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TRABAJO FIN DE GRADO

Título

Cuidados de enfermería al paciente portador de sondaje


nasogástrico

Autor/es

Nerea Larrañaga Gómez

Director/es

Matilde Pérez Fernández

Facultad

Escuela Universitaria de Enfermería


Titulación

Grado en Enfermería

Departamento

Curso Académico

2015-2016
Cuidados de enfermería al paciente portador de sondaje nasogástrico, trabajo
fin de grado
de Nerea Larrañaga Gómez, dirigido por Matilde Pérez Fernández (publicado por la
Universidad de La Rioja), se difunde bajo una Licencia
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E-mail: publicaciones@unirioja.es
Universidad de La Rioja, Escuela Universitaria de Enfermería
Tema: Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico
Autor: Larrañaga Gómez, Nerea
TRABAJO FIN DE GRADO

Tutor: Pérez Fernández, Matilde


Lugar, fecha de entrega: Logroño, 16 de Junio de 2016
Curso académico: 2015/2016, segunda convocatoria
Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

1. RESUMEN

La cateterización nasogástrica es un procedimiento que consiste en la inserción de


una sonda a través del esófago hasta llegar al estómago, siendo las principales
indicaciones de esta técnica la administración de nutrición enteral y el vaciamiento
gástrico.
Es una práctica realizada frecuentemente en los hospitales por el personal enfermero,
quienes deben conocer en su totalidad los métodos de inserción, mantenimiento y
retirada de la sonda, así como todos los cuidados necesarios de ésta y del paciente,
bien sea adulto o pediátrico.
En base a esto he llevado a cabo mi trabajo tras revisar diversos protocolos, artículos
y guías, con el fin de unificar los criterios relativos al sondaje nasogástrico.

Palabras clave: sonda nasogástrica, cuidados, enfermería, nutrición enteral

ABSTRACT

Nasogastric tube catheterization is a procedure that involves inserting a catheter


through the esophagus to the stomach, being the main directions of this technique the
administration of enteral nutrition and gastric emptying.
It is a practice frequently performed in hospitals by nurses, who must know all the
methods of insertion, maintenance and removal of the tube, as well as all the cares
about it and about the patient, either adult or pediatric.
Based on this, I have carried out my dissertation after reviewing different protocols,
articles and guides, in order to unify the criteria concerning the nasogastic
catheterization.

Keywords: nasogastric tube, cares, nursing, enteral nutrition

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

2. INTRODUCCIÓN

Una de las funciones principales del cuerpo humano es la alimentación, que consiste
en la ingestión de alimento a través de la boca, siendo masticado y degustado
mediante los dientes y muelas y la lengua respectivamente.

A través de movimientos peristálticos el bolo alimenticio es transportado por la faringe


y el esófago hasta llegar al estómago, donde tras mezclarse con las secreciones
gástricas es trasladado al intestino.
Finalmente, y tras haberse absorbido los nutrientes, se excretan los productos de
deshecho (1, 2).

El cateterismo o sondaje nasogástrico consiste en la introducción aséptica de una


sonda por uno de los orificios nasales, llegando hasta el estómago.
La principal finalidad de esta técnica es la de proporcionar una comunicación entre el
exterior y el interior del tubo digestivo, pudiendo ser utilizado de igual manera tanto
para la introducción de sustancias, como por ejemplo la nutrición enteral, como para la
extracción de contenido gástrico (3).

Es de gran importancia en el ámbito de la enfermería el conocimiento de la técnica de


inserción y retirada de este tipo de sondaje, así como los cuidados requeridos durante
su mantenimiento, independientemente de la finalidad de éste.

Teniendo esto en cuenta, voy a llevar a cabo un trabajo descriptivo en el que,


basándome en diversos protocolos, guías y artículos, recogeré la información más útil
y de mayor importancia en relación al sondaje nasogástrico y la función del personal
de enfermería durante todo su proceso.

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

2.1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS

La nutrición orofaringea fue descrita por primera vez en el siglo XII, aunque hasta 4
siglos después no fue aceptada como una práctica común, si bien es cierto que desde
ese momento fue utilizada de forma frecuente.
Para llevar a cabo este procedimiento eran utilizados tubos huecos comúnmente
realizados en plata.
Se data en el año 1598 la primera introducción de una mezcla nutricional en el
estómago mediante una sonda hueca que presentaba una ampolla en el extremo
externo.

Poco tiempo después, Fabricio de Aquapendente inventó una sonda de plata que era
introducida a través de las fosas nasales hacia la faringe, con el fin de administrar
sustancias nutritivas.

A mediados del siglo siguiente (XVII) la plata fue reemplazada por el plomo para la
realización de los tubos, aunque ya en 1646 se comenzaron a realizar los primeros
catéteres flexibles de piel.

La época de la nutrición enteral moderna comienza a finales del siglo XVII, momento
en el que John Hunter, primera persona en publicar la introducción de nutrientes
mediante el uso de una jeringa, administra alimentos en soporte licuado, tales como
huevos, agua, azúcar o leche.

Fue en el siglo XVIII, con la invención de la primera bomba gástrica, cuando la


alimentación pasó de ser administrada por fuerza de gravedad a ser automatizada.

En el año 1872 Clouston descubrió un nuevo material para las sondas, creando así
dos tipos: sondas de caucho elástico con y sin alambre de espiral.
A mediados del siglo XX se desarrolló la primera dieta de composición química
definida, recibiendo el nombre de dieta elemental.

En 1980, Ponsky introdujo el uso de la gastrostomía endoscópica percutánea y su


consiguiente técnica de implantación, utilizada actualmente en la mayoría de los casos
de nutrición enteral a largo plazo (4).

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

2.2. JUSTIFICACIÓN

La colocación y los cuidados relacionados con el sondaje nasogástrico son una


práctica que compete en su totalidad a enfermería, por lo que debemos conocer la
técnica correcta para poder desempeñar bien nuestra función, evitando así todas las
posibles complicaciones derivadas de ésta.
Además, considero interesante realizar un protocolo que aúne todos los conocimientos
recogidos durante esta lectura crítica.

He optado por este tema con el fin de, mediante la comparación de diferentes
protocolos, actualizar la técnica de inserción y retirada de la sonda nasogástrica,
adaptándola y mejorándola.

A continuación, paso a referir los objetivos marcados para este trabajo.

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

3. OBJETIVOS

Los objetivos que me planteo con la realización de este trabajo se dividen en


generales y específicos, siendo los siguientes:

Objetivos generales
 Conocer los materiales disponibles en relación al sondaje nasogástrico y a los
sistemas recolectores.
 Ser capaz de realizar un uso adecuado de estos materiales.
 Unificar los criterios para llevar a cabo la práctica del sondaje nasogástrico de
la manera más correcta posible.
 Comparar protocolos para observar puntos comunes y diferencias manifiestas.
 Conocer la técnica de colocación y retirada de sonda nasogástrica en
pacientes neonatos y pediátricos.
 Establecer unos cuidados de enfermería de calidad basados en la evidencia
científica disponible.
 Proporcionar al paciente una atención integral de forma activa y pasiva.

Objetivos específicos:
 Distinguir entre los diferentes tipos de sonda y decidir el más adecuado en
función de la situación y el paciente.
 Conocer los diferentes tipos de sistemas colectores, así como su utilidad y
ventajas e inconvenientes.
 Crear pautas estándar para la colocación, el mantenimiento y la retirada del
sondaje nasogástrico.
 Educar al paciente con respecto a los autocuidados de la sonda nasogástrica,
tanto para la estancia hospitalaria como para una posible atención domiciliaria.

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

4. METODOLOGÍA

Comencé planificando mi trabajo en el mes de Febrero, realizando una primera


búsqueda bibliográfica de forma amplia, que me permitiese reunir información general
sobre el tema.
Teniendo en cuenta la finalidad de mi proyecto, me centré en los protocolos y guías
sobre el sondaje nasogástrico, donde se puede encontrar mucha información que
contrastar, con el fin de unificar los criterios comunes, descartando a su vez aquellos
que no tengan el respaldo científico adecuado.

Con el propósito de realizar un trabajo de fin de grado basado en la evidencia científica


y respaldado en una revisión bibliográfica, he empleado diferentes fuentes de
información que enumero a continuación:

 Revisión de protocolos y guías de actuación de diferentes comunidades


autónomas, como Andalucía, Madrid, Asturias y País Vasco, especialmente de
ciudades como Gijón, Albacete o Granada.

 Revisión bibliográfica en diversas bases de datos, entre las que se encuentran


Dialnet, Pubmed, Scielo, Cinahl y Joanna Briggs. De estas bases he extraído
artículos tanto en castellano como en inglés.

 Revisión de guías de actuación de empresas alimenticias, como Nutricia o


Nestlé Nutrition, y empresas farmacéuticas como Novartis.

 Revisión de páginas web de asociaciones digestivas, como la Asociación


Española de Enfermería de Patología Digestiva (A.E.E.P.D.) o la Asociación
Española de Gastroenterología (AEGASTRO).

 Revisión de libros de texto y atlas de anatomía y fisiología, como “Gray


Anatomía para estudiantes” o “Tratado de fisiología médica Guyton”.

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

5. DESARROLLO

5.1. RESEÑA ANATOMOFISIOLÓGICA

Con el fin de facilitar la comprensión de los diferentes términos utilizados durante el


trabajo, voy a comenzar realizando una breve descripción del sistema digestivo y de
los órganos por los que está compuesto, así como de la función principal de éste, la
alimentación.

El aparato digestivo suministra al organismo un aporte continuo de agua, electrolitos y


nutrientes, para lo que se requiere el tránsito de alimentos a lo largo del tubo digestivo,
la secreción de jugos digestivos y consiguiente digestión de los alimentos y la
absorción de los productos digeridos, así como el agua y los electrolitos (5, 6).

Los órganos de los que está compuesto el aparato digestivo son, en orden vertical, la
boca, la faringe, el esófago, el estómago y el intestino delgado y grueso, al final del
cual que encontramos el ano.
Además, como órganos adheridos al proceso, tenemos el hígado y el páncreas (7, 8),
(Anexo I).

El aparato digestivo se inicia en la boca, en la que encontramos los dientes y la lengua


principalmente.
Los dientes comienzan el proceso de la digestión, cortando y triturando los alimentos.
En la boca de un adulto hay 32 piezas dentales: 8 incisivos, 4 caninos, 8 premolares y
12 molares.
La lengua contribuye a la mezcla del alimento, previamente preparado por los dientes,
con la saliva, formando así el bolo alimenticio. También se pueden detectar los
diferentes sabores de las comidas con la lengua, concretamente mediante las papilas
gustativas que se encuentran en la superficie superior de ésta(Anexo II).

A continuación está la faringe, que es el conducto que comunica la boca con el


esófago. Cuando el bolo alimenticio pasa de la faringe al esófago, se produce el cierre
de la epiglotis, evitando así que éste pase a las vías respiratorias. Además de formar
parte del aparato digestivo, la faringe también está relacionada con el sistema
respiratorio.

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

El esófago es el tubo musculoso que desemboca en el estómago, órgano hasta el que


transporta el bolo alimenticio mediante movimientos peristálticos (Anexo III).
Tras atravesar el esófago, el bolo llega en el estómago, órgano con forma de saco,
cuyos orificios superior e inferior son denominados cardias y píloro, separando el
estómago del esófago y del intestino delgado respectivamente.
En las paredes del estómago se fabrica el jugo gástrico, compuesto por enzimas
digestivas y ácido, lo que ayuda a la primera fase de descomposición del bolo
alimenticio (Anexo IV).

El intestino delgado, de varios metros de longitud, contiene infinidad de


microvellosidades, mediante las que son absorbidos los nutrientes de los alimentos
ingeridos.
En el intestino se fabrica el jugo intestinal que, al contrario que el jugo gástrico, es
alcalino y está compuesto por enzimas digestivas, enzimas pancreáticas y bilis
(Anexos V, VI y VII).

En el intestino grueso tiene lugar la formación de heces, compuestas por los restos de
los alimentos digeridos, bacterias, bilis y agua, lo que determinara la consistencia fecal
(Anexo VIII).
El intestino grueso finaliza en el recto, que conduce al ano, músculo en forma de
esfínter por donde se expulsan las heces (5, 9).

Estas son la anatomía y fisiología básicas y simplificadas del aparato digestivo, así
como una breve explicación del proceso de la deglución.
En el caso de diversas anomalías relacionadas con el aparato digestivo se precisa el
uso de la sonda nasogástrica, por lo que es de gran interés tener unos conocimientos
elementales sobre el funcionamiento de dicho aparato.

5.2. INDICACIONES DEL SONDAJE NASOGÁSTRICO

Las principales indicaciones del sondaje nasogástrico son (10, 11, 12, 14):
 Administración de alimentación enteral: en pacientes que conservan el
peristaltismo intestinal pero que no son capaces de ingerir y/o deglutir
alimentos por vía oral.
 Administración de medicamentos.
 Lavado gástrico por evidencia o sospecha de intoxicación.

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

 Vaciamiento del contenido gástrico por obstrucción intestinal,


hematemesis, etc.

Además, también existen indicaciones de carácter secundario para el sondaje


nasogástrico, como:
 Toma de muestras de contenido gástrico ante diferentes situaciones,
como por ejemplo la sospecha de hemorragia digestiva alta.
 Prevención de broncoaspiración en pacientes intubados o con
disminución del nivel de conciencia.
 Medición del pH del líquido gástrico.
 Evacuación de aire en casos de neumogastrio.

5.3. CONTRAINDICACIONES DEL SONDAJE NASOGÁSTRICO

Podemos dividir las contraindicaciones del sondaje nasogástrico en dos tipos:


absolutas y relativas (11, 13, 14).

Las contraindicaciones absolutas son aquellas que debemos cumplir bajo cualquier
circunstancia y son (13):
 Evidencia o sospecha de perforación esofágica.
 Evidencia o sospecha de fractura de los huesos de la base del cráneo
y/o de los huesos faciales.
 Evidencia o sospecha de obstrucción nasofaríngea o esofágica.
 Evidencia o sospecha de ingestión de sustancias ácidas, alcalinas,
otros cáusticos o derivados de petróleo, por el riesgo de perforación
esofágica y/o gástrica.
 Presencia de coagulopatías severas no controladas.

Sin embargo, también existen las contraindicaciones relativas, que son aquellas que
precisan de valoración concreta del caso clínico.
Estas son:
 Varices esofágicas, esofagitis o síndrome de Mallory-Weiss, por riesgo
de sangrado y/o lesión de la pared esofágica.
 Disminución del nivel de conciencia, por riesgo de aspiración.
 Intubación endotraqueal, por riesgo de mala inserción de la sonda.

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

5.4. CARACTERÍSTICAS DE LA SONDA NASOGÁSTRICA

Tras analizar las situaciones en las que está indicada la colocación de sonda
nasogástrica y aquellas en las que no lo está, debemos conocer los tipos de sondas
existentes, así como sus principales utilidades, con el fin de reconocer la más
beneficiosa para el paciente.

Las sondas nasogástricas pueden ser clasificadas en función de sus características


principales, que son (3, 11, 13, 14, 15, 16, 17, 18):
 Longitud: las sondas nasogástricas para adultos tienen una longitud media de
unos 120 cm, pudiendo diferir en unos centímetros dependiendo del tipo de
sonda empleada. Las sondas más utilizadas para niños tienen una medida de
unos 40 cm y son sondas cuya finalidad original es el sondaje vesical.
 Diámetro: la medida de diámetro que se tiene en cuenta corresponde al
exterior de la sonda. La unidad de medida utilizada es el French (Fr), que
corresponde a 0,33 mm. Si bien el calibre más utilizado es el 14 Fr, existen
sondas desde 5 hasta 30 Fr. Se consideran sondas de diámetro pequeño
aquellas comprendidas entre 5 y 12 Fr, y de diámetro grande las mayores de
14 Fr.
 Material: el tipo de material por el que esté formada la sonda es relativamente
determinante para la utilidad que le vayamos a dar a ésta. Los materiales más
comunes son el polivinilo, la silicona y el poliuretano. Las sondas cuyo principal
componente es el polivinilo son más gruesas y rígidas, y por tanto más útiles
para la succión de contenido gástrico o la administración medicamentosa (14).
Sin embargo, nunca se debe utilizar la misma sonda para ambos fines de
forma concomitante, pues existe el riesgo de mezclar los fármacos con el
contenido gástrico al succionar este último (11). Por el contrario, las sondas de
silicona o poliuretano, muy similares entre sí, son más finas y elásticas y más
utilizadas, por tanto, para sondajes de larga duración, como en el caso de
administración de nutrición enteral, bien sea continua o intermitente.
 Luces: las sondas nasogástricas pueden presentar:
- Una luz: éstas son habitualmente utilizadas para la aspiración de
contenido estomacal y la descompresión de la cavidad gástrica (18).
- Dos luces: son utilizadas para la eliminación del contenido gástrico
paralelamente a la administración de ventilación, para evitar la
adherencia de la sonda a la pared de estómago (17).

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

- Tres luces: las sondas nasogástricas de tres luces son utilizadas


habitualmente en caso de presencia de hemorragia por varices
esofágicas. Una de las luces corresponde al balón esofágico, otra al
balón gástrico y la tercera es la utilizada para realizar el lavado gástrico.
- Cuatro luces: las sondas de cuatro luces son igualmente empleadas
en presencia de hemorragias por varices. Sin embargo, son muy poco
utilizadas. Además de las tres luces anteriormente citadas, poseen
una cuarta válida para la aspiración de contenido esofágico (16).

5.5. TIPOS DE SONDA NASOGÁSTRICA

Una vez conocidas las características principales de las sondas nasogástricas, voy a
explicar los tipos concretos de sondas, así como sus particularidades.

Las sondas más comúnmente utilizadas son la Levin y la Salem, pero hay otros tipos
de sondas que sin ser tan empleadas debemos conocer, como la Sengstaken-
Blakemore, la Ewald o Edlich y la Nelaton:
 Sonda Levin: este tipo de sonda está compuesta por una sola luz con cuatro
perforaciones en el extremo. Además, también presenta cuatro marcas a lo
largo de la sonda, en los centímetros 37, 54, 67 y 68 comenzando la medición
desde la punta, que sirven para orientar más fácilmente la introducción de ésta.
La sonda Levin se presenta desde el calibre 12 hasta el 20 (17). Debido a la
consistencia del material por el que está compuesta, esta sonda debe
permanecer colocada un máximo de entre 7 y 10 días, pues tiende a
endurecerse con el calor corporal y las secreciones gástricas, lo que aumenta
la probabilidad de desarrollar lesiones a lo largo del tracto digestivo.
Habitualmente se emplea para la descompresión del estómago mediante
aspiración, pero también puede ser utilizada para realizar lavados gástricos y
para la administración de nutrición enteral, aunque esta última indicación no es
la más aconsejada (18).

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

 Sonda Salem: la sonda Salem presenta dos luces y varios orificios en la zona
distal. La luz de menor calibre, habitualmente marcada en azul, es la utilizada
para la introducción de aire, mientras que la luz principal, de mayor calibre, se
emplea para la realización de lavados gástricos (19, 20).

 Sonda Sengstaken-Blakemore: este tipo de sonda está compuesta por tres o


cuatro luces, y se utiliza en casos de hemorragia causada por varices
esofágicas. En los casos de sondas de tres luces, dos de ellas se emplean
para la insuflación de los balones esofágico y gástrico respectivamente, y la
tercera para la realización de lavado gástrico (16). Si hubiera una cuarta luz,
ésta se emplearía en la aspiración del contenido esofágico, con la consiguiente
disminución de riesgo de aspiración bronquial. El balón esofágico es llenado
con aire y su finalidad es la compresión de las varices esofágicas. El balón
gástrico puede ser llenado con aire o agua y comprime las varices gástricas, a
la vez que mejora la fijación de la sonda. La luz destinada al lavado gástrico es
de gran calibre, para permitir una entrada y/o salida del contenido de manera
correcta, evitando una posible oclusión (21).

 Sonda Ewald: la sonda Ewald también es denominada Edlich. No es de


inserción nasal, sino oral, pero también desemboca en el estómago. Estas
sondas son de calibre muy grueso, entre 25 y 30 Fr y su longitud es de 170 cm.
Puede estar compuesta por una o dos luces, aunque son más comunes las de
una única luz. Está aconsejada en casos de contraindicación de sonda
nasogástrica y se utiliza para evacuar cápsulas o píldoras sin digerir, por lo que
su colocación debe realizarse en un margen corto de tiempo tras la ingestión
de dichas fórmulas, para evitar su descomposición (22, 23).

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

 Sonda Nelaton: el uso de la sonda Nelaton está indicado en urología, pero


gracias a su escasa longitud se emplea en el sondaje nasogástrico en niños
(15). Tiene 42 cm de longitud, su punta es cerrada y presenta un orificio en uno
de los laterales de ésta. Se puede encontrar en calibres entre 8 y 12 Fr (21,
22).

5.6. SISTEMAS COLECTORES

Entendemos por sistema colector la bolsa que se adapta al extremo final de la sonda
nasogástrica, dónde se recoge el contenido gástrico una vez que sale del cuerpo (17,
24, 25).

La selección del tipo de sistema colector se realizará en función de la indicación para


la cual se haya colocado la sonda nasogástrica:
 Administración de nutrición enteral: las nutriciones enterales se presentan
habitualmente envasadas en botellas de cristal o en bolsas colapsables, que a
través de un sistema de administración son conectadas directamente a la
sonda. A su vez, esas botellas o bolsas pueden ser administradas por
gravedad o mediante el uso de bombas de infusión, mas utilizadas en casos de
nutrición enteral continua. Por el contrario, cuando la nutrición es de tipo

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

intermitente, la sonda se encuentra conectada a la línea de administración


durante el tiempo que dura la alimentación, mientras que el resto del día se
utiliza un tapón para cubrir la salida de la sonda.
 Administración medicamentosa: en la gran mayoría de los casos los
medicamentos administrados a través de la sonda son disueltos e inyectados
con el uso de una jeringa tan grande como se precise para la cantidad de
fármaco pautada. Una vez realizada la administración, la sonda se tapa con un
tapón.
 Lavado gástrico: igualmente, los lavados gástricos son realizados con el uso
de una jeringa que, mediante la aspiración, extrae todo el contenido
contaminado. Una vez terminado el procedimiento, se coloca un tapón o una
bolsa colectora en el extremo de la sonda.
 Vaciamiento gástrico: en el procedimiento de vaciamiento o drenaje gástrico
es cuando se utilizan mayoritariamente los sistemas colectores. Estos pueden
ser bolsas colectoras o aparatos de aspiración.

Las bolsas colectoras más utilizadas para las sondas nasogástricas son las bolsas de
orina dada, principalmente, su compatibilidad con el extremo conector de las sondas.
De forma simple, podemos dividir en dos tipos los sistemas colectores de orina (26):
 Sistemas colectores cerrados: la principal característica de los sistemas
cerrados es su capacidad para ser reutilizados en varias ocasiones.
Están provistos de una llave que permite vaciar el contenido de la bolsa sin
necesidad de desconectarla de la sonda. Son sistemas seguros e higiénicos,
pero no son los habitualmente utilizados en casos de sonda nasogástrica.

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

 Sistemas colectores abiertos: este tipo de sistemas son de uso único, pues
no se pueden vaciar una vez llenos. Cada vez que la bolsa esté completa hasta
2/3, aproximadamente, de su capacidad total, debemos reemplazarla por otra
nueva, desconectado la sonda de la bolsa que vamos a retirar.
A pesar de no ser el tipo de sistema más indicado para la recolección de orina,
son los utilizados en la mayoría de las ocasiones con las sondas nasogástricas,
pues no existe la alta posibilidad de contaminación que acarrean las sondas
vesicales.

Por otro lado se encuentran los aparatos aspiradores, que mediante un sistema activo
de presión evacuan el contenido gástrico al exterior, almacenándolo en una bolsa
colectora.
La aspiración que ofrecen estos aparatos puede ser intermitente o continua, en función
de las necesidades.
La principal indicación de estos aspiradores es la obstrucción intestinal.

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

5.7. PROTOCOLO DE CATETERIZACIÓN DE SONDAJE NASOGÁSTRICO

El procedimiento de cateterización del sondaje nasogástrico, como ya he mencionado


anteriormente, consiste en la introducción de un tubo o sonda a través de una de las
fosas nasales hasta el estómago.
Tras revisar diversas guías y protocolos, paso a explicar todo lo relacionado con dicha
técnica (11, 12, 13, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33).

Para empezar, debemos informar al paciente sobre la técnica que vamos a llevar a
cabo, además de prepararle adecuadamente para ésta.
Comenzaremos comprobando la identificación del paciente, tras lo que le
informaremos, tanto a él como a la familia si fuera necesario, del procedimiento que
vamos a realizar, procurando mantener su tranquilidad y resolviendo aquellas dudas
que pudieran surgirle. Además, fomentaremos su colaboración durante el proceso,
para facilitar en la medida de lo posible la realización de la técnica.
Procuraremos también un ambiente tranquilo disponiendo para ello de las medidas
necesarias, preservando así su intimidad y confidencialidad.
También le pediremos al paciente que se retire la prótesis dental o los piercings
bucales, en caso de portarlos, para una mayor comodidad tanto suya como nuestra.

Recursos humanos:
 Auxiliar de enfermería
 Enfermera

Material necesario:
 Sonda nasogástrica adecuada a la indicación del sondaje y a las
características del paciente
 Tapón para la sonda y/o bolsa colectora
 Pinzas de Kocher
 Lubricante hidrosoluble
 Jeringa de 50 ml de cono ancho
 Tiras reactivas de pH
 Fonendoscopio
 Esparadrapo hipoalergénico
 Guantes no estériles
 Gasas

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

 Empapadera
 Batea
 Vaso con agua
 Pajita

Introducción de la sonda
 Preparar todo el material necesario para la colocación de la sonda
nasogástrica.
 Colocar al paciente en decúbito supino en la cama, elevando la cabecera de
ésta unos 45º hasta fowler o semifowler (Anexo IX) si la patología lo permite.
En caso contrario, colocar al paciente en decúbito lateral izquierdo.
 Realizar higiene de manos no estéril con agua y jabón (Anexo X) y ponerse
guantes.
 Examinar los orificios nasales del paciente tras haber retirado las posibles
mucosidades y seleccionar aquel que presente mayor flujo de aire con la
expiración.
 Cubrir el pecho del paciente con un empapador y colocar cerca la batea para
los posibles vómitos que pudieran surgir durante la colocación de la sonda.
 Medir, con ayuda de la propia sonda, la distancia entre la punta de la nariz del
paciente al lóbulo de la oreja, y de aquí al apéndice xifoides del esternón. Esta
medida suele rondar los 50 cm en adultos. Marcar el punto hasta el que
debemos introducir la sonda nasogástrica.
 Empapar la punta de la sonda con lubricante hidrosoluble, como glicerina, en
abundancia con la ayuda de gasas, para facilitar así su inserción. No se debe
utilizar lubricante de base oleosa, como la vaselina, pues el cuerpo no está
capacitado para realizar su reabsorción.
 Insertar la sonda nasogástrica por el orificio nasal elegido, hasta traspasar la
resistencia que encontramos al llegar a la nasofaringe.
 Pedir al paciente que haga el movimiento de deglutir, ayudándole si es
necesario ofreciéndole pequeños sorbos de agua con una pajita.
 Seguir introduciendo la sonda, pasando por el esófago, hasta llegar al
estómago y comprobando que la marca realizada en la sonda queda en el
borde del orificio nasal.
 Comprobar la correcta localización de la sonda realizando un aspirado de
contenido gástrico simplemente, o midiendo el pH de dicho contenido en una
tira reactiva de pH. El pH gástrico, que es el que debemos obtener, es inferior o

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

igual a 6. En principio, todo pH cuyo valorar sea superior a 6 no debería


considerarse como gástrico. Para tener referencias de otras sustancias que
podrían aparecer al realizar un aspirado tras la colocación de la sonda,
debemos tener en cuenta que el pH de las secreciones intestinales, aunque
sean difíciles de obtener mediante una sonda nasogástrica, corresponde a una
cifra entre 7,5 y 8 y el pH del líquido pulmonar se encuentra en torno a 7,6 (34).
Otro de los métodos para la comprobación de la correcta inserción de la sonda
nasogástrica consiste en la introducción de aproximadamente 30 cc de aire
mediante una jeringa, mientras se comprueba con la ayuda de un
fonendoscopio la presencia de ruido en la zona del epigastrio. En caso de que
la indicación de la sonda nasogástrica sea la alimentación enteral, se deberá
confirmar la correcta colocación mediante una Rx de tórax y abdomen (35).
 Pinzar la sonda con la ayuda de una pinza de Kocher o colocar el tapón en el
extremo distal de la sonda para evitar la salida de contenido gástrico.
 Fijar la sonda con ayuda del esparadrapo hipoalergénico a la nariz y mejilla del
paciente, para evitar un posible arrancamiento de ésta.
 Retirar la pinza de Kocher o el tapón y colocar la bolsa colectora en caso
necesario.
 Ayudar al paciente a adoptar una posición cómoda y adecuada.
 Recoger el material, quitarse los guantes y realizar higiene de manos con agua
y jabón o con gel alcohólico desinfectante (Anexo XI).

Mantenimiento de la sonda nasogástrica:


 Comprobar cada 24 horas la posición de la sonda y además, en las siguientes
ocasiones:
- Antes de cada instauración de alimentación, ya sea continua o en bolo.
- Antes de la administración de medicamentos.
- En caso de que el paciente refiera molestias.
- Tras episodios de vómitos, tos o disnea.
- Tras los traslados del paciente.
 Comprobar la permeabilidad de la sonda en cada turno.
 Movilizar ligeramente la sonda con movimientos rotatorios cada 24 horas para
evitar su adhesión.
 Inspeccionar y limpiar las fosas nasales con un algodón humedecido en agua
tibia o lubricante hidrosoluble cada 24 horas para evitar irritaciones y formación
de costras.

18
Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

 Realizar o ayudar al paciente a realizar la higiene bucal 3 veces al día y


procurar una correcta hidratación de los labios.
 Realizar el cambio de sonda correspondiente en función del material de la
sonda, intercambiando los orificios nasales, y siguiendo el protocolo de
inserción y retirada.
 En caso de nutrición enteral, irrigar con aproximadamente 30 ml de agua estéril
la sonda antes y después de ésta.
 Por el contrario, si la función de la sonda es el drenaje del contenido gástrico,
valorar la cantidad, el color y las características del débito drenado.

En caso de oclusión de la sonda:


 Introducir 10 ml de agua templada en la sonda y mantenerla durante 5 minutos.
 Aspirar de forma suave y cuidadosa, evitando crear una gran presión.
 Realizar este procedimiento en repetidas ocasiones.
 Si persiste la oclusión se debe cambiar la sonda.

Retirada de la sonda nasogástrica:


 Tras confirmar la prescripción médica de retirada de la sonda, identificar al
paciente.
 Explicarle al paciente y a la familia si fuera necesario el procedimiento que
vamos a llevar a cabo, tratando de solucionar las posibles dudas.
 Tras colocar al paciente en posición fowler o semifowler si es posible, o en
decúbito supino izquierdo en caso contrario, poner una empapadera en el
pecho del paciente y ofrecerle una batea y pañuelos de papel para limpiarse
las secreciones que pudieran aparecer tras retirar la sonda.
 Realizar higiene de manos y colocación de guantes no estériles.
 Administrar 20 ml de agua para limpiar el tracto de la sonda, retirando el
contenido gástrico que pudiera haber quedado en ésta.
 Retirar la bolsa colectora de la sonda en caso de que la hubiera, y pinzarla con
una pinza de Kocher o ponerle un tapón.
 Retirar el esparadrapo hipoalergénico fijador de la nariz y mejilla del paciente.
 Pedir al paciente que realice una inspiración profunda, y durante la siguiente
expiración retirar la sonda con movimientos continuos, firmes, rápidos y
suaves. No se debe forzar la retirada de la sonda bajo ningún concepto. Si el
paciente así lo solicitase, parar cuantas veces sea necesario.
 Verificar que la sonda esté intacta y completa.

19
Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

 Realizar higiene de las fosas nasales y de la boca o ayudar al paciente a


hacerlo.
 Clasificar el material utilizado en sus contenedores pertinentes y tirarlo.
 Retirar guantes y realizar higiene de manos.
 Tras la retirada de la sonda, valorar posibles alteraciones intestinales del
paciente, tales como náuseas, vómitos o signos de distensión abdominal
durante las siguientes 24 horas.

5.7.1. Cateterización en pacientes pediátricos

Debido a la diferencia de tamaño, tanto corporal general como de los órganos


involucrados en la cateterización del sondaje nasogástrico, este proceso llevado a
cabo en pacientes pediátricos tiene algunas diferencias sustanciales en relación con
los adultos.

En este apartado voy a puntualizar únicamente las diferencias principales del sondaje
nasogástrico realizado en pacientes pediátricos, como son las indicaciones y las
contraindicaciones, la elección de la sonda, el momento de la inserción o la fijación de
la sonda (34, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 43, 44, 45, 46, 47, 48).

Lo primero que debemos tener en cuenta es la educación sanitaria que debemos


realizar, tanto con el paciente en caso de comprender las explicaciones, como con los
padres y/o tutores.
Esta educación sanitaria consiste en proporcionar información que facilite la
adaptación voluntaria a la nueva situación por parte del paciente y de todo su entorno
(36).

Si el niño está consciente y nos comprende, le explicaremos todos los procedimientos


que vayamos a llevar a cabo de una forma práctica, sencilla y comprensible en
relación a su desarrollo cognitivo. También informaremos a los padres y/o tutores.

Tanto las indicaciones como las contraindicaciones de colocación de sonda


nasogástrica son muy similares en el caso de niños más mayores y adultos. Sin
embargo, en neonatos varían ligeramente (39).
Las indicaciones de sonda nasogástrica más habituales de este grupo de edad son:
 Neonatos prematuros con inmadurez en el reflejo de succión – deglución.

20
Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

 Neonatos prematuros y no prematuros en los que el aporte por vía oral no sea
suficiente.
 Vaciamiento de residuos o de aire en la cavidad gástrica.
 Reposo gástrico.
 Administración de medicación.

Por el contrario, las sondas nasogástricas se encuentran contraindicadas cuando:


 El bebé tiene capacidad autónoma de alimentación por succión.
 No existe necesidad de evacuación gástrica.

Con respecto a la elección de la sonda nasogástrica, aunque la forma más correcta


consiste en el estudio particular de cada caso así como del paciente, existen tablas
estandarizadas en las que, partiendo de la edad aproximada del niño, se nos muestra
el tamaño idóneo de sonda a utilizar (42).

Edad Calibre de la sonda


Neonatos y lactantes hasta 18 meses 5 - 8 French
18 meses – 7 años 8 – 10 French
7 años – 10 años 10 – 14 French
11 años – 14 años 12 – 16 French

Una vez determinada la sonda, el proceso de colocación, mantenimiento y retirada es


muy similar al de los adultos. No obstante, debemos tener otros aspectos en cuenta,
pues estamos tratando con niños.

En cuanto a la colocación del niño durante el momento de la inserción y de la retirada


de la sonda tendremos también en cuenta su edad. En el caso de los bebés, la
manera más cómoda de maniobrar se obtiene al estar cogido en brazos, evitando así
que mueva los suyos. Además, si lo desean, pueden ayudarse de la succión de un
chupete para facilitar la inserción de la sonda.
Si el niño es más mayor podrá estar recostado en la cama o abrazado a un adulto
sentado en su regazo durante el procedimiento.

Es importante tener en cuenta que los niños son más delicados que los adultos, por lo
que en caso de encontrarnos con alguna de las siguientes situaciones durante la
inserción de la sonda deberemos suspender la colocación de ésta (38):

21
Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

 Tos fuerte y mantenida.


 Sibilancias persistentes.
 Cambio de color de la piel o las mucosas.
 Imposibilidad de habla.

Una vez realizada la colocación de la sonda y tras la comprobación de la correcta


localización de ésta, debemos mantener una vigilancia exhaustiva del paciente,
valorando tanto las constantes vitales como la coloración, con el fin de observar
cualquier modificación de su estado normal.

Otro aspecto importante a tener en cuenta es la fijación de la sonda, pues los niños
tienden a llevarse las manos a todos los objetos extraños que encuentran, facilitando
así la extracción involuntaria de la misma.
Existen varias formas de cortar el esparadrapo, en caso de no tener apósitos
específicos para sonda nasogástrica, en función de las necesidades.
Algunas de éstas son la de forma de pantalón, la de H o la E, aunque la más utilizada
es la bigotera.

22
Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

Esta técnica consiste en cortar el esparadrapo de forma longitudinal hasta la mitad, de


forma que la parte anterior queda dividida en dos tiras, colocando una de ellas de
bigotera y la otra encima de la nariz.
La parte posterior del esparadrapo, la que no se ha cortado de forma longitudinal, se
coloca sobre la sonda.
Además, se le puede añadir un pequeño esparadrapo que una la sonda a la mejilla del
niño (40).

Por último, pero no por ello menos importante, se debe tener en cuenta que en casos
en los que la indicación de la sonda nasogástrica sea la nutrición enteral, el niño
puede mantener un ritmo de vida relativamente normal si así se considera, yendo al
colegio de manera habitual.
Es por ello que se debe formar a los cuidadores o profesores para el cuidado del niño
portador de sonda con respecto a los sistemas de nutrición enteral, su funcionamiento,
almacenamiento, limpieza y detección de posibles complicaciones.
Es importante reforzar el binomio padres – colegio, de forma que el niño sufra las
menores consecuencias negativas posibles.

23
Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

5. 8. CUIDADOS DE ENFERMERÍA

Teniendo en cuenta la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (L.O.P.S.) en


el Real Decreto 1231/2001 del 8 de Noviembre, “los cuidados de enfermería
comprenden la ayuda prestada por el enfermero en el ámbito de su competencia
profesional a personas enfermas o sanas y a comunidades, en la ejecución de cuantas
actividades contribuyan al mantenimiento, promoción y restablecimiento de la salud,
prevención de enfermedades, así como asistencia, rehabilitación y reinserción social
en dichos supuestos y/o ayuda a una muerte digna”.

Considerando lo anteriormente citado, en este apartado voy a explicar todos los


cuidados de enfermería de los que precisa un paciente que porta una sonda
nasogástrica (11, 13, 28, 29, 30, 40).

Una de las primeras cosas que se debe hacer tras la colocación de la sonda
nasogástrica es el posterior registro de dicha actividad, anotando el tipo y calibre de
sonda utilizada, así como la fecha y hora de colocación y la cantidad de contenido
drenado si ésta fuera su indicación (13).

Tras realizar el registro, los cuidados son:


 Proteger la intimidad del paciente, aportándole el mayor grado de comodidad
posible.
 Mantener una higiene de manos óptima antes y después de cualquier
manipulación, con la ayuda de agua y jabón o solución hidroalcohólica.
 Emplear guantes para todo el manejo de la sonda.
 Mantener una adecuada higiene corporal general del paciente.
 Realizar diariamente lavado de fosas nasales mediante un bastoncillo de
algodón humedecido en agua.
 Aplicar lubricante hidrosoluble (11) de forma ligera en las fosas nasales para
mantener una correcta hidratación.
 Realizar o ayudar a realizar el aseo bucal tres veces al día o una vez en cada
turno, cepillando y enjuagando los dientes y la lengua.
 Aplicar vaselina en los labios tantas veces como sea necesario, aliviando así
la sensación de sequedad producida al respirar por la boca.
 Recomendar al paciente que respire por la nariz siempre que le sea posible y
que mastique chicle o coma caramelos de forma ocasional si lo desea.

24
Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

 Vigilar diariamente la zona de inserción de la sonda y favorecer su hidratación,


con el fin de evitar la aparición de laceraciones.
 Valorar diariamente el apósito fijador de la sonda, así como la piel de esta
zona, cambiándolo únicamente cuando sea estrictamente necesario.
 Verificar la correcta posición de la sonda cada 24 horas y además, en las
siguientes ocasiones:
- Antes de iniciar la alimentación continua.
- Tras la administración de alimentación por bolo o medicamentos.
- En caso de que el paciente sufra molestias o reflujo gástrico.
- Después de náuseas violentas o vómitos.
- Después de los traslados del paciente.
 Movilizar diariamente la sonda de forma ligera, extrayéndola 1 cm, haciéndola
girar sobre sí misma y volviéndola a introducir, evitando las posibles
adherencias o decúbitos.
 Evitar en la medida de lo posible los movimientos violentos y bruscos de la
sonda por el riesgo de lesiones.
 Limpiar diariamente la parte externa de la sonda con una gasa empapada en
agua y jabón o en solución hidroalcohólica, comenzando en la zona anexa a la
nariz y finalizando en la bolsa colectora. Posteriormente aclarar y secar la
sonda.
 Comprobar diariamente la permeabilidad de la sonda.
 Para evitar la obstrucción de la sonda, introducir 30 cc de agua después de la
administración de alimentos o fármacos. Si la alimentación fuera continua
realizar esta operación tres veces al día.
 En caso de obstrucción, no realizar aspirados de contenido gástrico de forma
brusca, pues esto podría causar heridas en el estómago.
 Valorar diariamente la cantidad, el color y las características del drenaje si la
sonda tiene función de descompresión gástrica.
 Si la sonda es de larga duración, no cambiar de forma sistemática e irracional.
Es imprescindible respetar los períodos establecidos por el fabricante en
función del material, que solo deben ser alterados en caso de obstrucción
irreversible o extracción involuntaria.
 En caso de que la sonda se encuentre conectada a un aspirador, comprobar el
correcto funcionamiento de éste en cada turno.
 Dado el caso de que la sonda estuviera unida a una bolsa colectora,
mantenerla por debajo del nivel del estómago colgada del soporte

25
Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

correspondiente para asegurar una correcta evacuación del contenido


gástrico.
 Vaciar la bolsa colectora cuando su capacidad este completa en 2/3, para
impedir que debido al peso de ésta se produzcan traumatismos.
 Anotar la cantidad y características del débito cada vez que se cambie o vacíe
la bolsa.
 Vigilar los posibles síntomas que pueda presentar el paciente que nos
indiquen la necesidad de la retirada de la sonda, como disnea mantenida,
náuseas o vómitos repetidos, sensación constante de plenitud, etc.
 Realizar educación sanitaria constantemente, incidiendo principalmente en la
higiene personal, la higiene de manos y el manejo general del catéter, de una
forma básica y simple.

Además, principalmente cuando la utilidad de la sonda es la administración de


nutrición enteral, el paciente puede ser dado de alta hospitalaria y mantener la
administración de la alimentación en casa. En este caso el personal de enfermería
debe ser responsable de realizar toda la educación sanitaria que el paciente precise
para resolver todas las dudas existentes, siempre con un lenguaje claro y sencillo, libre
de expresiones o palabras técnicas (49, 50):
 Antes y después de realizar cualquier procedimiento deberá lavarse las manos
cuidadosamente con agua y jabón.
 Mantendrá una correcta higiene oral, cepillándose los dientes al menos una vez
al día, aunque la recomendación es de tres veces al día.
 Se limpiará ambos orificios nasales con el uso de un bastoncillo de algodón o
una gasa empapados en agua templada.
 Si tuviera dentadura postiza, la limpiará con un cepillo y la guardará en agua
fresca durante la noche.
 Se aplicará crema hidratante en los labios para evitar la sequedad causada por
la respiración.
 Es recomendable evitar el uso de cremas o polvos en la piel que puedan estar
en contacto con la sonda, pues podrían dañarla.
 Después de cada uso o cada día, si la indicación es la nutrición enteral,
limpiará la sonda pasando agua a través de ella o utilizando el sistema de
infusión.
 Revisará la posición de la sonda de forma habitual.

26
Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

 Movilizará la sonda haciéndola girar diariamente y asegurándose de que no


haya lesiones en la piel, cambiando el lugar de fijación si fuera necesario.
Además, cada cierto tiempo limpiará la sonda externamente con agua y jabón.
 Tendrá cuidado con las actividades que requieran un esfuerzo físico, pues
existe el riesgo de extracción involuntaria de la sonda.
 Mantendrá una vida familiar y social normal; la sonda no debe condicionar los
hábitos del paciente siempre que por motivos de salud pueda mantenerlos.
 Consultará a los profesionales sanitarios de referencia si cree necesario el
cambio de la sonda.

5.9. COMPLICACIONES

Si el proceso de cateterización o los cuidados de enfermería no son llevados a cabo


de manera correcta, pueden aparecer diversas complicaciones asociadas a la sonda
nasogástrica.
Podemos dividir estas complicaciones en inmediatas o tardías (11, 14, 29, 51, 52, 53,
54, 55).

Entendemos por complicaciones inmediatas aquellas que se dan en el mismo


momento de inserción de la sonda o muy pocos minutos después, y son:
 Disconfort nasofaríngeo: la presencia de una sonda nasogástrica en el tracto
digestivo es reconocida por el cuerpo humano como un objeto extraño, por lo
que es habitual sentir cierta molestia.
Una de las causas más habituales es el empleo de sondas inadecuadas en
relación al paciente, por lo que previamente a la inserción debemos hacer una
valoración completa de las características del paciente, así como de la utilidad
de la sonda para evitar estas molestias (51).
 Epistaxis: la epistaxis como proceso inmediato está causada por pequeñas
laceraciones ocasionadas durante la inserción de la sonda. Con el fin de
prevenir esta complicación, nos aseguraremos de lubricar bien la sonda antes
de introducirla mediante movimientos suaves y giratorios.
 Broncoaspiración: tras la colocación de la sonda, es normal que el paciente
sufra náuseas con o sin vómitos. Sin embargo, en caso de presencia de
vómitos, debemos favorecer su expulsión, evitando así la broncoaspiración de
éstos.

27
Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

Además, algunas indicaciones preventivas son el ayuno del paciente las horas
previas a la colocación de la sonda, así como las maniobras suaves durante el
proceso, favoreciendo la colaboración del paciente (52).
 Obstrucción laringotraqueal: la obstrucción laringotraqueal ocurre al realizar
una inserción incorrecta de la sonda, desviándose hacia el tracto respiratorio.
Con el fin de minimizar los riesgos que esto supone, debemos hacer una
correcta comprobación de la localización de la sonda tras la inserción, pero
además, observaremos signos en el paciente que nos hagan sospechar esta
complicación, como la disnea o la tos fuerte y persistente.

Una vez valoradas las posibles complicaciones inmediatas a la inserción de una sonda
nasogástrica, debemos tener igualmente en cuenta aquellas que podrían aparecer tras
varios días de mantenimiento de ésta, que son las consideradas complicaciones
tardías, como:
 Erosiones y/o ulceraciones del ala nasal: la mayoría de los problemas
ocasionados por las sondas en las alas nasales están causados por una falta
de movilización de la sonda.
Además de realizar movimientos periódicos de la sonda como medida
preventiva o paliativa, debemos realizar curas tópicas en las erosiones o
ulceraciones ya existentes. Si la laceración fuera de mayor importancia,
deberíamos, además de realizar las curas pertinentes, cambiar la sonda de
fosa nasal.
 Ulceraciones y/o abscesos del septum nasal: habitualmente la causa de las
posibles ulceraciones en el septum o tabique nasal tienen como origen la
presión mantenida de la sonda en esta zona.
Para evitar esta complicación, movilizaremos la sonda ligeramente cada 24
horas. En caso de que el paciente presente fiebre y/o dolor agudo en el
tabique, síntomas que nos podrían indicar la presencia de un absceso,
deberemos retirar la sonda, cambiándola de fosa nasal y realizar tratamiento
local de la erosión (51).
 Movilización o extracción involuntaria de la sonda: en pacientes con
disminución del nivel de conciencia o con un grado de agitación considerable,
es relativamente frecuente esta complicación, especialmente si las sondas
utilizadas son de muy pequeño calibre.
Para ello, extremaremos la vigilancia del paciente y fijaremos bien la sonda a la
nariz, comprobándolo una vez en cada turno (11).

28
Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

Otra de las causas por las que la sonda puede movilizarse y en raras
ocasiones salirse del orificio nasal son las náuseas y los vómitos de repetición.
El primer paso consistiría en la recolocación o el reemplazamiento de la sonda.
Asimismo, se debería considerar la prescripción de fármacos antieméticos y/o
la colocación de la sonda a nivel intestinal (51).
 Obstrucción de la sonda: la obstrucción de la sonda es una complicación
muy común causada por la ausencia o mala práctica de lavados. También las
fórmulas enterales muy densas o algunos medicamentos pueden favorecer la
obstrucción de la sonda.
Como medida preventiva, realizaremos lavados de agua cada 6-8 horas. Para
desobstruir la sonda, la movilizaremos ligeramente e introduciremos 10 ml de
agua tratando de aspirarlos posteriormente. Si no obtenemos resultados tras
realizar repetidamente dicha maniobra, procederemos al recambio de la sonda
(54).
 Otitis y/o sinusitis media: la otitis y/o sinusitis media se dan por irritación
nasofaríngea sumada a obstrucción de la trompa de Eustaquio. Si observamos
esta complicación, debemos retirar la sonda tan pronto como sea posible y
tratar al paciente con medicación por orden médica (53).
 Retención de secreciones bronquiales: la causa de la retención de las
secreciones bronquiales es el traumatismo y/o el edema de las mucosas de la
faringe y la laringe.
Con la hidratación del tracto respiratorio mediante nebulizadores de suero
fisiológico y la fisioterapia respiratoria evitaremos en gran medida esta
complicación.
 Esofagitis y/o erosiones esofágicas por reflujo gastroesofágico: tras la
inserción de la sonda, el esfínter esofágico inferior puede perder su
funcionalidad completa, lo que ocasionaría el reflujo de las secreciones
gástricas, provocando desde esofagitis hasta erosiones esofágicas.
Para paliar los síntomas utilizaremos medidas posturales, colocando al
paciente sentado o incorporado durante el mayor tiempo posible.
 Hemorragia gástrica: las hemorragias gástricas relacionadas con la
colocación de sonda nasogástrica suelen ocurrir por una succión excesiva
sobre la mucosa del estómago.
Con el fin de prevenirlo, utilizaremos aspiradores intermitentes en lugar de
continuos.
Además, evitaremos las posibles adherencias a la mucosa mediante la ligera
movilización de la sonda.

29
Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

5.10. COMPARACIÓN DE PROTOCOLOS

Una vez realizado un protocolo estandarizado en el que se recoge la información de


todos los documentos analizados, considero de gran importancia tratar las principales
discrepancias halladas en los mismos, con el fin de conocer en que aspectos
relacionados con la sonda nasogástrica se debe focalizar la investigación.

Una de las primeras diferencias que se puede percibir es la frecuencia del cambio de
la fijación de la sonda.
Si bien es cierto que la ligera movilización de la zona de apoyo de la sonda de forma
diaria está totalmente recomendada, esto no tiene porque ir de la mano del cambio del
esparadrapo o apósito de fijación con la misma frecuencia.

Muchos de los protocolos revisados aconsejan cambiar cada 24 horas el soporte de


fijación de la sonda para poder así movilizarla, evitando las posibles laceraciones que
un apoyo continuo de la sonda en un mismo punto podría ocasionar (13, 14, 25, 28,
42, 43).

Aunque pueda resultar difícil desplazar la sonda sin previamente despegar el apósito
fijador, si éste ha sido colocado de forma lo suficientemente holgada manteniendo la
sujeción, tendremos un pequeño margen de maniobra sobre el que movilizar la sonda.

Asimismo, los continuos cambios de apósito tienen un efecto indeseado en la


prevención de ulceraciones, pues la epidermis de la zona nasal se vería
continuamente dañada, favoreciendo la aparición de lesiones que dificultarían la
colocación de los siguientes apósitos de fijación, así como otras complicaciones.

No obstante, no todos los protocolos revisados incluyen esta errónea recomendación.


Son muchos los que refieren el cambio únicamente cuando sea necesario, bien por
suciedad o por no desempeñar correctamente su función (11, 22, 29, 40, 44).

Sin embargo, aunque la frecuencia en la que se debe cambiar el apósito fijador de la


sonda es una cuestión que se debe tratar, el aspecto verdaderamente relevante sobre
el que centrar la investigación son los métodos empleados para la comprobación de la
correcta colocación de la sonda nasogástrica.
Esta cuestión es, sin duda, la que más controversia acarrea una vez analizados los
protocolos.

30
Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

Según un artículo publicado en 2010 y editado en 2012 por la revista Best Practice, los
errores de colocación de la sonda nasogástrica oscilan entre 1,3 y 3,2% (35).

Es por esto que la comprobación y consiguiente valoración de la localización de la


sonda una vez insertada es un punto básico y de gran importancia en los cuidados
realizados por el equipo de enfermería.
Llevar a cabo este trabajo de manera óptima ayudará a minimizar las posibles
complicaciones, a la vez que proporcionará la mayor seguridad y comodidad para el
paciente.

Existen diversas técnicas mediante las que comprobar si la sonda ha sido colocada de
manera correcta, aunque las más nombradas en los artículos utilizados en este trabajo
son la insuflación de aire acompañada de auscultación, la colocación de la sonda en
un vaso con agua una vez colocada, la aspiración y valoración del contenido obtenido,
la medición del pH de dicho contenido y la radiografía.

La técnica más veces recomendada consiste en insuflar aire por la sonda en una
embolada, con la ayuda de una jeringa, a la vez que se ausculta con un fonendoscopio
la zona del epigastrio (13, 14, 28, 29, 36, 38, 42, 43, 48, 52).
Algunos de los mismos protocolos que recomiendan utilizar esta técnica para saber si
la sonda ha sido correctamente colocada, reconocen a su vez que es un
procedimiento poco fiable y que debe ir acompañado de otras formas de
comprobación (13, 26, 38).

Además de promover la realización de una práctica incorrecta, la descripción de la


misma difiere entre unos protocolos y otros, principalmente en cuanto a la cantidad de
aire que se debe introducir.
La mayoría de los artículos no fijan una cantidad de aire exacta (14, 36, 38, 42, 48,
52), mientras que el resto habla de cantidades no muy extremas entre sí, pero si
diferentes.
La cifra más alta son 50 cc (13), aunque los demás se posicionan entre 10 y 30 cc (28,
29, 43).

Otro de los métodos recogidos reside en la colocación del extremo externo de la sonda
en el interior de un vaso con agua. En caso de que aparecieran burbujas se debe
suponer que la sonda ha sido incorrectamente insertada en el árbol bronquial, y por

31
Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

tanto, se supondrá una colocación correcta si no pudiera apreciarse ninguna


modificación del estado del agua (36, 42, 52).
Igualmente, este método de comprobación no tiene ninguna fiabilidad demostrada,
pues el simple hecho de que hubiera gases en el estómago podría provocar la
aparición de burbujas.

Además de estos métodos, otro de los más citados es la aspiración de contenido


gástrico como comprobación. Esta técnica es la que más variaciones presenta dentro
de los protocolos leídos, y dependiendo de las connotaciones de las que vaya
acompañada puede ser un método fiable y correcto o no.
El procedimiento radica en conectar una jeringa de 50 cc de cono ancho al extremo
proximal de la sonda y realizar una aspiración sin necesidad de forzar.

La primera variante de la técnica consiste en, simplemente, observar que tras la


aspiración se extrae contenido, independientemente de las características de éste,
debiendo deducir que la sonda se encuentra correctamente colocada en el estómago
(13, 28, 29, 38, 48, 52).

En la segunda variante se deberá analizar el contenido extraído, teniendo en cuenta


su color, claridad y consistencia, tratando de excluir así posibles débitos respiratorios o
intestinales (14, 42, 43).

Estos dos métodos no son resolutivos en absoluto, pues no se deben realizar juicios
de valor sin haber analizado previamente el contenido extraído de la sonda (35, 56).
A pesar de que la mejor de las dos opciones es la valoración visual del débito, se debe
considerar la subjetividad de cada persona, pudiendo apreciar diferentes matices en
función de factores como la luz o la habilidad para distinguir pequeños detalles.

Sin embargo, partiendo de la aspiración del contenido de la sonda se puede llegar a


uno de los métodos más fiables en cuanto a la comprobación de la correcta
localización de la misma.

En este caso, se le añadirá el análisis del pH a la extracción del contenido,


asegurando de esta manera que la sonda ha sido colocada de forma adecuada.
El procedimiento consiste en realizar el aspirado del contenido y depositar tanto como
sea necesario para cubrir la tira de pH, para posteriormente analizarla y determinar
donde se encuentra la sonda en función del valor obtenido (3, 13, 40, 52).

32
Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

Son pocos los protocolos que recomiendan la realización de este método, a pesar de
ser uno de los más correctos.
Además, cada uno de ellos refleja unos valores de pH diferentes. La regla básica que
se cumple en todos ellos es que el pH gástrico debe ser ácido, es decir, menor de 7,
pero los valores de pH intestinal y pulmonar son demasiado similares entre si,
rondando el 7, por lo que la diferenciación entre estas dos localizaciones deberá ser
comprobada con otros métodos.

Por último, y como procedimiento óptimo, se encuentra la radiografía de tórax,


mediante la que se obtiene un resultado claro y correcto, sin ningún matiz subjetivo (3,
11, 36, 42, 52).
Es, sin duda, el método por excelencia en comprobación de localización de sonda
nasogástrica (35, 56), aunque también presenta algunos inconvenientes.
La radiografía únicamente muestra la localización de la sonda en el momento exacto
en el que se realiza, pudiendo haber una movilización de ésta posteriormente, aunque
este problema es común a cualquier práctica de las anteriormente nombradas.
Sin embargo, este hecho sumado a la parte perjudicial de un uso frecuente de este
tipo de pruebas diagnósticas hacen de la radiografía de tórax un método de uso no
habitual, aunque muy indicado tras la primera inserción de la sonda.

Además de inmediatamente después de la inserción, se debe comprobar la


localización de la sonda en las siguientes circunstancias:
 Antes de la administración de nutrición en caso de alimentación intermitente.
 Al menos una vez al día si la alimentación es continua.
 Antes de cada administración de medicación.
 Después de episodios de náuseas, vómitos o tos de forma repetida.
 Ante cualquier sospecha de que la sonda ha podido moverse.
 Tras los traslados del paciente.

Teniendo estas pautas en cuenta, la actuación excelente consistiría en realizar una


radiografía de tórax tras la inserción inicial, y comprobar mediante el análisis de pH la
localización en cualquiera de los supuestos que se nombran anteriormente.

No obstante, el método más habitualmente utilizado es la auscultación del aire


insuflado, por lo que una mejoría en este aspecto por parte del equipo de enfermería
sería un gran avance en los cuidados a pacientes portadores de sondaje nasogástrico.

33
Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

6. CONCLUSIONES

Con el fin de concluir mi trabajo de fin de grado expongo en esta última sección los
puntos más relevantes de éste.

Este trabajo está dirigido a todos aquellos profesionales de enfermería que tratan con
el sondaje nasogástrico, con el fin de aclarar, en la medida de lo posible, los
conocimientos sobre esta práctica.
Teniendo en cuenta que los pacientes portadores de sondaje nasogástrico siguen
sufriendo complicaciones prevenibles con una mejoría de la calidad de los cuidados
por parte del equipo de enfermería, tiene gran importancia la formación continua,
asegurando así una atención de calidad, que asegure su confort y bienestar general,
minimizando los efectos secundarios que esto puede acarrear y favoreciendo así
todos los aspectos de la vida del paciente.

Después de haber revisado numerosos protocolos, artículos y estudios es de gran


importancia resaltar que la información, en su mayoría, es muy similar, lo que indica
que los criterios son unánimes y la práctica en los hospitales y centros correcta.
Sin embargo, es igualmente relevante puntualizar las diferencias, resaltadas en el
apartado de comparación de protocolos.
Se debe mantener la investigación activa, principalmente, en relación a los métodos de
comprobación de la colocación de la sonda, pues la información ofrecida en los
protocolos de la mayoría de hospitales es incorrecta, deduciendo así que la práctica en
este pequeño ámbito también lo será.

Otro de los aspectos importantes a considerar es la información de los procedimientos


a los pacientes, siempre con un lenguaje acorde a su nivel cultural, permitiendo en
todo momento que realicen tantas preguntas como sea necesario, de forma que sus
dudas y temores queden resueltos ante una práctica que les resulta novedosa y
extraña.
Además, con el fin de evitar todas las dificultades posibles y de realizar unos cuidados
de una calidad inmejorable, debemos anotar en los informes de evaluación
correspondientes toda la información relacionada con el proceso de la sonda
nasogástrica.

Debido a la importancia y frecuencia de la colocación de sondas nasogástricas en los


hospitales, es imprescindible una formación ejemplar de los profesionales.

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

Esto reducirá al mínimo los errores producidos por causa humana y las
complicaciones relacionadas a este proceso.

Para finalizar, me gustaría comentar que todos los objetivos marcados al inicio de este
trabajo han sido cumplidos y querría reivindicar la continuidad de la investigación en
este ámbito, para poder conocer la más reciente y renovada información.

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

7. ANEXOS

Anexo I – Aparato digestivo

Fuente: NIDDK, National Institute of diabetes and digestive and kidney diseases (58)

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

Anexo II – Cavidad oral

Fuente: Atlas Netter de Anatomía (7)

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

Anexo III – Faringe y esófago

Fuente: Atlas Netter de Anatomía (7)

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

Anexo IV – Estómago

Fuente: Atlas Netter de Anatomía (7)

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

Anexo V- Duodeno

Fuente: Atlas Netter de Anatomía (7)

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

Anexo VI – Yeyuno

Fuente: Atlas Netter de Anatomía (7)

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

Anexo VII – Íleon

Fuente: Atlas Netter de Anatomía (7)

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

Anexo VIII – Intestino Grueso

Fuente: Atlas Netter de Anatomía (7)

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

Anexo IX – Posiciones quirúrgicas de los pacientes

Fuente: Quirosite (59)

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

Anexo X – Lavado de manos con agua y jabón no estéril

Fuente: Guía de la OMS sobre Higiene de Manos en la Atención de la Salud:


Resumen, World Health Organization (60)

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

Anexo XI – Desinfección de manos con gel alcohólico

Fuente: Guía de la OMS sobre Higiene de Manos en la Atención de la Salud:


Resumen, World Health Organization (60)

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

8. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

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44. Sondas nasogástricas pediátricas. Instrucciones para su cuidado. Nestlé


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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

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enteral por sonda nasogástrica. U.G.C. Medicina Interna. Servicio Andaluz de
salud. Consejería de igualdad, salud y políticas sociales.
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54. Protocolo de actuación de enfermería en el manejo de la nutrición enteral.


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Salud.
Disponible en:
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Cuidados de enfermería en el paciente portador de sondaje nasogástrico

ÍNDICE

1. RESUMEN - ABSTRACT
2. INTRODUCCIÓN
2.1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
2.2. JUSTIFICACIÓN
3. OBJETIVOS
4. METODOLOGÍA
5. DESARROLLO
5.1. RESEÑA ANATOMOFISIOLÓGICA
5.2. INDICACIONES DEL SONDAJE NASOGÁSTRICO
5.3. CONTRAINDICACIONES DEL SONDAJE NASOGÁSTRICO
5.4. CARACTERÍSTICAS DEL SONDA NASOGÁSTRICA
5.5. TIPOS DE SONDA NASOGÁSTRICA
5.6. TIPOS DE SISTEMAS COLECTORES
5.7. PROTOCOLO DE CATETERIZACIÓN
5.7.1. CATETERIZACIÓN PEDIÁTRICA
5.8. CUIDADOS DE ENFERMERÍA
5.9. COMPLICACIONES
5.10. COMPARACIÓN DE PROTOCOLOS
6. CONCLUSIONES
7. ANEXOS
8. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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