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Ciencias antropológicas

LA ETNOHISTORIA:
reflexiones y acotaciones
en torno a su definición

Los ensayos o intentos para llegar a definir en


el campo de las ciencias sociales no resultan
sino aproximaciones al fenómeno, modos de irlo
cercando, con el fin de ordenar los objetos de
estudio y los métodos de trabajo.

Luis Barjau Martínez

unque redundara en cierta malicia re- Los etnólogos son especialistas, sobre todo y a pesar de incur-

A tórica, poco podría oponerse a una


declaración que postulara a la et-
nohistoria como una disciplina
“mestiza”, en su acepción originaria de mixto,
pues se ha dicho que es mezcla de otras dos
siones en otros ámbitos, en sociedades preliterarias. De modo
que en América crearon una extensión del campo de la historia,
valiéndose de sus propios métodos y objeto de estudio, para po-
der considerar el pasado de las sociedades prehispánicas (caren-
tes de escritura alfabética) de las que ya tenían comprensión
disciplinas de la investigación secular: la his- por medio de la antropología.
toria y la antropología. Desde luego que el mismo problema se podría contemplar
Sin embargo, ese carácter de la etnohistoria desde el paradigma de la historia, es decir, la etnohistoria como
no se limita solamente a su hibridez metodoló- una extensión del campo de la antropología para que la histo-
gica, sino que tiene que ver con sus orígenes ria pudiera indagar más allá de sus fronteras, si no fuera porque
profundos: aquellos donde la historia, tradicio- en el seno de la antropología nace formalmente la etnohistoria
nalmente estudiosa de sociedades con escritura como disciplina. Hoy en México existe una Dirección de Etno-
alfabética, tiene que enfrentarse con otras, co- historia que es parte importante del Instituto Nacional de An-
mo las mesoamericanas, que carecieron de ella. tropología e Historia, y una carrera profesional que forma parte
La etnohistoria es pues historia en el con- del cuerpo académico de la Escuela Nacional de Antropología
texto del contacto de occidente con Mesoamé- y que es reconocida por la Universidad Nacional.
rica, donde los historiadores están forzados a El hecho de que la historia tradicionalmente haya estudia-
narrar el pasado de sociedades que no registra- do sociedades con escritura alfabética no le impidió estudiar
ron sus peripecias mediante escritura alfabética. otras. De la misma manera que la antropología dedicada prin-

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La etnohistoria

cipalmente a sociedades preliterarias no se limitó sólo a éstas. medio de la tradición oral y con la escritura
En esa transgresión de sus fronteras de estudio, tanto la histo- pictográfica que hoy conocemos como conte-
ria como la antropología vieron la aparición de la etnohistoria. nido de los nombrados “códices”.
Pero no se debe perder de vista que, cuando la historia iba También el pasado se narró simultáneamen-
más allá del tiempo de la escritura alfabética, el historiador veía te de manera oral y pictográfica. Los códices
trocada su propia denominación, y resultaba así, por ejemplo, prehispánicos y coloniales sufrieron el agrega-
egiptólogo, sinólogo, etcétera. También es conveniente do de notas al calce, de descripciones e inter-
observar que en dicha innovación disciplinaria pretaciones al margen en idioma castellano.
casi siempre intervenían los propios antropólo- Por otra parte, ocurría simultáneamente la
gos, como es fácil constatar en el caso de los contemplación deductiva de la antro-
estudios arqueológicos de Egipto. pología, ejercida por misioneros y
No fue lo mismo para la his- cronistas, sobre las extrañas cultu-
toria y para la antropo- ras recién conocidas.
logía estudiar Egipto o Esas observaciones
Mesopotamia que estu- (que por cierto exis-
diar Mesoamérica. Las tieron ya en la obra
primeras son sociedades pionera del propio padre
de hace más de dos mil años. de la historia griega, sobre otros
En cambio, lo más intenso de los estudios me- pueblos extraños) eran cotejadas con in-
soamericanos (excepto para la arqueología) corresponde a los formantes indígenas, y corregidas y aumenta-
siglos XV y XVI, es decir, a sociedades de hace apenas 600 años. das por la mentalidad occidental. Modificadas
El prurito formal de la historia, que ha servido ambiguamen- por la interpretación. Cuando no mal infor-
te para presumir de que su campo de estudio se define con refe- madas adrede por la desconfianza y la preven-
rencia a las sociedades con escritura, nació por el hecho de que ción natural de los recién conquistados.
la misma historia cobró su factura en la propia sociedad que la Como quiera, también ocurría simultánea-
creara: Grecia. Así, fue un ejercicio primordialmente de la pro- mente un fenómeno típico de ciertas coyuntu-
pia memoria: Heródoto narraba el pasado de su propia cultura ras de la antigüedad: la mitología oral, hecha
y de su propia escritura. una con la visión histórica del pasado, era por
El caso tardío del encuentro histórico de occidente con Me- primera vez cosificada o estampada y fijada con
soamérica creó una problemática distinta a la tradición narra- la escritura. Lo anterior generó los primeros
tiva de la historia griega, y después, occidental. documentos canónicos aptos para el ejercicio
De Mesoamérica obtuvimos el fenómeno de una sociedad cu- profesional del quehacer del historiador.
yo pasado no fue narrado con escritura alfabética por sus propios ¿Cómo aprehender una historia local con-
artífices. En cambio fue narrado de esa forma por los españoles. tada por extraños, del modo transicional lin-
Por españoles fue narrada la historia mesoamericana al mis- güístico aludido; con el paso vertiginoso de un
mo tiempo que la lengua náhuatl y otras eran fijadas con carac-
teres latinos que permitieron escribir de ese modo, por primera
vez. Esto permitió que el pasado indígena fuera contado por
extraños, quienes escucharon narraciones orales en náhuatl, y
refirieron así, por primera vez, una historia de pueblos sin escri- También el pasado se narró
tura alfabética, contada con el alfabeto del castellano. Al mis- simultáneamente de manera
mo tiempo, nobles indígenas estudiosos del latín y del castella-
no pudieron crear, por primera vez también, textos de su propia
oral y pictográfica
historia en lenguas extranjeras. Y no se puede olvidar que la
historia indígena también fue narrada a su propio modo por

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Ciencias antropológicas

Hoy, una vez institucionalizada, la etnohistoria ha sufrido


una serie de enfoques teóricos y polémicas que cuestionan y
discuten su propio objeto de estudio.
La etnohistoria ha sufrido
Pedro Carrasco (1975) señala tres definiciones básicas que
una serie de enfoques teóri- resumen un sinnúmero de otras distintas:
cos y polémicas que cuestio- a) “Estudios antropológicos hechos a base de documentos
históricos”.
nan y discuten su propio El autor agrega que éste era el espíritu definitorio que cam-
objeto de estudio peaba entre los antropólogos e historiadores mexicanos.
b) “Conceptos sobre su propia historia que tiene un grupo
dado”.
c) “Estudios sobre la formación y desarrollo de un grupo
tipo de escritura a otro; con la salvedad tam- étnico”.
bién de una narración profesional histórica El trabajo citado tiene la enorme virtud de haber resumido en
sobre sociedades analfabetas, lo cual era una cierta medida el punto de vista de muchos investigadores. Obser-
contradicción; con la subsistencia de una no- vemos que las tres definiciones, lejos de contraponerse, son
ción histórica local como la contenida en el complementarias del problema que es, a todas luces, complejo.
uso de los pictogramas? A todas luces, era obli- Pero, personalmente el autor terminó manifestando, queriéndo-
gatoria la intervención de una actividad dis- lo o no, contradicciones insuperables en su perspectiva, puesto
ciplinaria nueva, que a propósito desarrollaba que culmina su análisis asentando que “no vemos la etnohisto-
sus bases en el momento mismo en que los ria como una disciplina aparte con una base teórica indepen-
conquistadores necesitaban vislumbrar las ca- diente, sino como una técnica de obtener datos”, cuando en la
racterísticas esenciales de las sociedades des- página siguiente asienta que los “dedicados a la etnohistoria
cubiertas. Dicha actividad era de la etnología, nos contamos entre los que han contribuido a dar a esta discipli-
que buscaba comprender usos y costumbres na [subrayado nuestro] una orientación sociológica.” Amén de
distintos. que agrega la tan extraña, por inexplicada, orientación socioló-
A la postre, la etnología, que como disci- gica que contribuye a mayor confusión.
plina formal y profesional terminó establecién- Pero fuera de esto, las explicaciones concretas del autor son
dose para entender la cultura de los llamados de gran utilidad para la comprensión del trabajo disciplinario de
“contemporáneos primitivos”, requirió del aná- la etnohistoria. Aparte de reconocer que en México “la parte
lisis de la dimensión histórica de su objeto de importante del crecimiento de la antropología en el último me-
estudio. Y fue en esa coyuntura donde nació la dio siglo ha sido en el campo de la etnohistoria”, señala los
etnohistoria como una nueva disciplina, aun- ítems concretos que estudia esta disciplina:
que primero fuera denominada por eufemismo a) el análisis más esmerado de las fuentes;
como “historia antigua” unas veces, y otras co- b) la búsqueda de documentación nueva, de las primeras dé-
mo “etnografía antigua”. Por otra parte, no cadas de la Colonia, referentes a tributos, tierras y caciques;
poco eufemismo había ya en la designación de c) analizar material de casos concretos para ampliar el con-
“antiguas” para las etapas de las sociedades tenido de las crónicas: base más firme para generalizar sobre
mesoamericanas de los siglos de la conquista, instituciones;
cuando, siendo contemporáneas de los des- d) descubrir ideas que revelan los términos de la propia vi-
cubridores, éstos fueron proclamados después sión indígena del mundo y de la sociedad, por medio del análi-
como pertenecientes al Renacimiento euro- sis lingüístico de los escritos en lengua indígena.
peo, que culminaba un largo periodo anterior, El etnohistoriador pues, resultó ser simultáneamente una
feudal, y que dejaba muy lejos en la historia la suerte de “antropólogo de archivo” (según Alfredo Jiménez Nú-
etapa reconocida como “antigua”. ñez) y de historiador de la cultura. El carácter multidisciplina-

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La etnohistoria

rio de su proceder estuvo presente desde un principio. Después


se vio ratificado por sus relaciones con la arqueología, la lin-
güística, la botánica, la semiología, la iconografía y algunas dis-
ciplinas, metodologías y técnicas más.
Para Jiménez Núñez, la especificidad de la etnohistoria es-
triba en observar la “línea base sobre la cual se desarrollará el
proceso de contacto y cambio”.
Por “línea base” se refiere a la situación global en
que se encontraban los pueblos indígenas de Améri-
ca poco antes del contacto con occidente. O “etno-
grafía del pre-contacto”, de que hablaba Kirchhoff.
Y es ésta una conceptualización nacida en el seno de
los estudios del “cambio cultural”.
A pesar de que esta referencia definitoria de la
etnohistoria circunscribe a la misma a un evento
ocurrido en un sitio señalado del orbe; a pesar tam-
bién de la “experiencia masiva de contacto cultural
que no tiene paralelo en la historia” (como el de oc-
cidente con Mesoamérica) (Jiménez Núñez), asunto
con el cual concordamos plenamente, la etnohisto-
ria como disciplina, bien vista la particularidad de
otros fenómenos, bien podría, y de hecho lo hace,
estudiar situaciones de contacto entre otros pueblos
distintos. Aunque por otro lado subsista la tentación
de una etnohistoria como disciplina propiamente
atada a la problemática americana, de modo similar
El Tezcatlipoca rojo y el Tezcatlipoca negro se encuentran en
a como otras actividades académicas están atadas a regiones el juego de pelota. Códice Borgia, página 21.
específicas del mundo. En todo caso, este punto permanece sin
resolverse.
Para fines de una acumulación de puntos e ideas definitorias
de la etnohistoria, propósito fundamental de este artículo, Jimé-
nez logró señalar aspectos de suma importancia:
a. La arqueología es el principal método para estudiar todo
el largo periodo prehispánico.
La etnohistoria, “para
b. La etnología para el conocimiento de las actuales cultu-
ras indígenas americanas. los siglos que van desde
c. La etnohistoria, “para los siglos que van desde el contac- el contacto con las culturas
to con las culturas europeas hasta el presente”.
d. Para este autor es fundamental conocer la “línea base” europeas hasta el presente”
tanto de las culturas indígenas mesoamericanas como de la es-
pañola.
e. El etnohistoriador, aun recurriendo a las mismas fuentes
que el historiador, a las mismas áreas geográficas, a la misma po-
blación como objeto de estudio, al mismo periodo y aun al mis-
mo tema, sin embargo convierte el material esencialmente his-

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tórico en material etnográfico. Esto quiere de- j. Patrón general de poblamiento y naturaleza de las co-
cir –es de suponerse–, que estudia de sus mate- munidades.
riales la posibilidad de entrever fenómenos ta- k. Efecto de la política y presencia española, en los patrones
les como los sistemas de parentesco, el ciclo de generales de poblamiento.
vida, la teología imbuida en su religiosidad, la l. En los archivos “ha quedado como partida en mil pedazos
mitografía científica, el análisis del discurso y la fotografía instantánea de aquella experiencia masiva de con-
la semiótica, etcétera, asuntos que el historia- tacto cultural que no tiene paralelo en la historia”. Reconstruir
dor no suele estudiar. esa fotografía “es una de las tareas específicas del etnohistoria-
f. Al hablar del estudio de una línea base, dor” (p. 195).
se propone también como típico fenómeno de
importancia etnohistórica, “la aculturación En la década de los sesenta, Richard Adams (1962) observaba
de los indios”. “En otras palabras, los documen- que en Estados Unidos las opiniones sobre el significado de
tos permiten seguir el desarrollo de una cul- etnohistoria se dividían en dos cuestiones fundamentales: uno,
tura esencialmente india, pero modificada por que la etnohistoria era una historia aparte, de los indios. Y dos,
el contacto…”. que se distinguía por el uso de materiales documentales sobre
g. Descubrir la visión del mundo indígena; indios y otros pueblos.
“el punto de vista del grupo dominado en la si- De todas formas, en estas tentativas definitorias estaba im-
tuación de contacto [para intentar] corregir la plícita la idea constante (puesto que si es una historia aparte
versión, natural y humanamente etnocentris- sólo es asequible cuando ha sido escrita) de que la etnohistoria
ta, de los españoles”. es la historia de cómo la cultura occidental se entremezcla con
h. Las fuentes, para el etnohistoriador, des- otras, casi siempre de manera dominante y que esa suerte de
criben las técnicas agrícolas, construcción de absorción sólo es observable mediante la primera instancia del
viviendas, confección de tejidos, producción propio dominio, esto es, por la imposición (o dotación) de es-
de alimentos, variedad y proporción en la die- critura alfabética que crea documentos canónicos sobre el pa-
ta, importancia alimentaria y social, organiza- sado de las culturas indígenas.
ción económica, instituciones como el merca- Así lo reitera también, en la misma década de los sesenta,
do, fiestas, localización de grupos indígenas y Charles Hudson cuando observa que el término significa “la
demografía, personalidad del indio, localización aplicación del método histórico a los tipos de culturas y socie-
geográfica, número de habitantes, lengua, pro- dades que estudian los antropólogos sociales en su trabajo de
ductos, centros ceremoniales y distribución de campo”.
la población en relación con ellos, diversidad La etnohistoria no es simplemente historia de pueblos no-
de lenguas, etcétera, asuntos que no se pueden occidentales; es eso, más la descripción etnológica de dichos
inferir de la sola visión de la arqueología. pueblos, mediante los documentos canónicos de su pasado, en
i. Etnografía del indio en el periodo co- efecto muchas veces posibles mediante la escritura alfabética
lonial. aportada por occidente. Más el auxilio arqueológico, lingüísti-
co, iconográfico y de muchas otras disciplinas, métodos y téc-
nicas de la investigación.
Y no es que los pueblos no-occidentales hubieran sido siem-
La etnohistoria pre incapaces de arribar a una dimensión signada por la escri-
no es simplemente tura alfabética o un equivalente (porque en el pasado tuvimos
ejemplos diversos), sino que la acción hegemónica expansio-
historia de pueblos
nista de occidente sorprendió a ciertos pueblos antes de adqui-
no-occidentales rir dicha posibilidad de narrar de esa manera su propio pasado.
Muchos historiadores, y aun antropólogos, conjeturaron acer-
ca del término en cuestión, aduciendo si acaso no se trataba de

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La etnohistoria

uno más surgido para designar lo que era historia. Otros no-
taban que su uso implicaba una diferenciación étnica con un
trasfondo discriminatorio. Pero el asunto, a nuestro juicio, es En el pasado hemos visto
ambiguo y su tono depende de la apreciación misma de las di-
la imposición hegemónica
ferencias: éstas siempre existieron, puesto que los pueblos del
mundo no se desarrollaron todos hacia un mismo fin. Y algunos, entre culturas que por
que se desarrollaran hacia la escritura alfabética o hacia “el pro- igual han contado con escri-
greso”, resultaron hegemónicos, expansionistas y opresores.
Ejemplo histórico (y etnohistórico) de ello fue la conquista de tura alfabética
América.
Sería un error tendencioso y estéril interpretar lo anterior
como un discurso que cobija la insinuación de que el propio ca- peripecias humanas en el vasto mosaico que
rácter hegemónico de occidente dependió de haber contado implica el desarrollo universal de las culturas.
con escritura alfabética, y la secuela cultural y tecnológica de No se acaba de aceptar que el objeto de
este don. Pues en el pasado hemos visto la imposición hegemó- estudio de la etnohistoria sea también el mo-
nica entre culturas que por igual han contado con escritura al- do en que una cultura dominante interactúa
fabética. Un ejemplo típico de ello (aunque hay muchos) fue la con otra que, simultáneamente, encuentra un
dominación árabe en la península ibérica. código como el de la escritura alfabética para
El quid della question estriba en que muchos que han querido describir su pasado, y el resultado de dicho
definir la etnohistoria no han podido superar el obstáculo de la complejo movimiento. Y en cambio nadie ha
necesidad de su universalización. Es decir, que no han podido reclamado que la epigrafía no haya podido ser
aceptarla como disciplina científica de una condición excep- aplicada como método al estudio del pasado
cional de las culturas, sino que se han impuesto la aceptación de ciertos países, sin que por ello se dudara del
de lo “científico-social” sólo a condición de ser aplicable a todos carácter científico de este método.
los pueblos del orbe, y, peor aún, en cualquier fase de su histo- Por fuera de estas particularidades, existe la
ria. Pero, en cambio, nunca trataron de conjeturar del mismo constante de que “el nivel etnográfico es esen-
modo que lo hicieron con la etnohistoria, a actividades igual- cial y definitorio en etnohistoria” y así “puede
mente científicas como la prehistoria y la protohistoria, que es- concebirse una monografía etnohistórica co-
tudian periodos predeterminados, o a la propia historia que no mo la interpretación de una situación socio-
estudia a “nuestros contemporáneos primitivos”. cultural en un momento dado, según el estilo
Pero la etnohistoria, aun habiendo tenido un objeto de es- tradicional de la etnología o la antropología
tudio restringido no sólo a ciertas culturas, sino a ciertas etapas social” (Jiménez, 1975).
de las mismas, es una disciplina científica que tiene universali- Está implícito pues, en este autor, que son
dad precisamente porque es una especialidad de métodos y téc- ciertos fenómenos los que interesan a la etno-
nicas de observación de modalidades únicas del desarrollo de historia. ¿Cuáles podrían ser dichos fenóme-
ciertas culturas. En eso estriba su propia validez científica, y no nos? Aquellos “donde los datos y los hechos
en una falsa extensión universal de su objeto de estudio. resulten significativos”. ¿Cuáles podrían ser sig-
Otro problema que igualmente ha estado presente en el mo- nificativos? Aquellos donde exista “interde-
mento de proponerse una definición de la etnohistoria es el pendencia de los elementos de un sistema y de
prejuicio de la cientificidad: o la etnohistoria es ciencia o no es los sistemas entre sí”. Además de que se debe
nada. Pero no se ha aceptado del todo la elucidación del pro- incluir una variable fundamental: “el medio
blema al nivel más modesto (que por lo general es el que corres- natural y las relaciones del hombre con el me-
ponda a las llamadas ciencias sociales) de observarla como una dio o, en otras palabras, la ecología cultural”.
disciplina científica –que no una ciencia– es decir, como un Estas ideas son importantes en las búsque-
método determinado para observar una particularidad de las das definitorias del objeto de estudio de la dis-

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Ciencias antropológicas

el momento mismo del contacto hispano-mesoamericano. La


Etnohistoria es, pues, una verdad es que antes de la década de los setenta, y en particular
allá en el momento mismo de dicho contacto, era muy claro que
disciplina moderna, con un quienes trataban la peculiaridad cultural de los grupos autócto-
objeto de estudio que se nos sabían que estaban haciendo historia como se la considera-
ba tradicionalmente. Así, en los propios títulos de las fuentes se
podría sintetizar como el
declaraba: Historia de las cosas de Nueva España, La verdadera
fenómeno de transformación historia de la conquista de México, Historia de las Indias…, etcéte-
radical de dos sustratos ra. Los historiadores de los siglos XIX y XX que trabajaron con
esos primeros materiales hablaron de historia antigua o de etno-
civilizatorios distintos
grafía antigua, como se ha señalado. En cambio, cuando se em-
pezó a hablar de una etnohistoria fue porque se vislumbraba un
campo de estudio nuevo, señalado en los términos que resume
ciplina, puesto que se han logrado concretar al este artículo.
máximo los propios motivos de la definición. Siendo de esta forma, la etnohistoria es, pues, una discipli-
La interdependencia de los elementos de na moderna, con un objeto de estudio que se podría sintetizar
un sistema también la estudian la historia, la como el fenómeno de transformación radical de dos sustratos
antropología, la arqueología, etcétera, pero lo civilizatorios distintos, donde se distingue la situación sociocul-
anterior, en el plano de la interdependencia tural de partida de ambos rubros, así como la resultante de su
de los sistemas, y tomando además en cuen- interacción.
ta otras variables como el medio natural y el Y no es que dicho fenómeno hubiera sido completamente
hombre, es propio de la etnohistoria. ajeno para la historia, la antropología o aun para la etnografía
En el caso de la resultante del entrecruza- y la etnología, y no lo aludieran en sus estudios. Pero para la
miento cultural de occidente con Mesoamé- etnohistoria representa su propósito central, profesional y dis-
rica, por vía de las narraciones escritas del ciplinario de estudio, el cual es abordado con un método inter-
siglo XVI por españoles e indígenas, en caste- disciplinario, conjunción de métodos históricos y antropológi-
llano o en cualquier lengua vernácula, se nos cos, que contemplan, a la vez, dos dimensiones, la espacial y la
ofrece la posibilidad de estudiar una situación temporal, de la referencia de los grupos sociales. Están presen-
significativa donde hay interdependencia de tes en dichos propósitos, como sustrato fenoménico, las peripe-
elementos del sistema, y además una interac- cias de la construcción de una nueva entidad sociocultural; en
ción con la vertiente de la ecología cultural o el caso propio, el surgimiento y la evolución de la concreción
del medio natural. cultural nueva que es base de la nacionalidad. El resultado: el
Lo anterior nos sirve para acabar de justifi- estudio de aspectos socioculturales que ni la historia ni la an-
car nuestra aseveración inicial de la etnohisto- tropología estudian prioritariamente. La etnohistoria sí estudia
ria como una disciplina “mestiza”, en el sentido problemas históricos, y en las mismas fuentes que estudia la his-
de mixta. No solamente por su particularidad toria. Pero descubre problemas antropológicos. Como los siste-
metódica de abrigar varias disciplinas; tam- mas de parentesco. Como la especificidad local de la magia y de
bién por esta última particularidad múltiple de la religión. Como el sincretismo cultural. O como el contenido
su objeto de estudio significativo. ideológico del caciquismo, para citar pocos ejemplos.
Con cierto orgullo, que en verdad encubre Con su cualidad interdisciplinaria, la etnohistoria es, en el
una inseguridad fuera de lugar, algunos etno- seno de la antropología, la especialidad que obtiene deduccio-
historiadores, cuando reconocen la juventud nes particulares al recurrir a los datos del trabajo de campo de
de esta disciplina, de inmediato suelen agregar, la etnología, de la arqueología y de la lingüística; y que sabe
que si bien reciente, la etnohistoria ya existía complementarse con el análisis de las fuentes primarias y con
en un viejo campo de estudio que se aloja en los testimonios pictográficos y la iconografía general indígenas.

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La etnohistoria

Al recurrir al anecdotario de los orígenes del término “etno-


historia”, y por lo tanto a las primeras especulaciones sobre el
posible objeto de estudio de esta disciplina, se ha dicho que en
Estados Unidos, a pesar de la rigidez de los funcionalistas que
insistían en hacer etnología y antropología social sobre la rea-
lidad contemporánea de los grupos nativos, las propias necesi-
dades jurídicas de estos últimos ayudaron a empu-
jar a los estudiosos hacia el uso de la perspectiva
histórica en sus trabajos, como lo muestran los re-
clamos de los nativos sobre derechos de propiedad
de sus tierras ancestrales, frente a las autoridades
anglosajonas (Martínez, 1976). Aunque en México
los mismos reclamos existieron desde los años inme-
diatamente posteriores a la conquista, el desarrollo
de la antropología no se dio sino hasta el siglo XX,
y con incuestionable influencia estadounidense.
El término “etnohistoria”, junto con su premisa
teórica básica, fue usado por primera vez en Viena
de 1930 por Fritz Röck en el grupo de los estudios
vieneses para la historia cultural africana (Viennese
Study Group for African Culture History), que se
constituyó como una reacción directa hacia la
Vienna School of Culture Historical Ethnology (Ame-
rican Society for Etnohistory, 2002).
En torno a la American Society for Etnohistory,
los especialistas norteamericanos han hecho sus
Las deidades Oxomoco y Cipactonal echan suertes con maíz
definiciones sobre esta disciplina. para ver la ventura de sus creaciones. Códice Borbónico, pá-
Axtell señaló que “la etnohistoria se basa en datos histó- gina 21.

ricos y etnográficos. Sus métodos históricos y sus materiales


van más allá del uso regular de libros y manuscritos. Los etno-
historiadores reconocen la utilidad de los mapas, la música, las
pinturas, la fotografía, el folclor, la tradición oral, la ecología,
la exploración de sitios, los materiales arqueológicos, las colec-
ciones de museos, las tradiciones, las lenguas y los nombres
El término “etnohistoria”,
de lugares”.
Lurie sugiere que, además de lo anterior, “los etnohisto- junto con su premisa teórica
riadores han aprendido a usar el conocimiento especial del gru- básica, fue usado por primera
po, los conocimientos lingüísticos y la comprensión de los fe-
nómenos culturales, de modo que pueden hacer un análisis más
vez en Viena de 1930
profundo del que el historiador promedio es capaz de hacer ba- por Fritz Röck
sado solamente en documentos escritos producidos por y para
un grupo”.
La American Society for Etnohistory aclara que los etnohisto-
riadores tratan de entender la cultura en sus propios términos,
de acuerdo a sus propios códigos. Así, según Lurie, el campo de

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Ciencias antropológicas

estudio de la etnohistoria, así como sus propias ciertos fenómenos sociales no es necesariamente correcta u ob-
técnicas de investigación, “sirven para escribir jetiva, y mucho menos científica. No sólo eso: puede ser erró-
historias de pueblos indios debido a su marco nea y perversa. Desde luego que la opinión respectiva de los
de trabajo holístico e inclusivo. Es especial- protagonistas inmersos por ejemplo en ciertos rituales religio-
mente importante por su habilidad para unir sos, digamos, los sacrificios humanos, no nos dirían mucho de
diferentes marcos de trabajo y tener acceso a los móviles psicosociales y antropológicos de dichos ritos. Y
un contexto más informado, para hacer inter- aún más, en el caso extremo de que la etnohistoria se pudiera
pretaciones del pasado”. ejercer no solamente entre sociedades con un pasado colonial,
La definición del campo de estudio de la sino en otras carentes de ello, digamos por ejemplo, la ale-
etnohistoria se ha hecho más refinada a través mana. Tendríamos que echar marcha atrás de la afirmación de
de los años. “En un principio la etnohistoria Schiefflin, si preguntáramos a la propia gente alemana nazifa-
difería de la historia propiamente dicha en que cista por el sentido que atribuiría a la aparición del fenómeno
añadía una nueva dimensión, ‘el uso crítico de social culminado con el liderazgo de Hitler. En todo caso, la vi-
conceptos y materiales etnológicos en el exa- sión propia del mundo cultural muchas veces puede servir para
men y el uso de las fuentes históricas’ como la ilustrar una historia de las mentalidades, y no necesariamente
describió Fenton. Más tarde, Axtell definió para conocer las causas de los fenómenos de esa suerte. La vi-
la disciplina como la que esencialmente usa de sión etnohistórica aspira a alcanzar rango científico, que es un
“métodos históricos y etnológicos para obtener problema moderno y básicamente occidental. No es posible
conocimiento sobre la naturaleza y las causas caer en la visión simplista, populista y aún peor, irracionalista,
del cambio sociocultural, en una cultura defi- que tiende a asignar igual rango a una visión científica y mo-
nida por conceptos y categorías etnológicas.” derna que a otra, antigua y religiosa o ideológica.
Otros más han entendido este concepto Por último, Simons formuló su concepción de la disciplina
básico como el idóneo para conocer actores como “una forma de biografía cultural que se basa en tantas cla-
históricos de los cuales no había una com- ses de testimonios como sea posible, sobre un periodo de tiem-
prensión cabal. En este sentido, Schiefflin es- po tan largo como lo permitan las fuentes”. Disciplina basada
tableció que “la etnohistoria debe tomar en en un acercamiento o un paradigma que es más rico, por estar
cuenta, fundamentalmente, el sentido que la unido a las “memorias y a las voces de los pueblos vivos”.
propia gente da a las causas de la aparición de En México, uno de los pocos investigadores que han hecho
ciertos fenómenos sociales, así como a las pro- un recuento importante sobre las definiciones existentes de la
pias maneras culturales de construcción del etnohistoria, a más de haber discutido ampliamente el proble-
pasado”. ma y de haber propuesto una definición propia, de mucha tras-
Debemos tomar alguna distancia a propósi- cendencia, fue el profesor Carlos Martínez Marín (1976).
to de esta endeble afirmación, en la inteligen- En su obra fundadora, Martínez observa ciertos atributos del
cia de que la versión propia de los artífices de desarrollo de la antropología, que permitieron que la etnohis-
toria fuera más que el método que tantos proclamaban sin con-
ceder el rango formal de disciplina para este originario híbrido
de la antropología y de la historia. La aparición de la historia
La visión etnohistórica
social, de la historia económica, de la historia de la cultura, que
aspira a alcanzar rango científi- “convergieron hacia las dos manifestaciones de la antropología:
co, que es un problema la etnología diacrónica y el proceso de aculturación”, serían dos
instancias previas a la aparición de la etnohistoria.
moderno y básicamente occi- Con un sentido mucho más específico que el de algunos au-
dental tores importantes (por ejemplo Hobsbawm, 1998, quien había
señalado cómo la historia como actividad profesional resultaba
indispensable para los propósitos políticos del nacionalismo,

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La etnohistoria

propósitos de los que no se puede deslindar por completo), Mar-


tínez observa que para México la exigencia del nacionalismo y
del indigenismo contó con la aportación de la etnohistoria co- En países como México
mo disciplina académica. También resulta evidente la anteriori-
la herencia indígena no sola-
dad con que se formula esta reflexión. Y llama la atención sobre
el papel que jugaron esos dos fenómenos para la consolidación mente sobrevive, sino
de un “presente en la historia de un pasado propio”, lo que se- que es masiva “etnográfica
ría necesidad típica de una disciplina como la que analizamos.
Esta reflexión se apoya en autores como Adams (1962) quien
y racialmente”
observó que dichos fenómenos ocurrieron en países en que (co-
mo México) la herencia indígena no solamente sobrevive, sino
que es masiva “etnográfica y racialmente”; en autores como
Cohn (1968), quien observó que, además, dicha población ma- significado el apoyo académico y político de
siva es heredera de altas culturas y que en la actualidad es par- ciertos procesos autonómicos, culturales, de los
te de países que salieron del colonialismo desde el siglo XIX, y indios en Nueva España del siglo XVI, en los Es-
otros después de la Segunda Guerra Mundial; en autores como tados Unidos del XIX, o en el México contem-
Sturtevant (1966), quien agregó que esos determinados países poráneo. Es necesario observar no sólo la épica
ejercen un orgullo nacional que promueve “la corrección de su libertadora de dichos procesos, sino las posi-
historia colonial”. bilidades reales del bienestar al que aspiran los
La etnohistoria resultó así indudablemente una herramien- propios actores. Por ello, la labor académica de
ta académica fundamental para un amplio movimiento políti- la etnohistoria, se obliga también a discutir
co que se propuso la descolonización de los pueblos crecidos de nuevo sus postulados y métodos, para ate-
con tal estigma, puesto que la liberación de los mismos no ter- nerse a su papel ante la realidad del presente.
minó, desde luego, en la etapa de la firma formal del acta de En la ya compleja gama de las diversas ten-
independencia de sus metrópolis, pues subsiste la dominación tativas de definición de la disciplina en cues-
sutil entrelazada en las diversas, profundas ramas de la cultura tión, de repente surgen opiniones, proclamas o
de dominación que ejerce el bloque occidental en casi todos los tendencias que buscan alcanzar ciertos grados
ámbitos del mundo. de concreción. Por ejemplo, la del propio Stur-
Los obstáculos de esta actividad refundadora son diversos. tevant –por cierto calificadas por el profesor
Van desde la dificultad natural que hay entre su lenguaje aca- Martínez (1976) como “las más simplistas”–
démico y “el gran público lector”, la mala distribución de sus cuando establece que la “etnohistoria es [el es-
productos (obra de las instituciones académicas mismas, por tudio de] la historia de los pueblos normal-
contradicción) hasta el hecho de que otros actores, no acadé- mente estudiados por antropólogos”. O la de
micos, toman su discurso natural distorsionándolo y falseándo- Deschamps, cuando asienta que es la “historia
lo en dirección de intereses oscuros e inconfesables, de buena y de los pueblos sin escritura”.
de mala fe. Sobre este punto podemos acotar que son
Por último, no es tan riesgoso visualizar también el problema opiniones emitidas desde el momento mismo
en los siguientes términos: la globalización –fenómeno de lar- de la aparición de la disciplina. También que
ga raigambre que en la actualidad parece haber tomado presen- entonces aún no pesaba la exigencia universa-
cia a un nivel en que muchos intereses coinciden en reconocer- lista que quedó referida al inicio de este artícu-
la y discutirla– sin duda obliga a volver a plantear los términos lo, en virtud de la cual se consideraba “menos
de la pertinencia y apoyo de ciertas pulsiones identitarias de científica” y “más metodológica” a la acción
pueblos, etnias y naciones en general. de dicha especialidad, cuando se sopesaba la
Para no dejar pasar una verdad que aunque obvia, ha gene- especificidad de su campo restringida al estudio
rado por su olvido muchos malentendidos: no tiene el mismo de ciertos pueblos, en ciertas circunstancias es-

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Ciencias antropológicas

Ésta es la definición completa:

En última instancia, creo que la etnohistoria puede ser definida como la


explicación diacrónica y sincrónica de la cultura del hombre y de las
sociedades, tratando de comprender mejor su estructura y su desarrollo
Las definiciones de asuntos histórico. […] Y pretende ser una premisa para la explicación de la na-
turaleza de los procesos culturales operados en las sociedades o grupos
relacionados con las sujetos de estudio a través del tiempo, con apoyo en un momento de
ciencias sociales son diferen- partida, presente o cercano, que se analiza hacia atrás o viceversa, me-
diante dos análisis ineludibles, el cultural y el histórico, en forma con-
tes a las enunciadas en las junta, ni yuxtapuestos, ni concebidos sólo próximos, ni acercados mecá-
nicamente, sino en conjunción orgánica, dinámica en liga inextricable,
ciencias exactas manejando simultáneamente las dos dimensiones temporales a través de
las cuales se adviertan los procesos cambiantes observables, clasificables,
inteligibles, dependiendo el análisis de las facilidades de las evidencias
y de la metodología adecuada.
[…]
La etnohistoria tiene por objeto la reconstrucción histórico-cultural
de los grupos indígenas autóctonos independientes, de los grupos indí-
peciales de su historia. También es importante genas sometidos al poder colonial, de grupos con cultura tradicional y
notar que algunos países como Francia o In- de grupos modernos marginales y de sus relaciones con los demás grupos
glaterra, que no contaban con la particularidad con los que conviven. Con ella se estudian unidades como las formas
de contacto cultural y los procesos de cambio o dinámica socio-cultural,
en su pasado de contener etnias distintas, ori-
o la reconstrucción monográfica sobre temas como localización, mi-
ginarias, con una influencia colonial tardía y gración y asentamiento; adaptación al medio; demografía; política de
externa, de pronto vieron la necesidad de hacer población, mestizaje y rebeliones; ciclo económico con sistemas de te-
nencia de la tierra, modos de producción en los que cuentan sistemas
también estudios etnohistóricos. Y así como la
agrícolas, sistemas de regadío, productos, comercio, guerra y tributos y
etnología surgió para atender inicialmente a sus implicaciones en el sistema general y sus repercusiones y efectos en
sociedades preliterarias, pero que después tuvo el cambio; organización social en donde clanes, linajes y sistemas de pa-
rentesco cobran especial atención; sistemas políticos y de dominio; con-
que estudiar muchos grupos fuera de esta cir-
quista y contacto; formas de dependencia y explotación en los grupos
cunstancia, la historia, inicialmente fundada bajo dominio colonial; religión y formas del culto; creaciones y expre-
en el análisis de documentos escritos se vio siones intelectuales; sistemas de comunicación; instituciones sociocul-
obligada a analizar a los protagonistas sociales turales; expresiones populares y tradicionales; papeles determinantes de
hechos o de individuos en la sociedad y mucho más.
de segmentos distintos, es decir, a grupos de Su problemática deriva directamente de la naturaleza y pluralidad
la antigüedad carentes de escritura alfabética. de las sociedades en estudio: las que son completamente analfabetas y
Observemos pues, que los deslindes pragmáti- anárquicas en las que predomina la tradición oral; aquellas en que la
tradición oral ha evolucionado para preservar su pasado y transmitir
cos de los pioneros tuvieron un sentido inequí- su acervo cultural mediante verdaderas crónicas orales; las que poseen
voco, en términos de la especificación cabal escritura y en las que sus peculiaridades se registraron por medio de ex-
de la impronta metodológica de la disciplina. tranjeros con diversos grados de interés y de intención. También del gra-
do de desarrollo o de la duración y efectos del sometimiento colonial.
Y para terminar, como remate de este esbo- Igualmente del grado cuantitativo y cualitativo de las evidencias
zo de un resumen definitorio del tema que es histórico-antropológicas disponibles; del espacio temporal seleccionado
nuestro objeto de atención, haremos un breve para la investigación; de la orientación teórica de los investigadores y
naturalmente de las posibilidades materiales.”
comentario de la definición propuesta por el
propio profesor Carlos Martínez Marín (1976), Hasta aquí la definición. Es necesario volver a recordar que las
adelantando nuestra convicción de que la mis- definiciones de asuntos relacionados con las ciencias sociales
ma, por ser una definición inclusiva de todas son diferentes a las enunciadas en las ciencias exactas. En cien-
las reflexiones preexistentes, perspectiva de cias sociales una definición no podría pasar de ser una aproxi-
que carecen aquellas, resultó ser no sólo la mación del fenómeno y un modo de irlo cercando, puesto que
de mayor sofisticación, sino también la que estos fenómenos no tienen una causa única y exacta ya que la
propugna por establecer una fundamentación conducta humana, así como la historia y la antropología, son
fenomenológica del problema. multicausales y multifactoriales. De tal manera que una defini-

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La etnohistoria

ción en ciencias sociales siempre es un ensayo definitorio. Y di-


fícilmente tiene los alcances y la exactitud de un teorema.
Aun así, es indispensable el ensayo definitorio en las cien-
cias que nos ocupan, pues es un principio rector, de ordenación
entre los objetos de estudio, los métodos y las teorías de abor-
daje de los mismos; es una labor que aspira al establecimiento
de moldes y cánones de la disciplina
en cuestión, para fines formales y es-
tructurales de ella misma.
Martínez enuncia que la definición
de la etnohistoria es una “explica-
ción” de los hechos a través del tiem-
po; también, es el estudio de estos
hechos (“explicación diacrónica”).
Como explicación entonces, debemos
entender la declaración o exposición
de la etnohistoria como materia, “co-
mo doctrina o como texto” (según la
Real Academia), con palabras claras
y poniendo ejemplos, con objeto de
que se haga más perceptible. Al mis-
mo tiempo es una explicación de los
hechos que ocurren al mismo tiempo,
Una cancha de juego de pelota sagrado: Teotlachco, con sus
se entiende, en diversos puntos o lugares, lo que obliga a una anillos marcadores a los lados, apuntalados por cuchillos de
observación comparativa (“explicación sincrónica”). Pero estas sacrificio. Códice Tudela, página 67.

dos instancias explicativas lo son “de la cultura del hombre y de


las sociedades”.
No podemos entrar aquí en una discusión sobre la natura-
leza de la cultura, por razones de espacio. Simplemente es útil
repetir que no se refiere la cultura como los dones llamados su-
periores de la inteligencia y talento humanos, sino con la otra
versión, la antropológica, que entiende la cultura como la he- Etnohistoria es una explica-
rencia social, no biológica, del hombre: objetos, instituciones y
costumbres.
ción de los hechos que ocu-
Si bien es la explicación de la cultura, ésta es hecha diacró- rren al mismo tiempo, se
nica y sincrónicamente, condición sine qua non de la disciplina entiende, en diversos puntos
etnohistórica, la que no se aparta nunca de la diacronía o de la
sincronía (a diferencia de la antropología o de la historia, que o lugares
lo hace la mayoría de las veces, ya de una o de otra forma).
Observemos que, de entrada, esta definición se inclina por
el modo de la universalidad de la disciplina como totalidad, es
decir, como apta para el estudio de todas las sociedades, en to-
das las fases de su desarrollo.
A este punto, el enfoque es problemático: la inmensa mayo-
ría de los estudios etnohistóricos ha estado relacionada con

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Ciencias antropológicas

sociedades preliterarias, colonizadas, no occi- grupos han quedado fuera de los intereses etnohistóricos, al me-
dentales; nunca hemos visto uno referido a so- nos hasta hoy.
ciedades europeas. Lo que no eliminaría, des- Por lo demás, queda con las manos libres la posible argu-
de luego, que puedan aparecer en el futuro. mentación de que Italia también es autóctona y en diversos
Pero hemos de señalar también que más momentos sometida parcialmente por extranjeros, por ejemplo,
adelante el propio autor contradice a esas ase- por españoles en Nápoles y Sicilia, al mismo tiempo que los
veraciones de arranque en su definición, pues mesoamericanos eran invadidos por España. Estas instancias,
señala que la disciplina “tiene por objeto la re- no consideradas, enriquecerían los términos de la definición que
construcción histórico-cultural de los grupos estamos analizando, aun al nivel ilustrativo e inclusivo de sus
indígenas autóctonos independientes, de los propias declaraciones.
grupos indígenas sometidos al poder colonial, A continuación viene una tentativa de este autor por pro-
de grupos con cultura tradicional y de grupos blematizar, a escala fenomenológica y filosófica, sus categorías
modernos marginales y de sus relaciones con de aproximación, pues declara que la disciplina es “una premi-
los demás grupos con los que conviven”. sa para la explicación de la naturaleza de los procesos culturales
Esto es extremadamente interesante. La et- operados en las sociedades o grupos sujetos de estudio a través
nohistoria, desde esta perspectiva no podría es- del tiempo, con apoyo en un momento de partida, presente o
tudiar a Italia, por ejemplo, que no tuvo a otro cercano, que se analiza hacia atrás o viceversa, mediante dos
grupo que llegara del exterior a escribir su his- análisis ineludibles, el cultural y el histórico, en forma conjun-
toria; que no es país que veamos genéricamen- ta [más el manejo de] las dos dimensiones temporales”.
te como colonizado, ni careció de escritura. Pe- Se sabe que explicar la naturaleza de los fenómenos cultura-
ro si en el mismo párrafo la definición prevé les es una empresa intelectual que no ha podido ser cumplida
que la etnohistoria puede estudiar no sólo a del todo. Y mucho menos la naturaleza de los fenómenos cul-
grupos indígenas independientes o sometidos turales “a través del tiempo”. Se han explicado las caracterís-
al poder colonial, sino también a “grupos mo- ticas de determinada cultura y en ello la etnografía ha jugado
dernos marginales”, bien podría entonces la un papel protagónico. Pero explicar su naturaleza implica una
etnohistoria estudiar por ejemplo a grupos de acción incumplida. Al menos desde la perspectiva de la antro-
obreros de las distintas regiones italianas, o pología. Hay aquí pues una preocupación y una propuesta de un
mexicanas. Pero repetimos que no se han he- gran valor. A menos que aceptemos que el perfil de la cultura
cho dichos estudios y que por lo tanto tales es solamente circunstancial.
La contradicción fundamental que atraviesa a lo largo de
esta –no obstante– importante definición, termina por conso-
lidarse cuando se dice que “su problemática deriva […] de la
naturaleza y pluralidad de las sociedades en estudio”. Las analfa-
betas y anárquicas con predominio de tradición oral; las que,
con tradición oral, preservan pasado y cultura con “verdaderas
Se sabe que explicar la natu-
crónicas orales”; (y aquí viene la oscura contradicción) “las que
raleza de los fenómenos cul- poseen escritura y en las que sus peculiaridades se registraron
turales es una empresa inte- por medio de extranjeros”.
No es del todo fácil extraer de aquí a qué sociedades se re-
lectual que no ha podido ser
fiera el autor. La frase es naturalmente oscura. Sociedades que
cumplida del todo posean escritura no suelen, ni lo necesitan, registrar sus pecu-
liaridades por medio de extranjeros. A menos que se refiera a
sociedades con escritura no-alfabética, que son incapaces de
consignar con detalle las peculiaridades de su propia historia.
Pero entonces resultarían externas al campo de estudio de la et-

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La etnohistoria

nohistoria todas aquellas sociedades con escritura alfabética y Bibliografía


cuyas peripecias no fueron narradas por extranjeros. Siendo que
Adams, Richard N., (1962), “Ethnohistoric research
antes se dijo que la disciplina también estudia “grupos modernos methods: some Latin American Features”. Eth-
marginales”, los cuales siempre están integrados en sociedades nohistory, 9; 179-205, Amherst, N.Y.
con escritura con que narran, ellos mismos, su propia historia. American Society for Etnohistory, (2002), internet
Pero se dijo que la problemática de la disciplina deriva de la http://etnohistory.org/journal.html.
Carrasco, Pedro, (1975), “Sobre la etnohistoria me-
naturaleza y pluralidad de las sociedades. soamericana”, I Congreso español de antropología.
Primero, si se enfatiza que es interés de la etnohistoria la na- Actas, vol. II, Sevilla.
turaleza de las sociedades, hay ya una exclusión de sociedades, Cohn, Bernard S., (1968), “Ethnohistory”, Interna-
en virtud de una tipificación de las mismas; de hecho, a conti- tional encyclopedia of the social sciences, vol. 6,
pp. 440-448, MacMillan.
nuación del párrafo se señalan esos tipos de sociedades. A más
Hobsbawm, Eric, (1998), Sobre la historia, Barcelona,
de ello, se agrega que dicha problemática deriva también de Crítica, p. 26.
la “pluralidad” de las sociedades. Una sociedad aceptada como Hudson, Charles, (1975), “Folk history and ethnohis-
“plural” puede ser la mexicana; pero por lo común, no la ale- tory”, Ethnohistory, vol. 13, núms. 1, 2, pp. 52-71,
mana anterior a la segunda gran guerra, aunque la oposición apud Alfredo Jiménez Núñez, “Sobre el concepto
de etnohistoria”, Primera reunión de antropólo-
étnica en ella haya jugado en la refriega el papel conocido
gos españoles, Universidad de Sevilla, España,
comúnmente. p. 93.
De todas maneras, en la propia naturaleza de la contradic- Jiménez Núñez, Alfredo, “El método etnohistórico y
ción observada en esta definición está la gran problemática del su contribución a la antropología americana”,
objeto de estudio de la etnohistoria, que desde luego no está Revista española de antropología americana, núm. 7,
p. 168.
despejada por completo; al revés, mantiene hasta hoy sus in- Martínez Marín, Carlos, (1976), “La etnohistoria:
cógnitas y su interés teórico. un intento de explicación”, en Apuntes de etno-
La condición y el modo “universal” de la etnohistoria sigue historia, Escuela Nacional de Antropología e His-
siendo pues el asunto nodal que promueve o genera dudas en el toria, época 1, núm. 1, México.
Sturtevant, William C., (1966), Anthropology, His-
objeto mismo de estudio de la disciplina. ¿Debe o no estudiar
tory, and Ethnohistory, núm. 13, págs. 1-51, Nue-
solamente sociedades colonizadas? ¿Haciéndolo, en realidad va York.
pierde universalidad? Estas cuestiones se han respondido ya, Tavárez, David Eduardo, (otoño de 2001), “La etno-
indirectamente, a lo largo de este artículo. También está en el historia en América: crónica de una disciplina
centro de las preocupaciones y previsiones de autores contem- bastarda”, Desacatos, Revista de antropología social,
núm. 7, p. 12, CIESAS.
poráneos. Veamos este resumen hecho por Tavárez (2001) y
Smith de varios especialistas tanto mexicanos como estadouni-
denses que se esforzaron por dar respuesta al problema: La
etnohistoria “intenta analizar y reconstruir las estructuras so-
ciales y culturales de grupos étnicos que entraron en contacto
con los poderes europeos entre los siglos XV y XIX”.
El problema pues, ha estado implícito en todas las tenta-
tivas definitorias de la disciplina. Al grado de que es posible
agregar deductivamente, y sin contradecir los fondos teóricos
Luis Barjau Martínez es director de etnohistoria del Institu-
subyacentes en la mayoría de ellas, que la etnohistoria estudia
to Nacional de Antropología e Historia. Obtuvo su maestría en
sociedades autóctonas preliterarias, que fueron conquistadas por antropología por la Universidad Nacional Autónoma de México
occidente; colonizadas por tanto; pero también a todas las socie- y la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Realizó es-
dades europeas en el momento y situación en que interactuaron tudios superiores en sociología en la Universita Degli Studi di
Roma. Es catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas de la
con las primeras; y a esa interacción que generó una secuela cul-
UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores. En
tural distinta, creadora de una nueva realidad sociocultural, de 1996 recibió el premio Juchimán de Plata en Ciencias y Tecno-
magnitudes e importancia universales. logía por la Universidad Benito Juárez Autónoma de Tabasco.

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