos?!!

Apenas la enfermera se apoyó en el mostrador le alcanzó el parte,


miró hacia ambos costados para “controlar” que no hubiera
“moros en la costa” y lanzó la andanada de preguntas que
“acicateaban” sus pensamientos.

E_ Breve Tere porque ya es muy tarde y Aziz me espera. Tomó las


medidas de seguridad, no corro peligro alguno y se fue por la
puerta principal. (mientras firmaba el parte)

Te_ ¿A qué vino?

Esther levantó la vista del parte y con una sonrisa más ancha que
el Atlántico le respondió.

E_ A verme, a darme su apoyo.

Te_ ¡Ahhh! (la cara de “melaza” de Esther lo decía todo)


Entonces...

E_ Entonceeees... me voy y en otro momento te cuento más, no


puedo con mi cansancio.

Te_ Ve, ve, tienes que descansar.

No era necesaria la recomendación de Teresa, ya Esther partía


hacia el muelle con la sonrisa instalada en su rostro y una
sensación placentera en todo el cuerpo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Gi_ ¿Lo va a llamar al abogado? ¡Aaaaaaaaaam! (abría la boca


para que la niña lo imitara, cosa que no era necesaria porque
Aháva no necesitaba “estímulos” para devorarse las cucharadas
de puré de manzanas)

Maca sonreía con el gesto de Gimeno. No sólo era una gran ayuda
con la niña, la cría disfrutaba de sus carantoñas, sus juegos y sus
canciones.

M_ Cortaba y lo llamaba, sí. ¿Cafecito?

Gi_ Jmmm. ¿Puede ser con un heladito? ¡Aaaaaaaaaam!

M_ ¡Claro! ¿Fresas y chocolate? (sonreía mientras iba al


refrigerador)

Gi_ Por favor. ¡Aaaaaaaaaam!

M_ Gimeno... (sacaba los potes con los sabores de helado que


había preparado) Ese periodista que hizo la nota...
Gi_ Ya busqué datos. ¡Aaaaaaaaaam!

M_ Ahhh, jeje. Te me anticipaste. (colocaba una bocha de helado


de chocolate en el plato)

Gi_ No tiene un currículum muy prolífico.

M_¿No? (ponía una bocha de helado de fresa al lado del de


chocolate)

Gi_ Es freelance. ¡Aaaaaaaaaam!

M_ ¿Y eso es importante? (cogía una cuchara del cajón de


cubiertos)

Gi_ No escribe para un medio en especial, trata de vender lo que


escribe. ¡Aaaaaaaaaam!

M_ De nuevo, ¿eso es importante? (dejaba el helado sobre la


mesa)

Gi_ Jmmm, no. Es un comentario. ¡Aaaaaaaaaam!

M_ Pensaba... (sacaba dos tazas de la alacena)

Gi_ Yo te acompaño. ¡Aaaaaaaaaam!

M_ ¿Cómo sabes que …? (se giraba a mirarlo y sonreía) Pregunta


tonta, sintonizamos la misma onda, jeje, ¿tienes su dirección o
teléfono?

Gi_ Sí, pero espera a que Pancho me mande más datos del
muchacho. ¡Grunch!(había terminado de darle su puré a Aháva y
“atacaba” su plato de helado) ¡Ahhhh, qué mano tienes Macarena
Wilson! Esto es una delicia. ¡Grunch!

Maca sonreía por el comentario mientras servía las tazas. Cuando


fue hacia la mesa notó la cara de “su niña” observando a Gimeno
manducar su helado.
M_ Me parece que Aháva quiere de tu helado.

Gi_ Jmmm, ¿le doy?

M_ Un poquito, a ver si le gusta. No creo que le haga mal.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

El abogado había sido muy claro. “No firma nada si no le dan


copia, si firma aclara al lado, no conforme, ¿me comprende?”. Le
había gustado el trato del letrado por teléfono, no sólo le había
hecho muchas preguntas y se había interesado genuinamente en
el caso sino que inmediatamente se ofreció a pasar al día
siguiente por el hospital para hablar con la dirección del
establecimiento.

A Vilches le parecía una exageración, Esther seguía sin entender


la pachorra del “ex VML”.

E_ No lo entiendo Tere, en otro momento hubiera puesto el grito


en el cielo. (ordenaba los partes de laboratorio para repartirlos
entre los historiales)

Te_ Pensará que va a quedar en nada. (echándole un cable con el


reparto de analíticas)

E_ Se ha tomado la intervención de farmacia de la misma manera


y ya llevamos quince días así. Siguen escaseando los
medicamentos y esos genéricos que nos entregan no me gustan
nada.

Te_ Esther, son genéricos pero aprobados por la autoridad


competente. (levantaba la vista y la miraba con el ceño fruncido)

E_ No sé, no sé. (meneaba la cabeza) Los otros eran genéricos


también pero los laboratorios eran reconocidos, siempre
trabajábamos con esos. Estos... voy a buscar más, me he anotado
los nombres y los números que figuran en varios de ellos.
Te_ ¿Dónde vas a averiguar?

E_ Le voy a pedir a Maca, ella sabe dónde buscar y tiene tiempo.

Te_ Ahhh.... Maca más que forense parece una investigadora


privada. (volvía a los historiales)

E_ ¡Sí! (entusiasmada)

El teléfono interrumpía la conversación.

Te_ Emergencias de Hospital Central. […..] Vale Javier, le digo.

Cortaba la comunicación y la miraba a Esther con cara de


preocupación.

Te_ Quiere que subas urgente.

E_ ¿Habrá llegado el abogado? Jmmm. (fruncía el ceño) Me dijo


que pasaría primero por aquí para hablar algunas cosas. (dejaba
lo que estaba haciendo) ¿Le avisas a Vilches?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Maca detenía el auto frente al edificio y echaba una mirada a la


fachada.

M_ Para ser un freelance tiene un estudio en un edificio muy pijo.

Gi_ Ajá. Según Pancho no es de familia adinerada. (también


impactado por la fachada del edificio) Y no es tan reconocido
como para pagar un estudio en un edificio así. Jmmm.

M_ Quizás alquila con otros periodistas. Voy a buscar lugar donde


estacionar el coche, aquí no se puede.

Gi_ Por allí (señalaba hacia la izquierda), hay un estacionamiento.

Pero antes que pusiera el coche en primera, el móvil la


interrumpía.

M_ Jmmm, no conozco el número, ¿quién será?. Hola. […..] Sí, soy


Maca, ¿quién es? […..] Ahhh, Teresa, ¡qué gusto! Buenos días.
[…..] Por favor, más despacio que no le entiendo Teresa. […..]
¡¡¿Queeee?!!, ¡¡¿cómo que se llevaron detenida a
Esther?!!
57.-

M_ ¡¡¿Cómo quieres que me tranquilice si está en la cárcel?!!

Por el móvil, a los gritos con la jueza, Gimeno había optado por
salir del coche a hacer sus llamadas a contactos para averiguar a
qué comisaría había sido trasladada Esther.

Cl_ ¡Si no te tranquilizas poco podremos hacer! ¡Dame tiempo a


averiguar qué juzgado interviene! Te llamo apenas sepa algo.

No le dio tiempo a responder nada, Claudia cortaba la


comunicación.

M_ ¡Coñoooo! Y encima se ofende. (miraba el móvil con rabia)


Cruz, a ver si el estúpido del mala leche hace algo de una vez por
todas.

Iba a marcar el número cuando Gimeno abría la puerta del auto y


se metía dentro.

Gi_ Ya está, ubiqué la comisaría y hablé con el comisario, no está


detenida, la llevaron para contestar unas preguntas.

M_ ¡¡¿Y la fueron a buscar al hospital y la sacaron de su trabajo?!!


¡¡No me jodas!!

Gi_ Están averiguando una denuncia que la sindica como la autora


de los asesinatos, no hay orden de detención. Venga, vamos, está
en …

M_ ¡¡Denuncia!! ¡¡¿Quién la denunció?!! (se cogía con fuerza del


volante del coche)

Gi_ Maca... por teléfono no me pueden dar tantos datos, cuando


estemos allá vamos a saber más. Venga, arranca de una buena
vez y trata de calmarte, la cosa no es tan grave como decía
Teresa.
M_ ¡¡Es muy grave!! Y si cojo al que la denunció, ¡¡le retuerzo el
cuello con mis manos, joputa!! (encendía el coche y arrancaba
con brusquedad, sacudiendo a Gimeno en el movimiento)

Gi_ ¡Uhhh! Sí, no tengo dudas que lo acogotas. (apoyando


instintivamente las manos sobre la guantera)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Teresa se restregaba las manos nerviosa, caminando de un lado a


otro frente a la puerta del quirófano donde Vilches y Aimé estaban
realizando una cirugía delicada. Le había pedido a una de las
enfermeras que entrara a avisarles de la situación, pero los
minutos pasaban y el jefe de la guardia no aparecía.

Vi_ ¿Qué es eso tan urgente e importante que no puede esperar a


que acabe la cirugía? (con su usual “mala leche” mientras se
quitaba la bata y el gorro)

Te_ ¡¡Al fin!! ¡¡Se han llevado presa a Esther!! (al borde de las
lágrimas)

Vi_ ¡¡¿Pero qué dices?!!

Te_ Hace más de media hora, Javier la mandó llamar urgente y


luego me avisó la secretaria que se la habían llevado a la
comisaría.

Vi_ ¿Le has preguntado a Javier? ¿Qué dice? (la mala leche daba
paso a una seria preocupación mientras tiraba los utensilios en el
tacho de descarte)

Te_ ¡¡Desapareció!!

Vi_ ¡¡¿Eh?!!

Te_ Se puso su chaqueta y se fue del despacho, no está en el


hospital y su móvil está apagado.
Vi_ ¡¡Joder!! (apoyaba las manos en su cintura y se quedaba
mirando a la recepcionista, pensativo)

Te_ Además... ¡¡han desparecido todas las historias clínicas de los


últimos dos meses!!

Vi_ ¡No puede ser!

Te_ No figura un solo paciente en la computadora, ¡ni uno!

Vi_ ¿Los has buscado bien? ¿Has preguntado en sistemas? Quizás


es un problema informático de ellos.

Te_ Vilches... trabajo con eso todos los días, si te digo que no
están es que no están. Y sí, pregunté y ellos están tan asombrados
como nosotros. (mosqueada)

Vi_ Jmmm, entonces alguien las sacó.

Te_ ¡Eureka! (poniendo los ojos en blanco, mofándose de la


conclusión del médico)

Vi_ Venga, vamos a poner a buen resguardo los historiales en


papel. (comenzaba a caminar hacia rotonda)

Te_ ¿Cómo vamos a saber cuáles son los de los últimos meses?
Están ordenados alfabéticamente. (caminaba detrás de él)

Vi_ Ponemos todos bajo llave y luego los revisamos uno por uno.

Te_ Están bajo llave. (apurando sus pasitos cortos para mantener
el ritmo de paso del médico)

Vi_ Esas cerraduras las abro yo con la punta de un cuchillo, los


vamos a mudar, ¡venga!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

No podía dejar su pierna quieta, tantos eran sus nervios. Los


habían hecho pasar al despacho del comisario y estaban sentados
frente al escritorio. Un par de minutos después aparecía el
hombre, que se saludaba efusivamente con Gimeno. Habían sido
compañeros en alguna brigada y, ¡qué raro!, le debía unos
cuantos favores al inspector.

Com_ ¡Estás menos panzón!

Gi_ Estoy a dieta.

Com_ Tendría que seguir tu ejemplo. Estar tanto tiempo sentado


no es bueno para esto, ¿no? (se tocaba el abdomen) ¿Haces
gimnasia, pesas?

Gi_ Estoy trotando los...

M_ Jmmm... cof, cof. (tosía impaciente por la charla, había


buscado con la vista a su chica y no la había ubicado en ninguna
de las dependencias que se veían desde la recepción de la
comisaría, estaba ansiosa)

Gi_ Ehhh... luego te comento. Te presento a la doctora Macarena


Fernández, médica forense del Anatómico.

Com_ Ahhh, he oído hablar de ella. Buenos días, doctora. (algo


serio)

M_ Buenos días, comisario.

Gi_ No te creas todo lo que te cuentan Pepe. (volvía a tomar


asiento)

Com_ ¿No debo creer que nos tiene entre ceja y ceja? (se iba a
sentar en su sillón detrás del escritorio)

Maca iba a decir algo, pero Gimeno la detuvo poniendo una mano
sobre su pierna.

Gi_ ¡Para nada te creas eso! Mira, ojalá existieran más como ella,
es la compañera ideal de un policía. No deja pista sin seguir y
busca hasta el último indicio.

Com_ Si tú lo dices. (la observaba atento)

M_ Mire, no vinimos aquí a discutir mi relación con los CSI.


(impaciente)

Com_ ¿Si es ai? (enarcaba las cejas)

Gi_ Jeje, llama así a la científica, por la serie.

Com_ Jmmm. (parece que no le gustaba mucho esa


denominación)

M_ ¿Por qué han traído a Esther García? ¿Qué acusación pesa


sobre ella? ¡¡¿Dónde está?!!

Gimeno suspiraba y ponía los ojos en blanco. Esta Maca era un


elefante en un bazar, no había duda alguna.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Vi_ ¡Mierda! (mirando el cajón del fichero semi vacío)

Te_ ¡Han desaparecido también!

Vi_ No se han llevado todos.

Te_ ¡Claro! ¡¡Se llevaron los de la lista que nosotros no tenemos!!

Vi_ ¿Habías abierto esto antes?

Te_ ¿Hoy? No, todavía no me había puesto a archivar historiales y


no me habían pedido ninguno.

Vi_ Vale. Deben haberlos sacado antes que tú vinieras. ¿No te dejó
nada dicho la otra recepcionista?

Te_ ¿Paquita? No me dijo nada de que se hubieran llevado los


historiales, si a eso te refieres. Me dio las novedades y los
pacientes que habían ingresado durante la noche.

Vi_ Jmmm.

Te_ Vilches, ¡¡¿qué vamos a hacer?!! (no pudiendo evitar


finalmente las lágrimas de impotencia y desesperación)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Com_ Doctora, nos llega una denuncia y la investigamos. (se


reclinaba sobre el asiento)

M_ ¿Cualquiera dice cualquier cosa y vosotros vais y detenéis a


una enfermera ejemplar en su trabajo? (exaltada) Porque no hay
orden judicial para detenerla. (aventuraba)

Com_ Doctora, como le dije a Gimeno, no está detenida, se le ha


pedido que viniera a responder algunas preguntas acerca de una
denuncia en su contra con respecto a la muerte de pacientes a su
cargo. (hablaba calmado)

M_ ¿Ah, sí? No le pedisteis... fuisteis y la sacasteis de su trabajo


con varios uniformados, frente a todos sus compañeros.
(levantaba un dedo acusador apuntando al rostro del comisario)

Com_ No sé quién le ha dicho eso, pero no fue así. La invitamos a


venir y accedió.

Gi_ Pepe, generalmente no hacemos eso, vamos ahí y le


preguntamos en un lugar privado, sin tanto aspaviento.

Com_ Gimeno... en este caso, tengo órdenes …. precisas.

A buen entendedor pocas palabras, Gimeno captó al instante que


estaban presionando a su amigo.

Gi_ Jmmm.
M_ ¡¡¿Ordenes precisas de quién?!! ¡¡¿En base a qué denuncia?!!
(su irritación era mayúscula)

Com_ Doctora, son datos bajo secreto de sumario, no se los puedo


informar.

Gi_ Vale, Pepe, pero convendrás conmigo en que se toma una


medida excepcional en base a una denuncia hasta ahora
anónima, sin un juez interviniendo y teniendo como blanco a una
enfermera de intachable conducta.

Com_ ¿Intachable conducta? Según nuestro denunciante... y lo


hemos corroborado, la enfermera Esther García se ha visto
involucrada en un caso similar en Melilla. No, Gimeno, no hemos
tomado nada a la ligera.
58.-

Com_ ¿Intachable conducta? Según nuestro denunciante... y lo


hemos corroborado, la enfermera Esther García se ha visto
involucrada en un caso similar en Melilla. No, Gimeno, no hemos
tomado nada a la ligera.

Gimeno se movió incómodo en su asiento y su amigo lo notó.

Com_ Lo sabías, ¿no? (dirigiéndose a Gimeno)

M_ ¡Por supuesto! (se apresuraba a responder) ¡Y fue exonerada


de culpa y cargo! (intentaba con la exclamación ocultar el
impacto de la noticia, ¿Esther involucrada en un caso similar?)

Com_ La corrijo doctora, no se encontraron pruebas de su


culpabilidad, el caso sigue abierto. (se apoyaba en el escritorio y
la miraba con dureza)

M_ Y yo lo corrijo a usted, comisario. (se enderezaba en el asiento


y lo miraba a los ojos) Si no está detenida ni acusada, eso significa
que está libre de culpa y cargo, ¿o acaso no se presume la
inocencia como principio rector de la justicia en nuestro país?
¿Eso ha cambiado?

No hay mejor defensa que un buen ataque y si algo había


aprendido al lado de su amiga la jueza, era eso de la presunción
de inocencia, aunque ella en su actividad no lo “aplicara” muy
seguido.

M_ Así que lo de intachable conducta (lo miraba desafiante


apoyando las manos en los costados de la silla) se mantiene ...
como se mantiene la reprobación a la forma irregular de vuestros
procedimientos, cosa que el abogado de Esther García
seguramente denunciará.

Com_ Doctora Fernández, creo que usted está exagerando la nota.


(acusaba impacto del ataque “a la yugular” de Maca) Acá sólo se
la invitó a responder algunas preguntas y...

M_ Sin su abogado presente. Y trayéndola a la comisaría, lo que a


ojos vista de sus compañeros del hospital aparece como una
detención.

Gimeno no podía dejar de observarla mientras hablaba y lanzar


“ahhhs” de admiración mentales. Esta faceta de aplomo-dialéctico
de su “compinche” no la conocía y le parecía un “condimento”
nuevo y esencial para sus futuros trabajos conjuntos.

Com_ Doctora, ¡no fue así!

M_ Eso es lo que parece y …

Un golpe “inoportuno” en la puerta fue la tabla de “salvación” del


ahora atribulado comisario, que estaba descubriendo en “carne
propia” los que sus compis de la CSI tenían que “soportar” con la
“lesbiana ésa que se cree la dueña de la verdad” [rumores
policíacos dixit].

Com_ ¡Adelante! (se apresuraba a responder)

Voz_ Comisario, el abogado de la enfermera García está en


recepción y quiere hablar ya mismo con su cliente … y con usted.

M_ ¡Conste que se lo avisé! (“¡qué oportuna la llegada del profesor


de Claudia!” pensó para sus adentros mientras se instalaba una
sonrisa condescendiente en su rostro)

Com_ ¡Jmmm! Me vais a tener que disculpar... (se ponía de pie)

Gi_ ¡Claro! (se ponía de pie y Maca lo imitaba) Nosotros... jmmm...


esperamos en recepción, ¿no? (miraba a la forense)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

En la sala donde usualmente se hacían los interrogatorios, Esther


aguantaba estoica los embates de los dos inspectores, un hombre
y una mujer. En la más de una hora que llevaba allí había
respondido siempre de la misma manera, “todo lo que tengo para
decir está registrado en los historiales”, “¿se me imputa algo?”,
“solicito la presencia de mi abogado”, “¿en qué juzgado está
radicada la denuncia?”.

Los dos policías habían intentado todas las “artimañas”, desde


dividirse los papeles entre “poli bueno”-”poli malo” hasta
amenazas veladas y declaraciones “inventadas” de personal del
hospital. Esther, inmutable. No aceptó ni el agua ni el café o el
zumo que le ofrecieron. Con el rostro pétreo, de brazos cruzados y
sosteniéndoles la miraba, cada tanto miraba su reloj esperando a
su abogado. Si Teresa había recibido su mensaje, no tardaría
mucho en llegar.

En el enésimo intento de doblegar su resistencia, la inspectora


“buena” intentaba convencerla de los “beneficios” de echar “luz”
al “esclarecimiento de los hechos”.

Insp_ Si usted nos dice qué ha sucedido, el juez lo tendrá en


cuenta. Entienda que estamos tratando de ayudarla a …

La puerta se abría y el comisario les hacía una seña de que


salieran.

Com_ Este es el letrado Fuentes, abogado de la señora García.

Un hombre de cabellera abundante y canosa, con aire de “abuelo


bueno” entraba sonriente cargando un maletín y le hacía un
ademán con la cabeza a Esther.

Fuentes_ Señora García, espero que la hayan atendido con


cordialidad.

E_ Sí, aunque hace rato que solicito su presencia y no me han


permitido llamarle. (le devolvía la sonrisa)

Fuent_ Comisario, esto es ilegal. (se enseriaba y se giraba a mirar


al comisario)

Com_ La señora vino por voluntad propia a responder unas


preguntas, no está imputada de ningún ilícito.

Fuent_ Como sea, si solicitó la presencia de su letrado, ustedes


tienen la obligación de suspender todo interrogatorio o
declaración voluntaria hasta que éste se haga presente. Esto es
irregular e ilegal.

Com_ Seguramente mis inspectores no entendieron bien lo que


solicitaba la señora.

Los inspectores bajaban la vista, aguantando el “marrón”.

Fuent_ No hay mucho que entender, es un procedimiento habitual


que se enseña en la escuela de policía. Desde ya cualquier
declaración de la señora García queda totalmente invalidada,
espero que usted lo entienda.(miraba al comisario a los ojos)
¿Estamos de acuerdo?

El comisario asentía con la cabeza mientras tragaba saliva. Sin


duda esta enfermera estaba muy asesorada y tenía a uno de los
mejores abogados penalistas a su servicio, había escuchado
hablar mucho de Marcelino Fuentes y era de esperar que
presentara una queja formal por el desempeño policial.

Fuent_ Señora García, ¿nos vamos?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Caminaba de un lado al otro frente al mostrador de recepción de


la comisaría. Gimeno la observaba. Estaba seria y cada tanto
bajaba la vista como perdida. Se notaba que ella tampoco sabía
de los “antecedentes” de Esther.

Gi_ Ehhh... Maca. (la cogía del brazo) ¿Por qué no nos sentamos a
esperarla?
M_ No puedo sentarme Gimeno, no puedo. (negaba con la cabeza)

Gi_ Tú … ehh... no sabías de … ehhh.

Maca lo miraba.

M_ No, en todo esto hay algo muy oscuro, el que la denunció sabía
de esos antecedentes. Esto me huele muy mal.

Gi_ Ajá. El o la que la denunció.

M_ ¿La? ¿No crees que haya sido el periodista ése?

Gi_ No, al periodista le dieron datos y escribió. Estoy casi seguro


que le dieron todo servido en bandeja de plata.

M_ Y... ¿quién se te ocurre puede estar detrás de todo esto?

El sonido del móvil los interrumpía. Era el de Gimeno.

Gi_ Jmm, Cruz. ¿Se habrá enterado? (Maca fruncía los labios y
levantaba los hombros) Hola pimpollo de alelí, ¡qué gusto
escucharte! […..] ¿El de Maca? (le hacía una seña a la forense
señalando su móvil) No sé, espera. ¿Tu móvil está apagado?

M_ Creo que no, a ver. (lo sacaba) ¡Uy, sin batería! ¡Hoxtia! A ver si
me estuvieron llamando de casa por Aháva. (miraba hacia los
costados) ¿Habrá un teléfono público por acá?

Gi_ Aguarda y te doy el mío. (volvía a su charla con Cruz) Se


quedó sin batería. [….] Sí, estamos en la comisaría. […..] Ahhh...
¿y qué dice Vilches? […..] ¡¡Nooooo!!

M_ ¡¡¡¿Qué pasa?!!! (lo cogía del brazo y Gimeno le hacía una


seña para que esperara)

Gi_ A ver... dile a Vilches que se vaya de raje a sistemas. […..] Sí, a
sistemas o como se llame la oficina que maneja el sistema
informático del hospital. En todos lados se hace una copia de
respaldo de todas las transacciones del sistema informático. [….]
Una copia, sí, de todo lo que se hace en el hospital. [….] ¡¡Ya
mismo!! […..] Que diga que está buscando el historial de un
paciente que tienen que operar. […..] Que amenace, que grite,
que … ¡que les pegue!, no sé Cruz, de alguna manera tiene que
conseguir esa copia YA MISMO. [….] ¡¡Claro que hay un complot!!
¡¡Evidente!! [….] No hay denuncia judicial y a Esther la trajeron
para sonsacarle información sin su abogado. […..] El abogado ya
llegó, Maca le avisó a Claudia en qué comisaría estaba. [….] Vale,
hasta ahora mi corazón de chocolate.

M_ ¡¡¿Por qué esas copias? !! ¡¡¿Qué ha pasado?!!

Gi_ Desparecieron todos los historiales de los pacientes desde los


últimos meses, tanto los que estaban en papel como los que
estaban en el sistema informático. (cerraba el móvil y lo guardaba
en su bolsillo)

M_ ¡¡¡¿QUEEE?!!!

Gi_ Que esto es más grande de lo que pensábamos Maca.

M_ ¡¡Mierdaaaa!!

Gi_ No es sólo la denuncia, hay más de uno o una involucrado,


esto es una banda.

Maca lo miraba estupefacta.

Gi_ Una organización ilícita, jmmm. ¿Pero por qué a Esther? ¿Por
qué se la quieren sacar de encima?

M_ ¿Qué quieres decir? ¿Que lo de los pacientes que murieron fue


hecho a propósito para sacarse a Esther de encima?

Gi_ Jmmm. (asentía)

M_ ¡Coño Gimeno! ¿Asesinar ancianos para quitarse de encima a


Esther?
Gi_ Jmmm. (fruncía los labios)

Maca veía venir por el pasillo a Esther acompañada por un hombre


mayor.

M_ ¡Ahí está! No le comentes por ahora de los historiales.

Gi_ Se va a enterar igual Maca.

M_ Pero no en este momento, ya ha tenido bastante. (se dirigía


hacia el pasillo por donde venía la enfermera)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esther no se había percatado de la presencia de Maca y Gimeno


en la comisaría. Iba con la vista “en nada” mientras le explicaba al
letrado Fuentes lo sucedido, cómo le habían dicho que tenía que ir
“sí o sí” a la comisaría y cómo el director del hospital había
insistido en que debía ir.

Fuentes_ O sea que el director del hospital casi la obligó a venir.

E_ No me dejaron opción.

Fuent_ Vamos a presentar una denuncia por el accionar policial.

E_ Lo que usted crea que corresponda.

Fuent_ Y en cuanto a su director vaa...

M_ ¡¡Esther!! (llegaba apurada a su lado, con sus pasos de tranco


largo)

E_ ¡¡Maca!! ¿Tú aquí? (el corazón comenzaba a galopar


entusiasta)

M_ Estheeeer... ¿te han tratado bien?

La forense iba a estirar su mano para coger la de la enfermera


pero, para su sorpresa, la enfermera se le adelantaba y se aferraba
a su cuerpo en un fuerte abrazo.

E_ Maaaaaaaaca. (metía su cabeza en el pecho de la forense y se


apretaba contra ella)
Pero la forense se quedaba inmóvil.
C 59.-

Pero la forense se quedaba inmóvil.

Fueron apenas un par de segundos. Había intentado no mostrar


“públicamente” el lazo afectivo que las unía. Pero como siempre,
Esther la asombraba. Y no podía negarlo, “ese desparpajo” de
Esther... ¡le encantaba! Reaccionaba enseguida y la envolvía en
sus brazos.

M_ Cariñoooo... (le susurraba) tranquila, ya pasó, ya pasó. (cerraba


los ojos y sonreía, mientras acariciaba con una de sus manos la
espalda de “su chica”)

E_ ¿Qué está pasando Maca? ¿Por qué esto? (toda la tensión y


angustia que había pasado comenzaban a traducirse en lágrimas
escondidas en el pecho de la forense)

M_ Lo vamos a averiguar, tranquila. (dejaba un beso en su cabello)

Marcelino Fuentes las miraba con ternura. Deducía que esas dos
eran “más que amigas” y no tardó mucho en reconocer a la mujer
alta que cobijaba a la enfermera. Más de una vez habían
conversado con Claudia sobre “su amiga la forense detective” y
conocía de oídas sus “andadas”. La imagen de una foto de las dos
patinando, en la biblioteca de la jueza, vino a su memoria. No
quería cortar ese momento “íntimo y necesario”, fue Gimeno
quien lo hizo.

Gi_ ¡Esther! ¿Cómo estás?

E_ Bien, creo. (aspiraba la humedad de sus fosas nasales y se


separaba “un poco” de la forense, aunque el “abrazo” persistía)

M_ ¿Nos vamos? (volvía a acariciar su espalda mientras le


preguntaba)

E_ Creo que podemos. (se giraba a mirar a su abogado que


asentía con la cabeza)

Fuentes_ Salgamos y vamos a hablar con un cafecito, ¿os parece?

M_ Vale. ¿Usted es Marcelino Fuentes, el profe de Claudia?

Fuent_ El mismo. (le causaba gracia la “definición”) Y usted es


Macarena, la amiga de Claudia, ¿no? (estiraba su mano para
saludarla)

M_ La misma, jeje. (aceptaba el saludo del hombre y estrechaba


su mano, sosteniendo el abrazo a Esther con el otro brazo)

Gi_ ¡Uhhh, juez Fuentes! ¡Qué gusto! Ya me parecía cara


conocida. ¿Se acuerda de mí? Gimeno, estuve a cargo de las
investigaciones en varios casos de su juzgado.

Fuent_ ¿Gimeno? ¿David Gimeno? ¿La saeta de Cádiz? (lo miraba


achinando los ojos)

Gi_ ¡Ése!

M_ ¿Saeta de Cádiz? (murmuraba por lo bajo a Esther que fruncía


los labios)

Fuent_ ¡Gimeno, hombre! ¡Qué gusto encontrarlo después de


tantos años! No lo reconocí, a pesar de las gafas mis ojos ya no
ven como antes. (estiraba ahora la mano para saludar a Gimeno)

Gi_ No se preocupe, a mí los años también me han dejado sus


huellas. (pasaba la mano por su rala cabellera y por su panzota
antes de saludar al hombre)

M_ Hay un barcito en la otra calle. (tomaba a Esther del hombro)


¿Vamos? Y de paso me explica eso de la saeta de Cádiz. (al
letrado) ¿Por la copla o por la flecha?

Gi_ Jeje.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Estaban pidiendo sus brebajes en el bar cuando Gimeno recibió el


llamado de Vilches.

Gi_ Ahh, doctor, usted dirá. (todos se giraron a mirar al inspector


pendientes de lo que hablaba) [….] No, no, pida que le den todo lo
que tienen. [….] De eso no se preocupe, yo me ocupo. [….] Una
imagen está bien. [….] ¿No le pueden certificar que es copia fiel?
[…..] Entiendo, entiendo. […..] Mire, es simple, como desapareció
lo otro puede desaparecer esto, si le firman algo … o el DVD...
¡que le firmen que el DVD que es copia de la cinta original! [….]
Vale, lo entiendo, no es por derecha. En fin... mejor que nada es,
pero de poco va a servir como prueba. […..] En el futuro, hombre,
yo siempre pienso lo peor. […..] ¿No le van a restaurar su archivo
en urgencias? [….] ¡Ahhh, qué burocrático todo!

Al escuchar “urgencias” Esther terminó de atar cabos.

E_ ¿Está hablando con Vilches? ¿Qué pasó en urgencias? ¡¡¿Qué


desapareció?!! (con la angustia a “flor de voz”)

M_ Ehhh... no, no, unas cositas. (¡qué mal mientes Macarena!)

E_ Maca, se te nota, ¿qué me estás ocultando?

No quedaba otra. Le relató la desaparición de historiales y el


sistema informático de los casos desde su llegada. El letrado
escuchaba atento.

E_ ¡¡¿Por qué?!! (pregunta retórica-desesperada si las había,


porque entendía perfectamente que estaban intentando ocultar la
prueba de que no había tenido nada que ver con los decesos
ocurridos)

Gi_ Esther, Vilches ya consiguió una copia del sistema informático.

E_ Pero tú mismo has dicho que no tiene validez legal y que el


válido podría desaparecer. Además … hay cosas en los historiales
en papel que no aparecen en el que está en la computadora. (al
borde de las lágrimas)

M_ Esther... (tomaba su mano intentando calmarla) No está todo,


pero está lo esencial, quiénes hicieron el tratamiento, los
diagnósticos y las analíticas. Con esa copia que consiguió el mala
leche, nos vamos a sentar y reconstruir todo lo demás.

Fuentes fruncía el ceño. ¿El mala leche? ¿A quién se refería?

Gi_ ¡Exacto! Son casos recientes, vamos a preguntarle a cada


médico y a cada enfermera.

E_ ¡Claro! ¡Y la Endesa va a colaborar conmigo! (hacía un gesto


con la mano desechando la idea)

Vuelta a fruncir el ceño el letrado. ¿La Endesa? ¿Alguien se


apellidaba como la empresa?

M_ ¡¡A esa cortocircuito la tengo acá!! (se señalaba la frente, entre


ambos ojos)

¡Pobre letrado Fuentes! ¡Lo de “esa cortocircuito” terminó de


“pelarle los cables” de sus neuronas! Las miraba a ambas con
caras de “¿de qué coño hablan?”

M_ En todos los casos que me has venido contando, siempre


aparece ésa. Si no se equivocó con la penicilina, le mandó inyectar
un calmante para caballos a una pobre vieja y la tipa espichó.

Esther la miraba como “cayendo en la cuenta”.

Gi_ ¿En todos?

M_ Corrígeme Esther si no es así.

E_ En casi todos, sí. (pensativa)


M_ Y al que no lo mató, casi que lo hace. Como en el caso del
hombre éste que casi se muere porque lo mandó a su casa con un
ataque al corazón.

E_ Don Carlos.

M_ ¡Ése!

E_ Entonces tú crees que … que...

Los tres la miraban expectantes.

E_ Que puede ser verdad eso de la eutanasia, la denuncia.

M_ Tanto como eso, no sé. Pero que la Endesa es una profesional


incompetente, no tengo dudas.

E_ Pero aquí lo que denuncian es intención de matarlos Maca, no


mala praxis o incompetencia profesional.

Gi_ Jmmmm. (fruncía los labios y achinaba los ojos, señal de


“pensamiento profundo” y “¡cuasi eureka!”)

El único que percibía el “jmmmm” de Gimeno era el letrado, pero


las otras dos seguían sus razonamientos “angustiados”, por lo que
el inspector le hizo una seña de “luego, luego”.

M_ Mira Esther, yo no sé si la Endesa quería matarlos o no, pero en


todos está ella, además que es uña y carne con el pijo. Y el pijo se
lavó las manos, ¡qué digo se lavó las manos! Te metió en chirona
casi.

Fuent_ ¿Y ahora quién será ese pijo?

Parece que Gimeno se percató de la cara de “desesperación” del


abogado porque le murmuró por lo bajo, “el director, Sotomayor,
¡buena pieza!”

E_ Pero nada de esto tiene sentido Maca. ¿Acusarme a mí? ¿Por


qué? Parece que quisieran sacarme del hospital.

M_ Sentido tiene, tú eres la que has denunciado el ilícito con los


medicamentos. Tú eres la que quiere integrar el comité para
ponerlos en vereda con la falta de médicos y enfermeras. En
resumen, tú cariño ¡¡eres mi ídola!! Jeje. (apretaba la mano de la
enfermera y no podía evitar lanzarle un beso al aire)

Fuent_ Gimeno, ¿qué opina de esa teoría de intentar sacarla del


hospital? (interesado por la opinión experta de “la saeta de
Cádiz”)

Gi_ Coincido plenamente, juez Fuentes.

Fuent_ Hace rato que no soy juez.

Gi_ Para mí, ¡forever juez! Yo creo que ahora lo primero es


reconstruir los archivos robados y luego intentar averiguar quién o
quiénes se los llevaron.

Fuentes asentía con la cabeza.

M_ ¡Pero hay que denunciar este atropello de la detención


arbitraria!

E_ Maca, no estuve detenida.

M_ O el interrogatorio arbitrario, como sea.

Fuent_ Voy a preparar un escrito y mañana mismo presentamos la


denuncia. Mientras tanto, me interesaría hablar con el director del
hospital y apretarle un poco las clavijas, que sepa a quién se está
enfrentando. A ver si en la charla salta algún dato que nos sirva
para desentrañar esta madeja.

M_ Esther, en nuestra charla con el comisario nos dijo que habías


estado en una situación parecida en Melilla.

E_ Ahhh. (cogía aire)


Fuent_ ¿Situación parecida?

Gi_ Sí, dijeron que te habían acusado de esto mismo en el hospital


donde trabajabas y que no habían podido comprobar la causa.

Esther bajaba la vista y miraba “como ausente” el mantel de la


mesa. Maca notaba el gesto y apretaba su mano con cariño.

M_ Esther... ¿qué pasó en Melilla?


C 60.-

Esther bajaba la vista y miraba “como ausente” el mantel de la


mesa. Maca notaba el gesto y apretaba su mano con cariño.

M_ Esther... ¿qué pasó en Melilla?

Esther levantaba la vista y la miraba a los ojos.

E_ Melilla es un capítulo de mi vida que a veces prefiero olvidar...


si no fuera por Aziz.

Maca fruncía los labios y sus ojos se llenaban de ternura.

M_ ¿Tan duro fue?

Esther enarcaba las cejas y sus ojos se llenaban de lágrimas.

E_ Lo del hospital … fue un hecho más entre muchos... en algún


momento te lo iba a contar. (se le humedecían las fosas nasales)

Maca se apresuraba a sacar los kleenex que siempre portaba en el


bolsillo de su chaqueta.

M_ Venga, toma uno de estos. (le alcanzaba el paquete)

E_ Cuando...

El camarero llegaba con la bandeja del pedido. Esther se llamaba


a silencio mientras se secaba los ojos. Cuando se hubo retirado,
Maca solícita colocaba dos cucharadas de azúcar en el café de
Esther. Gesto que daba un respiro a la angustia de la enfermera,
tanto cariño destilaba esa pequeña acción.

E_ Eres... (se mordía el labio inferior) eres algo increíble Maca.

Sin más, se acercaba a la forense y le dejaba un beso en los labios.


Fuentes y Gimeno sonreían, este último tomando “nota mental”
de las “artes” de M.F.W. para “tiernizar” chicas.

M_ Cariñooo... (murmuraba derretida totalmente, blandita hasta el


tuétano, sonriendo estilo “bolú enamorá”)

Fueron un par de minutos de acariciarse con los ojos hasta que al


fin Esther se sintió fuerte como para contar su historia.

E_ En el comarcal de Melilla siempre estuve trabajando en


urgencias, salvo un corto tiempo en que me enviaron de ayuda a
la UCI. Ahí pasó todo. (tomaba un sorbo de su café y cogía aire)

M_ ¿Faltaba personal? (trataba de ayudarla con preguntas)

E_ Como siempre Maca, llega la época de verano, hay vacaciones y


no hay reemplazos, quitan camas, lo mismo que aquí, como si la
gente no se enfermara en verano.

Gi_ ¿Tú no tenías vacaciones?

Esther negaba con la cabeza.

E_ Aziz tenía cinco meses y yo regresaba al hospital después de


mi licencia por adopción, le había sumado mis días de vacaciones
para estar más tiempo con él. (tomaba otro sorbo de café) Hubo
una seguidilla de internaciones en la UCI de gente rescatada de
las aguas, que intentaba llegar a España en pateras. (bajaba la
vista) Muchos casos... un drama realmente. Había niños, muchos
niños... (los ojos se le aguaban y Maca apretaba su mano para
darle ánimo)

Gi_ ¿Todos en la misma UCI? ¿Los niños no van a un sector


especial?

E_ El hospital no daba abasto Gimeno, se hacía lo que se podía. Te


digo, fue una seguidilla impresionante, en esos días trabajábamos
a destajo y con poco descanso.

M_ ¿Hubo... muchos errores?

E_ No. Considerando la situación, se actuó muy bien, pero no se


logró salvar a todos.

M_ Eso pasa.

E_ Después que se calmó la situación, yo volví a mi puesto en la


enfermería de urgencias. Al tiempo, nombraron un nuevo director
del hospital y …. no sé por qué, si por denuncias o qué, inició una
investigación sobre la actuación en esos días.

M_ ¿Así porque sí? ¡Qué raro! (arrugaba la frente)

E_ Jmmm. (levantaba los hombros) Se hablaba de cuestiones


políticas, de presión de ONGs, de tirria con el anterior director, la
verdad, no te sabría decir por qué. La cuestión es que hubo tres
fallecimientos que despertaron dudas y el director los denunció a
la justicia y el juez ordenó la exhumación de los cadáveres. Y … se
encontraron substancias no declaradas en los historiales.

M_ ¿Cómo substancias? No entiendo, ¿eran la causa de las


muertes?

Esther asentía.

E_ En un caso, tramadol con metroclopramida. En los otros dos,


ésos más levodopa.

Gimeno y Fuentes miraban con cara de “no entiendo ná de ná”.


M_ Un analgésico opioide y dos neurolépticos. (al ver la cara de los
otros “oyentes”, aclaraba) Son antagónicos entre sí. De por sí
solos pueden provocar reacciones adversas, pero esa combinación
que menciona Esther puede ser letal en pacientes con problemas
tan serios como para estar en la UCI, que además seguramente ya
tenían medicación neuroléptica, ¿no?

Esther asentía.

E_ Todos los médicos y enfermeros que estuvimos en contacto con


esos pacientes fuimos interrogados varias veces por la policía.

Gi_ ¡Ahhh! ¡Había otros más! Como lo contó Pepe parecía que eras
la única a la que imputaron.

E_ ¿Imputaron? (extrañada) No, no quedó nadie imputado que yo


sepa, de hecho no se llegó a nada en la investigación, no se llegó
a descubrir quién les chutó esas drogas. ¿Quién es Pepe?

Gi_ El comisario, un viejo amigo.

E_ Ahhh. ¿Eso dijo, que yo estuve imputada?

M_ Dio a entender eso. Evidentemente, alguien ha sacado esa


investigación de contexto para perjudicarte Esther.

E_ ¡Joder! (meneaba la cabeza y la apoyaba abatida sobre la mano


opuesta a la que Maca sostenía)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Maca dejó a los tres en el hospital y ella se fue para su casa.


Gimeno iba a reunirse con Vilches para ver la “imagen en DVD”
que el galeno había conseguido y llevársela a unos técnicos
informáticos “amigos” para que reconstituyeran el archivo
desaparecido. El letrado Fuentes quería ubicar al director del
hospital para hablar seriamente sobre la situación en la que
“había puesto” a Esther y en caso de no “ubicarlo” dejar
constancia de su presencia con una nota “formal pero fuerte”. Y la
enfermera se disponía a cumplir el resto de su turno, previa charla
con su madre y su hijo.

Café con leche y sándwich por medio estaba sentada en la


cafetería con Teresa, que quería saber “¡todo ya!”.

Te_ Entonces no respondiste nada.

Esther asentía.

Te_ Ese abogado Fuentes... ¡qué buena impresión me ha causado!


Atento, solícito, ni vieras cuando le comenté lo que había
sucedido.

E_ Ajá. Y muy enérgico, se nota un profesional muy ducho en lo


suyo. El comisario estaba lívido cuando lo increpaba. (sorbo de su
café con leche)

Te_ Has tenido suerte con él.

E_ Teresa, he ganado la lotería de Navidad... ¡con Maca! Todo esto


es obra de ella. Y no vieras cómo me atendía en el bar. (fruncía los
labios emocionada) Es... es...

Te_ Un amor, lo sé. Cuando hablaba con ella me daba cuenta lo


furiosa que estaba... y la angustia que tenía. ¡Me gusta tu novia
Esther! (estiraba su mano y cogía la de la enfermera con una gran
sonrisa)

E_ Jeje, mi novia, jeje.

Te_ A mí todavía me suena... un poco raro. Pero bueno, es así y


estoy feliz de que hayas encontrado una persona que te aprecie
como te mereces.

Vi_ El panzón se llevó el disco, a ver qué puede hacer con eso.
(muy a su estilo, con cara agria, se sentaba en la mesa con un
vaso de zumo)
E_ Me fue bien, gracias. (ponía los ojos en blanco y cogía su taza
de café con leche)

Vi_ Me lo imaginaba, si no, no estarías aquí. ¿Qué te preguntaron?


(bebía un sorbo de su vaso)

E_ De todo, sobre los medicamentos, sobre el tratamiento de los


pacientes.

Vi_ ¿Tenían los datos? ¿Qué pacientes?

E_ No dieron nombres, detallaron un caso, el de la señora con


Alzheimer, ¿la recuerdas?

Vi_ No en especial Esther, hemos tenido varios pacientes con


Alzheimer.

E_ La señora que nadie reclamó, que falleció y que creo que sigue
en la morgue esperando que alguien se haga cargo de su entierro.

Vi_ Ahhh, sí. ¿Y?

E_ Como les dije que todo lo que tenía que decir estaba
consignado en los historiales y pedí la presencia de mi abogado
con insistencia, se centraron en tratar de doblegarme.

Te_ ¡Pero ella no se doblegó! (orgullosa metida de cuchara en la


conversación)

Vi_ Eso lo suponía, no saben con quién se meten. ¿Ese fue el


consejo de tu abogado?

E_ Ajá.

Vi_ ¿Tu abogado estará disponible para asesorar a todo el personal


de urgencias?

E_ Le preguntaré. Veo que al fin has caído en cuenta de que esto


no es algo sin importancia. ¿Has ubicado a tu amigo el director?

Vi_ No.

E_ ¿Y no te mosquea que haya desaparecido?

Vi_ Alguna urgencia.

E_ Vilches... apagó el móvil.

Vi_ No prejuzgues.

E_ Y tú no seas tan ingenuo, Vilches. Me extraña de ti. ¿Qué es


necesario que suceda para que...?

La interrumpía el sonido de su móvil. Vilches hacía el ademán de


levantarse para retirarse.

E_ Aguarda, no he terminado. (lo cogía del brazo para detenerlo)


Hola. [….] Sí, todo bien por aquí. ¿Qué tal Aháva? (con una sonrisa
Profident que llamaba la atención del galeno) [….]
¡¡¿Queeeeé?!!
C 61.-

Teresa observaba la sonrisa “tonta” instalada en la cara de Esther.


Caminaban hacia rotonda. A la enfermera, la voz infantilmente
alegre de Maca le resonaba en los oídos.

M_ ¡¡Me dijo mamá!! ¡¡Aháva me dijo mamá!! ¡¡Fuerte y claro!! ¡¡Y


lo sigue repitiendo!!

Fue Teresa quien la “bajó a tierra” con una pregunta que metió el
dedo en la llaga.

Te_ ¿De la familia de los padres de Aháva no se sabe nada?

Sí, el tema pendiente. Ese “mamá” que entusiasmaba a la forense


podía tener “fecha de caducidad”. El día que encontraran a la
familia de Aháva y si se la querían llevar con ellos.

E_ Ufff. (largo suspiro) No, no se sabe nada.

Te_ Ahhh. (se dio cuenta de la “tensión” en su amiga y prefirió no


seguir indagando)

Ai_ ¡Esther! ¡Qué bien! ¡Has vuelto! (se cruzaban con el médico
casi llegando a rotonda) Gimeno me ha contado lo sucedido.
¿Necesita el abogado que firme alguna declaración sobre los
pacientes que atendimos?

E_ Gracias Aimé, no creo que por ahora sea necesario. (sonriente


mientras Teresa suspiraba satisfecha por la buena predisposición
de su “favorito”)

Te_ ¿Te ha contado algo sobre los historiales?

Ai_ Sí, que desaparecieron misteriosamente. Lo he consultado a


Vilches también, pero me ha dicho que todo se va a solucionar.
Está muy calmo.

Te_ No te lo creas, la procesión va por dentro. Psss. (gesticulaba


con su mano para desechar la idea de que al VML no le
preocupaba el tema)

E_ Demasiado calmo para mi gusto. Apenas Gimeno logre


reconstituir los archivos informáticos, tendríamos que... (se
llamaba a silencio al notar que “la Endesa” caminaba hacia ellos)

Ai_ Me comentó, sí. Apenas esté listo, esto... hablamos, ¿vale?


(notando la presencia de la médica)

Va_ La jefa de enfermeras ha vuelto... A ver si me solucionas el


problema. Necesito una enfermera para una cirugía de urgencia,
no sé a quién le corresponde.

E_ En la pizarra (señalaba hacia un costado) están las


asignaciones, mira allí.

Va_ No tengo tiempo para perder, me voy a preparar para la


cirugía. Envíala al quirófano tres.

Sin otra palabra, se iba por el pasillo hacia el ascensor.

Ai_ Cuenta hasta cien y respira hondo. (le hacía un gesto cariñoso
en el brazo a Esther)

E_ Es lo que estoy haciendo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Claudia la había llamado para contarle las novedades del caso,


pero tuvo que “aguantar” la mamitis aguda de Maca.

Cl_ Vale, si dices que dijo mamá es así.

M_ Escucha... escucha...

Cl_ ¡¡¿Lo has grabado?!!

M_ ¡Claro! Estuve con el mp3 prendido grabando todo, hasta que


al fin la pesqué cuando lo repitió.

Le daba al “play” y se escuchaba la voz de Maca hablándole a


Aháva y la voz de la niña balbuceando algo.

Cl_ ¿Eso es mamá?

M_ Mammma... mammma... ¡por supuesto no va a pronunciar


como tú y yo, Claudia! Pero lo dice con claridad.

Cl_ Ahhhh.

M_ ¡Mi niñaaaa! Ya guardé el archivo en una carpeta en el portátil,


ahí voy poniendo sus fotos y sus palabritas.

Cl_ Sus palabritas, claro.

M_ Y sus vídeos. ¿Te mostré el vídeo en la bañera?

Cl_ Creo que sí.

M_ Voy a abrir una cuenta en youtube así te mando el link y


puedes ver todos los que le hice.

Cl_ Vale. Escucha...

M_ Y se los mando a Cruz también.

Cl_ Ahhh... sí, escucha...

M_ Y a Esther y a Encarna. (“dura de interrumpir” la forense, ¿no?)

Cl_ Vale. Mira...

M_ Gimeno se los llevó en un pendrive.

Cl_ Vale Maca. ¿Me puedes escuchar por favor? Tengo una
audiencia en diez minutos y tengo que terminar de preparar el
cuestionario.
M_ Ah, estás apurada. Vale. ¿Por qué me llamabas?

Cl_ Me acaba de llamar Manzanares.

M_ ¿Quién es ése? (la interrumpía)

Cl_ El policía que trabaja siempre conmigo Maca, lo conoces.

M_ Ahh, Pepito, muy dulce ese muchacho.

Cl_ ¿Pepito? ¡¡¿Pepito?!!

M_ Sí, así le dicen, ¿no lo sabías?

Cl_ ¡¡Cómo le van a decir Pepito si mide más de dos metros y pesa
110 kilos!!

M_ Jeje. Por eso mismo. Bueno, tú estabas apurada, ¿qué te dijo


Pepito?

Cl_ Manzanares me dijo que han encontrado el arma, parece que


la presión surtió efecto y la dejaron abandonada en un contenedor
de basura, no muy lejos de donde está el bar.

M_ ¿La presión de quién? (incrédula)

Cl_ De todos Maca, desde jueces y policías hasta algún funcionario


de alto rango que se ha interesado en el tema.

M_ Parece que tienen debilidad por los contenedores. ¿Cómo la


fueron a buscar justamente ahí?

Cl_ Un llamado anónimo avisando. Están analizando las balas y un


primer informe no oficial es que coincide con las balas en el
cuerpo del padre de Aháva.

M_ Vale. Jmmm.

Cl_ ¿Has escuchado bien? Coinciden, es el arma homicida.


M_ Ya.

Cl_ ¡Qué poco entusiasmo!

M_ Mira, conociendo las vueltas de la ley y los recursos legales que


van a plantear, ya veo que va a quedar en la nada. Cuando me
digas que el tribunal ordenó que se compare el ADN, ahí sí me voy
a entusiasmar. ¿Cómo va eso?

Cl_ Todavía no se han expedido Maca.

M_ ¿Ves? Para las calendas griegas.

Cl_ Pero si las balas coinciden, ahí no va a haber apelación


posible. Ahí voy a estar en condiciones de pedir la unificación de
los casos en mi juzgado.

Maca no decía nada.

Cl_ ¿Sigues tan escéptica?

M_ Algo. Oye... se me acaba de ocurrir algo...

Cl_ ¿Qué estás pensando?

M_ Si encontraron el arma, es decir, si la dejaron para que la


policía la encontrara... eso significa que se rompió el cerco de
protección, ¿no?

Cl_ Jmmm, posiblemente.

M_ Entonces... ya no gozan de impunidad total como hasta ahora.

Cl_ Jmmm, posiblemente.

M_ Entonces... ¿podría volver a trabajar? Porque sin han perdido


esa protección... no creo que se mantengan las amenazas, ¿no?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Fin de un largo día para Esther. Como sucedía desde que estaba a
cargo de la jefatura, se había quedado una hora más organizando
turnos y controlando que todo estuviera en orden. También había
revisado los informes de farmacia y había refunfuñado bastante al
ver que seguía la falta de algunos de medicamentos. Vilches ya se
había retirado y no había podido hablarlo con él.

Teresa también se había ido, así que rumiando pensamientos


entre dientes caminaba sola cruzando el estacionamiento hacia la
salida más cercana a la estación del metro. Había dejado su coche
en el taller mecánico para que le repararan una de las puertas
traseras que no cerraba bien.

No había notado que un coche salía de su lugar y se dirigía con las


luces apagadas hacia donde ella estaba. Lo vio cuando casi se lo
llevaba por delante al frenar frente a ella.

E_ ¡Coñoooo!

Levantó la vista y se quedó mirando fijo al conductor, que tenía la


ventanilla baja.

Jav_ No quise asustarte.

E_ Lo has hecho. Te estuvimos buscando todo el día hoy.

Jav_ Una reunión importante en otro lugar, oye que...

E_ ¡Claro! Y por eso apagaste el móvil. (se cruzaba de brazos y lo


miraba con cara de asco)

Jav_ Así es, no podía ser interrumpido. Lo que quería comentarte,


he leído la nota que dejó tu abogado en mi despacho.

Esther lo miraba sin decir palabra.

Jav_ Esther, yo no tuve arte ni parte en la intervención policial, te


invitaron a que los acompañaras y aceptaste, no veo por qué tu
abogado dice lo que dice.
Esther no decía nada.

Jav_ Creo que está fuera de lugar y no le voy a dar curso.

E_ Tu obligación es darle curso y elevarla Javier.

Jav_ ¿Te das cuenta que me perjudica el contenido y el tono de


esa nota? (cabreado por la respuesta)

E_ Harás tu descargo ante quien corresponda. (seguía de brazos


cruzados y sosteniéndole la mirada)

Jav_ Esther, no veo por qué tienes que actuar como si fuera tu
enemigo.

E_ Lo que tengas que hablar sobre el tema, lo hablas con mi


abogado. Buenas noches. (giraba hacia un costado para seguir su
camino)

Jav_ ¡Espera, no he terminado! (se quitaba el cinturón y abría la


puerta del coche)

Esther no le prestaba atención y seguía caminando hacia la salida


del estacionamiento.

Jav_ ¡¡Espera!! (apuraba el paso y la cogía del brazo desde atrás)


Seamos civilizados y hablemos esto con tranquilidad.

E_ ¡Suelta ya! No tengo nada que hablar.

Jav_ Esther, por favor, (suavizaba el tono de su voz pero sin soltar
el brazo de la enfermera) nos conocemos desde hace mucho
tiempo, te pido que lo hablemos tranquilos, tienes una idea
errónea de …

Voz_ Creo que te dijo que la sueltes Sotomayor.


C 62.-

E_ ¡Suelta ya! No tengo nada que hablar.

Jav_ Esther, por favor, (suavizaba el tono de su voz pero sin soltar
el brazo de la enfermera) nos conocemos desde hace mucho
tiempo, te pido que lo hablemos tranquilos, tienes una idea
errónea de …

Voz_ Creo que te dijo que la sueltes Sotomayor.

La voz enérgica y fuerte hizo que Javier soltara el brazo de Esther


y a ésta le hizo estallar el cuerpo en billones de células gritando
“¡viva!”.

E_ ¡Maaaca! (murmuró complacida)

Jav_ ¿Usted es...? (parecía reconocer el rostro a pesar de la relativa


oscuridad en el estacionamiento)

M_ Doctora Macarena Fernández, nos conocimos cuando mi niña


estuvo internada en urgencias... (viendo la cara de “¿eh?” del
director del hospital se apresuró a agregar) la forense amiga de la
doctora Gándara y de la jueza Castilla, supongo que a ellas las
recuerda.

Jav_ ¡Ahhh! (¡y se hizo la luz en la mente del director!) No sé lo


que usted cree haber visto, pero aquí estábamos conversando con
la enfermera...

M_ Vi y escuché todo, no aclares que oscurece Sotomayor.

El médico se quedó un poco chocado por ese “tuteo” imprevisto.

M_ ¿O debo llamarte Piruleta, como en Jerez?

Esther estuvo a punto de largar la carcajada. “¡¡¿Piruleta?!!” El


“pijo”, blanco leche del asombro.
M_ ¿Macarena Wilson? O quizás me recuerdes más por la
machorra Wilson. O la torti Wilson, como solías llamarme entre tus
amigos.

El blanco leche intenso se tornaba en un caluroso teñido “rosa” en


las mejillas del atribulado “pijo”.

M_ Jmmm, me parece que ya me recuerdas. Esther, ¿te alcanzo a


tu casa? Tengo el coche por allí. (señalaba con la cabeza)

E_ ¡¡Encantada!! (casi eufórica, la escena que había presenciado


era “impagable”, ¡cuando le contara a Teresa de “Piruleta
Sotomayor”!, ¡fiesta en el cotorro!)

Javier Sotomayor, alias “el pijo”, nuevo alias “el pijo piruleta”, se
había quedado tieso como la mojama. Veía a Esther caminar hacia
Maca y a ésta feliz y sonriente y no acertaba a mover un músculo.

M_ ¡Ahhh! Algo más. (antes de ir hacia su auto) Como creo que


recordarás nuestros viejos tiempos, no necesito decirte que cuides
tus pasos, ¿no? Esther no está sola, somos muchos los que vamos
a salir en su defensa. ¿Me entiendes?

No hubo respuesta audible, tampoco gesto alguno por parte del


director. Pero el mensaje llegó claro y fuerte. Maca no dijo más y le
hizo un gesto a Esther para caminar juntas. Esther alcanzó a
divisar el rostro pétreo color “horror” de su ex compañero de
urgencias, ahora devenido en “importante-director-pijo-de-
importante-hospital-de-la-Comunidad-de-Madrid”.

E_ Me tienes que contar más de tus días en Jerez, ha quedado


petrificado de miedo. (le susurró divertida )

M_ Es un pijo cagón, no fue para tanto. Jeje.

Esther se mordió el labio inferior y le echó una mirada de “te


como a besos”. La forense sintió en la piel esa mirada y le
temblaba “todo” pensando en el momento de la “retribución”
prometida por ese gesto.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Un viaje demasiado corto para todo lo que querían conversar.

Apenas llegaron al coche, Esther se encontró con Aháva


cómodamente sentada en su sillita trasera, mordisqueando un
juguete. Y la niña fue verla a Esther y regalarle una de esas
sonrisas “derretidoras” que hicieron que la enfermera se fuera
inmediatamente a sentar a su lado a “comérsela a besos”.

M_ Uhhh, espero que guarde alguno para mí, jeje.

Y así viajaron. Maca conduciendo, Esther sentada al lado de Aháva


y haciéndole carantoñas y manitos. Y Aháva balbuceando sus
“ma-ma-ma” a Maca cada vez que Esther la incitaba.

No tuvo más remedio que contarle alguna “anécdota juvenil


jerezana” de “Piruleta” y “la torti Wilson”.

M_ Era una recepción de esas que juntan a todas las


personalidades de la región. Desde el párroco hasta el monseñor,
desde el bodeguero hasta los caciques amigos de la familia.
Todos. La bodega de mi padre lanzaba un añejo Wilson for export
y ahí estaban todos brindando en los jardines, prensa, fotos, bla
bla bla.

E_ Y tú de punta en blanco haciendo de niña buena. (la vacilaba)

M_ No, ya tenía años suficientes como para vestirme con vaqueros


y botas y andar andrajosa, jeje. Por lo que mi madre me advirtió
que ni se me ocurriera pasar por los jardines. Yo , agradecida, me
fui a montar por ahí.

E_ ¿Por ahí?

M_ Jmmm... había un grupo de niñas en Guadalcacín que …


jmmm... jeje, yo andaba haciendo mis pinitos en esas cuestiones
Esther y eso de montar caía bien en algunas niñas, jeje.

E_ Aysss. (se le cruzó por la mente una juvenil Maca, con vaqueros
ajustados, botas de montar, camiseta abierta y el pelo al viento y
el calor inundó su cuerpo)

M_ Cuestión que cuando volví para la hacienda, varios muchachos


y chicas se habían escapado del jardín y del ágape y andaban por
los viñedos haciendo travesuras, bueno, para llamarlas de alguna
manera.

E_ ¿Travesuras? ¿Cómo qué?

M_ Liarse, algún chupón, esas cosas.

E_ ¡¡Jajajajaja!! ¿Piruleta también? Jajajaja.

M_ No, Piruleta y dos o tres más se habían dedicado a trepar


árboles, en sus trajes pijos. Jajaja. ¡Con zapatos lustrados y
camisas de brocado! Jajaja.

E_ ¡¡Noooo!!

M_ Ahí estaba Piruleta, en lo alto de un añoso alcornocal, cagado


en las patas porque no sabía cómo bajar, con la chaqueta rota y
sin un zapato. Jajajaja. Serían dos metros de altura, no más, pero
estaba aterrado, decía que se iba a matar si se lanzaba.

E_ ¡Jajajajaja!

M_ Y los otros estúpidos no se atrevían a subir para ayudarlo a


bajar.

E_ ¡No me digas que tú lo bajaste!

M_ Sacto. Me trepé desde el caballo, le indiqué dónde pisar para


bajar un poco y después me lo monté en la parte trasera. ¡Cómo
temblaba!
E_ ¡Qué audaz!

M_ Ya ves por qué me decían machorra Wilson, jeje.

Esther no le contestaba. Un estremecimiento en todo su ser le


“recordaba” su propia cabalgata sentada delante de la forense. Y
un solo pensamiento se instaló en su mente. Que se tradujo en
palabras trémulas al instante.

E_ Maca, ¿cuándo vamos a la casa de la abuela?

Maca levantó la vista y miró a su chica por el retrovisor. Esos ojos


hambrientos y brillantes la sacudieron de nuevo de cabo a rabo...
y en otros lugares más, ejem.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

M_ Me encantaría subir, pero va siendo hora del baño y la comida


de esta niña.

Esther no necesitaba volver a mirar a Aháva para aceptar la


“disculpa” de la forense, hacía rato que la cría se refregaba los
ojitos y mordía ansiosa su puño, señal de hambre en puerta.
Estaban frente al portal, Esther en la vereda, asomada a la
ventanilla abierta del acompañante, Maca al volante.

E_ Algo más, no me has contado por qué le decían Piruleta.


¿Andaba siempre con una piruleta cuando era niño?

M_ Jmmm. (fruncía los labios) Probablemente, eso no me acuerdo.


Le decíamos Piruleta cuando grande porque tenía la cara chata y
redonda como una piruleta.

E_ ¡¡Jajajajajaja!! ¡¡Qué malos!!

M_ Y llena de colores también.

E_ ¡¡Jajajajajaaaaaa!!
M_ Venga, sube, que es tarde y debes estar molida.

E_ ¿Sin un beso? Eso nunca jamás.

Y sin más abría la puerta y se metía en el coche para cogerla del


cuello y “estamparle” un beso con alma y vida. Más que
“estamparle”, “grabarle a fuego” un beso en los labios, en la
lengua, en la garganta, en...

Un vecino que iba a abrir la puerta del portal se quedó pasmado,


con la llave en la mano, viendo la escena. ¿Esa en el coche, que se
besaba tan apasionadamente con otra mujer, era Esther García, la
hija de Encarna?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Para Esther, día de descanso, que le venía muy bien. Aziz estaba
por iniciar el cole y había mucho que comprar o preparar. Dedicó
la jornada a esos menesteres, con la lista que le habían dado en el
jardín infantil más la que había elaborado Encarna. Poco antes de
salir a El Corte Inglés favorito de su madre, recibió un llamado
urgente de cierta médica que le “alegraba” el alma.

M_ Mochila no le compres, tengo una vista que es preciosa.


Ahhh... y unos deportivos que son ideales para el cole.

E_ Maca, no quiero que te pongas en gastos que...

No la dejó terminar.

M_ Porfa Esther, ¡mi niño empieza el cole! ¿Me vas a negar este
gusto?

Con ese tono, ¡cómo decirle que no! Además, cada vez que se
refería a Aziz como “mi niño” a Esther se le inundaba el cuerpo de
…. ejem, “sensaciones”.

Para la forense, en cambio, día de retorno al Anatómico Forense.


Para alivio de Cruz que ya no sabía cómo hacer para cuadrar
turnos. Y para beneplácito de Guille y Héctor, que extrañaban
horrores sus “cosas”.

Su jefa la recibió con un “expresso” preparado en la de George


Clooney.

M_ ¡Ahhh! ¡Así da gusto que la reciban a uno! Jmmm. (saboreaba


el café) ¿Has comprado cartuchos nuevos?

Cr_ No, todavía quedan de los que me regalaste. Entonces,


resumiendo, le diste un buen susto a Javier.

M_ Espero, es un pijo cagón, no creo que sea el cerebro detrás de


todo esto, para mí lo manipulan.

Cr_ Nunca fue una personalidad muy fuerte, de hecho su madre


siempre lo ha manejado a su antojo. (sorbo de café) Su
casamiento fue pergeñado por la vieja.

M_ ¿La bruja Piruleta?

Cr_ Ayss, Maca, tú y tus apodos.

M_ Psss. Bruja es, piruleta también. (otro sorbo)

Cr_ Anoche hablé largo y tendido con Rodolfo. Se está poniendo


las pilas.

M_ Que se apure, porque a este paso se va a dar cuenta de la


gravedad cuando esté otra vez en chirona.

Cr_ ¿Te parece que pueden intentar...?

M_ Jmmm. (asentía con la cabeza) Lo que no termino de captar es


el motivo real detrás de todo esto.

Cr_ ¿Sabes si Esther había sacado del sistema la información que


le pedí? ¿De la Endesa?
M_ No me comentó, le voy a preguntar. ¿Crees que ella está detrás
de todo esto?

Cr_ Es un pálpito.

M_ Tus pálpitos han sido siempre buenos.

Cr_ Le sugerí a David que la investigara.

M_ Jeje, David. (tomaba otro sorbo y ponía los ojos en blanco) ¿Por
casualidad se quedó en tu casa anoche?

Cr_ Jeje. (sonreía pícara)

Maca iba a comentar algo más cuando, como siempre, las


interrumpían con una urgencia.

Recep_ Cruz, el secretario del Juzgado cinco, con un cuerpo y la


orden de una autopsia.

Cr_ ¿Eh? ¡Qué raro! No avisaron nada que fuéramos a levantar


ningún cuerpo.

Recep_ Es el cadáver de una señora que falleció en urgencias del


Central y estaba en depósito, parece que han ordenado la
autopsia porque sospechan que hubo un homicidio.
C 63.-

Claudia fue categórica ante la consulta de Cruz.

Cl_ ¡Que ni se acerque a ese cuerpo! En lo posible, encárgate tú y


observa muy bien el protocolo, tienes que hacerlo de manual casi.
[…..] Ya la escucho, dile que ella está personalmente involucrada
con alguien del personal de urgencias, que eso puede invalidar
todo el procedimiento. […..] ¡Que ni siquiera entre en ese
quirófano Cruz! […..] Vale, vale, confío en ti. Yo voy a tratar de
sonsacar alguna información en ese juzgado, conozco a alguien
de confianza allí. [….] Aysss, dile que sí, un antiguo novio, así se
queda conforme. ¡Qué mujer, meu Deus!

Sí, tenía razón la jueza, ¡qué mujer! Y la que tenía que lidiar con
ella era la pobre Cruz. Porque jefa o no jefa, sabía que para Maca
eso de “te ordeno” no existía, alguna forma encontraría de “estar”
ahí. Una solución era “atarla a una silla”, pero como que no. Así
que sabedora del “material humano” de su forense predilecta-
amiga del alma, le pegó un toque a “su David” y a los veinte
minutos ahí estaba el inspector con dos cámaras digitales de
última generación - “¿dónde las conseguiste tan rápido?”,
“corazón de melón, mejor no te enteras”, “ahhh” - y éste las
instalaba bajo instrucciones de Cruz para filmar todo el
procedimiento y que la “¡qué mujer!” pudiera seguir la autopsia
en vivo y en directo desde otra sala. Ahhh, también pinganillo
para Cruz y micrófono para la forense, no se iba a privar de
hacerle comentarios sobre el procedimiento “en el momento”,
¡no, qué va!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Otro que recibió aviso de la “nueva situación” con la


judicialización del caso fue Vilches. Y fue la gota que colmó el
vaso de su paciencia con el “pijo”.

Vi_ ¡Basta de excusas! ¡¡¿Qué está pasando?!!


Entró sin golpear en el despacho del director, como una tromba,
con cara más agria imposible y señalándolo con el dedo. De más
está decir que cogió a Javier de sorpresa.

Jav_ No sé de qué hablas Vilches.

Vi_ Un juez ha ordenado la autopsia de una paciente que murió


aquí en urgencias, se han llevado el cadáver que estaba en la
morgue y ahora mismo está en el Anatómico, me acaba de avisar
Cruz.

Jav_ ¡¡¿Qué?!! (parece que la noticia lo cogió también de


sorpresa)

Vi_ No te hagas el desentendido. Ayer desapareciste todo el día y


seguimos sin sistema informático en urgencias. (apoyaba sus
manos en la cintura y lo miraba con cara “asesina”)

Jav_ ¿No funcionan los computadores en urgencias? (extrañado)

Vi_ Funcionar funcionan, lo que han desaparecido son los informes


de nuestros pacientes y los historiales de los últimos meses. ¡Coño
Javier! ¿No te enteras de nada? (hacía aspavientos con uno de sus
brazos)

Jav_ ¡Joder Vilches! No sé nada de esto. (cogía el teléfono con cara


de desesperación)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

“Ver” a su “maestra” en acción era un placer, a pesar de lo tenso


de la situación. Gimeno estaba a su lado y apuraba sorbos de
agua para “digerir el mal trago”. Era menos cruento que “en
persona” pero aún así, no podía evitar que se le revolvieran las
tripas ante el procedimiento.

M_ ¡Qué genia! Observa la sutileza de sus movimientos con el


escalpelo. ¡Es una artista!
Gi_ Ahhh. Glppp. (tragaba agua, saliva, bilis, todo junto)

M_ Ahora va a trepanar el cráneo.

Gi_ Estooo... voy a hacer un par de llamados urgentes. (demasiado


para el pobre policía, ver abrir la cabeza de un humano era
demasiado “morbo cadavérico” para su estómago)

M_ Ahí es donde podremos ver más Gimeno, lo demás es para el


laboratorio, analizar tejidos y tratar de descubrir las sustancias
que le inyectaron. (le advertía)

Gi_ Ya leeré el informe. (salía de raje de la habitación, haciendo


arcadas)

M_ Jmmm, claro. Ehhh... ¡Héctor! ¡Fotografía el cerebro desde


todos los ángulos! (daba órdenes vía micrófono)

Desde el quirófano, Cruz levantaba el rostro para mirar a la


cámara y alzaba un dedo en señal de “vale”, se había olvidado de
indicarle al fotógrafo qué tenía que fotografiar. Había sido una
buena idea filmar todo y que Maca estuviera en la otra sala, era
una forense excelente y no se le perdía dato alguno. Ella se
enfrascaba en su trabajo y más de una vez se le “olvidaban” las
fotos.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Ajena a lo que estaba pasando, Esther seguía con su “periplo de


compras escolares” con su madre y Aziz. Greta [II] había quedado
en la casa, por lo que el niño las “apuraba” porque “taña mamá,
ta solita”.

Cargando varias bolsas y Aziz con un cono de helado para


“calmar” su ansiedad llegaron al último negocio.

E_ Buscamos una cosa aquí y ya nos vamos cariño.

En_ ¿Aquí te dijo Maca?


E_ Sí, dice que aquí encargó la mochila para Aziz.

En_ Pero es una tienda de informática Esther. ¿Le habrá comprado


una de ésas? (señalando unas mochilas para portátiles que había
en el escaparate, con cara de “¡qué feas! , no son para un niño”)

E_ No creo mamá. ¿Se habrá equivocado? (volvía a mirar en el


móvil el mensaje de texto que le había enviado la forense) Jmmm.
(confirmando la dirección) A ver, entro y pregunto, esperadme
aquí, ¿vale?

Esther dejaba sus bolsas en el suelo, al lado de su madre. Aziz


seguía chupeteando su helado cogido de una de las manos de su
abuela. Encarna había apoyado sus bolsas en el suelo también.

Veían a Esther acercarse al mostrador y hablar con un joven


dependiente. El muchacho asentía con la cabeza.

En_ Jmmm, es acá. ¡Qué mal gusto comprarle eso al nene!


(meditaba en voz alta y Aziz miraba a su abuela sin entender)

El joven entraba a una dependencia detrás del mostrador y volvía


con una mochila de Pocoyó.

Aziz_ ¡¡Ocoyó bela!!

En_ ¡Ahhh, ya me parecía que Maca no podía tener tan mal gusto!
Pero no dicen que la venden aquí.

Aziz_ ¿Ocoyó a mí bela?

En_ Sí cariño, es el regalo de Maca para felicitarte porque


empiezas el cole.

Aziz_ ¿Y áva?

En_ Sí, de Aháva también. Jmmm, ¿que está sacando de la


mochila?... ¡¡Oooohhh!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Teresa despachaba al recién ingresado con la velocidad del rayo.


No quería perderse dato de la charla de esos tres frente a los
monitores de los computadores. Volvía a “ordenar archivos” a la
canasta que estaba encima del mostrador y “hacía que” miraba
historiales y analíticas, con el “radar” a máxima potencia.

Jav_ No seas impaciente, lo están reponiendo. (viendo a Vilches


insistir una y otra vez con el ratón para actualizar el programa de
acceso a los archivos)

Ai_ Javier, es inconcebible que se lleven los historiales sin dejar


una copia para los médicos, ¿qué se supone que hagamos si uno
de esos pacientes vuelve a ingresar o lo internan en planta?

Jav_ Opino lo mismo y se lo dije al gerente, Aimé.

Vi_ ¿Y cómo lo van a solucionar?

Jav_ Ya te dije que no tiene respuesta.

Vi_ ¿Y tú qué piensas hacer? (giraba la poltrona donde estaba


sentado y lo miraba a los ojos) Porque que al gerente le importen
un pito los pacientes, lo sé. Pero se supone que a ti (lo señalaba
con el dedo) sí te interesan y sabes que los historiales son
sagrados … para nosotros y para los pacientes.

Jav_ Voy a hablar con los abogados para pedir que nos permitan
sacar copia en el juzgado.

Vi_ Ahhh, los abogados, ¡me olvidaba que los abogados deciden
sobre nuestros pacientes! (irónico pero enfurecido)

Jav_ A ver Vilches, ya está, el mal está hecho y trataré de reme...

Ai_ ¡Volvió el sistema! (señalaba una de las pantallas)


Vi_ Te salvó la tecnología, Javier. (se daba vuelta y miraba la
pantalla) Aimé, dime el nombre de uno de tus pacientes que
recuerdes.

Ai_ A ver... jmmm... el hombre éste don Carlos... aquí, éste.


(señalaba un nombre en la pantalla)

Vi_ ¿El del infarto que no quiso declarar que le diagnosticaron


empacho y lo mandaron a su casa con un ataque al corazón, al
que no se le asentó su ingreso? (Javier carraspeaba, incómodo)

Ai_ Ése. Me acuerdo casi de memoria los informes que hice.

Vi_ Veamos si está todo como debiera. (hacía click con el ratón
sobre el nombre del paciente)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Intercambiaban opiniones en el despacho de Cruz, mirando las


fotografías digitales que Héctor había tomado.

Cr_ El Alzheimer no estaba tan avanzado como para el desenlace


que tuvo, ¿no?

M_ Ajá. Las pruebas histológicas del tejido cerebral van a decir


más. Y con el examen toxicológico vamos a saber las sustancias
que le chutaron.

Cr_ La atrofia de las regiones afectadas, incluyendo la


degeneración en el lóbulo temporal y parietal y partes de la
corteza frontal y la circunvolución cingulada sugieren un estadio
medio de desarrollo que ...

La interrumpía el ringtone de su móvil.

Cr_ Dime Rodolfo. […..] Sí, ya hemos terminado. […..] No te puedo


adelantar nada hasta que no tenga los resultados del laboratorio.
[…..] No, no enviaron el informe vuestro, nunca lo hacen, eso es
parte del secreto de sumario, todo lo tiene el juez, nosotros
tenemos que dar nuestra opinión sin leer nada. […..] ¿El apellido
de la señora? ¿Para qué? […..] ¡¡Joder!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esther seguía con su coche en el taller. A la ida, habían utilizado


el metro, a Aziz le encantaba usar ese transporte público. Pero a la
vuelta, cargadas con varias bolsas y la mochila con “sorpresa”,
decidió que era mejor tomar un taxi. No hubo forma de hacerle
sacar la mochila al niño, estaba encantado y ya se veía la
enfermera a su hijo durmiendo con el adminículo puesto en la
espalda.

Sentadas cómodamente en el asiento trasero del taxi, escuchaba


las exclamaciones de su madre mientras Aziz usaba el portátil
para niños que Maca le había comprado.

En_ ¡Esther! ¡Mira cómo lo usa! ¡Mi niño sabe todo!

E_ Sí, mamá. (sonreía mientras marcaba el número de la


“culpable” de tanto jaleo )

En_ Ahhh, un vídeo, ¡Esther, un vídeo!

Aziz_ Ocoyó bela, ocoyó.

Se escuchaba la música y el niño cantaba junto con los personajes


del vídeo.

E_ Hoooola. (con retintín) No sé si escuchas el resultado de tus


locuras. [….]

En_ ¡Se las conoce todas! Aysss, ¡¡muak!! (besaba la cabecita de


su nieto)

E_ […..] Mi madre, que está llenando el taxi con sus babas. […..]
¡Está encantado! No se la ha querido quitar para sentarse en el
taxi. […..] Ya hablaremos tú y yo sobre ese regalo, ¡es demasiado
Maca! […..] Vale, vale. (suspiraba y entornaba los ojos) […..] ¿Qué
tal tu día de regreso al curro? […..] Maca... […..] Que.... (extrañada
por el sinsentido de lo que le contaba, señal que algo estaba
sucediendo) [….] ¡Espera! Ya conozco tus tonos y excusas cuando
algo anda mal. ¿Qué pasa? […..] ¡¡¿Cómo?!! [….]
C 64.-

En el sistema informático no había mención alguna a la visita


anterior de don Carlos, ni del diagnóstico erróneo de “empacho” y
la orden de que volviera a su casa. Todo era “límpido y pulcro”, a
decir de Vilches “le echaron lejía al informe”. Aimé despotricaba,
Javier estaba anonadado y Vilches le exigía respuestas a “su”
director.

Jav_ A ver... ¿estáis seguros de que esto no es lo que escribisteis


en el informe? (intentaba salvar “la ropa”)

Ai_ ¡Totalmente seguro!

Vi_ Javier... (cogía aire) ¿acaso te has olvidado de mi pedido de


sanciones para Valeria? ¿Pedido que tú frenaste porque a don
Carlos lo fueron a amedrantar con que iba a perder la atención de
seguridad social y por ende no quiso declarar lo que había
pasado?

Jav_ Yo … eh... no recuerdo el caso.

Vi_ Conveniente tu pérdida de memoria selectiva.

Jav_ Vilches, que no rec...

Vi_ Deja ahí, mejor no hablemos más. Quiero saber cómo vas a
solucionar esta estafa.

Jav_ Quizás no recordáis bien ...

Ai_ ¡¡Esto ha sido falsificado!! (lo interrumpía con energía) Y si tú,


como director, no haces nada, ¡¡lo voy a hacer yo como médico,
como ciudadano!!

Vi_ Javier... (se ponía de pie y hablaba con calma) hasta ahora
estuve justificando cada una de tus trastadas.
Javier lo miraba agobiado.

Vi_ Pero se acabó. Esto es la gota que colma el vaso. Aquí


(señalaba la pantalla) hay una falsificación de nuestro informe.
¿Por qué? Para cargarnos con el muerto de un ilícito,
evidentemente. Y para dejar a alguien fuera de toda sospecha. O
tú pones las cosas en su lugar o lo vamos a hacer nosotros. (lo
señalaba con el dedo) Y te aseguro que si tú tienes algo que ver
con esto, no me voy a detener hasta hacerte pagar por esto.

Jav_ ¡Vilches! ¡¡¿Cómo puedes creer algo así?!!

Vi_ No importa lo que yo crea o deje de creer, los hechos hablan


por sí solos. Le voy a pedir a Teresa que me imprima todos los
historiales de los últimos tres meses y voy a poner a cada médico
y enfermera a revisar cada punto y cada coma.

Teresa, que seguía “alerta como vigía de la Santa María”, se había


movido antes al mostrador principal simulando “repartir
analíticas” en otras bandejas.

Vi_ Seguro ya has escuchado todo. (llegaba a su lado) ¿Cuándo


podrás tener esas hojas impresas?

Te_ Hoy por la tarde. (no lo corrigió, ¿pa qué?)

Vi_ Vale. ¿Puedes citar a todos los médicos y enfermeras de


emergencias? Reunión mañana de todo el personal, ocho horas,
en sala de médicos. Avisa que estamos en alerta roja.

Te_ ¡¡Sí señor!!

Vi_ Supongo que no necesito decirte que le comentes todo a


Esther.

Te_ No. (cogiendo su agenda y un folio para hacer una lista de


llamados urgentes y que no se le “olvidara” nadie)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Estaba como “ausente” de lo que Gimeno y Cruz hablaban. Había
notado a Esther tan agobiada por teléfono, la preocupaba.
Razones para que Esther se “desesperara” las había ¡de sobra!
Aquí había un plan urdido con cuidado y por gente que tenía
acceso a resortes fundamentales del hospital, como los historiales
y el sistema informático. Pero no terminaba de encontrar el
motivo para todo esto. ¿Quién? O mejor dicho, ¿quiénes? ¿Por
qué? Esas eran las preguntas sin respuesta que taladraban su
mente.

Cr_ ¡¡Ey!! ¡¡Baja a tierra!!

M_ ¿Eh?

Cr_ ¿Has escuchado la teoría de David? Tiene sentido.

M_ No. Lo siento Gimeno, estaba...

Gi_ Preocupada destilando preguntas sin respuesta, me imagino.

Maca sonreía. Este tipo era sencillamente genial.

M_ Algo así, sí. No puedo entender el ensañamiento con Esther.

Cr_ Escúchalo, creo que tiene la punta del ovillo para desentrañar
la madeja. (mirándolo con chiribitas en los ojitos, hacía rato que
“el intelecto Sherlockístico” del inspector la había cautivado)

Gi_ Corrígeme si digo algo mal, ¿vale? (Maca asentía con la


cabeza) Ha habido algunos casos en emergencias que le han
llamado la atención a Esther. Muertes que según ella no eran muy
… justificadas, especialmente de ancianos o gente con
enfermedades terminales.

Maca asentía.

Gi_ Y en todas ellas andaba Esther como referí, sacando la tarjeta


amarilla o directamente la roja.
Cr_ Jeje.

Maca sonreía y asentía.

Gi_ Además destapó la olla del timo de los medicamentos.

M_ Ya, pero eso era casi vox populi.

Gi_ Pero fue ella la que lo puso negro sobre blanco, hizo un
informe impecable que no puede refutarse.

M_ Ella y el mala leche.

Gi_ Ajá, pero es ella la que se postula para el comité. Y si las


referencias que me habéis dado Cruz o tú no son incorrectas, es
una de esas delegadas tipo Espartaco.

M_ Así es. (babeando orgullosa por los galones de su chica)

Gi_ Entonces ahí tenemos el motivo para esta trama mafiosa,


sacársela a ella del medio rápido, cuanto antes mejor. Y también
al mala leche, que aunque ha estado modosito últimamente, es
semilla de problemas, por ahora en hibernación, pero en cualquier
momento renace.

Cr_ ¡Coincido!

M_ A ver Gimeno... (escéptica) ¿a ti te parece que van a matar


pacientes para sacárselos a los dos de encima? ¡No lo creo! ¡Muy
rebuscado! y … y … ¡criminal! ¡Si podían sancionarlos o
suspenderlos o echarlos! Además, las muertes estas que se
investigan … algunas son anteriores a que Esther destapara lo de
los medicamentos.

Gi_ Yo no creo que hayan matado a los pacientes para después


endilgarselo a ellos, ¡para nada!

M_ ¿Entonces? (enarcaba las cejas)


Gi_ Creo que los pacientes se murieron por algún error médico o
… yo que sé, habrá que esperar las autopsias. Digo que alguna
mente brillante se dijo, vamos a echarles la culpa y nos quitamos
a estos de encima.

El rostro de Maca seguía mostrando su escepticismo.

Gi_ Mira... Esther estuvo involucrada en un caso parecido.

M_ ¡Pero ya dijo que...! (saltaba en defensa de Esther “como leche


hervida”)

Gi_ Aguarda, aguarda, no la estoy acusando de nada. Digo que


estuvo envuelta en un caso parecido. El mala leche estuvo en
chirona por lo mismo.

Cr_ ¡Pero después se demostró que fue todo fabricado por...! (otra
que salía en defensa de su “ex”)

Gi_ Ya lo sé bomboncito. Pero … tú (señalando a Maca) ya has


visto cómo presentó el comisario el caso de Esther. ¿Os imagináis
lo que van a decir los diarios y los noticieros si se comprueba que
esta gente murió por algo que le chutaron? Médico y enfermera
con antecedentes de haber matado pacientes son acusados de
homicidio. (movía sus dos manos haciendo gráfico el titular en el
aire) ¡¡Eso van a decir!! Y para cuando los abogados salgan a
aclarar que no es así, y bla bla bla, muy tarde, nadie lo escucha.
Es más, ni creo que lo pasen en el noticiero, son amarillistas,
sensacionalistas, buscan el titular que impacte, que les suba el
share.

Cruz y Maca lo miraban muy serias y preocupadas.

Gi_ Y los que idearon esto lo saben. Así Esther y Vilches están tan
desacreditados de antemano, ¡que tienen el culpable pintado en
la frente!
Cr_ ¡Hoxtia!

Gi_ Y así ¿quién le va a creer a dos homicidas si denuncian los


entuertos con los fármacos o esa construcción faraónica que están
haciendo? ¡¡Nadie!! Para cuando todo se aclare... (hacía un
segundo de “silencio dramático”) si se aclara... ya están
desacreditados de por vida. Lo que digo, el que pensó esto es
inteligente... y tiene a su disposición muchos medios, jmmm.

Cr_ ¿Crees que Sotomayor esté detrás de todo esto?

M_ ¿Piruleta? Demasiado miedico para un plan tan elaborado.

Cr_ ¡¡¿Piruleta?!! ¿No la llamabas así a su madre?

M_ Largo de contar, luego te explico.

Gi_ No sé si está o no está, por lo pronto, nuestro problema es


cómo probamos toda esta teoría mía. Porque si la autopsia de esta
señora y otras que ordene el juez muestran que murieron por
acción intencionada de alguien... el jefe de servicio y los
involucrados la van a pasar mal.

M_ ¿Entonces descartamos la copia del sistema que te dio


Vilches?

Gi_ No sirve como prueba para refutar, es una copia pirata, van a
decir que fue fabricada. Además, si cambiaron el sistema
informático, seguramente falsificaron los historiales en papel
también.

Cr_ Ahí se podría probar que no fueron hechos por los


profesionales, con una pericia caligráfica.

Gi_ Habrá que ver que es lo que dejaron, sacaron o pusieron.

Cr_ ¡¡¿Quién hizo todo esto?!!

Gi_ Alguien de arriba, con poder, evidente.


Cr_ ¿Del Hospital, de Sanidad?

Gi_ Jmmm. (meneaba la cabeza indeciso)

Maca permanecía callada y pensativa.

Cr_ Conozco esa cara, ¿qué tienes en mente? (notando el silencio


de su amiga)

M_ Dos cosas. Una, la ruta de las pelas, hay que investigar lo de


los medicamentos. (lo miraba a Gimeno)

Gi_ Buena idea.

M_ La otra... de este informe quitaron a la Endesa. ¿Por qué?

Gimeno levantaba los hombros en señal de “no sé”.

M_ Hay que investigarla a fondo. Para mí, tiene algo que ver.

Cr_ ¡Pregúntale a Esther si sacó los informes sobre esa médica!

M_ Vale, de nuevo cuando hablamos me olvidé de mencionarlo.


Gimeno, ¿podremos investigar esas dos puntas?

Gimeno la miraba achinando los ojos y frunciendo la frente.

C 65.-

Abatida. Así se sentía. No podía entender lo que estaba pasando,


ni tampoco las acusaciones. ¿Qué había hecho tan mal para
recibir este “palo”? Justo ahora cuando parecía que la vida le
volvía a sonreír, esto.

No recordaba haberse sentido tan bien, tan “completa” en todos


los sentidos, desde mucho tiempo atrás. Hacía “repaso mental” y
se le venían a la memoria momentos felices. Como flashes.
Juanjo, aquel guapo del instituto que “le declaró su amor”
inesperadamente; su primer novio.

E_ Muy guapo, aunque medio tonto. Pero en su momento se


sentía bien salir con él, jmmm. Aunque el debut fue una mierda.

Su graduación como enfermera; ¡había costado tantos esfuerzos!;


su padre estaba muy feliz, a pesar del Parkinson que avanzaba a
paso firme y rápido.

E_ Después de eso como que se dejó estar. Ya había cumplido su


gran objetivo, verme recibida. Pobre papi, ¡tanto que trabajó!
¡Qué cruel fue todo! (no podía evitar las lágrimas al recordar)

El primer día en el hospital, como enfermera “sustituta”. Con el


diploma bajo el brazo “caliente como pan salido del horno”, había
surgido esa posibilidad. Un reemplazo por un par de meses que
luego se transformaría en un contrato temporal y más tarde en
ganar la oposición para un puesto fijo. Le temblaban hasta las
pestañas cuando pisó el plató de urgencias, había trabajado de
esto o aquello aquí o allá, no era una “novata” en el mundo del
trabajo. Pero esto era distinto, era “el” Central y era en lo suyo. La
atendió en recepción una señora muy vivaz, de cabello corto y
gafas a “media nariz”, mirándola por encima mientras llenaba un
formulario.

E_ La cartilla, jejeje. Ya entonces decía exactamente lo mismo.


Creo que debe haberlo dicho antes que mamá. Aysss, Tere, si
supieras cuánto bien me hicieron tus palabras de aliento y tu
sonrisa cálida.

Su casamiento. Aunque no estaba totalmente convencida de dar


ese paso y a pesar de “el ceño fruncido” de su madre, lo dio. Y ese
día se sentía feliz, creía sinceramente que podría formar una
familia como hicieron su madre y su padre, un hogar.

E_ ¡Cuánta razón tenías mamá! Roberto nunca te llegó a


convencer. Decías que había algo falso en él, te parecía... ¿cómo
decías?, demasiado perfecto Esther, no sé. ¡Si supieras!
(suspiraba)

Aziz. El día que lo cogió de su cuna para llevarlo a su casa. Esos


ojos chiquititos y vivaces mirándola, esa manito cogida en la suya,
esa sonrisa en su rostro.

E_ ¡Mi niño! (el cálido sentimiento que la invadía se volvía a


traducir en lágrimas)

Quizás porque fue un momento “supremo” en medio de una


fuerte tormenta ciclónica en su vida, ese momento superaba con
creces todos los anteriores vividos. Desde entonces, Aziz había
sido un estímulo constante para ella, la impulsaba a superar
obstáculos, hacía que cada instante, cada momento, tuviera
sentido y valiera la pena.

Desde que había vuelto a Madrid, las cosas en su vida parecían


haberse “enderezado” hacia una existencia más calma y segura.
Ante todo, su madre, su recibimiento, su cobijo, habían sido un
pilar fundamental.

E_ Doña Encarna, ¡qué haría sin ti! (meneaba la cabeza sonriente)

La vuelta “al Central” también había sido buena, a pesar de


algunos encontronazos con “el pijo” o “la Endesa”. Conocía a
muchos de los médicos y enfermeras, eran buenos compañeros y
se sentía a gusto, a pesar de esto o aquello. Parecía que el “corte”
en su vida laboral con la ida a Melilla se volvía a unir a ese lazo
que había armado en ese hospital que la cobijó apenas recibida.

E_ Pero esto que pasa ahora no ...

No pudo seguir el hilo del pensamiento porque enseguida se le


“plantó” su rostro en la retina. Sí, había algo nuevo en su vida que
la entusiasmaba. Esa forense inquieta y “¡qué guapa es!” había
movido el tablero de todo su ser. No había necesitado “pensar
mucho” en eso de que era una mujer y bla bla bla bla. Era
sencillo. Se había enamorado. De su ímpetu, de sus locuras, de
su... “¡qué guapa es!”, para qué negarlo. La encendía toda.

E_ ¡Qué ojos más expresivos tiene! ¡Y esa boca! ¡Qué bien besa! Y
… ¡qué culoo maaaare!

Se estaba excitando pensando en los “atributos” de Macarena


Fernández Wilson. Algo que le pasaba “seguido” últimamente.

En_ ¡Esther! ¡Sabe navegar por internet! ¡Mi nieto es un


genio! (llegaba a la sala a paso rápido desde la habitación del
niño, súper excitada y “babeada”) ¡Ven, ven! ¡Ayúdanos a buscar
vídeos de Pocoyó! Yo no sé cómo se hace eso.

“Calentura” enfriada de un saque. Pero que la hizo sonreír a


Esther. Desde que habían llegado de la compra, incluyendo la
comida, su hijo y su madre -con la compañía de Greta II- habían
estado “pegados” al portátil regalo de Maca. Aziz ya estaba
acostumbrado a “usar” el portátil de la enfermera, como todos los
críos, “ahora nacen con un chip” y se las ingeniaba no sólo con el
móvil de su madre sino que también había aprendido rápido a
usar el ratón y el “enter”.

E_ Vale. Unos minutos nada más, que hoy no ha ido al parque y


tanto él como Greta necesitan moverse y tomar aire.

En_ Sí, sí, luego, luego. Ahora los vídeos. (¡abuela cibernética
doña Encarna!)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

El despacho de Claudia siempre le había gustado. Era como tantos


despachos en sedes judiciales, pero tenía “su toque”. Sobrio,
austero... pero cálido. ¿Eran esas plantas en los estantes? “Me
gustan las plantas, tengo buena mano” siempre decía la jueza. ¿O
esa cafetera siempre humeante y despidiendo aroma “do Brasil”?
El escritorio siempre estaba ordenado, expedientes para revisar
apilados y apenas alguno abierto, el portátil a un costado, el
lapicero lleno de bolis y lápices, ¡cómo le gustaba escribir con
lápiz a la jueza! Tanto que Maca le había regalado un sacapuntas
a pilas especial y una gruesa de lápices Staedler para que nunca
le faltaran.

Cl_ Este es de Colombia, me lo trajo Manuel. (dejaba la taza sobre


el escritorio frente a Maca, quien, cual su sempiterna costumbre,
había subido las piernas dobladas a la poltrona y estaba
fisgoneando el despacho)

M_ Yo quiero un despacho así.

Cl_ ¿Tú? Imposible, lo tuyo es el caos. (iba con su taza a sentarse


en su sillón)

M_ Jmmm. Riquito. (saboreando un sorbo de café) Felicita a tu


chico. Organizado. (nuevo sorbo)

Cl_ ¿Mi chico organizado? (extrañada)

M_ No, mi caos. Tiene lógica y siempre encuentro lo que necesito.


(sorbo de café)

Cl_ ¡Menos mal que ahora tienes a esa pareja ayudándote! Pobre
Aháva... (meneaba la cabeza sonriente)

M_ Con mi niña no soy así, todas sus cosas están guardadas en su


lugar y tiene todo limpito.

Cl_ Tu niña... ¡ha obrado milagros! Pero con tus cosas sigues igual
de desorganizada.

M_ Jmmm. No tanto. (levantaba los hombros) Ahora tengo ropa


limpia y no anda tirada por ahí.

Cl_ ¿Archivos, blog, novela? ¿Mmmm? (enarcaba las cejas


mientras bebía un sorbo de su taza)

M_ Eso... tendrá que esperar, tengo otras cosas más importantes


de las que ocuparme. Y hablando de eso... ¿qué opinas de lo que
te conté?

Cl_ Que lo de Gimeno tiene mucho sentido y que tendríais que


hablarlo con Fuentes, ponerlo al tanto y discutir con él la
estrategia.

M_ Lo estoy charlando contigo.

Cl_ Maca... yo no puedo ponerme a ver todo en detalle. Puedo


daros algún consejo legal, pero nada más. Fuentes es abogado
penalista, especialista de los mejores. Además, fue juez de
instrucción. Conoce la rutina al detalle. Y... es de mi total
confianza.

M_ Ya... no, si a mí me cayó muy bien, las tiene bien puestas.

Cl_ Aysss, qué definición.

M_ Lo que pasa es que contigo yo …

Cl_ A mí... me manejas a tu antojo, eso es lo que pasa. Pero con


Fuentes vas a tener que ganarte su respeto. ¿Es eso no?

M_ ¿Yo te manejo a mi antojo? (haciéndose la “nena buena”


sorprendida)

Cl_ Totalmente, siempre logras lo que quieres. Lo tengo asumido.


Hablad con Fuentes, es muy bueno, todo lo que sé me lo enseñó
él.

M_ Ahhh.

Cl_ Acá (señalaba un folio) te imprimí todo lo que pude averiguar


del expediente en el juzgado de instrucción. Ya se lo mandé a
Fuentes por mail. Sería bueno que los demás implicados hablaran
con Fuentes y él los representara en forma conjunta.

M_ Vale. Nunca hablamos de los honorarios de …


Cl_ De Esther no te preocupes, corre por mi cuenta. Del resto, que
lo hablen con él. Suele ser muy moderado en sus minutas cuando
se trata de gente de trabajo.

M_ Vale. ¿Lo de Esther va por tu cuenta? ¿Qué no me has contado


de tu relación con Fuentes? (le guiñaba un ojo)

Cl_ Aysss, ya salió tu mente fértil a imaginar cosas.

M_ Jejeje. Anda, desembucha nena.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Su madre tarareaba alguna canción en la cocina, mientras


preparaba la cena. Ella estaba llenando la bañera para Aziz,
pensativa. Le daba vueltas a “los hechos”, lo que le había contado
Teresa y la reunión del día siguiente que había convocado Vilches.
Lo había llamado pero tenía su móvil apagado, le había dejado un
mensaje en el contestador.

Le había parecido escuchar el timbre del portal pero Aziz, que


entraba corriendo al baño -con Greta II pisándole los talones y la
mochila colocada en su espalda- la distrajo.

Az_ No uz.

E_ ¿Qué? (cerrando el grifo)

Az_ Tátil. No uz.

E_ Ahhh. Se debe haber quedado sin batería.

Az_ ¿Tiría?

E_ Tiene una batería que se va descargando mientras la usas, hay


que enchufarla para que se cargue.

Az_ ¿Chufa?
E_ Ahora la vamos a poner a cargar y cuando termines de bañarte,
ya va a estar lista. Ven, hora del baño. Te quito la mochila y la
ropa.

Az_ No, no. Chufa.

E_ Mientras estás en la bañadera, la enchufo.

Az_ No, no. Yo vío.

E_ Ahhh, ¿quieres ver cómo se hace?

Aziz asentía.

E_ Vale. La enchufamos, la dejamos cargando y usted jovencito se


quita esa mochila y se baña.

Aziz asentía sonriente mientras Esther se levantaba de su asiento


en el borde de la bañera.

M_ ¿Y habrá lugar para que mi niña tome su baño también?

Parada en la puerta del baño, con Aháva dormida en el carga


bebés sobre su pecho, con una gran mochila en la espalda y una
sonrisa enorme en su rostro, ahí estaba su “objeto de deseo” más
pertinaz y perenne.
C 66.-

M_ ¿Y habrá lugar para que mi niña tome su baño también?

Parada en la puerta del baño, con Aháva dormida en el carga


bebés sobre su pecho, con una gran mochila en la espalda y una
sonrisa enorme en su rostro, ahí estaba su “objeto de deseo” más
pertinaz y perenne.

¿Esther estaba abatida y compungida? ¡Qué va! Le cambió el


rostro, el cuerpo, el espíritu. Esa mujer sí sabía lo que ella
necesitaba y se lo estaba dando, ahí, caída de sorpresa, algo tan
simple como aparecerse con “su niña” y “un pastel de chocolate y
frambuesas que hice ayer”. Doña Encarna, una castañuela vivaz.
Aziz pegando saltitos de alegría. Greta [II] ladrando su saludo. Y
Esther... “cara de bolú namorá”.

Un “piquito” con sabor a demasiado poco y manos a la obra, sacar


a Aháva de su cómodo asiento, enseguida la cría se espabiló y
como siempre, con la sonrisa a flor de piel, especialmente amplia
al ver al niño, le tiró los brazos a Esther. Esos “pequeños
momentos” que colman el corazón, así los definía Maca. Ella
misma se sentía también “completa” en ese “otro mundo, un
refugio” -comentario a su amiga la jueza.

Aziz aceptó encantado sacarse “la” mochila, desvestirse y meterse


en la bañera. Se olvidó por completo de la “uz” y la “tiría” y no
paraba de hablar contándole a Maca sobre su portátil y su mochila
y su “ocoyó” y su “bela no sabo” y … claro, Maca se tuvo que
encargar del niño mientras la “otra” babeaba con las sonrisas de
Aháva mientras la desvestía sobre … ¡la tapa del váter! Y bueh, así
son las madres, se las ingenian pa todo y hacen de la necesidad
virtud. ¿O no?

Y ahí los dos a la bañera y a jugar con el agua y a jijear Aziz y a


sonrisear balbuceos Aháva y esas dos más derretidas que los
glaciares y el Ártico y doña Encarna más castañuela que nunca,
apurándose a traerle el móvil a Esther “fotos Esther, fotos, ayss
mis niños, aysss” y Greta [II] tumbada a un costado mirando
expectante y también feliz - porque ese sexto sentido que tienen
los perros le decía “esto está muy bien, muy bien”.

Estuvieron “bañándose” como una hora, hasta que la piel se les


arrugó en los dedos y “aceptaron” salir, cosas de niños ¿vió?, se
resisten a entrar y cuando están en el agua, no hay dios que los
saque. Mientras tanto, “las mamis” se echaban miradas cariñosas,
flamígeras, incendiarias, tiernas, con un toquecito aquí, otro por
allí y algún piquito para saborear el “aire calenchu” que flotaba en
ese baño. Doña castañuela-Encarna iba y venía de la cocina,
estaba “orondamente” satisfecha de la situación y pergeñaba
comida-”esa-hoy-no-se-va-de-aquí” en su mente y en su
canturreo, hasta que al final, así como quien mira llover, lo espetó.

En_ Maca, ¿te parece bien que arme la cama para Aháva en la
habitación de Aziz? No creo que sea necesario que duerma con
vosotras, aunque no tengas el radio control ése , Aziz avisa si se
despierta y yo siempre estoy atenta al niño durante la noche.

“Ays suegra, ¡cómo te amo!” casi se le escapa del pensamiento a


la forense. “Mamá, eres la leche de España” vibró el cuerpo de
Esther.

M_ A mí me parece perfecto. (chiribitas en los ojos saltando como


fuego encendido en ramas secas)

E_ Buena idea mamá. (¡uy!, ¡qué calor hace en ese baño!, ¡está
sudando la gota gorda intrainguinal!)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Mientras esta escena transcurría en la casa de Esther, en un bar


cercano a la casa del “pijo”, Vilches lo encaraba decidido a cortar
de raíz todo el problema. Unas tapas y unas cañas “intentaban”
quitar dramatismo a la situación.
Vi_ A calzón quitado Javier. ¿Qué está pasando?

Jav_ Te juro que no sé nada.

Vi_ No te hagas el niñato, que estás grande para eso. Tú (¡danger!


¡dedo índice apunta a cara del “pijo”, le tiemblan los calzoncillos a
Sotomayor) sabes algo.

Jav_ Si crees que tengo algo que ver con esta acusación, me
conoces poco. (desesperado intento de defensa)

Vi_ Acá no se trata de conocer o no conocer, serías muy joputa si


estuvieras detrás de todo, pero no creo que el alma pija te dé para
tanto, en eso eres distinto a tu familia. (vuelta a apuntar con el
“dedo Colt45” ) Pero sí sabes las trapisondas del hospital.
¡Habla!

Jav_ Vilches... mejor no te enteras de eso. Yo hago... como que no


me doy cuenta. (¡¡cagón!!)

Vi_ Mira... (¡danger! ¡paciencia mala-leche a punto de saturación!)


de una manera u otra lo vamos a averiguar. ¿Sabes quién es el
novio de Cruz?

Javier no entendía a qué venía esa pregunta, su rostro mostraba


extrañeza.

Vi_ Gimeno, un inspector que se las sabe todas. Y el tipo nos está
ayudando. Es de esos sabuesos que no para jamás hasta meter en
chirona a los joputas. (exageraba) ¿Te acuerdas de la trama
espúrea de las contrataciones en el ayuntamiento?

Más perplejidad en el rostro de Javier, ¿cuál caso?, había habido


tantos últimamente.

Vi_ El de la empresa del amigo de tu familia, que pagó generosas


dádivas y viajes para saltarse las prohibiciones legales en materia
urbanística y medioambiental.¿eh? (le aclaraba)
Jav_ Ah. (parece que el recuerdo no era muy agradable)

Vi_ Fue este inspector quien destapó la olla podrida.

Jav_ Ahhh. (¡ahora sí que se le caían los calzoncillos!)

Vi_ Así que... habla o caes en la redada.

Jav_ Vilches, yo no me beneficio en nada de todo esto.

Vi_ No importa, eres cómplice, sabes y dejas hacer, no denuncias,


así que... marche preso. (se metía una aceituna rellena en la boca,
satisfecho del efecto “terror” en los ojos de Javier)

Jav_ ¡Joder! (abatido, bajaba el rostro y meneaba la cabeza)

Vi_ Grunch. (otra aceituna) ¿Quiénes son los cabecillas? Grunch.


(¡se va a empachar con tanto olivo!)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

No vamos a relatar la cena, fácil de imaginar. Risas, “ooohs”,


comida en las manos de Aháva, Aziz que la limpia, Greta [II] que
exige su ración, Encarna que sirve más y más y más -¡esa
costumbre de las mamis de llenarle la panza a todo el mundo!-,
“¡qué bien le salió el solomillo Encarna!” -Maca sabe cómo
“lisonjear” a su suegra-, Esther que le sirve vino a “su chica”, “su
chica” que la mira y se “relame” muy sexy, Aziz que sigue
relatando sus aventuras internéticas, Greta [II] que pide más
comida, Aháva que le dice “ma-ma-ma” y Maca que se “mea”
cuasi literalmente -aunque cabe la duda si pedía más comida,
ejem- y así hasta el pastel que había traído Maca que “está para
chuparse los dedos” -Encarna dixit, otra que sabe cómo “lisonjear”
a su nuera.

Un rato en los sillones del salón, mirando algo de tele con los
niños, una copita las “señoras”, caricias a los peques, ambiente
tranquilo aunque se palpaba cierta “tensión”.
Encarna -vieja zorra- “sabía” qué tipo de tensión era y “apuró el
expediente” de “hora de dormir los niños”. Aziz no protestó, sólo
pidió su “qento” y Maca solícita se ofreció, mientras Esther
“babeaba” con Aháva y sus cabeceaditas, ella se encargaba de la
cría “menor”. Ahí las dos en la habitación de Aziz, que te cuento
un cuento, que la meto en su cama -previo último cambio de
pañal- y así fue llegando “el momento”. Para entonces, Encarna ya
se había puesto su camisón con “rositas rococó”,su bata y sus
pantuflas y había pasado a dejarles un beso a “mis niños”.

¡Qué momento!

E_ Estooo... te puedo prestar un pijama mío.

M_ Jeje. Un poco corto, ¿no crees?

E_ Sí, un poco, jeje.

M_ ¿Te molesta si duermo con una camiseta y en bragas?

Ahí, paradas frente al baño, en el pasillo, sin tocarse, a un metro


de distancia, mirándose como dos colegialas que “se estrenaban”
en las lides del amor. ¡Quién diría!

E_ ¡Por lo que te va a durar puesto! (se le “escapó”, pero es que …


¡le nacía del alma!)

M_ Eso... (dos pasos hacia Esther, voz de bolero y parece que “se
acordó” cómo era la “cosa”) espero.
C 67.-

M_ Eso... (dos pasos hacia Esther, voz de bolero y parece que “se
acordó” cómo era la “cosa”) espero.

Voz de “largada” para la enfermera. Sip. Uno hubiera esperado


que la “ducha en estas lides” liderara el “asunto”. Pero no. Fue
“Esthercita la primeriza” quien se lanzó al cuello de la forense y se
cogió como a un madero en alta mar, después del hundimiento
del Titanic. Y atrapó sus labios mejor que Kate Winslet los de
Leonardo Di Caprio. “Surprise!” gritaron las neuronas de la
médica y liberaron sus manos, labios, lengua, terminales
nerviosas, átomos diminutos, toda su osamenta para que “la
pasión” brotara como manantial... nada sereno, por cierto.

¿Baño?, ¿qué baño?, ¿quién dijo baño? Estas dos tenían sequía tal
y necesidad tal que no les alcanzaban las manos, las piernas, los
labios ni el cuerpo para terminar de apretarse, refregarse, tocarse,
acariciarse, besarse... lo que necesitaban. Se olvidaron del meo,
los dientes, el hilo dental y el enguaje... jmmm... bucal. Y ahí, pura
pasión al desnudo... bueno, con ropa todavía … en medio del
pasillo, al final contra una de las paredes... la forense casi
“aplastaba” al pequeño cuerpo de la enfermera … y la cosa
parecía “desmadrarse” en tan público lugar de la casa,
especialmente porque la mano de Maca había encontrado su
“ruta” en la parte delantera interna del pantalón de Esther.

Para eso sirven las madres. Para evitar los “desmadres”.


Ruidosamente con las chanclas y una tos aguda y oportuna, pegó
aviso de que salía de su habitación.

En_ ¡Cof, cof, cof! Aysss este prolapso, ¡tengo que mear de
nuevo! ¡Cof, cof, cof! ( con un plas-plas-plas tipo batería de
heavy rock hecho con las chanclas)

“¡Separarse, ya!” ordenaron las neuronas de ambas mujeres y


sip, se separaron a un metro de distancia para cuando doña
Encarna llegaba tosiendo y a paso lento y cortito y ruidoso.

En_ ¿Puedo pasar primero? El prolapso, me hace mear mucho de


noche.

E_ Ehhh... claro mamá, pasa, podemos... ehhh... esperar.

En_ ¡¡Gracias, gracias!! Estooo... nena, ¿por qué no usas el bañito


del fondo tú así Maca usa este y no tenéis que andar esperando?
No le digo a Maca porque... uhhh, está lleno de trastos, no lo
usamos mucho. (se disculpaba)

M_ Bueno, no hay problema, yo... (trataba de articular alguna


palabra mientras esperaba que su “calentura” descendiera
algunos grados)

E_ Tienes razón mamá, voy yo Maca. (¡qué buena idea la de su


madre!, necesitaba urgente usar el bidé, un buen chorro de agua
fría en su entrepierna le vendría bien ahora mismo)

En_ Vale. Permisoooo. (qué bien, ¡se le fue la tos a doña Encarna!)

Minutos más tarde, mientras se cepillaba los dientes frente al


espejo (con el cepillo que su “suegra” le dio, “es nuevo,
compramos varios porque estaban en oferta, tres por uno”) y con
los “nervios” del futuro “encuentro”, una peregrina idea se le
cruzó por la mente y la hizo sonreír.

M_ ¡Aháva necesita una abuela así!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Frenética higienización en el “bañito del fondo”.

E_ Ufff, estas toallas hace mucho no se usan. (olor a “tiempo”


aunque estaban limpias) ¡No tengo cepillo de dientes! (hurgar en
el botiquín, por suerte, un cepillo “cebra” de Aziz) Y bueno, es de
mi hijo, es sanito. (sin pasta dental, cepillado intenso, muchos
buches de agua para enjuaguar, más cepillado)
Intentó con el peine, pero nada, su cabello estaba un poco
“enredado”.

E_ ¡Mierda! Mi cepillo está en el otro baño. ¡Aysss! Me debo haber


arrancado media cabellera. (y sí, intentando desenredar, muchas
hebras de cabello quedaron en el peine)

Frenético raje a la habitación a ponerse loción por todos lados.

E_ ¿En las piernas? Jmmm... y sí, porque... claro... jejeje. (¡mente


sucia!)

Se había medio desvestido y ahora buscaba “urgente” bragas


“decentes para la ocasión” en el cajón de su armario.

E_ No sé para qué, pero... bueno sí, unas braguitas pueden hacer


la diferencia. Ufff... ¿rojas o negras? ¿Cuál le parecerá más sexy?

Tan “metida en la elección” estaba que ni escuchó la puerta ni sus


pasos. Sólo … la sintió pegada a su espalda y pasándole las manos
por la cintura desde atrás.

M_ No sabes cuánto he soñado con tenerte así, en mis brazos...

Estado corporal de la enfermera al sentir sus manos en la tripa y


su voz-susurro en la oreja:

M_ ¡Me siento tan bien contigo! (beso suave en el cuello, justo


debajo del lóbulo derecho de la enfermera mientras una de las
manos jugueteaba con la tripa de la ATS y la otra se deslizaba
suavemente por la cadera hacia la parte interna de la pierna)

Estado corporal de la enfermera al sentir su beso en el cuello y la


mano “ingresando” a zona “danger, danger!!”:
M_ ¡Me enciendes todaaa!

Parece que la médica estaba en el mismo estado que la ATS,


porque esto lo susurró con voz grave, aterciopelada pero muy
húmeda en el oído de Esther mientras su mano derecha se metía
en la zona “interna inguinal” y a renglón seguido metía la punta
de su lengua en el oído de su chica y se apretaba al mismo tiempo
contra su culo.

Estado corporal de la enfermera al sentir los dedos en su


“intimidad” y la humedad fogosa en su oreja:

Los ojos ya los tenía cerrados pero esto último fue... “el colmo”.

E_ ¡Aghhhh!

Sip, erupción en marcha. ¡Y qué erupción, meu deus!


C 68.-
Tan “metida en la elección” estaba que ni escuchó la puerta ni sus
pasos. Sólo … la sintió pegada a su espalda y pasándole las manos
por la cintura desde atrás.
M_ No sabes cuánto he soñado con tenerte así, en mis brazos...
Esther cerró los ojos y exhaló un largo suspiro, apretando la
braguita que tenía en una de sus manos.
M_ ¡Me siento tan bien contigo!
Beso suave en el cuello, justo debajo del lóbulo derecho de la
enfermera mientras una de las manos jugueteaba con la tripa de
la ATS y la otra se deslizaba suavemente por la cadera hacia la
parte interna de la pierna. Esther apoyaba su mano libre sobre la
mano izquierda de la forense, mientras se dejaba embriagar por la
tensión que subía desde su “abajo”.
M_ ¡Me enciendes todaaa!
Parece que la médica estaba en el mismo estado que la ATS,
porque esto lo susurró con voz grave, aterciopelada pero muy
húmeda en el oído de Esther mientras su mano derecha se metía
en la zona “interna inguinal” y a renglón seguido introducía la
punta de su lengua en el oído de su chica y se apretaba al mismo
tiempo contra su trasero.
Esther apretó la mano de Maca sobre su tripa mientras ésta la
acariciaba. No pudo “obviar” el gemido que brotó de sus labios.
E_ ¡Aghhhh!
Esta “exclamación” no hizo más que “alentar” a la médica que
dirigió su mano izquierda hacia el busto de la enfermera.
M_ Quiero cubrirte de besos, llenar mi boca de tu piel.
Dicho con voz trémula, grave, cargada de sensualidad que hizo
emitir otro “¡Aghhhh!” irrefrenable a Esther. Maca siguió su
itinerario de besos en el cuello, mano derecha adentrándose en
las bragas y mano izquierda -con el “apoyo” de la de Esther- hacia
uno de los pechos mientras su pelvis se “adhería” rítmicamente al
trasero de “su” mujer.
M_ Estoy sedienta de tu humedad, te voy a beber toda.
El susurro en la oreja, mientras sus dedos llegaban al sexo de la
enfermera, hizo estremecer a ésta. El gemido ya era un grito
ahogado y aunque la mente de Esther intentaba decirle “gírate a
mirarla”, su cuerpo no respondía, estaba “demasiado” bien así. Su
mano acompañaba a la de Maca mientras se internaba en la parte
superior de su camiseta para llegar a sus pechos, su cabeza se
ladeaba un poco de costado para permitir a la forense continuar
cómodamente con la “tortura” de besos en su cuello, su pelvis
intentaba acercarse más a esos dedos que comenzaban a hurgar
en su intimidad.
Sentir la tersura de sus dedos en uno de sus pezones hizo
eclosionar lava húmeda en su entrepierna. Su pelvis comenzaba a
moverse rítmicamente sola, a su bola. Su mente había perdido
todo control de su cuerpo. Gritaba órdenes incomprensibles para
el momento. “¡Vas a acabar! ¡Espera!” Parece que en algún
momento de tan rítmica y apasionada situación alguna neurona
“recibió” el mensaje porque Esther hizo un “amago” de
movimiento para darse vuelta, pero parece que a la médica no le
interesaba “cambiar de posición” en esa situación.
M_ Déjame llevarte al cielo.
Y bueh. Si te susurran así en la oreja, si te la “invaden” así con esa
lengua húmedamente deliciosa, si a la vez te acarician el sexo tan
adecuadamente “para la ocasión”, si te “apoyan” el trasero con
tan juguetona pelvis, si te llenan de besos ardientes el cuello, si
estás a punto de ebullición, ¿le vas a dar bola a tu cerebro?
Maaaa, ¡no! Déjate llevar al cielo, ya habrá tiempo para “lo otro”.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Voz_ Tene háme.
Ese cosquilleo en su brazo, “jmmmm”.
Voz_ Come mano, ¡háme!
¿Quién tiene hambre? ¡Qué sueño raro! Apretó el cuerpo desnudo
de Esther contra el suyo, ¡qué bien se sentía! ¡Y qué noche
maravillosa habían tenido!
Después de ese “primer acto” que no había “pensado” así pero
que “se dio así”, - no lo pudo evitar, le había encantado hacerla
vibrar de esa manera, sentir su cuerpo estremecerse y temblar en
sus manos y en su boca- ella misma estaba a punto del “estallido”
cuando Esther se giró y con ojos lascivos le murmuró “ahora vas a
volar tú”.
Se había colgado de su cuello y había atrapado sus labios en un
beso interminable mientras con su cuerpo empujaba a Maca hacia
la cama con férrea decisión. ¡La tumbó en la cama! “¡Tan
pequeñita y tan brava!” sonreían sus pensamientos.
¡Tan brava! La había despojado de su ropa en un santiamén,
decidida a llegar hasta su cuerpo “a como sea y lo antes posible”.
Y la había hecho volar con sus labios en cada centímetro de su
piel, en cada átomo de su sexo, humedad contra humedad, la
médica voló, voló y... voló.
Sí, si ella estaba “hambrienta” de Esther, la enfermera era una
jauría de lobos voraces que necesitaba mucha Maca. Y no paró
hasta saciar tanta “hambruna”.
M_ ¡Qué hambre mi niña! (sonreía recordando y apretando más a
Esther en su abrazo bajo las mantas)
Voz_ ¡Aháva tene háme! (acompañado por un tirón suave en su
brazo)
M_ ¿Mmmm? ¿Aháva? ¿Aziz? ¡¡Aháva!! ¡¡Aziz!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Miraba a “esos dos” con ternura. Aháva en sus brazos chupando
su biberón, con una manito apoyada en éste -cual su costumbre- y
la otra cogida por Aziz. La niña miraba al niño y éste a la niña,
ninguno de los dos desviaba sus ojos del otro.
Otras veces, “siempre”, terminaba sus “noches de sexo” con un
suculento desayuno en la cama para su “partenaire”. Era una
costumbre que le gustaba, agasajar a sus mujeres por la mañana.
Muchas de ellas ocasionales ligues de una noche de copas o de
alguna fiesta. No importaba. Era un ritual que hacía con gusto, no
con “segundas intenciones”, aunque luego recibiera “retribución
en especies”. Alguna vez alguna mujer lo hizo con ella y ahí
entendió que “era una diferencia”, ese pequeño toque personal de
atención y ternura se había convertido “casi” en su “sello
personal”. Y más de alguna “novia por un tiempo” se lo había
comentado como algo que iba a extrañar “demasiado”, entre otras
cosas.
Pero hoy, con la mujer de la que se había enamorado, no lo había
podido hacer. Sentía un gusto amargo en su boca, justamente con
Esther, a la que quería besar nuevamente, acariciar otra vez,
susurrarle “cositas” en el oído y volver a decirle lo bien que se
había sentido, justamente con ella no lo podía cumplir. “Urgencias
mameras” impensadas en otro momento de su vida se lo habían
impedido. Y ahí estaba, con esos dos que destilaban devoción en
sus ojos y que parecían “ya” dos hermanitos.
M_ Si duerme un poco más quizás la pueda despertar con un …
E_ ¡Uy, qué hambre tiene mi niña!
Levantó la vista y la cristalina sonrisa de Esther fue un sol para sus
ojos.
M_ Te has despertado... (sonriente, aunque un poco decepcionada
porque no podría realizar “su ritual”)
E_ Apenas mi hijo te robó para alimentar a Aháva.
En sus manos una enorme bandeja con café, leche, el vaso de
colacao tradicional para Aziz, tostadas, mantequilla, dulce, etc.
etc. etc.
E_ Pensaba llevártelo a la cama, pero estos niños se me han
adelantado. (mientras iba con la bandeja hacia la mesa de Aziz)
M_ Tendremos que hacerlo en otra ocasión. (se mordía el labio
inferior sin quitar la vista de “su” Esther)
E_ Ajá. (sonrisa pícara mientras corría la mesa con la bandeja para
acercarla a donde Maca estaba sentada) Aziz, te traje tu leche.
Aziz asentía con la cabeza sin quitar la vista de la niña ni moverse
de su sillita junto a Maca. Tampoco movía músculo alguno Greta
[II], tumbada quieta y silenciosa al lado de la silla del niño.
E_ Me parece que a mi hijo le pasa lo mismo que a mí. (se
acercaba al niño y le dejaba un beso en la cabecita)
M_ ¿Qué?
E_ No puede... (acercándose ahora a Maca y bajando la cabeza
para llegar a su rostro) quitar los ojos de algo maravilloso. Hola...
mi amor. (le susurraba con sus labios casi sobre los de Maca)
C 69.-
Vi_ ¿Y? (llegaba al mostrador de recepción y apoyaba un brazo
sobre el mismo)
Te_ Ya está llegando. (mentía descaradamente)
Vi_ ¿Cuánto tarda?
Te_ Ehhh, no me dijo.
Vi_ Ya son las ocho treinta, no voy a esperar más. (mirando su
reloj) ¡Joder! ¡Nunca llega tarde y tenía que ser hoy! (se fue a paso
rápido hacia la sala de médicos, musitando tacos)
Te_ Es que está sin el coche y el metro tú sabes... (se quedó con la
excusa en los labios) ¡Mierda! A ver si ahora responde. (volvía a
marcar el número de Esther y volvía a recibir la respuesta
metálica del contestador “fuera de cobertura”)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Cr_ Ni idea Claudia.
Cl_ ¡¡¿Y qué hago?!!
Cr_ A ver... (trataba de hurgar en su mente a ver si se le ocurría
algo) No tengo médicos disponibles ahora mismo, así que... eh...
¡voy yo!
Cl_ ¡¡¿Tú?!!
Cr_ Tienes tres cadáveres en una calle, no podemos tomarnos todo
el día, no hay opción.... Ufff. ¿Le habrá pasado algo?
Cl_ Estoy intentando con la casa de Esther, pero me da
constantemente ocupado.
Cr_ ¿Iba a lo de Esther?
Cl_ Sí, me envió un sms que se quedaba allí. Así que me imagino
que debe haber descolgado los teléfonos y ….
Cr_ ¿Tú crees? ¿Y la madre de Esther? ¿Y los niños? Noooooo...
Cl_ Mira, ya sabemos las locuras que es capaz de hacer... ¡Se nos
ha enamorado! Y en ese estado, ¡más peligrosa todavía! (con tono
desesperado)
Cr_ Espera, tengo el número del móvil de Esther, la voy a llamar,
¿vale? (trataba de calmarla)
Cl_ Vale. (suspiraba) Espero tu llamado.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Val_ No bufes tanto, ya llegamos. (desabrochándose el cinturón de
seguridad)
Ra_ ¡Es tardísimo! (apagaba el motor del coche)
Raquel_ Vaya a saber qué chorrada es … tan urgente. Pufff.
(sentada en el asiento trasero, se quitaba también el cinturón)
Ra_ Vilches no cita a estas reuniones nunca, algo importante debe
ser. (quitaba la llave de la ignición y se aprestaba a desabrocharse
su cinturón)
Va_ Ojalá informe que esa mosquita muerta ha sido despedida,
¡no la aguanto! (lo decía con rabia mientras abría la puerta del
auto)
Raq_ No creo, está muy bien ponderada, incluso por Javier.
Ra_ Es muy buena en lo suyo. (salía en defensa de Esther)
Va_ ¡Pero mató a varios pacientes! (se agachaba y le espetaba la
frase desde fuera del auto)
Ra_ No sé por qué te la has tomado con ella, ¿qué te ha hecho?
Va_ Y yo no sé por qué la defiendes tanto.
Raq_ Vale chicos, no os pongáis a discutir por la enfermera.
(suspiraba mientras bajaba del auto) ¡Jaaaaa! ¡Mirad a esas
dos! ¡Qué espectáculo! (escandalizada)
Va_ ¡¡¿Dónde?!! (preguntaba cotilla)
Raq_ Allí, en ese coche. (señalaba hacia uno de los autos
aparcados a varios metros del coche de Raúl)
Va_ ¡Joder! ¡A plena luz del día!
Raq_ ¡Qué descontrol! Se han perdido todas las normas de
respeto.
Va_ ¡Que lo digas!
Ambas no podían apartar los ojos de la “escena”.
Ra_ Venga, vamos que ya es tarde. Y tienen tanto derecho a
besarse como cualquier pareja. No sé de qué os escandalizáis.
(cerraba el coche y no dejaba de echar una mirada hacia el otro
auto)
Va_ ¿Serán personal del hospital? (sin darle bola al comentario del
“samurai”)
Raq_ Jmmm, no alcanzo a distinguir las facciones.
Va_ ¡Cómo para distinguir facciones! Si están pegadas con Loctite.
Raúl no decía palabra, se había quedado tieso y mudo. Él sí había
alcanzado a reconocer a una de “ésas”.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
En el coche de Maca, un piquito de despedida se había
transformado -otra vez- en “El Hierro”. Y no era una erupción
“muy submarina” que digamos, más bien, ¡a cielo abierto!
Pero el móvil de Esther las traía a la “realidad”.
E_ Jmmm, ¡qué molesto! Jeje. (se “despegaba” un poquito de su
chica para coger el móvil en su bolso)
M_ ¿Será Encarna? ¿Habrá algún problema con Aháva? (alarmada
pero todavía “abrazada” a “El Hierro”)
E_ No creo, mi madre y tu hija se entienden de maravillas.
Ese “tu hija” hizo estremecer a la forense.
E_ Jmmm. Varias llamadas perdidas, qué raro. Nop, un mensaje de
Cruz. Me pide que la llame urgente. (marcaba el número)
M_ Ahhh.
E_ Hola Cruz. Sí, está conmigo, me vino a traer al hospital, estoy
sin coche. (sentía los labios de la forense en su cuello y un temblor
se apoderaba de su cuerpo)
M_ Dile que en cinco estoy con Claudia para levantar los fiambres.
(le susurraba)
E_ Ah, la has escuchado. […..] Sí, Héctor le mandó un mensaje.
[…..] Ni idea. Oye, dice que Claudia te estuvo llamando y tu móvil
da fuera de cobertura.
M_ ¿Eing? (se apresuraba a sacarlo de su chaqueta) Uhhh, ¡sin
batería!
E_ Se quedó sin batería. […..] Jeje, ¡sí, qué raro!, jeje. (miraba
sonriente a Maca y le lanzaba un beso)
M_ ¡Sois malas! Me pasa de tanto en tanto.
E_ Vale, vale, hasta luego. Jeje. (cerraba su móvil) Dice que
Claudia está desesperada tratando de ubicarte.
M_ Bueh, me voy a tener que ir, ¡qué penita! (se acercaba a los
labios de la enfermera)
E_ Yo también estoy llegando tardísimo.
M_ Pero valió la pena, ¿no? (pícara , mordiéndose el labio inferior)
E_ Jmmm. (tomaba el rostro de la forense con ambas manos)
¿Repetimos esta noche?
M_ Esperaba impaciente que me lo propusieras. (casi rozando sus
labios)
E_ ¿Tenías alguna duda?
Y ahí nomás atrapaba los labios de Maca con pasión “loca”... y …
¡vuelta a empezar!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Te_ ¡Esther! ¡Te he dejado mil mensajes en el móvil! ¿Qué te ha
pasado? Hace rato empezaron sin ti. (desesperada, gestionando
con los brazos y blandiendo en una mano el auricular del teléfono)
E_ Ahhh, sí. (llegaba al mostrador con cara de “estoy en las nubes,
no me importa nada”)
Te_ ¡¡¿Qué te pasó?!!
E_ Cosas del amor, en fin... (largo suspiro acompañado de amplia
sonrisa y ojos en blanco) ¿Están en sala de médicos?
Te_ Sí, ehhh. (se quedaba boquiabierta mirando su cara de “toi
namorá” mientras la enfermera iba caminando hacia la susodicha
sala, como dando pasitos de baile en el aire)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
M_ Estoy saliendo del estacionamiento del hospital, voy para allí.
Cl_ ¿De quién es este teléfono? No reconozco el número.
M_ De Esther, el mío se quedó sin batería. Ya Héctor me había
mandado un mensaje Claudia.
Cl_ ¡Yo no soy adivina! ¡Me gasté el dedo llamándote! Y tú, como
siempre, ¡olvidándote de cargar la batería!
M_ No me regañes mami, que vengo de estar en el paraíso y …
¡¡¡CRASH!!!
Cl_ ¿Eh? ¿Qué fue eso? Maca... Maca... ¡Macaaaaa!
¡Contestaaaa!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Abría la puerta de la sala de médicos y todas las miradas se
dirigían a su persona. Saludaba con un movimiento de cabeza y
trataba de escabullirse hacia un costado. Vilches estaba
señalando algo en la pizarra, se percataba de su entrada y “sólo”
le echaba cientos de dardos con la mirada. Desde su lugar, Raúl la
miraba con cierto encono y cuando se cruzó con los ojos Esther
hizo una mueca de disgusto que intrigó a la enfermera.
Vi_ Así están las cosas, ahora Teresa va a traer unas fotocopias con
los historiales que os va a entregar para que completéis los datos
que faltan.
Va_ ¿Y si no recordamos? (metía púa)
Vi_ Lo que tú (la señalaba con el dedo) no recuerdes, seguro
alguna enfermera o médico lo va a recordar, no te preocupes.
Va_ Ya, pero no es de fiar.
Ai_ ¿Qué quieres decir? ¿Que vamos a inventar? (mosqueado)
Va_ Digo... (miraba fijo al médico) que quizás tu memoria no sea
tan buena y quizás no sea lo mismo que figuraba en los historiales
originales.
Ai_ Mi memoria es excelente, Valeria.
Va_ Eso dices tú.
Vi_ Vale. Lo dejamos ahí. Si no hay coincidencia en algo, lo
charlaremos y trataremos de llegar a un acuerdo.
Va_ Aquí no se trata de llegar a acuerdos, yo no voy a permitir que

Teresa abría la puerta de golpe, interrumpiendo su perorata.
Te_ Raúl, ¡rápido! Un choque a la salida del estacionamiento.
¡Parece que hay una mujer atrapada en uno de los coches!
C 70.-

Vi_ ¡Justamente hoy tenías que llegar tarde! (se estaba colocando
los guantes en la dársena de ingreso de las ambulancias)

E_ No me necesitabas, no exageres, es la primera vez. (su sonrisa


no la abandonaba)

Vilches notaba esto.

Vi_ ¿Algún problema con Aziz? (su “forma” de intentar sonsacarle


la razón de tanta “sonrisitis”)

E_ Por suerte, está como una rosa. (lo miraba con cara de
“estupidez total” según opinión del galeno)

Vi_ Ahhh. (no sabía cómo continuar, tendría que esperar a que
Teresa “dejara caer algo”)

E_ Ahí está la ambulancia.

Vi_ Parece que sacaron rápido a la mujer.

E_ Parece. ¿Eh? (se quedaba de a cuadros cuando la puerta se


abría y la primera en bajar era “su” chica)

Vi_ ¿Esa no es...? (reconociéndola)


E_ ¡¡Maca!! (mezcla de asombro y alegría)

M_ ¡Hola de nuevo! (sonrisa súper Profident al escucharla) ¡Ey,


más cuidado con esa camilla! ¡Hay un bebé en camino!

Vi_ ¿Hola de nuevo? (murmuraba para sí mirando a Esther)

Ra_ ¡Esta es la forma de bajar una camilla! ¡No nos va a venir a


enseñar a nosotros! (con bronca)

Vi_ Vale, basta de discusiones inútiles. Raúl, ¿qué tenemos?

La camilla ya estaba abajo y la chica, con varios cortes en su


rostro, el collarín puesto y una mano sobre su gran tripa, estiraba
la otra mano buscando a Maca.

M_ Aquí estoy Rosita, tranquila, voy contigo.

Esther se había acercado rápidamente a la camilla y miraba a la


chica y a “su” chica.

M_ Salió de cuentas, se vino al hospital solita, es una valiente mi


Rosita.

Sí, se tendría que “acostumbrar” a esa “costumbre” de Maca de


llamar a todas las mujeres “bajo su ala” como “sus” chicas.

E_ ¿Ha venido conduciendo ella? (asombrada mientras cogía la


mano de la chica sobre la tripa para tomar el pulso)

Rosita_ Mi bebé... ¡jmmmm! (cerraba los ojos y apretaba los labios


para no gritar su dolor)

M_ ¡Otra contracción! ¡Las tenía cada tres minutos! ¡Ey!


(llamando la atención de Vilches que estaba escuchando el
reporte de Raúl) ¡Tiene ocho de dilatación y contracciones
cada tres minutos! ¡Rápido!

E_ ¡Venga! ¡Vamos al paritorio! (ordenaba a los dos auxiliares al


costado, sin esperar la orden del médico)

Vi_ ¡Joder! ¡Ni la he revisado!

Ra_ ¡¡Esa loca decide todo!!, ¡¡¿quién se creerá?!!

Vilches ya no lo escuchaba, apuraba el paso detrás de la camilla


que le llevaba unos metros de ventaja, con Maca tomando la
mano de la chica y Esther cogiendo la otra en el otro costado.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cl_ ¿Teresa? ¿Del Hospital Central? […..] Ahhh, Maca. […..]


¡¡¿Queeeé?!! […...] Pero... […..] Ahhhh. […...] ¡¡¿Ella?!! […..] Sí,
es así, muy …. osada... jmmm. […...] Claro. […..] Ahhhh. […..]
Vale, vale, le agradezco Teresa. […..] Hasta luego.

Cortaba la comunicación y se quedaba mirando el móvil.

Hec_ ¿Pasó algo jueza?

Cl_ Maca.

Hec_ ¡¡¡¿A Macaaaa?!!! (asustado)

Cl_ No le pasó nada a ella. Presenció un choque, fue en auxilio,


había una chica atrapada, la sacó, estaba embarazada con
contracciones, la revisó y ahora está en el paritorio.

Hec_ ¡¡¿En el parto?!! ¡¡¿Ella está a cargo del parto?!!

Cl_ No, la acompaña, la chica pidió que se quedara con ella.


Ahhhh, Maca, Maca, Macaaaaa. (suspiraba)
Hec_ Jeje, jeje.

Cl_ Ya sé, es tu ídola. Ufff.

Hec_ Y... ¿qué querés que te diga? Con ella nunca te aburrís, jeje.

Cl_ Ya lo creo.

Hec_ ¿Qué hacemos? ¿Pedís que te manden otro forense?

Cl_ No, no hay. No queda otra, esperemos, me decía Teresa que


apenas pueda viene para acá.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Estaba literalmente “derretida de emoción” con el bebé recién


nacido en brazos. Era un varón, Hugo como su papá se llamaría. Y
ella había estado ahí para recibirlo, cortarle el cordón y
entregárselo a la madre. Había estado en muchos partos durante
su carrera médica, en su residencia, pero hacía mucho no
presenciaba uno y esta vez se sentía “arte y parte”, un poquito tan
siquiera.

Cada tanto, Esther levantaba la vista a mirarla. Le emocionaba “su


emoción”.

Vi_ Corta aquí. (le señalaba la sutura de la episiotomía) Es la


última.

E_ Ahhh, sí.

Vi_ Se nota emocionada a la descuartizadora.

E_ ¡No la llames así!


Vi_ Vale, la doctora. Me decía Cruz que trata a los cadáveres con
mucho respeto y cuidado, como con cariño.

E_ A todo el mundo.

Vi_ ¿Sois muy amigas?

E_ No te conocía esa vena cotilla Vilches. (sonreía)

Vi_ Jmmm, me llamó la atención, dijo que os habíais visto.

E_ Ajá. (seguía sonriente)

Vi_ Hizo un buen trabajo sacando a esta chica y luego


atendiéndola.

E_ Es una buena médica, sin duda. (destilando “babas de orgullo”)

Vi_ Ajá.

Esther estaba satisfecha del reconocimiento de Vilches. Viniendo


de él, era un halago mayúsculo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Héctor le había sacado fotos a todo antes que los CSI movieran los
cadáveres o levantaran sus “pistas”. Sabía de memoria el método
de Maca y lo trataba de aplicar. Pero se había quedado sin fotos
que sacar y andaba deambulando entre los de la policía científica,
tratando de “captar” datos y los iba anotando en una libreta,
quizás le fueran útiles a “su ídola”.

Cl_ ¡Al fin! (viéndola acercarse a grandes zancadas, con su


maletín a cuestas)

M_ ¡Ya estoy aquí! ¿Me extrañasteis? (súper feliz y sonriente)


Cl_ No sé si extrañarte es la palabra.

M_ ¡Mira qué cosa más bonita ha llegado hoy al mundo!

Antes que pudiera decir otra palabra le “metía” en la cara el visor


de su móvil con la foto de Hugo.

Cl_ ¿Este es el bebé? (la había desarmado, sip, la forense conocía


muy bien a su amiga y sus “puntos débiles”)

M_ Hugo, ¡es precioso! Tres kilos y medio. Y Rosita su mami, ¡qué


chica fuerte! Adivina quién va a ser su madrina.

Cl_ Tú, por supuesto. (con el móvil en la mano, deleitándose con la


foto del bebé)

M_ Sactamente. Bueno, si el cura no tiene problemas con que una


tortillera sea madrina de un angelito.

Cl_ ¡Aysss, no empieces! Vale. ¿Qué tal si luego me cuentas todo


sobre tu nuevo ahijado y ahora te dedicas a tu trabajo?

M_ ¡Ya mismo mi coronel! (saludo militar que arrancaba una


sonora carcajada de Héctor y una sonrisa de la jueza)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esther estaba repasando con sus enfermeras los distintos turnos


de cirugía.

Vi_ Esther...

E_ Dime Vilches.

Vi_ ¿Puedes venir a mi despacho?


Le extrañaba el pedido del jefe de urgencias.

E_ Vale. Eh... ir tomando nota de vuestros turnos, vuelvo


enseguida.

Iban caminando hacia el despacho de Vilches.

E_ ¿Me puedes adelantar algo? (notaba el rostro serio del médico)

Vi_ Me llamó Cruz. Me adelantó el resultado de las pruebas


histológicas del tejido cerebral y el examen toxicológico de la
señora.

E_ ¿Malas noticias?

Vilches sólo asentía con la cabeza.


C 71.-

E_ ¡¡¿Propofol?!!

Vilches asentía.

Vi_ Como le encontraron a Michael Jackson. Puede ocasionar


depresión cardiorespiratoria y finalmente una parada, si hay
antidepresivos.

E_ ¿Encontraron alguno?

Vi_ Trazodona.

E_ ¡Joder! ¡¡¿Quién le suministró eso?!!

Vi_ La pregunta del millón, ¡¡¿quién?!! Y supongo que cuando le


hagan la autopsia a los otros cadáveres van a encontrar algo
similar.

Esther estaba abrumada por la noticia, se quedaba en silencio


mirándolo.

Vi_ Tenemos a alguien en urgencias que está matando gente,


Esther. Así de simple. Esto no es mala praxis, es un asesinato. Y
premeditado.

E_ No lo puedo creer.

Vi_ Créelo porque estamos en un aprieto y tenemos que hacer


algo. Tal como está el panorama, tú (la señalaba con el dedo) y
yo … somos los chivos expiatorios.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cr_ ¿Cómo vas? (le ponía una mano en el hombro)

Maca estaba tan metida en lo suyo que no se había dado cuenta


de la entrada de Cruz a “su” quirófano.
M_ ¡Ahhh! ¡Qué honor jefa! (sonreía y la miraba después de
levantarse el visor) Estoy terminando el tercero.

Cr_ ¿Todo en orden?

M_ Ajá. Coincide con el relato oficial de la balacera entre los polis


y estos chorizos. Héctor hizo bastantes notas de lo que decían los
CSI.

Cruz se giraba a mirar a Héctor y le levantaba el dedo pulgar en


señal de aprobación por “sus notas”.

Cr_ ¿Ves como no es tan malo trabajar en equipo con los CSI?

M_ Nenaaa... (se bajaba la visera dispuesta a proseguir con su


tarea) No estuve antes de que movieran los cuerpos... que si
hubiera estado... jmmm.

Guille, que la estaba ayudando con el instrumental, sonreía.

Cr_ ¡No vengas con intrigas!

M_ A ver... (se volvía a levantar la visera y la miraba) ¿Tres


chorizos muertos y ningún raspón a un poli? ¿No te suena un poco
… jmmm... extraño?¿Con qué tiraban estos tipos? ¿Con balas de
fogueo?

Cr_ Aysss, no empieces, no es tu área, no te corresponde.

M_ No me meto en donde no me corresponde, es un comentario.


Llegué tarde, todo estaba patas pa arriba, lo único sobre lo que
puedo opinar es sobre las heridas de estos tipos. Fueron la causa
de su muerte. No hay residuos de pólvora en las ropas ni en los
orificios de entrada, fueron disparos hechos a distancia y son
todas balas del tipo que usa la policía. The end, punto final, hasta
ahí llega mi tarea.

Cr_ Exacto. Hasta ahí y te coses la boca, que ya te veo llenándole


la cabeza a David. (señalándola con el dedo índice)
M_ ¡Pssss! Hazte la fama y échate a dormir. (volvía a bajarse la
visera)

Cr_ Cuando termines, pasa por mi despacho antes de ponerte a


hacer los informes, necesito comentarte algo.

M_ Vale. Si hay un cafecito decente, paso. (volvía a su tarea)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

M_ Menos mal que tenías mi número en el marcado rápido de tu


móvil, nunca lo recuerdo.

E_ Yo tampoco recuerdo el mío, no te creas.

M_ Cruz me ha comentado el informe.

E_ Estuvimos hablando con Vilches, lo llamamos al abogado.

M_ ¿Y?

E_ Hasta que no presenten cargos contra nosotros no se puede


hacer nada en el juzgado, está preparando una denuncia por el
retiro de los historiales sin aviso y sin dejar una copia para nuestro
trabajo, dejando constancia de nuestra discrepancia con los datos
de la versión electrónica. (se le notaba en la voz el “bajón
anímico”)

M_ ¿Y a quién denunciaría? (notando el tono de la enfermera)

E_ A las autoridades del hospital.

M_ ¿A Piruleta?

E_ Jeje, no a … Piruleta... jeje... no...

Le hacía gracia eso de llamar “Piruleta” a Javier; Maca satisfecha,


había logrado hacerla sonreír.
E_ A a la gerencia, fueron ellos los que sacaron los historiales y
cambiaron la versión informatizada.

M_ Vale. Oye... este letrado parece bueno.

E_ Sí. (no se notaba ningún entusiasmo)

M_ Estooo... (elucubraba rápido, tenía que “cambiar el switch” de


su chica) Tengo una propuesta para hacerte.

E_ ¿Romántica?

M_ Sí y … no.

E_ Uhhh.

M_ A ver... Aziz empieza el miércoles el cole.

E_ Martes.

M_ ¿Martes? Jmmm...

E_ ¿Eso invalida tu propuesta?

M_ Nop, la acorta nada más. ¿Qué tal si nos vamos a Jerez el


finde? Salimos viernes tempranito y …

E_ ¡Me encantaría pero trabajo el sábado!

M_ ¿Y no puedes cambiar el turno?

E_ Con este lío no creo Maca.

M_ Esther, ¿qué puedes hacer un sábado? Nada. Es más, salvo


firmar el escrito de denuncia, por ahora no podéis hacer mucho
desde el hospital.

E_ Pero estamos recopilando los historiales y...


M_ Están Vilches y Aimé para eso. ¡Inclusive Teresa te puede
echar un cable!

E_ No me gusta dejarles el fardo a ellos.

M_ Cariño... no te tomas vacaciones, te has hecho cargo de la


jefatura sin poner pegas, trabajas extras sin paga, ¿te parece que
sobrecargas tú a los demás?

E_ Ellos no son los responsables de todo eso Maca.

M_ Lo sé... pero... me haría taaaaanta ilusión pasar estos días con


nuestros niños, irnos a la playa, andar a caballo juntitas... (con
tono meloso y sexy aunque tierno)

Parece que esto último tuvo un efecto “convencimiento-al-


instante” en la enfermera.

E_ ¡Ahora mismo organizo todo!

M_ Vale. (sonriente) La llamo a Encarna para que vaya preparando


la ropa. Jeje. ¿Te paso a buscar a las ocho? ¿Me esperas en
rotonda? Si me demoro un poco es por el tráfico, tengo que pasar
a buscar a Encarna y los nenes por el centro saharui antes.

E_ Vale. (se le dibujaba un puchero en la boca)

M_ Entonces... hasta ahora. Besooooooo.

E_ Maca... (emocionada hasta las lágrimas)

M_ Dime.

E_ Te quiero.

En el Anatómico Forense, despacho de los forenses, frente a un


portátil donde elaboraba los informes de las autopsias, sentada en
una cómoda poltrona, con el móvil “prestado” en su mano y
pegado a su oreja, una médica llamada Macarena Fernández se
derretía TODA.
C 72.-

Teresa la observaba desde hacía rato. Esther ni se había dado


cuenta, seguía ordenando historiales con una sonrisa enorme y
cada tanto tarareaba una canción. Al final, su alma cotilla pudo
más.

Te_ ¿Me vas a mostrar las fotos o no? (con la mano izquierda sobre
la cintura y el codo derecho apoyado en el mostrador)

E_ Aguarda Tere, no seas impaciente, voy muy atrasada, tengo


que terminar de ordenar esto.

Te_ No se muere nadie si te demoras un poco más. ¡Psss!


(ampuloso aspaviento)

E_ Ya sabes lo tiquismiquis que son los médicos si no está todo


donde debería estar. (seguía impasible con su tarea)

¡Alma cotilla desesperada puso fin a la distanciar de la enfermera


cogiéndola de un brazo!

Te_ No eres la primera ni la última que llega unos minutos más


tarde por el primer día de cole de su hijo, ¡deja eso y
muéstrame las fotos YA!

E_ Vaaaaaaaale. ¿Las de mi novia también? (sonrisa Profident


para iluminar el día mientras dejaba lo que estaba haciendo y
metía su mano en el bolsillo de su pijama para sacar el móvil)

Te_ ¡Claroooo! ¿Las tienes todas en el móvil? (extrañada)

E_ Sí, así me saco la mala leche que seguro voy a tener aquí, las
miro y me recuerdo que tengo algo más importante en mi vida
que este curro de mierda. (con un dejo de rabia en su voz)
Teresa frunció los labios en un puchero inesperado. Las noticias
del día no eran nada halagüeñas y la posible suspensión de Esther
y de Vilches era vox populi en el Hospital. Le pasó una mano por la
espalda.

Te_ Tienes razón, por suerte tienes cosas más bonitas e


importantes, venga, ¡muéstramelas!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Héctor, cámara en mano, esperando las órdenes de Maca. A su


lado, Guille, relajado y observando a la forense.

He_ ¿Ya te mostró las fotos? (susurro secretísimo)

Gui_ Sí. (en igual tono)

He_ Está reboluda.

Gui_ Totalmente.

He_ Se nos enamoró la torda.[1]

Gui_ Nunca la había visto así. A ver... se le notaba cuando había


mojado porque venía más... más...

He_ Canchera [2]. Exudando hormonas.

Gui_ No sé lo que es canchera, pero sí, había un halo de hormonas


que le daba luminosidad.

He_ Tamos medio puéticos, che. ¡La torda luminosa! Pero hoy es
un sol radiante más que luminosa.

Gui_ ¡Hasta tararea mientras los destripa!


He_ Ajá.

Escuchaban el sonido de la puerta vaivén del quirófano y se


giraban a mirar. Cruz.

Cr_ Ya me pude desocupar, Maca. ¿Qué es eso tan urgente que


querías?

La forense levantaba la vista y le sonreía a su amiga.

M_ Héctor, ya está listo para que fotografíes de la A a la Z, como


siempre. (se levantaba la visera y comenzaba a quitarse los
guantes) Te voy a mostrar unas fotos increíbles.

Cr_ ¿Fotos? (extrañada)

Ma_ De mi Aziz, hoy empezó el cole. (metía la mano en su pijama


y sacaba su móvil) Y otras más, jeje.

Cr_ ¡Ahhh! Cierto que hoy empezaba. ¿La llevaste a Aháva?

M_ Por supuesto.

Cr_ A ver, a ver …

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Apoyadas en el mostrador, Teresa se devoraba literalmente las


imágenes una tras otra. Esther a su lado, comentando lo que veía.

E_ ¿Viste qué guapa está? (una foto de Maca montada en un


corcel)

Te_ Ajá.

E_ ¡Parece una amazona de esas de película! (babeando a más no


poder)

Te_ Ajá. (pasando a la foto siguiente, que también era de Maca y


también sobre el corcel, aunque el foco estaba en cierta parte del
cuerpo de la médica) ¿Otra igual? Jmmm. ¡Le has fotografiado el
culo!

E_ Es que Tere, ese culo es...... ¡ahhhh! (suspiraba y ponía los ojos
en blanco, con expresión “orgásmica”)

Te_ Deja, deja... (visiblemente acalorada por el comentario de la


enfermera)

E_ Perfecto, macizo pero suave y …(no podía evitar gesticular con


las manos las bondades del culo de su novia)

Te_ No me des más detalles, jmmm. (carraspeaba intranquila ante


la descripción “hormonal” de Esther) Ahhh, al fin una de tu
madre. ¡Qué bien se la ve a Encarna!

E_ Esa la sacó Maca. Le dice, Encarna una foto y ahí mi madre se


vuelve fotogénica, en las que yo le saco sale agria. Pssss.

Te_ Se lleva bien con Maca.

E_ ¿Bien? Yo diría que tiene un romance secreto con mi novia.

Te_ Mientras miro las fotos, cuéntame cómo fue el pedido de


mano. Yo creí que eso ya no se hacía.

E_ Yo también, a mí también me dejó pasmada. Pero a mi madre


¡le encantó!

Te_ Venga, cuenta, ¿te preguntó antes a ti? (dejaba de mirar las
fotos y giraba el rostro para mirar a Esther)
E_ La noche anterior, bueno, al día siguiente de la llegada.
Estábamos en la cama …

Te_ Esa parte obviala.

E_ ¡No te iba a contar nuestras cositas, mujer! Además, hacemos


otras cosas además del amor.

Te_ Jmmm. (meneaba la cabeza)

E_ Lo creas o no, ¡hablamos mucho!

Te_ ¿Jmmm? (incrédula)

E_ Con Aziz y Aháva todo el día o mi madre por ahí, es el único


momento que tenemos para hacerlo (levantaba sus hombros ) y …
¿tú no hablas con Manolo?

Te_ ¿Hablar? Gracias que me dice buenas noches alguna vez


antes de apagar la tele y dormirse, ¡psss! (meneaba una mano)

E_ Ahhh.

Te_ ¿Tú con tu marido hablabais?

E_ No, ahora que lo dices, casi nada. También miraba la tele en la


cama. (fruncía el ceño)

Te_ ¿Ves? Lo mío es lo usual.

E_ La verdad, con Roberto no hablábamos mucho …. nunca.


(pensativa)

Te_ Maca es distinta...

E_ Muy distinta, Tere. Me cuenta, le cuento, intercambiamos


opiniones... (sonreía “boluda”)

Te_ Y siempre coincidís, típico de los primeros tiempos. Ni un sí ni


un no.

E_ No, no. Algunas veces tenemos distintos puntos de vista. ¿Y


sabes lo más llamativo, ahora que lo mencionas? Que ninguna de
las dos nos guardamos las diferencias, es como si nos
conociéramos desde hace mucho tiempo y no tuviéramos temor a
no agradarle a la otra o a lo que la otra pensará. Jmmm. (se volvía
a poner pensativa)

Te_ Entonces tenéis discusiones desde el vamos.

E_ No, no son discusiones. A ver... no en el sentido de... no sé, las


discusiones que tenía con Roberto, donde eran a cara de perro y
tratando de ganar el argumento. A mí me queda claro lo que ella
opina, pero no intento imponerle mi punto de vista. Y siento que
ella tampoco lo hace conmigo.

Te_ Bueno, cada cual opina lo suyo y es sorda a la opinión de la


otra.

E_ No, tampoco es eso Tere. Yo escucho lo que me dice y me lo


pienso ehhh. Es como si... no sé, compartiéramos experiencias
distintas. Como si... lo guardara adentro para ver si luego lo que
dice ella es mejor o tiene razón.

Te_ Ahhh. (no entendía muy bien a lo que Esther se refería)

E_ Pero en general coincidimos mucho. (vuelta a sonreír "boluda")

Te_ Bueno, luego me hablas más de eso. Ahora, lo importante.


¡¡¿Cómo se te declaró?!!

E_ Jajajaja. Uhhh, sí, fue una declaración con toda las letras, tienes
razón.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cruz estaba escribiendo en la portátil cuando entró en el


despacho y se iba directo a la cafetera.

Cr_ ¿Ya terminaste el informe? (levantaba la vista de la pantalla


de su portátil)

M_ Sip. Fácil, paro cardiorespiratorio, muerte natural. (se servía un


café) ¿Te sirvo?

Cr_ No, gracias. No me habías contado del pedido de mano.

M_ Claudia, ¡qué cotilla! (se iba a sentar frente al escritorio con la


taza de café)

Cr_ Siempre me sorprendes, nunca lo hubiera esperado de ti.

M_ ¿Viste? Soy una cajita feliz de McDonald. (se desplomaba sobre


la poltrona “a su estilo”)

Cr_ Que estás feliz, no tengo dudas. Y no sabes cuánto me alegra.


Pero ahora a lo sabroso, ¡¡¿qué hiciste?!! (cerraba la tapa de su
portátil, lista para escuchar el relato)

M_ No puedes ocultar tu veta romántica. (sorbo de café)

Cr_ Sí, soy romántica. Venga, cuenta, que la otra tenía una
audiencia y me dejó en ascuas.

M_ Jmmm. Simple. Me le declaré a mi chica y después le pedí la


mano a su madre. (otro sorbo de café)

Cr_ No seas guarra, ¡cuenta todo! Qué le dijiste, dónde, ya sabes,


como si escribieras una novela de ésas que publicas en el blog.

M_ Uhhh, si te lo cuento así, seguro hay un muerto, no te olvides.


(la vacilaba)

Cr_ ¡Maaaaaaca! (impaciente)

M_ Vale. ¿Tienes tiempo? Porque empiezo desde el vamos.

Cr_ Siempre tengo tiempo para estas cositas.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

E_ Ya desde la salida estaba muy... no sé...

Te_ ¿Romántica?

E_ No, tierna, estaba blandita.

Te_ ¿Por qué?

E_ Es una impresión, no sé bien por qué pero...

Aziz cantaba la canción aprendida, Encarna tarareaba haciendo


un coro “desafinado” pero “gracioso” y Aháva estaba atenta para
agregar algún “da-da-da” cada tanto. Maca y Esther, una
conduciendo y la otra a su lado, se desvivían en “bravos” para el
“tenor”.

En_ Maca, el muchacho este que es el coordinador...

M_ Abdul.

En_ ¡Ese! Me preguntó por ti ayer.

M_ ¿Por mí?
En_ Sí, cómo estabas, esas cosas.

M_ ¿No dijo nada de...? (un nudo en la garganta no le permitía


seguir hablando)

Esther captó al instante la preocupación de Maca.

E_ Mamá, ¿comentó algo en especial?

En_ No, no. Estaba muy contento porque Aháva está preciosa y
muy bien cuidada, además que le gusta que la lleve con Aziz.
¿Puedo llevarla otra vez? ¡A mi Aháva le encantan las canciones!
Se le nota, mueve las manitos y sonríe.

M_ ¿Las recordará de sus padres? (más calmada al ver que no


había ninguna noticia de la familia de Aháva)

E_ Jmm, puede ser, si sus padres le cantaban...

M_ ¡Tengo que aprenderlas yo también! ¡Voy a ir a esas clases!

Az_ ¡Shí! Yo quedo Maca tamén. Y háva.

Esther sonreía y colocaba su mano sobre la rodilla de Maca.

E_ Entonces, vamos todos, ¿no?

M_ ¡Me parece perfecto! (giraba el rostro y le sonreía a la par que


guiñaba un ojo pícara)

E_ Sí, creo que pensar en la aparición de los pariente de Aháva la


puso tiernita. (pensativa)

Te_ ¿Te parece? Jmmm.. ¿lo mencionó después?


E_ No, de hecho...

Ai_ ¡Esther! ¡Qué suerte que has llegado! ¡Tengo un reemplazo de


válvula vitral en diez minutos y te necesito! (las interrumpía)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cr_ ¿Te hizo pensar? ¿Por qué?

M_ A la noche, después de... ya sabes... (le guiñaba un ojo)

Cr_ Retozar como adolescente hormonal, no lo digas. Lo usual en


ti.

M_ ¡Para nada!

Cr_ ¡¡¿Qué?!! ¡¡¿No hicisteis el amor hasta quedar sin


aliento? ¡¡¿Túuuuu?!!

M_ Que sí, que follamos hasta quedar exhaustas.

Cr_ Siempre tan fina.

M_ Lo que quiero decir que no es usual en mí sentir lo que sentí, lo


que siento estando con Esther.

Cr_ Claro, con ella es... ¿mejor?

M_ No. Digo sí, jeje, ¡es mejor! (sonreía pícara y sus ojos echaban
chiribitas) Pero es … ¡distinto! No es sólo el placer físico, es... es...

Cr_ No des más vueltas, ¿es amor?

M_ Sacto. Es amor Cruz, tú lo has dicho.

Cr_ Bueno, retomando el tema, qué pasó después de bla bla bla.
M_ La tenía entre mis brazos, muy dormida, y no me podía sacar
de la cabeza el miedo que sentí cuando Encarna mencionó a
Abdul.

Cr_ Es lógico tu temor, no sabes cuando encuentren a los


parientes de Aháva qué va a pasar, si es que los encuentran.

M_ Y toda la felicidad de estar así, en familia, con la mujer que


quiero, con dos niños que considero mis hijos, con Encarna misma
que … ¡me encantaaaa!

Cruz la miraba con ternura. ¡Tantas veces Claudia y ella habían


charlado en enorme vacío que tenía Maca por el rechazo de su
familia y lo bien que le vendría conocer a alguien como Esther!

M_ Y ahí me convencí que no quiero perder un minuto más, que


quiero disfrutar esto a pleno.

Cr_ Me parece muy bien.

M_ Entonces...

Sonaba el móvil de Cruz.

Cr_ Aguarda, es David. (mirando la pantalla del móvil) Holaaaaa.


(con retintín) ¿Qué tal va tu día? […..] La tengo sentada frente a
mí. ¿Por qué? […..]

La cara de la jefa de servicio se ponía muy seria y miraba a su


amiga con un dejo de tristeza.

Cr_ Vale, se lo comento ya mismo.


1. Torda= doctora
2. Canchera= Una persona canchera o un/a canchero/a es la que tiene mucho
conocimiento o práctica sobre algo,de modo tal que se maneja con soltura en eso
C 73.-

M_ ¡¡Antes el arma y ahora las balas del padre de Aháva?!! ¡¡¿No


te parece demasiada coincidencia?!!

Cl_ Tranquílizate, por favor.

M_ ¡¡¿Cómo quieres que me tranquilice?!! ¡¡Si las pruebas


desaparecen como si el depósito policial fuera un colador!!

Cl_ A ver Maca, tenemos el informe oficial, eso...

M_ ¡¡Eso vale un coño!!

Si no fuera por la tensión del momento, Cruz hubiera carcajeado


ante el taco de Maca. Se imaginaba a Claudia tratando de darle
razones para no preocuparse demasiado y las respuestas de la
forense eran, como siempre, el “sentido común” de “la calle”, que
lee y escucha las maniobras legales en los estrados judiciales y se
enerva por la facilidad con la que los “pesos pesados” pueden
eludir el castigo para sus crímenes.

Cl_ ¡No es así!

M_ Ah, ¿no? El abogado pidió una nueva pericia y ahí... pufff... por
arte de magia desaparecen las balas. Entonces puede poner en
tela de juicio el informe oficial, ya que no se puede repetir.
¡¡Vengaaaaaaa!! Que yo también aprendí algo en estos años de
pruebas e informes.

Cl_ Vale, eso es así. Pero no invalida totalmente en el informe.

M_ Mira... (cogía aire) no me voy a meter en eso porque no soy ni


jueza ni abogada, tú sabes más. Pero esto sí retrasa el análisis de
ADN que se le iba a hacer al imputado ¡¡criminal chulo de
mierda!!

Cl_ Probablemente. (suspiraba audiblemente)


M_ ¡Con seguridad! ¡No me vengas con tus arabescos judiciales!

Cruz sonreía mientras servía una taza de café para la médica.


¡Vaya definición de la forma de hablar de letrados y jueces!

Cl_ Maca... (con paciencia franciscana ante los “arrebatos” de


quien conocía muy bien) entiendo tu frustración por esto, pero lo
que te estoy diciendo es así. Probablemente demore el proceso,
pero no lo invalida.

M_ Jmmm. (rumiaba)

Cl_ Ya hablé con el juez que está instruyendo el caso y su


intención es avanzar en eso.

M_ Jmmm. Gracias Cruz. (cogía la taza de café que su jefa le


ofrecía)

Cl_ Maca, esto nos retrasa un poco, nada más. Tarde o temprano
se va a hacer el análisis de ADN y se va a comprobar que el tipo
está involucrado en la muerte de los padres de Aháva.

M_ Más tarde que temprano, jueza... como siempre. Mientras


tanto...

Cl_ ¿Qué?

M_ ¿Has pensado... ? (sorbía un poco de café haciendo una pausa)


¿...lo que esto significa?

Se hacía silencio a ambos lados de la línea telefónica. Cruz se


acomodaba en su poltrona y bebía un sorbo de café observando
atentamente a Maca.

M_ Dos cosas Claudia. Una, que volvió la protección corporativa a


este tipo y al guardia civil implicado.

Pausa de Maca, silencio del otro lado de la línea.


M_ Dos, que me tengo que volver a cuidar. ¿O no?

Cruz tragó saliva. No había pensado lo que Maca decía. Pero


suponía que Claudia lo ya debía tener en cuenta.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Te_ Larga la cirugía, ¿no? ¿Todo bien?

E_ Por suerte sí. (se acomodaba en el mostrador para terminar de


rellenar los informes y luego entregárselos a Teresa para archivar)

Te_ Nada de suerte, ese tipo tenía a los dos mejores, mi Aimé y tú.

E_ ¿Tu Aimé? (seguía escribiendo mientras enarcaba las cejas)

Te_ Bueno, nuestro Aimé.

E_ Jeje. Vale. Esto ya está. (le entregaba las papeletas) Te lo dejo


para que lo archives en la historia clínica del señor López. Voy a
farmacia, Alcira me ha dicho que no le entregaron la medicación.

Te_ Recién la trajo un auxiliar. (le mostraba una bolsa) Y tú no te


escaquees más. (la señalaba con el dedo)

E_ ¿Escaquearme? ¡¡¿Yo?!!

Te_ Sí, me tienes que relatar con pelos y señales el pedido de


mano.

Vi_ ¿Pedido de mano? ¿Eso se estila todavía? ¿A quién le pidieron


la mano? (no habían notado que se había acercado y apoyado en
el mostrador)

Te_ ¡A ésta! (señalaba a Esther con la cabeza)

Vilches miró a la enfermera con indisimulado interés.

Vi_ Vaya. ¿Y quién es el valiente se atrevió?


E_ Gracias por lo del valiente que se atrevió (con sorna). Mi novia.
(lanzó “la bomba” esperando dejarlo boquiabierto)

Vilches se quedó un instante en silencio, cara de póquer.

E_ La conoces. (satisfecha por el “golpe de efecto” en VML)


Macarena Fernández.

Te_ No te olvides del Wilson.

Esther sonrió, evidentemente Teresa quería causar más impacto


en el jefe del servicio.

Vi_ Me suena el nombre. (inmutable)

Te_ La descuartizadora. (le aclaró)

Esther la miró con cara de pocos amigos.

Te_ Para que sepa de quién hablamos Esther, siempre la llama así.

Vi_ Destripadora. (corregía a Teresa) Buen gusto Esther, te felicito.

E_ ¡Gracias! (con retintín y una sonrisa “destapa cañerías del


alma”)

Vi_ Ahora dejemos las sociales, a lo que vine. Ven a mi despacho,


quiero mostrarte cómo han quedado los historiales, a ver tu
opinión.

E_ Vale.

Te_ ¡Ufff! (viendo frustrado su “menú cotilla”)

E_ Luego Tere. (se giraba a hacerle un gesto con la mano a la


recepcionista mientras caminaba junto a Vilches hacia el
despacho de éste)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Cr_ ¿Qué vas a hacer?

M_ Hablar con Abdul. (estaba junto a la cafetera sirviéndose una


nueva taza de café)

Cr_ ¿Claudia está de acuerdo?

M_ No le pregunté. (suspiraba) Mira... (se giraba hacia el escritorio


de su amiga) Ahora no soy sólo yo y Aháva, están Esther, Aziz,
Encarna... (angustiada)

Cr_ Maca, tienes que pedir la opinión de Claudia.

M_ ¿Para qué? No puede hacer nada. (arrugaba los hombros)

Cr_ Como la tratas, parece que la haces responsable de todo esto.


¡Y no lo es! Al contrario, está haciendo lo imposible para meter a
ese joputa entre rejas.

M_ Lo sé. (cogía la taza y bebía un sorbo)

Cr_ Antes de hablar con ese Abdul, habla con ella. Y con Gimeno,
coordinad una estrategia en común. No te cortes sola en esto
Maca, no te dejes llevar por tus arrebatos.

Maca la miraba con la taza pegada a los labios. Como siempre,


Cruz era la voz serena y lógicamente razonable de la conciencia.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Vi_ ¿Qué opinas?

E_ Jmm, perfecto. No falta ni sobra una coma. (cerraba la carpeta


con los historiales “re-hechos”) ¿Valeria puso pegas?

Vi_ Le dije que hiciera un descargo. Todavía no ha presentado


nada.

E_ Vale, es lo que corresponde. (lo miraba fijo) ¿Cómo sigue esto


Vilches? Alcira me comentó los rumores que se corren.

Vi_ Son eso, rumores. Hasta que no nos notifiquen oficialmente,


no hay nada. (cogía la carpeta que Esther le entregaba)

E_ ¿Javier qué dice?

Vi_ Él no nos va a suspender, desde luego. Y no sabe nada de esos


rumores. Toma. (le entregaba otra carpeta a Esther)

E_ ¿Y esto? (ojeaba los nombres y los datos, sorprendida)

Vi_ Una fuente bien informada me los dio, se los pasé a Gimeno.

E_ ¿Quién?

Vi_ Mejor no te enteras. (enarcaba las cejas)

E_ Vale. (adivinaba quién podía ser esa “fuente bien informada”)


Muy …. jmmm... interesante.

Vi_ El letrado Fuentes estuvo el sábado, le di una copia, también


nos dijo sus honorarios.

E_ Ahhh.

Vi_ Nos representa colectivamente y sus honorarios... (sonreía)


muy convenientes. ¿Te lo recomendó tu novia?

E_ La amiga de mi novia, la jueza. Claudia Castilla.

Vi_ Ahhh, la amiga de Cruz. Cuando la veas, dale mi


agradecimiento, este hombre es muy bueno en lo suyo.

E_ Sí. (sonriente, ese “agradecimiento” no era “usual” en VML)

Vi_ Nos avisó que estuvo contactando gente y cree que esta
semana el juez de instrucción ordenará las otras autopsias.

E_ Lo supuse. Jmmm.
Vi_ Bueno, eso es todo. Ahora a nuestro trabajo, que para eso nos
pagan.

E_ Vale. (se ponía de pie y se dirigía a la puerta)

Vi_ Esther.

E_ Dime. (se detenía y lo miraba)

Vi_ ¿Te vas a casar con la destripadora?

E_ Vilches.... (meneaba la cabeza y sonreía) No hemos hablado de


casamiento todavía.

Vi_ Ahhh. (fruncía los labios) Es del tipo de Cruz, mujeres con
personalidad y buenas en lo suyo.

Dicho esto volvía a unos papeles que tenía sobre el escritorio.


Esther sonreía. De nuevo VML la sorprendía.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Apenas intercambiaron unas pocas palabras por teléfono. Una


cirugía urgente las interrumpió. Pero lo suficiente para saber que
Maca no iría a buscar a su madre y su hijo al centro saharaui.
“Tengo que completar informes atrasados, va Gimeno en mi
lugar”.

No le dio mayor importancia al comentario, a pesar que algo en el


tono de voz de la forense le había llamado la atención. Teresa se
quedó con las “ganas cotillas” de conocer en detalle “el pedido de
mano”, demasiado trabajo, pocas enfermeras y llegó al fin de su
turno, agotadísima.

Un chaparrón la sorprendió a la salida. Estaba guarecida debajo


del alero de ingreso de las ambulancias, esperando que
escampara. Un taxi se detuvo frente a la entrada.
E_ Uy, una urgencia. (se colgó el bolso en bandolera, dispuesta a
ir hacia el taxi y ver qué pasaba)

No fue necesario, la puerta trasera se abrió y dentro, su chica.

M_ ¡Venga, entra!

E_ ¡¡Maca!!

Hacia ella iba cuando un coche negro clavó los frenos detrás del
taxi y dos hombres corpulentos bajaron casi al mismo tiempo que
frenaba.
C 74.-

Hacia ella iba cuando un coche negro clavó los frenos detrás del
taxi y dos hombres corpulentos bajaron casi al mismo tiempo que
frenaba.
Hombre1_ ¡¡Ayuda!! ¡¡Mi hijo está naciendo!!

E_ ¡¡¿Eh?!! (se detuvo) ¡¡¿Qué sucede?!!

Hombre2_ Mi hermana, ¡¡está de parto!!

M_ ¡¡Coño!! (se corría en el asiento trasero para salir) ¡Usted


espere aquí! (le indicaba al taxista)

El taxista alucinaba, ¿acaso no estaban en urgencias? ¿Qué tenía


que hacer esa mujer en el tema?

E_ ¡¡Usted vaya adentro y pida que venga la camilla y el


médico!! (señalaba al “hermano”)

M_ ¡Y usted con su mujer! ¡Cómo la deja sola, hombre!

Hombre1_ Mi nuera conduce, nos dijo... (a modo de disculpa)

M_ ¡Vaya con ella ya mismo! (se quitaba la chaqueta y la tiraba


dentro del taxi)

Esther ya había llegado hasta la puerta trasera del auto negro y se


quitaba el bolso. Adentro, la mujer sudorosa, con las piernas sobre
el asiento y las rodillas dobladas, se veía su vagina y el cuello del
útero totalmente dilatado y obstruido.

M_ ¿Qué tenemos?

E_ Viene de nalgas, creo.

M_ Niña... ¿cómo te llamas? (a la joven que tenía su rostro


desfigurado de dolor)
Chica_ Carina.

M_ Vale Carina, aguanta que ya sacamos a tu bebé. Va a estar


todo bien. (le sonreía a la chica y le acariciaba una pantorrilla)

Esther no necesitó que le dijera nada, había cogido su bolso,


sacaba unos guantes y se los daba.

M_ Gracias, cariño. Tú siempre tan previsora.

Hombre1_ ¡¡¿Qué va a hacer?!!

E_ ¡Va a ayudar a su hijo a nacer, hombre! ¡No se quede ahí, vaya


del otro lado y coja la mano de su mujer!

Hombre1_ Mi cuñado fue a buscar al médico, ¡¡¿por qué no


esperamos?!!

M_ ¡Porque no hay tiempo imbécil! ¡Vaya y coja la mano de Carina


YAAA!

Para cuando médico de guardia, enfermera, auxiliares y camilla


llegaron a la puerta del coche, Maca ya había “metido mano”,
dado vuelta al crío y lo había sacado. El primer sonido
estereofónico del bebé los recibió mientras Maca se apresuraba,
con la ayuda de Esther, a ponerlo sobre la tripa de la madre.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

En_ Te van a terminar contratando de médica de urgencias.

Hinchada de orgullo, se iba sonriente con la cafetera a la cocina.


Esther meneaba la cabeza mientras le daba una cucharada de su
puré de manzanas a Aháva.

M_ Jmmm. (murmuraba mientras movía el dedo en el touchpad


del portátil de Aziz)

E_ Saltarían chispas entre Vilches y tú, pero sería divertidísimo.


M_ ¡Sería un atentado contra la humanidad de pacientes y
currantes! (se mordía el labio inferior esbozando una sonrisa)
¿Éste te apetece mi amor? (hacía click en un vídeo de Pocoyó)

Az_ Yo vio.

M_ Ahhh, bueno, busquemos otro. (seguía indagando en youtube)

E_ Te has especializado en partos de urgencia. (otra cucharada a


la niña)

M_ En los últimos días he atendido más partos que en toda mi


carrera. ¿Y éste?

Az_ No vio.

M_ Vale,entonces ponemos éste y de paso te lo bajo así lo repites


cuando quieres.

E_ Me tienes que enseñar a bajar de youtube Maca, nunca lo logro.

M_ Luego... si nos queda tiempo (le guiñaba el ojo)... ¿no?

En_ ¿Si os queda tiempo para qué? (había escuchado el


comentario mientras llegaba con un plato de galletas caseras)

E_ Quiero que me enseñe a bajar vídeos de youtube.

En_ ¿Iu quéeee?

M_ Ven Encarna, te muestro qué es eso de youtube y te enseño a


buscar cosas, así os entretenéis con Aziz. Hay muchas pelis y
vídeos que te van a gustar.

En_ Aysss, ¡¡sí, sí!! (dejaba el plato sobre la mesa y se iba a


buscar una silla para sentarse al lado de “su nuera”, más que
encantada con la propuesta)

Vuelta a menear la cabeza Esther mientras lanzaba la cucharada


a la boca de una impaciente Aháva. No tenía duda alguna, su
madre tenía un romance particular con su novia.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cl_ O sea, te has mudado a la casa de tu novia. No me parece


bien.

M_ ¿Qué? ¿Celosa cariño?

Cl_ No digas chorradas, ¡por Dios!

M_ Jeje. No te voy a abandonar mi niña.

Cl_ ¡Maaaaaca! Un poco de seriedad, el tema es delicado.

M_ ¡Qué lo digas! Fue idea de Gimeno, que me quede aquí por


unos días y no aparezca por el Anatómico, hasta que se aclare el
panorama.

Cl_ ¡Y tú aceptaste enseguida!

M_ Pues... ¡claro! Jeje. ¿Por qué te parece mal?

Cl_ Simple, involucras a Esther y su familia en todo este embrollo.

M_ Gimeno dice que...

Cl_ Luego hablaré el tema con el inspector, no lo uses de pantalla.


Estoy casi segura que tú misma lo propusiste.

M_ ¡¡Ahhh, no!! (enérgica) Él fue el de la idea.

Cl_ No me gusta nada esa idea, es peligroso, te podrías haber


venido a mi casa, dudo que se metieran con una jueza.

M_ Mira... tú figuras entre mis amistades, era fácil que me


ubicaran en tu casa... o en la de Cruz. En cambio a Esther no la
conocen.
Cl_ Eso crees tú.

M_ Es lo más probable Claudia.

Cl_ Jmmm. (no convencida)

M_ Tomé un taxi, no usé mi auto, le hice dar muchas vueltas y me


fijé si me seguían. Tomé precauciones y por unos días no salgo ni
al ascensor.

Cl_ Vale. (suspiraba impotente) ¿Cómo haces con las cosas de


Aháva?

M_ Traje algunas cosas, y … por eso te llamaba.

Cl_ ¡¡Ahhhh!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

En la cama, Esther recostada sobre el pecho de Maca, llevaban así


largo tiempo hablando y contándose las novedades.

E_ Mi madre se ocupa, no te hagas problema.

M_ No quiero causarle más molestias Esther. (jugueteaba con los


dedos enredados en la cabellera de su chica)

E_ ¿Molestias? ¿Acaso no has visto lo encantada que está de


teneros aquí?

M_ Vamos a ver dentro de dos días si está tan encantada, Claudia


me lo advirtió, ¡compórtate! me dijo, no andes dejando cosas
tiradas y ayuda en las tareas de la casa. (fruncía el ceño)

E_ ¡¡Jajajajajajaja!!

M_ Tú ríe todo lo que quieras, pero Claudia me conoce.

Esther levantaba el rostro y la miraba a los ojos.


E_ Yo también te conozco. No desde hace tanto tiempo como
Claudia, pero el tiempo que he pasado contigo es el suficiente
para saber que va a estar todo bien. Además, no sé si te has dado
cuenta, pero mi madre está enamorada de ti.

M_ ¿Y tú? (sonreía complacida y pícara)

E_ ¿Necesitas que te lo diga?

Maca asentía con la cabeza como niña buena.

E_ Te quiero... te amo. (con voz melosa) ¿Necesitas demostración?

Los ojos le brillaban a la forense cuando asintió levemente con la


cabeza. Los labios de la enfermera ya estaban adheridos a los
suyos cuando intentó decir algo. De ahí en más no hubo espacio
para más palabras. Sólo besos, caricias... y algún gemido, ejem....

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Te_ ¡¡¿En tu casa?!! ¡¡No me has contado el pedido de


mano y ya se ha mudado a tu casa!!

La recepcionista perseguía a la enfermera haciendo gestos


ampulosos con los brazos mientras ésta iba distribuyendo los
historiales de los pacientes en cada box.

E_ No se ha mudado, se queda unos días por un problema. (cogía


una hoja suelta de la cama de un paciente) ¿Quién dejó esto aquí?

Te_ ¡¡¿Qué problema?!!

E_ Es algo delicado, te comento en el almuerzo. Puff, la Endesa,


¡qué descuidada!

Te_ ¡¡Tú me quieres mantener en vilo!! Me va a dar un ictus a este


paso. (iban acercándose a rotonda)

E_ Jeje, no exageres, hoy te enteras de todo.


Te_ ¡¡¿Y eso?!! (señalaba asustada hacia el mostrador de
rotonda)

E_ ¿Qué?

Parados frente al mostrador, el gerente del hospital acompañado


por dos funcionarios bien trajeados y dos agentes de policía.
75.-

E_ Tú estás muy nerviosa, trata de calmarte o te va a dar algo.


Grunch. (mordisco a un sándwich que se veía muy apetitoso)

Te_ ¡Cómo para no estarlo! Los rumores siguen Esther y al ver al


gerente con esos polis me temí lo peor. (mirando su vianda de
lentejas con chorizo y volviendo a echar un vistazo al sándwich de
la enfermera) ¿Encarna te preparó eso?

Esther negaba con la cabeza y sonreía.

Te_ ¡¡¿Tú?!! (asombrada,sabía que la cocina no era el “fuerte” de


la enfermera)

E_ Jmm. (sorbo de café con leche) Nop, mi novia. Jeje. Se levantó


antes para darme la sorpresa. Está … ¡jmmmmm! (ponía los ojos
en blanco mientras le pegaba otro mordisco)

Te_ Tiene... ¡de todo!

Esther asentía mientras masticaba.

Te_ Ya veo que tiene muy buena mano para la cocina.

E_ Para la cocina, para los niños, para …. jejeje... ¡todo! (guiñaba


un ojo con picardía) Grunch.
Teresa tardaba un instante en “captar” el mensaje.

Te_ ¡Deja, deja! Aysss. Grunch. (un bocado de lentejas que parece
no estaban tan ricas como lo que Esther comía)

E_ Espera a ver el postre, jeje. Ahhh, te mandó una porción


especial para ti. Grunch.

Te_ ¡¡¿Para mí?!! (ojitos ilusionados)

Esther asentía con la cabeza.

Te_ Mmm, ¿te dije que me gusta la novia que te has echado?
Grunch... Jmmm... ahora ¡cuéntame el pedido de mano, mujer! Me
tienes... jmmm... en ascuas.

E_ Vale. (tomaba un sorbo de café con leche y se limpiaba la boca


con la servilleta) A la noche, en la cama...

Te_ ¡No entres en detalles, eh!

E_ No pensaba contarte nuestras orgías Tere. (sonriente)

Te_ ¿Ehh? Aysss, deja, deja. (hacía un ademán con la mano)

E_ Bueno, me dijo que estaba enamorada de mí y que a pesar que


hacía poco que salíamos, quería formalizar nuestra relación.
¡Grunch!

Te_ No me la hacía tan formalita, más bien es medio loquilla.

E_ Jmmm. (ponía los ojos en blanco) Muuuuucho. Grunch. Por


suerte, jeje.

Te_ ¿Pero te lo dijo así como un informe médico?


E_ No Tere, me lo dijo tierna, emocionada, le temblaban los labios,
tenía los ojos rojos, con esa voz.... ¡ays qué voz Teresa! Mi novia
tiene terciopelo en la garganta. (cara de orgasmo recordatorio)

Te_ ¿Y tú?, ¿tú que hiciste?

E_ Mira, en ese momento, lo único que se me dio fue...

En ese instante Vilches tomaba asiento junto a ellas


interrumpiendo el relato.

Vi_ ¿Dónde compraste eso? Quiero uno.

Te_ ¡¡Estoy condenadaaaaaa!! (se tomaba la cabeza con


ambas manos)

Vi_ ¿Y a ti qué mosca te ha picado? ¿Lo compraste en el bar del


chino?

Te_ ¡Ja! Que chino ni qué chino, se lo trajo de casa. Grunch.

Vi_ Dile a Encarna que me mande uno mañana.

Te_ No fue Encarna. Grunch.

Esther seguía comiendo alegre.

Vi_ ¡¡¿La destripadora?!!

Te_ Se llama Maca y es médica forense, no destripadora Vilches.

Esther suspiraba alegre, otra más para la lista de “mujeres


conquistadas” de su chica.

Vi_ ¡Tú también! Tu novia Esther tiene un séquito de mujeres que


la defiende, desde Cruz, esa jueza, ahora Teresa y alguna más.
Vas a tener que andar con cuidado. (la señalaba con el dedo)

Esther enarcaba las cejas y seguía masticando, “¡Vaya novedad!”


pensaba.

Vi_ A lo que vine. El gerente me vino a hablar por la denuncia de


nuestro letrado.

E_ Ahhh. (sorbo de café con leche)

Vi_ Estuvo bla bla bla, ya sabes, soy un angelito, no entendéis que
a veces tengo que tomar decisiones que no me gustan, bla bla
bla.

Te_ Lo de siempre. Grunch. ...ura... grnch...a.

Vilches la miraba intentando descifrar lo que había dicho.

E_ ¿En resumen?

Vi_ Ehhh. (abandonaba el intento descifrador) Quiere que


retiremos la denuncia contra las autoridades del hospital.

E_ ¡Supongo que le habrás dicho que no! (había terminado su


sándwich y abría la vianda con el postre)

Vi_ Eso cae de maduro. ¡¡¿Y eso?!!

E_ ¿Esto? Tarta de manzanas.

La cara de “¡yo quiero!” de VML se sumaba a la de aprobación de


Teresa.

E_ ¿En qué quedasteis? (cogía el cuchillo y comenzaba a trozar la


tarta en tres partes)
Vi_ Le di el teléfono de nuestro letrado, que si quiere hablar algo
del tema lo haga con él. (miraba ansioso las maniobras de Esther)
Frunció el ceño cuando vio el nombre, me parece que lo conoce.

E_ Vale. Prueba... lo hizo la destripadora.

Vi_ A ver qué tal cocina la doctora. (cogía el trozo que la


enfermera había puesto en la tapa del tupper) Grunch.

E_ Teresa... (le entregaba su porción)

Te_ ¡¡Sí!! (corría a un costado la vianda de lentejas sin terminar)


¡Grunch! ¡Jmmmmmmmm! ¡Mmmmmmm!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

M_ No entiendo Cruz. (Encarna tenía el “radar-oreja” alerta


mientras paseaba a Aháva en brazos) [….] Ah, el juez te
consultaba. […..] Ya veo, los cuerpos han sido cremados. […..] ¿Y
qué le dijiste? […..] Jmmm, algo se puede llegar a analizar. [….]
Sí, muy costoso y hay que ver si sirve. [….] Claro, arsénico y ese
tipo de venenos se puede llegar a encontrar, ahora los
medicamentos, dudo. […..] Sí, propofol menos que menos. [….]
¿Entonces? […..] ¿No piensa exhumar ningún otro cadáver?, ¿te
dijo de cuántos casos se trata? […..] Ajá. […..] Vale, le comento a
Esther y que lo hable con Fuentes (en el log del radar-oreja
Encarna anotaba “¡Esther-danger-danger!”) [….] Ah, iba él. [….]
Vale Cruz, me hago a la idea de que no puedo estar ahí pero es
que... ¡no es justo! [….] ¡No tengo hormigas en el culo! (Encarna
sonreía, daba fe que la novia de su hija las tenía y a ella, eso … ¡le
encantaba!) […..] Más que bien, pero si le pudiera agregar mi
trabajo y mis otras cositas, estaría en el paraíso. […..] Ya sé, ya sé,
son unos días. […..] Claro, mi otra novela. (“¿novela?, ¿mi nuera
ha escrito una novela? mmmm, ¡qué bien, qué bien! “- asentía
con la cabeza Encarna mientras mecía a la ya muy dormida
Aháva)[....] Vale, vale jefa, voy a disfrutar del descanso y la buena
vida, jeje. [….] ¡Claro que ayudo en la casa! ¡Psss! [….] ¡No he
dejado nada tirado! (Encarna fruncía el ceño, “¿por qué le dice
eso?, si no ha parado desde que se levantó, ¡hasta dos postres
hizo!”) […..] Con vosotras es hazte la fama y échate a dormir, ¿no?
[…..] Ya, sé que lo dices con buena intención pero … […..] Vale, lo
tendré permanentemente en cuenta, ¿conforme? […..] Vale, vale.
[…..] Hasta luego y … no me extrañes demasiado cariño. (“¿eing?,
¿le dice cariño?”)

M_ Encarna, me parece que ya está dormida, ¿la ponemos en la


cama? (guardaba el móvil en su bolsillo)

En_ ¿Eh? Ah, sí, claro, ya la pongo.

M_ ¿Preparo yo la comida? Tú tienes que ir a buscar a Aziz.

En_ Toda mi cocina es tuya, ¡encantada!

M_ Vale. ¿Alguna preferencia?

En_ Lo que tú decidas estará bien. Estoo... ¿tú escribes novelas?

M_ Jmm, sí, un pasatiempo.

En_ Pero... ¿has publicado?

M_ Una, sí. No es un bestseller, un libro del montón. Y yo me


pagué la edición, no conseguí editorial que la publicara.

En_ Y... ¿no tendrás algún ejemplar por ahí?

M_ ¿La quieres leer? Mira que es de misterio, no hay romances o


esas cosas.

En_ ¡Me gustan los misterios! Y si son crímenes, ¡¡más!!


M_ ¿De verdad?

En_ ¡Psss! Agatha Christie, mi escritora preferida, ¡psss! (hacía un


ademán con la mano y se dirigía con la niña dormida hacia su
camita)

M_ ¡Mi suegra cada vez me gusta más! (gratamente complacida)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

E_ Sí mamá. […..] Claro mamá. […..] Por supuesto mamá. […..] Lo


que digas mamá. […..]

Teresa la observaba bufar cada tanto y ese “mamá” indicaba que


Esther estaba más que hastiada. Cuando al fin terminó la
comunicación telefónica...

Te_ ¿Se puso pesada doña Encarna? (mirándola por encima de las
gafas)

E_ Acaba de descubrir que Maca escribe novelas, quiere que la


incentive para que termine la que está escribiendo. (suspiraba)

Te_ ¡¡¿Escribe novelas?!! (otra “enceguecida” por el “fulgor” de la


forense)

E_ Teresa, no empieces tú ahora. (la señalaba con el dedo)

Te_ No, no, es sorpresa, no sabía. Jmmm.

E_ Pues sí, entre tantas habilidades, también es escritora. Ahhh, y


tiene un blog. (vacilándola)

Te_ ¡¡Ohhh, también!!

E_ Tere, ¿sabes lo que es un blog?


Te_ No, pero debe ser algo importante, ¿no?

E_ Jajajajaja. ¡Ayss, Tere! (volvía a su carpeta de turnos para


cirugía)

Te_ ¿No es importante? ¿No va a ser famosa?

E_ A ver... (levantaba la vista) No es importante desde el punto de


vista del dinero que gane o la fama, pero sí lo es por lo que dice,
por lo que cuenta. (hinchada de orgullo) Un blog es una
publicación en internet, gratuita, hay mucha gente que cuenta
sus cosas o hace relatos, pero el de Maca es... ¡grandioso!

Te_ ¡Ahhh! (no entendía un pepino, pero el entusiasmo de Esther


era contagioso)

Ra_ ¿Qué es grandioso? (había escuchado esto último mientras se


apoyaba en el mostrador de rotonda)

Te_ El blog.

Ra_ ¿De quién?

Te_ De Maca, la nov... (se detenía, consciente de que casi


desvelaba un secreto)

E_ De mi novia Raúl, la forense, tú la conoces. (blanqueaba la


situación abiertamente)

Ra_ ¡Ahhh! ¡¡Ésa!! Teresa, te dejo el parte para archivar. Hasta


ahora. (pegaba media vuelta y se iba con el rostro agrio)

Te_ Jmmm, parece que no le gustó escuchar eso de tu novia.

E_ Su problema. (volvía a su carpeta)


Te_ Entonces... ya dices que es tu novia.

E_ Sí.

Te_ Esther, hay gente aquí que...

E_ Pues que se envenenen con su propia bilis Teresa. (dando por


terminado el asunto)

Te_ Claro, sí. Jmmm. Estoooo... ahora que tenemos un tiempo


muerto, ¿qué tal si me sigues contando el pedido de mano?
(apoyando un codo en el mostrador, dispuesta a escuchar el
relato)

E_ Vale. Te conté lo de la noche, ¿no?

Te_ Sí. Ahora lo más jugoso, ¿qué le dijo a Encarna? ¡¡¿Cómo se lo


dijo?!!

E_ Ese día habíamos decidido ir a una playita en Cádiz, el día


estaba ideal para pasarlo allí. Cargamos los bártulos, la comida,
los hijos y …

Vi_ ¡¡Esther!! ¡¡Viene un tráfico con dos muy graves!!


¡¡Ven!! (llegando a paso rápido al acceso de las ambulancias)

Te_ ¡¡Nooooooo!! (metía la cabeza entre las manos y lagrimeaba


impotente)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Si su suegra quería leer su libro, se lo conseguiría. Pero no podía ir


a su casa a buscarlo, ¿qué hacer? “¡¡Gimeno!!” fue el “eureka” de
la forense.
Y ahí fue Gimeno a su casa, buscó el libro y de paso alguna ropita
para Aháva, y se vino de raje.

Postal familiar de aquéllas. Doña Encarna en el sillón devorando la


novela de “su nuera”. Aháva en el piso, sobre una manta,
custodiada por Greta [II] apilando-chupando bloques de madera y
otros juguetes. Aziz -como buen niño “mayor”- con su netbook
sentado al costado de Maca -que le había cargado juegos
didácticos online. Gimeno y Maca comentando los avances en la
investigación que el inspector había traído en un CD. Bueno, lo de
Gimeno era “dual”: hablo con Maca-me como un trozo de pastel
de manzanas -”¡güenísimo!”- y unas bochas de helado -”¡qué bien
que te salen!”.

Ninguno se percató que la cerradura hacía “click” salvo Greta [II],


que fue al encuentro de Esther. La enfermera la acarició y se le
llenó el cuerpo de emoción y ternura al ver “la postal”.

E_ Hola... familia. (mordiéndose el labio y con la voz temblorosa)

Az_ ¡¡Mamáaaa!! (saltando de la silla y yendo a saludarla) ¡Teno


jugo lain!

M_ Cariñooo... (dejando a Gimeno con la cuchara en la boca y


yendo a abrazarla)

Aháva levantaba sus manitos alegre, pidiendo por Esther para que
la levantara y balbuceaba algo. Doña Encarna alzó al fin la vista
de su libro...

En_ ¡Hija! ¡Qué bien escribe Maca! (¡qué chochera tiene esta
mujer con su nuera!)

Gi_ Jmmm...la Esth... jmmm (era lo que el contenido pasteloso-frío


en su boca le dejaba decir)
M_ ¿Cómo ha estado tu día? (cogiéndola de la cintura y
acercándola a su cuerpo mientras dejaba un piquito en sus labios)

Esther casi no podía emitir sonido, tanta su emoción. Atinó a


meter la cabeza en el pecho de su chica mientras sostenía a Aziz
contra su cuerpo.

M_ ¿Todo bien? (preocupada)

Esther levantaba su rostro y la miraba totalmente derretida.

E_ Muy bien... ahora... en la gloria.


76.-

28 días en que se repitió “la postal”.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

28 días en que Maca no salió del piso de Esther, ni para comprar


el pan, a pesar que tenía “hormigas en el culo” -Cruz dixit. ¡¡Y la
pasó chiche-bombón!!

¡Cómo para no estar bien! Tenía una suegra “a sus pies”, dos hijos
que la colmaban de felicidad - sip, así empezó a considerar a
ambos dos, Aháva y Aziz, y una mujercita que pa qué, ¡¡¡ejem!!!
¡Ah, me olvidaba de Greta [II]!

Cl_ Tú nunca fuiste de perros.

M_ Ni de gatos, pero ¡Greta es divina! Si vieras cómo cuida a


Aháva, lo cariñosa que es.

Cl_ Ahhh. (¿esta era Maca? ¿quién o qué la había cambiado


tanto?)

M_ Le vendría bien una casa con jardín. Jmmm, me lo tengo que


pensar, una casa con jardín, ¡sí! (voceando sus pensamientos )

Cl_ ¡¿Con jardín?! ¡¿Y quién lo va a cuidar?!

M_ ¡Yo, claro! Psss.

Lo dicho, alguien le había cambiado a su amiga.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

28 días en que Esther no se quedaba un minuto de más en el


hospital. Y si veía la oportunidad, se escaqueaba.
E_ Tere, los partes. ¿Los archivas? (dejando sobre el mostrador
una pila de hojas)

Te_ ¿Eh? (extrañada al ver a la enfermera ya cambiada, lista para


irse, con el bolso en bandolera)

E_ Si me archivas los partes... por favor.

Te_ Yo los archivo, no tengo problema pero... (mirando la hora)


falta media hora para que finalice tu turno.

E_ Me deben horas extras. ¡Ciao! (se iba “levitando” sonriente,


saludando con una mano en alto)

Teresa la miraba boquiabierta. “Ésta está en los cerros de Úbeda".


No hace falta aclarar que en estos 28 días Esther tampoco tuvo
tiempo de contarle "el pedido de mano"; Teresa ya se había hecho
a la idea que nunca lo iba a saber.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

28 días en que no hubo novedad alguna en el caso de


“eutanasia”. Todo estaba tranqui en el hospital, el juez no había
ordenado ningún estudio nuevo. ”Vilches, los cremaron y poco
pueden sacar de los análisis de cenizas”, “¿O sea son en total
cinco casos y sólo uno pueden usar?”, “Eso comentó Cruz y
averiguó Gimeno con el periodista”, “Bueno, esperemos a ver qué
hacen con ese”.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

28 días en los que Maca se cocinaba todo para placer de Encarna,


Aziz, Aháva y desde ya, su chica.

Cl_ Ya, la cocina es tu pasión.


M_ Tú no valoras ese aspecto positivo de mi personalidad.

Cl_ Lo valoro y lo disfruto, pero no me dices nada de si ayudas con


el resto de las tareas de la casa.

M_ ¡¡Claro!!

Cl_ Jmmm.

M_ Con la colada, con el lavavajillas...

Cl_ ¿Y la habitación?

M_ ¡¡Por supuesto!!

Indignación telefónica con su amiga, ¡cómo dudaba de ella!

Aunque se olvidaba de comentarle un “descubrimiento” que


hicieron ambas, ella y Esther. Algo que tenían en común... ¡y no lo
sabían!

Fue producto de la “casualidad”. O mejor dicho, de sus noches


apasionadas. Ahí andaban como dos “luneras-de-miel”
metiéndose en la habitación -cuando ¡al fin! habían terminado
con hijos-madre/suegra-obligaciones caseras - y dándose y
dándose y dándose... hasta quedar exhaustas una en los brazos de
la otra.

M_ ¡Uhhh, mañana levanto todo! (Esther metida en sus brazos, la


forense mirando el desparramo de ropas, calzados, bragas, etc.
etc.)

E_ Jmmm, no, no. Me esperas y lo hacemos juntas. (¡qué bien se


estaba con los ojos cerrados en ese pecho, abrazada a su cuerpo!)
M_ Esther, tú tienes turno y yo no tengo otra cosa que hacer.

E_ Nada, juntas. Jmmm.

Eso, la primera noche. La segunda, ibidem. Y la tercera, ditto.

Al cuarto día ahí andaba Esther buscando algo para ponerse,


revolviendo cajones, las camisetas que quedaban eran un poco
“muy gastadas”, terminó usando una braguita de su chica,
“¿dónde estarán mis sandalias?”... pero sin hacerse drama alguno.

Y esa noche fue... “la confesión”.

M_ Esther, por favor, déjame ordenar esto y hacer la colada.


(mirando el “Kosovo” a su alrededor)

E_ No, juntas. (se acomodaba mejor en el pecho de su chica)

M_ Jmmm.

E_ Ya... te molesta ver el desorden y que use tus bragas.


(suspiraba)

M_ ¡Para nada!

E_ ¿No?

M_ Para mí es … natural.

E_ ¿Sí? (sonriendo y atándose más a su cintura)

M_ Bueno, me voy a confesar. Si no fuera porque tengo ayuda en


la casa, así sería el aspecto normal de mi habitación. ¡No con
Aháva eh! (se apresuraba a aclarar) Con mi niña, todo limpio, todo
en su lugar. ¡Sí!
E_ Ya que estamos en el confesionario... (se apretaba aún más
contra Maca) ahora es mi turno. Si no fuera por mi madre, éste
sería el aspecto normal de mi habitación. Y como tú dices, no con
Aziz, lo de él siempre en orden y limpito.

M_ ¡Cariño! (emocionada y tiernita, agachando su cabeza y


levantando el rostro de su “amada” con el índice de su mano
derecha) ¡Somos dos gotas de agua! (beso de “aquéllos” para
continuar ronda de “aquéllo”)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

28 días en los que Esther descubrió que tenía “pasta de


escritora”.

La enfermera era buena para “inventar” historias para Aziz. Maca


la escuchaba deleitada cuando le relataba cuentos fantásticos al
niño y se quedaba ahí, en la habitación, con Aháva ya acostada,
tan interesada como el niño en el relato.

M_ ¡¡¿Te los inventas?!!

E_ Pufff, sí. Tengo que pasar a comprar libros nuevos, los que tiene
se los conoce de memoria... entonces, hago como que leo y lo
invento todo.

M_ ¡Eso es genial!

E_ Maca, a veces no tienen ni pies ni cabeza.

M_ Los que escuché estaban buenos.

E_ Tú eres benévola, es eso.

M_ Para nada, ¡son buenísimos!


Pero la enfermera no creía lo que su chica le decía, hasta que
nuestra forense la grabó a escondidas y le hizo escuchar el relato –
Encarna también lo escuchó.

Esther boquiabierta, ¿eso había contado-inventado ella?

M_ Encarna, tu opinión sincera.

En_ ¡Me encantó! ¡Qué bien lees Esther!

M_ No Encarna, no lo lee, lo inventó ella.

En_ ¡¡Noooo!!

M_ ¡¡Siiiii!!

En_ ¡Hija! ¡Qué imaginación!

M_ ¿Ahora me crees cariño?

Esther asentía con la cabeza, todavía muda de la sorpresa por su


propio “acto creador”. Y al día siguiente, al volver de la guardia, su
chica la sorprendió con el blog que le había creado en el que
había colgado “el cuento” -toda la tarde desgrabándolo-.

M_ Le falta el título.

E_ ¡Maca! Esto es... ¡precioso! ¿Cómo lo has hecho? (maravillada


con el “look” de su blog)

M_ Psss, no es nada, elegí uno acorde con el tema y toqué aquí o


allí para darle personalidad, es facilísimo. Ahora, a lo tuyo, ¿qué
título para este cuento?

Y así fue como la enfermera comenzó a “escribir cuentos” en su


blog www.paramininio.wordpress.com . Que en esos veintipico
días fue creciendo en visitantes y comentaristas gracias a los
buenos oficios de Teresa, que enterada y habiendo leído el primer
cuento, le hizo propaganda en el hospital... ¡hasta a las piedras!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

28 días en que doña “hormigas en el culo” se dedicó a continuar


con su “novela”. ¿Esther la musa inspiradora? ¡Para nada! Doña
Encarna, alias “¡cómo me gusta mi suegra!”, que le sobaba el
lomo con la anterior y le preguntaba, así como quien no quiere la
cosa, “¿no te pones a escribir un rato?, yo me ocupo de Aháva”. Y
tanto va el cántaro a la fuente que … al quinto día ahí estaba
Macarena Fernández Wilson complaciendo a su suegra.

Y también tenía tiempo para “seguir el hilo” de las investigaciones


de Gimeno, quien, ni lerdo ni perezoso, se apañaba para pasar
tres veces por semana “a la hora del almuerzo”.

Cr_ ¡Está criando más panza! ¡No le cocines cosas tan ricas!

M_ El problema no soy yo, es mi suegra, que lo adora y le sirve


raciones triples.

Cr_ Pues pásame con Encarna, a ver si la pongo en vereda, ¡esta


mañana no se podía abrochar el pantalón!

M_ ¡Ahhh, durmió en tu casa!, jejeje.

Cr_ Maca, no empieces, ¡no desvíes el tema! Venga, dame con


Encarna.

M_ Antes jefa, me comentaron que estáis muy cortos de personal.

Cr_ ¿Quién te comentó?

M_ No importa quién, ¿es así?, ¿no enviaron reemplazo por mis


vacaciones?

Cr_ ¿Tú crees que bajo la batuta de Sarkomerkel van a poner


reeemplazos?

M_ ¿Sarkomerkel? ¿Quién es?

Cr_ ¡¡Los que mandan y deciden cuánto podemos gastar y cuánto


no!! (con rabia)

M_ ¡Ahhh, te refieres a Merkozy!

Cr_ Psss, es lo mismo.

M_ Vale. O sea, estás tapada de trabajo.

Cr_ Sí, pero no es el tema que ahora me interesa.

M_ ¡Ya te paso con mi suegra, monotemática! Pero … antes...


estábamos charlando con tu chico y así como así surgió una
propuesta para hacerte.

Cr_ ¿Eh? ¿Así como así? ¡¡Aysssssss!!

M_ No te quejes, creo que te va a encantar.

Y así fue como gracias a los buenos “oficios” de Gimeno con la


informática, cámaras web conseguidas “por ahí, mejor no
preguntes”, una paginita web por aquí otra paginita web por allá,
Maca le “echó un cable” a su amiga-jefa presenciando en vivo y en
directo las necropsias, dando opiniones-sugerencias-órdenes a los
“becarios” que hacían los procedimientos sencillos y elaborando
los informes desde casa. Lo que se dice “forenses 3.0”, aunque
mejor que nadie “de arriba” se enterara, ejem, que no era muy
“legal” que digamos, ejem.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

28 días que... se acabaron en el 29vo. día. Un llamado telefónico


de los casi diarios de la jueza-amiga les puso fin.

Cl_ Se le hizo hoy la extracción de ADN, las muestras ya están


enviadas para su análisis.

M_ Ahhh.

Cl_ Te dije que tarde o temprano se iban a hacer. No se te escucha


muy feliz con la noticia. ¿Has comprendido lo que eso significa?

Maca miró hacia la sala donde Encarna le daba su banana pisada


a Aháva, Aziz estaba en el suelo armando una casa con los Lego, a
un costado estaba Greta [II] tirada, observándolo. Emitió un largo
suspiro.

M_ Sí, comprendo lo que eso significa.


77.-

Tres días después de la noticia de Claudia-jueza...

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Día 1.

Recibido el aviso, no quedaba otra que “rumbear” para casa. Lo


comentó con Esther por teléfono y el silencio angustiado de la
enfermera era lo mismo que ella sentía en el pecho.

Encarna triste, Aziz con el “no quedo” en la boca y trompita de


elefante enfadado, Greta [II] tumbada pensativa, así dejó Maca la
casa, cargada de bártulos y niña -bueno, los bártulos los cargaba
el buenazo de Gimeno.

Como una autómata iba acomodando la ropa de la niña en su


lugar, los biberones y demás en la cocina, su propia ropa en su
habitación. Gimeno paseaba a Aháva que estaba muy molesta, no
paraba de restregarse los ojitos y lloriquear.

Gi_ ¿Le damos un tecito?

M_ ¿Eh? (se giraba a mirarlo tras cerrar la puerta de la alacena)

Gi_ Digo si le preparamos una manzanilla, me parece que algo le


ha caído mal al estómago.

La niña le tiraba los bracitos a Maca.

M_ Jmmm. No es mala idea. (yendo a cogerla en brazos) ¿Se lo


preparas tú?

Gi_ Vale.
M_ ¿Qué te pasa mi niña? (ponía la palma de su mano sobre la
frente de la cría)

Gi_ ¿Temperatura? (poniendo a calentar un cazo de agua)

M_ No, está fresquita. Jmmm. (le daba un beso en el cuello y le


hacía “ruidito” con los labios, algo que a la niña siempre le
gustaba)

Gi_ ¿Puede ser que ya esté extrañando? (cogía un sobrecito de


manzanilla de la alacena)

M_ Sí, puede ser. (acariciando a Aháva, que había tumbado su


cabecita sobre el hombro y había cogido un mechón del cabello
de la forense)

Esa noche hubo “saudades” en dos casas de Madrid: la de Maca y


la de Esther. Y también dos niños que durmieron en la cama de
sus madres, abrazados a sus cuerpos, mientras las “mamis” al
teléfono, se contaban el día, se decían lo mucho que se
extrañaban y esas cositas de “namoradas”.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Día 2.

Para Maca, vuelta al Anatómico Forense. Había llamado el día


anterior a Nabân y Naziya para que retomaran su rutina de cuidar
a la niña en su casa y ella, a currar.

He_ Che... (susurrando), tiene cara de ortopedia.

Gui_ ¿Eh?

He_ Tsss, de orto hombre, de culo.


Gui_ Ah... sí, aunque me parece que está triste.

He_ Jmmm, puede ser tristeza, sí. Es raro en la torda, nunca está
triste, furiosa o loca sí, triste nunca.

Gui_ ¿Será por volver a currar? A mí me da tristeza cuando se me


acaban las vacaciones.

He_ No, a Maca le gusta el trabajo y acá se divierte. No, para mí


que es por tener que volver a su casa.

Gui_ ¿Te parece?

He_ Sí, jmmm, ¡es eso! Las veces que hablamos por teléfono era
una campanita alegre, un cencerro.

M_ ¿Murmurando? ¿Qué pasa? (se levantaba la visera)

He_ Fútbol. Le contaba sobre el Cholo Simeone, no creo que


pegue una en los colchoneros, últimamente le va pal carajo en
todos los clubes.

M_ Ahhh, los hombres siempre hablando de fútbol. Bueno Héctor,


ya puedes fotografiar al cadáver. Y Guille, tú prepárate, éste es
todo tuyo. (quitándose los guantes)

–.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Día 2.

Para Esther nueva guardia. No le tocaba, pero decidió ir a trabajar


porque la cara de lánguida tristeza de su madre era inaguantable.
Dejó a Aziz en el cole, soportó estoica las protestas del jovencito
que no entendía por qué Maca y Aháva se iban de la casa y trató
de explicarle lo mejor que pudo... y se fue al Central.
Te_ ¿Tú aquí? Hoy no tienes guardia. (mirándola por encima de las
gafas, extrañada)

E_ Tengo mucho papeleo atrasado. Hola. (extendía la mano para


que le pasara el parte diario)

Te_ Jmmm. (no se creía la explicación) Encarna está insoportable.


Jmmm. No soportas quedarte en casa.

E_ Algo, tiene el Maca-Aháva en la boca. (firmaba mientras emitía


un largo suspiro)

Te_ ¿Y tú? (incisiva)

Esther levantaba la vista con los ojos enrojecidos.

E_ Espero que se me pase, Teresa. Hace años que no tenía


insomnio. Y anoche... apenas pegué ojo.

Te_ Espero que te acostumbres de nuevo a estar sin... (se detenía


pensativa) o de lo contrario...

E_ ¿Qué?

Te_ De lo contrario, la solución es ¡muy fácil! (sonriente ante su


“¡eureka!” mental)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Día 2, por la noche en ambas casas en Madrid. “Cromo” repetido,


niños en cama de madres, “mamis” babeando y suspirando en el
teléfono.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Día 3.
Anatómico Forense, despacho de Maca, la médica escribía en su
portátil con cara de “ortopedia” -Héctor dixit. Ni levantaba la vista
cuando se abría la puerta.

Cr_ Tú no has desayunado hoy, ¿no?

Cruz, con dos informes en su mano, se quedaba en el rellano de la


puerta.

M_ ¿Eh?

¡Ayssss, qué carucha! Cruz lo percibió enseguida y rumbeó para la


silla frente al escritorio.

Cr_ Que has escrito los dos informes de ayer con una nueva causa
de deceso, paro cardiogástrico.

M_ ¿Yo?

Cr_ Tú, sí. ¿Qué te está pasando?

M_ Jmm, nada. Un lapsus mental. (extendía la mano para coger los


informes) Se me frastraslafó algo.

Cr_ ¿Eing?

M_ Lo dice Héctor, me gustó la palabrita. Venga, los corrijo.


(agitaba la mano para que Cruz le diera los papeles)

Cr_ Te los dejo aquí, esto puedes hacerlo después. (ponía los
papeles a un costado del escritorio) ¿Es por Esther?

Maca la miraba y se le enrojecían los ojos.

Cr_ Vale. (fruncía los labios) Me extraña de ti.


M_ ¿Te extraña que la extrañe tanto?

Cr_ No, me extraña que siendo siempre tan expeditiva, tan de


acción, lleves tres días penando y no hagas nada.

M_ Cruz... ¿qué puedo hacer? (se reclinaba sobre el respaldo de su


poltrona y ponía cara de mártir a punto del sacrificio)

Cr_ Hablar con Esther.

M_ Hablamos mucho.

Cr_ Maca... sabes a lo que me refiero. Dile que quieres vivir con
ella, no le des más vueltas.

M_ No, no. (enfatizaba la negación con su cabeza) Me acogió en su


casa por un problema puntual. Hace poco tiempo que salimos y …

Cr_ Y tú estás hasta las trancas por ella, por su niño, por su madre.
Vengaaaaa, que no hay una receta, a los tantos meses o años se
propone vivir juntos. ¡Y tú lo sabes!

M_ No sé si para ella es lo mismo que para mí. (le temblaba la voz)

Cr_ ¿Qué? ¿No estás segura de que te quiera?

M_ No, de eso estoy segura. Pero ella viene de una mala


experiencia con su matrimonio, seguramente tiene sus
aprehensiones y …

Cr_ Pues no le des más vueltas en tu cabeza, ¡eso no lo sabes!


¡¡Pregúntaselo!! (categórica)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Día 3.

Hospital Central, guardia de urgencias, una cirugía simple, apenas


una “apendicectomía”. Pero Esther no pegaba una con el material
quirúrgico.

Vi_ Esther, pinza Backhaus, no una Kocher. (tenía la mano


extendida y no cogía la pinza que la enfermera le alcanzaba)

E_ Ahhh, verdad. Lo siento. (se giraba hacia la mesa de


instrumental y cogía la pinza correcta)

Vi_ Estás en la luna.

E_ Vilches, ¡me equivoqué! ¿Vale? (cabreada le entregaba la pinza


en cuestión)

Vi_ No lo digo por esto, errar humanum es. (cogía la pinza y volvía
al bajo vientre del paciente) Has estado así toda la mañana. Como
ida.

E_ Jmmm. (rumiaba mientras embebía una gasa en solución


séptica)

Vi_ Limpia aquí.

E_ Jmmm. (hacía lo que el médico le indicaba)

Vi_ ¿Es por la destripadora no?

Esther levantaba la vista y lo miraba perpleja.

Vi_ Radio pasillo sigue funcionando de maravillas en este hospital.

Esther volvía a lo suyo y mentalmente exclamaba, “¡Teresa!


¡Aysss!”.
Vi_ Me gustó la nueva Esther que volvió de Melilla. Más carácter,
más decidida, más valiente. (volvía a lo suyo con el paciente)

Esther boquiabierta no decía palabra.

Vi_ No seas como el cangrejo, ve y cógela, es una buena persona...


un poco loca de atar, pero de lo mejorcito que hay en el mercado.
Aspirador.

Esther seguía boquiabierta y tardaba más de cuatro segundos en


reaccionar.

Vi_ Lo dicho, ¡búscala de una vez! ¡Aspirador Esther!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Día 3.

Después de la cena, ambiente lúgubre que las risas de la comedia


en la tele no alcanzaban a cambiar. Encarna miraba sin mirar,
sentada en el sillón. Aziz dormitaba en el sofá, tumbado sobre el
regazo de su madre. Esther acariciaba su cabecita. Greta [II]
taciturna, a sus pies.

En_ Ahhhh. (suspiro audible y plañido)

Esther la miró.

E_ ¿Qué te pasa?

En_ Jmmm. (quejoso)

E_ Ya, me imagino.

En_ ¿Acaso tú no la extrañas?


E_ Mamá... sabes de sobra que sí, pero es un tema que ….
(meneaba la cabeza y señalaba a Aziz) Si quieres lo hablamos
luego.

En_ Acá no hay nada que hablar, ¡tú! (la señalaba con el dedo)
¡tienes que actuar!

Esther abría los ojos azorada.

En_ Creí que habías cambiado, fuiste pa lante y te arriesgaste, y te


fue bien, ¡qué digo bien! ¡Más que bien! ¡A ver si dejas de dar
vueltas y vuelves a ser valiente!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Día 3.

En el sofá de la sala, con Aháva dormida en su regazo, acariciaba


su cabecita mientras hablaba por teléfono con su “otra” amiga.

M_ Se ha dormido, pero ha tenido una tarde fatal.

Cl_ ¿Por qué no la llevas al pediatra?

M_ Naziya dice que extraña, que ya se le va a pasar.

Cl_ Maca, Naziya no es médico, quizás tenga algún problema


estomacal.

M_ No Claudia, la revisé yo y no le encuentro nada.

Cl_ Tú eres forense, no pediatra.

M_ Vale. (suspiraba) Pero algo entiendo ¿no crees?


(malhumorada)
Cl_ Claro. (se retractaba, la forense tenía razón) Entonces...
extraña.

M_ Jmmm. (a modo de asentimiento)

Cl_ Aháva extraña, tú extrañas...

Suspiro audible de la médica.

Cl_ Maca... te digo lo mismo que Cruz, ve y habla con ella, dile que
quieres vivir con ella y su hijo.... y su madre.... y su perro.

Maca sonreía. La descripción de la jueza no podía ser más exacta.

M_ Es loco, ¿no? No sólo extraño a Esther, sino a todos y todo.

Cl_ Extrañas una vida que te hacía feliz, Maca. No es extraño, es...
simple. Al fin habías encontrado lo que tanto necesitabas y
ahora... de nuevo a lo mismo de siempre.

M_ Bueno, no es lo mismo, el sábado a la mañana vamos a ir...

Cl_ Nenaaaa... ¿tú crees que eso te alcanza? Vengaaaaa.

M_ ¡Ufffff!

Cl_ Maca, como tu amiga …. ¡ve y búscala de una vez por todas!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Día 3.

Noche tarde. En un piso de Madrid sonaba el timbre de un


departamento. Al fin una se había decidido a dar el gran paso.
78.-

Embelesada, los observaba desde el rellano de la puerta, con una


humeante taza de café en la mano, poción imprescindible cada
mañana para terminar de “abrir los ojos”. A su lado, tumbada con
la cabeza entre las patas delantera, aguardando y haciéndole
compañía, Greta [II]

M_ ¡Una foto! Jeje, les saco una foto.

Metió su mano en el bolsillo de la bata y sacó el móvil, cada


mañana, como acto reflejo, era lo primero que cogía de su mesita
de noche, por si la llamaba su jueza predilecta.

M_ ¡Mierda! ¡No tiene batería! Ufff, siempre me olvido de cargarla.


Jmmm, la cámara.

Sus patas desnudas se dirigieron a la sala, al mueble donde


guardaba siempre su cámara.

M_ ¡Mierda! ¡Tampoco tiene batería! ¡Claro! Las fotos en Cádiz, ahí


se me quedó sin batería... ¡ufff!

Greta [II] la había imitado, silenciosa y ahora se tumbaba a sus


pies junto al mueble.

M_ Greta, soy una tonta, siempre me olvido de cargar todo. (le


decía en voz baja a la perra mientras volvía a poner la cámara en
el cajón del mueble)

E_ De tonta, nada.

Sintió las manos de Esther abrazarse a su cintura desde atrás y


sonrió.

E_ Un poco... olvidadiza. Hoooola.


M_ ¡Cariño! ¡Te desperté! (estirando una de sus manos hacia atrás
para acariciarla)

E_ Jmmm... (con los ojos cerrados, apoyada en su espalda,


sintiendo la mano de la forense deslizarse en su cintura hacia
abajo) No, te escuché levantarte pero me quedé remoloneando un
rato, esperaba que me trajeras el desayuno, jeje.

M_ ¿No ibas a quedarte durmiendo con los niños? ¿O te entendí


mal? (se giraba para abrazarla y darle un beso)

E_ Entendiste bien, pensaba desayunar (beso) y luego volverme a


dormir cuando te fueras a trabajar (beso).

M_ Entonces... (beso) a la cocina, que le sirvo su desayuno... mi


reina (beso)

E_ Primero esta reina (beso) se va a ¡mear! Jeje.

M_ Uhhhh … (beso) reina prosaica (beso) vaya majestad, antes


que nos deje un charquito en la sala. (beso)

E_ ¡Otra que charquito! ¡Un océano! Jajajaja.

Salía disparada hacia el baño, bajo la mirada luminosa de la


médica y un gesto que se venía repitiendo seguido cada vez que
estaba con Esther, morderse el labio inferior con una sonrisa
pícara en su rostro.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cr_ ¡¡¿A esa hora con Aziz?!! (asombrada, observándola desde su


poltrona al otro lado del escritorio)

M_ Sip, yo dándole vueltas en la cabeza y ella tomó el toro por las


astas. (sorbo de café y cara de sereno orgullo por la osadía de su
novia)

Cr_ ¡¡Esther te madruga siempre!! ¡¡Jajajajaja!! (muy satisfecha)


¡¡Al fin una mujer que te lleva dos cuerpos de ventaja!!

M_ ¡¡Ahhhh!! ¡¡Me encantaaaaa!! (con retintín y poniendo los ojos


en blanco)

Cr_ Ni falta que lo digas, hablas de ella y te iluminas como letrero


luminoso de la Gran Vía. (sorbo de café) Entonces se te apareció
con Aziz...

M_ ¡Y Greta! ¡No te olvides de mi perra!

Cr_ ¡¡¿Tu perra?!!

M_ ¡Claro! Si vamos a ser una familia, Greta es también mía, es


parte de la familia.

Cr_ O sea, os mudáis juntas.

M_ Este fin de semana nos mudamos Aháva y yo a la casa de


Encarna, es más grande que mi piso y está ubicada en un lugar
más cómodo para su trabajo y el mío. Luego, ya veremos. (sorbo
de café mientras acomodaba mejor su piernas recogidas sobre el
asiento)

Cr_ ¿Vas a vivir … con tu suegra? No es lo más aconsejable.

M_ Mira Cruz, hay suegras y hay... Encarnas. Encarna no es como


las demás suegras.

Cr_ Vale, sé que te llevas bien con ella, aún así...

M_ Esther opina como tú, yo... no le veo problema. Pero es por


ahora, luego nos sentaremos a ver la posibilidad de una casa con
jardín.

Cr_ Ahhh, con jardín. (fruncía los labios) No sabía que a Esther le
gustara eso de un jardín, las plantas, los bichos y ….

M_ No, no, le da igual, pero a mí me encanta la idea de ponerle


juegos a los niños, que Greta tenga un lugar donde correr y hacer
sus cositas, tener una piscina... (ilusionada)

Cr_ Maca... baja a tierra. ¿Sabes lo que cuesta una casa así en
Madrid?

M_ Un pastón, sí.

Cr_ ¡¡¿Un pastón?!! ¡¡Una millonada!!

M_ ¡Uhhh, tampoco vamos a vivir en la mansión de Cristiano


Ronaldo!

Cr_ Vale, ya mirarás los precios y te convencerás tú sola. Con tu


salario y el de Esther no creo...

M_ Te olvidas de algo...

Cr_ ¿De qué me olvido?

M_ Mi herencia.

Cr_ ¡¡¿Vas a vender la finca de Jerez?!!

M_ No, no. Esa finca jamás la vendería, ya sabes lo que significa


para mí.

Cruz la miraba con la pregunta en la cara.


M_ Mi abuela dejó para cada nieto una suma de dinero muy
grande, para cuando se casaran, una especie de dote. Mis
hermanos y mis primos la han cobrado... (…)

Cr_ ¡¡Te vas a casar!!

Maca asentía con la cabeza.

M_ Si Esther me acepta...

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Voz_ ¡¡Tezaa!! ¡¡Tajo ollitos!!

Sonrió al escuchar la voz del niño, sabía que Esther lo llevaría a su


control médico y luego se pasaría por rotonda para saludarla. Pero
grande fue su sorpresa cuando lo vio al niño con un gran paquete
en las manos y a Esther con Aháva en brazos.

Te_ ¡¡¿Eh?!!

E_ Hola Teresa.

Te_ ¡¡¿Y esa niña?!! (mientras pegaba la vuelta al mostrador para


ir a saludar a Aziz)

E_ Aháva, ¿no la recuerdas?

Te_ ¡Claro que la recuerdo! Digo... ¿qué haces tú con Aháva? …


¡Hola mi churriiiii!

Az_ Jijiji. (riendo de las cosquillas que le hacía la recepcionista al


estrujarlo y besarlo) Jijiji.

Te_ ¡Ayys, qué churriii mi niño! ¡Muaks! Ven conmigo detrás del
mostrador, tengo algo para ti. (tomaba el paquete y una de las
manos del niño) Me hubieras avisado Esther, no tengo nada para
la niña. (meneando la cabeza)

E_ Tere, que es muy pequeña y no se da cuenta. Además, fue algo


que surgió hoy. (sentando a Aháva sobre el mostrador)

Te_ ¿Qué pasó? ¿Te la dejó Maca porque no fueron a cuidarla? (no
se privaba de seguir averiguando mientras hacía carantoñas a
Aziz y le entregaba una cajita con un auto de juguete) ¿Tiuzta?

Az_ ¡Uhhhh! ¡Un ato mamá!

Esther sonreía mientras acomodaba la ropita de la niña.

Te_ Te escuchooooo... (mientras ayudaba a Aziz a abrir la caja)

E_ Mejor te lo comento en la cafetería, si puedes escaquearte.

Te_ ¡Claro que puedo! ¡Hoy no he parado desde que llegué! Si le


das cuerda con esto, camina solo. (indicaba al niño sobre el auto)

Az_ ¿Queda?

Te_ Vamos a la mesa de la cafetería y te muestro. Oye...


(recordaba el por qué de la visita de Esther) ¿todo bien con
Fernando? (haciendo un gesto hacia el niño)

E_ Todo perfecto, con Aziz y con esta jovencita. ¡Como dos rosas!
¡Muak! (besaba a la niña que jijeaba feliz) ¿Cómo conseguiste un
auto a cuerda? Ahora son todos a pila.

Te_ Una larga historia. Ya te contaré.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cl_ ¡Una hora intentando ubicarte por el móvil!


M_ No te enfades, me quedé sin batería. (dos besos para calmar a
la “fiera-amiga”)

Cl_ Voy a pedir un busca para ti, ¡siempre te olvidas de cargarlo!

M_ Jeje, y ahí me olvidaré de cambiar la pila, jeje.

Cl_ No le veo la gracia. (más cabreada)

M_ Un chascarrillo, prometo cargar mi móvil todas las noches. (se


ponía la mano sobre el corazón) Voy a tener a alguien que me lo
recuerde. (le guiñaba un ojo)

Cl_ No creo que Aháva... (de pronto caía en la cuenta al ver los
ojos de su amiga lanzando chiribitas como fuegos artificiales de
fin de año) ¡¡nooooooo!! ¡¡Te decidiste!!

M_ Yo no, seguía en la duda metódica, jeje. Se me apareció


anoche con Aziz y Greta y … ¡ya está! ¡me mudo el fin de semana
a su casa!

Cl_ ¡Venga un abrazo! Luego sigo con el móvil y tus trastadas.


¡Qué bien Maca! ¡Qué bien!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Teresa observaba el pote con el postre que Esther le daba a


Aháva.

Te_ Eso no lo has comprado.

E_ No, se lo ha preparado Maca. Le gusta la cocina.

Te_ Ajá. (asentía con la cabeza) ¡Quién iba a decir que era tan
buena ama de casa!
E_ Le gusta cocinar, lo demás, jejeje. (enarcaba las cejas
sonriendo y meneando la cabeza)

Te_ ¿Encarna ya sabe?

Esther asentía con la cabeza y seguía alimentando a la niña.

Te_ Bueno, abuela de dos niños tan pronto y …. ¡qué trabajo!

E_ Maca le va a pedir a Nabân y Naziya que vengan a casa a


ayudar a mi madre con las tareas, las compras...

Te_ ¡¡¿A quién?!!

E_ La pareja que la ayuda, de la comunidad saharaui...


¿recuerdas?

Te_ ¡Ahhhh!

E_ Aunque... jmmm... (limpiaba la boca de la niña) Alcánzame su


biberón de la bolsa por favor.

Te_ ¡¡Biberón!! ¡¡Después de eso!!

E_ Mi niña come mucho. (la cogía de la silla y la besaba)

Te_ ¡Qué lo digas! (hacía lo que Esther le pedía)

Esther acomodaba a Aháva en su regazo y comenzaba a darle su


leche, mientras Aziz, ajeno a todo, estaba muy entretenido con su
auto dándole “queda” y largándolo en la mesa. Teresa era la
encargada de “atajarlo” cuando el “bólido” amenazaba con
traspasar los bordes y caer al suelo.

E_ Cuando se fue para el trabajo, Nabân y Naziya ya estaban en


casa.

Te_ Jmmm. (seguía atenta a que el auto no cayera al piso)

E_ Se despidió con un beso.

Te_ ¿Jmmm?

E_ Creo que esos dos no sabían que Maca era … es... ya sabes.

Te_ ¿No?

E_ Y creo que no les cayó muy bien lo que vieron.

Te_ ¿Te dijeron algo?

E_ No, nada. Pero cuando entré a la cocina alcancé a escuchar a


Nabân. Hablaba en árabe y estaba muy enfadado. Y yo... algo
entiendo. Dijo ‫ﻣﺜﻠﻴﺔ‬

Te_ ¿Eing?

E_ Es... algo así como lesbiana.

Te_ ¡¡Ahhhh!!

E_ Me parece... creo... estoy casi segura que están en contra,


Teresa.

Te_ Vale. Entonces no aceptarán y tendréis que buscar otra


persona para que ayude a Encarna. ¿Le comentaste a Maca?

E_ No, esta tarde, cuando pase a buscar a Aháva por casa, no tiene
móvil.

Te_ ¡A que se olvidó de cargar la batería!


E_ Jeje, es muy despistada con eso, jeje.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Maca le indicaba a Héctor qué fotografiar del cadáver, mientras


seguía su sempiterna disputa con los CSI, a los que no dejaba
acercarse al cuerpo hasta que “su” fotógrafo terminara y ella
precintara las manos del occiso. La jueza meneaba la cabeza
divertida mientras escribía algunos datos en su tableta. En eso,
sonaba su móvil oficial.

Cl_ Hola. […..] Sí, ella habla. […..] Ahhh, qué tal está Juárez. […..]
Ajá. […..] ¿Ya lo firmó el juez? […..] Ahhh, a la firma, vale. […..]
¿Cuándo? [….] Vale, le agradezco Juárez. Nos comunicamos.

Cortaba la comunicación y suspiraba.

Cl_ Una de cal y otra de arena. (mirando a Maca con pena) ¡Pufff!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

E_ El sábado hacemos la mudanza, nos ayuda Gimeno.

Te_ ¿Muebles también?

E_ No, sólo las cositas de Aháva. Por ahora, nos arreglamos con lo
que hay en casa, luego se verá.

Te_ ¿Y qué va a hacer con el piso? ¿Lo va a alquilar?

E_ Eso todavía...

Vi_ ¡Qué suerte que te encuentro! (se paraba frente a la mesa con
los brazos en jarra) Tu móvil está apagado.
E_ Ehhh, jmmm... puede ser. (buscaba el móvil en el bolsillo de su
chaqueta) No, está encendido.

Vi_ Me da fuera de cobertura. Bueno, como sea, necesito hablar


contigo.

E_ Vale.

Vi_ A solas.

Esther enarcaba las cejas y Teresa encendía todos los radares de


“¡danger,danger!”.

Vi_ Me llamó el abogado, habló con la jueza, novedades. ¿No te


comentó la destripadora?
79.-

M_ ¡¡¿En base a qué?!! (gesticulaba furiosa)

Cl_ Maca, ¡cálmate! No me han comentado lo que dice el auto,


sólo que está a la firma la citación de Esther y Vilches a declarar
como imputados.

M_ ¡¡Esto no tiene ni pies ni cabeza!!

Seguía gesticulando con manos y cabeza, su rostro tenso y rojo de


rabia. Había comenzado a mover inquieta su pierna izquierda y el
coche de la jueza parecía moverse con el vaivén. Claudia ponía
una mano sobre la rodilla de su amiga en vano intento de
“aquietarla”.

Cl_ Con desesperarnos no ganamos nada. Habrá que esperar al


auto y ahí Fuentes se presentará en el juzgado y tendrá acceso al
expediente.

M_ ¡¡¿Cómo?!! ¡¡¿No rige el secreto de sumario?!! (experta ya en


cuestiones “judiciales”)

Cl_ Vale, a los considerandos para la imputación.

M_ ¡¡Jmmmm!! (rumiaba mientras miraba hacia un costado y


apoyaba su brazo en la ventanilla abierta)

Cl_ Es un solo caso Maca y por lo que hasta ahora sabemos, sólo
tienen una denuncia montada por un periodista de cuarta
categoría y unos historiales médicos falsificados.

M_ Te olvidas de una autopsia que confirma la presencia de


sustancias no prescritas que le provocaron la muerte. (se giraba a
mirarla a ella ahora) ¡Y que es verdad que la única enfermera que
figura en los historiales chutando medicación a la paciente es
Esther!

Cl_ ¡Pero eso no es prueba de que haya sido Esther quien se las
suministró! Tendrán que dar motivos, presentar testigos, algo más
para probar que fue Esther quien lo hizo o que el jefe de servicio
tuvo algo que ver. Además, la denuncia indicaba una serie de
casos, han podido probar uno solo. Con lo que tienen hasta ahora
es un caso endeble Maca, muy endeble.

M_ ¡Suficiente para instalar la duda y para destrozar la reputación


de Esther!

Claudia se quedaba en silencio mirándola. La forense tenía razón


en ese aspecto.

M_ ¿Ves? (tomando el silencio de la jueza como una aceptación de


su razonamiento) ¡Han logrado su propósito!

Cl_ Maca... (recuperando la iniciativa dialéctica) en los corrillos del


hospital, puede ser.

M_ ¡En los corrillos del hospital, en la prensa, en la opinión


pública! ¡La gente, Claudia, la gente! ¡Han logrado lo que
buscaban y ese juez les hizo el favor! (volvía a gesticular furiosa)

Claudia cogía aire y entrecerraba los ojos.

Cl_ Maca.... Maca.... no juzgues al juez sin saber qué dice y por qué
lo dice, por favor.

M_ ¡Ya! ¡Me olvidaba de la defensa corporativa! ¡Claro, los jueces


son impolutos!

Cl_ Voy a obviar este comentario porque estás rabiosa y enfadada.

M_ ¡¡Pssss!! (meneaba airosa su mano derecha)


Cl_ ¡No han logrado nada!

M_ ¡¡¿No?!!

Cl_ No, Maca, nada, hay mucho camino por recorrer. ¡Razona por
favor! ¡Piensa un poco! (con un dedo, golpeteaba gentilmente la
sien de su amiga)

Maca no decía palabra y la miraba fijo.

Cl_ Uno, ¿tú crees que esta acusación va a impedir a Esther o a


Vilches seguir siendo los que son? Porque yo a Esther mucho no la
conozco, pero por lo que cuentas tú o lo que me dice Manuel... no
es una mujer que se rinda fácilmente. ¿Estoy equivocada?

Maca sonreía. No, no estaba equivocada para nada.

Cl_ Y de Vilches... (relajándose un poco, viendo que había logrado


centrar a Maca en un pensamiento más positivo) ya sabemos
bastante ¿no?

M_ Sí. (sonreía recordando alguna anécdota que les había contado


Cruz)

Cl_ Concentrémonos en lo primero. La imputación y la


declaración, si la imputan y la citan.

M_ ¿Qué? ¿Tú crees que no....?

Cl_ Si no lo hace hoy mismo, jmmmm... (pensativa)

M_ Lo hará la semana que viene.

Claudia asentía con la cabeza.


M_ Pero hay algo que te da vueltas, ¡¡¿qué?!!

Cl_ Nada importante... es llamativo …

Maca se impacientaba con los silencios de su amiga.

M_ ¡Vengaaa! ¡¡¿Qué es llamativo?!!

Cl_ Que se esté tardando tanto en firmar ese auto, si no lo saca


hoy mismo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

A diferencia de Maca, Esther no se puso rabiosa ni gesticuló ni se


exasperó por la noticia. Teresa había quedado a cargo de los niños
mientras ella se fue a charlar con el jefe de urgencias a su
despacho.

Vi_ Te lo has tomado bien.

E_ ¿Qué esperabas? ¿Una escena de histeria femenina? (irónica)

Vi_ No. Nunca doy por hecho que una mujer va a reaccionar en
forma histérica.

Esther sonreía, era verdad, Vilches no tenía ese prurito en su


relación con el personal femenino.

Vi_ ¡Pero ni siquiera un taco¡ Yo maldije unos cuantos minutos


después de colgar el teléfono.

Esther suspiraba.

E_ Ganas no me faltan, pero... creo que me lo esperaba.

Vi_ Sí, hicieron un buen montaje.


E_ Creo que ahora nos queda esperar a que nos citen y decir lo
nuestro.

Vi_ Esther... no siempre la verdad alcanza.

E_ Lo sé, pero ¿qué más podemos hacer? (levantaba los hombros)

Vi_ ¿Sabes algo de las investigaciones que estaba haciendo


Gimeno? A mí hace rato que no me llama.

E_ Poco y nada, Maca habla más con él.

Vi_ ¿Y tú no hablas con la destripadora?

E_ Jeje. No de eso precisamente. Jeje.

Vi_ Vale. (la sonrisa y la cara de la enfermera lo decían todo)


Bueno, vuelve a tus niños y a pasear, yo seguiré currando a
destajo por aquí. Quedamos en contacto. (cogiendo unos
historiales)

E_ Vale. Hasta luego. (se ponía de pie e iba hasta la puerta del
despacho)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Maca la llamó aprovechando el móvil de la jueza, luego se volvió a


comunicar con Esther desde el Anatómico Forense. Esther le
trasmitía una tranquilidad que ella misma no había conseguido, a
pesar de los argumentos de Claudia.

La otra encargada de “calmar a la fiera” era Cruz, avisada de las


noticias por Claudia. Nueva ronda de “cafecito con la Clooney” en
el despacho de la jefa y de a poco, en un trabajo de pinzas, las
“amigas” iban logrando el cometido. Con un pequeño “agregado”
discutido por teléfono.

Cl_ ¿Cómo la ves?

Cr_ Mejor, pero ya sabes, culo inquieto empieza a sacudir la pierna


y…

Cl_ ¡Pufff!

Cr_ Si no hace algo que sienta que es útil, le va a dar cuerda a la


bronca.

Cl_ ¿Qué tarea le podemos dar?

Cr_ Si estuviera en mi casa, la pongo a cocinar.

Cl_ ¡Jajajajaja!

Cr_ Pero como no estamos... jmmmm.... ¡mmmm!

Cl_ ¿Se te ocurre algo?

Y ahí entró en escena “el único”.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

En el quirófano Maca estaba terminando las últimas


“comprobaciones” al cadáver que habían recogido en la mañana.

Gui_ ¡Cuántas puñaladas! ¡Mira cómo le quedó el rostro!

He_ Veinticinco, las minas son de cuidado.

Gui_ ¿Se las hizo la mujer?

He_ La amante, se la llevaron en gayola, estaba en la cocina


fumando tranquila, como si nada.

Gui_ ¡Noooo!

He_ Lo que te digo, ¡cuidado con las minas!

Gui_ Raro lo de la amante, generalmente son las esposas que se


enteran que los maridos tienen una amante y entonces...

He_ Parece que el tipo la iba a dejar, algo así escuché a los CSI. Y
tenían dos pibes.

Gui_ ¡Dos hijos con la amante!

He_ Y cinco con la mujer. Un semental el macho.

Gui_ O un tarado.

He_ Y sí. ¡La de guita que tenía que juntar para tantos hijos y
mujeres! ¡Hay que ser boludo che!

Gui_ ¿A qué se dedicaba? Tiene las manos callosas.

He_ Jmmm, raro, porque era contador o algo así, tenía un puesto
bueno en el BBVA.

Gui_ ¡¡¿En el banco?!! ¡¡¿Y esas manos?!!

He_ ¡Yo qué sé! Se dedicaría a la jardinería...

Guille lo miraba extrañado pero Maca lo sacaba de su cotilleo.

M_ Héctor, ven y fotografía todo como siempre. Tú Guille... (se


quitaba el visor y los guantes) ve preparando las suturas, vamos a
tener que hacer un trabajo artesanal para dejar el rostro
presentable, tiene muchos hijos pequeños y no querría que vieran
este estropicio.

He_ ¡Marche cirugía plástica a un fiambre! (chistoso mientras se


acercaba con la cámara lista a cumplir su tarea)

M_ Tú lo has dicho. (sonreía ante la ocurrencia del porteño)

Unos golpecitos en el vidrio de la puerta vaivén hacían que Maca y


Guille se giraran a mirar.

M_ Ah, Gimeno.

Gui_ Ese no entra ni que le paguen, jeje.

M_ Si ve esto, se nos desmaya. Guille, voy a hablar con él, ¿vas...?

Gui_ Voy preparando las suturas y te espero para empezar.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Después del almuerzo y una breve siesta de los niños, los llevaron
al parque. A pesar de estar nublado y amenazar lluvia, ameritaba
que disfrutaran un poco del aire libre y de los juegos. De más está
decir que doña Encarna era una campanilla feliz. Tenía a su nieto
y su “nueva nieta” en casa, Maca se mudaba para allí el fin de
semana, ¿qué más podía pedirle a la vida?

Esther la dejó columpiando a Aháva mientras Aziz trepaba por el


“castillo encantado”. Ella se dedicó a pasear a Greta [II] por los
lugares “para canes”. La correa era casi innecesaria porque Greta
[II] respondía inmediatamente a las órdenes si la llamaba, pero
para tranquilidad de los padres con críos y los paseantes en
general, era más seguro que la llevara así.

Cada tanto echaba un vistazo a su madre y los niños, no quería


cargarla con tanta responsabilidad, especialmente por Aziz que
estaba a su bola, en el juego. Mientras, Greta [II] husmeaba el
césped, olía los árboles y paraba la patita cada tanto para echarse
un meo.

Meditaba una y otra vez del “momento” que estaba viviendo. Ella
misma se sorprendía por su serenidad frente al marrón “judicial”.
Era para preocupar al más bravo. Pero se lo estaba tomando con
tranquilidad. Y mucho en eso tenía que ver ese impensado “baño
de alegría” que le brindaba su relación con Maca.

E_ Quizás debiera preocuparme más, pero es que... ¡estoy tan


bien ahora! ¡No quiero arruinar esto con algo que...!

Una voz la sacaba de su ensimismamiento.

Voz_ ¿Esther? ¿Esther García?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

La “jefa” les había traído dos cafés de “la Clooney”, lo que sirvió
para corroborar la tesis mental de Maca, “ésta lo llamó”. Y eso le
daba ternura, mucha ternura. Estaba con “hormigas en el culo” -
Cruz dixit- por lo de Esther, pero notar lo mucho que sus dos
amigas se preocupaban por el tema y por ella, producía un efecto
bálsamo a sus ímpetus.

Gi_ Así está la cosa. (un sorbo de café después de una larga
explicación sobre el tema “asesinato de los padres de Aháva”)

M_ Vale Gimeno, esto está claro. Además, Claudia me anticipó que


a lo sumo en un mes todo pasa a su esfera, o sea, el tipo termina
en chirona por el resto de su vida.

Gi_ Bien. (otro sorbo de café)

M_ Pero en lo de Esther no avanzamos mucho. Todo es un puzzle


de datos y datos que no terminamos de armar.

Gi_ No te creas. Empecé a encajar algunas piezas con otras.

M_ ¿Cuáles?

Gi_ Uno, medicamentos. Ya tengo un esquema de la trama ilegal.

M_ ¿Y eso en qué beneficia al caso de eutanasia?

Gi_ Mira los nombres. (le daba una hoja con un diagrama
jerárquico)

M_ Jmmm. (lo miraba) No me dicen nada, no tengo idea de


quiénes son.

Gi_ Vale. Te explico. ¿Esta de acá? (señalaba un nombre y Maca


asentía con la cabeza). Es la querida del gerente del hospital.

M_ ¡¡¿Y?!!

Gi_ Paciencia mujer. Adivina de quién es pariente.

La cara de Maca era un poema de “¿me estás vacilando?”

Gi_ Relee el segundo apellido Maca.

M_ Gimeno, no estoy de humor para adivinanzas y … (volvía a


releer los apellidos de la mujer y se le “encendía la lamparita”)
¡Mierda! ¡De la Endesa!

80.-

E_ Quizás debiera preocuparme más, pero es que... ¡estoy tan


bien ahora! ¡No quiero arruinar esto con algo que...!
Una voz la sacaba de su ensimismamiento.

Voz_ ¿Esther? ¿Esther García?

Esther se giraba hacia la voz que le resultaba familiar.

E_ ¡¡Laura!!

La_ ¡Esther, qué sorpresa! ¡Te hacía en Ceuta!

E_ Melilla, Laura, Mellila. (sonreía e iba hacia la pediatra con quien


había compartido tantas tertulias y confidencias en el Central) ¡No
me digas que...! (señalando al bebé en el carrito)

La_ Sí, mi niño, Joaquín. (madre babosa)

Se abrazaban con cariño y se daban dos besos.

La_ Esther, ¡qué guapa estás!

E_ Tú siempre con un piropo en la boca. ¡Tu niño es precioso! (se


agachaba a hacer carantoñas al niño) ¡Y qué simpático!

La_ Salió a su otra madre, no a mí, jeje.

E_ ¿Su otra madre es la que yo llegué a conocer o …?

La_ Sí, María.

E_ ¡La catalana te pescó! (divertida)

La_ Jmmm... ya ves, tarde o temprano todas terminamos cayendo.


¿Y tú? ¿Qué ha sido de tu vida? ¿Sigues con …? (su rostro no
mostraba mucho placer recordando al marido de Esther)

E_ No, no... uhhh, tengo mucho para contarte. Venga, vamos hacia
los juegos, te voy a presentar a mi familia. ¿Te acuerdas de mi
madre?

La_ ¿Encarna? ¡Como para olvidarla! ¡Ojalá mi suegra fuera


parecida en algo a tu madre!

E_ Te diré que hay alguien que opina como tú de mi madre.


(señalaba hacia dónde estaba su madre)

La_ Jmmm.

E_ Y se llama Maca.

La_ ¡¡Nooooooo!! ¡¡Yo lo sabía, yo te lo dije!! (con aire de triunfo)


¡Con una mujer estarías mejor!

E_ Jajajajaja.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Del Anatómico Forense Maca se fue directo a su casa a empacar


algunas cosas para mudar el día siguiente. Antes llamó a su chica
desde el curro.

E_ ¡Fue una sorpresa gratísima, después de tantos años!

M_ Ahhh. (no parecía encantarle mucho el reencuentro con la


pediatra de la que Cruz había hecho algún comentario al pasar
según recordaba)

E_ Quedamos en encontrarnos, una cena, mi madre ya está


pensando qué preparar, quería mucho a Laura.

M_ Ahhh. (tampoco le gustaba el entusiasmo de su suegra con


“ésa”)
E_ Cuando la conozcas verás qué mujer encantadora.

M_ Sí, supongo.

Esther alcanzó a percibir el tono seco de Maca.

E_ Maca, ¿pasa algo?

M_ No, no, nada. Te escuchaba.

E_ Vale. (no le creía pero decidió que mejor pasar de tema, ya


habría tiempo de seguirle contando sobre Laura y su pareja y su
niño) Bueno, entonces te vas a empacar cosas.

M_ Una hora o dos, no más. ¿Te parece bien?

E_ ¡Perfecto! Te vamos a estar esperando impacientes, mi amor.


¡Te extrañamos!

Esas frases sirvieron para cambiarle el modo “celos-pero-si-yo-


nunca-celé-a-nadie” de la forense.

M_ ¡Yo también os extraño!

Y ronda de arrumacos telefónicos a ambos lados de la línea.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Después de la cena y con los niños ya dormidos, se dedicaron a


charlar qué muebles y enseres mudaría Maca a la casa y cómo
distribuirían las habitaciones. Aziz había dejado en claro que
quería que Aháva durmiera en la habitación con él.

M_ Jmmm.

E_ ¿No pensarás en ceder a sus reclamos?


M_ Esther... son pequeños, por ahora pueden compartir la
habitación, más adelante...

E_ Pero van a estar apretujados. Aziz, Aháva, Greta y los juguetes,


la mesita y las sillas, el ropero y …

En_ Pues pongamos los juguetes y la mesita y todas esas cosas en


la otra habitación.

M_ ¡Eso! ¡Un patio de juegos en la casa!

Esther miraba a una y otra muy seria. ¿Valía la pena seguir


discutiendo? Maca tenía razón en que no habría problemas
porque eran pequeños, pero lo que Esther presentía es que de
ahora en más sería así. Dos contra una, en todo congeniaban y
acordaban esas dos.

E_ ¡Ayssss! (meneaba la cabeza y ponía los ojos en blanco)

En_ Y tú Maca vas a necesitar un lugar donde escribir tus novelas.


¿Qué te parece si usas la habitación del fondo, al lado del baño
pequeño? Sacamos todos los trastos y tiramos lo que no sirve, que
yo guardo y guardo cosas inútiles.

M_ Eso sería genial, un lugar para las dos Encarna, que Esther
también escribe su blog y yo creo que en algún momento van a
publicar sus cuentos.

En_ Ahh, sí, verdad.

Esther miraba a su madre anonadada. ¿Maca sí necesitaba un


lugar aparte y ella no?

M_ ¡Esther! Podemos traer la mesa grande de mi sala y la


compartimos. Podemos poner el sofá, es mullido e ideal para …
(los ojos se le iluminaban y la miraba con picardía) digo, para
sentarnos a leer cómodas, jmm.

Esther entendía el objetivo que Maca pensaba para ese sofá y le


devolvía una sonrisa en el mismo tono.

En_ Mientras no se pasen todo el tiempo …. jmmm.... (se


levantaba para ir a buscar la cafetera a la cocina)... leyendo
cómodas.... jmmm.

M_ Jeje. ¡Mi suegra es una crack! ¡Pesca todo al vuelo!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Ya a solas, en la habitación, charlaron el tema del hospital y lo que


Gimeno había logrado averiguar.

E_ No entiendo qué tiene que ver.

M_ ¡Que hay una trama corrupta que incluye a la Endesa! ¡Eso!

E_ ¿Pero para qué nos sirve en nuestro caso?

M_ Ahora, puntualmente, para nada. Pero es la punta de un ovillo.


¡Mira esto! (le señalaba otra hoja)

E_ El currículum de la Endesa, sí.

M_ ¿No notas algo raro?

E_ Jmmm, varios años en blanco.

M_ ¡Eso! ¿Dónde estuvo en esos años? Es raro Esther, los médicos


pasamos de la facultad de medicina a la especialidad y luego al
MIR y de ahí a alguna práctica rentada en un hospital o una
clínica.
E_ Se habrá dedicado a su consulta privada.

M_ ¿Y por qué no figura?

Esther fruncía los labios y levantaba los hombros.

M_ Gimeno opina como yo, hay algo turbio, se iba a meter en


hacienda para ver sus retenciones al IRPF.

E_ ¿Eso es legal?

M_ Jeje, ¿tú qué crees?

E_ ¡Ayssss! (meneaba la cabeza)

M_ Cariño, tú no te preocupes, no sabes nada de lo que hacen por


su cuenta Gimeno el sabueso o Maca la destripadora.

Enlazaba su hombro con el brazo derecho y la atraía hacia ella.

M_ Ahora, basta de todo esto. Me parece que hoy tenemos cosas


más importantes que hablar. (miraba los labios sonrientes de
Esther) Mmmm...

E_ ¿Hablar?

No la dejaba responder, la tomaba de la nuca con su mano y le


zampaba un beso de aquéllos.

Sí, la charla sobre la mudanza, los niños, la casa, el jardín, el perro


y todo lo demás quedaría para otro momento. Esa noche tenían
que ponerse “al día” en cuestiones más urgentes, después de
varios días de “sequía” sexual.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
La mudanza fue un caos... aunque muy alegre.

A primera hora, Maca y Esther -”¡qué ojerosas!, hay que dormir


más” Encarna dixit- se fueron para el piso de la primera, Encarna
se quedó a cargo de “la prole”.

Una hora más tarde, mientras estaban en plena faena -besito más,
besito menos- se apareció Gimeno... ¡con Cruz! Habían pasado a
dejar a María en la casa de Esther y la enfermera se imaginaba a
su madre más que feliz por tener “guardería propia”.

A las dos horas, llegaron la jueza y el “narigón” - como Maca


chistosa había bautizado a Aimé-.

Todos metían cosas en cajas, a su bola y pronto se quedaron sin


cajas, sin cinta de embalar y de raje a comprar, “¡es sábado, está
todo cerrado!” -Maca, preocupada, “algo abierto debe haber” -
Gimeno, siempre pensando en positivo.

Para las tres de la tarde tenían todo listo y sucios y cansados, se


sentaron a comer pizza con cerveza, entre carcajadas y anécdotas.
Maca estaba radiante, por el paso que iba a dar, por la presencia
de sus amigas con sus novios y sobre todo, por su chica. Esther
también sentía lo mismo y le encantaba ese nuevo grupo del cual
formaba parte, además de quedar tontamente alelada cada vez
que cruzaba sus ojos con la forense y ésta se mordía el labio
inferior.

A las cuatro y media llegaron los de la mudadora, “¡qué


puntuales!” - exclamaba Esther, “son amigos” - le respondía
Gimeno, “éste tiene amigos hasta en la Cochinchina” - sonreía
Cruz.

Media hora después el piso quedaba vacío, o mejor dicho, semi


vacío. Maca miraba las paredes peladas y la sala desierta desde el
rellano de la puerta, con un dejo de nostalgia.

E_ ¿Lo vas a extrañar? (llegaba desde atrás y la abrazaba por la


espalda)

M_ No. (segura) Pero siempre que dejas atrás una etapa de tu vida
te quedas un poco vacía. (cogiendo las manos de su chica en su
tripa) Aquí pasé buenos momentos y de los otros.

E_ Jmmm, supongo que los buenos voy a preferir que no me los


cuentes.

M_ No son los que supones, ¡para nada! (se giraba para mirarla)
Tienen que ver con esas dos amigas locas que tengo... (sonreía) y
con mi blog... y con mi cocina. Aquí empecé a descubrir que me
gustaba mucho cocinar.

E_ Voy a saludar a tu cocina entonces, le voy a dar las gracias, ¡me


encanta tu comida!

M_ ¿Me acompañas entonces en una breve ceremonia de


despedida? (beso en los labios)

E_ ¡Vamos, que abajo nos están esperando!

Caminaron abrazadas para ese rito pagano y casi tonto. Cuando


llegaron …

E_ ¿Qué se dice en estos casos? (mirando hacia un lado y otro a


los gabinetes con puertas abiertas, los restos de cartones y cinta
de embalar sobre la mesada, las sillas apiladas sobre la mesa)

M_ ¡¡Jodeeeeeeeer!!

E_ ¿Eh?
M_ ¡¡No embalaron mis cacerolas de cobre!! (soltando a
Esther y yendo hasta el gabinete donde estaban los utensilios)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esa noche cayeron desmayadas en la cama. No sólo por el


cansancio de la mudanza y acomodar muebles, ropa y enseres en
la casa de Esther. Aziz y Aháva pusieron lo suyo también. Estaban
excitadísimos, especialmente el niño que desbordaba una
felicidad hiperquinética y … frenética. No se durmió hasta pasada
la una de la mañana y Aháva no le fue a la zaga, recién a las doce
plantó bandera cerrando los ojitos.

Encarna casi se arrastraba en sus chanclas cuando se fue a


despedir de “sus chicas”, eso de abuela de jardín maternal muy
lindo, pero su cuerpo ya no estaba para esos trotes.

Esperaban una plácida mañana de domingo durmiendo hasta las


diez, ¡por lo menos! Pero no, no iba a ser. A las seis y media se les
aparecieron Aziz y Greta [II] en la habitación con un “¡Háva tene
áme!” acompañado de un “¡Guau!” estereofónico. ¿Adelanto de
las futuras delicias mameras?

Fiel a su estilo, Maca se puso en pie como impelida por un resorte,


metió a Aziz en la cama con su madre, fue a buscar a su niña, la
acarició y la besó y se la llevó a Esther a la cama, mientras ella le
preparaba un biberón y el desayuno para todos. Con la compañía
de Greta [II] se dedicó a su tarea y en quince minutos estaba de
vuelta con una gran bandeja con todos los manjares … para
encontrarse a los tres plácidamente dormidos y abrazados.

M_ Bueno Greta, me parece que vamos a dejar esto a un costado y


e imitarlos, ¿qué te parece?

Grande fue su emoción cuando Esther y Aziz gritaron


“¡Sorpresa!” y Aháva abría sus ojitos y balbuceaba algo también
moviendo los bracitos.

M_ ¡Coño! ¡¡¿Cómo habéis logrado eso de mi niñaaaa?!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Después de un domingo de “estreno” familiero, ésos tontos y


simples que te colman el cuore, llegó el lunes y vuelta al curro
ellas, Aziz al cole y el inicio de la nueva rutina semanal.

Rutina tempranera, desayuno mediante, alrededor de la mesa de


la cocina. Encarna que le daba una papilla a Aháva, Aziz que
tomaba su colacao, Esther que tenía la mano tiesa de untar y
untar y untar las miles de tostadas que su “mujercita” había
preparado y Maca que se iba a hablar por teléfono a la sala.

E_ ¡Esta mujer no tiene límites con las tostadas! (ya le dolía la


muñeca de tanto vaivén “mantequillero”)

En_ No te quejes, ha preparado un desayuno fenomenal. A ver


Aháva, aaaabre la boquitaaaaa. (¡qué raro doña Encarna alabando
a su nuera!)

E_ Sí mamá, sí. (poniendo los ojos en blanco y meneando la


cabeza mientras estiraba la mano para seguir la ronda “untadora”
con la mermelada)

Az_ ¡Ota máaaaaz! (devorador de tostadas profesional)

Maca entraba en la cocina en ese momento y su rostro se veía


compungido.

E_ ¿Hablaste con Nabân? ¿Pasa algo? (dejando a un costado el


cuchillo y la tostada)

M_ No... no... hablé con … Abdul.


81.-

Una mañana rutinaria en el Anatómico Forense. Alguna pericia


médica a un “ser vivo” - Guille dixit, terminar informes sobre
necropsias realizadas, cafecito “Clooney” con la jefa.

Cr_ No sé por qué te pones tan mal, ya has soportado bastante


discriminación en tus días. (recostada sobre el respaldo de su
poltrona, taza en mano)

M_ No me lo esperaba de Nabân y Naziya ¡son gente tan buena!


(sorbo de su “Clooney”, sentada en la silla con las piernas
flexionadas y levantadas sobre el asiento)

Cr_ No dejan de ser buenos por ser homófobos, Maca. ¿O qué te


creías? ¿Que por pertenecer a un pueblo sojuzgado y perseguido
no tendrían también prejuicios?

M_ Sí, debe ser eso, me esperaba que entendieran lo que es ser


discriminado y … ¡Ufff! (triste) Me había encariñado con ellos,
quería que siguieran estando con Aháva, eran una forma de que
mi niña absorbiera su cultura y la trataban con mucho cariño.

Cr_ Cariño no le va a faltar, especialmente con Encarna y Aziz a su


lado, por eso no te preocupes. En cuanto a lo otro, estás en el
centro ése atendiendo clases, aprendiendo su idioma,
participando. Eso le permitirá tener lazos con su comunidad. Así
que... ¡arriba ese ánimo! Venga, cuenta cómo ha sido tu primer
domingo de nueva vida. (intentando cambiar el chip taciturno de
la forense)

M_ ¡Uhhh! ¡Genial! ¡¡A que no sabes lo que hizo mi niña!!


(entusiasmada)

Cr_ Si no me lo cuentas... (sonriente y satisfecha de haber logrado


su propósito)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Una mañana rutinaria en el Central. Algún tráfico con heridos


graves, la lucha diaria para conseguir la provisión de
medicamentos en la farmacia, la Endesa bufando por los turnos
que le había puesto Vilches, la escasez de personal médico-
enfermería-auxiliares, cafecito con Teresa en la cafetería a media
mañana.

E_ Estaba muy mal, muy desilusionada. (sorbo de su taza)

Te_ Impresentables hay en todos lados, no es privativo de Rouco y


sus acólitos. (hincaba el diente en un bollito)

E_ Sí, en todos lados. (suspiro)

Te_ Se le va a pasar Esther, me parece que tu novia es de superar


los reveses rápido. ¿Cómo vais a hacer ahora con la ayuda a
Encarna? Porque si me permites, es mucho trabajo dos niños tan
pequeños a su edad.

E_ Lo sé. Ella dice que puede con todo, con la casa, con Aziz y
Greta, ahora con Aháva. Pero se le nota el cansancio, no sabes
cómo estaba el sábado después de lidiar con los tres críos.

Te_ Jmmm. (terminaba de manducar) Yo conozco a alguien...


¡crunch!

E_ A ver... (sonriente, estaba segura que Teresa tendría una


solución en mente apenas mencionara el problema)

Te_ Glpppp. (se limpiaba los labios con la servilleta mientras el


bolo alimenticio seguía camino rumbo a su estómago) Jmmm...
¿te acuerdas de Mariana, la chica ecuatoriana que …?
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Maca revisaba los morados en los brazos de la jovencita. La chica


no paraba de despotricar contra su madre, que había presentado
la denuncia contra su novio por violencia de género.

Ch_ ¡Lo tiene entre ojo y ojo! ¡Eso es lo que pasa! ¡No le gusta! ¡Y
ahora se inventa esto!

M_ ¿Y estos morados de qué son? (impasible)

Ch_ Yo tengo un problema de circulación, apenas me agarran del


brazo, se me hacen morados.

M_ Ahhh, claro. Héctor, fotografía sus brazos por favor.

Ch_ ¡Y vosotros le hacéis caso! ¡Pufff!

Héctor iba a sacar las fotos que Maca le pedía, haciendo apuestas
consigo mismo de cuánto tardaría la forense en darle una lección
a la “boluda” ésa.

M_ Vale. Héctor, por favor, ¿me dejas la cámara y te retiras?

He_ Sip jefa.

La chica la miraba a Maca y luego al fotógrafo sin entender nada.


Cuando Héctor se retiraba.

M_ Ahora quítate la ropa, vamos a ver en cuántos lugares más


tienes morados por tu problema circulatorio.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

La mujer tenía un Parkinson avanzado. Su hija había llamado al


Samur porque se había atragantado al comer y no podía respirar.
Un vecino le había estado haciendo reanimación cardiopulmonar
hasta que llegó la ambulancia. Esther le tomaba la presión arterial
mientras esperaba la llegada de un médico de guardia, hoy estaba
urgencias colapsada con pacientes hasta en los pasillos.

E_ La presión está bien. (quitándose el fonendo) Ahora va a venir


un médico doña María y le va a hacer una revisión completa. (le
sonreía a la mujer que la miraba temerosa) ¿Le molesta un poco la
garganta? (la mujer asentía con la cabeza) Vale, le voy a dar unos
sorbitos de agua y los va a tomar muy despacio.

La hija a un costado de cortinas se mordía los labios intranquila.


En eso, aparecía la Endesa.

Va_ ¿Qué tenemos? (con sus usuales malos modos hacia Esther)

La enfermera cogía aire, entrecerraba los ojos y le pasaba el


historial, comenzando a relatarle la situación.

Va_ Vale. Analítica completa y cuando esté lista, me avisas.

Se iba sin revisar a la paciente y ni siquiera dirigirle la palabra.


Esther, acostumbrada al particular estilo de la médica, se disponía
ahora a sacar sangre a la mujer, mientras le hablaba con ternura.

Hij_ Enfermera, ¿ésa es la doctora? ¡No la revisó siquiera!

E_ No se preocupe, está todo bien. Ahora le voy a sacar sangre


para una analítica y luego con esos datos la doctora se va a
encargar.

Hij_ ¡Pero se ahogaba!

E_ Tranquila. (le pasaba la mano por el brazo a la hija de la mujer


mientras en su cabeza una luz de alerta de encendía)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cr_ ¡¡Estás loca!! ¡¡Se cayó redonda al piso!! ¡¡Casi tenemos que
llamar al Samur!!

M_ Pero aprendió en qué terminan las mujeres golpeadas por sus


parejas, ¡esto no se lo olvida más! Y se va a dejar de esas
estupideces de que me quiere y lo hizo porque tenía celos, pero él
es cariñoso y bla bla bla. (impávida, mientras se servía un vaso de
café de la cafetera de su jefa)

Cr_ ¡¡Tenías que mostrarle el cadáver más horroroso!! ¡¡Es una


chavala de dieciséis años!!

M_ Sip. Jmmm. ¡Qué riquito! (bebía un sorbo) Mañana traigo más


cápsulas, te quedan pocas.

Cr_ ¡Maca! Si la madre presenta una queja, vamos a tener


problemas. (meneaba la cabeza) ¡Tú vas a tener problemas!
Dávila ya está hasta la coronilla de tus locuras.

M_ Cariño... (desde la puerta, sonriente con su vaso de café) La


madre me dio un beso de agradecimiento cuando se iba. (le
guiñaba un ojo) Tutto bene.

Cruz, boquiabierta, no sabía si darle ella también un beso o


mandarla a freír churros a la China.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Te_ ¡¡Eso hizo!!

E_ ¡¡Sí!! Y la madre le ha enviado un ramo de rosas con una nota


muy cariñosa.

Te_ ¡¡Noooo!!
E_ ¡Ahhh, esta mujer! (con chiribitas enamoradas en los ojos)
¡Tiene cada idea! (volvía a archivar analíticas en las historias
clínicas)

Te_ Esther, un poco terrorista en sus métodos. (meneaba la


cabeza mientras retomaba su trabajo con los partes diarios)

E_ Pero efectiva, jeje.

Gi_ Buenas tardes hermosas rosas.

Te_ ¡Inspector! ¡Qué gusto usted por aquí! Buenas tardes.


(sonriente)

E_ Hola Gimeno.

Te_ ¿Qué lo trae a urgencias? ¡¡No me diga que hay un criminal


internado aquí!! (asustada)

E_ No, Tere, vino a … a hablar conmigo.

Te_ ¿Eh? (radar “danger” titilando)

Gi_ Sactamente, bella señora Teresa.

Te_ ¡Aysss, qué galante! (derretida)

E_ Estooo... (sonreía) ven por aquí que te muestro lo que... ya


sabes. (le señalaba que fueran hacia los boxes)

Teresa los miraba irse caminando y hablando y en un típico gesto


suyo de “aquí hay gato encerrado” se quitaba las gafas y
comenzaba a mordisquear una de las patillas.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Conversación telefónica de “estas dos” más tarde.

M_ ¿Y Vilches qué dijo?

E_ Que el novio de Cruz está chiflado, que la destripadora está


chiflada... o sea tú... y que yo estoy más chiflada por haceros caso.

M_ Entonces no lo dejó...

E_ Sí, lo dejó porque considera que en el concierto de chiflados él


tiene que ser el director.

M_ Jeje.

E_ Maca... ¿tú crees que resultará?

M_ Le aposté una Clooney a mi jefa a que sí.

E_ ¿Una Clooney? ¿Qué es eso?

M_ Cariño... cuando me la gane, ya vas a saber... ¡y a saborear!


Jmmmm.

E_ Ese jmmm de placer tuyo me asusta, aunque no creo que Cruz


ande en esas cosas.

M_ A ver... ¿en qué cosas crees que no anda Cruz? Porque te diré
que mi niña es una pícara de aquellas.

E_ Ahhh... ¿sí?

M_ ¿Quieres que te cuente cuando fuimos al sex shop de La


Chueca?

E_ ¡¡Fuísteis a un sex shop!!


M_ ¡¡Y qué sex shop!! ¡¡Ahhhh!! Y adivina de quién fue la idea.

E_ ¡¡¿Cruz?!!

M_ No, mi otra niña, la jueza de instrucción, jajajaja.


C82.-

Cuando Esther llegó a la casa le extrañó el silencio reinante. Nadie


en el salón, nadie en la cocina. Sin sacarse el abrigo y con el bolso
colgando fue hasta la habitación de los niños, vacía. Lo mismo el
cuarto de juegos aunque se notaba que Aziz había estado jugando
en su mesa y un biberón vacío sobre ésta daba cuenta de la
presencia de su madre y Aháva allí.

E_ ¡Qué raro! Al parque imposible, es muy tarde, salvo que Maca


se los haya llevado a …

La interrumpió la risa estentórea de su madre y la voz de Maca, a


renglón seguido la voz de Aziz diciendo algo que no alcanzaba a
entender.

E_ ¿En el trastero?

El ex trastero, ahora “estudio de las chicas” - Encarna dixit- estaba


al fondo del largo pasillo, después del baño pequeño. Ahí los
encontró a los cuatro, Maca sentada en la mesa con su portátil,
Aziz a su lado con su netbook y su madre detrás de su novia, muy
divertida balanceando a Aháva en sus brazos, todos mirando algo
en la pantalla que ésta les señalaba.

E_ Y pensar que iba a ser nuestro lugar, para nosotras solas y ...
(suspiraba)

M_ ¡Cariño! ¡Has llegado! No te escuchamos.

¡Como para que la escucharan si estaban súper divertidos y


ensimismados en lo que veían en esa pantalla!

Az_ ¡Mamá! ¡Uso mano un culo! (excitadísimo)

E_ ¡¡¿Eh?!!
En_ ¡Aysss! Jajajajajaja. ¡Qué peligro es esto! Jajajajajajaja.

Aháva succionaba su chupete con más fuerza y ante los espasmos


de risa de Encarna comenzaba a agitar sus bracitos entusiasmada.

M_ Pues que hemos descubierto que a uno de los auxiliares le


gusta tocarle el culo a una de tus chicas y a la chica parece que no
le molesta. (sentada todavía frente al portátil y señalando la
pantalla, con una sonrisa pícara)

En_ ¡¡Jajajajajajajaja!!

E_ ¡¡¿Pero qué estáis viendo?!! (iba hasta donde estaban,


esquivando los muchos bártulos que todavía andaban por ahí y
que habían dicho que sacarían el fin de semana siguiente)

Maca se había puesto de pie y se encontraba con ella en la punta


de la mesa.

M_ ¡Venga! Dame tu abrigo y tu bolso y siéntate a ver esto, jeje.

Le dejaba un beso en los labios y al pasar a su costado le


susurraba un “no sabes cuánto te extrañé hoy” que le subía la
temperatura corporal a nuestra enfermera.

Esther se sentaba y estaba atónita. En la imagen, Liliana, una de


“sus” enfermeras toqueteándose con un auxiliar, Jorge. Más atrás
se veía la cama de la paciente con Parkinson, la señora parecía
dormir totalmente ajena a la escena a su alrededor.

En_ ¡Si supieran que los estamos viendo! Jeje. (seguía


balanceando a la niña que estiraba sus brazos hacia Esther) Ahhh,
Aháva quiere que le des un beso.
Az_ ¡¡Yo tamén!!

E_ ¡Verdad! ¡No os he saludado!

Reparaba su olvido por el “impacto” de la novedad “televisada”,


primero besos y caricias a Aziz y luego estiraba los brazos para
que Aháva fuera con ella. Cuando Maca regresaba con una taza de
café y unas madalenas para su novia, Esther estaba a los
arrumacos con la niña y Encarna con los ojos fijos en la pantalla, lo
mismo que Aziz.

Az_ ¡¡Mamá!! ¡¡Pega!! (señalando ansioso la pantalla)

En_ No, mi niño, no la está golpeando, le está... ejem... haciendo


cariñitos.

Esther miraba ahora la pantalla y ahí los dos personajes trenzados


en un cuerpo a cuerpo que casi tiraba al suelo la mesita de noche
al costado de la enferma.

E_ ¡¡Aysss!! Maca, mejor quitemos esto.

En_ ¡Ahhh no! ¡Yo quiero ver hasta dónde llegan estos calentones!

Az_ ¡Yo tamén!

M_ Jajajajajaja.

E_ ¡¡Mamáaaaaa!!

En_ Esther, ¡esto es un reality mejor que Gran Hermano!


(divertidísima)

M_ Ehhh... Aziz, ¿quieres helado de fresa con chispitas de


chocolate? (viendo el desmadre de la situación y la cara de Esther
seria con un “tú soluciona esto”)
Az_ ¡¡¡¡Siiiiiiii!!!!

M_ ¡Venga! Vamos a la cocina y te sirvo doble ración. (estiraba la


mano hacia el niño y éste iba corriendo, seguido por Greta II con
un trote cansino)

En_ Ve tú también Esther, yo me quedo aquí. (meneaba una mano


echando a Esther de la silla)

E_ Mamá, no está bien fisgonear. (poniéndose de pie con Aháva en


brazos)

En_ ¡Psss, psss! No fisgoneo, vigilo a la enferma, como dijo Maca.


¡Ale, ale! (la echaba y se sentaba cómoda en la silla, adueñándose
también de las madalenas y el café que su nuera había traído para
su hija)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

En la cocina, Aziz ya estaba devorando su helado triple ración –


con su “más, más” le había hecho llenar el tazón a una más que
“madre-consentidora” Maca-

E_ ¡Maca! ¡Se suponía que eso era un secreto, que sólo lo verían
Vilches o Gimeno!

M_ Cariño, estaba probando si funcionaba el enlace que me envió


Gimeno y entraron y … (con cara de “no rompí un plato”)

E_ ¡¡¿Y por qué te envió el enlace a ti?!! (¡uy! , Esther cabreada,


¡¡danger, danger!!)

M_ Porque... se lo pedí. (¡aysss!, ¡quién se resiste a esa carita de


“perdóname, me he portado muy mal” y esos ojazos lastimeros!)
E_ Ya. Vale. (¡se ve que Esther no se puede resistir, jijiji!) ¡Ufff! No
está bien que mi madre lo vea, se le puede escapar frente a
Teresa y … ¡aysss, si ese enlace llega a manos de Teresa!
(imaginaba el festín cotilla de su amiga-recepcionista-Radio
Macuto y empezaba a sudar)

M_ No te preocupes, Encarna me ha prometido que nadie sabrá de


esto. (se acercaba a Esther) No te enfades. (estiraba los brazos
para abrazarla y Esther le pasaba a la niña, “¡¡danger, danger!!
¡¡sigue el cabreo!!”)

E_ Voy a sacarla de ahí, no está bien que se meta en la intimidad


de otras personas.

M_ Esther, esos dos están al lado de la cama de una enferma, a la


vista de todos, como que no les importa mucho la intimidad.
(intentaba justificarse)

E_ Porque creen que nadie los ve, esas cosas suelen pasar en las
guardias a la noche que hay poca gente alrededor. (se iba a paso
firme al estudio-ex trastero)

M_ ¿Eh? (el pensamiento que se le cruzó mentalmente no le gustó


nada, ¿acaso Esther las hizo ahí también?)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Encarna rezongó largo rato porque la “cortaron en lo mejor”,


luego se le fue pasando, llegaba la hora del baño de los niños,
cambiarlos, preparar la cena y demás etcéteras y no había tiempo
para nada.

Con toda la familia en la cama, se fueron hasta el estudio-ex


trastero a ver la trasmisión en vivo de “Gran H...ospital”.

M_ ¿Sigues enfadada conmigo?


E_ ¿Contigo? Es imposible, tontita. (le daba un beso en los labios y
se iba a sentar a mirar la trasmisión)

M_ Ahhh. (esperaba algo más que un beso “tan liviano”)

E_ ¿Mi madre no preguntó por qué vigilabas a una enferma de la


guardia de mi hospital? (ahora sólo se veía a la enferma
durmiendo plácidamente)

M_ Le dije que era una prueba de un sistema de monitoreo de


enfermos que pensaban implementar y que tú supervisabas a ver
si servía para algo.

E_ ¿Y se lo creyó? (con los ojos fijos en la pantalla)

M_ ¡¡Claro!!

E_ Claro, ¿para qué lo pregunto? Si tú lo dices, mi madre lo cree,


ahora si fuera yo... (¿con mala leche?)

Maca se daba cuenta del tono y percibía que algo seguía


molestando mucho a Esther.

M_ Esther, ¿qué pasa? Está bien, me equivoqué permitiéndoles


ver, tendría que haber cerrado la tapa de mi portátil cuando
entraron.

E_ ¿Eh? (desviaba la vista hacia Maca, parada frente a la mesa)


No, no estoy enfadada contigo... aunque ¡sí, deberías haber
cerrado el portátil!

M_ Cariño, tu madre no va a decirle a nadie sobre este trabajo de


espías.

E_ Espero que no. Es... otra cosa que me está molestando y … lo


siento, me la he tomado contigo y tú estás haciendo lo imposible
por ayudarme. (estiraba la mano para que Maca se le acercara)

M_ ¿Qué es lo que te preocupa? (aceptaba el convite y daba vuelta


la mesa para ir a su lado)

E_ Aquí, sobre mis piernas. (corría la silla hacia atrás y le señalaba


su regazo)

M_ ¡Uy, te voy a aplastar! (sonriente, haciendo lo que le pedía)

E_ ¡Me encanta que me aplastes! (la rodeaba con sus brazos y


metía la cabeza entre su cuello y su hombro) ¡Mmmmm!

M_ Cariño... ¿qué te preocupa? (comenzando a besar el cabello de


su chica, a pasarle una mano por la espalda y la otra hundiendo
sus dedos en la cabellera de Esther)

E_ Que esto nos puede servir para ver quién le inyecta algo a esta
mujer, si lo hacen... pero... no para evitarlo. (angustiada)

M_ Esther, más que esto no podemos hacer para descubrir a este


asesino.

E_ Lo sé, lo sé... pero … ¡está mal Maca, está mal! Estamos para
ayudar a estos enfermos, ¡no para matarlos porque tienen una
enfermedad incurable! (Maca notaba la humedad de las mejillas
de Esther en contacto con su cuello)

M_ ¡Cariño! (levantaba el rostro de la enfermera y la miraba


embelesada) ¡Me encanta que seas así!

E_ ¿Así de tonta?

M_ Así de sensible, de humana, de... (atrapaba sus labios con


delicadeza) ¡Te quiero!
[Nota de la autora: aquí viene la sección archiconocida de -te beso-, -te aplasto-, -
te toco-, -te esto- y -te lo otro-, que usualmente termina con estas dos retozando
en la cama en cueros, como Dios las trajo al mundo, y que no vamos a repetir por
ser “capítulo repetido por enésima vez”]

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Martes, incendio en una chabola en la zona del poblado de


Chirimoya, un cuerpo calcinado y ahí estaba la jueza de
instrucción con Maca y el fotógrafo Héctor, los bomberos ya
habían terminado su labor y había que levantar el cuerpo del
infortunado hombre.

Claudia ya estaba acostumbrada a “casi todo” en su experiencia


como jueza de instrucción, aún así, evitaba mirar el cadáver
irreconocible y carbonizado.

M_ ¡Jmmmm! ¡Héctor, ven, fotografía esto! (señalando algo en el


cuerpo)

Cl_ ¿Qué? (mirando de soslayo)

M_ El cráneo hundido, me parece que le dieron un buen golpe y


por eso no pudo escapar del incendio.

Cl_ ¿Piensas en un...?

M_ Asesinato, my dear señoría, asesinato. (se ponía de pie) ¿Te


dijeron los bomberos si creían que el fuego fue premeditado?

Cl_ No, tienen que hacer las pericias.

M_ Pues diles que busquen bien, a éste lo pusieron a cocinar.

Cl_ ¡¡Macaaaaa!! (sentía un asco imperioso, que la hacía salir de


ahí e irse lejos a vomitar)
M_ ¡¡Mmmm!! (observándola)

He_ Che, ¡qué raro! Claudia siempre tiene estómago pa todo.


(notando también la escena)

M_ Ya vengo, si aparecen los CSI...

He_ Ya sé, ya sé, les echo flit. [1]

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Martes, en el Hospital Central. Vilches le había pedido a Teresa


que Esther pasara por su despacho.

E_ ¿Es urgente? (asomándose al despacho) Estamos de cuadro y


tengo una cirugía urgente con Aimé.

Vi_ No... eh, un comentario breve. Le di el alta a la señora ésta del


Parkinson, no pasó nada.

E_ Por suerte...

Vi_ Sí. Estooo...

Esther lo miraba con cara de “estoy liada, no sé si te has dado


cuenta”.

Vi_ Fue muy buena la idea, al principio tenía mis dudas. ¿Crees
que se podrá implementar otra vez si aparece algún enfermo con
este perfil?

E_ ¿Perfil? (no entendía a qué se refería)

Vi_ Me lo dijo Gimeno, el perfil de los enfermos que son el objetivo


del malparido que está haciendo esto. Dice que tú lo has definido
mejor que nadie y que has sido muy sagaz.

E_ Vale, entiendo. Pues... podríamos dejar todo instalado y


mandar a esos enfermos a esa cortina.

Vi_ Vale. Muy buena idea.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Conversación telefónica de las “namoradas como dos piojos” a


media mañana.

E_ ¿Y tú que crees?

M_ Aimecito.

E_ Maca, supongo que se cuidarían.

M_ Gomita pinchada, jijijijiji.

E_ ¡A ti te divierto todo! Venga, dile que se pase y la hago atender


enseguida por Leyre.

M_ ¡Que no se entere Aimé!

E_ No te preocupes, Leyre es de confianza y Aimé hoy tiene una


cirugía atrás de otra, va a estar en el quirófano.

M_ Vale. Oye... dile que le haga un test de embarazo, me juego la


Clooney que le voy a ganar a Cruz que estoy en lo cierto.

E_ Ejem, me empieza a preocupar tu fijación con Clooney Maca.

M_ El tío es guapo, no lo voy a negar. Ahora... le sobran tres


colgantes y le faltan otros dos atributos como para que a mí me
interese por algo más que por el café riquito.
E_ Jajajajajajajjaaaaa.

[1] Echar flit= argentinismo, espantar.


C 83.-

E_ ¡No lo puedo creer! (la miraba atónita desde la puerta de la


cocina)

M_ ¡Shhh! Que si te escucha tu madre va a venir a ver.

Estaba con una cafetera vieja de Encarna sobre la llama, salía un


grueso chorro de vapor del pico y Maca sostenía el sobre que
Esther había traído del laboratorio para que su chica se lo llevara
al día siguiente al juzgado. Intentaba despegar la solapa sin dañar
el papel.

E_ ¡Si sabía que ibas a hacer esto no me ofrecía a hacer de


mandadera!

Se acercaba a la cocina con la intención de impedir esa invasión a


la privacidad de Claudia. ¡Tarde piaste Esthercita!

M_ ¡Ya está! ¡Ah, perfex! A ver qué dice.

E_ ¡Maca, por favor, esto no está bien! (la cogía del brazo)

M_ Cariño, me voy a hacer la sorprendida, no te preocupes, nadie


se va a enterar, tu integridad profesional está a salvo. (mientras
sacaba los papeles de la analítica)

E_ ¡Yo lo sé! (tiraba de su brazo)

M_ ¡Claro! Pero tú eres parte de mí, así que está bien.

Esther más anonadada, si cabía. ¿Se la comía a besos por ese


“eres parte de mí”? No, tenía que regañarla, eso estaba mal, el
resultado era privado de Claudia y era la jueza quien debía decidir
a quién decírselo o no. Esa fracción de segundos de sorpresa
fueron suficientes para que Maca encontrara rápidamente lo que
buscaban sus ojos.

M_ ¡¡Me gané otra Clooney!! ¡¡Voy a ser tía!!

Era tal la alegría en su rostro, esos ojazos abiertos y chispeantes,


esos labios carnosos arrugados en un puchero emocionado, que
Esther se quedó mirándola sin decir palabra.

M_ Vale... te has enfadado conmigo.

E_ Tendría que estarlo, pero... ven aquí, ¡felicidades tita Maca!


(extendía sus brazos) ¡Enhorabuena!

M_ Jeje. ¡Mmmm! (se fundía en el abrazo con su chica y cerraba


los ojos)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esa noche Esther tuvo que inventarse una historia para explicarle
a su madre por qué su “nuera” estaba tan exultante.

E_ Eh... se ganó una Clooney.

En_ ¡¡¿Y eso qué es?

E_ Una cafetera mamá. ¿No has visto la propaganda de George


Clooney con la cafetera Nespresso?

En_ ¡¡Nooo!! ¡Ayss, ese hombre es tan, tan guapo! (suspirando)

Esther sonreía. Encarna fue luego a felicitar a Maca por su premio,


no podía ser de otra manera y la forense se la mostró en su
portátil con el anuncio en YouTube.

Esa noche, después de baños, papillas, cena, tele y cuentos,


cuando pudieron decir “¡al fin solas!”, Maca le preguntó
enseguida cuándo recibiría su premio.

E_ ¡¡¿Entonces te tengo que traer una Clooney?!!

M_ ¡Claro! Una apuesta es una apuesta, así que... ¡a pagar!

E_ Maca, creí que era simbólico.

M_ Pues no, ¡quiero mi Clooney! (muy seria de brazos cruzados


apoyada en las almohadas)

E_ ¡No lo puedo creer! (atónita)

M_ ¿Qué? Si yo perdía, ¿no hubiera tenido que comprar una?


(trataba de aguantarse la risa y mantener la pose seria)

E_ ¡Nooo!

M_ Pues yo te la hubiera traído, si uno hace una promesa, la


cumple.

E_ ¡Hostia Maca! (la miraba y se creía la cara de “hablo muy en


serio” de su mujer) Pues... bueno, si es así, si tú quieres cobrar tu
apuesta, pues... (bajaba la vista algo perturbada, no se esperaba
esta reacción de la forense)

M_ Ahora... (acaramelando la voz) hay otras formas de … jmmm...


pagar esa apuesta.

Se acercaba a su oído y succionaba suavemente el lóbulo de la


oreja de Esther, que empezaba a entender ahora todo el paripé.

M_ ¿Quieres... (le susurraba húmedamente en el oído) que te diga


cómo?

E_ Jmmm, creo que ya sé los medios de pago a los que te refieres.


-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esther entraba más temprano a su guardia en el Central así que


Maca se encargó de llevar a Aziz al cole y a su suegra con la niña a
hacer unas compras. Por supuesto no la iba a dejar en banda con
las bolsas y la cría, así que terminaron comprando juntas,
sentándose en un café a tomar unos churritos con chocolate -
antojo de doña Encarna- y terminó llegando tardísimo al Juzgado
de Instrucción.

Cl_ ¡Qué horas! ¿No habías quedado en venir a primera hora?

M_ Cariño... no podía dejar a Encarna con las bolsas de la compra


y … (dos besos) ¡Has tenido náuseas! (observando las ojeras de su
amiga)

Cl_ Maca, no desvíes el tema. Tengo esos informes que tienes que
firmar y no tengo toda la mañana. (bufando mientras meneaba
aireada una mano)

M_ ¡No has tomado tu café mañanero! (se iba a sentar en su


poltrona habitual, con su postura “relax” usual) Y veo que
tampoco has preparado café. (mirando hacia donde estaba la
cafetera)

Cl_ ¡Cómo para tomar café! Tengo el hígado en la boca. ¡Puaj!


(mueca de asco)

M_ Jmmmm. (achinaba los ojos y la miraba fijo) Jmmm.

Cl_ No empieces con tus teorías locas. ¿Me has traído la analítica?

M_ ¡Ah, sí! Esther me dio el sobre. (metía mano en su bolso y lo


sacaba) ¿Quieres que lo mire?
Cl_ ¿Acaso no lo has hecho?

M_ ¡¡¿Yoooo?!!!

Cl_ Venga, dámelo.

M_ Yo soy médica, entiendo lo que dice. (se lo alcanzaba)

Cl_ Y yo soy jueza, pero algunas cosas de los informes de


laboratorio entiendo, además te pone al lado de cada cosa los
valores normales de referencia. (mientras rasgaba el sobre)

M_ Si tú lo dices. (haciéndose la desentendida)

Cl_ Jmmm... (miraba lo que decía el papel) Vale. (metía los


papeles en el sobre) Bueno, a lo nuestro. Estos informes que has
presentado... (cogía una carpeta al costado en su escritorio)

M_ ¡¡¿Y?!!

Cl_ ¿Y qué?

M_ ¡¡¿ Qué dice ?!!

Cl_ Todo dentro del rango normal. Tienes que firmar … (sacaba
dos hojas de la carpeta)

M_ ¡Coño Claudia! ¡¡¿Qué dice el test de embarazo?!!

Cl_ Jmmm. (fruncía los labios sin mostrar el menor signo de


emoción en su rostro)

M_ ¡Joder! ¡¡Estás preñada y no se te mueve un pelo!! (asombrada


y algo enfadada)

Cl_ ¡¡Lo sabía!! ¡¡Lo sabía!! (la señalaba con el dedo)


¡¡Abriste el sobre con el vapor!!

M_ ¡¡Voy a ser tíaaaa!! (levantándose de sopetón de la poltrona a


la par que sacaba de su bolso una cajita envuelta primorosamente
y con un gran moño)

Cl_ Ayysss, Maca, me tiembla todo.

Maca se agachaba y la abrazaba con alma y vida, dejándole besos


en su rostro y lloriqueando.

Cl_ Recién empezamos a conocernos, esto …

M_ ¡Oye! El narigón te quiere. (se despegaba un poco y la miraba


a los ojos)

Cl_ ¡Y yo a él! Pero eso no quiere decir que... (caían unas lágrimas
por su mejilla)

M_ Claudia, no creo... pero, en todo caso, tú... tú puedes seguir


sola.

Claudia la miraba tristona.

M_ ¿Vas a seguir no? (dudando)

Cl_ A esta altura de mi vida, no puedo despreciar este regalo de la


vida. Maca, tú sabes cómo me gustan los niños.

M_ ¡¡Bien!! ¡¡Bien!! (volvía a abrazarla)

Cl_ Vale. Snifff. Eso... ¿es para mí?

M_ Ahh, sí, me olvidaba, jeje. Toma, el primer regalo para mi


sobrina.
Cl_ ¿Sobrina? ¿Cómo sabes si no va a ser un Aimecito como dijiste
ayer? (sacaba un kleenex y se limpiaba la humedad de los ojos y
la nariz)

M_ Niña, tiene que ser una princesita tan guapa como su madre.
Anda, ábrelo.

La jueza abría el paquete con algún temblor en sus manos y se


quedaba atónita.

M_ ¿Qué?

Cl_ Un... ¿chupete?

M_ Y no cualquier chupete. Ergonómico, ¡aprobado por la sociedad


de odontología infantil! ¡Hasta viene con un manual de uso!
(orgullosa)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

E_ Jajaja. Aysss, Maca ¡¡¿a quién se le ocurre regalarle un


chupete?!! Jajajaja. […..] Vale, en eso tienes razón, útil es útil.
Jajajaja. […..] ¿Y ahora qué piensa hacer? […...] Y, es lógica su
preocupación. […..] Yo qué sé, Maca. […..] Claro, tú lo tienes muy
claro, tienes la bola de cristal y lo ves ahí. […..] Jajajajajajaja. […..]
Sí, no creo que se escaquee de la responsabilidad, si decide
tenerlo, ya te he contado cómo es. [….] Niña, claro, jeje. [….] Oye,
¿tú quieres tener un harem a tu disposición? [….] ¡Jajajajajaja!
[….] Vale, vale, te pego un toque y te digo a qué hora. […..] Aysss,
cariño, ahora ¡no! ¡Estoy trabajando! […..] Ah, ¿no la terminé de
pagar ayer? […..] Jajajajaja. […..] Un beso, te quiero.

Radar-Macuto no se había perdido palabra o gesto de la


conversación telefónica de Esther con su chica. Esther guardaba el
móvil en el bolsillo de su pijama y se disponía a seguir clasificando
analíticas para su distribución, con una sonrisa tonta en el rostro.
Te_ ¿La analítica dio positivo?

E_ Sí, Maca te.... ¡ayss! (caía en la cuenta que había abierto la


boca de más) ¡¡¿Cómo haces para saber todo?!!

Te_ Son aaaaaaaaños. Entonces, ¿mi Aimé va a ser padre?


(ilusionada y feliz)

E_ Tu Aimé.

Te_ Tú me entiendes, venga, cuenta. (apoyando el codo en el


mostrador)

E_ Teresa, por favor, que no se te vaya a escapar una palabra de


esto frente a Aimé, mira...

Te_ Estheeer, que no nací ayer. Mis labios están sellados. (hacía
un gesto con sus dedos sobre los labios)

E_ Vale. Pues sí, le dio positivo.

Te_ Eso ya lo deduje. ¿Cómo estaba ella? ¿Cómo sabe Maca que va
a ser una niña? ¿No es muy pronto? ¿No hay que hacer una
ecografía y recién a los cinco meses se sabe? ¿Cómo la va a
llamar? ¡¡¿Le regaló un chupete?!!

Esther enarcaba las cejas.

E_ ¿Terminaste con las preguntas o te quedó alguna por ahí?

Te_ Alguna más sí, pero …

Ai_ Teresa, por favor, ¿puedes guardar este informe en el historial


del paciente de la cortina 5? (las interrumpía)
Teresa se giraba a mirarlo y sin decir palabra se daba la vuelta al
mostrador y lo abrazaba emocionada. Aimé no entendía qué
pasaba.

Te_ ¡Soy tan feliz! ¡Soy tan feliz!

Esther ponía los ojos en blanco y suspiraba.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Maca había firmado los papeles pendientes y se había ido a buscar


un café a la máquina expendedora en hall, no quería prepararlo
en la cafetera de su amiga, el solo olor del mágico brebaje decía
que le provocaba arcadas.

M_ Algo tienes que comer. Venga, te traje un yogur con frutas,


intenta con eso.

Claudia estaba pensativa y no le contestaba.

M_ ¿Qué? ¿Sigues preocupada por lo que va a decir tu narigón


adorado? (ponía el pote de yogur y la cuchara frente a ella)

Cl_ No, no es eso.

M_ ¿Pasó algo?

Cl_ Me acaba de llamar mi contacto en el juzgado de instrucción


donde se sustancia la causa del homicidio de esa mujer en el
Hospital, Maca.
C 84.-

Citados a declarar pero no imputados. Eso le comentaba Maca.

E_ Entonces Claudia cree que está bien.

M_ ¡Más que bien! Es lógico que te citen a ti, a Vilches y a la


Endesa. A ti y a la enchufada, porque erais las que estabais a
cargo del paciente y al mala leche porque es el jefe de servicio.

E_ Vale. (sonreía con los apodos que usaba su chica)

M_ El letrado va a ir con vosotros, no te preocupes, estará a tu lado


en todo momento.

E_ Si no estoy imputada, ¿no es sospechoso que vaya con mi


abogado?

M_ Cariño, con toda la prensa y el revuelo que ha habido, es


totalmente entendible que tengáis un abogado presente aunque
no estéis imputados.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esa tarde Maca pasó por el hospital a buscar a Esther por un


motivo especial. Mariana, la chica ecuatoriana conocida de Teresa,
iba a ir a charlar con ellas sobre la ayuda a Encarna. Quedaron
encantadas con la muchacha y decidieron contratarla “si mi
suegra está de acuerdo”. Esther suspiraba resignada, su madre y
su novia era un tándem indivisible a esas alturas.

Maca se quedó en la cafetería a esperar la hora de salida de su


chica, así volvían juntas a casa. Munida con su portátil y un bloc
de notas transformó la mesa en su lugar de trabajo y aprovechó la
ocasión para observar a el movimiento de médicos y enfermeras
que se juntaban allí. Algo había aprendido de tantos años de
actividad forense-detectivesca. Mucho decían las caras y gestos de
la gente cuando estaban en esos ámbitos, más que sus palabras o
gestos en otras situaciones.

En un momento le llamó la atención una mesa. Estaban sentados


la Endesa y una enfermera, parecían enfadadas y gesticulaban
ostensiblemente. En un momento se sentó un médico que
conocía, Raúl, pero estuvo poco tiempo. Lo vio bufar y poner los
ojos en blanco, evidentemente hastiado de lo que esas mujeres le
decían. Al rato pasaba el Piruleta, saludaba cariñosamente a la
enfermera, decía algo y partía, luego las dos mujeres
cuchicheaban sonrientes.

M_ Esas dos son carne y uña. La enfermera le está contando


secretos de alcoba, se les nota. Jmmm.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cuando Teresa se pasó a ver cómo estaba y si necesitaba algo,


aprovechó para preguntarle el nombre la enfermera. Como era de
esperar, la recepcionista le daba un informe completo -tal como
figuraba en la base de datos de Radio Macuto- de la tal Raquel.
Tomaba algunas notas.

E_ ¡Ufff! ¡Qué tardecita! (se quejaba) ¿Has ido a verla? ¿Está bien?
(dejaba unos historiales sobre el mostrador)

Te_ ¡Muy entretenida! Para mí que está por escribir alguna novela
de médicos y enfermeras. (se acercaba para decírselo en secreto)
Me preguntó por la novia de Javier y tomaba notas.

E_ ¿Por Raquel? (extrañada)

Teresa asentía.

E_ Vale. Y tú le contaste vida y obra.


Te_ Algo. Jmmm. (bajaba la vista a unos papeles que tenía
enfrente)

E_ ¡Aysss! ¡¿Qué estará tramando esta mujer?!!

Teresa levantaba la vista sorprendida.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Mientras tanto, en la cafetería, Maca hacia ingentes esfuerzos por


leer los labios de esas dos a la distancia. Captaba palabras sueltas
e iba anotando. Un hombre de edad mediana, muy bien vestido
saludaba a esas dos y se sentaba a la mesa. Enseguida notó que
los dedos de la mano de la Endesa le hacían una caricia muy
sensual al hombre.

M_ ¡¡Ajáaaaaa!! ¡¡In fraganti!! (se apresuraba a escribir) ¿Quién


será el tío?

Ai_ Parece que estamos muy entretenidas. (sonreía y se sentaba


en la silla frente a ella)

M_ ¡Aimé! ¡Qué gusto encontrarte! ¡¡Hola!!

Ai_ Me dijo Claudia que estarías por aquí y le pregunté a Teresa.


¿Qué tal la nueva vida?

M_ ¡Ahhh! ¡Mejor imposible!

Ai_ Me alegro.

M_ ¿Y tú? ¿Alguna novedad? (no sabía si Claudia ya le había dado


la noticia)

Ai_ No, todo igual. Y muy bien también. (sonreía) Creo que tú
conoces a la responsable de eso.

M_ Jmmm, creo que la tengo vista. (le guiñaba un ojo) Oye, ese de
ahí. (señalaba con la cabeza hacia la mesa que venía vigilando)
¿Quién es?

Aimé miraba hacia donde la indicaba pero no distinguía a quién


se refería.

M_ El que está con Valeria y con Raquel.

Ai_ Ahhh. Es el gerente.

M_ ¿El que corta el bacalao?

Ai_ Exacto. (sonriendo ante la expresión)

M_ ¿Cómo se llama? (lista a escribir)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Mientras tanto, Esther seguía muy liada. Andaba en “patineta” de


un lado a otro. De sacar sangre a un paciente a lidiar con los
“gerenciadores” de farmacia que negaban algún medicamento a
las enfermeras. De ahí a reasignar enfermeras ante alguna cirugía
de urgencia o atender algún tráfico que ingresaba. Estaba con
Vilches que revisaba a un paciente que se quejaba de fuertes
dolores en el pecho.

Vi_ Se te nota cansada. (mientras auscultaba al hombre)

E_ Marianela está de baja con gripe. Estamos en cuadro. ¿Electro?

Vi_ Jmmm. Ajá. ¿Cuántas cajetillas al día se fuma? (al paciente)

Pac_ ¿Cajetillas? ¡No, qué va! A lo sumo un cigarrito después de


alguna comida.

Vi_ ¿Me toma por tonto? (se quitaba el fonendo y se ponía en su


pose predilecta de “jarrón chino”) ¿De dónde sale entonces la
locomotora a vapor que tiene en los pulmones?

Pac_ ¡Doctor! ¡Cómo lo voy a engañar! Lo que pasa es que en la


oficina fuman mucho.

Vi_ Claro, nadie respeta la prohibición de fumar, usted trabaja en


un lugar donde no se respetan las leyes.

Esther sonreía.

E_ ¿Placa de tórax?

Vi_ Sí. Y analítica completa más gases en sangre. Ponle una


mascarilla de oxígeno, a ver si respirando un poco de aire puro no
se nos muere por hoy.

El hombre se asustaba.

Pac_ ¿Tan mal estoy?

Vilches no le contestaba y se iba hacia otra cortina.

Pac_ ¡No me ha respondido!

E_ No se preocupe, es una medida preventiva. (trataba de


calmarlo) Recuéstese, por favor, le voy a sacar sangre.

–.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Aimé se había ido después de unos minutos de charla.

M_ Estas dos siguen de gran cotilleo con el gerente. ¿No trabajan


nunca?

Seguía observando y tratando de leer los labios. El gerente se


despedía afectuosamente y se iba.

M_ Jmmm. Ahora es la Endesa la que le cuenta sus secretitos.


Confirmado, folla con el tío. (anotaba algo y sacaba el móvil de su
chaqueta) Esto es muy interesante, sip. ¿Gimeno? […..] Tutto
bene, caro mio. Quiero que averigües algo. […..] Están ligados a la
Endesa. [….] Una enfermera y el gerente del hospital. […..] Anota
los nombres.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Volvían en el coche de Maca. Esther recostada en el asiento, con


los ojos cerrados.

E_ Ni un minuto en toda la tarde para llamar a casa.

M_ Hablé yo con Encarna y Aziz, no te preocupes.

E_ Vale. (suspiraba)

M_ Oye. La enfermera esta Raquel, ¿trabaja contigo?

E_ Me contó Teresa que le preguntaste por ella. Sí, está a


préstamo en urgencias. ¿Por qué?

M_ Porque se pasó más de una hora cotilleando con la Endesa en


la cafetería mientras tú y tus compañeras estabais tapadas de
trabajo.

E_ ¿Una hora? (abría los ojos y se incorporaba) Tenían una cirugía


juntas, creí que no habían terminado.

M_ Sip, una hora y diez minutos por reloj.


E_ Vale. (suspiraba) Eso de andar controlando si alguien se
escaquea o no me da por los cojones, no tengo alma de agente
penitenciario.

M_ Cuando hay vivillos que se cagan en sus compañeros no queda


otra.

E_ Sí. (pensativa) Ya veré cómo controlo que Raquel no se


escaquee tan seguido, Teresa me lo advirtió.

M_ El gerente estuvo con ellas, largo rato. La Endesa se lo folla.

E_ ¡¡¿Y tú cómo sabes eso?!!

M_ Deditos que se tocan, miradas, esas cosas.

E_ ¡Los has estado espiando!

M_ ¿Yo? ¡Para nada! Estaban en la cafetería, en un lugar público,


sólo los observaba.

Esther la miraba boquiabierta.

M_ El abogado de la Endesa se llama Pacheco, la va a acompañar


a la comparecencia en el juzgado. Se lo contrató el gerente.

E_ ¿Hablaban tan fuerte que los escuchaste?

M_ No. Estaban lejos.

E_ ¡¡Leíste sus labios!!

M_ No pude leer todo, ya sabes, que dan vuelta la cara, que miran
para otro lado.
Esther alucinaba con la nueva “virtud” de su chica.

M_ Ahhh y Piruleta la tiene chiquita.

E_ ¡¡¿Eh?!!

M_ Pero cumple, según la Raquél esa.

E_ ¡Macaaa!

M_ ¿Qué? (detenía el auto)

E_ ¿Por qué nos detenemos aquí? (no le contestaba, intrigada por


la detención en ese lugar)

M_ Porque tú estás molida, necesitas urgente unos masajes y un


buen jacuzzi. No te preocupes, le avisé a tu madre que
llegábamos un poco más tarde.

Esther no salía de su asombro.

M_ Cariño, te va a gustar. Son bañeras privadas, individuales,


vamos a estar solas. (le guiñaba un ojo) Y las masajistas son
excelentes.

E_ ¡Ya has estado aquí!

M_ Nop. Primera vez. (se quitaba el cinturón) Recomendación de


Cruz. ¿Vamos?

C 85.-

Esther estaba citada a declarar el martes, un día después que


Vilches. El turno de la doctora “Endesa” sería el miércoles. Más
allá de la aparente calma, los nervios la consumían internamente.
Y no pasó desapercibido para Maca.
Cl_ ¿Cómo lo sabes? (degustaban un cafecito la forense, un té de
hierbas Claudia, en el despacho de la jueza)

M_ Van dos noches. (bebía un sorbo)

Cl_ ¿Dos noches de insomnio?

M_ No, ¡sin sexo!

Cl_ ¡Maca! ¿Qué esperas? ¿Luna de miel eterna? Es normal que


alguna noche no tenga ganas.

M_ ¿Esther? ¡Nooo! Si siempre es ella la que me busca. ¡Psss!


(meneaba la mano aireada mientras se llevaba la taza a la boca)

Claudia la miraba asombrada.

M_ ¿Qué? ¿Tu chico no...? (dejaba la pregunta en el aire)

Claudia seguía muda.

M_ Jeje. Mi chica es una tigresa. (oronda de orgullo “sexópata”)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Teresa la venía observando hace rato. Normalmente, Esther le


sonreía a los pacientes cuando los atendía. Y esa sonrisa era
bienvenida por los enfermos, los calmaba, se creían más el “todo
va a ir bien, no se preocupe” con el cual los tranquilizaba. Pero
hoy andaba con cara seria aunque no se podría decir que no
atendiera como siempre. Vale que era un día cargadito de trabajo,
pero vale también que últimamente siempre era así, con la falta
de personal y las batallitas diarias por conseguir medicamentos e
insumos en algo más que “cuentagotas”.
Te_ ¿Un cafetito? (en una de sus tantas paradas en el mostrador
con analíticas, historiales o lo que fuera)

E_ No Tere, estoy muy liada. (sin levantar la cabeza de la bandeja


de analíticas)

Te_ No han entrado pacientes nuevos, hay un pequeño descanso,


no creo que estos papeles salgan caminando de aquí. (le tomaba
la mano y detenía lo que estaba haciendo) Estás histérica por
dentro, venga, vamos a la sala de terapia de Teresita.

Le arrancaba la primer sonrisa del día.

E_ Vale.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

M_ ¿No me vas a contar nada? (despachurrada en la poltrona)

Cl_ No, rige el secreto de sumario. (revisando unos papeles)

M_ Soy tu amiga. (no se daba por vencida)

Cl_ Más secreto de sumario. (sin levantar la vista)

M_ ¿Ni un adelanto? ¿Va bien, tengo pruebas, estos van a chirona


por la eternidad? (insistía)

Claudia levantaba la vista.

Cl_ Nada de nada, Maca.

M_ ¡Mala amiga! (con tono de niñita decepcionada)

Cl_ Exacto. ¿Tú no tienes que volver al Anatómico Forense? ¿No


tienes trabajo allí?
M_ Están los becarios, saben cómo me gusta que hagan las cosas
y lo cumplen, además está Guille que me los tiene con la rienda
corta.

Cl_ ¡Explotadora de becarios!

M_ No, nena. Les dejo hacer su experiencia, aprenden más que


con otros y toman decisiones desde el vamos. ¡Psss! (con
seguridad)

Cl_ ¿Te has puesto a pensar que sus peritajes podrían ser
anulados a pedido de partes? ¿Eh?

M_ Cariño, los crímenes y los casos judiciales me los reservo para


mí, les dejo las minucias pero ellos se creen que hacen algo
importante. Si hay algo groso, Héctor o Guille me avisan ipso
facto. ¿Viste? ¡Hablo como ustedes! ¡Ipso facto! (divertida)

Cl_ ¡Maca, con los años te vas volviendo más botarate que nunca!

M_ No me desvíes el tema. Estábamos en el caso de los asesinos


de los padres de Aháva. ¿Me puedes decir por lo menos si ya te
han girado todos los expedientes?

Cl_ Jmmm. No todos, me falta uno.

M_ ¿Cuál? ¿Se puede hacer algo para que ese juez se apure un
poquito?

Cl_ ¡Aysss! (se tomaba la cabeza entre las manos)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

En el consultorio de la “terapeuta” Teresa, alias la cafetería, tila


por medio.
Te_ Pero el abogado te ha dicho que sólo tienes que contestar con
la verdad.

E_ Igual Tere, me preocupa. Tengo miedo a no encontrar las


palabras, equivocarme, decir algo incorrecto. No sé, no sé.
(meneaba la cabeza agobiada)

Te_ Esther, tú no has hecho nada malo.

E_ Es mi palabra contra la de … ¡puf! Ni siquiera sé contra la de


quién. (enarcaba las cejas)

Te_ La Endesa, seguro.

E_ La de ella o la de ese periodista o la de quienes armaron esto.


Es todo tan retorcido. Y en el medio esa pobre señora que terminó
muerta. ¡Puf!

Te_ Estás bien asesorada, tienes respaldo, no te olvides eso.

E_ Sí, respaldo de vosotros, respaldo de Vilches, pero los


historiales han sido fraguados. ¿Qué más dicen los historiales que
les mandaron al juez? No lo sabemos, Fuentes no ha podido ver
nada.

Te_ Está denunciado, tu abogado se ha movido bien y además, no


te olvides que te secunda una jueza ¡y qué jueza! (ponía los ojos
en blanco y sonreía)

Esther sonreía. ¡Claro! Era la jueza futura madre del hijo de Aimé,
¡como para que Teresa no estuviera así!

E_ Vale.

Te_ ¿Qué te dice Maca?


E_ No quiero hablarlo con ella, no quiero que se preocupe, además
no sé con qué puede salir, tú sabes, es muy … activa.

Te_ ¿Activa?

E_ A ver cómo te explico. Inquieta, movediza, siempre está


elucubrando cosas, si le cuento cómo estoy es capaz de … , no sé,
entrar al juzgado sin que la vean y fotocopiar los expedientes.

Te_ ¡Noooo!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

M_ ¡Qué tierno! (ante el relato de cómo había recibido Aimé la


noticia del embarazo)

Cl_ Manuel es muy tierno.

M_ Te diré que no lo parece, siempre tan serio, tan mesurado.

Cl_ Que sea mesurado no quita que sea tierno. ¡A ti te vendría


bien un poco de mesura! (la señalaba acusadora con el dedo
índice)

M_ No es mi estilo. (negaba con la cabeza)

Cl_ ¡Qué lo digas! (resoplaba)

M_ ¿Y en qué habéis quedado? ¿Os vais a vivir juntos? (se


levantaba a servirse una nueva taza de café)

Cl_ ¿Otro café? ¡En eso también tendrías que ser mesurada! ¡No
es bueno!

M_ ¡Pamplinas! Soy médico, ¿recuerdas?


Cl_ ¡De cadáveres!, por si se te olvida.

M_ Entonces... ¿en tu casa o en la de él? (regresaba con su taza de


café a sentarse en su poltrona favorita)

Cl_ No hablamos nada de eso. Es más, estaba pensando tomarme


el próximo puente e irme con él a algún lado, charlarlo tranquilos,
lejos del juzgado y del hospital.

M_ ¡Buena idea! ¿Por qué no os vais a mi casa en Jerez?

Cl_ Jmmm, podría ser. (pensativa)

M_ Ahora que hablamos de Jerez, se me ocurre algo para que


Esther se relaje un poco y no piense en la declaración del martes.
(le guiñaba un ojo a la jueza)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

E_ Maca, no sé. El martes tengo que estar aquí para la


declaración. [….] ¿Y si pasa algo en el camino? [….] ¡Yo qué sé! Se
nos queda el coche, pinchamos un neumático, algo. [….] Vale,
vale. […..] Déjame pensarlo, ¿vale? […..] Sí, hoy mismo. [….] Jeje.
Yo muchos más. [….]

Vi_ ¿Terminó el pasteleo? ¿Me vas a dar bola? (apoyado en el


mostrador, con cara de impaciencia)

E_ Ahh, Vilches. (guardando el móvil) ¿Qué necesitas?

Vi_ Me avisaron del Samur. Traen un hombre de unos ochenta


años, cruzó la calle sin mirar y lo golpeó un coche.

E_ Ahhh. ¿Y? ¿Qué hay que preparar? ¿Quirófano?


Vi_ No, según lo que informaron por radio son unas brechas,
alguna costilla rota, algún morado. Pero por lo que dijo Raúl tiene
todo el aspecto de Alzheimer.

Esther lo miraba seria.

Vi_ ¿Lo ubicas en la cama de la CIA? (se iba sin esperar respuesta)

E_ Vale. (sonreía por el bautizo de la cama “espía”)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Ese día Maca comenzaba su curso de idioma saharaui, no


coincidía en los días con el de Esther así que ella era la encargada
de llevar a Aziz a sus clases-juegos.

Abdul_ ¡Maca! ¡Qué suerte que te encuentro! ¿Empiezas hoy?

M_ ¡Abdul! ¡Hola! Sí, pero mi curso no coincide con el de Esther ni


con el de Encarna, así que estamos Aziz y yo nada más.

Ab_ Apenas avances un poco, podrás incorporarte al de Encarna y


podréis venir todos juntos. ¿Cómo está Aháva?

M_ ¡Preciosa! En cualquier momento comienza a dar sus primeros


pasos.

Ab_ ¿Tan pronto?

M_ Bueno, ha comenzado a gatear y con Aziz a su lado, no va a


tardar. (babeando)

Ab_ Me alegro. (bajaba la vista, perturbado)

M_ ¿Pasa algo Abdul? (notando el gesto del hombre)


Ab_ Esta mañana me llamaron desde Rabat. (la miraba) Creen
que pueden ubicar a un hermano de Ayman.

El rostro de Maca se ensombrecía.

Ab_ El padre de Aháva. (aclaraba)

M_ Sí, sé quién era Ayman. (cogía aire) ¿Dónde vive este hombre?
¿En los campamentos?

Ab_ No, no. Está establecido en Marruecos, en Agadir, al sur.

M_ Vale. ¿Cuándo …? (se le cortaba la voz)

Ab_ Maca. (tomaba su brazo con delicadeza) No sabemos si va a


querer hacerse cargo de Aháva.

N_ No, no lo sabemos.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esa noche fue Esther la que notó enseguida el semblante triste de


Maca. Esperó a terminar con “la faena diaria” de niños y madre y
le preguntó cuando se fueron a acostar. Maca finalmente
desahogó toda la angustia que tenía y se quedó largo rato
lloriqueando entre sus brazos.

E_ Sabíamos que esto era una posibilidad. (aguantando las


lágrimas que pugnaban por inundar sus ojos)

M_ Sí, pero tenía la secreta esperanza de que no sucediera.

E_ Quizás acepte que se quede con nosotras.

M_ Quizás.
E_ Aháva está bien cuidada y aquí en España tiene posibilidades
que en Marruecos no sé si tendrá.

Maca no respondía nada.

E_ Además, no debería ser muy unido a su hermano si en todo


este tiempo no se ha preocupado por averiguar de él y su familia.
(trataba de esbozar alguna esperanza)

M_ No sabemos si no lo intentó buscar, Esther.

E_ Nos hubiéramos enterado.

M_ Puede ser.

E_ Bien. (trataba de tomar las riendas de la situación) No podemos


hacer otra cosa que esperar. Mientras tanto, tenemos que seguir
con nuestros planes. ¿Nos vamos a Jerez el viernes por la noche
entonces?

M_ ¿Quieres? Tenías muchas dudas hoy. (levantaba el rostro del


pecho de Esther y la miraba)

E_ ¡Claro! Ya tengo todo preparado. (le mentía)

Esa noche tampoco hubo “sexo”. Esther se dedicó a acariciar a su


chica y tratar de calmarla entre sus brazos hasta que el sueño las
venció a las dos.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esther tuvo una mañana frenética. Se olvidó por completo de su


cita en el juzgado el martes siguiente y se dedicó a orquestar la
contención de su chica. Llamó a Claudia y a Cruz y les comentó la
situación, ellas se encargarían de acompañar a Maca. Luego habló
con Gimeno y le preguntó si se podría averiguar algo sobre ese
hermano que había aparecido, el inspector quedó en “tocar”
algunos contactos con “lazos fraternos” con la autoridades
marroquíes. Finalmente se dedicó a lo que no había hecho,
organizar turnos y guardias para quedar libre ese sábado y poder
irse a Jerez.

Te_ Has cedido el oro y el moro. (la recriminaba Teresa) Esa Paula
es una vivilla, te ha sacado triple compensatorio.

E_ No quedaba otra Tere. (suspiraba) Maca necesita que la


pasemos juntos, lejos de aquí, cambiar de aire.

Te_ ¿Hoy seguía triste?

E_ No, bueno, delante de mi madre y los niños hace lo imposible


por estar alegre, como siempre. Pero yo sé que por dentro la
carcome la angustia.

Te_ ¿Y tú?

E_ Siento en el pecho algo... no sé, lo tengo como oprimido. Pero


tengo que estar bien, por ella, ahora es cuando más me necesita.

Teresa fruncía los labios y pasaba una mano por su espalda con
cariño.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Maca trató de tapar con trabajo la angustia que sentía. Hizo todas
las necropsias que llegaron a su mesa más algunas que le birló a
otros compañeros. Cruz intentó varias veces que fuera a su
despacho a conversar pero se negó. La jefa y amiga puso a sus dos
“espías”, Guille y Héctor a vigilarla.

Después del almuerzo la tensión le pasó factura. Terminó


vomitando en el baño.
Cr_ ¿Vas a seguir estresándote hasta lanzar las tripas por la boca?
(abrió la puerta del cubículo sin pedir permiso, avisada por los
chivatos)

M_ Cruz... (agachada en el váter, lívida) Me cayó mal el almuerzo.

Cr_ A ti nunca te cae mal nada, ¡a mi despacho ahora mismo! ¡Y


no digas una palabra más!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

E_ ¿Pero está bien ahora? […..] Vale. […..] Me quedo tranquila si


tu la llevas a casa. Gracias Cruz.

Guardaba el móvil en su bolsillo, consternada.

Vi_ ¿Cuándo pensabas avisarme que el sábado no vienes? (con los


brazos en la cintura, mosqueado)

E_ Lo siento, te iba a avisar y ….

Vi_ No busques excusas. El sábado te necesito aquí.

E_ ¡¡¿Eh?!!
C86.-

Maca se había entusiasmado con la ida a Jerez. Estaba muy


preocupada por la noticia que había recibido pero sabía que
Esther necesitaba que ella estuviera bien, que la contuviera. La
declaración el martes era un trámite, así les había dicho el
letrado, pero un trámite pesado para un mortal que no está
acostumbrado a los dimes y diretes de estar frente a un juez,
sospechada de algo que no hizo y víctima de manejos turbios. Ese
viaje a la casona de su abuela, una tarde en la playa, disfrutar
juntas de alguna cabalgata y estar con los críos les vendría bien,
las haría olvidar por un rato de lo que les esperaba a la vuelta a
Madrid.

Encarna desde ya estaba encantada y ni qué hablar de Aziz, que


quería ir a montar de nuevo un “ayo”. Pero su suegra notó
enseguida su mal semblante y la sometió a un tercer grado en
regla. La excusa fue una comida que seguramente estaba en mal
estado, por lo que la mujer decidió que de ahora en más se iba a
llevar una vianda que ella le prepararía. Y como buena
“escuchadora de noticias televisivas, radiales y lectora de revistas
rosa”, le prohibió totalmente el café. Maca decidió no discutírselo
y aunque necesitaba su dosis de cafeína urgente, hizo el esfuerzo
y se tomó cuanto té, infusión o tisana le preparó.

Cuando Esther llegó la encontró en la sala tomando una infusión.

E_ ¿Tú tomando esto? (señalaba risueña la taza) Mi madre te ha


puesto a dieta. (le daba un beso en los labios)

M_ La comida que me sentó mal y … (intentaba justificarse


mientras le devolvía el beso)

E_ Tienes buen semblante, ya pasó. (le acariciaba la mejilla)

M_ Jmmm. (asentía) He preparado los bolsos.

E_ ¡Bien! Mañana conduzco yo. (seguía acariciando su mejilla)


M_ Cariño, el viaje es largo. Yo puedo hacer el tramo...

E_ ¡¡Shhh!! (le ponía un dedo en sus labios) O le digo a Encarna.


(sonreía)

M_ ¡Uhhh! No, lo que tú digas mi amor.

Esther sentía de pronto que algo la tocaba en la pierna.

E_ ¡Pero mira esto! ¡Me ha venido a saludar mi niña hermosa! (se


agachaba para cogerla)

Maca sonreía.

E_ No me habías contado que ya gateaba como una saeta. ¡Hola


preciosa! ¡Muak! (llenándola de besos y arrumacos)

M_ Era una sorpresa. Cuando llegué hizo lo mismo, estaba con


Aziz en el suelo y se vino gateando hasta mí.

E_ Hablando de Aziz. (fruncía extrañada el ceño, ni él ni Greta


habían venido a saludarla como siempre)

M_ Ha ido con tu madre y Greta a ver una vecina, doña Pola o algo
así.

E_ Ah, sí. Pobre mujer, está muy sola y lo quiere mucho a Aziz.
Cuando va le prepara churritos y esas cosas y tú sabes, Aziz es...

M_ Como su madre, ¡divino! (tiraba de la cintura de Esther)

E_ Maca, que me voy a caer con la niña.

M_ Déjate llevar, ven aquí, os quiero a ambas conmigo.

Esther la obedecía sonriente y se sentaba en el regazo de Maca,


con Aháva en brazos.

M_ ¡Mmmm! ¡Me gusta teneros así! (las abarcaba con sus brazos y
comenzaba a besarlas)

E_ ¡Tía! ¡Tú sí sabes lo que nos gusta a las chicas! (la vacilaba
mientras respondía a sus besos)

M_ Esta noche... (le susurraba en el oído) cuando estos tres nos


dejen en paz, te muestro otras cositas que sé que le gustan a las
chicas. ¿Quieres?

E_ ¿Lo prometes? (en el mismo tono meloso que se lo decía Maca)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Maca ni se enteró de las gestiones que tuvo que hacer Esther para
poder hacer el viaje.

Vilches no quería que lo dejara solo con el hombre internado en la


“cama de la CIA”, especialmente porque el sábado estaba de
turno la Endesa. El jefe médico no se dejaba convencer, hasta que
al final Esther se sinceró y le comentó lo que sucedía con su
mujer.

Vi_ Ahhh.

E_ Vilches, no te dejaría solo con el marrón, pero en este momento


Maca me necesita.

Vi_ Jmmm. (achinaba sus ojos y la miraba fijo, mientras mantenía


sus manos en la cintura)

E_ Mira, si quieres controlaré lo que sucede en determinados


horarios para que tú no estés pendiente, me llevo la portátil y …

Vi_ Espera. ¿Tú crees que Teresa me podría echar un cable?

E_ ¿Teresa?

Vi_ Es de confianza y si es algo que te atañe a ti, no le va a perder


pisada.
E_ ¿Sabes a lo que nos exponemos dejando esa cámara espía en
manos de Teresa?

Vi_ ¡No creo que sea para tanto Esther!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esa noche la excitación pre-viaje pudo más que sus intenciones de


una velada descubriendo “las cositas que le gustan a las chicas”.
Aziz cerró sus ojitos a la una de la mañana y cuando al fin él se
durmió fue el turno de Aháva que al parecer tenía demasiados
gases y lloriqueaba molesta.

Ni Maca ni Esther eran partidarias de darle alguna medicación sin


saber a ciencia cierta qué le pasaba. Así que la pasearon, la
pusieron boca abajo, le hicieron masajes en la tripa, se la llevaron
a la cama con ellas. A las 4.30 un estruendoso pedo y el ruido de
una cagada flor calmaron a la niña.

E_ Lo que suponíamos. (la miraba dormitando en el medio de la


cama)

M_ ¿Qué le habrá caído mal?

E_ Maca, entre la excitación por el viaje y nuestros nervios, creo


que la niña ha asimilado todo. Voy a cambiarla. (hacía el ademán
para levantarse)

M_ No, no. Tú entras muy temprano, duerme aunque sea un par


de horas. Yo me encargo. (la detenía)

E_ Pero tienes que llevar a Aziz al cole y …

M_ ¡¡Shhh!! Tú ¡a dormir! (le daba un beso en los labios) Yo me


encargo. ¡O le digo a Encarna! (la vacilaba sonriente mientras le
guiñaba un ojo y cogía a Aháva)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
La cara de Esther lo decía todo. Mala noche.

Te_ Esther, menos jolgorio y más sueño. (le daba dos besos)

E_ ¡Ojalá fuera eso! Aháva estuvo dando la lata hasta las 4.30.
Gases. (cogía el parte y lo empezaba a firmar)

Te_ ¡¡¿Está bien?!!

E_ Sí, ahora dormía plácidamente. Maca no pegó ojo, se quedó a


su lado largo rato y luego se dedicó a prepararme un desayuno
especial. Me despertó con la sorpresa. (sonreía) ¡Y flores! No sé
dónde las consiguió. ¡Es tan dulce mi chica! (con ojillos de carnero
degollado)

Te_ Se nota que seguís de luna de miel. (verde de envidia) A mí


Manolo me saluda con un ¡grrrr! cuando me voy. ¡Pufff!

E_ Jajajaja. Oye, ¿qué es eso? (le devolvía el parte y notaba un


aparato sobre el mostrador)

Te_ ¡¡Ahhhh!! ¡¡Mira!! Me lo trajo el inspector Gimeno. (le


mostraba una tablet de última generación) Para que controle la
cama de la CIA en todo momento. ¡A que es muy guay!

E_ ¡Ostia! Se ve perfecto. (mirando la imagen de la cama con el


paciente)

Te_ Esto es como Gran Hermano Esther.

E_ ¡Que lo digas!

Te_ Me siento como uno de los personajes de esa serie nueva, la


de las cámaras que anticipan que algo va a pasar.

E_ Ni idea de qué serie hablas Teresa.

Te_ Persona interesante o algo así. La dan en el Calle 13, el de los


crímenes y suspenso. ¿Maca no la ve? Gimeno me dijo que la ve y
que no se pierde ninguna.

E_ Ahhh.

Te_ Mira, (se acodaba en el mostrador lista para su perorata) en


esa serie hay un millonario que hizo un programa que predice la
identidad de la gente que va a estar en un crimen violento en el
futuro. Está conectado a todas las cámaras que hay en la calle.
Cuando ve que va a haber un crimen, busca el número de la
seguridad social de esa persona y …

E_ Vale, Teresa. (levantando la mano para que no siguiera) Luego


me sigues contando, con el cafetito. Me voy a taquilla que me
espera un día fatal.

Te_ Vale. (miraba su tablet) No es tan loco ese programa, viendo


esto, no sé eh. ¿Y ése? (notando a un auxiliar acercarse a la cama)
Jmmm. ¿Qué hace ahí? (a renglón seguido se acercaba una
enfermera y se ponía a hablar con el hombre) Jmmm, no distingo
bien sus caras. ¡Ohhhh! (al notar la mano del hombre en el culo
de la enfermera) ¡Joder! ¡¡¿Quiénes son?!! ¡¡¿Quiénes son?!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Algún toque durante el día para ver cómo iban.

M_ Aquí tranquilo, dos o tres acuchillados, alguna mujer golpeada,


Cruz enloquecida porque le enviaron un memo diciendo que hay
que recortar gastos, bah , lo de siempre. ¿Y tú?

E_ Lo de siempre, algún tráfico, muchos griposos y dos o tres


infartados. Faltan medicamentos, estamos cortos de personal y
millones de papeles estúpidos para llenar.

M_ Me rajo en el sarkomerkel y la madre que lo parió.

E_ ¿Eh?
M_ Invento de Héctor para describir la situación actual. Este
porteño es ingenioso a la hora de decir tacos.

E_ Ya veo. ¿Cómo te sientes?

M_ Contando los minutos para que nos vayamos. ¿Y tú?

E_ Lo mismo.

M_ ¿Alguna novedad de la CIA?

E_ Jeje. No, todo tranquilo, pero Vilches no le quiere dar el alta


hasta que se completen unos estudios que mandó el neurólogo.

M_ ¿Y Teresa? Me dijo Gimeno que estaba enloquecida con la


tablet.

E_ Ah, sabes.

M_ Sip. Y también me enteré por qué Radio Macuto está a cargo


de la vigilancia. Tú y yo vamos a hablar largo y tendido, mi niña.

E_ Vale. (suspiraba)

M_ Después de nuestras cositas postergadas, ¡of course! ¿Qué


dices?

E_ Lo que usted decida, mi señora.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Al fin llegó el viernes a la tarde. Esther tenía cara de mucho


cansancio, Maca cara de “no duermo hace más de 24 horas” y
Encarna -con muy buen tino- decidió que no estaban en
condiciones de salir esa noche para Jerez. No hubo forma de
hacerle cambiar de opinión.

Cosa inusual, a las diez estaban todos en la cama, bañados,


cambiados, cenados y dormidos “soñando” con el viaje.
M_ Voy a tener que agradecerle a mi suegra. (recibiendo en sus
brazos a Esther) Sus ideas son muy buenas.

E_ No sé, ya podríamos estar llegando a Jerez. (acomodándose en


su pecho)

M_ ¿No te entusiasma un poquito que te explique las cositas que


les gustan a las chicas? (bajaba hasta su oreja y se lo susurraba en
su tono más “calenchu”)

E_ Jmmm, convénceme.

Esa noche no hubo gases de Aháva, ni excitación de Aziz, ni


divagaciones mentales sobre los marrones a encarar desde el
inicio de la semana. Se dedicaron a la sinfonía de sabores, olores,
caricias y gemidos “que le gustan a las chicas”. No era de extrañar
que a las 6 de la mañana, cuando Aziz tocó diana y las vino a
despertar estaban de un humor maravilloso. “Lo que os dije, nada
mejor que dormir ocho horas seguidas” decía Encarna con Aháva
en brazos mientras ellas iban acomodando los bártulos en el cofre
del coche con la inestimable ayuda de Aziz y la mirada vigilante
de Greta (II). “Encarna, cuando tienes razón, tienes razón”
respondía Maca con una sonrisa pícara y un guiño a su chica.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

El viaje se les hizo corto a pesar de las continuas paradas para


estirar los pies y para que los niños y Greta (II) corretearan un rato
más algún tentempié. En el asiento trasero, Encarna con los dos
niños y la perra que parecía totalmente adaptada a eso de los
viajes largos. Ellas dos se iban turnando para conducir, dirigir
cánticos y juegos.

Llegaron para la hora del almuerzo y se encontraron la casa de


punta en blanco. Comida en la nevera, lencería limpia y todo
ordenado y limpio.

En_ ¡Cómo me gusta esta casona! (Encarna dando una vuelta con
Aháva en brazos y aprobando el estado en que estaba todo)

M_ Pues sí, está muy bien. (algo emocionada, recordando las


épocas que había pasado allí con su abuela)

Az_ ¿Vamos a ayo?

Es_ Luego cariño, primero almorzamos, ¿vale? (pasando una mano


por la espalda de su chica, notando su emoción)

En ese momento sonaba el móvil de Esther.


C87.-

Esther estaba que trinaba ante el llamado de Teresa con las


“novedades incendiarias”. Maca intentaba contener su ataque de
risa y calmarla.

E_ ¡Sabía que esto iba a pasar!

M_ Cariño, ¿cuál es el problema? Un poco de cotilleo, nada más.

E_ ¡¡¿Nada más?!! ¡¡Ahora mi madre también!!

M_ Ven aquí, anda. (trataba de abrazarla pero la enfermera


rehuía) Piensa que es como en la pelu, nada más que en vivo y en
directo.

E_ ¡A ti te divierte mucho! ¿Pero sabes qué puede suceder si se le


escapa algo a Teresa?

M_ Conozco poco a Teresa, pero tengo la impresión de que es una


Radio Macuto muy inteligente, sabe qué cotillear, con quién y
cuándo.

Esther ya estaba cruzada de brazos en su pose tradicional “toi


mosqueá” pero este último argumento hacía mella en su cabreo.
Era tal cual Maca lo decía, Teresa no andaba a tontas y locas
lanzando rumores, ¡para nada! Cuando quería, sabía ser “una
tumba”.

Maca se daba cuenta que había logrado penetrar “la muralla”.

M_ ¿O no? (le guiñaba un ojo cómplice y abría sus brazos


invitándola)

E_ Vale. (sonreía) En eso tienes mucha razón. (aceptaba ahora sí


el abrazo)

M_ ¿Qué te parece si almorzamos algo y nos llevamos a Aziz a ver


su ayo? Podríamos dar una vuelta tú y yo, juntitas. (le murmuraba
mientras le acariciaba la espalda)

E_ Me gusta la idea. Jmmm.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Un fin de semana intenso.

Anduvieron a caballo “juntitas”, Aziz dio algunas vueltas “solo” -


con Maca cogiendo las riendas, desde ya-, caminaron por la
playita más cercana y los niños-Greta (II) corretearon-gatearon-
jugaron un rato -el clima no daba para más-, fueron a comer al
restaurante de la amiga de Maca y Encarna dividió su tiempo
entre el portátil-conferencia con Teresa para comentar el “affaire
amoroso” en cortinas-pasear-atender a los niños-vuelta al portátil.
¿Ellas dos a solas? Recién tarde a la noche del sábado pudieron
“jugar” a “esas cosas que le gustan a las chicas” [nota de la autora: es
un juego muy divertido que os recomiendo, deja muy “buen cuerpo”]

El domingo repitieron parte de “la función” y se tomaron una


buena siesta después del almuerzo, aprovechando que los críos
estaban “molidos” de tanto juego al aire libre, cabalgatas,
gateadas y destrezas varias. Y aprovechando también que doña
Encarna seguía cotilleando las escenas del YouTube hospitalario
con Teresa, ésta cómodamente instalada en su casa. Para evitar
una cuenta de móvil tipo “la deuda griega”, Maca le creó una
cuenta de correo en gmail a su suegrísima y como Teresa ya tenía
la propia -su cuenta “Anonymous” la llamaba-, se dedicaron a
iniciar “conversaciones mailísticas” que provocaban más de una
carcajada en la abuela-señora de su casa ante el descubrimiento
de un nuevo medio de comunicación “¡que guay!” - Encarna dixit.

Emprendieron el regreso anochecer del domingo. La estancia en


Jerez había servido a su fin. Todos estaban de excelente ánimo, los
críos habían disfrutado el poquito tiempo “a full” - los rosados de
sus mofletes y caritas felices lo corroboraban -, doña Encarna
estaba entusiasmadísima con los “inventos modernos que ayudan
a la comunicación” - “alias el cotilleo” Esther dixit - y ellas se
habían olvidado por más de 36 horas de todos los “marrones” que
las esperaban.

Llegaron casi de madrugada a Madrid. Habían llevado comida


para el viaje así que no hubo cena, todos directo “al sobre”. El
cansancio del viaje pesaba en sus cuerpos, así que esta vez no
hubo “juegos” pero sí arrumacos y caricias mientras se iban
quedando dormidas. Ni siquiera ahí charlaron los temas de la
semana. ¿Para qué? Ya iba a llegar el tiempo de enfrentarlos,
ahora era el momento de estar bien, disfrutando esa sensación de
pertenecerse y amarse una a la otra.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Lunes, guardia del Central.

Te_ ¡Qué colores traemos! (la recibía una sonriente recepcionista


“Anonymous”) ¡Cómo se te nota que has descansado!

E_ Descanso nada, pero la pasamos muy bien. (le respondía antes


de los dos besos tras el mostrador) ¿Alguna novedad?

Te_ Vilches pasó más temprano, vio los estudios del hombre de la
CIA y le dio el alta. (le entregaba el parte para firmar)

E_ ¿Ya? (extrañada)

Te_ Sí. Lo derivó a neurología, le dio las instrucciones a la hija,


está con el hombre en el box, Vilches consiguió que una de las
neurólogas lo atienda ahora mismo.

E_ ¡Vaya enchufe! (satisfecha)

Te_ Jmmm... creo que ese enchufe viene con mesa de noche
incorporada.

E_ ¿Eh? (levantaba la vista y la miraba, Teresa le hacía una señal


de “ligue” con los dos dedos y asentía con la cabeza) Ahhh. ¡Qué
bien!, ¿no?
Te_ ¡Era hora! Desde Cruz no ha tenido muchas oportunidades de
… tú sabes.

E_ Vale. (sonreía ante los gestos de Teresa)

Te_ Ya le avisé a Encarna que suspendemos las tareas de


inteligencia por ahora.

E_ Jeje. Tareas de inteligencia. (murmuraba sonriente mientras le


entregaba el parte firmado)

Ai_ ¡Buenos días! (con una sonrisa que le ocupaba todo el rostro)

Te_ ¡Hola! (derretida por el saludo de su médico favorito)

Ai_ Hola Esther, parece que hemos tomado sol este fin de semana.
(más expresivo que nunca)

E_ Sí. Hola. (le sonreía)

Ai_ Te sienta muy bien. Estooo... Teresa, te dejo mi nueva


dirección. Me acabo de mudar. (extendía la mano con una nota)

Esther abría los ojos asombrada y se le cruzaba por la mente la


cara que pondría Maca cuando lo supiera. Le había comentado
que estaba segura que esos dos se iban a ir vivir juntos, “a la casa
de Claudia, mi niña no se mueve de sus plantas y de su balcón
terraza por todo el oro del mundo”.

Te_ ¡¡Te has mudado!! (cogía el papel y lo miraba)

Ai_ ¡Sí! Está también el teléfono fijo de la casa.

Te_ Lo veo, jmmm. (pensativa)

Ai_ ¿Me pasas el parte para firmar?

Te_ Ahhh, sí.


E_ Bueno, hora de ir a taquilla.

Ai_ Espérame, vamos juntos, te quería comentar algo. Gracias


Teresa. (le devolvía el parte)

Teresa asentía, todavía estaba pensativa. ¿Se habría mudado con


la jueza? ¿Cómo no se había enterado de que esto iba a suceder?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

No tenía que pasar por el juzgado, pero apenas Cruz le comentó


las novedades, se “inventó” varios expedientes que tenía que
rubricar con su firma y salió cagando leches hacia el despacho de
Claudia. Previo pasar por una florería y comprar un enorme ramo
de azucenas que a su amiga le encantaban. Cruz se imaginaba
sus intenciones y aceptó sus excusas con un “ahh, la tarjeta la
firmas con tu nombre y el mío, luego te pago mi parte del ramo de
flores”.

Claudia estaba muy “blandita”. Lloriqueaba mientras la abrazaba,


agradeciendo el obsequio.

Cl_ Ayss, no sé qué me pasa. Lloro por nada.

M_ Las hormonas del embarazo, mi niña. ¡Estoy tan feliz!

Cl_ Espero no haber cometido un error, ha sido todo tan rápido.


(se secaba las lágrimas)

M_ Va a ir todo bien. Dime. Esta mañana. ¿Cómo te despertó?

Cl_ Me trajo el desayuno a la cama, salió a comprar unos


croissants que sabe que me gustan mucho y me los trajo en la
bandeja. Una infusión de hierbas que dice que es buena para las
náuseas y un vaso de leche, que no me gusta mucho pero dijo que
ahora tengo que tomar dos por día. (seguía emocionada)

M_ Listo. ¡Esa es la mejor señal! ¡Es un dulce! Ven aquí, tontita. (la
volvía a abrazar)
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

E_ ¡Jajajaja! [….] Sí, ya sé que lo anticipaste. […..] Vale, premio


esta noche, sí. (sonreía pensando en el “premio”) […..] Cruz te
conoce demasiado. […..] Ajá. […..] Ahhh. ¿Cuándo es esa
excursión? […..] Vale, mañana después del juzgado me paso por
el cole y le firmo los papeles de autorización. […..] No, todavía no
ha regresado. […..] Ni idea, no ha llamado ni él ni el abogado.
[…..] Estoy tranquila, no te preocupes. […..] Le dio el alta, la hija
se lo ha llevado, luego te comento mejor en casa. […..] No, hoy no
tiene guardia. […..] La otra sí. (miraba hacia los costados en un
acto reflejo a ver si se aparecía Raquel) […..] No, que yo sepa no
ha comentado nada. [….] Vale, apenas sepa algo te pego un
toque. […..] Yo también mi amor. […..] Muchos, muchos, muchos.
(cortaba la comunicación con una sonrisa de oreja a oreja)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Había terminado de revisar a una mujer que había estado


involucrada en un tráfico. Estaba elaborando el informe en su
despacho.

Cr_ ¿Tienes para mucho?

M_ Mmm, no, ya termino. (observando a Cruz sentarse en la silla


frente a su escritorio) ¿Necesitas algo?

Cr_ Sánchez se ha retirado con síntomas de gripe, tenía mucha


fiebre. Tengo un caso dudoso que querría que tomaras tú.

M_ ¿Ahora? En media hora tengo que retirar a Aziz del cole.

Cr_ Uhhh, lo olvidaba. (preocupada)

M_ Pero puedo hacer lo siguiente. (notando el gesto) Lo retiro, se


lo dejo a Encarna y me vuelvo.

Cr_ No, no, mejor lo dejamos para mañana. (hacia el ademán de


levantarse de la silla pero su rostro seguía denotando
preocupación)

M_ Cuando pones ese gesto es que hay gato encerrado. ¿Por qué
es dudoso el caso?

Cr_ Falleció en la vía pública, aparentemente un ataque cardíaco


fulminante, los del Samur no pudieron hacer nada.

M_ ¿Y?

Cr_ Treinta y cinco años Maca.

M_ Ahhh.

Cr_ Un empresario de software para videojuegos, aparentemente


tiene toda la pasta que ni tú ni yo jamás veremos.

M_ Ahhh.

Cr_ A esa edad, un ataque cardíaco. (meneaba la cabeza)

M_ No te preocupes, llevo a Aziz a casa y me vengo cagando


leches. (dejaba el informe inconcluso, cerraba la carpeta) Esto
puede esperar a mañana.

Cr_ Gracias Maca, no me gusta...

M_ Cruz, no necesitas aclarar nada.

Cr_ ¿Sabes algo de Vilches? ¿Cómo le fue en el juzgado?

M_ Nada. Y a esta hora es extraño.

Cr_ Jmmmm.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

E_ Vale. […..] Yo salgo a horario, me ocupo. ¿Tendrás para mucho?


[…..] Claro. No te preocupes, yo me encargo de la cena. […..] ¡Ey!
¡Algunas cosas sé cocinar! […..] ¡Jajajajaja! ¡Qué mala eres! […..]
Vale, vale. […..] No, ninguna novedad. […..] Sí, a esta hora ya
tendríamos que tener noticias. […..]
C 88.-

La tardanza de Vilches tenía una justificación simple: el juez tenía


otras deposiciones y audiencias que se fueron demorando, lo que
al final redundó en que le tomara declaración tres horas más tarde
de la hora fijada.

Vi_ Se lo dije en la cara. Si se pensaba que los demás no teníamos


cosas que hacer, si pensaba que nuestro tiempo no valía nada.
Que era una vergüenza, que si nosotros hiciéramos lo mismo en
urgencias habría cadáveres regados por todo Madrid.

E_ ¡Aysss! (fruncía el ceño pensando en la reacción del juez)

Vi_ Me miró torcido y me dije, ¿qué se cree, que le tengo miedo?


¡Psss! (hacía aspavientos con una mano)

E_ ¿Y? (temiendo el resultado de tanta “vilchería”)

Vi_ Me pidió disculpas y me explicó las razones, aunque no le creí


nada. Oye, la amiga de tu mujer, la jueza ¿también es así?

E_ ¿Claudia? No creo, Maca siempre comenta que llega muy


temprano al juzgado y que si tiene alguna audiencia, la saca a
empellones.

Vi_ ¡Aimé ha tenido buen ojo para elegir!

Esther sonreía ante el comentario “cotilla” de Vilches.

E_ Bueno, ¿me vas a contar o no?

Vi_ Nada del otro mundo, Esther. Me preguntó por la organización


de las guardias, quién atendía a la paciente, si era posible que
otras personas accedieran al lugar donde estaba. Cuando le
contaba cómo estamos trabajando abría la boca espantado. Le
hice un esquema en papel para que se ubicara mejor.

E_ Ahhh.
Vi_ Me mostró el historial de la paciente y le dije que era falso
apenas le eché un vistazo. Tenía una firma mía que decía Rodolfo
Vilches, le dije que eso es imposible, jamás firmo así. ¡Imagínate!
¡¡Yo poniendo Rodolfo!!

E_ Verdad. (sonreía)

Vi_ Aunque imitaron los rasgos de mi firma, se han tomado un


buen trabajo para falsificarla. Ahh, le conté de nuestros problemas
para acceder al sistema informático y los historiales cambiados.

E_ ¿Qué te dijo?

Vi_ Me preguntó qué opinaba. (hacía unos segundos de silencio)


Le dije, blanco y en botella, usted qué cree. Bueno, me voy a
poner a hacer algo para justificar mi salario. (cogía una carpeta
que estaba a un costado)

E_ ¿Nada más?

Vi_ Jmmm, me preguntó por mi personal, qué opinaba.


(comenzaba a ojear el historial frente a él)

E_ ¡¡¿Y?!!

Vi_ ¿Y qué? (levantaba la vista)

E_ ¡¡¿Qué le dijiste hombre?!!!

Vi_ Simple. Si siguen trabajando conmigo es porque son buenos,


si no, ya los hubiera echado a patadas.

Esther lo miraba boquiabierta.

Vi_ Tú mañana... (la señalaba con el dedo índice) ya sabes,


responde a tu estilo.

E_ ¿Mi estilo? (no entendía a qué se refería)


Vi_ ¡¡Dura de matar!! (hacía un “punch” en el aire con el puño de
su mano derecha)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

La llamó a Maca apenas salió del despacho de Vilches. Cuando le


relataba las respuestas, la forense carcajeaba estruendosamente.

M_ ¡Ídolo!

E_ ¿Ahora es tu ídolo? (la vacilaba)

M_ Hasta el próximo round en que nos trencemos, sí. Parece que


el juez está bien ubicado. ¿Qué crees?

E_ Mañana te cuento. ¿Y ese ruido?

M_ ¡Uhhh! Se me cayó el hígado de este tipo. ¡Espera que lo


levanto!

E_ ¡¡¿Eh?!!

M_ Ya está. Duro como una piedra. A este le dieron algo para que
quedara así.

E_ ¡¡¿Estás haciendo la autopsia ahora?!!

M_ ¡Claro! Guille me hizo un sostén con elástico para ponerme en


la cabeza y tener el móvil pegado en la oreja, así tengo las manos
libres para seguir currando. ¡Quiero terminar cuanto antes cariño!
¡No veo la hora de llegar a casa! ¡¡Uy dió!!

E_ ¡¡¿Qué?!!

M_ ¡¡Una aguja!! ¡Y no en un pajar precisamente! ¡Tiene una


aguja en el intestino grueso! ¡Héctor, una panorámica a color de
esto!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esa noche Esther preparó la cena. Una, para estar atareada y no


tener un minuto libre para pensar en la audiencia al día siguiente.
Otra, porque le había dicho a Maca que ella lo iba a hacer.
Encarna, con Aháva en brazos -as usual- la miraba “moverse
dubitativa” entre cacerolas, fuentes y patatas a pelar y suspiraba
mientras trataba de recordar dónde había puesto la tarjeta con el
teléfono del delivery “del chino” que sabía que a su nuera
“dilecta” le gustaba. Aziz se había auto-nombrado “yudante” e
intentaba cortar patatas bajo las indicaciones de su madre.

La cena estuvo... ejem, digamos que estuvo. Maca, que llegó tan
pronto como pudo desocuparse del “fiambre achurado” - Héctor
dixit-, no ahorró en elogios para el “manjar” con cada bocado que
probaba, felicitaba a su chica una y otra vez. Las patatas que
“cortó mi niño” le valieron miles de besos al jovencito, la palometa
rebozada le hacía “cerrar los ojos” en orgásmica sensación de
placer. Para Encarna, era un estropajo pero viendo las caras y
comentarios de “su” Maca pensaba “sí que la quiere mucho a mi
hija, porque decir que esto es un manjar de los dioses... ¡hay que
estar muy enamorada!”

Esa noche, después de las “tareas mameras” de costumbre, Maca


tenía la idea de “relajar” a su enfermera “con toda la artillería”
pero Esther parecía mucho más interesada en que le contara
dimes y diretes de esa autopsia “a la vincha [1]” -Héctor bautixet-
que había estado haciendo.

E_ ¡¡Entonces lo asesinaron!!

M_ ¡Sip! Cruz tenía razón en sospechar. Y fue burdo, veneno para


ratas. Se lo venían administrando en pequeñas dosis. Ahora
quedará para los CSI averiguar quién o quiénes se lo
suministraron.

E_ A ver... para mí, fue la mujer. Se quería quedar con la fortuna.


(empezaba a divagar)
M_ Jmmm, puede ser.

E_ ¡O el socio! ¡Seguro el socio!

Maca bajaba la vista y miraba a Esther, apoyada sobre su pecho, al


tiempo que apretaba el abrazo.

M_ ¿Qué te parece si dejamos el caso del hacker para después?


(besaba su cabellera) Estaba pensando en ….

E_ ¡¡¿Era un hacker?!!

M_ No sé si era un hacker, lo llamo así por darle un nombre, como


hacía software y esas cosas.

E_ ¡¡A lo mejor es eso!! ¡¡Era un hacker y averiguó alguna trastada


de alguien importante y lo asesinaron!! (levantaba la cabeza y la
miraba con ojos de “¡eureka!”)

Maca suspiraba. Parece que esa noche Esther había elegido ser
una “sherlock” como forma de evadirse de lo que le esperaba el
día siguiente.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

A diferencia de Vilches, Esther tenía el turno más tempranero


entre las audiencias del juez. Desde ya Maca la acompañó. Antes
pasaron a dejar a Aziz en el cole.

E_ Maca, no es necesario, luego te llamo. (intentaba convencerla


antes de bajar el auto)

M_ No, me quedo aquí. Estaciono el coche y te espero en el bar


donde te encuentras con tu abogado.

E_ Mira, si el juez se demora pueden ser muchas horas de espera.

M_ No te preocupes, me traje el portátil. (sonreía)


E_ ¿Y el curro?

M_ ¡Psss! Con la extras que hice ayer puedo llegar a la hora que se
me antoje. Ven aquí, un besito de la buena suerte. (tiraba de su
brazo)

E_ ¡Ayss, cariño! ¡Cómo te quiero! (se lanzaba a por sus labios,


literalmente derretida por las atenciones de su chica)

Por suerte, el juez llegó a horario. El comentario de su letrado la


hizo sonreír. “Parece que no quiere recibir una amonestación
como ayer con Vilches” le dijo por lo bajo.

Hechas las presentaciones y leída el acta de rigor, comenzaron las


preguntas. En primer lugar, si había atendido a la señora en
cuestión. Esther contestó afirmativamente, mientras el juez
observaba unas notas que tenía en un bloc al costado.

Juez_ Aquí, en la historia clínica dice que usted fue la encargada


de suministrarle la medicación vía endovenosa.

E_ Así es.

Juez_ ¿Qué medicación le suministró?

E_ La que figura en el historial.

Juez_ ¿No la recuerda?

E_ De memoria no.

Juez_ Debería.

E_ No. (sin dudar) Es imposible recordar cada droga que se le dio


a un paciente hace tanto tiempo. Para eso están los historiales,
para dejar registro de todo lo que se le da a un paciente.

El juez la miraba muy serio. La respuesta había sido convincente,


pero se decidió a “atacar con todo”.
Juez_ Aquí dice que usted le suministró propofol.

E_ Imposible. Si dice eso es mentira.

Juez_ ¿Por qué imposible?

E_ Porque el propofol es una droga que reduce la ansiedad y la


tensión y promueve la relajación , el sueño y la pérdida de
conciencia. Se utiliza para determinados estudios breves y en
cirugías, como complemento con otros anestésicos. Los
anestesiólogos son los encargados de administrarlo y siempre se
hacen estudios de compatibilidad antes para ver si se puede
administrar o no, hay casos en los que no se utiliza, por ejemplo si
el paciente tiene arritmia o colesterol alto. No es una droga que
utilicemos en la guardia libremente, como usted entenderá. De
hecho, para retirarlo de farmacia se sigue un protocolo especial y
se necesita sí o sí la firma de un médico calificado y autorizado.

Juez_ Pero usted está encargada de la farmacia, usted tiene libre


acceso a todas las drogas que existen allí, podría haberla sacado y
nadie se hubiera dado cuenta.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

En el barcito, Maca estaba en vilo. La primera hora de espera, todo


bien, se puso a trabajar en su blog, hizo un par de entradas y dejó
programadas otras para su posterior publicación. Una taza de café
para matizar.

La segunda hora ya fue otro cantar. Su pierna derecha empezó


con un suave “vals vienés” para terminar en un “zapateo
americano” a los 120 minutos de haberse sentado. El camarero no
se perdía “función” de la “pata danzante” que le había llamado la
atención no bien llevó el segundo café. ¡Y ya iba por el cuarto!

A las dos horas y media, hasta el dueño del bar estaba pendiente
del show “patero”. La mesa no sólo tenía la taza de café -que se
iba renovando cada veinte minutos- sino papeles desparramados y
bolis, además de un pendrive, una libreta de anotaciones y dos
móviles. Por uno de ellos hablaba en esos momentos.

Cl_ ¿Y este número?

M_ Uno nuevo que me compré, por si me quedo sin batería en el


oficial.

Cl_ Pero no me has dado el número.

M_ Ahhh. (ni bola al comentario de su amiga) Escucha, van dos


horas y treinta y tres minutos. ¡¡¿Por qué tanto tiempo?!!

Cl_ Maca, las audiencias se retrasan, hay imponderables.

M_ ¡¡¿Como cuáles?!!

Cl_ No sé, Esther fue al lavabo, al juez lo llamaron para que viera
algo, ¡miles de cosas!

M_ ¡Qué desconsideración! ¡Dejar a la gente esperando en vela!

Cl_ ¡Ayssss! ¿Acaso tú no te vas de tus autopsias al baño? ¿A


hablar por teléfono?

M_ Es distinto, los que terminan en mi camilla pueden perder todo


el tiempo del mundo, no tienen nada que hacer.

Cl_ ¡Para todo tienes respuesta! Mira...

M_ ¡¡Espera!! ¡¡Ahí viene tu abogado!!

Cl_ ¡¡¿Mi abogado?!!

M_ ¡¡Joder!! ¡¡Está solo!! ¡¡Me la metieron en chirona!!

1Vincha= f. amer. Cinta, elástico grueso o accesorio con que se sujeta el pelo sobre la
frente.
C 89.-

Subió por las escaleras al segundo piso a grandes zancadas. En el


hall que daba a los ascensores, Esther estaba haciéndole masaje
cardíaco a un hombre tirado en el suelo, a su alrededor varias
personas, entre ellas seguramente el Juez de instrucción.

M_ ¡Aquí estoy! ¿Parada cardíaca? ¿Llamaron al Samur?

E_ Sí. No le encuentro el pulso. Ahhh, trajiste tu maletín.

M_ Sí, lo tenía en mi mochila. (poniéndolo sobre el piso y sacando


el fonendo) Nunca se sabe cuándo lo vas a necesitar. A ver...

E_ ¿Le hago respiración boca a boca?

M_ Vale. (mientras lo auscultaba) ¡Mierda! ¡Nada! (se sacaba el


fonendo) Tú sigue con el boca a boca, yo le hago el masaje.

E_ Vale.

Esther se sorprendió al verla ponerse en posición encima del tipo,


en cuclillas y pegarle un fuerte puñetazo al hombre en el medio
del pecho, como queriendo imitar una fuerte descarga eléctrica. A
renglón seguido empezó con el masaje con ambas manos.

Por varios minutos siguieron en su faena, ante los ojos


expectantes y angustiados de todos a su alrededor. Hasta que un
leve movimiento en una de las manos del hombre hizo percatar a
Esther que estaba recobrándose.

E_ ¡Maca! ¡Movió una mano!

M_ Vale.

Dejó de hacerle masaje, se desmontó de encima, se quedó en


cuclillas a un costado del cuerpo del hombre y se puso el fonendo.

M_ Jmmm, débiles, pero ¡late! (sonriente)


Un “¡ahhh!” de alivio en forma de susurro colectivo llenó el
espacio.

M_ Deja de hacerle respiración boca a boca, a ver si respira por sí


mismo.

Esther la obedecía y notaban que el hombre respiraba con


normalidad aunque seguía con los ojos cerrados y al parecer
inconsciente. En ese momento se abrían las puertas del ascensor
y entraban los del Samur, una médica y un enfermero. Les dejaron
espacio para que lo atendieran y se pararon a un costado.
Rápidamente, después de revisarlo la médica, le pasaron una vía,
la médica dio indicación de chutarle un fármaco y le pusieron la
mascarilla de oxígeno, luego pidieron por radio que subieran la
camilla.

Médica_ ¿Ustedes le hicieron las maniobras de resucitación?


(poniéndose de pie después de controlar que el paciente estaba
estabilizado y dirigiéndose a las dos mujeres)

E_ Sí.

Med_ Le salvaron la vida. Muy buen trabajo. Una suerte que


supieran cómo hacerlo.

E_ Soy enfermera y ella... (señalando a Maca con la cabeza) es


médica.

Med_ ¡Ahhh! ¡Qué bien! Tú me resultas cara conocida.


(dirigiéndose a Esther) ¿Del Central, puede ser? Hace unos años
atrás hice unas prácticas en urgencias.

E_ Sí. (sonreía) Tú también me resultas cara conocida. ¿Lidia


quizás?

Med_ ¡Esa misma! Tu nombre era... ¿Esther?

E_ ¡La misma!
Med_ ¡Qué suerte ha tenido este hombre! ¿Sigues en el Central?

Maca, quizás porque se sentía excluida de la charla o porque


parecía que esas dos iban a empezar a cotillear sobre todos los
años sin verse, carraspeó.

E_ Ehh, sí, siempre ahí. Te presento a la doctora Fernández.


(notando el “carraspeo”)

Med_ Hola. ¿Tú también eres del Central?

M_ No, del Anatómico Forense.

Med_ ¡Ahhh! (algo perpleja, ¿una “destripadora” le había salvado


la vida al hombre?)

Igual sensación tuvieron varios de los presentes, que se miraron


asombrados entre sí. En ese momento, llegaba el ascensor con
otro del Samur y la camilla.

Med_ Bueno, nos lo llevamos. ¿Quién nos da los datos de este


hombre?

Voz_ Yo. (se adelantaba una mujer de edad mediana) Es Juan


Valles, el secretario del juzgado. ¿Puedo acompañarlo?

Med_ En la ambulancia no puede venir, va a tener que acercarse


por otros medios. Lo llevamos al Provincial, a urgencias. Baje con
nosotros y me va contando de él. ¿Vale?

Maniobras para trasladar al hombre, saludos y esas cosas, al final


se fueron los del Samur más la señora en cuestión, que antes fue
apalabrada por un hombre vestido de impecable traje azul con
camisa blanca y corbata también azul. “Ese debe ser el juez”
pensó Maca para sí.

Para entonces, el abogado Fuentes había llegado al lugar y había


presenciado parte del procedimiento.
M_ Bueno, ¿nos vamos?

Fuentes_ No, todavía no ha terminado la audiencia. Por cierto,


vosotras formáis un muy buen equipo. (sonriente) Parece que
hiciera mucho tiempo que trabajáis juntas, os entendéis a la
perfección.

Esther sonreía complacida, no se había dado cuenta hasta que el


abogado lo mencionara de lo fácil que le era entenderse con Maca
cuando trabajaban juntas.

M_ Fuentes, le aseguro que nos acoplamos muy bien... no sólo


trabajando. (le hizo un guiño pícaro al letrado y éste sonrió con
ganas, esa médica era todo un personaje que no se cortaba un
pelo, tal como le había dicho su “jueza estrella”)

E_ Maca, ¿me esperas abajo?

M_ ¿Cuánto falta? Te estuvo haciendo preguntas por más de dos


horas. ¿Qué te tiene que preguntar tanto? ( a viva voz y algo
mosqueada)

E_ Estábamos terminando cuando pasó esto, el secretario había


venido a buscar algo que le encargó el juez y se desplomó aquí,
nos avisaron. (sonreía y le pasaba la mano por el brazo tratando
de calmarla) Supongo que falta poco.

Voz_ Doctora, no se preocupe... (intervenía el hombre trajeado de


azul) son unas cuestiones formales, ya he terminado con la señora
García. Si necesitaba saber algo más creo que lo ha respondido
aquí, con lo que ha hecho. Le agradezco también a usted su
magnífica intervención. Usted y la señora García han salvado la
vida de mi secretario.

E_ Maca, éste es el señor Juez. (halagada por las palabras del


hombre)
M_ ¡Ahhh! (se sosegaba) Soy Macarena Fernández, del Anatómico
Forense, señor Juez.

Juez_ Me he dado cuenta quién era al escuchar la conversación


con la médica del Samur. He oído hablar bastante de usted. Le
diré que es una pena no tenerla entre el personal asignado a mi
juzgado. (le sonreía a Maca)

M_ Ahhh, qué bien que opine eso. (orondamente satisfecha)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cuarenta minutos después Esther llegaba al Central. Le había ido


contando a Maca las preguntas y sus respuestas en el camino.

M_ Entonces, todo bien. (en el coche, frente a la entrada a


Urgencias)

E_ Creo que sí, lo has escuchado a Fuentes, para él estuvieron


muy bien mis respuestas. Pero no sé.

M_ Cariño, las palabras del juez a mí me parecieron favorables.

E_ Porque auxiliamos a su secretario Maca, habrá qué ver qué


evalúa con respecto al caso. (meneaba la cabeza, angustiada)

M_ A ver Esther, yo no digo que te pongas a bailar de alegría ni


que te hagas ilusiones tontas, digo que has estado muy bien,
respondiste con seguridad y no quedaron dudas con respecto a lo
que hiciste con la señora cuando la atendiste.

E_ Vale. ¡Ufff! (resoplaba)

M_ ¿Cuál es tu duda? ¿Qué es lo que te preocupa tanto?

E_ Si yo no estuviera encargada de farmacia, de los


medicamentos, otro gallo cantaría. ¡Pero soy yo la que tiene
acceso al propofol!
M_ Le explicaste el protocolo, le dijiste que no faltó ninguna dosis,
que están los registros que certifican todo.

E_ ¡Todo eso se puede fraguar Maca!

M_ Cariño, en esta vida, ¡¡todo se puede fraguar!! Pero


también se puede comprobar si están fraguados o no. Te aseguro
que en eso de cosas falsificadas y averiguar la verdad, algo sé.
Jeje.

Esther la miraba y la escuchaba con atención.

M_ El juez eso lo sabe, va a investigar los archivos y va a ver que


no mentiste. Y también tiene la denuncia de lo que sí ya sabemos
está fraguado, el historial que le entregó la gerencia del hospital,
el archivo informático. ¡No lo olvides!

E_ ¿Y si falsifican los registros de farmacia? No te olvides que se


han adueñado del sector, hacen y deshacen a su antojo, no
tenemos forma de controlar lo que están haciendo.

M_ ¿Quién te dijo que no tenemos forma de controlar eso? (le


guiñaba un ojo)

E_ ¡Es imposible! Mira, hemos intentado entrar con Vilches al


sistema y no hemos... (la sonrisa pícara de Maca la hacía
“entender” de pronto) ¡No me digas que tú …!

M_ ¡Shhhh! ¡Las paredes escuchan! , como dice Teresa. Ven aquí,


dame un besito de despedida y no te olvides que tienes un ángel
guardián que es novio de mi chica del Forense y que vela por
todos vosotros.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Teresa la perseguía con sus pasos cortitos apurados. Esther no


paraba quieta un minuto, se le había acumulado el trabajo por las
horas que había estado en el juzgado.
Te_ ¡Cuéntame más!

E_ ¿No puedes esperar? ¿No ves todo lo que tengo pendiente? (se
acercaba al paciente en la cortina tres y revisaba el gotero)

Te_ Últimamente siempre pasa lo mismo, me dejas las historias a


medio terminar. (bufaba ante la mirada atenta del hombre)

E_ ¡Si te cuento todo! (se ponía ahora el fonendo y auscultaba al


hombre para controlar sus signos vitales)

Te_ ¡No es verdad! (Esther no la escuchaba atenta al control


cardíaco del hombre) ¿Ves?, ¡ni bola!

E_ Don Francisco, ¿cómo se siente? ¿Le sigue doliendo la cabeza?


(quitándose el fonendo)

Pac_ No, señorita, estoy mejor. Pero … ¿por qué no le cuenta a la


señora?

Esther sonreía.

Te_ ¿Ves? Hasta el pobre don Francisco te lo dice.

E_ Don Francisco, aquí la recepcionista está enterada de todo, no


se crea lo que dice.

Te_ ¿De todo? ¿Eh? ¡¡Todavía no me has contado cuando Maca se


te declaró!!

Esther se giraba a mirarla asombrada.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Estaba en su oficina elaborando los informes pendientes, en


especial, el caso del hombre asesinado con veneno para ratas
cuya autopsia había hecho la noche anterior.

M_ ¡¡Gimeno!! ¡Qué sorpresa! ¡Pasa!


Gi_ Me dijo Cruz que no te entretuviera mucho, que tienes entre
manos un informe muy importante. (entraba y la iba a saludar)

M_ Ya está casi listo, no le hagas caso a mi jefa, está paranoica


con este caso, tiene a la gente del ministerio llamando cada cinco
minutos.

Gi_ Me contó algo, un tipo importante.

M_ ¿Un cafecito? Ahora tengo mi propia cafetera. (señalando con


la cabeza a un costado)

Gi_ ¡Claro! ¡Qué bien! Es parecida a la que tiene Cruz.

M_ Jmm, sí, ésta me la gané en una apuesta, me la voy a llevar a


casa, le tengo prometido a Esther unos cafecitos a la Clooney para
el desayuno. (iba a servir unas tazas) ¿Qué te trae por aquí, aparte
de venir a ver a tu chica?

Gi_ He terminado mis averiguaciones sobre la Endesa.

M_ ¡Qué bien! (le daba una taza al inspector y se iba a sentar a su


poltrona con otra taza) ¿Y? ¿Algo jugoso además de lo que ya me
contaste por teléfono?

Gi_ Srrrp. Jmmm... ¡qué rico café! Srrrppp.

M_ Este es colombiano, lo trajo Héctor para que lo probáramos.


Juan Valdez o algo así me dijo que se llama. Ta bueno.

Gi_ Juan Valdez. Srrrppp. Lo voy a buscar en Mercadona, a ver si


hay.

M_ ¿El Mercadona nuevo de la Botella? Jeje. (bebía un sorbo


mientras lo vacilaba al inspector, le tenía especial “ojeriza” a la
dama de “las peras y las manzanas”)

Gi_ ¡Psss! ¡Ni me la nombres!


M_ ¡Jajajajaja!

Gi_ Bueno, dejemos los dolores de tripa para otro momento. A lo


que vine. Te hice un informe pormenarizado. Toma. (sacaba de su
maletín un informe enfundado en un folio transparente)

M_ ¡Uhhh! ¡Qué pijo! ¡Informe con funda y todo!

Gi_ En realidad, lo preparé así para que se lo entregues a Claudia,


seguro la ves antes que yo.

M_ ¿A Claudia? ¿Por qué?

Gi_ Lee y vas a saber por qué.


C 90.-

M_ ¡¡¿Por qué no?!!

Cl_ Porque fue conseguido por medios ilegales, no tiene validez.

Maca se había puesto de pie y caminaba de un lado al otro frente


al escritorio de su amiga.

M_ ¡¡¿No tiene validez?!! ¡¡¿No importa lo que dice?!! ¡¡Esa mujer


ha tenido un sumario por mala praxis en Murcia y eso no
interesa!! ¡¡Ha logrado que borren todos sus antecedentes y eso
no importa!!

Cl_ Maca, trata de calmarte. Yo leo lo que dice y es gravísimo que


hayan borrado sus antecedentes. Pero trata de entender que si no
son averiguaciones ordenadas por el juez, logradas por medios
lícitos, no tienen validez en un juicio. ¡Esto ha sido obtenido
hackeando la base de datos de la seguridad social y a través de
favores de amistades!

M_ ¡¡Entonces la justicia es una farsa!! (agitaba los brazos para


descargar su rabia) ¡¡Importa la forma y no el contenido!!

Cl_ No, no es una farsa. Existen una serie de protocolos y


requisitos para las pruebas, es una garantía para la defensa del
imputado.

M_ ¡¡¿La defensa de ésa?!!

Cl_ No, Maca, la de cualquier persona. Para ti, para Esther, ahora
te parece que la favorecen a esa médica, pero es una garantía
para todo el mundo.

M_ ¡¡Entonces la Endesa va a seguir haciendo de las suyas sin


problema!! ¡¡Impunidad total gracias a que tiene enchufe!!

Cl_ No dije que no se pueda hacer nada Maca, dije que estas
pruebas no las puedo usar ni presentar al juez de la causa.
Maca la miraba con la cara llena de rabia, aunque la escuchaba
con atención.

Cl_ He recibido una denuncia anónima muy grave. (razonaba en


voz alta) Por mi relación contigo debo abstenerme de iniciar
cualquier tipo de investigación, debo inhibirme.

M_ ¡¡¿Por qué?!!

Cl_ Porque tú eres mi amiga y eres la novia de una de las


involucradas en el tema.

M_ ¡¡¿Qué tiene que ver?!!

Cl_ ¡Aysss, cuando te pones en burra, no hay quien te gane!


Porque el letrado de esta señora lo podrá objetar y se anulará todo
lo actuado, ¡a ver si lo entiendes!

Había logrado la plena atención de Maca y su silencio.

Cl_ Voy a cuidar que se siga todo el procedimiento de acuerdo a


los libros, ¡no quiero que puedan poner pegas a nada! Jmm...
(miraba la carpeta que Maca le había entregado) creo que ya sé
cómo...

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esa noche, en su habitación, luego de terminada la sesión “ahora


somos mamis” y con los críos durmiendo plácidamente, llegaba el
turno de la charla tranquila y “otros menesteres de pareja”. Había
sido un martes intenso, primero la declaración de Esther frente al
juez, luego atender al secretario del juzgado y su paro
cardiorespiratorio, en el medio currar como siempre, ahora estas
novedades sobre la médica.

Esther leía atentamente la copia del informe que Maca había


entregado a Claudia. No compartía la euforia de su mujer. Para la
forense, Claudia haría algo para hacerle llegar las pruebas al juez
de instrucción y se clarificaría el panorama. Pero a ella le
preocupaba precisamente el informe en sí.

E_ ¡Qué enchufe tiene esta tía! Alguien le borra sus antecedentes


en sanidad, alguien falsifica los historiales y quizás los registros
de farmacia. Alguien … alguien... ¿Quién? Y no puede ser una sola
persona, tienen que ser más, esto una sola persona no lo logra.
Jmmm... ¿qué esconde todo esto?

Tan absorta estaba en sus elucubraciones mirando las hojas que


no notaba el regreso de Maca tras higienizarse en el baño.

M_ ¿Te los quieres aprender de memoria?

E_ No, no. Estoy … pensando. (sin levantar la vista de las hojas)

M_ Cariño, no hay mucho para pensar. La tía es un fraude, parece


que ha hecho otras así en Murcia, según lo que pudo averiguar
Gimeno. Dos pacientes con muerte dudosa.

E_ Sí, eso sí. Pero... ¡¡le han borrado todo!! (seguía con la vista en
el informe) ¡¡Qué enchufe tiene!!

M_ ¡¡Claro!! Si es la Endesa, ¡¡otra que enchufe!! ¡¡Un reactor


nuclear tiene!! Pero me parece que le llegó su Fukishama.

Eso es lo que le encantaba tanto de Maca. Era capaz de borrar


todos los marrones con esos comentarios “fuera de serie”. La
hacía reír con ganas y dejar de mirar ese informe.

E_ ¡Joder tía! (al verla acomodar la ropa que se había quitado y


notar lo bien que le quedaba ese pijama de seda negro que se
había puesto) ¡Estás preciosa!

M_ ¿Te gusta? (feliz de haber logrado su cometido con el pijama al


que le había echado el ojo hacía rato y que había comprado de
urgencia con no muy sanctas intenciones)

E_ ¡Nunca te lo había visto!


M_ Jmmm... (se hacía la “interesante” mientras seguía con su
rutina “no muy usual” de acomodar la ropa, más bien que siempre
la dejaba “tirada por ahí”) hace rato quería tener uno de estos. Le
habíamos regalado uno así a Cruz y me quedó entre ceja y ceja.

Esther se había levantado de la cama sin hacer ruido e iba hacia


ella, que seguía de espaldas en su “labor”.

M_ Son... jmmm... prácticos, ¿no? (sentía en ese momento el


cuerpo de Esther pegarse al suyo por detrás y sus brazos
“atornillarse” a su tripa) ¡Hmmm! (cerraba los ojos espeando que
Esther siguiera con lo que “estaba pensando”)

E_ Deja eso. (con la voz ronca de deseo exaltado)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Ese miércoles era el turno de Valeria de comparecer ante el juez


de instrucción. Esther seguía con sus tareas como si nada, de aquí
para allá como siempre, protestando contra los “gerenciadores”
de la farmacia que seguían entregando los medicamentos con
cuentagotas.

E_ ¡Qué perdida de tiempo! Me la paso en farmacia justificando


cada dosis que tenemos que chutarle a los pacientes. ¡Esto así no
va! (llegaba al mostrador muy cabreada)

Te_ ¡Qué novedad! (golpeteaba el boli contra el mostrador


mientras miraba fijo hacia la entrada de urgencias)

E_ ¿Y a ti qué te pasa? (notando la “ausencia mental” de su


amiga) ¿A quién esperas?

Te_ A la Endesa.

E_ Ays, Tere, desde que entré estás con el mismo tema. ¡Se va a
demorar!
Te_ Jmmm. (no la convencía el argumento de Esther)

E_ Además... (cogía unos formularios de debajo del mostrador) por


su cara no vas a saber cómo le fue.

Te_ Eso te crees tú. Yo sé leer las caras.

E_ Sí, no me digas. (había encontrado el que buscaba y lo ponía


encima del mostrador lista a rellenarlo) ¿Tienes un boli por ahí?
No sé dónde dejé el mío.

Te_ ¿Qué vas a hacer? (interesada ahora en ese formulario) Aquí


tienes. (le entregaba un boli)

E_ Elevar a la gerencia una queja por farmacia, no podemos seguir


así.

Te_ ¡Esther! ¡Espera un poco con eso! (tomaba su mano) ¿Crees


conveniente en esta situación agitar el avispero?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Mañana tranquila en el Antómico Forense, por lo menos para


Maca. Apenas algunos informes atrasados que completar, dos o
tres pericias a personas involucradas en tráficos para certificar
lesiones.

Estaba cómodamente sentada con su tradicional taza de


“Clooney” en su oficina, de excelente humor después de “¡qué
nochecita!” y de haber colgado en su pizarra en la pared un dibujo
que le había regalado Aziz. Cada tanto le echaba una mirada. Esos
trazos toscos, palotes casi, la enternecían. Allí estaban Aziz,
Esther, Encarna y ella con Aháva, tomados de la mano bajo un
cielo abierto y un sol brillante. Algo recordaba de las clases que
había tomado sobre psicología infantil en la facultad. Ese dibujo
significaba dos cosas: que Aháva estaba feliz y lo más importante,
que ésa era su familia.

Cruz la sacaba de su “paraíso”.


Cr_ ¿Te puedo molestar un minuto? (se asomaba a la oficina)

M_ Tú me puedes molestar siempre. ¿Qué la trae a mis modestos


aposentos, su majestad?

Cr_ No te hagas la graciosilla. (entraba y se sentaba frente al


escritorio) Estuve con Dávila.

M_ ¡Ah! ¿Ahora qué hice?

Cr_ Algo muy bien. Tu informe, según el Director, es brillante. Me


dijo que te felicitara.

M_ ¿Dávila felicitarme a mí? Jmmm, ¡qué raro!

Cr_ No seas injusta con el pobre hombre, siempre alaba tu trabajo


cuando es bueno.

M_ Entonces trabajo muy mal, porque siempre me llama para


echarme pestes o suspenderme.

Cr_ Como siempre, exagerada. El problema contigo es que


siempre te metes en donde no debes y entonces no le queda otra
que llamarte la atención.

M_ No sé yo, eh. Creo que mi estilo no va con Dávila.

Cr_ ¡Tú lo has dicho! Tus locuras no van con Dávila. Bueno, a lo
que vine. El informe está muy bueno, te has lucido y no deja lugar
a dudas. Ahora...

M_ Ahora que se las arreglen los del CSI. (sonreía)

Cr_ Sí, les toca a ellos averiguar. Pero no era eso lo que iba a decir.

M_ ¿No? (notaba el rostro preocupado y serio de su amiga y algo


inusual en ella, restregarse las manos nerviosa)
Cr_ Mira Maca, hay algo que quería comentarte. Es... es... (la
miraba dubitativa)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esther no escuchaba razones y seguía firme en su decisión de


elevar la queja. Teresa seguía en su postura de que debía esperar
a que se aclarara la situación judicial. En esto estaban cuando una
voz las sacaba de sus cavilaciones.

Voz_ ¿El parte para firmar?

Te_ ¿Eh? Ahhh, sí doctora. Buenos días.

Esther levantaba la vista y observaba el rostro pétreo de la


médica. Por supuesto, tal su costumbre, Valeria no devolvía el
saludo y firmaba el parte sin decir palabra. Teresa la observaba
con atención.

Va_ ¿El doctor Vilches? (devolvía el parte firmado)

Te_ En su despacho.

Va_ Vale. (se iba a paso firme)

Te_ ¡Qué modales? ¡Ni un buen día, nada!

E_ Lo de siempre. Bueno, ha llegado pronto, parece que fue corto


el interrogatorio.

Te_ Jmmm. (fruncía los labios y achinaba los ojos mientras seguía
la figura de la médica irse hacia los ascensores)

E_ ¿Qué? ¿Ya has leído su rostro? (sonriente, juntando los papeles


lista a irse hacia el box de enfermería)

Te_ Ajá.

E_ ¿Y tu conclusión cuál es? (la vacilaba)


Te_ ¡Jmmmm!
C 91.-

¡Un añito! Se le estrujaba el corazón de alegría y los ojos se le


llenaban de lágrimas que le impedían seguir decorando el pastel.
Se le agolpaban los recuerdos y las sensaciones en la garganta.
¡Cómo había cambiado su vida desde el momento que se
adentrara en ese lago pasillo.

Salió a paso firme del negocio, iluminándose con la linterna para


no tropezar con nada y se dirigió por el pasillo hacia la puerta al
fondo. A medida que se acercaba notó que estaba entreabierta y
no se escuchaba sonido alguno.

M_ ¡¡Joder!!¡¡Joder!!

Apuró el paso y con cuidado, pero diligente, se metió en la


habitación. Era una amplia sala, con una cocina en un costado y
una mesa con sillas. Las persianas de madera de la ventana
estaban cerradas. El lugar estaba desordenado, varias sillas dadas
vuelta, platos y vasos rotos en el suelo. Iluminó la habitación
recorriéndola con la vista y vio dos puertas, ambas abiertas. Una
daba a un baño y la otra a lo que parecía un dormitorio. Hacia allí
fue, sorteando los objetos en el piso.

Desde la puerta iluminó hacia adentro, las persianas también


estaban cerradas y vio una amplia cama matrimonial totalmente
desordenada. A un costado, una cuna con barrotes. Se le atenazó
el pecho.

De nuevo, con cuidado pero moviéndose lo más rápido posible,


fue hasta la cuna y la enfocó con su linterna. Adentro, el cuerpo
de un bebé de pocos meses, inmóvil.

La angustia de no saber bien qué hacer le duró dos segundos. De


inmediato se puso la linterna en la boca y se sacó los guantes,
necesitaba tocar al niño y esos guantes no eran los adecuados
para sentir si estaba caliente, si todavía respiraba, si le latía el
corazón. Tocó su rostro y se notaba frío, pero no con rigor mortis.
Un leve estremecimiento de alivio recorrió su cuerpo. Bajó sus
dedos al cuello del niño y trató de encontrar su arteria a ver si
había latido, se maldecía en esos momentos de ser médico
forense y no pediatra, era torpe para tratar con los seres vivos y
más aún con un bebé.

M_ ¡Mierda! No le encuentro latido.

El bebé tenía puesto un jersey en su torso, bajó hasta la cintura


del pantalón del pijama y lo levantó, metiendo su mano dentro
para tratar de sentir el latido en su pecho. El cuerpito estaba tan
frío como su rostro, pero alcanzó a notar lo que creía era la
cadencia de la respiración lenta, pero respiración al fin.

M_ ¡¡Está vivo!!

Con la linterna en la boca cogió al niño con el mayor cuidado y lo


acercó a su cuerpo. Notó el pantalón pijama extremadamente
sucio, se había colado la orina y la materia fecal por fuera de los
pañales y olía a mierda.

M_ ¡¡Venga, cariño, resiste un poco más!! (exclamó en voz


alta)

M_ Mi niña, mi niña bonita. (moqueaba y sacaba un kleenex del


bolsillo para limpiarse)

Pero no sólo en eso había habido un vuelco fundamental en su


existencia. Por esa niña hermosa que era “su hija” había entrado
en contacto con otro niño que también la había “robado” el
corazón.

Maca estaba recogiendo un par de folletos cuando notaba al


mismo niño que había visto entrar antes, ahora a su lado, tirando
de su pantalón.

M_ ¡Holaaaaa! (le decía con su mejor sonrisa)


Az_ ¿Mede?

M_ ¿Eh?

Az_ El pedo... (señalaba a Greta husmeando debajo de unas sillas)


¿méde?

M_ Ahhh, Greta. No, no muerde, es buenito.

Az_ ¿Pedo carishiar?

M_ ¿Tu mami te deja tocar los perros?

Aziz asentía muy serio.

M_ Jmmm, mejor le preguntamos a tu mami, ¿vale? ¿Dónde está?

Az_ Llaaaá. (señalaba hacia el pasillo) Mamá y bela.

¡Esa “mami de Aziz”!

Maca iba hasta la puerta y era recibida por la gran sonrisa de


Esther.

E_ Le agradezco mucho que lo dejara con Aziz, los pequeños se


aburren mucho en estas reuniones y entretenido con Greta ni se
dio cuenta.

El perro estaba parado a un costado, al lado de Aziz que le pasaba


la manito por el lomo.

M_ Vale. (le devolvía la sonrisa)

Gi_ ¡Greta, aquí! (lo llamaba desde su asiento)

Greta, ni bola.

E_ ¡¡Greta, adentro!! (con voz enérgica y señalando a Gimeno)

El perro obedecía de inmediato.


Gi_ ¡Hoxtia, qué poder!

M_ Parece que le hace caso, a mi amigo ni bola.

E_ Jeje, dos perros y un crío pequeño, te impones o te impones.


Vale, os dejo continuar vuestra reunión.

M_ ¿Y tú no me das un beso de despedida?

Aziz la miraba a Maca y luego a su madre, tímido.

E_ Anda Aziz, dale un beso a la chica.

M_ Aziz, ¡qué bello nombre! El querido, supongo que te deben


llenar mucho de besos.

Aziz asentía con la cabeza y se acercaba a Maca. Esta se


agachaba y le daba un beso cariñoso en la mejilla.

M_ Aziz, ‫[ وداع وﺳﻴﻢ‬adiós guapo] Pórtate bien y hazle caso a tu mami,


así siempre puede tener esa sonrisa tan bonita.

Sí, esa “mami” la había conquistado desde el vamos con esa


sonrisa. Sería “su niña” el trampolín para encontrarla en el Central
e iniciar esta nueva vida plena.

Unos minutos después se abrían las puertas de la parte trasera y


bajaba Raúl. Dos auxiliares acercaban la camilla y varias mantas
térmicas.

Ra_ No, no es necesario, la cabezota ésta se negó a separarlo de


su cuerpo porque decía que así estaba más caliente. Ayúdenme a
bajar la silla de ruedas.

Los auxiliares dejaban la camilla y se trepaban a la parte trasera


para ayudar al médico.

Fer_ ¿Qué le habéis inyectado al crío?


Ra_ Le iba a inyectar suero salino normal pero la doctora insistió
en que fuera Ringer-lactato 30 ml por Kg.

Vi_ ¿La doctora?

Ra_ La cabezota, imposible tratar de dialogar con esta mujer, no


escucha, ordena y cuidado con llevarle la contraria. ¡Una local
total! (las ruedas delanteras de la silla asomaban y Diego ayudaba
a Raúl a sostenerlas para bajarla de la ambulancia)

Gi_ Puff, pufff, ¡¡aquí estoy Maca!! (agitado por la carrera,


levantaba los brazos y aparecía por la parte trasera de la
ambulancia)

Esther lo miraba con atención. ¿No había visto a ese hombre ayer
en el centro de inmigrantes saharauis?, ¿con el perro Greta?

Vi_ ¿Y este loco quién es? (miraba al hombre, con el rostro rojo del
esfuerzo, los pelos parados y vestido con una camisa
desabotonada y manchada, sin chaqueta o abrigo alguno)

Gi_ Inspector Gimeno, doctor. Acompaño a la doctora Macarena


Fernández.

Vi_ La otra loca.

Gi_ Ella encontró al niño y lo ha calentado con su cuerpo.

Fer_ ¡¡Rápido, adentro!!

La silla de ruedas ya estaba sobre el pavimento. Sentada en ella,


Maca, abrazando al niño contra su pecho, tapado con su sudadera
y con la chaqueta de Gimeno. Raúl había cortado la sudadera para
sacar apenas la cara del niño y meter por ahí la vía conectada a su
bracito. Su cabeza estaba gacha, con la boca sobre la cabecita del
niño, como si lo estuviera besando.

En un primer momento Esther no la reconoció, pero apenas la


mujer levantó la cabeza para mirar a los médicos, se dio cuenta
de quién era.

E_ ¡¡La amiga de Aziz!!

Vi_ Con cuidado, Esther coge la bolsa con el suero y vamos para
adentro.

Esther lo hacía y se ponía al costado de la silla de ruedas. Con ese


movimiento Maca pareció reconocerla.

M_ ¡¡Por favor, sálvenlo!! (los ojos inyectados de lágrimas)

E_ No se preocupe. (fruncía los labios, sosteniendo con una mano


la bolsa en alto y con la otra apoyada en el hombro de la médica)
Está en las mejores manos.

M_ Las mejores manos, ¡sin duda! (se le escapaba una sonrisa


pícara entre tantas lágrimas)

Az_ ¿Mash? (la sacaba el niño de sus remembranzas, estaba a su


lado, parado sobre un taburete, “ayudando” a sacar unas fresas
del bol para luego colocar en el pastel)

M_ Unas pocas más. (le sonreía)

Ni ella ni Aziz notaban a doña Encarna, la “suegrísima” que desde


hacía unos minutos estaba parada en el rellano de la puerta de la
cocina sosteniendo a la “correcaminos” de sus dos bracitos. Ella
también estaba emocionada, por el cumple que esa noche iban a
celebrar con los amigos, por esos dos nietos que eran la luz de sus
ojos y por esa nuera guapa que le había tocado en suerte. Suponía
el por qué de la emoción y las lágrimas de Maca. A ella misma se
le enrojecían los ojos.

En_ Si alguien me hubiera dicho unos meses atrás que mi hija iba
a tener esta familia hubiera dicho que estaba rematadamente
chiflado. ¡Ays Esther, qué suerte has tenido al fin! ¡Tanto que recé
por un hombre que te mereciera y mira tú quién te ha tocado! ¡La
mujer más guapa y cariñosa del universo!

Aha_ ¡Aka! ¡Ashhh!

En_ Sí cariño, Maca y Aziz. (sonreía a punto de moquear ella


también)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Te_ ¡Esther! ¡Mira la hora! ¡Tienes que pasar a buscar el


correpasillos de Aháva! ¡Es el regalo de Encarna! (la advertía al
verla pasar a paso firme y rápido frente al mostrador)

E_ Vale, Tere. ¡Gracias! Ya me voy, me ha pedido Vilches que pase


urgente por su despacho. (le decía sin detenerse)

Te_ ¡No te dejes convencer! ¡No puedes quedarte más tiempo!


¡Tienes que ayudar también a Maca con los preparativos para esta
noche!

Esther sonreía mientras apuraba aún más el paso. Teresa estaba


invitada a la pequeña celebración que iban a hacer en su casa por
el primer año de Aháva. Le había comentado que le había
comprado de regalo una “casa de muñecas” que le hacía mucha
ilusión. No le había dicho que era aún muy pequeña para ese tipo
de juegos, pero Maca le había encontrado un “uso” especial
mientras “esperaban” a que la niña tuviera edad para jugar con
ella. Cuando se lo comentaba por teléfono...

E_ ¡¡¿Quéee?!!

M_ Tú y yo cariño, la armamos en nuestra habitación y jugamos.

E_ ¡Maca! ¡¡¿A las muñecas?!!

M_ Bueno, una versión made in Maca, te aseguro que te va a


gustar. Jmmm. Especialmente cuando juguemos en el dormitorio.

Meneaba la cabeza y sonreía pícara.


Vi_ ¡En qué estarás pensando! Tu cara te delata. (se le acercaba y
caminaba a su lado)

E_ ¡Ahhh, Vilches! Iba a tu despacho.

Vi_ Fui a buscar este documento al despacho de Javier. (le


mostraba una carpeta pequeña)

E_ ¿Qué es? (llegaban al despacho y Vilches se apresuraba a abrir


la puerta)

Vi_ Entra y te muestro. En realidad, son dos cosas que creo te van
a dejar buen cuerpo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cl_ ¡Maca, faltan tres meses!

M_ Pues es peligroso lo mismo, te paso a buscar yo.

Cl_ A ver, puedo conducir.

M_ ¡No y no! Con semejante panzota y dos niñas por nacer, ¡es
peligroso!

Cl_ ¡Aysss!

M_ En media hora te paso a buscar, termino de cocinar unos...


ejem... lo que estoy cocinando y voy.

Cl_ ¿No me vas a decir qué estás cocinando?

M_ ¡Sorpresa! ¡Algo especial para los antojos de mi niña! ¡Y para


las mellis!

Cl_ ¡Qué manía de que van a ser niñas!

M_ Dos chancles, para deleite de su tía preferida. ¡Muaks! Tengo


que ir a ver el horno.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

E_ ¿Con esto queda todo cerrado? ¿No la van a sancionar?


(mirando la renuncia de Valeria a su puesto en la guardia del
Central)

Vi_ No aquí, es el acuerdo que hizo Javier, renunciaba y no se le


abría un expediente.

E_ Como siempre, sale impune. (bufando dejaba la hoja sobre el


escritorio)

Vi_ Esther... (se acodaba sobre el escritorio) dije aquí. Pero hablé
con Fuentes y me confirmó que ese acuerdo no tiene ninguna
validez para el caso en el juzgado. El juez la ha imputado y está
libre por la fianza que han depositado, tendrá su juicio. Y su
expediente en sanidad tendrá que incluir todos sus
antecedentes. (remarcaba la palabra) Se le acabó la impunidad,
ésa no encuentra conchabo ni en la China.

E_ No sé Vilches, no sé. Si la tía abre su bocaza, caen varios.


Alguna forma encontrarán de salvarla. Por algo la ayudaron para
el dinero de la fianza.

Vi_ ¡Mujer de poca fe! (se recostaba en su poltrona)

Esther enarcaba las cejas.

E_ No te creía religioso Vilches. (escéptica)

Vi_ Yo creo que termina en chirona. Toma esto, a ver si mejora tu


humor y tu fe. (le alcanzaba otra carpeta)

Esther abría la carpeta y se asombraba al leer.

E_ ¡¡¿Alicia renunció?!!

Vi_ Ajá. Pidió el traslado a Cardiología, dice que está harta de


urgencias. Lee la otra hoja.

E_ ¿Y le concedieron el traslado? (extrañada mientras daba vuelta


la hoja)

Vi_ Javier está … jmmm... muy abierto a mis sugerencias.


(esperaba la reacción de Esther cuando viera su nombramiento
como jefa de enfermeras)

E_ ¡Hoxtia!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

M_ Con cuidado. (intentaba ayudar a la jueza a subir al coche)

Cl_ Maca, estoy embarazada, no discapacitada. (rechazaba su


mano) ¡Puedo sola!

M_ ¡Qué cabezota! ¡Tú misma! (atenta a los movimientos de su


amiga por si necesitaba ayuda)

Cl_ ¡Qué cuida eres! ¡Ufff! (se dejaba caer pesadamente en el


asiento del acompañante e intentaba colocarse el cinturón)
¡Uhhh! ¡Qué corto es esto!

M_ No es corto, ¡es que tienes una panzota increíble! (sonreía


mientras se agachaba para ayudarla a estirar el cinturón) Deja
que te ayude.

Cl_ ¡Pufff! (bufaba y se dejaba ayudar)

M_ ¿A qué hora llega Aimé? (intentaba abrochar ahora el cinturón)

Cl_ A eso de las once creo. ¿Puedes?

M_ Sí, ya está. ¿Te ajusta?

Cl_ No, está bien.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Esther miraba el reloj y fruncía el ceño. Había pasado por la
juguetería a buscar el regalo que su madre había comprado para
Aháva y estaba ansiosa por contarle a su mujer las novedades cara
a cara, no había querido anticiparle nada por teléfono. Se
encontró con la novedad de que había ido a buscar a la jueza a su
casa.

En_ Ya va a llegar, Esther.

E_ Claro.

No quería preocupar a su madre, pero hacía más de una hora que


Maca había avisado a Encarna que salían de la casa de la jueza. Ya
tendrían que haber llegado.

En_ ¿Por qué no vas preparando la mesa? Aprovecha que Aháva


todavía duerme y Aziz está entretenido con su programa de la
tele.

E_ ¿Eh?

En_ ¡Ayss, estás en la luna! Digo que …

En ese momento sonaba el móvil de Esther, que se apresuraba a


atender sin mirar quién llamaba.

E_ ¡Maca! ¡¿Qué …?! [….] ¡Ah! Sí, soy Esther García. [….]
¡¡¿Cómo?!!
C 92.-

Siempre lo lograba. ¿Cómo? No sabía, no hacía tanto tiempo que


estaban juntas pero parecía que la conocía “de toda la vida”. A
pesar que había tratado de ocultarlo bien -o eso había creído-
durante toda la fiesta y luego mientras acostaban a los niños y
dejaban la casa “más o menos en orden” para que doña Encarna
se llevara una grata sorpresa a la mañana siguiente, Maca había
notado su preocupación.

Como casi siempre, Esther se había metido primero en la cama


mientras la “forense mamera” - que necesitaba dar el “último
vistazo” para asegurarse que los niños estaban bien dormidos y
no necesitaban nada – llegaba “trajeada” en ese nuevo pijama de
seda blanco que se había comprado “especialmente” para sus
“ocasiones” aquí te pillo-aquí te mato.

E_ No creo que le demos buen uso a ese pijama que te queda de


muerte. (exhausta, exhalando un suspiro resignado) Estoy a punto
de caer desmayada de cansancio.

M_ Hoy no tenía esa sana intención. (tiraba la ropa que se había


quitado en el baño sobre una silla) Pero espero que puedas
decirme qué te preocupa tanto antes de cerrar esos ojitos, cariño.
(la miraba frunciendo el ceño parada al lado de la silla)

E_ ¿Eh? ¿Qué...?

M_ ¿Qué pasa Esther?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

La celebración del primer cumple de Aháva había estado


“preciosa” -Encarna dixit. ¿Quiénes habían estado en la fiestuqui?
Cruz con Gimeno y sus niñas - Candela y Luci se llevaban muy
bien ahora que “vivían juntos”, desde ya Greta [la original] no
podía faltar ; Claudia y Aimé y “las mellis en la panzota”; Teresa
con su Manolo. Un círculo pequeño e íntimo que para Maca y
Esther eran parte de “la familia”.

Quien más entusiasmado estaba con los regalos era Aziz. Aháva
era aún muy pequeña para disfrutar la casa de muñecas, el
correpasillos, los juegos didácticos de encastre, el teléfono chulo y
demás etcéteras. Aunque se aferró al osito cariñoso regalo de
Claudia, razón por la cual habían demorado tanto en llegar a la
casa: lo habían tenido que pasar a buscar por la juguetería donde
la jueza lo había encargado y el pedido no estaba listo, cosa que
lograron con protestas y “escándalo forensil” de Maca ante la
“¡insensibilidad manifiesta frente a los antojos de una mujer
preñada con dos niñas!”

Aziz tuvo su cuota suplementaria de regalos; Maca se había


encargado de decirles a todos y cada uno que si traían un regalo a
la niña debían traer uno, aunque sea pequeñito, para su otro
“hijo”. “No quiero que se sienta dejado de lado”, “Maca, los niños
saben que los que reciben regalos son los cumpleañeros”, “no, no,
Aziz tiene que sentir que él también es agasajado por el cumple
de su hermana”. Cuando se lo había comentado a Esther, a ver si
estaba de acuerdo, lo único que recibió de respuesta fueron miles
de besos y caricias de la enfermera. ¿Qué importaba si la idea era
correcta o no? Para Esther, ese “su hermana” era ¡¡lo máximo!!

La única asombrada por la variedad de tapas servidas había sido


Teresa. Los demás ya conocían la “manía” de Maca con la cocina.
Pero el pastel “de cumple” se llevó todos los halagos habidos y por
haber. Por el sabor y por la decoración. Maca no se cansaba de
repetir que Aziz lo había hecho con ella y el niño recibía vítores y
besos por su “obra”.

Esther los miraba embelesada, emocionada hasta el tuétano.

Gi_ ¡Toma, límpiate! (le alcanzaba una servilleta)


E_ ¿Qué? (instintivamente se llevaba la mano a la barbilla)

Gi_ ¡Las babas, mujer! (sonriente)

E_ Ayss, es que... los miro y no puedo …

Gi_ Haces bien, disfruta de ellos. (enternecido, le acariciaba el


brazo)

E_ Oye, ¿te vienes conmigo a la cocina? Vamos a buscar los platos


para servir el pastel, necesito comentarte algo.

Gi_ Vale. (notando que la emoción había dado paso a la


preocupación en el rostro de la enfermera)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

E_ ¡Que nada mujer! (intentaba escapar del tercer grado con un


exabrupto)

Pero Maca era hueso duro de roer.

M_ Cariño, no estoy ciega. Te he visto con la mirada perdida y


pensativa. (ya metida en la cama, le pasaba el brazo por los
hombros y la atraía hacia su cuerpo)

E_ No te niego que en algún momento se me cruza lo injusto que


es que Valeria salga impune de todo esto. (se recostaba contra su
pecho y cerraba los ojos)

M_ Jmmm. (le acariciaba el cabello y metía sus dedos entre los


cabellos)

E_ Me habrás visto así en esos momentos. (se aferraba a la cintura


de la forense)
M_ Nop.

Esther se quedaba en silencio.

M_ Como tú misma lo has dicho, a todo cerdo le llega su San


Martín. Ya llegará el turno de la Endesa, del juicio no se libra.

Esther seguía en silencio.

M_ No es lo de Valeria lo que te tiene así. ¿Me lo vas a contar o no?

Esther cogía aire.

E_ Maca, no hay nada que contar.

M_ ¿Ni siquiera lo que hablaste con Gimeno en la cocina?

–.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Gi_ ¡¡Coñooo!!

E_ Como ves, necesito que completes la información que te había


pedido. (terminaba de acomodar los platos y cucharas en la
bandeja)

Gi_ ¡Mañana mismo! Estuve ocupado con el informe para el


ministerio y …

E_ Gimeno, de esto a Maca... ¡por favor! (hacía un gesto de


silencio con los dedos sobre sus labios)

Gi_ No, no, no te preocupes. ¿Tú crees que...?

En_ ¡¡Los platos!! (entraba apurada a la cocina) ¡Venga Esther,


que van a encender la vela para que Aháva la apague!
93.-

Ese día Claudia tenía cita de control con su ginecóloga en el


Central. El tono en la voz de Esther en el teléfono fue suficiente
para que darse cuenta que había un problema grande y que por
algo quería que no le comentara nada a Maca. Después de su
revisión, se acercó a la guardia y la jefa de enfermeras se hizo un
hueco en sus tareas para ir con la jueza a un bar cercano al
hospital.

Cl_ ¿Abdul está seguro de su información?

Esther asentía.

Cl_ ¡Joder! (un exabrupto en boca de “su señoría”) No sé cómo has


logrado ocultárselo a Maca, tiene un sexto sentido para detectar
los problemas.

E_ Poniendo mi mejor cara de piedra, Claudia. No sé si la


convencí, pero no ha insistido. No quería arruinarle la alegría del
cumple de Aháva el otro día, pero se lo tendré que comentar tarde
o temprano. El tío está al llegar a España. ¿Se puede hacer algo?
(angustiada)

Cl_ Legalmente, tiene todo el derecho a llevarse a la niña, es su


sobrina y si los papeles están en regla...

E_ ¡Mierda! (aún más angustiada al verse esfumar la última


esperanza que abrigaba)

Cl_ Maca sabía que era una tenencia temporal, Esther. Si


aparecían los parientes a reclamarla... (estiraba la mano por
encima de la mesa y cogía la de la enfermera, que estaba al borde
de las lágrimas)

E_ Vale. Lo sabíamos... (sacaba un kleenex de su bolsillo y se


limpiaba la humedad de su nariz) pero esto cambia todo Claudia.
Se va a ir con un pariente que tiene tres esposas y más de diez
hijos.

Cl_ En su cultura, está permitida la poligamia. No quiere decir que


no la vaya a cuidar y a criar bien. (trataba de consolarla
inútilmente)

E_ Ya, pero parece que es un musulmán tradicional y … ¡va a


hacerla usar burka! (exclamaba desesperada)

Cl_ Tranquilízate Esther, quizás no sea tan así.

E_ ¿Y lo otro? ¿Las autoridades no tienen en cuenta eso? (no podía


impedir las lágrimas que brotaban sin freno)

Cl_ Esther, lo siento (apretaba su mano tratando de calmarla) pero


Abdul no dice que es un delincuente con antecedentes penales.
Lo suyo es una sospecha entre los saharauis.

E_ ¡Mierda! ¡Mierda! (meneaba la cabeza)

Cl_ Esperemos los datos que está buscando Gimeno, quizás haya
algo que nos permita impedir que se la lleve.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cr_ ¿Querías verme?

Maca no había notado su entrada. Estaba muy concentrada en la


necropsia a una mujer que había fallecido por un infarto en la vía
pública.

M_ ¡Ah! Sí, ¿me esperas a que termine esto? (se giraba a mirarla y
levantaba su mascarilla)
Cr_ Vale. Te espero en mi despacho, tengo mucho papel que
quitar. (sonreía dándole un apretón en el brazo)

M_ Cafelito porfa. (le guiñaba un ojo)

Cr_ ¡Eso se descuenta contigo! ¿Guille no está? (mirando hacia los


costados)

M_ No, lo mandé a echarle un cable a Gómez, hoy no da pie con


bola.

Cr_ ¿Gómez? ¡Qué raro! (fruncía el ceño)

M_ Su mujer estacionó el BMW frente a la casa de la alcaldesa (se


volvía colocar la mascarilla y cogía el escalpelo). Se lo llevó la grúa
y el tío está que trina por la multa, el acarreo y el bochorno.

Cr_ ¿Bochorno? ¿Por qué?

M_ Como dice Héctor, boludeces.

Cr_ Ya. (sonreía) Es simpático eso de ….boludeces. Hablando del


argentino...

M_ Está preparando una nueva ronda de mates, vamos a terminar


todos verdes... o peor aún, vamos a desaparecer por el váter.

Cr_ Jajajaja.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Estaban quitándose las batas de cirugía. Dos auxiliares llevaban la


camilla con el hombre recién operado hacia la UCI.

Vi_ ¿Follón en casa? (haciendo un bollo de su bata y embocándola


en el cesto desde lejos)
E_ ¿Eh? (quitándose el gorro de cirugía)

Vi_ Que algo te preocupa, estuviste como ausente en la cirugía.


Como eres muy profesional no afecta tu actuación pero se te nota.

E_ Pufff. (se apoyaba sobre la mesada de los lavabos)

Vi_ ¿Te enfadaste con la destripadora?

Esther negaba con la cabeza.

E_ Imposible enfadarse con Maca. (bajaba la cabeza)

Vi_ Jmm, ¿te puedo ayudar en algo?

E_ No sé Vilches, no sé. (levantaba el rostro y lo miraba a los ojos)

Vi_ ¿Quieres hablarlo?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cr_ ¿Crees que te miente?

M_ Mentir no. (bebía un sorbo de su taza, acomodada como


siempre en la poltrona, con las piernas encogidas sobre el asiento)
No me cuenta para no preocuparme.

Cruz sonreía.

Cr_ Vuelve a preguntarle.

M_ Mmm, no, va a seguir con su mejor cara de piedra. (sonreía) Y


yo me la voy a comer a besos, cuando se pone así es muy sexy.

Cruz abría los ojos asombrada.


M_ Sip, sexy. Y terminamos revolcándonos como niñatas. Ahhhh...
(suspiraba) No lo puedo resistir. Me pone cachonda esa cara
seriota que usa como máscara.

Cr_¡Ayssssss, Macaaaaaa! (meneaba la cabeza y sonreía)

M_ Vale. (bajaba las piernas y se sentaba derecha, dejando la taza


sobre el escritorio) Necesito tu ayuda.

Cr_ ¡No querrás que yo hable con ella y le pregunte!

M_ No, a ella no, a Gimeno.

Cr_ ¿Y por qué no le preguntas tú a Gimeno?

M_ Porque están complotados y no me va a decir nada. En cambio


a ti... con tus artes... ejemmmmm. Estoy segura que algo anda
mal con la Endesa, no me ha contado todo Cruz.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Teresa entró por segunda vez en quince minutos a la cafetería.


Vilches lo notó enseguida.

Vi_ Segunda entrada de Teresa, está intrigada.

E_ ¡Ah! (giraba la vista y sonreía, era verdad lo que le comentaba


el jefe de médicos)

Vi_ Si las cosas se presentan como dice la jueza (hacía el ademán


de coger su taza pero desistía al verla vacía), tendremos que
hacer algo para impedir que Aháva salga del país.

E_ ¡¡¿Algo?!! ¡¡¿Como qué?!!


Vi_ Algún tratamiento médico que sólo se pueda hacer aquí,
alguna enfermedad infecciosa, ¡yo qué sé! Pero algo se nos va a
ocurrir. Déjame pensar un poco y hablarlo con Fernando.

Esther lo miraba asombrada.

Vi_ No va a ser la primera ni la última vez que lo hagamos Esther.


Voy a currar y a justificar mi sueldo, ocúpate tú de Radio Macuto.
(se levantaba y no le daba tiempo a Esther para responder)

Al ver que Vilches se iba, Teresa apuraba el paso hacia la mesa


donde una atribulada Esther no atinaba a retirarse para evitar el
“tercer grado” en ciernes.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

M_ ¿Entonces no tienes problema Encarna? […..] Vale, lo busco en


el cole y lo llevo rápido a casa.

Héctor y Guille paraban la oreja al mejor estilo cotilla.

M_ Un lugar especial, jeje. [….] Tengo en mente un restaurante


italiano. [….] Jeje, para después, algo de eso, mi querida suegra.

Codazo de Héctor a Guille y en voz baja.

He_ Candombe del bueno.

Gui_ ¿Eh?

Un gesto algo “obsceno” aclaraba el dicho del porteño.

Gui_ ¡¡Ahhhh!!

M_ Bueno, ahora a reservar mesa en Fillipi. (marcaba el número a


renglón seguido)
Gui_ Fillipi, trata de recordar el nombre, luego averiguamos la
dirección. (el codazo ahora iba hacia el costado del argentino)

He_ ¿Pa qué?

Gui_ ¿Para qué va a ser? Para llevar algún ligue, si Maca la lleva
ahí debe ser infalible.

He_ ¡¡Ahhh!!

Luego de hacer la reserva, llamaba al mecánico donde había


llevado su moto para el service anual.

M_ ¿Pedro? Maca Fernández. [….] No, no me he olvidado, es que


con los críos la uso poco y la verdad, ni tiempo para una vueltita,
ya sabes lo que es ser padres. [….] Claro, claro, con tres me
imagino. Oye, ¿estará lista mi niña para hoy a la tarde?

He_ Ahí tenés el gran secreto, la moto. (con cara de circunstancia)

Gui_ Vamos a tener que comprarnos una. (asentía)

He_ Jmmm, si se la pido, ¿me la prestará?

Gui_ ¿A su niña? No creo.

He_ Mañana le pregunto, va a estar de buen humor, quién te


dice...

Gui_ ¿Alguien en la mira?

He_ Se mudó una gayeguita a mi comunidad y me tiene tururú.


¡Qué bomboncito!

Gui_ ¿Turu qué?


M_ ¡Otra vez cuchicheando! (guardaba el móvil en el bolsillo de su
bata)

He_ Che, nada de cuchichear, no te queríamos molestar con


nuestros comentarios. Se viene la final entre los colchoneros y el
Athletic. ¡Bielsa contra Simeone! ¡Más argentino imposible!

M_ ¡Fútbol, fútbol! ¿No tenéis otro tema de conversación vosotros?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Te_ No sé por qué esa cara, ¡ojalá a mí me viniera a buscar


Manolo!

E_ Estoy cansada, Tere. (apoyada contra el mostrador, mirando


hacia la entrada de urgencias a ver si veía estacionar el coche de
Maca)

Te_ No sé si lo tuyo es cansancio u otra cosa.

E_ ¡Qué manía tienes con ver problemas donde no los hay!


(bufaba sin quitar la vista de la entrada)

Te_ Jmm, no sé, no sé. Tanta charla con Vilches, jmm.

E_ ¡A ver! ¿Cómo te tengo que decir que hablábamos el tema del


juzgado? ¡¡¿Eh?!! (se giraba a mirarla, un poco harta)

Te_ ¿Y cómo te tengo que decir yo que no te creo? ¡Te conozco


Esther García! (la señalaba con el dedo índice) ¡Son aaaaaaaños!

E_ ¿Y qué te crees que pasa, doña sabionda?

M_ ¡Vaya! Parece que somos dos las que notamos que algo pasa.
94.-

Se sentía terriblemente “culpable” por el secreto. Habían pasado


una noche preciosa. Primero fueron a un pub irlandés en
Fuencarral, una cervecita ella y una gaseosa Maca -porque era la
“conductora”- y una charla tranquila de pareja, contándose el día,
hablando cosas de aquí y allá. Luego a dar un paseo en la moto,
esa sensación hermosa de aferrarse a su cintura y sentir el viento
en la cara, ¡impagable! Finalmente, cena íntima en una mesa
escondida en lo de Fillipi.

Esas sorpresas de Maca, venir a buscarla, haber organizado una


salida tan impensada y simple, pero tan cálida y tan “como ella”.
¡Y ella que le estaba escondiendo esto!

Te_ ¿Por qué esa cara? ¡No me digas que la salida de anoche
terminó mal!

E_ ¡Terminó como siempre y eso es lo que me pone así! (cerraba


el historial en sus manos y se iba sin otra explicación, al borde de
las lágrimas)

¡Pobre Teresa! ¡No entendía nada! ¡Quedó con una cara de


preocupación que asustaba al más valiente!

E_ ¡Mierda! ¡Tengo que contárselo yaaa!

Caminaba absorta en su intríngulis y en la noche que había


terminado “as usual”. Su madre se había encargado de todo y los
niños dormían plácidamente en su habitación cuando llegaron;
fueron a darles el último beso antes de acostarse y luego, ya en su
habitación, “redondearon” un paseo perfecto amándose sin
estridencias pasionales ni urgencias pero buscando en la otra el
placer excelso con la caricia enervante y el beso encendido de
quien ya conoce el qué, el cómo y el dónde del cuerpo de su
pareja, de sus gustos más íntimos.
Le volvía la imagen de Maca dándole el “último beso” a los niños.
Se le estrujaba el corazón tan sólo pensar en que Aháva dejara de
ser parte de su familia y se le cerraba la garganta pensando en lo
que iba a significar para Maca la partida de la niña. El sonido del
móvil la volvió al Central y al pasillo por el que caminaba.

E_ Hola Cruz. […..] ¿Aquí? ¿Ahora? [….] Vale, voy al


estacionamiento.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

M_ ¿Hoy no rezongas por mi tardanza? (la sorprendía cogiéndola


de la cintura desde atrás, aprovechando que la jueza estaba
absorta controlando el procedimiento)

Cl_ Llegaste. (suspiraba sonriente) Guarda la compostura, que no


tienen que enterarse todos de nuestra relación. (la vacilaba)

M_ Ya saben todos que eres mi sueño imposible. (dejaba un beso


en su mejilla mientras acariciaba la tripa prominente de la jueza)
¿Cómo están mis niñas esta mañana?

Cl_ Tranquilas. Según su padre, tienen poco espacio para bailar


salsa.

M_ ¡Uhhh! No me lo imagino al narigón bailando salsa. (seguía


acariciando la panzota con cariño)

Cl_ Así como lo ves seriote y circunspecto, tiene sus habilidades.


(se le iluminaba la cara hablando de su “Aimecito”) Venga,
terminemos con esto que los del CSI están de brazos cruzados y
bufando porque te tienen que esperar. Héctor anda como un
sargento de caballería amenazándolos con tus iras si tocan algo
del cadáver. ¡Lo tienes bien entrenado!
M_ ¡Sip! (sonreía satisfecha)

Cl_ ¿Todo bien en el cole de Aziz?

M_ ¡Perfex! (caminaban hacia donde estaba tendido el cuerpo de


un hombre joven en la acera y varios CSI alrededor) Hoy la
maestra me dijo que nos espera a Esther y a mí en la reunión de
padres de la semana que viene, que Aziz habla mucho de su otra
mamá y de su hermanita.

Un sentimiento de tristeza invadió a Claudia, que hormonalmente


sensible como estaba, no pudo evitar el enrojecimiento de sus
ojos pensando en el secreto que compartía con Esther.

M_ ¡Ey!(la tomaba del brazo al notar su emoción) ¡Estás muy


blandita hoy! ¡Mis niñas te estrujan el corazón!

Cl_ ¡Tus niñas! ¡Dale con que serán chancles! (trataba de desviar
la conversación mientras aspiraba la humedad de su nariz)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Conversaban sentadas en el coche de Cruz, en el estacionamiento


del hospital.

E_ ¿No se lo vas a contar?

Cr_ No, se lo prometí a Gimeno. Pero tú tienes que hablarlo hoy


mismo con ella Esther. Está ansiosa porque cree que le ocultas
algo sobre el caso de la Endesa.

E_ ¿Eso cree? ¡¡Ufff!!

Cr_ Y hoy, apenas me vea en el Anatómico, me va a hacer un


tercer grado que ni te cuento. (meneaba la cabeza)
E_ ¡Gracias Cruz!

Cr_ No me agradezcas, para mí también es un marrón contarle


esto. Además, eres tú quien lo tiene que hablar. Esther, tarde o
temprano se va a enterar y es mejor que sea por ti.

E_ Yo quería ver si había alguna forma de hablar con este hombre


antes de …

Cr_ Esther... por lo que me ha dicho Gimeno no creo que sea una
persona muy... razonable.

E_ ¿Sabe algo nuevo? (preocupada)

Cr_ No, sé lo que tú sabes de lo que ha averiguado, pero el tío


parece ser muy … religioso, para llamarlo de alguna manera. Y si
se la quiere llevar para criarla en su fe, ni te cuento lo que va a
pensar apenas sepa que vosotras...

Esther la miraba con los ojos desorbitados.

Cr_ Lo siento... (cogía su mano y la apretaba con cariño) pero eso


también juega en contra en esta situación.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Esther pasó el resto del día esquivando las preguntas de Teresa.


Maca, por su parte, tratando de lograr un momento a solas con su
jefa para someterla a un “interrogatorio” sobre sus
averiguaciones, pero Cruz logró “esquivarla” exitosamente.

Esther estaba decidida a hablarlo esa misma tarde. Llamó a su


madre para decirle que se ocupara de los niños, que llegarían más
tarde

En_ ¿Por qué?


E_ Nada mamá, quiero charlar algunas cosas con Maca y necesito
hacerlo a solas, en casa con los niños no...

En_ ¡¡Pero si esta mañana estabais más enamoradas que nunca!!

E_ ¡Mamá! ¡No tiene nada que ver con eso!

En_ ¡¡Entonces ¿qué pasaaaaaa?!!

Recién ahí se dio cuenta que había sido un error decirle la verdad
a su madre. Las explicaciones no sirvieron de nada, su madre
estaría con el corazón en la boca y esperándolas para “enterarse
de la verdad”. Lo confirmó a la salida, cuando Teresa la increpó
mientras firmaba el parte.

Te_ Mira, si no quieres contarme, vale. Pero sé que algo te pasa


con Maca (la señalaba con el dedo índice acusatorio) Encarna me
ha llamado desesperada a ver si sabía algo.

E_ Aghhh. (suspiraba entrecerrando los ojos, confirmando sus


temores sobre “doña Encarnación”).

Te_ Yo sólo te digo esto. Es un poco chiflada, aunque las más de


las veces tiene razón en todo. (enumeraba las “virtudes y
defectos” de la forense). Tiene un corazón de oro, ¡¡de oro,
Esther!! Y … es guapa, ¡muuuuuuu guapa!

E_ Tereeeeesa... (ponía los ojos en blanco, con aire de hastío)

Te_ No sé qué trastada te habrá hecho, no sé … bueno, como en


todas las parejas, hay días y ¡¡días!! ¡Si te contara! (meneaba la
cabeza en actitud de “sabias canas que lo han vivido”)

E_ Teresa, no pasa nada, Maca no me ha... (intentaba “meter


cuchara” en el monólogo “teresístico”)
Te_ Te lo digo breve. ¡Maca es lo mejor que te ha pasado en la
vida! ¡¡No la dejes escapar!! (esto último era casi un ruego
desesperado de la recepcionista)

E_ ¡¡Ayssss!! (bajaba la cabeza impotente)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Enésimo intento de encontrarse con Cruz a solas. Esta vez se


había ido a una reunión con el “jefe supremo”.

M_ ¡Pufff! Parece que me estuviera evitando.

Caminaba hacia su despacho cuando la cruzaba Guille.

Gui_ Maca, te esperan en la recepción.

Vibraba su móvil, un sms , lo miraba, Esther le avisaba que la


pasaba a buscar en una hora.

M_ Jeje. (sonreía)

Gui_ ¿Me has escuchado? Te esperan en recepción.

M_ ¿Eh? Sí, sí. ¿Quién?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Había logrado tranquilizar a medias a Teresa con la promesa de


contarle todo el día siguiente y que no se preocupara, que todo
iba bien con Maca, que estaban más enamoradas que nunca. A
regañadientes la recepcionista-amiga había aceptado la
explicación.

El trayecto en taxi lo hizo elucubrando distintas formas de


comenzar la charla. No estaba conforme con ninguna de sus
ideas. Unas calles antes de llegar al Anatómico le envió un nuevo
sms avisando que estaba llegando.

Cuando el taxi paró frente a las escalinatas del edificio la vio


parada en la puerta, su bolso en bandolera y su rostro demacrado
y descompuesto.

E_ ¡¡¿Qué le pasa?!! (se alarmaba mientras pagaba el taxi)

Ella bajaba del taxi, Maca se acercaba a paso firme. Ahí notó sus
ojos enrojecidos de llanto y la tristeza que destilaban.

E_ ¡¡Maca!! ¡¡¿Qué...?!!

M_ ¿Cuándo pensabas decírmelo? ¿Cuándo me la quitaran de los


brazos?
95.-

Se quedaron charlando en el coche de la forense. Maca estaba


demasiado descompuesta como para ir a un bar, no paraba de
llorar y hipar. Esther trataba inútilmente de contenerla, nunca la
había visto así.

Maca no le reclamaba que hubiera mantenido el secreto, su


preocupación central era una y sólo una: “¡Me van a quitar a
Aháva! ¡Me van a quitar a mi hija!”

Finalmente, después de una “eterna” media hora descargando su


impotencia y su pena, cuando ya no quedaban casi lágrimas por
derramar, metida entre los brazos de Esther que la acariciaba y la
besaba, pudieron empezar a intercambiar ideas.

E_ Gimeno está haciendo averiguaciones sobre el hombre.


M_ Jmmm. (rumiaba desesperanzada)

E_ A ver si encontramos algo que impida que la reclame. Parece


que el tipo no es trigo limpio.

M_ Abdul me comentó algo. Pero Esther... (se enderezaba y la


miraba a los ojos, sin romper el abrazo de Esther) si el tipo es un
chivato de la policía marroquí, eso juega a su favor. Van a dar el
mejor de los informes, van a esconder todas sus trastadas.

Esther la miraba en silencio.

M_ Eso va en contra nuestra Esther. (sus ojos volvían a


enrojecerse)

E_ Vale, tienes razón. Pero … Gimeno cree que si el tipo se dedica


a esas cosas, tendrá otras cosas que esconder y si las podemos
encontrar...

M_ ¡¡¿Y si no las encontramos?¡¡ (en un grito lastimero)

Esther le acariciaba la mejilla mientras le hablaba con dulzura.

E_ Mira... hay gente dispuesta ayudarnos. El mismo Vilches está


buscando datos sobre enfermedades que sólo puedan tratarse
aquí.

Maca la miraba sin entender.

E_ Algo haremos Maca. Yo... cada vez estoy más convencida.


(hacía una pausa y tocaba los labios de la forense con su dedo)
Aháva es nuestra hija, ¡¡nadie se la va a llevar!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

¿Decirle o no decirle a Encarna? Esther era partidaria de una


“mentirilla blanca” pero Maca se resistía. No quería engañar a su
suegra; si iban a tener que pelear la custodia de la niña, tarde o
temprano lo sabría; si iban a buscar una medida radical para que
no se la llevaran, Encarna tendría que ser “partícipe necesario”.
“Yo se lo digo”, “Maca, no estás en condiciones de …”, “no te
preocupes, con tu madre me es fácil hablar”.

Esther hablaba con Claudia mientras en la cocina suegra y nuera


se consolaban mutuamente.

E_ La primera reacción de mi madre fue... ¡una explosión


verborrágica! ¡En mi vida la escuché decir tantos tacos juntos!
Aysss.

Cl_ Me imagino Esther. ¿Y ahora cómo están?

E_ Abrazadas las dos. ¿Has podido ver algo del tema?

Cl_ Sí, pero...

Un grito estentóreo interrumpía la conversación telefónica.

En_ ¡¡Ya tengo la solución!! ¡¡Nadie se lleva a mi nieta!!

E_ ¡¡¿Eh?!! (miraba hacia la cocina desde donde aparecía Encarna


seguida a pie juntillas por la forense)

Cl_ ¡¡¿Qué dice?!! (había escuchado el “eureka” estereofónico de


la “suegrísima”)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Noche de conferencia telefónica con Cruz, con Gimeno, con


Claudia. ¡Hasta con el mismísimo Vilches!

Como era de esperar, la oposición más férrea al “eureka


Encarnístico” vino del lado de Claudia.

Cl_ ¡¡¿Cómo se le ocurre?!! ¡¡Nooooo!!

Gimeno esbozó una sonrisa cómplice tras el teléfono mientras


repetía “bueno, si no queda otra”. Y Cruz llamaba a la calma, “hay
muchas opciones, no nos apresuremos”.

Vilches le adelantó a Esther una de sus conclusiones.

Vi_ Neurofibramatosis.

E_ Vilches, es una enfermedad genética hereditaria. (le ponía


pegas a la “elección”)

Vi_ Sí. Y que lleva muchos estudios. Los padres de la niña están
muertos, no hay forma de constatar que la tenían. El pariente éste
que la quiere se va a cagar en las patas cuando se entere.
Además, no hay cura hoy día, sólo tratamientos paliativos. Como
tiene múltiples manifestaciones ¿qué se recomienda?

E_ Seguimiento estricto por parte de médicos especialistas, para


tratar posibles complicaciones. (esbozaba una sonrisa, comenzaba
a gustarle la “solución vilchística”)

Vi_ Sacto. Mañana lo voy a charlar con Aimé, hizo una


especialización en neurocirugía, está enterado del asunto ¿no?

E_ Claro.

Vi_ Entonces, ¡en marcha! Ahhh, dile a tu madre que si todo falla
su solución es la acertada. ¡Qué cojones tiene doña Encarna!
Esther, tu madre ¡es de las mías!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Aunque esa noche trataron por todos los medios de hacer “vida
normal” con los baños y la cena de los niños, los chavales
“pescaron” el nerviosismo reinante y no terminaban de dormirse
nunca.

Esta vez la ceremonia del “último beso del día” la hicieron juntas,
abrazadas. Maca necesitaba a Esther cerca, estaba como un
“patito mojado” y las lágrimas le brotaban en forma intermitente.

E_ La idea loca de mi madre... (la miraba de soslayo mientras


apretaba su cintura contra el cuerpo) No has dado tu opinión.

M_ Jmmm. No quise contradecirla, se veía feliz con lo que se le


había ocurrido. (pasaba un dedo con suavidad por la cabecita de
Aháva)

E_ Es muy loco, ¿no? (trataba de sondear la opinión real de la


forense)

M_ ¡Imposible! (largo suspiro de agobio)

E_ Imposible no. Hacer... se puede hacer.

Maca fruncía el ceño y se giraba a mirarla.

E_ No me mires así. Yo no lo veo tan... imposible.

M_ Tú... si todo falla... ¿estarías dispuesta?

E_ Por nuestra niña... (se enternecía mirando a la cría) ¡Sí Maca!


(firmemente convencida)

Maca se apresuraba a estrecharla entre sus brazos.

M_ ¡¡ Mi amooooor!!
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Fue una semana intensa.

Maca estaba más tiernita que nunca. A decir de Cruz y Claudia,

Cr_ Nunca la había visto así, llorando por los rincones y con la
cabeza en otro lado.

Cl_ Esta semana no ha trabajado conmigo, ¿no se distrae con los


casos que tiene?

Cr_ ¡Qué va! Hoy tuvo un procedimiento con el juez Ferracas y


Héctor me vino a preguntar qué le pasaba que no les gritó a los
del CSI, habían movido el cuerpo y no habían esperado a su
llegada.

Cl_ ¡¡¿No armó un escándalo?!!

Cr_ Lo que te digo, está como ausente.

Esther por su lado intentaba aguantar el tipo, en el trabajo y


especialmente en casa, donde su madre seguía organizando su
“eureka” a toda marcha.

E_ ¡Mamá, por favor! (meneaba una mano mientras resoplaba)

En_ Mamá, ¡nada! Esto no se hace de un día para el otro, hay que
pensarlo y organizarlo. (volvía a mirar la lista en un cuaderno)
Mañana don Pepe me consigue un móvil nuevo.

E_ ¡Un móvil nuevo! ¡¡¿Para qué?!!

En_ ¡¡¿Cómo para qué?!! ¡¡¿Para qué va a ser?!! Para llamar a toda
esta gente y que no puedan rastrearlo. ¿No has visto en las series
que te rastrean las llamadas telefónicas? Pues nadie se va a
enterar de a quién llamé, con quién hablé. Se lo pregunté a
Gimeno y le pareció una excelente idea.

E_ ¡¡¡Aysss!!! (se agarraba la cabeza)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

A Maca no la convencía la “solución vilchística”.

Cr_ ¿Por qué? A mi me parece una buena idea. Y el diagnóstico


presuntivo lo firmarían Vilches y Aimé, tienen autoridad.

M_ Porque apenas le ordenen pruebas genéticas se va a


comprobar que no tiene ninguna alteración en los cromosomas 17
o 22. (saboreaba el café con tristeza, sus piernas acurrucadas
contra su trasero en su pose habitual en la poltrona frente al
escritorio de su jefa)

Cr_ Eso lleva tiempo Maca, no son pruebas que se hacen de un día
para otro.

M_ Ganamos tiempo, sí. (suspiraba) Sólo eso. Al final, se la van a


llevar.

Cr_ No sabes cómo va a reaccionar el tipo cuando se entere del


diagnóstico, quizás abandone la idea. (intentaba buscarle el lado
positivo y cambiar el humor de la forense)

M_ ¡¡¿Y si no la abandona?!! ¡¡¿Y si pide hacer las pruebas?!!


¡¡¿Hacer pasar a mi niña por toda esa agresión?!! (angustiada y
con lágrimas)

Cr_ Vale,vale. Tranquilízate, ¿sí? (se apresuraba a levantarse e ir a


su lado a confortarla)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
Una semana donde “el horno no estaba para bollos”. O mejor
dicho, había demasiados bollos para cocinar y ninguno terminaba
de “levar” lo suficiente.

Vilches y Aimé le daban vueltas y vueltas a la idea, tratando de


materializarla lo mejor posible y con suficiente fundamento.
Gimeno no avanzaba mucho en sus pesquisas y no encontraba el
hilo conductor a las “trastadas” del susodicho, que suponía
debería haber “¡y muchas! Pero nadie suelta prenda, Cruz.”
Claudia agotaba sus conocimientos sobre la guarda de un crío y
consultaba colegas especialistas, pero la respuesta seguía siendo
la misma, “es su pariente consanguíneo, tiene derechos
reconocidos por la legislación”.

El llamado de Abdul avisando que la semana entrante el “tito”


llegaría a España aceleró los tiempos de todos, especialmente en
casa de las chicas. Con los críos ya acostados esa noche estaban
en la cocina hablando, con una copa de un Wilson cosecha 2002
que Maca le había regalado a su suegra.

M_ Así las cosas, tenemos dos opciones. El camino de Vilches o el


tuyo Encarna. (bebía un sorbo generoso de su copa con los ojos
enrojecidos)

E_ Maca, creo que tenemos que preparar el historial que certifique


el diagnóstico presuntivo.

M_ ¡¡¿Hacerle los estudios a Aháva?!! (alarmada)

E_ No, no. (la calmaba) Vilches y Aimé están preparando un


informe basado en síntomas y van a recomendar los estudios
necesarios. Eso solo alcanza. (estiraba su mano y tomaba la de
Maca) Estuve hablando con Fernando y él también lo va a
refrendar.
M_ Esther, ¿te das cuenta que si este hombre pide que se le hagan
los estudios nuestra niña va a sufrir sin razón?

En_ ¡¡¿Por qué?!! (casi se atragantaba con el brandy al escuchar


que su nieta iba a sufrir)

M_ ¡Porque son estudios invasivos Encarna!

E_ Maca, no exageres. (la cara de la forense mostraba su


desacuerdo) Además, no sabemos si...

En_ ¡¡No y no!! (enérgica, golpeando la mesa) ¡¡No me la van a


pinchar y torturar a la niña!! ¡¡Yo ya tengo todo organizado!!
¡¡Mañana mismo voy a comprar los pasajes para Gambia!!

E/M_ ¡¡¿Gambia?!!

En_ Ahí tiene negocios el suegro de mi primo segundo el Chato y


dijo que nos va a ayudar. No hay tratado de extradición con
España. (sonriente y felicísima con la fuga que había planeado)
96.-

Cl_ ¡¡¿Gambia?!! (azorada)

Maca sonreía mientras detenía el coche. Varios metros más allá


estaba el cordón policial que separaba a los curiosos de la escena
donde habían encontrado el cuerpo de una mujer, en avanzado
estado de descomposición, en una alcantarilla de una zona
ajardinada en la confluencia de la Cañada de la Mesta y la calle
Antonio Moya de la localidad de Pinto.

M_ ¡¡Ahhh!! ¡Mi suegra tiene cada idea! (orgullosísima de “su”


Encarna)

Cl_ Pero... ¡cómo se le ocurre que os vais a fugar a Gambia!

M_ Jmm. (sacaba las llaves de la ignición y comenzaba a


desabrocharse el cinturón) El primo éste, el Chato, le dijo que
teníamos que buscar un país que no tuviera tratados de
extradición y que conocía uno donde su suegro tenía algunos
negocios no muy claros, que seguramente nos iba a ayudar. Y
Encarna se entusiasmó con la idea.

Notaba los esfuerzos de su amiga la jueza para desabrocharse el


cinturón.

M_ Deja que te ayude. (se inclinaba a desabrocharlo) Oye, tú no


tendrías que estar haciendo esto, en cualquier momento nacen
mis sobrinas.

Cl_ ¡Ufff! Me cuesta desabrochar el cinturón, nada más, no


exageres Maca.

M_ Ya está. Mira, no entiendo por qué has tenido que venir tú


hasta aquí para levantar el cuerpo. No es tu jurisdicción.

Cl_ Porque me avisó el juez de instrucción, ya te lo dije. Un bolso


al costado de la mujer tenía un DNI y coincide con una denuncia
de desaparición radicada en mi juzgado. (abría la puerta del
coche e intentaba levantarse)

M_ ¡Espera que te ayudo mujer! (se apresuraba a salir por su lado


para ir al otro lado del coche) ¿Ves lo que te digo? (ayudándola a
salir del auto) No estás en condiciones de hacer esto.

Cl_ ¡Todavía puedo! (resoplando por el esfuerzo)

M_ Sí...y en cualquier momento escupes a las mellis en un


esfuerzo. ¡Cabezota!

Cl_ ¡Mira quien habla! ¡Planeando fugarte y secuestrar a Aháva!


Maca... (la cogía del brazo) ¿has pensado que os van a buscar por
todos lados? ¡Hasta con la Interpol y Scotland Yard!

M_ Sí, lo sé. (cogía su maletín con el instrumental y cerraba el


coche)

Cl_ ¿Has pensado lo que va a significar para Esther y Aziz?


¡¡¿Eh?!!

M_ ¿Tan cabeza hueca me crees? (con tono dolido) ¡Claro que lo


he pensado! ¡Me despierto a la noche pensando en eso!

Claudia notaba su angustia y los ojos sonrojados.

Cl_ Ya. No es la solución Maca.

M_ ¿Y cuál es? ¿Perder a nuestra hija? ¿Eso? (llorando


abiertamente)

Cl_ Sabíamos que esto podía pasar. (intentaba no recriminarle


nada aunque sí que fuera consciente de la realidad)

M_ Sabíamos, sabíamos... Sí, sabía... pero... después de todos


estos meses... (sacaba un kleenex de su bolsillo y se secaba las
lágrimas) Claudia, Aháva está bien con nosotras, tiene una buena
familia que la quiere y la cuida y …. (se sonaba la nariz) no
renegamos de su origen y su cultura...

Cl_ Sí. (triste, le acariciaba el brazo)

M_ Se la va a llevar un tipo que tiene un batallón de familia. Para


ponerle el burka y … (se le llenaban los ojos de lágrimas
nuevamente) y ¡quién sabe cómo la va a criar!

Cl_ Macaaa... (la rodeaba con sus brazos y la estrechaba todo lo


que su “panzota” le permitía)

M_ ¡La quiero tanto Claudia! Nunca me ha pasado esto, sentir este


desgarro, este dolor...

Cl_ Lo sé, lo sé. (le acariciaba la cabeza) Lo sé y … aunque no


estoy para nada de acuerdo con eso de la fuga, yo... sabes que
puedes contar conmigo para todo ¿no?

Maca asentía con la cabeza, el rostro escondido entre el hombro y


el cuello de su amiga, la jueza.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Teresa, con los ojos fijos en la pantalla de su monitor, seguía


hablando, más bien, preguntando y repreguntando. Esther cada
tanto levantaba la vista de los historiales que estaba revisando y
se maravillaba de que la recepcionista pudiera atender a la charla
y a lo que estaba haciendo en la computadora.

Te_ ¡¡Ajá!! (se tumbaba contra el respaldo de la poltrona,


evidentemente satisfecha)

E_ ¿Qué? ¿Te has ganado el Loto? (sonriente)

Te_ ¡¡Ya está!! Gambia ni pensarlo, pero … ¿qué te parece Brasil?


(le guiñaba un ojo con picardía)

E_ ¿Eh? (fruncía el ceño)


Te_ ¡Brasil mujer! No tiene tratado de extradición con España. Y yo
tengo unos parientes que viven en Sao Paulo, ya mismo les mando
un emilio. (se ponía manos a la obra)

E_ ¡¿Eh?! (más confundida aún viéndola teclear con maestría)

Te_ En realidad son parientes de Manolo, pero con la prima


Yolanda nos escribimos cada tanto, ella también trabaja de
recepcionista en un hospital de allí. Así que nos entendemos
bastante. Bueno, cuando no escribe en portuñol. ¡Acá está!
Yolandabritosyimailcom.

Esther la miraba atónita, con la boca medio abierta y un historial


en la mano.

Vi_ Cierra la boca que te van a entrar moscas. Ven a mi despacho


en cinco minutos, ya tenemos el informe listo. (siguió caminando
hacia cortinas como si nada)

La boca aún más abierta por la noticia y la sorpresiva aparición-


desaparición del jefe médico.

Te_ ¿Seríais cinco no? Porque Encarna seguro va con vosotras. (la
consultaba)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Los días se fueron sucediendo en preparativos para la “fuga”, ya


definido que si todo fallaba se irían a Brasil, más específicamente
a la ciudad de Sao Paulo donde los parientes de Teresa-Manolo los
ayudarían a instalarse. Lasncargadas de los “detalles” eran
Encarna-Teresa, que provistas de una amplia cultura televisiva,
maquinaban todo con especial cuidado para no dejar “rastros”.

En_ Pasaportes.

Esther ponía los ojos en blanco. Maca sonreía y le respondía.

M_ Faltaría uno para Aháva, pero ya hablé con Gimeno.


Esther enarcaba las cejas, sabía que algo ilegal tramaban.

M_ Esther... no puedo sacar un pasaporte para la niña en


condiciones... normales.

En_ No te hagas la puritana Esther. Jmmm. En trámite el de


Aháva. (anotaba)

E_ ¡¿Gimeno te ayuda a conseguir uno falso?!

Maca levantaba los hombros y ponía cara de “niñita güena”.

E_ ¡¡Ayssss!! ¿Lo sabe Cruz?

M_ Jeje. Ella misma lo sugirió.

En_ ¡Esos son amigos! A ver... necesitamos una cuenta bancaria


en Brasil pero que no puedan rastrear. Tú Maca, que eres medio
yerlok, ¿qué se te ocurre?, ¿cómo lo hacemos?

– .-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

En medio de la tensión, una cita impostergable que quizás fuera


la última que tendrían allí.

Ella era la que llevaba a Aziz todos los días al cole, caminaba esas
baldosas con el niño y saludaba sonriente a su maestra. Pero hoy
sentía como si no las conociera, como si todo fuera nuevo.

E_ Ven, dame la mano. (estiraba su brazo cuando se acercaban a


la puerta del aula)

M_ Esther, ¿te parece? Porque... (muy seria)

E_ ¿Qué? ¿No quieres que nos vean como lo que somos?


(mofándose, sabiendo que los nervios de la forense le estaban
jugando una mala pasada)

M_ ¡Uhhh! ¡Estoy tonta! (al final se relajaba y tomaba la mano de


su chica) Es mi debut en reuniones de padres.

E_ Pues ve acostumbrándote, que tú tienes más posibilidades de


organizar los horarios para asistir a todas, y ahora tenemos dos, o
sea ¡todo doble!

¡Ays, Esther, has tocado la fibra más sensible de Maca! Ese


“tenemos dos” la hizo moquear de nuevo, aunque la forense trató
de contener las lágrimas con todas sus fuerzas.

Abrieron la puerta, las manos apretadas y descubrieron que no


eran las primeras en llegar. La maestra de Aziz fue en su rescate.

Maes_ ¡Las mamás de Aziz! ¡Bienvenidas! Pasad, pasad, sentaros


donde os apetezca.

La sonrisa de la maestra y de los padres que ya estaban allí fue


suficiente para que Maca recobrara “la cordura” y ensayara sus
mejores “morritos” seductores. Esther estaba satisfecha, muy
satisfecha, escondiendo su propio nerviosismo por su “debut
escolar” con su pareja.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Y llegó el día de la cita con el tío de Aháva.

Abdul les había avisado de la llegada del señor a Madrid y había


convenido una cita para “conocerse y presentar los papeles
pertinentes”. Quedaron en un barcito cercano al juzgado de
Claudia, quien sería parte de la reunión para revisar toda la
documentación. Aimé también sería “de la partida”, él sería el
encargado de “informar el estado de la paciente”. A sugerencia de
Cruz, Esther no concurriría. “Es mejor que por ahora no la conozca
Maca, cuanto menos sepa de Esther y su familia, mejor, tanto
porque te deja a la niña cuando se entere de su enfermedad o
porque os fugáis a Brasil.”

Esther en la guardia del hospital con el corazón en la boca y dos


móviles en el bolsillo, con Teresa siguiéndole los pasos y Vilches
apareciendo cada cinco minutos preguntando por las novedades.

Maca, con rostro pétreo, la angustia carcomiéndole las entrañas y


sus pies zapateando la impaciencia, la mano de Claudia
apretando la suya en un intento vano por calmarla.

M_ ¡Se demora! ¡Impuntual!

Ai_ Maca, apenas pasaron cinco minutos.

M_ ¡¡¿Eso no es demorarse?!!

No le llegaron a contestar. En ese mismo instante aparecía por la


puerta del bar el tal Abdul con un hombre moreno, de unos
cuarenta años, de puntilloso traje azul con camisa blanca y
corbata rayada en distintos tonos de azul.

Cl_ ¿Ése es?

Ai_ Jmmm.

M_ Me lo esperaba vestido más de árabe tradicional, si es tan


religioso. (extrañada)

En ese momento el móvil de Maca le avisaba de un sms.


97.-

M_ Me lo esperaba vestido más de árabe tradicional, si es tan


religioso. (extrañada)

En ese momento el móvil de Maca le avisaba de un sms. Lo cogió


de la mesa, “seguramente Esther, pobriña, debe estar en vilo”.

No, no era de Esther. Era Gimeno y más enigmático imposible.


“qntos €”

M_ ¡¡¿Eh?!!

Cl_ ¿Qué pasa?

M_ Gimeno, mira. (se lo enseñaba)

Cl_ ¿Y eso qué quiere decir?

Maca elevaba sus hombros en desconcierto y se aprestaba a


escribir.

M_ ¡¡Mierda!! ¡Se me acabó la batería!

Cl_ ¡Qué raro! Venga, toma el mío.

Pero no llegaba a dárselo, los dos hombres ya estaban en la mesa.

Ab_ Buenos días. Maca, éste es Omar Rahmani Sidi, el tío de


Aháva.

ORS_ Buenos días, señora Maca, señora, señor. (hacía un


movimiento con su cabeza)

M_ Buenos días, por favor, tomad asiento. Le presento a mis


acompañantes, la jueza Castilla y el doctor Aimé. A Abdul ya lo
conocéis, de cuando estuvo Aháva en el hospital.(dirigiéndose a
sus amigos)

Claudia y Aimé saludaban y asentían con la cabeza. Maca notó


enseguida la tensión en el rostro del tal Omar al conocer el
nombre y título de los acompañantes.

M_ Cruz tenía razón, una jueza y un médico lo iban a julepear. (se


apresuraba a explicar la razón de su presencia) La señora jueza
está aquí para ver la documentación que certifica que usted es el
tío de Aháva y que cumple las condiciones requeridas por nuestra
legislación para hacerse cargo de la niña. En cuanto al doctor
Aimé, le explicará la enfermedad que padece Aháva y cómo se la
debe atender.

El hombre se giraba a mirar a Abdul.

ORS_ ¿Enferma? Eso no dijo Abdul.

Ab_ Eh... bueno, no estoy al tanto de todo lo que sucede. (mirando


a Maca con cara de “no entiendo”) No sabía.

M_ Se le ha descubierto hace poco Abdul. Comenzó con algunos


problemas y …

Ai_ Si me permites Maca.

M_ Sí, claro, mejor tú. (le cedía la palabra a su amigo)

Ai_ Señor Omar, a partir de unas manchas de café que


aparecieron en sus axilas y otros síntomas que preocuparon aquí a
Maca, hicimos una serie de estudios y hemos concluido que...

El sonido del móvil de Claudia lo interrumpía.

Cl_ Si me disculpáis, puede ser del juzgado. (se levantaba con


visible esfuerzo y tanto Aimé como Maca saltaban como resortes
para ayudarla a ponerse de pie) Vale, gracias, todavía puedo. (iba
hacia un costado bajo la mirada atenta de ambos)

El tío de Aháva aprovechaba el interruptus para hablarle a Abdul


en su idioma, sin saber que Maca podía entender mucho de lo que
le preguntaba.
M_ ¡Bien! Está ofuscado porque la niña está enferma y porque no
le avisaron. Espero que no pida los estudios.

Ai_ Bueno, continúo. Como le decía, a partir de …

En ese momento el camarero los interrumpía para preguntar si los


recién llegados se iban a servir algo. Maca aprovechaba el
paréntesis para mirar hacia donde Claudia, notando el diálogo
tenso de su amiga con alguien.

Se fue el camarero con el pedido y Aimé se aprestaba a continuar


su explicación, cuando Claudia ponía una mano en su hombro.

Cl_ Disculpa Manuel, necesito a Maca un momento, cuestiones


profesionales. Por favor, ¿vienes que te comento de un caso
urgente?

M_ ¿Ahora? No tengo guardia hoy. (extrañada)

Cl_ Pues estás equivocada. (con cara de “joder, ¿no te enteras?”)


Ven, es urgente.

M_ Ufff, vale. Señor Omar , usted sepa disculpar, soy forense y …


(se excusaba)

ORS_ No preocupe, tengo referencias de usted. Doctor, usted


puede seguir ¿no?

Ai_ Eh... claro. Verá... (trataba de retomar el hilo del diagnóstico


interrumpido tres veces)

En el aparte de Claudia y Maca.

M_ ¿Tenemos que hacer un procedimiento ahora?

Cl_ ¡Por dios! ¡Estás lela! ¡Era una excusa para sacarte de ahí! Me
llamó Gimeno, me explicó el mensaje. ¡Hay que juntar quinientos
mil euros!
M_ ¡¡¿Queeeeé?!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

En la guardia del Central a Esther los segundos se le hacían horas


y los minutos siglos. Teresa le acercaba una nueva tila, que la
enfermera rechazaba.

E_ No, no. Voy a terminar descompuesta de tanta tila. Ya fui dos


veces al baño.

Te_ No es la tila, son los nervios. Venga, tómatela que te va a ir


calmando de a poco.

Vi_ ¿Y? ¿Alguna novedad? (se detenía frente al mostrador, por


enésima vez en la última hora)

Esther lo miraba agobiada.

Vi_ Vale. Me paso en unos minutos. (y seguía a pie firme hacia


cortinas)

Esther suspiraba resignada, en el mismo momento que sonaba


uno de los móviles. Su madre.

E_ No, mamá. No tengo noticias. [….] Por supuesto, apenas sepa


algo.

Te_ ¡Pobre Encarna! ¡Qué nervios! (meneaba la cabeza con la taza


de tila en una de sus manos) ¡Cómo debe estar! ¡Qué angustia!

Esther suspiraba exhausta.

E_ Mi madre, Teresa, Vilches, ¡¡¿quién más falta?!!

Voz_ Pufff, pufff, una semana sin mis aeróbicos en el parque y ya


no puedo correr doscientos metros. Puff, puff.
98.-

Alertadas por Gimeno, jueza y forense volvían a sentarse a la


mesa.

Cl_ Usted disculpe señor Sidi. (le costaba sentarse con semejante
panzota y Maca, solícita, le sostenía el brazo) Gracias Maca,
¡puedo todavía!

M_ Vale, vale. (tomaba asiento)

ORS_ Doctor explicaba enfermedad de Aháva. (el rostro muy serio)


Mucho estudio, mucho cuidado.

M_ Así es. Hemos …

Cl_ Si me disculpas Maca, antes de proseguir. (la interrumpía


después de mirar los papeles que el tío de Aháva le había
entregado a Aimé) Señor Omar, el apellido de Aháva es Hocime,
no Sidi como el suyo. Sus papeles no concuerdan con los datos en
nuestro poder de Ayman Hocime, el padre de Aháva. Tampoco con
los de Seltana Abdeddayem, la madre de la niña.

Maca no se había percatado de los papeles sobre la mesa.

M_ ¡Mi niña es una luz! ¡Bien, bien! ¡Atosiga, atosiga Claudia!

ORS_ Abdul dijo, papeles de hermano no eran suyos, otro nombre


usaba. (con seguridad)

Cl_ ¿Quiere decir que su hermano tenía una identidad falsa ante
migraciones de España? (con el rostro de jueza severísima) ¡¿Que
falsificó los papeles?!

El tal Omar levantaba los hombros, indefenso ante tal acusación.


Maca sonreía internamente, “ahhh, ¡hasta yo me había olvidado
de que habían falsificado su residencia! ¡Qué buena eres Claudia!
¡Te voy a llenar a besos!”

Abdul miraba a Claudia luego a Maca. ¿Qué se traían entre manos


esas dos?

Cl_ Evidentemente, ante esta discrepancia, no quedará otra que


hacer una batería de pruebas de ADN para corroborar su relación
consanguínea con la niña. (bajando la vista a los papeles y
meneando la cabeza en augusta pose de “esto es un problema
mayúsculo para usted”)

ORS_ ¿Prueba ADN? (se giraba a mirar a Abdul cuestionando) ¿Eso


hace hospital aquí?

Abdul, boquiabierto.

Cl_ Sí, se hace con orden del juzgado en hospitales de la


Comunidad, pero como usted comprenderá, a su cargo.
(¡imaginad cara de asombro del hombre! Y la jueza decidida a
“escarbar” más en la herida “monetaria” del hombre) Maca, tú
que estás en el Anatómico Forense, ¿a cuánto estaban facturando
doble análisis de ADN, con alelos y huella genética familiar? ¿Diez
mil euros?

M_ Jmmm, algo así. (no tenía las más mínima idea de los costos,
pero rápidamente secundó a su “jefa judicial suprema”)

ORS_ ¡¿Diez mil euros?! (desencajado) España muy caro. Haré en


Marruecos.

Cl_ Lo lamento, tendrá que hacerlo aquí, en el lugar que ordene el


juzgado, que será un hospital de la Comunidad.

ORS_ Pero ADN es...


Cl_ Señor Sidi, en Marruecos, en Alemania, en la China... ¡en todos
lados!... los juzgados reconocen sólo los informes que elaboran
sus instituciones reconocidas. Las pruebas a la niña se realizarán
aquí y aquí también deberá usted realizarse las propias. ¿Me
entiende? (apoyaba un codo sobre la mesa y adelantaba el torso -
todo lo que su panzota le permitía aclaremos- en actitud
admonitoria)

El hombre, apabullado, no decía palabra y se la quedaba mirando.

Aimé la (ad)miraba con unción. No habían hablado nada de esta


“variante” en la preparación de la charla, sabían el apellido del
hombre pero Claudia no les había adelantado que pensaba seguir
este “derrotero de terror” con el hombre. Maca, más que feliz con
las ideas de su chica, atinó a mirar a Aimé y pensaba en qué
momento caería una hilacha de “baba-orgullo” de la boca del
médico.

ORS_ Hablaré con embajada, a ver si consigue que no paga. (el


hombre se resistía a tener que desembolsar esa pasta)

Cl_ Me parece buena idea, aunque... en esta situación … jmmm...


(ordenaba los papeles que el hombre había dejado sobre la mesa
y los colocaba en su carpeta) … con tanta crisis y tanto recorte …
jmmm... ¡si hasta los pensionados pagan parte de sus
medicamentos! Jmmm... no creo. Pero bueno... usted sabe... a
veces la diplomacia consigue imposibles. (hacía el ademán de
intentar ponerse de pie y los otros dos -Maca y Aimé- se
apresuraban a levantarse para ayudarla) Señor Sidi, me llevo los
papeles para ir preparando las órdenes para los análisis. Pase por
mi juzgado en tres días a retirar los oficios.

Abdul se ponía de pie y el tal Omar lo imitaba, estupefacto, sin


saber qué hacer y qué decir.

Cl_ Buenos días. ¿Vamos doctor? (le indicaba a Aimé)


M_ Ehhh, yo me quedo con el señor Omar, le voy a mostrar unas
fotos que traje de Aháva.

Cl_ Vale. Pero antes acompáñame hasta el coche, así te comento


lo que debes hacer con el procedimiento.

Maca no terminaba de entender a qué se refería su amiga.

Cl_ ¡El procedimiento en Alcalá! ¿Vale? (nunca había visto a su


“forense preferida” tan lela)

M_ ¡Ahhh! ¡Claro! Enseguida vuelvo. (se disculpaba con los dos


hombres que seguían confundidos)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Sentados en una mesa de la cafetería, con Teresa y Vilches -¡cómo


no iban a estar esos dos!-

Gi_ Un poli soltó la lengua. ¡Crunch! (contaba mientras


manducaba un bocata)

Esther, al borde de la crisis nerviosa ante el ataque de hambre del


inspector. Los otros dos, expectantes.

Gi_ Jmmm. (sorbo de café con leche) El tipo se metió en un


negocio de importación de gomitas. ¡Crunch!

Vi_ ¿Gomitas? ¿Qué es eso?

Te_ Ayss Vilches, ¡profilácticos! (meneaba la mano)

Vi_ ¿Importar profilácticos a Marruecos? ¿Qué? ¿No fabrican allá?

Te_ Se ve que no, como son muy religiosos no podrán fabricarlos,


tendrán que importarlos. (elucubraba devenida en economista y
analista social)

Esther con ganas de trepar paredes, caminar por el techo,


mirando a Gimeno que seguía manducando con fruición su
bocata.

Gi_ Jmmm. (sorbo de café con leche) Necesita pasta y cuando se


enteró que la guarda la tenía una Wilson se dijo, ¡esta es la mía!

E_ ¡¡¿Quieres decir que el tipo viene a vender a su sobrina?!!

Gimeno asentía, Teresa exclamaba un “¡ohhh!” sordo y Vilches,


materialista como siempre, hacía la “pregunta del millón”.

Vi_ ¿Y tu contacto dijo cuánto esperaba sacar?

Gi_ Medio millón.

Te_ ¿De pesetas?

E_ ¡Tere! ¡¿Cómo vana ser pesetas?! ¡¡Euros!! (negando con la


cabeza)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Cl_ Hoy estás de un tonto que no se cree.

Caminaban los tres hacia la salida del bar.

M_ Uy, no me daba cuenta, estaba pensando en lo que nos dijo


Gimeno y ….

Cl_ De eso quiero comentarte. (se frenaba en la puerta y la


miraba) No puedo ni debo enterarme de nada de lo que de ahora
en más suceda ahí.
M_ Claro, claro.

Cl_ Todo lo que hemos hablado de ADN y demás es una mentira


con patas cortas Maca. Probablemente consiga que el consulado
de Marruecos gestione que se haga en forma gratuita.

M_ ¿Te parece?

Cl_ Muy probable, por las relaciones que hay hoy con Marruecos.
Va a llevar un tiempo y … cuando le pase los papeles al juzgado
de familia... ya no tendré control sobre la situación.

M_ Claro, no te corresponde. (preocupada)

Cl_ Vuelve ahí y … ya sabes.

Maca la miraba dubitativa.

Cl_ Maca, aunque te repugne el alma, aunque se te retuerzan las


tripas de asco... ¡Aháva es tu hija! (Aimé asentía, entendía
perfectamente a qué se refería su mujer)

M_ ¿Dices que... ?

Cl_ No lo digas. Sólo considera que no más que cinco adns. ¿Me
entiendes?
99.-

Canoa Quebrada, Brasil.

El manto de arena clara se extendía hacia izquierda y derecha,


encerrado entre unos acantilados ocres y rojos y un mar celeste
límpido que se confundía con el cielo, sólo se distinguía el mar por
sus jangadas con velas blancas surcando aquí y allí. Encarna,
cómodamente estirada en su tumbona, en su bañador a florcitas y
con unas aparatosas gafas negras muy fashion, no dejaba de
observar a sus dos nietos jugar en la arena mientras mantenía una
animada conversación con la pareja de turistas españoles que
había conocido en el avión que las había traído desde Río de
Janeiro. Los había vuelto a encontrar en la playa, ellos paraban en
un hotel mientras Encarna y familia se hospedaban en uno de los
cómodos chalés de la villa.

Mujer_ ¡¡¿Parapente?!! (asombrada)

En_ Así es. Mi hija quería probarlo y mi nuera … ¡ah! Si Esther lo


quiere, ella va y lo hace. En cualquier momento las vamos a ver
lanzarse.

Muj_ ¡¡¿Dónde?!! (fascinada por ver a dos mujeres españolas


lanzarse tan intrépidamente al vacío en un “cometa”)

En_ Allí, desde aquel acantilado. (señalaba hacia su izquierda)


Tengo la cámara lista. (señalaba un estuche en el bolso a un
costado de su tumbona)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

E_ Venga, no seas miedica. (terminando de abrocharse su arnés)


Ya oíste lo que dijo el instructor.

M_ ¡No se yo, eh! (tratando inútilmente de enganchar el broche


del arnés)

E_ Aysss, nunca me creería que tuvieras miedo de lanzarte, son


unos pocos metros hasta la playa. (meneaba la cabeza mirando
las maniobras de la forense con el arnés)

M_ ¡¡¿Pocos?!! ¡¡No sé por qué te digo sí a todo!!

E_ Yo lo sé, jeje. (sonreía pícara) Yo ya estoy lista.

M_ Pues lánzate entonces, tanto que querías volar. Pufff. (bufaba


cagaíta en las patas)

Esther no le contestaba, ya comenzaba su carrera para lanzarse.

E_ ¡¡No olvides sentarte y recuerda cómo tirar de las


soooooooooooooogas!!

M_ Ayss, dios mío, ya veo que termino en alta mar o estrellada


contra un acantilado. (tragaba saliva y al fin lograba abrochar el
arnés)

E_ ¡¡Miraaaaaa!! ¡¡Vueeeeeeeeelooooo!!

Fue lo último que escuchó de Esther.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Charla telefónica nocturna en Madrid.

Cl_ Es una pena que no haya estado en la lectura de la sentencia.

Cr_ Y bueh... (suspiraba, sabía que para Maca hubiera sido muy
importante)

Cl_ Apenas tenga una copia se la mando por correo. Espero que
leyéndola sienta que se ha hecho justicia con los padres de Aháva.

Cr_ Ajá. Oye, esos grititos, ¿las mellis?

Cl_ ¡Sí! Está Manuel jugando con ellas, se enloquecen con las
monerías que les hace. (sonriente)

Cr_ Bueno, volviendo a nuestro asunto. El informe de Piazzanelli


se va a demorar.

Cl_ Cruz, lo necesito urgente. Tengo al cónsul italiano casi


instalado en mi despacho.

Cr_ Te entiendo, pero sin Maca y ahora con la jubilación de Alonso,


estoy sin gente para hacerlo.

Cl_ La chica ésta que vino, Marisol.

Cr_ La becaria.

Cl_ ¿No lo puede hacer ella?

Cr_ Claudia, ¡lo hizo y se lo hice rehacer! Es más, me tuve que ir al


quirófano yo misma a rehacer la necropsia.

Cl_ ¡¡Noooo!!

Cr_ Aguarda, que Gimeno me dice algo... ¿Quéeee? ¡¡¿Cómo?!!


¡¡¿Cuándo?!!

Cl_ ¡Cruz, me asustas!


100.-

Ai_ En quince días te pasas y si está todo bien, te pongo un


vendaje y comienzas la rehabilitación. (empujando la silla de
ruedas hacia el mostrador de urgencias)

M_ Aimé, ¿no puede ser antes? Cruz está subida a las paredes,
ahora comienzan los turnos de vacaciones y ...

Ai_ Pues tendrá que arreglárselas sin ti, es lo que hay. Los
esguinces grado dos como el tuyo con lesión del ligamento
peroneoastragalino anterior y el peroneocalcáneo tienen una
rotura del 40%-50% de las fibras. El tiempo de recuperación lleva
entre veinte y cuarenta días, esperemos que la nueva radiografía
me permita sacarte la escayola.

M_ ¡Puff! (bufaba meneando la cabeza)

Ai_Eso te pasa por lanzarte en parapente. (sonreía)

M_ No tiene la culpa el parapente, fue un ataque de pánico y no


sabía qué hacer con esas sogas. Aterricé mal.

Ai_ Claudia se reía...

M_ ¡De mi desgracia! (fingiendo estar mosqueada)

Ai_ No, de que le hayas ocultado a Esther que tienes acrofobia y


de que igual te hayas lanzado.

M_ Creí que lo tenía dominado, con las técnicas de relajación y


habiendo subido varias veces a los acantilados, me asomaba sin
problemas. (se excusaba)

Ai_ Ya, pero no es lo mismo asomarse que lanzarse al vacío Maca.


Jiji. ¡Las cosas que hace hacer el amor! (divertido)
M_ ¡Mira quién habla! ¡Que he visto tus fotos disfrazado de pitufo
para que las mellis se coman el puré!

Teresa interrumpía la amena conversación para preguntar por el


tobillo de la forense.

Te_ ¡¡¿Cómo está?!! ¡¡¿Cómo está?!!

Ai_ Bien Teresa, un esguince delicado pero en poco podrá seguir


lanzándose en parapente.

M_ ¡Graciosillo!

Te_ Aysss, no Maca, otra vez ¡¡nooo!! (caminaba al lado de su silla


de ruedas en su camino hacia rotonda)

M_ No te preocupes Tere, cuando a mi mujer se le ocurra otra de


esas aventuras voladoras, no le pienso decir que sí.

Te_ ¡Quién diría que Esther fuera tan intrépida y aventurera!

M_ ¡Si te contara! (sonreía pícara)

Te_ ¡¡¿Qué?!! ¡Cuenta, cuenta!

M_ Mejor dejémoslo ahí. Hablando de mi mujer, ¿dónde anda? (al


no verla en rotonda)

Te_ Vilches la convenció de participar en una cirugía . Esther dijo


que la esperaras en cafetería.

M_ ¡Qué raro! Pufff. ¿Cuántas horas debo esperarla?

Te_ Poco, era una apendisectomía de rutina, pero estamos sin


enfermeras. Bah, como siempre. Venga Aimé, yo me ocupo,
Vilches dijo que te encargues de las cortinas siete y ocho.

Ai_ Vale. Nos vemos luego Maca. (dejaba la silla de ruedas a cargo
de Teresa)

M_ Gracias. Hasta ahora.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Vi_ Estáis de regreso, no te cuesta nada.

E_ Tengo diez días más de vacaciones, ¡no! (enérgica) ¿Clamp 5?

Vi_ Sí. Venga Esther, ya te has bronceado lo suficiente. No vas a ir


a la playa de nuevo. ¿Dos días el finde que viene que...?

E_ ¡No Vilches! (le entregaba el clamp) Tengo a Maca sin poder


moverse y dos críos que cuidar.

Vi_ No exageres, los niños te los cuida Encarna y Maca... con


muletas puede andar. (estiraba la mano y recibía sin pedirlo el
bisturí)

E_ Puede pero no debe. (comenzaba a succionar en forma


automática) Ya sabes que un esguince mal curado trae
problemas.

Vi_ A tu mujer le trae problemas hacerse el pez volador.

Esther sonreía divertida debajo de la mascarilla.

Vi_ Valeria llegó a un acuerdo con la fiscalía. (estiraba la mano y


recibía automáticamente la engrampadora quirúrgica)

E_ ¿Va a tener prisión efectiva?


Vi_ No, en suspenso. Le quitaron la licencia médica por cinco años.

E_ Pero se salvó de ir en chirona.

Vi_ Tuvo que depositar cien mil euros. ¿Quién se los habrá dado?

E_ ¿Tu amiguito no sabe? (embebía unas gasas con un


antiséptico)

Vi_ Me dijo que no. Ahhh, está pensando en presentar la renuncia


al cargo de gerente y volver como médico raso.

E_ Sí y las vacas vuelan.

Vi_ Escéptica.

E_ Tuve el mejor maestro. (limpiaba con las gasas la herida recién


cerrada)

Vi_ ¿Ves por qué te quiero aquí? Treinta minutos y el pollo está
listo. (apoyaba las manos en su cintura en su típica pose
“vilchiana”)

E_ No alimentes mi ego. Dije no y es ¡no!

Te_ ¡¡Alto ahí!! ¡¡ Maca me dijo!! ¡¡No te vas de aquí sin


contarme!! ¡¡Una vez, vaya y pase!! Dos, ¡¡jamás!! ¡¡¿Qué le
dijo a Encarna cuando te pidió en casamiento?!! (entraba
Teresa enfundada en una bata de cirugía, con un barbijo en la
boca y las manos enguantadas en alto)

Vi_ ¡¡¿Eh?!! ¡¡¿Te casas?!! ¡¡¿Y vas a volver a pedir licencia?!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Maca aprovechaba su aburrimiento cafeteril para hablar por


teléfono con su amiga la jueza.

M_ Claudia, como allí no es verano, el clima es fantástico. Y el


lugar, ¡ahhhh! ¡Un paraíso!

Cl_ Ya he visto las fotos, precioso. Pero no sé, con esta crisis.

M_ Precisamente, por esta puta crisis, ¡atrévete! Que no sé cómo


vamos a estar el año que viene. Comida y alojamiento, más
económico que aquí. Lo único es el pasaje de avión, pero sois dos,
no como nosotros que éramos un batallón. Y además, con la
promoción, un treinta por ciento más barato.

Cl_ Dejar a las mellis tan pequeñitas...

M_ Se quedan en las mejores manos, está Encarna, estamos


nosotras y ya has visto cómo se alegran cuando están con Aháva y
Aziz.

Cl_ No sé, no sé.

M_ Quince días, anda, que no has tenido luna de miel.

Cl_ Lo voy a hablar con Manuel.

M_ Pero apúrate, que la promoción de la que te hablé vence esta


semana. Cruz también se lo está pensando.

Cl_ ¡Ahhh! ¡Podríamos ir juntos! Bueno, si tiene con quién dejar a


María.

M_ Cariño, mi casa es grande, jeje.

Cl_ ¡¡¿Y Encarna está de acuerdo?!!

M_ ¿De quién crees que fue la idea?


Cl_ Vale, hoy mismo lo hablo con Manuel. Lo que te quería
comentar, hablé con mi amigo de Melilla.

M_ El juez...

Cl_ ¡Ése! (interrumpiéndola para que no lo nombrara) Se hizo el


procedimiento y el tipo quedó detenido. Adivina cuánto tiene que
poner de fianza.

M_ ¿Lo mismo que le pagué por gastos de transportación y


trámites? (sonriente)

Cl_ Nop, ¡¡tres veces más!! ¡Y le decomisaron todas las gomitas y


demás artículos que contrabandeaba!

M_ ¡Bien, bien!

Cl_ No creo que pueda seguir sus actividades paralelas de ayuda


desinteresada a los emigrados tampoco. La policía cortó todos los
lazos amistosos con él, me decía Gimeno.

M_ A todo cerdo le llega su San Martín.

Cl_ ¡Así es! ¿Viste? A veces el lento brazo de la justicia es largo y


llega.

M_ ¿La justicia? ¿O los que usan los laaaargos enchufes judiciales


cariño?

Cl_ ¡Tú siempre igual! ¡Descreída!

M_ ¡Y a mucha honra! Te dejo, ahí viene Esther.

Cl_ Vale, ¡cuida ese pie!


M_ ¿Qué puedo hacer con escayola y muletas? ¡¡¿Eh?!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

M_ ¡Noooo! (divertida)

Esther conducía atenta al tránsito mientras le relataba el paripé


de Teresa en quirófano.

E_ No hubo forma, me tuve que quedar a contarle con pelos y


señales y Vilches se tuvo que encargar de llevar al tipo a la UCI. Ni
te cuento los tacos que dijo en el camino.

Se detenía frente a un semáforo.

M_ ¡Esta Teresa es tan simpática! (sonreía mirando por la


ventanilla hacia la vereda de enfrente donde dos hombres
parecían discutir acaloradamente)

E_ ¡Y tan cotilla! (meneando la cabeza, el brazo apoyado en la


ventanilla abierta, esperando que la luz cambiara a verde)

M_ Jmmm. (notando la agresión en curso entre los dos tipos)

E_ ¿Jmmm qué? (se giraba a mirarla)

M_ Esos dos, enfrente, esto termina mal.

E_ Ahhh. (notando la trifulca)

M_ ¡Joder! (al ver a uno de ellos sacar un cuchillo de la parte


trasera de la cintura de su pantalón)

E_ ¡Mierda! (buscando el móvil en su bolsillo)

M_ ¡Llama a la policía! (abriendo la puerta de su lado)


E_ ¡¡Maca!! ¡¿Adónde vas?! ¡No puedes...!

Maca ya había sacado la pata afuera e intentaba coger las muletas


apoyadas en el respaldo trasero.

E_ ¡Toma! (se estiraba hacia atrás y se las alcanzaba) ¡Para


reportar un incidente con arma blanca! (hablaba por el móvil)

M_ ¡Pufff, cómo cuesta! (se ponía de pie con dificultad y se


apoyaba en las muletas)

E_ En Las Huertas y de León. Dos hombres están discutiendo y uno


amenaza con un cuchillo al otro.... (abría la puerta del auto para
bajarse en el mismo momento que el semáforo se ponía en verde
y una orquesta de bocinas empezaba a sonar) ¡Estúpido, no ve
que se van a matar! (le gritaba al coche de atrás) No, a usted
no, a los de atrás que tocan bocina... Sí, vamos a separaa...

M_ ¡El maletín Esther, que se lo clavó! (avisaba Maca


mientras se dirigía dificultosamente hacia el lugar)

E_ ¡¡Vale!! (se adentraba en el coche y buscaba el maletín en el


asiento trasero mientras seguía hablando por el móvil) Me dice
Maca que le clavó el cuchillo, mande también al Samur.... ¿Quién
es Maca? ¡Mi mujer, quién va a ser! (cogiendo el maletín)

FIN

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