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INTRODUCCIÒN

La actividad física es un aspecto inherente al ser humano desde que nace, y

esto ha sido así desde los albores de la humanidad. Al comienzo de ésta, y

durante muchos siglos, fue parte importante en la relación de éste con su

entorno, es decir del vínculo del ser humano y sus necesidades con la

naturaleza.

El hombre moderno, en su afán tecnológico ha olvidado, al parecer, su

condición biológica. Olvido que le adjudica no pocos trastornos funcionales y

le restan su capacidad. Con los actuales avances de la fisiología del

ejercicio, la educación física y la medicina del deporte, estas disfunciones

pueden ser obviadas, en parte, por medio de la actividad física o el ejercicio,

que se concreta, entre otros agentes, a través de la danza, el deporte, la

gimnasia, el entrenamiento, etc.

La actividad física ha sido usada tradicionalmente para la rehabilitación y

casi siempre con fines utilitarios y en los últimos tiempos para forzar los

límites del rendimiento humano. Hoy, se propone satisfacer los intereses de

la mayoría, del hombre sedentario, no deportista, que empero reclama

tácitamente, una compensación accesible, atractiva, suficientemente

estimulante y singularmente dosificada como elemento esencial para su

calidad de vida.
MARCO TEÓRICO

Actividad física

La actividad física hace referencia al movimiento, la interacción, el cuerpo y

la práctica humana. Como en muchas otras manifestaciones de la vida la

actividad física aglutina una dimensión biológica, una dimensión personal y

una dimensión socio-cultural. De ahí que cualquier intento por definir la

actividad física debería integrar las tres dimensiones. (OMS, Web).

La actividad física se basa en el movimiento corporal para lograr un

desarrollo integral y armónico de las capacidades físicas, afectivas y

cognoscitivas del individuo, esto lo va a llevar a manifestarse en la calidad

de su participación en los diferentes ámbitos de su vida como son en lo

familiar, en lo social y en lo productivo, ya que no es un requerimiento sino

una necesidad de la sociedad actual. (OMS, Web).

La forma más extendida de entender la actividad física recoge únicamente la

dimensión biológica y se define como "cualquier movimiento corporal

realizado con los músculos esqueléticos que lleva asociado un gasto de

energía" (Devís et al, 1992).

Pero, la actividad física también es una de las muchas experiencias que vive

una persona gracias a su capacidad de movimiento que le proporciona su

naturaleza corporal. Estas experiencias nos permiten aprender y valorar


pesos y distancias, vivir y apreciar sensaciones muy diversas, y adquirir

conocimientos de nuestro entorno y de nuestro cuerpo (Devís, 2000).

Además, las actividades físicas forman parte del acervo cultural de la

humanidad, desde las más cotidianas como andar, constante antropológica

fundamental (Kisrsch, 1985) a otras menos habituales como el fútbol o

cualquier otro deporte.

Además, tampoco podemos olvidar que las actividades físicas son prácticas

sociales puesto que la realizan las personas en interacción entre ellas, otros

grupos sociales y el entorno.

El concepto más reducido y asumido culturalmente de la actividad física

engloba las actividades motrices como la marcha, la carrera, el lanzamiento,

el levantamiento, en su relación instrumental con el entorno. La actividad

física se considera desde el punto de vista funcional y estructural.

Marcos Becerro (1989), citando a Casperson y colaboradores (1985), señala

que "La actividad física no es otra cosa que un movimiento de algunas

estructuras corporales originado por la acción de los músculos esqueléticos,

y del cual se deriva un determinado gasto de energía. El ejercicio físico

supone una sub categoría de la anterior la cual posee los requisitos de haber

sido concebida para ser llevada a cabo de forma repetida, con el fin de

mantener o mejorar la forma física".


Por tanto, la actividad física, como movimiento intencional, está presente

bajo diversas formas y, entre dichas actividades, cuando existe una atención

directa hacia la búsqueda de mejoras corporales, surgen nuevos conceptos,

tales como el de ejercicio físico, juegos, deporte, etc.

Según la O.M.S., la actividad física regular:

 Reduce el riesgo de muerte prematura.

 Reduce el riesgo de muerte por enfermedad cardiaca o

accidente cerebrovascular, que representan un tercio de la

mortalidad.

 Reduce hasta en un 50% el riesgo de padecer enfermedades

cardiovasculares, diabetes tipo ii o cáncer de colon.

 Contribuye a prevenir la hipertensión arterial, que afecta a un quinto

de la población adulta del mundo.

 Contribuye a prevenir la aparición de la osteoporosis, disminuyendo

hasta en un 50% el riesgo de sufrir una fractura de cadera.

 Disminuye el riesgo de padecer dolores lumbares y de espalda.

 Contribuye al bienestar psicológico, reduce el estrés, la ansiedad, la

depresión, y los sentimientos de soledad.

 Ayuda a controlar el peso disminuyendo el riesgo de obesidad hasta

en un 50%.

 Ayuda a desarrollar y mantener sanos los huesos, músculos y

articulaciones.
Cuando las actividades físicas están orientadas bajo un propósito de mejora

de la estructura corporal en sí misma llegamos al concepto de ejercicio

físico.

Tanto en las actividades físicas como en los ejercicios físicos, la definición

estrictamente física del movimiento resulta ser excesivamente restrictiva y no

abarca toda la complejidad que dichas actividades contemplan.

VALORACIÓN DE LA ACTIVIDAD FISICA

La actividad física como factor de conocimiento y valoración del medio

ambiente

En este aspecto existe transversalidad positiva casi total, o sea la valoración

que hacen de esta relación es positiva al considerar que una actividad física

realizada en espacios abiertos, permite un contacto más fluido con la

naturaleza, con el entorno.

Ese contacto se considera relevante porque para algunos representa una

buena oxigenación del cuerpo o respirar aire puro cuando la actividad se

realiza en zonas verdes o costeras, incluso, a pesar de la contaminación

urbana.
También esa vinculación entre actividad física y entorno constituye una

posibilidad de entretención sana y libre que les hace recalcar la diferencia

con tener que hacer actividad física en lugares cerrados como un gimnasio.

Algunos, incluso, afirman que la actividad física al aire libre operaría como

una medida preventiva o de protección del organismo al tener una incidencia

positiva en el sistema inmunológico de las personas.

La actividad física como factor de conocimiento y valoración de la

persona (de sí mismo/a)

Este aspecto es valorado positivamente por la mayoría de las personas

consultadas y, al igual que en el punto anterior, existen ciertos matices. Para

algunos/as la actividad física constituye una forma de autocuidado, de afecto

por sí mismo/a.

Para otros/as, esta relación de ideas significa que las personas pueden estar

en condiciones de mejorar su autoestima, o sea lo que se mencionaba en el

punto 2 acerca de los significados más abiertos y espontáneos, adquiere una

mayor profundidad debido, principalmente, a que la actividad física vinculada

a la vitalidad y al movimiento fluido y autónomo del cuerpo, permitiría

sentirse más activos y sin impedimentos físicos, lo que en definitiva ayudaría

a mejorar la autovaloración de la persona o, al menos a creer que la

actividad física puede producir tal autopercepción.

También hay quienes al valorar la actividad física en relación a la persona,

establecen una reflexión crítica sobre sí mismos, sobre lo que dejaron de

hacer sobre lo que han perdido, sobre cómo las rutinas laborales, de tiempo
libre o de otro tipo, han consumido su vida y los han convertido en seres que

se han desconectado de sí mismos.

La actividad física como factor que ayuda a desarrollar mejores

capacidades físicas

En este ámbito, igual que en los anteriores, la mayoría de los/as

entrevistados/as coincide positivamente. Esta perspectiva, asocia la

actividad física a estar más ágil, a desarrollarse mejor a nivel muscular, a

tener más flexibilidad y a mantener un estado físico adecuado a las

necesidades cotidianas.

Pero además, la actividad física permitiría enfrentar y desarrollar mejor la

vida laboral, o sea, las capacidades físicas adquiridas mediante ella, la pro

actividad y la vitalidad orgánica que produciría derivan, según estas

personas, en un mejor desempeño o rendimiento laboral.

La actividad física como factor que ayuda a tener un buen aspecto

personal

Al reflexionar sobre esta asociación, algunos entrevistados/as

entregaron respuestas algo confusas o que mezclaban el aspecto

personal con otras características distintas a la especificidad de la

pregunta. Sin embargo, los que respondieron adecuadamente entregaron, ai

menos, dos matices significativos.

Uno de ellos fue la relación entre la actividad física y el nivel de grasa

corporal, es decir, ser delgados o ser gordos. En tal sentido, tener buen
aspecto significaría ser delgado o si se es gordo, al menos hay que tener

una musculatura más trabajada o dura. A partir de este hecho ellos sienten

la imposición de asimilarse al mandato cultural, pues a partir de este

cumplimiento estarían en mejores condiciones de ser considerados o

aceptados en el ámbito social.

La actividad física como factor que facilita movimientos más

armónicos

En general, casi todos los discursos coinciden en que la actividad física

provee de movimientos más armónicos que facilitan el desplazamiento y el

desarrollo fluido de todas las demás actividades cotidianas.

En este punto no se establecen asociaciones entre lo armónico del

movimiento y aspectos que estén contenidos en la función estética y

expresiva de la actividad física, aspectos teóricamente vinculados a

expresiones artísticas del cuerpo o de la imagen, es decir, la idea de

armonía de movimientos simplemente se vincula con lo cotidiano, con las

capacidades físicas que hay que realizar rutinariamente como caminar,

trabajar, correr, saltar, etc.

Dicho de otro modo, las asociaciones encontradas se orientan más bien a la

función anatómica funcional, o sea, a que los movimientos del cuerpo sean

suficientemente fluidos, ágiles y coordinados para 'funcionar adecuadamente

con las necesidades rutinarias.


La actividad física como factor que ayuda a sentirse mentalmente bien

a las personas

La idea de mente sana en cuerpo sano1 es una relación conceptual asumida

casi transversalmente por los/as entrevistados/as pero en este ámbito se

dan diversos matices que enfatizan la vinculación con aspectos psicológicos,

fisiológicos, intelectuales o físicos. De acuerdo a esto la actividad física es

asumida plenamente en su función catártica y hedonista, es decir,

constituiría un factor de recreación para evadir aspectos no deseados de la

realidad y la liberación de tensiones.

La actividad física como factor que permite liberar fácilmente las

tensiones del día a día

En este punto existe la tendencia a reiterar aspectos que ya fueron

señalados en algunos puntos anteriores. Claramente estas personas

coinciden mayoritariamente en la idea de que la actividad física facilitaría la

liberación de tensiones en el sentido de sacarse el estrés o de relajarse

física y mentalmente.

Valoración de la actividad física como factor importante en la vida de

las personas

Considerando los tipos de valoraciones precedentes sobre la actividad física

y, sobre todo, las significaciones que las personas le otorgan o a las que

recurren-para fundamentar la importancia que le asignan, se puede asumir


que en general son valoraciones positivas en cada ámbito y que no existen o

existen muy pocas significaciones o asociaciones negativas acerca de ella.

La pregunta más lógica que surge en este sentido es: Si este tipo de

personas le da, al menos en su discurso, tanta importancia a la actividad

física en la vida de las personas ¿por qué no la practican como debiera ser?

¿Cuáles serían las razones o motivos para que algo tan bien valorado no

sea una práctica voluntaria, regular y frecuente?


CONCLUSIÓN

La mayoría de personas en la actualidad desarrollan muy poca actividad

física, es decir, realizan actividades físicas de bajo a medio gasto energético,

pero insuficiente, de acuerdo a los parámetros que entrega la OMS en esta

materia y que establece que "son personas sedentarias aquellas que

realizan menos de 30 minutos diarios de ejercicio regular y menos de 3 días

a la semana". Además, la poca actividad física que algunos de ellos practica

es de poca frecuencia o de frecuencia indeterminada, insuficiente para

satisfacer las necesidades fisiológicas humanas en este aspecto.

En cuanto a los facilitadores y dificultades para practicar actividades físicas

en nuestro país, hay concordancia en los discursos de que los posibles

elementos facilitadores existentes son insuficientes, aun estando

relativamente bien orientados. Por otra parte, se destacan dos áreas que

impiden, o al menos no propician adecuadamente, la realización de

actividades físicas voluntarias, sistemáticas y frecuentes: la institucionalidad

laboral que limita en gran medida el tiempo libre disponible por las personas

para realizar actividades de recreación, deportivas y de autocuidado. y la

institucionalidad encargada de fomentar y facilitar una vida sana en las

personas.
BIBLIOGRAFIA

1. DEVÍS, JOSÉ. (2000): Actividad Física, Deporte y Salud. España.

2. DÍAZ LUCEAT J. (1994). El currículo de Educación Física en la reforma

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3. DÓMENECH SEPÚLVEDA, L. (2001): Historia y Pensamiento de la

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4. GEERTZT C. (2003): La interpretación de las culturas. Gedisa.

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6. FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y ADMINISTRATIVAS

DE LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN. (2012) Encuesta Nacional

de Hábitos de Actividad Física y Deportes, Instituto Nacional de

Deportes (IND), Chile.

7. SEGURA, J.; CEBRIÁ, J.; CASAS, O.; CORBELLÁ, S.; CRUSAT, M.;

ESCANILLA, A.; GRAU, G. Y SANROMÁ, M. (1999): Hábitos de

actividad física en estudiantes universitarios. En G. Nieto y E. J. Garcés

de los Fayos (Eds.), Psicología de la Actividad Física y el Deporte. Tomo

/ (pp. 203-213). Sociedad Murciana de Psicología de la Actividad Física y

el Deporte. Murcia.
MAPA CONCEPTUAL

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