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Ello Habla Por Si Solo, en La Carne y Sin Llegar Al Dicho
Ello Habla Por Si Solo, en La Carne y Sin Llegar Al Dicho
En esta conferencia intentaremos seguir algunas argumentaciones epistémicas que nos permitan
acercarnos a la formulación "Ello habla por sí sólo, en la carne y sin llegar al dicho. Lo que no es anudado
por el falo", la elección de esta frase nos lleva a realizar algunas elaboraciones nuevas que nos permitirán
adentrarnos en la llamada "Ultimísima enseñanza de Lacan", cuyas consecuencias reconfiguran la
experiencia analítica.
En su texto La tercera, de 1974, Lacan entra en un debate con la propuesta de Descartes, Cogito, ergo,
sum (pienso, luego existo) afirmación suprema del filósofo que sostiene que la existencia de las cosas
depende de la concepción de la idea, por ende mientras el pensamiento consciente haga su aparición, la
verdad surge. Se puede apreciar la presencia de un amo que Lacan nombra como "el discurso del
copetudo" (pág. 10), para ponerlo en cuestión. La máxima que Lacan enuncia en oposición a Descartes
es: Pienso, luegozoy para señalar de inmediato que el gozoy reaparece en lo real. Es por esto que
sostiene que "El pobre [Descartes] no sabía de que al hablar lalengua tiene un inconsciente y anda tan
perdido como cualquiera que se respete. Es lo que llamo un saber imposible de alcanzar […] puesto que
este no tiene más que un solo significante que lo represente ante ese saber" (pág. 10)
Sobre lalengua
Lacan evidencia que lalengua vehiculiza la muerte del signo hecha de "ese mismo gozar" (pág. 19) y que
si bien el inconsciente está estructurado como un lenguaje, no elimina la presencia del S1, significante
que sólo se lo puede escribir si se lo hace sin ningún efecto del lado del sin-sentido. El analista como
sujeto supuesto saber está advertido en qué consiste este supuesto: el inconsciente es "un saber que se
articula a partir de lalengua [y que] el cuerpo que allí habla solo se le anuda por lo real del cual él se
goza" (pág. 19). Lalengua implica la afectación irremediable del viviente, se trata de un punto
eminentemente traumático con el que habrá que hacer algo, por eso Lacan (1972-193) señala que el
inconsciente es un savoir-faire con lalengua. Puede entenderse que lalengua no hace cadena, sino está
constituida por un enjambre de significantes.
Así mismo Lacan afirma que lalengua es "lo que civiliza – me atrevo a decirlo- a este goce" (pág. 19),
aduciendo que es la misma lalengua que lleva a un "efecto desarrollado" a que el cuerpo goce de objetos.
Lacan llega a afirmar que el goce fálico termina siendo anómalo para el goce del cuerpo (pág. 20) y se
pregunta: "El fuera-del-cuerpo del goce fálico, ¿cómo entenderlo?" (pág. 20).
En La tercera (1974) plantea que el síntoma viene de lo real y que no se reduce al goce fálico pues existe
una insistencia del ello se goza. Lacan precisa dos aspectos: el goce fálico está fuera-de-cuerpo; y el goce
del Otro, fuera-de-lenguaje, y declara que solo a partir de la letra se tiene acceso a lo real.
En el mismo texto Lacan utiliza el término goce del Otro para nombrar aquello que no está en el goce
fálico, es decir, fuera del lenguaje. Luego en el Seminario 23 lo nombra goce del Otro tachado afirmando
que:
A barrado quiere decir que no hay Otro del Otro, que nada se opone a los simbólico, lugar del Otro como
tal. Por lo tanto, tampoco hay goce del Otro. J(A tachada), el goce del Otro del Otro no es posible por la
sencilla razón de que no lo hay. (Lacan J. , 1976, pág. 55)
"Ello se goza"
En El yo y el ello Freud (1923) asegura que "para el yo, la percepción cumple el papel que en el ello
corresponde a la pulsión" (pág. 27) y que "al principio, toda libido está acumulada en el ello, en tanto el
yo se encuentra todavía en proceso de formación o es endeble" (pág. 47). Para Freud la pulsión es un
concepto fronterizo entre lo psíquico y lo somático, en consecuencia queda claro que el ello participa del
cuerpo. Por esto, Miller comenta que "el cuerpo hablante habla en términos de pulsiones" (Miller, El
inconsciente y el cuerpo hablante: presentación del tema del X Congreso de la AMP, 2014) con lo que
marca la pauta para considerar al cuerpo como el lugar donde ello se goza. Además comenta que Freud
concibe al ello como la reserva de la libido y procede a decir que el cuerpo hablante es sustancia gozante.
En el Seminario 14, La lógica del fantasma (clase del 11 de enero de 1967), Lacan va a precisar que el ello
es correlativo al no pienso y que el "no-je, es todo en lo que el discurso no es Je, es decir, todo el resto
de la estructura gramatical". Lacan se pregunta en esta misma clase: ¿hay un ser del Je fuera del
discurso?, podríamos responder que aquello que existe fuera del discurso, fuera del lenguaje, es un goce
sin sentido, sin ley, un goce del Otro como vemos en el lado izquierdo del gráfico, en donde el ello se
goza hablando por sí solo por medio de lo real del cuerpo, es decir la carne que fue un inicio para el
sujeto por advenir.
Si observamos con detenimiento la topología que se utiliza en La Tercera se puede concluir con lo
siguiente:
El goce del Otro se encuentra en la intersección de los registros imaginario y real, quedando
fuera-de-lenguaje. En el Seminario 24 Lacan va a decir que la memoria es incierta siendo
"lesiones del cuerpo viviente que suspenden la memoria" (citado por Álvarez, pág. 75). Así se
puntualiza que el fuera-de-lenguaje implica solo lo real del cuerpo viviente (ver lado izquierdo
del gráfico). Es lo real de la carne en donde el ello habla y se goza.
El goce fálico se ubica en la intersección de los registros simbólico y real y queda fuera-de-
cuerpo. En el Seminario 24 Lacan constata que lo mental es el discurso que se involucra en las
"huellas que uno le atribuye cuando se trata de la memoria del discurso" (citado por Álvarez,
pág. 75), es decir lo mental se excluye al cuerpo (ex-sistencia). Frente a esto, el mismo Lacan
dirá en La Tercera que al quedar reducidos al cuerpo, asalta la angustia (pág. 27) porque, como
señalamos antes, lo que queda al reducir el sentido del goce fálico, propio del discurso, es lo real
del cuerpo.
Hasta aquí tenemos ubicado 4 puntos que van a guiar en la comprensión sobre el ello se goza:
1. A partir de la letra se tiene acceso a lo real de lalengua. Esta se constituye mediante la operación
de agujerear lo real, que hace posible pasar al lenguaje. Del encuentro entre lalengua y el cuerpo
se producen marcas, por esto Miller afirma que "algo ocurrió al cuerpo debido a lalengua. Esta
referencia al cuerpo es ineliminable del inconsciente. (Miller, Piezas sueltas, 2013, pág. 75)
2. El goce fálico es anómalo al goce del cuerpo del cual queda excluido (fuera-de-cuerpo).
3. El goce que excede a la norma fálica, y al núcleo elaborable del goce, es el trauma del parletre,
porque es un goce que se resiste a la nominación, innombrable que Lacan denominó en los 70'
goce femenino y Miller lo ha llamado goce a secas.
4. El goce del Otro está fuera-de-lenguaje, quedando entre lo real y lo imaginario remitiendo al
cuerpo.
La dimensión del ello también se incluye en el discurso. Esto lo encontramos desarrollado a partir de la
categoría del superyó, como residuo de palabras oídas y cargadas con la energía pulsionaldel ello y como
representante de la tradición introduce sus raíces en la estructura del lenguaje y se convierte en una
autoridad para el sujeto. Por ende, el padre es un sustituto de una autoridad cuyo fundamento es el
lenguaje que nos precede.
El sentimiento de culpa y la necesidad de castigo son imputables al súper-yo. Este no es peligroso porque
prohíba, sino porque siempre exige más como un imperativo categórico y cruel que en su insistencia,
revela su extracción pulsional, que se presenta como una opresión insensata en los imperativos
motivados por la conciencia moral. En consecuencia "la pulsión alimenta a la civilización y a sus
exigencias de renuncia, encontrando por eso una satisfacción más secreta. El malestar no viene por
exigencias contrarias a la pulsión, sino por el hecho de que en esas mismas exigencias está presente la
satisfacción del super-yo" (Freud, 1927-1931, pág. 106)
Esta posición teórica y clínica con respecto al súper-yo será mantenida por Freud, hasta el final de su
obra. En el escrito sobre el presidente Wilson, entre 1931 y1938, destaca otro rasgo particular del súper-
Yo, cuyo papel es prohibir y hay que subrayar, ordenar.
Freud destaca que los ideales del súper-yo son tan grandes que exigen al yo, lo imposible porque el padre
con quien se ha identificado es igual a Dios, por eso nunca está satisfecho con los resultados, de tal forma
que torturan al "infortunado poseedor".
Este súper-yo que descubre Freud y que Lacan acentúa, pone en cuestión el bien como valor, cuando se
lo confunde con el bienestar. El sujeto que descubre el psicoanálisis desmiente esa búsqueda del bien,
aunque de forma inconsciente e inconcebible. La función del súper-yo en el sujeto, muestra que se halla
apegado a algo que no le hace bien y que por ende, no redunda en su bienestar.
Se pone en evidencia una esquicia del sujeto producida por una castración estructural que no se efectúa
ni antes ni después del Edipo, sino que es una consecuencia de la intrusión del significante.
Así, para Lacan es imposible instituir el "Je" sin el "Tu" súper-yoico. Esa intrusión produce una
transfiguración, donde un exterior se hace íntimo, el súper-yo real que funciona como pura orden
descarnada, desde campo del Otro. En consecuencia, lo real del lenguaje se inserta en forma intrusiva
en el sujeto como "primer cuerpo significante".
En consecuencia, el súper-yo exige el goce, se ubica del lado del goce. Su función hace contrapunto a la
del Nombre del Padre que se encuentra coordinada con el deseo. Por esto puede entenderse que la ley
que introduce este último, es pacificadora y socializante. La del súper-yo, es insensata y carece de
justificación, es una función desencadenada que no conoce límites. Al destacar este aspecto, Lacan opera
en el psicoanálisis una revolución ética al plantear que si él súper-yo es peligroso, no es porque prohíba
sino porque empuja al crimen, empuja a gozar.
La inconsistencia del Otro relievada por Lacan y la división del sujeto contra sí mismo como efecto del
super-yo, lleva a concluir que el problema es, que no existe ningún Otro que le diga al sujeto lo que tiene
que hacer en las decisiones cruciales de su existencia, es esto lo que le produce una división.
Para Lacan, el Otro es el lugar donde se constituye, el que habla en relación con el que escucha y es por
esto que resulta tan difícil para el sujeto desprenderse de esos lazos, una vez que se han constituidos. Y
por ende nunca será totalmente autónomo.
Lo que hoy resulta fundamental pensar es cuál es el valor de uso que puede dársele al padre, si tomamos
en cuenta su importancia fundamental en torno al deseo y al goce. Ser testigos de su debilidad conlleva
la responsabilidad de la experiencia analítica del analista, como su formación clínica.
Volviendo sobre lo real del cuerpo conviene destacar que la categoría de lo real fue evolucionando en la
enseñanza de Lacan. Recordemos
A propósito de esa primera elaboración sobre lo real de la no relación sexual cabe remarcar que sí existe
una relación del parletre con su cuerpo, lo que se articula con este nuevo real. Por eso Lacan plantea
que"el parletre consiste en un cuerpo – que es diferente de la carne-, de lo que se trata es de un goce…
de un orden diferente a lo relativo al goce fálico" (Lacan, Seminario 22, 1975, citado por Najles, A, 2014,
pág. 59). Con lo afirmado podemos ir ubicando el goce fálico (a la derecha del gráfico) y goce del Otro (a
la izquierda del gráfico).
Troumatisme y trauma
Conviene enfatizar cual es la diferencia entre troumatisme, que se produce del encuentro contingente
con lalengua que produce una fijación y el trauma dado del lado del lenguaje. Evocamos a Freud cuando
afirma que el troumatismecorrespondería a la represión primaria y el trauma a la represión secundaria.
Lo que provoca el troumatisme es una interrupción en el Uno del goce inaugurando la repetición (ello se
goza): lalengua que impacta el cuerpo real agujereándolo, para que en un segundo tiempo se pueda
instalar el lenguaje.
Patricio Álvarez (2014) en Troumatisme y trauma partiendo del trabajo de Laurent sobre el autismo
destaca un punto preciso que nos permite orientarnos en la clínica del autismo a propósito de este tema:
"al autista habita lalengua, pero no el lenguaje" (pág. 73) y recoge la propuesta de Laurent sobre la
forclusión del agujero. Esto se puede esquematizar en dos tiempos:
1. Un primer tiempo donde lalengua agujerea lo real (si no se da esta operación estaríamos
hablando de autismo). Aquí nos topamos con el agujero y con el Uno que es el goce.
2. Un segundo tiempo en donde a partir de este agujerear lo real, se inventa un saber. Un tiempo
del lenguaje (pág. 74).
Un – cuerpo
A partir del Seminario 10 Lacan sostiene que la forma no es todo en lo que respecta al cuerpo, aunque
en el campo especular el sujeto está más seguro frente a la angustia, ya que en este campo escópico no
se percibe la pérdida del objeto. En consecuencia Lacan avanza desde su teorización sobre el estadio del
espejo, de la forma, el narcisismo y el yo identificado con su imagen hasta "la dimensión que ubica a un
sujeto que es sujeto dentro de un cuerpo habitado por el goce" (Cárdenas, 2015, pág. 2). En la última
enseñanza de Lacan se llega a la noción de Un-cuerpo donde hay pertenencia y no identificación, por
tanto, es un cuerpo que se goza y, como hemos venido comentando, habla en tanto su dimensión real a
lo que nos aproxima lalengua.
En suma, Lacan va más allá de lo especular que trabaja en el estadio del espejo llegando al punto en que
la pulsión deja de depender de la imagen: un cuerpo real antes de la mirada. En el Seminario 20 Lacan
agrega lo siguiente: "… lo simbólico no se confunde, ni de lejos, con el saber, sino que subsiste como ex-
sistencia del decir. […]. Hablo con mi cuerpo, y sin saber" (pág. 144).
Lacan en el Seminario 23 propone "un nuevo imaginario" (pág. 120) apoyado sobre el cuerpo. Sabemos
que en su última enseñanza, se encamina por la primacía de lo real, así también, el cuerpo adquiere
inmediatamente preponderancia. Sabemos que lo simbólico se vuelve mentiroso, justamente
estirándose en la cadena de sentido, sin parar de hablar, pero, en cambio, lo real es silencioso. ¿Cómo
lograr conocer algo de este silencio? Por medio del cuerpo. Lacan (1974) en El fenómeno
lacaniano afirma que del cuerpo "no [se] tiene estrictamente ninguna idea. Cree que es yo [moi]. Cada
uno cree que es él. Es un agujero. Y después, afuera está la imagen. Y con esta imagen hace el mundo"
(pág. 9).
¿Qué incidencias tienen estas elaboraciones en la operación analítica? Como bien señala María Hortensia
Cárdenas (2015) en la conferencia anterior, "la operación analítica no apunta a la relación con los
significantes de la historia, sino a la relación con el cuerpo, a los acontecimientos de cuerpo, tenues como
el sentimiento de un dejar caer el cuerpo". Es decir, ¿cómo irrumpe el goce del cuerpo en la vida de cada
sujeto?
Miller en Piezas sueltas sostiene que lalengua nunca será armónica y que dicha desarmonía nunca podrá
ser reparada pero que "lo único que se puede hacer con lalengua es convertirla en una obra" (sinthome).
La práctica analítica en la era del parletre apunta al cuerpo hablante para producir un acontecimiento
que no se anticipa, solo es posible verificarlo con efecto retroactivo ya que no es posible calcular su
efecto de goce como lo señala Miller en La presentación del X Congreso de la AMP.
Apuntar al ello habla justamente ahí donde las palabras del Otro son los significantes encarnados
tempranamente sobre la carne que goza sin límites, no es sin consecuencias para el quehacer del analista
en la experiencia de un análisis. Se trata de producir un forzamiento que relaciona goce con sentido – su
resolución es posible si su conducción produce una trayectoria que apunta al vaciamiento del sentido
gozado que aísla al significante en su unicidad, cualquier uno, que puede ser escrito como una letra que
es lo que resta. Hacer surgir ese significante sin sentido, irreductible, le permite al sujeto reconocer en
aquel la cifra de su existencia en su valor de contingencia.
Tratar ese lado incurable de lo real en su cualidad de eventual, aleatorio o como acontecimiento
imprevisto es ir al revés del inconsciente, ya que su función es de restablecer la continuidad entre los
síntomas y los eventos accidentales de la historia del sujeto. Contrariarlo permite transformar su
estatuto: el inconsciente deja de ser una sustancia y pasa ser un tanto del orden de lo "no realizado" que
llama a la decisión, al acto, a la creación, como nuevas modalidades de anudamiento.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
http://www.nel-amp.org/index.php?file=Actividades/El-Seminario-de-la-NEL/Seminario-de-
Formacion-Lacaniana/2015-2016/Programacion/Ello-habla-por-si-solo.html