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Análisis y comentario Templo de Afaia en Egina

Nos encontramos ante una imagen y un esquema de la planta del Templo de Aphaia en
Egina, de autor desconocido y datado hacia el 490 a. C. Es un templo que pertenece a la
Arquitectura Griega, y representa la transición del periodo arcaico al periodo clásico,
tanto en escultura como en arquitectura.
En la imagen podemos apreciar que se trata de una construcción rectangular, realizada
sobre tres gradas.
En planta podemos apreciar que esta rodeado de columnas, seis en la fachada principal
y en la posterior, y doce en los laterales, dejando una separación entre éstas y el muro
por lo que podemos llamarle períptero y hexástilo.
El edificio se divide en tres espacios:
- Vestíbulo delantero. precedido de dos columnas( pronaos).
- Naos o cella, santuario del dios dividido internmente en tres naves por dos hileras de
columnas.
- Espacio casi simétrico al vestíbulo, ante la fachada posterior (opistodomos).
El sistema arquitectónico es adintelado, basado en la utilización de elementos
horizontales y verticales.
El material es piedra (caliza) como en la mayoría de las construcciones griegas.
En los elementos constructivos hay que destacar:
- El muro está muy bien cuidado con la piedra cortada en sillares regulares,
generalmente a soga y tizón. Predomina el macizo sobre el vano.
- Los soportes son columnas y el papel que desempeñan es fundamental. Su análisis nos
indica que estamos ante el orden dórico clásico caracterizado por:
- Columna sin basa, apoyada directamente sobre el estilobato, con fuste estriado.
- Entablamento con arquitrabe liso, friso dividido en triglifos, metopas y cornisa.
La cubierta perdida solía estar formada por armadura de madera y al exterior con
tejado a dos aguas, recubierto de tejas y decorado con acróteras. Este tejado provoca la
existencia de frontones en la fachada anterior y posterior. Interiormente probablemente
llevase techo cielorraso horizontal.
Los elementos decorativos son sobrios, de tipo geométrico vegetal y figurativos.
Fundamentalmente son esculturas, localizadas en los frontones. Las metopas no llevan
decoración. Seguramente irían acompañadas de color resaltando su aspecto.
Los valores plásticos están muy cuidados. Las proporciones responden a valores
clásicos , según indica el número de columnas en el frente y en el lado (6 y 12
respectivamente).Todos los elementos se relacionan con una medida común: el módulo.
El resultado es de gran equilibrio y armonía , pensados a escala humana aunque no se
desarrollen plenamente los refinamientos ópticos para corregir las deformaciones de la
visión humana y que van a protagonizar la etapa clásica.
El espacio interior no tiene demasiado interés. Es cerrado y poco iluminado.
En resumen es un edifico que presenta una gran armonía y perfectamente articulado y
en relación con su ubicación.

COMENTARIO

Los rasgos formales y plásticos de la obra nos llevan a clasificar la obra dentro del arte
griego y concretamente en la etapa arcaica ya muy próxima al clasicismo.
Responde a un modelo concreto: el templo-tipo. Es una de las grandes creaciones del
arte griego y que desde el principio se ajusta a unas de normas basadas en la dimensión
humana y racionalista que rige esta arquitectura. Este componente antropocéntrico hace
que el edificio se realice en función del hombre (sin el monumentalismo egipcio) y
usando reglas racionales (medidas matemáticas y órdenes) que propicien una idea de
orden y claridad que el hombre puede entender a través de su razón.
En torno suyo se realizaban las grandes ceremonias religiosas con las que se honraba al
dios correspondiente, siendo, por tanto, mucho más importante la visión exterior del
templo que su propio espacio interior al que sólo se accedía para orar de forma
individual.
Este aspecto es básico en casi toda la arquitectura griega, poco preocupada por los
espacios internos que suelen ser sombríos (para crear un ambiente misterioso) y de
reducidas dimensiones.
Toda esta tendencia de crear un arte humano y racional volverá aparecer en el siglo XV
en torno al Renacimiento, aunque con una preferencia (por su mayor conocimiento) de
los modelos romanos. Tendremos que esperar a mediados del siglo XVIII cuando un
nuevo estilo, llamado Neoclasicismo, redescubra la pureza y sobriedad griega y la tome
como modelo para sus edificios (Museo del Prado, Villanueva).

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