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PARTE I

SITUACIÓN OBJETO DE ESTUDIO


Descripción Detallada de la Situación Objeto de Estudio
Dentro de la transformación y los problemas que viven hoy en día las ciudades, existen
temas de suma importancia, como la inseguridad, la cual ha cobrado fuerza en los últimos
años. Al parecer, el día a día de la población está marcada por un sentimiento de
indefensión, que se desarrolla con más frecuencia en el ámbito público.
Actualmente, se puede observar como el miedo a ser víctima de algún delito ha llevado
a que muchas áreas consideradas públicas, sean cerradas por un grupo de personas,
restringiendo de esta forma, el libre acceso, bien sea por medio de vigilancia privada o
por medio de barreras físicas. Igualmente se observa que lugares creados y destinados
a la recreación, al encuentro y al intercambio, entre los que se pueden citar las plazas,
parques, calles y aceras, han sufrido una transformación en su uso, es decir, ya no
cumplen con su función original para la cual fueron construidos. Algunas de estas áreas
dejaron de ser utilizadas por el deterioro, por la inseguridad que sienten los usuarios y
posiblemente porque están siendo ocupados para desarrollar otro tipo de actividades,
dentro de las que destaca el comercio informal.
Estos cambios en el uso de los espacios públicos de la ciudad, me llaman la atención,
y llevan a preguntarme si la pérdida o transformación de estos espacios públicos se
encuentra relacionada con la inseguridad. En este sentido, se hace menester analizar,
como la inseguridad influye en el uso de los espacios públicos, al igual que las formas de
organización y participación que tienen las comunidades, que habitan alrededor de estos
lugares que fueron creados para el disfrute y esparcimiento, para buscar soluciones y
alternativas a esta problemática.
Tomando en cuenta el término seguridad ciudadana y lo necesario de esta para el
desenvolvimiento de los ciudadanos, se puede decir que la inseguridad es una variable
clave que ha ocasionado que parte de la población se cohíba del uso de los espacios de
la ciudad, bien sea por temor a la delincuencia o porque las condiciones físicas de muchos
de estos lugares, no lo permite. Por esto es importante destacar lo tipificado en la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), sobre seguridad
ciudadana, observando que la misma, se relaciona con las “situaciones que constituyan
amenaza, vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de las personas, sus
propiedades, el disfrute de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes” (Art. 55). Sin
embargo, la Ley de Coordinación de Seguridad Ciudadana (2001) es más específica,
entendiéndola como “el estado de sosiego, certidumbre y confianza que debe
proporcionarse a la población residente o de tránsito, mediante acciones dirigidas a
proteger su integridad física y propiedad”. De allí, se puede discernir que la Seguridad
Ciudadana lo que busca es garantizar los deberes y derechos de la población venezolana.
A pesar de esto, pareciese que la responsabilidad recae solamente, en las instituciones
policiales, pero en realidad, también le compete a la ciudadanía.
Es necesario recalcar que existen otros elementos que se relacionan con la
inseguridad de la ciudadanía, en este sentido se hace alusión a los planteamientos sobre
los conceptos de: desorden, criminalidad y calidad de vida. De esta forma, además se
hace referencia a las acciones emprendidas por las comunidades y los cuerpos de policía
para disminuir la inseguridad.
En relación a lo expuesto anteriormente, existen algunos autores como es el caso de
Mateo y Ferrer (2016) quienes señalan que la seguridad es “una percepción compuesta
por la información, la experiencia y la interpretación que de las amenazas de violencia
construye cada individuo” (216), sin embargo no es un problema personal sino social e
institucional. Apoyando la idea, Betcet (citado por Foley, 2017) sostiene que la seguridad
debe ser entendida como una acción colectiva, en donde la población debe participar para
fomentarla, mantenerla y defenderla. Este punto se asemeja a lo estipulado en la
Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela (1999), cuando estimula
a la población a participar en los programas que propenden a “la prevención, seguridad
ciudadana y administración de emergencias…” (art. 55). Para Claudia Laub (1998) la
seguridad está relacionada con la calidad de vida, haciendo referencia a la libertad de la
población para movilizarse en el espacio urbano. En este mismo sentido, se afirma que
tomando en cuenta la percepción de inseguridad, esta influye en el uso de los espacios
públicos, lo que ha llevado a la transformación de los espacios pasando de públicos a
privados (urbanizaciones cerradas).
De lo descrito anteriormente, es necesario hablar sobre el sentimiento de indefensión
por parte de los ciudadanos en los espacios públicos, esta percepción, es un elemento
primordial de la inseguridad. Para Mateo y Ferrer (2016) la inseguridad personal es la
falta efectiva o sentida de la seguridad, es decir la inseguridad es una sensación de los
individuos que tiene múltiples causas. Se convierte de esta manera, la inseguridad en un
problema social e institucional a pesar de ser una percepción construida a partir de las
experiencias e interpretación de los individuos.
En este sentido, el sentimiento de inseguridad corresponde a la probabilidad de que
una persona sea agredida, en pocas palabras significa una petición de seguridad. Roché
Sebastián (2017) define este sentimiento como “una inquietud cristalizada sobre un objeto
(el crimen en su sentido más largo) y sobre los autores de éste. Este descansa sobre el
mundo vivido de los individuos, haciendo al mismo tiempo referencia a un sistema de
valores” (135). Asimismo plantea que, este sentimiento se manifiesta por miedo a ser
víctima (incluye a familiares, amigos y conocidos), a no tener protección de las
instituciones encargadas de la seguridad y por el recelo experimentado en algunos
espacio públicos.
El cambio en la actitud de la población influye en las modificaciones de la ciudad,
existiendo una vinculación directa con la inseguridad, pero no es la inseguridad en sí
misma lo que genera ese cambio en el comportamiento social, si no, como plantea
Daniela Sepúlveda (2016), el miedo a ser víctima, la inseguridad lleva implícita ese temor,
esa sensación o percepción de inseguridad que se relaciona con el miedo al otro, a ese
ser diferente que no conocemos. Entonces, vemos como continuamente la población
tiende a aislarse o resguardarse en los espacios privados, abandonando los espacios
públicos por ese sentimiento de inseguridad. Aunado a esto, tenemos el deterioro de
algunos de los espacios públicos.
Estos cambios originados en la ciudad, como consecuencia de la inseguridad y el
miedo a ser víctima, han ocasionado que los ciudadanos busquen sistemas de seguridad
que les permitan sentirse seguros. Si observamos, existen algunas viviendas que parecen
cárceles donde las alarmas, vigilancia, rejas y el cierre de calles proporcionan seguridad,
conllevando al abandono de los espacios públicos los cuales se convierten en lugares de
nadie, convirtiéndolos en caldo de cultivo para el delito.
Desde este punto de vista se puede decir que la sensación de inseguridad se vincula
al temor que los ciudadanos tienen, como consecuencia de una experiencia vivida, tanto
por ellos, como por otro, generando un gran miedo que conduce a los ciudadanos a
abandonar los espacios públicos, haciéndose estos inseguros. Jacods (1962), indica que
es necesario mantener los espacios de la ciudad llenos de actividades, debido a que “una
calle con mucha actividad es una calle segura” (32). Para que una calle sea segura, según
este autor, debe tener las siguientes características: - demarcación clara entre espacios
públicos y privados, - posibilidad de visualizar las calles desde variados puntos y, -
necesidad de estimular las actividades para llamar el interés de los pobladores (35).
Tomando en cuenta todos estos detalles, considero importante la información
encontrada en ventanas rotas elaborado por Wilson (1982) y Kelling y Coles (2001). Los
autores afirman que “los delitos florecen en las calles donde el comportamiento
desordenado no se vigila” (Foley, 2004:38), con el tiempo, estos lugares se convierten en
sitios problemáticos. De Igual forma, la conducta incivilizada representa una perturbación
para el desenvolvimiento de la vida urbana, producido por la presencia de prostitutas,
pordioseros, mendigos y ebrios, entre otros, estas situaciones de desorden pueden
conducir a delitos mayores.
Es por ello que considero de gran importancia, la organización y participación
ciudadana ante la inseguridad en los espacios públicos en la búsqueda de soluciones
efectivas para el flagelo de la inseguridad, sobre todo cuando ésta se realiza en conjunto
entre los organismos públicos con competencia en el área de seguridad y las
comunidades. En este sentido, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(1999) plantea la participación de la población en los diferentes aspectos de la vida del
país, permitiendo entre otras cosas la democracia participativa, otorgando la
responsabilidad a los ciudadanos de ser protagonistas de sus procesos.
Tratándose de seguridad ciudadana es menester la colaboración de la población, para
que las medidas que se apliquen, sean concretas y perduren en el tiempo, la participación
de la comunidad en la seguridad ciudadana, contribuye a la disminución de la violencia y
de la inseguridad.
En este mismo orden de ideas, es necesario acotar que la participación de las
comunidades en cuanto a la seguridad, se sustenta en dos tipos de iniciativas. La primera,
surge como respuesta a las iniciativas del Estado y de los organismos de seguridad, esta
forma de participación busca el involucramiento de la población como estrategia para
mejorar su imagen, además de establecer la cooperación en la prevención del delito. La
segunda iniciativa, se trata de la organización de las comunidades, la cual se hace
necesaria por la falta de respuesta de los organismos de seguridad, al verse obligadas a
buscar soluciones independientemente.
Desde esta perspectiva, se observa que uno de los principales problemas que tienen
los organismos de seguridad ciudadana y los ciudadanos es la inseguridad. Es por eso
que los cuerpos de seguridad, le dan mucha importancia a la participación ciudadana en
lo que respecta a la disminución de la inseguridad y generar un sentimiento de seguridad
en las comunidades. Sin embargo, se debe tomar en cuenta que es competencia de los
cuerpos de policía, mantener control de los espacios públicos y privados con el fin de
garantizar el orden público, aunque esto implique el uso de la fuerza.
Sin embargo, existen lugares en los que ha sido necesario la transformación del
espacio público, en algunas ciudades se visualiza el incremento en la segregación y
fragmentación de los espacios, la cual se relaciona con la tendencia a privatizar los
espacios y convertirlos en áreas que se caracterizan por el acceso limitado
(urbanizaciones cerradas y los centros comerciales) y la existencia de barreras para evitar
la entrada de los indeseados. Estas medidas, se hacen necesarias como estrategias de
autodefensa, como consecuencia de la imposibilidad de los organismos públicos de dar
respuestas eficaces a la inseguridad.
Respecto a lo descrito anteriormente, se ha observado la apropiación de los espacios
por parte de grupos, que buscando mejorar su seguridad lo privatiza. Pero con los
espacios públicos ocurre lo contrario, motivado a que son estigmatizados como espacios
peligrosos o desordenados, por la inseguridad, el comercio informal y la falta de
mantenimiento, lo cual conlleva a un abandono del espacio social como escenario de
socialización y convivencia, convirtiéndose en espacios hostiles.
Otro elemento que llama mi atención, es el incremento de empresas de vigilancia y
seguridad en Venezuela, a causa del sentimiento de inseguridad que ha motivado a que
la población tome como medida resguardarse en sus hogares, donde están protegidos
con sistemas de vigilancia de circuitos cerrados y vigilantes. Hay que tomar en cuenta la
participación de los medios de comunicación en el incremento de esta percepción, a lo
que se suma la gran cantidad de propaganda visual que oferta e incita a la contratación
o compra de sistemas que controlen el acceso a extraños.

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