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Teoria General Del Derecho Procesal - PDF PDF
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TEORÍA
GENERAL
DEL
DERECHO
PROCESAL
TEORÍA GENERAL
DEL
DERECHO PROCESAL
Prólogo XXXI
Previamente 1
A) El arbitraje 18
B) El proceso 19
1. Sujetos 20
2. Objeto 20
3. El conflicto 21
A) La pretensión 21
B) La resistencia 21
A) Por su función 43
1. El proceso declarativo 43
2. El proceso ejecutivo . 43
3. El proceso cautelar 44
B) Por su estructura 45
ÍNDICE
1. El elemento gramatical 62
2. El elemento histórico 62
3. El elemento sistemático 63
4. El elemento teleológico 64
1. La Ley 67
2. La costumbre 68
3. Los principios generales del Derecho 69
4. La jurisprudencia y sus problemas . 70
Bibliografía 73
1. La acción 77
2. Doctrinas monistas 78
XVI INDICE
3. Doctrinas dualistas 79
4. Relatividad del concepto de acción: sus relaciones
con lo político 79
5. La acción como derecho cívico de petición 81
6. La pretensión: derecho y acto 85
7. La "acción- y la "pretensión" penales 87
8. Clases de pretensiones 89
a) Pretensiones de cognición 89
b) Pretensiones declarativas de condena . . . 90
c) Pretensiones ejecutivas 91
d) Pretensiones constitutivas 91
e) Pretensiones "en defensa de intereses difusos- 92
Bibliografía 97
ÍNDICE XVII
1. El principio 118
2. Excepciones al mismo 120
1. La conexión 130
2. Sistemas para resolver las cuestiones prejudiciales 131
XVIII INDICE
Bibliografía 137
ÍNDICE XIX
A) Funciones 196
B) Dación de cuenta y custodia de ¡os actos . . 197
C) Diligencias de ordenación y propuestas de resolución 198
Bibliografía 227
1. Planta 241
2. Competencias 242
ÍNDICE XXI
Bibliografía 249
L CONCEPTO 251
1. Funcional 251
2. Objetiva 254
1) Competencia por razón de cuantías dinerarias 254
2) Competencia por razón de la naturaleza del ob-
jetivo, no dinerario 255
3) Competencias penales específicas por razón de los
sujetos 261
4) Competencias sociales específicas por razón del
objeto y de los sujetos 261
XXII INDICE
Bibliografía 278
I. CONCEPTO 281
ÍNDICE XXIII
A) Activa . 292
B) Pasiva . . 293
XXIV INDICE
Generalidades 304
I. EL LMSCONSORCIO 305
1. Concepto 305
2. Especies de litisconsorcio 305
A) Voluntario 305
B) Necesario 306
C) El litisconsorcio cuasi-necesario 309
Bibliografía 326
A) Términos 344
B) Plazos 344
ÍNDICE XXV
A) Providencias 356
B) Autos 357
C) Sentencias . 358
Bibliografía 378
I. CONCEPTO 391
XXVI ÍNDICE
A) La "oralidad" 399
B) La "inmediación" 401
ÍNDICE XXVII
I. CONCEPTO 425
1. Hechos 434
2. La costumbre 443
3. El Derecho extranjero 444
4. Los hechos protegidos por una presunción legal 444
XXVIII ÍNDICE
Bibliografía 473
I. CONCEPTO 481
V. LA APELACIÓN 484
Bibliografía 515
ÍNDICE XXIX
L GENERALIDADES 519
1. En lo civil! 525
2. En lo penal 526
1. En lo civil 528
2. En lo penal 530
Bibliografía 578
Bibliografía 606
Teoria General del Derecho Procesal,
editado por el Instituto de Investigacio-
nes Jurídicas de la UNAM, se terminó
de imprimir en los talleres de ImPREsos
CHÁvez, S. A. nE C. V., el día 28 de fe-
brero de 1992. La edición consta de
2 000 ejemplares.
PRÓLOGO
los últimos lustros han aparecido varias obras, muy apreciables, que se
suman a la ya abundante bibliografía procesal —civil y penal, prin-
cipalmente, y luego constitucional, administrativa, laboral, fiscal, agra-
ria, mercantil,—. De aquéllas son autores los catedráticos de nuestra
Facultad de Derecho, Cipriano Gómez Lara, Carlos Cortés Figueroa.
Carlos Arellano García, Luis Dorantes Tamayo y —el de más reciente
fecha— José Ovalle Favela.
* * *
* * *
* * *
PRÓLOGO
XLVII
suelve que "su servicio (de los tribunales) será gratuito, quedando,
en consecuencia, prohibidas las costas judiciales".
* * *
'7 Cfr. Bender, Rolf, Presidente del Landgericht de Stuttgart, uno de los artífices
de.este nuevo desarrollo en la aplicación de la misma ZPO, p. ej., «Die -Hauptver-
handlung" in Zivilsachen» en Deutsche Richter-Zeitung, 1968, Pp. 163 y se.
Cfr. sobre el «Modelo de Stuttuart», el lugar que ocupa en el «Proyecto de
Florencia», en Access to lustice (Cappelletti y otros), t. II, Milán-Alphen van
den Rijn (1979). Bender y Strecker, Access to justice in the Federal Repuhlic ni
Germany, esp. pp. 551 y ss.
9 Cfr. Baur, op. cit., esp. p. 19. Y además, su idea comparativa, en pp. 13 y se.
19 Cfr. p. ej., Ekelóf, pp. cit., pp. 48 y ss.
11 Cfr. p. ej., Simson, Das urrd Strafprozessgesetz, cit., «Einleitung» pp.
15 .y se.; Bader Ginsburg-Bruzelius, Civil procedure in Sweden, La Haya, Martinus
Nijhoff, 1965, p. 34, notas núms. 135 y 136.
• 12 Huelga decir que consideramos el estudio de la historia del derecho como
fundamental para cualquier profesión jurídica. Y para el legislador o coadyuvante,
aún. más. Vaya esta afirmación por delante y dirigida a quienes la desprecian por
desonocerla (y no querer reconocerlo en su soberbia) y así, en más de una oca-
sión.., descubren el Mediterráneo, lo cual no carece de mérito. Cfr. mi nota 37•infra.
4 VÍCTOR FAIRÉN GUILLÉN
trina general junto con otros esforzados juristas. Si bien, por sus
respectivos currículo parece que no dedicaron a tal menester toda su
fuerza intelectiva creadora, ni mucho menos. Y, en efecto, analizando
sus respectivas obras, pueden verse los escolios con que tropezaron.
Quizás no observaron con el debido detenimiento el panorama de la
práctica, de la ley —y hago excepción para Grispigni, muy preocu-
pado con el Código de Suecia—.
Con cuidado por este aspecto de la construcción, he vuelto a estu-
diar el Ráttegá ngsbalk. Y llama la atención el hecho de que —salvo
excepciones, naturalmente— sus normas están redactadas con espíritu
de generalidad y no de detallismo. Ha operado en su elaboración el
ingenio jurídico escandinavo, de dejar a la costumbre, a los usos fo-
renses, a los jueces en fin, una gran labor integradora de las normas:
el precedente jurisprudencia!, allí de gran valor, es un arma de cuya
potencia, ellos y los anglosajones saben más que los continentales
europeos, a fin de completar los campos de la práctica forense ade-
cuadamente. Y así, si juzgamos a los jueces por "sus" leyes —lo que
yo no hago, naturalmente— se verá la diferencia que hay entre un
juez español aplicando la LEC, casuística casi totalmente, y otro de
Suecia, aplicando, por ejemplo, las pocas y bien medidas normas uni-
tarias sobre la prueba de su RB.1"4 Sus respectivas tareas, iguales
en su finalidad, difieren enormemente en la técnica.
Esa altura, esa abstracción —y no es paradoja— de las normas del
RB, no les da el aspecto de hacerlas difíciles de aplicar prácticamente.
Y recordemos que el sistema jurídico de Suecia, no se halla alejado,
ni mucho menos, del common
Y anotemos nuestra impresión —aquí, con destino a los noveles
que puedan emprender el participar en la obra de elaborar una "Ley
procesal general"^'" de que, naturalmente, los juristas suecos que
elaboraron el Código cuasi-unitario de 1942, hallaron facilidades en
me tocaba investigar más que lo que para acceder a ella había podido
trabajar. El número de trabajos monográficos por mi publicados,
en el iter hacia este malhadado libro, es muy grande: algunos de ellos
fueron recopilados en colecciones; 23 alterné en la elaboración de mo-
nografías intencionalmente dirigidas al estudio de la generalidad del
proceso (v. gr., los principios del procedimiento, los medios de impug-
nación, los diversos tipos de proceso, los conceptos fundamentales-base
de acción, jurisdicción, proceso; etcétera), con otros trabajos que po-
drían llamarse "de actualidad", dedicados a fenómenos, figuras, insti-
tuciones actuales de interés (verbigracia, el desistimiento civil, la
transformación de la demanda, la casación civil, el procesamiento, etcé-
tera), sin abandonar la historia del derecho (la litis con testatio, los.
juicios plenarios rápidos, los medios de lucha contra la tortura, etcéte-
ra), ni el derecho consuetudinario (el Tribunal de las Aguas de Va-
lencia).24 No pienso transformar estas líneas en un prosaico curriculum
vitae (expresión que, de ser rara, ha pasado a ser un modismo: con
presuntuosos contenidos que, en ocasiones, son más enjutos que ella
misma). Si, recordar la máxima enunciada varias veces por nuestra
don Quijote de la Mancha: "Cada uno es hijo de sus hechos"." Así,.
en las aulas, en las librerías, en los archivos, en las bibliotecas,, están
mis hechos.
Este libro, aparece tardíamente, si intentare dedicarlo tan sólo a los
alumnos de derecho procesal; que ya me quedan pocos en relación
con aquellos grandes grupos que estudiaban sobre mis explicaciones
de cátedra. Vocación universitaria probada, experiencia —compren-
diendo también el ejercicio de la profesión durante años, naturalmen-
te— mi trabajo que se muestra en más de 250 publicaciones: ilusiones.
de poner mi corto saber al servicio del común en tareas pre-legislati-
vas... Todo lo arrastró la fecha fatal de mis 65 años. Jubilación
abrupta y forzosa a tal edad, impuesta por moderna e incorrecta ley
—la incorrección se está viendo en su práctica, coram poputo—, sin de-
rechos adquiridos, al parecer, según sorprendente interpretación del
Tribunal Constitucional que respetuosamente acato, y critico. El ferió-
23 Estudios de derecho procesal. Madrid. Ed. Rey. Der. Priv., 1955 (agotado):
Temas del ordenamiento procesal, ed. Tecnos. Madrid, 1969 y 1981. 3 vols.; Estu-
dios de derecho procesal civil, penal y constitucional, Madrid, EDERSA, 1983 y
1984.
24 Cfr. El Tribunal de las Aguas de Valencia y su proceso (oralidad, concen-
tración, rapidez, economía), r ed., 1988.
23 thiliCé esta famosa frase como lema de mi obra El Defensor del Pueblo
(Ombudsman), Madrid, Centro Est. Constit. 1983 y 1986 (11 t, fallido por causas
ajenas a mi voluntad). Y excúsese mi aparente falta de modestia.
TEORÍA GENERAL DEL DERECHO PROCESAL 9
del Ministerio; y está publicada en la colección de trabajos del mismo. Pero el nombre
ya aparecía en obras mundialmente conocidas, como las Cartas de una persona tan
culta 'como buena prosista, Fanny Inglish, marquesa de. Calderón de la Barca.
" Cfr.. mi trabajo «Para, una reforma de las' leyes. de tribunales' y procesales
(¿Ley procesal general o statu quo formal legislativa?)», en' Boletín del I Cotegio
de Abogados de Madrid. núm. de julio-agosto de 1988.
25 En 1968, el entonces ministro de Justicia, Oriol. y Tirguijo, se hizo eco de mis
-
ideas unicistas• del tratamiento del proceso, en su «Discurso Inaugural de los Tri-
bunales» de 1968, EL Plan de Reforma de la Justicia y su estado actual (pub, Ma-
drid, 1968), pp. 41 y as. Pero se unía a la tendencia a concentrar das borrna.s
procesales repetidas. en nuestras leyes», en la Ley Orgánica de la Justicia, y no a
la mía, de elaborar una «Ley Procesal General». Estas ideas de Oriol y Urquijo
de quien lo asesorase— fueron las que, al parecer, predominaron en la elabo-
ración dé la Ley Orgánica del Poder Judicial de. 1985.- - .
Cfr, sobre otros :autores, españoles que propusieron soluciones análogas, mí
¡o forme sobre el anteproyecto... de 1969, pp. 58 y ss., y «Para una, reforma,,
op. cit., pp. 26 y as..
37. Por si no, tuvieren bastante con mis obras citadas, doy aquí otra -excelente
pista, que se deduciria al verme utilizar la expresión- «reunificación» procesal.
. Históricamente, no será la actual y ya citada en resumen aprovechada—,
la primera. Sin pretender señalar aquí otras muy. notables y efectivas (y esa 'efec-
tividad se ignora por no pocos), no olvido una ocasión que me ha ocupado:y ocupa
mucho: la desarrollada a partir de la Alta Edad Media, sobre todo, en la -cuenca
del Mediterráneo, con la aparición (¿o reaparición?) de los llamados «juicios
sumarios» o «planarios» o <plenarios rápidos», con un sistema procedimental -cate
Opere; con gran fuerza, tanto en la parcela- del proceso civil,, como ea la del 1Yena1
(,y en la del mercantil, naturalmente). Cfr. sobre éste, tema.. mi libro. El juicio-ordi-
nario- y loa. plenariná rápidos, Barcelona,. Bosch, 1953,:passitil; mi trabajo- «El Con-
TEORÍA GENERAL DEL DERECHO PROCESAL 15
* * *
A) El arbitraje 18
B) El proceso 19
1. Sujetos 20
2. Objeto 20
3. El conflicto 21
A) La pretensión 21
B) La resistencia . .. 21
A) Por su función 43
1. El proceso declarativo 43
2. El proceso ejecutivo 43
3. El proceso cautelar . 44
B) Por su estructura 45
1. La autodefensa (o autotutela)
2. La autocomposición
3. La heterocomposición
A) El arbitraje
13) El proceso
1. Sujetos
2. Objeto
3. El conflicto
en que el Juez se halla con respecto a las partes, por sus "potestades"
(derivadas de la soberanía estatal) de "juzgar y hacer ejecutar lo
juzgado" (art. 117-3 de la Constitución española de 1978).
J
A j D A41-1•D A D
A) Por su función
1. El proceso declarativo
2. El proceso ejecutivo
3. El proceso cautelar
B) Por su estructura
BIBLIOGRAF1A
Teoría general del proceso, 1936; Derecho procesal civil, 1936; Pro-
blemas políticos y jurídicos del proceso penal, 1935; FAIRÉN-GUILLÉN,
"El proceso como función de satisfacción jurídica", en Temas del Or-
denamiento procesal, 1969, t. I; el mismo, La humanización del proceso
(Amberes, Deventer), 1978, y RIber.DPr. 1978; WAcH, Handbuch
des deutschen Civilprocessrechts (1885; hay trad. española de BANZ-
HAF, 1977).
VON KRIES, Lehrbuch des deutschen Strafprozessrechts, Freiburg i. B.,
1982; ALCALÁ-ZAMORA CASTILLO Y LEVENE (hijo), Derecho procesal
penal, Buenos Aires, 1945; BELING, Derecho procesal penal (trad. esp.
Fenech), 1943; FENECH, Derecho procesal penal, 1975; LORCA NAVA-
RRETE, Derecho procesal penal, 1986; GÓMEZ CoLomER, El proceso
penal alemán. Introducción y normas básicas, 1985; BETTIOL, Institu-
ciones de derecho penal y procesal, 1977; LEONE, Lineamenti di Diritto
Processuale Penale, 4a. ed., Nápoles, 1958: MANziNT, Trattato di
Diritto Penale Italiano, 1964, AGUILERA DE PAZ, Comentarios a la Ley
de Enjuiciamiento criminal, 1915; GÓMEZ ORBANEJA, Comentarios a
la Ley de enjuiciamiento criminal, 1947, 1952; HAmPT0N, Criminal
Proceclure, 2a. ed., 1977; F, T. GILES, El Derecho penal inglés y su
procedimiento, trad. esp. Jardi.
PETERS, Ver Strafprozess in iher Entwicklung: Ein Lehrbuch, 2a.
ed., 1970; PETERS, Der neue Strafprozess. Darstellung und Wiirdi-
gung, 1975; HENKEL, Strafverfahrensrecht, 2a. ed„ 1968: KLEIN-
KNECHT, Strafprozessordnung, Gerichtsvervassungsgesetz, N ebengeset-
ze unid ergánzende Bestimmungen, 34 ed. 1979; LaWS-ROSENBERG, Die
Strafprozessordnung und das Gerichtsverfassungsgesetz mit Neben-
gesetze. Grosskommentar, 23a. ed., 1976-1979, con la colaboración de
DüNNIER, GOLLWITZER, MEYER-GOSSNER, SCH;siFER y WENDISH.;
ROXIN, Strafprozessrecht, 9a. ed., 1982; EBERHARDT SCHMIT, Leh-
kontmentar zur strafprozessordnung und zara Gerichtsverfassungsge-
setz, 1957-1964; WIECKZOREK, Strafverfahrensrecht, 4a. ed., 1980;
ScuLucHTER, Das Strafverfahren, 1981.
Cfr., también especialmente, CARNELurn, Lezioni sal processo pe-
nale. Roma, 1948; VÉLEZ MARICONDE, "El proceso penal inquisitivo",
en Scritti giuridici in memoria di Piero Calatnandrei, II, 1958.
Sobre el proceso como satisfacción jurídica, cfr. DANTE BARRIOS DE
ANGELIS, "La teoría general del proceso: enseñanza de la misma", en
RDPr-lber, 1968; FAIPÉN-GUILLÉN. "Ideas sobre una parte general
del derecho procesal", 1968, en Temas del ordenamiento procesal,
GuAsP. La pretensión procesal, Madrid, 1981; "Límites temporales de
la cosa juzgada", en ADC, 1948; GIULIANI, "L'Ordo Iudiciarius me-
dioevale (Riflessioni su un modello puro di ordine isonomico)", Riv.-
Dir.Proc., 1988 (3); WRÓBLEWSKI, "Elementi di un modello proces-
suale di aplicazione giudiziaIe del diritto", Riv. Trim. Dir. Pr.
TEORÍA GENERAL DEL DERECHO PROCESAL 51
1. El elemento gramatical 62
2. El elemento histórico 62
3. El elemento sistemático 63
4. El elemento teleológico 64
1. La Ley 67
2. La costumbre 68
3. Los principios generales del Derecho 69
4. La jurisprudencia y sus problemas 70
Bibliografía 73
TEMA II
Mas hay normas procesales que, como excepción, y con fines gené-
ricos de favorecer, bien la comodidad de las partes, bien la modifica-
ción del proceso, admiten, si no su derogación por voluntad de éstas,
sí el que se "adhieran" a las mismas con gran elasticidad. Tales son
p. ej., las normas sobre distribución de la competencia territorial en
lo civil; al Estado, le es lo mismo que las partes litiguen en un punto
que en otro de la geografía española, con tal de que lo hagan ante
un juez "funcional y objetivamente competente"; por lo tanto, la LEC,
admite que las partes "puedan someterse" al juez que más les con-
venga, dentro de aquéllos límites (artículo 56 y ss. LEC); de manera
análoga, en el juicio de mayor cuantía —civil, a partir de 100.000,000
de ptas.— puede haber cuatro escritos de alegaciones: demanda, con-
testación, réplica y dúplica (artículos 540 y ss. LEC); pues bien, el ar-
tículo 547 admite que el demandante renuncia a la réplica, en cuyo caso
se tiene al demandado por renunciado a la dúplica. Se trata de una
renuncia a una garantía, que la ley deja a merced de la parte actora.
En lo penal, aparece, en la Ley de 28-12-88, el principio del pica
bargaining (negociación) sobre la entidad de la pena.
1. El elemento gramatical
2. El elemento histórico
3. El elemento sistemático
4. El elemento teleológico
1. La Ley
2. La costumbre
BIBLIOGRAFÍA
2a, ed, de la obra de BECCARIA. Dei delitti e delle pene. Firenza, ed.
Le Monnier, 1950; CALAMANDREI, Processo e Democrazia. Padua, 1954;
RABEL, "The statute of Frauds and Comparative History'', en Law
Quateriy Revietv, 1947; KLEIN § 194 del borrador de anteproyecto de
ZPO austriaca, en Materialen, cit., t. I; FASCHING, Zivilprozessrecht.
Lehr-und Handbuch, Manz, Viena, 1981; FASCHING Kommentar zu
den Zivilprozessgesetzen, vol. II, Viena, 1962 (siempre comentarios
al actual § 179 ZPO).
Sobre los acuerdos procesales en lo penal, cfr. HEUMANN (Milton),
Roa Bargaining. 1The Experiences of Prosecutors, judges and Defense
Attorneys, Chicago, 1878: BROWN ( Jeff ) , "La fase anteriore al clibbatti-
mento", en Amo= y CHERIF BASSIOUNT, II processo penale negli Stati
Uniti d'America, Milán, 1988, DALEY (Richard M.), "II pica bargai-
ning, uno strumento di giustizia senza dibattimento", idem; GREVI (Vit-
torio), "Riflessioni e suggestioni in margine all'esperienza nordameri-
Cana del plea bargaining", idem; FANCHIOTTL "Spunti per un debattito
sul plea bargaining", idem; HAMPTON (Celia), Criminal Procedure,
Londres, 1982; GIMENO SENDRA, "Los procedimientos penales simpli-
ficados (principio de oportunidad y proceso penal monitorio)", en
Poder Judicial, Madrid, 1986; VIVES ANTÓN, "Doctrina constitucional
y reforma del proceso penal", idem; ALCALÁ-ZAMORA CASTILLO, "El
juicio penal truncado del derecho hispano-cubano", en Ensayos de
Derecho procesal civil, penal y constitucional, Buenos Aires, 1944;
FAIRÉN-GUILLEN, "La disponibilidad del derecho a la defensa en el
sistema acusatorio español", en Temas, II (1969).
TEMA iii. ACCIÓN Y PRETENSIÓN . . 77
1. La acción 77
2. Doctrinas monistas • .. . 78
3. Doctrinas dualistas 79
4. Relatividad del concepto de acción: sus relaciones
con lo político 79
5. La acción como derecho cívico de petición 81
6. La pretensión: derecho y acto 85
7. La "acción" y la "pretensión" penales 87
8. Clases de pretensiones 89
a) Pretensiones de cognición 89
b) Pretensiones declarativas de condena 90
c) Pretensiones ejecutivas 91
d) Pretensiones constitutivas 91
e) Pretensiones "en defensa de intereses difusos" 92
Bibliografía 97
TEMA III
ACCIÓN Y PRETENSIÓN
1. La acción
2. Doctrinas monistas
3. Doctrinas dualistas
del Ministerio Fiscal"; y con ello "no se puede dudar de que contri-
buyen en algún modo" a "la acción para la aplicación de las penas".
8. Clases de pretensiones
a) Pretensiones de cognición
plo, la contaminación de las aguas por una sola persona —física o jurí-
dica,— puede hacerlas inutilizabIes para una colectividad de límites
enorm,es, insospechados; una falsa información divulgada por un solo
medio de información, sobre la situación de una gran sociedad mer-
cantil (una "difamación extrajudicial") puede perjudicar a un gran
número de accionistas de la misma; si el fenómeno se propaga, incluso
puede provocar un "pánico en Bolsa" que arruine a millones de per-
sonas...]. De aquí, de esta masificación, el que aparezca este tipo
de pretensiones (que no tienen por qué ser forzosamente constitutivas;
puede ser declarativas de condena). Se hace preciso crear, para esa
"masa de intereses difusos" una legitimación especial, a fin de que
puedan actuar en juicio (los "demandantes ideológicos" o "defensores
privados del interés público"), que estarán en juicio incluso en favor
de partes ausentes y "actualmente desconocidas"; las sentencias que
admitan tales pretensiones, pueden dar lugar a indemnizaciones en
favor de personas que incluso ignoran la existencia de aquel proceso,
y que 'puedan ser hasta millones.., problemas difíciles de resolver
acudiendo a la tradicional "cosa juzgada", y mejor, a "los efectos
constitutivos" en favor de una pluralidad de personas que se hallen
en la misma situación jurídica. Esta creación, ha sido más jurispru-
clencial que "legal" (Cappelletti, Taruffo, Denti, Smit, Saur, etcétera).
2) Otra clasificación de las pretensiones de alta importancia, lo es,
en penales y no penales.
Recordemos que. en tanto que el "proceso no penal" es un instru-
mento de utilización no necesaria para obtener satisfacciones jurídicas,
la "pena" solamente se puede imponer previo proceso; la potestad de
penar, la monopoliza el Estado.
De ahí, que la pretensión penal en sí, tenga, a) caracteres declara-
tivos de condena, y b) constitutivos„ erga alunes; no se ha infligido
una pena a "X" tan sólo con respecto a un querellante particular,
sino con respecto a toda la comunidad social. Ese "status" de con-
denado, es general. Y Jo mismo, el del "absuelto" de la comisión de
un delito (argumentado en artículo 638 LECRIM), por el tribunal
competente (siempre, el principio del "juez legal").
3) Una tarcera clasificación (un tanto olvidada o erróneamente
interpretada, por error en la interpretación de su elemento histórico)
lo es, en "pretensiones sumarias y plenarias".
Son pretensiones plenarias, aquellas que envuelven la totalidad del
conflicto hecho crisis (aun en las partes en que su solución sea dificil
y por lo tanto, laboriosas y aún largas, y no haya hecho "crisis" en
94 VÍCTOR FAIRÉN GUILLÉN
BIBLIOGRAFÍA
1. El principio 118
2. Excepciones al mismo 120
VI.. LÍMITES DE LA JURISDICCIÓN 122
1. La conexión 130
2. Sistemas para resolver las cuestiones prejudiciales 131
Bibliografía 137
TEMA IV
LA JURISDICCIÓN
I. CONCEPTO DE JURISDICCIÓN
1. Acepciones de la expresión
2. Naturaleza de la jurisdicción
1. Jurisdicción y Legislación
2. Jurisdicción y administración
1. La inamovilidad judicial
2. Prohibiciones e incompatibilidades
2, Derechos
A) EL DERECHO A LA INMUNIDAD
pacho del primero, previo aviso en el que se señale día y hora (artículo
400 LOPJ).
Coma se ve la más importante "inmunidad" es la de las limitacio-
nes a la detención.
D) DERECHO DE ASOCIACIÓN
1. El principio
"El principio de unidad jurisdiccional es la base de la organización
y funcionamiento de los tribunales"; "se ejerce por los juzgados y
tribunales previstos en esta Ley" (la LOPJ, artículo 39-1), "sin perjui-
cio de las potestades jurisdiccionales reconocidas por la Constitución a
otros órganos". Frase un tanto sibilina. Estimamos que no se refiere
al Tribunal Constitucional —que es "suprajurisdiccional" (mientras
no se abuse de él) —. ¿Se referirá al Consejo General del Poder
Judicial? Sí, si se trata de la peligrosa "jurisdicción disciplinaria"
(artículo 107-4 y otros). (Y dejaría de ser "jurisdicción" si se hace rea-
lidad el riesgo de politización de dicho CGPJ, ya incluso recogido por
el Tribunal Constitucional.) ¿O bien a los tribunales internacionales?
El artículo 21 LOPJ, contiene una alusión indirecta a ellos; el proble-
ma cobra actualidad por la tendencia a "universalizar" los sistemas
procesales (muestra de ello es el Convenio de Roma de 1950 y por el
ingreso de España en la CEE, en la cual funciona un tribunal con
atribuciones sobre el derecho comunitario, que es extensísimo). El
caso es que.., la alusión está ahí, sin que podamos, por ahora, deter-
minar su extensión, que es lo no venial.
No existe, pues, en España, el sistema de pluralidad de jurisdic-
ciones —salvo en lo que en seguida se dirá—, por ejemplo, como en
Francia y otros países ocurre con la diferenciación entre jurisdicción
civil y comercial (ello fue suprimido por el Decreto de unificación de
fueros --Ministro Romero Ortiz—; de 6 de diciembre de 1869. Un Go-
bierno "provisional" cine ejecutó, con su Parlamento y sin Constitución,
esta gran labor).
Sí que existen (aparte las excepciones al principio de unidad a que
nos referiremos), diversos "órdenes" jurisdiccionales; si la Constitu-
ción habla de "todo tipo de procesos" (artículo 117-3, definición de la
jurisdicción), estos "tipos", la LOPJ los transforma en "órdenes"
jurisdiccionales. El simple principio de la necesaria especialización
ante la multiplicidad de "tipos" de situaciones jurídicas que se dan
en la práctica de este Siglo XX, justifica esta diversificación de la
"función jurisdiccional única" en diversos "tipos" de procesos y ante
diversos "órdenes" de tribunales; problema que abordaremos más
tarde.
TEORÍA GENERAL DEL DERECHO PROCESAL 119
2. Excepciones al mismo
2. Sus vínculos
3. La sumisión"
1. Su necesidad
2. Su deslinde y dificultades
2. Su resolución
3. Sus especies
4. El procedimiento
X. CUESTIONES DE COMPETENCIA
1. La conexión
1. Ordinarias y especiales
2. Contenciosa y voluntaria
posición (de la cual, forma parte incluso la que puede llamar "resig-
nación") o la heterocomposición arbitral, siendo así el proceso un
sustitutivo; que los pronunciamientos judiciales son inmutables (cosa
juzgada), con posibilidad de ataque a la misma, muy difíciles --revi-
sión—. Más, sobre todo, es Ja idea de "conflicto entre partes conoci-
das y determinadas" lo que caracteriza a la llamada "jurisdicción
contenciosa".
Al contrario, en todo pais civilizado hay una serie de actividades, de
naturaleza más bien administrativa, necesarias, tanto para la salva-
guardia de intereses privados, como porque es interés de la comunidad
el salvaguardarlos mediante su constancia. Así, la determinación de
la población de un país —registros de nacimientos, de defunciones—;
del "status" de las personas —registros de matrimonios, de extinción
de los mismos; creación, modificación y extinción de las personas jurí-
dicas; defensa de derechos reales: más registros públicos—; y aun
personales, etcétera,
Tales funciones, deben ser desempeñadas por entidades públicas,
para su fehaciencia y para que mediante ella, queden protegidos los
intereses de todas las personas; esto es, se hace precisa la interven-
ción de uno o varios funcionarios públicos como tales en la realización
—muchas veces constitutiva— de tales actuaciones.
Y tradicional e históricamente, muchas de tales funciones, se han
confiado a jueces; y en casi todo caso, exigen un procedimiento, a fin
de llegar al fin constitutivo del acto (solicitudes, publicación de las
mismas, comprobación de la falta de oposición, prueba, etcétera). Por
todas estas "apariencias", se han llegado a confundir tales actuacio-
nes con las jurisdiccionales, y no lo son. Basta contemplar el hecho
de que, muchas de tales funciones, son desemperndas por entidades
públicas y funcionarios no jurisdiccionales; notarios, registradores,
inspectores, etcétera.
Quizás la clave para determinar "lo que es la jurisdicción volunta-
ria", debemos acudir a la diferencia entre "negocio" y "litigio"; en la
jurisdicción voluntaria, el litigio no existe; no puede tampoco decirse
que existe una previa "insatisfacción jurídica"; no hay "partes insa-
tisfechas" (a lo sumo, hay una nueva necesidad que se colma con la
consecución de un "negocio" en sentido amplio); esta "jurisdicción",
se encomienda en ocasiones a jueces y tribunales, pero en otras oca-
siones no; en tanto que si hay "contenido-, conflicto, y se escoge el
camino del proceso, éste no puede ser encomendado a personas que
no sean jueces (el "exclusivamente", del artículo 117-3 de la Constitu-
136 VÍCTOR FAIRÉN GUILLÉN
BII3LIOGRAPÍA
1. Problemas de reclutamiento
2. Especies
el litigio varias mentalidades que una sola; los jueces colegiados (los
magistrados", término casi clásico español), "se vigilan entre ellos"
en cuanto a sus deberes y responsabilidades; la deliberación del colegio
o tribunal, si no excluye errores, disminuye su posibilidad, lo cual no
puede suceder cuando es el "juez único" el que "delibera consigo mis-
mo", con "contradicción" de otra mentalidad, etcétera.
Pero también hay contraargumentos, en favor del juez unitario frente
al colegiado: esa "distribución de la responsabilidad" entre los magis-
trados, puede conducir al exceso; a que, fiando los unos en los otros,
la responsabilidad.., se diluya.,.; un tribunal colegiado no puede ac-
tuar con la necesaria rapidez cuando se trate de adoptar medidas pro-
cesales que exigen rapidez --sobre todo, en el proceso penal; lo cual, sí
puede hacer un "juez unitario".
Este problema a menudo, se ha resuelto legislativamente, de manera
salomónica: combinando en la organización judicial (en su faceta ju-
risdiccional, naturalmente), a "jueces únicos" y a "jueces colegiales o
colegiados". (Así, en España.) Es el problema de las "instancias".
BIBLIOGRAFÍA
1. El Tribunal Supremo
A) Su carácter.
B) Su planta:
B) Competencias
a) En materia penal: a') [La Ley de 28-12-88 —la vemos al corre-
gir pruebas— en defectuosa reforma, crea unos nuevos "jueces pena-
les" para el juicio oral y sentencia].
El artículo 82 de la misma Ley Orgánica ha quedado redactado
por la Ley de 28-12-88:
1. Las Audiencias Provinciales conocerán en el orden penal:
19 De las causas por delito, a excepción de las que la ley atribuye
al conocimiento de los juzgados de lo Penal o de otros Tribunales
previstos en esta Ley.
29 De los recursos que establezca la ley contra las resolucio-
nes dictadas por los Juzgados de Instrucción y de lo Penal de la
provincia,
39 De los recursos que establezca la ley contra las resoluciones
de los Juzgados de Vigilancia Penitenciaria en materia de ejecu-
ción de penas y del régimen de su cumplimiento,
2. Para el conocimiento de los recursos contra resoluciones de los
Juzgados de Instrucción en juicio de faltas a la Audiencia se cons-
tituirá con un solo Magistrado mediante un turno de reparto.
3. Las Audiencias Provinciales conocerán también de los recursos
contra las resoluciones de los Juzgados de Menores con sede en la
provincia y de las cuestiones de competencia entre los mismos.
b) 4. En el orden civil conocerán las Audiencias Provinciales de
los recursos que establezca la ley contra resoluciones dictadas en
Primera Instancia por los Juzgados de Primera Instancia de la
provincia.
e) 5. Corresponde igualmente a las Audiencias Provinciales el
conocimiento:
a') De las cuestiones de competencia en materia civil y penal que
se susciten entre Juzgados de la provincia que no tengan otro supe-
rior común.
b') De las recusaciones de sus Magistrados, cuando la compe-
tencia no esté atribuida a la Sala especial existente a estos efectos
en los Tribunales Superiores de Justicia.
TEORÍA GENERAL DEL DERECHO PROCESAL 173
9. En materia penitenciaria
Esto es, podrá ocurrir que, ante un juez lego en derecho, "que no
quería ser juez", el dueño del procedimiento sea el secretario (yendo
incluso más allá de lo que va el artículo 290 LOPJ, cfr., infra). Y si
se atribuye una Secretaría a varios Juzgados de Paz, el ejemplo se re-
petirá. Y posiblemente llegaremos a tener algo semejante a los Rechts-
pfleger, pero no bien formados e ilegales.
Más problemas: recordemos el artículo 101 y el 102 LOPJ; y recor-
demos también las numerosas "incompatibilidades y prohibiciones" para
devenir juez (artículos 399 y ss.); de ello se deduce, y lo confirma el
artículo 102 al final ("a excepción del ejercicio de actividades profe-
sionales o mercantiles") que podrán ser nombrados jueces de Paz "co-
merciantes", "directores, gerentes, administradores, consejeros, socios
colectivos" o cualesquiera personas cuya actividad sea de -intervención
directa, administrativa o económica en sociedades empresas mercanti-
les, públicas o privadas de cualquier genero (artículo 389-8 y 9).
La Ley de justicia municipal de 1907, adoptó el sistema de nombra-
miento de los entonces "jueces municipales" por las Salas de Gobierno
de las Audiencias Territoriales, con asistencia de las decanos de los
Colegios de Abogados y Notarial (artículo 59, dando preferencia a
los candidatos con formación jurídica); la II República, acudió al re-
medio de la "libre elección de los vecinos mayores de 25 años que
figuren en las listas electorales en la fecha de su elección" (Decr. de
8 de mayo de 1931, artículo 39); ambos sistemas fueron criticados
(Alcalá-Zamora Castillo, Ossorio y Gallardo); en 1965, los Profesores
de Derecho Procesal españoles, reunidos en Sevilla, propugnábamos el
retorno (desde la Ley de bases de Justicia Municipal de 1944) a un
sistema anterior; la solución, no puede ser exacta y válida para mo-
mentos muy largos de la historia. De lo que se trata, es de evitar una
politización excesiva de los jueces de Paz --a imagen y semejanza de
los organismos que los elijan.
"Cuando no se tiene el espíritu preocupado con ningún sistema de-
terminante de nuestra simpatía —,decía. Ossorio y Gallardo— acábase
por llegar a esta conclusión: que la justicia municipal en los pequeños
pueblos no es un problema de organización judicial, sino de ciudada-
nía." Opinión admirable, mas tememos que utópica; era la de un gran
jurista ya fatigado de escogitar entre múltiples soluciones, sin que nin-
guna le plaguiera.
B. Régimen
D) Correcciones disciplinarias
Aquí queda clara la vis attractiva del Ejecutivo; estos casos, muy
bien hubieran podido resolverse por vía judicial-gubernativa, y tras
ella, la contencioso-administrativa; más se ha escogido alargar una
vía política, sin perjuicio de aquélla,
4. Las sanciones, con exclusión de la advertencia, contra la que
sólo cabrá súplica [notamos en la LOPJ una grave confusión termi-
nológica en cuanto a los medios de impugnación; allí se habla de
"alzada"; aquí de "súplica", nombre reservado hasta ahora a Jo
jurisdiccional y contra determinadas resoluciones de los Tribunales
colegiados] ante el propio órgano que la dictó, serán susceptibles de
recurso [-innominado" esta vez], ante el Ministro de Justicia cuando
hubieran sido impuestas por las SSGG del TSJ. Las resoluciones
del Ministerio de Justicia resolviendo el recurso anterior o en su
caso, imponiendo el traslado forzoso, así como las del Consejo de
Ministros, en todo caso, agotarán la vía administrativa.
5. Las resoluciones sancionadoras que decidan definitivamente
en vía gubernativa serán recurribles ante la Jurisdicción Conten-
cioso-administrativa, de conformidad con lo dispuesto en la Ley re-
guladora de la misma.
Salvo lo observado entre claudatur, estimamos aceptable esta regu-
lación.
A) Funciones 196
B) Dación de cuenta y custodia de los actos 197
C) Diligencias de ordenación y propuestas de resolución 198
Bibliografía 227
192 ViCTOR FAIRÉN GUILLÉN
A) Funciones
"Art. 285. También darán cuenta, al siguiente día hábil, del trans-
curso de los plazos procesales y de los autos que hubieren tomado es-
tado (1) para cualquier resolución, salvo cuando les correspondiere la
ordenación del trámite." (Esto es una ref, al artículo 290; cfr. infra).
La expresión "tomar estado" no es buena y -suena" a administrativa:
debería haberse escrito "que están a punto de precluir".
"Art. 286. 1. La dación de cuenta se hará oralmente por el orden
de presentación de los escritos o por el que tomaren estado los autos
respectivos, sin otra anteposición que la de los que sean urgentes o
tengan reconocida preferencia por la Ley."
He aquí un caso de "oraliclad sin inmediación"; luego no es una
-oralidad en sentido propio" (Klein, Alcalá-Zamora Castillo, Fairén-
Guillén ).
"2. Cuando proceda, se documentará mediante diligencias y, en su
caso, se acompañará propuesta de resolución." Alusión al artículo 290
y al 297 LOPJ; cfr. infra.
"Art. 287. Corresponderá a los Secretarios la llevanza de los libros
y el archivo de las actuaciones, salvo que en ésta u otra Ley se enco-
mienden a los Jueces o Presidentes."
Art. 492. Los !une. del Cuerpo Aux., con cinco añ'os, al menos, de
servicios efectivos y sin nota desfavorable en el expediente, que, con
arreglo al baremo de méritos preestablecido, acrediten condiciones
de preparación para el cargo superior y estén en posesión del titu-
lo de Bachiller o equivalente, podrán ingresar en el Cuerpo de Ofi-
dales por turno restringido y en la forma que reglamentariamente
se determine. Se reservarán la mitad de las vacantes para su pro-
visión por este turno. Las que no se cubran por ese procedimiento
acrecerán el turno libre.
Los Ag. J'ud. con tres años, al menos, de servicios efectivos y sin
notas desfavorables en el expediente que, con arreglo a baremo de
méritos preeestablecido, acrediten condiciones de preparación y res-
ponsabilidad para el cargo superior y se hallen en posesión del título
correspondiente, podrán ingresar en el Cuerpo Auxiliar por un turno
restringido en la forma que reglamentariamente se determine. La
mitad de las vacantes que se produzcan se reservarán para su provi-
sión por este turno. Las plazas no cubiertas por este procedimiento
acrecerán el turno general.
o del MF; estimamos que debe ser de "quien dirija aquella parte del
procedimiento". Pero,
A) Si fuera el MF el que dirigiere la instrucción procesal --como
algunos quieren y se ve ya en la Ley de 28-12-88— la PJ, mientras
ésta durare,, debe actuar bajo sus órdenes; pero como el propio MF
debe estar en relación con el juez, la PJ también debería seguir las
órdenes del juez.
B) Si en la instrucción, el papel de protagonista activo se atribuye
al juez, la Pj debe estar bajo sus órdenes inmediatas, pero sin ex-
cluir al MF.
Ahora bien, supóngase la LOPJ y el Estatuto del MF dan pie
para ello— que la PJ recibe órdenes contradictorias del juez y del MF
(o simplemente diferentes). ¿Cuáles cumplir? Recuérdese el viejo ada-
gio militar: "Orden más contraorden, igual a desorden".
Si se sigue el sistema tradicional —el bueno, el mixto— de distinguir
entre una fase procesal penal de instrucción confiada a un juez hallán-
dose en ella el MF como parte, la PJ debe obedecer al primero; y el
MF debe solicitar su auxilio a través de peticiones dirigidas al juez.
El sistema español, no es el de Estados Unidos. Pero si el juez instruc-
tor fuere a la vez el decisor (procedimientos inquisitivos por delitos leves
o, dolosos, flagrantes, etcétera, leyes muy defectuosas pero de gran
aplicación) es cuando el conflicto puede producirse. Si el MF, para
preparar su acusación, precisa del auxilio de la PJ, ¿podrá pedirlo sin
consentimiento del juez, que es quien va a dirigir el "juicio oral",
sin perjuicio del haber sido él mismo el instructor? Podrá producirse el
conflicto de órdenes enunciado y entendemos que debe resolverse en
favor del juez, a menos que en una Ley conste claramente que el "di-
rector" de una parte del procedimiento es el MF, dependiente más o
menos directamente, del Poder Ejecutivo, como veremos. Estos conflic-
tos laten ya en la Ley de 28-12-88.
El Real decreto de 19 de junio de 1987 ( BOE de 24 de junio), de-
sarrolla "una conceptuación (sic) moderna" de la Policía Judicial que
requiere la aplicación de principios de unidad orgánica y, sobre todo,
de especialización (en torno al artículo 30-1 de la Ley orgánica de 13 de
marzo de 1986, de fuerzas y cuerpos de seguridad). Esta normativa
establece con el nombre de "unidades orgánicas de la Policía Judicial",
"integradas, bien por funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía, bien
por miembros de la Guardia Civil", pero en cualquier caso, "presidi-
dos por los principios de permanencia, estabilidad, especialización y es-
TEORÍA GENERAL DEL DEREcli0 PROCESAL 205
He aquí otra expresión dudosa: ¿De qué leyes se trata? ¿Será admi-
sible una lex specia lis para alejar a un determinado funcionario de una
determinada investigación? Asunto muy peligroso, "su cese se partici-
pará a la Autoridad Judicial o Fiscal para su conocimiento" (De nuevo
la confusión entre jueces y fiscales).
El artículo 20 del Decreto, apuntaba ya claramente hacia una "ins-
trucción policial bajo la dependencia del fiscal" (modelo francés, si
llega antes que el juez).
(Esto es, de esta redacción cabe deducir que la Policía Judicial pue-
de actuar "sin dependencia directa del MF", y sin que aún haya juez.)
Sigue el artículo 20: "...y practicarán sin demora las diligencias que
el Fiscal les encomienda para la averiguación del delito y el descubri-
miento y aseguramiento del delincuente" (que son finalidades del mal
llamado "sumario", arículo 299 LECRIM).
TEORÍA GENERAL DEL DERECHO PROCESAL 211
BIBLIOGRAFÍA
1. Planta 241
2. Competencias 242
Bibliografía 249
TEMA VII
miento del fiscal general del Estado (idem). Pero nada se dice con res-.
pecto a su cese.
Elevará el CGPJ una memoria anual a las Cortes Generales sobre
el estado, funcionamiento y actividad de los tribunales y suyas propias.
incluyendo en él las necesidades de personal, instalaciones y recursos;
las Cortes podrán, incluso reclamar la comparecencia del presidente
del CGPJ (que podrá delegar en uno de sus miembros); tales infor-
mes, se debatirán en las Cortes (artículo 109).
Vemos cómo es cierto lo que ya hemos dicho: el CGPJ, gobierna al
ciudadano, desde que ingresa como miembro de la carrera judicial o
auxiliar a la misma, hasta su muerte .—jubilación forzosa a los 65 arios
de edad, adelantada la anterior, de 70 arios, luego de nuevo retrasada
[Ley de 28-12-88. La cual, produce una notable disminución de los in-
gresos del jubilado; cesan sus gratificaciones, complementos, etcétera,
que suponen en España un gran porcentaje de los funcionarios; esto
es, surte "efectos negativos" que "de no ser corregidos, puedan mere-
cer algún género de compensación" (TC, sentencia de 29-7-86, "Fun-
damento jurídico" 22) ].
Art. 112. 1. Los Vocales del Consejo General del Poder Judicial
serán propuestos por el Congreso de los Diputados y por el Senado.
(Esto significa que la cúspide y gobierno del Poder Judicial, la nom-
bra el Legislativo.)
2. Cada Cámara elegirá, por mayoría de tres quintos de sus miem-
bros, cuatro Vocales (en total, van 8, interpolamos) entre Ahoga-
dos y otros juristas de reconocida competencia con más de quince
años en el ejercicio de su profesión, procediendo para ello según
lo previsto en su respectivo Reglamento.
3. Además, cada una de las Cámaras propondrá, igualmente por
mayoría de tres quintos de sus miembros, otros seis Vocales (en
total, van 12; con los 8 anteriores, los 20 totales interpolamos) ele-
gidos entre Jueces y Magistrados de todas las categorías judiciales
TEORÍA GENERAL DEL DERECHO PROCESAL 235
Esto es: mayoría judicial, pero... sin determinarse quién los elegiría.
El (anterior) Consejo del Poder Judicial, promovió "conflicto" al
Parlamento, a tenor de lo previsto en el artículo 73 y ss. de la Ley
orgánica del Tribunal Constitucional, por entender que se infringían
normas que a él competían; por otra parte, 55 diputados, interpusieron,
236 VÍCTOR FAIRÉN GUILLÉN
esto es, -entre dos riesgos", el TC elige el que más próximo estima (y
no estamos solos).
El dramático problema con que se ha enfrentado el TC se ve a tra-
vés de esta argumentación, que muy bien hubiera podido llevar a un
fallo contrario al que emitió.
Y sigamos con la LOPJ.
238 VÍCTOR FAIRÉN GUILLÉN
cionales" por mayoría; ídem de los presidentes de los TSJ; resuelve los
recursos de alzada contra los acuerdos de la Comisión Permanente, de
/a Comisión Disciplinaria, de las Salas de Gobierno de los TSJ y de los
órganos de gobierno de los tribunales y juzgados; resuelve los expe-
dientes de rehabilitación instruidos por aquella Comisión; es oído sobre
el nombramiento del FGE (y para su cese, artículo 29-1 EMF del
que se olvida la LOPJ); acuerda, en los casos legalmente estableci-
dos, la separación y jubilación de los jueces y magistrados función
gravísima; evacua los informes preceptivos y ejerce la potestad re,.
glamentaria atribuida por la Ley al CGPJ. [Ahora, reducida, por la
sentencia del TC, de 29 de julio de 1986]; designa los miembros de sus
comisiones y delegaciones; aprueba la Memoria anual que su presidente
leerá con motivo de la apertura del ario judicial, sobre el estado de la
Administración de Justicia; aprueba y remite al Gobierno el antepro-
yecto de su propio presupuesto, y desempeña —vis attractiva-- "cual-
quiera otras funciones que correspondan al CGPJ y no se hallen expre-
samente atribuidas a otros órganos del mismo" (artículo 127 LOPJ).
El Pleno —que funciona en sesiones ordinarias y extraordinarias,
convocadas por el presidente y extraordinarias a petición de cinco de
sus miembros— se constituye válidamente con la presencia de 14 de sus
miembros y del presidente o vicepresidente (artículos 128 y 129 LOPJ).
Como se ve, las competencias de este órgano de gobierno del Poder
Judicial, son amplísimas; de ahí que se haya predicado su "autonomía"
y "separación" (TC, S. de 29-7-86), para "privar al gobierno" de las
"funciones, en particular en materia de nombramientos y ascensos, ins-
pección y régimen disciplinario"; autonomía que ahora, en virtud de la
nueva redacción del artículo 112, depende de los parlamentarios, elec-
tores de sus miembros.
c') La Comisión Permanente. Integrada por el presidente del CGPJ.
que la presidirá, y cuatro vocales, elegidos por mayoría de tres quintos
por el Pleno del CGPJ, de la carrera judicial y otros dos "que no for-
men parte de la misma".
Son sus competencias, preparar las sesiones del Pleno; velar por la
ejecución de sus acuerdes; decidir los nombramientos de jueces y ma-
gistrados que, por no tener carácter íntegramente reglado, no sean de
competencia del Pleno, su jubilación forzosa por edad, y situación ad-
ministrativa; resolver sobre concesión de licencias a jueces y magistra-
dos; autorizar el escalafón de la carrera judicial y actuar "como dele-
gado del Pleno en sus competencias o en las que lo sean atribuidas por
la ley" (artículo 131 LOPJ).
240 VÍCTOR FAIRÉN GUILLÉN
Con acuerdos adoptados por mayorías, con voto de calidad del pre-
sidente en caso de empate; posibilidad de votos particulares razonados;
deliberaciones reservadas; protocolizados por el secretario general, con
forma de real decreto, orden o acuerdo (artículos 137 a 139 LOPj);
son "inmediatamente ejecutivos" sin perjuicio de su impugnación; la
ejecución le corresponde a él mismo; y puede ordenar la suspensión de
la ejecución si se hubiere interpuesto recurso, de oficio o a instancia
de parte (artículos 140 y 131 LOPJ); rige como subsidaria, la Ley de
procedimiento administrativo "sin que, en ningún caso, sea necesaria
la intervención del Consejo de Estado" (artículo 142 LOPJ), la cual
significa una disminución de garantías. Si se trata de actos declara-
tivos de derechos, la revisión de oficio, y en su caso, la previa declara-
ción de lesividad se adoptarán por el Pleno del CGPJ por mayoría
absoluta (artículo 142-2 LOPJ).
En cuanto a verdaderos recursos —los juriádiccionales—• "lbs actos,
resoluciones y disposiciones emanados del Pleno serán recurribles en
vía contencioso-administrativa ante la Sala correspondiente del Tribu-
nal Supremo" (artículo 143-2 LOPJ); pero los "actos de trámite que
determinen la imposibilidad de continuar un procedimiento o produzcan
indefensión y las resoluciones definitivas de la Comisión Permanente
y de la Comisión Disciplinaria [recordemos que es ésta la competente
para imponer sanciones a jueces y magistrados] "serán impugnables en
alzada ante el Pleno del CGPJ"; esto es, éste agota la vía gubernativa.
TEORÍA GENERAL DEL DERECHO PROCESAL 241
1. Planta
2. Competencias
1. Ámbito de su representación
2. Funciones
1. La interna española
2. La internacional
BIBLIOGRAFÍA
I. CONCEPTO 251
1. Funcional 251
2. Objetiva 254
1) Competencia por razón de cuantías dinerarias 254
2) Competencia por razón de la naturaleza del ob-
jetivo, no dinerario 255
3) Competencias penales específicas por razón de los
sujetos 261
4) Competencias sociales específicas por razón del
objeto y de los sujetos 261
Bibliografía 268
TEMA VIII
LA COMPETENCIA DE LOS TRIBUNALES
L CONCEPTO
L Funcional
2. Objetiva
A) En materia civil
B) En materia penal
C) En materia social
BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía 278
TEMA IX
BIBLIOGRAFÍA
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miento, mito jurídico, en Rep. Der. Prog. Argentina, 1951 (homenaje
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me de Suéde, Paris, 1948; BENGT LASSEN, "Die neugestaltung des
schwedischen Processrechts", en el colectivo Ein¡iihrilng in das schwe-
dische Rechtslebe. Hamburg (De Gruyter), 1950; FAIRÉN-GUILLÉN,
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proceso", Ponencias generales al VI Congreso Internacional de Dere-
cho Procesal (Gante), Amberes y Daventer, 1978; SENTIS MELENDO.
"Humanización del proceso" en Estudios de derecho procesal, Buenos
Aires, 1967; REDENTL "H'umanitá nel nuovo proceso civile", en Scritti e
discorsi giuridici di un mezzo secolo. Milán, 1962, I; KLEIN, "Erláu-
ternde bernerkungen zu den neuen ásterreichischen Civilprocessetzen",
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keiten. Civilprocessorgnung. Viena, k.u.k Justizministerium, 1987, t. I,
290 SS.; FAIRÉN-GUILLÉN, Problemas procesales de la peligrosidad sin
delito, 1971; SATTA, "El formalismo en el proceso", trad. esp. SENTIS
MELENDO, en sus Soliloquios de un jurista de la Colección Derecho
procesal civil, de Satta, t. III; DANTE BARRIOS DE ANGELIS, Teoría del
proceso, Buenos Aires, 1979,
CALAmANDREI, Processo e Democrazia, 2 ed., Firenze, 1950; "Pre-
fazione" a la obra de Beccaria, Firenze, 1950 Ey dejamos aparte y
sobre, a los grandes personajes que defendieron la "idea general de
los derechos del hombre"; no nos corresponde tratar de ellos sino en
una parte —la defensa en juicio de tales derechos (y obligaciones,
perdónese la omisión); a muchos de ellos les he citado en otras obras
mías ya publicadas esp. "El jurado. Algunos problemas sobre el
mismo", en Estudios de derecho procesal civil, penal y constitucional,
Madrid, 1948}.
Cfr. aquí, en plano de "descendencia" de tales e ilustres hombres, a
ALCALÁ-ZAMORA Y CASTILLO; a SPAGNA MUSS°, "Tendenze costitu-
zionali contemporanee nena organizazzione del Governo dello Stato di
dernocrazia parlamentare" en Studi in anote di Tito Carnacini (falle-
cido cuando se producía la distribución entre los colaboradores de esta
280 VÍCTOR FAIRÉN GUILLÉN
magna recopilación, 1983) Milán, Giuffré, 1983, t. 1. RASELLI, "Rifles-
sione sul potere del legislatore e su quello del giudice di fronte alla cos-
cienza collectiva", en los mismos Studi in onore di Debut In„ Milán, 1979
I; COMOGLIO, "Direzzione del processo e responsabilitá del giudice",
t. 1. Otra vez sobre lo que en el fondo, hay que traducir como "reparto
de responsabilidades", esto es, también con respecto a los "principios
del proceso como consecuencia" (que se advertirá con mayor clari-
dad: el "procedimentalismo", al que aluden entre otros, autores de
categoría superior, Como VICENTE Y CARAVANTES, Tratado histórico.
crítico, filosófico de los procedimientos en los procedimientos judicia-
les en materia civil, Madrid, 1856-1958 (adelantándose, si no coinci-
diendo con las diferencias entre Widscheid y Muther sobre la Ans-
pruch y la Klage). De gran altura, J. GOLDSCHMIDT, Der Prozess als
Rechtslage. Berlín, 1925; Teoría general del proceso. Barcelona, 1936;
Problemas jurídicos y políticos del proceso penal, Barcelona, 1935;
W. SAuER, Grundlagen des Prozessrechts, Stuttgart, 1919; Allgemeine
Prozessrechtskhre, Colonia, Berlín, 1951; ALCALÁ-ZAMORA CASTILLO,
"Aciertos terminológicos e institucionales del derecho procesal hispáni-
co", en Estudios de teoría general e historia del proceso (1945-1972).
cit„ t. II; ALCALÁ-ZAMORA CASTILLO, Veinticinco años de evolución
del derecho procesal, 1940-1963, México, UNAM, 1961 --es una obra
muy densa y concentrada en materia bibliográfica de tal lapso; en
análogas vías, cfr. Cuestiones de terminología procesal, México,
UNAIVI, 1972. obra continuada por fase. hasta su fallecimiento; cfr.
también fundamentalmente, JELLINEK, Sistema de diritti pubblici suie-
ttivi, Milán, 1912; SILVELA, "La acción popular", en RGIJ, 1888;
CARNELUTTL Lezioni sul processo pena/e. Roma, 1947; GONZÁLEZ DEL
ALBA, "El derecho de acusación como función de ciudadanía", en
RGLj. 1909; BETTIOL, Instituciones de derecho penal y procesal (trad.
esp. Gutiérrez-Alviz, Barcelona, 1977); JIMÉNEZ DE ASUA, Tratado
de Derecho Penal, cit., passim.
Cfr. igualmente BIENER, Beitráge zu der Geschichte des Inquisitions-
prozesses und der Geschworenengerichte, Leipzig, 1827 (Aalen, 1965);
BRIEGLEB, Einleitung in die Theorie der sumnuarischen Processe, Leip-
zig, 1859; DANZ, Grundsátze des Reichsgerichtsprozesses. Stuttgart,
1795; GIULIANI, "L'Ordo Iudiciarius medioevale (RifIessioni su un mo-
dello puro di ordine isonomico)", Rit>. Dic. proc., 1988, 3; BAUR, Wege
su einer Konzerttration der mündlichen Verhandlug int Prozess. Ber-
lín, 1966; BENDER, "The Stuttgart IVIodell", en Access to Justice,
Milán-Alphen aan den Rijn, 1979, II; FAIRÉN, "Para una reforma de
las Leyes de Tribunales y Procesales", BCAM, julio-agosto, 1988,
WitóseEwsKi, "ProceduraI and sustantive aspects of law in legal
theory", en Modeni Storici della Procedura Continentate, Sem. Univ.
Perugia, 1989, ed. provisional.
I. CONCEPTO 281
A) Activa . . 292
B) Pasiva . . 293
IV. LA LEGITIMACIÓN 293
Generalidades . 304
L EL LITISCONSORCIO 305
I. Concepto 305
2. Especies de litisconsorcio 305
A) Voluntario 305
B) Necesario 306
C) El Iitisconsorcio cuasi-necesario 309
Bibliografía 326
TEMA X
1. CONCEPTO
ser nocivos a la comunidad, ora contra sus propietarios, pero con re-
sultancia que repercute en el animal (cfr. Alcalá-Zamora Castillo).
a') Parte activa, pueden serlo, tanto las personas físicas, como
las jurídicas (y naturalmente, lo es el MF); el sistema español, de
"acción popular" —artículo 101 y ss. LECRIM, 125 Constitución—
admite como parte activa a todos los ciudadanos españoles" (con al-
-
las -asociaciones ilícitas" que lo son: 19, las que tuvieren por objeto
cometer algún delito o después de constituidas, promuevan su comi-
sión; 29, las que, aún teniendo un fin lícito emplearen medios violentos
para su consecución; 39, las organizaciones clandestinas o de carácter
paramilitar, y 49, las que promueven la discriminación racial o in-
citen a ella; pero llegado el momento de" sancionar", el artículo 174,
castiga a -los fundadores, directores y presidentes de las asociaciones
mencionadas; a los miembros activos de las mismas y a los coopera-
dores económicos -o de cualquier otra clase" de las mismas (artículos
174 y 175 Código penal), de manera individual.
La Ley española de 26 de diciembre de 1984 -contra la actuación
de bandas armadas y elementos terroristas y de desarrollo del artículo
55-2 de la Constitución", [derogada por la de 25-5-88] no se dirigía
contra tales personas jurídicas directamente, sino contra -las personas
integradas en bandas armadas o relacionadas con actividades terroris-
tas o rebeldes que proyecten, organicen o ejecuten los delitos que se
especifican en el siguiente apartado, y las que cooperen en ello o pro-
voquen la participación en los mismos o encubran a los implicados"
(y a seguida, relacionaba los delitos en cuestión; destacaban, a los
efectos que aquí intentamos, los de "la constitución de entidades, orga-
nizaciones, bandas o grupos formados para la actividad terrorista o
rebelde, la pertenencia a los mismos y los actos de cooperación o co-
laboración con sus actividades" (artículo 19, 2-j); así como "cuales-
quiera otros delitos cometidos por las personas comprendidas en el
número 1" (copiado, supra); esto es, repetimos, no se tenía por impu-
tables a tales entidades siguiendo el artículo 174, a.f. del Código penal,
la Ley de 1984 cit., decía en su artículo 5, "Declaración de ilicitud y
disolución de asociaciones", que:
IV. LA LEGITIMACIÓN
1. Ideas generales
V. CAPACIDAD DE POSTULACIÓN
Generalidades
I. EL LITISCONSORCIO
1, Concepto
2. Especies de litiscomorcio
Todo ello, hace pensar que, en materia penal, una vez más, en
cuanto a las partes, si bien aparece el LC, no cabe "moldearlo" según
se hace en lo civil; y se manifiesta en el nuevo artículo 793-1 LECRIM
(de la Ley de 28-12-88, para delitos "leves"), que no sólo admite
--incorrectamente— el juicio oral en ausencia del acusado sino que
"si hubiere varios... y 'alguno de ellos deja de comparecer sin mo-
tivo legítimo, apreciado por el Tribunal, podrá éste acordar, oídas las
partes, la continuación del juicio para los restantes"; sin que pueda
concluirse que esta vacilante regulación aprovecha o perjudica a los
presentes o no, que desde luego, no tienen por qué seguir la misma
suerte.
En materia contencioso-administrativa, desde luego,' cabe el LC ac-
tivo -y pasivo (artículo 29-1, b); 28-1, a); 33, 30 etcétera, LCA.
•Dada la calidad de una de las partes —la demandada, una admi-
nistración pública— también hay especialidades; pero estimamos que
por ello, la doctrina ortodoxa del LC está impregnada de "regalismo",
ya que la ley permite un LC. expresa y especialmente (a través de
una "adhesión", de una "intervención adhesiva") en favor de la admi-
nistración ("coadyuvante" artículo 30) pero la ley no lo regula en su
contra: se limita a tratar brevemente de la "acumulación de "accio-
nes"" (artículo 44 y siguientes LCA).
El "coadyuvante", o intervíniente adhesivo, puede ser simple y litis-
consorcial. Para el "simple", esto significa que está subordinado a la
parte con la cual coadyuva; el litisconsorcial aparece con las faculta-
des del mismo; y puede ser, naturalmente, de LC voluntario o necesa-
rio. Pues bien, en el proceso contencioso-administrativo, el coadyuvante
es parte (artículo 71 LCA) y por lo tanto, la sentencia le afecta siem-
pre (artículo 86 LCA); esto es, se trata de un LC necesario.
(El voluntario se limitaría a obtener. una "acumulación" de preten-
siones en el mismo proceso, artículo 44 y ss.; pero con las limitaciones
del artículo 86 LCA.)
C) El litisconsorcio cuasinecesario. La doctrina (por ejemplo. Re-
denti) admitió su aparición cuando varias personas se hallan, ante un
determinado evento jurídico, en situación igual de calidad, de tal modo
que, teniendo todas ellas legitimación para pretender o ser pretendidas,
algunas lo hacen y otras no, pero sin embargo, la resolución que recaiga
en un proceso, les va a afectar a todas, por ser única la relación que
existe entre el evento y ella; y modificado éste, se 'modifica esta rela-
ción unitaria derivada de la citada identidad de calidad (Fairén-
,
Guillén).
.310 VÍCTOR FAIRÉN GUILLÉN
H. LA INTERVENCIÓN
dos nuevos litigios, formando así un conjunto de tres; pero los tres se
insertan en el mismo proceso. Un proceso complejo y complicado, en
el que los tres procedimientos deben estar acordes en su tramitación;
a fin de evitar desigualdades entre las partes, retrasos en cada uno de
ellos y un fin tan coordinado que 'aparezca unitario", cuando en reali-
dad se tratará de una sentencia compuesta, que contendrá tres; una,
entre el primitivo actor y demandado; otra, entre el interviniente prin-
cipal (IP) y el primitivo actor; y la tercera, entre el IP y el primitivo
demandado. Ya se ve que la clave de todo está en la "incompatibili-
dad" de las pretensiones del IP con aquella sobre el cual discuten judi-.
cialrnente las partes primitivas. Y se trata, amén de lograr economía
procesal, de evitar que las tres sentencias sean contradictorias o "in-
compatibles", poniendo así en situación imposible a sus respectivos efec-
tos de cosa juzgada.
Elementos de la IP y de su efectividad son:
1. El IP es parte en sentido material (al invocar un derecho o inte-
rés, aunque esté sub iure, su existencia y su titularidad) y al interve-
nir se torna también procesal e independiente de las primitivas (Ro-
senberg, Rosenberg-Schwab, Carnelutti).
2. Los primitivos actor y demandado —los "intervenidos"—, pasan
a estar —pese a que se hallan, también en situación de litigio procesal
entre ellos—, en una paradójica situación de litisconsorcio frente al IP.
Se discute sobre si este litisconsorcio (destinado a rechazar el ataque
del IP) será necesario o voluntario (de un lado, p. ej., Kohler, Gold-
schmidt, Rosenberg y Rosenberg-Schwab; del otro, Endemann, Klein-
feller, Struckmann y Koch, Stein). En realidad, unos y otros vienen
a someterse a las reglas generales del LC; puede concluirse que, este
LC —al que podemos clasificar entre los "cuasinecesarios"-- emana
de la conexión que exista entre los tres litigios; y el problema, tiene su
trascendencia repercutida sobre el de la extensión de la cosa juzgada:
En todo caso, hay que examinar minuciosamente, caso por caso, los
puntos sobre los cuales verse el litigio entre las primitivas partes
través de las situaciones'que adopten en el curso procesal de "su" liti-
gio—. y de los actos dispositivos del proceso que puedan efectuar (en,
su propio proceso, 'o con respecto al interviniente).
3. La IP hace aparecer el hecho de que, el interviniente, pasa a ser
demandante de "los otros dos"; lo cual provoca el problema de la' de-
terminación del momento procesal (referido al primitivo proceso, natum
rálmente) ad quem de su intervención, y del punto de arranque de su,
propia actuación procesal, Esto es, a) ¿Podrá "intervenir" cuando ya
316 VÍCTOR FAIRÉN GUILLÉN
su interés puede tener como causa, por ejemplo, una posible reclamación
de daños y perjuicios; una posibilidad no próxima, pero existente, de
que le alcance la cosa juzgada o el efecto constitutivo de una sentencia
dictada en el proceso en el cual interviene. Pero su actuación se limita,
si es coadyuvante del actor a colaborar con él utilizando los medios de
ataque que pueda; y si lo es del demandado, los de defensa. Debe
aceptar el proceso "intervenido" en el estado en que se halle; la sen-
tencia que se dicte en él, no le afecta en cosa juzgada (Prieto-Castro);
pero sí, si se trata de un "interviniente adhesivo litisconsorcial" (argu-
mentado en artículo 86-2 CA española); si insta un ulterior proceso
como parte principal, no puede discutir su sentencia (Prieto-Castro).
Como veremos, la IA en la LCA, no es "simple", sino "litiscon-
sorcial".
En materia civil, falta en España su regulación. La jurisprudencia
del TS, sin embargo, la ha recogido en ocasiones; es IAS, el notario
con los que sostenía la validez de la disposición testamentaria, en el
pleito de nulidad de testamento por falta de idoneidad de uno de los
testigos (sentencia de 28-12-1906); es LAS quien lo hace en pleito
ajeno, como titular del dominio del edificio arrendado, por donación del
que lo adquirió por el contrato de compraventa, legitimador del retrac-
to arrendaticio en el ínsito (sentencia de 7-11-1960, Montero Aroca,
Prieto-Castro, Gómez Orbaneja).
En lo contencioso-administrativo, el artículo 30 trata de la parte
-
BIBLIOGRAFÍA
A) Términos 344
B) Plazos 344
días y horas inhábiles "de acuerdo con las leyes procesales- (nótese
una vez más la abundancia de remisiones o reservas de ley de
reglamento.— de la LOPI: su desarrollo va a ser muy laborioso y no
exento de peligros de politización),
La LOPJ —que tiene una disposición derogatoria amplísima—, fija
la constitución de "Salas de Vacaciones- para el despacho de los
asuntos urgentes (artículo 180).
Y también introduce la novedad de una especie de amplísima -res-
titución de plazos": "Las actuaciones judiciales realizadas fuera del
tiempo establecido sólo podrán anularse si lo impusiere la naturaleza
del término a plazo", dice el artículo 241. Y deja a merced de los
jueces el determinar cuál es "la naturaleza" del plazo o término; una
"cláusula abierta" que, atacando el principio de las preclusiones —que
debe regir, aunque con elasticidad incluso en los procedimientos orales,
cfr. el ejemplo de la ZPO austriaca— puede llevar a una verdadera
"indeterminación del proceso"; a "un proceso sin procedimiento"
—monstruo que ya apareció en 1a historia con el nombre de "juicio
sumario indeterminado" (Fairén-Guillén)— avocado a las arbitrarie-
dades. Y en todo caso, este artículo supone una especie de "apremio
al juez y a la parte no diligentes".
Improrrogabilidad o prorrogabilidad de los plazos. Hasta hace poco,
en la LEC, regia el principio de la "prorrogabilidad de los plazos"
(artículo 406 antiguo) y como excepción, su improrrogabilidad; y a la
inversa, en la LECRIM (artículo 202); en lo laboral, rige el principio
de improrrogabilidad (artículo 21 LPL) y lo mismo en el contencioso-
administrativo (artículo 121).
Pero la reforma de la LEC de 6-9-84, acepta el principio de la irn-
prorrogabilidad de los plazos también para ella (nuevo artículo 306:
el cual lleva anexa una disposición que choca con la LOPJ): "Trans-
currido un plazo procesal se producirá la preclusión y se perderá la
oportunidad de realizar el acto de que se trate. El Secretario dejará
constancia del transcurso del plazo por medio de diligencia y dará
cuenta al juez o Tribunal para que dicte el proveído que proceda." El
choque con el artículo 241 LOPJ se ha resuelto.., por la amplitud
de la disposición derogatoria —abstracta la final— de ésta. En un
año escaso --desde el 6-8-84 al 1-7-85, el viraje en cuanto a las pre-
clusiones, ha sido fortísimo.
Los plazos también pueden ser, en cuanto a las partes, "particulares
o separados" pero cada una de ellas, o "comunes" a ambas. Las leyes
señalan estas calidades; pero, naturalmente, surgen problemas por ha-
llarse en la una gran parte del litisconsorcio y la intervención,
TEORÍA GENERAL DEL DERECHO PROCESAL 347
En sentido general, todo acto del juez, lleva implícita una "resolu-
ción"; incluso en aquellos que, inmediatamente, tienen otra "forma",
por ejemplo, la de preguntas formuladas a las partes o a terceras per-
sonas; el juez "ha resuelto formular tal pregunta con tal finalidad u
objetivo", y como consecuencia, "formula la pregunta". El juicio, es
intrínsecamente complejo. Pero así, no es sencillo llegar a una clasifi-
cación de los actos del juez. Para ello, precisa que lleguemos a una
diferenciación de cuál es la finalidad inmediata (la mediata, es siempre
la de resolver el litigio), el objetivo inmediato del acto. Después, su
concatenación con otros —procedimiento-- nos llevará hasta "su últi-
mo acto", eI de resolución de dicho litigio, la sentencia propiamente
dicha.
Por ello, diferenciaremos diversos grupos de actos deI juez (o tri-
bunal).
V. Los ACTOS DEL JUEZ . ....... 351
A) Providencias 356
B) Autos 357
C) Sentencias 358
Bibliografía 373
TEORÍA GENERAL DEL DERECHO PROCESAL 351
En sentido general, todo acto del juez, lleva implícita una "resolu-
ción"; incluso en aquellos que, inmediatamente, tienen otra "forma",
por ejemplo, la de preguntas formuladas a las partes o a terceras per-
sonas; el juez "ha resuelto formular tal pregunta con tal finalidad u
objetivo", y como consecuencia, "formula la pregunta". El juicio, es
intrínsecamente complejo. Pero así, no es sencillo llegar a una clasifi-
cación de los actos del juez. Para ello, precisa que lleguemos a una
diferenciación de cuál es la finalidad inmediata (la mediata, es siempre
la de resolver el litigio), el objetivo inmediato del acto. Después, su
concatenación con otros —procedimiento-- nos llevará hasta "su últi-
mo acto", eI de resolución de dicho litigio, la sentencia propiamente
dicha.
Por ello, diferenciaremos diversos grupos de actos deI juez (o tri-
bunal).
352 VÍCTOR PAIRÉN GUILLÉN
2. Actos de resolución
BIBLIOGRAFÍA
Dei delitti e delle pene, 21 ed., Firenze, 1950; SENTIS MELENDO, "Huma-
nización del proceso", en Estudios de derecho procesal, Buenos Aires,
1967, I; argumentado en SATTA, "El formalismo en el proceso", relación
leída en la IV Reunión de la Asociación Italiana de Estudiosos del
Proceso civil ( Firenze, 1958), trad. esp. de SENTIS MELENDO, en sus
Soliloquias de un jurista (SATTA, naturalmente), en la col. de Derecho
procesal civil, 111, Buenos Aires, 1971; SATTA (muy pesimista), "El
misterio del proceso- (Riv. Dir. Proc., 1949, I, trad. esp. SENTIS ME-
LENDO, en "El formalismo en el proceso", cit.); DE PINA, "La morali-
zación del proceso", en Scritti in memoria di PIERO CALAMANDREI, IV,
Padua, 1958; COUTURE, "El deber de las partes de decir verdad", en
Estudios de derecho procesal civil, Buenos Aires, 1950, III; VON
PEL, Wahrheitspflicht und Aufklárungspflicht der Parteien ira Zivil-
prozess: Beitráge zum natürlichen Ausbau des Prozessrechts und zur
Erforschung des Rechtstheorie des 19. jahrhundert, Frankfurt, 1939,
y SCHÓNKE, Zivilprozessrecht, 21 ed., Berlín, 1943; nótese que ambas
obras están escritas en época nazi; en especial, VON HIPPEL, criticó a
J. GOLDSCHMIDT COMO "amoral" en su doctrina del proceso como
situación jurídica; pero basándose en una filosofía radical nazi, que
no es de recibo. Sobre ello, cfr. PRIETO CASTRO, "Notas sobre la efica-
cia del proceso civil o política del pragmatismo procesal" en RDPArg.,
1951-111-IV (Homenaje a J. Goldschmidt); FAIRÉN GUILLÉN, "La
humanización del proceso", ponencia general al IV (I) "Congrés In-
ternational de Dróit Judiciaire Privé" (Gante, 1977), con importantes
colaboraciones (págs. 186 y ss.); DE MAESTRE, "La confessione es-
torta", en Giurisprudenza Italiana, 1973; SABATENE, "Sulla ricognizione
personale di polizia giudiziaria", en Giustizia penale, 1953-111; BELLA-
VISTA, "Sulla ricognizione di persone avanti la polizia giudiziaria", en
Riv. Dir. Proc. Pea., 1954; SANTORO, "Ricognizioni e confronti",
en Novissimo Digesto Italiano, XV, 1957; TRANCHINA, "II valore del
riconoscimento di persone mediante fotografie", en Riv. It. Dic. e Proc.
Pen., 1963; AMODIO, "Libertá a legalitá della prova nena disciplina
della testimonianza", en Ru'. lt. Dir. Proc, Pen., 1973: AMODIO, 'Trove
legali, legalitá probatoria e politica processuale", en Riv. It. Dir. Proc,
Pen., 1974; CAR.NELUTTI, "Documento (teoría moderna)", en Nov. Dig.
ft., VI; ROSS/NI, "Le riproduzioni cinematoprafiche come mezzi di prova
nel processo civile" en Rassegna di Dirítto Cinematografico. 1952;
GIANTURCO, "La registrazione magnetofonica como mezzo di prova
e di documentazione nel proceso", en Riv. It. Dic. Proc. Pen., 1967;
MIRANDA, "Traduzione in lin gua italiana e documenti in lingua stra-
niera e diritto ella difesa", en Giustizia pende, 1968; ALLomo, "Ac-
certamento del fallo e accertarnento del dolo nel delitto di diffamazio-
ne", en Giurisprudenza Italiana, 1959-II; FAIR,,éN GUILLÉN, Comen-
tarios a la Ley orgánica del Poder Judicial, 1976; MA,zzANTE, L'aseen°
TEORÍA GENERAL DEL DERECHO' PROCESAL 381
I. CONCEPTO 391
A) La "oralidad" 399
B) La -inmediación" 401
2. El principio de concentración ,, . 403
EL PROCEDIMIENTO
I. CONCEPTO
a merced de las partes; las cuales, al final de cada uno de ellos, debían
acusar una rebeldía" (sic) para que el juez o tribunal declarase ter-
minado ("precluido") el plazo y abriese el siguiente. Las reformas
legales han terminado con este sistema (salvo las excepciones innomi-
nadas del artículo 237 LOPJ); pero la derogación del Real decreto de
2 de abril de 1924 —mucho más minucioso, que introducía el "impulso
oficial" para lo civil— por la LOPJ, va a dar quehacer; ya dicho R..D.
dejaba lagunas (Prieto Castro).
2. El principio de concentración
3. El principio de escritura
ral: en donde se dan los "conflictos colectivos" y pueden darse los con-
flictos de "masas de intereses difusos").
No obstante, este principio, además de excepciones causadas por las
necesidades técnicas del proceso [la deliberación pública de las senten-
cias, o de los veredictos, a su vez, produjo abusos durante la Revolu-
ción francesa; actualmente, en México, en donde la Suprema Corte
delibera en público en materia del recurso de amparo —deliberación
más bien "formal" que "material"—, se ha solicitado, en el IX Con-
greso Nacional de Derecho Procesal (Mazatlán, 1982), su supresión,
y la creación de una vista en su lugar], conlleva también inconvenien-
tes, que sería menester prever. "...sería negar la evidencia --decía
Alcalá-Zamora Castillo—, desconocer que la publicidad se desvía a
veces de su verdadero cometido, hasta degenerar en coacción [ya lo
hemos comentado, interpolo yo], o se interesa sólo por lo truculento
y aun lo morboso, sin que tales riesgos se conjuren siempre mediante
las restricciones que por motivos de moralidad, orden público, higiene,
respecto a la víctima (está ganando terreno la posibilidad de no publi-
cidad de procesos sobre secretos comerciales o industriales, Watson,
Jolowicz), etcétera, según los códigos, conducen al desarrollo de los
debates "a puerta cerrada", o sea, en régimen de publicidad circuns-
crita a determinadas personas". (Y hay publicaciones que hacen su
centro de gravedad de "escándalos llevados a los tribunales" con re-
godeo de una parte insana del público). El principio general español.
derivado del artículo 120-1 de la Constitución, es el del artículo ya
citado 229 LOPJ:
1. Las actuaciones judiciales serán predominantemente (esta palabra
de la Constitución es un tanto vaga) orales, sobre todo en materia
criminal [en donde una cierta cantidad de "secreto" es necesaria en
su fase de averiguaciones, para evitar la impunidad de tantos delitos;
no se puede "enmendar la plana" injustificadamente a Alonso Martí-
nez, jurista por encima de su propia época, interpolamos], sin perjuicio
de su documentación. [Y ya hemos tratado de lo necesario de la mis-
ma; ya apoyada la necesidad de una buena documentación, en aras
del buen curso del proceso, por el propio "oralista" Klein, en su obra,
la ZPO austriaca aún en vigor en gran medida.]
2. Las declaraciones, confesiones en juicio [expresión que, por llevar
implícito el juramento, debe desaparecer del terreno procesal con él],
testimonios, informes, ratificación de los periciales y vistas [lo más
importante, al final], se llevarán a efecto ante el juez o tribunal con
presencia, en su caso, de las partes y en audiencia pública, salvo lo
dispuesto en la ley.
TEORÍA GENERAL DEL DERECHO PROCESAL 415
BIBLIOGRAFÍA
I. CONCEPTO 425
1. Hechos 434
2. La costumbre 443
3. El Derecho extranjero 444
4. Los hechos protegidos por tina presunción legal 444
Bibliografía 473
TEMA XIII
LA PRUEBA
1. CONCEPTO
1. Hechos
2. La costumbre
Aunque, según el art. 19-1 del Código civil, es una fuente del dere-
cho, éste pasa inmediatamente a la ficción de que "resulte probada",
esto es, que la parte que la alega la pruebe, como si de hechos se tra-
tasen. Esto es criticable y deberíase haber proveído desde ha mucho
tiempo a la confección de "libros de costumbres", a reexaminar perió-
dicamente para observar la aparición de las nuevas, la transformación
de las vigentes y la desaparición de otras. Algunas loables iniciativas
particulares (Costa, Pedregal, etcétera) cayeron en el olvido. Una
gran parte del acervo jurídico nacional se halla ahí, expuesto a perder-
se. El articulo 125 de la Constitución, al admitir expresamente "la par-
ticipación de los ciudadanos en la Administración de Justicia... en los
Tribunales consuetudinarios y tradicionales", ha puesto el tema de nue-
vo sobre la mesa; la LOPJ, en su artículo 19-2, declarando "Tribunal
Consuetudinario y tradicional" al "Tribunal de las Aguas de la Vega
Valenciana", y la Ley de Aguas de 1985, al elogiar el sistema procesal
del mismo en su "Preámbulo", confirman la necesidad de estudiar "las
costumbres" y de "recopilarlas y atender constantemente a la renova-
ción de tales recopilaciones"; por nuestra parte, la 24 edición de nues-
tro libro sobre el Tribunal de las Aguas de la Vega Valenciana y su
proceso, nos legitiman para hacer estas propuestas —ya hechas desde
444, VÍCTOR FAIRÉN GUILLÉN
3. El derecho extranjero
Según el art. 12 del Código civil, "la persona que invoque el dere-
cho extranjero deberá acreditar su contenido y vigencia por los medios
de prueba admitidos por las leyes". "Sin embargo, para su aplicación,
el juzgador podrá valerse, además, de cuantos instrumentos de averi-
guación considere necesarios, dictando al efecto las providencias opor-
tunas."
En resumen: 19, contenido de la norma extranjera que se alega; 29,
vigencia de la misma; 39, prueba, por medios amplísimos„ entre los que
no hay que desperdiciar los de consultas a entidades especializadas en
derecho extranjero o derecho comparado oficiales, facultades de dere-
cho, etcétera.
Nótese, de otro lado, la existencia de una creciente cantidad de tra-
tados internacionales a los que España se ha adherido como parte.
( Fundamentales, el de Roma, de 1950 y el de Nueva York de 1966,
cfr. art. 9-2 CE 1978.)
Debidamente traducidos, son derecho español, salvo restricciones
enunciadas en el instrumento de su aceptación o ratificación, y por lo
tanto, no sujetos a prueba.
1. Ideas generales
todos los demás tipos de proceso. Y las bases de su solución son las
mismas, mas enormemente desfiguradas por la presunción de inocencia
y por el "pro reo" procesal, que llega a alcanzar y aun a sobrepasar
el límite de la igualdad de las partes (sobrepasado, a la inversa, "con-
tra reo", por las actividades cautelares que contra él se producen por
estimarse que es él el causante de ese "peligro" que es clave de los
procesos y medidas cautelares).
han impedido que se creara. [He aquí una de las pautas de la gran
superioridad de los tribunales de escabinos sobre los de jurados:
Graven, Fairén Guillén]. Pero éste es un mal que no se deriva lógi-
ca y necesariamente del principio.
Para que en el sistema de la libre valoración la sentencia declare
un hecho como probado se requiere, pues, ineludiblemente, el pleno
convencimiento del juez. Sólo en los hechos de que quede efectiva-
mente convencido (con la relativa certidumbre de que es susceptible
el convencimiento histórico), podrán basarse los efectos jurídicos
que el derecho les atribuya. No basta la probabilidad, la verosimi-
litud o la sospecha: lo cual es cosa diferente que excluir la prueba
por indicios (prácticamente, la más frecuente de todas las prue-
bas del proceso penal) o sea, el convencimiento logrado deduciendo
racionalmente un hecho distinto, el que se necesita fijar, termina
Gómez Orbaneja.
Se explica así por qué no se puede pedir al juzgador que posea una
ciencia superior a la del perito, que le permita, por tanto, rehacer
por su cuenta la valoración efectuada por el mismo; pero se le debe
pedir que controle el grado de aceptabilidad, conforme al del cono-
cimiento común, de los nuevos métodos científicos, o bien la racio-
nalidad del procedimiento seguido por el perito. Tres son, en reali-
dad, los modos del control que posee la opinión pública frente a la
labor del perito: a) la valoración de su autoridad científica [Aten-
ción: interpolamos; en no pocas ocasiones, la persona a quien la
"opinión pública" diputa como un perito genial, resulta ser sólo un
chapucero .—cfr. M." Floriot, Erreurs judiciaires,]; b) la incorpo-
ración al patrimonio científico comúnmente aceptado de los métodos
por él empleados (lo cual puede hacernos girar en un círculo vicio-
so, si los medios de comunicación masiva hacen de un chapucero un
genio); c) la coherencia lógica de su argumentación. Estos mismos
métodos de control deben ser aplicados por el juzgador, y sólo con
este significado, de acuerdo con la tradición, de peritus peritorum
(Denti). Se trata de una "relación esencial entre proceso y grupos
sociales" (Denti), de manera que la sociedad en concreto "com-
prenda el proceso".
bajo por el juez, de manera que haga posible la comprensión por los
grupos sociales justiciables. De lo contrario,
se termina por caer en la ilusión de mostrar el advenimiento de la
fase científica de la prueba, como la entrada del rigor que sucederá
a la del sentimiento (Gorphe), sin rodeos, en el peligro de transfor-
mar el proceso en una especie de laboratorio dominado por la técnica
y neutral respecto a los valores que están en juego en la controver-
sia (en el litigio), y en los que se reflejan los valores de la sociedad
entera. Una legislación procesal que se alzase por este camino, de-
sembocará en la instauración de una especie de autoritarismo pro-
cesal moderno de tipo tecnocrático, acaso peor que el que caracterizó
la época de las pruebas irracionales y de las pruebas legales. En
efecto, ambos métodos probatorios del pasado encontraron corres-
pondencia en el modo de sentir de la colectividad: la prueba irra-
cional, porque su eficacia estaba ligada a la acción de fuerzas ultra-
terrenas, cuya autoridad nadie discutía (Levy-Bruhl); la prueba
legal, porque el vínculo que para la libertad de valoración del juz-
gador que de ella derivaba, se consideraba como necesario para pro-
teger ciertos valores de la sociedad, o para prevenir los peligros
inherentes a la decadencia de las instituciones judiciales ( Cappel-
letti).
Alusión al estado de cosas de rancien régimen, el anterior a la Re-
volución francesa.
Y es en la fundamentación de sus propias resoluciones en donde los
jueces deben valorar los informes científicos de los peritos.
La trascendencia de la prueba pericial de la figura del perito--
se muestra en España, no ya sólo por la posibilidad de crear nuevos
grupos o cuerpos de peritos (artículo 508 LOPJ) de las más diversas
especialidades, o de llamar —contractualmente-- a tales especialistas a
auxiliar a los tribunales.Y en el hecho legal —ya antiguo— de los
-asesores de trabajo", a los tribunales laborales. El artículo 85 de la vi-
gente LPL —y ya decimos que estos "asesores" son de existencia anti-
gua—, dice así:
los que las creó históricamente. Valga como ejemplo la de los artículos
116 y s. del Código civil:
X. LA PRUEBA ADELANTADA
BIBLIOGRAFÍA
MELENDO, "In dubio pro reo-, .en RDPr., 1971; BARREDA, "La técnica
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del indicio en el proceso penal", en Estudios, cit.,
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Ensayos sobre Procesos complejos, Madrid, Tecnos, 1991.
Sobre la prueba documental en el proceso civil, hay que tener en
cuenta la fundamental reforma introducida en el recurso de casación
civil por la Ley de reforma urgente de la LE de 6/8/84 al "sustituir
Ja infracción de doctrina legal" por la "infracción de la jurisprudencia
de los tribunales", a título de motivo de apertura del recurso civil. C f r.
FAIRÉN GUILLÉN, La Ley de reforma urgente de la LEC, cit., 1985;
SERRA DOMÍNGUEZ, "Del recurso de casación", en Comentarios a la Ley
de Enjuiciamiento civil, cit., (colectiva). Cfr. empero, por ejemplo, Nú.
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1957; NÚÑEZ LAGOS, Estudio sobre el valor jurídico del documento
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tos privados", en RDPr., 1959; MARTÍNEZ VAL, "El valor probatorio
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correspondencia particular como elemento de prueba". en Rey. Trib.,
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documentos en juicio por medio de fotocopias", en Estudios y comen-
tarios, cit., t. I; PRIETO CASTRO, "Exhibición de documentos en juicio
(artículo 603 de la Ley de enjuiciamiento civil)", en Estudios y comen-
tarios, cit.; DE LA OLIVA, "La presentación de documentos", en RDP.
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TEORÍA GENERAL DEL DERECHO PROCESAL 477
I. CONCEPTO 481
V. LA APELACIÓN 484
Bibliografía 515
TEMA XIV
LOS MEDIOS DE IMPUGNACIÓN
I. CONCEPTO
y. LA APELACIÓN
VI. LA CASACIÓN
Pero aún hay una razón más en favor de la opinión de ser la natu-
raleza de la revisión la de una acción nueva con pretensión impugna-
toria, autónoma con respecto a las ya tratadas en el proceso anterior.
En efecto, fijémonos en que la fundamentación de la pretensión im-
pugnativa, de revisión —elemento inexcusable de la pretensión en su
"razón" o "fundamentación"— es totalmente opuesta a la de la primi-
tiva pretensión; no puede, pues, tratarse de la misma; y lo mismo ocurre
con el petitum. Ha habido lo que casi metafóricamente podría calificarse
de "cambio de demanda" y ello supone para nosotros la desaparición
o retirada de la anterior, y la "colocación" de una nueva, por el mismo
titular, en su puesto (Fairén Guillén).
Con respecto al "recurso de audiencia al rebelde" o "de rescisión",
Únicamente civil en España, debe ser considerado como un tracto del
mismo proceso, derivado de una especial situación del demandado --in
absentia—, el cual comparece después de haber transcurrido los plazos
para interponer los recursos de apelación y en su caso de casación. Sin
culpa suya (y así ha de probarlo) ha perdido las posibilidades de con-
tradicción y de defensa procesal y material, por la cual razón, una vez
mostrada dicha falta de culpa o negligencia, es lógico que se le conce-
dan nuevamente tales oportunidades "volviendo atrás el procedimien-
to", "reabriendo posibilidades ya ordinariamente precluidas", artículo
783 LEC; y como en tales oportunidades ha de aportar un material fác-
tico y jurídico nuevo para el demandante "presente", es también lógico
que se dé a éste la posibilidad de contradecirle del modo ordinario
(artículo citado LEC).
No se opone a esta idea, entendemos, el que exista ya una sentencia
que haya surtido determinados efectos. Éstos en realidad (artículo 787
LEC), constituyen una especie de ejecución provisional, en beneficio
del tráfico jurídico, más bien que consecuencias de la c. j. material (de
la que no se da uno de sus fundamentales efectos: el de hacer el pro-
ceso irreiterable); ejecución provisional subordinada a la condición
resolutoria de que, en los plazos previstos por la LEC (artículos 774 a
777), comparezca el demandado "rebelde". Muestra igualmente de
que se trata, en todo caso, de las primitivas acción y pretensión, en
el que, si el demandado rebelde comparece después de dictarse senten-
cia, pero dentro de los plazos en que aún puede interponer los recursos
ordinarios, puede hacerlo (artículos 771 y 772 LEC), pero no podrá
.'recurrir en audiencia" (artículo 771, "sólo"); y que, si comparece
antes de dictar la sentencia en la primera o segunda instancias, se le
concede la posibilidad de recuperar trámites prácticamente (en espe-
cial, los probatorios, artículo 767 LEC).
TEORÍA GENERAL DEL DERECHO PROCESAL 505
ordinarios" —los que van contra sentencias que ya han surtido efectos
de cosa juzgada material, la "revisión".
Como ya se ha visto, los primeros emanan de "un derecho a recurrir-
( Calamandrei) inherente a las primitivas acción y pretensión; mientras
subsistan estas posibilidades, la sentencia no es sino una situación
jurídica procesal más, de gran contenido, pero que puede prolongarse
—he ahí la "condición suspensiva— que se cumple si se sustancia y
se resuelve el recurso en su favor.
Por el contrario, el llamado "recurso de revisión" surge de una acción
y pretensión diferentes de las primeras, autónomas Si no independien-
tes, como quería Hellwig —una "acción con pretensión impugna-
toria" — ; mientras esta nueva -acción" y "pretensión" no se ejercitan,
la sentencia anterior llega a gozar de cosa juzgada y es ordinariamente
—no provisionalmente— ejecutada. En este caso, entendemos que tal
sentencia es un acto con plena eficacia, pero sujeto a revocabiIidad a
través de un nuevo proceso, diferente del primero; obra aquí una espe-
cie de "condición resolutoria", no exacta, ya que el plazo para promo-
ver la "revisión penal" se extiende mucho e indeterminadamente (ar-
tículos 955, 960 y 961 LECRI1VI española).
En cuanto al "recurso de audiencia al rebelde" (civil), como en rea,
lidad se trata de una recuperación de oportunidades procesales perdidas
de manera no culposa, el carácter de la sentencia dictada "en rebeldía"
del demandado, es únicamente el de una situación jurídica procesal
especial, que dura hasta que el transcurso de los plazos (de 4, 8 y 12
meses, artículo 775 y ss. LEC) excluye por preclusión la audiencia al
rebelde; mientras tanto, el actor favorecido con tal sentencia, goza de
los beneficios de una especial ejecución provisional por razones de utili-
dad, pero está sujeto a la condición suspensiva de la posible compa-
recencia en plazo, del rebelde.
Los conceptos emitidos hasta aquí son fundamentalmente aplicables
también al proceso penal, respecto a los posibles recursos de apelación
y de casación, No obsta la ejecución de las sentencias; ya que al tiempo
que el condenado ha pasado en prisión preventiva se le computa a
efectos del cumplimiento de la pena (artículo 33 Código penal); y
además, los abusos de la misma pueden dar lugar a una indemnización
al da'ñado (artículo 292 y ss. LOPJ de 1985).
XII. EL GRAVAMEN
BIBLIOGRAEíA
L GENERALIDADES 519
1. En lo civil 525
2. En lo penal 526
1. En lo civil 528
2. En lo penal 530
LA COSA JUZGADA
L GENERALIDADES
1, En lo civil
2. En lo penal
"El objeto o 'tema' de la sentencia penal —dice Gómez Orbaneja—
es un hecho individualizado, considerado por la acusación —al abrirse
TEORÍA GENERAL DEL DERECHO PROCESAL 527
1. En lo civil
que los litigantes del segundo pleito sean causahabientes de los que
contendieron en el pleito anterior..." (artículo 1252-3). Se trata del
vínculo por adquisición de una "legitimación derívativa" (cfr. supra)
de la del causante.
Y además: -...o estén unidos a ellos por vínculos de solidaridad o
por los que establece la indivisibilidad de las prestaciones entre los que
tienen derecho a exigirlas u obligación de satisfacerlas".
En cuanto a los "vínculos de solidaridad-, podría estimarse que los
que "no actuaron" —pero se ven alcanzados por la CJ— eran litis-
consortes cuasinecesarios de los que comparecieron, Y análoga expli-
cación puede darse a los otros dos supuestos de la norma (argumen-
tado en Prieto Castro).
Y con respecto a las "sentencias de estado civil" —además de ser y
producir sentencias constitutivas, erga omnes—, su cosa juzgada, esto
es, no los referidos efectos, alcanza a las legitimaciones de quienes pre-
tendieron o fueron pretendidos.
Y tornemos a recordar que el litisconsorcio cnasinecesario hace que
haya sentencias cuya CJ afecta a los LC que no actuaron (es el caso
de la impugnación y anulación, de un acuerdo social de una sociedad
anónima, artículo 67 LSA, Fairén Guillén),
2. En lo penal
Como norma general .—dice Prieto Castro,—, las sentencias que crean
estados jurídicos antes no existentes o que modifican el que existiere,
sólo producen efectos ex nunc; el nuevo estado de derecho no debe
existir hasta que es creado por la sentencia. Por el contrario, en las
sentencias determinativas y en las resolutivas, puesto que arrancan
de un hecho extraprocesal o de una situación existente antes del
proceso, de uno o de otro hay que partir, siendo natural el efecto
retroactivo (ex tunc), o sea, desde que el hecho o la situación se
reputan existentes adquieren estado procesal.
El efecto retroactivo de la sentencia ( firme) puede tener tres
momentos, más o menos lejanos a ella: el de la originación del hecho
extraprocesal, el de la demanda (¿interposición o admisión?) y el
de la sentencia no definitiva. Así, por ejemplo, el de la sentencia que
pronuncia la indignidad para suceder se retrotrae a los hechos (ar-
tículo 760 Código civil): el de la que pronuncia la prodigalidad, a
la demanda (artículo 226 Código civil), y en la de alimentos (si
se la estima como constitutiva) para lo que se refiere a la percepción
de ellos, es decisivo el momento de la interposición de la demanda
(artículo 148-1 Código civil); y por lo atañente a los derechos ad-
quiridos, se refieren a la sentencia no definitiva (artículo 148-11
Código civil y 1617 LEC).
JUZGADA MATERIAL
BIBLIOGRAFÍA
Bibliografía 578
TEMA XVI
LAS COSTAS
I. CONCEPTO Y CLASIFICACIÓN
La larga lista de los países que —con algunas variantes, dice Cap-
pelletti.— imponen las costas al vencido [recordemos que en esta
obra se trata solamente del proceso civil] incluye a Australia, Aus-
tria, Bélgica, Canadá, Inglaterra, Francia, Países Bajos, Alemania
y Suecia. Algunos otros, tales como Colombia, Italia, España y Uru-
guay, aunque adoptan el mismo principio [en España, sólo con los
matices correspondientes al "vencimiento parcial", articulo 523 LEC,
introducido por Ley de 6/8/84)1, le conceden al juez amplias fa-
cultades para distribuir las costas entre las partes (Cappelletti).
Los criterios del nuevo artículo 523 LEC son los siguientes:
19 El del vencimiento total (si las pretenciones o defensas fueron
totalmente rechazadas). Lo hallamos relativamente bien, con la excep-
ción "subjetiva" de que, supra, tratamos.
29 El de la excepción al vencimiento (aunque éste se haya produ-
cido). Lo hallamos bien.
39 El de la -compensación" (cada parte paga sus costas y la mitad
de las comunes). Lo hallamos bien en principio, más estimando que
debería concederse elasticidad para que tal "compensación " pudiera
ser parcial, combinándose con las "circunstancias excepcionales" que
impiden la aplicación del sistema del "vencimiento"; esto es, abriendo
la LEC a las -compensaciones parciales", consideradas y tasadas las
costas por cada una de las actuaciones (lo cual nos reduce a la ver-
dadera naturaleza jurídica de la condena en costas: una sanción de
570 VÍCTOR FAIRÉN GUILLÉN
Aunque haya "costos" para el Estado, éste los carga sobre sí mismo
hasta la ejecución de las sentencias. En efecto, "la justicia se adminis-
trará gratuitamente hasta la ejecución de sentencia" (artículo 12 LPL) :
en su consecuencia, las partes disfrutarán de las exenciones de pagos
al Estado, o a sus funcionarios previstos en los antiguos artículos 14
y ss. LEC; pudiéndose obtener también, en su caso, nombramiento de
abogado y procurador de oficio (artículo 14-39) y el dar caución jura-
toria de pagar, si vinieren a mejor fortuna, los depósitos necesarios
para la interposición de recursos —estos últimos beneficios, si obtu-
vieren las partes el de "pobreza" del texto antiguo de la LEC—. La
gratuidad no comprende el periodo de ejecución de sentencia (artículo
12 LPL) (pues se presume que "ya hay bienes o dinero"): esto es,
rige el principio del vencimiento; y "las costas de los incidentes que en
ellas —en las ejecuciones de sentencias laborales— se promovieren,
serán de cargo de la parte o partes a quienes se impongan, sobre cuyo
extremo deberán (los magistrados de Trabajo) hacer declaración ex-
presa al resolver el incidente. Si no la hicieren, "cada parte pagará
las causadas a su instancia" (remisión del artículo 12 a.f. LPL).
Es regla general que las costas sean tasadas por el Secretario del
tribunal "incluyendo en ellas todas las que comprende la condena y
resulte que han sido devengadas hasta la fecha de la tasación" (ar-
ticulo 422 LEC, artículo 242 LECRIM); con base en las minutas de
honorarios y demás justificantes. Si los honorarios de abogados y pe-
ritos u otros funcionarios no sujetos a arancel fueren impugnados por
excesivos, se oirá al sujeto que presentó la cuenta o minuta, tras él
a la Junta de su Colegio correspondiente, y si no lo hubiere, a dos indi-
viduos de su profesión (artículos 427 LEC y 244 LECRIM; remisión
en el 203 LPL, y 131-3 LCA), tras lo cual, el juez o tribunal aprobarán
o reformarán la tasación (artículo 28 LEC, 245 LECRIM). Y se
"procederá a su exacción por vía de apremio" (artículo 245 LECRIM,
421 ss. LEC).
TEORÍA GENERAL DEL DERECHO PROCESAL 575
RIBLIOGRAFíA
Bibliografía 606
TEMA XVII
LA GRATUIDAD DE LA JUSTICIA
1. CONCEPTO DEL PROCESALMENTE "POBRE"
Nengun omne non dave meter por personero de su pleyto ornne mas
poderoso de si por querer apremiar su adversario por doper daquel.
E si algun orune poderoso a pleyto con algun omne pobre, e non
quiere traer el pleyto por si mismo, non puede meter p'3.r personero
si non omne que sea cgual del pobre, o que sea mencs poderoso del
que lo mete. E s id pobre quisiere mcler personero, puede meter
personero tal omne, que sa tan poderoso tanto cuerno su adversario
(Alcalá-Zamora Castillo).
Esta institución de defensa procesal de los pobres pasó a la Amé-
rica española; durante la época de la colonización los Cabildos acos-
tumbraban a designar un funcionario que se encargaba de defender
jurídicamente a los pobres y asimismo a los indios; se le solía llamar
"defensor de pobres y. protector de naturales". Las "Ordenanzas pro-
visionales del Cabildo de Buenos Aires", dictadas el 13 de octubre de
1814, establecieron que uno de los regidores debía "agitar el despacho
y defensa de las causas criminales de los pobres" los que también
patrocinaba en juicio civil--. Según el "Estatuto Provisional" de 1815,
los acusados en juicio criminal podían designar un padrino y además
un abogado, que podía presenciar su confesión y la declaración de los
testigos (Levene).
"Hasta hace poco tiempo --dice Cappelletti—, las leyes de la ma-
yoría de los países eran inadecuadas para ese propósito (el de la de-
fensa y asistencia jurídica de los "pobres"). En muchos de ellos, la
asistencia está confiada a los colegios de abogados (munas honorifi-
cum)" (las leyes francesas, alemanas, italianas y otras de la segunda
mitad del siglo XIX imponían a los abogados el deber de asistir gratui-
tamente a los pobres). "Se reconoció, así, el "acceso a la justicia" y
se 1e dio alguna base práctica, pero el Estado nada hizo para garanti-
zarlo". "Como podía preverse, ese sistema era ineficaz. Por motivos
económicos, los abogados más hábiles y experimentados prefieren de-
dicar su tiempo a asuntos remunerados y no a los que tienen que aten-
der gratuitamente" (Cappelletti). [Sin embargo, aún recordamos per-
sonalmente los Estatutos del "Real e Ilustre Colegio de Abogados de
Zaragoza", en los que se establecía, para todo licenciado en derecho
que se inmatriculaba en él —necesario ello para ejercer la profesión
TEORÍA GENERAL DEL DERECHO PROCESAL 583
cosas a una situación legal; pero este examen se hace ad hoc, para
solucionar un conflicto individual (aunque el conflicto único sea
lectivo", interpolamos para aclarar), sin aspirar a más. El sistema de
las leyes españolas responde a este tipo.
Que esta ayuda se preste por abogados privados o por comisiones
de servicios jurídicos, como las de Quebec, o por oficinas municipales de
ayuda legal, como en Suecia, es lo IlliSMO que si se suministrase con
abogados que percibiesen honorarios. Las consecuencias son iguales
(Zemans).
ción en él, del juez, que rebasa su condición de "juzgador" para llegar
a aconsejar a las partes en el curso del proceso, es inquisitiva (Alcalá-
Zamora Castillo, Martín Ostos) a menos que tales "consejos" se ha-
gan, no en beneficio de una parte, sino en el cumplimiento de la ley
( Cabrera Romero).
BIBLIOGRAFÍA