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El Espacio Sagrado Segunda Parte Grecia PDF
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Tanto Grecia como Roma tomaron sus modelos arquitectónicos de Egipto, pero
tradujeron los principios de la edificación egipcia a su propio lenguaje simbólico y
espacial.
Hacia el siglo VIII a.C. comenzaron a incluirse los templos dentro del ámbito del
témenos. El templo era la morada de la divinidad y como tal albergaba la escultura del
dios. Era también el lugar donde se depositaba el tesoro acumulado con los tributos y la
ofrendas. Casi invariablemente se orientaba con su lado anterior mirando hacia el este;
es decir, hacia la salida del sol. A diferencia del templo egipcio –en el cual imperaba la
oscuridad y los espacios se cerraban haciéndose cada vez más estrechos e inaccesibles–
en el templo griego predominaban los espacios semiabiertos apenas separados del
exterior por hileras de columnas (peristilo). La columnata oficiaba de límite entre la
"residencia" de la deidad y el entorno. Sin embargo, el carácter semiabierto del peristilo
permitía la integración entre este ámbito y el resto del espacio consagrado. Por otra
parte –en contraposición al ritual egipcio, que se celebraba de puertas hacia adentro del
templo donde el pueblo no podía acceder– el culto griego era público y se oficiaba en el
altar ubicado adelante del edificio y a cielo abierto. Si bien hoy en día se considera al
1
Cf. F. Kolb, La ciudad en la Antigüedad.
2
Cf. J. N. Bremmer, La religión griega; cap. 3, Santuarios.
3
Cf. N. Schultz, El significado en la Arquitectura Occidental. Vol. II, La arquitectura griega, pág. 44.
1
templo como el objeto arquitectónico de mayor valor estético y espiritual, su
incorporación al santuario griego fue relativamente tardía puesto que el elemento
esencial y el centro de la actividad ritual era el altar. Sobre éste se realizaban los
sacrificios que constituían la parte fundamental de la ceremonia. Los participantes se
ubicaban de espaldas al templo y ante el altar, mirando hacia el este, de tal manera que
el templo conformaba un majestuoso “telón de fondo para la ejecución de los ritos”.4
2
edificios es irregular. También es irregular el terreno, motivo por el cual los edificios se
encuentran a diferentes alturas. De entre todos los templos sobresale el Partenón o
templo de Atenea Partenos, que se hace visible de inmediato al ingresar en el témenos
ejerciendo un poderoso impacto visual sobre el peregrino. (Figura 3). Se encuentra
ubicado en una posición privilegiada y sobreelevada respecto del resto del terreno. Esta
ubicación obedece a la aspiración ascendente que impregna a todo edificio sagrado. El
impulso ascendente se acentúa, además, por medio de una plataforma o crepidoma
formada por tres altos escalones. . Con sus líneas rectas y ortogonales emergiendo
contra el paisaje rocoso e imponiéndose sobre el entorno irregular, la estructura del
Partenón actuaba como un símbolo del imperio del orden sobre el caos circundante.7
Figura 3: El Partenón.
7
Cf. R. D. Martienssen, Op. cit., pág. 122.
3
El ingreso al témenos se realizaba a través de un amplio propileos ideado tanto
para salvar las irregularidades del terreno por medio de numerosas escalinatas como
para introducir gradualmente al peregrino dentro del ámbito sacralizado. El propileos, o
entrada monumental al espacio consagrado, era un elemento fundamental en todo
santuario puesto que tenía la función simbólica de separar lo sagrado de lo profano,
suministrando “…una sensación de deliberada separación de sus inmediaciones…”.8
Por lo general su apariencia era similar a la de un pequeño templo. Dentro del propileos
de la Acrópolis ateniense hay un amplio corredor bordeado con columnas que acentúa la
profundidad del recorrido, y que tiene por finalidad “prolongar la sensación de
transición experimentada por el espectador”.9 Al mismo tiempo, en el interior de este
recinto se producen ligeros cambios de altura que acentúan la impresión de elevación
del caminante por encima del nivel “profano” que acaba de abandonar. (Figura 4)
8
Ibid., pág. 103.
9
Ibid., pág. 121.
10
Cf. F. Cranmer Penrose, Orientation des temples grecs. Delphes. Tégée. Delos. Para llegar a esta
conclusión F. C. Penrose identificó aquellas estrellas brillantes a las latitudes de Delfos que pudiesen
haber sido observadas en épocas arcaicas. De entre esas estrellas eligió a ε Can Mayor como estrella
heliacal. Además, tomando en cuenta no sólo la orientación del templo sino la de otras construcciones
4
Figura 5: Planta del santuario de Delfos. Según las estimaciones de F. Cranmer Penrose,
durante las festividades religiosas la orientación del templo habría permitido observar la
salida del sol entre dos picos de una cadena montañosa próxima.
5
nacía o se ocultaba exactamente una hora antes de la salida del sol. De esta manera, la
estrella "anunciaba" la proximidad del amanecer permitiendo que los rituales y
sacrificios se celebraran puntualmente en el momento en que el sol aparecía sobre el
horizonte.11 Esta doble orientación hacia la salida u ocaso del sol y hacia las estrellas
heliacales se practicó en Egipto mucho antes de que se aplicara a los tiempos griegos.12
11
Cf. A. Aveni and G. Romano, Temple orientation in Magna Graecia and Sicily. También Cf. F.
Cranmer Penrose, Note sur l´orientation du temple de Delphes. Este último trabajo donde el autor explica
la orientación astronómica en la mayor parte de los templos griegos, es un artículo muy antiguo pero está
escrito con una claridad excepcional.
12
Cf. F. Cranmer Penrose, Note sur l´orientation du temple de Delphes. Véase también una excelente
síntesis sobre la orientación astronómica de los monumentos del Antiguo Egipto en J. Bemonte,
Astronomía y arquitectura: el papel de los astros en la cultura y el arte del Egipto antiguo.
13
En la antigüedad se atribuyó la idea de organizar las ciudades como tableros de ajedrez a Hipodamo de
Mileto (siglo V a.C.). Sin embargo, las ciudades griegas de las colonias ya se organizaban de esa forma
por lo menos dos siglos antes de Hipodamo, mientras que en Egipto algunas importantes necrópolis
también obedecían esta organización desde el siglo XXVI a.C. aproximadamente. Cf. J. A. Belmonte,
Paestum, Hipodamo o la planificación de las ciudades griegas. Véase también F. Kolb, La ciudad en la
Antigüedad, cap. II, La ciudad en el mundo griego.
14
Recientes mediciones realizadas en tres importantes templos de la ciudad de Posidonia –el antiguo
templo de Hera (c. 540 a.C., figura 10), el templo de Atenea (fines del siglo V a.C.) y el segundo templo
de Hera (c. 450 a.C.)– revelaron que estas construcciones se orientan con bastante exactitud a lo largo de
la dirección este oeste, apartándose ligeramente de la cuadrícula de la ciudad. Es probable que esta
orientación tuviera por finalidad señalar con mayor precisión el punto donde se pone el sol el día del
equinoccio. Por otra parte, el templo de Afrodita Marítima, también en Posidonia, fue construido sobre un
eje que apunta en dirección del punto de salida del sol el día del solsticio de invierno en el Hemisferio
Norte. Cf. J. A. Belmonte, Paestum, Hipodamo o la planificación de las ciudades griegas.
15
Cf. Ibid. y Cf. A. Aveni and G. Romano, Op. cit. Estos estudios revelan que existe un predominio
ligeramente superior de la orientación hacia el solsticio de invierno para los templos de la Magna Grecia
continental.
6
la región reconocer esa fecha sin mayores dificultades. La determinación de la fecha del
Año Nuevo era otro factor importante a la hora de elegir la orientación de los templos.16
En este sentido, los templos orientados hacia los solsticios o hacia los equinoccios
podrían haber oficiado de "cronómetros" que marcaban el punto de partida del año
oficial en las antiguas ciudades del Mediterráneo.17 Sin embargo, resulta bastante difícil
determinar, en cada caso, a qué fenómeno celeste obedece la orientación de los
monumentos, puesto que cada región de Grecia arcaica tenía sus propias festividades y,
en base a éstas, organizaba su propio calendario de actividades.18
Figura 6: antiguo templo de Hera en la ciudad de Posidonia, construido c. 540 a.C. Este templo se
edificó de modo que su eje axial se encuentra alineado, con gran aproximación, en dirección este- oeste
señalando el punto donde se pone el sol el día del equinoccio. Véase nota 14.
16
Muchas ciudades de la antigua Grecia, por ejemplo Delfos y Atenas, comenzaban el año en el verano,
preferentemente en la primera luna nueva luego del solsticio. En cambio Mileto y sus colonias parecen
haber recurrido al equinoccio de primavera como línea divisoria del año. Cf. S. Isager and J. E.
Skydsgaard, Ancient Greek Agriculture. An Introduction.
17
Cf. Ibid.
18
El calendario de festividades sólo puede ser reconstruido con cierta aproximación en el caso de Atenas.
Antes de la introducción de la democracia, debido a la carencia de fuentes, sólo pueden formularse
hipótesis en relación con el calendario aunque, obviamente, los festivales eran muchos más antiguos que
la democracia, e incluso más antiguos que la ciudad estado de Atenas. Cf. Ibid.
7
doble finalidad: establecer las fechas de los festivales y establecer las temporadas de
cada actividad agrícola.19
19
Cf. Ibid.
20
La iglesia Hagios Eleutherios, ubicada en la ciudad de Atenas, se conoce también con los nombres de
Gorgoëpikoos o de Mikra Metróplis. Según R. Krautheimer, Arquitectura Paleocristiana y Bizantina, p.
579, nota 44, esta construcción no es anterior a los finales del siglo XII.
21
Cf. S. Isager and J. E. Skydsgaard, Op. cit.
22
Cabe mencionar que las iglesias románicas, y más tarde las góticas, recurrieron también a la costumbre
de exhibir un calendario en las arquivoltas de las puertas principales del edificio. Entre los ejemplos más
famosos figuran la catedral de Chartres y la de Amiens. En estos calendarios se mostraban las labores
agrícolas de cada mes junto a los signos del zodíaco correspondientes. El friso pagano incorporado a la
fachada de la iglesia de Hagios Eleutherios, que se exhibe justamente sobre la puerta principal, podría
haber desempeñado funciones análogas al calendario de las iglesias románicas y góticas.
8
Figura 8: detalle del friso pagano de la iglesia Hagios Eleutherios donde se observa la
personificación del mes (izquierda), la tarea agrícola y/o la festividad a celebrarse durante ese mes
(centro) y el signo del zodíaco correspondiente (derecha).
***
9
El espacio sagrado en Roma.
23
Cf. N. Schulz, Arquitectura romana.
24
Higinio Gromático, De limitibus constituendi, 166. Cf. Isaac Moreno Gallo, Topografía Romana.
25
Festo, vid., Rituales; Plutarco, Romulus, I. Cf. F. Kolb, Op. cit. Véase también H. C. Puech (ed.),
Historia de las religiones, Vol. 3, cap. V.
26
Vida de Rómulo, 11, 1-4. Cf. M. Beard, J. North and S. Price, Religions of Rome, p. 94.
27
Cf. Ibid. Véase también J. Rüpke, La religione dei romani, cap. VIII.
28
Cf. N. Schulz, Op. cit.; y J. Rüpke, Op. cit.
29
Cf. N. Schulz, Op. cit.
10
de Arquitectura de Vitruvio30 y en De limitibus constituendi de Higinio Gromático.31 En
los puntos donde las dos calles se cruzaban con la muralla que circundaba la ciudad se
abrían cuatro puertas en forma de arco.32 En algunos casos, estas puertas fueron
reemplazadas posteriormente por arcos triunfales. (Figuras 9 y 10)
Figuras 9 y 10: A la izquierda, Porta dei Borsari, Verona, siglo I d.C. A la derecha, arco triple de
Timgad, construido en el siglo II d.C. para sustituir a la puerta oeste de la colonia.
30
Libro I, capítulo VI.
31
De limitibus constituendi , 188.
32
N. Schulz, Op. cit; F. Kolb, Op. cit. Véase también M. Henig, A handbook of Roman Art, cap. II; y M.
Wheeler, El arte y la arquitectura de Roma, cap. IV.
33
Cf. J. Rüpke, Op. cit., cap. VIII.
34
Cf. M. Beard, J. North and S. Price, Op. cit.
35
Cf. F. Kolb, Op. cit., pág. 151.
11
Con el correr del tiempo el pomerium dejó de ser el límite defensivo de la ciudad
y se transformó en un límite esencialmente religioso situado dentro del propio territorio
de la urbe. Este límite separaba el espacio sagrado o templum de todo lo que existía
fuera de él.36 En la antigua Roma la palabra latina templum era empleada con varios
significados diferentes. Indicaba, por ejemplo, el área donde podían tomarse los
auspicios. En un sentido más amplio señalaba un lugar en el cual podía entablarse una
relación especial con los dioses.37 Dentro de este espacio consagrado podía o no erigirse
un edificio (aedis) o casa para la divinidad.38
Con el correr del tiempo muchas ciudades romanas crecieron de forma irregular,
pero el esquema cuadrangular se mantuvo en el foro, territorio sacro en sí mismo y
centro de la actividad religiosa y política de las urbes. El foro se organizaba
generalmente según un rectángulo dividido en cuatro partes y en torno a un centro
simbólico. Consistía en una plaza rectangular adoquinada, rodeada de columnas y
edificios públicos. Dentro de sus límites se erigía siempre un templo dedicado a la
divinidad principal del asentamiento urbano.
Las ruinas del antiguo Foro Romano (figura 11) aún permiten apreciar la
grandiosidad del ámbito en el cual se desarrollaban las principales actividades políticas
y religiosas de la república e incluso del imperio. En este espacio consagrado se
emplazaban los edificios más importantes del culto como, por ejemplo, los templos de
Venus, de Saturno, de los dióscuros Cástor y Pólux, y el templo de Vesta en el cual el
fuego debía mantenerse eternamente encendido. (Figuras 12 y 13) Posteriormente, en
tiempos imperiales, se incorporaron los templos de los emperadores deificados, puesto
que uno de los objetivos del foro era exaltar el poder político y militar de los
gobernantes.40
36
Cf. J. Rüpke, Op. cit. y M. Beard, J. North and S. Price, Op. cit.
37
Cf. M. Beard, J. North and S. Price, Op. cit.
38
Cf. J. Rüpke, Op. cit.
39
Cf. N. Schulz, Op. cit; pág. 85.
40
Cf. M. Beard, J. North and S. Price, Op. cit, cap. 4.
12
Figura 11: Foro romano.
Figura 12: Izquierda: templo de Venus con el Coliseo al fondo. Derecha: Templo de Saturno.
13
El Forum Augustum formaba parte de los Foros Imperiales de la ciudad de
Roma. Estaba construido en mármol y originalmente rodeado por un muro que
destacaba su carácter de espacio sacralizado, separándolo del resto del mundo. La gran
plaza central se encontraba presidida por el Templo de Mars Ultor (Marte Vengador) y
presentaba dos amplias exedras en sus lados noroeste y noreste. (Figura 14). En las
esculturas del Templo de Marte y de las exedras se desplegaba un programa
iconográfico de carácter simbólico basado en tres temas principales: el mito fundacional
de Roma, la genealogía divina de Augusto y la conquista de la paz. Sobre la exedra
noroeste se ubicaba la imagen de Eneas junto a los reyes de Alba Longa y los primeros
julios. En la exedra opuesta, exactamente enfrente, se encontraba la imagen de Rómulo
rodeado de los grandes hombres de la historia de Roma. Este "eje menor" del foro
señalaba entonces el pasado mítico de Roma. Sobre un eje perpendicular a éste y
atravesando longitudinalmente el predio se encontraban la escultura de Augusto –en el
centro de la plaza– y las imágenes de Marte y Venus –en el frontispicio del templo. Este
segundo "eje mayor" del foro vinculaba simbólicamente a la figura de Augusto con la
ascendencia divina de su familia. De este modo los dos ejes principales del recinto
establecían una relación simbólica entre los ancestros divinos y los antepasados célebres
de Roma y la figura del Pater Patriae Augusto.41
14
divinidad. El templo no era un sitio de reunión ni de celebración del culto, ya que el
oficio religioso se llevaba a cabo en un altar al aire libre generalmente ubicado ante las
escalinatas anteriores del edificio. La orientación de los templos romanos seguía, en
líneas generales, la cuadricula de la ciudad. Hasta el momento no existen evidencias
arqueológicas que indiquen una orientación astronómica o simbólica particular.42 Sin
embargo, los elementos simbólicos que caracterizan a la construcción sagrada también
se encontraban presentes en estos edificios. En primer lugar, los templos romanos se
levantaban sobre una plataforma o podio que elevaba la construcción por encima del
nivel de la tierra, acercándola al cielo. Según se ha visto en la primera parte de este
trabajo, la aspiración ascendente fue un rasgo común en los edificios sagrados de las
culturas ancestrales, y respondió al deseo de imitar la Montaña Sagrada o punto de
encuentro entre lo terrenal y lo divino. Por otra parte, las paredes de la cella, la
columnata anterior y la escalinata de acceso oficiaban de límite separando el ámbito
sacro del resto profano del mundo. (Figura 15)
Figura 15: Izquierda: Templo de la Fortuna Viril en Roma, fundado en el siglo III a.C , aunque
su aspecto actual corresponde a una restauración realizada en el siglo I a.C. En la imagen se
observa la escalinata, limitada a la parte anterior del edificio, y la columnata del pórtico. Derecha:
templo erigido en la ciudad de Nimes en el siglo I a.C, actualmente conocido como Maison
Carrée. En la imagen se observa el podio o plataforma sobre la que se encuentra la cella, rodeada
de una pared con columnas adosadas.
Entre los edificios sagrados de la antigua Roma, el Panteón merece una mención
especial tanto por la originalidad de su construcción como por el profundo sentido
simbólico que adquiere el edificio. Originalmente fue construido durante el siglo I a.C.
por mandato de Agripa, yerno de Augusto. Posteriormente fue destruido por un
incendio y reconstruido bajo el gobierno de Adriano (c.126 d.C.).43 El templo está
dedicado a todos los dioses. En su forma actual presenta un pórtico rectangular que no
difiere demasiado del frente de un templo griego o de un templo romano tradicional.
(Figura 16) Sin embargo el cuerpo principal del edificio es una rotonda circular techada
42
Cf. J. A. Belmonte Avilés, El Panteón de Roma, el cosmos en un edificio.
43
Cf. M. Wheeler, Op. cit.
15
con una enorme cúpula semiesférica de 43 metros de diámetro, cuya similitud con la
bóveda celeste le imprime un fuerte carácter cósmico. En palabras de N. Schulz “…la
cúpula trasmite la celestial armonía de la perfección geométrica”.44
16
Figura 17: corte del edificio del Panteón, donde se observa que el cuerpo principal del edificio se
inscribe en un círculo y en un cuadrado perfectos.
Euclides, V 2, Scholia in libros VI- XII. Cf. C. Eggers Lan, El nacimiento de la matemática en Grecia.
Véase también M. Ghyka, El número de oro y M. C. Tomasini, El número y lo sagrado en el arte.
17
Debido a su simetría circular, dentro de la rotonda no existe una dirección
privilegiada al ras de la tierra. Por lo tanto el espectador se ve obligado a elevar sus ojos
hacia el amplio oculus central que corona la cúpula –único punto de ingreso de la luz al
edificio. (Figura 19). La dirección ascendente de la mirada traza un eje vertical que se
alza desde el suelo –donde reside el orden humano– atravesando la ventana circular
hasta alcanzar el cielo –ámbito del orden sobrenatural. De esta forma la arquitectura del
panteón integra simbólica y armónicamente el mundo de los hombres y el mundo de los
dioses.
El edificio del Panteón podría haber sido diseñado teniendo en cuenta ciertas
relaciones astronómicas. Según se observa en la figura 20 el haz de luz solar que
48
M. Wheeler, Op. cit., p. 105.
49
Cf. J. A. Belmonte Avilés, El Panteón de Roma, el cosmos en un edificio.
50
Cf. M. Wheeler, Op. cit. Ver nota 38.
18
ingresaba por el oculus incidía en diferentes lugares del edifico a lo largo del año.51
Durante los dos equinoccios –21 de marzo y 21 de septiembre aproximadamente– el haz
del mediodía incidía sobre el arquitrabe en la parte superior de la puerta de entrada. El
día del solsticio de invierno, señalaba la hilera superior de casetones de la cúpula.
Finalmente, el 21 de abril –aniversario de la mítica fundación de Roma– el haz pegaba
de lleno en el piso de la puerta de acceso al recinto.52 De esta manera, el edificio
sagrado podría haber oficiado de calendario solar, recordando tanto las fechas
tradicionalmente asociadas con el año agrícola como la conmemoración del aniversario
de la fundación de Roma.
Figura 20: El haz de luz solar del mediodía que ingresaba por el oculus central de la
cúpula incidía en diferentes lugares del edificio en distintas fechas importantes del
año. Imagen adaptada de J. A. Belmonte, El Panteón de Roma, el cosmos en un
edificio.
51
Debe tenerse en cuenta que desde la fecha de construcción del edificio hasta el momento actual han
trascurrido casi 2000 años. En este lapso la posición de los solsticios y de los equinoccios ha variado
debido al fenómeno astronómico conocido como precesión de los equinoccios.
52
Cf. J. A. Belmonte Avilés, El Panteón de Roma, el cosmos en un edificio.
19
En síntesis, el Panteón de Roma contiene en su estructura todos aquellos
elementos que hacen de él una construcción simbólica. El Axis Mundi, eje sagrado que
vincula lo terrenal con lo divino, se encuentra implícito en el eje invisible que traza la
mirada al elevarse, uniendo a los hombres con los dioses a través del oculus. La forma
perfecta del cosmos se encuentra a su vez implícita en la perfección de las formas
arquitectónicas del edifico. Las siete deidades planetarias se encuentran representadas a
través de ciertos números ocultos en la estructura del edificio. Por último, la
concordancia entre la arquitectura sagrada y el ritmo celestial se cristaliza en la
incidencia de los rayos solares que señalan las fechas sagradas del año romano.
***
Deseo agradecer al Dr. J. A. Belmonte Aviles del Instituto de Astrofísica de Canarias, director
del proyecto de Arqueoastronomía de dicha institución, y al Dr. A. Aveni, profesor de Astronomía y
Antropología en la Universidad de Colgate, N.Y., USA, quienes han tenido la gentileza de enviarme sus
trabajos por correo electrónico aportándome valiosísimos datos para esta monografía.
***
20
Bibliografía
- Aveni, A. and Romano, G.; Temple Orientation in Magna Graecia and Sicily. En
Archaeoastronomy, S. Journal for the History of Astronomy, 25, 2000, pp.S51- S57.
- Barja de Quiroga, Y. (dir.); Vitruvio Polion. Los Diez Libros de Arquitectura. Ed.
Akal, Fuentes de Arte, Madrid, 1992.
- Beard, M., North, J. and Price, S.; Religions of Rome. Vol. 2, A sourcebook.
Cambridge University Press, 2001.
- Burkert, W.; Religión griega. Arcaica y clásica. Abada Editores, Madrid, 2007.
- Cranmer Penrose, F.; Orientation des temples grecs. Delphes. Tégée. Délos. En
Bulletin de Correspondance Hellénique, 1900, 24, número 1, p. 611- 614.
21
- Hani, J.; El simbolismo del Templo Cristiano. José J. Olañeta, Ed. Sophia Perennis.
Barcelona, 2000.
- Martienssen, R. D.; La idea del espacio en la arquitectura griega. Ed. Nueva Visión.
- Puech, H. C.; Historia de las religiones. Vol. II y Vol. III. Ed. Siglo XXI, 1986.
***
22