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primaria
Isabel Tejerina Lobo1
Resumen
El artículo expone una concepción del juego dramático o dramatización alejada
del teatro y basada en el juego libre y personal, dirigida a posibilitar una expresión
libre y creadora de todos los niños y niñas de la clase. En apretada síntesis se analiza
la variedad terminológica y la diversidad de prácticas existentes, la naturaleza y los
fines de la actividad y las pautas más importantes del taller en aspectos tales como la
participación, la evaluación y el papel del profesor.
Introducción
A partir de la LOGSE, y por primera vez en el sistema educativo español, se
empieza a distinguir el teatro de la expresión dramática y ésta última,
denominada Dramatización, se establece como materia curricular en la Educación
Primaria, conformando, junto con la Expresión Plástica y la Expresión Musical,
el Área de Educación Artística. El largo y accidentado camino de su aceptación oficial
ha durado 20 años2. El fenómeno no es único de nuestro país; antes se ha repetido de
manera semejante en Inglaterra, Francia, Canadá, Bélgica o Portugal. Este importante
avance administrativo no garantiza, sin embargo, su materialización práctica, porque,
en la actualidad, los recursos humanos y materiales destinados a este fin en las
escuelas son muy escasos o nulos y es necesario un cambio de pensamiento en este
nivel de enseñanza que implique a todos los niveles el reconocimiento efectivo del
potencial educativo del juego. Falta también poner las bases mínimas para una
preparación básica en esta nueva disciplina tan específica y vocacional, tanto en lo
que se refiere a la formación inicial de los profesores (Escuelas Universitarias de
Magisterio, Centros de Formación de Profesorado, Facultades de Educación), cuanto
a la necesaria capacitación de los profesores en activo (Centros de Profesores y
Recursos, Cursos y Masters universitarios de especialización, Escuelas de Expresión,
Escuelas de Verano). Los esfuerzos y los logros han sido notables en el ámbito
universitario y de la formación de postgrado desde muy diferentes instancias en
algunas Comunidades (Valencia, Barcelona, Madrid, La Coruña, Santiago, Sevilla,
Navarra, Cantabria...), pero estamos lejos de disipar el vacío en el conjunto del Estado
español (Tejedo, 1997)3. En lo que se refiere a la Educación Primaria, disponemos ya
de un marco legal suficiente y de un espacio definido en el currículum, hacen falta
ahora los medios imprescindibles para hacerlo realidad. De entre ellos, parece
fundamental el conocimiento sobre las concepciones teóricas y metodológicas que le
dan forma y sentido (y sobre la idea de educación que subyace a las mismas), más
allá, y mucho antes, de la variedad de propuestas prácticas con que puede revestirse
la actividad. A ese objetivo desea contribuir este artículo.