Está en la página 1de 1

A pesar de que los filósofos ilustrados criticaron la política y la sociedad de su época, no

pretendieron que los cambios se dieran por la vía revolucionaria; confiaban más bien en un
cambio pacífico orientado desde arriba para educar a las masas no ilustradas. Varios monarcas
aceptaron las ideas propuestas por la ilustración y dieron origen al despotismo ilustrado.

Los problemas del Estado absolutista requerían de la colaboración de personas calificadas y con
nuevas ideas, dispuestos a reformar e impulsar el desarrollo político y económico de las naciones.
El monarca ilustrado es un soberano que acepta los principios de la Ilustración y desea ponerlos en
práctica para lograr una mayor eficiencia del Estado, en beneficio de éste y de los súbditos.

El temor a la innovación es sustituido por una creencia en la posibilidad de alcanzar un futuro


mejor, no por un cambio súbito, sino por una paciente labor educativa y legislativa, para la cual se
necesitaba la colaboración de los ilustrados, cuyas ideas no constituían un pensamiento
meramente especulativo, sino se convertirían en programas de gobiernos y se llevarían a la
práctica.

Todo para el pueblo, pero sin el pueblo [editar]

La frase originaria es «Tout pour le peuple, ríen par le peuple» (en español, «Todo por (para) el
pueblo, nada (hecho) por el pueblo»), que suele citarse en castellano como «Todo para el pueblo,
pero sin el pueblo».

Su uso se extiende desde finales del siglo XVIII como lema del despotismo ilustrado, caracterizado
por el paternalismo, en oposición a la opinión extendida desde los enciclopedistas que veía
necesario el protagonismo y la intervención del pueblo en los asuntos políticos, incluso
asignándole el papel de sujeto de la soberanía (principio de soberanía popular de Rousseau).

El despotismo ilustrado es un concepto político que surge en la segunda mitad del siglo XVIII en
Europa (Austria, Francia, Rusia y Prusia), que se enmarca dentro de las monarquías absolutas y que
pertenece a los sistemas de gobierno del Antiguo Régimen Europeo, pero incluyendo las ideas
filosóficas de la Ilustración, según las cuales, las decisiones humanas son guiadas por la razón. Los
monarcas de esta doctrina contribuyeron al enriquecimiento de la cultura de sus países y
adoptaron un discurso paternalista. También se le suele llamar despotismo benevolente o
absolutismo ilustrado; y a quienes lo ejercen, dictador benevolente

También podría gustarte